Muy buenas tardes, ministros compañeros en el Cuerpo Místico de Cristo en este tiempo final, en la Edad de la Piedra Angular; es una bendición grande estar con ustedes en esta ocasión, para compartir con ustedes unos momentos de compañerismo alrededor de la Palabra de Dios y Su Programa correspondiente a este tiempo final.
Nos hablaba Miguel acerca del Arcángel Miguel, el gran Príncipe que está por los hijos de Israel, los hijos del pueblo de Daniel; y… Eso está en el capítulo 12 de Daniel. Y en el capítulo 12 de Apocalipsis, aparece ahí Miguel; y la explicación (toda) de lo que va a hacer conforme a Daniel, capítulo 12, la explicación está en Apocalipsis, capítulo 12.
Ahora, veamos aquí en Josué, capítulo 5, versos 13 al 15, donde dice:
“Estando Josué cerca de Jericó, alzó sus ojos y vio un varón que estaba delante de él, el cual tenía una espada desenvainada en su mano. Y Josué, yendo hacia él, le dijo: ¿Eres de los nuestros, o de nuestros enemigos?
Él respondió: No; mas como Príncipe del ejército de Jehová he venido ahora. Entonces Josué, postrándose sobre su rostro en tierra, le adoró; y le dijo: ¿Qué dice mi Señor a su siervo?
Y el Príncipe (de los Ejércitos) de Jehová respondió a Josué: Quita el calzado de tus pies, porque el lugar donde estás es santo. Y Josué así lo hizo”.
Nuestro tema es: “LOS PRÍNCIPES DE DIOS”.
A través de la Escritura podemos ver que Dios tiene príncipes; pero el Príncipe de todos los príncipes es nuestro amado Señor Jesucristo.
En el libro de los Hechos nos habla San Pedro algo muy importante con relación a Jesucristo. Capítulo 2, verso 36, dice:
“Sepa, pues, ciertísimamente toda la casa de Israel, que a este Jesús a quien vosotros crucificasteis, Dios le ha hecho Señor y Cristo”.
Y ahora, siendo que Cristo es el Príncipe máximo del Reino de Dios, pues es el que está sobre todos los bienes de nuestro Padre celestial; y por consiguiente, Cristo es el Rey del universo completo.
Y ahora, siendo Cristo el Rey del universo completo, vean, Él es el que gobierna el universo completo, incluyendo esta Tierra.
Pero tenemos el planeta Tierra, que viene a ser como una república que se rebeló en contra de Dios y del Trono de Dios celestial; pero, con todo y eso, pertenece, el gobierno de esta Tierra, pertenece a Cristo y Su Trono; aunque el diablo está luchando y se rebeló en contra de Dios, y el diablo ha estado gobernando en esta Tierra como un rey: el rey de las tinieblas, y ha mantenido el planeta Tierra en rebelión en contra de Dios y en contra del Reino al cual pertenece el planeta Tierra.
El diablo, el cual era Lucero, el cual era un príncipe, se rebeló y perdió su bendición. Pero siendo un príncipe, vean ustedes, él ha estado con la raza humana teniéndola en cautiverio dentro de ese reino de las tinieblas, del cual Cristo nos sacó y llevó así a cabo el segundo éxodo.
Pero todavía la raza humana, físicamente (y aún los hijos de Dios, físicamente), estamos viviendo en un reino terrenal que tiene cautivos a los hijos de Dios físicamente, en donde no hay vida eterna para los cuerpos humanos ni salud eterna. Pero Cristo nos va a libertar físicamente, como nos libertó espiritualmente, y nos va a dar un cuerpo eterno; y entonces estaremos totalmente libertados físicamente, lo cual corresponde al tercer éxodo.
Y ahora, Cristo tiene Sus arcángeles, y Sus Ejércitos de ángeles bajo el mando de esos arcángeles, y Él ha estado obrando en favor de los creyentes en Él (en Cristo) de edad en edad. Cristo es el Príncipe de todos los príncipes, Cristo es el Príncipe de todos los arcángeles, que son los principales ángeles.
Y vean ustedes, también en las huestes celestiales de estos arcángeles hay diferentes posiciones también, de ángeles con cierta autoridad sobre otros ángeles.
Como en un ejército: está el general del ejército, pero luego hay coroneles de rangos más bajos que el general; hay otros… quizás otros generales también (en los diferentes ejércitos de una nación); y están los comandantes, capitanes, y así por el estilo. ¿Ven? Y va bajando a teniente, sargento, y… unos con una rayita, dos rayitas, otros con una rayita, y otros sin nada.
Ahora, cuando usted ve un miembro del ejército ya no con rayas aquí sino con unas estrellitas acá, ya usted sabe que está frente a un oficial muy alto de ese ejército, y ese es un hombre principal en ese ejército.
Ahora, hay diferentes posiciones en el Ejército de Dios. Todos sabemos que Cristo es el Comandante en Jefe, el que comanda ese Ejército; o sea, es El General, el cual comanda ese Ejército; y es un General tan y tan grande que es… Vean, entre los generales aquí de los ejércitos terrenales, ¿hasta qué llega un general?, ¿hasta ser un general de cuántas estrellas, Miguel? Pero Cristo tiene siete estrellas.
[Hno. Miguel: De 5 estrellas son los generales].
¿Y Cristo como General, Miguel, cuántas estrellas tiene? [Hno. Miguel: Ah, pues tiene siete estrellas]. Siete estrellas [Hno. Miguel: Él es el octavo]. Siete estrellas de las siete edades de la Iglesia; y también encontramos que tiene siete estrellas mayores, que son los mensajeros dispensacionales, y Cristo es uno de ellos también.
