Un Libro de Valor

Apocalipsis, capítulo 22, versos 6 al 10, para tener un cuadro más claro de lo que vamos a hablar. Dice1:

“Y me dijo: Estas palabras son fieles y verdaderas. Y el Señor Dios de los santos profetas ha enviado su ángel, para mostrar á sus siervos las cosas que es necesario que sean hechas presto.

Y he aquí, vengo presto. Bienaventurado el que guarda las palabras de la profecía de este libro.

Yo Juan soy el que ha oído y visto estas cosas. Y después que hube oído y visto, me postré para adorar delante de los pies del ángel que me mostraba estas cosas.

Y él me dijo: Mira que no lo hagas: porque yo soy siervo contigo, y con tus hermanos los profetas, y con los que guardan las palabras de este libro. Adora á Dios.

Y me dijo: No selles las palabras de la profecía de este libro; porque el tiempo está cerca”.

Pasamos de regreso al verso 7, de donde tomaremos nuestro tema. Y nos dice: “Bienaventurado el que guarda las palabras de la profecía de este libro”.

¿Bienaventurado quién? El que guarda las palabras de la profecía de este libro.

Dios les siga bendiciendo.

Este libro es tan importante, este libro es realmente un libro de valor, de valor incalculable. Es un libro de tanto valor que Sus palabras, para el que las guarda, lo convierte en bienaventurado, pues dice: “Bienaventurado el que guarda las palabras de la profecía de este libro”.

Hay muchos libros en la Tierra, hay muchos escritores, hay muchas enseñanzas en la Tierra, hay muchas religiones en la Tierra; muchas religiones del África, de la India, del oriente, del occidente y de todos los continentes; pero hay una clase de persona que es bienaventurada porque guarda las palabras de la profecía de este libro.

No dice: “Bienaventurado el que guarda las palabras del libro que escribió fulano o zutano”, sino: “Bienaventurado el que guarda las palabras de las profecía de este libro”. Por eso es un libro de valor incalculable.

Es un libro de tanto valor que dice el mismo Señor a través de Su Ángel [Apocalipsis 22:18]:

“Porque yo protesto á cualquiera que oye las palabras de la profecía de este libro: Si alguno añadiere á estas cosas, Dios pondrá sobre él las plagas que están escritas en este libro.

Y si alguno quitare de las palabras del libro de esta profecía, Dios quitará su parte del libro de la vida, y de la santa ciudad, y de las cosas que están escritas en este libro”.

Ahora ustedes pueden ver lo importante que es este libro; y ustedes pueden ver lo que significa para el ser humano escuchar las palabras de la profecía de este libro.

Escuchar esas palabras, recibirlas en su corazón y guardarlas, representa o significa para esa persona una bienaventuranza; porque él recibirá todas las bendiciones escritas en este libro.

Él tendrá entonces derecho a comer del Árbol de la Vida. Dice [Apocalipsis 22:14]:

“Bienaventurados los que guardan sus mandamientos, para que su potencia sea en el árbol de la vida, y que entren por las puertas en la ciudad”.

Eso es para los que guardan los mandamientos, para los que guardan las palabras de la profecía de este libro; pues ellos son bienaventurados.

Pero cualquiera que oye las palabras de la profecía de este libro, y le añade: le serán añadidas plagas, las plagas escritas en este libro. Y el que le quite: le será quitado su nombre, le será quitado su parte del Libro de la Vida.

Y, sigue diciendo:

“… su parte (le será quitada) del libro de la vida, y de la santa ciudad, y de las cosas que están escritas en este libro”.

O sea, de todas las bendiciones escritas en este libro, le será quitada la parte a todo aquel que le quite a las palabras de la profecía de este libro.

Ahora, podemos ver, podemos comprender, que realmente este es un libro de valor. Es el libro de más valor para el ser humano.

Usted puede obtener buenos libros en la Tierra, usted puede obtener las palabras de los diferentes libros buenos que hay sobre la Tierra, que le ayudan en su vida terrenal; pero sobre todos los libros, hay un libro que tiene palabras de vida eterna.

Hay un libro que tiene palabras que, el que las recibe, recibe todas las bendiciones escritas en ese libro; pero también es un libro que el que lo rechaza o rechaza las palabras de ese libro, que el que le quite o le añada a las palabras de ese libro: entonces la persona automáticamente pierde todos los derechos a las bendiciones habladas en ese libro. Y si pierde todos los derechos a las bendiciones habladas en este libro, entonces automáticamente recibirá todos los juicios divinos, todas las plagas divinas habladas en ese libro.

