Viendo a Jesucristo en Su gloria séptuple en el Día Postrero, en el Día del Señor

Muy buenos días, amados amigos y hermanos presentes, y televidentes por Galaxy VII, canal 11, y PanAmSat, y demás canales de televisión que en esta ocasión están transmitiendo, y también los que están a través de la radio.

Que las bendiciones de Jesucristo, el Ángel del Pacto, sean sobre cada uno de ustedes y sobre mí también.

En esta ocasión quiero leer en el libro del Apocalipsis, capítulo 1, verso 9 al 18, y dice así el apóstol San Juan:

“Yo Juan, vuestro hermano, y copartícipe vuestro en la tribulación, en el reino y en la paciencia de Jesucristo, estaba en la isla llamada Patmos, por causa de la palabra de Dios y el testimonio de Jesucristo.

Yo estaba en el Espíritu en el día del Señor, y oí detrás de mí una gran voz como de trompeta,

que decía: Yo soy el Alfa y la Omega, el primero y el último. Escribe en un libro lo que ves, y envíalo a las siete iglesias que están en Asia: a Éfeso, Esmirna, Pérgamo, Tiatira, Sardis, Filadelfia y Laodicea.

Y me volví para ver la voz que hablaba conmigo; y vuelto, vi siete candeleros de oro,

y en medio de los siete candeleros, a uno semejante al Hijo del Hombre, vestido de una ropa que llegaba hasta los pies, y ceñido por el pecho con un cinto de oro.

Su cabeza y sus cabellos eran blancos como blanca lana, como nieve; sus ojos como llama de fuego;

y sus pies semejantes al bronce bruñido, refulgente como en un horno; y su voz como estruendo de muchas aguas.

Tenía en su diestra siete estrellas; de su boca salía una espada aguda de dos filos; y su rostro era como el sol cuando resplandece en su fuerza.

Cuando le vi, caí como muerto a sus pies. Y él puso su diestra sobre mí, diciéndome: No temas; yo soy el primero y el último;

y el que vivo, y estuve muerto; mas he aquí que vivo por los siglos de los siglos, amén. Y tengo las llaves de la muerte y del Hades”.

Nuestro tema para esta ocasión es: “VIENDO A JESUCRISTO EN SU GLORIA SÉPTUPLE EN EL DÍA POSTRERO, EN EL DÍA DEL SEÑOR”. “Viendo a Jesucristo en su gloria séptuple en el día del señor”.

El apóstol San Juan nos dice en el capítulo 1 y verso 10, en la lectura que hemos tenido:

“Yo estaba en el Espíritu en el día del Señor, y oí detrás de mí una gran voz como de trompeta,

que decía: Yo soy el Alfa y la Omega, el primero y el último”.

Aquí el apóstol San Juan fue transportado al Día del Señor. El Ángel del Señor Jesucristo le estuvo mostrando estas cosas que Juan vio y luego escribió. El Ángel del Señor Jesucristo fue enviado a Juan para darle la revelación apocalíptica de las cosas que deben suceder. Por eso Apocalipsis, capítulo 1, verso 1, dice:

“La revelación de Jesucristo, que Dios le dio, para manifestar a sus siervos las cosas que deben suceder pronto; y la declaró enviándola por medio de su ángel a su siervo Juan”.

La declaración de estas cosas que deben suceder fueron dadas a Juan el apóstol por medio del Ángel del Señor Jesucristo.

Ahora, el Ángel del Señor Jesucristo le muestra al apóstol San Juan a Jesucristo en Su gloria séptuple en el Día del Señor, en el Día Postrero. Aquí Juan el apóstol está viendo a Jesucristo en el Día Postrero, en el Día del Señor; él tiene una visión clara de Jesucristo en el Día Postrero; por eso es que lo ve con una ropa larga hasta los pies. Dice:

“… vestido de una ropa que llegaba hasta los pies, y ceñido por el pecho con un cinto de oro”.

Ceñido por el pecho con un cinto de oro, nos muestra que ya no es Sacerdote sino Juez de toda la Tierra.

El apóstol San Juan tiene la visión de Jesucristo como Juez; ya la labor de Sacerdote ha concluido cuando Juan ve a Jesucristo con esa vestidura que le llegaba hasta los pies y ese cinto de oro sobre Su pecho. Ya no es Sacerdote, porque la Obra de Cristo de Intercesión termina en el Día Postrero, en el Día del Señor.

Ahora, Juan lo ve aquí como Juez. Él es el Juez, Él es el Rey de toda la Tierra; y como Rey Él es Juez, Él es el León de la tribu de Judá, el Rey de reyes y Señor de señores.

Por eso es que Cristo, en San Mateo 24 y San Mateo 25, nos habla de la Venida del Hijo del Hombre. Y aquí, en San Mateo 25, mostrándonos cómo será el Juicio Final, dice que el Rey se sentará en Su Trono y llamará y colocará delante de Él a toda la gente: pondrá a la derecha a las ovejas y a la izquierda a los cabritos, como hace un pastor.

Ahora, el Señor mostrando esta parábola, está mostrando cómo será el Juicio Final. El Juicio Final será en esa forma; pues Cristo —que es el Rey— colocará delante de Sí a toda la gente; y así, como Juez, juzgará a los seres humanos.

Por eso es que dice [San Mateo 25:31]:

“Cuando el Hijo del Hombre venga en su gloria, y todos los santos ángeles con él, entonces se sentará en su trono de gloria,

y serán reunidas delante de él todas las naciones; y apartará los unos de los otros, como aparta el pastor las ovejas de los cabritos.

Y pondrá las ovejas a su derecha, y los cabritos a su izquierda.

Entonces el Rey dirá a los de su derecha: Venid, benditos de mi Padre, heredad el reino preparado para vosotros desde la fundación del mundo”.

Y comienza a enumerar el porqué:

“Porque tuve hambre, y me disteis de comer; tuve sed, y me disteis de beber; fui forastero, y me recogisteis;

estuve desnudo, y me cubristeis; enfermo, y me visitasteis; en la cárcel, y vinisteis a mí.

Entonces los justos le responderán diciendo: Señor, ¿cuándo te vimos hambriento, y te sustentamos, o sediento, y te dimos de beber?

¿Y cuándo te vimos forastero, y te recogimos, o desnudo, y te cubrimos?

¿O cuándo te vimos enfermo, o en la cárcel, y vinimos a ti?

Y respondiendo el Rey, les dirá: De cierto os digo que en cuanto lo hicisteis a uno de estos mis hermanos más pequeños, a mí lo hicisteis.

Entonces dirá también a los de la izquierda: Apartaos de mí, malditos, al fuego eterno preparado para el diablo y sus ángeles.

Porque tuve hambre, y no me disteis de comer; tuve sed, y no me disteis de beber;

fui forastero, y no me recogisteis; estuve desnudo, y no me cubristeis; enfermo, y en la cárcel, y no me visitasteis.

Entonces también ellos le responderán diciendo: Señor, ¿cuándo te vimos hambriento, sediento, forastero, desnudo, enfermo, o en la cárcel, y no te servimos?

Entonces les responderá diciendo: De cierto os digo que en cuanto no lo hicisteis a uno de estos más pequeños, tampoco a mí lo hicisteis.

E irán éstos al castigo eterno, y los justos a la vida eterna”.

