Muy buenas tardes, amados amigos y hermanos, es para mí un privilegio muy grande estar con ustedes en esta ocasión para así escuchar la Voz de Dios, la Voz de Cristo, en esta ocasión, a través de Su Palabra, dándonos a conocer las cosas que Él ha prometido para este Día Postrero.
Para eso quiero leer en San Mateo, capítulo 22, versos 1 al 14, donde el mismo Jesucristo nos habla. Dice:
“Respondiendo Jesús, les volvió a hablar en parábolas, diciendo:
El reino de los cielos es semejante a un rey que hizo fiesta de bodas a su hijo;
y envió a sus siervos a llamar a los convidados a las bodas; mas estos no quisieron venir.
Volvió a enviar otros siervos, diciendo: Decid a los convidados: He aquí, he preparado mi comida; mis toros y animales engordados han sido muertos, y todo está dispuesto; venid a las bodas.
Mas ellos, sin hacer caso, se fueron, uno a su labranza, y otro a sus negocios;
y otros, tomando a los siervos, los afrentaron y los mataron.
Al oírlo el rey, se enojó; y enviando sus ejércitos, destruyó a aquellos homicidas, y quemó su ciudad.
Entonces dijo a sus siervos: Las bodas a la verdad están preparadas; mas los que fueron convidados no eran dignos.
Id, pues, a las salidas de los caminos, y llamad a las bodas a cuantos halléis.
Y saliendo los siervos por los caminos, juntaron a todos los que hallaron, juntamente malos y buenos; y las bodas fueron llenas de convidados.
Y entró el rey para ver a los convidados, y vio allí a un hombre que no estaba vestido de boda.
Y le dijo: Amigo, ¿cómo entraste aquí, sin estar vestido de boda? Mas él enmudeció.
Entonces el rey dijo a los que servían: Atadle de pies y manos, y echadle en las tinieblas de afuera; allí será el lloro y el crujir de dientes.
Porque muchos son llamados, y pocos escogidos”.
“LOS CONVIDADOS A LAS BODAS DEL CORDERO”.
De esta lectura tomamos el tema o sacamos el tema: “LOS CONVIDADOS A LAS BODAS DEL CORDERO”.
Cristo, en esta parábola nos habla de una boda, de la boda del hijo del rey; y encontramos que Cristo aquí nos está hablando de las Bodas del Cordero, en donde se efectuará la unión de Cristo con Su Iglesia, que son los Primogénitos escritos en el Cielo, en el Libro de la Vida del Cordero, desde antes de la fundación del mundo, los cuales Cristo redimió muriendo en la Cruz del Calvario.
Y encontramos que a medida que ha ido pasando el tiempo, el llamado para esta gran fiesta de esta gran Boda del Cordero con Su Iglesia, ha estado este llamado siendo efectuado de edad en edad: por los caminos, por los vallados y por todos los lugares ha salido la voz de invitación para todo ser humano; y a medida que han estado viniendo, que han estado respondiendo al llamado de Dios por medio de los mensajeros que Dios ha enviado, se ha estado llenando la Casa.
Y encontramos que el cristianismo se ha llenado de gente; y encontramos en medio del cristianismo buenos y malos también. Como mostró nuestro Señor Jesucristo también en la parábola del trigo y de la cizaña1, donde mostró que así era el Reino de los Cielos, y mostró que en el Reino de los Cielos estaría el trigo y también estaría la cizaña. El Hijo del Hombre sembró el trigo, que son los hijos del Reino, los hijos de Dios; pero el diablo sembró la cizaña, metió la cizaña dentro o en medio del trigo.
Y aquí encontramos que también en la parábola de la red2, de la cual Cristo dice que el Reino de los Cielos es semejante a una red que echada al mar recoge toda clase de peces, y una vez llena, la sacan a la orilla, recogen lo bueno en cestas y lo malo echan fuera; ahí tienen: los buenos, los peces buenos; y lo malo, lo cual es sacado y echado fuera.
Cristo dijo en San Mateo, capítulo 13, verso 47 en adelante [49]:
“Así será al fin del siglo: saldrán los ángeles, y apartarán a los malos de entre los justos,
y los echarán (¿a quiénes? a los malos) en el horno de fuego; allí será el lloro y el crujir de dientes”.
Serán echados a la gran tribulación, donde el juicio divino caerá sobre la raza humana; y durante ese tiempo de la gran tribulación los malos serán quemados con fuego atómico, como nos dice el profeta Malaquías en el capítulo 4 y verso 1:
“Porque he aquí, viene el día ardiente como un horno, y todos los soberbios y todos los que hacen maldad serán estopa; aquel día que vendrá los abrasará (o sea, los quemará), ha dicho Jehová de los ejércitos…”.
O sea que viene ese momento de la gran tribulación, en donde la cizaña, los hijos del malo, serán quemados. Y aquí, en la parábola que hemos leído, encontramos que Cristo dice: “Así será en el fin del siglo”.
Y luego, en esta otra parábola de la fiesta preparada para el hijo del rey, esta fiesta de boda, dice que fueron llamados los buenos y los malos también; o sea que respondieron al llamado, buenos y malos también; y cuando fue llena la casa, dice la Escritura que el rey entró para ver los convidados, y vio allí a uno que no estaba vestido de boda.
