El mar de vidrio

Muy buenas noches, amados amigos y hermanos presentes. Es para mí un privilegio muy grande estar con ustedes en esta noche, para continuar en esta noche viendo todo lo que Dios desea que nosotros veamos, que nosotros entendamos, en Su Programa, en Su Obra que corresponde al fin del tiempo.

En Apocalipsis, capítulo 15, verso 1 en adelante, dice:

“Vi en el cielo otra señal, grande y admirable: siete ángeles que tenían las siete plagas postreras; porque en ellas se consumaba la ira de Dios.

Vi también como un mar de vidrio mezclado con fuego; y a los que habían alcanzado la victoria sobre la bestia y su imagen, y su marca y el número de su nombre, en pie sobre el mar de vidrio, con las arpas de Dios.

Y cantan el cántico de Moisés siervo de Dios, y el cántico del Cordero, diciendo: Grandes y maravillosas son tus obras, Señor Dios Todopoderoso; justos y verdaderos son tus caminos, Rey de los santos.

¿Quién no te temerá, oh Señor, y glorificará tu nombre? pues solo tú eres santo; por lo cual todas las naciones vendrán y te adorarán, porque tus juicios se han manifestado.

Después de estas cosas miré, y he aquí fue abierto en el cielo el templo del tabernáculo del testimonio”.

Que Dios bendiga Su Palabra en nuestros corazones.

Aquí podemos ver un mar de vidrio, el cual es visto aquí en el Cielo, mezclado con fuego, y a los que habían alcanzado la victoria sobre la bestia y su imagen, y la marca y el número de su nombre, que estaban en pie sobre el mar de vidrio con arpas de Dios.

Esta multitud que aquí se encuentra sobre el mar de vidrio, encontramos que son los que han de pasar por la gran tribulación y han de morir; los cuales no pertenecen a los escogidos de la Novia gentil, pues ya los escogidos para ese tiempo han sido resucitados, los muertos en Cristo, y los que estamos vivos hemos sido ya transformados y raptados, y estamos con Cristo en ese tiempo glorioso de la repartición de los galardones; mientras aquí en la Tierra estarán pasando por la gran tribulación, que durará tres años y medio.

Esta multitud la encontramos también en el capítulo 7 de Apocalipsis, donde dice de la siguiente manera; Apocalipsis, capítulo 7, verso 9 en adelante, dice:

“Después de esto miré, y he aquí una gran multitud, la cual nadie podía contar, de todas naciones y tribus y pueblos y lenguas, que estaban delante del trono y en la presencia del Cordero, vestidos de ropas blancas, y con palmas en las manos;

y clamaban a gran voz, diciendo: La salvación pertenece a nuestro Dios que está sentado en el trono, y al Cordero.

Y todos los ángeles estaban en pie alrededor del trono, y de los ancianos y de los cuatro seres vivientes; y se postraron sobre sus rostros delante del trono, y adoraron a Dios,

diciendo: Amén. La bendición y la gloria y la sabiduría y la acción de gracias y la honra y el poder y la fortaleza, sean a nuestro Dios por los siglos de los siglos. Amén.

Entonces uno de los ancianos habló, diciéndome: Estos que están vestidos de ropas blancas, ¿quiénes son, y de dónde han venido?

Yo le dije: Señor, tú lo sabes. Y él me dijo: Estos son los que han salido de la gran tribulación, y han lavado sus ropas, y las han emblanquecido en la sangre del Cordero.

Por esto están delante del trono de Dios, y le sirven día y noche en su templo; y el que está sentado sobre el trono extenderá su tabernáculo sobre ellos.

Ya no tendrán hambre ni sed, y el sol no caerá más sobre ellos, ni calor alguno;

porque el Cordero que está en medio del trono los pastoreará, y los guiará a fuentes de aguas de vida; y Dios enjugará toda lágrima de los ojos de ellos”.

El anciano le dijo a Juan quiénes eran estos: “Estos son los que han salido de la gran tribulación”. Es el mismo grupo que aparece en Apocalipsis, capítulo 15, que tendrá que pasar por la gran tribulación, porque no fueron transformados; porque no eran del grupo de los escogidos, de los elegidos de Dios, escritos en el Libro de la Vida del Cordero, sino que eran del resto de los hijos de Dios.

