La visita de la Simiente de Abraham a Su simiente: La Iglesia del Señor Jesucristo, Su ayuda idónea.

Muy buenas tardes, amables amigos y hermanos presentes, y los que están en otras naciones. Que las bendiciones de Cristo, el Ángel del Pacto, sean sobre todos ustedes y sobre mí también. En el Nombre del Señor Jesucristo. Amén.

Es para mí una bendición y privilegio grande estar con ustedes en esta ocasión para compartir unos momentos de compañerismo alrededor de lo más importante y del libro más importante, que es la Palabra de Dios y que es el alimento espiritual para nuestra alma.

Leemos en Gálatas, capítulo 3, versos… verso 13 en adelante, del capítulo 3 de Gálatas. Dice:

“Cristo nos redimió de la maldición de la ley, hecho por nosotros maldición (porque está escrito: Maldito todo el que es colgado en un madero,

para que en Cristo Jesús la bendición de Abraham alcanzase a los gentiles, a fin de que por la fe recibiésemos la promesa del Espíritu.

Hermanos, hablo en términos humanos: Un pacto, aunque sea de hombre, una vez ratificado, nadie lo invalida, ni le añade.

Ahora bien, a Abraham fueron hechas las promesas, y a su simiente. No dice: Y a las simientes, como si hablase de muchos, sino como de uno: Y a tu simiente, la cual es Cristo.

Esto, pues, digo: El pacto previamente ratificado por Dios para con Cristo, la ley que vino cuatrocientos treinta años después, no lo abroga, para invalidar la promesa.

Porque si la herencia es por la ley, ya no es por la promesa; pero Dios la concedió a Abraham mediante la promesa.

Entonces, ¿para qué sirve la ley? Fue añadida a causa de las transgresiones, hasta que viniese la simiente a quien fue hecha la promesa; y fue ordenada por medio de ángeles en mano de un mediador.

Y el mediador no lo es de uno solo; pero Dios es uno.

¿Luego la ley es contraria a las promesas de Dios? En ninguna manera; porque si la ley dada pudiera vivificar, la justicia fuera verdaderamente por la ley.

Mas la Escritura lo encerró todo bajo pecado, para que la promesa que es por la fe en Jesucristo fuese dada a los creyentes.

Pero antes que viniese la fe, estábamos confinados bajo la ley, encerrados para aquella fe que iba a ser revelada.

De manera que la ley ha sido nuestro ayo, para llevarnos a Cristo, a fin de que fuésemos justificados por la fe.

Pero venida la fe, ya no estamos bajo ayo,

pues todos sois hijos de Dios por la fe en Cristo Jesús;

porque todos los que habéis sido bautizados en Cristo, de Cristo estáis revestidos.

Ya no hay judío ni griego; no hay esclavo ni libre; no hay varón ni mujer; porque todos vosotros sois uno en Cristo Jesús.

Y si vosotros sois de Cristo, ciertamente linaje de Abraham sois, y herederos según la promesa.”

Que Dios bendiga nuestras almas con Su Palabra y nos permita entenderla.

“LA VISITA DE LA SIMIENTE DE ABRAHAM A SU SIMIENTE: LA IGLESIA DEL SEÑOR JESUCRISTO, SU AYUDA IDÓNEA.”

La visita de la Simiente de Abraham, que es Cristo la Simiente de Abraham, a Su simiente.

Todos los que son de Cristo, los creyentes en Cristo, son simiente de Abraham; por lo tanto, la Simiente de Abraham, que es Cristo, visitará a la simiente de Abraham, que es la Iglesia del Señor Jesucristo, y que es la ayuda idónea del Señor Jesucristo. Por esa causa es que los creyentes en Cristo que forman la Iglesia del Señor Jesucristo, desde el Día de Pentecostés hacia acá han estado esperando la Segunda Venida de Cristo.

La Segunda Venida de Cristo es para la adopción de los hijos e hijas de Dios, lo cual será la resurrección de los muertos en Cristo en cuerpos glorificados y eternos, inmortales y jóvenes, y la transformación de los creyentes en Cristo que estén vivos en el Día Postrero, en la edad que corresponde a este tiempo final.

