Las generaciones de Jesucristo

Muy buenos días, amables amigos y hermanos presentes, y los que están en diferentes naciones; que las bendiciones de Cristo sean sobre cada uno de ustedes y sobre mí también. En el Nombre del Señor Jesucristo. Amén.

Para hoy tenemos dos videos: uno de las actividades de la Embajada de Activistas por la Paz en Lima, Perú, en el Congreso de Lima, Perú, relacionado al Holocausto judío y su celebración, el Día de la Conmemoración del Holocausto. Y luego tendremos un video-documental del proyecto de construcción de la Gran Carpa-Catedral, para que estén al tanto de cómo van las labores en la construcción de la Gran Carpa-Catedral. Para lo cual dejo con ustedes estos dos videos, y luego regresaré para estar con ustedes.

[Presentación de videos-documentales]

Quiero expresar mi solidaridad con los habitantes del departamento del Beni, en Bolivia, los cuales están pasando por momentos difíciles debido a las fuertes lluvias que han caído en la región, provocando inundaciones que han dejado sin hogar y sin alimentos a miles de personas. Lo que están viviendo nuestros hermanos bolivianos es algo nunca visto en Bolivia, y les exhortamos a todos los Activistas por la Paz de la Embajada, a brindar ayuda humanitaria a este pueblo que en estos momentos tanto la necesitan. Por lo tanto, los Activistas por la Paz, la Embajada Mundial de Activistas por la Paz, den la mano a todas estas personas de Bolivia, del Beni en Bolivia, que están pasando por esta situación difícil.

Estuvimos viendo en los videos-documentales que se pasaron, cómo está trabajando la Embajada de Activistas por la Paz, en los Congresos, también así en las universidades y diferentes lugares con diferentes proyectos.

No es solamente el proyecto sobre el Holocausto, sino también el proyecto de donación de sangre voluntaria, como cultura de donación de sangre voluntaria, al cual todos ustedes están unidos también, ustedes que están aquí presentes y los que están en otras naciones; y así, hay diferentes proyectos que la Embajada de Activistas por la Paz está llevando a cabo en favor de la familia humana.

Para mí es una bendición y privilegio grande, trabajar en estos proyectos que son de ayuda para los seres humanos.

También, para mí es una bendición grande respaldar el proyecto de construcción de la Gran Carpa-Catedral, como también ustedes están respaldando este proyecto de construcción en Cayey, Puerto Rico; y todos los países están respaldando este proyecto; todas las iglesias y personas de diferentes países también respaldan este proyecto con donaciones voluntarias y también con sus oraciones.

Ahora buscamos nuestras Biblias y leemos en San Juan, capítulo 12, verso 24, que dice… 23 en adelante, para que tengan el cuadro claro; dice:

“Jesús les respondió diciendo: Ha llegado la hora para que el Hijo del Hombre sea glorificado.

De cierto, de cierto os digo, que si el grano de trigo no cae en la tierra y muere, queda solo; pero si muere, lleva mucho fruto.”

Que Dios bendiga nuestras almas con Su Palabra y nos permita entenderla.

“LAS GENERACIONES DE JESUCRISTO.” Es nuestro tema bíblico para la Escuela Bíblica de hoy.

El grano de trigo aquí representa a Cristo; y si el grano de trigo, como ocurre en la agricultura, es sembrado, luego nace una plantita en donde está la vida que estaba en el grano de trigo, y se reproduce a través de la planta de trigo, se reproduce en muchos granos de trigo. Así Cristo, como el grano de trigo, tenía que morir para que naciera el Día de Pentecostés la Iglesia, Su Iglesia, representada en la planta de trigo, para llevar muchos granos de trigo, o sea, muchos hijos e hijas de Dios en el Reino de Dios.

Primero corresponde a la esfera o parte espiritual, en donde se predica el Evangelio de Cristo, y las personas que escuchan les llega al corazón, al alma, la Palabra, el Evangelio, y nace la fe de Cristo en sus almas, y dan testimonio público de su fe en Cristo recibiéndole como único y suficiente Salvador, y siendo bautizados en agua en el Nombre del Señor Jesucristo; y luego Cristo los bautiza con Espíritu Santo y Fuego, y produce en las personas el nuevo nacimiento.

