Palabras de saludo en cierre del Congreso Internacional de Maestros y Maestras «Aprendiendo enseño»

Muy buenos días, maestras y maestros en este Congreso Internacional de Maestros y Maestras: “Aprendiendo enseño.”

Sabemos que la Escritura nos dice: “Enseña al niño en su carrera y aun cuando fuere viejo (adulto) no se apartará de ella.” [Proverbios 22:6] Da trabajo cuando no son enseñados desde niños, da más trabajo luego cuando ya están grandes. No tienen un fundamento bíblico, y por consiguiente no está ahí la semilla hasta que es sembrada la semilla en cada tiempo.

La semilla de la Palabra de Dios en la parábola de la semilla o de la simiente, la buena simiente que es sembrada en tierra; el pueblo como pueblo y la persona como individuo, son el terreno donde es sembrada la semilla de la Palabra de Dios, para que así sean engendrados hijos e hijas de Dios en cada tiempo.

Por medio de la Palabra y el Espíritu de Dios acompañando esa Palabra, se lleva a cabo la siembra y luego el nacimiento, el nuevo nacimiento de cada persona.

Es importante tener en cuenta a los niños, pues el mismo Cristo dijo [San Mateo 19:14]: “Dejad a los niños venir a mí, y no se lo impidáis.” Cristo les bendice a los niños cuando vienen a Él, así como bendice a los adultos.

La Palabra es sembrada en el alma, en el corazón; por eso ustedes encuentran en la parábola del sembrador, que una simiente fue sembrada junto al camino, y vinieron las aves y se la llevaron, se comieron la semilla. O sea, ahí Jesús nos enseña dónde es sembrada la semilla, la buena semilla de la Palabra de Dios, para que nazca, crezca y lleve fruto.

Otra fue sembrada en pedregales y no tenía raíz, y no produjo frutos. Otra fue sembrada entre espinos, mala hierba, y ese terreno no era bueno para una siembra y cosecha; y una cosecha que fuera al ciento por uno. Los espinos (dice Cristo) son los afanes de la vida y las riquezas, y todas esas cosas que atraen y afectan a las personas y a los niños también, si nos descuidamos. Y hay más cosas, como programas de juegos de internet… Ya la televisión como que se ha quedado atrás; ahora está la internet con las computadoras en los juegos de niños, que muchas veces los hacen ser personas impacientes y también agresivos, y les hace daño esa clase de semilla al corazón de los niños.

Se requiere sembrar la buena semilla, la buena Palabra, para que lleve frutos al ciento por uno, al sesenta por uno o al treinta por uno; o sea, que es bueno a una tercera parte; es fruto que se lleva. Y Dios así bendice a los niños, a los padres y a los maestros, y a toda la comunidad, y por consiguiente al país.

Tenemos el ejemplo de niños que no fueron instruidos correctamente en el tiempo del profeta Elías y su sucesor Eliseo; y cuando Dios se llevó al profeta Elías en un carro de fuego, luego quedó muy triste Eliseo, hirió el Jordán con el mismo manto de Elías, se abrieron las aguas, cruzó Eliseo en seco también, los hijos de los profetas lo recibieron, le dieron la bienvenida, y decían: “El espíritu de Elías ha reposado sobre Eliseo,” pues eso fue lo que él pidió: una doble porción del espíritu que estaba en Elías.

Pero mientras iba caminando también salieron unos niños a mofarse, y por cuanto él no tenía cabello o muy poco, le decían: “¡Sube calvo! ¡Sube!” O sea: “Sube como Elías subió”; pero fue tanta la molestia que… se molestó, porque era algo que era por mofa. Esos niños no habían sido educados correctamente; y de seguro los padres eran en la misma forma, porque por imitación los niños aprenden muchas cosas o la mayor parte de las cosas cuando están pequeños. [Segunda de Reyes 2]

Vean, vino la maldición, Eliseo los maldijo, y dos osas salieron y los mataron… ¿A cuántos niños, Miguel? Cuarenta y dos. Cuarenta y dos niños murieron por ser irreverentes con el instrumento que Dios tenía en aquellos días como sucesor del profeta Elías, y el cual estaba con una doble porción del espíritu que estaba en Elías. Aprendió a bendecir y a maldecir; aprendió bien con Elías.

