Muy buenas tardes, amados hermanos ministros, compañeros en el Cuerpo Místico de Cristo nuestro Salvador, y a todos los colaboradores en el ministerio, y hermanos y hermanas presentes, colaboradoras y colaboradores en la Obra del Señor. Que las bendiciones de Cristo nuestro Salvador, sean sobre todos ustedes y sobre mí también, y nos use grandemente en Su Obra en este tiempo final. En el Nombre del Señor Jesucristo. Amén.
Leemos en Jeremías, capítulo 33, versos 1 al 3, que dice:
“Vino palabra de Jehová a Jeremías la segunda vez, estando él aún preso en el patio de la cárcel, diciendo:
Así ha dicho Jehová, que hizo la tierra, Jehová que la formó para afirmarla; Jehová es su nombre:
Clama a mí, y yo te responderé, y te enseñaré cosas grandes y ocultas que tú no conoces.”
Que Dios bendiga nuestras almas con Su Palabra y nos permita entenderla.
“LA IGLESIA APRENDIENDO Y TRABAJANDO.”
A través de la Biblia, la Escritura Sagrada, encontramos que el que enseña tiene que conocer. Y si va a enseñar todas las cosas ¿qué tiene que conocer? Todas las cosas.
El Maestro, el único Maestro para la – el pueblo de Dios, es el Espíritu de Dios, el Espíritu Santo, a través del cual Dios enseña a Su pueblo.
Vemos en Daniel y en Zacarías… Por ejemplo, Zacarías, capítulo 7, verso 11 al 12, dice:
“Pero no quisieron escuchar, antes volvieron la espalda, y taparon sus oídos para no oír;
y pusieron su corazón como diamante, para no oír la ley ni las palabras que Jehová de los ejércitos enviaba por su Espíritu, por medio de los profetas primeros.”
O sea, Dios por medio de Su Espíritu envía Su Palabra, la cual viene a los profetas; y Dios por medio de Su Espíritu a través de los profetas le enseña al pueblo; y Dios por medio de Su Espíritu le enseña a Sus profetas, de etapa en etapa, de edad en edad, y luego los usa para enseñarle al pueblo.
O sea que el Espíritu de Dios, entonces, tiene un instrumento de carne a través del cual le enseña al pueblo. “Porque no hará nada el Señor Jehová, sin que antes revele Sus secretos a Sus siervos los profetas.” (Amós, capítulo 3, verso 7). Y por consiguiente podemos ver que no hay otra forma para Dios enseñar por medio de Su Espíritu a Su pueblo. Hay un Orden Divino establecido de parte de Dios, y Dios no lo ha cambiado, y nunca lo cambiará.
Tenemos en Deuteronomio, capítulo 18, verso 15 en adelante, que nos dice:
“Profeta de en medio de ti, de tus hermanos, como yo, te levantará Jehová tu Dios; a él oiréis;
conforme a todo lo que pediste a Jehová tu Dios en Horeb el día de la asamblea, diciendo: No vuelva yo a oír la voz de Jehová mi Dios, ni vea yo más este gran fuego, para que no muera.
Y Jehová me dijo: Han hablado bien en lo que han dicho.
Profeta les levantaré de en medio de sus hermanos, como tú; y pondré mis palabras en su boca, y él les hablará todo lo que yo le mandare.
Mas a cualquiera que no oyere mis palabras que él hablare en mi nombre, yo le pediré cuenta.”
¿Dónde Dios coloca Su Palabra? En la boca del instrumento, del profeta que Él envía para cada tiempo. Se cumple en cada profeta esta Escritura parcialmente, y en el Mesías en Su Primera y Segunda Venida se cumple en toda Su plenitud.
