Las cosas que son

Muy buenas noches, amados amigos y hermanos presentes aquí en Villahermosa, y también cada uno de ustedes a través de la línea telefónica.

Es para mí un privilegio muy grande estar con ustedes en esta noche, y tener la oportunidad de continuar hablando con ustedes sobre nuestro tema «PROFECÍA» en: «LAS COSAS QUE SON».

Dice Apocalipsis, capítulo 1, verso 19:

«Escribe las cosas que has visto, y las que son, y las que han de ser después de estas».

«LAS COSAS QUE SON».

El libro del Apocalipsis, como dice el primer verso del capítulo 1, es:

«La revelación de Jesucristo, que Dios le dio, para manifestar a sus siervos las cosas que deben suceder pronto; y la declaró enviándola por medio de su ángel a su siervo Juan».

El libro del Apocalipsis o la revelación apocalíptica es la Palabra profética de la revelación de Jesucristo, que tendría en medio de Su pueblo a través de la Dispensación de la Gracia y luego también en la Dispensación del Reino y por toda la eternidad.

La revelación apocalíptica nos muestra a Jesucristo con Su pueblo; nos muestra a Jesucristo, la Columna de Fuego, manifestado en medio de Su pueblo en la Dispensación de la Gracia, en la Dispensación del Reino y por toda la eternidad.

Ahora, la revelación apocalíptica está en forma simbólica. Entender estos símbolos apocalípticos y el tiempo que le corresponde a cada uno de estos símbolos, es entender todo este Programa mostrado aquí proféticamente para ser realizado.

Este Programa sellado, cerrado aquí en la revelación apocalíptica, sería abierto al público, sería dado a conocer al público en el fin del tiempo. Pero antes de llegar el fin del tiempo se estaría cumpliendo todo este Programa Divino hasta la séptima edad de la Iglesia gentil; y después de la séptima edad de la Iglesia gentil, al final, se daría a conocer lo que aconteció durante las siete edades de la Iglesia gentil; y luego se daría a conocer —más adelante— el gran misterio del Séptimo Sello, que es la Venida del Señor, la Venida del mismo Señor Jesucristo que se reveló en la Dispensación de la Gracia. El mismo Señor Jesucristo que pasó a la Dispensación de la Gracia, pasaría a la Dispensación del Reino.

Ahora, por cuanto Adán cayó allá en el Huerto del Edén… Eva ocasionó la caída, por eso dice San Pablo: «No fue Adán, sino Eva la que pecó». Ahora, por cuanto ocurrió esa caída allá en el Huerto del Edén, Adán perdió todos los derechos, perdió su herencia, perdió el Título de Propiedad.

Adán había sido colocado en esta Tierra como rey de esta Tierra, como rey y señor de este planeta Tierra con todo lo que este planeta Tierra tenía; él fue colocado en este planeta Tierra en un cuerpo en el cual podía vivir eternamente; él fue colocado en este planeta Tierra con la Palabra de Dios para ser hablada; y todo lo que él hablaba, así era. Él podía por la Palabra hablada decirle a un monte o a un árbol: «Pásate de aquí allá», y se pasaría; y nada sería imposible para Adán.

Él también tenía juventud eterna. Él tenía la Herencia Divina, que le había sido dada para ministrarla correctamente. Él con su esposa Eva fueron puestos a prueba, y Eva falló e indujo a Adán, y Adán cayó también.

Si Adán no la recibe, el hombre hubiera quedado solo por toda la eternidad; porque su compañera, al ser juzgada por Dios, hubiera muerto; pero cuando Adán la recibió, entonces ya ella no murió literalmente en ese momento: siguió viviendo, y vino a ser madre de todo ser viviente1: de los buenos y de los malos; por eso encontramos a Abel, un hombre bueno, y encontramos a Caín, un hombre malo.

Eva vino a ser madre de los hijos de Dios y de los hijos del diablo (en palabras más claras); por eso San Juan dice2:«No como Caín, que era del maligno y mató a su hermano (Abel)«.