Así que vean ustedes cómo el Príncipe de los príncipes tiene todo el poder y la autoridad en el Cielo y en la Tierra.
Dice Colosenses, capítulo 2, versos 8 en adelante:
“Mirad que nadie os engañe por medio de filosofías y huecas sutilezas, según las tradiciones de los hombres, conforme a los rudimentos del mundo, y no según Cristo.
Porque en él (en Cristo) habita corporalmente toda la plenitud de la Deidad,
y vosotros estáis completos en él, que es la cabeza de todo principado y potestad”.
Él es la Cabeza.
Ahora, en un ejército ¿quién es el que tiene el rango más alto? En un ejército de una nación que tiene presidente o de una nación que tiene rey, ¿quién tiene el rango más alto en ese ejército de esa nación? Miguel, ¿quién tiene el rango más alto? [Hno. Miguel: El presidente es el comandante]. Es el presidente, porque es el comandante en jefe de todo ese ejército.
Y ese es Jesucristo nuestro Salvador. Por eso cuando se presentó a Josué, Josué le pregunta: “¿Eres tú de los nuestros o de nuestros enemigos?”. ¿Ve? Josué tenía que conquistar a Jericó, y ya allí estaba el Varón con la espada en Su mano, porque iba a comenzar la conquista de Jericó; y Josué estaba preparando todo.
Y ahora, este Varón le dice: “No”, o sea, quiere decir: “Yo no soy de tus enemigos”. ¿Qué entonces le dice? “Mas como Príncipe…”:
[Josué 5:14] “… respondió: No; mas como Príncipe del ejército de Jehová he venido ahora”.
Ahí tenemos al Príncipe del Ejército de Dios.
Y ahora, ese Príncipe es nada menos que Jesucristo en Su cuerpo angelical; y este Príncipe es el que está en medio de Su Iglesia de etapa en etapa, de edad en edad.
Y para este tiempo final, Él estará en medio de Su Iglesia en la etapa de la Edad de la Piedra Angular, para darnos la Gran Victoria en el Amor Divino, y obtener la promesa del cuerpo nuevo, eterno y glorificado; y para los muertos en Cristo recibir el cuerpo resucitado, incorruptible y glorificado.
Es Jesucristo el Príncipe del Ejército de Jehová; Él es el Rey de los Cielos y de la Tierra; por lo tanto, Él es el que tiene el rango mayor en el Ejército de Dios. Él como Rey es el que comanda todo el Ejército de Dios; y por consiguiente, Él comanda Su Iglesia, que es un Ejército celestial.
El Ejército que viene con Él en Apocalipsis 19 es Su Iglesia, y Él está al frente de Su Iglesia como el Jinete del caballo blanco de Apocalipsis 19, y con un Nombre escrito que ninguno entendía sino Él mismo; por lo tanto, viene con un Nombre nuevo; y viene comandando Su Ejército celestial, que es Su Iglesia.
Él es el que resucitará Su Ejército, la parte que ha partido de ese Ejército, y transformará a la parte que queda en la Tierra y que estará viviendo hasta ese momento en que Cristo obrará la resurrección de los muertos creyentes en Él.
Ahora, en este Ejército, que es la Iglesia de Jesucristo, encontramos que hay diferentes posiciones. Cristo dice que enviaría profetas a Su Iglesia.
San Pablo, hablándonos de estos ministerios, dice que Dios ha colocado en la Iglesia diferentes ministerios; eso está en Efesios y también en Corintios. Vamos a ver en Efesios, capítulo 4, y luego Miguel nos tendrá por ahí el otro lugar. Dice capítulo 4, verso 4 en adelante:
“… un cuerpo, y un Espíritu, como fuisteis también llamados en una misma esperanza de vuestra vocación;
un Señor, una fe, un bautismo,
un Dios y Padre de todos, el cual es sobre todos, y por todos, y en todos.
Pero a cada uno de nosotros fue dada la gracia conforme a la medida del don de Cristo.
Por lo cual dice:
Subiendo a lo alto, llevó cautiva la cautividad,
Y dio dones a los hombres.
Y eso de que subió, ¿qué es, sino que también había descendido (primeramente) a las partes más bajas de la tierra?
El que descendió, es el mismo que también subió por encima de todos los cielos para llenarlo todo.
Y él mismo constituyó a unos, apóstoles; a otros, profetas; a otros, evangelistas; a otros, pastores y maestros…”.
Esos son príncipes en el Ejército de Jesucristo, en la Iglesia del Señor Jesucristo, pero cada uno de ellos tiene una posición y tienen su rango.
Ahora, dice: “Hasta que todos lleguemos…”, vamos a ver:
“… a fin de perfeccionar a los santos para la obra del ministerio, para la edificación del cuerpo de Cristo,
hasta que todos lleguemos a la unidad de la fe y del conocimiento del Hijo de Dios, a un varón perfecto, a la medida de la estatura de la plenitud de Cristo”.
Encontramos en algunos mensajeros de Dios, como San Pedro y San Pablo, que operaron en ellos más de un ministerio: en San Pablo y San Pedro operaron el ministerio de apóstol, pero también operaron el ministerio de profeta. San Pablo era también un profeta, y por eso tenemos las profecías dadas por San Pablo; San Pedro también.
Y algunos de los ángeles de la Iglesia, como… ¿cuáles eran? Martin era uno; ¿Ireneo también, Miguel? [Hno. Miguel: Creo que Martin era profeta] Martin era profeta también; y el reverendo William Branham también profeta.
