Muy buenos días, amados amigos y hermanos presentes aquí en Cayey, Puerto Rico, y también cada uno de los que están a través de la línea telefónica en los diferentes países de la América Latina, de Norteamérica, del Canadá y del Caribe; que las bendiciones de Dios sean sobre todos nosotros en este primer domingo del año 1993.
Dice en Gálatas capítulo 4, verso 1 al 7:
“Pero también digo: Entre tanto que el heredero es niño, en nada difiere del esclavo, aunque es señor de todo;
sino que está bajo tutores y cuidadores hasta el tiempo señalado por el padre.
Así también nosotros, cuando éramos niños, estábamos en esclavitud bajo los rudimentos del mundo.
Pero cuando vino el cumplimiento del tiempo, Dios envió a su Hijo, nacido de mujer y nacido bajo la ley,
para que redimiese a los que estaban bajo la ley, a fin de que recibiésemos la adopción de hijos.
Y por cuanto sois hijos, Dios envió a vuestros corazones el Espíritu de su Hijo, el cual clama: ¡Abba Padre!
Así que ya no eres esclavo, sino hijo; y si hijo, también heredero de Dios por medio de Cristo”.
“EL TIEMPO DE LA ADOPCIÓN DEL CUERPO MÍSTICO DEL SEÑOR JESUCRISTO”.
Dice que “para que nos redimiese” vino… Jesucristo vino “para que redimiese a los que estaban bajo la Ley, a fin de que recibiésemos la adopción de hijos…”.
El ser humano cayó en el Huerto del Edén luego de Dios colocarlo (al ser humano) en una condición con vida eterna; lo colocó allí con la Palabra, le dio la Palabra.
El ser humano tenía el Título de Propiedad, él podía vivir por toda la eternidad; esa Palabra algún día vendría a ser carne y entonces él podría comer esa Palabra; pero el ser humano no esperó allá en el Huerto del Edén, y comenzó a traer los hijos por el sexo y no por la Palabra hablada creadora de Dios.
Por lo tanto, la raza vino en una situación caída; o sea, luego de la caída la raza comenzó a multiplicarse en una condición caída; pero el Señor Jesucristo vino a la Tierra para redimir a todos los hijos de Dios, para colocar a los hijos de Dios en la posición de hijos de Dios, ser adoptados hijos de Dios en esa posición con vida eterna.
Ahora, para llegar a la adopción de hijos e hijas del Dios Altísimo se requiere pasar por estas etapas que dice el apóstol San Pablo; él dice que el heredero, o sea, el hijo, aunque es heredero de todo no difiere en nada con el esclavo, aunque es dueño o heredero de todo. Dice que en lo que llega el tiempo asignado por Dios para los herederos, los hijos de Dios ser adoptados y recibir su herencia, dice que en lo que llega ese tiempo está bajo tutores y curadores; va pasando por ciertas etapas en lo que va creciendo y obtiene el tiempo correcto para recibir la herencia que el ser humano perdió allá en la caída.
Ahora, a través de las siete etapas o edades de la Iglesia gentil encontramos que los hijos de Dios, que son los herederos de todo, encontramos que han pasado por siete etapas en donde el Tutor (el Espíritu Santo, Jesucristo en forma de Columna de Fuego) en cada edad ha estado enseñándole a Sus hijos hasta que lleguen a una estatura correcta para recibir la herencia que los hijos de Dios perdieron allá en la caída en el Huerto del Edén.
Ahora, vean ustedes, el ser humano como individuo pasa por esas etapas y el Cuerpo Místico del Señor Jesucristo pasa por esas etapas también. Son siete etapas por donde pasa el ser humano y pasa el Cuerpo Místico del Señor Jesucristo, para luego pasar a la etapa número ocho, que es la etapa de la Adopción, la cual representa la eternidad; el ocho representa eternidad.
Por lo tanto, esa es la etapa, la edad o el tiempo señalado por el Padre para la adopción de los hijos de Dios.
No hay otro tiempo en que los hijos de Dios pueden ser adoptados, porque Dios ha señalado el tiempo en Su Palabra y lo ha representado en esas siete etapas de la Iglesia gentil, donde los hijos de Dios han sido enseñados por el Espíritu de Dios, han sido enseñados en la Palabra de Dios, en el Programa de Dios, y han ido formando el carácter correcto de hijos de Dios.
Y cuando terminan esas etapas o edades, encontramos que son subidos arriba, a la Edad de la Piedra Angular, la Edad de la Adopción, para eso son colocados en esa Edad de la Adopción; porque esa es la edad del regreso de los hijos de Dios a ser nuevamente hijos de Dios en todo el sentido de la palabra; porque mientras no había llegado esa etapa, esa Edad de Adopción, los hijos de Dios, aunque son los dueños, los herederos de todo, estaban como los esclavos, en el sentido que han estado viviendo en este planeta Tierra en una situación parecida al pueblo hebreo, que son los siervos.
Ahora, siendo que Dios tiene un tiempo señalado para los hijos de Dios salir de la situación parecida a la de siervos, como estuvo el pueblo hebreo en Egipto…, siendo los hijos, los herederos de la tierra de Israel, siendo ellos el Primogénito de Dios como nación, el pueblo hebreo —por eso dice: “Israel es mi primogénito”1—, pero en Egipto estaban viviendo como esclavos. Por cuatrocientos años, los herederos y dueños de toda la tierra de Israel estaban como esclavos; no había diferencia entre los esclavos que tenía el faraón de Egipto de otras naciones, con los esclavos del pueblo hebreo.