Esa es la forma de Dios velarse y revelarse, de edad en edad, a Su pueblo; porque es a través de Su pueblo en donde Dios en Espíritu Santo se manifiesta de etapa en etapa, de edad en edad, y encabeza a Su pueblo Dios en Su manifestación que tiene para ese tiempo; porque Dios es la cabeza de Su pueblo; así como el esposo es la cabeza de la esposa, Cristo es la cabeza de Su Iglesia, Dios por medio de Cristo el Ángel del Pacto, por medio de Su Espíritu Santo, en Su Iglesia, manifestado de etapa en etapa, a través del mensajero de cada etapa de Su Iglesia.
Ahora vean que el Espíritu Santo está en Su Iglesia, pues Él dijo: “Yo estaré con vosotros todos los días hasta el fin del mundo.” San Mateo, capítulo 28, verso 20. Y en el capítulo 18, verso 20, dice: “Donde estén dos o tres reunidos en mi nombre, allí estaré.”
O sea, que Cristo siempre ha estado en medio de Su Iglesia: en Espíritu Santo; y se ha revelado, se ha manifestado, a través del mensajero correspondiente a cada edad, y a través del cual le ha hablado la Palabra, el Mensaje que corresponde a cada etapa de Su Iglesia. Y ha sido llamado el pueblo correspondiente a ese tiempo. Los escogidos de Dios correspondientes a cada tiempo han sido llamados y juntados en el Cuerpo Místico de Cristo.
O sea, que Dios tiene un Orden Divino para llamar y juntar los que formarían Su Iglesia. Por ejemplo, en la página 168 y 169 del libro de “Las Edades”, dice el reverendo William Branham:
“El que tiene oído, oiga lo que el Espíritu dice a las iglesias…”
El que tiene oídos ¿para qué? Para oír la Voz de Dios. Porque todos los seres tienen oídos para oír, tienen oídos para oír todo lo que se habla en el Tierra; pero para oír la Voz de Dios, el que tiene oídos para oír la Voz de Dios y quiere oír la Voz de Dios, tiene un Mensaje de parte de Dios para el tiempo en que vive.
“El que tiene oído, oiga lo que el Espíritu dice a las iglesias.”
Entonces tiene que saber la forma en que Dios por medio de Su Espíritu estará hablándole a cada individuo de en medio de Su Iglesia.
O sea, que el Mensaje va a estar en la Iglesia por medio del Espíritu Santo a través del instrumento que Dios tenga para ese tiempo. Y la Iglesia como Cuerpo Místico estará recibiendo ese Mensaje; se estará predicando, y Ella lo estará llevando a cabo; como dice Apocalipsis, capítulo 22, verso 17, donde nos da una clara información de lo que estará en la Iglesia. Dice capítulo 22, verso 17:
“Y el Espíritu y la Esposa dicen: Ven (el Espíritu y la Esposa ¿dicen cómo? Ven). Y el que oye, diga: Ven. Y el que tiene sed, venga; y el que quiera, tome del agua de la vida gratuitamente.”
Esto nos recuerda las palabras de Jesucristo en San Juan, capítulo 7, versos 37 al 38, cuando el día grande de la Fiesta de los Tabernáculos se puso en pie y dijo: “Si alguno tiene sed, venga a mí y beba. (Y esto dijo del Espíritu Santo que habrían de recibir los que creyeran en Él).” [San Juan 7:37]. Esa es el Agua de vida eterna siendo recibida por los creyentes: el Espíritu Santo.
Por eso cuando estuvo hablando en el capítulo 4, versos 10 al 14, de San Juan, con la mujer samaritana, le dice que Él tenía Agua que saltaba para vida eterna. Eso está hablando del Espíritu Santo que recibirían las personas que creerían en Él. Y eso es lo que produce el nuevo nacimiento en la persona, y lo coloca en el Reino de Dios con vida eterna.
Para lo cual y por lo cual hay un Mensaje de parte de Dios para cada etapa de la Iglesia, para llamar y juntar los escogidos de cada tiempo en el Cuerpo Místico de Cristo; y por consiguiente, en Cristo; porque la Iglesia es Su carne y Sus huesos; hueso y carne de Cristo.