Hemos visto la forma en que Jesucristo, el Juez, juzgará; y hemos visto que todo aquel que no ha hecho nada en favor de los hijos de Dios, de los escogidos de Dios, de los miembros del Cuerpo Místico de Jesucristo, se encontrará en el Juicio Final sin haber servido a Cristo; y serán echados al lago de fuego, o al infierno (como dice aquí).

Pero habrá otros —simbolizados en las ovejas— que ayudaron a los escogidos de Dios, a los miembros del Cuerpo Místico de Cristo. Y por cuanto Cristo dijo: “Cualquiera que diere un vaso de agua fría a uno de estos mis pequeñitos, no perderá su recompensa”1: y estas personas que aparecen aquí, en el Juicio Final, entrando a la vida eterna, Cristo dice que esas personas hicieron algo en favor de los escogidos de Dios: “Por cuanto lo hicisteis a uno de estos mis pequeñitos, mis hermanos más pequeños, a Mí lo hiciste”.

Porque la Iglesia del Señor Jesucristo está compuesta por hijos e hijas de Dios, que son hermanos de nuestro amado Señor Jesucristo. Él es el mayor, nuestro hermano mayor; nosotros somos Sus hijos, más pequeños, hijos e hijas de Dios que hemos venido a este planeta Tierra, hemos venido de Dios, de la séptima dimensión, hemos venido del Cielo.

Por eso Cristo dijo2: “… no son del mundo, como tampoco yo soy del mundo”.

Jesucristo dijo que había descendido del Cielo; y cada hijo e hija de Dios, cada escogido, cada primogénito, siendo un hermano de Jesucristo o hermana de Jesucristo, ha descendido del Cielo también: pertenecen a la Familia de Dios, esa Familia celestial de hijos e hijas de Dios; y vienen a esta Tierra a formar parte del Cuerpo Místico de Jesucristo, y así ocupar su posición como escogidos de Dios, como primogénitos de Dios escritos en el Cielo, en el Libro de la Vida del Cordero.

Y Jesucristo murió desde antes de la fundación del mundo por los que tienen sus nombres escritos en el Libro de la Vida del Cordero. Él fue inmolado desde antes de la fundación del mundo3. En el Programa de Dios, en la Mente de Dios, Cristo fue sacrificado, Él fue inmolado ya en el Programa que Dios diseñó en Su Mente para redimir a cada hijo e hija de Dios; allí también estábamos nosotros: en la Mente de Dios, para luego todo eso materializarse aquí en la Tierra.

Por eso encontramos que Cristo tenía que morir en la Cruz del Calvario: porque ya eso estaba en la Mente de Dios desde antes de la fundación del mundo; y todos nosotros también teníamos que aparecer en esta Tierra, porque ya estábamos en la Mente de Dios para aparecer en este tiempo en que hemos llegado.

Y cada hijo e hija de Dios le ha tocado aparecer en la edad que Dios determinó desde antes de la fundación del mundo. No estamos aquí por mera casualidad, sino porque así lo ordenó Dios desde antes de la fundación del mundo, para en este tiempo ser materializado en nuestras vidas.

Ahora, también encontramos que en la Mente de Dios estaba la Venida de Cristo: la Primera Venida de Cristo y también la Segunda Venida de Cristo. Por esa causa, Dios por medio de Su Ángel Mensajero podía mostrarle al apóstol San Juan a Jesucristo en Su gloria séptuple en el Día Postrero, en el Día del Señor, porque todo eso estaba en la Mente de Dios.

Ahora, Dios le mostró a Juan, por medio de Su Ángel Mensajero, a Jesucristo en Su gloria séptuple, con dos mil años de anticipación aproximadamente.

Ahora, podemos ver en este relato bíblico —que es una profecía—, podemos ver cómo estaría Cristo en el Día del Señor; por eso es llamado el Día del Señor, el séptimo milenio o Día Postrero.

En este Día Postrero es que Jesucristo se revela a Su Iglesia en Su gloria séptuple: como Juez, como el León de la tribu de Judá, como Rey de reyes y Señor de señores, en Su Obra de Reclamo; y como Juez para juzgar este mundo.

• Lo encontramos con Sus cabellos blancos, lo cual significa experiencia y sabiduría. En esta visión está todo lo que estará siendo manifestado en la Venida de Cristo, en la Venida del Hijo del Hombre en el Día Postrero.

Sus cabellos blancos, nos muestra experiencia, madurez y sabiduría. Por eso es que en los tiempos antiguos, en muchos países, en la Corte, el juez entraba con una peluca blanca y una vestimenta muy especial; esa peluca blanca significaba experiencia, madurez y sabiduría para llevar a cabo un juicio justo.

Y ahora, Cristo ahora está reunido, está en la historia, y es caudal de sabiduría, y es un tesoro de sabiduría para ser usado en el Día Postrero, en el juicio divino que Cristo llevará a cabo sobre las naciones. Así como para el Juicio Final serán reunidas delante de Él todas las naciones, y las personas serán colocadas en el lugar que les corresponde: unos para vida eterna y otros para condenación eterna o perpetua, para separación eterna de Dios: serán separados eternamente de Dios, ya no tendrán oportunidad para vivir; por lo tanto, serán echados al lago de fuego, donde serán destruidos en cuerpo, espíritu y alma también.

Ahora, para el Día Postrero, que es el séptimo milenio, antes de llegar el Juicio Final, Jesucristo derramará Su ira sobre este planeta Tierra, sobre muchas naciones; y encontramos que muchas naciones van a ser destruidas con fuego atómico y fuego volcánico, y por un sinnúmero de juicios y plagas divinas que vendrán.

Las naciones pertenecientes a los diez reyes que le darán su poder y su autoridad a la bestia están sentenciadas al juicio divino; juicio divino con fuego atómico y con un sinnúmero de plagas más que caerán sobre estas naciones.

Ahora, así como Dios extenderá Su misericordia a aquellos que han ayudado a los escogidos de Dios en el tiempo en que ellos vivieron, ahora para el Día Postrero la gente y naciones que estarán ayudando a la Iglesia del Señor Jesucristo (que son los hermanos pequeños de Jesús, que se encuentran en la Edad de la Piedra Angular), podrán alcanzar misericordia para entrar al glorioso Reino Milenial. En eso se va a reflejar lo que Dios hará en el Juicio Final.

Siempre que hay un juicio, unos son condenados y otros alcanzan misericordia. Por eso es que deseamos que Dios extienda Su misericordia sobre toda la América Latina y el Caribe, porque es el continente que está en el presente de la Obra de Dios, es el continente donde Jesucristo está llevando a cabo Su Obra correspondiente al Día Postrero; y es ahí, en el Día Postrero, donde Jesucristo se presenta en Su gloria séptuple, con Su cabello blanco como la lana, lo cual significa experiencia, madurez y sabiduría.

Y luego encontramos que esto también lo había visto el profeta Daniel cuando vio al anciano de días con Su cabello blanco y se sentó en Su Trono para juzgar; ahí también Daniel lo vio viniendo sobre las nubes como el Hijo del Hombre4.

También encontramos en Apocalipsis, capítulo 10, lo mismo. Dice así:

“Vi descender del cielo a otro ángel fuerte, envuelto en una nube, con el arco iris sobre su cabeza; y su rostro era como el sol, y sus pies como columnas de fuego”.

Es aquí Jesucristo en el Día Postrero viniendo a Su Iglesia envuelto en la Columna de Fuego, para revelarse en Su gloria séptuple en el Día Postrero, en el Día del Señor.

