Muy buenos días, amados amigos y hermanos. Es para mí un privilegio estar nuevamente entre ustedes para hablarles la Palabra de Dios.
La Palabra de Dios es lo más importante para el ser humano, por eso Dios siempre la tiene en medio de los seres humanos.
Quiero inmediatamente leer un pasaje en el libro del Apocalipsis, el capítulo 8 y verso 1 en adelante, que dice de la siguiente manera1:
“Y CUANDO él abrió el séptimo sello, fué hecho silencio en el cielo casi por media hora.
Y vi los siete ángeles que estaban delante de Dios; y les fueron dadas siete trompetas.
Y otro ángel vino, y se paró delante del altar, teniendo un incensario de oro; y le fué dado mucho incienso para que lo añadiese á las oraciones de todos los santos sobre el altar de oro que estaba delante del trono.
Y el humo del incienso subió de la mano del ángel delante de Dios, con las oraciones de los santos.
Y el ángel tomó el incensario, y lo llenó del fuego del altar, y echólo en la tierra; y fueron hechos truenos y voces y relámpagos y terremotos”.
Que Dios bendiga Su Palabra en nuestros corazones.
La apertura del Séptimo Sello, del Libro de la Redención es realmente un misterio, pues dice que cuando fue abierto este Séptimo Sello del Libro de la Redención, hubo silencio en el Cielo casi por media hora. Media hora es un lapso de tiempo; y hubo silencio en el Cielo por un lapso de tiempo. Era tan importante el contenido de ese Sello que hubo silencio por casi media hora.
El Séptimo Sello no es otra cosa sino la Venida del Señor, la Venida del Hijo del Hombre en los días finales, ese es el gran misterio del Séptimo Sello. Y cuando fue abierto en el Cielo, en el Libro de la Redención, hubo silencio.
Es que cuando ocurrió esto, no se debía conocer, no se debía saber, no se debía anunciar lo que ese Séptimo Sello contenía; pues todo se echaría a perder si se daba a conocer y el enemigo de Dios llegaba a conocer ese secreto; pues estaría imitando el contenido de ese Séptimo Sello, a tal grado que podía engañar a los elegidos; pero si no lo sabía, con todas las imitaciones que él estaría haciendo, solamente engañaría a los escogidos si fuera posible, pero no sería posible porque el Séptimo Sello no fue revelado cuando fue abierto en el Cielo.
El Séptimo Sello en el Libro de la Redención es el Sello más importante de todos, porque es el gran misterio de la gran Obra que Dios llevará a cabo en estos días finales, en la Venida del Hijo del Hombre; en la Venida del Hijo del Hombre, que será como el relámpago que resplandecerá en el occidente.
Todo eso está en el gran misterio del Séptimo Sello; cosas que en otro tiempo no se debían conocer con exactitud, para que así no hubiera confusión para los hijos de Dios, para que ellos pudieran estar libres de toda esa confusión que hay en este tiempo.
Era menester ese silencio en el Cielo. No hubo símbolos del contenido del Séptimo Sello cuando fue abierto. Aunque en la Biblia están los símbolos del Séptimo Sello, pero cuando fue abierto se dijo: “Hubo silencio en el Cielo por casi media hora”. Es que no se debía dar a conocer, no se debía escribir ahí en la apertura de ese Sello, porque todas las cosas que ese Sello contiene serían dadas a conocer a todos los hijos de Dios que estarían viviendo en la Tierra en el tiempo que el Séptimo Sello estuviera manifestándose en la Tierra.
El Séptimo Sello es para ser visto manifestado en la Tierra, por eso en el Cielo hubo silencio, pues en el Cielo todos estarían mirando el Séptimo Sello manifestándose en la Tierra en el tiempo de su cumplimiento. No era necesario darlo a conocer en el Cielo, pues en la Tierra se estaría viviendo el Séptimo Sello.
Recuerden que cada uno de los sellos del Libro de la Redención es vivido en esta Tierra, es una etapa del Programa de Dios que se vive, que se manifiesta, que se hace carne, se hace realidad en esta Tierra; y siendo el Séptimo Sello el más importante de todos, es mejor ver ese Séptimo Sello cumpliéndose que oír acerca del Séptimo Sello.
También el Sexto Sello, el Sexto Sello será una etapa del Programa de Dios que se experimentará aquí en la Tierra con el pueblo hebreo, y que impactará esta Tierra a tal grado que producirá un cambio y traerá un nuevo mundo para todos los hijos de Dios, producirá para el pueblo hebreo el Mensaje del pueblo hebreo y llamará a 144.000 hebreos, los establecerá en la Palabra de Dios actualizada.
El pueblo hebreo es el pueblo que nadie ha podido mover (como pueblo) de la Ley que Moisés le dio, pues está establecido para ellos que la Ley sería permanente para ellos; por lo tanto ellos no pueden ni se mueven de la Ley.
Para poder mover al pueblo hebreo de la Ley, tiene que venir el mismo que le dio la Ley. La Ley por Moisés fue dada2. Así que cualquier movimiento del pueblo hebreo tiene que ser llevado a cabo por el que le dio la Ley; ese ministerio es el único que puede mover al pueblo hebreo de dispensación.
Eso lo comprendió el apóstol San Pablo; y lo comprendieron otros mensajeros de Dios los cuales hablaron acerca del pueblo hebreo y de la restauración del pueblo hebreo.
Ahora, vean ustedes, para cambiar al pueblo hebreo de dispensación…, porque ya pasó también la segunda dispensación y todavía ellos están en la primera dispensación, los cuales tienen que ser movidos a una tercera dispensación3; para eso tiene que aparecer el ministerio de Moisés; otro ministerio no puede hacer nada con el pueblo hebreo, tienen que ser ministerios hebreos.
También el ministerio de Elías es un ministerio hebreo, ambos ministerios trabajaron con el pueblo hebreo, aunque el de Elías también trabajó con el pueblo gentil.