Así es como nacen del Agua y del Espíritu, como lo explicó Cristo a Nicodemo en San Juan, capítulo 3, versos 1 al 6, donde le dice: “De cierto, de cierto te digo, que el que no nazca de nuevo, no puede ver el Reino de Dios.” Y Nicodemo pensó que tenía que nacer otra vez como había nacido a través de su madre, y piensa y pregunta: “¿Puede acaso el hombre entrar en el vientre de su madre, y nacer de nuevo?” Cristo le explica y le dice: “¿Tú siendo el maestro de Israel no sabes esto? De cierto, de cierto te digo, que el que no nazca del Agua y del Espíritu…” Y se lo dirige a él rápidamente, y le dice:

“De cierto, de cierto te digo, que el que no naciere de agua y del Espíritu, no puede entrar en el reino de Dios.”

Así como para entrar a este reino terrenal de mortales, tuvimos que nacer en la Tierra…; para lo cual tuvimos que ser engendrados por nuestro padre terrenal en el vientre de nuestra madre terrenal, y después de cierta cantidad de meses, nacer.

Lo natural, lo físico, representa lo espiritual; por eso Cristo, para mostrar las cosas espirituales, las representaba en cosas físicas del común del pueblo, como peces, redes de pesca, embarcaciones, plantas de trigo, también higueras; de la cual habló en dos ocasiones: la higuera que maldijo, y luego la higuera de la cual dice en el capítulo 24 de San Mateo: “Cuando veáis la higuera reverdecer,” nos dice que entendamos que el verano está cerca, que el Reino de Dios está cerca; y la higuera representa a Israel.

También utilizó un sinnúmero de otras cosas físicas para representar las espirituales; y nos habló también de un Nuevo Pacto, el cual Él establecería por medio de Su cuerpo y Su Sangre; de la cual dijo en la Santa Cena, en la cena última que tuvo con Sus discípulos: “Esta es mi Sangre del Nuevo Pacto, que por vosotros es derramada para remisión de los pecados.” San Mateo, capítulo 26, verso 26 al 29; San Marcos, capítulo 14; y San Lucas, capítulo 22, verso 20; San Marcos, capítulo 14, verso 24.

Y así ustedes encuentran cómo Cristo nos habla del Nuevo Pacto, del cual el profeta Jeremías había hablado en el capítulo 31, versos 31 al 36, cuando Dios dijo a través del profeta Jeremías que vendrían días en que Dios haría un Nuevo Pacto con la casa de Israel y con la casa de Judá; no como el Pacto que había hecho, el cual invalidaron los padres de Israel, o sea, el pueblo hebreo.

Un Nuevo Pacto está prometido en Jeremías, capítulo 31, verso 31 al 36; y de ese Nuevo Pacto, la Sangre de Cristo es derramada para remisión de los pecados, es la Sangre del Nuevo Pacto. Ya no hay sacrificios de animalitos que una persona pueda llevar a cabo para cubrir sus pecados. Bajo el Nuevo Pacto, no es asunto de cubrir los pecados, sino de quitar los pecados con la Sangre del Nuevo Pacto, que es la Sangre de Jesucristo.

Encontramos que el Nuevo Pacto es el nuevo matrimonio de Cristo con los creyentes en Él, los cuales quedan dentro de un Nuevo Pacto, limpiados con la Sangre de Jesucristo.

Por lo tanto, bajo el Pacto Antiguo no hay esperanzas para las personas; ni siquiera hay un templo actualmente en Jerusalén, en el monte del templo, pues fue destruido y colocado un templo musulmán o un templo de la religión de los musulmanes.

Por lo tanto, Israel bajo el Pacto Antiguo ya no tiene templo, no tiene sacrificios que se llevan a cabo para cubrir los pecados; y por esa causa la ira de Dios por sus pecados, que no pueden ser ni cubiertos y mucho menos quitados bajo el Pacto Antiguo; entonces tiene muchas consecuencias, tanto a los que viven en Israel como a los que viven en otras naciones.

Es necesario entrar al Nuevo Pacto. Y todos los que entran al Nuevo Pacto, entran a la unión de Cristo, el Esposo, con Su Esposa, Su Novia, Su Iglesia, compuesta por todos los creyentes en Cristo; y esas son las vírgenes prudentes, que recibirán a Cristo en Su Segunda Venida, en el Día Postrero; y se cerrará la puerta de la Dispensación de la Gracia. Y el que quedó fuera, quedó fuera para pasar por la gran tribulación.

