Las cosas que son (Parte II)

Muy buenas noches, amados amigos y hermanos presentes, y también los que están a través de la línea telefónica en los diferentes lugares.

Es para mí una bendición muy grande estar con ustedes en esta noche; y también estar escuchando a nuestro amigo y hermano Miguel Bermúdez Marín dando testimonio de la Obra que Dios está realizando en medio de Su pueblo, en Su Cuerpo Místico de creyentes, en la Edad de la Piedra Angular; dando testimonio de lo que él ha visto y de lo que él ha experimentado tocante a la manifestación divina en la Edad de la Piedra Angular, y las bendiciones que Dios está trayendo a Su pueblo en este tiempo.

En esta noche tenemos la Escritura para nuestro tema «PROFECÍA» en: «LAS COSAS QUE SON».

Dice así Apocalipsis, capítulo 1, verso 19:

«Escribe las cosas que has visto, y las que son, y las que han de ser después de estas».

Y nos detenemos para examinar «las cosas que son», o sea, las cosas que son en la Dispensación de la Gracia.

Las cosas que son, en la Dispensación de la Gracia, en la cual estaba viviendo Juan el discípulo amado, comenzaron allá en el tiempo del Señor Jesucristo y Sus apóstoles; continuaron, luego de los apóstoles, continuaron con San Pablo (el apóstol a los gentiles), y se realizó la Obra de la primera edad de la Iglesia gentil; porque Jesucristo se fue a los gentiles, Jesucristo pasó al pueblo gentil para tomar de entre los gentiles un pueblo para Su Nombre.

Ahora, algunas personas, quizás, cuando encontraban a San Pedro o a San Pablo hablando de que le había aparecido el Señor, pensaban que le había aparecido en un cuerpo físico; pero ya el Señor Jesucristo había ascendido al Cielo y estaba en el Trono de Intercesión intercediendo por cada uno de los que tienen sus nombres escritos en el Libro de la Vida del Cordero, y el Señor Jesucristo había regresado al Pilar de Fuego.

Él estaba apareciendo en ese Pilar de Fuego. Le apareció a Pedro en la cárcel y lo sacó de la cárcel1; le apareció a San Pablo en el camino a Damasco, cuando era Saulo de Tarso2; pero luego que le apareció le cambió el nombre, y vino a ser el gran apóstol San Pablo, mensajero a los gentiles en la primera edad: el que estableció el Mensaje para el pueblo gentil, el que estableció bien el Mensaje de la Dispensación de la Gracia y colocó a Jesucristo como el Cordero de Dios, como lo habían colocado los demás apóstoles y también el profeta Juan el Bautista; pero le mostró al pueblo hebreo y a los demás apóstoles que ya no era necesario un sinnúmero de cosas del Antiguo Testamento, porque por medio de Jesucristo ya estaban cumplidas esas cosas; él les dijo: «Ya no es necesario que se circunciden físicamente, la circuncisión es en el corazón»3. Les mostró que ya no se dependía de esos ritos de comidas, y de días de sábado, y de luna llena o luna nueva y días festivos, los cuales el pueblo hebreo bajo la Dispensación de la Ley guardaba.

Ahora, el apóstol San Pablo recibió una revelación clara de la dispensación nueva que había comenzado, recibió una revelación clara del Mensaje correspondiente para esa dispensación, el cual dio a conocer a todos los gentiles, y también les dio a conocer a los apóstoles allá en Jerusalén, el Mensaje que él estaba predicando.

San Pedro en una de sus cartas dice: «Y como también nuestro hermano Pablo dice o habla en alguna de sus cartas, las cuales cosas son muy difíciles, las cuales algunos tuercen para su propia perdición»4.

Ahora, San Pedro reconoció que San Pablo tenía una revelación grande y completa en cuanto al Programa Divino.

Encontramos que San Pablo se desligó de la Dispensación de la Ley, San Pedro no pudo hacerlo plenamente. San Pedro, por conveniencia, para no escandalizar a algunos que no comprendían bien, cuando estaba con los judíos hacía como hacían los judíos: él guardaba ciertas reglas hebreas del judaísmo; pero cuando estaba con los gentiles, entonces actuaba libremente, pero si veía que llegaba alguno de los judíos que estaban en el cristianismo pero que guardaban ciertas reglas del judaísmo, enseguida se enderezaba y empezaba a hacer como hacían los judíos que todavía arrastraban algunas cosas de la Ley.

Bueno, San Pablo vio esto y le llamó la atención: «¿Cómo tú cuando estás con los gentiles actúas como los gentiles, libremente, pero cuando estás con los judíos creyentes en Jesucristo, entonces actúas como ellos?»5.

Dios le había dicho a Pedro en visión, en aquella visión que le mostró diferentes animales inmundos, y le dijo6:«Mata y come«. Cuando Pedro dijo: «¿Yo? Por mi boca no ha entrado nada inmundo; de esos animales yo nunca he comido».

Más bien Pedro lo que comía era pescado, porque era pescador, y no iba a estar gastando el dinero en carne de esto y de lo otro cuando él tiraba la red y sacaba toda la comida que él necesitaba, y algunos vegetales y otras cositas así, eso las conseguía dondequiera, o harina de maíz o harina de trigo; porque con harina de maíz o harina de trigo y algunos pescaditos, viven los pescadores lo más tranquilos y lo más felices; y agua para tomar.