Por eso también cuando Cristo dijo a Sus discípulos, en el capítulo 16 de San Mateo, y verso 27 y 28, acerca de la Venida del Hijo del Hombre, dice:

“Porque el Hijo del Hombre vendrá en la gloria de su Padre con sus ángeles, y entonces pagará a cada uno conforme a sus obras”.

Porque viene como el León de la tribu de Judá, como Rey de reyes y Señor de señores, y Juez de toda la Tierra. Como Juez Él pagará a cada uno según sus obras.

“De cierto os digo que hay algunos de los que están aquí, que no gustarán la muerte, hasta que hayan visto al Hijo del Hombre viniendo en su reino”.

Hasta que hayan visto al Hijo del Hombre viniendo en Su Reino. ¿Y cómo viene en Su Reino? Como Juez de toda la Tierra, como el León de la tribu de Judá, como Rey de reyes y Señor de señores, para pagar a cada uno según sea su obra.

Luego, en el capítulo 17, verso 1 en adelante, de San Mateo, dice así:

“Seis días después, Jesús tomó a Pedro, a Jacobo y a Juan su hermano, y los llevó aparte a un monte alto;

y se transfiguró delante de ellos, y resplandeció su rostro como el sol, y sus vestidos se hicieron blancos como la luz.

Y he aquí les aparecieron Moisés y Elías, hablando con él.

Entonces Pedro dijo a Jesús: Señor, bueno es para nosotros que estemos aquí; si quieres, hagamos aquí tres enramadas: una para ti, otra para Moisés, y otra para Elías.

Mientras él aún hablaba, una nube de luz los cubrió; y he aquí una voz desde la nube, que decía: Este es mi Hijo amado, en quien tengo complacencia; a él oíd”.

Aquí Jesucristo, encontramos que llevó a Pedro, a Jacobo y a Juan a este monte, llamado el Monte de la Transfiguración, en donde les mostró la Venida del Hijo del Hombre en Su Reino, para ser cumplida en el Día Postrero, en el Día del Señor; y aquí Cristo mostró cómo estaría Él en el Día Postrero: con Su rostro como el sol.

Aquí podemos ver lo mismo que Juan el apóstol vio en el capítulo 1 de Apocalipsis, donde vio a Cristo con Su rostro como el sol, y donde lo vio con Sus ojos como llama de fuego, y vio que de su boca salía una espada aguda de dos filos, vio también Sus cabellos blancos como la nieve o como blanca lana, y lo vio vestido de una ropa que le llegaba hasta los pies, con el cinto de oro sobre Su pecho. Lo vio como Juez, allá San Juan, en el libro del Apocalipsis, en la misma forma que lo había visto en el Monte de la Transfiguración.

En esta visión del Monte de la Transfiguración Cristo nos muestra la Venida del Reino de Dios en el Día Postrero, en el Día del Señor; y nos muestra al Hijo del Hombre viniendo en Su Reino en el Día Postrero, viniendo en Su gloria séptuple, para revelarse a Su Iglesia, estar en medio de Su Iglesia, y así darle a conocer todas las cosas que deben suceder en el Día Postrero, en la Venida del Reino de Dios.

Todo el Programa Divino correspondiente a la Venida del Reino de Dios es dado a conocer a la Iglesia del Señor Jesucristo; y Jesucristo se revela a Su Iglesia como el Juez de toda la Tierra para juzgar la raza humana, para juzgar todas las naciones, y traer el juicio divino que le corresponde a la raza humana conforme a lo que está profetizado.

Pero algunos alcanzarán misericordia; y eso lo dará Cristo a conocer en Su revelación de Su gloria séptuple en el Día del Señor, en el Día Postrero; pues Cristo en Su gloria séptuple en el Día Postrero, manifestado en Su Ángel Mensajero, estará hablándole a Su Iglesia y estará revelándose a Su Iglesia como el León de la tribu de Judá, como Rey de reyes y Señor de señores, en Su Obra de Reclamo.

Su Iglesia estará viendo Sus ojos como llama de fuego, estará viendo también Sus cabellos como lana blanca, y estará viendo también la espada que sale de Su boca.

Ahora, todas estas cosas son símbolos que tienen que ser cumplidos.

• La Espada que sale de Su boca es la Palabra, el Mensaje del Evangelio del Reino, el Mensaje bajo el ministerio de Moisés y Elías; ministerios que estarían en el Ángel del Señor Jesucristo en el Día Postrero; esos son los ministerios correspondientes al Día del Señor.

Por eso es que esos ministerios, para la Iglesia del Señor Jesucristo traen bendición de Dios, pero para el reino de los gentiles hablan la Palabra del juicio divino que le va a venir al reino de los gentiles.

Esos ministerios son los que están señalados como los Dos Olivos de Apocalipsis 11, y Zacarías, capítulo 4. Bajo esos ministerios, que estarán en el Ángel del Señor Jesucristo, el poder de Jesucristo será manifestado en toda Su plenitud, y será vista LA GLORIA SÉPTUPLE DE JESUCRISTO EN EL DÍA DEL SEÑOR, EN EL DÍA POSTRERO.

Y así es que la Iglesia del Señor Jesucristo estará viendo a Jesucristo en Su gloria séptuple en Su manifestación final, como León de la tribu de Judá, como Rey de reyes y Señor de señores, en Su Obra de Reclamo; revelación que trae a la Iglesia del Señor Jesucristo el Ángel del Señor Jesucristo; porque Él es el enviado para dar a conocer estas cosas, Él es el enviado para traer la revelación de Jesucristo; y la revelación de Jesucristo para el Día del Señor, para el Día Postrero, viene por medio del Ángel del Señor Jesucristo: la revelación de Jesucristo en Su gloria séptuple.

• Ahora, Sus ojos como llama de fuego, hemos visto en la Escritura que todo profeta de Dios enviado a la Tierra con un Mensaje es representado también en un ojo; y cuando se habla de siete ojos, se está hablando de siete mensajeros que Dios enviaría a Su Iglesia durante las siete etapas de Su Iglesia gentil.

Esos fueron los siete espíritus de Dios y siete lámparas que están delante de la presencia de Dios en el Cielo. Y también son los siete ojos que aparecen en la profecía de Zacarías, capítulo 3, y Zacarías, capítulo 4; y Apocalipsis, capítulo 4, verso 5; y Apocalipsis, capítulo 5, verso 6; y Apocalipsis, capítulo 1, verso 4.

Esos siete ángeles mensajeros son los siete ojos de Jehová que recorren toda la Tierra, pues Él comenzó a manifestar esos ministerios allá en Asia Menor en San Pablo: él fue uno de esos siete ojos, fue uno de esos siete espíritus, fue una luz de esas lámparas, de ese candelero, fue uno de los siete ojos del Cordero; y luego en Europa hubo cinco ojos del Cordero, o sea, cinco mensajeros, que fueron los cinco ángeles de cinco edades de la Iglesia que fueron cumplidas en Europa.

Y luego encontramos en Norteamérica el séptimo ojo del Cordero, que fue el mensajero de la séptima edad de la Iglesia gentil, William Marrion Branham, el cual vino con el espíritu y virtud de Elías en su cuarta manifestación; pues el espíritu y virtud Elías había sido manifestado anteriormente en tres ocasiones: Elías Tisbita, Eliseo y Juan el Bautista. Ellos fueron Elías en su tiempo.

