Vigilia: sueños y visiones de William M. Branham

Bueno, muy buenos días tengan todos. Es para mí un privilegio estar hoy en este día de Navidad con ustedes, pasando realmente esta Nochebuena, pero buena de verdad, junto a cada uno de ustedes en compañerismo alrededor de la Palabra de Dios.

Aquí, como han estado escuchando, nuestro hermano Bermúdez y todos ustedes, pues han estado colocando su vista en lo mismo que nuestro hermano Branham colocó su mirada: en esta Visión de la Carpa.

Encontramos que por ahí en la página 26, que leyó nuestro hermano Bermúdez, ahí habla algo ahí. Dice que si esta será la forma o el medio en que Él estará dando a conocer Su Nombre en una forma nueva… Y hay otra página por ahí (esa fue la página 26): la página 40 verso 32, si lo lee, ahí tiene que ver con eso mismo que está hablando ahí.

{¿40?} Sí, 40 verso 321.

{Sería la 39} Sí, verso 321.

{Empieza en la 39, sí. Es larga…, allí la narra completa ¿no?}.

[Lectura por el Hno. Miguel en el libro de Citas –Editor]

321 – “Visión de la Carpa relatada parcialmente:

Estoy esperando y confiando y aguardando hasta el día que yo obtenga mi carpa. Estoy tan alarmado tocante a mi Carpa. Siempre me ha sido un problema… Si usted me perdona por unos momentos de esta pequeña plática antes de leer el texto… ¿Cuántos leyeron la visión en el magazine…? ¿Lo han leído? Bueno, está bien. Eso era algo que yo he orado por años. Una cosa en mi junta siempre ha sido que yo jamás he podido hacer las cosas que yo realmente quiero hacer y creo que deben ser hechas en mis juntas, por causa de la falta de la fuerza física en el tiempo de los servicios de sanidad. Las visiones son algo que lo rompe a uno a pedazos. (…) Mire a estas cosas. Acontecerán palabra por palabra. Es perfecto.

(…) Él me llevó otra vez y Él me postró arriba en el aire sobre un auditorio o una carpa grande. Oh, yo nunca había visto tal Carpa, extendida muy allá. Y en ello había una… parecía como que había hecho un llamamiento al altar, y cientos de gente, realmente suavemente y dulcemente, estaban llorando, sentados al altar recibiendo al Señor Jesús. Y yo dije: ‘Eso se mira mejor’.

Y entonces él dijo… Hay un caballero agradable, de habla suave, que se paró y dijo: ‘Ahora mientras el hermano Branham descansa un poco nos pondremos en la línea de oración’. Dijo: ‘Ustedes con las tarjetas de oración comenzando en cierto lugar, fórmense a mi derecha’. Y yo miré hacia allá (sería a mi izquierda de donde estaba parado). Y allí un pequeño edificio colocado allí. La gente estaba en línea, la cual estaba alrededor de la Carpa, y llegaba hasta como una cuadra fuera de la Carpa; una gran línea de gente. Y todos estaban de pie allí, con sus tarjetas de oración.

Y luego vi a una mujer en una camilla de ambulancia, postrada allí; un varón detrás de ella estaba parado en muletas. De modo que ellos estaban allí parados esperando su turno. Una mujer estaba tomando sus nombres y cosas. Y luego estaba una lona estirada allí, que nadie podía llegar alrededor de esa Carpa.

Quiero que usted mire esto y escuche cómo es, para que mire la diferencia. Luego oí algo como remolino {él hace un ruido}: ¡Whoosh!, ¡whoosh!, ¡whoosh!, como siempre lo hace. Cada vez que tenemos un servicio de sanidad es lo que pasa. Así es como siempre se oye. Sonó de ese modo en el arbusto esa vez que lo oí. Siempre ha sido de ese modo. Lo oí – yéndose, moviéndose. Y miré y he aquí que iba esa real, suave Luz moviéndose de mí y se fue hacia el pequeño edificio. Y luego, hay algo diferente entre la Luz y el Ángel, porque todavía estaba Él conmigo, y la Luz se había retirado al edificio pequeño.

Y este Ángel, todavía hablando detrás de mí (el cual es un hombre grande), y Él dijo: ‘Yo te encontraré allí’. Luego yo dije: ‘Yo no entiendo, ¿por qué allí?’. Él dijo: ‘Mira’.

Y esta mujer, cuando salió de allí con la camilla de ambulancia, ella estaba empujando la camilla hacia afuera al otro lado. Y la mujer le preguntó: ‘¿Qué sucedió?’. Ella dijo: ‘Yo no sé; solo sucedió. Yo he estado en cama por años’.

Y luego salió el hombre cargando sus muletas. Y le preguntaron qué… dijo que no sabía. Y venía a la plataforma a testificar. Y yo dije: ‘Yo no entiendo ello allí adentro’.

Y fíjese, Él es siempre escritural. Él dijo: ‘Qué, ¿no dijo el Señor: Cuando ores no seas como los hipócritas, que les gusta hacer espectáculo público?’. Dijo: ‘Entra en tu recámara y cuando lo hagas, cierra la puerta. Luego ora a tu Padre que ve en secreto; y Él, que ve en secreto, te recompensará en público’.

Y Él dijo: ‘¿Tú recuerdas ese nombre que buscabas esa vez que soñaste de ello?’. Y yo dije: ‘Sí’. Él dijo: ‘Yo te encontraré allí, y esta vez no será un espectáculo público’. Y la visión me dejó.

Y luego allí yo podré continuar las líneas de oración hasta acabar. Ahora, recuerden, yo hablo esto antes que acontezca. Lo sumamente, abundantemente, se prepara para acontecer. Yo no puedo esperar para llegar a ese lugar. Mi corazón anhela y está ardiendo. Y estas cosas aquí, que ven ahora, son amateur a lo que nuestro Señor se prepara para hacer. Solo recuerden eso…

(…) No habrá fin a la línea de oración porque seguirá por horas y horas. Y fíjese lo que nuestro Señor se prepara para hacer. Ahora, la cosa que acontece allí, cuando él lo relató… Ahora recuerde, la Biblia está abierta. Lo hice primero, mi mano sobre mi corazón. Un humano en este mundo nunca lo sabrá”.

{¿Qué era lo que no sabría? Lo que el Ángel le dijo al hermano Branham allí. Bien, vamos a ver todo lo que William tenga que hablarnos de esto. Tenemos toda la noche, ¿verdad? Bueno, toda la mañana, porque ya no es toda la noche, ya estamos…}.

Si puede leer también donde dice que él estaba parado sobre el sol predicando… Por ahí en el libro de las Citas.

{Parado sobre el sol… La página 77, párrafo 668}:

668 – “Día antes de ayer en la mañana… yo tuve una visión. (…) Y yo pensé que yo era la persona más contenta que jamás he visto. Yo estaba parado en el sol, S-O-L, y estaba predicando el Evangelio a una enorme, gigantesca congregación. ([El Hno. Branham pausa –Traductor] Yo solo deseaba ver si estaba siendo puesta en cinta). Y ellos estaban sentados en un bosque. Y rayos del sol estaban brillando hacia abajo en ellos, solo aquí y allí, tomándolo, tomando la Palabra. Y yo soy, como siempre, muy extenso, muy tarde, predicando muy largo. Y yo prediqué tan largo, hasta que la congregación le dio hambre por comida física. Y ellos, algunos de ellos se cansaron. Así que ellos se levantaron y se fueron afuera a obtener comida, comenzaron a irse para afuera. Yo dije: ‘No, no’. Yo tenía dos culminaciones que yo deseaba juntar – yo deseaba juntar en mi sermón. Y el Señor me lo había dado. Y cualquier predicador sabe, cuando usted verdaderamente sabe que es Dios quien se lo dio, y usted solo se está quemando por decírselo a la gente. Y yo estaba predicando, Charlie, tan duro como yo podía predicar, predicándoles, usted sabe, y diciendo: ‘Todas estas cosas grandes, esto es lo que Dios está haciendo, mire a esto. Él discierne los pensamientos del corazón. ¿Qué es? La Palabra’. Deseo que yo pudiera recordarme lo que yo estaba diciendo, lo que mi texto era. Yo no puedo acordarme de ello. ¿Ve? Pero yo estaba predicando. Y yo me estaba viendo a mí mismo predicar. Yo estaba predicando a ‘quien no quisiera obtenerlo’. {¡Qué cosa curiosa!, ¿no?}. Y después de un poco yo me levanté, usted sabe, y yo pensé: ‘¡Gloria a Dios!’. Yo dije: ‘¡Miren a esas cosas maravillosas, y esto, aquello…!’.

Directamente, yo noté que la gente empezó como que estaban hambrientos físicamente. Y así que ya tenían suficiente espiritual, así que ellos empezaron a alejarse. Y algunos de ellos… (bostezando), empezaron a alejarse. Yo pensé: ‘¿Qué sucede con cada uno?’. Y yo miré y aquí estaba una pareja joven yendo a lo largo a mi lado. Y yo paré… Dije: ‘¡Solo un minuto, amigos¡ ¡Solo un minuto! Ustedes estarán aquí de regreso otra vez cuando las sombras de la tarde caigan’. ¿Ve? Yo dije: ‘Ustedes estarán aquí de regreso otra vez. Pero, permítanme darles esta primera culminación. ¿De dónde vienen todas estas cosas que yo les he enseñado? ¿De dónde son?’. Yo dije: ‘Aquí están. Ellas están en la Palabra de Dios. Ellas son Así Dice El Señor, Su promesa. Porque…’. Yo dije: ‘Todos ustedes son testigos, presenciaron esto, que mi comisión es: Quédese con la Palabra’. Yo dije: ‘¿Qué sucede con todos ustedes? ¿No pueden entender la Palabra? Usted tiene que entenderla’. Y alguno dijo: ‘Hombre, yo desearía tener algunos bizcochos’, y algo como eso. Bueno, yo solo pensé: ‘Bueno, ¡gloria a Dios! Si ellos quieren bizcochos, déjenlos a ellos que vayan y los obtengan’. Así que yo me di la vuelta. Yo pensé: ‘Oh, ¿pero sabe usted qué? Las sombras van a caer después de un tiempo, pronto’. Y yo dije: ‘Entonces a la noche, cuando esa congregación se reúna otra vez…’, ahora, yo les puse la culminación y les dije que las cosas que ellos me han visto hacer se encuentran en la Palabra de Dios, no en algún libro místico o alguna organización. Están en la Palabra. ¿Ven? Cada uno de ello está en la Palabra, ‘porque soy comisionado para eso’.

Yo pensé: ‘Usted sabe, ellos estarán cada uno de regreso a la noche. Así que, aquí está lo que voy a hacer: Yo haré un antecedente, algún tipo de antecedente’. Usted sabe la manera que yo lo hago en estas edades de las iglesias y cosas, digo lo que dije antes. ‘Yo lo antecederé en la Palabra, y entonces esta gran maravillosa culminación’. Yo dije: ‘¡Qué tiempo será! ¡Alabado sea Dios!’. Y yo me miré a mí mismo haciéndome muy pequeñito, y oí ese: ‘Alabado sea Dios’. Yo me miré desteñirme arriba así. Y aquí yo estaba parado allí.

Ahora, aquí está la interpretación de esto. ¿Ve? La primera cosa que yo he hecho: las cosas que se han hecho han sido místicas para las gentes – casi para todos. Yo no quiero decir que a los del Evangelio Completo o los Santos de Dios, pero quiero decir que para la mayoría de la gente.

(…) Ahora, y este primer mensaje, cuando ellos lo vieron, cada uno se reunía por ello. Dijeron: ‘¡Oh, gloria a Dios! Oh, si yo pudiera ver esto, eso, y lo otro’. Y ellos se iban luego, en la misma manera que habían venido.

(…) Los hermanos se sentaban y decían: ‘Bueno, ¿qué haría yo si yo…?’. ¿Ve allí? Ellos no se detienen lo suficiente para reconocer que es la Palabra de Dios prometida siendo manifestada. ¿Ven? Y ellos se alejaron. Pero no se preocupe, las sombras están cerca, ¿ven?, cuando yo retorne al campo. ¿Usted recuerda la otra noche del mensaje que Él me dio allá cuando yo estaba poniendo la piedra angular? Exactamente. Dijo: ‘Haz la obra…’. Dijo: ‘Cuando salgas de esta visión, lee Segunda de Timoteo 4’.