Ellos no eran esclavos, pero vinieron a ser esclavos, y por cuatrocientos años ellos estuvieron en la tierra de Egipto y allí fueron esclavizados; pero Dios había prometido que los libertaría con mano poderosa en el tiempo señalado por Dios. Dios le había dicho a Abraham que en la cuarta generación Él los sacaría con mano poderosa.
Vean ustedes, en el Génesis, capítulo 15, dice verso 13 en adelante:
“Entonces Jehová dijo a Abraham: Ten por cierto que tu descendencia morará en tierra ajena, y será esclava allí, y será oprimida cuatrocientos años.
Mas también a la nación a la cual servirán, juzgaré yo; y después de esto saldrán con gran riqueza”.
Ahora vean ustedes, Dios le dijo que por cuatrocientos años serían allí oprimidos, pero que Él con mano poderosa los sacaría y juzgaría aquella nación, y que saldrían con gran riqueza.
Ahora, era un misterio el cumplimiento de esta promesa para el pueblo hebreo, como también era un misterio cómo el pueblo hebreo se convertiría en esclavos de otra nación; pero lo que es un misterio para los seres humanos, para Dios es un Programa que tiene que llevarse a cabo, el cual conoce Dios.
Ahora, era un misterio cómo un pueblo esclavizado iba a salir con gran riqueza; pero vean ustedes lo sencillo que fue: Dios le dijo a Moisés: “Tú le dirás al pueblo que pidan alhajas, pidan ropa y pidan todas estas cosas; y despojarán a Egipto”2. Dice que despojaron a Egipto, porque la gente de Egipto comenzaron a darle y darle al pueblo hebreo; y se convirtieron en ricos, como decimos nosotros, “de la noche a la mañana”.
Y dice:
“Y tú vendrás a tus padres en paz, y serás sepultado en buena vejez.
Y en la cuarta generación volverán acá (miren el tiempo señalado por Dios)…”.
Dios dijo: “Cuatrocientos años estarán allá, serán oprimidos por cuatrocientos años”, y acá dice: “y en la cuarta generación volverán acá”. La cuarta generación.
“… porque aún no ha llegado a su colmo la maldad del amorreo hasta aquí”.
Aquí podemos ver que Dios le establece el tiempo que estará el pueblo hebreo en Egipto, y también le establece el tiempo y el ciclo divino en que Dios traería nuevamente a la tierra de Israel al pueblo hebreo: dijo: “… en la cuarta generación volverán acá”.
Ahora, vean que Dios tiene todo bien ordenado, para todo el Programa Divino Dios le ha establecido el tiempo correspondiente para ser llevado a cabo aquí en la Tierra. Dios no hace nada fuera de tiempo.
El pueblo hebreo, vean ustedes, tenía también que estar clamando a Dios; y cuando llegó el momento preciso, el pueblo hebreo clamó a Dios.
Ahora, muchas personas ignoraron lo que estaba aconteciendo en aquel tiempo conforme al Programa Divino. El faraón y sus sabios y las religiones de Egipto ignoraron lo que Dios estaba realizando en Su escogido, en Su hijo Primogénito, el Israel terrenal.
Y lo que Él hizo en el Israel terrenal y las etapas por las cuales pasó el Israel terrenal, el Israel celestial también tiene que pasarlas; porque el Israel terrenal es el hijo Primogénito de Dios como nación terrenal, pero el hijo Primogénito de Dios como nación celestial son los escogidos de Dios, el Cuerpo Místico del Señor Jesucristo.
Ahora, el pueblo hebreo, vean ustedes, cuando él fue llevado al monte Sinaí, él fue adoptado allí como el pueblo de Dios, el hijo Primogénito de Dios, y allí Dios le dio Sus Leyes y lo estableció como una nación, como un pueblo; y allí Dios estuvo con Su pueblo, como el Rey de ese pueblo, manifestado por medio de Moisés.
Una de las bendiciones grandes que tuvo el pueblo hebreo fue que tuvo un profeta dispensacional en medio de él, para traerle un Mensaje dispensacional y establecerlo como el pueblo Primogénito de Dios, hijo Primogénito de Dios como nación.
Ahora, encontramos que el pueblo hebreo tuvo que viajar por cuarenta años por el desierto para llegar a la tierra prometida, donde sería establecido como nación, con las leyes que Dios le dio en el Sinaí, con las leyes y estatutos que le dio en el Sinaí y durante el camino; porque por el camino le dio estatutos y un sinnúmero de ordenanzas.
Ahora, el pueblo hebreo, siendo el Israel terrenal que fue adoptado allá como pueblo, es un ejemplo claro del Israel celestial y de la trayectoria por la cual el Israel celestial tiene que pasar hasta llegar a la tierra prometida del nuevo cuerpo y a la tierra prometida del glorioso Reino Milenial.
El pueblo hebreo cuando entró a la tierra prometida, allí recibió la adopción en toda su plenitud; él pasó por las diferentes etapas o edades. Así como la Iglesia gentil ha pasado por siete etapas o edades de la Iglesia gentil, el pueblo hebreo en esa trayectoria pasó por esas etapas; y luego de estar el pueblo hebreo en su tierra, también encontramos que pasó por siete etapas la Iglesia hebrea, o sea, el pueblo hebreo.
Vean que siempre se pasa por siete etapas y luego se sube a la etapa o edad octava, la Edad de la Adopción, esa es la Edad de la Adopción para persona o para pueblo; por lo tanto, en el ocho está la adopción.
