El Libro de los Siete Sellos en la mano de un profeta

Muy buenas noches, amados amigos y hermanos presentes; es para mí un privilegio estar con ustedes en esta noche, en donde estaremos viendo este Libro sellado con siete sellos; lo estaremos viendo en esta noche en un lugar en donde antes no lo habíamos visto. Lo habíamos visto en el Cielo, lo vimos luego tomado por el Señor Jesucristo, y en esta noche veremos lo que Él hace con ese Libro luego de su apertura en el Cielo.

Dice Apocalipsis, capítulo 10, verso 1 en adelante… Aquí vamos a ver al Señor Jesucristo, que fue el que tomó el Libro, lo vamos a ver con él en la mano, y vamos a ver lo que Él hace con ese Libro, porque estamos siguiendo la trayectoria de ese Libro en “El misterio del Libro de los Siete Sellos”.

“Vi descender del cielo a otro ángel fuerte, envuelto en una nube, con el arco iris sobre su cabeza; y su rostro era como el sol, y sus pies como columnas de fuego (es Cristo aquí descendiendo del Cielo).

Tenía en su mano un librito abierto; y puso su pie derecho sobre el mar, y el izquierdo sobre la tierra;

y clamó a gran voz, como ruge un león; y cuando hubo clamado, siete truenos emitieron sus voces (los Siete Truenos emiten Sus voces, en la Venida de Cristo, aquí en la Tierra).

Cuando los siete truenos hubieron emitido sus voces, yo iba a escribir; pero oí una voz del cielo que me decía: Sella las cosas que los siete truenos han dicho, y no las escribas.

Y el ángel que vi en pie sobre el mar y sobre la tierra, levantó su mano al cielo,

y juró por el que vive por los siglos de los siglos, que creó el cielo y las cosas que están en él, y la tierra y las cosas que están en ella, y el mar y las cosas que están en él, que el tiempo no sería más,

sino que en los días de la voz del séptimo ángel, cuando él comience a tocar la trompeta, el misterio de Dios se consumará, como él lo anunció a sus siervos los profetas.

La voz que oí del cielo habló otra vez conmigo, y dijo: Ve y toma el librito que está abierto en la mano del ángel que está en pie sobre el mar y sobre la tierra.

Y fui al ángel, diciéndole que me diese el librito. Y él me dijo: Toma, y cómelo; y te amargará el vientre, pero en tu boca será dulce como la miel.

Entonces tomé el librito de la mano del ángel, y lo comí; y era dulce en mi boca como la miel, pero cuando lo hube comido, amargó mi vientre.

Y él me dijo: Es necesario que profetices otra vez sobre muchos pueblos, naciones, lenguas y reyes”.

“EL LIBRO DE LOS SIETE SELLOS EN LA MANO DE UN PROFETA”.

En “El misterio del Libro de los Siete Sellos” encontramos EL LIBRO DE LOS SIETE SELLOS EN LA MANO DE UN PROFETA.

Siendo este el Título de Propiedad de los Cielos y de la Tierra, de toda la Creación, y siendo tomado por el Señor Jesucristo en el Cielo en el momento preciso en que tenía que ser tomado… El Señor Jesucristo abrió ese Libro de los Siete Sellos en el Cielo, para realizar Su Reclamo, y cuando Él tomó ese Libro y abrió los Sellos, Él obtuvo todo. Todo le pertenece a Él, porque Él obtuvo ese Libro de los Siete Sellos, porque Él es el heredero de todo, porque Él es el Primogénito y el Unigénito de Dios.

Ahora, luego que Él tomó ese Libro y abrió esos Sellos, cuando llegó al Séptimo Sello no se dijo nada acerca de ese Sello, sino que abrió el Sello y hubo silencio, silencio por casi media hora. Ese Séptimo Sello es la Segunda Venida de Cristo, ese Séptimo Sello es la Venida de este Ángel Fuerte con el Librito abierto en Su mano.

Por lo tanto, hubo silencio en el Cielo por casi media hora, para que así no ocurrieran interrupciones en este Programa Divino de la Segunda Venida de Cristo, con el Librito abierto en Su mano, para traerlo nuevamente a la raza humana y entregarlo al último profeta mensajero, para que él lo pasara al pueblo, a los primogénitos de Dios, que tienen la Bendición de la Primogenitura, y tienen derecho a tomar ese Libro y a comerse ese Libro.

Por esa causa la Segunda Venida de Cristo fue un misterio en el Antiguo Testamento y también en el Nuevo Testamento, porque Él en Su Segunda Venida viene con el Librito abierto en Su mano, con el Título de Propiedad, el Libro de la Redención, para traerlo nuevamente a la raza humana y compartir con la raza humana estas bendiciones, estos privilegios y estos derechos que contiene este Libro de los Siete Sellos.

Él no reveló en el Cielo el misterio del Séptimo Sello, porque Él estaría realizando el cumplimiento de este Séptimo Sello; y Su cumplimiento sería la interpretación de ese Séptimo Sello, su cumplimiento sería la apertura de ese Séptimo Sello aquí en la Tierra, convirtiéndose en una realidad para nuestro regreso a la vida eterna.

