La proclama de la Gran Voz de Trompeta – Introducción

Muy buenas noches, amados amigos y hermanos presentes, y también los que están en otras naciones; y un cordial saludo para el misionero, Dr. Miguel Bermúdez Marín allá en El Salvador, y también al ministro e iglesia allá en El Salvador, y todos los ministros y hermanos que están allá reunidos; y también los que están allá en Puerto Rico y otras naciones.

Que Dios les bendiga grandemente en esta ocasión, nos abra el entendimiento y las Escrituras, y nos permita entender el Programa Divino correspondiente para este tiempo final. En el Nombre del Señor Jesucristo. Amén.

Para esta ocasión leemos en Apocalipsis, capítulo 1, versos 10 al 11, y nos dice:

“Yo estaba en el Espíritu en el día del Señor, y oí detrás de mí una gran voz como de trompeta,

que decía: Yo soy el Alfa y la Omega, el primero y el último.”

Que Dios bendiga nuestras almas con Su Palabra y nos permita entenderla.

Nuestro tema es: “LA PROCLAMA DE LA GRAN VOZ DE TROMPETA.”

Hoy viernes, 11 de septiembre, tenemos la introducción al estudio bíblico del próximo domingo: “LA PROCLAMA DE LA GRAN VOZ DE TROMPETA.”

La Voz de Dios es representada en una trompeta, así como fue en el Monte Sinaí, que mientras Dios le hablaba a Moisés se escuchaba la trompeta que iba aumentando su sonido.

La Voz de Dios por medio del Espíritu Santo a través de los diferentes mensajeros…, tanto del Antiguo Pacto con Israel, que es la Iglesia de Dios del Antiguo Testamento (porque son los sacados fuera de Egipto), y la Iglesia del Nuevo Testamento es la Iglesia del Señor Jesucristo sacada del mundo, sacada del reino de las tinieblas y colocados en el Reino de Dios, el Reino de Cristo, por medio del Espíritu de Dios que saca del mundo, del reino de las tinieblas, a todos los que están escritos en el Cielo, en el Libro de la Vida del Cordero, y los coloca en unión completa con Cristo en Su Reino. Y esos son los que forman la Iglesia del Señor Jesucristo.

Es en medio de la Iglesia bajo el Nuevo Pacto, que la Voz de Cristo por medio del Espíritu Santo habla de edad en edad; y eso es la Trompeta sonando por medio del Espíritu Santo a través de cada mensajero enviado para cada edad.

Se escucha la Voz de Cristo por medio del Espíritu Santo como una gran voz de trompeta para el Día Postrero, para el Día del Señor, como está aquí prometida esa Voz.

La misma Voz que habló en el Antiguo Testamento, en el Monte Sinaí, y luego esa misma Voz que habló por medio de Moisés al pueblo hebreo, y por medio de los profetas al pueblo hebreo, y por medio de Jesucristo en medio del pueblo hebreo, es la misma Voz que ha estado hablando desde el Día de Pentecostés hacia acá, en medio de la Iglesia del Señor Jesucristo, llamando y juntando Sus escogidos correspondientes para cada edad o etapa de la Iglesia del Señor Jesucristo.

Recordemos que Cristo dijo que el Espíritu Santo vendría y los guiaría a toda justicia y a toda verdad; y que nos enseñaría todas las cosas. [San Juan 14:26]. Por lo tanto, el Maestro es Jesucristo en Espíritu Santo en medio de Su Iglesia; el cual dijo: “Yo estaré con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo.” San Mateo, capítulo 28, verso 20. Y San Mateo, capítulo 18, verso 20, nos dice: “Donde están dos o tres reunidos en mi nombre, yo estaré.” Por lo tanto, Él ha estado en Espíritu Santo en medio de Su Iglesia.

Y por lo tanto, de etapa en etapa, el Espíritu Santo por medio de Sus mensajeros en cada edad ha estado hablando con esa Voz de Trompeta; porque la Voz de Dios es como de trompeta.

Para el tiempo final tenemos la promesa de que Él le hablará a Su Iglesia con esa Voz de Apocalipsis, capítulo 10, versos 1 al 11; y le estará hablando como León de la tribu de Judá, como Rey de reyes y Señor de señores en Su Obra de Reclamo.

Será la Voz de Cristo, el Ángel Fuerte que desciende del Cielo en Apocalipsis, capítulo 10, para darle la fe a los hijos e hijas de Dios de la Iglesia del Señor Jesucristo bajo el Nuevo Pacto, para darle la fe para ser transformados y arrebatados al Cielo, para ir a la Cena de las Bodas del Cordero.