Ahora, Pedro al decir: «Nada inmundo ha entrado por mi boca», Dios le dijo, Jesucristo le dijo: «No llames inmundo lo que Dios limpió».

Ahora, vean ustedes en la forma en que Dios le muestra a los gentiles: como personas inmundas; pero Dios limpió a los gentiles en la Cruz del Calvario, porque Él quitó el pecado del mundo, tanto de los gentiles como de los hebreos; y también limpió los animales inmundos.

Ahora, el Señor le dice: «Mata y come». Esto tiene también un doble sentido: le está hablando con relación a los gentiles, pero también, si le dice que «mata y come», también Dios limpió lo que antes eran animales inmundos; y cuando hay hambre, hay necesidad, y lo que hay es esa clase de animales, uno da gracias a Dios, en oración es santificada la comida, y se lo come.

Como el cuento de Miguel donde dice… no sé si fue en alguna ocasión alguna experiencia que alguien tuvo, pero lo tomamos como un cuento para – como ejemplo. Dice que en una ocasión estaban un sinnúmero de personas en una mesa cenando y entre ellos estaba un hebreo, un judío, y lo que tenían era carne de cerdo y no había otra cosa, y todo el mundo se estaba sirviendo; y él ahí dijo: «Pásame ese pollo para acá», y ahí comió porque tenía necesidad.

Ahora, cuando hay necesidad uno se come lo que hay; no puede estar exigiendo ni esperando. Hubo personas en muchos tiempos pasados que desearían o desearon tener en sus mesas lo que a nosotros nos sobra en nuestra mesa, lo cual botamos.

Nosotros en la América Latina y el Caribe podemos decir que somos las personas más ricas y más felices y más tranquilos que viven en este planeta Tierra.

La América Latina tiene abundancia de todo, y mucho amor; tiene calor humano y tiene el amor divino manifestado. ¿Qué más queremos? Y si alguien quiere algo más, vamos a decir: «Yo también lo quiero: ¡Queremos el glorioso Reino Milenial, que venga pronto, con todas las bendiciones prometidas en ese Reino Milenial!».

A nosotros nos ha tocado la bendición más grande de todo el Programa Divino, a nosotros nos ha tocado una bendición tan y tan grande que en ninguna de las siete edades de la Iglesia gentil estuvo manifestada, solamente se reflejó; y solamente con el reflejo fue de grande bendición en aquellos tiempos.

En palabras más claras: En las siete edades de la Iglesia gentil se reflejó todo lo que Dios nos daría a nosotros en nuestra edad y nuestra dispensación; en las siete edades de la Iglesia gentil se reflejó todas las bendiciones que Dios derramaría sobre nosotros; en todos esos países donde se cumplieron esas siete edades se reflejó todo lo que Dios nos daría en la América Latina y el Caribe.

Allá encontramos que un ministerio en cada mensajero de cada edad fue manifestado, pero ninguno de esos ministerios fue un ministerio dispensacional. Desde Asia Menor, Europa y hasta Norteamérica se manifestaron los siete espíritus de Dios, o sea, los siete espíritus ministeriales en cada ángel mensajero de cada edad; cada ángel mensajero fue la manifestación de cada uno de esos siete espíritus de Dios.

Y para el fin del tiempo, el ministerio colocado en la Edad de la Piedra Angular y en el territorio de la América Latina y el Caribe es dispensacional; por lo tanto, es siete veces mayor. Y cuando se dice ‘siete’ se habla de algo completo o pleno. Y siendo siete veces mayor, o sea, eso nos habla que será un ministerio en toda su plenitud; no un ministerio limitado, sino sin límites. Por eso será un ministerio que operará para bendición de los escogidos de entre los gentiles y también para los hebreos escogidos escritos en el Libro de la Vida del Cordero.

En los siete ángeles mensajeros se reflejó lo que el Señor Jesucristo manifestaría en Su Ángel Mensajero, así como en cada edad se manifestó y se reflejó lo que Dios tendría en la Edad de la Piedra Angular, en la Edad Eterna; porque cuando se habla de la Edad de la Piedra Angular, se habla de algo en toda su plenitud: un Mensaje para el pueblo, que nos llevará a la transformación de nuestros cuerpos; un Mensaje que comienza en este tiempo, sigue en el Milenio y continúa para toda la eternidad; un Mensaje en el cual los misterios de toda la Biblia serán abiertos, dados a conocer al pueblo gradualmente.

Y si alguno piensa que nos iremos de aquí y seremos transformados sin conocer algunos misterios, no tienen por qué preocuparse, porque nuestro Mensaje continuará en el glorioso Reino Milenial dando a conocer todos los misterios de Dios escondidos en Su Palabra; por lo tanto, nuestra edad contiene todas las bendiciones que tuvieron allá en las edades pasadas, y contiene también las que ellos no pudieron tener, que eran exclusivas para nosotros, tales como el Maná escondido.

No dejó que San Pablo lo sacara para darlo a comer. San Pablo trató. ¿Y cuándo trató San Pablo de sacar ese Maná escondido? ¿Recuerdan ustedes que San Pablo dijo que el templo era tipo y figura de las cosas celestiales, el templo que estaba en la Tierra? Él mostró el Atrio, el Lugar Santo, y todas estas cosas; y luego cuando habló del Lugar Santísimo dijo que ahí, las cosas que estaban ahí: el Arca del Pacto, los Querubines, las tablas de la Ley, la vara de Aarón que reverdeció y el Maná Escondido y un incensario, dice: «De las cuales cosas no se puede hablar abiertamente, claramente»7.

