Las obras de Jesucristo resucitado

Muy buenos días o buenas tardes, amados amigos y hermanos presentes, y los que están en diferentes naciones. Es una bendición grande estar con ustedes en esta ocasión, Domingo de Resurrección, en el cual se conmemora la resurrección de Cristo allá en Jerusalén.

Es Día de Resurrección, de la resurrección de Cristo, en el cual se conmemora el evento más grande que haya ocurrido en la Tierra, resucitado para vida eterna.

Leemos en San Mateo, capítulo 28, donde nos dice, verso 1 en adelante:

“Pasado el día de reposo, al amanecer del primer día de la semana, vinieron María Magdalena y la otra María, a ver el sepulcro.

Y hubo un gran terremoto; porque un ángel del Señor, descendiendo del cielo y llegando, removió la piedra, y se sentó sobre ella.

Su aspecto era como un relámpago, y su vestido blanco como la nieve.

Y de miedo de él los guardas temblaron y se quedaron como muertos.

Mas el ángel, respondiendo, dijo a las mujeres: No temáis vosotras; porque yo sé que buscáis a Jesús, el que fue crucificado.

No está aquí, pues ha resucitado, como dijo. Venid, ved el lugar donde fue puesto el Señor.

E id pronto y decid a sus discípulos que ha resucitado de los muertos, y he aquí va delante de vosotros a Galilea; allí le veréis. He aquí, os lo he dicho.

Entonces ellas, saliendo del sepulcro con temor y gran gozo, fueron corriendo a dar las nuevas a sus discípulos. Y mientras iban a dar las nuevas a los discípulos,

he aquí, Jesús les salió al encuentro, diciendo: ¡Salve! Y ellas, acercándose, abrazaron sus pies, y le adoraron.

Entonces Jesús les dijo: No temáis; id, dad las nuevas a mis hermanos, para que vayan a Galilea, y allí me verán.”

Que Dios bendiga nuestras almas con Su Palabra y nos permita entenderla.

“LAS OBRAS DEL CRISTO RESUCITADO.” O sea, “LAS OBRAS DE JESUCRISTO RESUCITADO.”

La muerte de Cristo en la Cruz del Calvario fue el cumplimiento profético de la Primera Venida del Mesías y Su Obra de Redención realizada en la Cruz del Calvario. Fue para redención la muerte de Cristo.

Él mismo dijo: “Si el grano de trigo no cae en tierra y muere, él solo queda; pero si cae en tierra y muere, mucho fruto lleva.” El fruto que llevaría serían muchos hijos e hijas de Dios. Ese es el pasaje de San Juan, capítulo 12, verso 24.

El grano de trigo es Cristo; la planta de trigo es la Iglesia, que nació de Cristo; y los granos de trigo que lleva esa planta son los creyentes en Cristo, que forman la Iglesia del Señor Jesucristo. Porque Cristo, dice San Pablo que murió… Capítulo 15 de Primera de Corintios, versos 1 en adelante, dice:

“Además os declaro, hermanos, el evangelio que os he predicado, el cual también recibisteis, en el cual también perseveráis;

por el cual asimismo, si retenéis la palabra que os he predicado, sois salvos, si no creísteis en vano.

Porque primeramente os he enseñado lo que asimismo recibí: Que Cristo murió por nuestros pecados, conforme a las Escrituras…”

¿Por qué Cristo murió? Por nuestros pecados, y eso fue conforme a las Escrituras. Siempre, en los tipos y figuras de los sacrificios moría un animalito; por ejemplo, para la preservación de la vida de los primogénitos hebreos allá en Egipto tuvo que morir un corderito en la víspera de la Pascua, y por lo tanto ese fue el cordero pascual para cada familia y en cada hogar hebreo, el cual representaba a Cristo el Mesías, el cual moriría para la preservación de los primogénitos escritos en el Cielo, en el Libro de la Vida del Cordero escritos.

Allá en Egipto, fue preservada la vida de los primogénitos hebreos, que estaban en cada hogar hebreo con la señal de la sangre del cordero pascual aplicada en las puertas; o sea, en el dintel y los postes o marco de la puerta de cada hogar. Eso era lo que evitaba que muriera el primogénito de cada hogar hebreo. Algo sencillo.