Los hijos e hijas de Dios que formaron la Iglesia del Señor Jesucristo en el tiempo que les tocó vivir, vivieron la edad que les tocó vivir, fueron llamados y juntados en el Cuerpo Místico de Cristo, en la edad vigente para cada etapa de la Iglesia.

Así como el reino de los gentiles, representado en la estatua que vio el rey Nabucodonosor y la interpretó el profeta Daniel en el capítulo 7, y también en el capítulo 2 de Daniel, representa el reino o imperio de los gentiles.

El reino o imperio de los gentiles comenzó con el rey Nabucodonosor y su imperio, representado en la cabeza de oro, lo cual interpretó el profeta Daniel por revelación del Espíritu de Dios a Daniel. Daniel le dijo: “Tú eres esa cabeza de oro, esa cabeza de oro.”

Luego fue mostrada en la estatua el pecho y los brazos de plata, que sería un reino que vendría después del reino babilónico, el cual fue el imperio medo-persa; luego de eso vendría otro reino o imperio, el cual fue representado con el vientre y los muslos de bronce, y fue el imperio de Grecia por Alejandro el Grande; y luego el cuarto imperio tendría dos partes muy importantes: las piernas de hierro, que es el imperio romano de los Césares, bajo el cual fue crucificado Jesucristo en la Cruz del Calvario; porque en Su Primera Venida Él no destruiría la estatua que vio el rey Nabucodonosor (o sea, el imperio de los gentiles), para establecer Su Imperio, el Imperio de Cristo; porque Él en Su Primera Venida vino para llevar a cabo la redención, por eso tenía que morir.

Cuando Juan el Bautista presenta a Cristo diciendo: “He aquí el Cordero de Dios que quita el pecado del mundo,” está mostrando que va a morir como el Sacrificio correspondiente para quitar el pecado del mundo. (San Juan, capítulo 1, versos 27 al 36).

Eso también fue mostrado en la roca, allá en el monte Horeb o monte Sinaí, la cual, cuando el pueblo tuvo sed, Dios le dijo: “Ve a la roca y hiere la roca con tu vara.” Moisés así lo hizo y la roca dio aguas para el pueblo. Lo cual representa a Cristo siendo herido en la Cruz del Calvario para darle el Agua de vida eterna, el Espíritu Santo, el Día de Pentecostés.

Por eso Cristo dijo: “Si alguno tiene sed, venga a mí y beba.” Eso dijo del Espíritu Santo que recibirían los creyentes en Él. Eso está en San Juan, capítulo 7, versos 37 al 39. Esa fue el Agua de vida que salta para vida, de la cual le habló Cristo a la mujer samaritana en el capítulo 4, verso 10 al 14 de San Juan. Agua que salta para vida eterna: el Espíritu Santo.

Luego encontramos que más adelante el pueblo hebreo estuvo en una etapa en donde volvió a tener sed, y Dios le dijo a Moisés: “Háblale a la roca y dará agua – aguas para el pueblo.” Pero por tanto tiempo Moisés con el pueblo, y tan problemático que era, ya estaba cansado. Por poco apedrean a Moisés en esa ocasión, como lo habían tratado de hacer en otras ocasiones.

Y Moisés va con Aarón frente a la roca… La roca representa a Cristo; y siendo la segunda roca que daría aguas para el pueblo, representa la Segunda Venida de Cristo, que será para darnos el cuerpo nuevo, eterno, inmortal, incorruptible y glorificado.

Con la Primera Venida de Cristo, siendo herido en la Cruz del Calvario, luego nos da la vestidura espiritual del Espíritu Santo, y así obtenemos el cuerpo angelical o teofánico. Y en la Segunda Venida de Cristo nos dará el cuerpo físico y glorificado y eterno y joven para toda la eternidad: la segunda parte, la segunda porción.