¿Por qué? Porque estaban escondidas para nosotros. Si él se pone a hablar, por ejemplo, del Maná Escondido, y se pone a explicar lo que era el Maná Escondido, tenía que decirle al pueblo: ese Maná Escondido… porque es la Palabra, el Mensaje del Evangelio del Reino, que se lo van a comer los escogidos de Dios que entren a ese lugar; pero él no podía hacer eso.

«No solo de pan vivirá el hombre, sino de toda Palabra que sale de la boca de Dios». Y ese Maná Escondido, esa Palabra que saldría de la boca de Dios, San Pablo no lo podía repartir; él trató, pero no pudo; él trató de ir al pueblo hebreo y convertir el pueblo hebreo a Jesucristo, pero él no pudo repartir ese Maná. Él fue con el Mensaje de la primera edad, que era Maná pero no del Lugar Santísimo, era el Maná que estaba cayendo para aquella edad, para el Lugar Santo, no el Santísimo.

Ahora, vean ustedes, él no pudo darle ese Mensaje al pueblo hebreo, y convertirlos a Cristo. ¿Por qué? Porque ellos no se comerían el Maná que estaba cayendo en aquel día, el cual estaba cayendo en el Lugar Santo del Templo espiritual del Señor Jesucristo, sino que ellos, el Maná que se van a comer es el Maná Escondido: el Evangelio del Reino, la Palabra que sale de la boca de Dios en el Lugar y del Lugar Santísimo.

Ahora, ¿vieron la bendición tan grande que nosotros tenemos? Y solamente fue reflejada en el Mensaje que tuvieron allá en cada una de las edades. Y cada bendición de las que está hablada ahí para el vencedor, está reflejando las bendiciones que nosotros recibiremos; aunque ellos recibirán bendiciones, pero encontramos que mientras ellos vivieron no se materializaron esas bendiciones para ellos, porque se van a materializar en el fin del tiempo, en los escogidos del fin del tiempo.

Ahora, hemos tocado algo de las cosas que serán, mostrando las cosas que eran en las siete edades de la Iglesia gentil; porque las siete edades, las cosas que fueron, reflejan las cosas que serán.

¿Y cómo vamos a ver reflejada la Venida del Señor en las siete edades? Porque les he dicho que en las siete edades se reflejó las cosas que serían más adelante, cuando terminaran las siete edades. Vamos a apuntarlo por aquí, y se los diré de aquí al domingo, porque no se sabe si sale en esta misma noche… Ahí ya yo entiendo a lo que se refiere eso.

Todo lo que ellos recibieron está dando testimonio de lo que nosotros estaríamos recibiendo en una escala mayor. Cuando se habla de ‘siete’ se habla de plenitud.

Ahora, en las siete etapas o edades de la Iglesia gentil encontramos la Obra maravillosa del Señor Jesucristo en esa Columna de Fuego.

Vean ustedes, le apareció a Pedro, le apareció a Pablo. Y San Pablo reconoció aquella Columna de Fuego como el Señor Jesucristo; y aquella Columna de Fuego se le identificó como Jesús, a quien él anteriormente estaba persiguiendo; por eso San Pablo decía que él no conocía a Jesucristo según la carne, sino en el poder de la resurrección, lo conocía en Espíritu, lo conocía en la Columna de Fuego, en el Pilar de Fuego, lo conocía velado en esa Columna de Fuego.

Ahora, Jesucristo, la Columna de Fuego, a través de las edades realizó una Obra maravillosa, la cual está registrada en la historia del cristianismo, y está registrada también en el Libro Divino, y está registrada aquí en el libro del Apocalipsis.

Todos los demás profetas y todos los demás libros de la Biblia hablaron de esa Obra, pero el Apocalipsis reúne todas esas profecías que fueron habladas en otros tiempos, y además da o amplifica las que no estaban claras; o sea, es el resumen de todas las profecías relacionadas a la Dispensación de la Gracia, a la Dispensación del Reino y a la eternidad.

Ahora, en la Dispensación de la Gracia —como en todos los tiempos— el enemigo de Dios, que es el diablo, Lucifer, ese arcángel caído, no se quedó con sus brazos cruzados, porque él nunca ha estado de acuerdo con el Programa Divino; por lo tanto atacó el Programa Divino.

Y encontramos que aun desde los días de Jesús el diablo persiguió a Jesús, y encontramos que incitó al pueblo, y encontramos que se metió al final en Judas Iscariote para entregar a muerte al Señor Jesucristo.

Pero tenemos que ver una cosa, y es que en todo ataque del diablo, y en todas las cosas que ha hecho en contra de Jesucristo y en contra del pueblo de Dios, lo que ha estado aconteciendo es que se ha estado cumpliendo la Escritura, Dios ha hecho que todo se torne para bien.

Por lo tanto no hay de qué lamentarse por las persecuciones por las cuales hayan pasado los cristianos; y Dios pagará a cada uno según sus obras; por lo tanto los perseguidores se encontrarán en graves problemas con Dios.

Podemos ver que el imperio romano, que es el imperio último de la imagen o estatua que vio Nabucodonosor e interpretó Daniel; ese imperio romano estaba en los días del Señor Jesucristo, Roma estaba gobernando, era el imperio correspondiente para ese tiempo, representado en las piernas de hierro.

