La señal más grande en la Tierra: un profeta – Introducción

Muy buenas noches, amados amigos y hermanos presentes, y todos los que están en diferentes naciones, ministros y congregaciones. Y un saludo muy especial para el misionero, doctor Miguel Bermúdez Marín, allá en la República Mexicana.

Que Dios les bendiga grandemente a todos y nos hable en esta noche Su Palabra, nos abra las Escrituras y el entendimiento para comprender. En el Nombre del Señor Jesucristo. Amén.

Para esta noche leemos la Escritura en Jeremías, capítulo 1, versos 4 en adelante, donde dice:

“Vino, pues, palabra de Jehová a mí, diciendo:

Antes que te formase en el vientre te conocí, y antes que nacieses te santifiqué, te di por profeta a las naciones.

Y yo dije: ¡Ah! ¡ah, Señor Jehová! He aquí, no sé hablar, porque soy niño.

Y me dijo Jehová: No digas: Soy un niño; porque a todo lo que te envíe irás tú, y dirás todo lo que te mande.

No temas delante de ellos, porque contigo estoy para librarte, dice Jehová.

Y extendió Jehová su mano y tocó mi boca, y me dijo Jehová: He aquí he puesto mis palabras en tu boca.

Mira que te he puesto en este día sobre naciones y sobre reinos, para arrancar y para destruir, para arruinar y para derribar, para edificar y para plantar.”

Que Dios bendiga nuestras almas con Su Palabra y nos permita entenderla.

Para esta ocasión, el tema de introducción al estudio bíblico del próximo domingo de la escuela bíblica es: “LA SEÑAL MÁS GRANDE EN LA TIERRA: UN PROFETA.”

A través de la Biblia, de la Escritura, encontramos diferentes profetas de Dios, desde Adán en adelante, a los cuales vino la Palabra de Dios. “Porque no hará nada el Señor Jehová, sin que antes revele Sus secretos a Sus siervos Sus profetas”, dice Amós, capítulo 3, verso 7. Porque la Palabra de Dios viene a los profetas y de los profetas pasa al pueblo; y por eso es que tenemos la Biblia la Palabra de Dios, que ha venido por medio de los diferentes mensajeros de Dios para el pueblo de Dios.

Un profeta tiene las dos consciencias juntas, y por eso encontramos que puede ver en otras dimensiones, puede hablar con Dios y Dios hablar con él; y puede conocer los misterios divinos para darlos a conocer al pueblo de Dios que vive en su tiempo bajo el Pacto correspondiente a ese tiempo.

Los profetas nacen profetas. No se hacen profetas por medio de estudios académicos, por medio de estudios humanos, sino que nacen profetas, con las dos consciencias juntas, para entrar en el mundo de los espíritus y escuchar la Voz de Dios por medio de Su Espíritu, hablándole lo que él tiene que hablarle al pueblo que vive en ese tiempo y que está bajo el Pacto vigente.

Por lo tanto, la señal más grande de Dios para Su pueblo y para toda la humanidad es un profeta. Cuando aparece un profeta, algo grande Dios va a llevar a cabo en medio de Su pueblo y en medio de la humanidad.

Cuando apareció Noé, algo grande estaba para llevarse a cabo, lo cual era el diluvio; y para lo cual Dios proveyó un plan de salvación: el arca que Él ordenó a Noé construir para la salvación de aves, animales, reptiles y personas que entrarían al arca. Por lo tanto, la señal más grande para aquel tiempo era Noé, Noé construyendo el arca, donde se salvaría él y su familia del juicio, del diluvio que vendría sobre la raza humana.

Así ha sido de tiempo en tiempo, de edad en edad, de dispensación en dispensación: por medio de los profetas han venido las profecías de las cosas que han de suceder, y son dadas a conocer de antemano; y los que prestan atención y toman en serio lo que Dios habla a y por medio de ese profeta: escapan del juicio divino, obtienen la misericordia de Dios, reciben las bendiciones de Dios.

Para los días de los profetas tenemos las profecías mesiánicas de la Primera Venida del Mesías y de la Segunda Venida del Mesías. Para lo cual, está la profecía del precursor de la Primera Venida del Mesías; promesa que se cumplió en Juan el Bautista, del cual Jesús dice que: “De los nacidos de mujer, no hubo ninguno mayor que Juan; pero el más pequeño del Reino de Dios es mayor que Juan.” [San Lucas 7:28]

El más pequeño del Reino de Dios pertenece a la Iglesia del Señor Jesucristo, y por consiguiente pertenece al pueblo de los hijos e hijas de Dios; y un hijo de Dios es mayor que un siervo.