Ahora, ¿cómo se obtiene el vestido de boda, y qué es el vestido de boda? El vestido de boda para ese tiempo se obtenía en la forma siguiente: era, el que se iba a casar, el novio, el que proporcionaba esa vestidura; y él estaba parado a la puerta de entrada; y cada vez que venía un invitado le colocaba él mismo el vestido de boda. Y todos los que estaban dentro de la casa estaban vestidos en la misma forma, pues el novio había vestido a cada persona con el vestido de boda.
Ahora, en la Casa de Dios —que es la Iglesia del Señor Jesucristo— es el Novio, Jesucristo, el cual es también la Puerta, el que le da el Vestido de Boda, le coloca el Vestido de Boda, a cada invitado.
Cuando la persona ha creído en nuestro amado Señor Jesucristo, ha respondido a la invitación a esta gran fiesta de las Bodas del Cordero; y por consiguiente la persona viene arrepentida y recibe a Cristo como su Salvador. Pero, para entrar a la Casa de Dios, requiere Dios que la persona tenga un vestido especial: es el Vestido de Boda, el cual el Novio, que es Jesucristo, otorga al creyente. Y esa persona, cuando viene a la Puerta de la Casa de Dios —y la Puerta es Cristo—, obtiene el Vestido de Boda; y el Vestido de Boda es nada menos que el bautismo del Espíritu Santo.
¿Recuerdan que Cristo siempre habló del bautismo del Espíritu Santo? Él dijo que el Espíritu Santo vendría, y le enseñó a Sus discípulos que el Espíritu Santo vendría. También Juan el Bautista enseñó que Jesús sería el que bautizaría con Espíritu Santo y Fuego. San Mateo, capítulo 3, verso 11 en adelante, dice:
“Yo a la verdad os bautizo en agua para arrepentimiento; pero el que viene tras mí, cuyo calzado yo no soy digno de llevar, es más poderoso que yo; él os bautizará en Espíritu Santo y fuego”.
Aquí nos muestra quién es el que estaría bautizando con Espíritu Santo y Fuego. Y en San Juan, capítulo 14 y verso 26, nos dice Cristo:
“Mas el Consolador, el Espíritu Santo, a quien el Padre enviará en mi nombre, él os enseñará todas las cosas, y os recordará todo lo que yo os he dicho”.
Y en el capítulo 15 de San Juan, verso 26, también nos habla del Espíritu Santo, del Consolador, diciendo:
“Pero cuando venga el Consolador, a quien yo os enviaré del Padre, el Espíritu de verdad, el cual procede del Padre, él dará testimonio acerca de mí.
Y vosotros daréis testimonio también, porque habéis estado conmigo desde el principio”.
Y en el capítulo 16 y versos 12 al 15, de San Juan también, dice Jesús:
“Aún tengo muchas cosas que deciros, pero ahora no las podéis sobrellevar.
Pero cuando venga el Espíritu de verdad, él os guiará a toda la verdad; porque no hablará por su propia cuenta, sino que hablará todo lo que oyere, y os hará saber las cosas que habrán de venir.
Él me glorificará; porque tomará de lo mío, y os lo hará saber.
Todo lo que tiene el Padre es mío; por eso dije que tomará de lo mío, y os lo hará saber”.
Ahora, aquí, vean ustedes que Cristo habla de la Venida del Espíritu Santo para aquellos que creen en Él. Y encontramos que 120 personas el Día de Pentecostés, que estaban colocados en el aposento alto, y en el Reino de Dios estaban frente a la Puerta, que es Cristo, ellos recibieron el Espíritu Santo; pues habían creído en Jesucristo como su Salvador. Y esas personas entraron al Cuerpo Místico de Cristo, viniendo a ser ellos los primeros que entraron al Cuerpo Místico de Cristo; y así nació la Iglesia del Señor Jesucristo el Día de Pentecostés. Y así es como ocurre el nuevo nacimiento en cada persona, en cada individuo, que pertenece al Cuerpo Místico del Señor Jesucristo.
Cristo dijo a Nicodemo que era necesario nacer de nuevo, nacer otra vez, nacer del Agua y del Espíritu, para poder entrar al Reino de Dios. Ninguna persona puede entrar a la Iglesia del Señor Jesucristo sin recibir el Espíritu Santo, pues esa es la forma en que ocurre el nuevo nacimiento en la persona; y así es como la persona obtiene un cuerpo teofánico o un espíritu teofánico, para luego, en el Día Postrero, recibir un cuerpo físico eterno, conforme a la promesa divina.
¿Quiénes son, entonces, los que recibirán un cuerpo eterno en el Día Postrero? Los que primeramente han recibido un cuerpo teofánico en el nuevo nacimiento. O sea, los que han nacido de nuevo del Agua y del Espíritu, y por consiguiente han entrado al Cuerpo Místico de Cristo, son los que obtendrán en el Día Postrero un cuerpo eterno.