Y para el Día Postrero, pues Cristo enviará un espíritu de profeta a Su Iglesia, el cual es llamado el Ángel del Señor Jesucristo.
Ahora, en estos mensajeros de Dios, en algunos operaron más de un ministerio. Por eso ustedes los pueden ver, a muchos de ellos, como apóstoles o como profetas, también como evangelistas, y también como pastores, y también como maestros; porque el Espíritu Santo —el cual es el Apóstol, el Profeta, el Evangelista, el Pastor y también el Maestro que enseñaría a Su Iglesia— opera en estos mensajeros esos ministerios.
Así que son ocho mensajeros que Cristo tiene para Su Iglesia; y también tuvo los apóstoles.
Con razón los apóstoles siempre trataban de ser, cada uno de ellos, el mayor. Y con razón Juan y Santiago hasta buscaron a su mamá (Salomé) para que les ayudara a conseguir la posición más alta del Ejército de Jesucristo y del Reino de Jesucristo. Pero Cristo les dijo: “No…”, les dijo: “Pero el sentaros a mi derecha y a mi izquierda no es mío darlo, sino a aquellos a quienes está ordenado por Dios”[1].
¿Ven? Esa posición existe, pero ya, como diríamos nosotros: “ya tiene dueño”. ¿Cómo que tiene dueño? Sí, ya Dios predestinó quién se sentaría a la derecha y a la izquierda del Señor en el Reino Milenial: son los Ángeles que están…, son los Dos Olivos, los Dos Ungidos que están delante de la presencia de Dios.
Ahora, todo esto está representado ya, por lo tanto nadie puede romper el tipo y figura.
Por eso fue que Moisés tuvo problemas cuando rompió el tipo y figura: al herir la roca[2], y cuando también rompió el tipo y figura al pedir un ayudante[3].
Y ahora, Moisés sería el sumo sacerdote primero, pero al pedir un ayudante entonces pasó a su hermano Aarón; de otra forma, los hijos de Moisés y los descendientes de Moisés serían los que tendrían en el Antiguo Testamento el sumo sacerdocio, y también tendrían otras bendiciones adicionales; serían también sacerdotes; y de entre ellos, muchos sacerdotes importantes.
Ahora, ustedes pueden ver por qué en el Antiguo Testamento se ven y se muestra los dos olivos y las dos ramas de olivo, una a un lado y la otra al otro lado del candelero o candelabro[4].
Luego también vean el tipo y figura y todo: Daniel viendo, a un lado del río y al otro lado del río, a dos personas, pero uno sobre las aguas del río, el cual es Cristo[5].
También en una ocasión le es dicho, un Varón que estaba entre los mirtos[6] le dijo – clamó y dijo: “Gabriel, enseña a este (o sea, a Daniel) la visión”[7], o algo así.
¿Ven? Esa dualidad que podemos ver ahí, y que en algunas ocasiones también vemos una trinidad, vemos a un tercer personaje, el cual es Cristo; vean, desde el Antiguo Testamento encontramos esto.
Luego en Apocalipsis encontramos los Dos Olivos, en el capítulo 11; en el capítulo 12 encontramos al Arcángel Miguel; en el capítulo 22 encontramos dos árboles: el Árbol de la Vida a un lado del río y al otro lado del río. Ahora, todo esto, vean ustedes, tiene un significado.
Ahora, es Jesucristo el Príncipe de todos los príncipes. Y Él, que es Príncipe del mundo invisible y del mundo visible…, aunque no lo hayan querido reconocer; pero los creyentes en Cristo sí lo hemos reconocido.
Y ahora, Cristo es el que dirige Su Ejército. Cristo es tanto el que salvará a Israel (y 144.000 hebreos serán llamados y juntados), y Cristo es el que ha estado llamando y juntando a Sus escogidos de Su Cuerpo Místico de creyentes (o sea, de Su Iglesia).
Ahora, en todo esto ha estado manifestado un orden divino, el cual a simple vista no se comprende; pero cuando se adentra uno en todo lo que Dios ha hecho, y lo que está haciendo, uno ve que hay un orden.
Es como…, cuando es engendrado un bebé, encontramos que hay un orden ahí: va célula sobre célula multiplicándose, y se forma el bebé (el cuerpo del bebé); luego nace, y sigue creciendo; ¿por qué?, porque hay un orden ahí; por lo tanto, tiene un diagrama, o sea, un diseño, un plano. Y si uno estudia ese plano, entonces sabe que se están multiplicando células sobre células, y por eso viene ese crecimiento del bebé.
Y ahora, también hay un orden y un Plano —de acuerdo a un diseño celestial que fue hecho— para la Iglesia de Jesucristo ir creciendo.
De acuerdo a ese diseño es que se han estado añadiendo a la Iglesia de Jesucristo todos los que han de ser salvos, todos los que han de formar la Iglesia de Jesucristo; pero vean, tiene un diseño, hay un Plano, el cual Dios hizo; y de acuerdo a ese Plano es que ha venido formándose la Iglesia de los primogénitos escritos en el Cielo, en el Libro de la Vida del Cordero. Cualquier cosa fuera de ese Plano no puede producir hijos e hijas de Dios.
También cada persona como individuo crece espiritualmente, así como crece físicamente; para crecer espiritualmente necesita la Palabra de Dios revelada para su tiempo. Y a medida que va comiendo más y más de esa Palabra revelada…; “porque no solamente de pan vivirá el hombre, sino de toda Palabra que sale de la boca de Dios”[8]. De esa Palabra es que vive y crece espiritualmente.