Una doble porción, eso es lo que está prometido para este tiempo final: una doble porción; que vendría a ser para el tiempo final la plenitud de Dios. Y eso es lo que está prometido para la Iglesia del Señor Jesucristo y también para el instrumento que Él tenga para el Día Postrero.

Por lo tanto, es importante que los niños sepan ser reverentes, sepan ser personas de bien, respetuosas con las demás personas, con los demás niños, con los demás jóvenes, con los demás adultos y con los ancianos también. El respeto es muy importante en la vida; y si le enseñan a los niños a ser respetuosos, cuando sean grandes también van a ser respetuosos.

Lo más importante de todo es: la semilla de la Palabra ser sembrada en el corazón, sin quitarle ni añadirle; porque si usted, a la semilla que va a sembrar, le quita la mitad, ¿qué está haciendo? Dañando la semilla. Por eso no se le puede quitar ni añadir a la Palabra de Dios que viene para cada etapa de la Iglesia.

Veamos lo que nos dijo el reverendo William Branham en cuanto a lo que hace la Palabra, por lo cual viene de parte de Dios la Palabra, y luego es sembrada en el corazón de las personas.

Recuerde que la Palabra se tiene que hacer carne en las personas del tiempo en que es enviada esa Palabra al mensajero, y el mensajero la habla al pueblo. Dice página 168 y 169 del libro de “Citas,” dice [Libro de “Las Edades”]:

“…El que tiene oído (para oír), oiga lo que el Espíritu dice a las iglesias.’ Note aquí que Jesús (por el Espíritu) en cada edad se dirige solamente a UNA persona en relación a la Palabra para esa edad. Solo UN mensajero en cada edad recibe lo que el Espíritu tiene que decir a esa edad, y aquel mensajero es el mensajero a la Iglesia verdadera. Él habla por Dios, por revelación a las ‘iglesias.’ Tanto a la verdadera y a la falsa. Así que el Mensaje es transmitido a todos; pero aunque es transmitido para todos los que están bajo el alcance del Mensaje, tal Mensaje es recibido individualmente sólo por un cierto grupo calificado y de cierta manera. Cada individuo en aquel grupo es uno que tiene la habilidad para oír lo que el Espíritu está diciendo por medio del mensajero. Aquellos que lo están oyendo, no están recibiendo su propia revelación, ni tampoco están (el grupo) recibiendo su revelación colectiva, pero cada persona está oyendo y recibiendo lo que el mensajero ya ha recibido de Dios.

Y eso es lo que Dios le da al pueblo en cada edad: Su Palabra para cada edad, la cual por el Espíritu de Dios es dada al mensajero y el mensajero la pasa al pueblo.

“En cada edad tenemos exactamente la misma norma. Por eso es que la luz viene a través de algún mensajero levantado por Dios en un cierto lugar, y después de aquel mensajero la luz se difunde por medio del ministerio de otros que han sido fielmente instruidos. Pero, desde luego, todos aquellos que salen no siempre comprenden cuán necesario es decir SOLAMENTE lo que el mensajero ha dicho. Recuerde: Pablo advirtió a la gente que dijeran solamente lo que él dijo:

Qué, ¿ha salido de vosotros la palabra de Dios? ¿ó a vosotros solos ha llegado?

Si alguno a su parecer, es profeta, ó espiritual, reconozca lo que os escribo, porque son mandamientos del Señor.

1 Corintios 14:36-37

Le quitan aquí o le quitan allá…

Esa fue Primera de Corintios, capítulo 14, verso 36 al 37. Estamos leyendo en la página 169 del libro de “Las Edades” de esta versión.

