Muy buenos días, amados hermanos y amigos que en esta mañana se han congregado para escuchar la Palabra de Dios.
En esta mañana esperamos que Dios derrame de Sus ricas bendiciones para todos, y así poder alimentar nuestras almas con lo único que alimenta el alma del ser humano. Todos estamos conscientes que hay solamente un Alimento para el alma del ser humano, y ese Alimento es la Palabra de Dios para el tiempo en que uno vive.
Vamos a estar puestos en pie, entonces, en esta mañana, y vamos a leer en el Evangelio según San Juan, en el capítulo 5… comenzaremos en el verso 30 (…), y nos dice la Escritura de la siguiente manera:
“No puedo yo hacer nada por mí mismo; según oigo, así juzgo; y mi juicio es justo, porque no busco mi voluntad, sino la voluntad del que me envió, la del Padre.
Si yo doy testimonio acerca de mí mismo, mi testimonio no es verdadero.
Otro es el que da testimonio acerca de mí, y sé que el testimonio que da de mí es verdadero.
Vosotros enviasteis mensajeros a Juan, y él dio testimonio de la verdad.
Pero yo no recibo testimonio de hombre alguno; mas digo esto, para que vosotros seáis salvos.
Él era antorcha que ardía y alumbraba; y vosotros quisisteis regocijaros por un tiempo en su luz.
Mas yo tengo mayor testimonio que el de Juan; porque las obras que el Padre me dio para que cumpliese, las mismas obras que yo hago, dan testimonio de mí, que el Padre me ha enviado.
También el Padre que me envió ha dado testimonio de mí. Nunca habéis oído su voz, ni habéis visto su aspecto,
ni tenéis su palabra morando en vosotros; porque a quien él envió, vosotros no creéis.
Escudriñad las Escrituras; porque a vosotros os parece que en ellas tenéis la vida eterna; y ellas son las que dan testimonio de mí…”.
Que Dios bendiga Su Palabra en nuestros corazones.
Para esta ocasión el tema será: “EL TESTIMONIO DE LA ESCRITURA”, ese será nuestro tema para esta mañana.
El Señor dijo: “Escudriñad las Escrituras; porque ellas son las que dan testimonio de mí”. En otro lugar el Señor Jesús dijo: “Si ustedes creyeran a Moisés, creerían en mí, porque de mí habló Moisés, de mí Moisés también escribió”1.
¿Y dónde fue que habló Moisés?, ¿dónde fue que se encontró lo que Moisés habló acerca de Jesús? Lo que Moisés dijo acerca de Jesús se encuentra allá en el libro de Deuteronomio, en el capítulo 18, en donde dice2: “Profeta como yo, os levantará el Señor de entre vuestros hermanos. Y cualquiera que no escuchase a ese profeta, será desarraigado del pueblo”.
Él también dice que ese profeta tendría la Palabra de Dios en su boca, porque cuando Dios envía a un profeta, Él pone en la boca de ese profeta Su Palabra, y ese profeta entonces lo que habla es la Palabra de Dios para el tiempo en que él vive, es el Mensaje correspondiente para ese tiempo; y la Escritura da testimonio de Jesús.
Por eso Jesús decía: “Escudriñen las Escrituras, lean en las Escrituras y ustedes encontrarán que lo que yo estoy haciendo, que este ministerio que está siendo operado en mí está anunciado en la Escritura. Escudriñen las Escrituras para que ustedes puedan ver que esto que yo hago no lo hago de mí mismo, sino que esto que yo hago es la Obra que Dios me ha dado para hacer, es la Obra Mesiánica que me ha sido encomendada; esto es el cumplimiento de las promesas mesiánicas correspondientes para este tiempo. Moisés habló de mí y todos los profetas hablaron de mí”, decía el Señor. ¿Por qué? Porque Él sabía quién Él era.
Por eso Él podía decirle a la gente: “Vayan a la Escritura”. ¿Por qué? Porque la Escritura daba testimonio de quién era el Señor, de quién era Jesús de Nazaret; porque Él quería que la gente viese el testimonio de la Escritura con relación a Él; porque la Escritura da testimonio del Mesías.
Todos los profetas hablaron de la Primera Venida del Mesías y hablaron de la Segunda Venida también; y cuando el Mesías aparece en la escena, Él puede mandarlos a la Escritura, porque la Escritura da testimonio de Él; para que todos puedan entonces ver el testimonio de la Escritura, lo que dice la Escritura con relación a la Venida del Mesías y a las cosas que el Mesías tiene que hacer en Su Venida, las cuales cosas son las cosas que Él estará haciendo.
Por lo tanto, las cosas que el Mesías hace en Su Venida son las cosas que dice la Escritura que el Mesías ha de hacer.