Y ahora, a medida que vamos creciendo espiritualmente, vamos comprendiendo otras cosas que antes no comprendíamos. Y aun cosas que comprendíamos pero no completamente, vamos obteniendo más conocimiento, más entendimiento de esas otras cosas que solamente teníamos un conocimiento corto, ya se ha ido agrandando ese conocimiento: hemos estado obteniendo más luz acerca de algo que ya nosotros habíamos escuchado y que habíamos creído, pero que ahora Dios nos ha estado dando más luz. Viene siempre la luz en una forma progresiva.
Así viene la Palabra revelada para la Iglesia del Señor Jesucristo, y es de acuerdo a la dirección del Príncipe de los príncipes: Jesucristo nuestro Salvador; y pasa esa revelación a Su Iglesia a través del mensajero correspondiente a la edad que se está viviendo en ese tiempo; de ese mensajero pasa al resto de los ministros; y esos ministros (siendo personas principales también), como el mensajero, se ocupan de que ese Mensaje que Dios le dio, que Cristo le dio al mensajero, corra por todos los lugares, y sea escuchado, y llegue al oído y al corazón de las personas.
¿Y qué sucede? Pues cuando escuchan esa Palabra —siendo ovejas las personas que lo escuchan—, dicen en su alma: “Eso es la verdad”. ¿Ve? El alma es despertada.
¿No dice Efesios 5:14?: “Despiértate, tú que duermes, levántate de entre los muertos, y te alumbrará Cristo”. Es la Voz de Cristo la que llama a los que están dormidos, los despierta con Su Voz y los alumbra, les alumbra el camino de la vida eterna con Su Palabra revelada. “Lámpara es a mis pies Tu Palabra, y lumbrera en mi camino (o a mi camino)”[9].
Y ahora, es Cristo el que hace la Obra, pero usa príncipes de Su Ejército, de Su pueblo.
El Mensaje que Cristo da al mensajero debe permanecer puro, para que haga la Obra para la cual Cristo se lo dio al mensajero.
En las edades pasadas encontramos que Cristo le dio el Mensaje al mensajero, él lo predicó, y los ministros que Dios colocó para esa edad, para estar con el mensajero, tomaron ese Mensaje y lo llevaron por los diferentes lugares, y produjo el resultado; pero algunos le añadieron o le quitaron, y lo hicieron sin efecto.
Lo hicieron sin efecto, o sea, lo hicieron un mensaje que no producía lo que tenía que producir: tenía que producir hijos e hijas de Dios. Los que le añadieron o le quitaron ¿qué produjeron? Produjeron denominaciones. Y eso no está en el Plan original de Dios.
Encontramos que, en el Plan original de Dios, Cristo y Sus apóstoles no eran una organización religiosa; eran un grupo de creyentes que seguían a Jesucristo, el Mesías.
Ahora, así como Cristo ha enviado siete espíritus teofánicos en carne humana, que son los siete ángeles mensajeros de las siete edades; y luego para el Día Postrero envía Su Ángel Mensajero, para llamar y juntar Sus escogidos, así, de edad en edad; luego encontramos que, así como cuando vino Moisés, para ese tiempo también vino el faraón, y aun en medio del pueblo hebreo vino también Coré.
Ahora, cuando vino Cristo vino Judas Iscariote.
Y ahora, cuando vino el Espíritu Santo el Día de Pentecostés, luego vino… Vean ustedes, vino el Espíritu de Cristo el Día de Pentecostés, y luego vino el espíritu de Judas en medio del cristianismo. Y esos dos espíritus han estado obrando de edad en edad.
El Espíritu de Cristo produce una… – cada edad de la Iglesia de Jesucristo libre; y produce, en cada edad, hijos e hijas de Dios.
El espíritu del anticristo, el espíritu del maligno, que estaba en Judas Iscariote, en cada edad produce religiosos, gente religiosa, y produce organizaciones religiosas, denominaciones.
Ahora, para este tiempo final, miren lo que está prometido para suceder en esta Tierra en medio del cristianismo. Esto es para suceder en medio del cristianismo; porque así como en medio del judaísmo: cuando vino Cristo vino Judas; y Judas es tipo y figura del anticristo.
Ahora, veamos lo que está prometido para suceder. En la página 146 del libro de Los Sellos, dice el reverendo William Branham (último párrafo o los dos últimos párrafos, dice):
“191. Pero cuando Cristo venga, una espada saldrá de Su boca como un relámpago. Saldrá y aniquilará a Sus enemigos y echará fuera al diablo. Cortará todo lo demás y Su vestidura será teñida en sangre, y sobre Su muslo estará escrito: ‘El Verbo de Dios’. Amén. Él viene con Su Ejército del Cielo. Ese jinete del caballo blanco…”.
Y ahora habla del otro jinete, del otro caballo blanco de Apocalipsis, capítulo 6, el cual es el anticristo. Dice… Ahora hablando del otro jinete, dice, el cual es el anticristo:
“[191]. Ese jinete del caballo blanco ha estado en la Tierra todo el tiempo; él cambiará de anticristo, y cuando lo haga será el falso profeta.
192. Primero fue el anticristo, el espíritu; luego fue… (o sea, fue el espíritu…, el anticristo pero en espíritu, el espíritu del maligno)… luego fue el falso profeta; después, cuando el diablo sea echado, se encarnará en él (en el falso profeta). Son tres etapas: primero es un diablo, o sea el espíritu del diablo, luego es el falso profeta: maestro de doctrina falsa; luego será el diablo mismo encarnado. ¿Ve usted? Y al mismo tiempo que el diablo cae del Cielo y se encarna en un hombre, el Espíritu Santo sube y viene encarnado en un hombre”.