“Note aquí que Jesús (por el Espíritu) en cada edad se dirige solamente a UNA persona, en relación a la Palabra para esa edad. Sólo UN mensajero en cada edad recibe lo que el Espíritu tiene que decir a esa edad, y aquel mensajero es el mensajero a la Iglesia verdadera. Él habla por Dios, por revelación a las ‘iglesias’: tanto a la verdadera y a la falsa. Así que el Mensaje es transmitido a todos; pero aunque es transmitido para todos los que están al alcance del Mensaje, tal Mensaje es recibido individualmente sólo por un cierto grupo calificado y de cierta manera. Cada individuo en aquel grupo es uno que tiene la habilidad para oír lo que el Espíritu está diciendo por medio del mensajero.”
¿Tiene qué? Tiene la habilidad espiritual para oír lo que Dios está hablando por medio de Su Espíritu Santo a través del mensajero que corresponde a ese tiempo.
“Aquellos que lo están oyendo, no están recibiendo su propia revelación…”
O sea, no es una revelación personal del individuo que la está trayendo. Es la revelación de Jesucristo que le ha sido dada para que la hable al pueblo.
Por eso Jesucristo decía: “Yo no hablo nada de mí mismo; como yo escucho al Padre, así yo hablo.” O sea, que lo que Dios le daba, le mostraba a Jesucristo para que le hablara al pueblo, eso era lo que Él hablaba. Así es con todos estos mensajeros de Dios para la Iglesia, como fue con Jesús y como fue con cada uno de los profetas del pasado.
Cuando Dios promete que para cierto tiempo Él va a revelar algo, entonces va a tener un instrumento al cual revelárselo, y a través de ese instrumento hablarle al pueblo; o sea, ese instrumento hablarle ungido por el Espíritu Santo. Esto es: el Espíritu Santo hablando a través de él (en palabras más claras).
Y si Dios tiene para este tiempo un Mensaje, tiene que tener un mensajero. ¿Y qué más tiene que tener? Gente con oídos para oír lo que él va a decir; porque de otra forma estaría hablándole al aire.
¿Cómo va a traer un Mensaje si no hay quién lo va a escuchar? Tiene que haber gente ordenada por Dios, predestinada por Dios, que vivirán en ese tiempo, con oídos para oír la Voz de Dios. Recuerden que Cristo dijo en una ocasión “El que es de Dios, la Voz de Dios oye.» [San Juan 8:47] Y a los que no quería escuchar les dijo: “Ustedes no oyen la voz de Dios.” ¿Por qué? Porque no son de Dios.
“…pero cada persona está oyendo y recibiendo lo que el mensajero ya ha recibido de Dios.”
No es que las personas se van a un monte o se van a una cueva para orar a Dios y escuchar la Voz de Dios; sino que se detienen, se sientan a oír la Voz de Dios a través del instrumento que Él tiene para ese tiempo.
El instrumento que Dios tiene para ese tiempo pues Dios lo guiará en todo lo que él tiene que hacer para escuchar la Voz de Dios, lo cual le va a transmitir al pueblo.
No todo el pueblo hebreo tuvo que subir al monte Sinaí, porque ellos iban a recibir a través de Moisés la revelación de la Palabra; pero Moisés sí tuvo que subir. Y por causa del problema del pueblo (que se tornó a la idolatría cuando fue hecho el becerro de oro), Moisés quebró las tablas de la Ley; y luego destruyó, molió, el becerro de oro, y se lo dio a beber al pueblo; o sea, lo echó en el río, y al tomar agua estaban tomando también del oro del becerro que fue molido por Moisés.
Moisés era el instrumento de Dios para ese tiempo. Y Dios es tan celoso, en el sentido de que no permite que otra persona diga que es el mensajero o que tiene la Palabra, o que Dios está hablando por medio de él, que en una ocasión Miriam la hermana de Moisés, y Aarón, dijeron: “¿No ha hablado Dios también por nosotros?” Usurpando ellos así la posición de Moisés, que era el único por el cual Dios hablaba.