Ahora, ¿por qué el Señor Jesucristo siendo el Mesías, el Cristo, no destruyó ese imperio y se estableció como el Hijo de David allá en Israel y comenzó Su gobierno, como lo esperaban los hebreos? Porque en la visión del profeta Daniel, la Piedra no cortada de manos, cortada del Monte, que salió del Monte, del Monte de Dios, que representa la Venida del Señor, dice que la Piedra no cortada de manos hirió a la imagen en los pies de hierro y de barro cocido, que es la última parte del imperio romano, en el fin del siglo, donde se establecerá el reino o imperio de la bestia.

En aquellos días el reino de los gentiles estaba en las piernas de hierro; todavía la parte de hierro y barro cocido no había aparecido. Tenía el Señor Jesucristo que realizar la Obra de Redención, Él no podía destruir el reino o imperio romano, el imperio de los gentiles, en aquel tiempo, porque el Milenio todavía no iba a comenzar; por lo tanto, a la mitad de la semana setenta la vida al Mesías le fue quitada, el pueblo hebreo pidió Su muerte y el imperio romano lo ejecutó en la Cruz.

Ahora, vean ustedes, en Judas Iscariote había entrado el diablo; dice que entró con el bocado que comió8. Luego ese mismo espíritu que entró en Judas Iscariote, luego descendió más adelante en medio del cristianismo y se metió en medio del cristianismo, así como se metió en medio de los apóstoles; y así como hizo con Jesús (que le entregó a la muerte), a través de las edades de la Iglesia gentil ha estado entregando a la muerte a los hijos de Dios; por esa causa vinieron tantas persecuciones y muerte sobre la Iglesia del Señor Jesucristo.

Millones de cristianos han muerto como mártires a través de las siete edades de la Iglesia gentil, y los perseguidos aparecen como mártires: murieron por Jesucristo, murieron por lo que creían, murieron por el Mensaje de su edad, murieron por el Programa Divino correspondiente para su tiempo.

Los perseguidores aparecen como la vid falsa, aparecen como las personas ungidas por el espíritu del maligno persiguiendo a los hijos de Dios. «Así como Caín, que era del maligno y mató a su hermano Abel (hermano por parte de madre)»9.

Así también son identificados como de la descendencia de Caín, ya sea en lo espiritual o en lo físico (pero más en lo espiritual), por el mismo espíritu que inspiró a Caín para matar a Abel; el mismo espíritu inspiró a todas esas personas para matar a los hijos de Dios en las diferentes edades de la Iglesia gentil.

Así como ese mismo espíritu inspiró allá a aquellas personas para matar a Jesucristo y para matar a los apóstoles del Señor Jesucristo allá en Jerusalén, y los persiguieron; luego siguió la persecución en las siete edades de la Iglesia gentil.

Vean ustedes, hoy en día las sectas religiosas del cristianismo dicen: «Qué grande era San Pedro»; grande en cuanto a su ministerio, grande en cuanto a la bendición de Dios que tenía; y también todos los Gobiernos entre los gentiles, todos los Gobiernos donde el cristianismo ha sido establecido, dicen: «Esos apóstoles fueron unos santos de Dios». Pero miren ustedes, el Gobierno o los Gobiernos de aquel tiempo no pensaron así: los persiguieron y los mataron; porque era el reino de los gentiles, el cual es controlado por el diablo, el enemigo de Dios.

Ahora, ¿por qué sucede esto? Porque cuando aconteció la caída allá en el Huerto del Edén, el diablo obtuvo esta Tierra, y al obtener esta Tierra obtuvo así el gobierno de esta Tierra, los reinos de esta Tierra. Pero no hay ningún problema, podemos ver que primeramente el diablo controla todo, pero después es quitado el reino de la bestia al final de la gran tribulación; y es Jesucristo el que estará controlándolo todo, y el diablo estará atado, atado por mil años.

Y después será suelto por un corto tiempo, y engañará nuevamente a las naciones, porque habrá una resurrección de todos los muertos para presentarse en el gran Trono Blanco para ser juzgados. Pero vean ustedes, fuego descenderá del cielo y consumirá esa rebelión y al diablo; y será destruido el diablo, y ya nunca más se levantará. Será echado en el lago de fuego: él, la bestia (estaría ya en el lago de fuego, y el falso profeta; desde el final de la gran tribulación serán echados)… y ahí irá también el diablo y todos los que no se encuentren escritos en el Libro de la Vida.

Después del Milenio podemos ver que solamente quedará el pueblo que recibirá vida eterna en el Juicio Final, más los que ya hemos recibido vida eterna.

Ahora, hemos visto la causa de las persecuciones pasadas en las siete etapas o edades de la Iglesia gentil como también en el tiempo de los apóstoles del Señor Jesucristo allá en Jerusalén. Ha sido una lucha: la vid falsa, encabezada por el diablo, inspirada por el diablo, tratando de destruir a los hijos de Dios, a la vid verdadera.

¿Por qué? Porque la vid falsa quiere quedarse con la Herencia de los hijos de Dios, está luchando por esa Herencia; pero no la alcanzará. Aunque aparentemente se ha apoderado de los derechos de esa Herencia, pero en el fin del tiempo tendrá que entregar esta Tierra, tendrá que entregar todo —la vid falsa— al Heredero.

Por eso en Apocalipsis, capítulo 11, verso 15, dice de la siguiente manera, y vamos a leer:

«El séptimo ángel tocó la trompeta, y hubo grandes voces en el cielo, que decían: Los reinos del mundo han venido a ser de nuestro Señor y de su Cristo; y el reinará por los siglos de los siglos».

