Ahora pasaremos a la Santa Cena y el Lavatorio de Pies.
Conforme a las palabras de Jesucristo en San Mateo, capítulo 26, versos 26 al 29, la Santa Cena es en conmemoración, es una conmemoración, y por consiguiente es muy importante para el cristianismo.
Nos dice Cristo en San Mateo, capítulo 26, versos 26 en adelante:
“Y mientras comían, tomó Jesús el pan, y bendijo, y lo partió, y dio a sus discípulos, y dijo: Tomad, comed; esto es mi cuerpo.
Y tomando la copa, y habiendo dado gracias, les dio, diciendo: Bebed de ella todos;
porque esto es mi sangre del nuevo pacto, que por muchos es derramada para remisión de los pecados.
Y os digo que desde ahora no beberé más de este fruto de la vid, hasta aquel día en que lo beba nuevo con vosotros en el reino de mi Padre”.
Recuerden que esto es un memorial; y el pan tipifica el cuerpo de Cristo que murió en la Cruz del Calvario, y el vino representa la Sangre de Cristo que fue derramada por nosotros allá en la Cruz del Calvario.
Por lo tanto, tomemos conscientes la Santa Cena en estos momentos. Y que Dios nos bendiga grandemente al tomar la Santa Cena, de la cual habló el apóstol Pablo en Primera de Corintios, capítulo 11, versos 23 en adelante. Y dice así:
“Porque yo recibí del Señor lo que también os he enseñado: Que el Señor Jesús, la noche que fue entregado, tomó pan;
y habiendo dado gracias, lo partió, y dijo: Tomad, comed; esto es mi cuerpo que por vosotros es partido; haced esto en memoria de mí.
Asimismo tomó también la copa, después de haber cenado, diciendo: Esta copa es el nuevo pacto en mi sangre; haced esto todas las veces que la bebiereis, en memoria de mí.
Así, pues, todas las veces que comiereis este pan, y bebiereis esta copa, la muerte del Señor anunciáis hasta que él venga.
De manera que cualquiera que comiere este pan o bebiere esta copa del Señor indignamente, será culpado del cuerpo y de la sangre del Señor.
Por tanto, pruébese cada uno a sí mismo, y coma así del pan, y beba de la copa.
Porque el que come y bebe indignamente, sin discernir el cuerpo del Señor, juicio come y bebe para sí.
Por lo cual hay muchos enfermos y debilitados entre vosotros, y muchos duermen.
Si, pues, nos examinásemos a nosotros mismos, no seríamos juzgados;
mas siendo juzgados, somos castigados por el Señor, para que no seamos condenados con el mundo.
Así que, hermanos míos, cuando os reunís a comer, esperaos unos a otros”.
Aquí tenemos claro que es una conmemoración a la muerte y resurrección de Cristo nuestro Salvador. Por lo tanto, examinémonos y tomemos la Santa Cena habiendo confesado a Cristo nuestras faltas, nuestros errores, nuestros pecados, para que así comamos bendición y para bendición, y conmemoremos así la muerte de Cristo en la Cruz del Calvario.
Adelante con la Santa Cena.
Luego tendremos el Lavatorio de Pies, en donde es muy importante entender que es parte de la Santa Cena, porque en el Lavatorio de Pies las faltas, errores o pecados que hayamos cometido después de haber recibido a Cristo como Salvador, nos confesamos a Cristo y Cristo con Su Sangre nos limpia de todo pecado, y así estamos en pie delante del Señor sin faltas, sin errores, sin pecados.
Así como perdonó los que habíamos cometido antes de recibirlo como Salvador, también perdona y nos limpia de todo pecado con Su Sangre todo pecado que hayamos cometido después de haberlo recibido como nuestro Salvador personal.
Por lo tanto, adelante también con el Lavatorio de Pies, el cual es parte de la conmemoración de Santa Cena, la cual allá nos puso el fundamento Cristo, en donde lavó los pies de Sus discípulos luego de haber tomado la Santa Cena, haber comido el pan y haber tomado la copa de vino.
Y nos dijo: “Porque ejemplo os he dado. Haced esto en memoria de mí, porque ejemplo os he dado”.
Dice en San Juan, capítulo 13, verso 3 en adelante:
“… sabiendo Jesús que el Padre le había dado todas las cosas en las manos, y que había salido de Dios, y a Dios iba,
se levantó de la cena, y se quitó su manto, y tomando una toalla, se la ciñó.
Luego puso agua en un lebrillo, y comenzó a lavar los pies de los discípulos, y a enjugarlos con la toalla con que estaba ceñido.
Entonces vino a Simón Pedro; y Pedro le dijo: Señor, ¿tú me lavas los pies?
Respondió Jesús y le dijo: Lo que yo hago, tú no lo comprendes ahora; mas lo entenderás después.
Pedro le dijo: No me lavarás los pies jamás. Jesús le respondió: Si no te lavare, no tendrás parte conmigo.
Le dijo Simón Pedro: Señor, no sólo mis pies, sino también las manos y la cabeza.
