Muy buenos días y buenas tardes, para los lugares en que ya es de tarde. Es para mí un privilegio grande estar con ustedes nuevamente, para compartir con ustedes unos momentos de compañerismo alrededor de la Palabra de Dios y Su Programa correspondiente a este tiempo final.
Nos dice la Escritura en Primera de Reyes, capítulo 19, versos 8 en adelante… 8 al 21 de Primera de Reyes, capítulo 19:
“Se levantó, pues, y comió y bebió; y fortalecido con aquella comida caminó cuarenta días y cuarenta noches hasta Horeb, el monte de Dios.
Y allí se metió en una cueva, donde pasó la noche. Y vino a él palabra de Jehová, el cual le dijo: ¿Qué haces aquí, Elías?
Él respondió: He sentido un vivo celo por Jehová Dios de los ejércitos; porque los hijos de Israel han dejado tu pacto, han derribado tus altares, y han matado a espada a tus profetas; y solo yo he quedado, y me buscan para quitarme la vida.
Él le dijo (o sea, Dios): Sal fuera, y ponte en el monte delante de Jehová. Y he aquí Jehová que pasaba, y un grande y poderoso viento que rompía los montes, y quebraba las peñas delante de Jehová; pero Jehová no estaba en el viento. Y tras el viento un terremoto; pero Jehová no estaba en el terremoto.
Y tras el terremoto un fuego; pero Jehová no estaba en el fuego. Y tras el fuego un silbo apacible y delicado.
Y cuando lo oyó Elías, cubrió su rostro con su manto, y salió, y se puso a la puerta de la cueva. Y he aquí vino a él una voz, diciendo: ¿Qué haces aquí, Elías?
Él respondió: He sentido un vivo celo por Jehová Dios de los ejércitos; porque los hijos de Israel han dejado tu pacto, han derribado tus altares, y han matado a espada a tus profetas; y solo yo he quedado, y me buscan para quitarme la vida.
Y le dijo Jehová: Ve, vuélvete por tu camino, por el desierto de Damasco; y llegarás, y ungirás a Hazael por rey de Siria.
A Jehú hijo de Nimsi ungirás por rey sobre Israel; y a Eliseo hijo de Safat, de Abel-mehola, ungirás para que sea profeta en tu lugar.
Y el que escapare de la espada de Hazael, Jehú lo matará; y el que escapare de la espada de Jehú, Eliseo lo matará.
Y yo haré que queden en Israel siete mil, cuyas rodillas no se doblaron ante Baal, y cuyas bocas no lo besaron”.
Que Dios bendiga nuestras almas con Su Palabra y nos permita entenderla.
Nuestro tema es: “EL SILBO APACIBLE”.
Aquí hay cuatro etapas muy importantes: la del viento recio; segunda, la del terremoto; tercera, la del fuego; y cuarta, la del silbo apacible. Lo cual en tipo y figura corresponde a las etapas de la Iglesia: de la etapa del tiempo de Lutero, que viene a ser la quinta etapa de la Iglesia, la edad luterana; luego viene la sexta etapa de la Iglesia, la edad wesleyana.
La etapa de Lutero corresponde a ese viento recio que rompía las rocas, pero Jehová no estaba allí, en el viento recio; Dios estaba pasando.
Pasó por la edad luterana, no se quedó allí; tampoco estaba en toda Su plenitud manifestado. Luego pasó por la edad wesleyana, la edad de ese terremoto fuerte. Estaba pasando de etapa en etapa, de edad en edad. Luego pasó a la etapa representada en el fuego, la etapa o edad séptima de la Iglesia.
La del viento recio fue la edad quinta, la edad luterana; la del terremoto fue la edad wesleyana, la sexta edad; y la edad del fuego fue la Edad de Laodicea, o sea, representada en la iglesia de Laodicea, que es la séptima edad; y luego viene la etapa del silbo apacible, que corresponde a una etapa más alta: la etapa de Piedra Angular. Es la etapa donde Dios le habla a Elías.