¿Ven ustedes? Al final de la gran tribulación los reinos de este mundo pasarán a Jesucristo, y el Gobierno mundial será de Jesucristo, dirigido desde la tierra de Israel, desde Jerusalén. Israel será el Distrito Federal, y Jerusalén la capital del mundo.

Ahora, esto acontecerá al final de la gran tribulación, en donde Jesucristo toma los reinos de este mundo, porque todo le pertenece a Él.

Ahora, ¿por qué no aconteció esto en otras edades o dispensaciones? Porque Dios tiene un Programa, y nadie puede hacer que Dios adelante Su Programa; más bien cada persona vive en el tiempo correspondiente, asignado por Dios para esa persona; y la persona lo que debe hacer es darle gracias a Dios por vivir en este planeta Tierra, porque ha sido enviado por Dios para vivir en este planeta Tierra en esa edad y en ese ciclo divino correspondiente para ese tiempo, para que la Palabra hablada de Dios, la Palabra creadora de Dios, venga al alma de esa persona y se haga carne en esa persona, y quede sellado para vida eterna.

Estamos nosotros viviendo en un tiempo muy importante, un tiempo en donde el Programa Divino correspondiente para el fin del siglo producirá grandes bendiciones para todos los hijos de Dios.

Hemos visto que en otras edades hubo mucho sufrimiento, pero Dios envió la clase de espíritu que necesitaba el pueblo para pasar por esas etapas: envió el espíritu del becerro o buey, que es el espíritu del sacrificio, y murieron como un sacrificio vivo a Dios; y fue agradable a Dios el que ellos dieran sus vidas por Cristo y Su Palabra; ellos con alegría y con gozo dieron sus vidas como mártires, para tener una resurrección a vida eterna en el fin del tiempo.

Hemos visto que el enemigo cumplió en esas siete edades el recorrido de las tres etapas montando el caballo que cambiaba de colores, presentado en el Libro de los Siete Sellos. Cuando fue abierto el Primer Sello, dice [Apocalipsis 6:1]:

«Cuando el Cordero abrió uno de los sellos (ese es el primero), oí a uno de los cuatro seres vivientes decir como con voz de trueno: Ven y mira (o ‘ven y ve’, dicen otras versiones).

Y miré, y he aquí un caballo blanco; y el que lo montaba tenía un arco; y le fue dada una corona, y salió venciendo, y para vencer».

Es el anticristo montando ese caballo, ese poder, al comienzo, allá en el comienzo de las edades.

Y luego, en el Segundo Sello, dice en este mismo capítulo 6, verso 3 en adelante:

«Cuando abrió el segundo sello, oí al segundo ser viviente, que decía: Ven y mira.

Y salió otro caballo, bermejo; y al que lo montaba le fue dado poder de quitar de la tierra la paz, y que se matasen unos a otros; y se le dio una gran espada».

Ahí podemos ver las matanzas que hubo a través de las edades, matando a los hijos de Dios; porque dice el profeta Daniel, hablando acerca de la bestia, dice… Daniel, capítulo 7, hablando de la bestia, dice así… Vamos a leer del verso 21 en adelante, dice:

«Y veía yo que este cuerno hacía guerra contra los santos, y los vencía,

hasta que vino el Anciano de días, y se dio el juicio a los santos del Altísimo; y llegó el tiempo, y los santos recibieron el reino (vamos a recibir el glorioso Reino Milenial, vamos a recibir los reinos de este mundo, pero en la forma correcta).

Dijo así: La cuarta bestia será un cuarto reino en la tierra (ese es el reino de la bestia, del anticristo, esos son los pies de hierro y de barro cocido, representado en una bestia. Dice:), el cual será diferente de todos los otros reinos, y a toda la tierra devorará, trillará y despedazará (eso está también en Apocalipsis, capítulo 13, verso 1 al 10, la misma bestia).

Y los diez cuernos significan que de aquel reino se levantarán diez reyes; y tras ellos se levantará otro, el cual será diferente de los primeros, y a tres reyes derribará.

Y hablará palabras contra el Altísimo, y a los santos del Altísimo quebrantará (ahí están todas esas persecuciones, todas esas matanzas por las cuales el pueblo de Dios ha pasado), y pensará en cambiar los tiempos y la ley; y serán entregados en su mano hasta tiempo, tiempos, y medio tiempo (‘tiempo’: un año, ‘tiempos’: dos años (ya van tres), ‘medio tiempo’: seis meses, medio año; tres años y medio).

Pero se sentará el Juez, y le quitarán su dominio para que sea destruido y arruinado hasta el fin,

y que el reino, y el dominio y la majestad de los reinos debajo de todo el cielo, sea dado al pueblo de los santos del Altísimo (¿A quiénes? A nosotros los que vivimos en este tiempo, y los que han partido en las edades pasadas, que dieron sus vidas por el Señor Jesucristo), cuyo reino es reino eterno (ese es el Reino nuestro, ese es el Reino que será entregado a nosotros; y sigue diciendo:), y todos los dominios le servirán y obedecerán».

Vale la pena ser un hijo del Altísimo, vale la pena ser un hijo de Dios, un escogido de Dios, un primogénito de Dios, a los cuales les será entregado el Reino; porque son los primogénitos herederos de la primogenitura, herederos de Dios y coherederos con Cristo Jesús Señor nuestro.