A través de las diferentes etapas de la Iglesia se ha estado formando el Templo espiritual de Cristo, la Iglesia del Señor Jesucristo, la cual primero tiene la etapa espiritual y después vendrá la etapa física, que será la resurrección de los muertos en Cristo y la transformación de nosotros los que vivimos; y así despertaremos, como un nacimiento o una resurrección, a la vida eterna física, en cuerpos inmortales, cuerpos glorificados.

Esas personas primero pasan por la etapa espiritual, en donde nacen de nuevo en el Cuerpo Místico de Cristo; son trasladados del reino de las tinieblas al Reino de Cristo, al Reino de Dios.

Así como a Adán le fue dada una compañera: Eva, para reproducirse en muchos hijos de Dios, como lo era Adán; así Dios le ha dado a Cristo una compañera, porque Jesucristo es el segundo Adán.

Allá con el primer Adán y la primera Eva, al pecar, Adán no pudo traer a sus hijos (y por consiguiente, a los hijos de Dios) con vida eterna, sino que los trajo con vida temporal.

El segundo Adán vino con la comisión de traer hijos e hijas de Dios con vida eterna en el Reino de Dios; para lo cual tenía que morir, para que así naciera Su Iglesia el Día de Pentecostés, para —a través de ella— reproducirse en muchos hijos e hijas de Dios.

Por eso San Juan, capítulo 1, nos dice del verso 11 al 13:

“A lo suyo vino (o sea, a los judíos), y los suyos no le recibieron.

Mas a todos los que le recibieron, a los que creen en su nombre, les dio potestad de ser hechos hijos de Dios (vean la forma en que son hechos o vienen los hijos de Dios);

los cuales no son engendrados de sangre, ni de voluntad de carne, ni de voluntad de varón, sino de Dios.”

O sea, que no vienen por un engendro físico de un hombre y de una mujer, sino por voluntad de Dios, por obra y gracia del Espíritu Santo. En esa forma ha estado aconteciendo, de etapa en etapa, de edad en edad, a través de la trayectoria de la Iglesia del Señor Jesucristo.

En Efesios, capítulo 2, verso 17 en adelante… Aquí vamos a tener que leer un poquito más: 11 en adelante del capítulo 2 de Efesios, dice:

“Por tanto, acordaos de que en otro tiempo vosotros, los gentiles en cuanto a la carne, erais llamados incircuncisión por la llamada circuncisión hecha con mano en la carne.

En aquel tiempo estabais sin Cristo, alejados de la ciudadanía de Israel y ajenos a los pactos de la promesa, sin esperanza y sin Dios en el mundo.”

Aunque tenían muchas religiones en aquellos tiempos las diferentes naciones, vean, estaban sin esperanza: sin esperanza de vida eterna, sin esperanza de salvación, sin esperanza de que fueran borrados sus pecados, sin esperanza de reconciliación con Dios, y ajenos a los Pactos.

“Pero ahora en Cristo Jesús, vosotros que en otro tiempo estabais lejos, habéis sido hechos cercanos por la sangre de Cristo.

Porque él es nuestra paz, que de ambos pueblos hizo uno, derribando la pared intermedia de separación…”

De judíos o de hebreos, y gentiles, ha estado haciendo un solo pueblo, que es la Iglesia del Señor Jesucristo.

“…aboliendo en su carne las enemistades, la ley de los mandamientos expresados en ordenanzas, para crear en sí mismo de los dos un solo y nuevo hombre, haciendo la paz…”

Un nuevo hombre: una persona nacida de nuevo. “Si alguno está en Cristo, nueva criatura es; las cosas viejas pasaron; he aquí todas son hechas nuevas.” [Segunda de Corintios 5:17]

“…y mediante la cruz reconciliar con Dios a ambos en un solo cuerpo, matando en ella las enemistades.”

Por medio de Su cuerpo ofrecido en Sacrificio nos reconcilió con Dios, porque en Él llevó Él nuestros pecados; y por medio de Su Sacrificio en la Cruz nos reconcilió con Dios.

“Y vino y anunció las buenas nuevas de paz a vosotros que estabais lejos, y a los que estaban cerca;

porque por medio de él los unos y los otros tenemos entrada por un mismo Espíritu al Padre.