Cuando Dios presenta, cuando Dios coloca ese libro delante de los seres humanos, cuando Dios da a conocer las palabras de ese libro a los seres humanos, Él da a conocer las bendiciones y las maldiciones habladas en ese libro.

Por lo tanto, Dios coloca delante de cada ser humano: la vida y la muerte, la bendición y la maldición; y cada persona, de acuerdo a su actitud frente a las palabras de la profecía de este libro, recibirá su recompensa.

Si su actitud es una actitud contraria a las palabras de la profecía de este libro, y rechaza ese Mensaje: entonces recibirá las maldiciones habladas en ese libro. Pero si su actitud es positiva y recibe las palabras de la profecía de este libro, entonces recibirá todas las bendiciones habladas en ese libro.

Es UN LIBRO DE VALOR.

Sus palabras son de tanto valor que producirán o bendiciones o maldiciones para los seres humanos. Es un libro de tanto valor que afectará a la raza humana: a unos de una manera y a otros de otra manera.

A unos les afectará positivamente, con grandes bendiciones. A otros les afectará con grandes juicios y maldiciones, por cuanto no recibirán “las palabras de la profecía de este libro”.

Por eso fue que cuando el Ángel Fuerte descendió del Cielo con el Libro abierto en Su mano, le fue dicho a Juan: “Ve al Ángel y pídele el Librito que tiene en Su mano abierto; y cómelo”. Y Juan dice: “Yo fui, y lo pedí al Ángel, y lo comí; y cuando lo hube comido fue dulce a mi paladar y amargo a mi vientre, como me fue dicho”2.

Y luego que lo hubo comido, Juan dice que oyó, que le fue dicho el motivo por el cual él tenía que comer ese Libro. Dice [Apocalipsis 10:11]:

“Y él me dice: Necesario es que otra vez profetices á muchos pueblos y gentes y lenguas y reyes”.

“Muchos pueblos” son los gentiles; “muchas lenguas” son los gentiles; “muchas gentes” son los gentiles; y “muchos reyes” son los gentiles.

¿Qué ha de profetizar a muchos pueblos, gentes, lenguas y reyes? Lo que ha de profetizar es: juicio sobre los gentiles, porque el tiempo de los gentiles habrá terminado en el tiempo en que ese Libro regrese a la Tierra y se lo come un hombre en los días finales.

Juan allí, en la visión apocalíptica, estaba tipificando, representando, al hombre, al profeta que se comería ese Libro, para entonces profetizar como dice Apocalipsis 11: para cumplir el ministerio de los Dos Olivos y los Dos Candeleros.

Él entonces estará preparado con la Palabra, con las palabras de la profecía de este Libro, para darlas a conocer.

Él hablará para el reino de los gentiles todas las maldiciones, todos los juicios escritos en este Libro. Y también él hablará primeramente todas las bendiciones escritas en este Libro para todos los hijos de Dios, para los herederos de Dios y coherederos con Cristo.

Él tendrá las palabras de las profecía de este Libro, él expresara las palabras de la profecía de este Libro; y serán bienaventurados los que escuchen, los que lean y los que reciban las palabras de la profecía de este Libro.

Habrá una grande bendición, una grande bienaventuranza.

Pero para los que la rechacen, para ellos solamente habrá juicio y maldición, porque él estará anunciando el día de venganza del Dios nuestro, estará anunciandole al reino de los gentiles que su tiempo ha terminado, que tiene que desaparecer el reino de gentiles, como dijo el profeta Daniel cuando vio en aquella visión que tuvo para interpretarle el sueño al rey Nabucodonosor.

Cuando él recibió la interpretación, él vio una Piedra no cortada de manos que vino, que salió de la montaña e hirió a la imagen en los pies de hierro y de barro cocido3.

Todos sabemos que esa imagen, esa estatua que vio Nabucodonosor, que tenía la cabeza de oro, los pechos y los brazos de plata, el vientre y los muslos de bronce, las piernas de hierro, y los pies de hierro y de barro cocido; todos sabemos que eso representa el reino de los gentiles, que comenzó en el tiempo de Nabucodonosor y que en los días finales se encuentra en los pies de hierro y de barro cocido.