Por lo tanto, Jesús sabiendo que Él era el Mesías, sabiendo que Él era el Ungido de Dios, entonces Él sabía, Él conocía los lugares donde hablaba la Escritura de Él. Lo que hablaba la Escritura de Él era el testimonio que Dios daba acerca de Jesús, porque en Jesús se cumplió la Primera Venida del Mesías. Por lo tanto, Él sabiendo quien Él era, Él entonces conocía el testimonio que Dios daba de Él. El testimonio que Dios da del Mesías está en la Escritura.
Por lo tanto, toda persona está llamada a ir a la Escritura para ver el testimonio que Dios da del Mesías, el testimonio que Dios da del Mesías en Su Primera Venida y en Su Segunda Venida. “Escudriñad las escrituras; porque ellas son las que dan testimonio de mí”, decía el Mesías.
Por lo tanto, las cosas que Él hace en Su Primera Venida y en Su Segunda Venida son las cosas que dice la Escritura. Por lo tanto, estamos nosotros llamados a ir siempre a la Escritura, porque la Escritura es la que da testimonio de lo que Dios ha de hacer.
La Escritura es la promesa divina, la promesa anunciada que Dios ha de cumplir; por lo tanto, tenemos que comprender estas cosas y siempre buscar el testimonio de la Escritura.
Encontramos que también la Escritura dio testimonio de un precursor que Dios enviaría para prepararle el camino al Mesías. La Escritura decía3: “Voz de uno que clama en el desierto: Aparejad el camino del Señor”. La Escritura estaba dando testimonio ahí de un precursor que aparecería antes de la Venida del Mesías.
El testimonio de la Escritura con relación al precursor era cumplido en Juan el Bautista. Por lo tanto, Juan el Bautista también —sabiendo que él era el precursor— los mandó, los llevó directamente a la Escritura para mostrarles el testimonio de la Escritura con relación al ministerio que él estaba llevando a cabo.
Cuando vinieron a donde él a preguntarle4: “Dinos si tú eres el Mesías, si tú eres el Cristo, si tú eres el profeta, si tú eres Elías, dinos quién tú eres”, él les dijo que él no era el Cristo, él les dijo que tampoco era el profeta y que tampoco era Elías.
Y entonces le preguntan a él: “Bueno, entonces dinos quién eres tú para que podamos decirle a los que nos enviaron quién eres tú, según tú dices que eres”.
Vean eso bien. Ellos querían que Juan el Bautista les dijese: “Yo soy fulano de tal o fulano de tal”; pero Juan el Bautista conociendo quién él era y conociendo el testimonio que Dios daba de él, Juan el Bautista les contestó con la Palabra de Dios, Juan el Bautista tomó el testimonio que Dios daba de él y se lo dio a ellos; él los llevó a la Escritura, él entonces no habló nada de sí mismo, sino que él habló lo que Dios dijo de él. Y cuando él lo habló, fue en ese momento que dijo: “Yo soy la voz de uno que clama en el desierto”.
Ahí él estaba tomando el testimonio que Dios daba de él y estaba hablándolo, estaba diciéndoles a ellos lo que Dios decía de él. Y con eso Juan no se estaba engrandeciendo, ya Dios lo había engrandecido, pues el mismo Señor dijo de él que no había nacido, de los nacidos de mujeres, ninguno más grande, ninguno mayor que Juan, porque él era el más grande de todos los profetas5.
Juan no se engrandeció, Dios lo hizo grande y Juan sabía quién él era. Jesús dio testimonio de Juan y dijo que era el más grande de todos los profetas, pero después dijo que el más pequeño en el Reino de los Cielos era mayor que Juan el Bautista.
Y también Jesús dijo de Juan6: “Él era antorcha que ardía y alumbraba; y ustedes quisieron caminar por un tiempo a su luz”. Y entonces Jesús dijo: “Mas yo tengo mayor testimonio que Juan”7. No que Jesús de Sí mismo quisiese dar testimonio de Él, sino que Dios daba un testimonio más grande del precursado que del precursor, Dios daba un testimonio más grande de Jesús que el que daba de Juan el Bautista. Por lo tanto, se escribió y se habló más en el Antiguo Testamento de Jesús que de Juan el Bautista.
Por eso encontramos que de Juan el Bautista no se habló mucho, pero lo que se habló fue lo que había que hablarse en el tiempo correspondiente a través de los profetas que anunciaron la venida del precursor de la Primera Venida del Señor.
Lo anunciaron como Elías, lo anunciaron como un poderoso mensajero, y eso fue lo que él era; pero cuando hablaron del precursado, cuando hablaron del Mesías, lo anunciaron de una manera más grande, más gloriosa, más poderosa. ¿Por qué? Porque Dios estaba dando un testimonio mayor de Jesús que de Juan.
Y todo eso quedó escrito, porque los profetas escribían sus profecías y todas ellas quedaron impresas, quedaron grabadas a través de los escribientes, de los que la escribieron; y el pueblo tenía esa Palabra divina, la tenía escrita, y estaba ahí escrito el testimonio que Dios daba del precursor y del precursado.