Así que ya no sois extranjeros ni advenedizos, sino conciudadanos de los santos, y miembros de la familia de Dios (miembros de la familia de Dios como hijos e hijas de Dios)…”

Por medio de Cristo, el segundo Adán, vienen los hijos de Dios a ser manifestados en esta Tierra como parte del Cuerpo Místico de Cristo, y por eso están sentados con Cristo Jesús en lugares celestiales.

“Así que ya no sois extranjeros ni advenedizos, sino conciudadanos de los santos, y miembros de la familia de Dios…”

Los miembros de la familia de Dios son los hijos de Dios, que vienen por medio de Cristo y Su Iglesia. Cristo produciendo el nuevo nacimiento por medio de Su Espíritu que está en Su Iglesia.

“…edificados sobre el fundamento de los apóstoles y profetas, siendo la principal piedra del ángulo Jesucristo mismo,

en quien todo el edificio, bien coordinado, va creciendo para ser un templo santo en el Señor;

en quien vosotros también sois juntamente edificados para morada de Dios en el Espíritu.”

A través de las diferentes etapas de la Iglesia han estado naciendo en el Cuerpo Místico de Cristo millones de seres humanos, han estado naciendo de nuevo; y por consiguiente han estado naciendo en el Reino de Dios, han estado naciendo como hijos e hijas de Dios.

Y así como podemos contar las generaciones de Abraham: Abraham, Isaac… Generaciones de Abraham: Isaac, la primera generación que tuvo; luego la segunda generación de Abraham es Jacob, hijo de Isaac. Estoy hablándoles de la línea de bendición por la cual llega Cristo.

De Jacob, que es la segunda generación de Abraham, viene la tercera generación de Abraham, que son los patriarcas: doce; y después la cuarta generación de Abraham son todos los hijos de los doce patriarcas, esa es la cuarta generación; y en la cuarta generación sería que Dios los sacaría de Egipto y los llevaría a la tierra prometida: cuarta generación.

Encontramos esas palabras proféticas habladas por el mismo Dios a Abraham en Génesis, capítulo 15, versos 13 en adelante. Dice:

“Entonces Jehová dijo a Abram: Ten por cierto que tu descendencia morará en tierra ajena, y será esclava allí, y será oprimida cuatrocientos años.

Mas también a la nación a la cual servirán, juzgaré yo; y después de esto saldrán con gran riqueza.

Y tú vendrás a tus padres en paz, y serás sepultado en buena vejez.”

O sea, que Abraham sabía que iba a vivir muchos años; y él iba a comparar el tiempo o edad que él iba a vivir, lo iba a comparar con la edad que vivió su padre y la edad que vivió su abuelo.

Por eso es que cuando una persona piensa cuánto tiempo será que va a vivir en la Tierra, enseguida se pregunta: “¿Cuánto fue que vivió mi mamá en la Tierra?, ¿y cuánto fue que vivió mi papá (que murió de muerte natural, por edad avanzada)?” Y entonces él dice: “Más o menos por ahí, entonces, viviré.”

Eso también el reverendo William Branham lo pensó. Cuando ya llegó a los 50 años y algo, él decía: “Yo sé que no tengo mucho tiempo para vivir porque mi papá murió a los tantos años (cincuenta y algo de años).” Y no sé, no recuerdo si en una ocasión dijo: “Ya le pasé a la edad que murió mi papá.”

Ahora, encontramos que en la cuarta generación anterior a uno, contando la de uno, estaba la vida de la persona, surgió allí; y después fue pasando del bisabuelo (donde surgió) al abuelo, y del abuelo al papá, y del papá surgió a vida en esta Tierra como una persona de carne y hueso, que come y bebe, ¿el cual es quién? Cada uno de nosotros.

Por lo tanto, podemos ver cómo somos la cuarta generación contando al abuelo como una generación – al bisabuelo; pero si no, entonces somos la tercera generación de nuestro bisabuelo.

Ahora, viendo esto de las generaciones, nos preguntamos: ¿Y en qué generación de Cristo (como descendientes de Dios a través de Cristo, el segundo Adán) estamos?

Si contamos desde el tiempo del apóstol Pablo, que fue el mensajero a los gentiles, estamos ya en la octava generación; pero si contamos del tiempo que comenzó la restauración de la Iglesia, entonces estamos ya en la cuarta generación.

Hubo una generación, contando desde el tiempo de San Pablo, una generación paulista. San Pablo fue su mensajero, por lo tanto toma el nombre del mensajero cada generación.