Y Cristo siendo el Cordero de Dios…, como lo presentó Juan el Bautista cuando dijo: “He aquí el Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo.” San Juan, capítulo 1, versos 27 al 36.

Encontramos que para poder quitar el pecado del mundo Él tenía que morir. Si no moría Cristo, el pecado continuaba; pero Él llevaría nuestros pecados.

“…Que Cristo murió por nuestros pecados, conforme a las Escrituras…”

Tomando nuestros pecados se hizo pecado por nosotros, y así Él quitó el pecado del mundo. Y ahora toda persona no responde por los pecados de Adán y Eva o de sus antepasados, sino por sus propios pecados.

“…Que Cristo murió por nuestros pecados, conforme a las Escrituras…”

En el sacrificio del cordero pascual tenemos el tipo y figura de eso, y luego…, eso está en el capítulo 12 del Éxodo, versos 11 al 28; y también en Levítico, capítulo 23, versos 26 al 29, nos habla del día de la expiación, en donde el macho cabrío era sacrificado por el sumo sacerdote, y su sangre era llevada al lugar santísimo, y esparcía con su dedo siete veces sobre el propiciatorio; lo cual es tipo y figura de Cristo muriendo e intercediendo en el Cielo, en el Lugar Santísimo celestial, con Su propia Sangre.

Y cuando termine de llevar a cabo esa labor…; así como el sumo sacerdote salía del lugar santísimo por última vez, y quedaba todo el pueblo reconciliado con Dios, porque sus pecados eran perdonados y cubiertos con la sangre de ese macho cabrío que había sido sacrificado; y el macho cabrío que enviaban luego al desierto, sobre el cual el sumo sacerdote había puesto sus manos y había confesado los pecados del pueblo, también representaba a Cristo llevando lejos nuestros pecados; pues los regresó al enemigo de Dios (el diablo), que fue el originador del pecado; lo que le ocurrió cuando fue sepultado y Él en Espíritu descendió al infierno, en donde llevó nuestros pecados de regreso al diablo; le quitó las llaves del infierno y de la muerte, y resucitó.

Pasó del infierno al Paraíso, donde estaban Abraham, Isaac, Jacob y todos esos creyentes del Antiguo Testamento; y el domingo en la mañana, bien temprano, resucitó; y con Él los santos del Antiguo Testamento, de los cuales habla San Mateo, capítulo 27, versos 51 en adelante.

Vean, hubo un terremoto también cuando murió y un terremoto cuando resucitó, como también habrá un terremoto cuando los creyentes en Cristo que murieron sean resucitados.

Aquel fue un tiempo de grande confusión; y este tiempo en el cual vivimos también es un tiempo de grande confusión; y continuará aumentándose la confusión en medio de la raza humana. Y con un terremoto tan grande como el que está señalado para el momento o tiempo de la resurrección de los muertos creyentes en Cristo, habrá mucha más confusión de la que hay en la actualidad.

Pero así fue en el pasado, y así será en este tiempo final cuando resuciten los santos del Nuevo Testamento, y los creyentes que estén vivos en ese tiempo recibirán, le darán la bienvenida a los santos que vienen con Cristo y que resucitarán en cuerpos eternos, cuerpos glorificados; y los que estén vivos, creyentes en Cristo, miembros del Cuerpo Místico de Cristo, serán transformados.

Esa es la promesa para los creyentes en Cristo que estarán vivos en el tiempo de la Venida de Cristo y la resurrección de los muertos en Cristo. O sea, que se va a estar repitiendo lo que sucedió allá con la resurrección de Cristo y los creyentes del Antiguo Testamento.

Ahora la resurrección será para los creyentes del Nuevo Testamento, o sea, del Nuevo Pacto que Dios ha establecido con todos los que reciben a Cristo como único y suficiente Salvador.

El apóstol Pablo dice: “Porque nuestra Pascua, la cual es Cristo, ya fue sacrificada por nosotros.” Primera de Corintios, capítulo 5, verso 7.