Por eso es que la Trompeta tiene que dar sonido cierto, tiene que dar el mensaje cierto para cada tiempo. Y para este tiempo final tiene que dar el mensaje cierto, o sea, dar el Mensaje que nos dará la fe para ser transformados y llevados con Cristo a la Cena de las Bodas del Cordero.

Ese Mensaje está mostrado en Primera de Corintios, capítulo 15, versos 51 en adelante, donde dice:

“He aquí, os digo un misterio…”

Recuerden que este es un misterio muy grande del Programa Divino, que será abierto a la Iglesia del Nuevo Pacto en el tiempo final.

“He aquí, os digo un misterio: No todos dormiremos (o sea, que no todos vamos a morir)…”

Murieron los creyentes del tiempo de los apóstoles, murieron los creyentes del tiempo de San Pablo entre los gentiles, murieron los creyentes de la segunda etapa de la Iglesia entre los gentiles; los de la tercera etapa, los de la cuarta, los de la quinta, los de la sexta, y los de la séptima han estado muriendo; el mensajero ya se fue, que fue el reverendo William Branham, y se han estado yendo los escogidos de la séptima edad; pero queda la Edad de Piedra Angular, que es la que estará escuchando en este tiempo final la Gran Voz de Trompeta, el Mensaje de Dios para el Día Postrero, que nos dará la fe para ser transformados y llevados con Cristo a la Cena de las Bodas del Cordero. Veamos:

“…No todos dormiremos…”

O sea, que no todos vamos a morir. Habrá un grupo de creyentes en Cristo que permanecerán vivos y recibirán la fe, la revelación del Séptimo Sello, de la Venida del Señor; y eso es que estarán escuchando la Voz de Cristo clamando como cuando un león ruge y siete truenos emitiendo sus voces.

Así como Cristo habló de edad en edad por medio de Su Espíritu a través de cada mensajero, estará hablando en el Día Postrero en Su Iglesia, en la Edad de Piedra Angular, en forma consecutiva, y con el Mensaje que nos dará de Gran Voz de Trompeta, nos dará la fe, la revelación para ser transformados y llevados con Cristo a la Cena de las Bodas del Cordero, la revelación del Séptimo Sello, la revelación de Su Venida como León de la tribu de Judá.

Y dice: “Y enviará sus ángeles con gran voz de trompeta, y juntarán a sus escogidos.” San Mateo, capítulo 24, verso 30 al 31.

Para el llamado de ciento cuarenta y cuatro mil hebreos, conforme a Apocalipsis, capítulo 7 y capítulo 14, y capítulo 10 y capítulo 11, se requiere la Voz de Trompeta, de la Voz de Gran Voz de Trompeta que Dios enviará para llamar y juntar ciento cuarenta y cuatro mil hebreos, doce mil de cada tribu.

O sea, que estarán escuchando la Voz de Cristo, la Voz de Dios, la Voz del Espíritu Santo hablándoles por medio de los ministerios de Moisés y Elías, que son los ministerios de los Dos Olivos de Apocalipsis, capítulo 11, y que profetizarán por tres años y medio con los judíos. O sea que tienen un lapso de tiempo ministerial que obrará para bien de ciento cuarenta y cuatro mil  hebreos.

Hay cosas ahí que no deben ser reveladas todavía para que no se interrumpa el Programa de Dios; pero ya sabemos que para con los judíos los ministerios de los Ángeles son los ministerios de Moisés y Elías repitiéndose en el tiempo final.

“Y así como los judíos trajeron el Evangelio a los gentiles (dice el reverendo William Branham), los gentiles lo llevarán a los judíos.” [“Las Siete Edades de la Iglesia,” página 30, párrafo 109].

Eso muestra que los ministerios de los Dos Olivos, primeramente tendrán que estar en medio de la Iglesia del Señor Jesucristo; pero todavía no se dará a conocer todo ese misterio para que no sea interrumpido el Programa de Dios que tiene que ver con los judíos.

Cristo también dijo: “Muchos de los que están aquí no verán muerte, hasta que vean al Hijo del Hombre viniendo con poder y gloria.” San Mateo, capítulo 16, versos 26 al 28.

Y en el capítulo 17, versos 1 al 13, los llevó a un monte alto, se transfiguró delante de ellos, y allí estaba mostrándoles el Orden de Su Venida. Aparece Moisés a un lado y Elías al otro lado. Porque el Hijo del Hombre viene con Sus Ángeles, que son los ministerios de Moisés y Elías repitiéndose en el tiempo final; esos son los dos ungidos de Zacarías, capítulo 4, versos 1 al 14; y Apocalipsis, capítulo 11, versos 1 al 14.

Por lo tanto, algo grande se está preparando para acontecer en el Programa Divino.