Ahora, encontramos que Cristo dice que cuando se llenó la casa —o sea, que había entrado hasta el último—, dice que el rey vino a ver a los convidados, y vio a uno que no estaba vestido de Boda.
Siendo que el Vestido de Boda es el bautismo del Espíritu Santo, esa persona no tenía el Espíritu Santo; aunque quizás podía tener algunos dones del Espíritu de Dios, y podía ser una persona muy espiritual, pero no había nacido de nuevo; había entrado al cristianismo por medio de una concepción intelectual, había entrado al cristianismo por medio de mecanismos humanos y no por medio de la Obra del Espíritu de Dios. Y la Obra del Espíritu de Dios, en esta labor con los invitados a las Bodas del Cordero, es una Obra que se requiere para la persona poder entrar a la Casa de Dios, para estar en la Fiesta de las Bodas del Cordero.
Ahora, esa persona que entró sin Vestido de Boda, entró sin recibir el Espíritu Santo; o sea, entró al cristianismo, pero no había recibido el Espíritu Santo, el Espíritu de Dios, y por consiguiente no estaba preparado para las Bodas del Cordero.
Esa persona no estaba preparada para ser transformada y raptada, para ir a la Cena de las Bodas del Cordero. Esa persona no estaba preparada para ser transformada y raptada. Esa persona no estaba preparada para la unión de Cristo con Su Iglesia, en donde cada hijo e hija de Dios vendrá a ser a imagen y semejanza de nuestro amado Señor Jesucristo.
Y, lamentablemente, esa persona fue atada de pies y manos, y fue echada a las tinieblas de afuera, donde será el lloro y el crujir de dientes; o sea, fue echada a la gran tribulación; porque es en el Día Postrero en donde el Rey hace la revisión de los que están dentro, en la Casa, como invitados, para esa gran fiesta de las Bodas de Jesucristo con Su Iglesia.
Así que podemos ver que no todos los que profesan el cristianismo serán transformados y raptados en el Día Postrero, aunque estén viviendo en este Día Postrero y hayan creído en Cristo como su Salvador y asistan a alguna iglesia. Se requiere recibir el Espíritu de Cristo; y así es como se entra al Cuerpo Místico de Cristo y se viene a ser un miembro del Cuerpo Místico de Jesucristo, en la edad y en la dispensación en que a la persona le toca vivir.
Ahora, hemos visto cómo nacieron los de las edades pasadas; y ahora les toca a los de este tiempo final, los del Día Postrero, los de la Edad de la Piedra Angular y Dispensación del Reino; para así completarse el número de los invitados con la llegada de los últimos escogidos de Dios que entran al Cuerpo Místico de Cristo por la Puerta; no por alguna ventana, no por algún sistema humano, no por alguna concepción humana, no por mecanismos humanos, sino por medio del Espíritu de Cristo.
En Zacarías, capítulo 4, nos dice [verso 6]: “No con ejército, ni con fuerza, sino con mi Espíritu, ha dicho Jehová”.
La Obra de la construcción del Cuerpo Místico de Cristo, de la Iglesia de Jesucristo, no es una obra humana, sino una Obra Divina; es la Obra del Espíritu de Dios. Y es el Espíritu de Dios el que lleva a cabo la Obra de la entrada de los invitados a la Casa, al Cuerpo Místico de Cristo, para la gran Cena de las Bodas del Cordero. Y encontramos que es Cristo el que le coloca el Vestido de Boda a cada hijo e hija de Dios.
Hay muchas religiones en este planeta Tierra; pero, vean ustedes, se requiere que la persona reciba el Traje de Boda; y el único que lo da es Jesucristo, es el Novio; y el Traje de Boda es el Espíritu Santo.
Y ahora, podemos ver que no es un asunto de religiones y sectas religiosas, sino es un asunto de un nuevo nacimiento para cada persona que cree en Cristo como su Salvador. No hay otra forma para entrar a la Cena, para entrar a esa Fiesta, para entrar a las Bodas, sino por medio del nuevo nacimiento; y ahí estar segura la persona, sabiendo que nadie lo podrá sacar del Cuerpo Místico del Señor Jesucristo.
Ahora, podemos ver el por qué también hay personas que están un tiempo y luego se alejan, porque todavía esas personas no han nacido de nuevo; pues la persona, cuando ha nacido de nuevo, cuando ha recibido el Espíritu de Cristo, ha sido sellada con el Espíritu de Dios, y ha sido sellada con vida eterna para y hasta el Día de la Redención, o sea, hasta el día en que todos seremos transformados y raptados. Y nadie lo podrá apartar de Dios3, nadie lo arrebata de la mano de Cristo.
Cristo dijo que Sus ovejas nadie las arrebataría de Su mano4; por eso se requiere el nuevo nacimiento para todas las ovejas del Señor, y así ocurre el cambio en el interior de la persona y obtiene su cuerpo teofánico, para —en el Día Postrero— luego recibir el cuerpo físico y eterno que Él ha prometido para todos los hijos e hijas de Dios.
Ahora, Cristo dice: “Porque hay muchos llamados y pocos escogidos”. Eso es una realidad bíblica que no podemos negar, porque muchos son llamados y pocos escogidos.
