La única Luz del Día Postrero

Muy buenas tardes, ministros, compañeros en la Edad de la Piedra Angular, en el Cuerpo Místico de Cristo. Es para mí una bendición grande estar con ustedes en esta ocasión, para compartir con ustedes unos momentos de compañerismo alrededor de la Palabra de Dios y Su Programa correspondiente a este tiempo final.

Leemos en Malaquías, capítulo 4, versos 1 al 6… Este es un pasaje profético para ser cumplido en el Día Postrero; y parte pues fue cumplido ya en Juan el Bautista y en el reverendo William Branham, pero será cumplido en toda su plenitud en este tiempo final. Dice:

“Porque he aquí, viene el día ardiente como un horno, y todos los soberbios y todos los que hacen maldad serán estopa; aquel día que vendrá los abrasará, ha dicho Jehová de los ejércitos, y no les dejará ni raíz ni rama (eso es la gran tribulación, todo eso sucederá en la gran tribulación).

Mas a vosotros los que teméis mi nombre, nacerá el Sol de justicia, y en sus alas traerá salvación; y saldréis, y saltaréis como becerros de la manada.

Hollaréis a los malos, los cuales serán ceniza bajo las plantas de vuestros pies, en el día en que yo actúe, ha dicho Jehová de los ejércitos.

Acordaos de la ley de Moisés mi siervo, al cual encargué en Horeb ordenanzas y leyes para todo Israel.

He aquí, yo os envío el profeta Elías, antes que venga el día de Jehová, grande y terrible”.

Vean, en estos dos pasajes: en el 4 y en el 5, verso 4 y 5, nos menciona a Moisés y después nos menciona a Elías; y están prometidos para el Día Postrero como los Dos Olivos. Por lo tanto, hay que recordar a Moisés y también a Elías; y al recordarlos, saber que será —en este tiempo— como fue en los días de Moisés y en los días de Elías.

“He aquí, yo os envío el profeta Elías, antes que venga el día de Jehová, grande y terrible.

Él hará volver el corazón de los padres hacia los hijos, y el corazón de los hijos hacia los padres, no sea que yo venga y hiera la tierra con maldición”.

Aquí tenemos, tanto la primera venida de Elías como precursor (o sea, vendría a ser la tercera venida de Elías, pero como precursor fue la primera), y la segunda venida de Elías como precursor (que fue la cuarta manifestación del ministerio de Elías). Y luego aquí también nos habla del juicio divino que ha de venir sobre la gran tribulación, y nos habla de la Venida del Señor. Dice:

“… no sea que yo venga y hiera la tierra con maldición”.

Y nuestro tema para esta ocasión es…, la tomamos del verso 2 del capítulo 4 de Malaquías, donde dice:

“Mas a vosotros los que teméis mi nombre, nacerá el Sol de justicia, y en sus alas traerá salvación”.

“LA ÚNICA LUZ DEL DÍA POSTRERO”. Esta es la única Luz del Día Postrero.

Hablándonos del tiempo final, donde el juicio divino ha de venir en el Día del Señor, nos dice: “Pero para vosotros los que teméis mi Nombre, nacerá el Sol de Justicia, y en Sus Alas traerá salvación”. Esa es la Venida del Hijo del Hombre con Sus Ángeles.

Es lo que fue visto en el Monte de la Transfiguración, en donde Cristo se transfiguró delante de Sus discípulos y Su rostro resplandeció como el sol[1]. Ahí lo tenemos como la única Luz para el Día Postrero, allí está representado todo lo que estará sucediendo en el Día Postrero, ahí está la única Luz para el Día Postrero. Cristo resplandeciendo Su rostro como el sol: eso es la Venida del Reino de Dios con Sus Ángeles: Moisés y Elías, los Dos Olivos.

Y ahora, esta es la única Luz del Día Postrero. Y cuando decimos “la única Luz” se refiere a la única Luz de parte de Dios. Pueden aparecer muchas personas diciendo que tienen la Luz; y cuando los buscamos, lo que tienen es (como antes) una tea encendida; eso es una denominación que se han hecho, diciendo que tienen la Luz, pero eso es una luz artificial.

Pero la verdadera luz para los seres humanos viene del sol, en lo físico; y en lo espiritual viene de Cristo, la Luz del mundo. “En el principio era el Verbo, y el Verbo era con Dios, y… Este era en el principio con Dios”.

Ahora, vean ustedes, vamos a leerlo aquí, porque este Sol de Justicia es Cristo, nuestro Salvador. Dice:

[San Juan 1:1] “En el principio era el Verbo, y el Verbo era con Dios, y el Verbo era Dios.

Este era en el principio con Dios.

Todas las cosas por él fueron hechas, y sin él nada de lo que ha sido hecho, fue hecho.

En él estaba la vida, y la vida era la luz de los hombres.

La luz en las tinieblas resplandece, y las tinieblas no prevalecieron contra ella.

Hubo un hombre enviado de Dios, el cual se llamaba Juan (o sea, Juan el Bautista).

Este vino por testimonio, para que diese testimonio de la luz, a fin de que todos creyesen por él.

No era él la luz, sino para que diese testimonio de la luz (o sea, para que diera testimonio de que después de él vendría la Luz verdadera que alumbra a todo hombre).

Aquella luz verdadera, que alumbra a todo hombre, venía a este mundo”.

Ahora, ¿cómo venía a este mundo aquella Luz verdadera, Cristo, el Ángel del Pacto? Venía en carne humana. Para poder alumbrar la Luz, tiene que manifestarse en carne humana.

“En el mundo estaba, y el mundo por él fue hecho; pero el mundo no le conoció”.

Ahora, vean ustedes, estando Cristo creando todas las cosas, era Dios en Cristo en Su cuerpo teofánico creando todo el universo, las galaxias con sus sistemas solares y sus planetas; y también creó los ángeles y todas esas huestes celestiales.

Y ahora, Ese que creó todas las cosas, el Verbo que era con Dios y era Dios —o sea, Dios en Su cuerpo angelical teofánico—, ahora se haría carne en medio de la raza humana, y seguiría siendo (¿qué?) la Luz.

Y ahora, lo mismo que Él realizó creando todas las cosas… Vean ustedes, encontramos que en el principio creó Dios los Cielos y la Tierra; luego encontramos, más adelante, que la Tierra está desordenada y vacía, y está cubierta de aguas, pero el Espíritu de Dios se mueve sobre las aguas[2]. Está ahí moviéndose sobre las aguas: eso es una acción; está en acción para producir algo muy importante.

Y ahora, encontramos que iba a venir a existencia, a nacer, una Creación: árboles, aves, animales…; e iba Dios a colocar al ser humano (que estaba en la sexta dimensión), lo iba a traer a esta dimensión en carne humana. Pero vean ustedes, trae a luz todas las cosas: Habló la Palabra y dijo: “Sea la luz”, y fue la luz[3]. Y luego sigue hablando la Palabra y siguen viniendo, apareciendo, las cosas que son habladas[4].

Y ahora, encontramos que al final, en el sexto día, encontramos que Dios trae al ser humano a la Tierra.

Primero lo trae, pues, por supuesto, en su cuerpo teofánico; pero en su cuerpo teofánico no puede tomar herramientas de trabajo aquí en la Tierra para estar labrando en el Huerto del Edén. Lo primero es que no tiene necesidad de comer, ¿para qué va a trabajar? ¿Para qué van a trabajar en el Paraíso la gente si no tienen necesidad de comer? Uno trabaja porque tiene que llevar el pan, la compra, a su casa, para que su esposa la prepare para la familia, incluyendo al que la lleva.

Y ahora, encontramos que Dios colocó al ser humano —a Adán— aquí en la Tierra en su cuerpo teofánico angelical: varón y hembra.

Y ahora, él tenía dominio sobre todo, toda la Creación, pero no podía tomar herramientas para trabajar. Pero así como Dios, Cristo en Espíritu Santo, en la Columna de Fuego, guio al pueblo hebreo, y también guía a cada persona por Su Espíritu Santo: Adán guiaba toda la Creación terrenal: los árboles, y también a los animales y a los peces. O sea que Adán se movía en esa luz, en ese cuerpo angelical teofánico, y aparecía en forma de luz, y gobernaba como rey sobre los animales, sobre los peces, sobre los árboles, y así por el estilo; en la misma forma en que Cristo gobierna sobre Su Iglesia, los creyentes en Él.

Pero luego Dios hizo carne a Adán; por lo tanto, Adán con su cuerpo teofánico, el cual aparecía en forma de luz a los animales y todas las cosas que había en la Tierra…, pero también podían algunos verlo en forma de un hombre, de un ángel…; en la misma forma en que Cristo en Su cuerpo teofánico es visto en forma de luz (San Pablo lo vio en forma de luz cuando le apareció allá, camino a Damasco)[5]; pero también ha aparecido en forma de un hombre.

Y encontramos que también en el Antiguo Testamento fue visto Cristo —que es el mismo Dios en Su cuerpo angelical—, fue visto en forma de luz, pero también fue visto en la forma de un hombre, de un Ángel.

Vean ustedes, Jacob lo vio, luchó con Él; y lo bendijo, recibió la bendición de Él; y… Eso fue cuando luchó, en el capítulo 32 del Génesis, con el Ángel que le apareció.

Luego también encontramos en el caso de Manoa y su esposa, que vieron al Ángel de Jehová: un Varón, un Hombre; y le habló y le dijo que tendrían un hijo, el cual pues sería Sansón, el cual vendría a ser uno de los jueces de Israel[6] —fue una bendición grande que le habló ese Ángel—; y se cumplió esa Palabra. Porque era la Palabra de Dios a través de Su cuerpo angelical, llamado el Ángel de Jehová o Ángel del Pacto.