(…) Pero recuerdan entonces la otra noche, cuando yo nunca leí el resto de ello. Los treinta y algo de años que yo he predicado en este tabernáculo, nunca jamás me fui más lejos que eso, y yo no sé por qué. Yo he meditado sobre eso hasta que un día yo miré donde Jesús levantó el rollo y comenzó a leer, y leyó la mitad de la profecía, y paró, y dijo (allí en Capernaum), Él dijo: ‘Y en este día, esta profecía se ha cumplido’. ¿Por qué no leyó el resto de ello? Ello pertenece a Su segunda venida…”.

Yo creo que hasta ahí está bien.

{Ya voy terminando. Ya falta un pelito, un pelito}.

Bueno.

“(…) Pablo dijo: ‘Yo… Todo hombre se ha tornado en contra de mí. No hay un hombre conmigo. Demas me ha abandonado, amando a este mundo presente’. (…) Pero Pablo, pobre pequeño Pablo, ¿qué era? Dios siempre permite a un ministerio que se haga así y entonces lo corona. (…) Siempre llega a ese lugar donde parece como que está verdaderamente débil, solo casi ido, entonces Dios lo corona. Oh, Señor, permítelo que acontezca. Permítelo que acontezca, Señor”.

{Bien, vamos entonces a seguir oyendo al hermano William.

Hay otro pedacito aquí predicando en el sol, William}.

Sí sí… puede seguir.

{Es la página 7-B, número 72}.

72 – “No hace mucho que yo tuve una visión, algunas semanas atrás, donde yo estaba predicando desde el sol, y yo tenía una gran audiencia. Y sucederá. Y yo estaba predicando y mi audiencia era una catedral en el bosque. Y el sol, sobre el cual yo estaba parado, estaba brillando sobre muchos lugares. Yo tenía que hacer dos culminaciones…”.

{La cosa es la traducción… ¿Qué significarán ellos por dos culminaciones? ¿Ve? Porque hay veces la traducción lo enreda a uno ¿no?}.

¿Es la misma…? Está narrando la misma visión.

{La misma visión, sí}.

Más bien culminaciones son etapas, podría ser… sí.

Bueno, ahí por lo que yo veo… a todos, y a nuestro her­mano Branham, pues nos interesa todo lo relacionado a la Visión pues de la Carpa y su cumplimiento pleno.

Como hemos escuchado en todo lo que ha narrado nuestro hermano Branham, en las visio­nes que ha tenido acerca de la Carpa, hemos visto que para el cumplimiento pleno de la Visión de la Carpa, el Pilar de Fuego que guio al pueblo hebreo es el que obra ahí, se manifiesta ahí.

Encontramos que después el Ángel le dice a nuestro hermano Branham: “Te encontraré ahí”. Y nuestro hermano Branham y el Ángel van allí.

Ahora, antes de nuestro hermano Branham ir al cuartito pequeño, podemos ver que ya estaban aconteciendo un sinnúmero de cosas. Él vio todo eso sin él estar en el cuartito pequeño.

Lo primero que tenemos que entender es que Dios no lleva a cabo nada fuera de una dispen­sación, y no lleva a cabo nada fuera de un mensajero para una edad o una dispensación.

Y estando el hermano Branham fuera, y él estar viendo todo eso, y decir que eso está en el futuro, es un ministerio que va después del hermano Branham, el cual llegará un tiempo en específico en el cual van a estar aconteciendo esas cosas.

Pero algunas personas están esperando ver todas esas cosas acontecer para después creer; y no escudriñan la Palabra para ver cuáles son las promesas para nuestro tiempo; porque de acuer­do a esas promesas será lo que Dios va a hacer.

Y las promesas que hay para después del ministerio del hermano Branham son las prome­sas de la Venida del Señor con Sus Ángeles. Por esa causa él señala que la Visión de la Carpa y las cosas allí en el cuartito pequeño, él dice: “Esa es la Tercera Etapa”. Y él dice: “Es la Espada en la mano”, la misma visión que él tuvo con la Espada en la mano, que la Espada es la Palabra, es el mismo cumplimiento de la Tercera Etapa. Todo eso está en la Visión de la Carpa, pero que ha sido mostrado en diferentes formas para así colocar el fundamento de lo que Dios ha de hacer.

Ahora, para después del ministerio del hermano Branham…; podemos ver que él dice que faltaba una sola cosa que él no había visto cumplirse, y era la Visión de la Carpa, de las visiones que Dios le dio en cuanto a la Obra de Dios. Y él, podemos ver que partió y no se cumplió esa visión; él dice: “No se ha cumplido todavía”2. Y se fue.

Es como pasó con el profeta Elías: en su primera manifestación el espíritu y virtud de Elías recibió de parte de Dios la comisión de ungir a Eliseo por profeta en lugar suyo, o sea, como su sucesor; y también recibió – el ministerio de Elías recibió la comisión de ungir a Hazael por rey de Siria, y también recibió la comisión de ungir a Jehú por rey de Israel3.

Y lo que Elías hizo fue echarle el manto, su manto, su capa, a Eliseo, y después Eliseo siguió a Elías, después que mató los bueyes y dejó todo por seguir a Elías4. Después, a los pocos días o al poco tiempo, Elías fue raptado, y Eliseo recibió la doble porción5; y fue Eliseo el que ungió a Jehú por rey de Israel, y ungió mandando a otra persona, ungió a Jehú.

Y lloró también cuando vio a Hazael; porque Hazael vino a donde Eliseo para preguntarle, por mandato del rey, que si viviría o no viviría (el rey mandó a preguntar, el rey de Siria); y entonces Eliseo lloró mirando a Hazael, y entonces le contó lo que pasaría, y que Hazael sería rey en lugar del rey que estaba, y le dijo todo el daño que le iba a hacer a Israel6.

Y mandó a uno de los hijos de los profetas (me parece que fue) con una botija de aceite a ungir a Jehú7.

Y así fue que se cumplió la Palabra y comisión que Dios le dio a Elías. ¿Ve usted?

No se cumplió en Elías sino en Eliseo, dos de esas tres cosas que Dios le dijo a Elías; pero las tres cosas se cumplieron en Elías: en el espíritu y virtud de Elías operando en Eliseo se cumplieron las otras dos cosas; o sea que continuó siendo el ministerio de Elías, pasando de Elías a Eliseo.

Y aquí, estas visiones y sueños que Dios le dio a nuestro hermano Branham, y en los cuales el mismo hermano Branham en algunas ocasio­nes quizás pensó que se cumplirían en él, bajo el ministerio de él, operando en él mismo, son visiones y sueños que se cumplirían (si no se cumplieron en él), se cumplirían más adelante en el mismo ministerio de Elías, pero en su quinta manifesta­ción; porque entre el ministerio del cuarto Elías, y el quinto Elías y segundo Moisés, no hay un ministerio intermedio; es el ministerio de Cristo con Sus Ángeles, o sea, el ministerio de Cristo con el espíritu y virtud de Moisés y de Elías, lo cual sucede a Elías en su cuarta manifestación.

Así que toda cosa que no se cumplió bajo el ministerio de nuestro hermano Branham, se cumplirá bajo el ministerio del Señor con Sus Ángeles en este tiempo final. Y por esa causa ustedes encuentran en la página 26 y en la página también 40, que ahí él dice: “O será la forma (o algo así) en que él…”, vamos a ver aquí… porque es que la 26 dice:

216 – “Así que parece que quizá yo continuaré adelante hasta que quizá la carpa empiece, o lo que sea que ÉL HA ESCOGIDO PARA PRINCIPIAR A DECLARAR SU NOMBRE EN UNA MANERA NUEVA”.

En una manera nueva, porque en cada dispensación Dios declara Su Nombre en la manera correspondiente para esa dispensación.

¿Y por qué no se cumplió la Visión de la Carpa en nuestro hermano Branham? Porque él estaba en la segunda dispensación, y estas son promesas que corresponden para la tercera dispensación, al final, para cierto momento; no para el momento en que las personas quieran, sino para el momento en que Dios lo tiene señalado.

Y bajo ese misterio de la Visión de la Carpa hay un sinnúmero de cosas que solamente deben ser conocidas por el instrumento que Dios vaya a usar para ese momento, para que no haya imitaciones; porque por muchas personas cono­cer las etapas que se manifestaron en nuestro hermano Branham, y él darlas a conocer y dar a conocer la mecánica, surgieron imita­dores, que le hicieron mucho daño al ministerio de nuestro hermano Branham.

Y aunque no perdió el ministerio, él perdió muchas bendiciones y el pueblo también, porque entonces pusieron su vista en otras personas que surgieron; quizás buenas personas también, queriendo ayudar, pero no ayudaron, sino que hicieron daño.

Y la culpa… vamos a decir, y la responsabilidad de esto, el Ángel se la colocó a nuestro hermano Branham, pues le dijo8: “¡Lo que yo te dije que no hicieras, eso fue lo que tú hiciste!”. ¿Y qué fue lo que hizo? Se puso a explicar esas etapas, esas dos etapas anteriores, y surgieron muchas personas haciendo lo mismo que hizo el hermano Bran­ham.

Pero para esta Tercera Etapa, en el cumpli­miento pleno de la Visión de la Carpa, dice que no habrá imitadores. Eso muestra que donde no se cuidó el mensajero donde se manifestaron las dos etapas anteriores, ahí se cuidará el mensaje­ro en donde se manifestará esa Tercera Etapa en toda su plenitud.

El precursor de la Venida del Señor fue un mensajero de una edad, y precursor en una brecha entre la séptima edad y la octava edad; pero el mensajero donde se cumplirá en toda su plenitud la Visión de la Carpa y todas esas visiones, y toda esa Obra que Él ha prometido, la cual no se cumplió en nuestro hermano Bran­ham, será un mensajero dispensacional, con un Mensaje dispensacional, con el cual dará a conocer en una forma nueva el Nombre del Señor, que es el Nombre Nuevo del Señor, que Él dice9: “Y escribiré sobre él el Nombre de mi Dios, y el Nombre de la Ciudad de mi Dios y mi Nombre Nuevo”.

Ese es el Nombre que Él dará a conocer en una forma nueva, porque lo estará dando a conocer en una dispensación nueva también. O sea que todas esas cosas que no fueron cumplidas bajo el ministerio de nuestro hermano Branham, fue porque él estaba bajo la segunda dispensación y esas eran promesas para la tercera dispensa­ción, de las tres mayores dispensaciones del Plan Divino. Así que corresponden para la Dispen­sación del Reino.

En cada dispensación Dios tiene Sus ministe­rios en donde Él manifiesta Su gloria. Podemos ver cómo se movió desde el principio: de la Dispensación de la Ley, también en la Dispensa­ción de la Gracia, cómo se fue moviendo, y cómo está prometido que se moverá en la Dis­pensación del Reino.

En palabras más claras, el cumplimiento de la Visión de la Carpa es el cumplimiento del ministerio de la Dispensación del Reino bajo el ministerio correspondiente que se sentará con Él en Su Trono. Y por esa causa no habrá limita­ciones en cuanto a las cosas que han de aconte­cer. Será la Espada, que es la Palabra, será todo en esa forma; y no habrá explicación alguna, y así no habrá entonces imitación alguna.

Podemos ver que las personas decían que no sabían qué había pasado, pero había pasado algo. El único que sabrá lo que estará pasando es el mensajero que estará allí, del cual dijo el herma­no Branham que la Luz, el Pilar de Fuego que estaba con él, dice que voló de él a ese lugar, y estaba allí hablándole a otro.

Primero le habló a San Pablo, después le habló al segundo mensajero, después al tercero, al cuarto, al quinto, al sexto, al séptimo, y des­pués dice que le hablará a otro. Y será otro mensajero, un mensajero dispensacional: el que él vio en la constelación de los siete ángeles más el hermano Bran­ham (ocho ángeles); y él dice que ese que era diferente a los demás, era diferente, los demás eran de eda­des y ese otro era dispensacional.

Un mensajero dispensacional es muy diferente a los mensajeros de edades; por lo tanto, un mensajero dispensa­cional es un mensajero sin limitaciones; por lo tanto, no está sujeto a una edad, sino que una dispensación completa es su lugar; y él entonces tiene que establecer todo lo de esa dispensación.

Y por cuanto la Dispensación del Reino es la dispensación que tiene las promesas del fin del tiempo, por cuanto ya la Dispensación de la Gracia (la segunda dispensación) ha terminado, ha concluido, la séptima edad ha terminado, entonces todas las demás bendiciones y prome­sas pertenecen a la Dispensación de Reino.