Ahora, hay millones que han escuchado el llamado de Dios de edad en edad; pero entre todos esos millones hubo un grupo de escogidos de Dios, los cuales son Primogénitos de Dios, escritos en el Libro de la Vida del Cordero desde antes de la fundación del mundo; y ellos fueron sellados con el Espíritu de Dios para, en el Día Postrero, si han muerto sus cuerpos físicos, ser resucitados; y los que permanecen vivos y han entrado al Cuerpo Místico de Cristo por la Puerta, que es Cristo, y han recibido la Vestidura de Boda, en este Día Postrero todos seremos transformados, conforme a la promesa de Cristo. Y así estaremos a imagen y semejanza de nuestro amado Señor Jesucristo; listos para irnos luego a la Cena de las Bodas del Cordero.
Ahora, podemos ver lo que esto significa para todos nosotros en este Día Postrero. Estamos viviendo en el tiempo en que de un momento a otro entrará el último de los escogidos de Dios. Y el último de los escogidos de Dios entra bajo el ministerio del último mensajero de Dios.
O sea que siempre tiene que ser… Vean ustedes, los que entraron primero, entraron bajo el tiempo de los apóstoles; y los que entraron luego, entraron bajo el ministerio de San Pablo en la primera edad de la Iglesia gentil; y así por el estilo, encontramos que cada uno entra en el tiempo que le toca vivir, bajo el ministerio del mensajero que Dios envía para ese tiempo.
Ahora, ¿cuándo es que entran los últimos escogidos de Dios? Pues los últimos escogidos de Dios entran con el último mensajero de Dios, en el tiempo final, en el último día o Día Postrero. O sea que bajo el ministerio del mensajero del Día Postrero, del mensajero del séptimo milenio, del mensajero de la séptima dispensación, que es la Dispensación del Reino, entran los últimos escogidos de Dios al Cuerpo Místico de Jesucristo, reciben su Vestidura de Boda. Y cuando entre el último de ese grupo último de escogidos de Dios, se cerrará la Puerta; y la misericordia de Dios ya no estará disponible para los gentiles.
Ahora, ¿qué hacemos nosotros aquí en la Tierra en este tiempo? Pues trabajando en la Obra de Cristo correspondiente a la Edad de la Piedra Angular y Dispensación del Reino, en este Día Postrero, en la labor de Cristo, para que se complete Su Cuerpo Místico de creyentes.
Es una Obra Divina, la Obra de Cristo, la Obra de Cristo en Espíritu Santo, en este Día Postrero. Esa es la forma en que Él completa Su Cuerpo Místico, que es Su Iglesia, en este Día Postrero.
Su Iglesia no puede estar completa sin los escogidos correspondientes a la Edad de la Piedra Angular en el Día Postrero, que son llamados y juntados por medio de la manifestación del Espíritu de Jesucristo a través de Su Ángel Mensajero. Y así como hubo un territorio para cada ángel mensajero en las siete edades de la Iglesia gentil, también hay un territorio para el Ángel Mensajero del Señor Jesucristo, que es la América Latina y el Caribe; donde Cristo en Espíritu Santo llama y junta a Sus escogidos del Día Postrero, y los coloca en Su Cuerpo Místico de creyentes, en la Edad de la Piedra Angular y en la Dispensación del Reino.
Por eso es que ha salido el Mensaje del Evangelio del Reino por toda la América Latina y el Caribe, llamando y juntando a todos los escogidos de Dios, y entrando por la Puerta, que es Cristo, y recibiendo el Espíritu de Cristo; y así entrando a la Casa de Dios, a la Iglesia del Señor Jesucristo, para esta gran fiesta, para esta gran Boda del Cordero, y la fiesta de la Cena de las Bodas del Cordero.
Y miren cómo han estado siendo llamados y juntados los invitados, los convidados, para esta gran Fiesta de las Bodas del Cordero. Y ya estamos finalizando esa labor en este Día Postrero. O sea que estamos en la etapa final para este gran evento, esta gran fiesta, en donde nosotros seremos transformados; los que han partido en Cristo y que habían nacido de nuevo, serán resucitados en cuerpos eternos; y todos juntos estaremos a imagen y semejanza de Cristo; y luego nos iremos de aquí para la Cena de las Bodas del Cordero en el Cielo, en la Casa de nuestro Padre celestial.
El resto de los seres humanos se queda aquí en la Tierra pasando por la gran tribulación, que es el horno de fuego, donde será el lloro y el crujir de dientes; pero la Casa de Dios tendrá Fiesta con las Bodas del Cordero y la Cena de las Bodas del Cordero.
Así que para los escogidos de Dios, para la Iglesia del Señor Jesucristo, lo que está prometido es una gran fiesta para este Día Postrero, es la Fiesta de las Bodas del Cordero con Su Iglesia; pues Su Iglesia, que es la Jerusalén celestial, la Nueva Jerusalén, se ha preparado, y se le ha dado que se vista de lino fino y blanco. Apocalipsis, capítulo 21, nos dice así. Y en Apocalipsis, capítulo 19, versos 7 al 9, dice:
“Gocémonos y alegrémonos y démosle gloria; porque han llegado las bodas del Cordero, y su esposa se ha preparado.