Y ahora, lo encontramos en diferentes ocasiones, como también lo encontramos como Melquisedec, apareciéndole a Abraham[7]; y lo encontramos como Elohim, apareciéndole a Abraham con Sus Arcángeles Gabriel y Miguel[8].

Y luego, en el Nuevo Testamento, lo encontramos en carne humana, hecho hombre en medio de la raza humana, para comenzar una Nueva Creación.

Así como Dios colocó en la Tierra a Adán, para comenzar una Creación terrenal aquí en la Tierra, con cuerpos físicos de carne; así también Dios colocó a Jesús en la Tierra.

Y luego Dios le dio una compañera a Adán. ¿De dónde salió? De Adán.

Y ahora, Cristo, la Luz del mundo, ha estado de edad en edad manifestado en Su Iglesia en y a través de cada ángel mensajero, a través de la Palabra prometida para cada edad, la cual se ha hecho carne en el mensajero de cada edad.

Cuando esa Palabra se ha hecho carne en el mensajero de cada edad, y él ha hablado esa Palabra: ahí ha estado la Luz de Dios, Cristo, la Luz del mundo, manifestándose y alumbrando esa edad, y alumbrando a la Iglesia en esa edad; y de ahí, de esa edad, alumbrando al mundo entero con Su Luz, Su revelación correspondiente a cada tiempo.

Recuerden que la Luz viene solamente por la Palabra cuando se hace carne. Se tiene que hacer carne la Palabra de cada edad para poder resplandecer en medio del pueblo.

Y ahora, esas manifestaciones de Dios a través de Sus ángeles mensajeros en cada edad, fue la Luz de Dios, la Luz de Cristo en medio de Su Iglesia, para cada edad; y por eso fueron representadas, esas luces en y de la Iglesia, en el lugar santo: con el candelabro encendido con las siete luces del candelabro; cada una fue encendida en el lugar o en el momento correspondiente, una a una.

La luz, el fuego que se usaba, era el fuego que estaba…, que había caído de parte de Dios y que estaba allí… ¿Dónde estaba, Miguel? En el altar.

[Hno. Miguel: En el… El fuego que cayó en el altar de…]

Después se encendieron las luces…

[Hno. Miguel: El fuego que cayó de Dios sobre el altar de bronce fue de donde tomaban ellos las luces para las lámparas].

Y eso fue cuando Moisés dedicó el templo, el tabernáculo, a Dios; luego encendieron las lámparas… Una, la encendieron; y después apagaban… el instrumento con la cual habían encendido la lámpara, y tomaban un… (¿cómo le llamaban a eso: un pábilo o algo? [Hno. Miguel: Un pábilo, un pabilo, sí]) pábilo; y encendían.

Ya no iban allá al altar, donde había caído el fuego; sino que la luz, el fuego que estaba en esa primera lámpara, de ahí colocaban… como hacemos nosotros con un palito: cuando queremos prender muchas lámparas y no queremos gastar muchos fósforos, después cogemos un palito… si se nos apagó el fósforo, entonces agarramos el fósforo apagado, el palito del fósforo u otro palito, o un papelito que doblamos así, y lo encendemos, y con ese encendemos otra lámpara o una vela o un quinqué.

Y ahora, con ese fuego que está en la primera lámpara, el sacerdote toma un pábilo/pabilo y enciende ahí – lo enciende, y viene y enciende la otra lámpara. Lo tiene que apagar… Y luego toma un pabilo, y de esa segunda lámpara, donde está el fuego (no agarra ahora de la primera, sino de la segunda), enciende ese pabilo; y con ese fuego que está en el pabilo enciende la otra lámpara; y así, hasta que son encendidas las siete lámparas en el lugar santo del templo que – o tabernáculo que construyó Moisés.

Y ahora, ese es el mismo orden para el encendido de las lámparas del Candelabro en el Templo espiritual de Cristo durante la Dispensación de la Gracia y durante esas siete etapas o edades de la Iglesia.

Vean ustedes, Dios encendió el Fuego el Día de Pentecostés; y ahora encontramos que Dios toma, Cristo, el Sumo Sacerdote, toma Fuego y enciende la primera lámpara, que es San Pablo; y hay Luz en la primera edad: nace la primera edad. Porque no puede nacer una edad si no hay Luz.

No pudo nacer una Creación allá en el Génesis si no había luz; por eso lo primero que Dios dijo fue: “Sea la luz”; y fue la luz. Y después continuó hablando, y continuaron saliendo a existencia las cosas que Dios hablaba.

Ahora, cada y en cada edad encontramos que Cristo, el Sumo Sacerdote, va encendiendo cada lámpara, cada mecha (que es cada mensajero) colocado en cada lámpara (en cada edad); lo enciende; y así se manifiesta la Luz de cada edad en el Lugar Santo del Templo espiritual de Cristo.

Ahora, para el lugar santísimo, que es la parte más importante del templo, encontramos que el sumo sacerdote no tomaba otro pabilo para tomar luz de una de esas lámparas y luego pasarla al lugar santísimo, porque allí la Luz que estaría sería la misma Shekinah, el mismo Pilar de Fuego.

Y ahora, en el Nuevo Testamento encontramos que para la Iglesia del Señor Jesucristo: en Apocalipsis, capítulo 11, nos dice que aquellos Dos Testigos son los Dos Olivos y los Dos Candeleros que están delante de la presencia de Dios; son encendidos directamente con la Columna de Fuego. Es la Columna de Fuego en medio de los dos querubines de oro, y en medio de los dos querubines de madera de olivo allá en el templo de Salomón, quien estará alumbrando en esa Edad de la Piedra Angular, la Edad del Lugar Santísimo del Templo espiritual de Cristo.

Por lo tanto, la Luz que fue manifestada en las siete edades estuvo reflejando lo que estaría (¿dónde?) dentro del Lugar Santísimo.

Por eso Cristo, la Luz del mundo, se reflejó a través de los siete ángeles mensajeros, como se había reflejado en los profetas del Antiguo Testamento, pero luego vino en toda Su plenitud en carne humana en Jesús de Nazaret, el hijo de la virgen.

Y ahora, en el Antiguo Testamento encontramos que la Iglesia hebrea bajo la Ley estaba en la luna, en las diferentes edades (como la Iglesia del Nuevo Testamento durante las edades ha estado en la luna, vestida de la luna); pero luego, cuando Juan el Bautista señaló a Jesús[9]: llegó la Luz del mundo, la Luz verdadera que alumbra a todo hombre; y todos los que lo siguieron, ya no estaban vestidos de la luna, sino vestidos del Sol; porque Cristo es el Sol de Justicia.

Y ahora, encontramos que la Iglesia hebrea bajo la Ley dio a luz un Hijo, que sería arrebatado al Cielo y sentado en el Trono de Dios: fue Cristo. Nació de esa mujer vestida del Sol (el pueblo hebreo); el cual luego recibió a Cristo como su Salvador… – o sea, de los que recibieron a Cristo como su Salvador: de en medio de ellos estaba aquel Hijo de Dios que fue arrebatado al Cielo para sentarse (¿dónde?) en el Trono de Dios. Y ahí estamos llegando ya, Miguel, al misterio que leíste ahí de Apocalipsis, capítulo 12.

Ahora, vamos a ir al mensaje del reverendo William Branham, en la página 15 y 16 del mensaje “Shalom”, el mensaje “Shalom” predicado el 12 de enero de 1964. El día 8 de enero también predicó otro en otro lugar de Norteamérica. Vamos a ver si lo… El otro fue el 19 (corrijo), 19 de enero, y fue predicado en Phoenix, Arizona; y este fue predicado en Sierra Vista, Arizona; o sea, fue cerca, en el mismo estado de Arizona. Estos dos mensajes son muy importantes.

Y, vean ustedes, en este mensaje, en este del día 19 de enero del 64, nos habla acerca de la sinfónica o sinfonía – y de la sinfonía, esa pieza musical; y luego nos habla de la Iglesia del Señor Jesucristo como una gran orquesta sinfónica tocando una pieza musical; y tiene que, Ella, conocer la pieza musical que está sonando, y tiene que conocer el ritmo que tiene que tener esa pieza, y tiene que conocer ese ritmo a medida que va siendo efectuada esa pieza musical.

Porque si comienza a tocar una cosa que no es de acuerdo a la hoja… (¿cómo le llaman a esa hoja que colocan ahí [la partitura], la hoja completa con todo lo que tiene? [Partitura]) la partitura; esa que le colocan ahí… Aunque se la sepan de memoria, la colocan ahí. Y aunque sepamos de memoria todo, está aquí; tiene que ser de acuerdo a como está ahí.

Y si no es de acuerdo a como está ahí en la Palabra: está tocando una cosa por su cuenta, está fuera del ritmo, está fuera de la partitura, está fuera de la sinfónica, está fuera de paso; está fuera de ritmo; está tocando otro ritmo que no es el que tiene que estar tocando esa persona como individuo y ese grupo de creyentes como parte del Cuerpo Místico de Cristo. Tiene que entrar al paso, tiene que entrar al ritmo de la Palabra de Dios prometida para el tiempo en que están viviendo.

Los que estén construyendo un arca literal porque “viene un diluvio de agua”, están tocando una pieza musical que esa ya fue tocada en el tiempo de Noé. Hubieran sido buenos discípulos de Noé. Pueden decir: “Nosotros somos discípulos de Noé”. Como le dijeron a Jesús los que se levantaron contra Jesús, y decían: “Nosotros somos discípulos de Moisés”[10]. Estaban muy bien, pero estaban ya fuera de tiempo; ahora tenían que ser discípulos de Jesús.

