El Libro de los Siete Sellos en la mano del Señor Jesucristo

Muy buenas noches, amigos y hermanos presentes; es para mí un privilegio muy grande estar con ustedes en esta noche, y tener así la oportunidad de darles a conocer el Programa Divino que corresponde a nuestro tiempo, en este tiempo del Libro sellado con Siete Sellos.

Quiero leer una Escritura que se encuentra en Apocalipsis, capítulo 5, verso 5 en adelante, y dice de la siguiente manera:

“Y uno de los ancianos me dijo: No llores. He aquí que el León de la tribu de Judá, la raíz de David, ha vencido para abrir el libro y desatar sus siete sellos.

Y miré, y vi que en medio del trono y de los cuatro seres vivientes, y en medio de los ancianos, estaba en pie un Cordero como inmolado, que tenía siete cuernos, y siete ojos, los cuales son los siete espíritus de Dios enviados por toda la tierra.

Y vino, y tomó el libro de la mano derecha del que estaba sentado en el trono.

Y cuando hubo tomado el libro, los cuatro seres vivientes y los veinticuatro ancianos se postraron delante del Cordero; todos tenían arpas, y copas de oro llenas de incienso, que son las oraciones de los santos;

y cantaban un nuevo cántico, diciendo: Digno eres de tomar el libro y de abrir sus sellos; porque tú fuiste inmolado, y con tu sangre nos has redimido para Dios, de todo linaje y lengua y pueblo y nación;

y nos has hecho para nuestro Dios reyes y sacerdotes, y reinaremos sobre la tierra.

Y miré, y oí la voz de muchos ángeles alrededor del trono, y de los seres vivientes, y de los ancianos; y su número era millones de millones,

que decían a gran voz: El Cordero que fue inmolado es digno de tomar el poder, las riquezas, la sabiduría, la fortaleza, la honra, la gloria y la alabanza.

Y a todo lo creado que está en el cielo, y sobre la tierra, y debajo de la tierra, y en el mar, y a todas las cosas que en ellos hay, oí decir: Al que está sentado en el trono, y al Cordero, sea la alabanza, la honra, la gloria y el poder, por los siglos de los siglos.

Los cuatro seres vivientes decían: Amén; y los veinticuatro ancianos se postraron sobre sus rostros y adoraron al que vive por los siglos de los siglos”.

“EL LIBRO EN LA MANO DEL SEÑOR JESUCRISTO”.

Este Libro de los Siete Sellos, sellado con siete Sellos, es el Libro de la Redención, es el Libro de la Vida; y este Libro contiene los nombres de los hijos de Dios; y con este Libro y con la posesión de este Libro, quien lo tenga, tiene todos los derechos.

Por esa causa, cuando Dios colocó al ser humano aquí en la Tierra, Adán recibió todos los derechos contenidos en este Libro. Adán tenía derecho a la vida eterna, Adán tenía derecho a toda la Creación aquí en la Tierra. Adán tenía estos derechos porque él fue colocado aquí en la Tierra como hijo de Dios, como un hijo de Dios; y le fue otorgado este derecho al otorgarle Dios este Título de Propiedad.

Por eso la Escritura dice que Dios le dijo que señoree sobre la Tierra, sobre los peces del mar, sobre los animales, sobre las aves; porque todo lo colocó bajo su dominio. Adán fue señor aquí en la Tierra, él fue colocado como Rey en la Tierra; y Dios, el Creador, es el Rey de los Cielos y de la Tierra, Él es el Rey del Universo.

Ahora, con la caída de Adán el Título de Propiedad regresó a la mano de Dios, y el ser humano perdió los derechos a la vida eterna, el ser humano perdió los derechos al poder sobre la Creación; y el ser humano vino a ser mortal desde la caída, porque perdió los derechos a este Título de Propiedad y perdió los derechos a la vida eterna; todos los derechos contenidos en este Libro, Adán los perdió cuando perdió el Título de Propiedad.

Y por esa causa el ser humano, luego de la caída, aparece en la Tierra y luego muere, porque perdió sus derechos a la vida eterna.