Así que Él viene con ese Librito abierto en Su mano, luego que lo abrió en el Cielo. Y cuando ruge como un león y siete truenos emiten sus voces, es el contenido del Séptimo Sello. La Voz de los Siete Truenos contienen la revelación divina del Séptimo Sello, o sea, contienen la revelación divina de la Segunda Venida de Cristo conforme al orden de Su Venida con el Librito abierto en Su mano.

Ahora, el séptimo ángel mensajero de la séptima edad… [CORTE EN ORIGEN] del libro de Los Sellos en español; y dijo así1:

“16. Este Libro sellado con siete sellos es revelado en el tiempo de los siete truenos de Apocalipsis 10”.

Y sigue diciendo:

“ ‘Y vi otro ángel fuerte descender del cielo, cercado de una nube, y el arco celeste sobre su cabeza…’.

17. Ahora, si usted se fija bien, notará que esta persona es Cristo, porque aun en el Antiguo Testamento Él fue llamado el Ángel del Pacto; y Él ahora viene directamente a los judíos porque la Iglesia ha llegado a su fin. Bien, ahora continuando:

‘… y su rostro era como el sol, y sus pies como columnas de fuego’.

18. ¿Recuerdan el Ángel de Apocalipsis capítulo 1? Este es el mismo. Un ángel es un mensajero, y él es un mensajero a Israel”.

Vean ustedes que Apocalipsis, capítulo 10, la Venida de este Ángel con ese Librito abierto en Su mano, es la Segunda Venida de Cristo, es la Venida del Cordero de Dios, de Jesucristo, que es el mismo León de la tribu de Judá; y por esa causa Él clama o ruge como cuando ruge un León, porque viene… [CORTE EN ORIGEN]

… esa edad y dispensación, para la realización de la resurrección de los muertos y la transformación de los vivos, ha llegado.

Esa es la Edad de la Piedra Angular en la Dispensación del Reino, en donde Cristo viene con el Librito abierto en Su mano para entregarlo al Ángel Mensajero de la Edad de la Piedra Angular, el Ángel Mensajero de la Dispensación del Reino.

¿Para qué? Para que lo tome y se lo coma, y luego profetice sobre muchos pueblos, naciones y lenguas; porque en él es colocado el ministerio de Moisés y de Elías, el ministerio de los Dos Olivos, que es el ministerio profético o los ministerios proféticos para el fin del tiempo, con el cual son llamados y juntados todos los escogidos; porque viene con la Gran Voz de Trompeta o Trompeta Final, para llamar y juntar a todos los escogidos de entre los gentiles primeramente, y luego de entre los hebreos.

Así que cuando Él entrega este Libro sellado con siete Sellos, el cual Él abrió en el Cielo, y ya lo entrega abierto, eso significa que todo lo que se perdió en la caída, en el fin del siglo es restaurado al venir el Señor Jesucristo con ese Librito abierto en Su mano y entregarlo a la raza humana, que está en el fin del tiempo encabezada en el Ángel Mensajero del Señor Jesucristo, el cual, con el doble ministerio de Moisés y de Elías, lleva a cabo el ministerio profético final, para cerrar así el tiempo de los gentiles e introducir a todos los escogidos, los hijos de Dios, a la vida eterna, con un cuerpo eterno, y recibir la restauración de todas las cosas que se perdieron allá en el Huerto del Edén seis mil años atrás, aproximadamente.

Así que la toma y apertura de este Libro sellado con siete Sellos, por el Señor Jesucristo, y traído luego a la Tierra, y entregado a Su Ángel Mensajero, es la cosa más importante que en el fin del siglo estaría ocurriendo; porque con este evento tan grande y maravilloso que se lleva a cabo en el fin del siglo, los escogidos, los hijos de Dios, obtienen sus derechos nuevamente, todos los derechos que habían sido perdidos y confiscados.

Por lo tanto, los escogidos, los hijos de Dios, al recibir el Mensaje del Ángel del Señor Jesucristo (el cual toma ese Libro de la mano de Cristo y se lo come —por orden de Cristo— para luego traer el Mensaje profético final), cuando los escogidos escuchan ese Mensaje de boca del Ángel Mensajero, están escuchando el contenido de ese Libro sellado con siete Sellos, que fue abierto.

Así que en la trayectoria del Libro misterioso de los Siete Sellos podemos ver que su último destino es la mano, la boca y el vientre del último profeta mensajero; porque ese Libro sellado con siete Sellos es la Palabra.

Por lo tanto, lo que aconteció con el profeta Ezequiel, en el capítulo 2 y el capítulo 3, se repite en este tiempo final en el ministerio del Ángel del Señor Jesucristo. Vean ustedes, Ezequiel, capítulo 2, verso 7 en adelante, dice:

“Les hablarás, pues, mis palabras, escuchen o dejen de escuchar; porque son muy rebeldes (hablando del pueblo hebreo).

Mas tú, hijo de hombre, oye lo que yo te hablo; no seas rebelde como la casa rebelde; abre tu boca, y come lo que yo te doy.

Y miré, y he aquí una mano extendida hacia mí, y en ella había un rollo de libro.