El precursor fue Juan el Bautista, el precursado fue Jesús de Nazaret. Ellos, ambos, tenían un testimonio divino, tenían un testimonio escritural. Ellos tenían un testimonio que Dios daba acerca de ellos, lo cual ellos podían tomar en cualquier momento para darlo a conocer a la gente de aquel tiempo y decirles: “Esto que dice aquí Dios, se está cumpliendo en este tiempo a través de este ministerio que ustedes están viendo”. Y ellos al decir eso, ellos no estarían actuando mal, ellos estarían actuando bien, porque ellos se estaban identificando con el testimonio que Dios daba de ellos; y el testimonio que Dios daba de ellos se acoplaba a la clase de ministerio que Dios estaba operando en ellos.
Por lo tanto, entonces, encontramos que el ministerio y el testimonio de la Escritura cuadraban completamente para aquellos días, entonces lo que estaba pasando era que la letra escrita estaba viniendo a vida. Aquella letra escrita pero que era la Palabra de Dios se había materializado, se había encarnado, estaba hecha carne en medio del pueblo.
La gente que antes de ocurrirle ese gran milagro tenían la Palabra escrita, podían caminar con ella para todos los lugares: podían caminar con el libro del profeta Isaías o el libro del profeta Jeremías o el libro del profeta Daniel, o de cualquier otro de los profetas… Por ejemplo, podían tener la Escritura que decía a través de Deuteronomio, capítulo 18, podían tener eso que dijo Moisés: “Profeta como yo os levantará el Señor de entre vuestros hermanos; y cualquiera que no oyere a ese profeta será desarraigado del pueblo”.
Y todo eso que dijo Moisés en esa ocasión, en donde también dijo que Dios pondría Su Palabra en la boca de ese profeta y él hablaría la Palabra que Dios pondría en su boca, cualquier persona podía caminar con esa Escritura debajo del brazo para todos los lugares: tenía la Palabra escrita y la Palabra es Dios.
Pero cuando apareció Jesús de Nazaret caminando por todo el territorio de Israel y predicando el Mensaje que le había sido encomendado, la Palabra que le había sido puesta en Su boca para predicar, entonces esa misma persona que en alguna ocasión pudo caminar con esa Palabra escrita, luego podía caminar con esa misma Palabra en carne humana.
Aquellos que caminaron con Jesús de un lugar a otro estaban caminando con la Palabra de Dios en carne humana, estaban caminando con lo que dijo Moisés, estaban caminando con lo que dijo Isaías, estaban caminando con lo que dijo cada uno de los profetas con relación a la Venida del Mesías, estaban caminando con el Mesías.
Cuando Isaías dijo8: “El Espíritu del Señor es sobre mí, por cuanto me ha ungido el Señor para anunciar buenas nuevas, para predicar el año agradable del Señor”, y siguió enumerando las cosas para las cuales había sido ungido, Isaías no estaba hablando de sí mismo, estaba hablando del Mesías; aunque parecía que estaba hablando de sí mismo, no estaba hablando de sí mismo.
Aunque en Isaías se cumplía parcialmente esa Escritura, se reflejaba lo que el Mesías habría de hacer en Su Venida, porque en cada uno de los profetas de Dios se refleja lo que Dios al final hace en la Venida del Mesías. Pero en los demás profetas solamente se refleja, solamente una parte, una porción de lo que Dios hará a través del Mesías, es lo que se refleja en cada uno de los profetas que aparecen antes de la Venida del Mesías…
[CORTE DE AUDIO]
… estaba frente a la multitud hablándoles, Isaías 61 estaba hecho carne.
El testimonio de la Escritura concordaba exactamente con lo que era y con lo que hablaba y hacía Jesús de Nazaret. Él no podía hacer aquellas cosas y hablar aquel Mensaje a menos que fuera Isaías 61, del 1 al 2.
Pero cuando estaba allí, cuando apareció en la escena, entonces cualquier persona que le viese podía caminar con Isaías 61 del 1 al 2; ya no con la Escritura debajo del brazo, sino que podía caminar brazo a brazo con Isaías 61 hecho carne; podía hablar con Isaías 61 y podía oír a Isaías 61 predicando el año agradable del Señor, trayendo el Mensaje glorioso de ese tiempo; y podía verle también hacer las señales y milagros que le habían sido encomendados para Él hacer.
Por eso Jesús de Nazaret decía: “Yo no hago nada de mí mismo, sino lo que veo hacer al Padre”. Y también Él decía que Él no hablaba nada de sí mismo, sino lo que el Padre le daba para hablar. Lo que el Padre ponía en Su boca para Él hablar era lo que Él hablaba. ¿Por qué? Porque Moisés había dicho que ese profeta tendría la Palabra de Dios en Su boca. Ese profeta entonces no podía hablar palabra suya sino la Palabra de Dios a través de Su boca.