Con ese silbo apacible viene la Voz de Dios —porque Dios está ahí— y viene hablándole a Elías, para que así Elías haga lo que corresponde: ungir a Hazael por rey de Siria, ungir a Jehú por rey de Israel, y ungir a su sucesor, a Eliseo, por profeta en lugar del profeta Elías.
Eliseo luego, cuando Elías le dice: “Voy a ser quitado de ti. Pide lo que quieras que yo haga, o que Dios haga, pide lo que tú desees”[1].
Y cuando se le pide a alguien que pida lo que quiera pedir, uno se olvida de las limitaciones.
Y Eliseo le dice: “Yo lo que quiero es una sola cosa: que una doble porción del Espíritu que está en ti venga sobre mí”.
La doble porción, tipo y figura de la doble porción prometida para el tiempo final, que incluye el bautismo del Espíritu Santo como primer porción; y la otra porción: la transformación física en cuerpo glorificado. Y con eso, pues todo el poder de Dios, y la restauración a la vida eterna.
Y para lo cual se requiere el Título de Propiedad, el Libro sellado con siete Sellos, que está prometido que será abierto en la Tierra – traído a la Tierra abierto; porque Cristo lo tomará en el Cielo, en el capítulo 5 de Apocalipsis; lo abrirá y lo traerá a la Tierra; y se lo entregará a un hombre, representado en Juan el apóstol, el cual representa a la Iglesia del Señor Jesucristo pasando por todas las etapas, y a los mensajeros de cada etapa de la Iglesia del Señor Jesucristo.
Y por cuanto es a la Iglesia —encabezada siempre en el mensajero— que viene Cristo en Espíritu Santo, y le da el Mensaje a la Iglesia al entregarlo al mensajero, y el mensajero proclamarlo en la Iglesia… siendo que la Iglesia también es el Monte de Dios, el Reino espiritual de Dios, es el Monte de Sion espiritual, es la Jerusalén espiritual y celestial, y es tipificado en el monte Horeb o monte Sinaí.
Así como en aquel monte Dios dio el Pacto a Israel al entregarlo a Moisés para que lo hablara y lo diera al pueblo hebreo, ahora el Nuevo Pacto es en el Monte de Sion, la Jerusalén celestial, compuesta por los escritos en el Cielo, en el Libro de la Vida del Cordero, que son los creyentes en Cristo que forman la Iglesia del Señor Jesucristo.
Por lo tanto, el Monte bajo el Nuevo Pacto es la Iglesia del Señor Jesucristo, en donde están las piedras vivas que han sido cortadas para formar la Iglesia del Señor Jesucristo, un Monte, un Reino. Recuerden que los reinos también son representados en montes.
Ahora, Dios tipifica a Cristo con la Piedra del Ángulo[2]; y todo lo que Cristo es, y a todo lo que Cristo es heredero, lo son los creyentes en Cristo también. Por ejemplo, Cristo dijo: “Yo soy la Luz del mundo”. (San Juan, capítulo 8, verso 12). Y en otra ocasión dice: “Vosotros sois la luz del mundo”[3]. Es que a todo lo que Cristo es heredero, lo son también los creyentes en Él.
Por ejemplo, Él nos muestra en Apocalipsis que Él es la Estrella resplandeciente de la Mañana[4]; y los creyentes son representados también en las estrellas. Por eso también Dios le dijo a Abraham que su simiente sería como la arena en la orilla del mar, en la playa, la arena del mar, y que sería como las estrellas del cielo[5]; o sea, se refiere a individuos.
También, encontramos que Cristo está representado en el sol: Al ser la Luz del mundo, es el Sol; y al decir: “Vosotros sois la luz del mundo”, la Iglesia está representada en la luna, que alumbra durante la noche.
Así que teniendo este conocimiento de tipos y figuras que representan a Cristo y nos representan también a nosotros, es importante saber que somos piedras vivas, piedras que forman el Templo espiritual de Cristo.