Aunque Aarón estuviera dando a conocer los diez mandamientos y los estatutos y leyes que Dios le dio a Moisés para escribirlas para el pueblo, Aarón no estaba recibiendo la revelación de Dios, excepto a través de Moisés.
Dios le dijo a Moisés: “Tú serás en lugar de Dios para Aarón, y él será para ti en lugar de profeta.” O sea, que Aarón era profeta ¿de quién? De Moisés, y Moisés profeta de Dios. [Éxodo 4:16]
Pero cuando quiso Aarón colocarse directo como profeta de Dios y no como profeta de Moisés, tuvo problemas; y Miriam también, la hermana de Moisés; Miriam hasta criticó a Moisés, y también Aarón.
Las críticas no son buenas, y menos con una persona como lo era Moisés: el mensajero para ese tiempo.
Miriam fue llena de lepra; y Aarón quedó temblando porque no sabía qué le iba a pasar: Si a Miriam le vino lepra, ¿qué le vendría a Aarón?, que ya era la segunda vez que cometía un error grave delante de Dios.
Cuando hizo el becerro de oro tomó también el lugar de Moisés y le cambió lo Divino: El programa de Dios para el pueblo por un programa de idolatría. Permitió que la idolatría entrara al pueblo, y ―para colmo― que dijeran: “Estos son los dioses que te sacaron de Egipto,” pervirtiendo así la verdad. Y la verdad histórica decía que era el Dios de Abraham, de Isaac y de Jacob, quien los había libertado de la esclavitud en Egipto, conforme a lo que Dios le había prometido a Abraham en el capítulo 15, versos 12 al 19 de Génesis.
Continuamos leyendo, dice:
“Ahora, no piense usted que esto siendo el caso, sea muy extraño, porque Pablo estableció esta norma bajo la mano de Dios. Sólo Pablo tenía la revelación completa para su día, como fue comprobado al confrontarse con los otros apóstoles, quienes aceptaron que Pablo era el Mensajero-Profeta a los gentiles para ese día.”
El mensajero del tiempo de San Pablo para los gentiles era San Pablo así como San Pedro para los judíos de la Iglesia de aquel tiempo.
“También note por la vindicación de la Palabra que cuando Pablo quiso ir a Asia, Dios lo detuvo porque las ovejas (Sus hijos) estaban en Macedonia; y ellos (los de Macedonia) oirían lo que el Espíritu tenía que decir por San Pablo, mientras que la gente en Asia no oiría.”
Si Pablo se iba para otro lugar: la gente de Asia, no le escucharía; si se iba a Macedonia, donde el Espíritu de Dios le dijo que fuera: lo escucharían; porque allí estarían las ovejas correspondientes a ese tiempo y a ese territorio. O sea, que el trabajo de San Pablo era para el Asia Menor.
Es lo mismo que si San Pablo venía al continente americano: no lo iban a escuchar; y de seguro no lo iban a entender porque no se hablaba el idioma que él hablaba; se iba a encontrar con dialectos que él ni conocía.
¿Para qué podría ser útil San Pablo para los habitantes del continente americano, ya fuera para Norte, Centro o Suramérica? Para sándwich, porque en ese tiempo se comían a la gente, la mayor parte de los que vivían en esos territorios del continente americano. Tenemos que ser realistas; esto existía y aún existe en algunos países, entre algunas tribus nativas.
Aun en medio de Israel Dios dijo que en ciertos tiempos en donde vendrían juicios de Dios contra Israel, y vendría hambruna, una cabeza de burro iba a costar una cantidad grande de dinero, y hasta se iban a comer los niños (los hijos). La Escritura habla de eso; y si usted lo busca, lo va a encontrar.