Cuando se habla de adopción, se habla —para la persona como individuo— de la transformación de su cuerpo para regresar a la vida eterna con un cuerpo eterno; y para el Cuerpo Místico de Cristo, cuando se habla de Adopción se habla de un cambio que el Cuerpo Místico del Señor Jesucristo tendrá.
Y para ese cambio, el Cuerpo Místico del Señor Jesucristo es llamado a subir arriba, a la Edad de la Piedra Angular, a la edad octava, en donde recibe un cambio, en donde ese Cuerpo Místico de creyentes en esa edad tiene al mismo Espíritu de Dios, la misma Columna de Fuego que estuvo en las siete etapas o siete edades, caminando cada paso hacia la perfección del Cuerpo Místico del Señor Jesucristo.
O sea, fue Jesucristo en esa Columna de Fuego por medio de cada ángel mensajero el que fue llevando Su Cuerpo Místico por esos diferentes pasos hacia la perfección, hacia la estatura de un hombre perfecto, o sea, en el Cuerpo Místico del Señor Jesucristo hacia la estatura de un Cuerpo Místico perfecto; y para eso se requiere que en la Edad de la Adopción venga el mismo Espíritu que estuvo en las edades de la Iglesia gentil, que venga pero en una forma plena.
Por esa causa, en la Edad de la Adopción suenan Siete Truenos, que representa el Mensaje completo y perfecto de Jesucristo, el Mensaje del Amor Divino, el Mensaje que le dará al Cuerpo Místico del Señor Jesucristo y a cada uno de sus miembros como individuos la gran victoria en y del amor divino.
Tiene también el Cuerpo Místico del Señor Jesucristo en la Edad de la Adopción, a la Columna de Fuego, a Jesucristo, el Ángel del Pacto, ministrando Su Palabra; es Jesucristo en la Edad de la Adopción del Cuerpo Místico del Señor Jesucristo.
Y también tiene el ministerio de Moisés y de Elías, que es el ministerio de los Dos Olivos; esto fue mostrado en el Monte de la Transfiguración, cuando el Señor Jesucristo fue adoptado. Y si el Señor Jesucristo necesitó que allí estuvieran presentes Moisés y Elías para Su adopción, también el Cuerpo Místico del Señor Jesucristo tiene la necesidad de que el ministerio de Moisés y de Elías estén presentes en la Edad o etapa de la Adopción del Cuerpo Místico del Señor Jesucristo.
Encontramos que Moisés representa a los muertos en Cristo que van a resucitar, y Elías representa a los vivos del Cuerpo Místico del Señor Jesucristo que serán transformados y raptados.
Encontramos también que así como el cuerpo de Dios, el velo de carne de Dios, el Templo de Dios, Jesucristo, fue identificado allí en el Monte de la Transfiguración como Su Hijo…, Él dijo: “Este es mi hijo amado en el cual me complazco morar (o ‘en el cual tomo contentamiento’)3”.
Vean ustedes al Señor Jesucristo: fue identificado como el Templo humano donde moraba Dios, la Shekinah, la Columna de Fuego.
Y el Cuerpo Místico de creyentes, que es el Hijo de Dios como Cuerpo Místico de creyentes, compuesto de los miembros de ese Cuerpo Místico, o sea, compuesto de los hijos de Dios, de los escogidos de Dios en el fin del tiempo… y también pertenecen a ese Cuerpo Místico los escogidos de las edades pasadas y algunos de los nuestros que partieron, y nosotros los que vivimos.
Vean ustedes, así como aquella Nube o Columna de Fuego identificó Su cuerpo en donde Él moraba, y también luego de identificarlo dijo: “A él oíd”4; así también en el Cuerpo Místico del Señor Jesucristo, en la Edad de la Adopción, es identificado como el Cuerpo Místico de creyentes en donde mora Jesucristo, la Columna de Fuego, en Su manifestación final en Su Cuerpo Místico.
Y la Voz de Cristo, la Columna de Fuego, además de decir: “Este es mi Cuerpo Místico, mi Templo; este es mi Hijo amado como el Cuerpo Místico, mi Hijo amado como el Israel celestial”, también dice: “A Él oíd”. Por eso dice que el Espíritu y la Esposa dicen: Ven5.
¿Por qué? Porque tiene la misión de hablar, porque le ha sido dado un Mensaje a ese Cuerpo Místico de creyentes para darlo a la humanidad.
Así como Jesucristo trajo el Mensaje, y Él mismo era el Mensaje, también el Cuerpo Místico de creyentes trae el Mensaje en el tiempo final y lo comparte con los seres humanos, lo da a los seres humanos para que tengan la oportunidad de conocer el Programa Divino que se está desarrollando en el Cuerpo Místico del Señor Jesucristo y tengan la oportunidad de recibir el Agua de la vida eterna, puedan entonces recibir vida eterna.
Ahora, miren ustedes, allí en el Monte de la Transfiguración estaban Moisés y Elías; algunos pensaron en hacer tres grupos: uno para Elías, uno para Moisés y otro para Jesús; pero cuando la Voz del cielo desde esa Nube de Luz habló, Él dijo a Quién las personas tenían que escuchar; y luego, cuando ellos miraron, vieron solo a Jesús, no vieron ya más a Moisés y a Elías.
¿Y esto por qué? Porque en Jesús estaban todos los profetas. Jesús era Moisés, Jesús era Elías, Jesús era David.
Por eso cuando David dijo: “Horadaron mis manos y mis pies…”6, y ahora cuando Cristo en la Cruz del Calvario muere, se cumple en Él esa profecía; porque en Jesús estaba David, el rey David, estaban todos los profetas, estaban todos los hombres de Dios del pasado.