Vamos a preguntarle a San Pedro acerca de esto, en el capítulo 2 de Primera de Pedro, a ver qué nos dice acerca de esto que les estoy hablando. Capítulo 2, verso 4, de Primera de Pedro, dice:
“Acercándoos a él, piedra viva, desechada ciertamente por los hombres, mas para Dios escogida y preciosa,
vosotros también, como piedras vivas (nosotros también ¿cómo? Como piedras vivas), sed edificados como casa espiritual y sacerdocio santo, para ofrecer sacrificios espirituales aceptables a Dios por medio de Jesucristo.
Por lo cual también contiene la Escritura:
He aquí, pongo en Sion la principal piedra del ángulo, escogida, preciosa;
Y el que creyere en él, no será avergonzado.
Para vosotros, pues, los que creéis, él es precioso; pero para los que no creen,
La piedra que los edificadores desecharon,
Ha venido a ser la cabeza del ángulo;
y:
Piedra de tropiezo, y roca que hace caer,
porque tropiezan en la palabra, siendo desobedientes; a lo cual fueron también destinados.
Mas vosotros sois linaje escogido, real sacerdocio, nación santa, pueblo adquirido por Dios, para que anunciéis las virtudes de aquel que os llamó de las tinieblas a su luz admirable”.
Somos piedras vivas, seres humanos representados en las piedras con las cuales fue construido el templo de Salomón; y la más importante es la Piedra del Ángulo, que es Cristo en Su Primera Venida y en Su Segunda Venida.
Él vino allá con el pueblo del Pacto del Antiguo Testamento —el pueblo hebreo— como la corona del pueblo hebreo, como la corona del Templo espiritual, y fue rechazado.
Ahora bajo el Nuevo Pacto, que es en el cual está la Iglesia de Cristo, la Segunda Venida de Cristo, la Segunda Venida de la Piedra no cortada de manos (¿cortada de qué monte?, del Monte de Dios), es a ese Monte que corresponde la Venida del Señor; como al Monte, el pueblo de Dios, la Iglesia del Pacto Antiguo, correspondía la Venida de la Piedra Angular allá en la etapa de Piedra Angular luego que vino el precursor de la Primera Venida de Cristo, el cual fue Juan el Bautista.
Luego de Juan el Bautista vendría Aquel al cual Juan le estaba preparando el camino. Y vino en medio del pueblo del Pacto que estaba vigente en aquel tiempo, y era uno de los miembros del pueblo del Pacto, circuncidado al octavo día[6], guardador de la Ley y maestro. Enseñaba la Palabra de Dios al pueblo, y sobre todo, las promesas correspondientes a aquel tiempo, las cuales Él estaba dando a conocer; y les mostraba cuándo se cumplían en Él las Escrituras, les decía: “Hoy se ha cumplido esta Escritura delante de vosotros”[7].
Y después, a Sus discípulos que iban por el camino a Emaús, les comienza a hablar acerca de lo que estaba escrito de Él, lo que estaba en los Salmos, lo que estaba en la Ley de Moisés, lo que estaba en los escritos de los profetas, y mostrándoles que todo eso se estaba cumpliendo en aquel tiempo[8].
Y cuando se da a conocer lo que se está cumpliendo en el tiempo en que la persona vive, eso es como un fuego en el alma de las personas.
Por eso cuando llegan a la casa donde ellos se dirigían, Jesús hace como que va a continuar Su camino, y ellos le dicen: “No te vayas, quédate con nosotros”, y Él se queda con ellos a cenar; y ellos ni saben con quién están caminando. Es que ya estaba resucitado, y la resurrección es en cuerpos glorificados para los creyentes en Cristo, así como Cristo fue resucitado glorificado.
Y por consiguiente, los creyentes en Cristo cuando sean resucitados en cuerpos glorificados, si era un ancianito o una ancianita, será una jovencita o un jovencito apareciendo aquí en la Tierra; y si Cristo representaba de 33 a 50 años de edad, cuando resucitó ya no.