Y lo extendió delante de mí, y estaba escrito por delante (por dentro) y por detrás; y había escritas en él endechas y lamentaciones…”.

Y capítulo 3, verso 1 en adelante, sigue diciendo:

“Me dijo: Hijo de hombre, come lo que hallas; come este rollo, y ve y habla a la casa de Israel.

Y abrí mi boca, y me hizo comer aquel rollo.

Y me dijo: Hijo de hombre, alimenta tu vientre, y llena tus entrañas de este rollo que yo te doy. Y lo comí, y fue en mi boca dulce como miel.

Luego me dijo: Hijo de hombre, ve y entra a la casa de Israel, y habla a ellos con mis palabras”.

Ahora, vean ustedes, en tipo y figura aquí aconteció con Ezequiel: Aquel rollo que le fue entregado a Ezequiel era la Palabra, por eso se la pudo comer.

Todo esto él lo está viendo en otra dimensión; por lo tanto, estando en otra dimensión, vean ustedes, un rollo escrito por dentro y por fuera se podía comer. Si hubiera sido un rollo, un libro literal de acá, si hubiera sido un libro literal de acá, no se lo podía comer; pero estando en otra dimensión y siendo una visión, él se lo comió, y fue dulce en su boca.

Ahora vean, luego recibió la orden de hablarle a la casa de Israel.

Ahora, este Libro sellado con siete Sellos es recibido por el Ángel Mensajero del Señor Jesucristo en el fin del siglo, de parte del Señor Jesucristo, en el tiempo final, en Su Venida; y todo esto ocurre conforme al Programa Divino.

Ahora, vean ustedes que cuando Juan, el discípulo amado, en esta visión vio la Venida de Cristo en Apocalipsis, capítulo 10, solamente Juan, el discípulo amado, vio Su Venida; y estaba en una isla. Ninguna otra persona vio Su Venida. Y él vio el Libro también, y le fue entregado, y se lo comió. Porque Juan, el discípulo amado, siendo el último de los apóstoles y siendo profeta, representó ahí al Ángel Mensajero del Señor Jesucristo y a todo el Cuerpo Místico del Señor Jesucristo, quienes se comerían ese Libro: el Ángel, y luego todo el pueblo al cual el Ángel le daría ese Libro en forma de Mensaje.

Así que esa es la forma para la venida del Libro misterioso de los Siete Sellos a la Tierra, a la raza humana, para la restauración de la raza humana, encabezada en los escogidos con el Ángel de Jesús, para la restauración a todo lo que se perdió en la caída, para la restauración a la vida eterna, a un cuerpo eterno, a la juventud eterna, a todo el poder y la autoridad que el ser humano perdió en la caída; todo eso será restaurado en el fin del tiempo.

Y para eso el Señor Jesucristo trae ese Librito abierto y lo entrega en el fin del tiempo a Su Ángel Mensajero, para que se lo coma. Y él se lo come; y luego le da esa Palabra, ese Librito en forma de mensaje, a todos los escogidos de Dios, para que también se coman esa Palabra, ese Librito abierto, para que tengan derecho a su regreso a la vida eterna, tengan derecho a un cuerpo eterno, tengan derecho a la juventud eterna, tengan derecho a recibir el poder y la autoridad sobre todo este planeta Tierra, sobre la Tierra con todo lo que está en la Tierra.

Así que vean ustedes el propósito de ese Librito de los Siete Sellos; y vean ustedes el propósito de Cristo al tomar ese Libro, abrir esos Sellos en el Cielo, y luego traerlo abierto a la Tierra (este Librito) y entregarlo al último profeta; es para que él se lo coma y predique el último Mensaje profético sobre muchos pueblos, naciones y lenguas; y les dé a los escogidos este Librito abierto.

Este Librito él lo tiene que dar en forma de Mensaje, porque es la Palabra de Dios, la Palabra creadora, para Dios crear un nuevo cuerpo, un cuerpo eterno, a cada escogido en el fin del tiempo; y a todos los escogidos que partieron en las edades pasadas, las cuales están esperando en el Paraíso para recibir un cuerpo eterno.

Ahora, hemos visto el misterio del Libro de los Siete Sellos en la mano de un profeta, la mano del Ángel del Señor Jesucristo, que es el último profeta. Él lo toma y recibe la orden de comerse ese Librito.

En el principio Adán tuvo la oportunidad de comer de ese Libro. Fue representada también la Palabra en el Árbol de la Vida. Y Adán no comió, sino que comió del árbol de ciencia del bien y del mal; y encontró, no la vida, sino la muerte. Porque la vida solamente está en el Árbol de la Vida; la vida está en Cristo, que es el Árbol de la Vida, en Cristo, que es la Palabra.

Por lo tanto, en el fin del tiempo, lo que no fue hecho en el Huerto del Edén, será hecho; y los escogidos de Dios regresarán a la vida eterna comiendo del Librito de los Siete Sellos abierto.

Y esa es la Palabra, que es dada en el fin del tiempo a todos los escogidos para comer y vivir eternamente; y el que come de este Libro, vivirá eternamente. “No solamente de pan vivirá el hombre, sino de toda Palabra que sale de la boca de Dios”2.