Jesús le dijo: El que está lavado, no necesita sino lavarse los pies, pues está todo limpio; y vosotros limpios estáis, aunque no todos.
Porque sabía quién le iba a entregar; por eso dijo: No estáis limpios todos.
Así que, después que les hubo lavado los pies, tomó su manto, volvió a la mesa, y les dijo: ¿Sabéis lo que os he hecho?
Vosotros me llamáis Maestro, y Señor; y decís bien, porque lo soy.
Pues si yo, el Señor y maestro, he lavado vuestros pies, vosotros también debéis lavaros los pies los unos a los otros.
Porque ejemplo os he dado, para que como yo os he hecho, vosotros también hagáis.
De cierto, de cierto os digo: El siervo no es mayor que su señor, ni el enviado es mayor que el que le envió.
Si sabéis estas cosas, bienaventurados seréis si las hiciereis”.
Así que podemos ver que el Lavatorio de Pies es también un memorial. Y dice Cristo: “Bienaventurados seréis si lo hiciereis”.
Por lo tanto, pueden pasar al Lavatorio de Pies en estos momentos aquí en Puerto Rico y en los demás países. Y que las bendiciones de Cristo, el Ángel del Pacto, sean sobre todos ustedes y sobre mí también. Y nos mantenga siempre con Su Sangre limpios de todo pecado, lo cual es representado en la Santa Cena y el Lavatorio de Pies.
Que Dios les bendiga y les guarde y les acompañe a cada uno de ustedes en el resto de vida que nos queda aquí en la Tierra.
Pasen una tarde feliz, llena de las bendiciones de Cristo nuestro Salvador.
Palabras finales
Hemos tenido la Santa Cena y el Lavatorio de Pies, que son tres memoriales que Cristo ordenó que lleváramos a cabo en memoria de Él y Su Obra de Redención en la Cruz del Calvario.
Encontramos que la Pascua tipifica a Jesucristo. Dice San Pablo en Primera de Corintios, capítulo 5, verso 7:
“Limpiaos, pues, de la vieja levadura, para que seáis nueva masa, sin levadura como sois; porque nuestra pascua, que es Cristo, ya fue sacrificada por nosotros”.
Cristo es el Cordero Pascual que fue tipificado cuando el pueblo hebreo con Moisés llevaron a cabo la Pascua sacrificando un corderito por los primogénitos del pueblo hebreo; y encontramos que al tener la sangre colocada en las puertas de los hogares, en el dintel y los postes de los hogares, el ángel de la muerte no entraría a esos hogares; así se preservaría la vida de los primogénitos del pueblo hebreo que vivían allá en Egipto1.
Y encontramos que el Cordero Pascual es Cristo, el cual fue sacrificado por nosotros para la preservación de la vida eterna con Cristo en Su Reino.
Luego encontramos el Lavatorio de Pies que Cristo estableció e hizo, realizó a Sus discípulos, así como la Pascua que celebró Cristo allí, dándoles el pan: partió el pan y dio a cada uno de ellos; y luego tomó la copa de vino y dio a Sus discípulos para que tomaran. El cuerpo de Cristo estaba representado en el pan y la Sangre estaba representada en el vino.
Por lo tanto, es un memorial el pan, la Santa Cena tomando el pan y tomando el vino en memoria de Cristo y Su Sacrificio en la Cruz del Calvario.
Y luego el Lavatorio de Pies que llevó a cabo Cristo a Sus discípulos, representa que, luego de convertido a Cristo la persona y haber nacido de nuevo, comete errores, faltas o pecados en algunas ocasiones, pero la Sangre de Cristo lo mantiene limpio al confesar a Cristo sus faltas, errores y pecados, luego de ya haber sido convertido a Cristo. Y Cristo lo mantiene limpio de todo pecado, porque la Sangre de Cristo nos limpia de todo pecado.
Por lo tanto, la Santa Cena y el Lavatorio de Pies son tres memoriales de recordación del Sacrificio de Cristo y del Lavatorio de Pies que realizó a Sus discípulos la noche en que llevó a cabo la Santa Cena con Sus discípulos.
El apóstol Pablo, en Primera de Corintios, capítulo 11, versos 23 en adelante, dice:
“Porque yo recibí del Señor lo que también os he enseñado: Que el Señor Jesús, la noche que fue entregado, tomó pan;
y habiendo dado gracias, lo partió, y dijo: Tomad, comed; esto es mi cuerpo que por vosotros es partido; haced esto en memoria de mí”.
Aquí nos muestra que la Santa Cena es un memorial, es en memoria de Cristo y Su Sacrificio en la Cruz del Calvario.
“Asimismo tomó también la copa, después de haber cenado, diciendo: Esta copa es el nuevo pacto en mi sangre; haced esto todas las veces que la bebiereis, en memoria de mí”.
La Santa Cena es en memoria de Cristo, y hay una bendición grande al tomar la Santa Cena y el Lavatorio de Pies.
