Alineación planetaria

Muy buenos días, amados hermanos y amigos. Es para mí una grande bendición poder estar con ustedes nuevamente.

La última ocasión que estuve con ustedes les dije que era bueno que, al yo salir, saliese sin anunciarlo; y me di una escapadita en esos días, y ya estoy nuevamente con ustedes. Ustedes lo supieron porque el hermano Bermúdez (me parece) se los hizo saber; pero ya ese día estaba ya hablando, predicando, allá en Villahermosa, cuando ustedes vinieron a saberlo; y ya hoy estoy con ustedes, y no sabían que iba a estar con ustedes.

Pero veo que ustedes, esté yo o no esté, ustedes están siempre aquí para recibir la Palabra de Dios y para que se siga encarnando en ustedes la Palabra para esta hora. Si no se encarna el Mensaje, la Palabra, para esta hora, pues usted no se convierte en la Palabra hecha carne de este tiempo; y si no se convierte en la Palabra hecha carne para este tiempo, no podemos hablar entonces de transformación ni de rapto, ni de nada de eso; porque todas esas cosas, esas promesas, están en la Palabra, y son para aquellos en los cuales se encarne esa Palabra, ese Mensaje, en estos días finales. Y en y alrededor de esa Palabra que se encarnará, será que se manifestará esa transformación.

Bueno, eso será como fue con Abraham y con Sara: que alrededor de la Palabra que recibieron, cuando Elohim les habló a ellos, con esa Palabra que recibieron fue que ellos recibieron la fe para ser transformados. Bueno, ya ustedes saben bastante de eso.

Vamos a leer inmediatamente la Escritura para hablar algunas cositas en esta mañana. Ya ustedes escucharon en cuanto a la recomendación que les estuvo dando; y esa recomendación, yo le dije a él que se las diera a ustedes, ya que vamos a tener culto aquí en Semana Santa. Ahora, si ustedes quieren que lo tengamos en Venezuela y no lo tengamos aquí, nos vamos a Venezuela.

Bueno, eso era lo que el hermano Bermúdez quería. Entonces, cuando yo le dije: “No, en Semana Santa vamos a suspender eso; y yo lo tengo allá con los hermanos de Puerto Rico; y así pues ellos no se van a sentir tristes, ya que siempre lo tenemos allá”; entonces pues él buscó la vuelta, y dijo: “Pues para marzo fue la apertura de Los Sellos y para esa misma fecha va a acontecer la alineación de los planetas; así que vamos a tenerla entonces, la actividad de Venezuela, allá en Maturín, en esa fecha de la apertura de Los Sellos, que es la fecha en que van a alinearse también los planetas”. Y entonces yo le dije: “Bueno, ya ahora la cosa cambia”, y entonces pues… ya entonces yo podré estar con ustedes para platicar de la Palabra del Señor.

Él quiere que prediquemos, que traigamos unas conferencias relacionada a Los Sellos, un repaso (más bien) de los Sellos; y repasaremos sobre los Sellos, veremos todo lo que haya de parte de Dios para ver en esos días, y disfrutaremos esos días allá.

Van a ir ministros de diferentes lugares (que puedan ir), porque el hermano Bermúdez les va a enviar invitaciones; pero los hermanos que no sean ministros no tienen necesidad de ir, sino que el hermano Bermúdez y yo viajamos por toda la América Latina y evitamos así que los hermanos de los diferentes países tengan esos gastos grandes de estar viajando.

Y entonces, si quieren gastar dinero para las cosas de Dios, entonces tienen la oportunidad de hacerlo para programas de radio, para la Obra misionera y la imprenta, las películas y todo esto, y se aprovecha mejor.

Usted puede dar un viaje, gastar muchísimo, y no haber hecho nada en la Obra de Dios (en cuanto a trabajo); solamente todo lo que hizo fue para usted; pero para la Obra y para beneficio de otros no hizo nada; se benefició usted mismo. Pero vida eterna es vivir para otro; y si vivimos para otro, hacemos algo para otro, y lo nuestro Dios nos lo tiene seguro.

Lo que queremos es que la Palabra se encarne en nosotros; y Él ha hecho provisión para que esa Palabra nos llegue; y eso es lo más importante para nosotros. Y hacemos todo lo que esté a nuestro alcance para que también les llegue a otras personas, como dice Apocalipsis [22:17]: “El Espíritu dice…”, pero también la Esposa dice, ¿qué cosa? Dice: “Que venga el que tenga sed, y beba del Agua de la Vida gratuitamente”. Bueno, ese es el mensaje de invitación para todos.

Estaremos también tomando películas, como ya el hermano Bermúdez creo que les hizo saber. Así que van a ver también en películas todo, todas las cosas; y dicen que en películas hasta se aprecia mejor y se entiende mejor todo lo que se habla, que cuando uno está personalmente.

Es que cuando está en película todo, ya todas las luces están apagadas; uno no tiene para dónde estar mirando y está pendiente a todo lo que se está viendo ahí, y entonces uno capta mejor. Es que la unción tampoco se va, permanece ahí; porque esa es la Palabra de Dios que quedó grabada, grabada en voz, y también la imagen de lo que está aconteciendo.

Bueno, si seguimos hablando así no vamos a leer la Escritura; pero vamos a leerla así, para comenzar ya en esta mañana.

Ya, como les dije, no se preocupen en ir a Venezuela, sino esperen aquí que vendremos hacia ustedes, el hermano Bermúdez y yo; y si viene algún otro hermano ministro, o algunos hermanos más que deseen venir, entonces los que tengan facilidades (ya ustedes oyeron) háganlo saber para tenerlos en cuenta y ver si los necesitamos de momento; y los que quieran ir pues no le vamos a decir que no vayan, vayan en la forma que ustedes saben ir.

Salmo número 19, verso 1 en adelante, dice:

“Los cielos cuentan la gloria de Dios…”.

Muchas personas no saben que los cielos hablan, los cielos cuentan; o sea, ellos anuncian, ellos predican, la gloria de Dios.

“Y el firmamento anuncia la obra de sus manos”.

Vamos a dejarlo ahí y vamos a hablar un poquito sobre esta Palabra.