Eso es lo que un verdadero profeta siempre hace: hablar la Palabra que Dios ha puesto en su boca para ser hablada en esa generación, en esa dispensación y en esa edad.
Por lo tanto, Jesús sabía lo que Él estaba hablando, Él sabía que Su Mensaje era el Mensaje correspondiente para aquel tiempo y que Su Mensaje no era de Él, sino de Dios; pero que Dios lo colocó en Él para hacerlo conocer al pueblo en aquel tiempo.
Porque la manera en que Dios da a conocer Su Palabra a Su pueblo es siempre a través de un hombre, siempre es a través de un profeta, el profeta que Dios tenga para ese tiempo.
Por lo tanto, Jesús sabía lo que Él estaba hablando, Jesús sabía de lo que se trataba todo el Plan Divino. Él decía9: “La Palabra que me diste, les he dado; y ellos la recibieron”.
Encontramos que hay un pueblo sobre la Tierra que está preparado, que está predestinado y que su nombre está escrito en el Cielo, el cual recibe la Palabra que viene del Cielo a través de labios humanos. Él dijo10: “Mis ovejas oyen mi Voz, y me siguen”. Y la Voz de Él era la Voz de Dios.
Eso es la Voz de todo profeta, eso es el Mensaje de todo profeta de Dios: es la Voz de Dios; y esa es la manera en que la Voz de Dios es escuchada en esta Tierra.
Dios no cambia Su forma, Dios no cambia Su patrón de obrar; como Él obró en el pasado, así ha seguido obrando siempre y obrará en este tiempo final.
Siempre que Dios ha prometido algo en Su Palabra, lo cual ha sido hablado a través de un profeta, Dios siempre lo cumplirá en el tiempo asignado.
Cuando Dios prometió, a través de Su Palabra, traer cada mensajero para cada edad de la Iglesia gentil, Él lo trajo conforme a Su Programa Divino. Lo encontramos en el libro del Apocalipsis: en cada edad apareció el mensajero de esa edad de la Iglesia gentil y trajo la Palabra de Dios que le fue colocada en su boca; él tenía esa Palabra en su corazón y en su boca y la habló, la predicó, y entonces produjo los resultados que la Escritura decía que habría de producir; trajo entonces a los escogidos de esa edad al Mensaje correspondiente para esa edad; fueron sellados los escogidos con el Mensaje de ese mensajero. Así consecutivamente por siete edades y por aproximadamente dos mil años.
Y luego que el tiempo ha llegado a su fin, Dios prometió que la Segunda Venida del Señor sería realizada en estos días finales. Pero antes de la Venida del Señor Él prometió que enviaría a Elías, el cual prepararía el camino delante del Señor.
Así como Él envió un profeta precursor para preparar la Primera Venida del Señor, Él en este tiempo final enviaría un profeta precursor para preparar la Segunda Venida del Señor, y para preparar al pueblo para que estuviesen apercibidos para recibir al Señor en Su Segunda Venida.
Ese profeta precursor de la Segunda Venida del Señor es identificado en la Escritura como Elías. No es que sea literalmente aquel Elías que vivió hace miles de años, sino que el espíritu ministerial de Elías estaría nuevamente sobre la Tierra en un hombre trayendo el Mensaje de Dios, trayendo la Palabra de Dios para preparar al pueblo, para que cuando el Mesías apareciese por segunda vez en la Tierra la gente pudiese reconocerlo.
El precursor de la Primera Venida dio testimonio del Mesías; todos los profetas hablaron del Mesías y aun el precursor de la Venida del Señor habló del Mesías; habló de la Venida del Mesías y de la manera en que el Mesías aparecería y del propósito de la Venida del Mesías; aun habló de la clase de ministerio que el Mesías llevaría a cabo.
Juan el Bautista dijo que el Mesías ya estaba sobre la Tierra en los días en que él estaba ministrando. Él dijo que también Él vendría a la escena y todos le conocerían. Él dijo: “Detrás de mí, después de mí viene uno del cual yo no soy digno de desatar la correa de Su calzado, de Sus sandalias”11. Él dijo también que estaba sobre la Tierra pero que ellos no lo conocían.
Luego cuando Juan estaba bautizando allá en el Jordán, encontramos que la gente venía a él para ser bautizados, y uno de los que vino para ser bautizado fue Jesús de Nazaret.
Cuando Juan el Bautista ve que Jesús de Nazaret entra al agua para ser bautizado, Juan el Bautista no quería bautizarlo, Juan el Bautista decía12: “Yo soy el que tengo necesidad de ser bautizado por ti, ¿y tú vienes a mí para que yo te bautice a ti? Eso no puede ser”. Jesús le dice: “Juan, nos conviene cumplir toda justicia”.