En los días del Señor Jesús se encontraba en las piernas de hierro; y aunque allí estaba la Piedra que los edificadores desecharon, aunque allí estaba aquella Piedra de la cual Daniel anunció que vendría en los días finales por segunda vez, aunque estaba allí presente frente al reino de los gentiles, frente a la estatua que vio Nabucodonosor, no podía herir aquella estatua, aquella imagen en aquellos días; porque Él heriría aquella imagen en los días finales, cuando esa imagen estuviera en los pies de hierro y de barro cocido; en aquel tiempo solamente estaba en las piernas de hierro, todavía el barro no había aparecido.

Por eso fue que aquella estatua o aquella imagen en aquella etapa de las piernas de hierro, que era el imperio romano en aquellos días, hirió al Señor, lo crucificó; pero dice la Escritura: “El que a hierro mata, a hierro morirá. El que a espada hiere, a espada morirá, a espada será herido”4. Esa es la ley de la retribución divina.

El Señor Jesucristo en aquellos días no estaba anunciando el día de venganza del Dios nuestro para el reino de los gentiles, para la imagen que vio Nabucodonosor; por eso no le estaba anunciando el juicio para aquellos días, no le estaba anunciando el fin a ese reino en aquellos días, no estaba hablando la Palabra de juicio divino para aquellos días sobre ese reino. Él señaló que eso estaría en el final, y Él lo señaló allá en la parábola del trigo y de la cizaña5; porque en el tiempo final será el tiempo en que la cizaña será quemada y el viento se llevará toda esa cizaña que ya será quemada; así será con el reino de los gentiles en los días finales.

Pero en los días del Señor Jesús, en Su Primera Venida, Él anunciaba el año de la buena voluntad del Dios nuestro, Él anunciaba una nueva Dispensación de Gracia, Él estaba anunciando el comienzo del “año de la buena voluntad del Señor”6. Lo tomaron preso, lo crucificaron, hicieron de Él todo lo que quisieron; pero está escrito en la Palabra de Dios que Dios vengará la sangre de los justos y santos del Señor7.

El reino de los gentiles por muchos siglos ha estado persiguiendo y matando a los santos del Altísimo; aun al mismo Juan el Bautista, el reino de los gentiles en la etapa del imperio romano, en la etapa de las piernas de hierro, también mató a Juan el Bautista8; también en las edades del cristianismo el imperio romano estuvo persiguiendo y matando a los santos del Altísimo, a los que tenían el testimonio de Jesús.

Por lo tanto, el reino de gentiles tiene cuentas que arreglar. El Señor le va a arreglar todas esas cuentas que tiene pendientes, porque el reino de los gentiles (en todos los aspectos que ha estado el reino de los gentiles manifestado) encontramos que ha perseguido y matado a los santos del Altísimo. Y eso tiene que ser pagado, ¿cuándo? En “el día de venganza del Dios nuestro”9.

Por eso es que en el tiempo final, cuando el Libro que está en el Cielo regresa a la Tierra, entonces ese Libro ya estando abierto, y habiéndoselo comido una persona, un profeta: ese profeta entonces hablará todas las palabras de juicio de la profecía de este Libro. Él señalará cada profecía, él la hablará, el hablará cada juicio que debe venir; y aun él señalará sobre el pueblo, sobre la nación, sobre la lengua y sobre los reyes que deben venir esos juicios.

Porque escrito está: “Es necesario que profetices a muchos pueblos…, es necesario que otra vez profetices a muchos pueblos, gentes, lenguas y reyes”.

O sea que luego que este profeta final que Dios tendrá sobre la Tierra, el cual fue tipificado en Juan el discípulo amado, que era apóstol y profeta, encontramos que luego de comerse este Libro tendrá el ministerio profético que anunciará sobre pueblos, naciones, lenguas y reyes, los juicios divinos que han de venir; él los anunciara; el señalará: “Sobre tal pueblo, tal juicio”; él señalará los pueblos de entre los gentiles que van a recibir este juicio.

Es un juicio tan tremendo que vendrá, que el profeta Malaquías allá en el capítulo 4 dijo que: “No les dejará raíz ni rama (a todos los rebeldes)”. Así que será un juicio tan grande que vendrá sobre la Tierra, y que será hablado por el último de los profetas que estará sobre la Tierra, que después de estos juicios la Tierra quedará preparada para el Reino Milenial.

Si observamos por unos momentos lo que será este gran ministerio en cuanto a los juicios divinos, miren lo que dice [Apocalipsis 11:5]:

“Y si alguno les quisiere dañar, sale fuego de la boca de ellos, y devora á sus enemigos; y si alguno les quisiere hacer daño, es necesario que él sea así muerto”.