Es algo maravilloso poder anunciar, contar, la gloria de Dios, y anunciar la Obra de las manos de Dios. Ya hace unos 20 años (y pronto llegaré a los 21 años) que comencé a anunciar la gloria de Dios y a anunciar la Obra de las manos de Dios. Parece mucho tiempo, pero es poquitito tiempo; porque un día… porque mil años nuestros es como un día delante del Señor, o sea que 20 años es casi media hora en el plan de Dios, en el tiempo de Dios.

Así que yo digo que llevo ya 20 (para 21 años) predicando, anunciando la gloria de Dios, y anunciando la Obra de las manos de Dios. Y Dios dice: “Lo que tú llevas son solamente casi media hora”, en los números de Dios, casi 30 minutos de los de Dios; pero así es que Dios mide las cosas. Y el Milenio, mil años, el gran Reino Milenial, eso va a ser un día delante de Dios. Y así es como Dios mide las cosas.

Cuando leemos en Génesis que Dios llevó a cabo toda esa Obra de recreación en seis días… seis días de los de Dios equivale a seis mil años de los nuestros, o sea que esos seis días que aparecen ahí en Génesis son seis mil años de los nuestros; y reposó el séptimo día; o sea, ese día número siete equivale a mil años de los nuestros.

Bueno, esos son los números y las matemáticas de Dios.

Para Dios el tiempo es algo que lo mide de una manera…, de acuerdo a lo que Él es: Él es eterno; y para Dios el pasado, el presente y el futuro, para Él está tan cerca que Él recorre todo y no se pone viejo. Así que Dios no envejece; y como Dios no envejece, pues usted no le puede medir los años a Dios.

Algunas personas pues, cuando presentan a Dios en un cuadro, en un dibujo, presentan un ancianito; pero Dios no se pone viejo. Quizás muchas personas también cuando piensan en Jesucristo, porque ya hace dos mil años que vino la primera vez, piensan: “Bueno, ya deberá estar bien viejito, porque ya hace dos mil años…”.

Pero en la eternidad, en el Cielo, no hay tiempo, no hay eso de que la gente se ponga viejo; porque allí no están sujetos a estas dimensiones terrenales que a nosotros nos hacen ponernos viejos, nos hacen tener tantos años hoy y de aquí a diez años nos hacen tener unos pocos años más; y eso pues nos ocasiona que aparezcan ciertas canas, ciertas arrugas y eso; pero eso es por un tiempo; pero cuando seamos ya transformados, ya todo eso habrá terminado.

Bueno, hemos leído que los cielos cuentan la gloria de Dios y el firmamento anuncia la Obra de Sus manos.

En estos días están anunciando que los nueve planetas de nuestro sistema solar, juntamente con el sol, se pondrán en línea. Quizás no sea en una línea tan recta, quizás unos estén aquí y otros aquí, pero será el tiempo en donde más en línea estarán.

Y los cielos cuentan la gloria de Dios, la expansión anuncia la Obra de las manos de Dios. ¿Qué estarán anunciando en estos días, en este próximo mes los cielos? Tienen que estar anunciando la Obra de Dios, tienen que estar anunciando la gloria de Dios manifestándose.

Cuando el Señor Jesucristo nació hace dos mil años atrás, los cielos contaron y anunciaron, contaron la gloria de Dios y anunciaron la Obra de la mano de Dios que estaba siendo hecha aquí en la Tierra; porque con aquella alineación planetaria se estaba llevando a cabo una predicación en el Cielo.

Ahora sabemos que los cielos, las estrellas, los planetas, predican; y esa alineación es una predicación, es un anuncio de la Obra que Dios está haciendo.

Bueno, vamos a hablar, vamos a ponerle un tema a lo que estamos hablando, vamos a ponerle: alineación planetaria”, ya que estamos en ese ambiente y el mundo completo ha entrado en ese ambiente; y todos están muy asustados. Pero no es tiempo para estar asustados, sino tiempo para estar despiertos a la realidad de la Obra que Dios ha prometido para este tiempo final; porque los cielos no pueden anunciar otra cosa sino lo que Dios anuncia en Su Biblia que estará haciendo en estos días finales.

Muchas personas no comprenden que hay tres Biblias:

La primera Biblia que Dios hizo es el Zodíaco. Esa primer Biblia anuncia, predica, señala la Obra de Dios.

La segunda Biblia es la pirámide de Egipto, esa gran pirámide que hizo el profeta Enoc, y él sabía lo que estaba haciendo; imagínese, después que la hizo, al poco tiempo, dice la Biblia que Enoc caminó con Dios y se lo llevó Dios1, no vio muerte, sino que desapareció. ¿Qué pasó? ¿No saben ustedes otros casos de gente que desaparecieron, gente que caminaron con Dios? El profeta Elías tampoco vio muerte, sino que desapareció de la Tierra, porque se lo llevó Dios en un carro de fuego.

Es que la gente no sabe que Dios tiene muchos carros; dice que Dios tiene miles o millones de carros2, y más millones de ángeles. Y también encontramos que el Señor Jesucristo también se fue, desapareció3. Es que mucha gente no sabe que hay otros mundos, y esos otros mundos existen en otras dimensiones que no son visibles a la vista humana pero que son reales.

Ahora, tenemos nosotros que comprender que hay tres Biblias:

La primera, ya les dije, es el Zodíaco, y nuestro sistema solar pertenece a esa gran Biblia; ahí está escrito todo lo que Dios hizo en el pasado, lo que Dios está haciendo en el presente y lo que Dios ha de hacer en el futuro; lo que pasa es que la gente no sabe leer en esa Biblia. Pero el profeta Job, ese sabía leer en esa Biblia, y por eso usted lo encuentra hablándole a esas constelaciones del Zodíaco, y usted no entiende nada de lo que él está hablando, pero él está citando la Biblia que está en el cielo.

Pero usted no necesita leer ni saber leer de la Biblia que está en el cielo porque hay tres Biblias; si usted sabe leer en alguna de ellas y la entiende, usted estará entendiendo lo que dice la que está en el cielo; y también estará entendiendo lo que dice la gran Biblia que hizo Enoc en forma de pirámide. Aquella pirámide es una Biblia, pero está escrita en medidas, y está escrita en esa manera que él la escribió conforme a como lo recibió de parte de Dios.