Pero para dar el agua Dios le dijo a Moisés: “Vé con la vara y háblale a la roca, y dará aguas para el pueblo.” No le dijo: “Hiere la roca.” Y fue Moisés muy enojado con el pueblo, habló palabras lleno de ira, y tomó la vara e hirió la roca dos veces, y salió agua. El pueblo recibió la bendición, tomó agua para no perecer; pero Moisés, aunque la roca dio agua, lo hizo Moisés a su manera.

Es que siempre que hacemos algo para Dios con ira, molesto: lo hacemos mal, aunque estemos haciendo algo muy bueno; y Dios no se agrada.

Siempre que hacemos algo para Dios tiene que ser con amor hacia Dios, hacia Cristo, de todo corazón.

Recuerden que el amor ágape es amor del corazón, del alma de la persona; y el amor, el afecto, el amor filio, es de la mente: intelectual.

Siempre que hagamos algo para Jesucristo y Su Programa, háganlo de todo corazón. Recuerden que nos dice Cristo y también Dios por medio de Moisés en los mandamientos: “Amarás al Señor tu Dios con toda tu alma (o sea, con todo tu corazón), con toda tu mente, con todas tus fuerzas”; o sea, con alma, espíritu y cuerpo también; o sea, un amor del ser humano integral. Pero tiene que salir de acá del alma, del corazón, para que sea el amor con el cual Dios quiere que lo amemos. No de palabras, sino de acá, de lo profundo del corazón.

Es importante entender todas estas cosas para saber cómo servir a Cristo de todo corazón, y a nuestro prójimo como a nosotros mismos.

Y ahora, la segunda roca les dije que es la Segunda Venida de Cristo, y no es para ser herido.

Herir la roca representa crucifixión, y Cristo no sería crucificado por segunda vez; y al Moisés herir la roca dos veces, la segunda roca, está tipificando una segunda crucifixión.

Y eso, por cuanto Él tipificó una segunda crucifixión, entonces será una crucifixión de difamación y de rechazo, de vituperios y cosas así, contra la Segunda Venida de Cristo; pero dará agua para el pueblo: dará, producirá, la resurrección de los muertos en Cristo y la transformación de nosotros los que vivimos.

Pero para los que hieran la roca, la Segunda Venida de Cristo, los que hablen mal, va a ser muy triste: van a pasar por la gran tribulación, si es que las plagas que les vengan no los hacen desaparecer antes de la gran tribulación.

Eso será la visita de la Simiente de Abraham a la simiente de Abraham, a la Iglesia del Señor Jesucristo, para el Día Postrero; la Segunda Venida de Cristo, la Venida de Cristo a Su Iglesia, para la adopción, para nuestra transformación y rapto o arrebatamiento, para ir con Cristo a la Cena de las Bodas del Cordero.

La Iglesia el Señor Jesucristo, compuesta por los creyentes en Cristo, son como dice San Pablo en Romanos, capítulo 8, versos 14 en adelante:

Porque todos los que son guiados por el Espíritu de Dios, éstos son hijos de Dios.

Pues no habéis recibido el espíritu de esclavitud para estar otra vez en temor, sino que habéis recibido el espíritu de adopción, por el cual clamamos: ¡Abba, Padre!”

Recuerden que la adopción será la glorificación de los creyentes en Cristo: la resurrección en cuerpos eternos y la transformación de nosotros los que vivimos en el Día Postrero.

El Espíritu mismo da testimonio a nuestro espíritu, de que somos hijos de Dios.

Y si hijos, también herederos; herederos de Dios y coherederos con Cristo, si es que padecemos juntamente con él, para que juntamente con él seamos glorificados.”

Vamos a ser glorificados. La glorificación será nuestra transformación: de lo mortal a lo inmortal; de un cuerpo mortal que tenemos, a un cuerpo inmortal, glorificado y eterno, como el cuerpo glorificado que tiene Jesucristo nuestro Salvador, que está tan joven como cuando subió al Cielo dos mil años atrás, alrededor de dos mil años atrás.

Pues tengo por cierto que las aflicciones del tiempo presente no son comparables con la gloria venidera que en nosotros ha de manifestarse.

Porque el anhelo ardiente de la creación es el aguardar la manifestación de los hijos de Dios (esa manifestación en cuerpos eternos, manifestados con vida eterna espiritual y vida eterna física también).