Y ahora, encontramos que para cada edad hay una hoja musical, una partitura; y cada vez que pasa Dios de una edad a otra, hay que pasar la página: hay que pasar la página de esa edad a la página de una nueva edad, con un nuevo mensajero.

Y el mensajero ahí aparece como el que tiene la barita, la batuta; y tiene que estar dirigiendo bien esa Orquesta, que es la Iglesia en su edad, en cada edad; y tiene que estar en el mismo Espíritu, tener el mismo Espíritu del Compositor, o sea, de Cristo; y tiene que entrar en el mismo Espíritu cada vez que va a dar un movimiento: tiene que ser de acuerdo al mismo Espíritu en que fue escrito, por el Compositor, esa parte de esa pieza musical.

Así que estos dos mensajes son muy importantes, porque en forma así simbólica, en forma parabólica, nos enseña muchas cosas del tiempo que nos toca vivir.

Y ahora, pasamos a lo que Miguel nos estaba leyendo en Apocalipsis, capítulo 12; vean, página 15 y 16, párrafo 68 al 70… o al 71, dice, del mensaje “Shalom”[11], predicado el 12 de enero de 1964 en Sierra Vista, Arizona, Estados Unidos de América. Dice:

68 Ahora, el otro día teníamos en acontecimientos de la historia de la Iglesia… En la Biblia la luna representa la Iglesia, y el sol representa a Cristo. Por lo cual, encontramos que en Revelación (o sea, en Apocalipsis), el capítulo 12, la mujer, lo cual fue la Iglesia (¿Ven? La mujer fue la Iglesia), ella fue encontrada con la luna bajo sus pies y el sol en su cabeza, doce estrellas en su corona”.

Ahora, vamos a ver cómo está aquí. Él está dando una explicación de cómo fue hallada. Ahora vamos a ver Apocalipsis, capítulo 12, verso 1 en adelante; dice:

“Apareció en el cielo una gran señal: una mujer vestida del sol, con la luna debajo de sus pies, y sobre su cabeza una corona de doce estrellas.

Y estando encinta, clamaba con dolores de parto, en la angustia del alumbramiento”.

¿Ven? Una mujer vestida ¿de quién? Del Sol. ¿Vestida de qué? Del Sol: vestida de Cristo, el Sol de Justicia.

Y ahora, vamos a seguir leyendo aquí… Eso fue en la Primera Venida de Cristo, con la Iglesia del Antiguo Testamento, que luego nació por medio de Cristo; y entonces Ella —que estaba vestida de la luna— vino, subió más arriba: a la Edad de la Piedra Angular de aquel tiempo, y se vistió del Sol: se vistió de Cristo.

[68] … la cual fue la Iglesia, ella fue encontrada con la luna bajo sus pies y el sol en su cabeza, doce estrellas en su corona. Lo cual la antigua ley ortodoxa de los judíos estaba bajo sus pies, ella había cruzado sobre eso hacia la luz del sol. Doce estrellas son los doce apóstoles que nos trajeron los Mensajes, ahora, bajo el Espíritu Santo. Ahora, encontramos que la luna en los cielos es para reflejar la luz del sol, en la ausencia del sol; nos da luz para movernos. Pero no importa cuánto refleje, todavía no es la luz perfecta. Y la luna refleja su luz en la ausencia del sol; pero cuando sale el sol, luego la luna no se necesita más.

69 Y hoy…”.

Eso es como cuando… durante la noche, en los días de luna, pues se necesita la luna para que dé su luz; eso es la Iglesia durante las siete edades o etapas. Pero luego, en cada etapa, después se apagaba la Luz. Y luego, ya cuando sale en la mañana el sol, pues ya la gente no dice: “Necesitamos la luna para que nos alumbre”; ¡si ya hay luz!, porque ya está el sol alumbrando.

Por lo tanto, la Iglesia no estará alumbrando, sino Cristo; y la Iglesia estará vestida de Cristo, del Sol. Será el Sol alumbrando y llenando de Luz a Su Iglesia y a cada ser humano. No será la luna la que estará reflejando esa Luz, sino el Sol dando directamente esa Luz para la luna (para la Iglesia) y para todo el planeta Tierra y para todo ser humano que vive en la Tierra.

Vamos a seguir leyendo aquí:

69 Y hoy la Iglesia está reflejando la Luz del ausente Hijo de Dios. La Iglesia es un reflejo de la Luz, porque Él dijo: ‘Aun un poquito y el mundo no me verá más. Pero ustedes me verán, porque Yo estaré con ustedes, aun en ustedes, hasta el final de la edad. Las obras que Yo hago…’, luces que Él hizo manifiestas. Y no hay Luz excepto a través de la Palabra de Dios (¿ve?).

70 Aquel Sol es la Palabra de Dios. En el principio dijo Dios: ‘Sea la luz’. Y cuando la manifestada Palabra de Dios, cuando la Palabra de Dios fue manifestada, había luz. Primero, Dios la habló. ¿Qué si no se manifestaba? Entonces aún no era luz todavía. Pero cuando Él la habló y luego era manifestada, vindicada (o sea, cumplida, hecha realidad), Su Palabra es vindicada, la luz vino a existencia”.

Cuando la Palabra es vindicada para una edad es cuando se hace realidad: se hace carne en esa edad esa Palabra prometida, en el mensajero de esa edad; él la proclama; y esa Luz alumbra a todas las personas, y cumple el propósito para lo cual Dios envió esa Luz.

71 Y esa es la única forma de poder ser hecho ahora, es cuando la Palabra es vindicada, la escrita Palabra de Dios vindicada, luego muestra la Luz. Es… una porción es encendida o apagada para cada edad”.

¿Ven? De edad en edad es encendida la luz del candelero o candelabro de cada edad: el mensajero de cada edad, y alumbra esa edad; esa lámpara entonces está dando luz: la Luz de Cristo para esa edad.

Luego cuando es apagada (cuando se va el mensajero), luego ese Mensaje y esa Luz pasa a otra edad, a otro mensajero: es encendida esa otra lámpara, es encendida la mecha (el mensajero), y hay Luz para una nueva edad.

Y eso es la Palabra prometida para cada edad: vindicada, cumplida, en el mensajero de cada edad y en la edad correspondiente a ese tiempo; y se hace carne en el mensajero; y se hace carne en el grupo de esa edad, que oye la Voz de Cristo a través del mensajero, y es colocado en unión completa con Cristo en el Cuerpo Místico de Cristo.

Cuando una persona está en el Cuerpo Místico de Cristo: está en unión completa con Cristo, porque está en el Cuerpo Místico de Cristo, que es Su Iglesia.

Y ahora…, continuemos. Hemos visto ya que una porción es encendida para cada edad, luego se apaga esa porción y se enciende otra porción; y así cada Palabra prometida para cada edad es vindicada, es traída a vida, es vivificada, es hecha realidad, cumplida para cada edad. Lo encontramos en las edades de la Iglesia, lo encontramos en el Antiguo, las edades de la Iglesia del Antiguo Testamento.

Recuerden que el reverendo William Branham dice que la Iglesia hebrea bajo la Ley tuvo siete edades[12]; por consiguiente, el precursor de la Primera Venida de Cristo, Juan el Bautista, fue el mensajero de la séptima edad de la Iglesia hebrea bajo la Ley.

Por eso Cristo dijo: “Juan era una luz, una antorcha, que ardía”; o sea, era la mecha de la lámpara séptima del Candelabro de la Iglesia hebrea; esa Luz, esa mecha encendida con el Fuego del Espíritu Santo.

Cristo dice: “Él era antorcha que ardía; y ustedes quisieron caminar a su luz por un tiempo. Pero yo tengo mayor testimonio que Juan”[13]. ¿Por qué? Porque Él está en la Edad de la Piedra Angular, Él es la Luz del mundo.

Por lo tanto, Él siendo la Luz del mundo, no es la Luz solamente para el pueblo hebreo, sino para el mundo entero; por lo tanto, en Él es vivificada la Palabra prometida para aquel tiempo, la Palabra Mesiánica; y al encenderse —al hacerse carne y manifestarse—: es la Luz del mundo.

Cristo dijo: “Yo soy la Luz del mundo; el que me sigue, no andará en tinieblas, mas tendrá la Luz de la Vida”[14]. Por consiguiente, seguir a Cristo era nada menos que caminar en el día, durante el día, en Su Primera Venida.

Y ahora, eso todo sucedió, vean ustedes, con la Venida de Cristo dos mil años atrás; y así estuvo manifestada la Luz del mundo, y así estuvo manifestado ese Hijo de la mujer vestida del Sol, el cual el diablo quiso destruir; el dragón, Roma, quiso destruir; y aunque lo crucificó, luego resucitó glorificado y fue arrebatado por Dios para ser sentado en el Trono de Dios en el Cielo; y fue sentado en el Trono de Dios.

Por eso Cristo, vean, todavía no estaba escrito este capítulo 12 del Apocalipsis, y ya Cristo sabía que Él iba a morir, iba a resucitar e iba a sentar-… a ascender al Cielo y a sentarse en el Trono de Dios.

Pero ahora tenemos el Nuevo Testamento, y tenemos una mujer en el Nuevo Testamento: la Iglesia del Señor Jesucristo.

Y ahora, lo que se cumplió aquí, ahora vuelve y se repite en el Nuevo Testamento; y ahí está el misterio para este tiempo.

Porque ya el misterio con la Iglesia hebrea embarazada para dar a luz…, la Iglesia hebrea que recibió a Cristo, que son los creyentes en Cristo: estaban vestidos de Cristo, vestidos del Sol. Y ahora, ya esa parte se cumplió.

Pero ahora ¿qué sucede? De la Iglesia del Señor Jesucristo de entre los gentiles…, la cual es una Mujer, Virgen, Novia, encontramos que es la Iglesia-Novia del Señor Jesucristo. Durante las siete edades la encontramos en las siete etapas de la noche, y por consiguiente la encontramos representada en la luna; por lo tanto, está vestida (¿de qué?) de la luna.