En el tiempo de Salomón hubo un caso en que sucedió, o en el tiempo de alguno de los profetas; y en tiempos de guerra y de Israel estar cercado por los ejércitos enemigos, llegó a suceder.
“En cada edad tenemos exactamente la misma norma. Por eso es que la luz viene a través de algún mensajero levantado por Dios en un cierto lugar; y después de aquel mensajero, la luz se difunde por medio del ministerio de otros que han sido fielmente instruidos. Pero, desde luego, todos aquellos que salen no siempre comprenden cuán necesario es decir SOLAMENTE lo que el mensajero ha dicho. Recuerde: Pablo advirtió a la gente que dijeran solamente lo que él dijo.”
No se puede añadir ni quitar a lo que Dios habla para cada edad por el mensajero de cada edad, porque eso es Dios por medio de Su Espíritu Santo hablando a través de un hombre al pueblo; esa es la Palabra-Simiente que va producir el fruto correspondiente de ese tiempo; y esa es la Palabra que trae el avivamiento, el despertamiento espiritual para cada tiempo.
“Le agregan aquí o le quitan allá, y dentro de poco tiempo el Mensaje ya no es puro y el avivamiento se muere.”
Se muere el avivamiento de una edad cuando le añaden o le quitan al Mensaje, la Palabra de Dios, para ese tiempo.
“Cuánto cuidado debemos tener al oír UNA Voz, porque el Espíritu solamente tiene una Voz, la cual es la Voz de Dios. Pablo les advirtió que dijeran lo que él dijo, como también lo hizo Pedro. Él les advirtió que ni aun él (Pablo) podía cambiar una sola palabra de lo que había dado por revelación. Oh, ¡cuán importante es oír la Voz de Dios por medio de Sus mensajeros, y luego decir lo que les ha sido dado a ellos para las iglesias!”
Ahí podemos ver la forma de Dios. No ha sido cambiada nunca la forma de Dios.
La página 265 dice, del libro de “Las Edades”:
“Como ya hemos mencionado, Jesús se identifica con el mensajero de cada edad. Ellos reciben de Él la revelación de la Palabra para cada edad. Esta revelación de la palabra saca del mundo a los escogidos de Dios y los coloca en unión completa con Cristo.”
En el tiempo de San Pablo o de cualquiera de los mensajeros de Dios, se llevaba la Palabra que Dios le dio a ese mensajero, como un imán, por los diferentes lugares; y los que están escritos en el Libro de la Vida del Cordero, serían magnetizados con esa Palabra y atraídos a Cristo, y colocados en el Redil del Señor.
Esa es la Palabra que recogería a los escogidos de cada tiempo; y esa es la Palabra que brazo a brazo llevarían los colaboradores que Dios le da o le daría a cada mensajero, para que estuvieran con él trabajando en la Obra del Señor para recoger a los escogidos de cada tiempo.
“Esta revelación de la Palabra saca del mundo a los escogidos de Dios y los coloca en unión completa con Cristo Jesús.”
¿Ven? Esa Palabra (que viene de parte de Dios revelada al mensajero). Y cuando él la habla, ese es el Mensaje de Dios que llama y junta a los escogidos de cada tiempo; y eso es Cristo, el Buen Pastor, usando un velo de carne y llamando a los escogidos, las ovejas de cada tiempo, las cuales Él dijo que escucharían Su Voz.
Los escogidos al escuchar, dirán: “Eso es un Mensaje de Dios.” Dirán: “Ese es el Mensaje de Dios. Eso era lo que yo estaba esperando escuchar.”
“Estos mensajeros son llamados ‘estrellas’…”
Recuerde que Cristo es la Estrella resplandeciente de la Mañana; y Él tiene siete estrellas en su diestra, que son los siete mensajeros de las siete edades, y el candelero o candelabro es la Iglesia del Señor Jesucristo; y ahí es que tienen que estar los mensajeros, en la Iglesia del Señor Jesucristo.