Ahora, el pueblo hebreo no cree a otra cosa sino a la Ley de Moisés. ¿Y cómo se le podrá hablar al pueblo hebreo para que pueda comprender el Programa que Dios está desarrollando en nuestro tiempo? Si solamente creen a la Ley pues hay que hablarle con la Ley en la mano. “¡A la ley y al testimonio!”4.
Hay que hablarle con la Ley actualizada, mostrándole lo que significa esa Ley que Moisés les dio a ellos, lo cual representa algo más grande en el Programa de Dios de lo que ellos se han imaginado.
Moisés le dio todos esos estatutos al pueblo hebreo, los cuales han estado materializándose, los cuales han estado llevándose a cabo en el gran Programa Divino; y ellos todavía tienen la Ley en letra, y guardan la Ley y guardan las fiestas que Dios les dio a ellos, pero no han podido ver que cada una de esas fiestas tiene una parte muy importante en el Programa Divino, la cual se cumple, se materializa, y es engrandecida esa Ley y esos estatutos divinos que Dios le dio al pueblo hebreo.
Por ejemplo, tenemos la Pascua. La Pascua: una de esas solemnidades grandes que Dios le dio al pueblo hebreo, la cual fue magnificada, fue magnificada en el tiempo de Jesús cuando Jesús murió en la Cruz del Calvario como el Cordero de Dios, como el Cordero Pascual. Ahí la Ley y los estatutos que Dios le dio al pueblo hebreo a través de Moisés fueron magnificados, engrandecidos. Hablarle al pueblo hebreo acerca de la Pascua actualizada, de la Pascua magnificada, es hablarle de los estatutos que Moisés le dio.
Y tenemos también otros estatutos, otras solemnidades que el pueblo hebreo guarda, las cuales significan cosas muy grandes en el Programa Divino.
Por ejemplo, tenemos el Día de la Expiación, en el cual todas las personas tenían que afligirse, tenían que estar en esa condición, porque si no, eran cortados del pueblo. Así son las leyes divinas.
Ahora, ese Día de Expiación se llevará a cabo en este tiempo final en el Programa Divino, pues todo el pueblo de Israel en este tiempo final, cuando reciba el Mensaje Final que Dios le enviará, ellos se lamentarán, ellos llorarán cuando ellos vean lo que ellos no habían visto por dos mil años aproximadamente; y ellos entonces verán la expiación, ellos entrarán a ese Día de Expiación en el Programa Divino y reconocerán que aquel que murió en la Cruz del Calvario es la Expiación; y todos se lamentarán, todos llorarán y estarán viviendo el Día de la Expiación, lamentándose, sufriendo, llorando por todo lo que aconteció.
Ahí también es el tiempo en que, conforme al Programa Divino, la trompeta del año del jubileo tenía que ser sonada en ese tiempo de la expiación; por lo tanto, al pueblo hebreo se le ha de proclamar la Fiesta de la Expiación y también la del Año del Jubileo, para todos regresar al lugar original.
El pueblo hebreo regresará a su posición original en el Programa Divino, el pueblo hebreo regresará a ser el hijo de Dios como nación, a través del cual Dios ha de llevar a cabo Sus negocios aquí en la Tierra, y en donde estará el lugar de morada del Señor. Ellos vendrán a ser los instrumentos de Dios y de los escogidos de Dios para la gobernación de este planeta Tierra.
La bendición que tiene el pueblo hebreo prometida de parte de Dios es lo que toda nación sobre la Tierra ha deseado: toda nación sobre la Tierra ha deseado dirigir los destinos de todas las naciones; eso le toca al pueblo hebreo bajo la dirección de Dios.
Pero no todos los que están en Israel son hebreos, no todos los que están en Israel son israelitas, sino que solamente son aquellos que están escritos en el Libro de la Vida, aquellos que están en el Libro de la Redención. Por eso, cuando este Sexto Sello se abra para materializarse…, porque ya fue dado a conocer, abierto, a la gente, dándole a conocer lo que significa o lo que hay o lo que ha de acontecer en ese Sello; pero con todo y eso, ese Sello no está abierto, ese Sello está todavía sellado, cerrado.
Cuando digo “está sellado o cerrado”, quiero decir que todavía no se ha cumplido, no se ha materializado, aunque sepamos lo que ha de acontecer en ese tiempo.
Ya sabemos que ese Sexto Sello son el ministerio de Moisés y Elías operando en la Tierra a favor del pueblo hebreo, trayendo todas las bendiciones para el pueblo hebreo, llamando con su Mensaje al pueblo hebreo, actualizándole la Ley y todos los estatutos y solemnidades que el pueblo hebreo tiene, y trayendo los juicios divinos sobre el reino de los gentiles. Por eso trae ese Sexto Sello un sinnúmero de juicios divinos, los cuales sabemos que son la gran tribulación.
Por eso dice en la apertura de este Sexto Sello, en el capítulo 6, y verso 12:
“Y miré cuando él abrió el sexto sello, y he aquí fué hecho un gran terremoto; y el sol se puso negro como un saco de cilicio, y la luna se puso toda como sangre;
Y las estrellas del cielo cayeron sobre la tierra, como la higuera echa sus higos cuando es movida de gran viento.
Y el cielo se apartó como un libro que es envuelto; y todo monte y las islas fueron movidas de sus lugares.
Y los reyes de la tierra, y los príncipes, y los ricos, y los capitanes, y los fuertes, y todo siervo y todo libre, se escondieron en las cuevas y entre las peñas de los montes;
Y decían á los montes y á las peñas: Caed sobre nosotros, y escondednos de la cara de aquél que está sentado sobre el trono, y de la ira del Cordero:
Porque el gran día de su ira es venido; ¿y quién podrá estar firme?”.
Porque el gran día de Su ira es venido.