Eso es muy importante no solamente leerlo, sino entenderlo.
También está prometido aquí…, de esto habló en la página 352 del libro de Los Sellos también; dice:
“[107]. Y sucederá que al tiempo cuando el anticristo venga en su plenitud (¿ven?, el anticristo viniendo en su plenitud, o sea, el diablo encarnado en el falso profeta)…
[107]. Y sucederá que cuando el anticristo venga en su plenitud, Dios también vendrá en Su plenitud para redimirnos. Siempre corren paralelos. Caín y Abel, el cuervo y la paloma en el arca, Judas y Jesús, etc.
108. Podríamos estudiar a Moab e Israel”.
¿Ven? Moab e Israel también.
Ahora vamos a la página 134; dice [Los Sellos]:
“142. Y noten ustedes: Cuando este Espíritu Santo que tenemos llegue a encarnarse, el que está en nuestro medio ahora mismo en la forma del Espíritu Santo, cuando Él llegue a ser encarnado en la Persona de Jesucristo, entonces nosotros le coronaremos como ‘Rey de Reyes y Señor de Señores’”.
Va a encarnarse el Espíritu Santo, el Espíritu de Cristo.
Y ahora, en la página cuatrocientos cincuenta y… Vamos a leer la 271:
“206. El que viene sobre el caballo blanco es la Palabra y la Vida, vindicado por Sus santos resucitados que vienen con Él. Ahora ¿cómo se va a desarrollar la batalla?”.
Ahora, vean que va a haber una batalla. En la página dos… Les leí la 271. Y en la 270 dice:
“197. Aquí vemos la Vida y la Muerte llegando a su último encuentro. El caballo blanco de Vida verdadera y el caballo amarillo de credos mezclados. La cosa está llegando a un verdadero reto”.
¿Ven del reto que habla en el libro de Las Edades[10], y que habla en la página 119 del libro de Citas, donde nos habla de una apretura que vendrá?; pero que cuando venga esa apretura, entonces, lo que hemos visto en parte, será visto manifestado en toda su plenitud[11]; porque el Espíritu Santo estará en toda Su plenitud para ese tiempo. Pero tiene que tener “la Persona de Jesucristo”: la persona que Cristo haya escogido para manifestarse en carne humana, y manifestarse así en toda Su plenitud; y tiene que ser un ángel mensajero.
“198. Aquí quiero decir algo, puede ser que ustedes no quieran creerlo, pero lo escudriñé para estar seguro: Hay un solo color original: el blanco. Cualquier otro color es algo mezclado. Cristo está sobre la Palabra, completamente blanca y sin adulterio desde el principio. ¡Amén! Todo color sería blanco si no hubiese intervenido alguna química. (…)
[199]. Esto aquí es el color original, donde Él viene montado. El color original también está sobre Su pueblo, y ellos han sido sumergidos en la Sangre, la cual limpió sus vestiduras y envió esos colores mezclados a su lugar”.
Y más abajo dice:
“[200]. Entonces si Él viene sobre el caballo blanco, y Él es la Palabra, al mezclar cualquier cosa con eso, ya será un credo; agregarle o quitarle una palabra, únicamente sirve para pervertir la cosa entera. ¡Oh Señor, mantenme con la Palabra!”.
Por eso para nuestro tiempo nos ha dado equipos para grabar todo, y que esa Palabra pueda llegar a todos los creyentes; y los príncipes que están en el ministerio puedan llevar esa Palabra ya grabada, y también impresa en folletos, para que así no se le añada ni se le quite, y permanezca pura. Y es el único Mensaje que permanecerá puro; porque los mensajes de edades pasadas, encontramos que luego le añadieron y le quitaron, y lo hicieron inefectivos para las personas.
Ahora, el Mensaje de cada mensajero lo encontramos puro cuando lo tomamos del mensajero.
Ahora, cada profeta, encontramos, como (digamos) Juan el Bautista, también encontramos a Isaías y a todos estos profetas que tomaron la Palabra que Moisés habló, y tomaron esa Palabra y la trajeron al pueblo, y mantuvieron esa Palabra pura; no le añadieron ni le quitaron.
Un profeta puede tomar la Palabra de otro profeta anterior y mantenerla pura, y darle más luz, traerla con más luz.
Vean a Pablo cuando toma las palabras de Oseas, capítulo 1, donde nos habla de un pueblo que no es pueblo, al cual Dios dice: “Este no es pueblo mío”. Eso lo habla San Pablo… Vamos a ver el lugar donde está (por aquí Miguel nos puede ayudar)…
[Hno. Miguel: Pedro, el… Pedro… Primera de Pedro 1:11, donde habla de “vosotros no erais pueblo”. Primera de Pedro 2: “Mas vosotros sois linaje… vosotros que en otro tiempo no erais pueblo”.]
No, Miguel, es el… lo que está reflejado en los hijos de Oseas. Vamos a ver, lo vamos a conseguir…
San Pablo toma esas profecías y las trae a la luz en el Nuevo Testamento, y nos muestra que de entre los gentiles Dios está llamando un pueblo para Su Nombre.
Y ahora, de ese llamado que hace de en medio de un pueblo que no era Su pueblo, ahora llama hijos e hijas de Dios a todos esos que son llamados y colocados en el Cuerpo Místico del Señor Jesucristo.
[Uno de los ministros: Romanos 9:25]
Romanos 9:25… Romanos 9:25 en adelante, dice:
“Como también en Oseas dice:
Llamaré pueblo mío al que no era mi pueblo,
Y a la no amada, amada.