Porque Dios tiene hijos primogénitos, que son los que serán transformados, los cuales tienen sus nombres escritos en el Libro de la Vida del Cordero, los cuales tienen la Bendición de la Primogenitura; pero también está el resto de los hijos de Dios, los cuales pasarán por la gran tribulación, los que estén vivos, y morirán en la gran tribulación; pues la bestia, el anticristo, los perseguirá y los matará.

El anticristo, la bestia y la imagen de la bestia llevarán a cabo otra matanza, como ocurrió en edades pasadas durante el cristianismo, en donde los cristianos fueron perseguidos y matados; y aun en medio del mismo cristianismo, una parte del cristianismo persiguió a otra parte, y fueron muertos millones de cristianos por una sección del mismo cristianismo durante el tiempo de aquellas grandes persecuciones.

Y ahora, para el fin del tiempo comenzará una apretura, y luego se extenderá y se formará ya una persecución; pero los escogidos escaparán. Cuando comience esa apretura, Dios manifestará Su poder y escaparemos; pero el resto de los hijos de Dios, que no son primogénitos, tendrán que pasar por ese tiempo de persecución y morir en la gran tribulación; así como también 144.000 hebreos serán perseguidos y matados durante la gran tribulación.

Ahora, esta multitud que nadie podía contar, como ya hemos visto, son las vírgenes fatuas o vírgenes durmientes, que no tenían Aceite, y quedaron para la gran tribulación; pero que son hijos e hijas de Dios, son creyentes en el Señor Jesucristo, los cuales están en las diferentes sectas religiosas del cristianismo, los cuales han de pasar por ese momento difícil para sus vidas. Estos son los que están sobre el mar de vidrio y fuego que aparece aquí en Apocalipsis, capítulo 15; y esto se va a materializar, o sea, se va a cumplir en esta Tierra, y se va a convertir en una realidad.

Ahora, morir por Cristo, para esta multitud que nadie podrá contar, de todo pueblo, nación y lengua, nos muestra que son gentiles; y será un privilegio para ellos, porque aunque han de morir, morirán, y luego, en el Juicio Final y para el tiempo del Juicio Final, después del Milenio, han de resucitar; y han de salir bien en el Juicio Final, porque han dado sus vidas por Cristo; y luego vivirán eternamente.

Hemos visto cómo las cosas que están en el Templo que está en el Cielo, luego se convierten en una realidad, se materializan en esta Tierra, en seres humanos. Y en el Templo de Cristo que está en la Tierra, miren ustedes, encontramos que se cumplen estas Escrituras de las cosas que están en el Cielo.

Ahora miren, aquí dicen:

“Grandes y maravillosas son tus obras, Señor Dios Todopoderoso; justos y verdaderos son tus caminos, Rey de los santos”.

Lo reconocen como Rey de los Santos: Rey de reyes y Señor de señores; lo cual no reconocieron mientras los escogidos estaban sobre la Tierra, antes de ser raptados, antes de ser transformados y antes de ocurrir la resurrección; pero después se dan cuenta de todo lo que sucedió, cuando vean los juicios divinos cayendo sobre la Tierra.

Y solamente habrá un ministerio doble, que estará en favor del pueblo hebreo. Y de ese ministerio es que podrán recibir alguna bendición de parte de Dios, algún conocimiento divino, para saber dónde se encuentran en el Programa de Dios, para saber que se encuentran en la gran tribulación y que tienen que dar sus vidas por Cristo; porque ya el tiempo de ser transformados, para los vivos pasó; y el tiempo de la resurrección de los muertos en Cristo también se llevó a cabo; y tienen entonces que comprender que se quedaron para la gran tribulación.

Lo que les pasó a las vírgenes fatuas: que cuando vinieron a buscar aceite – o cuando vinieron para entrar a las Bodas, ya las que estaban preparadas, las vírgenes prudentes, tenían Aceite y entraron a las Bodas, y luego se cerró la Puerta[1]. Y cuando vinieron las fatuas, o sea, las otras vírgenes, la otra sección del cristianismo, para entrar a las Bodas con Cristo, ya la Puerta estaba cerrada.