Así que en el fin del tiempo regresa a la raza humana el Libro de la Redención, el Libro que perdió Adán; regresa para la restauración a la vida eterna de todos los escogidos. Ese es el propósito de Cristo al traer a la Tierra el Libro abierto de los Siete Sellos.

Al llegar a la Tierra con ese Libro, todos los derechos a la vida eterna son restaurados a los hijos de Dios; por esa causa Él trae ese Librito abierto en Su mano, lo entrega al Ángel Mensajero del fin del tiempo, del fin del siglo, y él se lo come; y le trae el Mensaje, el contenido de ese Libro, a los escogidos, para que se coman también el contenido, para que se coman ese Mensaje, esa Palabra, y tengan derecho a la vida eterna, tengan derecho a un cuerpo eterno, tengan derecho a la restauración, a todo lo que se perdió en la caída.

“El misterio del Libro de los Siete Sellos”, esta noche en “EL LIBRO DE LOS SIETE SELLOS EN LA MANO DEL PROFETA FINAL”.

Que Dios nos ayude a entender estas cosas, nos abra el entendimiento con Su Palabra y Su Espíritu, para comprender lo que significa este Libro de los Siete Sellos aquí en la Tierra en el fin del siglo.

Y en el fin del siglo el Ángel del Señor Jesucristo podrá decir: “¡El Libro de los Siete Sellos abierto, yo lo tomé, y me lo comí, y lo digerí!”. Y los escogidos también podrán decir: “¡Y nosotros lo tomamos de mano del Ángel de Jesús, y nos comimos también ese Libro de los Siete Sellos!”.

Por lo tanto, tanto el Ángel del Señor Jesucristo (que lo tomó de mano de Cristo) y los escogidos (de mano del Ángel de Jesús), todos entonces podemos decir que los derechos contenidos en ese Libro son restaurados a cada uno de nosotros. Por esa causa estamos esperando la transformación de nuestros cuerpos: porque al tomar ese Libro y comer ese Libro, los derechos son restaurados a los escogidos.

Así que tenemos derecho a la vida eterna, a un cuerpo eterno, tenemos derecho a la transformación de nuestros cuerpos, tenemos derecho a la juventud eterna, tenemos derecho a la inmortalidad, tenemos derecho a todo el poder y autoridad que perdió Adán.

Por lo tanto, en este tiempo final, todos esos derechos contenidos en el Título de Propiedad, el Libro de los Siete Sellos abierto, serán restaurados estos derechos a todos los escogidos.

Ahora, yo continúo comiéndome ese Librito abierto de los Siete Sellos. ¿Y ustedes? [La congregación contestó: ¡Amén! –Editor]. Y pronto todos esos derechos se convertirán en una realidad para nosotros. Y luego vendrá la resurrección de los muertos en Cristo y la transformación de nosotros los que vivimos; y todo el poder y autoridad estará en los escogidos.

Y luego de la resurrección y transformación, nosotros estaremos aquí de 30 a 40 días ya como hijos de Dios adoptados, con todo el poder y la autoridad, y todos los derechos restaurados a los escogidos de Dios. Y luego de eso, una traslación o rapto para todos los escogidos, para ir ante la presencia de Jesucristo, para recibir los galardones correspondientes de acuerdo a la labor, a la obra de cada uno aquí en la Tierra, a la obra de cada uno en el Reino de Dios.

Y el ministerio que en el fin del tiempo toma ese Librito abierto de la mano de Cristo, y se lo come, y luego recibe la orden de profetizar, luego pasará ese ministerio con el Librito ya dentro, pasará ese ministerio al pueblo hebreo; y estará dándole la Palabra al pueblo hebreo, y el pueblo hebreo creerá.

144.000 hebreos escogidos creerán, y serán sellados con el Sello del Dios vivo, porque serán llamados con el Mensaje de Gran Voz de Trompeta, que contiene los misterios escondidos en el Libro de los Siete Sellos; y llamará y juntará 144.000 hebreos, y los sellará con el Sello del Dios vivo, el Ángel del Señor Jesucristo, el cual aparece aquí en Apocalipsis, capítulo 7, verso 2 en adelante; dice:

“Vi también a otro ángel que subía de donde sale el sol, y tenía el sello del Dios vivo; y clamó a gran voz a los cuatro ángeles, a quienes se les había dado el poder de hacer daño a la tierra y al mar,

diciendo: No hagáis daño a la tierra, ni al mar, ni a los árboles, hasta que hayamos sellado en sus frentes a los siervos de nuestro Dios.

Y oí el número de los sellados: ciento cuarenta y cuatro mil sellados de todas las tribus de los hijos de Israel”.

Y acá en Apocalipsis, capítulo 14, verso 1, aparecen ya sellados en sus frentes; y dice así:

“Después miré, y he aquí el Cordero estaba en pie sobre el monte de Sion, y con él ciento cuarenta y cuatro mil, que tenían el nombre de él y el de su Padre escrito en la frente”.

¿Y quién les escribió ese Nombre? El Ángel con el Sello del Dios vivo, que los selló en sus frentes, en sus mentes; y así fueron recogidos, llamados, juntados y sellados 144.000 hebreos por el ministerio del Ángel del Señor Jesucristo, que se comió el Librito abierto de los Siete Sellos. Este es el ministerio de Moisés y Elías, de los Dos Olivos, para el pueblo hebreo.