Por lo tanto, la Dispensación del Reino trabaja con los escogidos de entre los gentiles, porque el ministerio de Elías trabajó para genti­les y para hebreos también; y aun el ministerio de Moisés, aunque fue para los hebreos, pode­mos ver que operó para los gentiles en cuanto a juicio; por lo tanto, los gentiles tienen que recibir algunas cosas, tanto los escogidos como el resto.

Por lo tanto, habrá estos ministe­rios operando en la Dispensación del Reino para gentiles y también para los hebreos, que tienen una promesa grande de recibir la Palabra, no la de la segunda dispensación, sino el Evangelio del Reino.

Cuando el Pilar de Fuego se mueve de un mensajero a otro: se mueve de un Mensaje a otro, de una edad a otra o de una dispensación a otra.

Así que podemos ver que todo esto está completamente en un orden divino, que nadie lo puede sacar de ahí y salirse con la suya. Tiene que ser de acuerdo al Programa Divino, tiene que ser también el Pilar de Fuego en acción; y también eso será para el final.

Ahora, antes de llegar a esa etapa, muchas cosas Dios estará llevando a cabo: estará reco­giendo los escogidos…; y ya cuando se llegue a esa etapa, ya será una etapa que tendrá que ver muy directamente también con las vírgenes fatuas y con los perdidos (que no tienen oportu­nidad de salvación); aunque también será para los escogidos, para la Novia, porque esa etapa traerá grandes bendiciones para los escogidos.

En esa etapa, vean ustedes, cuando él estuvo hablando del Séptimo Sello y de los Siete Truenos, dice que los Siete Truenos son los que dan a conocer el misterio del Séptimo Sello. Y él dijo que ese Séptimo Sello es el motivo por el cual hubo silencio en el Cielo por media hora, y él dice que esa es la Tercera Etapa. O sea que todo eso que tiene que ver con la Venida del Señor, con los Truenos y todas estas cosas, son las cosas que se estarán moviendo, y al final producirán el cumplimiento pleno de la Visión de la Carpa.

Ahora, siempre las personas pierden de vista todo lo que sucede para producir el cumplimien­to de una promesa. Por ejemplo, muchos en el tiempo pasado, dos mil años atrás, perdieron de vista todo lo que se movió para cumplir el Sacrificio por el pecado en la Cruz del Calvario; o sea, en palabras más claras, perdieron 33 años, sin entender esos 33 años de la vida de Jesús de Nazaret, naciendo allá en Belén de Judea y cumpliendo todas esas Escritu­ras.

O sea, antes de cumplirse la redención por la Sangre del Señor Jesucristo en la Cruz del Calvario, hubo 33 años en donde Él estuvo cumpliendo Escrituras, cumpliendo promesas. Luego ya al final, los últimos tres años o tres años y medio, fue un tiempo, una etapa, de cumplimiento consecutivo de Escrituras, hasta que llegó al cumplimiento de la Escritura máxima, que fue al morir en la Cruz del Calvario y limpiarnos de todo pecado con Su Sangre preciosa. Pero los que no vieron todo eso anterior, tampoco se dieron cuenta que allí estaba el Cordero de Dios muriendo para quitar el pecado del mundo.

Y es lo que quizás… espero que ustedes no; pero pienso que muchas personas que han leído las visiones (por ejemplo, en Estados Unidos), lo que están esperando es ver la Visión de la Carpa, todas esas cosas, para entonces creer y para entonces decir: “Ahora yo creo”.

Pero todo lo que sucede antes, para producir el cumplimiento de esa promesa, lo pierden y no… y si les cuentan, no lo creen; o dicen que no puede ser, porque ellos lo que están esperando es la culminación de algo que comienza en una forma sencilla; o sea, están esperando el tope, cuando las cosas de Dios comienzan en una forma sencilla, van crecien­do creciendo, hasta que llegan a la coronación de eso que comenzó en forma sencilla.

Por esa causa el hermano Branham dijo que Dios siem­pre se manifiesta en simplicidad. Y cuando habló del Séptimo Sello, él predi­có antes el mensaje “Dios ocultándose y reve­lándose en simplicidad”, o sea “Dios en simplicidad”; porque cuando escuchamos y leemos de las cosas grandes que Dios hará, perdemos de vista que la forma de Él hacer esas cosas es una forma sencilla; y perdemos de vista, también, que siempre tiene que ser por el ministerio que corresponde para esa edad o para esa dispensa­ción; y que tiene que llevar el Mensaje que corresponde para ese tiempo, porque eso… lo más importante es el Mensaje.

Y las señales o milagros lo que hacen es que dan testimonio de ese Mensaje, de esa Palabra; y es en esa Palabra en donde está la vida. En los milagros lo que está es la salud, la sanidad para algunas personas; pero la Vida está en la Palabra. Así que lo más importante es recibir la Palabra, porque ahí es que está la Vida; en Ella pues están todas las bendiciones que Dios tiene para Sus hijos.

Ahora, ¿cuántos eran los que querían saber cuándo iba a ser el cumplimiento pleno de la Visión de la Carpa? Pues entonces vamos a pedirle a nuestro hermano Bermúdez que nos lea dónde y cuándo es que va a ser el cumplimiento de la Visión de la Carpa.

Ya por aquí vamos a… por ahí en la página 120 podemos ya comenzar a leer, del libro de Citas, y el párrafo 1068 que… lo puede leer, ese es cortito:

[Lectura por el Hno. Miguel –Editor]

1068 – “¡Ese grande don! He tratado de explicar los otros y decir cómo opera. Esto no se puede explicar. Nada más espera. No estará en operación tan perfectamente ahora. Espera cuando ese Concilio de Iglesias traiga esa persecución, entonces pasará. Esta es la razón por la cual yo vuelvo a orar por los enfermos. Solamente tengo una cosa en mi vida que el Señor me dijo que no se ha cumplido todavía: es ese edificio o carpa donde estará un cuartito {él lo llama edificio o carpa ¿ve?}, y yo tendré que estar adentro orando por los enfermos. Esto no ha pasado todavía que yo sepa. Esta es la única cosa que yo sé”.

¿Y en qué año fue que dijo eso?

{Eso fue en el 64, terminando ya…}.

Entonces, por aquí puede leer también en este mensaje: “Mire a Jesús”, página 8, verso 35.

[Lectura10] “Y ahora, en personas como nosotros, vamos a ser cortados de eso completamente. Eso es exactamente, porque ellos no podrán hacerlo. Se está apretando. Y entonces, cuando ese tiempo venga, y la apretura viene a un lugar donde usted está apretado, entonces vigile (lo que estoy por decir en pocos minutos), vigile la Tercera Etapa. Entonces será absoluta y totalmente para los perdidos, pero será para la Novia y la Iglesia”.

Aquí nos dice que será para ese tiempo; y mientras llegue ese tiempo, aprovechamos nosotros trabajando, porque sabemos que todo eso que va a suceder será la confirma­ción del Programa Divino que Dios está llevando a cabo en la tercera dispensación, en la Edad de la Piedra Angular. Todo eso que va a acontecer ahí, estará bajo el ministerio dispensacional de la Dispensación del Reino; y será todo de acuerdo a como fue prometido.

Esta es la dispensación más grande, más maravillosa; y es la dispensación que ha comen­zado sin señales, sin nada, solamente hablando la Palabra.

Y hablando la Palabra en el tiempo correspondiente para que se cumplan esas cosas, así se cumplirá; pero será en una forma muy reservada, en donde habrá ahí algo establecido por Dios en la forma que Él señale. Y como la apretura no ha comenzado, pues entonces tene­mos oportunidad de estar trabajando aquí y allá; y luego, cuando comience la apretura, ya vere­mos esa parte que corresponde para el final.

Así que nosotros estamos y tenemos lo que estará allí operando: La Palabra, la Espada. Y está esa Palabra con nosotros, y tenemos noso­tros la bendición de la Dispensación del Reino.

Por lo tanto, yo estoy tranquilo y estoy muy contento, porque yo sé que nadie se podrá salir con la suya, porque yo sé por dónde está y por dónde va Dios en Su Programa. Y pueden tratar de hacer esto o lo otro, pero eso no va a funcionar. Es más, ni siquiera nos funciona a nosotros antes de tiempo, porque Dios tiene tiempo para cada cosa.

Ahora es el tiempo de estar llevando el Mensaje por aquí, por allá, recogien­do a todos los hijos de Dios, los escogidos, para que ya para ese momento, para ese tiempo, entonces Dios pueda hacer otra cosa que Él tiene para llevar a cabo. Y de esas cositas pues yo algunas veces me aguanto bastante, las hablo así rapidito, porque por el momento lo más importante es lo que Dios está llevando a cabo en los diferentes lugares, y así derramando Sus bendiciones sobre todos Sus hijos en la Dispensación del Reino.

Podemos ver también, que para el cumpli­miento de esa Visión y para el hermano Branham verla, vean ustedes, primero él estaba en la primera etapa y en la segunda etapa. La primera etapa fue la señal en la mano. La segunda etapa fue el leer los pensamientos del corazón.

Y cuando él dio a conocer esas cosas, Dios le mostró en sueño o visión que él estaba colocan­do un gabete (o un cordón de zapato) con la parte gruesa por un hueco pequeñito, que no cabía; y él quería colocar en la Dispensación de la Gra­cia, en la séptima edad, cosas sobrenaturales, cosas que ellos no podían entender. Y Él le dijo: “Déjalos. Tú no les puedes enseñar estas cosas a ellos”. Y luego ¿qué hizo? Lo subió más arriba; o sea, lo sacó de la séptima edad y lo subió más arriba, que es la edad nuestra, donde vio la Visión de la Carpa.

Pero como él no pertenecía a la Dis­pensación del Reino, a la Edad de la Piedra Angular, entonces solamente pudo ver lo que estaba aconteciendo ahí en Visión; pero cuando trataba de cumplir, de realizar, eso que él vio, materializarlo en la séptima edad, en la dispensación segunda, de la Gracia, él no podía materializar esa Visión, porque pertenece a la Dispensación del Reino y a la Edad Eterna de la Piedra Angular, bajo el ministerio que corresponde a la Edad de la Piedra Angular y el ministerio que correspon­de a la Dispensación del Reino: un ministerio dispensacional; y él tenía un ministerio de una edad.

Por esa causa el Ángel también, cuando quiso ir a Israel para convertir al pueblo hebreo a Cristo, el Ángel lo aguantó, le dijo: “No. Ni es el tiempo, ni tampoco eres tú”, o sea, tiene que ser de acuerdo a la Escritura, de acuerdo a Apocalipsis 11. En palabras más claras: “Tú tienes el ministerio de Elías, pero te falta el de Moisés. Y tienes el de Elías en su cuarta manifestación, pero es en su quinta manifestación”. Y lo hizo virar para que trabajara en medio del pueblo que tenía las promesas para esa séptima edad, pero no para los que tenían la promesa de la Dispensación del Reino y la Edad de la Piedra Angular.

Por esa causa él pudo ver, pero no pudo materializar cosas que él vio y que dijo que eran cosas grandes y maravillosas; y que él vio y escuchó cosas tremendas que él dijo que el Ángel le dijo: “De esto tú no le vas a decir nada a nadie”. ¿Por qué? Porque tratarían de tomar las cosas de la Dispensación del Reino y de la Edad de la Piedra Angular, para hacer lo mismo que él quiso hacer: él quiso materia­lizarlas en la dispensación segunda y en la Edad de Laodicea, y no le funcionó; y otros también, entonces, tratarían de hacer lo mismo; pero le dijo: “No les vas a decir nada”.

Él bajó con el Ángel luego a ese cuartito; él vio y escuchó todas esas cosas que estaban acontecien­do allí; pero le fue prohibido hablar.

Él vio a la Columna de Fuego allí, él vio con quién estaba hablando, a quién estaba usando; él vio todas las cosas, pero le fue prohibido.

Y él vio también esto que él menciona aquí, por aquí… dice que el Ángel le recordó algo… le dice que no será un espectáculo público, y le cita la Escritu­ra. Vean ustedes dónde y cuándo es que se viene a cumplir esa Escritura en toda su pleni­tud: “Cuando tú ores, entra en tu cámara secre­ta, ora a tu Padre que te ve en secreto, y Él te recompensará en público”11.