¿Quién? Quien les quieran hacer daño.

Ahora, esto es lo que dice Dios: Que cualquiera que quiera hacerle daño al profeta que Dios tenga para el tiempo final, el que quiera hacerle daño, es necesario que muera. Dice:

“Y si alguno les quisiere dañar, sale fuego de la boca de ellos, y devora á sus enemigos; y si alguno les quisiere hacer daño, es necesario que él sea así muerto (el que le quiera hacer daño)”.

Ahora, ¿qué significa todo esto? Todo esto significa que la persona en la cual esté manifestado este ministerio en su fase final, tendrá atentados en la vida. ‘Más claro no canta un gallo’. Así es que eso significa eso que hemos leído.

Ahora, sigue diciendo:

“Estos tienen potestad de cerrar el cielo, que no llueva en los días de su profecía, y tienen poder sobre las aguas para convertirlas en sangre, y para herir la tierra con toda plaga cuantas veces quisieren.

Y cuando ellos hubieren acabado su testimonio (su Testimonio es su Mensaje, su Testimonio son las palabras de la profecía de este libro), la bestia que sube del abismo hará guerra contra ellos, y los vencerá, y los matará”.

Aquí podemos ver que tendrán un final; pero eso será cuando hayan terminado su ministerio, cuando hayan acabado de dar su Mensaje, su Testimonio. Ahora, dice:

“Y sus cuerpos serán echados en las plazas de la grande ciudad, que espiritualmente es llamada Sodoma y Egipto, donde también nuestro Señor fué crucificado.

Y los de los linajes, y de los pueblos, y de las lenguas, y de los Gentiles (todos estos pueblos naciones y lenguas de los gentiles sobre los cuales el ministerio profético tuvo ese impacto; dice) verán los cuerpos de ellos por tres días y medio, y no permitirán que sus cuerpos sean puestos en sepulcros.

Y los moradores de la tierra (son los gentiles) se gozarán sobre ellos…”.

Así es que esto muestra que los aborrecían.

“Y los moradores de la tierra se gozarán sobre ellos, y se alegrarán, y se enviarán dones (regalos) los unos á los otros; porque estos dos profetas han atormentado á los que moran sobre la tierra”.

Ahora, vean ustedes que los gentiles aborrecerán el ministerio de los Dos Olivos, aborrecerán los Dos Olivos, los dos Candeleros; porque el ministerio de los Dos Olivos les anunciará el juicio divino y hará que el juicio divino venga sobre el reino de los gentiles. Y dice que se van a alegrar cuando la bestia los mate; se van a alegrar, se van a gozar por la muerte del instrumento de Dios.

Así fue en los tiempos de todos los profetas. Cuando los gobiernos mataban a los profetas, la gente se alegraban. Cuando mataron a Juan el Bautista, se alegraron; cuando mataron a Jesús de Nazaret, también se alegraron; cuando mataban a los apóstoles, también se alegraban; cuando mataban a los cristianos allá, cuando se los echaban a los leones, también se alegraban; cuando los colocaban en las hogueras, también se alegraban. Y cuando los Dos Olivos sean muertos, también se van a alegrar, se van a gozar; pero su gozo no durará muchos días, porque ese ministerio será un ministerio para finalizar el reino de los gentiles.

Por eso este libro es un libro de mucho valor.

Por eso las palabras de este libro son de tanto valor que, el que las rechaza, el que las rechaza y le quita: su parte será quitada del Libro de la Vida, de la Santa Ciudad, la Nueva Jerusalén, y de todas las bendiciones escritas en este libro. El que le añada: le serán añadidas las plagas escritas en ese libro.

Pero el que recibe las palabras de la profecía de ese libro, es bienaventurado. Es bienaventurado porque tendrá derecho a comer del Árbol de la Vida, tendrá derecho a entrar por las puertas de la Nueva Jerusalén, tendrá derecho a todas las bendiciones habladas en este libro; porque él ha recibido las palabras de la profecía de este libro; y por cuanto él las ha recibido, recibe entonces todas las bendiciones escritas en este libro.

Porque “el que recibe a profeta en nombre de profeta, merced de profeta recibe”10; pero el que le rechaza, entonces ha rechazado todas las bendiciones de Dios; y no le quedará otra cosa sino los juicios divinos.