Ahora, vean ustedes que en la apertura del Sexto Sello es que los juicios divinos han de caer sobre la Tierra; y es en ese Sexto Sello también, en que la Tierra será renovada, por eso vendrán los terremotos, los volcanes explotarán, y así por el estilo han de acontecer un sinnúmero de cosas que han de producir una renovación en esta Tierra.
La Tierra ha de salirse de la posición en que está; porque la posición en que está no es la correcta: la inclinación que tiene la Tierra se ha de arreglar, se ha de enderezar con esos terremotos, esos volcanes, para así tener (luego de la gran tribulación), tener un Paraíso para todos los hijos de Dios.
La Tierra será renovada; no destruida, renovada para todos los hijos de Dios. Y lo que produce esa renovación es el cumplimiento, la realización del Sexto Sello, lo cual es el ministerio de Moisés y Elías operando en esta Tierra en favor del pueblo hebreo y en favor del Programa Divino.
Así que vean ustedes, cada sello tiene una materialización, un cumplimiento aquí en la Tierra. Ya sabemos lo que será el Sexto Sello, las cosas que vendrán, pero queremos estar preparados para que cuando llegue ese momento, no importa que ocurran terremotos, maremotos, los volcanes exploten…, no importa nada de eso si estamos preparados.
Si estamos listos, no importa lo que acontezca; diremos como decía el salmista David5: “No temeré aunque la Tierra tiemble, aunque se estremezca la Tierra, aunque los cielos se estremezcan tampoco temeré”. Es necesario que sepamos dónde estamos parados.
Bueno, si el Sexto Sello es la Obra que Dios va a llevar a cabo en medio del pueblo hebreo, ¿dónde se va a colocar usted? ¿Se va a colocar en el Primer Sello o en el Segundo Sello, o en el Cuarto o en el Quinto o en el Sexto…; o se colocará en el Séptimo? Porque recuerden una cosa: cada Sello tiene una Obra que lleva a cabo, en cada Sello se lleva a cabo una Obra en esta Tierra.
Nosotros estaremos colocados en este tiempo final en el Cuarto y en el Séptimo Sello, ahí estaremos nosotros; porque en el Cuarto Sello es donde finaliza toda la labor; y en el Séptimo Sello es donde el pueblo de Dios entrará a ese gran Programa Divino que no fue dado a conocer en el Cielo, en la apertura de ese Séptimo Sello, porque el Séptimo Sello o la apertura del Séptimo Sello aquí en la Tierra no es otra cosa sino la Venida del Hijo del Hombre conforme a como fue mostrado en el Monte de la Transfiguración.
Cuando el Señor Jesucristo ascendió al Monte de la Transfiguración con Pedro, Jacobo y Juan, Él les había dicho a Sus discípulos6: “Muchos de los que están aquí no gustarán la muerte, no verán la muerte hasta que hayan visto al Hijo del Hombre viniendo en Su Reino con poder y gloria, y viniendo con Sus Ángeles”.
Y después, seis días después, ascendió a ese monte alto con Pedro, Jacobo y Juan, y se transfiguró delante de ellos: Su rostro brilló como el sol; porque la Venida del Señor está prometida que será como el Sol de Justicia y en Sus alas trayendo salud, trayendo salvación. Así dijo Malaquías en el capítulo 4.
Por eso Jesucristo tuvo que presentarse ahí en esa visión, transfigurándose como el sol, con Su rostro como el sol, luego Sus vestiduras fueron resplandecientes como la luz; hablándonos ahí de algo grande que acontecerá también en este tiempo final, ya que todo eso será en el tiempo de la adopción de los hijos de Dios. Cuando estas cosas estén aconteciendo se habrá llegado al tiempo de la adopción de los hijos de Dios, en donde ellos han de recibir su herencia.
Vemos también que aparecieron con Jesús, hablando, Moisés y Elías. Todo eso está mostrando lo que estará aconteciendo en estos días finales en la apertura en esta Tierra del Séptimo Sello.
Y entiendan bien: la apertura del Séptimo Sello en esta Tierra, no en el Cielo; porque cuando es hecha en el Cielo lo que hay es silencio. Pero cuando ese Séptimo Sello se abre en la Tierra, es nada menos que la gran Obra del Señor Jesucristo prometida para el tiempo final, en donde la Venida del Hijo del Hombre se manifestará, se cumplirá en el occidente como León de la tribu de Judá, para llevar a cabo la Obra del León de la tribu de Judá. Y siendo el León de la tribu de Judá, Él es Juez y Rey.
Por lo tanto, en este tiempo se estará viviendo el tiempo más grande y más glorioso de todos los tiempos. Como Juez, Él determina a quién pertenece el Título de Propiedad. Y como Rey viniendo a Su Reino (porque Él ha prometido que vendrá en Su Reino; y Su Reino es Su pueblo, Su Iglesia), entonces Él estará llevando a cabo la segunda etapa del Programa de la Redención, Él lo lleva a cabo como León de la tribu de Judá.
Vean ustedes que Él abrió el Séptimo Sello como León de la tribu de Judá; por lo tanto, Él como León de la tribu de Judá abrirá en esta Tierra la Obra del Séptimo Sello y llevará a cabo esa gran Obra, en donde reclamará todos los derechos de los hijos de Dios, reclamará toda la herencia de los hijos de Dios, reclamará todo lo que está sellado en el Libro de la Redención, reclamará todo lo que Él redimió; porque nada de lo que Él redimió se ha de perder. Todo eso está en ese Séptimo Sello.
Por eso el Séptimo Sello en el Libro de la Redención es el Sello más importante de todos, porque es el Sello que contiene la Venida del Hijo del Hombre y todo lo que Él llevará a cabo en esta Tierra en ese tiempo.