En ese tiempo, en toda su plenitud, en un ministerio es que se viene a cumplir en toda su plenitud; porque en los demás ministerios de todos los demás mensajeros de las edades, ellos oraban en público (algunas veces), pero el único que estará orando en privado será el ministerio de la Dis­pensación del Reino, en la Edad Eterna, en ese tiempo en donde se estarán llevando a cabo esas señales grandes.

Vean ustedes una cosa, cuando le preguntan al hermano Branham: “¿La Iglesia tendrá un ministerio donde se verán maravillas y señales y todas estas cosas?”. Él dice: “No. Eso va a ser para los hebreos”. Él dice: “No. Lo que tienen que estar espe­rando es la Venida del Señor, pero no…”, o sea, no un ministerio así como vieron al hermano Branham en la Dispensación de la Gracia, ver nuevamen­te eso en la Dispensación de la Gracia; no. Y sin embargo habla de la Visión de la Carpa, en donde se verán esas cosas.

En la Visión de la Carpa Él habla de estas cosas porque pertenecen a otra dispensación: a la Dispensación del Reino, que es la dispensa­ción que opera para los escogidos de entre los gentiles y opera para los escogidos de entre los hebreos que tienen la promesa de recibir el Evangelio del Reino.

Vean, por aquí también, encontramos que él dice… Vamos a ver si me ayuda por aquí: la página 40, esa página 40 por ahí por la mitad.

{¿Qué párrafo? Ese fue el que leímos, el párrafo de la página 40, el párrafo largo…}.

Sí… Vamos a leer por ahí donde dice:

321 – “Y miré y he aquí que iba esa real, suave Luz moviéndose de mí y se fue hacia el pequeño edificio. Y luego, hay algo diferente entre la Luz y el Ángel, porque todavía estaba Él conmigo, y la Luz se había retirado al edificio pequeño.

Y este Ángel, todavía hablando detrás de mí (el cual es un hombre grande), y Él dijo: ‘Yo te encontraré allí’. Luego yo dije: ‘Yo no entiendo, ¿por qué allí?’. Él dijo: ‘Mira’.

Y esta mujer, cuando salió de allí con la camilla de ambulancia, ella estaba empujando la camilla hacia afuera al otro lado. Y la mujer le preguntó: ‘¿Qué sucedió?’. Ella dijo: ‘Yo no sé; solo sucedió. Yo he estado en cama por años’.

Y luego salió el hombre cargando sus muletas. Y le preguntaron qué… dijo que no sabía. Y venía a la plataforma a testificar. Y yo dije: ‘Yo no entiendo ello allí adentro’.

Y fíjese, Él es siempre escritural. Él dijo: ‘Qué, ¿no dijo el Señor: Cuando ores no seas como los hipócritas, que les gusta hacer espectáculo público?’. Dijo: ‘Entra en tu recámara y cuando lo hagas, cierra la puerta. Luego ora a tu Padre que ve en secreto; y Él, que ve en secreto, te recompensará en público’.

Y él dijo: ‘¿Tú recuerdas ese nombre que buscabas esa vez que soñaste de ello?’”.

Ahí lo puede dejar. Todo tiene…

{Él soñó con algo, ¿no? Soñó con algo. Con respecto a ese Nombre tuvo algún sueño y empezó a…}.

Mira, eso es lo que dice de la Visión de la Carpa, desde que la…

{Será declarado el Nombre de una manera nueva}.

Ahí, todo eso, está unido; está unido con el Mensaje, con el Nombre Nuevo, está unido con el ministerio de la Dispensación del Reino, está unido con todo el Programa de la Dispensación del Reino, está unido todo ese Programa que tiene que ver con el recogimiento de los escogidos, con la transformación de nosotros los que estamos vivos, con la resurrección de los muertos…

Y todo eso está unido en tal forma que uno no puede sepa­rar una cosa de la otra, porque todo eso… todo eso, en palabras claras, todo eso pertene­ce a una sola cosa: al misterio del Séptimo Sello; porque eso fue lo que dijo el hermano Branham en Los Sellos, él dijo… Vamos a ver por aquí, en el libro de Los Sellos, vamos a ver si lo encontramos rapidito aquí…

Como ya hemos visto, pues… sabemos que todo eso girará alrededor del ministerio final del Señor Jesucristo, el ministerio del Señor Jesucristo por medio de Su Ángel. Ahora, estamos hablando en español (como decimos nosotros). Fuera de eso no habrá cumpli­miento de esa promesa.

Él dice que estaban en silencio por esta media hora cuando fue abierto este misterio del Séptimo Sello en el Libro de la Redención. Los que tengan el libro de Los Sellos pueden leer de la página (allá en sus hogares)…

Esto nos da un cuadro claro de lo que habrá para ese tiempo de la apretura. Por eso no podemos tener miedo a la prueba y apretura que venga, porque para ese tiempo, de parte de Dios, habrá una manifestación muy pero que muy grande; así como en cada edad o en cada dispensación: en cada dispensación hubo una manifes­tación de parte de Dios.

Y por esa causa pues uno no puede tener miedo, sino vivir una vida sirviéndole a Dios sin miedo a los problemas, sino firmes en la Palabra, en el Programa Divino, sabiendo que Él está con nosotros; y que, si alguno tiene que partir, va a regresar en la resurrección; y si no, pues va a ser transformado en cierto momen­to en el cual todos nosotros vamos a ser trans­formados.

En esta visión… Miren, aquí dice [Los Sellos, pág. 471]:

“[161]. Entonces me alzó y me colocó en un lugar muy elevado, donde había una reunión, y parecía una carpa o una especie de catedral. Yo miré, y así a un lado parecía que había una cajita, un lugar pequeño. Y esa Luz que ustedes ven sobre la fotografía estaba hablando con alguien más arriba de donde yo estaba. Se fue volando de donde yo estaba, y se fue a posar sobre la carpa, y dijo: ‘Te encontraré allí. Esto será la Tercera Etapa, y no se lo dirás a nadie’”.

Y ustedes quieren que yo se los diga (!).

Ya, yo creo que ya tenemos un cuadro bastante claro… Cosas que no se pudieron hablar allá en el tiempo de nuestro hermano Branham…; y cosas que con el Mensaje que él tenía, él solamente podía hablar de estas cosas utilizando los sueños y las visiones, y señalando esto para el futuro; y todo esto corresponde a la Dispensación del Reino.

Y como todo esto corresponde a la Dispensa­ción del Reino, podemos decir: ¡Todo esto es nuestro! ¡Son promesas para nosotros!

Dice que esa Tercera Etapa ¿será para quién? Para la Novia, los escogidos. Y la parte más buena de esa Tercera Etapa es nuestra.

Así que yo estoy muy contento. Yo he leído, he visto estas cosas que están aquí, pero las he dejado quietecitas, y solamente las he hablado así a la ligera; pero todo esto está ligado al ministerio de la Dispensación del Reino, está ligado a un ministerio dispensacional.

Por esa causa él (nuestro hermano Branham) vio estas cosas y él dijo que el Séptimo Sello era la Venida del Señor, era la causa del silencio en el Cielo por media hora. Y él señaló que los True­nos son los que dan a conocer ese gran misterio del Séptimo Sello, y él señaló que eso es la Tercera Etapa, y señaló esto del Séptimo Sello, lo ligó a la Visión de la Carpa. Y él preguntó en el mensaje “Único lugar provisto de Dios para adorar” (página 2), él preguntó… Vean ustedes, él trató de producir el cumplimiento de esa Visión, pero no le fue permitido.

1485 – “Ahora, yo estaba poniéndome viejo y pensé: ‘¿Habrá otro avivamiento, veré otra época?’”.

Y recuerden que todo aviva­miento ocurre en una edad o en una dispensación. Hay avivamientos de edades y hay aviva­mientos de dispensaciones.

Por ejemplo, el avivamiento que ha traído cada mensajero de cada edad es un avivamiento de una edad, y no pasa a otra edad; cada edad tiene su avivamiento, su despertamiento. Pero podemos ver a Moisés: Moisés trajo, produjo, un despertamiento, un avivamiento dispensacional, y produjo unos resultados para una dispensación completa. Lo mismo Jesús.

Y aquí él pregunta que si habrá otro aviva­miento. Para la Dispensación de la Gracia y para la última edad, la Edad de Laodicea: no habrá otro avivamiento; porque el que tuvo y el que trajo nuestro hermano Branham, terminó ya cuando él se fue; y ya también habían rechaza­do ese ministerio. Pero él pregunta: “¿Habrá otro avivamiento, veré otra época?”.

Ahora, otra época, ¿verá otra época? Dice:

“Tan solo recuerden, del occidente vendrá un jinete (¿de dónde? Del occidente. Tiene que ser de acuerdo a la promesa; o sea, no puede apare­cer un Jinete ni del norte, ni del sur, sino del occidente: un Jinete occidental) en un caballo blanco. Recorreremos este sendero nuevamen­te”.

Aquí está hablando Elías. Ese espíritu minis­terial de Elías recorrerá ese sendero, ese camino, esa senda nuevamente; porque el espíritu y virtud de Elías tiene la promesa de recorrer cinco veces el camino, la senda ministerial; y estaba en la cuarta ocasión. Y él dice: “Nueva­mente lo recorreremos”. Así que sería la quinta ocasión que el espíri­tu y virtud de Elías recorrería el sendero minis­terial. Dice:

“Eso es correcto. Tan pronto como estemos listos. (Dice: Estamos casi preparados). Es una promesa”.

Si es una promesa tiene que estar aquí. Y él dice que vendrá en un caballo blanco. Aquí en Apocalipsis, encontramos en Apocalipsis, capítulo 19, esa promesa. Dice:

“Entonces vi el cielo abierto; y he aquí un caballo blanco, y el que lo montaba se llamaba Fiel y Verdadero, y con justicia juzga y pelea.

Sus ojos eran como llama de fuego, y había en su cabeza muchas diademas; y tenía un nombre escrito que ninguno conocía sino él mismo.

Estaba vestido de una ropa teñida en sangre; y su nombre es: El Verbo de Dios.

Y los ejércitos celestiales, vestidos de lino finísimo, blanco y limpio, le seguían en caballos blancos.

De su boca sale una espada aguda (que es la Palabra), para herir con ella a las naciones, y él las regirá con vara de hierro; y él pisa el lagar del vino del furor y de la ira del Dios Todopoderoso.

Y en su vestidura y en su muslo tiene escrito este nombre: Rey de reyes y Señor de señores (ahí también está el nombre que él estaba buscando)”.

Ahora, vamos a ver aquí en… Ya aquí tenemos en Apocalipsis esa promesa. Aquí en la página 29 del mensaje “Y no sabes” o “Y no conoces”12. Vamos a ver por aquí, si nos puede leer aquí… (Este mensaje ¿lo tienen allá? Déjenme leer aquí entonces, en lo que lo consiguen). Dice:

“Y él dijo: ‘Científicos, ellos estaban echando cosas en tubos y mezclándolas’. Usted paró el caballo, alzó sus manos, y empezó a gritar: ‘¡Yo cabalgaré esta vereda una vez más!’”.

Aquí tenemos, reflejándose en nuestro hermano Branham, se está reflejando Apocalipsis, capítulo 19. Más abajo también dice:

“‘Yo cabalgaré’. ‘Y usted no habló, usted hacía… usted mandó, usted dio la vuel­ta…’”. Y entonces ahí sigue señalando las cosas que hizo.

Ahora, todo esto está reflejando lo que está señalado en la Palabra para acontecer en la Dispensación del Reino:

“¡Yo cabalgaré esta vereda solamente una vez más!”.

Así que todo esto está señalando el ministe­rio del fin del tiempo, el ministerio de la Dis­pensación del Reino, en donde estas promesas estarán cumpliéndose; y será Jesucristo manifestándose.

No que el velo de carne en donde Él se manifieste sea Jesucristo; sino, el velo de carne siempre ha sido un ser humano, pero el que se ha manifestado ha sido el Señor. Así lo hizo a través de cada mensajero en el Antiguo Testamento y también en el Nuevo Testamento. Por esa causa en la página 256 [Los Sellos], cuando él explica Apocalipsis, capítulo 11, aquí en la página 256, donde dice:

121. Pero cuando nuestro Señor aparezca sobre la Tierra, Él vendrá sobre un caballo blanco como la nieve, y será completamente Emmanuel —la Palabra de Dios encarnada en un hombre. Esa es la gran diferencia entre los dos”.