Y aquí continúa leyendo… Con la muerte de Cristo por nuestros pecados, conforme a las Escrituras, encontramos que Él llevando nuestros pecados nos ha redimido. Y esa es una Obra de Cristo resucitado.

Él es el Sumo Sacerdote del Templo celestial, y permanecerá allí hasta que entre al Cuerpo Místico de Cristo hasta la última persona escrita en el Cielo, en el Libro de la Vida del Cordero, y hasta que todos estén listos para ser transformados, los que estarán viviendo en este tiempo final.

También Cristo dijo que enviaría Su Espíritu Santo a los creyentes en Él, lo cual hizo el Día de Pentecostés; para lo cual les dijo que se quedaran en Jerusalén hasta que fueran llenos de poder de lo alto, y entonces les serían testigos en Jerusalén, en Judea y hasta lo último de la Tierra; y lo último de la Tierra es el continente americano, y sobre todo, la parte centro y sur del continente americano, que es Centroamérica, el Caribe y Suramérica.

Y ahora, viendo las obras de Cristo resucitado, lo vemos apareciéndole a Sus discípulos, primeramente a María Magdalena; lo vemos diciéndole a ella que no lo toque porque todavía no ha subido al Padre; y en otro lugar lo encontramos siendo tocado, Sus pies, por unas cuantas creyentes en Cristo, y siendo adorado. Porque ellos sabían y creían que Dios se había hecho carne, el Verbo hecho carne, llamado el Ángel del Pacto, vestido de un cuerpo de carne llamado Jesús. Porque a nadie más se puede adorar, sino a Dios.

Era Dios hecho carne, Emanuel, que es Dios con nosotros en toda Su plenitud, en un cuerpo de carne que Él se creó en el vientre de María, llamado Jesús; en el cual estaba el Nombre de Dios, el cual estaba en el Ángel del Pacto, que es Cristo en Su cuerpo angelical, y luego en el Ángel en Su cuerpo de carne llamado Jesús.

Recuerden que Él dijo: “Yo he venido en nombre de mi Padre.” Eso está por San Juan, capítulo 5.

Es importante saber quién es Jesucristo, el cual puso Su propio cuerpo físico en expiación por nuestros pecados. Dios se proveyó de un cuerpo para el Sacrificio de Expiación por nuestros pecados; lo cual estaba tipificado en los sacrificios que se llevaban a cabo en el templo, en medio del pueblo hebreo.

Con Su Sangre somos limpiados de todo pecado, y guiados por el Espíritu Santo todos los días de nuestra vida; sellados con el Sello de Dios, el Espíritu Santo, hasta el día de la redención; o sea, el día de la redención del cuerpo, que será nuestra transformación para los que vivimos, si permanecemos vivos hasta la resurrección de los muertos en Cristo y la transformación de los que estarán viviendo en ese momento, creyentes en Cristo.

Esa transformación no será para cualquier persona sino para los creyentes en Cristo; y la resurrección no será para todos los seres humanos, sino para los creyentes en Cristo que han muerto físicamente.

Sabemos que habrá una resurrección para los que murieron, y una transformación para los que están vivos o estarán vivos en ese momento.

Y toda Escritura tiene que ser cumplida; así como en Su Primera Venida, Su muerte estaba profetizada, murió conforme a las Escrituras, llevando nuestros pecados. Fue por causa de nuestros pecados.

“…y que fue sepultado, y que resucitó al tercer día, conforme a las Escrituras…”

Vean, San Pablo señala que cada una de esas cosas que sucedieron a Cristo, que Cristo llevó a cabo, fueron conforme a las Escrituras.

“…y que apareció a Cefas, y después a los doce.

Después apareció a más de quinientos hermanos a la vez (más de quinientos creyentes en Cristo reunidos, lo vieron a Él resucitado), de los cuales muchos viven aún, y otros ya duermen (o sea, murieron físicamente).

Después apareció a Jacobo; después a todos los apóstoles;

y al último de todos, como a un abortivo, me apareció a mí.