Ahora, hemos visto cómo en estas siete edades de la Iglesia gentil, el enemigo, el anticristo, montó el mismo caballo, cambiando ese caballo de color en esas tres etapas o fases o manifestaciones del anticristo, que es el diablo manifestado en esas etapas en contra de Dios y Su Programa, pero le falta la cuarta manifestación, que dice así… de la cual leímos; porque eso que leímos de la bestia, ahí en Daniel, al final cuando se le da tres años y medio, es la etapa final.

Ahora, en Apocalipsis, capítulo 6, vamos a seguir: verso 5 en adelante dice:

«Cuando abrió el tercer sello, oí al tercer ser viviente, que decía: Ven y mira. Y miré, y he aquí un caballo negro; y el que lo montaba tenía una balanza en la mano.

Y oí una voz de en medio de los cuatro seres vivientes, que decía: Dos libras de trigo por un denario y seis libras de cebada por un denario; pero no dañes el aceite ni el vino (o sea, no podía dañar a los que estaban estimulados con el Vino nuevo, ungidos con el Aceite, que es el Espíritu de Dios; o sea, no podían dañar a los escogidos de Dios).

Cuando abrió el cuarto sello, oí la voz del cuarto ser viviente, que decía: Ven y mira.

Miré, y he aquí un caballo amarillo, y el que lo montaba tenía por nombre Muerte, y el Hades (que es el infierno) le seguía; y le fue dada potestad sobre la cuarta parte de la tierra, para matar con espada, con hambre, con mortandad, y con las fieras de la tierra».

Este Cuarto Sello no se ha cumplido todavía en toda su plenitud; es la manifestación final del anticristo en el reino del anticristo, representado en los pies de hierro y de barro cocido; él tendrá esa manifestación en toda su plenitud en la gran tribulación. Pero antes de llegar la gran tribulación tratará el anticristo, la bestia, unida a la imagen de la bestia, tratará de destruir la simiente de Dios, a los escogidos de entre los gentiles que viven en este planeta Tierra; eso es la apretura de la cual hemos sido advertidos; pero también ha sido dicho que escaparemos, por lo tanto, será un corto tiempo de apretura.

Ha sido dicho que en ese tiempo el poder de Dios en toda Su plenitud será manifestado; y lo que hemos visto manifestado en las edades pasadas, en cuanto al poder de Dios, y lo que hemos visto manifestado en cada uno de los mensajeros, hasta el último o séptimo mensajero de la Iglesia gentil, lo veremos en toda su plenitud manifestado en el fin del tiempo cuando venga esa apretura. Será el poder de Dios manifestado para la Novia, para las fatuas y también para los perdidos: para unos para bendición, y para los perdidos para condenación.

Así que será un corto tiempo en donde la plenitud del poder divino será visto manifestado en este planeta Tierra como nunca antes ha sido visto. Lo que vimos manifestado en cada uno de los mensajeros, a Jesucristo manifestado en Su poder en cada mensajero, es tipo y figura de lo que el Señor Jesucristo estará manifestando en el fin del tiempo como la Tercera Etapa o la plenitud del poder de Dios manifestado, en donde grandes cosas van a ocurrir; y le llamará la atención al pueblo hebreo.

¿Recuerdan ustedes que para los gentiles no habrá más bendición de Dios? Esto es para los gentiles bajo las siete edades de la Iglesia gentil, porque todo lo que Dios hará en el fin del tiempo lo hará en la Edad de la Piedra Angular, en la Dispensación del Reino que ha comenzado. Por eso fue dicho que lo que los pentecostales o la edad pentecostal está esperando ver en cuanto a grandes milagros manifestados en la dispensación gentil, la Dispensación de la Gracia, eso corresponde para la dispensación o edad hebrea. Y la edad hebrea o dispensación a la cual entrarán los hebreos, es la Dispensación del Reino en la Edad de la Piedra Angular.

Vean ustedes, fue dicho que no habrá milagros y grandes señales ya en la edad gentil, fue dicho cuando el séptimo mensajero estaba aquí en la Tierra, pero después dice: «Cuando venga la apretura, la Tercera Etapa se manifestará; y lo que hemos visto en parte manifestado, será manifestado en toda su plenitud, y será para la Novia (que es la Esposa del Cordero), y será para la iglesia: las fatuas, y será para los perdidos»10.

Ahora, había dicho que no se verían milagros, que no se verían esas manifestaciones de Dios, pero fue dicho para la dispensación gentil, de la Gracia; pero como ha comenzado la Dispensación del Reino, todo lo que Él ha prometido manifestar tiene la Dispensación del Reino, que ha comenzado, para manifestarlo en este tiempo final, y para manifestar el resto en el glorioso Reino Milenial.

¿Ven ustedes que no hay contradicciones en lo que un profeta dice? Algunos leen: «Oye, pero por aquí dice que no veremos nada más. Que lo que íbamos a ver, ya lo hemos visto en el séptimo mensajero, y no veremos más milagros ni señales, ni veremos el poder de Dios manifestado nuevamente». Y después, por otro lado dice: «Cuando venga la apretura para la Novia, entonces verán el poder de Dios manifestado». Es en una nueva dispensación, una nueva edad y un nuevo ministerio.

Ahora, esto corresponde a las cosas que serán, no a las que fueron en las siete edades de la Iglesia gentil (ya estamos entrando a las cosas que nos corresponden a nosotros).