O sea, esa es la gran diferencia entre los dos: entre Cristo manifestándose y el anticristo, que también estará en la Tierra en el fin, con esos reyes que le darán el poder.

Habrá una manifestación muy grande de parte del Señor Jesucristo en este tiempo final, pero hay que esperar ese momento preciso, porque es con un propósito divino. Mientras tanto, vamos creciendo en el conocimiento de Dios, vamos caminando hacia adelante, y así vamos conociendo cada día mejor y mejor todo el Pro­grama Divino.

Como les dije, en nuestro hermano Branham (siendo el último mensajero de las siete edades de la Iglesia, y siendo el precursor de la Segun­da Venida del Señor), en él se reflejó más que en todos los seis mensaje­ros anteriores a él.

Vean ustedes aquí, encontramos en Apocalipsis 19, miren ustedes lo que dice aquí: en Apocalipsis 19, dice el verso 12:

“Sus ojos eran como llama de fuego…”.

Ahora, ¿quieren ver reflejado eso en nuestro hermano Branham? Página 29, en el sueño que tuvo Billy Paul. Yo creo que Miguel lo tiene por ahí listo, y nos puede leer eso; y ahí estaremos viendo reflejado en nuestro hermano Branham lo que está en Apocalipsis 19, pero que en la Dispensa­ción del Reino sería la manifestación de esa promesa.

{Está en la página 29 de “Un hombre que puede encender la luz”13. Dice}:

“Mi hijo, Billy Paul, él habla dormido, pero él no sueña a menudo. Él tuvo uno la otra noche que lo estremeció. Dijo que soñó que estaba en una iglesia, y ellos… Yo no había venido aún. Dijo que cuando yo entré, fuego estaba saliendo de los ojos…”.

Siendo el mensajero que estaba en función para ese tiempo, ahí ya se está reflejando lo que va a acontecer en la Dispensación del Reino; y ya, pues, como está tan cerca, ya se está viendo más de cerca, y ya pues en los ojos del mensajero fue visto este reflejo en este sueño de Billy Paul.

“… fuego estaba saliendo de los ojos. Y yo dije: ‘El tiempo está aquí. Ha terminado’.

Y todos comenzaron a gritar: ‘¡No puedo! ¡Mis hijos!’. Y yo, y mi esposa dijo: ‘Yo no puedo hacer que Sara pida la bendición en la mesa, y así por el estilo’. Y yo dije… Él dijo: ‘Yo tengo que buscar a Loyce y al bebé’. Yo dije: ‘Loyce no puede venir ahora. El bebé es muy joven para conocer. Billy, la hora está aquí; debemos partir’. Yo dije: ‘Es mediano­che ahora. Antes del amanecer Jesús estará aquí. Si no es así, entonces yo soy un testigo falso de Cristo’.

Y alguien habló y dijo: ‘Nadie conoce el minuto ni la hora’.

Yo nunca dije minuto u hora. Yo dije entre ahora y el amanecer. Y yo dije: ‘Vamos Billy’. Y yo dije: ‘Pero estamos en el tiempo; vamos’.

Y entramos en el carro y arrancamos. Y comenzamos a subir la montaña. Y cuando lo hicimos, lucía como que la luz estaba viniendo, y los cielos estaban oscuros sobre la tierra. Él dijo que yo estacioné el carro en la orilla de la carretera, levanté mis manos de esta manera, fuego todavía saliendo de mis ojos. Él dijo que yo dije: ‘Señor, yo he hecho esto por orden Tuya. Yo he hecho esto porque Tú me dijiste que lo hiciera de esta forma. Yo he hecho estas cosas de acuerdo a como Tú me has dicho’.

Y yo hice un movimiento hacia una gran montaña de granito, y una Luz, sin manos, cortó una piedra de la mon­taña, pesando cientos de toneladas, y aquí venía. Yo dije: ‘Viren sus cabezas; no miren. Todo terminará en pocos minutos’. Dijo: ‘Entonces un gran y santo silencio vino de todas partes mientras esta Piedra venía hacia el lugar’”.

Puede seguir leyendo, porque ahí está la explicación de esa piedra.

“Puede ser más tarde de lo que pensamos. ¡Ay!… Vea, eso es exactamente escritural, ¿lo ve usted?, ‘la Piedra cortada de la montaña sin manos’.

Y así uno de estos días será de esa forma cuando ustedes gritarán por algo. Yo le dije a él: ‘Tú has tenido ya ese tiempo, Dios te ha advertido constantemente vez tras vez. Sí’. Yo dije: ‘Aun si fuera mi propio hijo o quien sea, la hora está aquí. Yo tan solo puedo decir lo que Él me ha dicho que diga, y estará aquí’, y así fue.

Y entonces de repente aquí viene Él, ‘una Piedra cortada de la monta­ña sin manos’. Daniel vio eso, ustedes conocen, hace ya muchos años. Y Billy nada sabía acerca de eso, pero fue un sueño enviado a él del Señor”.

Lo mismo que Daniel vio en la interpreta­ción que le dio al sueño de Nabucodonosor, lo vio Billy Paul en esa forma. Cuando el hermano Branham…, dice que levantó sus manos e hizo un movimiento hacia una gran montaña de granito; y esa gran montaña de granito no es otra sino el Cuerpo Místico del Señor, que es el Reino de Dios, porque un monte representa un reino.

Y de esa montaña, una Piedra fue cortada por una Luz, sin mano, sino por una Luz; y esa Piedra fue la que vio Daniel que vino14; y esa es la Piedra Angular, esa es la Piedra que los edificadores desecharon15, esa es la Venida del Señor: ese es el Séptimo Sello, por el cual hubo silencio en el Cielo.

Y ahí podemos ver cómo se estuvo reflejan­do todo esto en el hermano Branham; porque en los mensajeros de Dios, Dios se refleja, y Él refleja Su Programa; para que así quede escrito y sea dado a conocer. Y luego encontramos que Dios lo cumple conforme a como fue mostrado, a como fue revelado y a como fue reflejado en Sus mensajeros.

Así que podemos ver aquí cómo fuego salía de sus ojos, cómo una Luz cortó una Piedra, y fue una Piedra no cortada de manos, que es la Venida del Séptimo Sello, la Venida del Señor.

Yo creo que ya —con esto que vimos— hemos visto cómo se refleja en Sus mensajeros, cómo se reflejó (más que en todos los demás) en nuestro hermano Branham; fue el mensajero donde más se reflejó todo el Programa Divino que Él llevaría a cabo en la Dispensación del Reino; el cual ha comenzado a llevarse a cabo, continuará llevándose a cabo y durante el Milenio todavía estará Él llevando a cabo Su Programa.

Y todo el Programa Divino del glorioso Reino Milenial estará basado en el Séptimo Sello. Por eso el Séptimo Sello, que es la Veni­da del Señor como León de la tribu de Judá, introduce el Milenio, nos prepara a nosotros para el glorioso Reino Milenial; es el que tiene todo ese Programa profético prometido para este tiempo final.

Por esa causa podemos estar tranquilos, podemos estar felices, podemos estar contentos; porque nosotros veremos gradualmente cada una de esas promesas materializándose en medio de los escogidos; porque Él, toda la Obra que hará, la hará en medio de Sus escogidos; porque Sus escogi­dos son Su Templo. Y es en Su Templo en donde Él se manifiesta y donde Él lleva a cabo Su Obra, y desde donde Él le habla a todos los seres humanos, desde donde Él le habla al pueblo hebreo también, y desde donde Él da Su Mensaje de esta tercera dispensación.

Así que hemos visto el Jinete de ese caballo blanco, del cual él dijo: “Del occidente vendrá uno en un caballo blanco”, y eso es de acuerdo a la promesa divina de Apocalipsis, capítulo 19. Y hemos visto en el libro de Los Sellos lo que él dijo que sería el cumplimiento de Su Venida.

Lo que sucede es que las personas muchas veces no entienden que —para Dios cumplir una promesa— Él siempre ha utilizado seres humanos en cada edad y en cada dispensación.

Eso ha sido lo que ha cegado a los grandes sabios: el velo de carne que siempre Dios ha usado en cada edad y en cada dispensación; y no han podido ver que esa Obra que se lleva a cabo en ese tiempo no es una obra humana, sino una Obra Divina, una Obra que fue prometida en la Escritura para ese tiempo. Y tropiezan con el velo de carne que Dios usa; cuando no deben tropezar, sino que deben ver quién es el que está detrás del velo de carne llevando a cabo esa Obra, y decir: “Esto no es una obra que un ser humano puede llevar a cabo, sino que es la Obra que Dios prometió para nuestro tiempo”.

Cómo dijo Jesús16: “Si ustedes no creen en mí, pues crean a las obras, porque ellas son las que dan testimonio; ellas dan testimonio de quién soy yo”. Porque algunos de ellos decían, por ejemplo, Nicodemo decía17: “Nosotros sabemos una cosa; y es que nadie puede hacer las cosas que tú haces si Dios no es con él. Por lo tanto, Dios es contigo”. Y por eso él vino a ver, a investigar.

Y eso es siempre en esa forma. Las obras hechas son las que identifican al mensajero. Un mensajero que haga un arca, pues ese es Noé, y ya vino. Si aparece otro, está haciéndolo fuera de tiempo.

Así que en este tiempo hay una Obra Divina prometida para ser hecha; y esa la hace Dios en nuestro tiempo. Y nosotros no tropezaremos en este tiempo final en la forma en que Él la haga y a quien Él use para hacer esa Obra. Ya tenemos bastante historia de la primera dispensación y de la segunda dispensación para nosotros no tropezar en la tercera dispensación.

Y entonces, si no tropezamos, le podemos dar gracias a Dios y gloria a Dios por la Obra que Él ha prometido para la tercera dispensa­ción; y podemos gradualmente ir viendo la Obra que Él va haciendo.

¿Y por qué en el occidente? Porque del occidente vendría un Jinete en un caballo blanco; y ese Jinete es el Jinete con el ministerio de la Dispensación del Reino.

Así que vean ustedes, todo esto fue mostra­do, ha sido mostrado en sueños, en visiones, por dondequiera está mostrado: en la vida de nuestro hermano Branham, en los sueños, en las visiones que él tuvo, y en las que tuvieron personas acerca de él.

Y tenemos otro sueño: Es el sueño donde él en una ocasión se iba caminando por un río; y en una ocasión, en esa caminata, se subió a un sitio que estaba rodeado por agua, y ahí fue visto por esta perso­na; y entonces él le dijo: “Te veré (¿dónde?) en la isla”. Fue mostrado todo eso en una forma sencilla.

Y Juan el discípulo amado, ¿dónde fue que vio la Venida del Señor?

{En la isla de Patmos}.

Todo eso está mostrando cosas que Dios llevaría a cabo en la dispensación corres­pondiente para cumplir esas promesas.

Así que Elías dijo: “Te veré en la isla”; y eso es lo que fue prometido. Eso fue prometido, por lo tanto el ministerio de Elías sería visto nuevamente.

Si no lo ven antes del cumplimiento pleno de la Visión de la Carpa… (Y ahora, quiero ser lo más liberal posible)… Si no lo ven antes del cumplimiento pleno de la Visión de la Carpa donde se cumpla… y ahí lo dejamos quietecito eso, porque conviene mejor no saber, de momento, dónde se va a cumplir.

Por ejemplo, si supiéramos que es en Vene­zuela, ¿cuántos no se irían para Venezuela? ¿Si fuera en México, si fuera en Puerto Rico, si fuera en Colombia…? Pues entonces dejamos todito quieto, y cuando se cumpla plenamente lo veremos, por cuanto estamos en y bajo el ministerio que cumplirá esa promesa cuando venga la apretura.

Mientras tanto, nos preparamos bien prepara­dos, bien alimentaditos, para estar bien fuertes espiritualmente, para cuando venga esa apretura: resistir, poner nuestras vidas, sabiendo que si nos matan resucitamos en poco tiempo.

Pero hay grandes bendiciones ahí y no creo que tengamos que morir; o si muere uno o dos, eso es normal; pero el que muera por el Nombre del Señor, por el Mensaje, eso es un privilegio muy grande. Así que no va a ser cualquier persona, sino… si Dios tiene alguno para eso, entonces en él se cumplirá.