Ellos decían: “¡Señor, Señor, ábrenos!”. Y les dijo: “De cierto os digo que no sé de dónde seáis, no os conozco, no sé de dónde seáis. Primera, segunda, tercera, cuarta, quinta, sexta o séptima edad: no sé de dónde ustedes son”. O de la Edad de la Piedra Angular no eran.

“No sé de dónde ustedes son, no sé de dónde seáis ustedes; porque los de la Edad de la Piedra Angular: entraron, fueron transformados; y los de las edades pasadas, que murieron, fueron resucitados. Y ustedes ¿de dónde son? No sé de dónde seáis, no sé de dónde son ustedes”.

Pidiendo entrada, cuando ya estaban todos dentro; ya estaban todos dentro, en las Bodas, y la Puerta ya cerrada. Y son echadas a las tinieblas de afuera las vírgenes fatuas, o sea, a la gran tribulación, donde será el lloro y el crujir de dientes.

Porque en tres años y medio, que durará la gran tribulación, será un tiempo en donde las plagas, los juicios divinos, han de caer sobre la Tierra; y en donde, por otro lado, la bestia y la imagen de la bestia estarán controlando el reino gentil, y estarán llevando a cabo una persecución en contra de todos aquellos que no se unan a la bestia y a la imagen de la bestia.

Dice la Escritura que la imagen de la bestia obligará a los moradores de la Tierra a adorar a la bestia; y el que no lo haga, nos dice la Escritura que serán perseguidos y matados[2]; y será obligatorio el adorar a la bestia y el recibir el número y la marca de la bestia.

Ahora, podemos ver que lo que viene para la raza humana, en cuanto a lo que acontecerá en la gran tribulación, será algo terrible; tanto por causa de la persecución de la bestia y de la imagen de la bestia en contra del remanente o descendientes de la Iglesia que quedaron para la gran tribulación, que son hijos de Dios también, pero no primogénitos de Dios. Ahora, será un tiempo bien difícil para la raza humana. Y por otro lado, los juicios divinos van a estar siendo derramados sobre el planeta Tierra.

Pero nosotros no tenemos que tener miedo a lo que ha de venir, porque antes nosotros seremos transformados y luego raptados, y nos iremos con Cristo para recibir los galardones en la Cena de las Bodas del Cordero. O sea que estaremos de fiesta con nuestro Señor Jesucristo mientras la Tierra estará pasando por la gran tribulación.

Esta es una verdad divina que no podemos negar, es algo que ya está profetizado; y a unos les tocará la parte buena, de ser transformados y raptados: a los primogénitos de Dios escritos en el Libro de la Vida del Cordero; pero a otros les tocará pasar por la gran tribulación, porque no entraron con Cristo a las Bodas cuando era el tiempo, por cuanto no tenían aceite en sus lámparas; así que pasarán por la gran tribulación y estarán sobre el mar de vidrio y fuego que está en el Cielo, y se estará eso materializando aquí en la Tierra.

Ahora, estamos viendo que habrá un grupo de gente en la gran tribulación que dará sus vidas por Cristo, que no negarán a Cristo, y que serán mártires de Jesucristo en ese tiempo; y también 144.000 hebreos que darán sus vidas por Cristo, darán sus vidas por Jesucristo como León de la tribu de Judá, como Rey de reyes y Señor de señores. Y esta multitud también reconocerá a Cristo como Rey de los Santos, o sea, como el León de la tribu de Judá.

Ahora, esto se cumplirá después que seamos transformados y raptados; por lo tanto, no tenemos que tener miedo de eso que va a venir.

El Señor Jesucristo dijo en San Lucas, capítulo 21, verso 36: “Orad que seáis tenidos por dignos de escapar de las cosas o de estas cosas que vendrán (o sea, de esos juicios divinos), y de estar en pie delante del Hijo del Hombre”. Estar en pie delante del Hijo del Hombre para estar en las Bodas con Cristo, el Esposo, antes que la Puerta se cierre.