Juan entonces no argumentó nada más, sino que le bautizó. Y dice que cuando estaba en el agua, dice que Juan vio el cielo abierto y dice que vio del cielo descender al Espíritu Santo en forma de paloma, y vino sobre Jesús de Nazaret13.
Juan el Bautista dice: “Yo no le conocía, yo no sabía quién sería el Mesías al cual yo le estaba preparando el camino. Pero Él me dijo: ‘Sobre quien tú veas el Espíritu Santo descender en forma de paloma sobre Él, ese es el Mesías’”14. Y cuando Juan vio al Espíritu Santo descendiendo sobre Jesús de Nazaret, cuando le estaba bautizando, Juan entonces dijo: “Ese es Él, porque la señal que me fue dada que estaría sobre el Mesías, la he visto sobre este Jesús de Nazaret”.
Juan nunca se imaginó que su propio primo sería el Mesías al cual él le estaba preparando el camino. ¡Oh! Eso fue una gran alegría para Juan. En términos acá humanos podía decir: “¡Oh! Si yo le estaba preparando el camino a uno de mi propia familia. Yo no sabía que en mi propia familia habría otro que sería profeta; y que sería, sobre todo, el profeta más grande de todos los profetas”.
Así que Juan estaba lleno de alegría, lleno de regocijo. Y en una ocasión en que más adelante Juan está predicando y se acerca Jesús de Nazaret por allí, Juan el Bautista dice: “He aquí el Cordero de Dios que quita el pecado del mundo”.
Ya Juan sabía quién Él era, ya Juan sabía también la labor para la cual venía el Mesías, lo presentó como el Cordero de Dios que quitaría el pecado del mundo, lo presentó como el Sacrificio que sería colocado en favor de la humanidad para quitar el pecado del mundo.
Juan el Bautista conocía que conforme a la Ley de Moisés se sacrificaba un cordero para la redención por el pecado del pueblo, pero que esa sangre de ese cordero solamente cubría el pecado; pero cuando Juan vio a Jesús, vio a un Cordero perfecto, y vio que Su Sangre quitaría el pecado completamente de todo ser humano; entonces Juan vio que aquellos corderos literales que se sacrificaban en el templo representaban a Jesús de Nazaret, representaban al Mesías.
Por lo tanto, Juan conocía bien el Mensaje que él estaba predicando y conocía bien de quién él estaba hablando; por lo tanto, lo presentó de la manera que tenía que presentarlo: lo presentó como Cordero de Dios, lo presentó entonces como uno que venía a resolver el problema de todos los hijos de Dios.
Encontramos que Jesús también conocía el plan, Jesús sabía quién Él era, Jesús sabía también que lo que Juan estaba diciendo era la verdad. Por lo tanto, Jesús nunca altercó con Juan, sino que Jesús sabía cuál era el ministerio de Juan y cuál era Su ministerio; por lo tanto, no había problema entre ellos dos.
El Mensaje de Juan el Bautista preparaba a la gente y le anunciaba la manera en que el Mesías se manifestaría, le anunciaba la labor y ministerio que operaría el Mesías. Juan el Bautista y el Mensaje de Juan el Bautista presentó y dio testimonio del Mesías en Su Venida.
Por eso podemos buscar en la Escritura y podemos ver EL TESTIMONIO DE LA ESCRITURA con relación a la Venida del Mesías, podemos ver el testimonio que Dios dio a través de cada uno de los profetas, desde el primero hasta Juan el Bautista, el último con relación al Mesías.
Por lo tanto, todos los profetas dieron testimonio —por Palabra de Dios— de la Venida del Mesías; y el testimonio que ellos dieron fue lo que Jesús realizó.
Por lo tanto, Jesús tenía mayor testimonio que cualquier otro de los profetas, porque todos los profetas hablaron del Mesías, todos hablaron de uno; así también hablaron de la Primera Venida y de la Segunda Venida; y los profetas del Antiguo Testamento hablaron de la Segunda Venida y los profetas del Nuevo Testamento también hablaron de la Segunda Venida.
Desde el primero de los profetas del Antiguo Testamento hasta el último de los profetas del Nuevo Testamento (el cual fue el precursor de la Segunda Venida del Señor, Elías el profeta), todos han dado testimonio por Palabra de Dios de la Segunda Venida del Señor. Por lo tanto, en este tiempo hay más Escrituras en la Palabra de Dios para ser escudriñadas con relación a la Venida del Señor.
Y en la Venida del Señor, el Señor en Su Venida puede tomar la Escritura y puede presentarle al público las Escrituras que hablaban de Su Venida y puede decirles: “Hoy se han cumplido estas Escrituras y estas Escrituras ante vuestros ojos”.