Y también todos los creyentes en Cristo son estrellas, que reflejan a Cristo y Su Palabra para el tiempo que les toca vivir.
“Estos mensajeros son llamados ‘estrellas’ porque brillan con una Luz prestada o reflejada, la Luz del Hijo, Jesús. También son llamados estrellas porque son ‘portadores de luz’ en la noche. Así que en la oscuridad del pecado, ellos traen la Luz de Dios a Su pueblo.”
Ahí podemos ver el orden divino para toda la trayectoria de la Iglesia del Señor Jesucristo. Y ahora vean lo que dice a los siete mensajeros, dice en la página 227 del libro de “Las Edades”:
“Ahora, siendo que cada uno de estos mensajes es dirigido al ‘ángel’ (mensajero humano), su porción es una grande responsabilidad como también un privilegio maravilloso. A estos hombres Dios hace promesas especiales, como en el caso de los doce apóstoles estando sentados en doce tronos juzgando a las doce tribus de Israel. Luego, acuérdese de Pablo, a quien le fue dada una promesa especial: la promesa de presentar a Jesús a la gente de la Novia de su día.”
O sea, que por cuanto son el líder del grupo del Cuerpo Místico de Cristo de ese tiempo, tendrán una bendición muy grande; como la tuvieron los apóstoles del Señor Jesucristo, los cuales se sentarán en doce tronos para juzgar a las doce tribus de Israel; y por supuesto, los mensajeros de las diferentes etapas de la Iglesia tienen que ver con los gentiles.
Los mensajeros para la Iglesia de entre los gentiles tienen que ver con los gentiles; y por lo tanto hay una bendición grande para esos mensajeros y el grupo de cada edad que estuvo con el mensajero de su edad; porque por medio de ese mensajero y su grupo, Dios por medio de Cristo en Espíritu Santo en medio de Su Iglesia obró lo que él tenía que llevar a cabo en ese tiempo.
Vean, en la página 187 dice…, de este libro de “Las Siete Edades de la Iglesia”, dice:
“De un grupo pequeño de la verdadera simiente de la Palabra, Dios presentará a Cristo una Novia amada. Ella es una virgen de Su Palabra. Ella es una virgen porque no conoce ningún credo ni dogma hecho por el hombre. Por y a través de los miembros de la Novia será cumplido todo lo prometido por Dios que habría de ser manifestado en la virgen (en la Iglesia).”
O sea, que si Dios dice, como en el tiempo de Noé, Dios dijo que fuera construida un arca, ¿quién la tenía que construir? El grupo con el cual Dios estaba tratando: con Noé y su familia.
Si Dios dijo que iba a hacer tal y tal cosa en la primera edad, lo haría por medio del mensajero y su grupo correspondiente a ese tiempo.
Si para el tiempo de San Pablo, que construía carpa…, ese era su oficio…; porque cada judío debe tener su profesión, pero no solamente una profesión sino su oficio también. Eso asegura el sustento de la familia; si no puede trabajar con la profesión, tiene el oficio. Hay algunas personas que son profesionales y cuando pierden el trabajo no saben qué hacer; dicen: “No sé hacer otra cosa.”
Si Dios para el tiempo de San Pablo, que construía carpas, casas de campaña, hubiera dado la visión a San Pablo de que para ese tiempo Dios se manifestaría en una Gran Carpa-Catedral, ¿a quién le tocaba construirla? San Pablo y el grupo de su edad, brazo a brazo con los ministros de su tiempo. Si era para la segunda edad, le tocaba al mensajero con los ministros y las congregaciones de esa segunda edad.
Para el tiempo en que esa promesa tenía que ser cumplida, Dios la cumpliría usando al mensajero y los ministros de ese tiempo y el pueblo de ese tiempo, trabajando en ese Proyecto Divino; y eso es estar trabajando físicamente en la Obra del Señor.