Y en el lugar donde se les dijo: Vosotros no sois pueblo mío,
Allí serán llamados hijos del Dios viviente”.
Y ahora, encontramos que estos hijos del Dios viviente son los miembros de la Iglesia de Jesucristo, y son el poderoso Ejército de Jesucristo de Apocalipsis, capítulo 17, versos 14 al 15, y Apocalipsis, capítulo 19, versos 11 al 18 por ahí, más o menos.
Y ahora, vean cómo San Pablo, siendo un profeta y un apóstol, tomó lo que Dios dijo por medio del profeta Oseas en el capítulo 1, y lo habló con más luz para el pueblo, dándole la interpretación correcta a eso que Dios dijo por el profeta Oseas.
También tomó las palabras del profeta Isaías, del capítulo 59, versos 17 en adelante, en donde Dios promete quitar los pecados del pueblo hebreo, y en donde Dios promete volver a tratar con el pueblo hebreo.
Y ahora, San Pablo en Romanos, capítulo 11, nos muestra cómo eso va a suceder. Capítulo 11, verso 25 en adelante, dice:
“Porque no quiero, hermanos, que ignoréis este misterio, para que no seáis arrogantes en cuanto a vosotros mismos: que ha acontecido a Israel endurecimiento en parte, hasta que haya entrado la plenitud de los gentiles…”.
Lo que ha detenido el que Dios vuelva a tratar en el campo espiritual con el pueblo hebreo y les envíe un profeta con “ASÍ DICE EL SEÑOR”, es que Dios está trabajando con Su Iglesia entre los gentiles. Aunque entran también hebreos; pero entran hebreos no porque son hebreos sino porque creen en Jesucristo; por lo tanto, el que sean hebreos o no sean hebreos no tiene ningún valor.
Pablo decía: “En Cristo no hay judío… ni judío ni griego”[12], y así por el estilo; por lo tanto, no tiene que ver… También dice: “Donde no hay mujer ni hombre…”; o sea, no importa el sexo: son llamados y juntados en el Cuerpo Místico de Cristo; es un llamado individual.
No depende, la mujer (para ella creer), no depende que el esposo haya creído, ¿ven? Porque es un llamado individual.
Ahora, podemos ver cómo San Pablo toma estas palabras. Y ahora, cuando haya entrado la plenitud de los gentiles, cuando haya entrado hasta el último escogido en el Cuerpo Místico de Cristo:
“… y luego todo Israel será salvo, como está escrito:
Vendrá de Sion el Libertador,
Que apartará de Jacob la impiedad.
Y este será mi pacto con ellos,
Cuando yo quite sus pecados”.
Y ahora, ellos van a entrar al Nuevo Pacto, porque ya en el Pacto Antiguo no hay trato con Dios; con el Pacto Antiguo no pueden reclamar nada, tiene que ser con el Nuevo Pacto. Pablo decía que lo que se da por viejo se envejece y desaparece[13].
Así que ni siquiera el ministerio levítico entra al Nuevo Pacto. De otra forma, todos los príncipes de la Iglesia de Jesucristo, los ministros, tendrían que ser descendientes de Leví, ¿ven? Pero somos descendientes de uno mayor que Leví: de Melquisedec.
Y ahora, Melquisedec, el Sumo Sacerdote, tiene muchos descendientes, los cuales Él ha colocado en diferentes posiciones.
En Su Iglesia tiene príncipes, o sea, los principales, que son los ministros; entre los cuales hay diferentes ministerios. Y de edad en edad pues tiene al ángel mensajero, a través del cual Cristo se manifiesta y comanda Su Iglesia en cada edad, dirige Su Iglesia.
Y ahora, veamos a continuación sobre el misterio de Cristo, la Palabra, el Espíritu Santo en Su manifestación final; tuvo una manifestación a través de cada ángel mensajero, temporal.
Y para el Día Postrero tenemos la promesa que, así como estuvo manifestado el Espíritu Santo en carne humana temporalmente en cada mensajero, se manifestará en carne humana en toda Su plenitud.
Si encontraban en cada edad el velo de carne donde el Espíritu Santo se manifestaría en cada edad, ¿encontrarían qué? El ángel mensajero de su edad, y escucharían la Voz de Cristo en Espíritu Santo a través del mensajero en esa manifestación temporal.
Y para el Día Postrero, si el pueblo de Dios encuentra el velo de carne donde Dios ha prometido llevar a cabo esa manifestación en toda Su plenitud, pues habrán encontrado al mensajero que estará en ese Día Postrero ministrando, a través del cual el Espíritu Santo ministrará en toda Su plenitud.
Ese mensajero irá en una forma progresiva obteniendo bendiciones de Dios; pero llegará el momento en que será la plenitud de Dios en ese mensajero, el Espíritu Santo en toda Su plenitud. Cuando sea adoptado, ya ahí no habrá limitaciones en cuanto a lo que Dios pueda hacer a través de ese mensajero.
A través de las edades ha sido en las primicias, y así comienza también el mensajero del Día Postrero; pero será el único que llegará a la plenitud, en donde será adoptado, y el Espíritu Santo obrará a través de él en toda Su plenitud. Y será la segunda persona donde el Espíritu Santo obrará en toda Su plenitud (la primera fue Jesús); y será el primero o segundo (vamos a ponerlo segundo), el segundo de los hijos de Dios que será adoptado estando vivo en la Tierra; el primero fue nuestro amado Señor Jesucristo.