Y encontramos que luego hubo una generación que le siguió con otro mensajero. Pero era Cristo en San Pablo primero, entre los gentiles, que fue la primera generación entre los gentiles, de Cristo con Su Iglesia; y luego vino una segunda generación entre los gentiles, que corresponde al tiempo de Ireneo, y que así como la generación paulista (o sea, de San Pablo) está representada en la iglesia y Edad de Éfeso, la generación ireniana corresponde en tipo y figura a la iglesia de Esmirna en Asia Menor también, esa fue una segunda generación entre los gentiles, segunda generación de Cristo.

Y luego una tercera generación con Cristo en Espíritu Santo manifestado en Martin, una generación martiliana o martiniana representada en la iglesia de Pérgamo; y luego una cuarta generación en la etapa de Colombo, donde el Espíritu Santo, Cristo en Espíritu Santo, se manifestó para tener hijos e hijas de Dios en ese tiempo; una generación colombiana o colombina, representada en la iglesia de Tiatira en Asia Menor.

Y luego pasamos a una quinta generación de Cristo, la generación luterana, representada en la iglesia de Sardis en Asia Menor, pero que con Lutero se desarrolló en Alemania, y de ahí cubrió otros lugares; y luego hubo una sexta generación de Cristo con Su Iglesia, una sexta generación wesleyana, representada en la iglesia de Filadelfia, y que se desarrolló en Inglaterra y de ahí se extendió a otras naciones europeas; y hasta su Mensaje llegó a Norteamérica.

Luego hubo otra generación: séptima generación entre los gentiles, séptima generación de Cristo, manifestado a través del reverendo William Branham, en donde Cristo manifestó el ministerio de Elías por cuarta ocasión, y en donde vimos a Cristo manifestado en una forma mayor que en otros tiempos. Esa séptima etapa fue representada en la iglesia de Laodicea que estaba en Asia Menor; pero cuando se cumple como edad, se cumple en Norteamérica, y de ahí se extendió a muchas naciones.

Y después ¿qué nos queda?

Recuerden que el reverendo William Branham fue el precursor de la Segunda Venida de Cristo así como Juan el Bautista fue el precursor de la Primera Venida de Cristo; por lo tanto, Juan fue la séptima generación allá de su tiempo.

Luego de Juan el Bautista vino la Piedra Angular: Cristo. Y comenzó Cristo la etapa o Edad de Piedra Angular cumpliendo lo que Juan había dicho, el cual lo presentó como el Esposo. En San Juan, capítulo 3, verso 28 al 30, dice:

“Vosotros mismos me sois testigos de que dije: Yo no soy el Cristo, sino que soy enviado delante de él.

El que tiene la esposa, es el esposo; mas el amigo del esposo, que está a su lado y le oye, se goza grandemente de la voz del esposo; así pues, este mi gozo está cumplido.

Es necesario que él crezca, pero que yo mengüe.”

Con su Mensaje, Juan el Bautista presentó a Cristo como el Esposo; del cual él se gozaba en oír lo que Cristo estaba predicando y las obras que Cristo estaba llevando a cabo.

Ahora vean cómo el precursor de la Segunda Venida de Cristo nos habla en el libro de “Los Sellos” en español, de esta versión, página 474 y 475; y dice:

“Yo únicamente les estoy diciendo lo que vi y las cosas que me han sido dichas. Usted haga lo que guste. Yo no sé quién será, ni qué va a suceder. ¡No sé! Solamente sé que esos Siete Truenos contienen el misterio por cuya razón hubo silencio en el Cielo. ¿Todos entienden?

Quizás sea ahora el tiempo y la hora cuando aparezca esta gran persona que hemos estado esperando. Quizás este ministerio, por el cual he tratado de convertir a la gente a la Palabra, ha servido de fundamento. Si así es, entonces les estaré dejando para siempre. No habrá dos aquí al mismo tiempo. Y aun si así fuera, él crecerá y yo menguaré.”

Está hablando igual a como habló Juan el Bautista; como habló el precursor de la Primera Venida de Cristo, habló el precursor de la Segunda Venida de Cristo. Por lo tanto, como dijo Juan el Bautista que vendría, y vino, Aquel al cual le estaba preparando el camino, así vendrá a Su Iglesia Aquel del cual el reverendo William Branham estuvo hablando y preparándole el camino. Su Mensaje será precursor de la Segunda Venida de Cristo.