Los mismos discípulos de Jesucristo no lo conocían; y diríamos: Si estuviera igual a como estaba Su cuerpo cuando lo vieron por última vez, lo hubieran reconocido. Pero en la resurrección se resucita glorificado. La resurrección es con vida eterna, cuerpo glorificado; y el cuerpo glorificado es eterno.
Era el colmo que Sus discípulos no le conocieran, habiendo estado con Él durante Su ministerio terrenal de tres años y medio; pero la causa es que estaba glorificado. Tan sencillo como eso.
Así que cuando los familiares de los creyentes que murieron resuciten, si era un ancianito o una ancianita, usted va a ver un jovencito o una jovencita; y si era un niño, usted va a ver un jovencito de 18 a 21 años de edad. Y cuando nos demos cuenta y nos veamos en el espejo, va a ver un jovencito o una jovencita de 18 a 21 años de edad. Cuando los veamos, seremos transformados. Así que son promesas correspondientes a este tiempo final.
Vean, para aquel tiempo hubo una resurrección no solamente de Cristo, sino de los santos del Antiguo Testamento. Para este tiempo final habrá una resurrección de los santos del Nuevo Testamento; o sea, los santos de la Iglesia del Señor Jesucristo, compuesta por todos los creyentes en Cristo.
Y es la Iglesia del Señor Jesucristo la que tiene la promesa de la Segunda Venida de Cristo; por lo cual, envió también un precursor que vino precursando, preparándole el camino al Señor, precursando la Segunda Venida de Cristo a Su Iglesia.
Por lo tanto, la Venida del Señor para el Día Postrero, a buscar a Su Iglesia, será de acuerdo a como fue anunciado, precursado por el reverendo William Branham, que es el Elías precursor de la Segunda Venida de Cristo.
Elías Tisbita fue el primer Elías; luego el segundo Elías —con una doble porción— fue Eliseo, tipo y figura de la doble porción que recibirá el quinto Elías; luego el tercer Elías fue Juan el Bautista, precursor de la Primera Venida de Cristo; y luego el cuarto Elías fue el reverendo William Branham en medio del pueblo del Nuevo Pacto, en medio de la Iglesia del Señor Jesucristo, en la edad séptima de la Iglesia, representada en la Edad de Laodicea, precursando un nuevo tiempo que vendrá.
Después de la séptima edad viene la etapa o Edad de Piedra Angular o Edad Mesiánica para la Iglesia del Señor Jesucristo; como fue bajo el Pacto Antiguo con el pueblo del Pacto Antiguo: luego de Juan el Bautista vino Jesús; una nueva etapa o edad comenzó: la Edad Mesiánica de aquel tiempo para el pueblo hebreo, en el cual se cumplieron las promesas de la Primera Venida de Cristo en un joven carpintero de Nazaret, llamado Jesús. Ese joven tan sencillo era el Mesías.
Recuerden que el Mesías o Mesías lo que significa es ‘Ungido’. Era el Ungido con el Espíritu Santo en toda Su plenitud. Tan sencillo como eso. El Cristo, el Mesías, el Ungido.
Por eso dijo: “El Espíritu del Señor está sobre Mí, por cuanto me ha ungido”. Y comenzó a decir para qué cosas había sido ungido. A nosotros nos ha tocado un tiempo paralelo al tiempo de Jesús.
Recuerden que de edad en edad la Iglesia ha estado viajando: de Israel a Asia Menor allá con San Pablo; luego a Europa con cinco mensajeros; luego a Norteamérica el Espíritu Santo viajó y se manifestó a través del reverendo William Branham operando el ministerio de Elías por cuarta ocasión y precursando la Segunda Venida de Cristo.