Pero ahora, en el Día Postrero, cuando es llamada a subir a la Edad de la Piedra Angular —que es la Edad del Sol, la edad de un nuevo día dispensacional; la edad de un día, no de una noche—, ahora sube a la Edad de la Piedra Angular y se viste del Sol: se viste de Cristo en la Edad de la Piedra Angular. Y ese grupo de escogidos que suben a la Edad de la Piedra Angular quedan vestidos de Cristo.

Y ahora, la Iglesia del Señor Jesucristo vestida de Cristo tiene la luna de las siete etapas o edades bajo sus pies.

Y ahora, vamos a ver aquí si podemos ver este misterio con calma y con reverencia, porque hay un misterio grande aquí.

Recuerden que no hay Luz excepto por la Palabra prometida de Dios siendo vivificada, siendo cumplida, siendo hecha carne. Aquí hay que tener paciencia. Vamos a ver aquí…

Cuando apareció Moisés, Moisés era la Palabra vindicada de Dios para ese tiempo; por lo tanto, Moisés era la Luz de Dios para el pueblo hebreo, para su liberación.

Vamos a ver por aquí por la página 124, párrafo 1105[15]; dice:

1105 – “[130] Por dondequiera que esté la Palabra, está velada.

131 Moisés tenía la Palabra. Ahora recuerden que después que la Palabra fue hecha manifiesta, Moisés era Moisés otra vez, ¿ven? Pero mientras que esa Palabra estaba en él para ser proclamada, él era Dios, porque él no era Moisés más. Él tenía la Palabra del Señor para aquella edad. Nada podía tocarle hasta que eso se acabó. (…) Él tenía la Palabra y él era la Palabra para ellos”.

Luego, en la página 125, párrafo 1110[16], dice:

1110 – “[171] Moisés era aquella Palabra viviente a la gente, velado por la Columna de Fuego, hablando lo que había de ser velado más tarde detrás de pieles de tejón. ¿Ven?

[172] Moisés tenía la Palabra. Eran escritas por Dios, nadie podía interpretarlas. Moisés tenía que interpretarlas primero. (Esa es la razón que él puso su velo en su rostro…) – Esa es la razón que él veló su cara, porque… ¿Lo ven? ¿Ven?

Aquí está. Podíamos volver a tomarlo y todo más, pero tiene que ser revelado. Para revelar, Moisés tenía que llegar a ser Dios a la gente. (…)

[175] Moisés era la viviente Palabra velada…”.

Y ahora, ¿cómo es velada la Palabra y cómo es vindicada? Cuando se hace carne.

1110 – “[175] … entonces. La gente vio aquella Columna de Fuego, dijo: ‘Ahora estamos satisfechos’. ¿Ven? ‘Que hable Moisés’. ¿Ven? ‘No deje que hable Dios, por cuanto moriremos’. Moisés entró dentro de aquella Columna”.

Y más abajo, en el párrafo 1111[17], dice:

1111 – “[188] La Palabra prometida para esta edad también tiene que ser velada. Noten, miembros de la iglesia que aman pecado, y pecadores, no pueden verla a causa del velo humano.

189 Esa es la razón que no podían verle a Él”.

Y el párrafo 1114[18] dice:

1114 – “228 “Como era hecho en cada edad, Deidad velada en carne humana (esto fue en el mensajero de cada edad). Noten, Él hizo. Los profetas eran Deidad velada. Eran la Palabra de Dios, velada en carne humana”.

Y ahora, vamos a pasar al párrafo… a la página 128, párrafo 1141[19]; dice:

1141 – “[115] La Palabra hecha carne es la Luz de la edad cuando la ven”.

¿Ven cómo viene la Luz de cada edad? Haciéndose carne en el mensajero, y luego ese mensajero proclamando ese Mensaje; ahí está la Luz alumbrando en ese tiempo, en esa edad. Y cuando las personas ven esa Palabra velada en ese hombre, y la reciben, están recibiendo la Luz de su tiempo; y tienen Luz, y pueden caminar a la Luz de Cristo, de Dios, para esa edad.

Y ahora, pasamos a la página 120, donde dice en el párrafo 1065[20]:

1065 – “[253] Él era la Luz vindicada de ese día. ¿Ve?

254 Pero hay más Palabra de ser vindicada. Él tiene que vindicar más Palabra. Y cuando la última Palabra sea vindicada, entonces la muerte es sorbida con victoria y los muertos en Cristo se levantarán, y entrará el Milenio”.

¿Y cómo va a ser vindicada esa última Palabra? En carne humana, en el último velo de carne que Cristo tendrá en Su Iglesia.

¿Y qué estaremos viendo cuando la Palabra se haga carne? Lo mismo que se vio en cada edad: cuando se hizo carne en el mensajero de cada edad comenzó a predicar ese Mensaje, y ahí estaba la Luz resplandeciendo en cada edad; vieron la Luz para caminar en la Luz; la Luz de Cristo reflejada en Su Iglesia a través del mensajero de cada edad.

Y ahora pasamos a la página 160, donde dice[21]:

1428 – “[148] Y esta Luz de la tarde…

Por supuesto, la gran Luz vendrá cuando Jesús mismo será manifestado aquí en la Tierra, o arriba en los cielos, llevándose a Su Novia, y entonces el Milenio comenzará”.

Y ahora, leemos en esa misma página 160, el párrafo 1424[22], donde dice:

1424 – “[107] Ni siquiera una puntuación, una expresión, cualquier cosa, (eh, quiere decir: no fallará) no fallará alguna vez en la Palabra de Dios”.

Él dijo: “Ni una jota [‘j’], ni un tilde”[23].

El tilde, ¿saben lo que es? ¿Cuál es el tilde, Miguel?

[Hno Miguel: El tilde. El tilde es un acento que uno pone. Se llama le tilde, pero quién sabe…].

¿Y la cosita esa que se le hace a la “ñ” – a la “n”, cuando se le pone encima?

[Hno Miguel: También se llama tilde].

Es un tilde.

Vean, una “n” sin el tilde… Si es “n-i-o” – “n-i-n-o”, dice ¿qué? “Nino”, como le dicen a algunas personas. Y si usted le dice: “Nino, ven acá”, pues esa persona tiene que llamarse… eh, le deben decir “Nino”, como… (¿cómo se llama eso?) [Hno Miguel: Como un diminutivo…] diminutivo.

Como le dicen “Pancho” a los Francisco, y “Pepe” a los Pedro. (¿Pepe es, verdad, Miguel?) [Hno. Miguel: Pepe, Pepe, a los… (Sí) a José, a los… a José, a…] A los José.

Y a los Pedro ¿cómo les dicen? [Pellín] “Pellín”, o “Pedrito”, así por el estilo.

Y ahora, “n-i-n-o” con un tilde [~], entonces le podemos decir a cualquier niñito: “Niño, ven acá”, y él entiende; pero sin el tilde, entonces se aplica a una persona que se llame así.

Y ahora, encontramos que hay muchos tildes en el Programa de Dios.

Ahora, la gran Luz que vendrá es, dice [Citas]:

1428 – “[148] … la gran Luz que vendrá cuando Jesús mismo será manifestado aquí en la Tierra, o arriba en el cielo…”.

Y esta es la Gran Luz para los que temen el Nombre del Señor: es la última manifestación de Cristo en Su Iglesia, en la Edad de la Piedra Angular.

Sigue diciendo acá [Citas]:

1424 – “[107] … porque es Dios, Dios manifiesto en la forma de carne humana. Porque es Dios mismo en la forma de letra, forma de profeta, manifiesto en carne.

Ahora, eso es la razón que Jesús podía decir: ‘Los que os hablaron, les llamáis ‘Dioses’, quienes os hablaron por la Palabra de Dios (o sea, la Palabra de Dios) (dijo), y ellos fueron Dioses’. Esos profetas cuando fueron ungidos con el Espíritu Santo y trajeron exactamente la Palabra de Dios, entonces fueron Dioses”.

Y ahora, ya que leímos eso, leemos la página 168, que habla de lo mismo, párrafo 1502[24], donde dice:

1502 – “134 Recuerde, ¿a quién viene la Palabra del Señor? A los profetas. No a los teólogos, sino a los profetas. Él es un reflector de la Palabra de Dios. Él no puede decir nada en cuanto a sus propios pensamientos; solamente puede hablar lo que Dios revela. Aun allá con el profeta Balaam cuando estaba tratando de vender sus derechos como profeta, él dijo: ‘¿Cómo puede un profeta decir algo aparte de lo que Dios pone en su boca?’. Es algo que Dios hace y no se puede decir nada más. Y uno es nacido así. (…)

137 Pero nadie juzga a un profeta porque él es absolutamente la Palabra de Dios. Él es la Palabra en su debido tiempo, Dios reflejándose”.

Miren cómo es que Dios se refleja: a través de Sus profetas, cuando se hace carne en ellos en la porción correspondiente a cada edad. La porción de la Palabra correspondiente a cada edad se hace carne en ese profeta, y ahí resplandece y alumbra la Palabra de Dios para ese pueblo; y esa es la Luz de Dios para el pueblo.