Por lo tanto, tenemos los mensajes del reverendo William Branham relacionados a la Segunda Venida de Cristo y las cosas que Cristo estará realizando en este tiempo final; que serán las promesas correspondientes a la Segunda Venida de Cristo, las cosas que están prometidas que Cristo hará en Su Segunda Venida.

Porque Él se estará revelando a través de Su Palabra escrita, a través de cumplir lo que está prometido que hará el que vendría después del precursor de la Segunda Venida de Cristo, así como sucedió con el que vino después de Juan el Bautista.

Por eso Cristo, cuando Juan el Bautista mandó a preguntar a través de dos discípulos (porque Juan estaba preso), manda dos de sus discípulos y les dice a ellos: “Pregunten a Jesús si Él es Aquel que había de venir o esperaremos a otro.” Porque Juan el Bautista estaba preso y quizás pensaba: “¿Por qué Jesús no me saca de esta cárcel?” No se esperaba que tendría ese problema; aunque si leía en las Escrituras y en la historia de Israel, encontraría lo mismo que Jesús dijo: “¡Jerusalén, Jerusalén, que matas a los profetas, y apedreas a los que son enviados a ti!” [San Mateo 23:37]

Y por cuanto Juan el Bautista conocía las cosas que el Mesías tenía que hacer en Su Primera Venida, Cristo lo mandó a examinar las cosas que Él estaba haciendo: “Los cojos andan, los ciegos ven, los muertos son resucitados, y a los pobres es anunciado, predicado el Evangelio.” Eso es lo que Jesús le dijo a los discípulos de Juan que Él estaba haciendo: “Vayan y digan a Juan lo que yo estoy haciendo, vayan y digan a Juan las obras que yo estoy llevando a cabo.” Porque esas eran las obras que Dios prometió que llevaría a cabo través del Mesías. Isaías, capítulo 61, versos 1 en adelante.

Por lo tanto, Jesús podía citar a Isaías en el capítulo 4 de San Lucas; leer [verso 18]: “El espíritu del Señor está sobre mí, Por cuanto me ha ungido para dar buenas nuevas a los pobres…”; y así por el estilo. “Y predicar el año de la buena voluntad del Señor.” Y ahí se detuvo; porque hasta ahí cumpliría el Espíritu Santo a través de Jesús esa profecía. Y entonces dijo: “Hoy se ha cumplido esta Escritura delante de vosotros.” Así dijo en la sinagoga de Nazaret.

El resto que decía: “Y para predicar el día de venganza del Dios nuestro,” no se estaba cumpliendo en aquel tiempo; por lo tanto, Él no podía leerlo y decir: “Hoy se ha cumplido.” Pero en Su Segunda Venida sí será cumplida esa promesa, esa profecía.

Jesús sabía hasta dónde Él cumpliría en Su Primera Venida, y el resto corresponde a Su Segunda Venida: Predicar el Día de venganza del Dios nuestro, anunciar la gran tribulación que vendrá sobre la raza humana.

Y eso, así como fue después de Juan el Bautista, en la generación de Edad de Piedra Angular, que Cristo estuvo predicando el Año de la buena voluntad del Señor; para el Día Postrero, para la etapa de Edad de Piedra Angular, Cristo va a estar proclamando “el día de venganza del Dios nuestro,” trayendo esa revelación divina. Y los escogidos van a estar apercibidos: escucharán y se prepararán como se preparó Noé y su familia; porque Cristo dijo que la Venida del Hijo del Hombre será como en los días ¿de quién? De Noé, y también como en los días de Lot allá en Sodoma y Gomorra.

Por lo tanto, será un tiempo muy importante para los creyentes en Cristo que estarán en la generación número ocho de la etapa de San Pablo y las demás etapas de los diferentes mensajeros.

La Edad de Piedra Angular siempre es la número ocho, contando desde la primera hasta la octava; y contando las últimas cuatro etapas entonces viene a ser la cuarta generación en la Iglesia, en las generaciones de restauración: La generación luterana (con la cual comenzó la restauración, la generación luterana), la generación wesleyana, la generación pentecostal (la tercera), y la generación de la Edad de Piedra Angular. Tan sencillo como eso.

Así como Dios le dijo a Abraham: “En la cuarta generación saldrán con gran riqueza y vendrán a su tierra, los traeré a su tierra…”

“Y tú vendrás a tus padres en paz, y serás sepultado en buena vejez (ahí fue que nos detuvimos).