Ahora, con la caída allá en el Huerto del Edén, este planeta Tierra pasó de las manos de Adán a las manos del diablo; y el diablo entonces tuvo derecho a sembrar su simiente, sus hijos, aquí en la Tierra. Y esto será así hasta el fin del tiempo, en donde se realizará la cosecha del trigo y también de la cizaña; y el trigo será colocado en el Alfolí de Dios, y la cizaña será quemada.

Esto mismo se cumple con la Iglesia del Señor Jesucristo.

Encontramos que la Iglesia del Señor Jesucristo, que nació el Día de Pentecostés, cayó en el Concilio de Nicea. Y por esa causa, en medio de la Iglesia del Señor encontramos el trigo y la cizaña; encontramos esto así, mostrado en la parábola dada por el Señor Jesucristo del trigo y de la cizaña; pero el Señor Jesucristo dice en esta parábola, dice así:

«El reino de los cielos es semejante a un hombre que sembró buena semilla en su campo;

pero mientras dormían los hombres, vino su enemigo y sembró cizaña entre el trigo, y se fue.

Y cuando salió la hierba y dio fruto, entonces apareció también la cizaña.

Vinieron entonces los siervos del padre de familia y le dijeron: Señor, ¿no sembraste buena semilla en tu campo? ¿De dónde, pues, tiene cizaña?

Él les dijo: Un enemigo ha hecho esto. Y los siervos le dijeron: ¿Quieres, pues, que vayamos y la arranquemos?

Él les dijo: No, no sea que al arrancar la cizaña, arranquéis también con ella el trigo.

Dejad crecer juntamente lo uno y lo otro hasta la siega; y al tiempo de la siega yo diré a los segadores: Recoged primero la cizaña, y atadla en manojos para quemarla; pero recoged el trigo en mi granero».

Y luego en la explicación que Él dio de esta parábola, dice… Leímos aquí capítulo 13 de San Mateo, verso 24 al 30. Ahora leeremos San Mateo, capítulo 13, verso 36 en adelante; y dice así:

«Entonces, despedida la gente, entró Jesús en la casa; y acercándose a él sus discípulos, le dijeron: Explícanos la parábola de la cizaña del campo.

Respondiendo él, les dijo: El que siembra la buena semilla es el Hijo del Hombre.

El campo es el mundo; la buena semilla son los hijos del reino, y la cizaña son los hijos del malo.

El enemigo que la sembró es el diablo; la siega es el fin del siglo; y los segadores son los ángeles.

De manera que como se arranca la cizaña, y se quema en el fuego, así será en el fin de este siglo.

Enviará el Hijo del Hombre a sus ángeles, y recogerán de su reino a todos los que sirven de tropiezo, y a los que hacen iniquidad,

y los echarán en el horno de fuego; allí será el lloro y el crujir de dientes.

Entonces los justos resplandecerán como el sol en el reino de su Padre».

En el Reino Milenial resplandecerán como el sol. Y la cizaña será echada en el horno de fuego, donde será quemada, eso es en la gran tribulación.

Por eso ustedes encuentran en Apocalipsis, capítulo 11, y también en el Sello Sexto, ustedes encuentran estos juicios cayendo sobre la Tierra, sobre la cizaña.

Encontramos en el capítulo 6, verso 12 en adelante [Apocalipsis]:

«Miré cuando abrió el sexto sello, y he aquí hubo un gran terremoto; y el sol se puso negro como tela de cilicio, y la luna se volvió toda como sangre;

y las estrellas del cielo cayeron sobre la tierra, como la higuera deja caer sus higos cuando es sacudida por un fuerte viento.

Y el cielo se desvaneció como un pergamino que se enrolla; y todo monte y toda isla se removió de su lugar.

Y los reyes de la tierra, y los grandes, los ricos, los capitanes, los poderosos, y todo siervo y todo libre, se escondieron en las cuevas y entre las peñas de los montes;

y decían a los montes y a las peñas: Caed sobre nosotros, y escondednos del rostro de aquel que está sentado sobre el trono, y de la ira del Cordero;

porque el gran día de su ira ha llegado: ¿y quién podrá sostenerse en pie?».

Esto es el juicio divino cayendo sobre este planeta Tierra durante la gran tribulación, sobre la cizaña que está en este planeta Tierra.