Y la tercera Biblia es la Biblia escrita; si usted sabe leer en esta, usted entenderá la Biblia, que es la pirámide, y entenderá la Biblia que está en el cielo, que es el Zodíaco; usted entenderá que lo mismo que dice esta, lo dicen las otras dos.

Así que la gran pirámide de Egipto está anunciando las cosas que acontecerán en estos días finales; y los estudiosos de esa gran Biblia, de esa gran pirámide, dicen que ahí están esos secretos y que están anunciando los días finales en este tiempo; pero ellos se rompen la cabeza y no pueden por completo entenderla, y no entienden que esa Biblia está también en forma de letra y está al alcance de todos los seres humanos.

Bueno, también están los científicos que miran hacia el firmamento a través de sus telescopios, los astrónomos; y también están los astrólogos, que tratan también de adivinar el significado de lo que esta gran Biblia, ese gran Zodíaco está diciendo; pero se van todo en adivinaciones en la mayor parte de las veces; y están tratando de, más bien, de hacer predicciones, de hacer sus profecías, y a cada momento usted los encuentra tan enredados que se tienen que avergonzar de lo que han dicho, porque no se les cumple en la forma en que ellos pensaban que era la manera correcta; pero Dios no tiene tantos profetas a la misma vez para decir lo que Dios quiere que la gente sepa.

Él siempre que ha querido que los seres humanos sepan algo, Él ha enviado un solo hombre, un solo profeta. Por eso usted… la Biblia que está aquí, usted encuentra que fue escrita por profetas, fue escrita por hombres enviados de Dios para su tiempo, que recibieron esa revelación de lo que tenían que hablar; lo hablaron, lo escribieron, y hoy en día tenemos la Palabra de Dios dada a través de hombres, a través de profetas, para que todos sepamos lo que Dios habló a través de esos hombres.

Y si Dios quiere que sepamos algo más, pues tiene que enviarnos uno que nos haga saber la Palabra de Dios; porque la Palabra, la revelación divina, solamente viene al profeta; si Dios quiere traer alguna revelación, tiene que traerla a través de un profeta.

Usted no encuentra en la Biblia otra cosa sino profetas trayendo la revelación divina. ¿Y usted cree que Dios tenga alguna cosa para darla conocer?, ¿o ya los seres humanos lo han conocido todo?

Los seres humanos hoy en día están en tal ignorancia que no saben ni siquiera que esos seis días de los cuales dice el Génesis, equivalen a seis mil años; o sea, no saben ni el primer capítulo del Génesis, menos los 22 capítulos del Apocalipsis.

Pero si Dios ha dicho que los entendidos entenderán4, tiene que darnos a conocer Su Palabra, traernos Su revelación, para que podamos entender; y si Él quiere que entendamos, nos va a dar a conocer todas esas cosas.

No tendremos que ir a una universidad para estudiar astronomía, y menos astrología, para aprender a conocer los astros y poder leer allá en el cielo lo que está diciendo Dios a través de esa Biblia; sino que solamente con que Dios nos dé a conocer lo que significan las cosas que están aquí, entenderemos automáticamente lo que Dios está diciendo en Su primera Biblia, que es el Zodíaco, al cual pertenece nuestro sistema solar.

Bueno, en la alineación de planetas hay un gran mensaje, siempre ha habido un gran mensaje de Dios; pero ese gran Mensaje ha estado también en la Biblia.

Vean ustedes, en el tiempo en que nació el Señor Jesucristo, la Biblia decía que de Jacob, de Israel, saldría una Estrella5. Luego la Escritura anunciaba la Venida del Mesías para el tiempo profético, conforme a la profecía de Daniel; así que la Biblia anunciaba la Venida del Mesías en medio del pueblo hebreo.

Todo el pueblo hebreo sabía que el Mesías tenía que venir ya al final de la profecía de Daniel, y el pueblo hebreo estaba esperando al Mesías. El profeta Isaías había dicho que la virgen concebiría y daría a luz un niño6; así que ya Dios le estaba revelando al pueblo hebreo la manera en que vendría el Mesías: vendría a través de una mujer virgen que tendría, que concebiría y daría a luz un niño.

Así que el pueblo tenía que entender que una mujer joven, una virgen, habría de dar a luz un niño. Esa era la manera en que el Mesías habría de venir, porque ya eso también Dios lo había dicho en Génesis 3:15, Él había dicho que la simiente de la mujer sería la que heriría a la serpiente o al diablo en la cabeza.

La simiente de la mujer. Una simiente de una mujer, ¿qué es? Es un hijo, porque la simiente es el fruto de una persona; si es la simiente de una mujer, es el hijo o un hijo de una mujer. Allá ya, en Génesis, ya Dios estaba hablando de que el Mesías vendría a través de una mujer; y después, más adelante a través de los demás profetas, comenzó a ampliar más la Venida del Mesías a través de las profecías de esos hombres enviados por Dios, como el profeta Isaías y otros más.

El profeta Isaías dijo: “Esa mujer que tendrá esa simiente será una virgen, concebirá y dará a luz”. Y más adelante, después, dijo también que… dijo: “Porque un niño nos es nacido, un hijo nos es dado, y el principado sobre su hombro; y llamarase Su nombre Admirable, Consejero, Dios Fuerte, Príncipe de Paz”7.

Todas esas cosas dijo el profeta Isaías acerca del Mesías cuando viniese. Sería un hijo que nacería, sería un niño que nacería, un hijo que sería dado en esta Tierra. Así que ya estaba mostrando más ampliamente la manera en que vendría el Mesías.

Y usted después, más adelante, encuentra también que Dios señaló el lugar exacto en donde el Mesías habría de nacer; y también dijo a través de qué tribu vendría el Mesías: dijo que sería de la tribu de Judá, y dijo que vendría y nacería, aparecería, en Belén de Judea8.

¿Más información acaso quiere la gente para saber lo que Dios va a hacer? Todos sabían cómo vendría, dónde aparecería y a través de qué tribu sería cumplida esa promesa. Y cuando llegó el tiempo para nacer, apareció el Arcángel Gabriel a una virgen, porque fue enviado a una virgen, y le dijo lo que habría de acontecer; y cuando le dijo todo lo que habría de acontecer, le dijo que se cumpliría, que acontecería en ella, ella se sorprendió: “Pero ¿cómo será esto? Porque yo no conozco varón”9. Es que el profeta Isaías dijo que sería una virgen. Y entonces ella dijo: “Hágase conforme a Tu Palabra”10. Y fue hecho conforme a la Palabra que habló el Arcángel Gabriel; se materializó, se realizó lo que fue hablado por ese Arcángel.

