Muy buenas tardes, amados amigos y hermanos presentes. Es para mí una bendición grande estar con ustedes en esta ocasión para compartir con ustedes unos momentos de compañerismo alrededor del Programa Divino correspondiente a este tiempo final.
Quiero leer en San Mateo, capítulo 13, y también en San Mateo, capítulo 11. Vamos a leer San Mateo, capítulo 11, versos 25 al 27, donde dice Jesucristo de la siguiente manera:
“En aquel tiempo, respondiendo Jesús, dijo: Te alabo, Padre, Señor del cielo y de la tierra, porque escondiste estas cosas de los sabios y de los entendidos, y las revelaste a los niños.
Sí, Padre, porque así te agradó.
Todas las cosas me fueron entregadas por mi Padre; y nadie conoce al Hijo, sino el Padre, ni al Padre conoce alguno, sino el Hijo, y aquel a quien el Hijo lo quiera revelar”.
Que Dios bendiga nuestros corazones con Su Palabra y nos permita entenderla.
Nuestro tema para esta ocasión es: “EL MISTERIO DE LA REVELACIÓN PARA COMPRENDER LOS MISTERIOS DEL REINO DE LOS CIELOS”.
Para poder comprender los misterios del Reino de los Cielos es necesario obtener la revelación del Cielo, la revelación de Dios; y Cristo dice que Dios escondió de los sabios y entendidos estas cosas, y las ha revelado a los niños.
Ahora, es muy importante comprender que los misterios del Reino de los Cielos son revelados a los escogidos de Dios. El mismo Señor Jesucristo, hablando en San Mateo, capítulo 13, versos 9 en adelante, dice así la Escritura:
“El que tiene oídos para oír, oiga.
Entonces, acercándose los discípulos, le dijeron: ¿Por qué les hablas por parábolas?
Él respondiendo, les dijo: Porque a vosotros os es dado saber los misterios del reino de los cielos; mas a ellos no les es dado”.
Aquí Cristo nos enseña que a unos es concedido conocer los misterios del Reino de los Cielos, pero a otros no es dado conocer los misterios del Reino de los Cielos; y por eso es que los misterios del Reino de los Cielos están colocados en parábolas.
Dios, por medio de los profetas del Antiguo Testamento y también por medio de Jesucristo, habló acerca de los misterios del Reino de los Cielos, y trajo diferentes parábolas y profecías que hablan acerca de esos misterios del Reino de los Cielos; que son las cosas que Dios hará en Su Programa, pero en estas parábolas quedan escondidos estos misterios de los ojos de los sabios y de los entendidos; y son revelados estos misterios a los escogidos de Dios en el tiempo correspondiente a cada uno de esos misterios, en donde esos misterios son abiertos en cuanto al cumplimiento, y abiertos en cuanto a darse a conocer lo que está Dios haciendo en ese tiempo.
Ahora, veamos el misterio del Reino de Dios, del Reino de los Cielos, señalado como la Primera Venida del Mesías.
Ese misterio, vean ustedes, fue colocado en parábolas, fue colocado también en diferentes profecías en el Antiguo Testamento; pero cuando llegó el tiempo para el cumplimiento de ese misterio, encontramos que junto a ese misterio estaba también el misterio de un profeta precursor preparando el pueblo para la Primera Venida del Señor; y ese fue Juan el Bautista.
Era un misterio la venida del que le prepararía el camino al Señor, pero estaba ahí en la Escritura. Vean ustedes cómo el profeta Isaías, en el capítulo 40 y verso 3 en adelante, habla de ese hombre, de ese profeta que vendría delante del Mesías. Y dice así la Escritura: capítulo 40, verso 3 en adelante, dice:
“Voz que clama en el desierto: Preparad camino a Jehová; enderezad calzada en la soledad a nuestro Dios.
Todo valle sea alzado, y bájese todo monte y collado; y lo torcido se enderece, y lo áspero se allane.
Y se manifestará la gloria de Jehová, y toda carne juntamente la verá; porque la boca de Jehová ha hablado”.