Este planeta Tierra tiene que ser purificado para que el trigo, en el glorioso Reino Milenial, resplandezca como el sol: «Entonces los justos resplandecerán como el sol en el reino de su Padre».

Y el profeta Malaquías, vean ustedes lo que dice en el capítulo 4, verso 1 y verso 2:

«Porque he aquí, viene el día ardiente como un horno, y todos los soberbios y todos los que hacen maldad serán estopa (esta es la cizaña); aquel día que vendrá los abrasará (y no es un abrazo, sino que los quemará; los abrasará, los quemará), ha dicho Jehová de los ejércitos, y no les dejará ni raíz ni rama (no les dejará ni raíz ni rama a la cizaña).

Mas a vosotros los que teméis mi nombre, nacerá el Sol de justicia, y en sus alas traerá salvación; y saldréis, y saltaréis como becerros de la manada (saldréis y saltaréis como becerros de la manada en el glorioso Reino Milenial, donde dice:).

Hollaréis a los malos, los cuales serán ceniza bajo la planta de vuestros pies, en el día en que yo actúe, ha dicho Jehová de los ejércitos».

Ahora vean ustedes: «… serán ceniza bajo la planta de vuestros pies», serán ceniza atómica y ceniza volcánica, y de toda esa ceniza; porque el fuego atómico y el fuego volcánico y todo ese fuego, quemará la cizaña durante la gran tribulación.

Ahora, nosotros no le tenemos miedo a la gran tribulación, ni al fuego que va a venir en la gran tribulación. Dice:

«Mas a vosotros los que teméis mi nombre, nacerá el Sol de justicia (y eso es la Segunda Venida del Señor como León de la tribu de Judá, como Rey de reyes y Señor de señores), y en Sus alas (el ministerio de Moisés y Elías) traerá salvación».

Es el ministerio que trae el Mensaje Final de la Gran Voz de Trompeta para salvación, o sea, para la transformación de nuestros cuerpos, la redención del cuerpo.

Ahora, en el fin del siglo o fin del tiempo la cizaña estará siendo juntada, reunida, para ese día grande y terrible de Jehová, para la gran tribulación; y el trigo será recogido, los escogidos serán recogidos como dice el Señor Jesucristo3: «Y enviará sus ángeles con gran voz de trompeta, y juntarán a todos los escogidos».

Serán juntados para ser transformados y ser luego raptados, o sea, pasados a la Casa de nuestro Padre celestial. Ahora, esto es lo que ocurrirá en el fin del tiempo.

Ahora, estamos viendo las cosas que eran en el tiempo de Juan, y luego también veremos (mañana) las cosas que fueron también en el tiempo de los demás mensajeros de las siete edades de la Iglesia gentil.

Encontramos que el trigo y la cizaña estarían en el mismo campo; encontramos que en aquel tiempo comenzó a moverse un espíritu en medio del pueblo, el cual daba lugar a que la cizaña se acomodara en la Iglesia; y encontramos que San Pablo combatió ese espíritu, el cual luego estaría manifestado en carne humana, en personas que estarían como parte de la Iglesia.

Ahora, en los mensajes dados a cada una de las siete iglesias de Asia Menor encontramos que hay Palabra para los escogidos y también hay Palabra para la cizaña. Dios le habla a los dos grupos, y Dios responsabiliza a los dos grupos. Y por cuanto ellos, la cizaña, dice que son hijos de Dios y que sirven a Dios, entonces Dios les habla a ellos también.

El Mensaje de cada edad viene a los dos grupos; por eso ustedes encuentran que en alguno de los mensajes de cada edad de la Iglesia, en algunos momentos les habla ciertas cosas duras, y también les habla cosas muy agradables. El trigo, que está haciendo las cosas bien, recibe la parte buena; la cizaña, que está haciendo las cosas mal hechas, recibe esa Palabra dura. Dios responsabiliza a ambos grupos.

Ahora, en aquellos tiempos el pueblo de Dios, la Iglesia, fue perseguida; los apóstoles —con la excepción de Juan— fueron matados, murieron como mártires. Excepto Juan, al cual trataron de matar; y lo encontramos en la isla de Patmos no porque no trataron de matarlo, sino porque trataron de matarlo en una paila de aceite hirviendo, y no se murió; y entonces pensaron que era un brujo, y lo echaron para allá, para esa isla, para que allá muriera víctima de todas las cosas negativas que habían allí.