Bueno, cuando ya nació allá en Belén de Judea, los ángeles de Dios vinieron a la Tierra para anunciar lo que estaba aconteciendo11; y los planetas se pusieron en línea, se alinearon, hubo una alineación planetaria. Y unos científicos que vivían por allá por Babilonia, por el área de allá de la India, vieron en el sistema planetario nuestro, vieron la alineación de esos planetas; y ellos eran hebreos: son los magos o los tres reyes magos que dicen en las Navidades; les llaman los tres reyes magos12.

Esos tres reyes magos o esos magos, eran nada menos que científicos astrónomos hebreos que vivían allá en Babilonia. Ustedes saben que en aquellos tiempos pasados habían llevado a muchos hebreos allá cautivos a Babilonia, y en Babilonia había muchísimos hebreos que estaban en posiciones muy altas en esas áreas de allá, y eran gente grande en aquellos tiempos.

Pero ellos estaban esperando el cumplimiento de la promesa mesiánica, y ellos sabían que la Biblia prometía eso; y ellos, siendo científicos, sabían que había tres Biblias y una de las Biblias era el Zodíaco; y ellos sabían que si esta Biblia decía, anunciaba, que el Mesías vendría, también el Zodíaco estaría anunciando la Venida del Mesías cuando el Mesías apareciese sobre la Tierra, porque la Escritura decía que de Jacob saldría una Estrella; y si el Mesías es tipificado con una Estrella, entonces en el cielo se vería esa Estrella que representaba al Mesías.

Es que los mensajeros son representados, son simbolizados, por estrellas. Si un mensajero aparece sobre la Tierra, es una estrella, y ese mensajero está representado en alguna estrella en el firmamento.

Por eso fue que aquellos magos, aquellos científicos, vinieron camino hacia la tierra de Israel y estuvieron viajando por dos años en camellos, en una gran caravana, para llegar hasta la tierra de Israel; pasaron por desiertos, por ríos, por peligros, pero ellos estaban con su mirada puesta en la Estrella que había aparecido en el cielo, pues aquellos planetas, cuando se pusieron en línea, formaron la Estrella Mesiánica.

¿No han leído ustedes en la Biblia que dice el Señor Jesucristo: “Yo soy la Estrella resplandeciente de la Mañana”13? Así que Él se representa con la estrella resplandeciente de la mañana.

Así que en el cielo estaba el anuncio de la Venida del Mesías. Cuando aquellos científicos siguieron esa Estrella, ellos sabían que la promesa era para ser cumplida en la tierra de Israel; era el pueblo hebreo el que tenía la promesa de la Venida del Mesías y era el único pueblo que estaba esperando la Venida del Mesías; porque los demás pueblos eran pueblos que estaban en sus religiones de idolatría, en sus religiones paganas, pero el pueblo de Israel estaba en la religión que Moisés les dio. Ellos estaban en la Ley, y en la Ley decía que vendría un profeta como Moisés en el cual estaría la Palabra de Dios puesta en su boca.

Moisés dijo, hablando de la Venida del Mesías: “Profeta como yo os levantará el Señor vuestro Dios, y cualquiera que no oyere a ese profeta será desarraigado del pueblo”14. Ese profeta sería el Mesías, y sería levantado ¿de dónde? De entre los hermanos hebreos.

Así que ya se sabía entonces que la Venida del Mesías sería aquí en la Tierra, nacería a través de una mujer, nacería en Belén de Judea; y ese que nacería, ese Mesías, sería un profeta, un profeta mayor, un profeta dispensacional como Moisés, pues Moisés fue un profeta dispensacional.

Así que el Mesías no sería un profeta de una edad, sino de una dispensación. Y cuando aparece un profeta de una dispensación, ese profeta cambia la dispensación que ya ha pasado por una nueva dispensación.

Y para la gente eso suena un poco duro cuando lo está haciendo, porque entonces dicen: “Tú estás quebrantando lo que ya Dios nos dio”. Pero Dios dio aquella Ley para el tiempo de esa primera dispensación, pero después vendría la Dispensación de la Gracia con un nuevo Mensaje; y el pueblo hebreo no comprendió eso.

Ahora, vean ustedes, aquellos magos estaban siguiendo esa Estrella, ellos estaban siguiendo esa alineación planetaria. Ellos llegaron a Jerusalén, y cuando llegaron a Jerusalén ¿saben lo que dijeron?: “¿Dónde está el rey de los judíos que ha nacido? Porque Su Estrella hemos visto, la hemos visto en el oriente. Nosotros vivimos allá en el oriente, en el área de Babilonia, y hemos visto Su Estrella allá; y hemos venido hasta la tierra de Israel, que es la tierra que tiene la promesa de la Venida del Mesías, hemos venido hasta aquí para adorarle. ¿Dónde está el rey de los hebreos?”.

En Jerusalén se reunió el sumo sacerdote y los rabinos de aquel tiempo, y entonces les dicen: “No sabemos acerca de eso, no está aquí en Jerusalén”. Y como la religión de aquel tiempo con sus líderes no sabía nada de esa alineación planetaria que estaba en aquellos días siendo efectuada, pues no pudieron decirle dónde estaba el Mesías. Solamente le dijeron: “Bueno, si el Mesías ha de venir debe venir acá a Jerusalén, que está el templo y está el sumo sacerdote”.

Pero hubo un político que no quería que lo destronaran, y ese era Herodes. Cuando oyó lo que estaba pasando allá en Jerusalén, que Jerusalén estaba revolucionada con el anuncio científico de la alineación planetaria de aquellos días, pues se revolucionó Jerusalén, porque el pueblo hebreo estaba esperando el Mesías, y si lo que aquellos científicos hebreos estaban diciendo era la verdad, el Mesías tenía que estar en la Tierra.