Puede decirle a la gente: “Vayan a la Escritura, escudriñen las Escrituras y vean que esto que estoy haciendo es lo que fue dicho por todos los profetas que yo habría de hacer. Vean, desde el primer profeta hasta el último profeta William Marrion Branham, el cual anunció las cosas que yo haría. Él anunció que yo vendría con los Truenos, él anunció que yo vendría sobre un caballo blanco como la nieve y que eso sería la Palabra de Dios encarnada en un hombre; él anunció que vendría proclamando, anunciando, revelando el Nombre Nuevo del Señor, el Nombre Eterno de Dios; él anunció que vendría para traer la fe del rapto, él anunció que vendría con los Truenos de Apocalipsis 10, ¿para qué? Para darle la fe del rapto a los escogidos. Él anunció que la Novia tendría un avivamiento, pero que ese avivamiento sería producido por los Truenos de Apocalipsis que yo traería. El precursor de la Venida del Señor anunció todas las cosas que yo haría; y entonces vean lo que él dijo que yo haría y vean lo que yo estoy haciendo, y verán ustedes si es el cumplimiento de lo que fue anunciado. Escudriñad las Escrituras, escudriñad las Escrituras de todos los profetas, desde el primero hasta el último que apareció en esta Tierra, los cuales hablaron de mí. Por lo tanto: ‘¡A la ley y al testimonio!’15. Vayan entonces a buscar el testimonio de la Escritura la cual habla de mí”.
Así el Señor en Su Venida se presentará, así el Señor en Su Venida se identificará con todo lo que fue hablado de Él; y Él cumplirá cada cosa que fue prometida que Él habría de hacer.
Y Él estará identificado en la Escritura. Él no necesitará que ninguna otra persona lo identifique, porque ya Dios lo identificó en Su Palabra.
EL TESTIMONIO DE LA ESCRITURA es el testimonio más grande que Él tendrá para mostrarle al público el testimonio que Dios da de Él.
Por lo tanto, ese es EL TESTIMONIO DE LA ESCRITURA, ese es el tema nuestro en esta mañana, y este tema es algo que será una realidad para todos los hijos de Dios que viven en este tiempo.
Toda persona que tenga dudas en este tiempo final con relación a la Venida del Señor: escudriñe la Escritura, escudriñe lo que los profetas de Dios han hablado acerca de la Segunda Venida del Señor; escudriñen lo que los profetas hablaron, desde el primer profeta hasta el último de los profetas. Aun escudriñen lo que Jesús, el Profeta de los profetas, dijo acerca de la Segunda Venida del Hijo del Hombre.
Este es un tiempo para escudriñar las Escrituras porque ellas son las que dan testimonio, ellas son las que dan testimonio de la Segunda Venida del Señor; y el testimonio de la Escritura es un testimonio verdadero.
Por lo tanto, el Señor en Su Segunda Venida manifestado en carne humana utilizando un hombre de este tiempo, sabrá lo que tiene que hacer, Él sabrá lo que está escrito acerca de Él. Por lo tanto, así como Él usó la Escritura en Su Primera Venida para identificarse con el testimonio de la Escritura, Él lo usará en este tiempo también. Su identificación será en la Escritura.
Y cuando Él cite cualquier Escritura que hable de Su Venida, Él estará diciendo la verdad; y Él no estará engrandeciéndose, sino que Él estará actuando humildemente y sencillamente para beneficio de todo el pueblo, porque Él tiene que mostrar el testimonio que Dios da de Él.
Por eso Jesús decía16: “Si no creen en mí, crean a las obras”; porque si toman las obras que son hechas, y las llevan a la Escritura: pueden entonces ver que esas obras son lo que la Escritura decía que el Mesías habría de hacer.
Y si toman las obras de la Segunda Venida del Señor, en donde Él se presenta como el León de la tribu de Judá, como el Rey de reyes y Señor de señores, entonces las toman y las llevan al testimonio de las Escrituras, podrán entonces notar que ambas cosas son la misma cosa. Lo que la Escritura promete y lo que es hecho es la misma cosa; es entonces la Escritura materializada, el testimonio de la Escritura está entonces hecho carne, está realizado lo que fue prometido.
“EL TESTIMONIO DE LA ESCRITURA”.
Pueden ustedes ver lo importante que es EL TESTIMONIO DE LA ESCRITURA. Ustedes pueden estar seguros, estar confiados con el testimonio de la Escritura. Dios dice que Su Palabra es verdadera. También Él dice17:
“Lámpara es a mis pies tu palabra,
Y lumbrera a mi camino”.
Por lo tanto, no hay otra cosa para identificar la Segunda Venida del Señor, sino el testimonio de la Escritura.
El Señor en Su Segunda Venida se identifica como León de la tribu de Judá, como Rey de reyes y Señor de señores; Él se identifica a través de la Escritura porque ese es el testimonio que Dios da de Él.
