De regreso al principio

Muy buenos tardes, amados amigos y hermanos presentes, y todos los que están en diferentes naciones este primer sábado del mes de octubre de este año 2014, en esta Telebendición, en donde grandes bendiciones de Dios son derramadas de parte de Dios para todos los creyentes en Cristo de este tiempo final.

Es un privilegio grande trabajar en la Obra de Dios en el tiempo que le toca vivir a la persona, como fue en el tiempo de Noé, en donde los que trabajaron en el proyecto más grande que se llevó a cabo en aquel tiempo, que fue la construcción del arca…, en la cual se salvaron ¿cuántas personas? Ocho personas.

El ocho es muy importante porque el ocho representa eternidad; y también cuando contamos los días de la semana, el ocho viene a ser el domingo, el día en que Cristo resucitó; y cuando contamos las diferentes etapas de la Iglesia hebrea y también de la Iglesia cristiana, el ocho nos habla de eternidad, nos habla de la Edad Eterna, que es la Edad de Piedra Angular y que también es el Año Cincuenta de Jubileo; nos habla de jubileo; por eso el Domingo de la Resurrección de Cristo fue un domingo, un día de jubileo, de resurrección.

Es realmente el tiempo más glorioso para la Iglesia del Señor Jesucristo, porque es el tiempo de y para la restauración de todas las cosas del Programa Divino para la Iglesia del Señor Jesucristo.

Será para la restauración de los hijos de Dios a la vida eterna física, lo cual será la redención del cuerpo; o sea, en donde los creyentes en Cristo recibirán el cuerpo nuevo, eterno, inmortal, incorruptible y glorificado, igual al cuerpo glorificado de Jesucristo nuestro Salvador. Eso es para esa etapa, que será regresando al principio, regresando a eternidad.

Por lo cual, estamos en un tiempo muy glorioso para la restauración de todas las cosas, de las cuales Cristo dijo en San Mateo, capítulo 17, versos 10 al 13… Esto fue cuando bajaron del Monte de la Transfiguración, donde le aparecieron Moisés y Elías, uno a cada lado de Jesús, y Jesús allí glorificado, y la nube de gloria allí cubriendo a Jesús; y la Voz del Cielo dijo: “Este es mi Hijo amado, en quien tengo complacencia; a él oíd”[1]. Así será para la adopción de los hijos e hijas de Dios.

¿A quién dice Dios que escuchen los seres humanos en el Día Postrero? A los hijos amados de Dios que serán adoptados en el Reino de Dios, como sucedió en el Monte de la Transfiguración; porque en ellos estará Cristo manifestado en toda Su plenitud en el Día Postrero, en el cumplimiento de la Visión de la Carpa que le fue mostrada al reverendo William Branham, en donde vio la Columna de Fuego moviéndose hacia un cuartito pequeño; y también el Ángel que acompañaba al reverendo William Branham bajó con él (con el reverendo William Branham) a ese lugar; le fue dicho: “Eso será la Tercera Etapa”[2].

Y también la Tercera Etapa es los Truenos; y los Truenos son los que le darán la fe a los creyentes en Cristo, la fe para ser transformados y llevados con Cristo a la Cena de las Bodas del Cordero. Y todo esto va a ser cumplido en el cumplimiento de la Visión de la Carpa.

Por eso es tan importante esa Visión; como fue importante la construcción del tabernáculo que construyó Moisés, porque era para habitar Dios en la Columna de Fuego, en el lugar santísimo de ese tabernáculo; y también así fue en el templo que construyó el rey Salomón. Así como vino la Columna de Fuego, esa Nube de Luz, la presencia de Dios, al tabernáculo que construyó Moisés, y los sacerdotes ni podían ministrar por la presencia de la gloria de Dios allí[3]; así sucedió cuando Salomón dedicó el templo a Dios[4].