Es que lo más importante para nosotros es lo que nos toca a nosotros; lo de otras edades ya es historia. Y la historia es buena para conocer lo que aconteció y uno tomar conocimiento, tomar uno las precauciones, y uno prepararse para las cosas que han de acontecer; y no tropezar como algunos tropezaron, y no murmurar como algunos murmuraron, y no actuar en forma incorrecta como algunos actuaron, sino actuar correctamente, hacer toda la Obra que hay que hacer, y caminar hacia adelante en el Programa de Dios como caminaron los vencedores de aquellas edades.

Así que hemos visto estas cosas de la historia, de las siete edades de la Iglesia gentil, en una forma así rápida ayer y hoy; y ya mañana no sé si tengamos algunas cosas que tengamos que hablar o estaremos entrelazando las cosas que son para la Dispensación de la Gracia (las cuales ya se cumplieron) y las cosas que serían para la Dispensación del Reino y para toda la eternidad, que son las que ahora corresponden para nosotros.

Por aquí tenía un dibujito de las siete edades de la Iglesia gentil: la Luz que hubo en cada edad y la oscuridad que hubo, y fueron representadas en la luna; y sus mensajeros aparecen ahí; y luego, al final de las edades, aparece la Edad de la Piedra Angular con el Sol de Justicia naciendo y en Sus alas trayendo salud para los escogidos de la Edad de la Piedra Angular. Esto es lo que nosotros necesitamos comprender.

Ya todo esto acá es historia, y estamos viviendo la realidad de un nuevo Día dispensacional, no con la luna, porque de día la luna no es la que alumbra; y si aparece la luna, ni alumbra, lo que usted ve es la luna allí como un dibujo, pero no le da ninguna luz; pero cuando mira el sol, ahí ve la luz, siente el calor; y así es en nuestro Día espiritual octavo de la Edad de la Piedra Angular.

Así que ya han pasado las siete edades de la Iglesia gentil, y tenemos la historia; y hemos comenzado un nuevo Día dispensacional, una nueva edad, con la Luz, ya no de la luna, sino del Sol, de lo cual estaremos hablando mañana y pasado mañana, y el domingo; y continuaremos hablando durante el Reino Milenial y por toda la eternidad. ¿Y por qué? Porque ese es nuestro Mensaje.

A mí se me hace bastante difícil hablar de otro tiempo, porque me corresponde hablar principalmente de la realidad de nuestro tiempo. Aunque no es malo hablar de la historia, del pasado, porque vemos la mano de Dios allí manifestada con Su pueblo, y eso nos muestra que si Él estuvo allá con ellos, también está acá con nosotros.

La Columna de Fuego, Jesucristo, de las edades ha pasado a la Edad de la Piedra Angular; y en estos días lo vamos a ver en la Escritura, lo vamos a ver también en la Obra que está haciendo.

Vimos a Jesucristo en la Obra que hizo en las edades pasadas, vimos cómo los hijos de Dios fueron recogidos en esas edades, cómo Jesucristo se reveló a través de cada mensajero, cómo colocó Su Mensaje en la boca de cada mensajero, y cómo se realizó la Obra de cada edad, y cómo se ha realizado la Obra de las siete etapas o edades de la Iglesia gentil, y han pasado al Paraíso a descansar.

Y nosotros somos los que quedamos, incluyendo algunos también que han quedado del séptimo mensajero; y algún día nos buscarán como a Elías, para tratar de hacer lo mismo que hicieron en las edades pasadas.

Elías decía: «Yo solo he quedado, de todos los profetas; a todos los demás los han matado y yo solo he quedado, y me buscan para matarme»11. Pero Dios le dijo: «No, en Israel quedan siete mil rodillas que no se han doblado a Baal ni han besado a Baal»12.

Y actualmente quedan en Israel las reliquias: 144.000, y nosotros que estamos aquí también. Por lo tanto, no estamos solos; y está con nosotros el Señor Jesucristo, la Columna de Fuego, que estuvo en las siete etapas o edades gentiles.

LAS COSAS QUE SON EN LAS EDADES DE LA IGLESIA GENTIL, en nuestro tema: «PROFECÍA».

Así que hemos visto en nuestro tema «PROFECÍA», que todo lo que aconteció en las edades pasadas estaba en la revelación apocalíptica en forma simbólica.

Así que Dios les bendiga, Dios les guarde; muchas gracias por vuestra amable atención; y adelante en nuestra edad y dispensación, porque la victoria es nuestra.

Somos los únicos que sabemos las cosas que serán. Los que vivieron en las edades pasadas solamente supieron las cosas que eran para la Dispensación de la Gracia, y la mayoría de las cosas las tuvieron o supieron solamente los símbolos, y no los entendían; pero nosotros tenemos los símbolos y también el significado de esos símbolos.

Sabemos entonces a qué atenernos, sabemos entonces cuáles son las bendiciones que Dios tiene para nosotros, sabemos por dónde tenemos que pasar; sabemos que nos viene una apretura, pero también sabemos que escaparemos de esa apretura. Es que ya sea que seamos transformados en esos días, o días antes, o en medio de la apretura, en una u en otra forma escaparemos de esa apretura; o sea, no nos van a hacer lo mismo que les hicieron allá en las edades pasadas porque estamos en una nueva dispensación.

Ahora, si alguno, si Dios quiere que alguno sea un mártir, pues será un privilegio para esa persona, porque no estamos en una edad de mártires, excepto para 144.000 hebreos y para las vírgenes fatuas, y para Apocalipsis, capítulo 11.