Por lo tanto, Él no puede tomar lo que diga alguna religión o alguna secta religiosa o algún teólogo o algún doctor en divinidad o algún filósofo o algún matemático o algún científico, no; Él no puede tomar nada de eso para Él identificarse en Su Venida, sino que hay solamente una cosa que Él puede tomar para identificarse en Su Venida, y eso es el testimonio de la Escritura que Dios da acerca de Él; porque el testimonio que Dios da de Él y Su ministerio tienen que cuadrar juntamente en uno. No habrá otra cosa para identificarse.
El precursor de la Segunda Venida del Señor dijo18: “Aunque yo no esté sobre la Tierra cuando Él aparezca, este Mensaje lo introducirá a Él al mundo”.
¿Por qué? ¿Por qué el Mensaje del precursor introduciría al Mesías en este mundo y a este mundo? Porque el Mensaje del precursor es la Palabra de Dios puesta en la boca de un hombre; el Mensaje del precursor entonces es el testimonio que Dios da de la Venida del Mesías; y el testimonio del precursor de la Venida del Mesías es un testimonio verdadero.
Y la misma Venida del Mesías dará testimonio de que él fue el precursor de la Segunda Venida del Señor, de que Elías fue el precursor de la Segunda Venida del Señor. El mismo Señor en Su Venida vindicará al precursor de Su Segunda Venida. Así como el Señor Jesús dio testimonio y vindicó a Juan el Bautista como Su precursor, así el Señor en Su Segunda Venida vindica a Su precursor en este tiempo final.
Y el cumplimiento de la Venida del Señor será la vindicación más grande de que William Marrion Branham fue el precursor de la Segunda Venida del Señor.
Y la forma en que el Señor en Su Venida se presentará, será la manera en que el precursor dijo que Él aparecería. El precursor dijo que Él aparecería como el León de la tribu de Judá, el precursor dijo que aparecería como dice en Apocalipsis, capítulo 10.
Por lo tanto, viene rugiendo como un león, viene rugiendo y los Truenos vienen hablando sus voces; por lo tanto, el testimonio de la Escritura es lo más importante para identificar la Segunda Venida del Señor.
Por lo tanto, escudriñad las Escrituras, escudriñad las Escrituras que los profetas de Dios han traído, porque la Escritura es la Palabra que Dios ha puesto en la boca de Sus profetas desde el primer profeta hasta el último profeta: el precursor de la Segunda Venida del Señor.
Por lo tanto, escudriñad los escritos de todos los profetas, desde el primero hasta el último. Escudriñad los escritos, escudriñad los Mensajes del precursor de la Segunda Venida del Señor, que fue el profeta que más cerca vivió de la Segunda Venida del Señor, fue el profeta que vio de más cerca la Venida del Señor.
Por lo tanto, tenemos que ser realistas y no basar nuestra fe y nuestra esperanza en ideas humanas, en ideas terrenales, en ideas de algún hombre, sino en el testimonio de la Escritura; porque los Cielos y la Tierra pasarán, mas mi Palabra no pasará, ha dicho Dios19.
“EL TESTIMONIO DE LA ESCRITURA”.
Que Dios en esta mañana siga bendiciéndonos a todos y que el testimonio de la Escritura sea para todos una realidad en este tiempo final; sea el testimonio de la Escritura lo que para cada uno de nosotros nos guíe y nos identifique el Plan de Dios para este tiempo, lo que Dios está haciendo en este tiempo; y sea el testimonio de la Escritura la base de nuestra fe.
“EL TESTIMONIO DE LA ESCRITURA”.
Dios les bendiga a todos en esta mañana, o les continúe bendiciendo.
Ya hemos concluido en esta mañana el Mensaje y ya pasaremos a Torreón. Ya durante la semana estaremos predicando en Torreón y esperando que Dios obre en todos aquellos que tienen sus nombres escritos en el Libro de la Vida.
Y los que no estén todavía en el Mensaje Final de Dios y no hayan recibido el testimonio de la Escritura para basar su fe en el testimonio de la Escritura: que Dios los llame en estos días a través del Mensaje y sean añadidos al pueblo de Dios, ya que tienen sus nombres escritos en el Libro de la Vida.
Y quiero preguntarles algo o quiero decirles algo: los hermanos de Puerto Rico (como les dije el primer día allá en Arena Coliseo), les han enviado conmigo muchos saludos en el Amor Divino; y si ustedes tienen saludos para enviarles a ellos, yo se los llevaré.
Así que Dios les siga bendiciendo a todos.
Y quiero decirles también a todos: este lugar es un lugar para oír la Palabra de Dios. Los mensajes que he estado predicando en Puerto Rico y en toda América Latina y en los Estados Unidos estarán siendo colocados aquí a través de grabaciones, para que ustedes sigan escuchando el Mensaje de Dios para este tiempo; y también en algunas ocasiones habrá películas que las proyectarán como proyectamos o como proyectaron antier la película que vimos durante la noche.