Le agregan aquí o le quitan allá, y dentro de poco tiempo el Mensaje ya no es puro y el avivamiento se muere. Cuánto cuidado debemos tener al oír UNA Voz, porque el Espíritu solamente tiene una Voz, la cual es la Voz de Dios. Pablo les advirtió que dijeran lo que él dijo, como también lo hizo Pedro. Él les advirtió que ni aun él (Pablo) podía cambiar una sola palabra de lo que había dado por revelación. Oh, ¡cuán importante es oír la Voz de Dios por medio de Sus mensajeros, y luego decir lo que les ha sido dado a ellos para decir a las iglesias!”

Y la página 227 y 265…, vamos a leer la 265, al final, dice:

Y le daré la estrella de la mañana.’

Yo soy la raíz y el linaje de David, la estrella res­plandeciente, y de la mañana.

Apocalipsis 22:16”

La Estrella de la Mañana es Cristo, tipificado en la estrella de la mañana que sale por el Este. Y Cristo en Espíritu Santo en medio de Su Iglesia es la Estrella resplandeciente de la Mañana.

Yo soy la raíz y el linaje de David, la estrella res­plandeciente, y de la mañana.

Apocalipsis 22:16

…hasta que el día esclarezca, y el lucero de la mañana salga en vuestros corazones.

2 Pedro 1:19

Según estos versículos, Jesús es la Estrella de la Mañana. El Espíritu está haciendo una promesa a los escogidos de las Eda­des del Oscurantismo en relación a Sí mismo, y luego a las edades por venir.

Como ya hemos mencionado, Jesús se identifica con el men­sajero de cada edad. Ellos reciben de Él la revelación de la Palabra para cada edad. Esta revelación de la Palabra saca del mundo a los escogidos de Dios y los coloca en unión completa con Cristo Jesús. Estos mensajeros son llamados estrellas porque brillan con una Luz prestada o reflejada, la Luz del Hijo, Jesús. También son llamados estrellas porque son ‘portadores de luz’ en la noche. Así que en la oscuridad del pecado, ellos traen la Luz de Dios a Su pueblo.”

Ahora, hemos visto que la Luz de la Palabra, la revelación de la Palabra para cada edad, la trae el Espíritu Santo, Cristo en Espíritu Santo, al mensajero que Él tenga para ese tiempo, y luego él la transmite al pueblo, a la iglesia. Y con esa Palabra revelada saca del mundo a los escogidos y los coloca en unión completa con Cristo en Su Cuerpo Místico de creyentes; y continúan siendo enseñados por el Espíritu Santo a través de la Palabra que Dios da para esa edad al mensajero de esa edad. O sea, que ya hay un Programa establecido; y por lo tanto, nos sujetamos siempre al Programa de Dios; sin añadirle ni quitarle a la Palabra que Dios trae para cada edad.

En cada edad el mensajero recibía de Dios la Palabra revelada, la hablaba, y Dios con ese Mensaje sacaba del mundo a los escogidos y los colocaba en unión completa con Cristo en Su Cuerpo Místico de creyentes.

Algunas veces encontramos que los niños algunas veces saben más que los mayores, y no tienen dificultad para creer. El problema mayor es para los mayores algunas veces, porque están bastante ocupados en sus trabajos, y dedican poco tiempo a escuchar la Palabra de Dios correspondiente al tiempo que les toca vivir.

Por eso es que unos producen a ciento por uno, otros a sesenta por uno, y otros a treinta por uno; unos más y otros menos. Pero lo importante es estar en el Cuerpo Místico de Cristo, y los niños tenerlos también en las manos del Señor escuchando la Palabra de Dios correspondiente al tiempo que a la persona le toca vivir. Esa es la Palabra que se tiene que hacer carne en los niños, los jóvenes, los adultos, los ancianos, los ministros, los maestros y maestras; porque ¿qué otro fruto vamos a recibir si no damos la Palabra? Un fruto malo, que no queremos que esté en nuestros niños ni en nuestros jóvenes, ni en nosotros, ni en los ancianos, ni en los jóvenes; queremos que lleven el fruto correspondiente al tiempo que les toca vivir. Por lo tanto, ya tenemos la forma bíblica.