Bueno, yo creo que ya podemos pasar a otra… a un recesito de cánticos, o de nuestro hermano Bermúdez hablarnos un poquito lo que él tenga en el programa; y luego pues… yo creo que nuestro hermano Bermúdez nos puede contestar alguna otra pregunta de alguno de los sueños o visiones que él conozca. Y si me dan dos o tres minutos para tocar un poquito sobre alguna de ellas, pues también estamos aquí todavía para hacerlo.

Yo vine preparado; y preparado en el sen-… no que me puse a dormir por el día, sino vine dispuesto a amanecerme aquí con todos ustedes; pero será hasta la hora que sea conveniente.

Todo está muy bien, y yo me siento muy libre para hablar aun de estas cosas; y aunque lo hago con cuidado… no vaya a ser que hable algo que pueda afectar el Programa Divi­no; por esa causa es que algunas veces me aguanto en algunas cositas. No es que no les quiero soltar o decir todo; mi deseo está en decirles más de lo que les digo, pero hasta donde les he dicho yo creo que está bien. Y yo creo que ustedes entienden, y yo creo que con lo que les he dicho ninguno se podrá (de los que hayan escuchado) levantar para imitar, porque les falta otra cosita que nunca les diré.

Así que en eso pues me cuidaré; y mejor estamos brazo a brazo trabajando unidos. Y esperamos, cuando llegue el momento, esperamos ver el resto de las cosas que no se han cumplido.

Vamos a pasar un momentito a un receso… (lo que ustedes tengan). Después, si quieren…, no sé si platicaron ya, no sé si Bermúdez dio la explicación de la creación de las ardillas, las cinco veces; ahí nuestro hermano Bermúdez puede explicar un poquito, pero eso será también para ese momento.

Ahora, también yo creo que nuestro hermano Bermúdez nos puede decir… ver algunas visio­nes o sueños de lo que nosotros debemos estar haciendo en el momento; porque ¡eso es bien importante!

No vaya a ser que, por ejemplo, alguna persona diga: “Pues yo voy a guardar esto, lo otro, lo otro; y voy a tener mucho dinero, para cuando llegue ese momento: ponerlo a funcionar”. A lo mejor no le va a funcionar; porque lo mejor es: cuando le llega a la mano las bendiciones, usarlas rápido en la Obra de Dios, antes que se le vayan de la mano.

Y los que trabajan ahora, entonces espera­mos que Dios les dé la oportunidad de traba­jar allá; pero el que espera para trabajar allá, ya los que están trabajando acá serán los que van a trabajar allá también. Así que no podemos estar con los brazos cruzados.

Por eso ustedes pueden ver que yo no me he cruzado de brazos esperando que llegue ese momento; porque hay mucho trabajo por delante, para llevar a cabo antes que nos llegue esa apretura, que no hay quién nos la despinte, pero que estaremos preparados para ese momen­to.

Así que vamos a dejar por aquí a nuestro hermano Bermúdez, para que él se encargue del resto y del receso, y de todo lo que él tenga; y así pues luego ver lo que… si continuará o terminará ya; no sé.

{Vamos a tomar un recesito…}.

Para eso que vas a decir… si necesitas algo – una experiencia que yo tuve en Ponce, cuando yo estaba predicando “El Año de Jubileo”, lo que Él me dijo…

{Ah bueno, sería magnífico. Lo mismo que pasó con el hermano Branham. Estaba buscando las trompetas. Estaba leyendo por ahí, por cierto, una parte (…)}.

Bueno, Dios nos continúe bendiciendo.

SEGUNDA PARTE

… Lo que ha hablado nuestro hermano Bermúdez (una de las cosas), el sábado estaré con ustedes; y parece que se le había olvidado que yo también pues soy de los “Hom­bres de Negocios”; y el negocio mío es el negocio del Señor Jesucristo.

Y estoy brazo a brazo con este grupo de “Hombres y Mujeres de Negocios”, no solamente aquí en Puerto Rico sino en todos los países de la América Latina, para, siempre que esté en sus países y tengan actividades, estar también con ellos; y estar así juntamente con Miguel en todas estas actividades, para así también que me permi­tan hacer una parte también.

Yo siempre le he dicho a Miguel: “No me dejes fuera de ese programa de Hombres y Mujeres de Negocios”, porque es un programa de trabajo en el Reino de Dios.

Si los “Hombres y Mujeres de Negocios del Evangelio Completo”, de la Dispensación de la Gracia, que apoyaron a nuestro hermano Bran­ham, fueron una bendición para el hermano Branham y para la Obra que Dios estaba hacien­do a través de nuestro hermano Branham; el grupo de “Hombres y Mujeres de Negocios del Evangelio del Reino”, en la Dispensación del Reino, son una bendición para el Reino de Dios, para la Obra que corresponde a nuestro tiempo; y yo estoy brazo a brazo con cada uno de esos grupos en los diferentes países.

Y en cada ocasión que tenga la oportunidad de estar con ellos, estaré con ellos. Así como en Guatemala, que son muy madrugadores, y a las 6:00 de la mañana (“hora chapina”, dicen ellos)… y a eso de las 6:00 de la mañana (“hora chapina” quiere decir de 6:00 a 7:00 de la mañana) ahí estoy con ellos; y ahí platica­mos, vemos los negocios que ellos tienen; y ellos ven cómo fusionar esos negocios terrenales con los negocios del Reino de Dios, y cómo hacer para que sean de una bendición para el Reino de Dios, y para que las bendiciones del Reino de Dios también vengan sobre sus nego­cios.

(…) Y para mí ha sido de grande alegría, de grande regocijo, saber que aquí también hay un grupo de hombres y mujeres de negocios, los cuales están trabajando brazo a brazo en el Reino de Dios con nuestro hermano Bermúdez.

Y yo les digo que todos los que deseen también unirse a nuestro hermano Bermúdez en esta labor, pueden hacerlo en confianza, porque nuestro hermano Bermúdez está trabajando con este grupo en el Reino de Dios. Y yo oro a Dios para que las bendiciones sean sobre cada uno de los que están brazo a brazo con nuestro hermano Bermúdez en esta labor.

Y yo le digo a Miguel que no me deje fuera del grupo de Puerto Rico, ni tampoco del grupo de Guate­mala, ni de ninguno de los grupos de los diferentes países; porque yo sé que son personas de buen corazón, que quieren luchar y trabajar en favor del Reino de Dios.

Ahora, ya el sábado entonces estaré con ustedes en el horario, pues… {7:00 de la noche}. De ahí en adelante pues estaré con ustedes; y también el domingo estaremos en la mañana y en la noche; y ya pues durante la próxima semana también estaremos nuevamente. No sé si el martes próximo es día de Año Viejo (Año Viejo le decimos nosotros aquí, despedida de año), no sé si Bermúdez tiene alguna actividad con alguno de los grupos.

{Sí, con todos los que puedan venir para estar el día 31…}.

Bueno, entonces estamos invitados todos los que deseen estar aquí con nuestro hermano Bermúdez… Y entonces él nos va a estar hablando del Reino de Dios. Y yo estaré aquí también con ustedes, escuchando y también saludándolos a cada uno de ustedes; y estare­mos aquí en la despedida de año: despedida de Año Viejo y la bienvenida del Nuevo Año 1992, que esperamos que venga lleno lleno de grandes bendiciones de parte de Dios.

A mí me gustaría que todas esas bendiciones que faltan, lleguen en ese próximo año que está ya por llegar el próximo mes; pero que vengan también, muchas también, en estos diitas que nos quedan de este año.

De esta visión que dice nuestro hermano Ber­múdez, esta es una visión muy importante, ya que es una visión o sueño profético, en donde Dios está reflejando aquí la condición de muchas personas, y también la forma en que Dios reali­zará la liberación de todas esas personas. Pero antes de Dios realizar esa liberación, alguien logró salir libre; y eso pues le agradó a nuestro hermano Branham.

Y nuestro hermano Branham, estando en una visión, pues eso no significa que a través de él se iba a cumplir esa visión.

Podemos ver que en esa visión él vio al Señor Jesucristo, y vio esas luces de arco iris. Eso habla de Apocalipsis, capítulo 10, donde aparece el Señor con el arco iris sobre Su cabe­za. Eso habla ¿de qué? De la Segunda Venida del Señor.

Y estando Elías ahí, viendo y recibiendo al Señor con el arco iris, habla del ministerio del siervo fiel y prudente que estará ahí para ver Su Venida, escuchar Su Voz y hacer aquello que Él le diga que haga. Y ahí le da la orden para la realización de la liberación: la liberación de todas esas personas que estaban esclavizadas, que estaban encarceladas.

En la Escritura tenemos el tipo y figura (o la sombra) de esa liberación: tenemos la Ley Divina que se usa para la realización de esa liberación: esa está en el año del jubileo; en el año del jubileo era que se realizaba la liberación.

Por lo tanto, con la Venida del Señor con el arco iris, se realizaría o se realizará una liberación para todos los hijos de Dios, y comienza con los escogidos. Y para eso entonces se requiere el ciclo divino del Año del Jubileo, en donde se toca la Trompeta del Año del Jubileo, y se procla­ma sobre toda la Tierra liberación, libertad.

Esa es la Palabra que tiene que ser hablada, en donde se da a conocer todo, y en donde se da a conocer cuál es la Obra de Dios; y también se da a conocer cuál es la obra del enemigo, para que queden libres los hijos de Dios, sean liberta­dos de la esclavitud en donde por mucho tiem­po han estado esclavizados.

Por allá del año 69 o 70 en adelante… tengo por aquí algo que les quiero mostrar (si me permiten un minutito)… Y como producto de esto tengo una libreta que le presté en una ocasión a Bermúdez para sacar dos o tres citas, y por poco las saca todas y… pero no le dio tiempo, porque el tiempo que le di pues fue un tiempo en el cual pues yo sabía que no podía sacar ni la mitad. En ese tiempo no tenían copiadoras; si no, sacaba la libreta completa, y…

Pero, del año… podríamos decir, del 68 por ahí, en adelante, Dios estuvo hablándome, mostrándome un sinnúmero de cosas en Su Palabra; y yo tomé los libros de Las Edades y de Los Sellos, y también todos los demás (en inglés y en español). Y este libro de Los Sellos y el de Las Edades, me parece que fue Harry el que lo montó con otras personas (una labor muy bonita); y todavía pues yo tengo estos libros.

Aquí pueden ver… esta fue una labor de esos años pasados. Y como pueden ver, en todos estos libros yo les tengo un índice temático, y todos están marcados.

Y yo estuve leyendo y estudiando los libros de Los Sellos, de Las Edades, y haciéndoles su índice temático; y ahí fue donde Dios estuvo mostrándome que las edades (como decía nues­tro hermano Branham) habían terminado, y también la dispensación segunda había termina­do y había comenzado una nueva dispensación. Y ninguna de las personas y de los predicadores se había dado cuenta de que una dispensación nueva había comenzado, y lo que conllevaba una nueva dispensación.

Y continué estudiándolos (los libros), y Él continuó hablándome. Y yo, por ahí del 70 al 74, estuve predicando acerca del Año del Jubileo, de la Trompeta del Año del Jubileo, y que vendría ese Año del Jubileo en el ciclo divino, y que sonaría la Trompeta del Año del Jubileo; y conti­nué mostrando todas esas cosas. Y en una ocasión Él me dijo que el Año del Jubileo y el Mensaje que yo estaba predicando era exactamente la Trompeta del Año del Jubileo, y que estaba proclamando el Año del Jubileo.

Y luego me continuó mostrando un sinnúme­ro de cosas, en donde yo le dije a Él: “Mués­trame esto en Tu Palabra”, y me lo mostró todo por Su Palabra. Y yo le dije: “Esto yo lo creo y yo lo predicaré, aunque yo me quede solo”. Pero la sorpresa para mí fue que no me iba a quedar solo, sino que ustedes lo que estaban esperando era la Trompeta del Año del Jubileo para recibir ese Mensaje y ser libera­dos.

Ahí yo salí de la dispensación pasada y edad pasada: de Laodicea; fui libertado de esa Edad de Laodicea y de todo lo correspondien­te a esa edad.

Y yo continué predicando lo que me liberó, lo que me libertó a mí; y he estado viendo cómo han estado saliendo de la dis­pensación que ya pasó y edad que ya pasó, pasando a la nueva dispensación que ha comenzado y al Mensaje del Evangelio del Reino que ha comenzado. Y es el Mensaje del Año del Jubileo, la Trompeta del Año del Jubileo, con la cual Él ha prometido la liberación para todo Su pueblo.