Y encontramos que para ese tiempo será probado que ese Ángel con el doble ministerio de Moisés y Elías se comió el Libro y le fueron restaurados todos los derechos.

Por eso en Apocalipsis, capítulo 11, dice que pueden hacer que vengan plagas cuantas veces quieran; y eso es la Palabra creadora en la boca del Ángel del Señor Jesucristo.

Vean ustedes, dice [Apocalipsis 11:6]:

“Estos tienen poder para cerrar el cielo, a fin de que no llueva en los días de su profecía; y tienen poder sobre las aguas para convertirlas en sangre, y para herir la tierra con toda plaga, cuantas veces quieran”.

Esto es la Palabra creadora en la boca del Ángel del Señor Jesucristo, con el ministerio de Moisés y de Elías, con todo lo que perdió Adán en la caída, restaurado todo al Ángel del Señor; el cual tomó en la Tierra…, no en el Cielo. En el Cielo lo tomó el Señor Jesucristo, pero en la Tierra, cuando Cristo lo trae a la Tierra (ese Libro en Su mano), lo toma de la mano de Cristo el Ángel del Señor Jesucristo, representado en Juan el discípulo amado. Y al comerse ese Libro, automáticamente Cristo le restaura todo lo que se perdió en la caída a ese Ángel y a los escogidos del fin del tiempo bajo el ministerio de ese Ángel.

Así que vean ustedes, aquí mismo en el libro de Los Sellos, la página 254 dice así:

“106. Ahora, anoche vimos que venía con su grande espada para matar, y también vimos que él será muerto con la Espada…”

O sea, que el anticristo venía con una espada para matar, pero el anticristo será muerto por una espada también: por la Espada de Cristo, que es la Palabra, que sale de la boca de Cristo. Dice:

y también vimos que él será muerto con la Espada —la Espada de la Palabra. La Palabra de Dios es una espada de dos filos que lo matará. Espere usted hasta que esos Siete Truenos pronuncien sus voces (¿espere usted hasta qué? Hasta que esos Siete Truenos pronuncien sus voces); y aquel grupo que en verdad puede tomar la Palabra de Dios y colocarla bien, entonces cortará y partirá; podrán cerrar el cielo, podrán hacer esto o aquello o lo que les plazca”.

Y eso es lo que Apocalipsis 11 dice que acontecerá.

Ahora, esto no es otra cosa sino la restauración de todo lo que perdió Adán, siendo restaurado en el fin del tiempo al Ángel Mensajero del Señor Jesucristo y a todos los escogidos del fin del tiempo, los cuales son representados en el Ángel Mensajero del Señor Jesucristo.

En este tiempo en el cual nosotros vivimos tenemos grandes promesas de grandes bendiciones de parte de Dios. Y con la venida del Libro de los Siete Sellos abierto, Su Venida a la Tierra, vienen también todos los derechos que se perdieron en la caída y que fueron confiscados en aquel tiempo. Así que para nosotros es muy pero que muy importante la Venida de Cristo con el Libro sellado abierto en Su mano, el Libro de los Siete Sellos abierto en Su mano; porque cuando está abierto entonces es que ese Libro se lo puede comer el que lo toma de la mano de Cristo.

Ahora, en Primera de Tesalonicenses el apóstol San Pablo habla acerca de la resurrección de los muertos; y dice, comenzando en el verso 16 [capítulo 4]:

“Porque el Señor mismo con voz de mando, con voz de arcángel, y con trompeta de Dios, descenderá del cielo; y los muertos en Cristo resucitarán primero.

Luego nosotros los que vivimos, los que hayamos quedado, seremos arrebatados juntamente con ellos en las nubes para recibir al Señor en el aire, y así estaremos siempre con el Señor”.

Ahora, vean ustedes que dice:

“Y nosotros los que vivimos…”.

Esto después que seamos transformados y haya ocurrido la resurrección de los muertos en Cristo; dice:

“Y seremos arrebatados juntamente con ellos en las nubes para recibir al Señor en el aire…”.

Porque es, cuando ya estemos transformados y los muertos hayan resucitado, y llegue el momento de ser arrebatados o raptados (lo cual será de 30 a 40 días, después de la resurrección), entonces es que nos encontraremos con Él en las nubes, en el aire; y lo recibiremos, y lo veremos a Él literalmente estando nosotros en el cuerpo eterno. Pero aquí, en Apocalipsis, capítulo 10, lo encontramos colocando un pie sobre el mar, el pie derecho sobre el mar, y el izquierdo sobre la tierra.

Ahora, aquí, vean ustedes que solamente Juan, el discípulo amado, vio la Venida de Cristo; y siendo profeta, él está viendo todo esto en otra dimensión, él está teniendo esta visión apocalíptica; por lo tanto él está en otro mundo, en otra dimensión, viendo todas estas cosas mostradas a Juan, el discípulo amado, por el Ángel del Señor Jesucristo; el cual le mostró a Juan toda esta visión apocalíptica, y les mostraría a los escogidos en el fin del tiempo las cosas que deben acontecer pronto.