Ahora, pasemos a otro lugar… Vamos a detenernos acá en el libro de Citas, y vamos a pasar a otro lugar en el libro de Los Sellos y de Las Edades. En el libro de Las Edades, página 186 en adelante, dice (86 y 87):

54. Cualquiera que fuera la vida que estaba en la simiente, vino en la planta y luego en el fruto. La misma ley se aplica a la Iglesia hoy día. Cualquier simiente que empezó en la Iglesia, vendrá y será igual a la simiente original, porque es la misma simiente. En estos últimos días la verdadera Novia-Iglesia (la Simiente de Cristo) llegará a la piedra fundamental, y ella será la súper Iglesia, una súper raza, a medida que se acerca a Él. Ellos, que están en la Novia, serán tan igual a Él que reflejarán Su misma imagen. Esta es la manera para ser unidos con Él. Ellos serán uno. Ellos serán la mera manifestación de la Palabra del Dios viviente. Denominaciones (simiente falsa) no pueden producir esto. Ellos producirán sus credos y dogmas mezclados con la Palabra. Este cruzamiento produce un producto híbrido.

55. El primer hijo (Adán) era la Palabra-Simiente hablada de Dios. Le fue dada una esposa para reproducirse. Para eso le fue dada la esposa, para reproducirse; para producir otro hijo de Dios. Pero ella cayó. Ella cayó por mezclarse. Ella hizo que él muriera.

56. Al segundo Hijo (Jesús), también una Palabra-Simiente hablada de Dios, le fue dado una novia así como fue Adán. Pero antes de que Él se pudiera casar con ella, ella también había caído. Ella, como la esposa de Adán, fue puesta a prueba para ver si creería la Palabra de Dios y tendría Vida, o dudar la Palabra y morir. Ella dudó, dejó la Palabra; y por eso murió.

57. De un grupo pequeño de la verdadera simiente de la Palabra, Dios presentará a Cristo una Novia amada. Ella es una virgen de Su Palabra. Ella es una virgen porque no conoce ningún credo ni dogma hecho por el hombre. Por y a través de los miembros de la Novia será cumplido todo lo prometido por Dios que habría de ser manifestado en la virgen.

58. La palabra de promesa vino a la virgen María, y esa Palabra de prometida era Él mismo, Quien habría de ser manifestado. Dios fue manifestado. Él mismo actuó en ese tiempo y cumplió Su propia Palabra de promesa en la virgen. Fue un ángel quien le había traído el mensaje, y el mensaje de ese ángel fue la Palabra de Dios (Isaías 9:6) (y también San Lucas, capítulo 1, verso 30 al 36). Él cumplió en ese tiempo todo lo que estaba escrito acerca de Él, porque ella aceptó Su Palabra”.

También Isaías, capítulo 7, verso 14, donde dice: “Porque el mismo Señor os dará señal: He aquí que la virgen concebirá, y dará a luz un hijo, y se llamará su nombre Emanuel (que traducido es: Dios con nosotros)[25]”.

59. Los miembros de la Novia-Virgen le amarán y ellos tendrán Sus virtudes, porque Él es su cabeza y todo poder le pertenece. Ellos están sujetos a Él, así como los miembros de nuestros cuerpos están sujetos a nuestra cabeza”.

Más abajo dice (vamos…):

60. Note la armonía entre el Padre y el Hijo. Jesús nunca hizo nada sin que primeramente le fuese mostrado del Padre (Juan 5:19). Esta armonía ahora habría de existir entre el Novio y la Novia. Él le enseña a ella Su Palabra de Vida, ella la recibe y nunca la duda. Así que nada la puede dañar, ni aun la muerte. Porque si la simiente fuere sembrada, el agua la hará brotar de nuevo. Aquí está el secreto de esta cosa: la Palabra está en la Novia (así como estuvo en María)”.

Y si está en la Novia así como estuvo en María, pues está (¿cómo?) embarazada y tiene que dar a luz.

[60]. La Novia tiene la mente de Cristo porque ella sabe lo que Él quiere que se haga con la Palabra. Ella lleva a cabo el mandamiento de la Palabra en Su Nombre porque ella tiene un ASÍ DICE EL SEÑOR. Entonces la Palabra es vivificada por el Espíritu, y llega a suceder. Así como una simiente que es sembrada y regada, llega a la cosecha madura, cumpliendo su propósito”.

Sigue diciendo más abajo:

61. Aquellos que están en la Novia hacen solamente Su Voluntad; nadie puede hacer que procedan de otra manera. Si no tienen un ASÍ DICE EL SEÑOR, se quedan callados. Ellos saben que tiene que ser Dios en ellos haciendo las obras, cumpliendo Su propia Palabra. Él no completó toda Su Obra cuando estuvo aquí en Su ministerio terrenal, así que ahora obra en y por medio de la Novia. Ella sabe eso, porque no era el tiempo para hacer ciertas cosas que ahora tiene que hacer; pero Él ahora a través de la Novia dará cumplimiento a esa obra que dejó para este tiempo en particular”.

Hay otros lugares muy importantes en todo eso, todas esas páginas subsiguientes; como el reto: como hubo un reto en el monte Carmelo, y luego un reto en el Monte de la Transfiguración, habrá un reto en el Monte de Sion, que es la Iglesia del Señor Jesucristo.

En el monte Carmelo estuvo Elías, Dios con Elías; en el Monte de la Transfiguración estuvo Jesús con Moisés y Elías; y en el Monte de Sion tenemos la promesa de la Venida del Hijo del Hombre con Sus Ángeles: con Moisés y Elías. Así que en los tres retos y tres montes, vean ustedes, los mismos personajes.

Ahora, vamos a pasar a la página 368 del libro de Los Sellos; por la mitad de esa página, de la 368 del libro de Los Sellos, dice:

188. Y eso no es solamente en este país, sino por todo el mundo. Todo está contaminado, el mundo, toda la naturaleza. ¡Dios tenga misericordia! El mundo entero está con dolores de parto. El mundo está haciendo el esfuerzo, está en angustias, como dijo Isaías. Pero ¿por qué? Es que está tratando de dar a luz un mundo nuevo para el Milenio…”.

Todos esos terremotos, maremotos, todas esas situaciones del planeta Tierra, es dolores de parto para dar a luz un mundo nuevo para el glorioso Reino Milenial de Cristo. Los volcanes en erupción también, esos son dolores de parto.

[188]. Es que está tratando de dar a luz un mundo nuevo para el Milenio, donde no existirá el pecado; está tratando de dar a luz un mundo nuevo para un pueblo nuevo que no pecará ni lo corromperá. Correcto. Todo está en angustias.

189. Por eso nosotros también estamos en angustias. La Novia está en angustia para dar a luz a Cristo Jesús. Todo está en angustia gimiendo, porque algo está a punto de acontecer. Y este Sexto Sello da lugar a todo eso. ¡Oh, hermano! Será un tiempo cuando acontecerán todos los terremotos, las estrellas caerán del cielo, habrá erupciones volcánicas, y en eso la Tierra se renovará. La lava volcánica brotará del centro de la Tierra y entonces se regará por todos lados mientras la Tierra gira”.

Y ahora, ya hemos visto los dolores de parto para ser dado a luz un mundo nuevo, una Tierra nueva, una Tierra renovada. Y ahora, la Iglesia está en y con dolores de parto también, para dar a luz a Cristo.

Y ahora, así como la Iglesia hebrea al recibir a Cristo (los que recibieron a Cristo) quedó bajo los pies de los creyentes en Cristo… la Iglesia quedó bajo los pies, la luna: la antigua Ley y Antiguo Pacto, todo quedó bajo los pies de la Iglesia; la ley ortodoxa quedó bajo los pies, todos esos mandamientos humanos quedaron bajo los pies de ellos, esas interpretaciones humanas.

Y ahora encontramos a la Iglesia en una nueva edad y en una nueva dispensación, la cual fue introducida en los días de Jesús. Y estaba vestida de Cristo. Y ahora tiene las doce estrellas en su corona, que son los doce apóstoles que estaban con nuestro amado Señor Jesucristo.

Y ahora, el Hijo prometido lo tenía aquella Iglesia: era la Primera Venida de Cristo.

Y ahora, tenemos que Él murió, resucitó…

Vean, el dragón persiguió a esa mujer que habría de tener ese Hijo, persiguió esa Iglesia, que comenzó con hebreos.

Y ahora, encontramos que, aunque Cristo fue crucificado por el imperio romano a petición de los hebreos… murió, fue sepultado, predicó a las almas encarceladas, espíritus encarcelados en la quinta dimensión, el infierno; luego pasó al Paraíso; y luego del Paraíso resucitó con los santos del Antiguo Testamento; y ascendió al Cielo, se presentó ante Dios, fue aceptado; y después descendió de nuevo y se presentó a Sus discípulos.

Vean, se había presentado – había sido visto por alguien, por una de las mujeres, o algunas mujeres de las creyentes en Él, cuando resucitó, y Él les dijo: “No me toquen porque todavía (¿qué?) no he subido al Padre”[26]. Pero después, en ese mismo día, un grupo de mujeres creyentes a las cuales le apareció, le adoraron; y ¿qué hicieron? Abrazaron Sus pies[27]. Muestra que ya había subido al Padre, había sido aceptado y regresó.

Luego estuvo como unos 40 días con Sus discípulos, apareciéndoles en diferentes ocasiones[28]. ¡Ni lo conocían! ¿Por qué? Estaba glorificado, y todo poder le había sido dado en el Cielo y en la Tierra; había sido arrebatado para el Trono de Dios. Y ese es el Rey que se sentó en el Trono de Dios; el Hijo de esa mujer con dolores de parto, que tenía la luna bajo sus pies, con una corona, y en su corona doce estrellas.

Y ahora, encontramos en el Nuevo Testamento que la Iglesia del Señor Jesucristo ha pasado por diferentes etapas o edades, y ha llegado al tiempo en que esta profecía tiene un doble cumplimiento. Recuerden que siempre encontramos en el Programa Divino una dualidad.

Y ahora, esta Virgen tiene que tener un Hijo (porque si está embarazada tiene que dar a luz un Hijo); y ese Hijo se va a sentar en un Trono.