Pero, ¿y dónde estaba? Porque todo el mundo quería verlo y quería recibirlo, y no estaba en Jerusalén. Los líderes religiosos de aquel tiempo, encabezados por el sumo pontífice Caifás, no tenían una respuesta a la Venida del Mesías para aquellos días; y estaban esperando al Mesías. Se cumplió el tiempo, la alineación planetaria que formó la Estrella del Mesías, y la religión de aquel tiempo nada sabía de la Venida del Mesías, al cual estaba esperando.

Parece increíble, pero era cierto, que el sumo sacerdote y los rabinos de aquel tiempo y doctores de la Ley, nada supieran acerca de la Venida del Mesías, nada sabían del nacimiento del Mesías.

Bueno, quizás cualquiera de aquella gente de aquel tiempo podría decir: “Bueno, no ha nacido aquí, porque la hija del sumo sacerdote no ha tenido ese niño; porque esperamos que sea el hijo de la hija del sumo sacerdote o de alguno de los ministros nuestros”. Porque ese siempre es el egoísmo de la gente: “Si Dios va a hacer algo que lo haga a través de mí; o si no, yo no lo creo; o si no, yo no lo recibo”.

Pero Dios no hace las cosas como la gente quiere; Dios hace las cosas como Él ha dicho en Su Palabra que Él las va a hacer; le guste a la gente o no le guste. Dios no le está buscando el gusto a la gente, sino que Dios lo que está es cumpliendo lo que Él prometió. Y el ser humano está llamado a ajustarse a lo que Dios esté haciendo en su tiempo, si quiere recibir las bendiciones de Dios; si no, pierde todas las bendiciones de Dios, y no le puede echar la culpa a Dios; se la tiene que echar él mismo, y tiene que reconocer que ha sido un incrédulo a lo que Dios ha estado cumpliendo.

Así que ¿quién se perjudica? ¿Usted cree que usted va a perjudicar a Dios y a los planes de Dios? No, usted mismo se perjudica, usted mismo se condena como incrédulo ante la presencia de Dios; es usted mismo el que se puede perjudicar o puede ayudarse.

Así que podemos ver que aquellos científicos, aquellos magos, tenían un conocimiento de la Obra de Dios, de la gloria de Dios manifestándose en aquellos días, porque ellos lo leyeron en la primera Biblia: en el Zodíaco, en el sistema planetario, el cual se colocó en línea.

Así que ellos decían: “¿Dónde está el rey de los hebreos? Porque Su Estrella hemos visto”; y la religión de aquel tiempo no había visto esa Estrella. Así que los científicos podían verla porque ellos estudiaban el firmamento, ellos estudiaban los planetas; y como eran científicos hebreos, pues sabían lo que eso significaba.

Hoy en día los científicos de nuestro tiempo están viendo la alineación planetaria, y si tienen un poquito de entendimiento, como lo tuvieron aquellos científicos, aquellos magos que estaban buscando al Mesías (porque habían visto la alineación planetaria y decían: “Su Estrella hemos visto”, porque esos planetas formaron la Estrella de Belén); si los científicos de hoy en día tienen un poquito de entendimiento del que tuvieron aquellos magos, aquellos científicos, sabrán que lo que estará aconteciendo en el cielo en este próximo mes, estará anunciando la Venida del Mesías, la Venida del Rey de reyes y Señor de señores.

Y ¿a dónde es que está prometida la Venida del Mesías? La Primera Venida fue entre los hebreos, allá en el este, allá en la tierra de Israel; pero la Segunda Venida del Señor, la Segunda Venida del Hijo del Hombre, está prometida para los gentiles, que son los que están esperando la Segunda Venida del Señor.

Los hebreos no están esperando la Segunda Venida, pues ellos no saben que vino ya la primera vez; así que ellos están esperando la Primera Venida todavía, y ya hace dos mil años que se cumplió; pero la Segunda Venida la están esperando los gentiles; el cristianismo es quien está esperando la Venida del Mesías en estos días finales; y Él dijo que la Venida del Hijo del Hombre sería como el relámpago, como el relámpago que sale del oriente y se muestra en el occidente15.

¿Dónde se muestra el relámpago? En el occidente. Y Él dijo: “Así será el Hijo del Hombre: se manifestará, se revelará (¿dónde?) en el occidente”. ¿Y qué es el occidente? El occidente es América, es el continente americano, que está compuesto por Norte, Centro y Suramérica, incluyendo a todo el Caribe; lo crean o no lo crean la gente.

Dios no tiene que ver si la gente lo creen o no lo creen, Dios tiene que ver con Sus planes. Él dijo que sería en el occidente que el Hijo del Hombre se manifestaría, se revelaría; por lo tanto, no lo busque en otro lugar. Así como cuando Él dijo que la Primera Venida sería en Belén de Judea: pues fue en Belén de Judea ¿Él dijo que sería en medio del pueblo de Israel? Pues sería en medio del pueblo de Israel.

Se habían levantado muchos falsos mesías; se habían levantado un sinnúmero de falsos mesías que hasta hoy en día todavía hay naciones que todavía piensan que tales personas fueron el profeta mesiánico que Dios les envió, y por eso hay tantas religiones paganas que tienen un hombre como el hombre enviado de Dios.

Pero la promesa del verdadero Mesías era para ser cumplida en la tierra de Israel y naciendo en Belén de Judea de una virgen; los demás fueron imitaciones. Porque el diablo siempre que ve que Dios ha prometido algo, antes que Dios lo cumpla el diablo hace muchas imitaciones, para cuando Dios lo cumpla la gente diga: “Esa es la misma cosa, esa es la misma falsedad que ya otros han venido proclamando”.

Pero Dios no tiene que ver con que el diablo haya imitado eso. Dios lo cumple, no importa cuántas veces el diablo lo haya imitado antes de Dios cumplirlo. Pero el diablo hace esas imitaciones para que la gente se confunda en sus mentes, y cuando Dios lo cumpla, cumpla eso, entonces la gente diga: “Si ya estamos cansados de ver tantos profetas proclamando esa misma cosa”. Pero nunca antes habían visto al verdadero profeta enviado por Dios para proclamar lo que Dios estaría haciendo en esos días. Así que la persona entonces tiene la oportunidad única de recibir al verdadero Enviado de Dios.