Todo esto estará siendo revelado por la Gran Voz de Trompeta, que es la Voz de Cristo para este tiempo final; por lo cual todos debemos estar preparados para estos grandes eventos que están prometidos para este tiempo final, para bendición, para preparación de los creyentes en Cristo que van a ser transformados y llevados con Cristo a la Cena de las Bodas del Cordero.

Todavía Él sigue llamando y juntando en Su Iglesia los que faltan para completarse de la Iglesia del Señor Jesucristo, y después llamará a los ciento cuarenta y cuatro mil (doce mil de cada tribu) que no pertenecen a la Iglesia del Señor Jesucristo, y los cuales pasarán por la gran tribulación; pero los creyentes en Cristo no pasarán por la gran tribulación, sino que serán transformados y llevados con Cristo a la Cena de las Bodas del Cordero.

Todavía Él sigue llamando los que faltan por entrar al Cuerpo Místico de Cristo para completar la Iglesia del Nuevo Pacto, que es la Iglesia del Señor Jesucristo.

Por lo tanto, si hay alguna persona que todavía no ha recibido a Cristo como Salvador, lo puede hacer en estos momentos, y estaremos orando por usted para que Cristo le reciba en Su Reino y le coloque en el Cuerpo Místico de Cristo, que es Su Iglesia, Su Iglesia del Nuevo Pacto, que nació el Día de Pentecostés.

Vamos a dar unos minutos para que así tengan la oportunidad de venir a los Pies de Cristo los que todavía no lo han hecho, para que Cristo les reciba en Su Reino y les coloque en unión completa con Cristo.

Lo más importante es la salvación del alma. Cristo dijo: “¿De qué le vale al hombre si ganare todo el mundo, y perdiere su alma?  ¿O qué recompensa dará el hombre por su alma? Porque el Hijo del Hombre vendrá en la gloria de Su Padre con Sus Ángeles, y entonces pagará a cada uno según sus obras.” [San Mateo 16: 25-27].

Él ha prometido que el Hijo del Hombre vendrá en la gloria de Su Padre. Por lo tanto, queremos estar todos preparados para la Venida del Señor en este tiempo final.

Dios tiene mucho pueblo en la República Mexicana, y los está llamando en este tiempo final para colocarlos en Su Iglesia del Nuevo Pacto, la Iglesia que Él redimió en la Cruz del Calvario con Su Sangre preciosa. Él murió por cada uno de nosotros, para poder darnos vida eterna.

No hay nada más importante que la vida eterna. Y el que tiene la exclusividad de la vida eterna es Jesucristo nuestro Salvador, el cual la otorga a toda persona que lo recibe como único y suficiente Salvador.

Vamos a estar puestos en pie para orar por las personas que han venido a los Pies de Cristo nuestro Salvador, los que están aquí presentes y los que están en otras naciones, y ha nacido la fe de Cristo en su alma al escuchar la predicación del Evangelio de Cristo, y ha nacido la fe de Cristo en su alma.

Recuerden que lo más importante es la vida, y sobre todo la vida eterna que Cristo —el cual tiene la exclusividad de la vida eterna— la otorga a los que lo reciben como Salvador.

Recordamos el capítulo 10 de San Juan, donde Cristo dice: “Mis ovejas, oyen mi Voz, y me siguen, y yo las conozco, y yo les doy vida eterna; y no perecerán jamás. Mi Padre que me las dio, es mayor que todos, y nadie las puede arrebatar de la mano de mi Padre. El Padre y yo una cosa somos,” dice Cristo. (San Juan, capítulo 10, versos 27 al 30).

También Él dice en San Juan, capítulo 14, verso 6: “Yo soy el camino, la verdad, y la vida; y nadie viene al Padre sino por mí.” Solamente hay un camino a Dios: es Jesucristo nuestro Salvador. Solamente hay una Vida Eterna, y esa es: Jesucristo, la Vida Eterna para impartirla a todos los que le reciben como Salvador.

Por lo tanto, la única esperanza que hay para el ser humano es Jesucristo. No hay otra esperanza para el ser humano, y mucho menos esperanza de vida eterna. Y todos tenemos la oportunidad de vivir eternamente al recibir a Cristo como nuestro único y suficiente Salvador.

El pobre, el rico, el que no ha estudiado, el que ha estudiado…; no importa su condición académica, social o económica o política, o de cualquier otra índole; todos tienen la misma oportunidad.

Por eso Cristo dijo [San Marcos 16:15-16]: “Id por todo el mundo y predicad el evangelio a toda criatura: El que creyere y fuere bautizado, será salvo; mas el que no creyere, será condenado.” Tan sencillo como eso.