Por lo tanto, es mayor Juan el Bautista que las personas que vivieron antes que él, pero el más pequeño del Reino de los Cielos es mayor que Juan el Bautista; porque Juan el Bautista pertenece al pueblo de los siervos, y el más pequeño del Reino de los Cielos pertenece al pueblo de los hijos e hijas de Dios.

Juan el Bautista fue el precursor de la Primera Venida de Cristo, el cual le preparó el camino, anunció que vendría uno mayor que él, el cual sería el Mesías, el Prometido. Y cuando le vio, lo señaló diciendo: “He aquí el Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo.” [San Juan 1:29] Y aún más, lo bautizó también.

Y cuando subió de las aguas bautismales Jesús, Juan vio al Espíritu Santo descendiendo en forma de paloma sobre Jesús. Él dijo: “Yo no lo conocía, pero el que me mandó a bautizar me dijo: Sobre aquel que tú veas el Espíritu descender en forma de paloma sobre Él, ese es Él.” O sea: “Ese es el Mesías, ese es al cual tú le estás preparando el camino.” Y Juan dice: “Y yo lo vi.” Vio al Espíritu Santo descender sobre Jesús.

Después del precursor vino el precursado, después del precursor vino uno mayor que el precursor. Juan era un profeta de la séptima etapa de la Iglesia hebrea bajo la Ley, pero Jesús es un profeta dispensacional, el profeta de la Dispensación de la Gracia. Por lo tanto, el que viene después del precursor siempre es mayor que el precursor; es, el precursado, es un profeta dispensacional, es un profeta mayor que el precursor.

Tenemos también la Dispensación de la Gracia, donde tenemos al cristianismo desde el Día de Pentecostés hacia acá en la Dispensación de la Gracia. Hemos tenido en la Dispensación de la Gracia siete mensajeros para la Iglesia gentil: San Pablo el primero, y así sucesivamente hasta llegar al séptimo mensajero, que fue el reverendo William Branham, precursor de la Segunda Venida de Cristo, el cual recibió el Mensaje que introduce la Segunda Venida de Cristo a este planeta Tierra.

El precursor con el Mensaje que Dios le da, prepara al pueblo para recibir la Venida del Mesías-Príncipe en el tiempo final.

Por lo tanto, después del precursor lo que viene es uno mayor que el precursor: el precursado, el cual es anunciado en la Escritura como el Hijo del Hombre viniendo en el tiempo final.

Por eso Jesús habló mucho de la Venida del Hijo del Hombre, los apóstoles también, el reverendo William Branham también; porque él es el que le prepara el camino al que vendrá en el Día Postrero: el Mesías-Príncipe, el Hijo del Hombre viniendo en Su Reino, como está prometido y como fue visto en el Monte de la Transfiguración, con los Dos Olivos: Moisés y Elías. O sea que en la Venida del Hijo del Hombre, los ministerios del Hijo del Hombre (el ministerio de Moisés y el ministerio de Elías) estarán presentes en el tiempo final.

Por lo tanto, la Venida del Hijo del Hombre será la señal más grande en la Tierra, de parte de Dios para toda la humanidad.

“LA SEÑAL MÁS GRANDE EN LA TIERRA: UN PROFETA.”

Ha sido para mí un privilegio grande estar con ustedes en esta ocasión, en la introducción al tema de estudio bíblico, de escuela dominical del próximo domingo: “LA SEÑAL MÁS GRANDE EN LA TIERRA: UN PROFETA.”

Que Dios les bendiga a todos, les guarde y les use grandemente en Su Obra en este tiempo final. Y nos vemos el próximo domingo, Dios mediante, en la escuela bíblica, para tener el estudio bíblico: “LA SEÑAL MÁS GRANDE EN LA TIERRA: UN PROFETA.”

Continuaremos hablando de este tema; y esperamos que Dios nos dé mucha Palabra revelada para comprender el tema de la Venida del Hijo del Hombre, de la Venida del Mesías para el Día Postrero, de la Venida de uno más grande, mayor que el precursor de la Segunda Venida de Cristo.

Que Dios les bendiga a todos; y continúen pasando una noche feliz, llena de las bendiciones de Cristo nuestro Salvador.

“LA SEÑAL MÁS GRANDE EN LA TIERRA: UN PROFETA.”

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