Muy buenos días, amados hermanos y amigos presentes, y los que están en diferentes países, allá en Puerto Rico: un saludo para Puerto Rico y los demás países en toda la América Latina y el Caribe, Norteamérica, España, Canadá y demás países de todas las naciones.
Es para mí un privilegio grande estar con ustedes en esta ocasión, para compartir unos momentos de compañerismo alrededor del Programa Divino correspondiente a este tiempo final.
Hoy estaremos viendo un video sobre las actividades que se llevaron a cabo aquí en Buenos Aires, Argentina. Este es solamente un adelanto, y el próximo martes estaremos proyectando de manera más amplia todo lo que aconteció en el Congreso Mundial de Rabinos de esta semana pasada.
Ayer terminamos estas actividades tan importantes que se han llevado a cabo acá en Buenos Aires, Argentina.
El próximo martes a las 8:00 p.m. (hora de Argentina), estaremos transmitiendo la reunión final del 2016, de la Embajada Mundial de Activistas por la Paz; y para que los países puedan conectarse, recibirán un código; se les enviará la información completa a través de los coordinadores de los diferentes países.
Deben ser respetuosos con este material y no publicarlo en las redes sociales, porque pueden entorpecer el trabajo que se ha iniciado. Así que sean reverentes y cuidadosos, y no interrumpan el trabajo que ha comenzado. No lo coloquen en internet ni nada. Cualquier cosa que haya que poner en internet, lo hará la Embajada Mundial de Activistas por la Paz; ninguna otra persona está autorizada para hacerlo.
Adelante con el corto documental que tenemos para esta ocasión. Para que se vea mejor… con las luces apagaditas se verá mejor; y si me consiguen una sillita por aquí, estaré…
[Proyección del video-documental]
Siempre les he dicho que el éxito está asegurado.
El código para la transmisión lo van a recibir también los ministros para que puedan pasarla, la transmisión, ese día, o el día martes puedan tener la transmisión con ustedes; pero no saquen copia ni vayan ustedes a subir ninguna parte de la transmisión, y menos entera tampoco. No queremos que se interrumpa el Programa de Dios, y no queremos que nadie sea culpable de la interrupción.
¿Recuerdan la historia de Moisés y los que interrumpían el Programa de Dios? Cualquiera que interrumpa el Programa de Dios estará enmarcado, de seguro, en Datán y Coré y Abiram. Por lo tanto, seamos cuidadosos y respetuosos con lo que está pasando en este tiempo final.
Para esta ocasión leemos en Primera de Crónicas 28 y 29. En el capítulo 28, versos 4 al 5, dice el rey David:
“Pero Jehová el Dios de Israel me eligió de toda la casa de mi padre, para que perpetuamente fuese rey sobre Israel; porque a Judá escogió por caudillo, y de la casa de Judá a la familia de mi padre; y de entre los hijos de mi padre se agradó de mí para ponerme por rey sobre todo Israel.
Y de entre todos mis hijos (porque Jehová me ha dado muchos hijos), eligió a mi hijo Salomón para que se siente en el trono del reino de Jehová sobre Israel.”
Y el capítulo 29, verso 22 en adelante, dice, de Primera de Crónicas:
“Y comieron y bebieron delante de Jehová aquel día con gran gozo; y dieron por segunda vez la investidura del reino a Salomón hijo de David, y ante Jehová le ungieron por príncipe, y a Sadoc por sacerdote.
Y se sentó Salomón por rey en el trono de Jehová en lugar de David su padre, y fue prosperado; y le obedeció todo Israel.”
Que Dios bendiga nuestras almas con Su Palabra y nos permita entenderla.
“EL TRONO Y REINO DEL HIJO DE DAVID”.
Eso es lo que hemos leído en este pasaje, que Salomón, hijo de David, heredó el trono y el reino de David, el cual es señalado como el Trono de Dios, y el Reino como el Reino de Dios en la Tierra.
El heredero al trono de David y reino de David, que es el Trono de Dios en la Tierra y Reino de Dios en la Tierra, en aquel tiempo fue el rey Salomón.
Para el tiempo final será restaurado el Reino de Dios en la Tierra. Las tribus, todas, serán unificadas; las tribus perdidas, o llamadas tribus perdidas —pero a Dios no se le pierde nada—, son recogidas en este tiempo final las diez tribus perdidas. Y se unificará el Reino de David, los dos palos o cetros de mando de los príncipes: del príncipe del reino del Norte y el príncipe del reino del Sur, de la tribu de Judá y el cetro de la tribu de Efraín, serán juntados en la mano de un profeta, el Hijo del Hombre, en el tiempo final.