Es realmente un tiempo muy importante para todos nosotros, porque es el tiempo en que Cristo está llamando con Gran Voz de Trompeta, por medio del ministerio final, por medio del ministerio de Sus Ángeles: el ministerio de Moisés y Elías, a todos los escogidos con el Mensaje de la Gran Voz de Trompeta, o sea, con el Mensaje del Evangelio del Reino.

Yo aprecio la Obra que Dios está llevando a cabo en este tiempo, el Mensaje que Él está dándonos, con el cual nos está llamando a todos; está llamando y juntando a todos los escogidos, en todos los lugares donde están los escogidos, los primogénitos de Dios.

Es un tiempo grande y maravilloso para todos nosotros, es el tiempo en donde Él está llevando a cabo la Obra que nos da la fe para ser transformados y raptados: la fe en Cristo como el León de la tribu de Judá, como Rey de reyes y Señor de señores en Su Obra de Reclamo.

Por eso es que los escogidos serán transformados y raptados, porque estarán recibiendo el Mensaje de la Trompeta Final; que es el Mensaje del Evangelio del Reino, que presenta a Jesucristo, nuestro Salvador, como el León de la tribu de Judá, en Su Obra de Reclamo.

Él es nuestro Salvador, Él es nuestro Reclamador, Él es el Todo para nosotros. Y Él transformará nuestros cuerpos mortales, conforme a como Él ha prometido.

“El Ángel de Jehová acampa en derredor de los que le temen y los defiende”[3]. Cada hijo de Dios, cada escogido, tiene un ángel, o sea, tiene un cuerpo teofánico que acampa en su derredor y lo defiende; y ese es el que estará dentro de ese cuerpo que usted tiene, y habitará en ese cuerpo, y transformará ese cuerpo; y entonces usted tendrá un cuerpo eterno físico o celestial, y tendrá también dentro de ese cuerpo un cuerpo teofánico, o sea, un espíritu teofánico, que es el Ángel de Jehová que acampa en derredor de los que le temen y los defiende.

Cada hijo de Dios tiene un ángel, o sea, un cuerpo teofánico; y ahí, en ese cuerpo celestial que usted recibirá con la transformación, estará ese espíritu o cuerpo teofánico; y ahí dentro estará su alma, que es lo que es en realidad cada hijo de Dios: alma viviente. Y entonces estaremos en forma incorruptible, en forma indestructible, en forma que no nos podremos poner viejos, ni podremos morir, ni podremos desaparecer de la existencia; porque ya entonces tendremos cuerpo eterno y espíritu teofánico eterno también, para vivir por toda la eternidad.

Esa es la adopción de los hijos de Dios; la adopción de los hijos de Dios, la transformación del cuerpo, la adopción de nuestros cuerpos, para ser hijos de Dios manifestados como hijos de Dios en cuerpos eternos y en espíritus teofánicos eternos; para luego de 30 a 40 días de estar ya aquí en la Tierra, con los muertos en Cristo resucitados y nosotros los que vivimos transformados, luego irnos con Cristo en el rapto a recibir los galardones por las labores realizadas en Su Obra en este planeta Tierra.

Por lo tanto, no somos del grupo que estará sobre el mar de vidrio con fuego que aparece aquí en Apocalipsis, capítulo 15, y también aparece en Apocalipsis, capítulo 7; pero el ministerio de Cristo que Él utiliza para beneficio nuestro, también lo va a utilizar para 144.000 hebreos; y también va a ser de beneficio para esa multitud que nadie puede contar.

Él es el que sabe cómo Él va a llevar a cabo esa Obra, en la cual muchas personas, miles o millones de personas, van a ser beneficiados por la labor de Cristo como León de la tribu de Judá, como Rey de reyes y Señor de señores. Y los más beneficiados de Su labor en Su Obra de Reclamo somos nosotros: los escogidos, los primogénitos de Dios, escritos en el Libro de la Vida del Cordero desde antes de la fundación del mundo.

Amamos a todos los hijos de Dios, amamos aun a esa multitud que aparece sobre un mar de vidrio y fuego, los cuales tendrán que pasar por la gran tribulación.

O sea que nosotros nos alegramos de que vamos a ser transformados y raptados. Nos da tristeza que han de pasar algunas personas por la gran tribulación, los amamos y deseamos que en ese tiempo no vayan a negar a Cristo por un plato de comida, como hizo Esaú: que perdió la Bendición de la Primogenitura por un plato de lentejas. Oramos que todos los que pertenecen a esa multitud que nadie puede contar, den sus vidas por Cristo.