Porque la creación fue sujetada a vanidad, no por su propia voluntad, sino por causa del que la sujetó en esperanza;

porque también la creación misma será libertada de la esclavitud de corrupción, a la libertad gloriosa de los hijos de Dios.

Porque sabemos que toda la creación gime a una, y a una está con dolores de parto hasta ahora;

y no sólo ella, sino que también nosotros mismos, que tenemos las primicias del Espíritu, nosotros también gemimos dentro de nosotros mismos, esperando la adopción, la redención de nuestro cuerpo.”

Eso es lo que estamos esperando, eso es lo que está esperando la simiente de Abraham, que es la Iglesia del Señor Jesucristo, esa simiente espiritual; porque todos los creyentes en Cristo son simiente de Abraham, nos dice San Pablo en la lectura que tuvimos al principio; y si somos simiente de Abraham, las promesas de Abraham pasan a Cristo, y de Cristo pasan a los creyentes en Cristo.

Por lo tanto, toda promesa dada a Abraham y a su Simiente, la cual es Cristo, de Cristo es pasada a Su Iglesia, Su ayuda idónea, compuesta por todos los creyentes en Cristo. Por eso somos herederos de Dios y coherederos con Cristo Jesús Señor nuestro. A todo lo que Jesucristo es heredero, somos coherederos con Él.

Por ejemplo: Él es la Estrella resplandeciente de la Mañana, y todos los creyentes en Cristo son estrellas también. Cristo dijo que Él es la Luz del mundo, y Cristo también dijo: “Vosotros sois la luz del mundo.” [San Juan 8:12, San Mateo 5:14]

La Escritura dice que Cristo es Rey, el Rey de reyes y Señor de señores; y también la Escritura nos dice en Apocalipsis, capítulo 1, verso 5 al 6:

“…Y de Jesucristo el testigo fiel, el primogénito de los muertos, y el soberano de los reyes de la tierra. Al que nos amó, y nos lavó de nuestros pecados con su sangre,

y nos hizo reyes y sacerdotes para Dios, su Padre.”

¿Nos hizo qué? Reyes y sacerdotes del Orden de Melquisedec; porque Cristo es Sumo Sacerdote según el Orden de Melquisedec. Según el orden terrenal de Aarón no es sacerdote porque no pertenecía al orden de Aarón.

Y en el capítulo 5 de Apocalipsis, versos 9 al 10, dice:

“…Y cantaban un nuevo cántico, diciendo: Digno eres de tomar el libro y de abrir sus sellos; porque tú fuiste inmolado, y con tu sangre nos has redimido para Dios, de todo linaje y lengua y pueblo y nación;

y nos has hecho para nuestro Dios reyes y sacerdotes, y reinaremos sobre la tierra.”

Si nos ha hecho reyes y sacerdotes, y vamos a reinar, ¿vamos a reinar como qué?, como reyes y sacerdotes y jueces; o sea, que el poder político del Reino, del cual somos reyes de ese Reino, la Iglesia del Señor Jesucristo es coheredera con Cristo a este Reino; por eso son reyes los creyentes en Cristo, y reinarán con Cristo por mil años y luego por toda la eternidad; y son sacerdotes también de ese Orden de Melquisedec.

Por lo tanto, el orden espiritual de la enseñanza de todo lo que tenga que ver con la parte del conocimiento y enseñanza de Dios, lo tendrá la Iglesia del Señor Jesucristo; en palabras más claras: el Ministerio de Educación, que cubre la parte religiosa y todo lo que tenga que ver con la educación. Por eso dice la Escritura que “la Tierra será llena (¿de qué?) del conocimiento de la gloria del Señor, de la gloria de Jehová, como las aguas cubren el mar.”

Cristo dijo [San Marcos 16:15-16]: “Id por todo el mundo y predicad el evangelio a toda criatura. El que creyere y fuere bautizado, será salvo; mas el que no creyere, será condenado.” Ahí le dio a cargo el Ministerio de Educación, de educación en el campo espiritual.