Y a ella se le ha concedido que se vista de lino fino, limpio y resplandeciente; porque el lino fino es las acciones justas de los santos.
Y el ángel me dijo: Escribe: Bienaventurados los que son llamados a la cena de las bodas del Cordero. Y me dijo: Estas son palabras verdaderas de Dios.
Yo me postré a sus pies para adorarle. Y él me dijo: Mira, no lo hagas; yo soy consiervo tuyo, y de tus hermanos que retienen el testimonio de Jesús. Adora a Dios; porque el testimonio de Jesús es el espíritu de la profecía”.
Aquí podemos ver que hay una bienaventuranza grande para los que son llamados a la Cena de las Bodas del Cordero. Es una bienaventuranza grande para todos los que han escuchado ese llamado en las edades pasadas y para los que lo escuchan en este Día Postrero, los cuales tienen sus nombres escritos en el Libro de la Vida del Cordero desde antes de la fundación del mundo; y cuando reciben ese llamado, vienen a la Puerta, que es Cristo, y reciben la Vestidura de Boda, reciben el bautismo del Espíritu Santo como individuos, y como a individuos; y así entran al Cuerpo Místico de Cristo, entran a la Casa de Dios, donde entran todos los invitados a la Cena del Cordero, a la Cena de las Bodas del Cordero.
Ahora, encontramos en Apocalipsis, capítulo 21, que la Esposa del Cordero es la Nueva Jerusalén. Dice:
“Vi un cielo nuevo y una tierra nueva; porque el primer cielo y la primera tierra pasaron, y el mar ya no existía más.
Y yo Juan vi la santa ciudad, la nueva Jerusalén, descender del cielo, de Dios, dispuesta como una esposa ataviada para su marido.
Y oí una gran voz del cielo que decía: He aquí el tabernáculo de Dios con los hombres, y él morará con ellos; y ellos serán su pueblo, y Dios mismo estará con ellos como su Dios.
Enjugará Dios toda lágrima de los ojos de ellos; y ya no habrá muerte, ni habrá más llanto, ni clamor, ni dolor; porque las primeras cosas pasaron.
Y el que estaba sentado en el trono dijo: He aquí, yo hago nuevas todas las cosas. Y me dijo: Escribe; porque estas palabras son fieles y verdaderas.
Y me dijo: Hecho está. Yo soy el Alfa y la Omega, el principio y el fin. Al que tuviere sed, yo le daré gratuitamente de la fuente del agua de la vida.
El que venciere heredará todas las cosas, y yo seré su Dios, y él será mi hijo.
Pero los cobardes e incrédulos, los abominables y homicidas, los fornicarios y hechiceros, los idólatras y todos los mentirosos tendrán su parte en el lago que arde con fuego y azufre, que es la muerte segunda”.
Ahora, podemos ver quiénes serán echados al lago de fuego, que es la segunda muerte, para ser exterminados; y podemos ver también quiénes serán los que estarán en la Nueva Jerusalén.
La Nueva Jerusalén es la Iglesia del Señor Jesucristo, es la Esposa del Cordero, la cual vivirá en el territorio que en la actualidad corresponde a la Jerusalén terrenal; y por eso es que la Jerusalén terrenal representa a la Iglesia del Señor Jesucristo y también representa al pueblo hebreo; pero la Jerusalén terrenal representa también a la Jerusalén celestial.
Así que los miembros del Cuerpo Místico de Cristo pertenecen a la Jerusalén celestial, son hijos de la Jerusalén celestial; y la Jerusalén celestial es la Iglesia del Señor Jesucristo. Esa es la que viene después del Reino Milenial. Y después del Juicio Final viene con Cristo para habitar por toda la eternidad en la Tierra. Y de la Tierra, durante el tiempo del juicio divino que estará siendo manifestado después del Juicio Final, encontramos…, o sea, después que se le haga juicio a todo ser humano que ha vivido en esta Tierra (eso será después del Milenio); y luego serán echados al lago de fuego, los que salgan culpables; y los que salgan bien, entrarán a vida eterna.
Ahora, para la eternidad será establecido en la Tierra un monte que surgirá del corazón de la Tierra; y ahí vivirá la Iglesia del Señor Jesucristo, y también vivirán los santos del Antiguo Testamento, y también los 144.000 hebreos que aparecen en Apocalipsis, capítulo 7, y Apocalipsis, capítulo 14, los cuales están tipificados en los eunucos que los reyes tenían, los cuales servían a la esposa del rey. Y Cristo con Su Reina tendrá sirvientes o servidores, que son 144.000 hebreos que serán llamados y juntados en este Día Postrero.
Ahora podemos ver cómo será luego del Reino Milenial; pero veamos también cómo será durante el Reino Milenial, donde estará Cristo con Su Iglesia reinando sobre este planeta Tierra con Su Iglesia, y gobernando sobre este planeta Tierra, sobre todas las naciones, Cristo con Su Iglesia; porque los redimidos de Cristo son reyes y sacerdotes, y reinaremos con Cristo por mil años y luego por toda la eternidad, como reyes y sacerdotes5.