Jesús fue la plenitud de Dios manifestada en carne humana; por lo tanto, en Él estaban todos los ministerios de todos los demás profetas.
Y en el Monte de la Transfiguración encontramos que cuando es identificado el Cuerpo Místico del Señor Jesucristo, la Voz habla en el fin del tiempo: “Este es mi Hijo amado, mi Cuerpo Místico. A Él oíd”.
La humanidad se pregunta “a qué iglesia o a qué secta religiosa, o a qué religión debemos nosotros escuchar: ¿quién tiene la verdad?”. Y la Voz de la Columna de Fuego identifica Su Cuerpo Místico de creyentes en la Edad de la Adopción, y dice Quién es Su Cuerpo Místico, Quién es Su Hijo celestial como Cuerpo Místico. Y dice: “Este es mi Hijo amado, mi Cuerpo Místico; y a Él oíd”.
Pues solamente ese Cuerpo Místico de creyentes es el único que tiene el Mensaje Final de Dios, es el único Cuerpo Místico que tiene el Mensaje que corresponde para el fin del tiempo, es el único Cuerpo Místico de creyentes que tiene el Mensaje del Evangelio del Reino para todos los seres humanos cuando han terminado ya las siete etapas o edades de la Iglesia gentil.
Por lo tanto, no hay otro Mensaje para los seres humanos en esta Tierra, vigente, sino el Mensaje dado al Cuerpo Místico de creyentes en la Edad de la Adopción.
Por esa causa, el Cuerpo Místico de creyentes en la Edad de la Adopción, al recibir ese Mensaje y hacerse carne en ellos esa Palabra, ese Mensaje, tienen la promesa de ser transformados como individuos y ser raptados; porque son los hijos de Dios que tienen sus nombres escritos en el Libro de la Vida del Cordero y componen el Cuerpo Místico del Señor Jesucristo en la Edad de la Piedra Angular.
Y así como en Jesucristo estaban todos los profetas y todas las edades, en el Cuerpo Místico del Señor Jesucristo en el fin del tiempo están todas las edades de la Iglesia gentil; por esa causa el Cuerpo Místico del Señor Jesucristo vive, pasa, por siete etapas consecutivas, y recibe un Mensaje representado en siete truenos, recibe un Mensaje que contiene toda la revelación divina de las siete edades de la Iglesia gentil, más lo que no fue dado a las siete edades de la Iglesia gentil.
Por lo tanto, en ese Cuerpo Místico de creyentes del Señor Jesucristo, ahí están todas las edades consecutivas manifestadas, ahí están todas las edades. Por lo tanto la gente se preguntará: “¿A quién debemos escuchar? ¿Y a quién debemos hacerle una enramada?”…, como Pedro y los apóstoles querían hacerle una enramada a Elías, otra a Moisés y otra a Jesús; pero Jesús era el que tenía el Mensaje, y Jesús era el que tenía que decir lo que tenían que hacer en ese tiempo.
Así que encontramos que en el tiempo de la Adopción es donde Dios identifica Su lugar de morada.
Todas las religiones y todas las sectas religiosas dicen y reclaman que Dios está con ellos, pero solamente hay un lugar donde Dios estaría en toda Su plenitud manifestado.
En las edades pasadas estuvo en una porción manifestado en cada etapa, pero en la Edad de la Piedra Angular, que es la Edad de la Adopción para el Cuerpo Místico del Señor Jesucristo y para todos los hijos de Dios, Dios está en toda Su plenitud, la Columna de Fuego está en toda Su plenitud revelándose a nosotros.
La Voz de Jesucristo, la Columna de Fuego, está rugiendo como cuando un león ruge, está clamando como cuando un león ruge, y los Siete Truenos están emitiendo sus voces. Los Truenos emitieron sus voces en la Tierra, porque Jesucristo, la Columna de Fuego, había descendido a la Tierra con el Librito abierto en Su mano.
Ahora podemos también ver dónde Jesucristo, la Columna de Fuego, ha traído el Título de Propiedad: lo trae a la edad o al tiempo de la Adopción; porque sin el Título de Propiedad ninguna persona puede ser adoptada, y tampoco el Cuerpo Místico del Señor Jesucristo puede ser adoptado si no tiene ese Título de Propiedad restaurado en y a ellos en la etapa o etapa o tiempo de la Adopción.
Así que podemos ver que el tiempo de la Adopción es el tiempo más importante de todos los tiempos, porque es el tiempo de la Venida de Cristo, del Ángel Fuerte, de la Columna de Fuego, del Ángel del Pacto que guio al pueblo hebreo y que luego se manifestó en carne aquí en la Tierra, y fue conocido como Jesús de Nazaret.
Y luego regresó a la Columna de Fuego y se reveló, se manifestó, a Saulo de Tarso, esa Columna de Fuego. Y le dijo a Saulo de Tarso: “Saulo, Saulo, ¿por qué me persigues? Dura cosa te es dar coces contra el aguijón”. Y Saulo le preguntó: “Señor…”. Sabiendo que era el Señor, que era Elohim, que era el Dios de Abraham, de Isaac y de Jacob, sabiendo que era el Ángel del Pacto esa Luz que le estaba hablando, le preguntó: “Señor, ¿quién eres?”. Y la Columna de Fuego le dijo: “Yo soy Jesús, a quien tú persigues”7.