Pero vean ustedes, dondequiera que esté un hijo de Dios, y más un apóstol o profeta, allí está Dios con él, y ahí viene la Palabra de Dios para esa persona.

Así que lo más importante no es el lugar donde uno vive, en el sentido de que sea bueno o sea malo, lo importante es que Dios esté en ese lugar con uno.

Encontramos que Juan estaba allí, en ese lugar, un lugar donde echaban a las personas que el Gobierno desterraba, no los querían más. Pero allí Dios le dio la revelación de Jesucristo, allí el Señor Jesucristo le envió una bendición muy grande, allí el Señor Jesucristo le envió la revelación de Su Obra y manifestación a través de las edades de la Iglesia gentil y luego para la Dispensación del Reino y para toda la eternidad.

¿Y cómo lo hizo? Dice:

«La revelación de Jesucristo, que Dios le dio, para manifestar a sus siervos las cosas que deben suceder pronto».

Vean ustedes, la revelación de Jesucristo muestra las cosas que deben suceder pronto, las cosas que Jesucristo estaría haciendo y las cosas que estarían aconteciendo durante la Dispensación de la Gracia y en la próxima dispensación, que sería la del Reino, y luego las cosas que sucederían luego del glorioso Reino Milenial; en donde el Señor Jesucristo estaría revelándose en la Dispensación de la Gracia, en la Dispensación del Reino y luego por toda la eternidad.

Conocer la revelación apocalíptica es conocer a Jesucristo revelado en la Dispensación de la Gracia, en la Dispensación del Reino y en la eternidad. Ahora:

«… para manifestar a sus siervos las cosas que deben suceder pronto; y la declaró enviándola por medio de su ángel a su siervo Juan».

Ahora, vean ustedes, por medio de Su Ángel, el Señor Jesucristo le envió la revelación a Juan. Ya todos nosotros sabemos que este Ángel del Señor Jesucristo es el que llevaba la revelación de Jesucristo a Juan. Dice:

«… y la declaró enviándola por medio de su ángel a su siervo Juan».

Acá en Apocalipsis, capítulo 22, verso 16, dice:

«Yo Jesús he enviado mi ángel para dar testimonio de estas cosas en las iglesias».

Ahora, vean ustedes, el Enviado con esta revelación de Jesucristo a Juan fue el Ángel del Señor Jesucristo; el cual todos nosotros sabemos (por lo que reveló el séptimo ángel mensajero) que era un profeta con el espíritu y virtud de Elías.

Esta revelación de Jesucristo no fue dada o llevada a Juan por medio de un ángel celestial o del Cielo, sino a través de un profeta. Esta revelación de Jesucristo es tan importante que Dios no confió esa labor a ninguna otra persona, sino a un profeta con el espíritu y virtud de Elías. Por eso ustedes encuentran que a través de toda la revelación apocalíptica el Ángel del Señor Jesucristo está interviniendo.

Encontramos que comienza el Apocalipsis con la revelación de Jesucristo enviada por medio de Su Ángel, y ya termina en el capítulo 22 la revelación apocalíptica, diciendo:«Yo Jesús he enviado mi ángel para dar testimonio de estas cosas en las iglesias».

Y después que dice eso, solamente restan algunos versos de la Escritura donde se cierra la revelación apocalíptica.

Juan el discípulo amado, encontramos que en dos ocasiones quiso adorar a los pies del Ángel del Señor Jesucristo, y el Ángel le dijo: «Mira, no lo hagas; porque yo soy siervo contigo y con tus hermanos. Adora a Dios»4.

Encontramos que este Ángel se identificó como un siervo de Dios, un siervo del Señor Jesucristo como los demás siervos y profetas que Dios había enviado.

Juan estaba viendo a través de la revelación apocalíptica un misterio muy grande que en el Ángel del Señor Jesucristo se cumplió; y por esa causa Juan quiso adorar a los pies del Ángel, aunque sabía que solamente al Señor Jesucristo se podía adorar.