O sea que los reinos aquí en la Tierra, todos, pertenecerán a uno solo; o sea que solamente habrá un Reino, el cual tendrá muchas naciones. Y la capital de ese Reino será Jerusalén, y el Distrito Federal será el territorio de Israel, y todas las naciones pertenecerán a ese Reino. Es el Reino de Jesucristo, el Hijo de David, el cual reinará por mil años sobre este planeta Tierra; y con Él reinaremos nosotros. Por lo tanto, estaremos trabajando o estaremos disfrutando de ese glorioso Reino Milenial.
Y este planeta Tierra con todas sus naciones estará sujeto a Cristo y Su Iglesia; y por esa causa es que todo va a funcionar bien durante ese Reino Milenial. Habrá paz, habrá prosperidad, habrá amor, y habrá en ese tiempo una enseñanza con la cual toda la Tierra será llena; esa es la enseñanza del Evangelio del Reino. Nos dice el profeta Habacuc, en el capítulo 2, que la Tierra será llena del conocimiento de la gloria de Jehová. Capítulo 2, verso 13 al 14, dice:
“¿No es esto de Jehová de los ejércitos? Los pueblos, pues, trabajarán para el fuego, y las naciones se fatigarán en vano”.
O sea que todo este trabajo que están realizando las naciones y los pueblos será para el fuego atómico que ha de venir. Los pueblos y las naciones estarán trabajando ¿para qué? Para el fuego; y se estarán fatigando en vano.
“Porque la tierra será llena del conocimiento de la gloria de Jehová, como las aguas cubren el mar”.
La Tierra será llena del conocimiento de la Segunda Venida de Cristo como el León de la tribu de Judá, como Rey de reyes y Señor de señores, en Su Obra de Reclamo.
¿Dónde estaba la gloria de Dios en el tabernáculo que construyó Moisés y el templo que hizo Salomón? En el lugar santísimo. Allí estaba la gloria de Dios sobre el propiciatorio, en medio de los dos querubines de oro que estaban allí. El propiciatorio estaba sobre el arca del pacto, allá en el lugar santísimo.
Y en el Templo espiritual del Señor Jesucristo, que es Su Iglesia, encontramos que tiene Atrio, tiene Lugar Santo (el Lugar Santo son las siete etapas de la Iglesia del Señor Jesucristo) y tiene Lugar Santísimo, que es la Edad de la Piedra Angular en la Dispensación del Reino.
Y es al Lugar Santísimo del Templo espiritual de Cristo, lo cual corresponde a este tiempo final, que la Segunda Venida de Cristo es dada para ser cumplida, y para ahí —todos los hijos e hijas de Dios— ver la gloria de Jesucristo en Su Segunda Venida, ver la gloria de Jehová manifestada sobre el Propiciatorio, en medio de los Dos Querubines de Oro, en este tiempo final.
Los dos querubines de oro allá en el tabernáculo que construyó Moisés y el templo que hizo Salomón, representan los ministerios de Moisés y Elías en el Lugar Santísimo del Templo espiritual de Jesucristo, en la Edad de la Piedra Angular y Dispensación del Reino.
Por eso es que en Apocalipsis, capítulo 11, verso 3 en adelante, está prometido el ministerio de Moisés y de Elías como el ministerio de los Dos Olivos y el ministerio de los Dos Candeleros de Oro. Esos son los ministerios correspondientes al Día Postrero (o sea, al séptimo milenio) y a la Dispensación del Reino (que es la dispensación séptima); y esos son los ministerios que Jesucristo en Espíritu Santo, en el Día Postrero, estará manifestando en Su Ángel Mensajero; para así Cristo revelarse en y a Su Iglesia en este Día Postrero, y darnos Su Mensaje, el Mensaje del Evangelio del Reino, y así darnos a conocer el misterio de Su Venida a Su Templo y en Su Templo en este Día Postrero.
Porque el profeta Malaquías dijo que el Señor vendría a Su Templo súbitamente; eso se cumplió en la Primera Venida de Cristo, y también se cumple en la Segunda Venida de Cristo.
Ahora, el Templo del Señor Jesucristo para Su Segunda Venida es Su Iglesia. Su Iglesia es Su Templo al cual Él viene en este Día Postrero, en la Edad de la Piedra Angular y Dispensación del Reino. Él viene como el León de la tribu de Judá, como Rey de reyes y Señor de señores, en Su Obra de Reclamo; viene como Hijo del Hombre e Hijo de David.
Y Él dijo: “Orad que seáis tenidos por dignos de estar en pie delante del Hijo del Hombre”6. Esto es para este tiempo final. Él nos enseñó que todos estuviésemos velando y orando, porque nadie sabía el tiempo en que el Hijo del Hombre vendría. Él nos dijo que estuviésemos velando y orando.
¿Y dónde podemos estar velando y orando? En Su Casa, en Su Iglesia, que es Su Cuerpo Místico de creyentes, y ahí estar siendo bien alimentados por el siervo fiel y prudente correspondiente al Día Postrero, para los que les toca vivir en el Día Postrero.