La edad en la cual él estará vendrá a ser una edad perfecta, y será la edad que verá a los muertos que resucitarán en cuerpos glorificados; así como María Magdalena fue la primera que vio a Jesús resucitado y también vio los ángeles que estaban allí en la tumba.
¿Y qué tiene que ver María Magdalena con la Iglesia? ¿No sacó Cristo siete demonios de María Magdalena?[14]. Y después de eso fue que vino a ser una seguidora fiel de Cristo, y pudo también ver visión de ángeles, y pudo ver a Cristo resucitado también[15]; pero había visto a Cristo antes de resucitar en Su ministerio terrenal.
Y ahora, la Iglesia del Señor Jesucristo durante las siete etapas, encontramos que cuando se fue el mensajero de cada edad, vino el espíritu del anticristo (el cual estaba en medio de Ella) y formó denominaciones; y así dañó esa etapa. Pero ya los escogidos habían sido llamados y juntados en el Cuerpo Místico de Cristo; ya el trabajo, de parte del Espíritu de Dios con los escogidos, estaba realizado; y el Espíritu Santo se movió a otra edad para realizar la Obra correspondiente a otra edad.
Ahora, encontramos que cada edad, así como tuvo un mensajero con el Espíritu de Cristo, encontramos que el espíritu del maligno se movió también en medio del cristianismo; y así estuvo el trigo y la cizaña juntos; y entonces ¿qué hicieron? Hicieron denominaciones; y así la cizaña creció en medio del trigo.
Y vean, encontramos que ese espíritu denominacional, en el Día Postrero…, por la manifestación de Cristo a través del Ángel de Jesucristo saca fuera ese espíritu maligno, y los escogidos de Dios se mantienen libres de la influencia de ese espíritu.
Es tan malo que, dice nuestro hermano Branham que Policarpo (¿fue?), solamente por tener una inclinación hacia el denominacionalismo: no calificó para ser el ángel mensajero de ese tiempo en que él vivió[16]. Pero (¿su sobrino era?) Ireneo, aunque no aparece en la historia de Ireneo con tantas maravillas y milagros como Policarpo… Policarpo fue discípulo ¿de quién? [Hno. Miguel: Juan]. Vean, discípulo de Juan el apóstol.
Pero ahora, dice la historia que cuando Policarpo fue colocado para ser quemado…, para ser quemado, trataron de quemarlo y no podían quemarlo; hasta que ya después fue quemado.
Ahora, con tantas manifestaciones de Dios en él no pudo ser el ángel mensajero de la segunda… (¿Segunda es?, ¿segunda edad? [Hno. Miguel: segunda edad], ¿o tercera? Segunda. Entonces Ireneo fue el…); y entonces Ireneo vino a ser el mensajero; solamente porque Policarpo tuvo una inclinación hacia el sistema denominacional.
Por lo tanto, de seguro pues obró con los creyentes de su tiempo en esa forma denominacional, y entonces perdió la bendición de ser el ángel mensajero de su edad, de su tiempo.
Ahora, la Iglesia en nuestro tiempo ha sido libertada, como fue María Magdalena; y como siguió a Cristo y le sirvió, la Iglesia en nuestro tiempo sigue a Cristo y le sirve y trabaja en Su Obra; y la Iglesia de Jesucristo de nuestra edad será la que verá a los muertos resucitados.
Ahora, encontramos que luego otras personas lo vieron, pero la primera que vio a Cristo fue María Magdalena, a Cristo resucitado.
Ahora, estamos viviendo en el tiempo más grande y glorioso de nuestro tiempo, en donde estaremos viendo en la Tierra…, así como los escogidos de los tiempos pasados vieron el velo de carne donde el Espíritu Santo se manifestó; y muchos quizás lo vieron desde que nació; y entre los que lo vieron, dos podían decir: “Este es nuestro hijo”.
Pero ahora, para este tiempo final, miren lo que dice Dios por medio del reverendo William Branham [Los Sellos, pág. 256]:
“121. Pero cuando nuestro Señor aparezca sobre la Tierra, Él vendrá sobre un caballo blanco como la nieve, y será completamente Emanuel —la Palabra de Dios encarnada en un hombre”.
Por lo tanto, tiene que estar ese hombre, ese mensajero, en el Día Postrero en la Tierra; y tiene que crecer; y tiene que ser un mensajero de Jesucristo en Su Iglesia, tiene que ser uno de los Príncipes de Cristo en Su Iglesia.
Y ahora, encontramos que para este tiempo final tiene que, en la vida de ese velo de carne, ir todo el Programa de Cristo en una forma progresiva: ir aumentando, creciendo, hasta que llegue a la plenitud.
¿Y cuántos saben que va a llegar? Todos lo sabemos. Y ahí se cumplirá la bendición para el siervo fiel y prudente: “¿Quién es el siervo fiel y prudente, al cual cuando su Señor venga le halle haciendo así? De cierto os digo que sobre todos Sus bienes le pondrá”[17].
Lo mismo que el Padre hizo con Cristo cuando ascendió victorioso: que lo sentó en Su Trono, cuando este mensajero obtenga la Gran Victoria en el Amor Divino: Cristo lo sentará con Él en Su Trono; y ese Trono es el Trono de David.
Miren, aparecen aparentemente siete promesas: en las siete edades, al final hay una promesa[18]; pero yo veo ocho promesas. Miren la octava dónde está: Apocalipsis 21, verso 7:
“El que venciere heredará todas las cosas, y yo seré su Dios, y él será mi hijo”.
Miren cómo Cristo habla del Vencedor del Día Postrero; así como Cristo venció, ascendió al Cielo victorioso, y se sentó en el Trono de Dios.