Cuando el Espíritu de Dios que estaba en Elías, cuando fue arrebatado por un carro de fuego el profeta Elías, ese Espíritu de Dios vino sobre Eliseo en una doble porción, como él había pedido5. Luego los hijos de los profetas, cuando vieron que Eliseo con el manto de Elías abrió el Jordán y pasó en seco, dijeron: “El espíritu de Elías ha reposado sobre Eliseo”6; reconocieron que el espíritu y virtud de Elías estaba en otro hombre: en Eliseo.

Ahora, vean ustedes que cuando regresó el espíritu de Elías, ese ministerio de Elías regresó en otro hombre que tenía otro nombre. Y luego, la promesa para el pueblo hebreo era que Elías regresaría, sería enviado de nuevo, sería la tercera ocasión.

El profeta Elías regresaría, pero miren cómo regresó: El Arcángel Gabriel le dijo al sacerdote Zacarías que tendría un hijo por medio de su esposa Elisabet, y ese hijo sería profeta del Altísimo, y vendría en el espíritu y virtud de Elías, y le pondrían por nombre Juan7.

Sería otro hombre con otro nombre, pero el espíritu ministerial que estaría operando en ese hombre sería el espíritu ministerial de Elías; el mismo Espíritu de Dios que estuvo en Elías Tisbita y que estuvo en Eliseo, estaría en otro hombre que tendría otro nombre: se llamaría Juan; y así fue. Cuando tuvo la edad de 30 años, más o menos, comenzó su ministerio; y era Elías en su tercera manifestación.

El Señor Jesucristo dijo: “Si ustedes lo quieren recibir (hablando de Juan el Bautista), él es aquel Elías que habría de venir”8.

También cuando los discípulos de Jesús (Pedro, Jacobo y Juan) vieron en el Monte la Transfiguración a Moisés y a Elías, luego, cuando bajaron del monte, le preguntan a Jesús: “¿Por qué es que los escribas dicen que es necesario que Elías venga primero y restaure todas las cosas?”. Jesús les dijo: “Ya Elías vino y no lo conocieron, e hicieron de él todo lo que quisieron”9. ¡Lo decapitaron!, luego de haberlo rechazado10. Y era Elías, el Elías que estaba prometido para ese tiempo para prepararle el camino al Señor, al Ángel del Pacto, al Ángel de Jehová, que vendría en carne humana y estaría entre los seres humanos y sería Emanuel, que traducido es: Dios con nosotros11.

Dios estaría entre los seres humanos como un ser humano; y para eso Él mandó un profeta precursor: para que le anunciara al pueblo que había llegado el tiempo para Su Venida. Y estuvo en medio del pueblo Elías: no lo conocieron; y estuvo el Mesías, el Ángel de Jehová en carne humana en la forma de un profeta: y tampoco lo conocieron, excepto unas personas sencillas, pescadores y agricultores y personas de esa clase sencilla, del común del pueblo; ellos vieron la gloria de Dios manifestada en carne humana en la persona de Jesús de Nazaret.

La gloria de Dios estaba prometida para ser manifestada, y toda carne vería la gloria de Dios manifestada:

En el capítulo 40 de Isaías, verso 3 en adelante, nos dice:

“Voz que clama en el desierto: Preparad camino a Jehová; enderezad calzada en la soledad a nuestro Dios”.

Esto lo estuvo haciendo Juan el Bautista; lo estuvo haciendo Elías en su tercera manifestación, que era Juan el Bautista; estuvo preparándole el camino ¿a quién? A Dios, el cual vendría en carne humana, en la forma de hombre; porque Dios se haría hombre y habitaría en medio de los seres humanos.

Sigue diciendo:

“Todo valle sea alzado, y bájese todo monte y collado; y lo torcido se enderece, y lo áspero se allane.

Y se manifestará la gloria de Jehová, y toda carne juntamente la verá; porque la boca de Jehová ha hablado”.

Aquí tenemos la promesa que la gloria de Jehová sería manifestada y toda carne la vería. ¿Y cómo fue manifestada? En la persona de Jesucristo.

La gloria de Dios, la gloria de la Shekinah, de la Columna de Fuego, fue manifestada en carne humana; estaba allí manifestada y llevando a cabo las obras prometidas para aquel tiempo. En esa forma era que podían ver la gloria de Dios manifestada: a medida que iba cumpliendo toda promesa que el Mesías cumpliría.

A través de Jesús de Nazaret fueron vistas las promesas mesiánicas correspondientes a la Primera Venida del Mesías siendo cumplidas. Era la gloria de Jehová manifestada en carne humana, en la persona de Jesús de Nazaret. Estaba allí, dentro de ese velo de carne, la gloria de Dios; allí estaba la Columna de Fuego, el Ángel del Pacto, dentro de aquel cuerpo humano llamado Jesús de Nazaret.

Estaba dentro de Su Templo humano, y la gente no podía ver la gloria de Dios; porque siempre que la gloria de Dios es manifestada: estará velada, velada en carne humana; así como estaba velada en el tabernáculo que hizo Moisés, estaba velada allá en el lugar santísimo, y estaba cubierta con aquellas pieles del templo o tabernáculo; y nadie podía ver la gloria de Dios, excepto el sumo sacerdote cuando entraba al templo, al lugar santísimo, una vez al año.

Pero Moisés veía la gloria de Dios en diferentes ocasiones, y Moisés entraba al lugar santísimo sin ser una vez al año, sin ser el día de la expiación. Moisés entraba al lugar santísimo y allí escuchaba la Voz de Dios, y veía la gloria de Dios sobre el propiciatorio, sobre el arca del pacto.

Dios le dijo a Moisés, en Éxodo, capítulo 25 y verso 22:

“Y de allí me declararé a ti, y hablaré contigo de sobre el propiciatorio, de entre los dos querubines que están sobre el arca del testimonio, todo lo que yo te mandare para los hijos de Israel”.

Ahora miren desde dónde le hablaba Dios a Moisés allí en el templo: de en medio de los dos querubines; allí estaba la presencia de Dios y desde allí salía la Voz de Dios.

Y ahora para el Día Postrero, la gloria de Dios en Su Templo espiritual estaría en el Lugar Santísimo de Su Templo espiritual, de en medio de los ministerios de los Dos Olivos, de Moisés y de Elías, tipificados en los dos querubines sobre el propiciatorio, y también los dos querubines de madera de olivo que estaban dentro del lugar santísimo: uno a un lado del arca del pacto, y el otro al otro lado del arca del pacto; y el arca del pacto bajo las alas de esos dos querubines.

Ahora encontramos dónde estaba la gloria de Dios manifestada.

Y ahora para el Día Postrero, para el Día del Señor, la gloria del Señor Jesucristo, Su gloria séptuple, estaría manifestada en el Lugar Santísimo de Su Templo espiritual, de en medio de los ministerios de Moisés y de Elías. Y de ahí es que saldrá toda Palabra para el pueblo hebreo, de ahí es que saldrá el Mensaje para el pueblo hebreo, y de ahí es que también sale el Mensaje para la Iglesia del Señor Jesucristo en el Día Postrero, en la Edad de la Piedra Angular.