Podemos ver los lugares por los cuales vino viajando Dios en Espíritu Santo, de edad en edad; y en el Programa de Dios, subiendo de una edad a otra edad. Y si descubrimos la edad o etapa a la cual pasa luego de la séptima edad, descubriremos todo lo relacionado al Programa Divino correspondiente a este tiempo final.
Dios va a llamar y juntar a los escogidos del Día Postrero con la Palabra del Silbo Apacible, donde estarán los ministerios: de Elías por quinta ocasión, de Moisés por tercera ocasión, y de Jesús.
Por lo tanto, las bendiciones de Dios para este tiempo, para la Iglesia del Nuevo Pacto, son las más grandes que la raza humana haya tenido en su historia; porque es la etapa en la cual Cristo, el Ángel del Pacto, el Espíritu Santo, traerá el Título de Propiedad de los Cielos y de la Tierra, el Título de Propiedad de la vida eterna, para abrirnos a nosotros las Escrituras y el entendimiento, y darnos la fe para ser transformados y llevados con Cristo a la Cena de las Bodas del Cordero.
Estamos en el tiempo más glorioso de todos los tiempos. Estamos en el continente americano, y sobre todo, en la parte de América Latina y del Caribe, que es el territorio más importante en el Programa de Dios del Nuevo Pacto.
Aunque la mente humana no lo comprenda todavía, así es. Y lo veremos a medida que va transcurriendo el tiempo y Dios obra en este tiempo final… Vamos a comprender, sí; cuando seamos transformados, todo lo vamos a entender.
Así que hay grandes bendiciones para la Iglesia del Señor Jesucristo, las cuales las estará hablando a Su Iglesia por medio de Su Espíritu operando los diferentes ministerios correspondientes a este tiempo final; y después le hablará al pueblo hebreo.
Por lo tanto, tengamos nuestro oído espiritual atento; y “el que tiene oídos para oír, oiga lo que el Espíritu dice a las iglesias”[9].
Así fue de edad en edad, el Espíritu Santo hablando; y en la Edad de Piedra Angular es que hablará todo lo que necesitamos conocer para tener la fe para ser transformados y llevados con Cristo a la Cena de las Bodas del Cordero.
Ya no estamos en la edad del viento recio, no estamos en la edad luterana; tampoco estamos en la edad del terremoto fuerte, aunque vendrá un terremoto grande en el planeta Tierra. Pero en el Programa Divino, en cuanto a la Obra de Cristo en Su Iglesia, no estamos en la edad del viento recio, que fue la edad luterana, ni estamos en la edad wesleyana, que fue la edad del terremoto fuerte, tampoco estamos en la edad del fuego, que fue la edad pentecostal.
Entonces ¿en qué etapa en la Iglesia, en qué edad en la Iglesia estamos? En la Edad del Silbo Apacible. Es la edad paralela a la de Jesucristo dos mil años atrás, y paralela al tiempo de Noé también, y paralela al tiempo de Abraham y Lot; y es la edad que está representada en el cerebro, en la mente.
¡Tantas cosas que hace el cerebro! Es el más que trabaja. ¿Y acaso usted escucha ruido? Es silencioso. Usted no escucha sus pensamientos, no escucha cómo trabaja, pero dirige la parte del cuerpo porque recibe orden del alma, desde el corazón.
Aun tampoco usted escucha el corazón, a menos que tenga los equipos correspondientes, o a menos que pegue el oído (no a su corazón porque no le alcanza bien) al de alguna persona para escuchar.
Nuestra etapa es la etapa del Alma, del Corazón, y también tipificada en el cerebro, en la mente, que no hace ruido pero hace muchas cosas buenas, de acuerdo a la semilla que tenga; o malas.
Por lo tanto, es la Edad del Silbo Apacible que solamente Elías escuchó, y ahí estaba la Voz de Dios hablándole en ese silbo apacible al profeta Elías. Y es en esa forma suave, sencilla, que Dios por medio de Su Espíritu estará hablándonos en este tiempo final. Es la forma en que Dios me habla a mí, ¿y a quién más? A cada uno de ustedes también.