Fue tipificado en el año del jubileo. Y es ese Mensa­je de la Trompeta del Año del Jubileo, el mismo Mensaje de la Trompeta Final o Gran Voz de Trompeta, que completará la liberación de todos los hijos de Dios; y seremos nosotros libertados del cuerpo mortal que tenemos, y recibiremos la inmortalidad; y los muertos en Cristo resucitarán.

Por eso dice18: “… a la final trompeta”.

Y la final trompeta era la del año del jubileo. Y la Final Trompeta es el Mensaje Final, que es el Mensaje de la Dispensación del Reino; porque después del Mensaje de la Dis­pensación del Reino no viene otro mensaje ni otro mensajero. Con ese Mensaje se realizará toda la liberación de los hijos de Dios, comen­zando por los escogidos y continuando con el resto de los hijos de Dios de entre los gentiles y también de entre los hebreos.

Así que podemos ver qué es lo que libera a los hijos de Dios19: “Conoceréis (¿qué?) la ver­dad”, la verdad divina, el Mensaje de Dios para la Dispensación que estamos. “Conoceréis la verdad, y la verdad os libertará, os hará libres”.

Así que todo esto es algo sencillo para Dios, y esto es lo que está aconteciendo; pero que se extenderá para el resto de los hijos de Dios que se encuentran por aquí, porque tiene que estar aquí en la Escritura para que luego se materiali­ce todo. Si no está aquí, pues no hay nada que se tenga que materializar.

Ahora, aquí hay cosas que tienen que mate­rializarse. Por ejemplo, aquí en Apocalipsis, capítulo 7, aquí tenemos en el verso 9 en adelante, dice:

“Después de esto miré, y he aquí una gran multitud, la cual nadie podía contar, de todas naciones y tribus y pueblos y lenguas, que estaban delante del trono y en la presencia del Cordero, vestidos de ropas blancas, y con palmas en las manos;

y clamaban a gran voz, diciendo: La salvación pertenece a nuestro Dios que está sentado en el trono, y al Cordero.

Y todos los ángeles estaban en pie alrededor del trono, y de los ancianos y de los cuatro seres vivientes; y se postraron sobre sus rostros delante del trono, y adoraron a Dios,

diciendo: Amén. La bendición y la gloria y la sabiduría y la acción de gracias y la honra y el poder y la fortaleza, sean a nuestro Dios por los siglos de los siglos. Amén.

Entonces uno de los ancianos habló, diciéndome: Estos que están vestidos de ropas blancas, ¿quiénes son, y de dónde han venido?

Yo le dije: Señor, tú lo sabes. Y él me dijo: Estos son los que han salido de la gran tribulación, y han lavado sus ropas, y las han emblanquecido en la sangre del Cordero.

Por esto están delante del trono de Dios, y le sirven día y noche en su templo; y el que está sentado sobre el trono extenderá su tabernáculo sobre ellos.

Ya no tendrán hambre ni sed, y el sol no caerá más sobre ellos, ni calor alguno;

porque el Cordero que está en medio del trono los pastoreará, y los guiará a fuentes de aguas de vida; y Dios enjugará toda lágrima de los ojos de ellos”.

Aquí tenemos esa gran multitud que nadie podía contar, los cuales saldrán de la gran tribulación. Ellos serán liberados, pero ellos tendrán que pasar por la gran tribulación, y ellos tendrán que dar sus vidas en la gran tribulación.

Aquí también aparecen en Apocalipsis, capítulo 15; y dice así, comenzando en el verso 2:

“Vi también como un mar de vidrio mezclado con fuego; y a los que habían alcanzado la victoria sobre la bestia y su imagen, y su marca y el número de su nombre, en pie sobre el mar de vidrio, con las arpas de Dios.

Y cantan el cántico de Moisés siervo de Dios, y el cántico del Cordero, diciendo: Grandes y maravillosas son tus obras, Señor Dios Todopoderoso; justos y verdaderos son tus caminos, Rey de los santos”.

Lo reconocen como Rey de los santos, como Rey de reyes y Señor de señores; lo reconocen como León de la tribu de Judá, como Rey de reyes y Señor de señores.

“¿Quién no te temerá, oh Señor, y glorificará tu nombre? pues solo tú eres santo; por lo cual todas las naciones vendrán y te adorarán, porque tus juicios se han manifestado”.

Ahora, aquí aparece nuevamente este grupo que pasará por la gran tribulación. Ese no es el grupo de los escogidos, porque los escogidos serán transformados antes de la gran tribulación, porque ellos reciben el Mensaje antes, y reciben la transformación que les fue prometida.

Ahora, hemos visto aquí que todavía esta liberación para el grupo que nadie puede contar, todavía está por cumplirse. Pero vean ustedes, es la Venida del Señor con el arco iris el que hace que el ministerio del tiempo final hable la Palabra y se realice esa liberación.

Así que esperamos que eso ocurra para la liberación de esa multitud que nadie puede contar, dejamos que eso ocurra. Trabajamos con los escogidos, extendemos también la mano al resto de los seres humanos para que les llegue el Mensaje… Porque es por la Palabra hablada, de la Dispensación del Reino, que se produce la libera­ción para todos los hijos de Dios, en donde todos los misterios del Reino de Dios son dados a conocer; en donde se da a conocer el Programa Divino, la Obra de Dios; y se descubre también la obra que el enemigo de Dios lleva a cabo, para que los escogidos, para que todos los hijos de Dios escapen de la bestia y de la imagen de la bestia.

Así que esperamos que Dios siga obrando, siga manifestándose. Y en este tiempo final, el recogimiento de todos los hijos de Dios, ya sean las primicias (los escogidos) y el resto también de los hijos de Dios, se lleve a cabo.

Hemos visto por la Palabra, ahí, esta libera­ción; porque ya sea un sueño o una visión del hermano Branham o de cualquier otro profeta, o de cualquier persona que lo haya tenido y se lo haya entregado al hermano Branham, y él lo haya recibido, lo haya leído y haya dicho que es de Dios: eso tiene que tener base en la Palabra.

Por esa causa, siempre yo estaré dando a conocer todo sueño o visión del hermano Bran­ham, o de cualquier otra persona de la cual él haya tomado ese sueño o visión, estaré tomando la Palabra, y colocando ahí con esa Palabra (ese sueño o visión) para ver lo que eso significa y darlo a conocer.

Es igual que cuando una señora ahí en el mensaje, creo que es “Almas encarcela­das”20, él dice que una señora le dijo que vio (parece que fue en un sueño) que cuando estaba bajando del automóvil le dispararon a él. Yo creo que si la tiene ahí, puede leerla. Eso me parece que es como la página 34 por ahí (página 34 en la parte de abajo, en la parte izquierda).

“Una hermana tuvo un sueño hace poco y me lo mandó. Dijo: ‘Los vi’, esa iglesia, prepara­ron el camino para matarlo a usted. Algún tiempo, cuando se esté bajando de su carro para entrar, dispararán. Pero luego el Espíritu dijo: ‘No en este tiempo, pero vendrá más adelante’”.

El Espíritu le dijo: “No en el tiempo del hermano Branham”. Dice que iban a matar ¿a quién? A Elías; pero enton­ces el Espíritu le dijo: “No en este tiempo”. O sea, no en el tiempo de la cuarta manifestación de Elías, “pero más adelante”, eso es la quinta manifestación de Elías, conforme a Apocalipsis, capítulo 11, y ahí dice de la muerte del ministe­rio de los Dos Olivos.

Así que podemos ver que si el Espíritu dijo: “No será en este tiempo, sino más adelante”, más adelante lo que hay es el espíritu y virtud de Moisés y Elías ministrando, en donde se cumplirá entonces ese sueño de esa persona.

Tiene que ser de acuerdo a la Escritura. De otra forma no se puede tener un entendimiento, una interpretación correcta, de sueños y visiones que él nos haya dado a nosotros; porque son para nosotros; porque ya los que no se cumplie­ron en su tiempo pertenecen a nuestra dispensa­ción y a la edad nuestra, la Edad de Oro de la Piedra Angular.

Así que podemos ver que todo es dado a conocer conforme a la Palabra de Dios; y por esa causa lo que él nos trajo es la Palabra de Dios dada por el último profeta de la Dispensación de la Gracia. Es tan Palabra de Dios como la que trajo el profeta Elías, como la que trajo el profeta Zacarías, el profeta Isaías. Por lo tanto ahí —en todo el Mensaje que él trajo— hay mucha profecía para cumplirse en la Dispensación de Reino, las cuales yo estoy vigilando y también dándoles a conocer a ustedes en los diferentes mensajes que les traigo en las diferentes ocasiones.

Yo creo que Dios nos está ayudando mucho, nos está bendiciendo mucho, nos está dando Su Palabra; y cuando nos da Su Palabra, ahí está la Vida, ahí están las bendiciones. Esperamos que Dios continúe dándonos Sus bendiciones, conti­núe enseñándonos Su Palabra, pues Él ha dicho: “Todos serán enseñados de Dios”21. Esperamos que Él siga enseñándonos en esta Dispensación del Reino, en la cual Él ha hecho, y para la cual Él ha hecho esa promesa tan grande.

No sé si tiene alguna otra…

{Había algo que tenía por aquí que me pareció…}.

[22] “Una noche el Señor lo despertó {este es el hermano Roy Roberson}, una mañana. Nosotros… él vio, estába­mos sentados él y yo (parecía como que Jerusa­lén) a la mesa de la comunión del Señor; y yo estaba hablando. Él no podía entenderlo. Y el hermano Roy, sentado presente, mirando hacia mí ahora mismo, y él lo vio.

Y él me llamó allá en Arizona, o me envió una carta, y yo le llamé. Él dijo: ‘Usted estaba sentado allí, hermano Branham; y yo vi ese gran Pilar de Luz que vino y se lo llevó de la mesa del Señor, y usted se fue hacia el oeste’. Porque él estaba sentado en el lado este observándome a mí ir al oeste. Y esta Luz vino, y me llevó, y me tomó fuera.

Dijo que era una mañana, como que fue una visión. Se levantó de la cama alrededor de las tres o cuatro de la mañana, algo así, y vio esto acontecer. Y él dijo que gritaba; parecía ser por días: ‘¡Hermano Billy, regrese!’. Y Roy y yo hemos sido como verdaderos hermanos. Hemos vivido juntos, hemos cazado juntos, y hemos sido como hermanos. Y él me gritaba a mí hasta que ya estaba ronco de la garganta: ‘¡Regrese, tráigan­lo de nuevo, tráiganlo de nuevo!’. Y lloraba.

Él dijo que yo… aquí vino aquel Pilar de Fuego o una nube regresó. Y Él me sentó a mí a la cabeza de la mesa, y yo había sido cambiado. Era un misterio para el hermano Roy, yo siendo cambiado, y parecía diferente. Quiero dejar esto aquí para algo que quiero recordar. Había cambiado…”.

Ahí también, si sigue leyendo… no sé si era antes…

{Dice: “… cuando yo le dé la interpretación de ello…”}.

Él señala que eso fue como en el Monte de la Transfiguración también, porque él pregunta: “¿No hay algo sobre una nube en la Escritura?”23, y él dice que sí, que en el Monte de la Transfiguración, la nube de la cual la Voz dijo: “Este es mi hijo ama­do”.

Él presenta ese caso entonces, como lo del Monte de la Transfiguración; y ahí encontramos que Dios se está reflejando nuevamente: cuando él es colocado a la cabeza de la mesa, y es coloca­do en el oeste, en el oeste ahí, y también es cambiado; dice que fue cambiado, era diferente.

Para eso, para esa mesa y la cena, era dife­rente, un cambio. Y cuando el Señor Jesucristo en el Monte de la Transfiguración estuvo, allí también Él fue cambiado. Dice San Lucas [9:29]: “Y Su rostro se hizo otro”. Y aquí él fue cambiado, se hizo también ¿qué? Fue diferente, se hizo otro, también; porque ahí se está reflejando lo que corresponde al ministerio de la tercera dispensación, o sea, de la Dispen­sación del Reino, ahí se está reflejando todo eso; porque en los profetas de las edades se refleja lo que en el mensajero de la dispensación que ha de venir ha de ser cumplido, ha de ser manifestado de parte de Dios para esa nueva dispensación.