Así como salió el Mensaje de Cristo para cada edad de la Iglesia gentil a través del mensajero de cada edad; así también para la Edad de la Piedra Angular y Dispensación del Reino, en el Día del Señor, la Palabra de Dios, el Mensaje del Evangelio del Reino, sale del Ángel Mensajero de Jesucristo, con el doble ministerio de Moisés y Elías, sale la Palabra de Dios para Su Iglesia, y luego para el pueblo hebreo, del Lugar Santísimo de Su Templo espiritual.

Ya no sale de ninguna de las edades pasadas; ya salió, en cada tiempo pasado, de cada edad, de allí salió la Voz de Dios; y ahora sale del Lugar Santísimo de Su Templo espiritual.

Y así como usó un velo de carne en cada edad, que fue el mensajero de cada edad, en donde estuvo el Espíritu de Cristo para hablarle al pueblo; en la Edad de la Piedra Angular Él coloca Su Ángel Mensajero, con el doble ministerio de Moisés y Elías, para hablarle a Su Iglesia el Mensaje Final, el Mensaje del Día del Señor, el Mensaje del Día Postrero, el Mensaje del Evangelio del Reino; y así darle a conocer todas las cosas que deben suceder pronto.

Esa manifestación de Jesucristo en el Día Postrero, en el Día del Señor, en el Lugar Santísimo de Su Templo espiritual, es la manifestación gloriosa de Jesucristo en Su gloria séptuple. Esa es la manifestación más gloriosa de todos los tiempos, de nuestro amado Señor Jesucristo.

Y ahí, en el Lugar Santísimo del Templo espiritual de Cristo, son llamados los escogidos de Dios con el Mensaje de la Gran Voz de Trompeta, y son reunidos ahí para VER A JESUCRISTO EN SU GLORIA SÉPTUPLE EN EL DÍA DEL SEÑOR, EN EL DÍA POSTRERO.

Ahora, ya no estará siendo visto Jesucristo en ninguno de los siete ángeles mensajeros; o sea que ninguno de esos siete ojos estará ministrando en la Tierra; sino que Jesucristo estará en Su gloria séptuple manifestado.

Y todo lo que hubo en Sus siete ángeles mensajeros estará en el Ángel del Señor Jesucristo con los ministerios de los Dos Olivos. Y siendo los Dos Olivos los Dos Ungidos, los dos ministerios ungidos para el Día Postrero, siendo ministerios proféticos, son los ojos del Señor en Su gloria séptuple, para ver todo lo que tiene que ser visto, y para juzgar de acuerdo a lo que estará viendo, de acuerdo a lo que estará viendo Cristo por medio de los ministerios de Moisés y de Elías.

Un ojo representa un profeta enviado de Dios; y ahora son enviados dos ministerios proféticos: los Dos Ojos del Señor Jesucristo en Su gloria séptuple.

Ahora podemos ver que de acuerdo a como Cristo vea las cosas a través de esos dos ministerios, será que Él juzgará. Él mirará al mundo entero y juzgará de acuerdo a lo que Él estará viendo en lo profundo del corazón de la gente y de las naciones; y así será que Él dictará el juicio divino correspondiente al Día Postrero, para caer sobre las naciones y sobre las diferentes personas.

Pero Él verá por medio de Sus ojos, por medio los ministerios de Moisés y Elías, que hay en la Tierra un grupo de personas que pertenecen a la Iglesia del Señor Jesucristo, que pertenecen a ese Cuerpo Místico de creyentes; y por consiguiente esos son hijos e hijas de Dios, primogénitos de Dios escritos en el Cielo, en el Libro de la Vida del Cordero; por lo tanto, el juicio divino no puede caer sobre ellos, el juicio de la gran tribulación no puede caer sobre ellos.

Tienen que ser transformados los que están vivos, y los que partieron en las edades pasadas tienen que ser resucitados; y estarán aquí en la Tierra en cuerpos eternos, por 30 o 40 días, en el Día del Señor, en este, el Día Postrero; y luego serán raptados y llevados a la Casa de nuestro Padre celestial, a la gran fiesta de la Cena de las Bodas del Cordero, donde Cristo estará dándole el galardón a cada uno de los miembros de Su Iglesia por sus labores realizadas en la Tierra.

Así que Jesucristo en Su gloria séptuple estará viendo todo lo que estará sucediendo; y estará viendo las cosas que han de suceder, y las estará dando a conocer a Su Iglesia por medio del Ángel Mensajero; a través del cual Jesucristo estaría manifestado en Su gloria séptuple en el Día Postrero, en el Día del Señor.

• Y así, Jesucristo con Su rostro como el sol (lo cual representa a Jesucristo como Rey, porque el sol es el astro rey), representa a Cristo como Rey y como Juez; también el león es el rey de los animales y representa a Cristo como Rey. O sea que el sol y el león representan a Cristo en Su gloria séptuple en el Día del Señor.

Por eso es visto Cristo con Su rostro como el sol, como fue visto también en el Monte de la Transfiguración: con Su rostro como el sol.

Y también en Apocalipsis, capítulo 10, verso 1, el Ángel Fuerte que desciende del Cielo, el cual es Cristo en Su Venida, Su rostro es como el sol: porque viene como Rey, como Rey de reyes y Señor de señores, como León de la tribu de Judá, en Su Obra de Reclamo. Él viene como el Juez de toda la Tierra.

Ahora encontramos que una de las plagas que caerá, será que el sol quemará a mucha gente12.

Ahora, podemos ver en el Día Postrero, en el Día del Señor, lo que es la manifestación de Jesucristo en Su gloria séptuple, en Su manifestación final a través de Su Ángel Mensajero con el doble ministerio de Moisés y de Elías.

Por eso es que el apóstol San Juan, en Apocalipsis, capítulo 19, verso 10, quiso adorar al Ángel del Señor Jesucristo. Y dice San Juan, capítulo 19, verso 10:

“Yo me postré a sus pies para adorarle. Y él me dijo: Mira, no lo hagas; yo soy consiervo tuyo, y de tus hermanos que retienen el testimonio de Jesús. Adora a Dios; porque el testimonio de Jesús es el espíritu de la profecía”.

Juan el apóstol vio la manifestación de Jesucristo en Su gloria séptuple en Su Ángel Mensajero; él vio a Jesucristo manifestado, revelado en Su Ángel Mensajero, en Su gloria séptuple.

• También Juan vio a Jesucristo revelado en cada ángel mensajero, en la porción correspondiente para cada edad; fue una porción de la manifestación de Cristo en cada edad. Pero para el Día del Señor, para el Día Postrero, la manifestación de Jesucristo es en Su gloria séptuple: o sea que es en toda Su plenitud.

Por eso Juan el apóstol quiso adorar a los pies del Ángel de Jesús. Luego el Ángel le dijo: “No lo hagas, yo soy siervo contigo y con tus hermanos”; o sea, le muestra que es un profeta, un consiervo de Juan y de todos los profetas; es un hermano, un redimido con la Sangre de Jesucristo, a través del cual Jesucristo en Su gloria séptuple sería manifestado en el Día Postrero; y ese hombre es el Ángel Mensajero del Señor Jesucristo, que le reveló a Juan el apóstol el libro del Apocalipsis.

Ahora, el Ángel le dice: “Adora a Dios”; pero miren, en el capítulo 22 del Apocalipsis, verso 8 al 9, encontramos que Juan trató nuevamente de adorar al Ángel del Señor Jesucristo; dice así:

“Yo Juan soy el que oyó y vio estas cosas. Y después que las hube oído y visto, me postré para adorar a los pies del ángel que me mostraba estas cosas.