En el Cielo estarán mirando hacia la Tierra para ver, para oír y para entender lo que ellos no entendieron, pues el Señor Jesucristo dijo en una ocasión, hablando de la Venida del Hijo del Hombre, dijo que nadie en el Cielo, ni los ángeles, sabían cuándo sería el día y la hora7. Ellos para saber, para conocer ese misterio, tendrán que estar bien atentos a la apertura de ese misterio, la apertura del Séptimo Sello, no en el Cielo sino en la Tierra.
La apertura del Séptimo Sello en la Tierra será la apertura de la Venida del Señor y la Obra que Él estará haciendo.
Y a medida que nosotros estemos viendo el cumplimiento de esa promesa y la Obra que estará haciendo el cumplimiento de esa promesa, estaremos viendo el misterio del Séptimo Sello, estaremos viendo aquello que no se dio a conocer ni en símbolos en el Cielo cuando fue abierto ese misterio.
Y todos mirarán hacia la Tierra, todos mirarán hacia el occidente para ver el Séptimo Sello, todos mirarán para el occidente para oír el misterio del Séptimo Sello, el misterio más grande de todos los misterios de la Biblia, el cual se ha de abrir en el occidente, en la tierra de América.
Tenemos el privilegio —dado por Dios— de estar viviendo en el continente que verá la apertura del Séptimo Sello, que verá la manifestación, el cumplimiento del Séptimo Sello; y todo será tan simple, y se hará tan común para los occidentales que verán y entenderán estas cosas, que vendrá a ser el Séptimo Sello parte nuestra, pues toda Su Obra será para nosotros. Así será en este tiempo final. Y estaremos nosotros disfrutando ese gran misterio, pero ya no como un misterio, sino como una revelación abierta a nosotros.
Y mientras en el Cielo haya silencio por casi media hora, entre nosotros habrá alegría, regocijo mientras ese Séptimo Sello en Su manifestación aquí en la Tierra esté llevando a cabo la labor que le corresponde realizar. Y todos desde el Cielo mirarán hacia acá. ¡Por algo es que quieren regresar!
Por algo es que las copas de oro que tenían allá las personas que estaban a cargo de esa labor, dice que se le añadió incienso a las oraciones de los santos, y dice que un Ángel tomando el incensario de oro, dice que le fue dado mucho incienso para que lo añadiese a las oraciones de los santos; porque los santos que están en el Paraíso (algunos por poco tiempo, pero otros llevan casi dos mil años en el Paraíso), ellos desean regresar a la Tierra, ellos desean regresar en la resurrección prometida para los santos.
Y a esas oraciones le es añadido incienso; y es colocada esa oración o esas oraciones, ante la presencia de Dios, con el incensario de oro que ese Ángel utiliza; porque las oraciones son llevadas con el incienso, que llega hasta la presencia de Dios.
Ese incensario de oro y ese que ministra ahí, ese que ministra ahí estará aquí ministrando la Palabra, y tendrá el incensario de oro para… Esos ministerios que usted ve en el Templo allá en el Cielo, son ministerios que estarán aquí en la Tierra en el Templo espiritual del Señor Jesucristo; porque si aquel Templo tiene esos ministerios y tiene esas cosas, el Templo que está acá en la Tierra, el del Señor Jesucristo, tiene que tener las mismas cosas; no va a tener otras cosas.
Y todo eso estará funcionando en el Templo del Señor Jesucristo para traer a los santos que están en el Paraíso; pues está dicho8: “Todos los muertos escucharán la Voz del Hijo del Hombre y se levantarán, resucitarán”.
Todo eso se ha de ministrar en el Templo del Señor Jesucristo en estos días finales, y todo eso está ahí en el misterio del Séptimo Sello; porque el misterio del Séptimo Sello envuelve todas las cosas que acontecerán en el Programa Divino en estos días finales, todas las cosas que serán llevadas a cabo por el Señor Jesucristo en el cumplimiento de Su promesa en la Venida del Hijo del Hombre.
¿Saben ustedes cuál es el misterio grande del Séptimo Sello? Pues la Venida del Hijo del Hombre. Y en la Venida del Hijo del Hombre Él estará haciendo la Obra que corresponde a este tiempo, o sea, la segunda parte del Programa de Redención, o sea, del Programa de regreso a nuestro lugar original.
¿Y cuánto será, dónde será, cómo será?
Ahí cuando decimos: ¿Cómo será?, la pregunta es: ¿Será con el mismo cuerpo que vino dos mil años atrás?, ¿o cómo será la Venida del Hijo del Hombre?
¿Cómo vendrá el Señor Jesucristo en este tiempo final para hablarle a Su pueblo, para manifestarse? Porque encontramos en la Biblia que en otro lugar dice que no le vamos a ver aquí en la Tierra, sino que vamos a ser raptados, trasladados, para recibir al Señor en el aire.
Y nos preguntamos: ¿O es en la Tierra o es en el aire? Porque queremos saber. Pues mire, es en el aire que le vamos a ver como Él es; pero en la Tierra, en la Tierra Él cumplirá la Venida del Hijo del Hombre como el relámpago resplandeciendo, a través de Su Ángel Mensajero que Él ha prometido enviar en estos días finales, porque Dios siempre ha estado actualizando todas las cosas.
El Señor Jesucristo es un actualizador; por eso fue que cuando apareció allá dos mil años atrás, la gente estaba muy anticuada, y Él era una persona bien actualizada; y en este tiempo el Señor Jesucristo estará cumpliendo Sus promesas, pero Él dice que Él enviará Su Ángel para dar testimonio de estas cosas en las iglesias.
¿Cómo vamos a entender estas cosas?, ¿cómo vamos a entender el misterio del Séptimo Sello? A través del testimonio que traerá, qué dará, a través del Mensaje que traerá el Ángel del Señor Jesucristo; ahí será explicado todo el misterio del Séptimo Sello, ahí será explicado el por qué Él lo estará haciendo en esa forma; y estaremos entendiendo y viendo lo mismo que Juan, el discípulo amado del Señor, vio y escuchó, pero que no debemos cometer el mismo error.