Y en la cuarta generación volverán acá; porque aún no ha llegado a su colmo la maldad del amorreo hasta aquí.”

Ahora, de Lutero hasta nuestro tiempo son cuatro generaciones: generación luterana, generación wesleyana, generación pentecostal, y luego generación de Edad de Piedra Angular, Edad de Oro de la Iglesia del Señor Jesucristo; esa es la Edad para regresar a eternidad física con Cristo, a la tierra prometida del cuerpo físico glorificado, a la tierra prometida del Reino de Dios, de entrar físicamente al Reino de Dios con vida eterna, con cuerpos eternos, cuerpos glorificados.

Recuerden que el Padre de familia de todas esas generaciones, es Cristo; y para cada edad, a través de un mensajero, Cristo el Padre de familia se manifiesta; y esa edad toma el nombre del instrumento que Cristo usa para manifestarse y traer hijos e hijas de Dios en esa etapa, en esa generación.

Es importante saber: hijos de qué generación somos nosotros, así como los de edades pasadas saben la generación que les tocó vivir. Los luteranos sabían que eran luteranos, los wesleyanos sabían que eran wesleyanos, y los pentecostales sabían que eran pentecostales. Lo único, que la edad pentecostal no supo el nombre que le correspondía para aquella edad, que era el nombre de su mensajero.

Y ahora estamos en la Edad de Oro, cuarta generación de las generaciones o etapas de restauración; y es en esta etapa en donde seremos restaurados a la vida eterna físicamente y al Reino de Dios físicamente, con vida eterna.

Seremos transformados los que vivimos y los muertos en Cristo serán resucitados en cuerpos eternos para ir con Cristo a la Cena de las Bodas del Cordero en este ciclo divino. Y no sabemos en qué año nos vamos de aquí, pero en algún año nos iremos. Por lo tanto, cada vez que pase un año podemos decir: “Estoy un año más cerca de mi transformación,” y seguir esperando hasta que llegue la transformación.

Los que vivieron en el tiempo de los apóstoles estaban esperando la transformación de ellos; vean, y han transcurrido dos mil años y todavía están esperando, porque están en el Paraíso esperando la resurrección en cuerpos eternos. A los menos que les toca esperar es a los de nuestro tiempo; por lo cual mantendrán su fe firme en Cristo, esperando nuestra transformación. Y entonces estaremos satisfechos de haber seguido a Cristo todos los días de nuestra vida.

¿En qué – en cuál generación estamos viviendo? En la octava generación, de San Pablo hacia acá; y de la restauración de la Iglesia: desde que comenzó la restauración, de Lutero hacia acá, estamos viviendo en la cuarta generación. Como quiera es la Edad de Oro, la Edad de Piedra Angular, la Edad de y para la Adopción de los hijos e hijas de Dios.

Por eso el reverendo William Branham dijo: “Mire hacia arriba, la edad que viene,” y habló de la Edad de Piedra Angular. Ahí se hace un arrebatamiento o rapto espiritual, y luego habrá una transformación y rapto literal, en donde iremos con Cristo a la Cena de las Bodas del Cordero.

Somos hijos de Dios por medio del segundo Adán, Cristo; y por consiguiente, somos hijos descendientes de Cristo por medio del nuevo nacimiento, hijos de Cristo, de la octava generación de San Pablo hacia acá, entre los gentiles; y de la restauración de la Iglesia hacia acá: desde que comenzó la restauración con Lutero, después le siguió Wesley y después le siguió el reverendo William Branham con la Edad Pentecostal, entonces somos de la cuarta generación de Lutero hacia acá.

Somos hijos de la generación de Jesucristo o de las generaciones de Cristo: de la octava generación de San Pablo hacia acá, y de la cuarta generación de Lutero hacia acá. Tan sencillo como eso.

Y como quiera que lo veamos es paralelo a los días de Jesucristo, es paralelo a los días del éxodo allá en Egipto, el éxodo del pueblo hebreo para llevarlos Dios a la tierra prometida.

Hemos visto nuestro tema: “LAS GENERACIONES DE JESUCRISTO,” en nuestro estudio bíblico de hoy domingo, 23 de febrero de 2014.