Cuando a Jesús le vinieron con esas cosas, Él dijo: “Todos los que vinieron antes de mí, ladrones y robadores eran”16. Así dijo Jesús, porque habían venido muchos falsos profetas antes de Él. También decían: “Vino Teudas, y Judas, y llevaron a muchos discípulos tras sí; pero se murieron y se acabó todo; ese es uno igual a ellos”17. Pero no era igual; aquellos falsos eran parecidos, pero no eran el verdadero Mesías enviado por Dios.

Así que uno no puede decir: “Yo no voy a recibir lo que Dios ha prometido cuando Dios lo haga, porque ya han venido muchas falsedades, muchos falsos profetas”; no. Más bien el verdadero hombre y mujer que cree lo que Dios ha prometido, dice: “Han venido muchos falsos, pero yo estoy esperando el verdadero”. Esa es la posición correcta para todo ser humano. Cualquier otra actitud es una actitud errónea, es una actitud rebelde en contra de las promesas de Dios.

Dios cumple lo que Él ha prometido en el tiempo que Él ha señalado, no en el tiempo en que la gente quiera que Dios lo cumpla, y no a través de quien la gente quiera que Dios lo cumpla, sino a través del que Dios haya escogido desde antes de la fundación del mundo para cumplir esa promesa.

Alineación planetaria”.

Ahora, vean ustedes la alineación planetaria lo que estaba anunciando en aquellos días; aquella alineación planetaria estaba anunciando que el Mesías estaba sobre la Tierra. Y siempre que se alinean esos planetas están anunciando la Venida del Mesías.

Ahora, los líderes religiosos de aquel tiempo podían decir: “Bueno, pero es que esa alineación planetaria no es la primera vez que acontece; ha acontecido cada cierta cantidad de años; así que eso va a ser algo igual a las demás ocasiones”. Pero no era igual, aunque sí era parecida. Era igual en cuanto a la alineación, pero era un paso más avanzado en cuanto a lo que habían anunciado esos planetas en su alineación en las veces anteriores.

¿Y qué habían anunciado en las veces anteriores? Que el Mesías habría de venir; pero cuando vino, aquella constelación estaba anunciando que el Mesías ya estaba sobre la Tierra.

Así que esos mismos planetas, esas mismas estrellas, estuvieron por muchas ocasiones —cada vez que se cumplía ese ciclo— anunciando que el Mesías habría de venir; y cuando vino, vino en el ciclo de esa constelación. Y ya cuando vino, estaba diciendo esa constelación: “El Mesías ya llegó”.

Bueno, esta constelación que ha de acontecer en estos días estará anunciando también la Venida del Señor.

Muchas veces, por muchos siglos y por muchas ocasiones, cada vez que esa constelación, cada vez que esa alineación planetaria, se ha puesto en línea (cada 179 años) ha estado diciendo: “El Mesías ha de venir a la Tierra”. Pero cuando el Mesías esté en la Tierra, esa constelación estará diciendo: “El Mesías está sobre la Tierra”.

Si la pueden leer en el cielo, la entenderán; pero no hay que saber leer en el cielo: aquí en la Biblia también está. Y si está en la Biblia, y todos entienden que estamos en el tiempo final, en donde la promesa mesiánica tiene que ser cumplida, entonces es tiempo de que la gente despierte a la realidad del tiempo que nos ha tocado vivir; porque tanto la Biblia escrita que tenemos a nuestro alcance, como la Biblia en forma de pirámide que hizo Enoc, y la Biblia que está en el firmamento, el Zodíaco, las tres Biblias están diciendo la misma cosa.

Lo mismo que hemos estado anunciando a través de la Palabra, del Mensaje, es lo mismo que está anunciando la alineación de los planetas de nuestro sistema solar.

Tenemos que entender estas cosas para que no se nos escape, como se le escapó al pueblo hebreo en la alineación de aquellos planetas dos mil años atrás; no comprendieron que el Mesías estaba sobre la Tierra y que esa Estrella de Belén estaba diciendo eso; y no fue el sumo sacerdote, ni los rabinos, ni los ministros de aquel tiempo, no fueron a Belén de Judea para ver el Mesías que había nacido.

Eso sí que es algo bien contradictorio: que los ministros de aquel tiempo estuvieran diciéndole al pueblo que el Mesías habría de venir, y cuando vino: no se interesaron por ir al lugar donde estaba prometido que el Mesías habría de nacer.

Tampoco estuvieron interesados en estar bien atentos al cumplimiento de aquellas promesas para informarle al pueblo que el Mesías ya había llegado. Pasaron después dos años, los magos llegaron cuando ya el Señor Jesús tenía aproximadamente dos años. Por eso fue que el rey Herodes mandó a matar a los niños de dos años hacia abajo18, porque la Estrella había aparecido desde dos años atrás y todavía estaba apareciendo.

También podemos ver que el Mesías, ya estando sobre la Tierra, fue conocido y fue visitado (además de aquellos magos) por unos simples pastores que quizás no sabían tanto como los líderes religiosos de aquel tiempo, pero que escucharon el anuncio celestial cuando vinieron aquellos ángeles cantando a aquellos pastores y anunciándoles que el Mesías había nacido en Belén de Judea.

Ahora, vean ustedes, para aquellos pastores vinieron los ángeles anunciándoles este gran evento, y les dijeron: “Vayan a Belén de Judea para que vean al Mesías”; pero para los líderes religiosos vinieron aquellos científicos, aquellos magos para decirles que el Mesías había nacido. Así que no tenían excusas.

Ahora podemos ver que fue transcurriendo el tiempo, fueron transcurriendo los años, y pasaron aproximadamente doce años. Y a los doce años aparece el Mesías, aparece el Señor Jesús allá en el templo de Jerusalén, y estaba discutiendo con los doctores de la Ley, y se quedaban atónitos de la sabiduría de aquel niño; y no sabían que aquel era el Mesías que había dicho el profeta Isaías que habría de nacer en Belén de Judea; y ya no vivía en Belén de Judea, ya vivía por Nazaret.

Así que si le preguntaban: “¿De dónde tú has venido? ¿Dónde tú vives?”. Él les iba a decir: “Yo vivo en Nazaret”, así que ellos iban a decir: “Este entonces no puede ser el Mesías, porque la Biblia dice que es de Belén de Judea”. Pero era de Belén de Judea en cuanto a su nacimiento; lo que pasa es que los líderes de aquel tiempo, los doctores de la Ley, no estuvieron en Belén de Judea cuando tenían que estar.