Así como el arca de Noé fue la construcción más importante de aquel tiempo; la construcción del tabernáculo fue la construcción más importante del tiempo de Moisés; y en el tiempo del rey Salomón, la construcción más importante en este mundo fue el templo que construyó para Dios.

Y en cuanto a construcciones físicas, para el Día Postrero la construcción más importante será el cumplimiento de la Visión de la Carpa, porque ahí está la promesa que la Tercera Etapa estará manifestada en la manifestación plena de Dios por medio de Su Espíritu. Y eso va a darle la fe para ser transformados y raptados a los creyentes en Cristo; y les va a ser revelado el misterio del Séptimo Sello, que es el misterio de la Segunda Venida de Cristo; y así le dará fe a los creyentes para ser transformados y llevados con Cristo a la Cena de las Bodas del Cordero.

Ahora, vean alrededor de qué cosas gira la fe para ser transformados y llevados con Cristo, para obtener la restauración total, regresar a eternidad con vida eterna en cuerpos eternos, inmortales y glorificados.

San Mateo, capítulo 17, versos 10 en adelante, dice…, 9 en adelante; cuando bajaron del Monte de la Transfiguración, vean lo que sucedió:

“Cuando descendieron del monte, Jesús les mandó, diciendo: No digáis a nadie la visión, hasta que el Hijo del Hombre resucite de los muertos.

Entonces sus discípulos le preguntaron, diciendo: ¿Por qué, pues, dicen los escribas que es necesario que Elías venga primero?

Respondiendo Jesús, les dijo: A la verdad, Elías viene primero, y restaurará todas las cosas.

Mas os digo que Elías ya vino, y no le conocieron, sino que hicieron con él todo lo que quisieron; así también el Hijo del Hombre padecerá de ellos.

Entonces los discípulos comprendieron que les había hablado de Juan el Bautista”.

“DE REGRESO AL PRINCIPIO”.

En ese pasaje que hemos leído, para la restauración de todas las cosas Cristo dice que vendrá Elías. Y después aparentemente contradice el que vendrá, diciendo que ya vino.

Es que el ministerio de Elías tiene diferentes repeticiones en hombres diferentes; a través de los cuales el Espíritu Santo —que es el que tiene ministerios, opera ministerios— operará el ministerio de Elías. Lo operó en Elías Tisbita por primera vez; y luego lo operó por segunda* vez en Juan el Bautista, el cual fue el precursor de la Primera Venida de Cristo, con el espíritu y virtud de Elías, el Espíritu Santo operando de nuevo el ministerio de Elías. Lo operó por tercera* vez (corrijo).

Lo había operado por segunda vez en Eliseo, el cual pidió a Elías que viniera sobre él una doble porción del espíritu que estaba en Elías; porque cuando Dios quiso levantar, raptar a Elías Tisbita, en un carro de fuego, le decía a Eliseo: “Quédate aquí, que yo voy allá”. Y Eliseo le decía: “Yo no te dejaré. Donde tú vayas, ahí yo voy contigo”[5]. Porque el que está buscando la bendición de Dios siempre se tiene que mantener agarrado de Cristo, siguiendo a Cristo a través del instrumento que Él tenga en la Tierra en ese tiempo.

Si era en el tiempo de Noé: manteniéndonos brazo a brazo con Noé, trabajando en el proyecto de Dios de ese tiempo. Si era con Elías Tisbita: al lado de Elías Tisbita, trabajando con él y vigilando el rapto en el cual él sería arrebatado en un carro de fuego. ¿Y por qué era tan importante? Porque Dios le había dicho a Elías que ungiera a Eliseo como profeta en lugar suyo[6].

El precursor de Eliseo era Elías; le preparó el camino. El ministerio de Elías iba a pasar a otra persona, que era Eliseo. En lugar de Elías, Eliseo iba a ser profeta en lugar de Elías, iba a continuar esa línea profética de Elías.