Cristo lo que está haciendo es lo mismo que hizo el Padre con Él; ahora Cristo está haciendo lo mismo con este hijo que llegará a la adopción en el Día Postrero.
Vean, hablando de Cristo dice [Hebreos 1:4]:
“… hecho tanto superior a los ángeles, cuanto heredó más excelente nombre que ellos.
Porque ¿a cuál de los ángeles dijo Dios jamás:
Mi Hijo eres tú,
Yo te he engendrado hoy,
y otra vez:
Yo seré a él Padre,
Y él me será a mí hijo?”.
Y ahora, ¿a cuál de los siete ángeles mensajeros le dijo Cristo que se sentará con Él en Su Trono? Eso es una promesa para el siervo fiel y prudente que estará en el Día Postrero vivo cuando se cumpla la Venida del Señor de la Casa, que es nuestro amado Señor Jesucristo.
El siervo fiel y prudente que esté ahí se llevará ese tesoro, esa bendición. Y los que estén con él en la Casa se llevarán la bendición más grande; porque es ahí, en esa parte de la Casa de Dios, de la Iglesia de Jesucristo, del Templo espiritual de Cristo, donde queda colocada el Arca del Pacto, con el propiciatorio encima, y con los querubines encima. Todas esas cosas tienen que ser materializadas en la Iglesia de Jesucristo.
¿Ven? Así que es ahí, en esa parte de la Casa de Dios: la parte del Lugar Santísimo, donde está la bendición más grande. Es ahí donde estarán los príncipes del Día Postrero trabajando con el siervo fiel y prudente, que es el Príncipe para esa edad enviado por Jesucristo.
Pero Jesucristo es el Príncipe de ese Príncipe, y es el Príncipe de todos los demás príncipes; Él es el Príncipe de los pastores.
Él es el Príncipe de los pastores. Y todos los ministros de nuestro tiempo, vean ustedes, como príncipes tendrán el Príncipe Mayor, que es Jesucristo nuestro Salvador; y tendrán la manifestación de Jesucristo, el Príncipe Mayor, a través del Príncipe mensajero que Él envía a Su Iglesia:
[Apocalipsis 22:16] “Yo Jesús he enviado mi ángel para daros testimonio de estas cosas en las iglesias”.
Ese es el Príncipe que Él envía para este tiempo final.
Cristo, el Príncipe de los pastores, así como envió cada mensajero como príncipe en cada edad, envía para el Día Postrero a Su Ángel Mensajero.
Y ahora, siendo que se habla tanto de príncipes, pues estamos viviendo en el Cuerpo Místico de Cristo, la Iglesia de Jesucristo, que es el pueblo de los príncipes: príncipes y princesas: reyes y sacerdotes para el Reino Milenial de Cristo nuestro Salvador.
Así que, príncipes de Dios, príncipes de Jesucristo en el Cuerpo Místico de Cristo: que Dios les bendiga grandemente, les guarde y les use grandemente en Su Obra. Y mantengan la Palabra pura en medio de vuestras congregaciones, en medio de vuestros rebaños, y lleven también la Palabra pura por todos los lugares.
Y cuando el Príncipe de los pastores: Jesucristo, aparezca, nos dará la corona de gloria: nos dará la transformación y nos llevará con Él a la Cena de las Bodas del Cordero, que será la gran fiesta para los príncipes de Dios con todos sus rebaños, y será en el Cielo.
Bueno, muchas gracias por vuestra amable atención, y ya dejo nuevamente a nuestro hermano Bermúdez con ustedes para finalizar nuestra parte en esta ocasión. Y ya mañana nos veremos nuevamente.
Si después no quedó claro esto de que en cada edad envía un mensajero Cristo…; pero el enemigo, vean ustedes, el espíritu del enemigo es manifestado en cada edad también, con la vid falsa, y viene un espíritu maligno manifestado en carne; vean, y se manifiesta un espíritu maligno de un rango alto, un espíritu maligno príncipe del reino de las tinieblas, enviado por el maligno. Ya de eso hablaremos en otra ocasión con más detalles.
Y para el Día Postrero, pues, vean ustedes, el enemigo se va a hacer carne; pero Cristo, el Espíritu Santo, se va a hacer carne también en toda Su plenitud.
Y si en cada edad hubo un enfrentamiento, en este tiempo va a ser mayor; pero la victoria será de Jesucristo nuestro Salvador.
Bueno, vamos a dejarlo ahí quietecito, y vamos a tener a nuestro hermano Bermúdez para finalizar nuestra parte en esta ocasión.
Que Dios les bendiga y les guarde a todos.
“LOS PRÍNCIPES DE DIOS”.
[Revisión junio 2025]
[1] San Mateo 20:20-23
[2] Números 20:1-12
[3] Éxodo 4:10-16
[4] Zacarías 4:11-14
[5] Daniel 12:5
[6] Zacarías 1:10
[7] Daniel 8:16
[8] San Mateo 4:4
[9] Salmos 119:105
[10] Las Edades, pág. 190, párr. 68
[11] Citas, pág. 119, párr. 1057: 63-1229E “Apartando la mirada hacia Jesús”, párrs. 38-39
[12] Gálatas 3:28
[13] Hebreos 8:13
[14] San Lucas 8:2
[15] Mt. 28:1-6, Mr. 16:1-6, Lc. 24:1-10, Jn. 20:1-10
[16] Las Edades, pág. 118, párr. 2
[17] San Mateo 24:45-47
[18] Apocalipsis 2:7, 2:11, 2:17, 2:26-28, 3:5, 3:12, 3:21