Entonces eso fue lo que le llamó mucho la atención: que fue cambiado. Es igual que en otras ocasiones. En otra ocasión uno de ellos tuvo un sueño, y dice que vio arriba, en la montaña, un personaje; y que fue dicho que ese que estaba allá arriba, en la cima del monte, era Elías. Y cuando él subió y miró, y miró el rostro del que estaba arriba, dice: “Y era usted, hermano Branham”; porque el herma­no Bran­ham era el Elías de ese tiempo; y en el Elías estaba reflejándose lo que acontecería en el ministerio de la cima del Monte de Sión, que es el ministerio de la Dispensación del Reino, que es la edad en donde se cumplen esas promesas que fueron mostradas en sueños, en visiones, y así también en diferentes profecías dadas por el hermano Branham.

{Sí, es algo tremendo; él habla aquí también de eso que tú dices, de la transfiguración. Sí, porque le preguntó que si el hermano Branham…, que si no había algo con respecto a una nube, había algo… porque él dice que vio la Columna de Fuego o una nube que regresó, lo vio en forma de nube. Entonces le preguntó que si no habría algo sobre una nube sobre una montaña y él dijo: “Sí”. Le dijo: “En la Biblia”… Aquí lo consigue, ¿verdad? Ahí dice que entonces…}.

“Sí. Cuando Pedro, Santiago y Juan fueron tomados arriba, una nube cubrió a Jesús: ‘Este es mi hijo amado’. Yo prediqué sobre eso aquí no hace mucho tiempo, un peque­ño mensaje, la grabación los hermanos pueden tenerla: ‘A Él oíd’. Yo supongo quizás ustedes lo tienen grabado”.

{Pero que lo relacionó con el Monte de la Transfiguración}.

Y el Monte de la Transfiguración es la Venida del Reino en la Dispensación del Reino, en donde están todos los elementos que corres­ponden al Reino de Dios, y en donde todo ahí está representado. Y los escogidos, cuando son subidos a la Edad de la Piedra Angular en la Dispensación del Reino, son subidos a la cima del Monte de la Transfiguración, para ver, para experimentar y recibir todas las bendiciones que hay ahí; las cuales fueron representadas en el Monte de la Transfiguración, y fueron representadas ahí en este sueño que tuvo este hermano que le contó al hermano Branham esa experiencia de ese sueño, en donde el hermano Branham fue cambiado; así como Jesús fue cambiado en el Monte de la Transfiguración.

Está mostrando lo mismo que fue mostrado en el Monte de la Transfiguración en un sueño sencillo; pero como fue con el mensajero de ese tiempo, entonces está reflejándose ahí todo lo correspondiente a la Venida del Reino, conforme al orden de Su Venida.

Ahí por eso también, cuando dice: “A él oíd”, en cada edad se oye al mensajero de esa edad; pero cuando comienza una dispensación: “A él oíd”, es al mensajero que trae el Mensaje de esa dispensación completa.

Y ahí pues se cumple también para el fin del tiempo la Palabra dada por el profeta y apóstol San Pablo, en Hebreos, capítulo 12 por ahí, donde dice24: “La Voz que estremeció la Tierra, no solamente estremecerá la Tierra, sino aun el Cielo. Aún una vez más, estremecerá los Cielos y la Tierra”.

Esa voz es la Voz del Señor en el fin del tiempo, en la Dispensación del Reino, con el Mensaje de la Trompeta Final o Gran Voz de Trompeta, el Mensaje del Evangelio del Reino, con el cual produ­cirá todas las bendiciones, pero también los juicios divinos que están prometidos en Apoca­lipsis y en todas las profecías de los profetas que hablaron del día de venganza del Dios nuestro.

Lo del Monte de la Transfiguración y lo que fue mostrado en ese sueño, es bueno que nosotros sepamos que cuando se habla del Monte de la Transfiguración se habla de adopción. Es ese el tiempo en donde Dios sube a Sus escogi­dos, a Sus hijos, a la cima del Monte de Sión. Y por esa causa nos ha subido a la cima del Monte de Sión, a la cima del Cuerpo Místico del Señor, que es la Edad de la Piedra Angular, para la adopción de todos los escogidos, en donde vamos nosotros a ser transformados, a ser vesti­dos de inmortalidad. Tipificado todo eso, en las vestiduras del Señor, que fueron resplande­cientes.

Y ahí será nuestra adopción, y ahí también es donde por… (vamos a decir) por segunda vez o tercera vez…; porque el ministerio de Moisés fue adoptado, el ministerio de Jesús también: el ministerio de Moisés en el monte Sinaí, el ministerio de Jesús en el Monte de la Transfiguración, y el ministerio de la Dispensación del Reino en la cima del Monte de Sión.

Y por esa causa, llegará un tiempo en donde todo lo que vimos en parte, manifestado en nuestro hermano Branham, en esas cinco veces en donde él vio la mano poderosa de Dios, en donde fue por la Palabra hablada…; mostrando ahí que en el fin del tiempo, en la Dispensación del Reino, en la Venida del Reino, en la cima del Monte de Sión, sería adoptado el ministerio de esa dispensación; porque siempre el ministerio que es adoptado es un ministerio (¿cómo?) dispensacional. Ningún ministerio de edad fue adoptado, sino de dispensaciones.

Y por esa causa, durante toda la dispensa­ción, esa Palabra: “A Él oíd”, es una Palabra que permanece; y no se puede cambiar el Men­saje que trae ese mensajero dispensacional, ni se puede escuchar a otro mensajero, sino a él, porque trae el Mensaje para toda esa dispensación.

Ese ministerio recibirá, conforme a la prome­sa divina, ese poder y esa autoridad que es mostrada en Apocalipsis, capítulo 11, sobre la Tierra, sobre el Cielo, sobre los elementos.

Dice nuestro hermano Branham, en un pasaje de Los Sellos, que podrán hablar y las cosas acontece­rán; y está hablando del ministerio de los Dos Olivos, porque es un ministerio que recibe su adopción en la cima del Monte de Sion; y por esa causa le es dado el Título de Propiedad, para poder ser adoptado y obtener todo eso que está prometido en la Escritura; así como Moisés pudo hablar y las cosas acontecían.

Aquí, vean ustedes, página 254 del libro de Los Sellos, dice:

“[106]. La Palabra de Dios es una espada de dos filos que lo matará (¿Matará a quién? Al anticristo). Espere usted hasta que esos Siete Truenos pronuncien sus voces; y aquel grupo que en verdad puede tomar la Palabra de Dios y colocarla (¿cómo?) bien, entonces cortará y partirá; podrán cerrar el cielo (¿y quién es el que hará eso? El ministerio de Moisés y Elías), podrán hacer esto o aquello o lo que les plazca”.

Y lo que les place será hacer lo que Dios dice en Su Palabra que debe ser hecho para ese tiempo.

Así que ahí está mostrando (¿qué?) el ministe­rio de los Dos Olivos, el ministerio que tendrá los Siete Truenos, el ministerio bajo el cual los Siete Truenos emitirán sus voces, y que colocará bien la Palabra en su sitio para que pueda funcionar bien.

Así que todo esto es lo que Dios en Su Programa tiene determinado para la Dispensa­ción del Reino. Por eso el ministerio de los Dos Olivos aparecen en la Dispensación del Reino, no pudieron aparecer en la Dispensación de la Gracia. Por eso San Pablo quiso ir a los judíos, pero sin ese doble ministerio no podía hacerlo. El hermano Branham quiso ir, pero sin ese doble ministerio de los Dos Olivos no podía ir, porque no estaba ni en la dispensación, ni en la edad, ni con los ministerios correspondientes para ir al pueblo hebreo; y necesitaba los Truenos, las voces de los Siete Truenos, que dan a conocer el misterio grande de la Dispensación del Reino, que es el Séptimo Sello, o sea, la Venida del Señor en la Dispensación del Reino.

Ahí hay muchas cosas para nuestra dispen­sación: está todo el Programa Divino, todos los misterios del Reino de Dios para ser revela­dos, ¿están dónde? En nuestra dispensación.

Ya hemos conocido muchísimo de los miste­rios del Reino de Dios, y continuaremos cono­ciendo el resto de los misterios del Reino de Dios; porque a nosotros ha sido concedido conocer los misterios del Reino de Dios, así como a los apóstoles allá les fue concedido conocer los misterios del Reino de los Cielos de la Dispensación de la Gracia.

Así que nosotros tenemos el privilegio más grande que ser o seres humanos tengan en este planeta Tierra. Todavía ustedes no comprenden (y quizás yo tampoco) la bendición tan grande que a nosotros nos ha tocado en el Programa Divino.

Para que, si no lo entienden, por lo menos puedan saber lo grande que es: La bendición más grande, de la Dispensación del Reino, ¡la tenemos nosotros! Y poco a poco iremos comprendiendo —a medida que vayamos escuchando la Palabra— el Mensaje de Dios para esta tercera dispensación.

Bueno, yo creo que casi ya estamos terminando la mayor parte de los sueños y visiones; y yo creo que hay muchos más, pero dejaremos para otra ocasión algunos de ellos.

Y yo le doy gracias a Dios por las bendiciones que Él nos ha dado en esta noche, y le doy gracias a Dios por esta libertad tan hermosa que yo he sentido para hablar con ustedes, darles a conocer a ustedes estas cosas.

Yo en algunas ocasiones no me atrevía a hablar tan abiertamente de algunas de las cosas que he hablado en esta noche, pero en esta noche me he sentido con mucha libertad para hacerlo.

Espero que todo sea de bendición y de ayuda para cada uno de ustedes; y que, con lo que han escuchado en esta noche, crezcan en una manera grande en el conocimiento de los misterios de Dios, los misterios del Reino de Dios para la Dispensación del Reino; y que todos seamos agradecidos a Dios y sirvamos a Dios con agradecimiento y con amor divino.

Solamente saber que somos los escogidos del fin del tiempo, y por esa causa hemos estado escuchando y continuamos escuchando la Trom­peta Final, la Trompeta del Año del Jubileo, eso es motivo suficiente para estar bien agradecidos a Dios, darle gracias a Dios todos los días de nuestra vida, servirle a Él en espíritu y en verdad, con amor divino, y vivir agradándole a Él todos los días de nuestra vida.

Bueno, con nosotros nuestro hermano Miguel Bermúdez Marín, si no hay alguna otra cosa, y ya con esto yo termino.

Que Dios les bendiga, Dios les guarde. Y que tengan un día de Navidad lleno de las bendiciones de Dios.

Fue para mí una bendición muy grande estar en esta vigilia con ustedes. El tiempo se nos ha ido volando. Y yo creo que ha sido realmente una bendición para mí, y yo creo que para ustedes también, estar en esta noche pasando una verdadera Nochebuena.

Bueno, Miguel, adelante. Que Dios les conti­núe bendiciendo a todos, y hasta el viernes, Dios mediante.

“VIGILIA: SUEÑOS Y VISIONES DE WILLIAM MARRION BRANHAM”.

[Revisión diciembre 2020]

1 Todas las intervenciones del hermano Miguel Bermúdez Marín durante esta vigilia, quedarán anotadas entre llaves: {…}.

2 Citas, pág. 120, párr. 1068

3 Primera de Reyes 19:15-16

4 Primera de Reyes 19:19-21

5 Segunda de Reyes 2:6-15

6 Segunda de Reyes 8:7-15

7 Segunda de Reyes 9:1-13

8 Citas, pág. 12, párr. 97

9 Apocalipsis 3:12

10 Citas, pág. 119, final del párr. 1057

11 San Mateo 6:6

12 SPN65-0815 “Y no lo sabes”, págs. 35-36, párrs. 261, 263, 265 / Citas, pág. 158, párr. 1410

13 SPN63-1229M “Hay un hombre aquí que puede encender la luz”, págs. 25-26, párrs. 138-142 / Citas, pág. 118, párr. 1050

14 Daniel 2:34

15 Salmos 118:22, 1 Pedro 2:7

16 San Juan 10:38

17 San Juan 3:2

18 Primera de Corintios 15:52

19 San Juan 8:32

20 SPN63-1110M “Almas encarceladas hoy”, pág. 37, párr. 233 / Citas, pág. 114, párr. 1004

21 San Juan 6:45, Isaías 54:13

22 SPN63-0623M “Parado en la brecha”, pág. 23, párr. 93-94 / Citas, pág. 101, párr. 877

23 SPN63-0623M “Parado en la brecha”, pág. 23-24, párr. 95-96 / Citas, pág. 101, párr. 877

24 Hebreos 12:26

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