Y este Libro, por miles de años ha estado en la mano de Dios; por lo tanto, el ser humano no ha tenido el derecho a vivir eternamente en el cuerpo que ha recibido en la Tierra.

Ahora, cuando llegó el tiempo de este Libro ser tomado y abierto, Juan dice que lloraba mucho porque no se había hallado a ninguno digno de tomar ese Libro y abrir ese Libro. Por lo tanto, la vida eterna y todos estos derechos, todavía estaban en Dios, le pertenecen a Dios; porque donde esté ese Libro, están esos derechos. Por lo tanto, Dios, al poseer ese Libro, posee todos esos derechos.

Ahora, Juan lloraba mucho (dice) porque no se había hallado a ninguno digno de abrir ese Libro, ni de leerlo, ni de mirarlo. Ninguno digno: porque todos los seres humanos habían nacido por la unión de un hombre y de una mujer; y Adán, que no había venido en esa forma, había caído; y Cristo, que no había venido en esa forma, no aparecía.

Y Juan lloraba mucho, ¿por qué? Porque a la luz de la Ley Divina, si no aparecía, en ese tiempo asignado por Dios, uno que tomara ese Libro y abriera esos Sellos, toda la Creación estaba perdida, todo regresaría a la nada. Por esa causa Juan lloraba mucho.

Pero cuando Juan está llorando mucho, el anciano dice:

“Y uno de los ancianos me dijo: No llores. He aquí que el León de la tribu de Judá, la raíz de David, ha vencido para abrir el libro y desatar sus siete sellos”.

Vean ustedes, el León de la tribu de Judá es el Señor Jesucristo; es el mismo Cordero de Dios que vino a la Tierra dos mil años atrás, y murió en la Cruz del Calvario, y pagó el precio de la Redención; pero Él no había reclamado todo lo que Él redimió con Su Sangre preciosa, Él tampoco había reclamado y tomado ese Libro, para así llevarse a cabo la Obra del Reclamo.

Ahora, todo tiene un tiempo en el Programa Divino. Él estaba en el Trono de Intercesión, haciendo intercesión allí, pues Él estaba en el lugar del Sacrificio; y había llegado el tiempo para reclamar y tomar ese Título de Propiedad, y abrir esos Sellos, y obtener toda la propiedad, toda la herencia que perdió Adán. Si no, toda la herencia se perdería.

Ahora, dice que cuando Juan miró, dice:

“Y miré, y vi que en medio del trono y de los cuatro seres vivientes, y en medio de los ancianos, estaba en pie un Cordero como inmolado…”.

Ese es el Señor Jesucristo, el Cordero de Dios. Y aquí está siendo mostrado (con los símbolos) que Juan, el discípulo amado, conocía a Jesús por el símbolo del Cordero de Dios. Dice:

“Y vino, y tomó el libro de la mano derecha del que estaba sentado en el trono”.

Ahora, miren ustedes, estando el Libro en la mano de Dios, el único con los derechos a la vida, con los derechos a toda la Creación, con derecho a hablarle a la Creación y la Creación obedecerle, es Dios. Pero aquí viene el Señor Jesucristo, que es el Cordero, y toma ese Libro; y al tomar ese Libro está tomando todos los derechos que perdió Adán y Eva en la caída. Y cuando Él abre este Libro, Él ahí está llevando a cabo, en el Programa Divino, una Obra que ninguna otra persona podía llevar a cabo.

Ahora, vean que cuando Él tomó el Libro, dice:

“Y cuando hubo tomado el libro, los cuatro seres vivientes y los veinticuatro ancianos se postraron delante del Cordero; todos tenían arpas, y copas de oro llenas de incienso, que son las oraciones de los santos;

y cantaban un nuevo cántico, diciendo: Digno eres de tomar el libro y de abrir sus sellos; porque tú fuiste inmolado, y con tu sangre nos has redimido para Dios, de todo linaje y lengua y pueblo y nación;

y nos has hecho para nuestro Dios reyes y sacerdotes, y reinaremos sobre la tierra”.