Pero él me dijo: Mira, no lo hagas; porque yo soy consiervo tuyo, de tus hermanos los profetas, y de los que guardan las palabras de este libro. Adora a Dios”.

Aquí encontramos a Juan tratando nuevamente de adorar el Ángel del Señor Jesucristo, porque él está viendo la revelación de Jesucristo en Su gloria séptuple en el Día Postrero, en el Ángel del Señor Jesucristo. Esa es la causa por la cual Juan quiso adorar al Ángel del Señor Jesucristo; pero nuevamente él se lo prohibió, y le dijo: “Adora a Dios”.

Aquí encontramos que Juan el apóstol vio a Jesucristo en Su gloria séptuple manifestado en el Día del Señor, en el Día Postrero; fue transportado Juan al Día Postrero, al Día del Señor.

• En el capítulo 1, verso 10, él dice que estaba en el Día del Señor; y escuchó una Gran Voz de Trompeta, o como de trompeta, que decía: “Yo soy el Alfa y Omega, el primero y el último”, y ese es nuestro amado Señor Jesucristo. Y estando en el Día Postrero en el espíritu, con el Ángel del Señor Jesucristo, recibió la orden para escribir a las siete edades que estarían siendo manifestadas en la Tierra y que fueron representadas en las siete iglesias de Asia Menor mencionadas aquí en Apocalipsis, capítulo 1, verso 11, donde dice:

“Escribe en un libro lo que ves, y envíalo a las siete iglesias que están en Asia: a Éfeso, Esmirna, Pérgamo, Tiatira, Sardis, Filadelfia y Laodicea”.

Aquí encontramos que Juan recibe la orden para escribir a las siete iglesias que están en Asia, estas siete iglesias que fueron escogidas de entre todas las que hubo en aquel tiempo.

En esas siete iglesias que estaban en esas siete ciudades de Asia…: en la ciudad de Éfeso estaba la primera, en la ciudad de Esmirna estaba la segunda, en la ciudad de Pérgamo estaba la tercera, en la ciudad de Tiatira estaba la cuarta iglesia, en la ciudad de Sardis estaba la quinta iglesia, y en la ciudad de Filadelfia estaba la sexta iglesia, y en la ciudad de Laodicea estaba la séptima iglesia.

Ahora, en esas iglesias y en esas ciudades Dios iba a reflejar e iba a mostrar todo lo que iba a ocurrir durante las siete etapas de la Iglesia gentil. Cada ciudad mencionada aquí está señalando la nación donde se va a cumplir cada edad de la Iglesia gentil; y cada iglesia colocada aquí en cada una de estas ciudades, estará representando la Iglesia del Señor Jesucristo pasando por las diferentes edades.

Y las cosas que hubo en aquellas iglesias y en aquellas ciudades, estarían también en las siete edades de la Iglesia gentil, y en las siete naciones donde se cumplirían esas siete edades de la Iglesia gentil.

Ahora, miren cómo Dios refleja en algo del presente (del presente para los apóstoles allá) lo que sucedería durante las siete edades de la Iglesia gentil. Pero miren algo más sobresaliente: cómo Jesucristo envía Su Ángel Mensajero con la revelación de Jesucristo para darla a Juan el apóstol, y transporta a Juan al Día Postrero, al Día del Señor, y le da a conocer estas cosas que sucederían, comenzando en el tiempo de los apóstoles y luego continuando en el tiempo de los diferentes ángeles mensajeros y diferentes etapas de la Iglesia del Señor Jesucristo.

• Ahora, Jesucristo en Su Ángel Mensajero se coloca en el Día Postrero con el apóstol San Juan, para mostrarle desde el Día Postrero todas las cosas que han de suceder durante las siete edades de la Iglesia gentil, y después mostrarle las cosas que sucederán en el Día Postrero, en ese séptimo milenio: mostrarle la Edad de la Piedra Angular, mostrarle la Dispensación del Reino, y todo el Programa Divino que Dios llevaría a cabo en la Dispensación del Reino.

Le muestra todo el Milenio y luego le muestra el Juicio Final, y luego la entrada a la eternidad, donde ve la Tierra pasando por un bautismo de fuego; y después de eso ve la Tierra renovada, transformada; una Tierra nueva donde no hay mares; hay ríos, se pueden ver lagos, pero mares no; porque el mar ya no existía más, para después del Milenio13.

Habrá tierra en abundancia para ser habitada, y sobre todo para ser colocada la Nueva Jerusalén, la cual brotará del corazón de la Tierra y se formará un grande monte; y sobre ese monte vendrán los escogidos de Dios, del Cielo, y habitarán ahí; un territorio que será de aproximadamente 1500 millas14 de ancho por 1500 millas de largo. Ese será el espacio que ocupará la Nueva Jerusalén. Pero por cuanto es un monte, y tiene 1500 millas aproximadamente de alto también, llegará su altura más arriba de donde colocan los satélites en la actualidad.

Así que será una ciudad tan alta como nunca antes la hubo en esta Tierra. La parte de arriba estará tan alta que las personas al mirar hacia arriba estarán mirando más arriba de donde están los satélites; así que una persona que esté abajo, para mirar hacia arriba necesita unos binoculares bien potentes. Esa es la Ciudad de nuestro Dios, donde habitará Dios con Sus hijos por toda la eternidad.

Por eso es que siempre Dios ha señalado diferentes montes como el Monte de Dios: el monte Sinaí y otros montes han sido señalados como el Monte de Dios; como también Jerusalén, como también el monte de Sion. ¿Por qué? Porque están representando a la Nueva Jerusalén, donde habitará Dios con Sus hijos por toda la eternidad.

Encontramos que Jacob en su sueño vio una escalera que descendía del Cielo y se posaba en la Tierra; y en el final de la escalera, en el extremo de la escalera, estaba Dios hablándole a Jacob, y por esa escalera subían y bajaban ángeles de Dios15.

Jacob vio la Iglesia del Señor Jesucristo sin todavía estar formada aquí en la Tierra, pero estaba en el Programa Divino, y Dios fue mostrando en el Antiguo Testamento la Iglesia del Nuevo Testamento.

Encontramos que Jacob dijo, cuando despertó: “Esto es Casa de Dios y Puerta del Cielo, y yo no lo sabía”16, así dijo que era ese lugar. Y así es la Iglesia del Señor Jesucristo: Casa de Dios, la Casa del Dios Altísimo, el Templo espiritual de Jesucristo; son la descendencia de Dios, los hermanos del Señor Jesucristo; ellos son los que forman esa Casa, esa Casa de Dios, son los descendientes de Dios.

Ahora, encontramos que las siete edades de la Iglesia gentil han transcurrido y nos encontramos en la Edad de la Piedra Angular, con Cristo en la Edad de la Piedra Angular, que es el Lugar Santísimo de Su Templo espiritual. La escalera que vio Jacob ha sido completada.

Encontramos que ángeles de Dios han subido y han descendido por esa escalera: por ese Templo espiritual que ha sido formado en forma de pirámide, por donde han ido subiendo los mensajeros de Dios y todos los escogidos de Dios, porque es Casa de Dios y Puerta del Cielo; por ahí es que tienen que entrar todos los escogidos de Dios.