Por eso este libro…, por eso este libro apocalíptico es un libro de valor; porque sus palabras son la Palabra Divina para ser hablada, para ser manifestada a todos los seres humanos en este tiempo.

Y para eso Dios tendrá sobre la Tierra a un hombre: a un profeta que se comerá este Libro misterioso que fue tomado en el Cielo, abierto en el Cielo, traído a la Tierra por el Ángel Fuerte, y le es entregado a un hombre para que se lo coma; y después le es dicho: “Es necesario que profetices otra vez”.

¿Quién será entonces ese que profetizará otra vez? Tiene que ser uno que haya profetizado anteriormente; porque si le es dicho: “Es necesario que profetices otra vez”, pues antes tiene que haber profetizado.

Si observamos los juicios divinos que ha de traer sobre la Tierra, seguidamente nos daremos cuenta qué clase de ministerio será el que tendrá ese hombre; nos daremos cuenta que es la repetición profética en este tiempo, una repetición profética; y esa repetición profética será conocida por los milagros, por los juicios divinos que ha de producir.

Dice que tendrá poder para convertir el agua en sangre. Si buscamos en la biblia algún profeta que haya convertido el agua en sangre encontraremos seguidamente a un hombre: a un profeta llamado Moises.

Así que el ministerio de Moises estará profetizando otra vez.

También es dicho que tendrá poder para cerrar los cielos en sus días, en los días de su profecía. Si buscamos a través de la historia bíblica, encontraremos un profeta que cerró los cielos por tres años y medio, el cual fue Elías.

Entonces el ministerio de Elías estará nuevamente sobre la Tierra para profetizar otra vez. Otra vez el ministerio de Elías sobre la Tierra para traer los juicios divinos que corresponden a este tiempo final.

También es dicho: “Y tienen poder, tienen potestad, para traer sobre la Tierra, para herir la Tierra con plagas cuantas veces quieran”. Así que no tendrán límite en cuanto a los juicios que ellos quieran traer.

¿Por qué? Porque tendrá ese profeta el Libro misterioso, el Libro de Valor lo tendrá en sus manos; y eso es nada menos que el Título de Propiedad.

Y cuando una persona tiene el título de propiedad de algo que él compró o que heredó, él puede hacer en esa propiedad lo que él quiera. Él puede sacar de esa propiedad las cucarachas, puede sacar las hormigas, puede sacar los ratones, las ratas; todo lo que haya que a él no le guste. Puede romper todas las edificaciones que haya ahí, que él quiera romper. ¿Por que? Porque ya eso es de él; no importa que otro haya hecho esas construcciones; pero ya él heredó, él tiene el título de propiedad en su mano.

Así que nadie puede decir que está actuando injustamente, porque eso es de él; y el dueño de una propiedad hace con ella lo que quiere hacer. Puede romper y puede edificar, puede sacar fuera lo que no le guste y puede traer dentro lo que le guste.

Así será, así será con ese que dice la Biblia que se va a comer ese Libro en los días finales.

Él, al comérselo, estará recibiendo el Título de Propiedad; y ya eso será su herencia. Porque él estará en la Tierra cumpliendo la Venida del Hijo del Hombre como fue prometida para los días finales.

Y el título de Hijo de Hombre significa: heredero de la Tierra; y como heredero de la Tierra recibe el Título de Propiedad, se lo come, y ya es de él. Ya él puede hablar lo que quiera: Ya eso es adopción, ya eso es lo más grande que Dios tenía planeado hacer para beneficio de la raza humana.

Por eso fue que hubo silencio en el Cielo por casi media hora; porque ese silencio que hubo en el Cielo por casi media hora era el silencio en donde no fue dado a conocer el misterio, el secreto, de la Venida del Hijo del Hombre, de la Segunda Venida del Señor; porque ese era un secreto que ni los ángeles sabían nada, ni aun el Hijo sabía nada. Nadie sabía cuándo sería el día y la hora.

Solamente se sabía que Él vendría, pero nadie sabría cuándo sería el día y la hora. Por lo tanto, la Venida del Señor, la Venida del Hijo del Hombre, establecería el día y la hora.

¿Cuándo, entonces, sería el día y la hora? Cuando él apareciera. Ese sería el día señalado por el Señor.

Así que podemos ver todas estas cosas. Podemos ver que este libro es un Libro de Valor, de valor incalculable; pues tiene tanto valor que la vida suya en estos días finales va a depender de las palabras de la profecía de este libro. Lo que será de usted en la eternidad, dependerá de las palabras de la profecía de este libro.