Solamente la persona escoge. Al creer… cree, recibe a Cristo como Salvador, es bautizado en agua en Su Nombre, Cristo lo bautiza con Espíritu Santo y Fuego, y obtiene así la persona la vida eterna de parte de Cristo. “El que creyere y fuere bautizado, será salvo (obtiene la salvación de su alma para vivir eternamente en el Reino de Cristo); mas el que no creyere, será condenado.” Tan sencillo como eso.

O sea, la persona es salva si cree, o la persona es condenada si no cree. Tan sencillo como eso. No hay complicación: Cree y es salvo; o no cree y es condenado.

Vamos a orar por las personas que han venido a los Pies de Cristo en esta ocasión, para que Cristo les reciba en Su Reino. Con nuestros rostros inclinados y nuestros ojos cerrados:

Padre nuestro que estás en los Cielos, vengo a Ti en el Nombre del Señor Jesucristo con todas estas personas que están recibiendo a Cristo como único y suficiente Salvador, aquí y en diferentes lugares. Recíbelos en Tu Reino, te lo ruego en el Nombre del Señor Jesucristo. Amén.

Repitan conmigo esta oración, los que han venido a los Pies de Cristo en esta noche:

Señor Jesucristo, vengo a Ti dándote gracias por la vida eterna que ganaste para mí en la Cruz del Calvario, he escuchado la predicación del Evangelio y nació la fe Tuya en mí.

Creo en Ti con toda mi alma, creo en Tu Primera Venida, creo en Tu Nombre como el único nombre bajo el Cielo, dado a los hombres, en que podemos ser salvos. Creo en Tu muerte en la Cruz del Calvario como el Sacrificio de Expiación por nuestros pecados. Reconozco que soy pecador y necesito un Salvador, un Redentor.

Doy testimonio público de Tu fe en mí y te recibo como mi único y suficiente Salvador. Te ruego perdones mis pecados y con Tu Sangre me limpies de todo pecado, y me bautices con Espíritu Santo y Fuego, y produzcas en mí el nuevo nacimiento.

Quiero vivir eternamente Contigo en Tu Reino. Haz realidad en mí vida la salvación que ganaste para mí en la Cruz del Calvario. Te lo ruego en Tu Nombre Eterno y glorioso, Señor Jesucristo. Amén.

Los que han venido a los Pies de Cristo preguntarán: “¿Cuándo me pueden bautizar? Porque Cristo dijo: ‘El que creyere y fuere bautizado, será salvo; mas el que no creyere, será condenado.

El bautismo en agua no quita los pecados, es la Sangre de Cristo la que nos limpia de todo pecado; pero el bautismo en agua es un mandamiento del Señor Jesucristo en el cual nos identificamos con Cristo en Su muerte, sepultura y resurrección.

Por eso es tan importante el bautismo en agua en el Nombre del Señor Jesucristo. Por eso Él dijo: “El que creyere y fuere bautizado, será salvo.”

Aun en Su ministerio terrenal Él predicaba, y los que creían eran bautizados en agua; y cuando nació la Iglesia de Jesucristo en el aposento alto, fueron bautizadas como tres mil personas que escucharon la predicación de San Pedro; y creyeron y fueron bautizados en el Nombre del Señor Jesucristo, y fueron añadidos a la Iglesia como tres mil personas.

Y después en otra ocasión que San Pedro predicó, fueron añadidos como cuatro mil  personas; y así ha continuado llevándose a cabo ese Programa Divino de predicación del Evangelio de Cristo, para salvación y vida eterna de todo el que escucha y cree, y recibe a Cristo como único y suficiente Salvador; y todavía se sigue predicando, siguen las personas escuchando y creyendo, y siguen siendo bautizadas en agua en el Nombre del Señor; y Cristo los bautiza con Espíritu Santo y Fuego, produce en ellos el nuevo nacimiento; y así son añadidos a la Iglesia del Señor Jesucristo hasta que se complete la Iglesia del Señor Jesucristo.

Por lo tanto, bien pueden ser bautizados; y que Cristo les bautice con Espíritu Santo y Fuego, y produzca en ustedes el nuevo nacimiento. Y nos continuaremos viendo eternamente en el Reino de Cristo nuestro Salvador.

Continúen pasando una noche feliz. Dejo con ustedes al ministro, para que les indique en qué momento pueden ser bautizados (si hoy o el domingo). Hoy pueden ser bautizados, y en cada país dejo al ministro correspondiente, para que les indique cómo hacer para ser bautizados también en esta ocasión.

Que Dios les bendiga y les guarde, y continúen pasando una noche feliz, llena de las bendiciones de Cristo nuestro Salvador.

“LA PROCLAMA DE LA GRAN VOZ DE TROMPETA.”

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