El Hijo de la Novia para el Día Postrero tiene la promesa de Cristo, que dijo: “Al que venciere, yo le daré que se siente conmigo en mi Trono”[29]. ¿Ven? Ahí tienen el otro Hijo prometido; que se sentará, no en el Trono del Cielo, del Padre, arriba, sino en el Trono de Cristo, que es el Trono de David; se sentará con Cristo en Su Trono.

Así como el que se sentó en el Trono del Padre tenía el Nombre del Padre, recibió un Nombre que es sobre todo nombre, le fue dado un Nombre cuando ascendió al Cielo y se sentó en el Trono de Dios (ahora…), recibió también autoridad en los Cielos y en la Tierra: “Todo poder me es dado en el Cielo y en la Tierra”[30].

Y ahora, Él promete para el Vencedor: que se sentará con Él en Su Trono, diciendo: “Al que venciere y guardare Mis obras hasta el fin, Yo le daré autoridad sobre las naciones, y las regirá con vara de hierro (las gobernará con vara de hierro); así como Yo he recibido de Mi Padre”[31].

¿Ven? Ahí tenemos la dualidad, donde hay un Trono en el Cielo y hay un Trono en la Tierra: una dualidad de Tronos; en donde se sentará el Hijo de esa mujer con dolores de parto vestida del Sol.

Y tenemos, también, Dios dándole autoridad y poder en los Cielos y en la Tierra al que se sienta (¿dónde?) en el Trono de Dios en el Cielo: al Hijo de esa mujer embarazada que da a luz, que fue la Iglesia allá del tiempo de Jesús y los apóstoles.

Y ahora, Cristo promete darle autoridad y poder sobre las naciones al Vencedor. Ese es el Hijo de esa Mujer Novia-Virgen, Iglesia-Virgen del Señor Jesucristo, que será el Vencedor del Día Postrero.

“El que venciere, el que guardare mis obras (¿hasta cuándo?) hasta el fin”. Por lo tanto, será el mensajero del fin a través del cual Cristo, la Luz del mundo, estará resplandeciendo para la Iglesia tener la Luz verdadera del Día Postrero.

Será Cristo en ese Vencedor. Así como fue Dios en Cristo, ahora es Cristo en el Vencedor del Día Postrero, que será un hijo de Dios: Hijo de esa mujer embarazada, de la Iglesia-Novia del Señor Jesucristo, embarazada en el Día Postrero.

Y ahora, vean ustedes, las bendiciones que vienen para ese Hijo son las mismas bendiciones celestiales que Cristo, el Hijo de Dios, recibió, ahora Cristo dándole esas bendiciones a ese Vencedor aquí en la Tierra.

Y así como Cristo vino en el Nombre de Su Padre, y así como Cristo recibió un nuevo Nombre cuando ascendió al Cielo, ahora vean, en Apocalipsis, capí-… Ya leímos Apocalipsis, capítulo 3, verso 21:

“Al que venciere, yo le daré que se siente conmigo en mi trono, así como yo he vencido, y me he sentado con mi Padre en su trono”.

Y luego Apocalipsis, capítulo 2, verso 26 en adelante, donde dice:

“Al que venciere y guardare mis obras hasta el fin, yo le daré autoridad sobre las naciones,

y las regirá con vara de hierro, y serán (desmenuzadas) como vaso de alfarero; (así) como yo también la he recibido de mi Padre”.

Vean que es la misma forma, ahí podemos ver una dualidad.

Luego en Apocalipsis, capítulo 3, verso 12, dice:

“Al que venciere, yo lo haré columna en el templo de mi Dios, y (nunca más saldrá fuera) nunca más saldrá de allí…”.

Cada ángel mensajero fue la columna principal de su edad, la persona más importante de su edad, en donde estaba Cristo, el Ángel del Pacto, la persona más importante de los Cielos y de la Tierra.

Y ahora, para la etapa de la Edad de la Piedra Angular, Cristo al Vencedor lo hará columna, la columna de esa edad; dice: “Y nunca más saldrá fuera, nunca más saldrá de ahí”. Por lo tanto, permanecerá ahí: en la Casa de Dios, en el Templo de Dios, en la parte del Lugar Santísimo.

“… y escribiré sobre él el nombre de mi Dios (el Nombre Eterno de Dios: YHWH), y el nombre de la ciudad de mi Dios, la nueva Jerusalén, la cual desciende del cielo, de mi Dios (ese nombre de la Nueva Jerusalén, de la Ciudad de nuestro Dios, es el mismo Nombre Eterno de Dios; no hay otro nombre más importante para colocarle a esa Ciudad), y mi nombre nuevo”.

El Nombre Nuevo del Señor Jesucristo, que es el Nombre Eterno de Dios, vean, Cristo dice que lo escribirá sobre el Vencedor.

Por lo tanto, así como el que recibió el Nombre de Dios se sentó en el Trono de Dios en el Cielo: el que recibe el Nombre de Dios, de la Ciudad de nuestro Dios y Nuevo del Señor Jesucristo es el que se sentará con Cristo en Su Trono. Ese es el Hijo de la Iglesia-Virgen e Iglesia-Novia del Señor Jesucristo, ese es el mensajero final que la Iglesia-Virgen dará a luz en este tiempo final; ese es el Hijo de la promesa, para el Día Postrero, en la Iglesia del Señor Jesucristo.

En Apocalipsis, capítulo 21, verso 5 al 7, dice:

“Y el que estaba sentado en el trono dijo: He aquí, yo hago nuevas todas las cosas. Y me dijo: Escribe; porque estas palabras son fieles y verdaderas.

(Vamos a ver cómo…).

Y me dijo: Hecho está. Yo soy el Alfa y la Omega, el principio y el fin. Al que tuviere sed, yo le daré gratuitamente de la fuente del agua de la vida.

(Al) que venciere…”.

¿Cómo dice allá, Miguel? [Hno. Miguel: “… heredará todas las cosas”]. Léemelo de nuevo aquí:

“El que venciere heredará todas las cosas, y yo seré su Dios, y él será mi hijo”.

Hereda la bendición y el derecho de sentarse en el Trono con Cristo, hereda el derecho —por gracia de Cristo— de heredar todas las cosas; viene a ser el siervo fiel y prudente al cual su Señor pondrá sobre todas Sus cosas[32].

Y ahora Cristo viene a ser para él su Dios, su Señor, su Rey. Así como Moisés fue Dios para Aarón[33], Cristo lo es para el Vencedor.

Y ahora, podemos ver que este pasaje, encontramos que nos habla de un Vencedor, al cual Cristo le dará de la Fuente del Agua de la Vida. Por lo tanto, ese Vencedor toma de la Roca… la primera Roca: Cristo en Su Primera Venida, y recibe Su Espíritu Santo, toma del Agua de la Vida, del Espíritu Santo; y toma de la segunda Roca para recibir de Cristo el cuerpo físico, eterno, inmortal, incorruptible y glorificado.

Por lo tanto, él, al tomar de Cristo en Su Segunda Venida, recibirá el cuerpo eterno y glorificado; y eso será comer del Árbol de la Vida en Su Segunda Venida, como come del Árbol de la Vida en Su Primera Venida. Comiendo del Árbol de la Vida en Su Primera Venida se recibe el cuerpo teofánico y angelical; y tomando de Cristo en Su Segunda Venida se recibirá el cuerpo físico y glorificado.

Ahora, podemos ver, tomando de Cristo en Su Primera Venida se recibe el Espíritu Santo, que es el Agua de la Vida —y Cristo es la Fuente del Agua de la Vida—, y se recibe el nuevo nacimiento y se recibe el cuerpo angelical teofánico. Y luego, tomando de Cristo en Su Segunda Venida se recibe el cuerpo físico, eterno, inmortal y glorificado.

Ahora miren, Cristo estando en la Tierra prometió, ofreció al pueblo, Agua de vida eterna; pero todavía estando Él en la Tierra no era el momento para las personas lograr tomar esa Agua, que es el Espíritu Santo. Pero Juan dijo: “El que viene después de mí es el que los bautizará con Espíritu Santo y Fuego”[34].

Ahora, tenía que pasar por todas esas fases de Su Primera Venida y cumplir la Obra correspondiente a ese tiempo, para poder tener disponible Su Espíritu Santo, el Agua de la vida eterna, para todos los creyentes en Él; tenía que pasar por esas etapas del Programa de Redención.

Para el Día Postrero, Cristo en Su manifestación final pasará por las diferentes fases o etapas correspondientes a la etapa de la Edad de la Piedra Angular, como allá fue la etapa de la Edad de la Piedra Angular también. Y allá fue el Hijo prometido que nació de una virgen literalmente, y nació también de la Iglesia-Virgen, que tenía la luna bajo sus pies y el Sol estaba vistiéndola, estaba vestida del Sol, con una corona que tenía doce estrellas.

Y ahora, para el tiempo final Cristo en Su Iglesia…: así como Dios estuvo en Cristo, Cristo estará en Su Iglesia. Él fue el Hijo o el niño prometido que nació a través de una virgen literal y que nació a través de la Virgen: la Iglesia hebrea, que salió de las edades y entonces subió a la Edad de la Piedra Angular, y quedó vestida del Sol, con la luna bajo sus pies.

Y ahora, la Iglesia del Señor Jesucristo del Nuevo Testamento está con la luna bajo sus pies, y se encuentra en la Edad de la Piedra Angular vestida del Sol. Esa es la Iglesia-Novia, la Virgen, la mujer embarazada que dará a luz un Hijo varón. O sea, esa es la Mujer Novia de Cristo, vestida del Sol en la Edad de la Piedra Angular, que y de la cual nacerá el primer Hijo de Jesucristo: el primero que nacerá a vida eterna con un cuerpo eterno, el primero que recibirá su transformación, su cuerpo glorificado; y ese será el que se sentará con Cristo en Su Trono. Y si nace el primero, después nacerán otros hijos.