Y en el Reino Milenial, toda enseñanza de Dios vendrá por medio de Cristo y Su Iglesia para toda la humanidad. Y también dice San Pablo en Primera de Corintios, capítulo 6, versos 2 al 3: “¿No sabéis que los santos juzgarán al mundo, y aun a los ángeles?” O sea, los santos, que son los miembros de la Iglesia del Señor Jesucristo, tendrán el poder judicial para administrarlo en la Tierra.

Apocalipsis, capítulo 20, nos dice, verso 4 al 6:

Y vi tronos, y se sentaron sobre ellos los que recibieron facultad de juzgar; y vi las almas de los decapitados por causa del testimonio de Jesús y por la palabra de Dios, los que no habían adorado a la bestia ni a su imagen, y que no recibieron la marca en sus frentes ni en sus manos; y vivieron y reinaron con Cristo mil años.”

“Y reinaron con Cristo mil años.” Esos son los reyes y sacerdotes: los creyentes con Cristo de edades pasadas y los que quedan en el tiempo final creyentes en Cristo, en la etapa correspondiente a la Iglesia del Señor Jesucristo.

Pero los otros muertos no volvieron a vivir hasta que se cumplieron mil años. Esta es la primera resurrección.

Bienaventurado y santo el que tiene parte en la primera resurrección; la segunda muerte no tiene potestad sobre éstos, sino que serán sacerdotes de Dios y de Cristo, y reinarán con él (y reinarán con Él, ¿con quién? Con Cristo) mil años.”

Aquí tenemos el Reino del Mesías, que será establecido por mil años, y luego de eso el Juicio Final, y después de eso la eternidad.

O sea, que el Milenio es la luna de miel; y está muy cerca ese día. Ese es el Día Postrero delante de Dios, en el cual los muertos en Cristo van a ser resucitados por Cristo y los que vivimos vamos a ser transformados, conforme a San Juan, capítulo 6, verso 39 al 40; San Juan, capítulo 6, versos 41 al 58; y Primera de Corintios, capítulo 15, versos 49 al 58; Primera de Tesalonicenses, capítulo 4, versos 11 al 18; y también Filipenses, capítulo 3, versos 20 al 21.

Todas esas Escrituras son para ser cumplidas en el tiempo de la Venida del Hijo del Hombre, en el tiempo de la Venida del Señor a Su Iglesia, en el tiempo en que Dios va a estar visitando a Su simiente, Su Iglesia, en el Día Postrero.

Ese es el misterio más grande de la Biblia: la Segunda Venida de Cristo. Ese es el misterio contenido en el Séptimo Sello de Apocalipsis, capítulo 8, verso 1 en adelante; el cual, cuando fue abierto en el Cielo causó silencio como por media hora; y en Apocalipsis, capítulo 10, verso 1 en adelante, cuando viene el Ángel Fuerte, que es Cristo, con el Librito abierto en Su mano, el Libro que estaba sellado en Apocalipsis 5, y lo abre en Apocalipsis 6 en adelante (hasta el 8 lo abre); y viene como León, clamando como cuando un león ruge, y siete truenos emiten su voces; el contenido de los Siete Truenos es el contenido del Séptimo Sello, es la Voz de Cristo revelando el contenido del Séptimo Sello, revelando el misterio de Su Segunda Venida.

A Juan le fue prohibido escribir lo que los Truenos hablaron, lo cual es Cristo hablando como León, ya no como Cordero ni como Sacerdote sino como León, y por consiguiente como Rey; porque Él es el Rey de reyes y Señor de señores, Él es el León de la tribu de Judá, de Apocalipsis, capítulo 11; y Apocalipsis, capítulo 19, versos 11 en adelante; y Apocalipsis 22, versos 16 y 17.

La Iglesia está esperando la visita más grande, más importante, que se haya llevado a cabo en esta Tierra: la visita de la Simiente de Abraham, la visita de Cristo a Su Iglesia en la edad correspondiente, en la etapa correspondiente a la Iglesia, que es la etapa de oro de la Iglesia, la etapa de Piedra Angular. Es ahí donde será la visita de la Simiente de Abraham a la Iglesia del Señor Jesucristo, la Novia del Señor Jesucristo, la ayuda idónea de Cristo. Por eso en Apocalipsis, capítulo 10, Él viene por Su Iglesia.