Para los que les tocó vivir en la séptima edad, o en la sexta, o en la quinta, o en alguna de las edades anteriores, tenían que estar velando y orando en la edad que les tocó vivir; y estar siendo alimentados en esa edad por el siervo fiel y prudente correspondiente a esa edad, que fue el mensajero de Dios enviado para esa edad.
Pero ahora nos ha tocado vivir a nosotros en la Edad de la Piedra Angular y en la Dispensación del Reino, para ahí estar siendo bien alimentados, y ahí ver la Venida de Cristo como el León de la tribu de Judá, como Rey de reyes y Señor de señores, en Su Obra de Reclamo; verlo como el Hijo del Hombre e Hijo de David, para sentarse en el Trono de David, el cual ha estado vacante por unos miles de años esperando por la Venida del Hijo de David, para que se siente en el Trono de David y reine sobre el pueblo hebreo y sobre todo este planeta Tierra; o sea, reine sobre todas las naciones.
Ahora, podemos ver dónde nos encontramos en el Cuerpo Místico del Señor Jesucristo.
Dijo el precursor de la Segunda Venida de Cristo, dijo que Cristo viene por Su Iglesia; y dice: “Cuando los hebreos lo vean, dirán: ‘¡Este es aquel que nosotros estamos esperando!’. Pero Él viene por Su Iglesia”7. ¿Por qué? Porque ha llegado el tiempo para la resurrección de los muertos en Cristo y para la transformación de nosotros los que vivimos; ha llegado el tiempo para ser transformados y raptados e ir a la Cena de las Bodas del Cordero.
Estamos en el tiempo más glorioso de todos los tiempos; y estamos en la Casa de Dios, en la Iglesia del Señor Jesucristo, en la Edad de la Piedra Angular, porque hemos sido convidados por Cristo para entrar a Su Casa. Y Él nos da la Vestidura de Boda, para ahí estar seguros, en Su Casa, y ahí disfrutar las Bodas del Cordero; y luego ir a la Cena de las Bodas del Cordero en el Cielo, en la Casa de nuestro Padre celestial.
Nadie se salga de la Casa de Dios. Y los que no estén dentro: entren por la Puerta, que es Cristo, y reciban Su Espíritu Santo o reciban el nuevo nacimiento, reciban su cuerpo teofánico, y permanezcan en la Casa de Dios para ser transformados en este Día Postrero; y así estar unidos a Cristo plenamente, y así efectuarse plenamente todo este Programa Divino de las Bodas del Cordero, y luego la Cena de las Bodas del Cordero.
¿Dónde estamos en este Día Postrero? Estamos en la Casa de Dios; porque Él nos ha invitado a Su Casa en este Día Postrero.
Quizás cuando terminó el ministerio del séptimo ángel mensajero de la séptima edad de la Iglesia gentil en la Casa de Dios, en la Iglesia del Señor Jesucristo, pensaron (quizás, algunas personas) que ya todo había terminado y que ya no había lugar en la Casa de Dios para otras personas, y que ya no vendría otro tiempo en donde se extendería una invitación a las personas, y en donde esa invitación vendría o viniera de parte de Dios.
Pero muchos no se habían dado cuenta, o algunos no se habían dado cuenta, que luego de la primera edad vino la segunda edad; y luego de la segunda, vino la tercera; y luego de la tercera, vino la cuarta; y luego de la cuarta, vino la quinta; y luego de la quinta, vino la sexta; y luego de la sexta edad, vino la séptima edad; y luego de la séptima edad, vendría la Edad de la Piedra Angular.
Y así como hubo un territorio para manifestarse cada edad, ahora hemos visto que hay un territorio para la manifestación de la Edad de la Piedra Angular, la manifestación de la edad octava, de la edad eterna: es la América Latina y el Caribe; y desde ahí se extiende para el mundo entero.
Ahora, miren dónde hemos encontrado, hemos hallado, lugar reservado por Dios, reservado por el Novio, por Jesucristo, para cada uno de nosotros: en la América Latina y el Caribe. Él tenía reservación para cada uno de ustedes y para mí también, en Su Casa.
Ahora, miren cómo lo que Cristo dijo siempre: “Los primeros serán postreros, y los postreros serán primero”. Miren cómo en la Casa de Dios, se fueron acomodando en la Casa de Dios, los invitados, de edad en edad.
Pero ¿qué sucede? Que hay reservación para los invitados que tienen sus nombres escritos en el Libro de la Vida del Cordero desde antes de la fundación del mundo; es lugar reservado para ellos. De edad en edad así ha sido, pues tienen sus nombres escritos en el Libro de la Vida del Cordero; por lo tanto, tienen un lugar reservado en el Cuerpo Místico del Señor Jesucristo. Y ahí, en esa mesa, en esa edad, se sientan; porque son invitados para esta gran Boda del Cordero y la Cena del Cordero.
Y a medida que han ido pasando las edades, miren ustedes, nadie sabía en qué parte de la Casa de Dios, en qué parte del Templo de Dios, se sentaría Cristo. Pero miren, a medida que ha ido pasando el tiempo se ha ido cumpliendo todo como estuvo diseñado en el tabernáculo que hizo Moisés y el templo que hizo Salomón; porque ese diseño es el del Templo que está en el Cielo. Y ese mismo es el diseño que Cristo ha usado para la construcción de Su Templo espiritual.