Ahora, vean ustedes, la Venida de Cristo fue en una isla, donde estaba Juan; y vino con el Librito abierto en Su mano; y solamente Juan vio a Cristo en Su Venida con el Librito abierto en Su mano.

Cuando Jesucristo en una ocasión le apareció a Saulo de Tarso3, encontramos que le apareció en una Columna de Fuego: una luz más fuerte que el sol le apareció a Saulo de Tarso; él cayó (Saulo) del caballo y escuchó una voz desde esa Luz, que le dijo: “¡Saulo, Saulo! ¿Por qué me persigues? Dura cosa te es dar coces contra el aguijón”.

Saulo sabiendo que aquella Columna de Fuego, aquella Luz, era la misma que le había aparecido a Moisés en el monte Sinaí, y lo había llamado y le había dicho: “Yo soy el Dios de Abraham, de Isaac y de Jacob”. Y Moisés le preguntó por Su nombre, y esa Luz le dijo: “Yo soy el que soy. Y tú le dirás al pueblo hebreo: Yo soy, me ha enviado a vosotros. Ese es mi memorial para siempre”4.

Así que Saulo de Tarso sabía que aquella Luz, aquella Columna de Fuego, era el Yo soy que le apareció a Moisés, el Dios de Abraham y de Jacob; y le pregunta: “Señor…”, porque lo está reconociendo como Señor, como Elohim. “Señor, ¿quién eres?”; porque Saulo pensaba que estaba sirviéndole a Dios persiguiendo a los cristianos.

Y aquella Luz, el Jehová del Antiguo Testamento, el Yo soy del Antiguo Testamento, el Dios de Abraham, de Isaac y de Jacob, le dice: “Yo soy Jesús, a quien tú persigues”.

Ahí al Yo soy le dice: “Yo soy (y le dice) Jesús”. No le dice: “Yo soy el que soy”, sino “Yo soy Jesús”; porque “Yo soy Jesús” es: “Yo soy el que soy”. Así que el Yo soy el que soy del Antiguo Testamento es el Jesús del Nuevo Testamento.

Ahora, en un capítulo del libro de los Hechos dice que los que iban con Saulo vieron la luz, pero no escucharon las palabras; y en otro pasaje dice que escucharon la voz pero no vieron la luz. Ahora, sea de una forma o de otra, Saulo vio la Luz y escuchó la Voz, porque para Saulo fue la Venida de Cristo, de Jesús, en aquella ocasión en el camino a Damasco; para decirle a Saulo quién era en el Programa Divino, y que era un varón escogido en la mano del Señor para anunciar a los gentiles la Palabra, ser luz a los gentiles.

Ahora, vean ustedes, allí apareció Jesús, pero apareció en esa Columna de Fuego; y el Jesús del Nuevo Testamento, en el fin del tiempo, esa Columna de Fuego, Jesús en esa Columna de Fuego, en el fin del tiempo se manifestaría en la Tierra, vendría a la Tierra, y se manifestaría con el Librito abierto en Su mano para entregarlo a Su último Ángel Mensajero, para que él se coma ese Librito y profetice sobre muchos pueblos, naciones y lenguas.

Ahora, el instrumento que el Señor Jesucristo tendrá para manifestarse a través de Él y manifestar todas las promesas del fin del siglo, y así llevar a cabo la Obra del fin del siglo, es el Ángel Mensajero que en el fin del siglo se comería ese Librito, porque lo recibiría de mano del Señor Jesucristo.

Por esa causa el ministerio final tiene el Librito de la Redención, y le son restaurados todos los derechos a él y a todos los escogidos que a través de él estarán recibiendo el Título de Propiedad.

Dios para el fin del tiempo tenía todo esto escondido bajo el gran misterio del Séptimo Sello; y no podía ser abierto este misterio hasta el fin del siglo. Por esa causa al apóstol San Juan le fue prohibido escribir lo que los Truenos hablaron; porque lo que los Truenos hablaron no fue otra cosa sino la revelación del gran misterio del Séptimo Sello, o sea, la revelación de la Segunda Venida de Cristo con el Librito abierto en Su mano para entregarlo a Su Ángel Mensajero, y restaurar así a todos los hijos de Dios, los escogidos… [CORTE EN ORIGEN] eterna, a todo aquello que Adán y Eva perdieron allá en la caída.

Así que todo este Programa Divino escondido bajo el Séptimo Sello no podía ser dado a conocer en las edades pasadas, porque se echaría a perder todo este Programa correspondiente para el fin del siglo; pero a medida que este Programa estuviera llevándose a cabo, realizándose, iba siendo dado a conocer a todos los escogidos; y todos los escogidos estarían viendo el desarrollo de ese Programa Divino bajo el Séptimo Sello en el Libro de los Siete Sellos.

Ahora, hemos visto la importancia de este Libro misterioso de los Siete Sellos. Nadie podrá regresar a la vida eterna, a un cuerpo eterno y a la juventud eterna, y a todos los derechos que perdieron Adán y Eva en la caída, a menos que posea el Título de Propiedad, el Libro sellado con siete Sellos, el cual fue abierto.