Como en el tiempo de Moisés cuando Dios le dijo a Moisés que construyera un tabernáculo. ¿A quién le tocaba llevar a cabo ese trabajo? A Dios por medio de Moisés y el pueblo que había libertado de la esclavitud en Egipto.
Y cuando tocó el tiempo para construirse un templo en Jerusalén, David quería construirlo pero Dios le dijo: “No, tu hijo Salomón lo construirá.” Y David no se opuso. Ya había almacenado oro, plata, bronce, hierro, de todo, madera, piedras, para la construcción; pero le fue dicho: “Tú no. Tu hijo lo hará”. ¿Y qué hizo David? Llamó a su hijo y le dio los planos: “Estos planos fueron trazados por el dedo de Dios; aquí están para que construyas el templo; aquí están los materiales que almacené. Y si falta algo, ponlo tú.” Le dejó algo por si faltaba, para que supiera que tenía que conseguir lo faltante.
Pero David tuvo una parte importante; porque toda la economía de David, de oro, plata y todo su tesoro, lo puso para la Obra del Señor. Es un hombre conforme al corazón de Dios. Y así son los hombres y mujeres conforme al corazón de Dios: Lo primero es Dios y Su Obra; porque son instrumentos de Dios para el tiempo que les toca vivir.
El reverendo William Branham ―como David― quiso construir el templo, el reverendo William Branham quiso llevar a cabo la construcción, la materialización de la Visión de la Gran Carpa-Catedral; y trató, porque él sabía que ahí la Tercera Etapa se manifestaría. Ahí estaría la Columna de Fuego, el Espíritu Santo, y estaría el Ángel que lo acompañaba; y sería ahí donde la manifestación de Dios para el Día Postrero sería llevada a cabo; y desde ahí pues se extendería a través de prensa, radio, televisión y satélites para otras naciones.
Será… él sabía que sería la manifestación más grande de Dios en medio de Su Iglesia. Le fue mostrada la visión de lo que Dios hará para darnos la fe para ser transformados y raptados, donde la Voz de Cristo, el Ángel Fuerte que desciende del Cielo, estará clamando como cuando un león ruge; eso es hablándole a Su Iglesia en este tiempo final.
Todas esas partes de esa visión tienen que ser cumplidas. Y hasta que sea cumplida esa visión, no nos iremos de la Tierra.
La Iglesia del Señor Jesucristo será el instrumento para Dios por medio de Su Iglesia traer a materialización esa visión. O sea, que no es que aparecerá una Carpa-Catedral de la noche a la mañana, sino que será una labor que llevará a cabo la Iglesia del Señor Jesucristo del Día Postrero; y dedicará a Dios, a Jesucristo, para el propósito por el cual fue dada esa visión y le fue mostrado todo lo que Dios llevará a cabo en esa Gran Carpa-Catedral, donde la Tercera Etapa será manifestada.
Es importante conocer estas cosas para saber cómo trabajar físicamente, literalmente, en la Obra del Señor en este tiempo final.
Y dice también el reverendo William Branham en la página 119 del libro de “Citas”, que la Tercera Etapa que fue vista en parte manifestada en él (temporalmente), cuando venga la apretura para la Iglesia-Novia será manifestada esa Tercera Etapa en toda su plenitud. Y eso es lo que tiene que ver con la Visión de la Carpa donde Dios se manifestará en toda Su plenitud, donde la Tercera Etapa estará manifestada; y hablará por sí sola esa Tercera Etapa, cumpliendo lo que ha sido prometido. Recibiremos la fe para ser transformados y llevados con Cristo a la Cena de las Bodas del Cordero.
Para trabajar en un Proyecto Divino (en todo tiempo que sea llevado a cabo un Proyecto Divino), el pueblo tiene que saber, conocer, que es un Proyecto Divino; y tiene que saber cómo trabajar en ese proyecto.
No es que todas las personas van a estar dentro del proyecto literalmente, sino que unos (los que tienen que trabajar, hacer la mano de obra) tienen que cimentar, pero otros estarán respaldando ese Proyecto Divino con sus oraciones y también económicamente, para que se lleve a cabo.