No fue que Juan era un ignorante, fue que Juan vio a Jesucristo revelado en Su Ángel Mensajero en el cumplimiento de las promesas divinas que corresponden para después de la Dispensación de la Gracia.

Ahora, el Ángel del Señor Jesucristo le mostró a Juan, en esta forma simbólica, todas las cosas que acontecerían durante la Dispensación de la Gracia y durante la Dispensación del Reino y por toda la eternidad después del glorioso Reino Milenial.

Vean ustedes, el Ángel del Señor Jesucristo le mostró los siete ángeles mensajeros, le mostró cómo se revelaría Jesucristo en las siete edades. Cuando le mostró a uno como el Hijo del Hom­bre: al Hijo del Hombre en medio de los siete candeleros, allí le estaba mostrando ¿qué? Le estaba mostrando a Jesucristo revelado en el Lugar Santo de Su Templo espiritual a través de los siete ángeles mensajeros en las siete edades de la Iglesia gentil.

Por eso toda la revelación apocalíptica ustedes la encuentran colocada en símbolos; toda cosa ahí presentada significa algo.

Ahora, por cuanto en ese tiempo estaba comenzando la revelación de Jesucristo… fue del año 95 (por ahí) al 96… del 95 al 96 fue la revelación dada a Juan; o sea que tomó dos años para Juan recibir la revelación de Jesucristo por medio del Ángel del Señor Jesucristo.

Si leemos el Apocalipsis en una noche, quizá pensamos que Juan lo recibió también en un día o en una noche, pero a Juan le tomó dos años recibir esa revelación apocalíptica; o sea que todos los días él no estaba recibiendo una revelación apocalíptica, una revelación de Jesucristo, sino que no sabemos cada cuántos días venía el Ángel del Señor Jesucristo enviado por Jesucristo, en teofanía, y le aparecía a Juan y lo trasladaba en el Espíritu para mostrarle esta revelación de Jesucristo.

Dos años tomó; y es tan perfecta que parece que fue toda en un momento, o en un día; parece que fue toda consecutiva hasta terminar esa revelación; pero no, tomó dos años a Juan recibir esta revelación de Jesucristo.

Y miren ustedes, la parte que corresponde a las siete edades de la Iglesia gentil, representada en las siete iglesias de Asia Menor, su cumplimiento ha tomado dos mil años aproximadamente.

Ahora, vean ustedes, una cosa que es mostrada en una forma en donde ustedes pueden reunir todo esto en algunas páginas, toma años su cumplimiento; pero va cumpliéndose gradualmente cada cosa.

Todo lo que se cumpliría en la Dispensación de la Gracia, en la Dispensación del Reino y por toda la eternidad, está en la revelación de Jesucristo dada a Juan por medio del Ángel del Señor Jesucristo.

En palabras más claras, es el Mensaje profético más completo, o sea, es el Mensaje profético completo dado por Dios por medio de Su Ángel Mensajero. O si ustedes quieren entenderlo más claro: es el Mensaje perfecto y completo, profético, dado por Dios por un profeta mensajero; ningún otro profeta hizo eso en ningún tiempo.

Daniel se acercó mucho y le fue dicho: «Mira, no; estas cosas están cerradas y selladas hasta el fin del tiempo». Y luego, cuando llega el fin del tiempo, no está Daniel para tomar esa Palabra y abrir esos misterios; pero Jesucristo dice: «Yo Jesús he enviado mi ángel para dar testimonio de estas cosas en las iglesias».

En el fin del tiempo, estos misterios que no han sido conocidos todavía… Hay muchos que ya fueron abiertos al público por el séptimo mensajero, pero hay algunos que no estaban abiertos al público, y hay algunos que todavía no se han cumplido; por lo tanto, en el fin del tiempo son dados a conocer esos misterios.

Y «el pueblo que conoce a su Dios se esforzará y hará la Obra que tiene que hacer»5 para el fin del tiempo, hará la Voluntad de Dios conforme a las cosas que deben acontecer, dadas por medio de Su Ángel Mensajero a Juan en forma simbólica, y a nosotros en el fin del tiempo en el significado de esos símbolos apocalípticos.