Así que el Libro de los Siete Sellos está abierto; y toda la revelación contenida en ese Libro de los Siete Sellos está abierta para los escogidos, y está siendo dada a los escogidos gradualmente, a medida que van escuchando la Palabra contenida en el Libro de los Siete Sellos.

El Libro más misterioso de todos los libros: “El misterio del Libro de los Siete Sellos”.

¿Vieron ustedes su misterio? Con su apertura, todos los misterios de la Biblia son abiertos a los escogidos de Dios, que en el fin del tiempo recibirían ese Librito abierto a través del Ángel del Señor Jesucristo.

Ahora, este Libro, como hemos visto, es un Libro misterioso; pero todo el misterio es abierto en el fin del siglo. Y en el fin del siglo entonces, los entendidos entenderán5.

¿Qué cosa entenderán los entendidos? El misterio del Libro de los Siete Sellos; porque en el fin del tiempo es abierto el Libro de los Siete Sellos, el Libro de la Redención.

Y en este tiempo en el cual nosotros vivimos podemos entender por qué Juan, el discípulo amado, por dos ocasiones trató de adorar a los pies del Ángel del Señor Jesucristo. Él vio en el Ángel del Señor Jesucristo el Título de Propiedad, todo lo que perdió Adán y Eva en la caída, lo vio restaurado en el Ángel del Señor Jesucristo, que le mostró la revelación apocalíptica.

Ahora, Juan vio este Librito que estaba en la mano de Dios y luego en la mano de Cristo, él vio todo esto realizándose; y él, a medida que vio todo esto, él estaba viendo cómo todo ese Programa Divino estaba siendo realizado en el Ángel del Señor Jesucristo. Por esa causa, vean ustedes, en Apocalipsis 19 el apóstol San Juan, miren ustedes lo que él hizo aquí: en Apocalipsis 19, verso 10, dice:

“Yo me postré a sus pies para adorarle. Y él me dijo: Mira, no lo hagas; yo soy consiervo tuyo, y de tus hermanos que retienen el testimonio de Jesús. Adora a Dios; porque el testimonio de Jesús es el espíritu de la profecía.

Entonces vi el cielo abierto; y he aquí un caballo blanco, y el que lo montaba se llamaba Fiel y Verdadero, y con justicia juzga y pelea.

Sus ojos eran como llama de fuego, y había en su cabeza muchas diademas; y tenía un nombre escrito que ninguno conocía sino él mismo.

Estaba vestido de una ropa teñida en sangre; y su nombre es: El Verbo de Dios.

Y los ejércitos celestiales, vestidos de lino finísimo, blanco y limpio, le seguían en caballos blancos.

De su boca sale una espada aguda, para herir con ella a las naciones, y él las regirá con vara de hierro”.

Ahora, ¿bajo el ministerio de quién es que vienen las plagas apocalípticas sobre las naciones? Bajo el ministerio de los Dos Olivos. Y ahora, vean ustedes:

“De su boca sale una espada aguda, para herir con ella a las naciones, y él las regirá con vara de hierro; y él pisa el lagar del vino del furor y de la ira del Dios Todopoderoso.

Y en su vestidura y en su muslo tiene escrito este nombre: Rey de reyes y Señor de señores”.

Ahora, esta es la Venida de Cristo, es la Venida de Cristo en el fin del tiempo, es la Venida del Dios de Abraham, de Isaac y de Jacob: el Yo soy del Antiguo Testamento y el Jesús del Nuevo Testamento; es la Venida de esa Columna de Fuego que le apareció a Moisés.

A la vista humana, lo que Moisés veía era una columna de fuego, y Saulo también; pero era el Señor Jesucristo en ese cuerpo teofánico.

Ahora, aquí, en el libro de Los Siete Sellos página 256, el mensajero de la séptima edad de la Iglesia gentil, nos dice en el libro de Los Sellos:

“121. Pero cuando nuestro Señor aparezca sobre la Tierra, Él vendrá sobre un caballo blanco como la nieve (está hablando de Apocalipsis 19), y será completamente Emmanuel —la Palabra de Dios encarnada en un hombre”.

Es Jesucristo manifestándose en Su Ángel Mensajero, al cual le da el Librito abierto de los Siete Sellos para que se lo coma, y para que así pueda darle la Palabra, ese Libro en su contenido, a todos los escogidos; y recibamos así los derechos a todo lo contenido en ese Libro de los Siete Sellos, recibamos así el contenido de todo lo que está ahí, recibamos todas las bendiciones que están en ese Libro; y obtengamos todos los derechos contenidos en ese Libro.

Ahora, vean ustedes, todo es sencillo, porque Dios obra en forma sencilla las cosas grandes que Él ha prometido para el fin del siglo.

Hemos visto cómo nosotros vamos a regresar a la vida eterna, a un cuerpo eterno, a la inmortalidad, a la juventud eterna, a la felicidad eterna, a todo lo eterno, a todo lo que se perdió en la caída.