Ahora, vean todo lo que dicen ahí en el Cielo acerca del Señor Jesucristo con el Libro en la mano. Vean ustedes, dice:

“Y miré, y oí la voz de muchos ángeles alrededor del trono, y de los seres vivientes, y de los ancianos; y su número era millones de millones,

que decían a gran voz: El Cordero que fue inmolado es digno de tomar el poder, las riquezas, la sabiduría, la fortaleza, la honra, la gloria y la alabanza (pues tiene el Título de Propiedad, el Libro de la Redención)”.

Por lo tanto, teniendo ese Título de Propiedad, Él tiene todos los derechos que contiene ese Título de Propiedad; y por esa causa todos aquí en el Cielo le dicen a Él todos los derechos que Él tiene. Dicen:

“… decían a gran voz: El Cordero que fue inmolado es digno de tomar el poder…”.

Porque el que tenga ese Título, el que tenga ese Título tiene el derecho de tomar el poder, tiene el derecho de tomar las riquezas, la sabiduría, la fortaleza, la honra, la gloria y la alabanza; porque son derechos contenidos en ese Libro.

Ahora, el Señor Jesucristo tomó ese Libro y todos reconocieron todos los derechos contenidos en ese Libro, a los cuales el Señor Jesucristo obtuvo derecho al tomar ese Libro; porque Él con Su Sangre nos redimió, y Él, al morir en la Cruz del Calvario, pagó el precio para la redención de toda la Creación.

Así que podemos entonces ver la importancia de: “EL LIBRO EN LA MANO DEL SEÑOR JESUCRISTO”.

Al obtener ese Título, ese Libro, Él es dueño de todo; por lo tanto, toda la herencia entonces pasa a Él, teniendo ese Título de Propiedad. Y luego Él abre ese Título de Propiedad, cada Sello; y con la apertura de este Libro quedan abiertos todos los derechos que perdió Adán, y quedan abiertos para Cristo; por lo tanto, Él recibe toda la herencia cuando recibió ese Título de Propiedad y abrió esos Sellos.

Ahora, ese Libro contiene todos los misterios de la Biblia, desde el Génesis hasta el Apocalipsis; contiene todos los misterios del pasado, del presente y del futuro; cosas que en otros tiempos no habían sido dadas a conocer a los hijos de Dios, son dadas a conocer con la apertura de este Libro.

Con la apertura de este Libro por el Señor Jesucristo, se abre una etapa gloriosa en el Programa Divino para todos los hijos de Dios. Por esa causa este Título en la mano del Señor Jesucristo es tan importante: porque Él toma ese Libro para abrir ese Libro, y así quedan abiertos todos los derechos que Él tiene de toda y sobre toda la herencia de Dios, la cual, más adelante veremos (mañana) cómo Él luego comparte esa herencia con Sus hijos.

Ahora, el Libro en la mano del Cordero, de Jesucristo, es lo mejor que puede acontecer a este Libro; porque Él es el Redentor y Él tiene derecho a tomar este Libro, y tiene derecho a todos los derechos que contiene este Libro; y luego Él puede hacer lo que Él desee con todos los derechos que Él tiene. Y lo que Él hará será compartir esos derechos con todos los escogidos.

Ahora, vean ustedes, este Libro es el libro más importante, es el Libro de la Redención, es el Libro Divino que contiene todos los derechos: los derechos a la vida eterna, los derechos al poder eterno y divino, los derechos al gobierno sobre toda la Creación, los derechos a la juventud eterna, a la felicidad eterna, al Reino eterno, a todo lo eterno; lo cual perdió Adán en la caída.

Adán perdió en la caída la vida, con todo lo que contiene la vida eterna; pero todo esto será restaurado en el fin del tiempo a la raza humana, con la toma y apertura de este Libro en el Cielo.

Así que el Programa Divino, con la toma de este Libro y la apertura de este Libro, es para beneficio de los hijos de Dios, es para que regrese la herencia divina a los herederos de Dios, que son los hijos de Dios, los escogidos, los primogénitos de Dios.