Porque Juan, viendo todo ese misterio del Séptimo Sello cuando estaba realizándose, él estaba viendo una cosa, él estaba viendo que en el Ángel del Señor Jesucristo se estaban cumpliendo las promesas que el Señor Jesucristo había hecho para los días finales; y Juan el discípulo amado pensó que el Ángel era el Señor Jesucristo, y él se postró a los pies del Ángel para adorar al Ángel; y el Ángel le dijo: “Mira que no lo hagas. Yo soy siervo contigo y con tus hermanos los profetas”. En palabras más claras: “Yo no soy el Señor Jesucristo, yo soy un profeta, el último de los profetas”9.
Por esa causa Juan tuvo que levantarse para seguir escuchando la explicación que le era dada; porque, aunque en este Ángel se estaban cumpliendo las promesas del Señor Jesucristo, se estaba cumpliendo la Venida del Hijo del Hombre en el occidente y todas esas promesas, con todo y eso él no era Jesucristo; él solamente era el nuevo vestido, la nueva vestidura de carne que el Señor Jesucristo tenía en la Tierra para cumplir esas promesas.
Yo no sé si ustedes han notado que en este último tiempo hay un auge muy grande en la ropa, y principalmente en la ropa que lleva el nombre de alguna persona famosa, de algún buen diseñador. Y a toda persona le gusta usar una buena ropa, que lleve un nombre de un diseñador famoso; y cuando va vestido así, lleva la vestidura que dice o Christian Dior o Pierre Cardin o Lanvin, que son nombres de personas, son diseñadores; y así por el estilo hay un sinnúmero de diseñadores, tanto en ropa de hombre como en ropa de dama también.
Y Jesucristo tendrá también una nueva vestidura, porque Él ha estado cambiando de ropa en muchas ocasiones. Él no hace como algunas personas, que tienen todo el año la misma ropa…; eso, ustedes saben, eso no es aquí, eso es por allá en los sitios que son muy fríos; por allá en el Polo Norte y esos polos por allá es que se puede estar con la misma vestidura porque no hay a quién lucirle nada; todo el mundo está muerto de frío y a nadie le interesa mucho la vestidura; pero en los sitios así del occidente, pues en los sitios del occidente nos gusta vestir bien.
¿Y saben ustedes una cosa? Como que el Señor Jesucristo, como que tiene las mismas tendencias nuestras. Cuando la Venida del Señor se cumplió allá en el oriente, la Primera Venida del Señor, allí le vieron con aquella vestidura llamada Jesús de Nazaret; pero luego, el Día de Pentecostés, Él descendió, y luego más adelante, cuando comenzó la primera edad de la Iglesia, el Señor Jesucristo vino y se puso una vestidura que se llamaba Pablo.
Y cuando apareció en la primera edad vestido así, San Pablo decía10: “No vivo ya yo, vive Cristo en mí”.
Es como la ropa que usted lleva puesta: la ropa que usted lleva puesta puede decir: “Vive dentro de mí fulano de tal”. Así decía el apóstol San Pablo: “Vive Cristo en mí”. O sea que la vestidura que Cristo estaba utilizando en aquellos días se llamaba San Pablo en la primera edad de la Iglesia gentil, y después siguió cambiando de vestidura; cada mensajero de cada edad era la vestidura que Jesucristo estaba utilizando.
Por eso Jesucristo vino pasando desde el oriente hasta el occidente, y estuvo compartiendo con todas las personas de los diferentes lugares. Cuando habló a través de cada ángel mensajero, habló el idioma de la gente de ese sitio, y ha llevado a cabo una gran Obra vestido de diferentes vestiduras; y en el tiempo final Él se pondrá la última vestidura que ha de ponerse aquí en la Tierra.
Y si estuviéramos en el oriente pues sería una vestidura oriental, un mensajero de allá de aquel sitio, pero si es del occidente entonces tendrá una vestidura occidental; de acuerdo a la vestidura es que se ve la persona.
Así que en este tiempo final tenemos la promesa de la Venida del Hijo del Hombre, y dice que velemos por la Venida del Hijo del Hombre. Ya entonces no vamos a estar esperándolo con la primera vestidura, ni tampoco con la vestidura que usó en la primera edad de la Iglesia, ni tampoco con alguna de las vestiduras que tuvo en alguna de las edades de la Iglesia gentil; pero lo estaremos esperando con la vestidura final, lo estaremos esperando con Sus Ángeles, con ese ministerio final que Él ha prometido, el cual estará en la última vestidura que Él tenga aquí en la Tierra.
Y estaremos a la expectativa, porque la vestidura…, la vestidura suya no es usted, usted está dentro de esa vestidura. Lo que San Juan quiso adorar fue la vestidura, pero no le fue permitido, porque los verdaderos adoradores es necesario que adoren al Padre en espíritu y en verdad.
Ahora, vean ustedes que ese misterio del Séptimo Sello en el Libro de la Redención es el misterio más grande de todos los misterios. ¿Cómo vendrá?, ¿cómo vendrá vestido?, ¿con qué vestidura? Hoy en día que estamos usando tantas marcas de ropa con los nombres de los diseñadores; veremos a ver entonces en el Programa Divino qué vestidura traerá.
Aquí tenemos que aguantarnos un poquito, porque he notado que ahí podría hablarse poco pero demasiado de importante. Vamos a dejar eso quietecito, porque es algo muy… demasiado importante, vamos a seguir adelante.
En este tiempo final en que estamos viviendo hay muchas cosas que vamos a ver. Bueno, el misterio del Séptimo Sello es – ya ustedes saben lo que Dios estará haciendo en estos días y ya ustedes saben… aquí no podemos hablar algunas cosas, vamos a dejarlo para otro tiempo.