Vean ustedes, Jesucristo, el Ángel del Pacto, esa Columna de Fuego, ha estado viajando desde la tierra de Israel, pasando por Asia Menor, pasando luego a Europa y luego a Norteamérica, y luego pasando a Puerto Rico, el Caribe y toda la América Latina para el tiempo de la Adopción del Cuerpo Místico del Señor Jesucristo.
Estamos nosotros viviendo en el tiempo señalado, el tiempo asignado por el Padre para la Adopción, para salir de la situación de esclavitud terrena en la cual nosotros vivimos; pues estamos esclavizados aquí en la Tierra como los esclavos: que nacen, viven en esta Tierra, se enferman, sufren y luego se ponen viejos y se mueren; y estamos nosotros esclavizados en ese mismo ciclo vicioso (como podríamos decir).
Dios tiene Sus hijos para vivir eternamente, y en el ciclo o tiempo de la Adopción del Cuerpo Místico del Señor Jesucristo saldremos de la esclavitud, seremos libertados en el tiempo de la Adopción, seremos libertados en el tiempo asignado por el Padre; y este es el tiempo asignado por el Padre celestial, este es el tiempo asignado para la liberación del Israel celestial.
Ahora, así como el Señor Jesucristo tuvo que tener tres años de ministerio en los cuales probó ser obediente a la Palabra del Padre, al Programa del Padre, a los negocios del Padre celestial, así también nosotros en el tiempo de la Adopción o Edad de la Adopción nosotros también estamos pasando en forma consecutiva por esa o esas etapas por las cuales pasó el Señor Jesucristo en tres años para obtener la Adopción.
Y nosotros, para obtener la transformación de nuestros cuerpos como individuos, hemos estado pasando por esas etapas en donde nosotros hemos estado trabajando en los negocios de nuestro Padre celestial y en donde cada uno ha estado demostrando que es un hijo de Dios obediente al Señor Jesucristo, a nuestro Padre; y que trabaja en Su Obra, en Sus negocios, porque ama a Su Padre celestial.
Y también nosotros hemos estado escuchando la Voz del Señor hablándonos en forma consecutiva el Mensaje del Evangelio del Reino, el Mensaje de la Gran Voz de Trompeta, que es el Mensaje para la Adopción. En ese Mensaje está el Programa de Dios para la edad o tiempo de la Adopción, para nosotros hacer conforme a ese Mensaje y recibir la adopción de hijos de Dios, o sea, ser transformados conforme a la promesa divina.
Ahora, nosotros como individuos pasamos por esas mismas etapas, así como el Cuerpo Místico del Señor Jesucristo. Y la etapa que corona es la etapa del amor divino, que es Dios.
Nosotros estamos en el tiempo de la Adopción del Cuerpo Místico del Señor Jesucristo, y también de la adopción y para la adopción de cada uno de los hijos de Dios como individuos. Y cuando seamos transformados y los muertos en Cristo hayan resucitado, estará sobre la Tierra en pie el Cuerpo Místico del Señor Jesucristo completo y adoptado; adoptado como el Hijo celestial, el Israel celestial, adoptado como Hijo de Dios, y con un cuerpo eterno cada uno.
Y cuando eso ocurra, la gloria será mayor que la gloria cuando Adán; será mayor la gloria divina manifestada en el nuevo cuerpo que la gloria manifestada allá en Adán. Así como dice Hageo, capítulo 2, verso 9:
“La gloria postrera de esta casa será mayor que la primera, ha dicho Jehová de los ejércitos; y daré paz en este lugar, dice Jehová de los ejércitos”.
Ahora, está hablando del templo; y nosotros somos Templo de Dios como individuos, y como Cuerpo Místico de creyentes somos el Cuerpo Místico de creyentes, el Templo del Señor Jesucristo. Y la gloria será mayor, la gloria de esta Casa espiritual, de esta Casa de Dios, de este Templo de Dios, de este Templo Místico, será mayor que la primera gloria, será mayor que la gloria de la primera Casa, será mayor que la gloria del templo que hizo Moisés y mayor que la del templo que hizo Salomón, y será mayor que la gloria de la Casa de Israel, que fue como nación un templo también.
La gloria del Cuerpo Místico del Señor Jesucristo, del Israel celestial, es mayor que la gloria del Israel terrenal. Y la gloria de la casa donde moró Dios: Jesucristo, fue mayor que la gloria de la primera casa: Adán. Y la gloria en la casa nueva que hemos nosotros de tener, el nuevo cuerpo, será mayor que la gloria manifestada en esta primera casa de carne que hemos obtenido nosotros. Y esa gloria será vista en el tiempo de la Adopción del Cuerpo Místico del Señor Jesucristo.
Estamos en EL TIEMPO DE LA ADOPCIÓN DEL CUERPO MÍSTICO DEL SEÑOR JESUCRISTO, estamos en el tiempo en que ese Cuerpo Místico del Señor Jesucristo recibirá las bendiciones más grandes jamás imaginadas; y ya está comenzando a recibir de esas bendiciones, porque está en el tiempo de la Adopción del Cuerpo Místico del Señor Jesucristo.
Un cambio de dispensación ha tenido el Cuerpo Místico del Señor Jesucristo: ha entrado a la Edad de la Piedra Angular, que es una edad eterna, es la Edad de la Adopción, la edad que coloca en eternidad al Cuerpo Místico del Señor Jesucristo, y también a los miembros de ese Cuerpo Místico del Señor Jesucristo.
Estamos en la edad en donde el Cuerpo Místico del Señor Jesucristo recibiría a Jesucristo, la Columna de Fuego, en su corazón, lo recibiría en su alma; y así recibiría la Piedra de corona, o sea, la Piedra Angular, para la adopción de todos los hijos de Dios.