Como les dije en estos días, la revelación de Jesucristo, esta revelación apocalíptica, reúne todas las profecías desde el Génesis hasta el Apocalipsis. Y con la apertura del Libro sellado se abre toda la Biblia desde el Génesis hasta el Apocalipsis.

Ahora, en el fin del tiempo, al abrirse esta revelación completamente, también las palabras dichas por el Señor Jesucristo se repiten: «Gracias, Padre, porque escondiste estas cosas de los sabios y de los entendidos, y las has revelado a los niños; porque así te agradó»6.

Los niños, los cuales no razonan, oyen la Palabra del Padre celestial y lo creen. No fue que el Señor Jesucristo quería que todos los que iban a entrar al Reino de Dios fueran pequeñitos, niños en lo literal, sino personas que escucharan la Palabra y creyeran esa Palabra sin dudarla en ningún momento; y a medida que va pasando el tiempo, si no la entendieron de momento, la van a entender gradualmente, se les va abriendo el cuadro; porque Dios ha abierto el entendimiento de Sus hijos en el fin del tiempo para que los entendidos entiendan; con la misma Palabra revelada van entendiendo las cosas que deben acontecer pronto, en este tiempo final.

Ahora, estamos hablando de las cosas que ya acontecieron en el pasado, pero recuerden: lo más importante para nosotros es lo que tiene que acontecer en nuestro tiempo, porque ya lo demás es historia; lo cual nos ayuda mucho para ver cómo acontecieron las cosas allá y tener un cuadro claro de cómo Dios se tiene que mover en este tiempo final, y cómo también el enemigo de Dios se moverá, para uno cuidarse del enemigo; porque nadie quiere que el enemigo le haga daño, entonces se tiene que cuidar.

Ahora, esta revelación apocalíptica, como les dije, contiene todos los misterios de la Biblia desde el Génesis hasta el Apocalipsis, contiene misterios escondidos desde antes de la fundación del mundo.

Vean ustedes, hay un misterio grande desde antes de la fundación del mundo, el cual aparece aquí también en Apocalipsis: dice que el Cordero fue muerto desde la fundación del mundo. Pedro, me parece que es, dice: «Desde antes de la fundación del mundo»7. O San Pablo… Pedro me parece que es el que dice que había sido sacrificado desde antes de la fundación del mundo.

Ahora, ese es un misterio del Reino de Dios. No lo vamos a explicar mucho ahora, pero en la Mente de Dios la Venida del Señor (la Primera y la Segunda) y la aparición nuestra también en la Tierra, todo eso estuvo; y en la Mente de Dios se efectuó el Sacrificio de Jesucristo en la Cruz.

Así como un arquitecto diseña todo lo que va a hacer: ya en el plano está, y luego lo ejecuta. Ahora, en el plano, el que no puede leer un plano no ve un edificio, porque no puede tocar las piedras, no puede abrir las ventanas, no puede caminar dentro de ese edificio; dice: «No, yo no estoy viendo ningún edificio»; pero el arquitecto y el ingeniero dicen: «Sí, yo lo estoy viendo, ahí está».

Y así Jesucristo fue sacrificado desde antes de la fundación del mundo en la Mente Divina, y luego apareció en carne humana para materializar todo ese Programa que ya estaba en la Mente de Dios.

Y nosotros estamos aquí materializando el Programa Divino que corresponde para este tiempo final, el Programa Divino que corresponde a los hijos de Dios que han venido de la eternidad.

Así que no estamos aquí por mera casualidad. Cuando Dios pensó del fin del tiempo, ahí nos vio a nosotros; y cuando Dios pensó del glorioso Reino Milenial, ahí nos vio también a nosotros; cuando Dios pensó de la Nueva Jerusalén, ahí también nos vio a nosotros; cuando Dios pensó de reyes y sacerdotes en ese glorioso Reino, ahí pensó y nos vio a nosotros; y cuando Dios pensó en transformar los cuerpos de Sus hijos, ahí nos vio a nosotros, que somos los que estamos en el fin del tiempo para recibir esa transformación. Cuando Dios pensó en llamar con Gran Voz de Trompeta a los escogidos, ahí pensó en nosotros y también en 144.000 hebreos.