En la noche no sabemos si podemos aguantarnos un poquito. Si no se puede aguantar un poquito, pues, quizás salga algo más; pero estamos en un tiempo muy importante, en que vamos a ver las cosas tal y como son; y al verlas tal y como son no podemos estar con fanatismos, porque el fanatismo siempre echa a perder las cosas buenas que Dios nos da.
Juan el discípulo amado como que se movió un poquito en algo que quizás para Juan no era fanatismo, pero para el Ángel del Señor era fanatismo. Y usted y yo no nos podemos mover en el fanatismo sino en el realismo, siendo realistas a la verdad divina, y ahí no tenemos problemas.
Si somos realistas no vamos a tener ningún problema porque Dios no tiene problema, ni las personas realistas tampoco tienen problemas con Dios; porque las personas realistas en cuanto al Programa de Dios, ve las cosas de Dios como son, las recibe como son y le da gracias a Dios porque son de esa forma.
La persona realista en cuanto a las cosas de Dios es la persona más espiritual que hay, aunque no parezca ser el más espiritual; el fanático es la persona menos espiritual que hay, aunque parece ser el más espiritual de todos.
Queremos ser personas realistas. El ser espiritual no quiere decir que uno tenga que estar caminando y estar hablando y estar haciendo cosas que la gente diga: “Esa persona sí que es un santo, esa persona sí que es bien espiritual”. La persona espiritual es la persona que se enfrenta a la realidad del tiempo en que vive, recibe lo que Dios tiene y sigue hacia adelante en la vida.
Mire usted la historia de todos los hombres de Dios. Vamos a ver una cosa: Moisés, ¿sería Moisés un hombre espiritual? Ahora, miren ustedes cómo era Moisés. Moisés con todo lo que era y con todo lo que hacía, Dios dice: “No hay uno más humilde en medio del pueblo, más manso que Moisés”11.
Y si usted busca bien la vida de Moisés…, miré, comenzando, para libertar al pueblo mató a un egipcio y se tuvo que ir huyendo; y lo persiguieron porque había matado a un egipcio por defender al pueblo de Dios, a uno de los hijos de Dios. Luego, cuando regresó 40 años después, siendo el hombre más humilde, el hombre más sencillo, ordenó por Palabra de Dios que vinieran todas aquellas plagas que destruyeron a Egipto, y seguía siendo el hombre más humilde, más manso de todo el pueblo de Israel.
Cuando estaban conquistando a las demás naciones, Moisés decía: “No dejen vivos ni a los niños”, porque Dios así en Su Programa quería que fuese; y cuando una persona como Moisés obedece y ordena al pueblo que hagan exactamente como Dios ha ordenado, esa persona está actuando humildemente, está haciendo las cosas con humildad y sencillez, aunque parezcan cosas escandalosas; porque imagínese, decirle al pueblo de Israel: “Ustedes entren a este pueblo y acaben con toda esa gente”.
Hoy en día sí algún presidente de alguna nación hace eso… Sin embargo, en el Programa de Dios estaba todo eso; y Moisés lo ordenó, lo hizo con el pueblo, y Dios se agradó, porque ese era el Programa de Dios para aquel tiempo, y seguía siendo el hombre más manso de todo el pueblo de Israel.
Si usted busca al profeta Elías, el profeta Elías era un hombre espiritual. Moisés era un hombre espiritual, aunque ustedes ven todas esas cosas. Elías era un hombre espiritual. El hombre más espiritual que había en medio del pueblo de Israel era Elías en su tiempo; pero fue el mismo que en una ocasión dijo que tomasen presos a todos los ministros de Baal y de Asera, de esos dioses, y él mismo los decapitó12; y era el hombre más espiritual que había en medio del pueblo de Israel.
¿Ve usted que la espiritualidad de una persona no se puede medir en la forma que algunas personas quieren medir las cosas? Era el hombre más espiritual porque estaba haciendo la voluntad de Dios, estaba entendiendo el Programa de Dios para aquel tiempo y estaba caminando hacia adelante en el Programa de Dios.
Cuando la persona camina hacia adelante en el Programa de Dios, esa persona está en forma espiritual; es espiritual porque ha captado el Programa de Dios, porque ha captado las cosas espirituales de Dios.
Ahora, ¿cómo será en este tiempo final cuando ese Sexto Sello se abra? Y que se va a abrir. Dejé que la Obra del Séptimo Sello, la Obra que tiene que ver con nosotros haya concluido y estemos transformados, entonces veremos a ver lo que será el Sexto Sello; porque el Sexto Sello se abre con la resurrección de los santos y la transformación de los vivos, ahí comienza el Sexto Sello a moverse. En palabras más claras, donde terminamos, ahí comienza el Sexto Sello.
Ya no tendremos problemas de que si hay terremotos, maremotos, volcanes y todas esas cosas, porque ya estamos con el nuevo cuerpo y no vamos a tener ningún problema.
Así que vean ustedes, Dios siempre tiene todo bien planificado, bien ordenado para la bendición de todos los hijos de Dios. Lo que para unos es juicio, para los hijos de Dios es bendición y preparación para el glorioso Reino Milenial.
Así que ya pueden ver ese terremoto del Sexto Sello, ese terremoto es el terremoto de la resurrección. Así que podríamos decir: “Que comience, que se abra el Sexto Sello lo más pronto posible”.
Y la apertura del Sexto Sello, siendo el terremoto de la resurrección, y los muertos en Cristo teniendo la promesa que escucharán la Voz del Hijo del Hombre, y San Pablo habiendo dicho que la Voz que estremeció la Tierra en una ocasión no solamente estremecerá la Tierra sino aun los cielos13, y sabiendo que el Sexto Sello es el ministerio de Moisés y Elías que operará en un profeta, y sabiendo que ese ministerio es el ministerio que tendrá autoridad y poder para traer terremotos sobre la Tierra, para traer maremotos y para traer volcanes a erupción, entonces estamos a la expectativa, porque no puede ocurrir nada sin que antes sea hablado.