Y cuando se trata de cosas o bendiciones de Dios, pues uno pide lo mayor. Es el caso de Jacobo y Juan, a los cuales, en el capítulo anterior, capítulo 19 de San Mateo, Cristo dice [verso 28]: “Ustedes que me habéis seguido…”. ¿Ve? “Ustedes que me han seguido, os sentaréis en doce tronos, y juzgaréis a las doce tribus de Israel”.

Pero Juan el apóstol y su hermano Jacobo querían una doble porción; y le contaron a su madre, y vienen donde Jesús con su mamá para que les ayudara; y Jesús le pregunta a la mamá de ellos, a la madre de ellos: “¿Qué quieres?”, muy atentamente.

Y ella le dice: “Que en Tu Reino (creía que Cristo tendría un Reino), que en Tu Reino mis dos hijos se sienten, el uno a Tu derecha y el otro a Tu izquierda”.

Cristo les dice: “Ustedes no saben lo que están pidiendo. ¿Pueden tomar de la copa que Yo he de tomar?”. Ellos dijeron: “Sí podemos”.

Porque el que está buscando bendiciones de Dios, no puede ver los problemas; tiene que ver lo que está prometido. Y esa es la meta que uno tiene que estar mirando: ¡Sí podemos!

—“¿Y ustedes podrán esto y lo otro?”.

—“¡Sí podemos!”.

—“A la verdad, de la copa que Yo tome, ustedes también tomarán; pero hay un problemita en cuanto a la petición de ustedes: ustedes no saben lo que piden; porque no es Mío darlo (tiene que darlo)…, pero no es Mío darlo sino a aquellos a quienes está ordenado para eso”[7].

Recuerden que ellos siempre estaban buscando el ministerio de Elías.

¿Recuerdan cuando fueron a una ciudad?, porque Jesús mandó a Sus discípulos a ir a una ciudad de Samaria para que los recibieran, para pasar allí un día, una noche o un día, estar allí para seguir su camino rumbo a Jerusalén; y no lo quisieron recibir. Y le dicen los discípulos: “¿Quieres que mandemos a descender fuego del cielo sobre esa ciudad, sobre esa aldea, como lo hizo Elías?”[8].

Vean, ellos querían ser como Elías, querían hacer como Elías hacía; estaban buscando el ministerio de Elías, el cual lo había tenido Eliseo… – Elías Tisbita, luego Eliseo por segunda vez, luego Juan el Bautista; y ellos lo querían tener porque ellos vieron a Moisés y a Elías en el Monte de la Transfiguración; y eso es la visión del orden de la Segunda Venida de Cristo.

En palabras más claras, ellos querían tener lo que más adelante Cristo dijo en San Mateo, capítulo 24, versos 30 al 31: que el Hijo del Hombre enviaría a Sus Ángeles; esos son los ministerios de Moisés y Elías. Y ellos querían que Jesús los enviara para quemar a esa ciudad o aldea de Samaria: “¿Quieres que vayamos?, ¿quieres que mandemos a descender fuego del cielo?”. Porque esos ministerios de Moisés y Elías tendrán el control de la naturaleza.

El reverendo William Branham, hablando de esos dos ministerios, dice que lo que ellos digan, así sucederá[9]; y Apocalipsis, capítulo 11, también lo dice. Esos son los ministerios de los Dos Olivos que ellos vieron allá en el Monte de la Transfiguración, que eran Moisés y Elías. Así que uno de ellos quería ser Elías y el otro quería ser Moisés.

Es que cuando se repite el ministerio de un profeta como Elías o como Moisés, no es la misma persona pero sí el mismo ministerio, pero en otro velo de carne.

“A la verdad, Elías vendrá primero y restaurará todas las cosas”. El ministerio de Elías viene restaurando. En Elías Tisbita restauró las tribus del norte, que se habían apartado de Dios y se habían ido a la idolatría, y estaban adorando dioses ajenos; y Elías fue enviado por Dios para la restauración de esas diez tribus de Israel.