En ese tiempo, el que no tenga la marca de la bestia o el número de su nombre no podrá ni comprar ni vender; así que será un tiempo difícil. Pero oramos por ellos, que Dios les ayude, y que den sus vidas por Cristo para recibir vida eterna en la resurrección de ellos, para luego vivir por toda la eternidad.

El mar de vidrio de Apocalipsis, capítulo 15, hemos visto lo que es y quiénes son los que estarán en ese mar de vidrio.

Encontramos que en el templo que hizo o tabernáculo que hizo Moisés y el que hizo Salomón, ellos colocaron un mar de bronce fuera del lugar santo y del lugar santísimo: estaba en el atrio, en esa área del atrio[4].

Y encontramos que en el Templo está el Lugar Santísimo, está el Lugar Santo y está el Atrio. En el Atrio o los atrios: está el atrio de los judíos (o sea, de los hebreos), está el atrio de las mujeres y está el atrio de los gentiles. Así que vean ustedes que Dios tiene todo bien planificado.

Y encontramos que lo que Dios ha estado haciendo es materializando en seres humanos lo que está en el Cielo y lo que fue ordenado a Moisés y a Salomón construir aquí en la Tierra; porque eso sería lo que se materializaría en seres humanos.

El plano es el Plano del Templo que está en el Cielo; de acuerdo a ese Plano es que han estado ocurriendo todas las cosas en el Programa Divino aquí en la Tierra.

“No hará nada el Señor Jehová, sin que antes revele Sus secretos a Sus siervos los profetas”[5]. Y podemos ver que ha sido a profetas que Él le ha mostrado estas cosas.

Fue al profeta Moisés que le mostró el modelo del Templo, del Tabernáculo, para hacerlo aquí en la Tierra[6]; y Salomón, miren ustedes, fue un hombre enviado de Dios para hacer el templo que el rey David y profeta David tuvo en su corazón construir para Dios[7].

Y podemos ver que todo lo que Dios ha estado llevando a cabo, ha estado ya hablado y presentado en profecías y en simbolismos proféticos dados por Dios por medio de Sus profetas. Eso es lo que Él ha estado materializando aquí en la Tierra.

Para beneficio del pueblo hebreo, miren ustedes cómo Dios colocó en forma simbólica el ministerio que obrará en favor del pueblo hebreo: lo presentó en el templo en dos árboles de olivo y en dos ramas de olivo.

Y cuando el profeta Zacarías dijo: “¿Y qué son estos dos árboles de olivo y estas dos ramas de olivo?”. El Ángel le dice, el Señor le dice: “¿Y no sabes lo que son?”. Y Zacarías dice: “No. No sé”. Y le fue dicho: “Estos son los Dos Ungidos que están delante de la Presencia de Dios”[8].

Y para la materialización de esa profecía, la cual se reflejó en Josué (no Josué el que introdujo el pueblo hebreo a la tierra de Israel, sino Josué fue el sacerdote, el sumo sacerdote de aquel tiempo); y Zorobabel fue el gobernador o príncipe; en donde se estaba reflejando el ministerio de los Dos Olivos. Cristo ahí se estaba reflejando como Príncipe o Rey, y se estaba reflejando como Sumo Sacerdote también; porque Cristo es el Rey y también es el Sumo Sacerdote.

Y Cristo es el que obrará en el fin del tiempo, en el cumplimiento del ministerio de los Dos Olivos, por medio del instrumento que Él tenga para ese tiempo con el doble ministerio de Moisés y Elías; y ahí estarán manifestándose las promesas divinas de los Dos Olivos, de las Dos Ramas de Olivo, de los Dos Candeleros, conforme a Apocalipsis, capítulo 11.

Así que miren ustedes en la forma en que Dios ha colocado todas estas cosas que estarán aconteciendo: las colocó en forma simbólica en diferentes ocasiones.