Por eso Cristo es la Puerta, la Puerta para entrar por ella a ese Cuerpo Místico de creyentes. Y para poder ir al Cielo, Cristo dijo: “Yo soy el camino, la verdad y la vida; y nadie viene al Padre, sino por mí”17. Hay que entrar por la Puerta, que es Cristo, a ese Cuerpo Místico de creyentes, para subir a la Casa de nuestro Padre celestial.

Ahora nos encontramos en la Edad de la Piedra Angular; la edad en donde Jesucristo se manifiesta en Su gloria séptuple para hablarle a Su Iglesia; y Su Iglesia ver la gloria séptuple de Jesucristo, y permanecer en pie delante del Hijo del Hombre viendo la gloria séptuple de Jesucristo, para recibir Su Palabra y para recibir nuestra transformación.

Y luego el pueblo hebreo verá a Jesucristo en Su gloria séptuple, en el extremo de la escalera, hablándole al pueblo hebreo, o sea, en la Edad de la Piedra Angular (que es el extremo de la escalera), donde Jesucristo estaría en el Día del Señor, en el Día Postrero; ahí es donde es manifestada la gloria séptuple de Jesucristo en la manifestación final de Jesucristo; o sea que Jesucristo se manifiesta en la Edad de la Piedra Angular en Su gloria séptuple.

No es una porción, como fue en cada edad de la Iglesia gentil a través de cada ángel mensajero, sino la gloria séptuple de Jesucristo en toda Su plenitud, Jesucristo manifestado en Su manifestación final a través de los ministerios de los Dos Olivos y de los Dos Candeleros de oro; ministerios prometidos para el Día Postrero, para ser manifestada de en medio de esos ministerios la gloria séptuple de nuestro amado Señor Jesucristo.

Y la Iglesia del Señor Jesucristo en el Día del Señor, o Día Postrero, estaría viendo a Jesucristo en Su gloria séptuple manifestado en Su Ángel Mensajero.

La gloria séptuple del Señor Jesucristo en el Día Postrero es lo que Él ha prometido para Su Iglesia en el Día del Señor, para estar viendo a Jesucristo en Su Iglesia en Su gloria séptuple manifestado, revelado; esto es en el Día del Señor, en el Día Postrero, en el cual nosotros estamos viviendo.

VIENDO A JESUCRISTO EN SU GLORIA SÉPTUPLE.

Miren las cosas que serían vistas en la revelación o manifestación de Jesucristo en Su gloria séptuple.

[CORTE DE AUDIO]

… a Jesucristo en Su gloria séptuple manifestado en Su Iglesia en el Día Postrero, en el Día del Señor.

La Iglesia del Señor Jesucristo en este tiempo final tiene la promesa de ver a Jesucristo en Su Iglesia manifestado en Su gloria séptuple, lo cual Él estaría cumpliendo en este Día Postrero.

Y ahora, la Iglesia en la Edad de la Piedra Angular, que es la edad para la manifestación de Jesucristo en Su gloria séptuple, es llamada a despertar: “Despiértate, tú que duermes, levántate de entre los muertos, y te alumbrará Cristo”18, te alumbrará Cristo en Su gloria séptuple.

Por eso también en Isaías, capítulo 60, verso 1 en adelante nos dice: “Levántate…”, o sea: “Despiértate, levántate”. ¿Por qué? Porque es ya de mañana, ya ha comenzado un nuevo día dispensacional, donde Cristo se manifiesta como el Sol de Justicia: el Sol de Justicia naciendo y resplandeciendo para iluminar nuestro entendimiento y poder ver a Jesucristo en Su gloria séptuple revelado en el Día del Señor, en el Día Postrero.

Ahora, aquí en Isaías, capítulo 60, verso 1 en adelante, dice:

“Levántate, resplandece; porque ha venido tu luz, y la gloria de Jehová ha nacido sobre ti”.

La gloria de Jehová naciendo sobre Su Iglesia es Jesucristo en Su gloria séptuple revelado en el Día Postrero, en el Día del Señor, en Su Iglesia. Es la gloria de Jehová naciendo sobre Su Iglesia en la Edad de la Piedra Angular, que es la Edad de la Gloria de Jehová, porque es la Edad del Lugar Santísimo de Su Templo espiritual.

Y así como estaba la gloria de Dios en el lugar santísimo del tabernáculo que hizo Moisés y del templo que hizo Salomón, también en el Templo espiritual de Cristo, en el Lugar Santísimo de ese Templo, que es la Edad de la Piedra Angular, la gloria de Jehová, la gloria de Jesucristo, es manifestada en Su gloria séptuple —conforme a Su promesa— para ver a Jesucristo revelado en Su Iglesia.

Ahora, Moisés vio a Dios en esa Columna de Fuego, en el Logos, allá sobre el arca del pacto, sobre el propiciatorio, en medio los dos querubines, en el lugar santísimo del tabernáculo que él construyó.

Y ahora en el Templo espiritual de Cristo, la Iglesia del Señor Jesucristo, los miembros de ese Cuerpo Místico estarán viendo a Jesucristo revelado de medio de los Dos Querubines: de en medio de los ministerios de Moisés y de Elías, de en medio de los Dos Olivos, en Su gloria séptuple, conforme a Su promesa: velado en Su Ángel Mensajero.

Dios se veló en la Columna de Fuego, y así fue como lo vio Moisés: velado en la Columna de Fuego; así fue como estuvo en el tabernáculo que Moisés construyó: sobre el arca del pacto, en medio de los dos querubines; y también así estuvo en el templo que hizo Salomón. Pero luego se veló en carne humana en la persona de Jesucristo, dos mil años atrás aproximadamente, y allí estaba la gloria de Dios manifestada en medio del pueblo hebreo, en medio de la Iglesia hebrea del Antiguo Testamento.

Bajo la Dispensación de la Ley, la Iglesia hebrea estaba; pero tenía que subir a la Edad de la Piedra Angular, la Edad de la Venida de Cristo como Cordero de Dios, para ver la gloria de Dios, la gloria de la Shekinah, manifestada en carne humana en la persona de Jesucristo, llevando a cabo cada promesa, cumpliendo cada promesa hecha para la Primera Venida del Mesías. Y fueron cumplidas todas esas promesas por el Ángel de Jehová, el Ángel del Pacto, que es el mismo Dios, el cual cumplió todas esas promesas por medio de Su velo de carne llamado Jesús de Nazaret.

Y ahora, para el Día Postrero, en medio del Israel celestial, que es la Iglesia del Señor Jesucristo, Jesucristo, el Ángel del Pacto, el Ángel de Jehová, se manifestaría, se revelaría, como el León de la tribu de Judá, como Rey de reyes y Señor de señores, en Su Obra de Reclamo; y ahí estaría la gloria de Jehová manifestada en la gloria séptuple del Señor Jesucristo, revelado en el Día Postrero en Su Ángel Mensajero; pues Él para revelarse necesita primero velarse. Se vela en carne humana en Su Ángel Mensajero, y luego se revela por medio de Su Ángel Mensajero en Su gloria séptuple, conforme a la promesa divina.

Pero el Ángel del Señor Jesucristo no es el Señor Jesucristo; es solamente Su último profeta mensajero. Por esa causa no aceptó la adoración que Juan el apóstol quiso ofrecerle en dos ocasiones, y le dijo: “Adora a Dios”.

Encontramos que para este Día Postrero en el que vivimos, que es el Día del Señor, la Venida de la gloria de Jesucristo está señalada para ser cumplida, para Su Iglesia ver a Jesucristo en Su gloria séptuple en el Día del Señor.