Por eso en el reto que hizo allá: Colocó las doce piedras para el altar que estaba arruinado, y cada piedra representaba una tribu; para que al colocar el sacrificio allí, del buey que le tocaba sacrificar a Dios, y colocar en pedazos para ofrecerlo a Dios, y que viniera el fuego de Dios y consumiera el sacrificio como señal de que el dios que respondiera por fuego era el Dios verdadero. Y le fue dado también a los sacerdotes de Baal y de Asera también, para que ofrecieran el sacrificio, y que el dios de ellos respondiera por fuego; y ese sería Dios para todo Israel, si respondía con fuego. Pero no bajó fuego del cielo.

Y estuvieron toda la mañana gritando para que el dios de ellos respondiera con fuego; y ni siquiera una chispa de fuego se vio. Y ¿saben lo que hacía Elías? Se burlaba de ellos.

Y luego cuando llegó la hora del sacrificio, Elías llamó al pueblo: “Acérquense”. Colocó todo, le mandó a echar agua a la zanja que hizo alrededor, por unas cuantas veces, y después clamó a Dios.

Ya Dios le había mostrado a Elías todo lo que tenía que hacer; por eso le dijo: “Que sepa todo Israel que por mandato Tuyo estoy haciendo estas cosas”. Y cuando ofreció a Dios el sacrificio: fuego descendió del cielo[10].

Vean, Elías tiene que ver con el fuego, tiene esa conexión con Dios y la manifestación del Fuego Divino.

También cuando lo mandaron a tomar preso por un capitán con un grupo de soldados, no le gustó, y dijo que: “Si soy siervo de Dios, que descienda fuego del cielo y los consuma”; y así sucedió.

Mandaron al segundo con un grupo también de soldados, e hizo lo mismo; y cuando mandaron al tercero, que era temeroso de Dios, dijo: “No vayas a hacer lo mismo. Yo creo en el Dios nuestro, he protegido también a los profetas de Dios, ten misericordia (pidiéndole misericordia a Elías). No vayas a hacer lo que hiciste con los otros que fueron enviados antes de mí”. Y Dios le dijo: “Ve con él”, y bajó con él de la montaña para presentarse al rey[11].

Moisés también tenía que ver con el fuego; porque en las plagas, las diez plagas, también hubo fuego cayendo[12]. Y Moisés es mayor que Elías. Elías viene a ser profeta de Moisés, porque proclamaba la Ley que Dios le dio a Moisés.

Moisés es un profeta dispensacional; Elías, un profeta de una edad, pero que trasciende a otras edades también, como la edad o etapa de Eliseo, como la etapa de Juan el Bautista para la séptima edad de la Iglesia hebrea bajo la Ley, como para la etapa del reverendo William Branham para la séptima etapa, para precursar la Segunda Venida de Cristo.

Y aquí no podemos explicar mucho, porque el Séptimo Sello todavía no puede ser abierto. Será abierto en el cumplimiento de la Visión de la Carpa. Pero recuerde que Elías, el ministerio de Elías en Juan el Bautista precursó la Primera Venida de Cristo; Elías en el reverendo William Branham precursó la Segunda Venida de Cristo.

Por eso ustedes encuentran en los mensajes del reverendo William Branham hablando del Hijo del Hombre, hablando de la Segunda Venida de Cristo, hablando de la Visión de la Carpa, hablando de que él está colocando una plataforma para que venga otro y suba sobre esa plataforma[13]; o sea, uno que vendrá después de él. Y habla mucho también de Moisés y Elías; porque el Hijo del Hombre viene con Sus Ángeles, que son Moisés y Elías.

Y lo que es el Séptimo Sello para la Iglesia: la Segunda Venida de Cristo; lo que es el Séptimo Sello para la Iglesia, es el Sexto Sello para el pueblo hebreo y es la Séptima Trompeta para el pueblo hebreo.