Así que en esta noche estamos viendo algo muy importante: “EL LIBRO EN LA MANO DEL SEÑOR JESUCRISTO”, y todo esto visto en el Cielo. Pero ya mañana estaremos viendo este Libro nuevamente, pero en otro lugar.

Ahora, les dije ayer que este Libro contiene todo lo que Dios hará; todo lo que Dios hará en el fin del tiempo está contenido ahí en ese Libro. Conocer el contenido de ese Libro es conocer todo el Programa Divino.

Él también contiene las cosas que Dios realizó en el pasado, contiene las cosas que Dios realizará en el tiempo presente y contiene también las cosas que Dios realizará en el futuro.

Así que, conociendo el contenido de este Libro, conoceremos nosotros todos los misterios divinos desde el Génesis hasta el Apocalipsis. Así que EL LIBRO EN LA MANO DEL SEÑOR JESUCRISTO es el lugar correcto al salir de la mano de Dios.

Encontramos que Él estuvo abriendo cada uno de estos Sellos, y cada Sello contenía un misterio; cada uno de esos misterios es una Obra que se realiza aquí en la Tierra, en donde se ve la Obra que Dios realiza, y también se ve la obra que el diablo realiza en contra del Programa Divino.

Así que con la apertura de este Libro queda abierto al pueblo de Dios todo el Programa Divino, toda la Obra Divina que Dios hizo en el pasado, la que Él hace en el presente y la que hará en el futuro; pero también queda abierto todo lo que el diablo hizo en el pasado, y lo que hará en el presente y lo que hará en el futuro también. Porque queda descubierto Dios ante Su pueblo, revelado; pero también queda descubierto el diablo con todas las artimañas que usó en el pasado, en el presente (las que usará en el presente), y las que usará en el futuro.

Así que este Libro sellado con siete Sellos hemos visto que es el Libro más importante; de ahí proceden todas las revelaciones divinas dadas a los profetas de Dios.

Por eso miren ustedes, cuando Dios estuvo hablándole al profeta Daniel, Él le dijo a Daniel que le daría a conocer las cosas que estaban escritas en el Libro de la Verdad; porque ese Libro de la Verdad es el Libro de Dios, de donde procede toda revelación divina para los profetas de Dios enviados en diferentes ocasiones.

Así que podemos ver que todo lo que aconteció en el pasado y lo que está aconteciendo en el presente y acontecerá en el futuro, todo lo encontraremos en ese Libro sellado con siete Sellos.

Por esa causa es tan importante conocer las cosas que contiene este Libro sellado con siete Sellos. Sin la toma y apertura de este Libro, no hay regreso a la vida eterna de ninguna persona. Se requiere la toma y apertura de este Libro para nuestro regreso a la vida eterna.

Miren cómo le dijo Dios, o el Arcángel, a Daniel: dice Daniel, capítulo 10, verso 21:

“Pero yo te declararé lo que está escrito en el libro de la verdad; y ninguno me ayuda contra ellos, sino Miguel vuestro príncipe (le dice el Arcángel Gabriel al profeta Daniel)”.

Ahora, la historia del Programa Divino está toda ahí, en ese Libro sellado con siete Sellos; está profetizada en esos símbolos apocalípticos, los cuales, a medida que el tiempo pasa se van materializando, se van convirtiendo en una realidad; para luego la realidad de la historia de la raza humana ir cuadrando con esos símbolos apocalípticos que contiene ese Libro sellado con siete Sellos.

Así que este Libro sellado con siete Sellos no podía ser dado a conocer, no podía ser revelado antes de tiempo, porque se descubriría todo el Programa que se estaría llevando a cabo en el planeta Tierra; lo cual sería nada menos que la historia de la raza humana en la cual Dios ha hecho Su intervención, y también el diablo.