Y eso será, delante de Dios, en la Mano de Dios a través de una manifestación del Hijo del Hombre; porque como Hijo del Hombre es la manifestación de Dios en un profeta, en el tiempo final, antes de sentarse en el Trono de David.
Cuando se siente en el Trono de David será como Hijo de David, para el Reino Milenial ser comenzado con capital en Jerusalén, Distrito Federal en todo el territorio de Israel. Como Distrito Federal es un Reino judío prometido a David, y a través de todos los profetas prometido al pueblo hebreo. Ese Reino cubrirá la Tierra, gobernará, se unirán muchos pueblos a ese Reino; y se administrará desde Jerusalén como capital del Reino del Hijo de David.
Siendo un Reino Divino el Reino de Dios terrenal, trae la paz a Israel y a todas las naciones; porque la paz saldrá de Jerusalén como un río para todas las naciones. Todo eso está muy cerca de ser materializado, de ser cristalizado en este tiempo final.
Eso es las promesas de Dios para el pueblo hebreo y para toda la humanidad, con relación al Reino de Dios que será establecido en esta Tierra. Ese es el Reino que vendrá, el Reino de Dios, para reinar sobre Israel y sobre todas las naciones. Habrá paz y —por consiguiente— felicidad para el alma, el espíritu y la mente de los seres humanos que vivirán en ese Reino.
Ya estamos muy cerca de la cristalización de todas esas profecías. Por lo tanto estemos preparados, porque está por amanecer, está por rayar el alba, como le dijo el Ángel a Jacob cuando le dice: “Suéltame, déjame, porque raya el alba.” O sea: “Tengo que irme.” [Génesis 32:36] Todo eso es tipo y figura de lo que estará pasando en este tiempo final en el encuentro de Israel con el Ángel.
Por lo tanto, ese encuentro es muy importante para Israel, en la manifestación de Dios para este tiempo final como el Ángel que viene para bendecir a Israel.
Sin esa bendición que recibió Jacob cuando luchó con el Ángel, y no lo soltó hasta que recibió la bendición que le habló, todo estaba perdido para Jacob; pero luchó por la bendición divina y la obtuvo.
Esa fue la última ocasión en que Jacob luchó por esa bendición. Después ya las cosas fueron más fáciles para Jacob.
En esa bendición de la primogenitura está el Reino de Dios para Israel, como heredero del Reino de Dios, y por consiguiente, de todas las bendiciones que fueron habladas a los patriarcas por Jacob y luego por el profeta Moisés.
Por lo tanto, estamos conscientes que estamos en un tiempo muy, pero que muy importante, en donde habrá una transición del Reino de Dios con el reino de los gentiles; porque el reino de los gentiles va a ser quitado y va a ser establecido el Reino de Dios en la Tierra.
Para lo cual, hay grandes promesas divinas para el establecimiento del Reino de Dios en la Tierra, lo cual será la restauración del Reino de David y Trono de David. Por eso el Espíritu de Dios dice: “Al que venciere le daré que se siente conmigo en mi trono, así como yo he vencido y me he sentado con mi Padre en su trono.” (Apocalipsis, capítulo 3, verso 21).
Como Hijo de David se sentará en el Trono de David, el Vencedor; y la victoria está asegurada.
En el Reino Milenial estará —como Hijo de David— la manifestación divina en favor de Israel, y el Gobierno o Reino de Dios en la Tierra gobernando en y desde Israel sobre toda la humanidad.
Una bendición grande hay para toda la humanidad, y está ligada a los judíos; porque de Israel viene la bendición para los gentiles.
Por lo tanto, estemos preparados, seamos reverentes, porque también la bendición que hay para cada uno de ustedes está asegurada.
Veremos la manifestación del Hijo del Hombre, y luego, en el Reino Milenial, veremos al Hijo de David sentado en el Trono de David.
Que las bendiciones del Ángel del Pacto sean sobre cada uno de ustedes y sobre mí también.
Dejo con ustedes al doctor Miguel Bermúdez Marín a continuación, para que él continúe con la parte correspondiente a esta actividad.
Con nosotros el doctor Miguel Bermúdez Marín.
“EL TRONO Y REINO DEL HIJO DE DAVID”.