Eso es lo que les pasa a los sabelotodo, que no están en el sitio que tienen que estar cuando Dios está cumpliendo lo que Él ha prometido, y después dicen: “No, yo no puedo creer eso; porque yo creo que esto tiene que ser de esta manera y de esta otra manera”.

Miren, creen que lo saben todo, y no saben nada en cuanto a lo que Dios está haciendo, porque no están en el sitio que tienen que estar cuando Dios lo está haciendo para que lo vean. Es que creen que Dios tiene que venir a donde ellos a cumplirles las cosas en sus casas, cuando Dios tiene Sus propios planes.

Dios lo cumple donde Él ha determinado cumplirlo, y cada persona está llamada a verlo en el sitio que Dios lo cumpla.

Así que ya el Mesías, ya tenía doce años, y no había sido muerto cuando mataron a los niños de dos años hacia abajo y Él tenía unos dos años. ¿Por qué no fue muerto? Porque el Ángel del Señor le dijo a José: “Vete a Egipto, porque Herodes busca al niño para matarlo”19.

Así que Herodes, ungido por el mismo diablo, quería matar al niño. ¿Quién quería matar al niño? El diablo, pero tenía que usar a un hombre, y estaba usando a Herodes para mandar a matar a todos los niños.

Pero el Ángel del Señor le dijo a José: “Vete a Egipto”; y se fue a Egipto huyendo. Y luego, cuando Herodes murió, entonces el Ángel del Señor le dijo a José: “Ya te puedes ir para Nazaret, porque ya el que buscaba al niño para matarlo, ya murió. Ya no hay peligro, vete a Nazaret”20.

No lo mandó a Belén, porque ya lo que tenía que cumplirse en cuanto a la profecía en Belén, ya estaba cumplido; ya no tenía que volver a Belén para cumplir la profecía, porque ya era historia, y nada sabía mucha gente acerca de historia del Plan de Dios.

Bueno, ya en Nazaret se crio; allí como José era carpintero, pues también Jesús vino a ser carpintero, y estuvo trabajando por muchos años; se hizo carpintero, le conocían como el carpintero de Nazaret. Por eso fue que cuando después Juan le bautizó y comenzó a predicar la Palabra, muchos decían: “¿Y de dónde tiene este esta sabiduría?, ¿de dónde tiene este está sabiduría sin haber estudiado?”21.

Es que Jesús no había ido a las escuelas teológicas de aquel tiempo, no había ido a los seminarios para estudiar, para después predicar. ¿O es que acaso hay que ir a algún seminario o instituto bíblico o alguna universidad para poder predicar la Palabra de Dios para el tiempo en que uno vive? Jesús no fue a ninguno; y la gente decía: “¿Y de dónde saca Él estas cosas? ¿No es este el carpintero de Nazaret? ¿No es este el hijo de María, y sus hermanos están con nosotros, y nosotros los conocemos?”22. Pero ese era el Mesías prometido; y ya había comenzado Su ministerio, ya tenía unos treinta años sobre la Tierra. Y el pueblo de Israel no sabía que el Mesías ya estaba sobre la Tierra por treinta años. Por treinta años…, treinta años sobre la Tierra y ni lo sabían.

Luego a los treinta años aproximadamente (o sea, veintinueve años y medio) había comenzado Su ministerio, para comenzar así la semana número setenta de la profecía de Daniel; y a la mitad de esa semana, o sea, a los tres años y medio, tenía que morir por el pueblo, por la raza humana, para quitar el pecado del mundo.

Cuando Juan lo presentó se lo dijo allí a Él y a la gente que allí estaban: “He aquí el Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo”23. Para quitarlo tenía que morir, tenía que derramar Su Sangre, como estaba tipificado en el cordero pascual que el pueblo hebreo sacrificaba el día de la pascua.

Así que allí estaba el hombre, allí estaba el Rey de los hebreos, allí estaba el Mesías; y el pueblo ni lo sabía, las religiones de aquel tiempo ni lo sabían; más bien fueron las que se pusieron en su contra, y lo tildaban de loco, de fanático. Decían que era Beelzebú, el príncipe de los demonios24; pero era el Príncipe de Paz, el Príncipe de Paz que había dicho el profeta Isaías que habría de aparecer.

Pero vean ustedes cómo confundieron al Príncipe de Paz con el príncipe de los demonios, con Beelzebú. Siempre ha pasado de esa manera. Jesús decía: “¿A cuál de los profetas no persiguieron y mataron?”25.

Es que así hacían con los profetas anteriores que Dios había enviado; pero Jesús sabía que Él era el Mesías prometido y siguió hacia adelante, aunque la religión que le estaba esperando no creía en Él. Y aun dice la Biblia que Sus hermanos, Su familia, tampoco creían en Él26; dice que ellos no creían en Él. Pero Él siguió hacia adelante porque Él tenía una misión aquí en la Tierra, creyesen o no creyesen Sus familiares o el pueblo de Israel. Él vino para cumplir lo que Dios había dicho a través de los profetas; y Él lo cumplió al pie de la letra.

“Alineación planetaria”.

Todo eso estaba diciendo aquella alineación planetaria dos mil años atrás: estaba anunciando la Venida del Mesías y el propósito de la Venida del Mesías.

Por eso en la profecía para la Primera Venida del Señor estaba representado en el Zodíaco como la venida de un hijo a través de la virgen, y Él se representaba como Cordero de Dios. Pero para Su Segunda Venida, el Zodíaco lo representa como el León de la tribu de Judá.

Por eso es que el Apocalipsis, cuando presenta al Señor en Su Venida dice27: “He aquí el León de la tribu de Judá”; no dice: “He aquí el Cordero”. “He aquí el León de la tribu de Judá”. Y cuando Juan, el discípulo amado, mira allí en el Apocalipsis, ve a un Cordero. Es que el León es el mismo Cordero, es el mismo Señor en Su Segunda Venida. El Cordero entonces se convierte en el León de la tribu de Judá, el Rey de reyes y Señor de señores.

Estamos en el tiempo en que el pueblo hebreo también está esperando, en el ciclo o en la era de Acuario, está esperando al Mesías; porque el pueblo hebreo cree que esa virgen es la nación hebrea que dará a luz al Mesías en estos días finales bajo la era de Acuario.