Así que esperamos que Dios mañana nos permita ver un poco más de ese Libro, y ver los beneficios que ese Libro tiene; los beneficios, bendiciones y derechos que contiene ese Libro para aquel o aquellos que puedan obtener ese Libro. El Señor Jesucristo lo obtuvo y obtuvo todos esos derechos, ahí en Apocalipsis, capítulo 5. Adán perdió ese Libro, y perdió todos los derechos contenidos en ese Libro.

Para nuestro regreso a la vida eterna se requiere que ese Libro sea restaurado a la raza humana, a los escogidos; y mañana veremos esa parte.

Aquí en esta noche hemos visto: “EL LIBRO DE LOS SIETE SELLOS EN LA MANO DEL SEÑOR JESUCRISTO”.

Hemos visto cómo lo tomó, luego hemos visto cómo en el Cielo reconocieron todos los derechos que obtuvo al tomar ese Libro, y luego hemos visto también que Él abrió ese Libro en el Cielo; abrió ese Libro y todo tuvo un símbolo; y fue mostrada cada cosa en cada Sello hasta llegar al Séptimo Sello. Cuando abrió el Séptimo Sello, hubo silencio: ningún símbolo, nada escrito, nada hablado; porque esa parte del Séptimo Sello todavía estaba en el futuro, y no podía ser dado a conocer ese misterio del Séptimo Sello para que no surgieran interrupciones en la manifestación de ese Séptimo Sello.

Mañana veremos todo lo relacionado también a ese Séptimo Sello, veremos ese Libro cómo ha viajado. Vean ustedes, viajó de la mano de Dios a la mano de Adán; Adán perdió los derechos cuando cayó, y el Libro le fue quitado y regresó a la mano de Dios, que es el dueño original. Y luego, en el fin del siglo, regresa ese Libro a un ser humano que vivió aquí en la Tierra pero que era Dios en carne humana; pero Él se hizo uno de nosotros, por lo tanto, ese Libro entonces pasó a la mano del Señor Jesucristo.

Vean ustedes cómo ha viajado ese Libro, ese Título de Propiedad, que contiene los derechos a la vida eterna, los derechos a todo lo eterno. Y mañana veremos cómo viaja ese Libro del Cielo a la Tierra de nuevo, en el fin del siglo.

Vean ustedes, había sido… su dueño original es Dios; luego Él lo trajo a la Tierra cuando colocó a Adán en la Tierra; luego de la Tierra, cuando Adán cayó, regresó al Cielo; luego en el Cielo, en el fin del tiempo, pasa a las manos del Señor Jesucristo; y luego del Cielo, veremos hacia dónde el Señor Jesucristo lleva ese Libro luego de abrir esos Sellos.

En esta noche hemos visto el Libro en la mano del Señor Jesucristo, el Libro sellado con siete Sellos en la mano del Señor Jesucristo; y hemos visto lo que Él hizo con ese Libro, y los derechos que obtuvo al tomar ese Libro.

Con la toma de ese Libro, Él es el dueño de toda la Creación. Él es el dueño del planeta Tierra con todos los habitantes, legalmente, al tener ese Título de Propiedad.

“EL LIBRO SELLADO CON SIETE SELLOS EN LA MANO DEL SEÑOR JESUCRISTO”.

Dios les bendiga, Dios les guarde. Muchas gracias por vuestra amable atención, y pasen todos muy buenas noches.

Con nosotros nuevamente Miguel Bermúdez Marín para finalizar nuestra parte en esta noche.

Y mañana tendremos la parte culminante de esta serie de actividades titulada como tema general: “El misterio del Libro de los Siete Sellos”. Bajo el misterio del Libro de los Siete Sellos, en esta noche hemos tenido el subtema: “EL LIBRO DE LOS SIETE SELLOS EN LA MANO DEL SEÑOR JESUCRISTO”.

Con nosotros nuevamente Miguel Bermúdez Marín.

Dios les bendiga y Dios les guarde a todos.

“EL LIBRO DE LOS SIETE SELLOS EN LA MANO DEL SEÑOR JESUCRISTO”.

[Revisión diciembre 2020]

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