Porque yo soy el más pequeño de los apóstoles, que no soy digno de ser llamado apóstol, porque perseguí a la iglesia de Dios.

Pero por la gracia de Dios soy lo que soy; y su gracia no ha sido en vano para conmigo, antes he trabajado más que todos ellos; pero no yo, sino la gracia de Dios conmigo.

Porque o sea yo o sean ellos, así predicamos, y así habéis creído.”

Ahora vean, el Día de Pentecostés sucedió algo importante, lo cual fue conforme a las Escrituras; porque estaba prometido que Dios derramaría de Su Espíritu sobre toda carne, dice Joel, capítulo 2; y así sucedió. Por eso Cristo les dijo en el libro de los Hechos, capítulo 1, versos 1 al 11, que no se fueran de Jerusalén hasta que fueran llenos del Espíritu Santo, o sea, de poder de lo alto.

Todo fue conforme a las Escrituras; y eso fue Cristo luego de resucitado, cumpliendo lo que las Escrituras habían prometido; porque esa es la Obra de Cristo por medio de Su Espíritu: cumplir toda promesa que Dios ha hecho para Su pueblo.

Y Él dijo también: “Yo estaré con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo.” [San Mateo 28:20] Pues entonces, a través de la trayectoria de la Iglesia del Señor Jesucristo, estaríamos viendo a Cristo en Espíritu Santo en Su Iglesia, acompañándola, guiándola, y por consiguiente llevando a cabo las obras del Cristo resucitado. Esas serían las obras que Cristo por medio de Su Espíritu a través de Su Iglesia, llevaría a cabo; las que están prometidas que la Iglesia del Señor Jesucristo haría por medio del Espíritu Santo.

Y Él dijo: “Donde estén dos o tres reunidos en mi nombre, allí yo estaré.” ¿Y qué estará haciendo? Él estará llevando a cabo las obras que Él prometió luego de que sería resucitado. Él estaría en Espíritu Santo manifestándose, y así continuando Su labor de cumplir las promesas de Dios a y para Su pueblo, los creyentes en Cristo.

Así ha continuado de etapa en etapa, de edad en edad; y en el Cielo ha estado como Sumo Sacerdote, intercediendo por cada persona que tiene su nombre escrito en el Cielo, en el Libro de la Vida del Cordero.

Por lo cual, dice San Pablo: “Tenemos un Sumo Sacerdote que se puede compadecer de nuestras debilidades.” [Hebreos 4:15-16]. Por lo tanto, nos aconseja que nos acerquemos a Él confiadamente, para confesar nuestras faltas, errores y pecados, sabiendo que Él se compadecerá de nosotros y nos perdonará, y con Su Sangre nos limpiará de todo pecado.

Tenemos un gran Sumo Sacerdote en el Templo celestial, que no tiene que estar muriendo cada vez; porque ya murió en la Cruz del Calvario y fue hecho el Sacrificio perfecto, el único Sacrificio perfecto y aceptado por Dios en favor de cada uno de nosotros, de cada uno de los que reciben a Cristo como único y suficiente Salvador, de cada uno de los que están escritos en el Cielo, en el Libro de la Vida del Cordero. Y eso es una Obra de Cristo resucitado, para y en beneficio de cada creyente en Cristo.

Él ha estado en medio de Su Iglesia en Espíritu Santo todo el tiempo. Él vino en Espíritu Santo el Día de Pentecostés, y así ha permanecido en medio de Su Iglesia, de etapa en etapa, trayendo un despertamiento espiritual a todos y para todos los creyentes en Cristo a través de la trayectoria e historia del cristianismo.

El reverendo William Branham se preguntó en una ocasión: “Señor, ¿habrá otro avivamiento?, ¿veré otro tiempo? (O sea, un tiempo de avivamiento).” Y dice: “Del Occidente vendrá un jinete en un caballo blanco. Recorreremos esta senda una vez más.”