O sea que todo eso contiene una revelación divina de la Segunda Venida de Cristo con Sus Ángeles, lo cual está codificado bajo nombres de profetas; también está tipificado con aves, como el águila, y el león: “He aquí el León de la tribu de Judá, el cual ha vencido, ha prevalecido, para tomar el Libro y abrir sus Sellos”[14].

Pero cuando Juan mira: ve un Cordero[15]. ¿Qué vio: un cordero o un león? No. Vio un hombre: a Jesús, que es el León de la tribu de Judá. Y Juan el Bautista había dicho que era el Cordero de Dios que quita el pecado del mundo[16].

Jesucristo es el Cordero de Dios que vino y quitó el pecado del mundo en Su Primera Venida; pero en Su Segunda Venida viene como el León de la tribu de Judá, como Rey de reyes y Señor de señores, y Juez de toda la Tierra.

¿Ven? Está codificado en esos símbolos de aves, animales y también ministerios que ya existieron en otra ocasión. Pero luego de la cuarta manifestación del ministerio de Elías precursando la Segunda Venida de Cristo…; por lo cual, estuvo hablando mucho de Cristo, la Segunda Venida de Cristo; estuvo hablando mucho de la Venida del Hijo del Hombre, estuvo hablando mucho de la venida de Moisés y la venida de Elías.

¿Ustedes creen que Israel está esperando a Elías literal? No, un hombre con el espíritu y virtud de Elías.

¿Ustedes están pensando que Israel está esperando a Moisés literalmente? No, a un hombre como Moisés, un profeta dispensacional.

Pero de eso es que estuvo hablando el reverendo William Branham y precursando todo eso que va a venir en una edad eterna; por eso dice: “Miren hacia arriba, a la edad que viene”[17].

Luego de la séptima edad, la edad que viene es la Edad de Piedra Angular; es ahí donde se cumplirán todas estas promesas para ser restaurados a la vida eterna física y poder ir con Cristo a la Cena de las Bodas del Cordero.

Por eso, en esa etapa en donde dice el reverendo William Branham: “Lo que ustedes han visto en parte (o sea, lo cual fue manifestado a través de él, ese poder del Espíritu Santo manifestado a través de Elías en su cuarta manifestación), lo van a ver manifestado en toda su plenitud cuando venga la apretura”[18]. Así que no se aflijan al saber que viene una apretura contra los creyentes en Cristo que van a ir con Cristo a la Cena de las Bodas del Cordero; porque ese será el tiempo en donde la Tercera Etapa será manifestada en toda su plenitud, en su poder absoluto. Y todo eso está ligado a la Visión de la Carpa.

Por lo tanto, en medio de la Iglesia del Señor Jesucristo, que estará viviendo no en la primera edad, segunda, tercera, cuarta, quinta, sexta o séptima edad, sino en la Edad de Piedra Angular, se va a cumplir la Visión de la Carpa; porque para cada edad el Espíritu Santo obra a través de los creyentes de ese tiempo con el mensajero de ese tiempo.

Si hubiera sido para el tiempo de San Pablo: San Pablo, que construía carpas[19], hubiera hecho esa Carpa; y Dios los hubiera usado a San Pablo y a su grupo en esa labor.

Si hubiera sido para la segunda: el segundo mensajero le correspondía con su grupo trabajar en ese proyecto físico. Si hubiera sido para el tercero, cuarto, quinto, sexto, hubiera trabajado cada uno de ellos si era para el tiempo de alguno de ellos.

Y si hubiera sido para el tiempo del reverendo William Branham…: él trató, pero no pudo hacer una realidad física, literal, esa Visión; aunque él amó realizar esa Visión.

Leyendo los mensajes del reverendo William Branham nos damos cuenta que él anhelaba el cumplimiento de esa Visión; y dijo que se iba a cumplir, y ahí dijo que sería la Tercera Etapa.