Si hay alguna persona que todavía no ha recibido a Cristo como Salvador, lo puede hacer en estos momentos, y estaremos orando por usted para que Cristo le reciba en Su Reino, le perdone y con Su Sangre le limpie de todo pecado, sea bautizado en agua en Su Nombre; y Cristo le bautice con Espíritu Santo y Fuego, y produzca en usted el nuevo nacimiento. Para lo cual puede pasar al frente y estaremos orando por usted.

Los que están en otras naciones también pueden pasar al frente (donde se encuentren), y estaremos orando por usted también, para que quede incluido en la oración que estaremos haciendo por todos los que están recibiendo a Cristo como único y suficiente Salvador.

Y los niños de 10 años en adelante también pueden venir a los Pies de Cristo nuestro Salvador. Recuerden que Cristo dijo: “Dejad a los niños venir a mí, y no se lo impidáis; porque de los tales es el reino de los cielos.” [San Mateo 19:14]

Vamos a estar puestos en pie para orar por las personas que en diferentes países han estado viniendo a los Pies de Cristo en esta ocasión. Con nuestras manos levantadas a Cristo, al Cielo:

Padre nuestro, que estás en los Cielos, santificado sea Tu Nombre. Venga Tu Reino, y hágase Tu Voluntad como en el Cielo, también en la Tierra. El pan nuestro de cada día dánoslo hoy, y perdona nuestras deudas así como nosotros perdonamos a nuestros deudores; y no nos dejes caer en tentación mas líbranos del mal. Porque Tuyo es el Reino, el poder y la gloria, por los siglos de los siglos. Amén.

Vengo a Ti con todas estas personas que están recibiendo a Cristo como único y suficiente Salvador. Recíbelos en Tu Reino, Padre celestial. Te lo ruego en el Nombre del Señor Jesucristo. Amén.

Y ahora repitan conmigo esta oración, los que han venido a los Pies de Cristo en esta ocasión:

Señor Jesucristo, escuché la predicación de Tu Evangelio y nació Tu fe en mi corazón.

Creo en Ti con toda mi alma. Creo en Tu Primera Venida y en Tu muerte en la Cruz del Calvario como el Sacrificio de Expiación por nuestros pecados.

Reconozco que soy pecador y necesito un Salvador, un Redentor. Doy testimonio público de mi fe en Ti y de Tu fe en mí, y Te recibo como mi único y suficiente Salvador.

Te ruego perdones mis pecados y con Tu Sangre me limpies de todo pecado, y me bautices con Espíritu Santo y Fuego luego que yo sea bautizado en agua en Tu Nombre; y produzcas en mí el nuevo nacimiento.

Quiero nacer en Tu Reino, Señor. Haz una realidad en mi vida la salvación que ganaste para mí en la Cruz del Calvario. Te lo ruego en Tu Nombre Eterno y glorioso, Señor Jesucristo. Amén.

Y ahora, los que han venido a los Pies de Cristo en diferentes países, me dirán: “Quiero ser bautizado en agua en el Nombre del Señor Jesucristo, lo más pronto posible. ¿Cuándo me pueden bautizar?” Es la pregunta desde lo profundo de vuestro corazón.

Por cuanto ustedes han creído en Cristo de todo corazón, bien pueden ser bautizados; y que Cristo les bautice con Espíritu Santo y Fuego, y produzca en ustedes el nuevo nacimiento; y nos continuaremos viendo por toda la eternidad con Cristo en Su Reino eterno.

Dejo aquí al ministro, reverendo José Benjamín Pérez, para continuar; y en cada país dejo al ministro correspondiente para que les indique, a los que han recibido a Cristo como Salvador en estos momentos, cómo hacer y qué hacer para ser bautizados en agua en el Nombre del Señor.

Que las bendiciones de Cristo, el Ángel del Pacto, sean sobre todos ustedes. En el Nombre del Señor Jesucristo. Amén.

Continúen pasando una tarde feliz, llena de las bendiciones de Cristo nuestro Salvador.

Creo que tendremos que continuar predicando sobre este tema por unos cuantos domingos; porque hay mucho alimento espiritual para el alma, en este tema del cual estuvimos hablando en esta ocasión.

Así que veremos más adelante lo que Dios nos permita que sea hablado sobre este tema. Estamos comenzando hoy sin prisa, para que quede bien claro este tema del cual hemos hablado solamente un poco en esta ocasión.

Que Dios les continúe bendiciendo a todos.

“LAS GENERACIONES DE JESUCRISTO.”

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