Y ahora, podemos ver que los primeros son los postreros; y los postreros, que viven en el día final, en el Día Postrero, son los primeros en la Casa de Dios, porque les toca a ellos el Lugar Santísimo del Templo espiritual de Cristo, les toca la Edad de la Piedra Angular; y esa es la edad para la Venida de Cristo, para sentarse Cristo en medio de Su Iglesia, en Su Trono; y ahí llevarse a cabo las Bodas del Cordero, y luego llevarse a cabo la Cena de las Bodas del Cordero en el Cielo, en la Casa de nuestro Padre celestial.
Ahora podemos ver quiénes serán los que estarán más cerca del Señor Jesucristo en Su Venida en el Día Postrero. ¿Quiénes serán? Los del Día Postrero, los de la Edad de la Piedra Angular y Dispensación del Reino; porque esos son los que estarían viviendo en el Día Postrero, y serían llamados y juntados en el Día Postrero en la Casa de Dios, en y para esta gran Boda de Cristo y Su Iglesia; o sea, esta gran unión de Cristo y Su Iglesia, en donde todos llegaremos a ser a imagen y semejanza de nuestro amado Señor Jesucristo.
Ahora podemos ver dónde estamos en la Casa de Dios: Estamos en la Casa de Dios… Miren, en cada edad hubo un mensajero sirviendo el alimento espiritual en la Casa de Dios. Y ahora estamos en la Casa de Dios bajo el ministerio de Jesucristo en Espíritu Santo a través de Su Ángel Mensajero, a través del siervo fiel y prudente, el cual sirve en la Casa de Dios el alimento espiritual en la Edad de la Piedra Angular y Dispensación del Reino, en este Día Postrero; y le sirve a los hijos e hijas de Dios en la Casa de Dios, a los escogidos de Dios, en la mesa de preferencia, en la mesa donde el Esposo, el Rey, come también ese alimento espiritual; porque con todos los invitados el Rey estará comiendo el alimento espiritual.
Cristo, vean ustedes, en el Día Postrero ha prometido estar con nosotros manifestado, revelado, velado y revelado en la Edad de la Piedra Angular y Dispensación del Reino, como Hijo del Hombre e Hijo de David, como Rey de reyes y Señor de señores, en Su Obra de Reclamo. Y ahí es donde los hijos e hijas de Dios se sientan a la mesa con Cristo, para comer el alimento espiritual de este Día Postrero, que es el Mensaje del Evangelio del Reino, que gira alrededor de la Segunda Venida de Cristo como el León de la tribu de Judá, como Rey de reyes y Señor de señores, en Su Obra de Reclamo.
Ahora miren la mesa que nos ha tocado a nosotros en este Día Postrero: la mesa de preferencia o preferencial, que es la mesa donde Cristo estará en este Día Postrero sentado con Sus invitados del Día Postrero; para así disfrutar de esta bendición tan grande que Él tiene para Su Iglesia en este Día Postrero, en las Bodas del Cordero con Sus convidados.
“LAS BODAS DEL CORDERO Y LOS CONVIDADOS”.
Ha sido para mí un privilegio muy grande estar con ustedes en esta tarde, dándoles testimonio de LAS BODAS DEL CORDERO Y LOS CONVIDADOS.
Que las bendiciones de Jesucristo, el Ángel del Pacto, sean sobre cada uno de ustedes y sobre mí también; y pronto Él transforme nuestros cuerpos, y luego vayamos a la Cena de las Bodas del Cordero.
Estaré nuevamente con ustedes en estos días para continuar viendo nuestro tiempo y el Programa Divino correspondiente a nuestro tiempo; y así estar colocados correctamente para recibir las bendiciones de Jesucristo en este Día Postrero.
Que Dios les continúe bendiciendo a todos, que Dios les guarde; muchas gracias por vuestra amable atención. Y continúen pasando un día o una tarde llena de las bendiciones de Jesucristo en este Día Postrero, en la Casa de Dios, en la mesa de preferencia, que es la mesa colocada por Cristo en la Edad de la Piedra Angular, en el Lugar Santísimo de Su Templo espiritual.
Que Dios les continúe bendiciendo a todos, que Dios les guarde; y pronto transforme nuestros cuerpos.
Con nosotros nuevamente Félix Caro para continuar y finalizar esta hermosa actividad en esta tarde. Que Dios les bendiga y les guarde a todos.
“LOS CONVIDADOS A LAS BODAS DEL CORDERO”.
[Revisión enero 2022]
1 San Mateo 13:24-30, 13:37-43
2 San Mateo 13:47-50
3 Romanos 8:35-39
4 San Juan 10:27-28
5 Apocalipsis 5:10, 20:6
6 San Lucas 21:36
7 SPN57-1006 “Preguntas y respuestas sobre Hebreos #3”, párr. 730 / Citas, pág. 22, párr. 176 / Libro de extractos “La introducción de la Segunda Venida de Cristo a Su Iglesia”, pág. 123