La transformación de nuestros cuerpos se realizará alrededor de la Palabra que hemos recibido, alrededor de esa Palabra que tenemos dentro se materializará el nuevo cuerpo, el cuerpo eterno.
Al recibir esa Palabra, ese Mensaje, hemos recibido la semilla, la simiente del cuerpo eterno, hemos recibido la simiente de vida eterna para obtener un cuerpo eterno, así como Abraham y Sara recibieron una transformación, un cambio, alrededor de esa Palabra que ellos habían recibido, y fueron rejuvenecidos para poder tener al hijo prometido8. Así también es para cada uno de nosotros y es para el Cuerpo Místico del Señor Jesucristo.
Estamos nosotros en el tiempo señalado por Dios para la Adopción de Su Cuerpo Místico, y para la adopción de cada uno de los miembros de ese Cuerpo Místico que viven en este tiempo final y de los que vivieron en edades pasadas.
Es el tiempo de la Adopción del Cuerpo Místico del Señor Jesucristo y de cada uno de nosotros también. Estamos en tiempo de Adopción: tiempo para la adopción de todos los hijos de Dios.
Los hijos de Dios regresarán a la vida eterna, regresarán a ser eternos, a tener un cuerpo eterno, a tener vida eterna. Este es el tiempo en que Dios le da vida eterna en el cuerpo a todos Sus hijos miembros del Cuerpo Místico del Señor Jesucristo.
No es para todo el mundo la transformación y el rapto, sino para los miembros del Cuerpo Místico del Señor Jesucristo que estarían en el tiempo y Edad de la Adopción; y para aquellos que vivieron en el pasado en sus edades y fueron los escogidos de Dios, los hijos de Dios de cada edad, para ellos también es tiempo de Adopción del Cuerpo Místico del Señor Jesucristo.
De un momento a otro estamos esperando la resurrección de los muertos en Cristo y la transformación de nosotros los que vivimos. Nuestro espíritu teofánico, que es parte de la Columna de Fuego, transformará nuestros cuerpos, entrará en estos cuerpos mortales y los transformará, entrará donde esté la Palabra, el Mensaje Final de Dios y transformará esa casa, llenará de gloria esa casa; porque estamos en el tiempo de la Adopción del Cuerpo Místico del Señor Jesucristo.
Yo estoy esperando de parte del Señor lo que Él ha prometido para nosotros en este tiempo final. Y así como ha ido cumpliendo promesas que Él hizo para este tiempo y las hemos visto cumplidas, veremos también el cumplimiento de todas las demás promesas que Él ha hecho para el fin del tiempo.
Y veremos —un día que no será muy lejano— el cumplimiento de la promesa de la transformación de nuestros cuerpos; y nos veremos y daremos gracias a Dios, y diremos: “¡Esto es más glorioso de lo que yo me imaginaba!”.
Por más que yo les diga lo grande y glorioso que va a ser ese cuerpo que ustedes van a recibir y que yo voy a recibir, todavía me faltan palabras para explicarle a ustedes lo glorioso que será ese cuerpo. Será un cuerpo donde habitará Dios, donde habitará usted en alma, espíritu teofánico (ese espíritu teofánico que es una parte de la Columna de Fuego); y usted ahí —que es alma viviente— habitará en ese cuerpo para toda la eternidad.
Por esa causa no nos preocupa mucho si este cuerpo que tenemos actualmente es grande, pequeño, bonito, feo, gordo, flaco, si somos pobres, si somos ricos, eso no debe preocuparle a nadie; porque este cuerpo es temporal. Lo importante es saber que tenemos un cuerpo eterno diseñado por Dios para ser creado en este tiempo final y estrenarlo en estos días en el tiempo de la Adopción.
Mire, ese cuerpo que vamos a tener todavía no está hecho, pero ya está diseñado desde antes de la fundación del mundo por Dios. Y si ha sido bueno, maravilloso, hermoso, vivir en estos cuerpos mortales que nos dieron papá y mamá, en donde Dios intervino… porque Dios estaba en todo, permitiendo todo para Dios glorificarse.
Vean ustedes, hemos venido (la mayoría) como personas normales, no con muchas riquezas, no con mucha sabiduría humana; pero ¿qué ha sido eso? Lo mismo que aconteció con el Señor Jesucristo. El más sabio de todos, que es Dios, el más rico de todos, que es Dios, que es el Dueño de todo, vino sencillo, vino pobre, vino con poca sabiduría o conocimiento humano, porque Él vino con el conocimiento de arriba.
Y los hijos de Dios han venido aquí a la Tierra en forma sencilla, en forma tan y tan sencilla que cualquier persona que los ve, dice: “¿Pero… que ustedes son reyes?, ¿reyes, y no tienen lo suficiente para quizás tener carros nuevos y casas grandes? La mayoría de ustedes son pobres, ¿y dicen que son reyes?”.
Es que humanamente somos pobres en este pobre cuerpo, que se pone viejo, se enferma. ¿Y para qué queremos ser multimillonarios en este cuerpo terrenal? Y si lo llegamos a ser, será para trabajar en la Obra de Dios; pero Dios nos ha dado a todos la oportunidad de trabajar, por esa causa la mayoría son personas que no son ricas, y les da la oportunidad a todos.
Si alguno de nosotros en este cuerpo mortal fuera multimillonario no nos dejaría a nosotros trabajar en el Reino de Dios, porque todo lo iba a hacer él; pero gracias a Dios que estamos (casi todos) casi en el mismo nivel. Y algunas veces los menos que tienen, son los más que hacen.