Por lo tanto, la Iglesia va ser completada en este tiempo final. Y cuando sea completada, Cristo completará Su labor de Sumo Sacerdote, y saldrá del Trono de Intercesión, tomará el Título de Propiedad, el Libro sellado con siete sellos de Apocalipsis, capítulo 5, lo abrirá en el Cielo, y hará Su Obra de Reclamo. Y eso será en el tiempo en que el reino de los gentiles estará en los pies de hierro y de barro cocido, que es el tiempo en que los pies de hierro y de barro cocido, con la Venida del Señor se van ¿a qué? Capítulo 2 de Daniel, verso 34 al 35, dice:

Estabas mirando, hasta que una piedra fue cortada, no con mano, e hirió a la imagen en sus pies de hierro y de barro cocido, y los desmenuzó.

Entonces fueron desmenuzados también el hierro, el barro cocido, el bronce, la plata y el oro, y fueron como tamo de las eras del verano, y se los llevó el viento sin que de ellos quedara rastro alguno. Mas la piedra que hirió a la imagen fue hecha un gran monte que llenó toda la tierra.”

La Piedra no cortada de manos es la Segunda Venida de Cristo; y los pies de hierro y de barro cocido es la etapa final del reino de los gentiles, que y en el cual el anticristo estará gobernando ese reino de los gentiles.

Pasamos al capítulo mismo 2, versos 44 al 45, donde dice:

Y en los días de estos reyes el Dios del cielo levantará un reino que no será jamás destruido, ni será el reino dejado a otro pueblo; desmenuzará y consumirá a todos estos reinos, pero él permanecerá para siempre,

de la manera que viste que del monte fue cortada una piedra, no con mano, la cual desmenuzó el hierro, el bronce, el barro, la plata y el oro. El gran Dios ha mostrado al rey lo que ha de acontecer en lo por venir; y el sueño es verdadero, y fiel su interpretación.”

Ya hemos visto que la Piedra no cortada de manos es la Segunda Venida de Cristo; y esa Piedra dice:

Mas la piedra que hirió a la imagen fue hecha un gran monte que llenó toda la Tierra.”

Creció y fue hecho un gran Reino: el Reino del Mesías, que será un Reino mundial, llenará toda la Tierra. El Principe de Paz será el que traerá paz no solamente a Israel sino a toda la humanidad en Su Reino.

Por eso es tan importante la visita de la Simiente de Abraham a Su simiente: a la Iglesia del Señor Jesucristo en el Día Postrero.

Que las bendiciones de Cristo, el Ángel del Pacto, sean sobre todos ustedes y sobre mí también.

Si hay alguna persona que todavía no ha recibido a Cristo, lo puede hacer en estos momentos, y estaremos orando para que Cristo le reciba en Su Reino; para lo cual puede pasar al frente, y oraremos por usted.

El domingo estaremos en la mañana en la actividad que fue ya anunciada, y que les reiterarán el anuncio y la invitación para el domingo en la mañana. Luego que yo termine les será nuevamente anunciada la actividad del domingo en la mañana.

Ha sido para mí un privilegio grande estar con ustedes en esta ocasión, dándoles testimonio de la visita de la Simiente de Abraham, del Hijo de Abraham (la Simiente de Abraham como Hijo de Abraham), a su simiente, a la simiente de Abraham, a la Iglesia del Señor Jesucristo; y luego al pueblo hebreo.

Continúen pasando una noche feliz, llena de las bendiciones de Cristo, el Ángel del Pacto.

Dejo con ustedes al ministro.

Que Dios les bendiga y les guarde, y continúen pasando una noche feliz, llena de las bendiciones de Cristo, el Ángel del Pacto.

“LA VISITA DE LA SIMIENTE DE ABRAHAM A SU SIMIENTE: LA IGLESIA DEL SEÑOR JESUCRISTO, SU AYUDA IDÓNEA.”

Scroll al inicio