Por lo tanto es necesario que todo pueblo, nación, lengua y reyes escuchen las palabras de las profecía de este libro, porque este es un Libro de Valor.

“UN LIBRO DE VALOR”.

Vimos que es de tanto valor que tiene las bendiciones y las maldiciones. Y todo eso, en las palabras de la profecía de este libro, es colocado delante de los seres humanos; y Dios pone delante de los seres humanos la vida y la muerte, pone las palabras de bendición y las palabras de maldición; y la actitud de las gentes frente a las palabras de la profecía de este libro señalará el futuro de las gente; porque este es un Libro de Valor.

No es un libro cualquiera, es un Libro de Valor. No hay otro libro como este libro. Y como es un Libro de Valor, de valor incalculable, usted como ser humano está llamado a ocuparse y preocuparse por oír las palabras de las profecía de este libro.

No es cosa de que si quiere o no quiere. De acuerdo a su actitud usted recibirá.

Usted no puede evadir la responsabilidad que tiene frente a este Libro de Valor, usted no puede evadir la realidad frente a las palabras de la profecía de este Libro de Valor. Usted tiene que enfrentarse valientemente a la realidad del tiempo que le ha tocado vivir.

Usted tiene una oportunidad para ser bienaventurado oyendo y recibiendo las palabras de la profecía de este libro; pero como también tiene el libre albedrío, usted también puede rechazar las palabras de la profecía de ese libro.

Pero así como usted rechaza las palabras de la profecía de este libro, también usted será rechazado para entrar a la Nueva Jerusalén, para entrar a la vida eterna, para entrar a todas las bendiciones de Dios.

Así que lo que usted haga: Dios lo hará con usted.

¿Usted recibe las palabras de la profecía de este libro? Usted recibe todas las bendiciones escritas en este libro.

Porque este es un Libro de Valor: porque es un Libro de Dios, es un Libro del Cielo, pero es traído a la Tierra. ¿Quien lo trae? El Ángel Fuerte que desciende del Cielo.

¿Quien es el Ángel Fuerte que desciende del Cielo? Es el Señor Jesucristo en Su Segunda Venida.

Así que ustedes vean que todo lo que el Ángel Fuerte —Jesucristo en Su Segunda Venida—, todo lo que va a hablar, todo lo que va a hacer: lo va a hablar y lo va a hacer a través de aquel que se come ese Libro.

Por eso usted encuentra del capítulo 11 en adelante el ministerio del que se comió ese Libro. Será el Señor Jesucristo usando a ese hombre.

Siempre lo que el Señor ha usado son hombres; toda la Obra que Dios ha hecho en la Tierra la ha hecho a través de hombres. Y señala en el libro del Apocalipsis que Su última Obra será a través de un hombre también.

Así que ya entendemos, ya vemos todas estas cosas que están señaladas para los días finales, y vemos la importancia de ese Libro de Valor. Usted y yo tenemos que valorizar ese libro, porque es un Libro de Valor que viene del Cielo a la Tierra para ser dado a conocer su contenido a los seres humanos a través del ministerio de un hombre.

“UN LIBRO DE VALOR”.

Dios les bendiga, Dios les guarde, y les ayude a todos a oír y recibir las palabras de este libro de la profecía, el cual es un Libro de Valor. No hay otro señalado para este tiempo final.

Así que el Mensaje Final de Dios estará y será lo que contiene ese LIBRO DE VALOR.

Muchas gracias por vuestra amable atención. Que pasen todos muy buenas noches, que Dios les bendiga a todos; y hasta mañana en la mañana, Dios mediante, en que estaré nuevamente con ustedes hablándoles las palabras de este libro de la profecía, de este Libro de Valor, del libro apocalíptico.

Dejo con ustedes al misionero Miguel Bermúdez Marín, quien ha de concluir en esta noche.

“UN LIBRO DE VALOR”.

[Revisión junio 2021]

1 Para esta conferencia se usó la Biblia Reina-Valera 1909

2 Apocalipsis 10:8-10

3 Daniel 2:31-36

4 San Mateo 26:52, Apocalipsis 13:10, Jeremías 15:2

5 San Mateo 13:30, 13:40

6 San Lucas 4:19, Isaías 61:2a

7 Deuteronomio 32:43; Apocalipsis 11:18, 19:2

8 San Mateo 14:6-10

9 Isaías 61:2b

10 San Mateo 10:41

Scroll al inicio