Eso fue el ejemplo que dio Jesús cuando aquella viuda echó aquellas dracmas, aquellas monedas; y Jesús cuando vio eso y vio a los ricos echando… y echaban más los ricos que lo que echó la viuda, Jesús dijo: “Esta viuda ha dado más que estos ricos; porque estos ricos echaron de lo que les sobraba, y ella echó todo lo que tenía”9.
Y Dios cuenta en forma correcta. No se deja llevar por las apariencias, sino que Él cuenta – Él sabe álgebra, sabe sacar porciento. Por lo tanto, ella echó el ciento por ciento, y aquellos ricos quizás echaron ni el uno por ciento. Así que ¿quién echó más? Así es que Dios saca la cuenta.
Ahora, todos tenemos la oportunidad de trabajar en el Reino de Dios estando nosotros en estos cuerpo mortales, y luego cada uno recibirá (cuando esté en el otro cuerpo) el galardón de acuerdo a lo que haya trabajado. Recuerden que los galardones son de acuerdo a lo que haya trabajado la persona.
Vamos a ver aquí. Ya estábamos terminando, pero ya que tenemos esto aquí vamos a ver en Apocalipsis, capítulo 22, verso 12, tenemos una Escritura donde Jesús dice: “He aquí yo vengo pronto, y mi galardón conmigo, para recompensar a cada uno según sea su obra”.
Ahora, somos los herederos de todo; pero recuerden que cuando se le repartió al pueblo hebreo la herencia, a unos se les dio una parte por acá, a otros otra parte por allá; y a nosotros, cuando se nos reparta la herencia, cada uno recibirá según fuere su obra.
Somos los herederos de todo. Dice10: “El que venciere heredará todas las cosas, y yo seré su Dios, y él será mi hijo”. Vamos a heredar todo, pero recuerden: se les repartirá a cada uno según sea su obra; a los de las edades también será en esa forma.
Por lo tanto, aprovechamos nosotros bien el tiempo mientras estamos en este cuerpo mortal, en lo que llega el otro cuerpo. Cuando llegue el otro cuerpo para nosotros, ya no tendremos limitaciones, ya la Obra que hay que hacer cuando estemos en ese cuerpo…, yo nunca les he dicho cuál será; y aunque yo vea algo, no les he dicho, porque nos conviene mejor hacer la Obra que corresponde a este cuerpo; porque al hacer la Obra que corresponde para este cuerpo tendremos el galardón de acuerdo a esa Obra; y yo deseo para cada uno de ustedes el galardón más grande que hijo de Dios reciba en esa repartición de galardones.
Mi deseo es que el galardón más pequeño que un hijo de Dios de nuestra edad reciba, sea mayor que el galardón más grande que reciba cualquiera en y de las edades pasadas. Y yo no estoy pidiendo en una forma egoísta, es que cada uno pide lo mejor para su familia.
Si el Señor Jesucristo dijo en una ocasión: “De los nacidos de mujer no hubo ninguno mayor que Juan, pero el más pequeño del Reino de los Cielos es mayor que Juan”11, pues yo desearía eso mismo para cada uno de ustedes: que el menor sea mayor que el mayor de las edades pasadas; y yo no estoy menospreciando a ninguno de los ángeles mensajeros al yo desear lo mayor para mi edad, para mi dispensación y para mi gente.
Desear lo mejor para su pueblo, para su gente, para su edad, eso está bien. Jesús deseó lo mejor para Sus discípulos, Jesús deseó lo mejor para Sus hijos; por lo tanto, yo deseo lo mejor para ustedes y les digo cómo hacer lo mejor en la Obra de Dios, cómo trabajar lo más efectivamente, y todos los campos que hay para trabajar en el Reino de Dios, para que así recibamos la recompensa más grande que pueda ser recibida.
Así que yo sé que la recompensa de nuestra edad es grande. Es tan y tan grande que yo les diría que es la mayor, que es mayor que toda recompensa de las edades pasadas. Y eso será de esa manera. Pero es porque también tenemos el Mensaje más grande de todos los Mensajes, y también tenemos la edad más grande y más importante de todas las edades, y tenemos un Mensaje dispensacional.
Así que todo lo que tenemos es dispensacional. Al tener una edad dispensacional y un pueblo dispensacional y un Mensaje dispensacional, eso nos habla de Adopción, y nos habla de seguir viviendo, ser transformados y seguir viviendo y pasar luego al Reino Milenial.
La mayoría de los que estamos aquí seremos transformados sin ver muerte, recibiremos el nuevo cuerpo sin ver muerte, excepto alguno que Dios quiera llevarse para que sea testigo de la resurrección cuando ocurra la resurrección.
¿A cuántos les gustaría ser testigos de la resurrección? Hay algunos que les gustaría ser. Yo quiero ser testigo de la transformación, porque es lo que yo estoy esperando. De la resurrección estoy esperando que ellos regresen, porque tienen que regresar para luego nosotros ser transformados.
Así que estamos esperando que aparezcan y se identifiquen esos testigos de la resurrección, porque cuando eso ocurra nosotros seremos transformados también.
Así que recuerden: Estamos en EL TIEMPO DE LA ADOPCIÓN DEL CUERPO MÍSTICO DEL SEÑOR JESUCRISTO.
Esto es una bendición tan y tan grande para cada uno de nosotros como individuos, que no hay palabras para expresar la bendición tan grande que nos ha tocado a nosotros.