Ahora, hay un Programa ahí muy importante, que está todo oculto dentro del Séptimo Sello; de lo cual no podemos explicar mucho si seguimos el consejo del ángel mensajero precursor de la Segunda Venida de Cristo.

Por lo tanto, vamos a hacer como dice aquí el reverendo William Branham (vamos a ver) en la página 467, donde dice…, el primer párrafo dice [Los Sellos]:

146. Ahora, si Satanás pudiese agarrarse de esto… Por ejemplo: Si usted quiere que algo suceda (ahora tendrán que creerme solamente por mis palabras)…, pero si yo tengo planes para hacer cierta cosa, yo sé que no puedo decírselo a nadie. No es que esa persona lo andaría contando…”.

Aunque algunas veces uno habla algo y algunos enseguida lo dan a conocer: “Esto fue lo que fue hablado”, aunque uno lo hable aparte sin ser grabado. Entonces pues mejor es seguir este consejo.

Es que siempre queremos dar las buenas noticias a los demás; lo que nos llene de gozo a nosotros: llenar de gozo a otras personas creyentes también, y queremos darles la buena noticia. Así que no lo tomamos a mal, es que queremos dar buenas noticias.

Pero recuerden que Jesucristo en algunas ocasiones dijo: “No digan ustedes que Yo soy el Cristo”[35]. ¿Ven? Esa es una revelación para ellos tenerla, pero no para estarlo anunciando.

El Cristo significa ‘el Ungido’.

Él no quería que ellos fueran a estar diciendo (por lo menos en esa ocasión) que Él era el Ungido sobre el cual estaba el Espíritu de Dios cumpliendo aquellas profecías; porque Sus enemigos, ungidos por el espíritu del maligno, lo perseguirían.

Miren, trataban de matarlo buscando forma, ¿ven?, forma legal, conforme a las leyes que ellos tenían para juzgarlo, achacándole que había violado las leyes divinas, y entonces sentenciarlo a muerte, colocarlo como un falso profeta; porque los falsos profetas tenían que ser juzgados y condenados a muerte; así querían condenarlo a Él.

Ahora, dice:

[146]. No es que esa persona lo andaría contando, pero la cosa es que Satanás lo oiría. Pero él no puede entrar en mi corazón, por cuanto Dios lo tiene sellado con el Espíritu Santo. Entonces la cosa es entre Dios y yo. El diablo no sabe nada hasta que usted lo habla, y en eso él lo oye. Yo he tratado, le he dicho a la gente que tengo planes de hacer esto o lo otro, y de allí en adelante puedo ver al diablo poniéndome estorbo tras estorbo para él poder llegar antes. Pero si yo obtengo la revelación de Dios y no digo nada, entonces eso es muy distinto”.

Recuerden que cuando obtuvo la revelación de Dios para la Primera Etapa y para la Segunda Etapa, y obtuvo esas etapas, habló de ellas y luego las obtuvo, y luego las mostró en público: vinieron los imitadores, el diablo levantó muchos imitadores y estorbó la Obra; ¿y qué sucedió? Toda la gente debió tener su vista puesta en Cristo manifestado en Su instrumento, el reverendo William Branham, mientras él llevaba a cabo esas etapas.

Pero cuando él las mostró en público se levantaron imitadores; y entonces la gente (muchas de ellas, más de la mitad) cambiaron su vista, de estar mirando a Cristo en el reverendo William Branham, y se pusieron a estar mirando a otros predicadores, a otros que estaban imitando lo que Dios estaba haciendo por medio del reverendo William Branham. Y ahí encontramos que el enemigo levantó a muchas personas y a muchos grupos que siguieron a otras personas, los levantó en contra del reverendo William Branham. Por eso el Ángel le dijo: “Lo que yo te dije que no hicieras, eso hiciste”[36]. Y eso causó todas esas imitaciones.

Él, por supuesto, mientras estuvo en la Tierra estuvo muy preocupado en cuanto a cuál será su situación frente a Cristo por haber mostrado en público esas etapas, y haberse manifestado un grupo de imitadores que interrumpieron mucho la Obra que Dios estaba haciendo por medio del reverendo William Branham. Él lo reconoce y pide que Cristo tenga misericordia de él. Por eso, seguramente, cuando estuvo en el Paraíso y le dijeron que él tenía que ser juzgado[37], se preocupó. Y cualquiera se preocupa.

Ahora, por cuanto todo obra para bien, vean ustedes, todo ha obrado para bien de todos nosotros; y también obró para bien de los escogidos, pero hubo mucha lucha allá.

También cuando él, Cristo lo envió para estar entre los pentecostales, y eran un grupo de personas ¿de qué?, de color; miren cómo el mensajero fue enviado a la séptima edad. Y la séptima edad comenzó ¿en dónde? En Azusa, California; en Azusa de Los Ángeles, California. ¿Y comenzó con qué personas, Miguel? ¿Con un grupo de color era, Miguel? [Hno. Miguel: Sí, un grupo de color] Ahora, vean que hay algo ahí.

Y ahora, vean por qué el reverendo William Branham después nos habla en sus mensajes que va para África; para la India también, y sobre todo para África, a llevar el Mensaje. Vean cómo está relacionado con las personas de color; porque la séptima edad se abrió con personas así, de color; y fue, cuando fue enviado también, fue enviado para comenzar con personas de color.

Pero él se aguantó, por consejos y por comentarios de su suegra[38]; y quizás por comentarios también de otros de la iglesia a la cual él iba al principio, que era la Iglesia Bautista, Iglesia Bautista Misionera, en la cual también él fue pastor, ministro.

Él fue bautista, ¿por qué? Porque él fue el precursor de la Segunda Venida de Cristo; y el precursor de la Primera era bautista también: Juan el Bautista. Así que los bautistas tuvieron el privilegio de tener el precursor de la Segunda Venida de Cristo.

También Juan el Bautista surgió de un grupo que bautizaba también; por eso cuando él bautizaba: sumergía a la gente, entonces le pusieron como segundo nombre Bautista: Juan el Bautista.

Ahora…, vamos a dejar eso quietecito ahí, porque… Eh… Vean ustedes, si… dice el hermano Branham [Los Sellos]:

[146]. Pero si yo obtengo la revelación de Dios y no digo nada, entonces eso es muy distinto.

147. ¡RECUERDEN: Satanás tratará de personificar! Él tratará de copiar todo lo que hace la Iglesia. Así ha obrado en el pasado, pues lo vemos claramente en el anticristo. Pero esta es una cosa en particular que él no podrá personificar. Acerca de esto no habrá copiadores. Y así será porque él no lo sabe, ni hay manera que lo llegue a conocer”.

¿Por qué? ¿Por qué no lo sabe? ¿Y por qué no habrá manera de conocerlo? Porque se guardará silencio de eso en el corazón de aquel que tendrá la revelación de todos los detalles de esa Tercera Etapa.

Esa Tercera Etapa corresponde a la Edad de la Piedra Angular, y fue dada la muestra a través del reverendo William Branham. Por lo tanto, ya tenemos la muestra. Y si la muestra fue así, ¿cómo será la manifestación plena de Cristo en Su Iglesia en el Día Postrero, en el cumplimiento de esa tercera edad, cuando sea adoptado el primero? Y después vendrá la adopción de todos los demás. O sea que tiene que ver con la adopción, tiene que ver con todo ese poder de Cristo que Él manifestará en Su Iglesia.

Y no podemos dar más detalles de esto, pero sabemos que un Hijo va a tener su nacimiento. Primero obtiene su nacimiento espiritual: el nuevo nacimiento en el Cuerpo Místico de Cristo, por medio de recibir el Espíritu Santo; y después tendrá el otro nacimiento: el nacimiento en un cuerpo glorificado y eterno; esta es la segunda porción.

La primera porción es el bautismo del Espíritu Santo, donde obtenemos el nuevo nacimiento y obtenemos el cuerpo angelical teofánico de la sexta dimensión; (y luego…); eso es las primicias del Espíritu. La plenitud será cuando obtengamos el cuerpo físico y glorificado.

Habrá alguien que recibirá esa bendición, y luego seguirá siendo impartida sobre todos los creyentes del Día Postrero que estarán con la Luz verdadera y única del Día Postrero.

Por eso es tan importante tener la única Luz del Día Postrero, que es la Palabra prometida para nuestro tiempo hecha carne en la Iglesia de Jesucristo, en la Edad de la Piedra Angular.

Y para hacerse carne la Palabra de una edad, tiene que Cristo enviar al mensajero de esa edad con las dos consciencias juntas. Por eso la Palabra viene a Sus profetas; por lo tanto, tiene que enviar el profeta del Día Postrero a la Edad de la Piedra Angular, que es el Ángel del Señor Jesucristo, para dar testimonio de todas estas cosas que deben suceder pronto, las cuales se harán carne en él. Él recibirá esa revelación divina y luego la pasará a la Iglesia vestida del Sol en la Edad de la Piedra Angular; y por consiguiente se hará carne en la Iglesia como Cuerpo Místico en la Edad de la Piedra Angular, y se hará carne en cada creyente en la Edad de la Piedra Angular.

Y así la Iglesia del Señor Jesucristo con el mensajero del Día Postrero: serán la Palabra de Dios prometida para el Día Postrero manifestada, vindicada, hecha carne en este Día Postrero. Y eso es la Luz, la única Luz del Día Postrero, la única Luz verdadera del Día Postrero: Cristo en Su Iglesia, y en cada miembro de Su Iglesia, y en Su mensajero del Día Postrero, resplandeciendo como el Sol de Justicia en este tiempo final.