Ahí es donde los Truenos emitirán sus voces revelando el misterio del Séptimo Sello, que nos dará la fe para ser transformados y raptados con Cristo, llevados – para ser llevados a la Cena de las Bodas del Cordero y escapar de los juicios divinos que vendrán durante la gran tribulación; porque Cristo nos ha limpiado con Su Sangre, por lo tanto no hay pecado en los creyentes en Cristo, por lo cual no tienen que estar aquí para ser purificados con los juicios de la gran tribulación; porque ya nos purificó Cristo con Su Sangre.

Por lo tanto, la gran tribulación no es para los creyentes en Cristo que componen la Iglesia del Señor Jesucristo, sino para las vírgenes insensatas o fatuas, que no tenían aceite en sus lámparas; para los 144.000 hebreos y demás hebreos; y para el mundo entero. Pero para los creyentes en Cristo que forman la Iglesia del Señor Jesucristo, la Novia del Señor Jesucristo, lo que está prometido es la Cena de las Bodas del Cordero; pero tenemos que pasar por esa etapa del cumplimiento de la Visión de la Carpa.

Por lo tanto, trabajamos en el proyecto espiritual de Cristo para Su Iglesia para este tiempo final, y en el proyecto físico de Cristo para Su Iglesia para este tiempo final.

Es la Iglesia del Señor Jesucristo en este tiempo final, en la Edad de Piedra Angular, que tendrá la labor de la construcción de esa Gran Carpa Catedral para nuestro Señor Jesucristo. Privilegio tan grande que cualquier mensajero de cualquier edad pasada hubiera deseado para él y su edad; y el séptimo mensajero lo deseó, deseó esa bendición para él y su grupo, pero no le fue concedida. Como tampoco le fue concedido el deseo de ir a Israel para convertirlos a Dios, como hizo el profeta Elías: convertirlos a Dios, al Dios de Israel.

Aun se dirigió para llevar actividades a cabo en Israel, y el Señor lo dejó llegar hasta Egipto, hasta El Cairo, y allí Él le dijo: “No vayas, no es el tiempo”. Y tiene que ser conforme a la Escritura, conforme a Apocalipsis 11, los Dos Olivos[20].

¿Ven? Porque él vio las cosas que Dios hará en este tiempo final, y quiso él ser instrumento; pero no era para Dios usarlo a él; él es el precursor, que viene hablando de lo que Dios va a hacer más adelante.

Y a nosotros nos ha tocado el tiempo en que Dios estará haciendo todas esas cosas, no en la edad pentecostal, ni en la edad luterana, ni en la edad wesleyana, sino en la Edad de Piedra Angular, que es la Edad de Oro, porque es la Edad del Lugar Santísimo del Templo espiritual de Cristo; y el Templo espiritual de Cristo es Su Iglesia.

Los que vivieron en las siete edades de la Iglesia: vivieron en el Lugar Santo del Templo espiritual de Cristo; y los que viven en este tiempo y han subido a la Edad de Oro, han subido más arriba: viven en la Edad del Lugar Santísimo del Templo espiritual de Cristo.

Y el lugar santísimo del templo que hizo Salomón y del templo que hizo Moisés, era cubierto de oro, de madera cubierto de oro por dentro y por fuera; así es nuestra edad. El oro representa la Divinidad.

Es el Lugar de reposo de Dios, el Lugar de la Divinidad, el Lugar de la Venida del Señor, como vino en el tiempo de Moisés al templo, como vino en el tiempo de Salomón al templo que construyó Salomón; y así vendrá al Templo espiritual de Cristo, a Su Iglesia, en la Edad de Piedra Angular; por eso es la Edad de Oro, la Edad del Lugar Santísimo de la Iglesia del Señor; esa es la edad en la cual y a la cual será cumplida la Segunda Venida de Cristo; y es ahí donde estarán los que van a ser transformados y llevados con Cristo a la Cena de las Bodas del Cordero.