La Voz del cual en una ocasión estremeció la Tierra, estremecerá no solamente la Tierra, sino también el Cielo; y con ese estremecimiento vendrán del Paraíso los santos que están allá. Así que hasta allá se va a sentir el estremecimiento.
Estemos a la expectativa, porque el Séptimo Sello, el misterio del Séptimo Sello en el Libro de la Redención, es el misterio más importante de todos los misterios. Conociendo el misterio del Séptimo Sello entenderemos los pormenores del Sexto Sello, entenderemos todas las cosas que corresponden a este tiempo final; y estaremos aquí en la Tierra siendo nosotros no los espectadores sino los actores de ese Séptimo Sello.
Y en el Cielo estarán como espectadores, viendo lo que estará ocurriendo en ese Séptimo Sello del Libro de la Redención en este tiempo final. Mientras en el Cielo estará ocurriendo ese silencio, en la Tierra estaremos disfrutando de ese Séptimo Sello.
Ellos desearán mirar y participar de las cosas que estarán aconteciendo en la Tierra, y han de venir para participar de las cosas que estarán aconteciendo aquí porque tienen esa promesa. Y nosotros decimos: “Les estamos esperando”. Pero ellos sin nosotros no pueden ser perfeccionados, ellos sin nosotros no pueden tener el cuerpo transformado, el cuerpo para vivir por toda la eternidad.
Ellos están esperando por nosotros, que nosotros lleguemos al conocimiento de todas las cosas que nos corresponden, ellos están esperando a que termine de tocar la Final Trompeta, la Trompeta que estará juntando a todos los elegidos de los cuatro vientos; ellos están esperando que se haya concluido el recogimiento de todos los escogidos, para entonces ellos ser recogidos y traídos acá para estar con nosotros.
¿Estarán en dónde? Estarán en el occidente, ellos vendrán al occidente conforme al Programa de Divino. Así que tendremos una buena visita de nuestros amados hermanos que han vivido en esta Tierra pero que no les tocó el privilegio de vivir en el tiempo del Séptimo Sello; pero a nosotros nos ha tocado esa bendición.
En una ocasión que estábamos hablando acerca de esto yo les dije que ellos han de comer aquí en la Tierra, porque cuando el séptimo mensajero estuvo visitándoles a ellos allá, le dijeron: “Nosotros aquí ni dormimos, ni trabajamos, ni comemos; pero nosotros iremos, regresaremos a la Tierra, y entonces (no dijeron: ‘Y entonces dormiremos’, ni dijeron: ‘Y entonces trabajaremos’, dijeron)… y entonces comeremos, podremos comer allá”. Así que ya nos están avisando de que podremos tenerles alguna cena o algún desayuno.
Cuando el Señor Jesucristo resucitó… Mire, ellos son como el mismo Señor Jesucristo. Cuando el Señor Jesucristo resucitó y llegó en medio de los discípulos, les dijo14: “¿Tienen algo de comer?, ¿qué tienen de comer ustedes por ahí?”. Así que si ellos están pensando en la misma forma, ya el primero que resucitó pensó e hizo en esa forma.
Ahora, no vaya usted a pensar como pensó una persona en un lugar que yo estaba hablando acerca de esto y me dijo…, yo le dije: “Hay algunos que llevan casi 2000 años sin comer, así que imagínese cómo estarán deseosos de comer algo de lo que nosotros sabemos preparar”. Imagínense, anunciarles que vienen personas que llevan 2000 años sin comer, es anunciarles, quizás, personas que se van a comer todo lo que haya. Y una persona me dijo: “No me vaya a mandar ninguno para allá”. Luego cuando supo que vamos a ser transformados cuando les veamos… y él no quiere a ninguno, pues no quiere la transformación de él; porque si no los ve, no va a ser transformado.
Pero les vamos a recibir, vamos a compartir lo que tengamos en esos días con ellos y vamos a ser transformados; seremos transformados…
Fíjese, Abraham, Abraham recibió el cambio de nombre, y la transformación vino en el tiempo en que estaba también comiendo con Elohim, ahí fue que recibió esa bendición.
Bueno, es que para cosas tan importantes casi siempre pues se prepara una cena, una comida, en todos los aspectos de la vida, en lo comercial y en todo; y por lo que vemos, en las cosas espirituales también Dios tiene cenas preparadas para cada momento especial.
Ya vimos que el pueblo de Israel les dio también un sinnúmero de comidas que tenían que comer en ciertas ocasiones; así que Dios tiene todo bien programado. Y en estos días en que vivimos, en algún momento ha de ocurrir todo esto, cuando la Trompeta Final ya no tenga nada más que decirnos: estarán esperando esa Trompeta, estarán esperando escucharla los que están en el Paraíso.
Así que deseamos escuchar entonces todo lo que la Gran Voz de Trompeta, la Trompeta Final tiene para nosotros en este tiempo final, en el tiempo de EL SÉPTIMO SELLO DEL LIBRO DE LA REDENCIÓN.
“EL SÉPTIMO SELLO EN EL LIBRO DE LA REDENCIÓN”.
Ya hemos visto lo importante que es ese Sello; porque aunque cuando fue abierto en el Cielo, hubo silencio en el Cielo, pero cuando es materializado, cuando es cumplido ese Séptimo Sello (que es la Venida del Hijo del Hombre aquí en la Tierra conforme a Su Programa con Moisés y Elías), entonces aquí nosotros estaremos entendiendo todo lo que estará aconteciendo en ese Programa Divino, estaremos viendo con nuestros propios ojos el desarrollo del Séptimo Sello, estaremos viendo toda la Obra que el Séptimo Sello como León de la tribu de Judá estará llevando a cabo.