Esa es LA ÚNICA LUZ DEL DÍA POSTRERO, esa es la Luz del Sol del Día Postrero.

Las demás cosas son luces de edades que ya fueron apagadas, y luego buscaron una tea; porque ya el mensajero (que es la mecha de cada edad) se apagó, se fue; y ahora buscan teas con grandes nombres importantes y con doctorados, pero son teas; teas encendidas con conocimiento humano, teas encendidas por las denominaciones, con conocimientos teológicos, conocimientos intelectuales. Pero esas son luces que no son reales, esas son luces de teas, que no cumplen con los requisitos para ser la Luz del Día Postrero; luces denominacionales para guiar – alumbrar y guiar a la gente a su denominación.

Pero la verdadera Luz del Día Postrero guía a la gente a Cristo; y por lo tanto los coloca en la Edad de Cristo, la Edad de la Piedra Angular, en el Cuerpo Místico del Señor Jesucristo; los coloca en la Palabra para nuestra edad. Así como la Luz de cada edad: en el mensajero colocó a la gente en la Luz de cada edad, y vieron la Luz de su edad.

Y ahora, los escogidos ven la Luz del Día Postrero, de la Edad de la Piedra Angular; y como dice uno de los Salmos o Proverbios: “En la Luz veremos la Luz”[39]. En la Luz de Dios veremos la Luz.

Por lo tanto, en la Luz del Día Postrero veremos la Luz —la única Luz del Día Postrero—: a Cristo, nuestro Salvador, en Su manifestación final. Así es como veremos la Luz del mundo, a Cristo, manifestado en Su Iglesia. Lo veremos ¿dónde? En la Luz del Día Postrero, en la única Luz.

Ha sido para mí una bendición y privilegio grande estar con ustedes en esta ocasión, dándoles testimonio de: “LA ÚNICA LUZ DEL DÍA POSTRERO”.

No hay otra Luz para el Día Postrero; ni siquiera la de las edades pasadas, y mucho menos otras luces que no son luces de edades pasadas, no son mensajeros de edades pasadas.

La Luz de cada edad es encendida en el mensajero de cada edad, en la edad correspondiente al Cuerpo Místico de Cristo, a medida que va pasando por sus diferentes etapas.

Y la Luz del Día Postrero se enciende ¿dónde? En la Edad de la Piedra Angular, con y en medio del pueblo del Día Postrero.

Y esa es la Luz que estaba en el lugar santísimo, esa es la misma Luz: Cristo, el Ángel del Pacto, la Columna de Fuego, en la Edad de la Piedra Angular, la Edad del Lugar Santísimo del Templo espiritual de Cristo. Y viene en y con el Ángel que tiene el Sello del Dios viviente, que tiene el Espíritu Santo.

Ese Ángel viene con la Columna de Fuego para llamar y juntar a todos los escogidos de Dios. Primero llama y junta los escogidos de la Iglesia del Señor Jesucristo del Día Postrero, y los coloca (¿dónde?) en la Edad de la Piedra Angular; y luego llama y junta 144.000 hebreos, 12.000 de cada tribu.

Ahora, hemos visto cómo es que se verá la Luz, LA ÚNICA LUZ DEL DÍA POSTRERO.

Por eso el llamado es:

[Isaías 60:1] “Levántate, resplandece; porque ha venido tu luz, y la gloria de Jehová ha nacido sobre ti”.

Por lo tanto, si la Gloria de Jehová ha nacido sobre la Iglesia en este Día Postrero, pues está vestida del Sol, está vestida de la Gloria de Dios.

Ese es el llamado para la Iglesia de Jesucristo en este tiempo final y para cada miembro de la Iglesia de Jesucristo escrito en el Cielo, en el Libro de la Vida del Cordero, para subir a la edad donde la Gloria de Dios, la Gloria de Cristo, viste a Su Iglesia del Sol; y así tiene la Iglesia la única Luz del Día Postrero, la única Luz verdadera del Día Postrero. Y cada miembro de la Iglesia tiene la única Luz verdadera del Día Postrero.

Hemos visto cuál es la única Luz del Día Postrero, la Luz verdadera del Día Postrero, la única Luz verdadera del Día Postrero para la Iglesia del Señor Jesucristo; y hemos visto la edad donde Dios enciende esa Luz, donde pone al Sol resplandeciendo, y viste a la Iglesia, a Su Iglesia-Novia, la viste del Sol; con la luna, las edades, bajo sus pies.

Ahora, hemos visto dónde nos encontramos en el Programa Divino, y hemos visto ahí una dualidad.

Esa mujer, vean ustedes, tiene una dualidad; y ese Hijo es manifestado en una dualidad también. Hay una dualidad en Hijo, hay una dualidad en la mujer vestida del Sol, y hay una dualidad de Trono: el Trono del Padre para el Hijo de esa mujer en Su Primera manifestación; y hay un Trono en la Tierra —el Trono de David— para el Hijo de esa mujer en Su Segunda manifestación.

Ahora, vamos a dejar eso quietecito ahí, porque ahí hay mucho; y todo ese misterio está bajo el Séptimo Sello; y solamente la Voz de Cristo tronando con esos Siete Truenos es el que puede o lo que puede revelar ese misterio.

Los Siete Truenos revelarán a la Iglesia lo que se necesita para tener la fe para el rapto[40]; y lo que revelan los Truenos es el misterio del Séptimo Sello.

Con esa revelación es que la Iglesia recibe la fe para ser transformada y llevada con Cristo a la Cena de las Bodas del Cordero; y cada miembro como individuo recibe la fe para su transformación física, y obtener así el cuerpo glorificado y eterno, igual al cuerpo glorificado de Cristo nuestro Salvador.

Por eso es tan importante recibir y tener la única Luz del Día Postrero. Con esa Luz es que Cristo nos alumbra Su camino correspondiente a la Edad de la Piedra Angular y a la Dispensación del Reino.

Ha sido para mí un privilegio grande estar con ustedes, dándoles testimonio de: “LA ÚNICA LUZ DEL DÍA POSTRERO”.

Caminemos adelante en nuestra edad con la única Luz del Día Postrero que nos alumbra el camino: “Lámpara es a mis pies Tu Palabra, y lumbrera en mi camino”[41].

La Luz – la Palabra es Luz cuando se hace carne; y ahí está la Luz alumbrando en cada edad cuando se hace carne en el mensajero de cada edad, y está alumbrándole el camino que deben andar, que es el Camino de Cristo en cada edad.

Que Dios les continúe bendiciendo a todos y les guarde, y les llene del conocimiento de Su Programa correspondiente a este tiempo final. Que la Luz, la única Luz del Día Postrero, resplandezca sobre ustedes y sobre mí, y en nuestras almas, y nos alumbre el Camino de Dios, de Cristo, en este tiempo final; y nos prepare, y pronto nos transforme, y resucite también a los muertos en Cristo, y se manifieste en toda Su plenitud, y nos lleve con Él a la Cena de las Bodas del Cordero en el Cielo.

Muchas gracias por vuestra amable atención, y continúen pasando una noche llena de las bendiciones de Jesucristo, el Ángel del Pacto.

“LA ÚNICA LUZ DEL DÍA POSTRERO”.

[Revisión octubre 2025]

[1] Mt. 17:1-8, Mr. 9:2-8, Lc. 9:28-36

[2] Génesis 1:1-2

[3] Génesis 1:3

[4] Génesis 1:6-31

[5] Hechos 9:1-19

[6] Jueces 13:1-25

[7] Génesis 14:17-20

[8] Génesis 18:1-8

[9] San Juan 1:29

[10] San Juan 9:28

[11] 64-0112 “Shalom”, párrs. 68-71

[12] Citas, pág. 42, párr. 343: 60-1204E “La visión de Patmos”, párr. 182

[13] San Juan 5:35-36

[14] San Juan 8:12

[15] Citas, pág. 124, párr. 1105: 64-0614M “Develando a Dios”, párrs. 130-131

[16] Citas, pág. 125, párr. 1110: 64-0614M “Develando a Dios”, párrs. 171-172, 175

[17] Citas, pág. 125, párr. 1111: 64-0614M “Develando a Dios”, párrs. 188-189

[18] Citas, pág. 125, párr. 1114: 64-0614M “Develando a Dios”, párr. 228

[19] Citas, pág. 128, párr. 1141: 64-0719M “La Fiesta de las Trompetas”, párr. 115

[20] Citas, pág. 120, párr. 1065: 64-0112 “Shalom”, párrs. 253-254

[21] Citas, pág. 160, párr. 1428: 65-0822M “Cristo es revelado en Su propia Palabra”, párrs. 148-149

[22] Citas, pág. 160, párr. 1424: 65-0822M “Cristo es revelado en Su propia Palabra”, párr. 107

[23] San Mateo 5:17-18

[24] Citas, pág. 168, párr. 1502: 65-1204 “El Rapto”, párrs. 134, 137

[25] San Mateo 1:23

[26] San Juan 20:11-17

[27] San Mateo 28:1-9

[28] Hechos 1:1-3

[29] Apocalipsis 3:21

[30] San Mateo 28:18

[31] Apocalipsis 2:26-27

[32] San Mateo 24:45-47, San Lucas 12:42-44

[33] Éxodo 4:16

[34] San Mateo 3:11

[35] Mt. 16:20, Mr. 8:29-30, Lc. 9:20-21

[36] Citas, pág. 12, párr. 97: Marzo, 1956 “Magazín de la Voz, Vol. IV, No. 2”

[37] Los Sellos, pág. 321, párrs. 210-217

[38] 57-0419A “La historia de mi vida”, párrs. 188-195

[39] Salmo 36:9

[40] Los Sellos, pág. 104, párr. 37

[41] Salmo 119:105

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