Por lo tanto, para el Día Postrero habrá un avivamiento grande, un despertamiento espiritual en medio del cristianismo, para bendición de los creyentes en Cristo; y los preparará para darle la bienvenida a Cristo en Su Venida; y Cristo les dará la fe, la revelación para ser transformados y llevados con Él a la Cena de las Bodas del Cordero. Y esa será una Obra de Cristo resucitado, para que todos seamos a Su imagen y semejanza; a Su imagen en cuerpo angelical y a Su semejanza en el cuerpo físico glorificado.

Esa es la promesa que yo estoy esperando que Él la cumpla en mí. Y ¿quién más? Cada uno de ustedes también está esperando el cumplimiento de esa promesa en cada uno de ustedes como individuo.

Recuerden que “la fe viene por el oír”.” Con el corazón se cree para justicia.” [Romanos 10:17, 10:10] El corazón es sinónimo del alma.

Por lo tanto, así como creyeron el Día de Pentecostés para recibir el Espíritu Santo y obtener la transformación espiritual, habrá un grupo en el Día Postrero, de creyentes, que creerán para la transformación física que está prometida para el Día Postrero; lo cual será una Obra de Cristo resucitado; porque nadie más puede llevar a cabo esa Obra de la cual el mismo Señor Jesucristo habló y también los apóstoles.

Por ejemplo, en el capítulo 6 de San Juan, versos 39 al 58, dice que el que cree en Él, Él lo va a resucitar en el Día Postrero. Y el Día Postrero es el séptimo milenio de Adán hacia acá, como el día postrero de la semana es el séptimo día: el sábado.

Viendo que estamos en el tiempo en que todas las señales prometidas se están viendo…, aunque hay algunas que están en proceso para ser cumplidas, pero ya estamos viendo cómo van siendo colocadas en el orden para ser cumplidas en este tiempo final.

Por lo cual, seamos como Jacob cuando se encontró con el Ángel de Dios, el Ángel del Pacto, que es Cristo en Su cuerpo angelical; y Jacob no lo soltó hasta que el Ángel lo bendijo. Así está prometido, está profetizado, que los ciento cuarenta y cuatro mil judíos o hebreos se van a agarrar del Ángel cuando lo vean; cuando lo vean se van a agarrar como lo hizo Jacob, para recibir la bendición de Dios.

Estemos bien agarrados de Cristo, la Palabra, el Verbo, hasta que seamos transformados, para irnos con Él a la Cena de las Bodas del Cordero.

Cristo en Espíritu Santo ha permanecido en Su Iglesia todo el tiempo, pasando de una etapa a otra, de una edad a otra. La séptima edad, representada en la iglesia de Laodicea lo echó fuera, por eso está tocando la puerta; y el que toca la puerta es porque está fuera de la casa.

Dice [Apocalipsis 3:20]: “Si alguno oye mi voz y abre la puerta, entraré a él, y cenaré con él, y él conmigo.” Si habla de cena eso es para el tiempo de la tarde; y el tiempo de la tarde corresponde al continente americano. Por lo tanto, para el tiempo de la tarde están las bendiciones de y para la Venida del Señor a Su Iglesia, para buscarla y llevarla con Él a la Cena de las Bodas del Cordero.

Por lo cual, estemos bien agarrados de Cristo, el Ángel del Pacto, para recibir Su bendición, la bendición de la transformación de nuestros cuerpos y la ida con Él a la Cena de las Bodas del Cordero. Y siempre recordando la muerte del Señor Jesucristo en y con la Santa Cena; porque en cada ocasión en que se lleva a cabo la Santa Cena, la muerte del Señor recordamos, anunciamos; y a la misma vez anunciamos que Él regresará a Su Iglesia, en Su Segunda Venida.

Y vendrá con los creyentes que murieron, los cuales Él traerá pasando por el Paraíso, la sexta dimensión. Él está en la séptima dimensión. Tiene que completar Su labor de Sumo Sacerdote y luego salir como León de la tribu de Judá, tomar el Título de Propiedad, el Libro de los siete sellos de Apocalipsis 5, abrirlos en el Cielo y traerlos a la Tierra; pasando, por supuesto, por la sexta dimensión, donde están los que murieron físicamente, creyentes en Cristo.