Las encontramos ahí en el templo donde el profeta Zacarías las vio: encontramos los siete ojos que estaban en aquella piedra de la cual Dios le habló al profeta Zacarías, y le fue dicho: “Estos siete ojos que están ahí son los siete espíritus de Dios que recorren toda la Tierra; son los siete ojos de Dios”[9]. Esos son los siete ángeles mensajeros de las siete edades de la Iglesia gentil. Cuando se habla de ojos se habla de profetas, de videntes.

Así que miren ustedes la forma en que Dios ha mostrado todas las cosas: en forma simbólica, que son profecías en forma simbólica, y en diferentes formas, conforme a como Él ha deseado hacerlo; para luego cumplir esas profecías, y así cumplir Su Programa para cada edad y para cada dispensación.

Para nosotros está la parte mejor de todas las profecías bíblicas dadas para los hijos de Dios; por lo cual yo le doy gracias a Dios; y le pido que las bendiciones del Trono de Dios vengan sobre todos ustedes en la Edad del Trono del Señor Jesucristo: la Edad de la Piedra Angular, y se materialicen en cada uno de ustedes y en mí también.

Que el Ángel del Pacto les continúe bendiciendo, y continúe materializando en cada uno de ustedes y en mí también las cosas que corresponden para nuestra edad y nuestra dispensación.

Ha sido para mí un privilegio muy grande estar con ustedes en estos días, ha sido realmente una bendición muy grande para mí. En estos días Dios nos ha abierto unas cuantas Escrituras, de las cuales no habíamos hablado en otras ocasiones, y nos está permitiendo ver más ampliamente el Programa que Él está llevando a cabo en favor de cada uno de nosotros; nos está dejando ver las cosas que Él está materializando en seres humanos en nuestra edad y nuestra dispensación.

Y la Voz, el Mensaje de Dios de nuestra edad y de nuestra dispensación, siendo la Edad de la Piedra Angular, la Edad del Lugar Santísimo del Templo espiritual de Cristo: es la Voz del Trono de Dios viniendo al Trono del Señor Jesucristo de Su Templo espiritual. Esa es la Voz que nos da el Mensaje Final de Dios en este tiempo final; es un Mensaje del Cielo, del Trono de Dios que está en el Cielo, en y al Trono de nuestro Señor Jesucristo de Su Templo espiritual.

Por eso el Mensaje de la Edad de la Piedra Angular es un Mensaje que nunca antes había sido escuchado por el Cuerpo Místico del Señor Jesucristo; porque es el Mensaje del Evangelio del Reino, el Mensaje que sale del Trono de Dios del Templo que está en el Cielo, y viene al Trono del Señor Jesucristo del Templo espiritual que está aquí en la Tierra, para ser proclamado y llegar al corazón, al alma, de cada hijo de Dios; y luego llegará al pueblo hebreo también.

Pero primero nos toca a nosotros, para así obtener la fe para ser transformados y raptados; fe que está basada en la Venida de Cristo como el León de la tribu de Judá, el Rey de reyes y Señor de señores en Su Obra de Reclamo.

Vieron que en el Cielo Cristo se presentó, y el anciano dijo que era el León de la tribu de Judá. Y lo que fue manifestado allá en el Cielo, luego es manifestado aquí en la Tierra en el Cuerpo Místico del Señor Jesucristo.

Y el Libro que Él tomó allá en el Cielo, luego lo trae a la Tierra y lo coloca en Su Templo espiritual, en el Lugar Santísimo; que es el lugar que le corresponde, porque viene del Lugar Santísimo del Templo que está en el Cielo. Del Trono de Dios viene para el Trono de nuestro Señor Jesucristo: todo lo que está en el Cielo siendo traído a la Tierra en y al Cuerpo Místico del Señor Jesucristo, que es el Templo de nuestro Señor Jesucristo, el cual representa el Templo de Dios que está en el Cielo.

Que las bendiciones de nuestro Señor Jesucristo, del Ángel del Pacto, sean sobre todos ustedes y sobre mí también.

Muchas gracias por vuestra amable atención, amados amigos y hermanos presentes.

Y adelante en el Reino de Dios sirviendo a Dios, sirviendo a Cristo, para que se materialicen en cada uno de ustedes las cosas que corresponden a la Edad de la Piedra Angular; y pronto todos seamos transformados; porque mi deseo es que todos sean transformados: niños, jóvenes, adultos y ancianos también.