Si ustedes se van por todas las naciones investigando a ver quién tiene el conocimiento de lo que Dios está haciendo en la actualidad, ustedes se sorprenderán y se darán cuenta que nadie sabe dónde está la Columna de Fuego, nadie sabe hacia dónde voló la Columna de Fuego, nadie sabe ni en qué edad está la Columna de Fuego, nadie sabe ni en qué pueblo ni con qué gente está la Columna de Fuego, nadie sabe que se ha llevado a cabo un cambio de dispensación, nadie sabe que el Mensaje del Evangelio del Reino ya se está predicando, nadie sabe que la Trompeta Final o Gran Voz de Trompeta ya está sonando; y sin embargo nosotros lo sabemos, lo estamos escuchando, estamos escuchando esa Trompeta Final, estamos viendo dónde está la Columna de Fuego.
Dios ha tenido misericordia de nosotros. Es el amor divino hacia nosotros porque somos Sus hijos, que hemos sido llamados en el tiempo de la Adopción para ser adoptados hijos de Dios con cuerpos eternos, lo cual estamos esperando.
Estamos esperando esa transformación de nuestros cuerpos como individuos. Como individuos lo estamos esperando. No estamos transformados todavía, pero lo estaremos. Tenemos la Palabra dentro de nosotros, la Palabra simiente, y ahí está ese nuevo cuerpo, en esa semilla de esa Palabra; lo que falta es que se materialice; y se va a materializar.
De eso no hay lugar a dudas. Yo no tengo ninguna duda. ¿Y ustedes? No hay duda, no hay ninguna clase de duda en nosotros de que seremos transformados.
Estamos escuchando la Trompeta Final, esa Gran Voz de Trompeta, estamos escuchando a Jesucristo, la Columna de Fuego, trayéndonos el Mensaje Final, colocándonos en la Edad de la Adopción, la Edad de la Piedra Angular. Nos ha colocado en esa edad cuando las edades de la Iglesia gentil han terminado, para ser adoptados hijos e hijas de Dios en este tiempo final.
Y cuando estemos transformados, en este planeta Tierra habrá un grupo de personas…, los que seamos transformados de nuestra edad (o sea, nuestra edad que será transformada), y también los que vienen de las edades pasadas; y será un grupo grande al juntarse los resucitados y los que en este tiempo final vivimos en la Edad de la Piedra Angular que seremos transformados.
¿Cómo uno sabe que va a ser transformado? Por la Palabra que ha recibido. Al recibir esa Palabra sabe que va a ser transformado. Si no, Dios no se lo hubiera revelado a la persona, no sabría nada de lo que está aconteciendo en el Programa de Dios. Pero “a vosotros es dado conocer los misterios del Reino de Dios”12.
“EL TIEMPO DE LA ADOPCIÓN DEL CUERPO MÍSTICO DEL SEÑOR JESUCRISTO”. Ese es este tiempo, y es nuestra edad en este tiempo final.
Que Dios nos continúe bendiciendo a todos, que Dios nos guarde, a cada uno de ustedes aquí en Puerto Rico y a cada uno de ustedes allá a través de la línea telefónica. Que Dios les guarde, les bendiga, y continúe usándolos grandemente en Su Obra, y pronto nos adopte, pronto nos transforme, para regresar a la vida eterna.
Y entonces caminaremos por la Tierra, de 30 a 40 días, estrenando esos cuerpos nuevos que hemos de recibir. Y estarán sobre la Tierra ya no como dos mil años atrás: un solo hombre con un cuerpo inmortal, Jesús de Nazaret, sino miles o millones de hijos de Dios ya adoptados, con cuerpos eternos.
Y si fue grande lo que aconteció con uno solo, ¡cómo será con millones de hijos de Dios ya adoptados aquí en la Tierra! Lo que acontecerá en esos días, en 30 o 40 días, ha sido profetizado lo que va a acontecer…, de lo cual hablaremos en otra ocasión.
Así que vamos a dejar eso para otra ocasión, porque ya el tiempo se nos ha terminado. Ya el viernes próximo y domingo próximo estaré con ustedes nuevamente para continuar viendo lo que Dios tiene para nosotros, lo que Él está haciendo en este tiempo, y cómo agarrar esas bendiciones que Él tiene para todos nosotros.
Así que Dios nos continúe bendiciendo a todos, Dios nos guarde, y adelante creyendo firmemente que pronto seremos transformados, los adultos, los jóvenes y también los niños, porque no hay edad o edades para Dios. Así que es para todos en la Edad de la Adopción.
Que Dios nos continúe bendiciendo a todos, que Dios nos guarde.
Muchas gracias por vuestra amable atención, y con nosotros nuevamente Miguel Bermúdez Marín para concluir nuestra parte en esta tarde. Que Dios les continúe bendiciendo a todos.
“EL TIEMPO DE LA ADOPCIÓN DEL CUERPO MÍSTICO DEL SEÑOR JESUCRISTO”.
[Revisión julio 2019]
1 Éxodo 4:22
2 Éxodo 3:21-22
3 San Mateo 17:5 (“complacencia”, Reina Valera 1960; “contentamiento” RV1909)
4 San Marcos 9:7, San Lucas 9:35
5 Apocalipsis 22:17
6 Salmo 22:16
7 Hechos 9:1-5
8 Génesis 15:3-5 (promesa); capítulos 15, 17 y 18, 21:1-5
9 San Marcos 12:41-44; San Lucas 21:1-4
10 Apocalipsis 21:7
11 San Mateo 11:11, San Lucas 7:28
12 San Mateo 13:11, San Marcos 4:11, San Lucas 8:10