Y luego bajará a esta dimensión terrenal, para la resurrección de todos los santos que partieron y la transformación de los que estemos vivos en ese momento; lo cual está muy cerca. Y esa será una Obra, ¿de quién? Del Señor Jesucristo resucitado.

Si hay alguna persona que todavía no ha recibido a Cristo como Salvador, lo puede hacer en estos momentos; y estaremos orando por usted, para que Cristo le reciba en Su Reino, le perdone, y con Su Sangre le limpie de todo pecado, y sea bautizado en agua en el Nombre del Señor Jesucristo, y Cristo lo bautice con Espíritu Santo y Fuego, y produzca en usted el nuevo nacimiento.

Por lo tanto, pueden pasar al frente los que todavía no han recibido a Cristo; o alguno que se haya descarriado y Cristo le esté llamando nuevamente, puede pasar también al frente. Y los niños de 10 años en adelante también pueden pasar al frente para recibir a Cristo como su único y suficiente Salvador. Y los que estén en otros países también pueden venir a los Pies de Cristo para recibirlo como nuestro único y suficiente Salvador.

Vamos a dar unos minutos mientras pasan al frente los que todavía no han recibido a Cristo como Salvador, ya sea que estén aquí presentes o en otras naciones.

Vamos a estar puestos en pie para orar por las personas que están recibiendo a Cristo como único y suficiente Salvador; y luego conmemoraremos la muerte, sepultura y resurrección de Cristo al tomar la Santa Cena, hoy Domingo de Resurrección.

Vamos a orar por las personas que han venido a los Pies de Cristo en diferentes naciones en esta ocasión. Con nuestras manos levantadas a Cristo, al Cielo, nuestros ojos cerrados:

Padre celestial, en el Nombre del Señor Jesucristo vengo a Ti trayendo todas estas personas que están recibiendo a Cristo como único y suficiente Salvador. Recíbelas en Tu Reino. Te lo pido en el Nombre del Señor Jesucristo. Amén.

Y ahora, los que en diferentes países han estado recibiendo a Cristo, dirán: “Quiero ser bautizado en agua lo más pronto posible, porque Cristo dijo: ‘El que creyere y fuere bautizado, será salvo; mas el que no creyere, será condenado.” [San Marcos 16:15-16]

Todos quieren ser salvos, todos quieren vivir eternamente; y yo también. Y todos tenemos la misma oportunidad de recibir, de obtener la vida eterna, por medio de Jesucristo nuestro Salvador.

Por lo tanto, bien pueden ser bautizados los que han estado recibiendo a Cristo como Salvador en esta ocasión.

Dejo al ministro correspondiente en cada país, para que les indique cómo hacer para ser bautizados en agua en el Nombre del Señor Jesucristo. Y que Cristo les bautice con Espíritu Santo y Fuego, y produzca en ustedes el nuevo nacimiento.

Y aquí dejo al reverendo José Benjamín Pérez para continuar y finalizar en esta ocasión, y reiterarles que tendremos Santa Cena dentro de algunos minutos.

Que las bendiciones de Cristo, el Ángel del Pacto, sean sobre todos ustedes y sobre mí también; y nos acompañe Cristo, el Ángel del Pacto, el Cristo resucitado; y pronto nos transforme y nos lleve con Él a la Cena de las Bodas del Cordero. En el Nombre del Señor Jesucristo. Amén.

En internet, en la página de la Embajada Mundial, estará la continuación, lo que faltó, de lo que vieron el viernes pasado, para que todos los que desean ver las actividades del estado de Texas, de Norteamérica, puedan entrar a la página hoy y los demás días de la semana. Siempre tendrán ahí buenas noticias de los eventos que se estarán llevando a cabo.

Que Dios les bendiga y les guarde, y continúen pasando todos una tarde feliz, llena de las bendiciones de Cristo, hoy Domingo de Resurrección.

Dejo con ustedes al reverendo José Benjamín Pérez, y en cada país al ministro correspondiente.

“LAS OBRAS DE JESUCRISTO RESUCITADO.”

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