Con la Voz del silbo apacible fue que Dios le habló a Elías de los 7000 hebreos que no habían doblado rodilla a Baal, ni lo habían besado. Es con el silbo apacible que le va a hablar al quinto Elías acerca de los 144.000 hebreos.
Fue con el silbo apacible, la Voz del silbo apacible, que le habló también del rey que Dios le pondría a las diez tribus del norte[10], a las tribus llamadas: las tribus perdidas de Israel. Así que tiene que ver también con los 144.000, y también con el rey que Dios colocará para Israel y sobre Israel, y para toda la humanidad en el Reino Milenial; el Reino llamado el Reino de David y Trono de David, al cual Cristo, el Mesías, el Ungido, es el heredero.
Todo lo que Dios le hablará a Su Iglesia en este tiempo final será por el silbo apacible; porque ya no está hablando ni pasando por la etapa del viento fuerte, recio, que es o que corresponde a la edad luterana.
A través de Lutero habló, Dios obró cuando pasó por esa edad, que corresponde al territorio de Alemania; y con el terremoto representó la forma o manifestación correspondiente a la etapa o edad wesleyana, que corresponde a Inglaterra; y de ahí se extendió Su Mensaje a otras naciones.
Así siempre ha sido de edad en edad: surge en un territorio y de ahí surge – también se extiende a otros territorios del planeta Tierra. Tampoco está pasando ya (ya pasó) por la etapa o edad representada en el fuego, la edad pentecostal, que corresponde a Norteamérica; ya pasó por ahí.
Por lo tanto, tenemos que también ver que también usó diferentes idiomas a medida que pasaba de una edad a otra, de un territorio a otro.
Si vamos al principio, en la tierra de Israel nació la Iglesia y hablaban allá hebreo; de ahí pasó a Asia Menor con San Pablo, donde también San Pablo hablaba hebreo y hablaba el idioma de los romanos, y quizás hablaba otros idiomas; (luego…), y también griego, de seguro.
De ahí pasó Dios en Espíritu a Europa, y habló por medio de los mensajeros en el idioma del mensajero a la Iglesia; y de ahí voló el Espíritu Santo a Norteamérica y habló inglés a Su Iglesia a través del reverendo William Branham.
Y el reverendo William Branham hablando de la Tercera Etapa y de la Visión de la Carpa, dice que los Truenos hablaron en un idioma desconocido, en otro idioma que él no conocía; o sea que no estaban hablando, los Truenos (que es la Voz de Cristo, la Voz del Ángel del Pacto, de Apocalipsis 10), no estaban hablando en inglés; él dice que escuchó y no entendió, porque era en un idioma desconocido para él[11].
El idioma va a tener que ver con el territorio donde el silbo apacible se esté escuchando en medio de la Iglesia del Señor Jesucristo.
La Voz del Silbo Apacible es la Voz del Espíritu Santo, de Cristo hablándole a Su Iglesia, Su pueblo del Nuevo Pacto, cubiertos con la Sangre del Nuevo Pacto, la Sangre de Cristo nuestro Salvador.
Que Dios nos hable ampliamente con el Silbo Apacible, nos abra las Escrituras, y nos abra el entendimiento para entender y el corazón para creer. En el Nombre del Señor Jesucristo. Amén.
Que Dios les bendiga y les guarde a todos.
“EL SILBO APACIBLE”.
[Revisión noviembre 2023]
[1] 2 Reyes 2:9-10
[2] Sal. 118:22, Hch. 4:11, Efe. 2:20
[3] San Mateo 5:14
[4] Apocalipsis 22:16
[5] Génesis 15:5, 22:17
[6] San Lucas 2:21
[7] San Lucas 4:16-21
[8] San Lucas 24:13-35
[9] Apocalipsis 2:7, 2:11, 2:17, 2:29, 3:6, 3:13, 3:22
[10] 1 Reyes 11:30-35
[11] Los Sellos, pág. 471, párr. 162