“Así, pues, todas las veces que comiereis este pan, y bebiereis esta copa, la muerte del Señor anunciáis hasta que él venga (o sea, se recuerda la muerte del Señor cada vez que tomamos la Santa Cena).
De manera que cualquiera que comiere este pan o bebiere esta copa del Señor indignamente, será culpado del cuerpo y de la sangre del Señor.
Por tanto, pruébese cada uno a sí mismo, y coma así del pan, y beba de la copa.
Porque el que come y bebe indignamente, sin discernir el cuerpo del Señor, juicio come y bebe para sí.
Por lo cual hay muchos enfermos y debilitados entre vosotros, y muchos duermen.
Si, pues, nos examinásemos a nosotros mismos, no seríamos juzgados;
mas siendo juzgados, somos castigados por el Señor, para que no seamos condenados con el mundo”.
Aquí podemos ver que hay una bendición en la Santa Cena y el Lavatorio de Pies, pero también hay una maldición para el que la toma indignamente.
Por eso es importante confesar a Cristo nuestras faltas y errores y pecados, para que al tomar de Santa Cena sea de bendición para cada uno de nosotros, y por consiguiente seamos de bendición también para otras personas.
La Santa Cena y el Lavatorio de Pies, tres memoriales que Cristo dio a Su Iglesia para que lo practicaran hasta Su Venida.
Por lo tanto, es importante entender lo que es y significa la Santa Cena y el Lavatorio de Pies para todos los creyentes en Cristo.
El mismo Cristo dijo: “Haced esto en memoria de mí”, y también dice que somos bienaventurados al saberlo y realizarlo. Él dice… Esto está en San Juan, capítulo 13, verso 3 en adelante:
“… sabiendo Jesús que el Padre le había dado todas las cosas en las manos, y que había salido de Dios, y a Dios iba,
se levantó de la cena, y se quitó su manto, y tomando una toalla, se la ciñó.
Luego puso agua en un lebrillo, y comenzó a lavar los pies de los discípulos, y a enjugarlos con la toalla con que estaba ceñido.
Entonces vino a Simón Pedro; y Pedro le dijo: Señor, ¿tú me lavas los pies?
Respondió Jesús y le dijo: Lo que yo hago, tú no lo comprendes ahora; mas lo entenderás después.
Pedro le dijo: No me lavarás los pies jamás. Jesús le respondió: Si no te lavare, no tendrás parte conmigo.
Le dijo Simón Pedro: Señor, no sólo mis pies, sino también las manos y la cabeza.
Jesús le dijo: El que está lavado, no necesita sino lavarse los pies, pues está todo limpio; y vosotros limpios estáis, aunque no todos.
Porque sabía quién le iba a entregar; por eso dijo: No estáis limpios todos.
Así que, después que les hubo lavado los pies, tomó su manto, volvió a la mesa, y les dijo: ¿Sabéis lo que os he hecho?
Vosotros me llamáis Maestro, y Señor; y decís bien, porque lo soy.
Pues si yo, el Señor y maestro, he lavado vuestros pies, vosotros también debéis lavaros los pies los unos a los otros.
Porque ejemplo os he dado, para que como yo os he hecho, vosotros también hagáis.
De cierto, de cierto os digo: El siervo no es mayor que su señor, ni el enviado es mayor que el que le envió.
Si sabéis estas cosas, bienaventurados seréis si las hiciereis”.
Hay una bienaventuranza grande en hacer lo que Cristo nos enseñó para realizar: el memorial de la Santa Cena y el Lavatorio de Pies; por lo tanto, ustedes son bienaventurados, y yo también.
Y que Dios les bendiga grandemente, y les mantenga cubiertos con Su Sangre todo el tiempo. Siempre confesando a Cristo nuestras faltas, errores y pecados que cometamos en el camino, en la trayectoria cristiana en la cual Él nos ha colocado.
Que Dios los bendiga y les guarde, y continúen pasando un Domingo de Resurrección lleno de felicidad, lleno de paz y lleno de esperanza en el futuro del Reino Milenial del Mesías Príncipe que ha de ser establecido en la Tierra en el Día Postrero. En el Nombre del Señor Jesucristo. Amén.
Dejo con ustedes al reverendo José Benjamín Pérez a continuación.
“Servicio de Santa Cena y Lavatorio de Pies”.
Oración
Padre celestial, en el Nombre del Señor Jesucristo vengo a Ti, dándote gracias por este día en que se conmemora la resurrección de Cristo, y en donde conmemoramos también la muerte, sepultura y resurrección de Cristo; sobre todo, la resurrección.
Te damos gracias por esta bendición tan grande que nos has dado en este día Domingo de Resurrección.
Acompáñanos, Señor, y ayúdanos a estar listos para la transformación y rapto o arrebatamiento de Tu Iglesia en este tiempo final.
Cuídanos de todo peligro y acompáñanos a nuestros hogares; y acompáñanos todos los días de nuestra vida terrenal y por toda la eternidad.
En el Nombre del Señor Jesucristo, amén, te lo rogamos.
1 Éxodo 12