Yo no miro los problemas o faltas que puedan tener ustedes, yo los miro a ustedes a través de la Sangre de nuestro Señor Jesucristo; y pido a Cristo Sus bendiciones sobre cada uno de ustedes, y el cumplimiento de la promesa de la transformación de nuestros cuerpos para este tiempo final. Y cuando todos estemos en el cuerpo eterno, perfecto, incorruptible, ya no cometeremos más errores.

Yo los amo a ustedes tal y como ustedes son, y tal y como ustedes están, mirándolos por medio de la Sangre de nuestro Señor Jesucristo. Y he trabajado, y estoy trabajando, y continuaré trabajando con ustedes y en favor de ustedes, los que están aquí presentes y los que están en otras naciones, que han creído el Mensaje de la Edad de la Piedra Angular, el Mensaje del Evangelio del Reino, para que Cristo cumpla en ustedes y en mí también y en todos los que han recibido el Mensaje la promesa de la transformación de nuestros cuerpos.

La creemos, pedimos a Dios que la cumpla, que transforme nuestros cuerpos; porque Él lo ha prometido, y nosotros lo creemos con toda nuestra alma. Y lo que hace que Dios cumpla lo que Él prometió es la fe en lo que Él prometió; la cual viene, es dada, por medio de los Siete Truenos de Apocalipsis, que revelan el gran misterio del Séptimo Sello, el gran misterio de la Venida de Cristo como el León de la tribu de Judá.

Así que teniendo la revelación divina de Cristo como León de la tribu de Judá, recibimos la fe, la revelación, para ser transformados y raptados; por eso es que solamente serán transformados y raptados los que tienen la revelación del Séptimo Sello, o sea, la revelación de la Venida de Cristo como el León de la tribu de Judá, como Rey de reyes y Señor de señores; revelación que viene por medio de la Voz o Voces de los Siete Truenos de Apocalipsis, capítulo 10, que es la Voz de Cristo clamando como cuando ruge un león.

Ese es el Mensaje Final de Cristo como León de la tribu de Judá, dándonos Su Mensaje Final y revelándonos Su cambio de Cordero a León de la tribu de Judá, revelándonos el gran misterio de la Segunda Venida de Cristo como el León de la tribu de Judá.

Para los que le reciben y creen en Él como el León de la tribu de Judá, como Rey de reyes y Señor de señores, es la transformación prometida, para los escogidos en el fin del tiempo. Y así también creerán los muertos en Cristo, porque ellos desde el Paraíso escuchan el Mensaje Final que Dios le está dando a Sus escogidos en este tiempo final.

Bueno, ya con lo que hemos hablado durante todo el día y en estos días pasados, tenemos un cuadro claro de lo que Dios está llevando a cabo en este tiempo final y en dónde nosotros estamos situados en el Templo espiritual de Cristo, y cuáles son las promesas, las bendiciones que Él tiene para todos nosotros.

No hay grupo de ninguna edad que tenga bendiciones más grandes que las que nosotros tenemos en nuestra edad y en nuestra dispensación; y cada una de ellas se va cumpliendo, se va materializando, en nosotros. Faltan algunas, las cuales también se cumplirán.

Que el Ángel del Pacto les continúe bendiciendo a todos ustedes y a mí también; y que pronto todos seamos transformados.

Pasen todos muy buenas noches.

Y dejo con nosotros nuevamente a Miguel Bermúdez Marín para finalizar en esta noche.

“EL MAR DE VIDRIO”.

[Revisión julio 2023 – JR-PP]

[1] San Mateo 25:1-13

[2] Apocalipsis 13:11-17

[3] Salmos 34:7

[4] Éx. 30:17-21, 38:8; 1 R. 7:23-26, 7:39; 2 Cr. 4:2-5, 4:9-10

[5] Amós 3:7

[6] Éxodo 24:12-18 y 25:1-40

[7] 1 Samuel 7:1-17; 1 Crónicas 17:1-15, 22:6-10

[8] Zacarías 4:1-14

[9] Zacarías 3:9, 4:10; Apocalipsis 5:6

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