¿Dónde la verán? En Su Templo espiritual. ¿En qué parte del Templo? En el Lugar Santísimo de Su Templo, que es la Edad de la Piedra Angular; y ahí se abre una nueva dispensación.

El templo que hizo Salomón y el tabernáculo que hizo Moisés tenían atrio, lugar santo y lugar santísimo; eso es tipo y figura de la Dispensación de la Ley, la Dispensación de la Gracia y la Dispensación del Reino.

La Dispensación de la Ley estuvo en el Atrio. La Dispensación de la Gracia: en el Lugar Santo; y por esa causa allí estaba un candelero con siete lámparas; y esas siete lámparas con sus siete luces representan las siete edades de la Iglesia gentil con sus siete ángeles mensajeros. En el candelero o el candelabro: la Iglesia Señor Jesucristo con Sus siete edades y sus siete ángeles mensajeros.

Pero después pasamos al Lugar Santísimo, que corresponde a la Dispensación del Reino, en donde está el Arca del Pacto. Y dentro del arca del pacto: las tablas de la Ley, la vara de Aarón que reverdeció y el maná escondido en una vasija de oro; tipo y figura de todo lo que Cristo tendrá en la Dispensación del Reino para todos Sus hijos, para todos Sus escogidos.

Por eso llama a Sus escogidos en el Día Postrero al Lugar Santísimo de Su Templo espiritual; y así los pasa a la Dispensación del Reino, para recibir todas las bendiciones del Lugar Santísimo de Su Templo espiritual, y ver ahí a Jesucristo en Su gloria séptuple revelado en el Día Postrero, en el Día del Señor.

Que Jesucristo, el Ángel del Pacto, les bendiga con todas las bendiciones correspondientes al Lugar Santísimo en Su manifestación de Su gloria séptuple en el Día Postrero, en el Día del Señor. Les bendiga con Su Palabra creadora hablada en Su manifestación séptuple en este Día Postrero, revelado en el Día Postrero en Su Ángel Mensajero.

Ha sido para mí un privilegio muy grande estar con ustedes dándoles a conocer LA REVELACIÓN DE JESUCRISTO EN SU GLORIA SÉPTUPLE EN EL DÍA DEL SEÑOR.

A las 12:00 estaremos nuevamente con ustedes aquí, para continuar viendo a Jesucristo en Su gloria séptuple en el Día del Señor, en el Día Postrero, en el cual estamos viviendo.

Las 12:00 del mediodía son las 10:00 de la mañana, hora de Puerto Rico; así que no concuerda con el horario Puerto Rico. Pero a través del satélite Galaxy VII, canal 11, y PanAmSat, estaremos a las 3:00 de la tarde, hora de Puerto Rico, para la transmisión a todos los países de la América Latina, el Caribe, Norteamérica, Canadá, Hawái, y todos los demás países donde lleguen estas transmisiones.

También estaremos a través de diferentes radioemisoras en diferentes países, y a través de diferentes canales de televisión de diferentes países, a las 3:00 de la tarde, hora de Puerto Rico.

Que Dios les bendiga, que Dios les guarde; y con nosotros nuevamente Miguel Bermúdez Marín para continuar y finalizar nuestra parte en esta mañana. Con nosotros Miguel Bermúdez Marín.

El horario… Miguel les va a dar el horario, para darles suficiente tiempo de receso, para que puedan almorzar algo y estén bien alimentaditos para escuchar la Palabra; porque con hambre algunos no pueden escuchar. Así que queremos que estén bien alimentaditos para escuchar la Palabra y ver todo lo que Dios tiene para nosotros en este tiempo final, en la Edad de la Piedra Angular y Dispensación del Reino, en el Lugar Santísimo de Su Templo espiritual, donde hemos visto al Señor Jesucristo en Su gloria séptuple en el Día del Señor, en este, el Día Postrero.

Ya esto no lo vamos a pasar para… en la transmisión. Ya nos despedimos de la transmisión. Así que Dios les continúe bendiciendo a todos, Dios les guarde.

Oren mucho por mí, para que Dios me dé para esta tarde lo que debo yo hablarles a ustedes, para ustedes ser alimentados con la Palabra de Dios.

En esta mañana yo creo que les he hablado bastante claro, para que podamos ver la gloria de Jesucristo manifestada en Su Iglesia, podamos ver Su gloria séptuple en este Día Postrero.

Bueno, vamos a dejar a Miguel ya, para ya finalizar nuestra parte en esta mañana.

Que Dios les bendiga y les guarde a todos. Y sepan una cosa: que hay grandes bendiciones de parte de Jesucristo en Su gloria séptuple para cada uno de ustedes y para mí también. Así que yo no me quedo fuera de esa bendición tan grande de parte de Jesucristo en Su manifestación final, en Su manifestación de Su gloria séptuple en este el Día Postrero.

Así que podemos decir que a todos los de las edades pasadas les tocó una buena parte, ¡pero a nosotros nos ha tocado la mejor parte!, la cual no nos será quitada. ¿Y quién la va a quitar?, si ya esa Palabra está siendo hablada sobre cada uno de ustedes y sobre mí también.

Y tengo que decirles como dijo Isaac: “¡Yo lo bendije, y será bendito!”19. Y yo no puedo decir otra cosa, sino: Yo los he bendecido en el Nombre Eterno de Jesucristo con la Palabra del Evangelio del Reino, he hablado todas las bendiciones que están en esa Palabra, en ese Mensaje del Evangelio del Reino; las he hablado sobre los latinoamericanos y caribeños, sobre los escogidos de la Edad de la Piedra Angular; y serán benditos. ¡Nadie les podrá quitar esa bendición! ¡Ya ha sido hablada y sigue siendo hablada, sigue siendo confirmada!

Y si falta alguna bendición de ser hablada, será hablada también; hasta que toda Bendición de la Primogenitura la hayamos escuchado y la hayamos recibido en nuestra alma, y hayamos dicho: “Esto era lo que yo estaba esperando. ¡Esta era la bendición que yo estaba esperando escuchar: La Bendición de la Primogenitura!”.

Que Dios les bendiga y les guarde a todos.

Como que les adelanté el mensaje de la tarde. Pero estaré nuevamente con ustedes para continuar dándoles la Palabra y viendo todas las bendiciones que hay para cada uno de ustedes y para mí también, en el Programa Divino del Día Postrero, del Día de la manifestación de Jesucristo en Su gloria séptuple.

Que Dios les bendiga y les guarde a todos.

“VIENDO A JESUCRISTO EN SU GLORIA SÉPTUPLE EN EL DÍA POSTRERO, EN EL DÍA DEL SEÑOR”.

[Revisión noviembre 2021]

1 San Mateo 10:42

2 San Juan 17:14-16

3 Apocalipsis 13:8

4 Daniel 7:9-14

5 2 Reyes 2:9-14

6 2 Reyes 2:15

7 San Lucas 1:5-17

8 San Mateo 11:13-14

9 San Mateo 17:10-12

10 San Mateo 14:2-12

11 San Mateo 1:23

12 Apocalipsis 16:8

13 Apocalipsis 21:1

14 1500 millas = 2414 kilómetros

15 Génesis 28:12-13

16 Génesis 28:16-17

17 San Juan 14:6

18 Efesios 5:14

19 Génesis 27:33

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