Ustedes quizás no entiendan mucho de estos símbolos que están en el firmamento, en el Zodíaco, pero ellos entienden sobre eso y están esperando ese cumplimiento; pero eso que está arriba en el cielo es lo mismo que está aquí en la Biblia escrita.

Los cielos en este tiempo nuevamente están contando, anunciando, la gloria de Dios, para este tiempo final ser manifestada en la Era Mesiánica. Allá estaba el firmamento anunciando la llegada de la era de la Edad Mesiánica, y nuevamente el firmamento, los planetas en línea, están anunciando la Era Mesiánica.

“Alineación planetaria”.

Vean ustedes todo lo que está siendo anunciado en esta alineación planetaria. Los científicos saben que algo tiene que estar pasando en la Tierra o tiene que pasar en la Tierra; pero si ellos no van a la Escritura, nunca sabrán lo que significa esa alineación planetaria; pero pueden conocerla si van a la Palabra; si van a la tercera Biblia entenderán lo que está diciendo la primera Biblia.

“Alineación planetaria”.

Ya hemos visto el anuncio que está siendo mostrado en el cielo, ya vemos la gran señal celestial que estará siendo vista en este año. Así como dos mil años atrás se vio en el cielo la señal del Mesías, la señal de la Venida del Hijo del Hombre, ¿dónde se vio? Se vio en el cielo; se vio en el cielo, en la alineación planetaria, cuando se pusieron en línea esos planetas.

Y Él dijo que para los días finales la gente vería en el cielo la señal del Hijo del Hombre; y el que pueda leer en el cielo podrá entender, podrá entender la señal del Hijo del Hombre mostrada en el cielo, mostrada en el cielo como fue mostrada dos mil años atrás en la Primera Venida.

Nadie será obligado a creer; pero estas cosas serán dadas a conocer abiertamente para que el que quiera pueda creer lo que Dios estará haciendo en estos días finales; y el que quiera beber pueda beber, pueda tomar de esa Agua de la Vida gratuitamente.

“Alineación planetaria”.

Yo creo que no tienen necesidad de que les explique más. Hemos visto en la Biblia, en la tercera Biblia —que es la Biblia escrita—, lo que estará diciendo la primera Biblia. Ambas Biblias dicen la misma cosa.

Dios les bendiga, Dios les guarde; y disfrutemos del gran mensaje celestial, del gran mensaje que estará siendo visto en el cielo y estará siendo proclamado en el cielo en este año 1982, en el mes de marzo, como están diciendo los científicos.

Antes que los científicos lo dijesen, ya lo estábamos diciendo a través de la tercera Biblia. Para nosotros no es algo nuevo lo que el cielo está anunciando: ya lo habíamos escuchado a través del Mensaje proclamado con esta tercera Biblia.

Ambas Biblias concuerdan en el mismo Mensaje: es el Mensaje Final, que el cielo está proclamando, es la señal del Hijo del Hombre, es la señal final de que estamos en el fin del siglo. Por eso le preguntaron: “Dinos qué señal habrá de Tu Venida”28.

Así que esa es la señal más grande de todas las señales, con relación a la Venida del Hijo del Hombre en los días finales; esa es la señal de la Venida del Hijo del Hombre, como la fue dos mil años atrás en medio del pueblo. Todos hemos entendido, no hay necesidad de más explicación; todo ha estado tan claro que hasta los niños lo han entendido.

Así que creo que todos comprendemos el momento que estamos viviendo: estamos viviendo en la Edad Mesiánica, estamos viviendo en la Edad de la Venida del Hijo del Hombre, estamos viviendo en el tiempo de la señal del Hijo del Hombre en el cielo.

Si lo pueden creer la gente, que lo crean; si no lo pueden creer, que no lo crean. Nosotros ya lo hemos creído. Aun antes de acontecer en el cielo, ya lo creíamos, porque estaba aquí en la Biblia. Y ya al creer el Mensaje, hemos creído todo lo relacionado a este tiempo y al desarrollo del Plan de Dios.

Bueno, así como en el cielo había la Estrella del Mesías, en la Tierra estaba el Mesías, que era la unión o el resumen o la plenitud de todos los profetas; porque cada profeta es una estrella; pero cuando vino el Mesías era todos los profetas juntos, era todos los profetas en línea; y todos los profetas en línea formaban la Estrella mayor.

Y Él dijo: “Yo soy la Estrella mayor, la Estrella resplandeciente de la Mañana”. Él era todos los profetas en uno, Él era la plenitud de la Palabra en carne humana, Él era todo eso; y estaba representado en el cielo. Él en Su Venida será representado en el cielo, en alineación o la Alineación planetaria.

Dios les bendiga, Dios les guarde, y les ayude para ver todo el Plan de Dios en este tiempo; para que les pase como les pasó a los que le vieron y dijeron: “Verdaderamente este es de Aquel que habló el profeta Moisés”29. Y no les vaya a pasar como les pasó a aquellos que decían: “¿De Nazaret ha de salir algún profeta?”30. Estaba en Nazaret, pero había salido de Belén, y ellos ni lo sabían.

[CORTE EN ORIGEN]

“Alineación planetaria”.

[Revisión diciembre 2021]

1 Génesis 5:24

2 Salmos 68:17

3 Hechos 1:9

4 Daniel 12:10

5 Números 24:17

6 Isaías 7:14

7 Isaías 9:6

8 Miqueas 5:2

9 San Lucas 1:34

10 San Lucas 1:38

11 San Lucas 2:8-20

12 San Mateo 2:1-12

13 Apocalipsis 22:16

14 Deuteronomio 18:15-18, Hechos 3:22-23

15 San Mateo 24:27

16 San Juan 10:8

17 Hechos 5:36-39

18 San Mateo 2:16

19 San Mateo 2:13

20 San Mateo 2:19-23

21 San Mateo 13:54

22 San Marcos 6:2-3

23 San Juan 1:29, 1:36

24 San Mateo 9:34, 12:24; San Marcos 3:22; San Lucas 11:15

25 Hechos 7:52

26 San Juan 7:2-5

27 Apocalipsis 5:5

28 San Mateo 24:3

29 San Juan 6:14, 7:40

30 San Juan 1:46

Scroll al inicio