Dice en el tiempo de Moisés, Dios le dijo a Moisés que le dijera al pueblo… que les enseñara la Palabra, y les enseñaran la historia de Israel. Es importante saber la historia de la Iglesia también, porque Israel representa a la Iglesia del Señor Jesucristo, Israel saliendo de Egipto, y la Iglesia saliendo del mundo; porque Egipto representa al mundo y también al reino del maligno.

Por lo tanto, es importante saber la historia para comunicársela a los niños, y saber el presente, y saber la esperanza que tenemos en el futuro: qué estamos esperando de parte de Dios; y darlo como Dios lo da para el pueblo: por medio del Espíritu de Dios, sin añadirle ni quitarle, sino dándole a conocer la Palabra verdadera de Dios para el tiempo en que uno vive, para que haga la Obra para la cual Dios ha enviado esa Palabra; porque la Palabra se tiene que hacer carne en el mensajero y se tiene que hacer carne en el pueblo de esa edad para el cual él ha sido enviado.

Los que van a ser transformados son los que y en los que la Palabra se ha hecho carne.

Así como Cristo era la Palabra, el Verbo hecho carne, cada mensajero fue la Palabra, el Verbo hecho carne, en la porción correspondiente a cada edad; en él estaba el Espíritu de Dios revelando la Palabra al pueblo. Primero viene la revelación al mensajero, y del mensajero pasa al pueblo; ese es el Orden Divino.

Hay países donde encontramos, como allá en el tiempo de San Pablo, que le añadieron a la Palabra que Dios dio a través de San Pablo, o establecieron otro mensaje, un mensaje, una palabra al pueblo que no era la Palabra que Dios había dado a San Pablo; y trajo problemas al pueblo.

Y el avivamiento se va de una edad cuando le añaden o le quitan a la Palabra y establecen sus propias interpretaciones; y no hay avivamiento hasta que vuelva Dios a enviar otro mensajero; que pueden pasar años sin que aparezca otro mensajero, para Dios revelarse a Su Iglesia, hablarle a Su Iglesia en esa edad.

Ese es el Orden de Dios y Dios a nadie lo puede cambiar. Y nosotros no queremos que sea cambiado. Y en el orden de Dios nos ha tocado la mejor parte, la parte de más bendición para todos nosotros, para todos los que ayudan en la Obra, para que los niños también tengan, reciban la Palabra.

Ya sabemos que tiene que ser la Palabra de Dios prometida para el tiempo en que la persona está viviendo. Eso trae el avivamiento en el corazón de las personas, y por consiguiente en el Cuerpo Místico de Cristo de ese tiempo, de esa edad, un avivamiento, despertamiento espiritual.

Y tenemos la promesa del avivamiento más grande para este tiempo final, que cerrará el ciclo de la Dispensación de la Gracia y abrirá el ciclo de la Dispensación del Reino, y traerá la resurrección de los muertos en Cristo y la transformación de nosotros los que vivimos.

Es la única edad que ha tenido esa promesa. Aunque en todas las edades se ha esperado, pero no se cumplió. ¿Por qué? No se cumplió la Primera Venida de – la Segunda Venida de Cristo, ni tampoco la Palabra que produce la fe para ser transformados y raptados. Esa es una promesa para la Edad de Piedra Angular, esa es una promesa para mí, ¿y para quién más? Para cada uno de ustedes también.

Así que Dios les bendiga y les guarde, y les continúe usando grandemente en Su Obra en este tiempo final. Y nos veremos dentro de algunos minutos en la actividad de las… ¿A qué hora? A las 2:00 de la tarde, ¿y falta cuánto…? Les da tiempo para un café.

Bueno, que Dios les bendiga y les guarde, y nos vemos a las 2:00 de la tarde, Dios mediante; y muchos saludos para los niños y niñas de la escuela dominical en cada país representado aquí.

Con nosotros el misionero Miguel Bermúdez Marín.

PALABRAS DE SALUDO EN CIERRE DEL CONGRESO INTERNACIONAL DE MAESTROS Y MAESTRAS “APRENDIENDO ENSEÑO.”

Scroll al inicio