Es la edad representada también en el año del jubileo; es paralela esa edad a la Edad de la Primera Venida de Cristo. La Edad de Piedra Angular allá, es paralela a la Edad de Piedra Angular acá. Allá fue Edad de Jubileo y acá es Edad de Jubileo nuevamente.

Vean, Abraham, el segundo año de jubileo…, porque el año de jubileo es el año cincuenta; cuando tuvo cincuenta años no le vino el hijo, no tuvo un hijo, no nació Isaac; pero cuando vino el segundo año de jubileo de su vida, que fue el año cien, recibió al hijo prometido: a Isaac.

Y la Iglesia del Señor Jesucristo, en el segundo Año de Jubileo, en el Año de Jubileo de Edad de Piedra Angular, será que recibirá la Segunda Venida de Cristo, para ser transformados y raptados, y llevados con Cristo a la Cena de las Bodas del Cordero.

Por eso estamos esperando Su Venida y nuestra transformación, porque Él viene por nosotros. Él viene por nosotros para transformarnos, si permanecemos vivos hasta ese momento; pero si alguno muere físicamente, no se preocupe: irá al Paraíso, y allí esperará hasta que Cristo pase por al Paraíso, juzgue a cada mensajero con su grupo, y luego los traiga a la Tierra y les dé cuerpos nuevos. Eso será la resurrección de los muertos en Cristo en cuerpos glorificados y eternos; y cuando los veamos, seremos transformados. Y entonces, estará en pie toda la Iglesia del Señor Jesucristo, que será de millones de personas transformadas, con cuerpos glorificados, jóvenes y eternos.

Y eso será la Edad de Oro, la Iglesia del Señor Jesucristo en la Edad de Piedra Angular, en el Año del Jubileo, en donde todo regresa a su origen, al principio; regresaremos a eternidad física con cuerpos eternos.

Ya tenemos vida eterna en nuestra alma, pero nos falta vida eterna en nuestro cuerpo físico; porque si no, no podemos continuar viviendo en la Tierra indefinidamente.

Este cuerpo físico tiene una cantidad de tiempo para vivir en la Tierra, porque fue el cuerpo que nos dejó Adán y Eva; fue lo máximo que nos pudieron dejar Adán y Eva; porque ellos perdieron la vida eterna física allá en el Huerto del Edén, al pecar.

Eso fue lo que Dios les dijo: que no comieran del árbol de ciencia del bien y del mal, porque el día que comieran, ese día morirían[21]. Se lo dijo a Adán, y Adán se lo dijo a Eva. Y murieron a la vida eterna física; y luego, al hacerse mortales, murieron físicamente: Adán a los [930] años de edad.

Pero el segundo Adán, que es Cristo, es el que nos restaura a la vida eterna espiritual y a la vida eterna física. Cuando nos dé el cuerpo físico eterno ya estaremos restaurados a la vida eterna física, y estaremos restaurados físicamente a la eternidad, para —nunca más— ni ponernos viejos y mucho menos morir.

Por lo tanto, la Iglesia del Señor Jesucristo en su trayectoria ha estado regresando a eternidad; primero en lo espiritual: nuestra alma siendo restaurada a la eternidad; y luego, en el Día Postrero, seremos restaurados también físicamente a la vida eterna, con cuerpos eternos y glorificados.

Por lo tanto, adelante sirviendo a Cristo, trabajando en Su Obra en el campo espiritual y en el campo físico también. Y cuando veamos la señal más grande, o dos señales grandes: La apretura y la Visión de la Carpa cumplida; recuerde, esa será la señal para recibir la fe para ser transformados y raptados, y llevados con Cristo a la Cena de las Bodas del Cordero.

Ahí la Iglesia del Señor Jesucristo entrará al avivamiento, al despertamiento espiritual más grande de su historia; a tal grado que será transformada y llevada con Cristo a la Cena de las Bodas del Cordero.

Estamos en camino DE REGRESO AL PRINCIPIO, a la eternidad.