Así que vean ustedes, lo que está ocurriendo no es otra cosa sino el pensamiento divino siendo materializado.

Por eso aquí, la revelación de Jesucristo nos muestra las cosas que deben suceder pronto, muestra las cosas que tenían que suceder durante la Dispensación de la Gracia y las cosas que tenían que suceder durante la Dispensación del Reino, las cuales ya han comenzado a suceder.

Y las de la Dispensación de la Gracia ya las tenemos en historia, ya han ocurrido; y nadie puede arreglar lo que ha ocurrido en la Dispensación de la Gracia. Ya el que actuó correctamente recibirá su recompensa de acuerdo a sus obras; y el que actuó incorrectamente recibirá su recompensa de acuerdo a esas obras también; por eso viene la bendición para el trigo y el fuego para la cizaña.

Ahora, LAS COSAS QUE SON, de las cuales dice aquí Apocalipsis, capítulo 1, verso 19: «Escribe las cosas que has visto, y las que son, y las que han de ser…». «Las que son» corresponden a las siete edades de la Iglesia gentil.

Vean ustedes, todo lo que el Señor Jesucristo realizaría en la Dispensación de la Gracia está revelado en esta revelación que trajo el Ángel del Señor Jesucristo; porque es la revelación de Jesucristo para dar a conocer las cosas que sucederían, para dar a conocer cómo se revelaría el Señor Jesucristo en la Dispensación de la Gracia.

Y luego: «… y las que han de ser después de estas», ahí nos toca a nosotros ver cómo estará revelándose el Señor Jesucristo en la Edad de la Piedra Angular y en la Dispensación del Reino.

Así que en esta noche hemos entrado a LAS COSAS QUE SON, las cosas que eran para la Dispensación de la Gracia. Mañana continuaremos con estas cosas, que son las cosas que son para la Dispensación de la Gracia. Y ya el viernes y sábado y domingo estaremos hablando (espero sábado y domingo estar hablando, y no sé si el viernes también) de las cosas que serán, o que serían, porque ya han comenzado a ser esas cosas.

Nuestro tema de «PROFECÍA» en esta noche ha sido: «LAS COSAS QUE SON». LAS COSAS QUE SON EN LA DISPENSACIÓN DE LA GRACIA.

Hemos ya comenzado. Si mañana logramos terminar esas cosas, dando a conocer cómo se movió Jesucristo en la Dispensación de la Gracia y cómo el enemigo de Dios también combatió la Obra de Dios, si logramos terminar mañana, ya comenzaremos con las cosas que serán después de esas, después de las siete edades de la Iglesia gentil; si no, continuaremos también el viernes.

Así que oren mucho por mí para mañana, para que Él me dé lo que yo debo hablar de las cosas que fueron en la Dispensación de la Gracia; y así ver la Obra maravillosa que el Señor Jesucristo realizó, la cual los escogidos recibieron, pero otras personas ni se dieron cuenta que era Jesucristo en medio de Su Iglesia en la Dispensación de la Gracia.

Que Dios nos continúe bendiciendo a todos, que Dios nos guarde, y que continúe Él dándonos a conocer estas cosas que tenían que acontecer de acuerdo a la revelación de Jesucristo enviada por medio de Su Ángel.

La revelación de Jesucristo enviada por medio de Su Ángel, como hemos visto, es PROFECÍA de las cosas que tenían que suceder en aquel tiempo, y luego las que tienen que suceder después de las edades de la Iglesia gentil.

«LAS COSAS QUE SON». Eso es «PROFECÍA».

Que Dios nos continúe bendiciendo a todos, que Dios nos guarde, y será hasta mañana, Dios mediante.

Con nosotros nuevamente Miguel Bermúdez Marín.

Dios les bendiga y les guarde a todos.

«LAS COSAS QUE SON».

[Revisión febrero2020]

1 Génesis 3:20

2 1 Juan 3:12

3 San Mateo 24:31

4 Apocalipsis 19:10, 22:8-9

5 Daniel 11:32

6 San Mateo 11:25

7 1 Pedro 1:19-20

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