Así que este es un lugar en donde ustedes pueden seguir asistiendo para alimentar el alma de ustedes con el único Pan que alimenta el alma: con la Palabra de Dios, el Mensaje de Dios para este tiempo; “porque no solamente de pan vivirá el hombre, sino de toda Palabra que sale de la boca de Dios”. Y de la boca de Dios ha salido Palabra Divina para alimentar el alma de todos ustedes.
Es el Alimento de ustedes. No se descuiden, tomen el Alimento de ustedes y alimenten sus almas.
También los Mensajes están siendo impresos en folletos, así que los que haya aquí impresos en folletos están a la disposición de todos ustedes, para que los lean en sus hogares y se sigan alimentando en sus hogares, en el alma.
Bueno, el que perseverare hasta el fin será visto en la eternidad viviendo con todos los santos de todos los tiempos.
Así que mi deseo es verle a cada uno de ustedes allá en la eternidad, viviendo por toda la eternidad; y que cuando nos encontremos allá usted me diga: “Yo estoy aquí porque me comí el alimento espiritual de la Palabra de Dios, del Mensaje de Dios, el cual alimentó mi alma y le dio vida eterna”.
Así que, si no nos vemos nuevamente aquí personalmente, sabemos que tenemos una gran cita en la resurrección y después por toda la eternidad, para todos juntos vivir en el Reino de Dios.
Cuando uno tiene esa esperanza y su fe está basada en EL TESTIMONIO DE LA ESCRITURA, uno entonces camina hacia adelante en el Camino de Dios aunque haya pruebas, aunque haya problemas, aunque haya guerras en esta Tierra, aunque haya hambre por toda la Tierra en lo literal; aunque hayan muchísimas cosas que a uno no le gustaría que hubieran sobre la Tierra, uno camina hacia delante; porque tiene su mirada en el Reino de Dios, en donde todos los problemas estarán resueltos, en donde será un Reino de amor, de paz y de felicidad por toda la eternidad.
Así que no ponemos nuestro corazón en esta Tierra ni en las cosas de este mundo, sino en el Reino de Dios; ahí está nuestro corazón. Y nuestra esperanza es que un día estaremos en ese glorioso Reino viviendo por toda la eternidad, sin ver muerte, sin ver enfermedad y sin ponernos viejos.
No nos preocupa en este tiempo que estemos viejos… yo también me he estado poniendo un poco viejo, ya las canas me han salido; pero eso no me preocupa, porque Él ha prometido que todos Sus hijos estarán de 18 a 21 años, o 23 años, y eso entonces será eterna juventud.
Así que no nos preocupamos de que haya unos jóvenes en este tiempo y de que haya niños y de que haya ancianos, porque después todos estaremos jóvenes porque tendremos un cuerpo eterno, un cuerpo glorificado, en donde ni la enfermedad ni la vejez ni la muerte ni ninguna cosa que afecte este cuerpo podrán afectar aquel cuerpo.
Por lo tanto, sabiendo estas cosas y teniendo el testimonio de la Escritura que nos dice todas estas cosas, entonces vivimos llenos de alegría, llenos de felicidad, esperando recibir nuestra herencia conforme a la promesa de Dios.
Bueno, voy a tener que cortar aquí, porque si no, comenzamos otro Mensaje.
Es que el Mensaje es un Mensaje eterno, es un Mensaje que no tiene dónde terminar, solamente tiene pausas. Se predica una parte del Mensaje en una predicación, luego en otra predicación se predica otra parte, pero el Mensaje es eterno, es inagotable. Podemos estar años y años y miles de años predicando y el Mensaje no se agotará.
Pero hacemos pausas para así entonces poder continuar para otros lugares y ustedes poder regresar a sus hogares a hacer los quehaceres diarios de la vida terrenal; los cuales no podemos desatender, porque no podemos desatender las cosas de esta vida terrenal, las cosas necesarias no las podemos desatender, tenemos que vivir como todos los demás seres; pero tenemos una fe y una esperanza que es la que nos da ánimo, que es la que nos estimula y es la que nos deja ver lo que será nuestro futuro.
Y el que tiene esa esperanza entonces no puede desanimarse en esta Tierra, sino sigue hacia adelante en el Camino de Dios, haciendo los quehaceres de la vida diaria… [CORTE DE AUDIO]
“EL TESTIMONIO DE LA ESCRITURA”.
[Revisión octubre 2019]
1 San Juan 5:46
2 Deuteronomio 18:15-19
3 Isaías 40:3
4 San Juan 1:19-28
5 San Lucas 7:28
6 San Juan 5:35
7 San Juan 5:36
8 Isaías 61:1
9 San Juan 17:8
10 San Juan 10:27
11 San Marcos 1:17
12 San Mateo 3:13-15
13 San Mateo 3:16-17
14 San Juan 1:29-34
15 Isaías 8:20
16 San Juan 10:38
17 Salmos 119:105
18 Citas , pág. 119, párr. 1058
19 San Mateo 24:35