Ha sido para mí un privilegio grande estar con ustedes en esta ocasión, dándoles testimonio de todas estas cosas que están prometidas en la Escritura, tanto como la Venida de Cristo para Su Iglesia, como la venida también de Moisés por segunda vez; pero si contamos a Jesús como un profeta como Moisés, entonces es la segunda vez en Jesús, un profeta como Moisés; y por tercera vez otro hombre, un profeta como Moisés, que será el Moisés que está esperando Israel, mostrado allá en el Monte de la Transfiguración; y un profeta como Elías en su quinta manifestación: un quinto Elías, que será (dice el reverendo William Branham) un hombre del tiempo final y un profeta como Moisés. Eso es lo que Israel está esperando. ¿Y la Iglesia? La Segunda Venida de Cristo.

Y ahí no vamos a explicar mucho, pero en la Visión de la Carpa siendo cumplida escucharemos todo lo relacionado a la Venida del Hijo del Hombre con Sus Ángeles. Ya sabemos que viene con los Dos Olivos; y luego, después del Milenio…, vendrá con toda Su Iglesia en cuerpos glorificados para establecer el Reino Milenial.

Aunque también en Su Venida a Su Iglesia en el Día Postrero, antes de la gran tribulación, viene con los santos que están en el Paraíso, para resucitarlos en cuerpos eternos; o sea que ese es Su Ejército celestial, al cual serán unidos los que estén vivos y sean transformados, para ser llevados con Cristo a la Cena de las Bodas del Cordero.

Así que no tendremos tiempo para estar aquí en la Tierra, porque nos están esperando en el Cielo. “Bienaventurados los que son convidados a la Cena de las Bodas del Cordero”. Apocalipsis, capítulo 19, versos 9 al 10.

Estaremos de regreso a la Casa de nuestro Padre celestial, en donde nos recibirán con una gran fiesta: la fiesta de la Cena de las Bodas del Cordero, de la unión de Cristo y Su Iglesia.

Dejo con ustedes al misionero, reverendo Miguel Bermúdez Marín, para continuar; y así continuar la Telebendición, en la cual de todo corazón han estado ustedes aquí presentes y en otras naciones, respaldando el proyecto de la Gran Carpa Catedral.

Que Dios los bendiga y los prospere grandemente, espiritualmente y materialmente; y les use grandemente en Su Reino en el campo espiritual y el campo físico también. En el Nombre del Señor Jesucristo. Amén.

Dejo con ustedes al misionero, reverendo Miguel Bermúdez Marín, a continuación. Y mañana nos veremos, Dios mediante, ¿en dónde? Coliseo Cayetano Cañizares.

“DE REGRESO AL PRINCIPIO”.

[Revisión enero 2024]

[1] San Mateo 17:5

[2] Citas, pág. 10, párr. 87; pág. 12, párr. 97; pág. 13, párr. 98; pág. 14, párr. 103; pág. 39, párr. 321

[3] Éxodo 40:33-35

[4] 1 Reyes 8:10-11, 2 Crónicas 5:11-14

[5] 2 Reyes 2:1-2

[6] 1 Reyes 19:15-16

[7] San Mateo 20:20-23, San Marcos 10:35-40

[8] San Lucas 9:51-56

[9] Los Sellos, pág. 254, párr. 107; pág. 362, párrs. 156-158

[10] 1 Reyes 18:17-40

[11] 2 Reyes 1:9-15

[12] Éxodo 9:22-26

[13] Citas, pág. 119, párr. 1058

[14] Apocalipsis 5:5

[15] Apocalipsis 5:6

[16] San Juan 1:29

[17] Citas, pág. 37, párr. 311

[18] Citas, pág. 119, párr. 1057

[19] Hechos 18:1-3

[20] Las Setenta Semanas de Daniel – Pág. 41, párrs. 159-164 (LGCC)

[21] Génesis 2:16-17

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