Como pasó en el tiempo de Moisés cuando le fue dada la oportunidad al pueblo para que ofrendaran, contribuyeran en la Obra. A tal grado que luego le fue dicho a Moisés que ya le dijera al pueblo que no trajeran más cosas para el trabajo. O sea, que sobreabundó a causa del respaldo que le dio el pueblo a la Obra de Dios. Así también fue en el tiempo del rey Salomón. Y así sera para el cumplimiento de la Visión de la Carpa.
Esa es la única obra física de la cual o la cual le fue mostrada en visión al reverendo William Branham, en donde Dios se manifestará en toda Su plenitud. Y queremos ver el cumplimiento de esa visión; para lo cual, trabajamos en el proyecto correspondiente a este tiempo final.
¿Y cómo va a ser vista esa manifestación a nivel mundial? Pues en todos los lugares en donde se reunirán los creyentes, tendrán la pantallas de televisión, para captar por satélite o por internet las transmisiones. Y cuando estemos transformados, ahí entonces sí podemos estar todos juntos; porque no tendrá que estar sacando boletos, porque el cuerpo nuevo es interdimensional.
Cristo para entrar a Jerusalén en una ocasión tomó un burrito, ¿verdad? Pero después de Jerusalén, para ir allá a Galilea, no tuvo que tomar ni un burrito ni un caballo: aparecía y desaparecía en el lugar que Él deseaba encontrarse con Sus discípulos.
Y para que no tengan preocupación de cómo será el cuerpo nuevo y todas las facilidades que tendremos en el cuerpo nuevo: estén tranquilos, esperen a que lo tengan.
Es en ese cuerpo nuevo en que podremos ir a la Casa de nuestro Padre celestial, a la Cena de las Bodas del Cordero, la fiesta más importante que se haya llevado a cabo en el Cielo. A la cual yo estoy invitado. ¿Y quién más? Cada uno de ustedes también.
Por lo tanto, trabajemos en la Obra del Señor con toda nuestra alma, con todo nuestro espíritu y con nuestras fuerzas también.
Y que Dios nos ayude y nos fortalezca y nos bendiga a todos espiritualmente y materialmente, y nos use grandemente en este tiempo final, en el proyecto de la construcción de la Gran Carpa-Catedral. En el Nombre del Señor Jesucristo. Amén.
Nos continuaremos viendo ya en la tarde, y luego mañana, Dios mediante; y continuaremos trabajando no solamente en el proyecto de la Gran Carpa-Catedral, sino en todos los demás proyectos que se están llevando a cabo, de los cuales ustedes escucharon al licenciado Francisco Guerra hablándonos en esta mañana.
Recuerden que la Tercera Etapa es para la Iglesia-Novia, es para las vírgenes insensatas, y también es para el mundo, para toda la humanidad. Así que habrá trabajo con la Iglesia-Novia, con las vírgenes insensatas y también con toda la humanidad; y por ahí también se acercarán también los judíos.
El reverendo William Branham dijo: “Cuando ellos vean viniendo al Señor viniendo por Su Iglesia, dirán: ¡Este es el que nosotros estamos esperando!” Y ahí lo vamos a dejar, que esperen un poquito.
Que Dios les bendiga y les guarde, y les use grandemente en Su Obra en este tiempo final.
Dejo con nosotros al reverendo Andrés Cruz Gallegos para continuar y concluir en el momento que él tenga pensado.
Bueno, ha sido para mí un privilegio grande estar con ustedes en esta ocasión, compartiendo estos momentos de compañerismo alrededor de la Palabra del Señor correspondiente a este tiempo final.
Ya lo tenemos por aquí, al reverendo Andrés Cruz Gallego, así que lo dejo con ustedes.
“LA IGLESIA APRENDIENDO Y TRABAJANDO.”