Estamos en el tiempo de la restauración de todas las cosas que se perdieron en la caída. Y para la restauración de todas las cosas, el Título de Propiedad, el Libro misterioso de los Siete Sellos es restaurado al ser humano en el fin del tiempo, para que le sean restaurados todos los derechos contenidos en el Libro de los Siete Sellos, el cual ha sido abierto en el Cielo conforme a las promesas apocalípticas, para que así en el fin del tiempo Cristo regresara ese Título de Propiedad a la Tierra, a Su Ángel Mensajero, para que él diera el contenido de ese Libro a todos los escogidos.

Estamos en un tiempo tan y tan grande que nosotros tenemos que aprovechar bien el tiempo, porque ya el Libro sellado con siete Sellos ni está en las manos de Adán ni está en el Trono en el Cielo, en la mano derecha de Dios; pues Cristo lo tomó y lo abrió en el Cielo, y luego Él, en Apocalipsis, capítulo 10, lo trajo a la Tierra para que un hombre, el último profeta, se lo comiera y luego profetizara, luego trajera el Mensaje profético final para el fin del siglo.

Y ese Mensaje es el Mensaje del Evangelio del Reino, en donde están todas las profecías de los juicios divinos que vendrán sobre el reino de los gentiles; y también están todas las bendiciones divinas habladas para todos los hijos de Dios; porque es un mensaje profético, producto del Libro misterioso de los Siete Sellos abierto y traído a la Tierra.

Ahora, ya no hay forma para evitar que los hijos de Dios regresen a la vida eterna; porque con la llegada del Libro de los Siete Sellos abierto y tomado por el último mensajero profeta, y comido ese Libro, ¿ya dónde lo van a encontrar? (¡Si se lo comió!). Solamente lo encontrarán los escogidos en el Mensaje que el Ángel Mensajero les estará dando para que se lo coman también; y todos juntos regresemos a la vida eterna, a la inmortalidad, con todos los derechos restaurados.

“EL LIBRO DE LOS SIETE SELLOS EN LA MANO DE UN PROFETA”, del Ángel del Señor Jesucristo.

La serie para estos días ha sido: “El misterio del Libro de los Siete Sellos”. Y en esta noche estábamos viendo “EL LIBRO DE LOS SIETE SELLOS EN LA MANO DE UN PROFETA”, del último profeta, del Ángel del Señor Jesucristo.

Ayer en la noche estábamos viendo: “EL LIBRO DE LOS SIETE SELLOS EN LA MANO DE CRISTO”. Y antes de ayer estábamos viendo “EL LIBRO DE LOS SIETE SELLOS EN LA MANO DE DIOS SENTADO EN EL TRONO (y el Libro cerrado con esos siete sellos)”.

Ahora, en esta noche hemos visto no solamente ese Libro abierto, sino hemos visto este Libro tomado de la mano de Cristo, y este Libro comido y digerido; y luego expresado en la forma de un mensaje, expresado en el Mensaje de la Trompeta Final o Gran Voz de Trompeta o Evangelio del Reino. Ese es el Libro de los Siete Sellos siendo dado, entregado, a todos los escogidos.

Esta noche, como les dije, en “El misterio del Libro de los Siete Sellos”, hemos visto “EL LIBRO DE LOS SIETE SELLOS EN LA MANO DE UN PROFETA”, el último profeta, el Benjamín de los profetas, el Ángel del Señor Jesucristo. Y todo esto para beneficio de todos nosotros.

Que Dios nos continúe bendiciendo a todos, que Dios nos guarde; y que Dios continúe dándonos entendimiento para entender este gran misterio del Libro de los Siete Sellos; y continuemos recibiendo todos los beneficios contenidos en el Libro de los Siete Sellos.

Que Dios nos bendiga, Dios nos guarde.

Muchas gracias por vuestra amable atención. Muchas gracias por la presencia de cada uno de ustedes en estas actividades de estos días; y ya nos veremos nuevamente este mismo año acá en Colombia para continuar comiendo el Libro de los Siete Sellos abierto. El Libro abierto de los Siete Sellos es nuestro alimento espiritual, para la restauración de nosotros a todo lo que se perdió en la caída.

Dios nos continúe bendiciendo a todos, y pasen todos muy buenas noches.

Con nosotros nuevamente Miguel Bermúdez Marín.

Y mientras regresamos a Colombia nuevamente, ¡yo continuaré comiéndome y digiriendo el Libro misterioso de los Siete Sellos abierto! ¿Y ustedes? [La congregación contestó: ¡También! –Editor] Pues entonces todos juntos podemos decir: ¡Pronto nosotros seremos transformados!, porque es uno de los derechos contenidos en el Libro misterioso de los Siete Sellos; y esto es para regresar a la inmortalidad, a la vida eterna.

Dios les bendiga, Dios les guarde. Y que pronto cada uno de nosotros seamos transformados, porque tenemos el Título de Propiedad, el Libro de los Siete Sellos abierto.

Con nosotros Miguel Bermúdez Marín.

“EL LIBRO DE LOS SIETE SELLOS EN LA MANO DE UN PROFETA”.

[Revisión noviembre 2020]

1 Los Sellos, pág. 57, párr. 16

2 San Mateo 4:4, San Lucas 4:4

3 Hechos 9:1-19

4 Éxodo 3:1-15

5 Daniel 12:10

Scroll al inicio