Y, a medida que todo eso vaya ocurriendo, estaremos notando una cosa: y es que el Libro que estaba en el Cielo estará en la Tierra; y ese Libro, siendo el Título de Propiedad, el Libro de la Redención, será entonces regresado a los seres humanos.
Así como el Ángel Fuerte lo entregó a Juan para que Juan lo comiera, así también será entregado acá para ser comido; porque no solamente de pan vivirá el hombre, sino de toda Palabra que sale de la boca de Dios15; y ese Libro es la Palabra.
Hay hambre sobre la Tierra, no de pan ni sed de agua, sino de oír la Palabra de Dios; y la Palabra de Dios que hay para escuchar en este tiempo, es ese Libro de Redención, es el único alimento espiritual que hay para los seres humanos.
Y el que coma de ese Pan, vivirá eternamente; porque ese es el Pan de Vida y ese es el Alimento que tanto nosotros necesitamos, ese es el Maná escondido que Él prometió darle a los vencedores.
Ese Libro abierto que regresa a la Tierra es nada menos que el Título de Propiedad que perdió Adán, es el Título de Propiedad que Adán no pudo tomar en aquel tiempo. Él no podía tomar ese Título de Propiedad porque todavía no se había hecho carne, todavía ese Título de Propiedad no estaba encarnado.
En el tiempo de Adán, con la caída en el Edén, fue prohibido tomar el Título de Propiedad. Dios puso dos querubines para proteger, cuidar el camino hacia el Título de Propiedad, hacia el Árbol de la Vida. Pues ese Título de Propiedad es el Árbol de la Vida, ese Título de Propiedad es lo que le fue prohibido después a Adán poderlo comer, porque si él comía, si él se comía ese Título de Propiedad, si ese Título de Propiedad se hacía carne en él, él viviría por toda la eternidad en una forma caída; y Dios retiró a Adán de ese lugar.
Pero ese Título de Propiedad, lo cual es Cristo, lo cual es la Palabra, ese Título de Propiedad en este tiempo final regresa, y nosotros regresamos al Edén para comer del Árbol de la Vida, para tomar el Título de Propiedad, así como Juan lo tomó, lo comió y fue dulce en su boca y amargo en su vientre.
Es menester que nosotros en este tiempo entendamos que estarán…, para abrir el camino hacia el Título de Propiedad, hacia el Árbol de la Vida, el cual ha sido prometido por el Señor Jesucristo que lo dará a comer a los vencedores. Pues dijo el Señor Jesucristo en la primera edad de la Iglesia gentil, capítulo 2 y verso 7, de Apocalipsis, dijo: “Al que venciere, le daré a comer del árbol de la vida…”.
“Al que venciere le daré a comer del Árbol de la Vida”. Es en este tiempo final cuando el Libro de Redención, el Título de Propiedad, llega a la Tierra: lo trae el Ángel Fuerte en Su mano derecha abierto, y lo da para que el ser humano pueda comer de ese Libro; comenzando desde el mensajero que Él tendrá en la Tierra en ese tiempo, el cual luego de recibirlo de parte de Dios, de parte del Señor Jesucristo, y comerlo y digerirlo, también lo da al pueblo del Señor para que ellos lo reciban y coman de ese pan, coman de ese Libro, coman del Libro de la Redención, coman esa revelación divina, esa Palabra, y vivan eternamente.
Es necesario que entendamos estas cosas porque estamos espiritualmente de regreso al Edén, en donde el Árbol de la Vida, el cual es la Palabra, estará entre nosotros en este tiempo final en forma de ese Libro misterioso, ese Libro de Redención, el cual es el Título de Propiedad de los Cielos y de la Tierra, el cual recibimos por herencia en este tiempo final, y el cual se hará carne en usted y en mí.
Es necesario que entendamos estas cosas, porque son tan importantes para nosotros que de eso depende nuestra transformación.
Así como había dos querubines allá en el Edén para impedir que Adán comiera del Árbol de la Vida, en este tiempo estarán el equivalente a aquellos dos querubines, que será el ministerio de Moisés y Elías, abriéndonos el camino para que comamos el Título de Propiedad, para que comamos del Árbol de la Vida gratuitamente.
¿Quiénes? Los vencedores, los que viven en la edad de los vencedores. Para usted y para mí es esa promesa, porque estamos viviendo en el tiempo de la apertura del Séptimo Sello del Libro de la Redención.
Estemos entonces conscientes de esa realidad, porque lo que no se entendió en el Cielo se entenderá aquí en la Tierra a medida que el Séptimo Sello del Libro de la Redención se materialice en todas las cosas que le corresponde llevar a cabo.
Y seremos nosotros parte de ese Séptimo Sello, porque hemos nacido en esta Tierra para ese propósito. Estamos en el tiempo.
Estemos conscientes de eso16: “Despiértate, tú qué duermes, levántate de entre los muertos, y te alumbrará Cristo”, te alumbrará el Séptimo Sello.
Dios les bendiga y Dios les guarde.
“EL SÉPTIMO SELLO EN EL LIBRO DE LA REDENCIÓN”.
[Revisión febrero 2020]
1 Reina Valera 1909
2 San Juan 1:17
3 [En esta década, cuando el Dr. Soto se refiere a la primera, segunda y tercera dispensación, se refiere a la Dispensación de la Ley, de la Gracia y del Reino, respectivamente –Editor]
4 Isaías 8:20
5 Salmo 46:2
6 San Mateo 16:28
7 San Mateo 24:36
8 San Juan 5:28-29
9 Apocalipsis 19:10, 22:8-9
10 Gálatas 2:20
11 Números 12:3
12 1 Reyes 18:20-40
13 Hebreos 12:26
14 San Juan 21:5
15 Deuteronomio 8:3, San Mateo 4:4, San Lucas 4:4
16 Efesios 5:14