Así que cualquier otra persona que llegue a ser mártir en nuestro tiempo es que Dios le da ese privilegio especial, para que sea un mártir dando testimonio de la Obra de Dios para nuestro tiempo.

Así que estamos en un tiempo tan grande y tan glorioso que yo no me canso de darle gracias al Señor Jesucristo; y para mí no hay nada más grande ni más importante que el Señor Jesucristo y Su Programa. Para mí lo más grande es el Señor Jesucristo y Su Programa; y todos ustedes están en Su Programa, por lo tanto, para mí el pueblo más importante y más grande son ustedes.

Quizás alguna persona podía pensar: «Lo más importante dice que es Dios, Jesucristo y Su Programa; por lo tanto, nosotros no somos importantes para él, para William». Es que ustedes son parte de ese Programa, en ustedes está ese Programa de Dios; por lo tanto, ustedes son las personas más importantes que Dios tiene en este planeta Tierra, porque en ustedes está realizándose el Programa Divino.

Y el más importante es el Señor Jesucristo, la Columna de Fuego, manifestándose en este tiempo final a favor de todos nosotros, a favor de cada uno de ustedes, a favor mío también, a favor de cada hijo de Dios, comenzando con los primogénitos, y luego el resto de los hijos de Dios.

Nosotros amamos a todos los primogénitos de Dios, y también amamos al resto de los hijos de Dios aunque no sean primogénitos; los hubo en las siete edades de la Iglesia gentil y los hay en este tiempo final.

Ahora, ellos en algún momento tendrán una oportunidad, ahora Dios está llamando los primogénitos con la Trompeta Final; en algún momento, cuando venga la apretura, quizás, ahí se abre una oportunidad para el resto de los hijos de Dios, porque la Tercera Etapa es para la Novia, los escogidos, los primogénitos, y para la iglesia (ahí está el resto de los hijos de Dios); y para el mundo.

Ahora, en esa manifestación, ahí viene una oportunidad para los escogidos hebreos también, en alguna forma; en alguna forma ellos van a ver lo que ellos están esperando, lo van a ver manifestado en y con la Esposa del Cordero. Eso, por esa causa lo dejamos quietecito y continuamos trabajando con la Esposa del Cordero, con los escogidos de entre los gentiles, con los primogénitos; porque después que nosotros tengamos la bendición de Dios: la bendición para el resto de los hijos de Dios tiene que venir. Recuerden que tiene que ser hablada esa Palabra de bendición.

Por esa causa podemos decir: «Que vaya al pueblo hebreo, a Israel, el que quiera ir a predicar, que vaya». Nosotros sabemos, conocemos el Mensaje que tenemos, y sabemos que este Mensaje llegará al pueblo hebreo, pero en el momento señalado por Dios.

Por esa causa no nos preocupa quiénes vayan allá llevando otro mensaje, ellos no van a recibir otro mensaje; 144.000 hebreos no van a recibir otro mensaje, sino el Mensaje de la Dispensación del Reino.

Pero eso son cosas que deben suceder, por lo tanto las vamos a dejar para mañana y pasado mañana y el domingo; porque estamos hablando en esta noche de LAS COSAS QUE SON EN LAS SIETE EDADES DE LA IGLESIA GENTIL, en la Dispensación de la Gracia, aunque hemos colocado también algunas cosas que corresponden para nuestra dispensación.

Así que Dios nos continúe bendiciendo, Dios nos guarde; y recuerden nuestro tema «PROFECÍA» en «LAS COSAS QUE SON». Recuerden que LAS COSAS QUE SON corresponden a la Dispensación de la Gracia.

(Bueno, ya creo que me pasé de la hora).

Que Dios nos continúe bendiciendo, que Dios nos guarde, y será hasta mañana, Dios mediante, en donde estaremos nuevamente para continuar viendo estas cosas que están señaladas en la profecía apocalíptica, en nuestro tema de «PROFECÍA»; la profecía no falla.

Así que Dios nos continúe bendiciendo a todos con las bendiciones señaladas para la Edad de la Piedra Angular y Dispensación del Reino. Con nosotros por aquí nuevamente Miguel Bermúdez Marín para concluir nuestra parte en esta noche.

Como les he dicho siempre: oren mucho por mí para que me dé Él lo que yo deba hablar mañana, y también oren mucho por los maestros que estarán dictando sus conferencias a los ministros durante el día, para que hablen esa Palabra, den esas conferencias ungidos de tal forma que todos entiendan bien y reciban el beneficio de esas conferencias.

Así que con nosotros por aquí Miguel para concluir nuestra parte en esta noche. Es bueno que pase hacia acá, porque si no, tengo que seguir hablando, y algunas veces ya hemos terminado; en esta ocasión ya hemos terminado. Si sigo hablándoles tendré que darles el Mensaje de mañana, y ya mañana entonces no estaría con ustedes; por lo tanto yo quiero estar con ustedes mañana.

Que Dios les bendiga, y pasen todos muy buenas noches.

«LAS COSAS QUE SON».

[Revisión febrero 2020]

1 Hechos 12:6-11

2 Hechos 9:1-19

3 Romanos 2:28-29, 1 Corintios 7:19, Gálatas 5:6

4 2 Pedro 3:15-16

5 Gálatas 2:11-14

6 Hechos 10:9-16

7 Hebreos 9:1-5

8 San Juan 13:27

9 1 Juan 3:12

10 Citas, pág. 119, párr. 1057

11 1 Reyes 19:10, 14

12 1 Reyes 19:18

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