Y sigue diciendo:
“Voz que decía: Da voces. Y yo respondí: ¿Qué tengo que decir a voces? Que toda carne es hierba, y toda su gloria como flor del campo.
La hierba se seca, y la flor se marchita, porque el viento de Jehová sopló en ella; ciertamente como hierba es el pueblo.
Sécase la hierba, marchítase la flor; mas la palabra del Dios nuestro permanece para siempre.
Súbete sobre un monte alto, anunciadora de Sion; levanta fuertemente tu voz, anunciadora de Jerusalén; levántala, no temas; di a las ciudades de Judá: ¡Ved aquí al Dios vuestro!
He aquí que Jehová el Señor vendrá con poder, y su brazo señoreará; he aquí que su recompensa viene con él, y su paga delante de su rostro.
Como pastor apacentará su rebaño; en su brazo llevará los corderos, y en su seno los llevará; pastoreará suavemente a las recién paridas”.
Ahora vean cómo en esta forma, aquí Dios por medio del profeta Isaías está presentando la Primera Venida del Mesías y la venida de Su precursor; y aquí dice que el precursor será la voz de uno que clama en el desierto.
Cuando se habla de uno clamando en el desierto o cuando se habla de una voz clamando, se habla de un profeta que Dios envía con un Mensaje para el pueblo, para preparar al pueblo. Y aquí está la profecía de la venida de Juan el Bautista.
Y ahora veamos también en Malaquías, capítulo 3, donde dice:
“He aquí, yo envío mi mensajero, el cual preparará el camino delante de mí; y vendrá súbitamente a su templo el Señor a quien vosotros buscáis, y el ángel del pacto, a quien deseáis vosotros. He aquí viene, ha dicho Jehová de los ejércitos”.
Ahora, vean, aquí también nos habla de Juan el Bautista y de Jesús; pero cuando se estaba hablando esta profecía, nadie sabía que el mensajero que sería enviado para preparar el camino del Señor se llamaría Juan el Bautista.
Conforme a la profecía del capítulo 4 de Malaquías, encontramos que dice de la siguiente manera: capítulo 4, verso 5, dice:
“He aquí, yo os envío el profeta Elías, antes que venga el día de Jehová, grande y terrible.
Él hará volver el corazón de los padres hacia los hijos, y el corazón de los hijos hacia los padres, no sea que yo venga y hiera la tierra con maldición”.
Ahora, vean cómo también fue prometido ese precursor como el profeta Elías; pero vean ustedes, cuando esa promesa se cumple, estaba en la Tierra un hombre llamado Juan el Bautista, y no se llamaba Elías; y el pueblo hebreo estaba esperando al profeta Elías.
Los grandes sabios, religiosos, teólogos de aquel tiempo, de la religión hebrea, estaban esperando al profeta Elías, y ellos sabían que el profeta Elías se había ido en un carro de fuego (o platillo volador, como le llamaríamos en este tiempo); y ellos podían decir: “Dios dice que enviará al profeta Elías antes que venga el día grande y terrible de Jehová, así que ese hombre llamado Juan el Bautista, vean ustedes, hasta su nombre es Juan, no es Elías”.
Así que no pudieron recibir a Juan el Bautista como el Elías que tenía que venir en aquel tiempo preparándole el camino al Señor; porque Dios esconde de los ojos de los sabios y entendidos los misterios del Reino de los Cielos, y lo revela a los niños; lo revela a las personas que no tienen una preparación teológica, no tienen grados teológicos.
Y vean ustedes, los discípulos de Jesucristo no eran teólogos, no eran doctores en divinidad, pero habían recibido la revelación del Padre celestial; cosa que había sido escondida de los sabios y entendidos de aquel tiempo, o sea, de los doctores en divinidad, en teología, de la religión hebrea.
Y ahora, ¿qué dice Jesucristo acerca de Juan el Bautista? En el capítulo 11 y versos 9 en adelante [San Mateo], dice:
“Pero ¿qué salisteis a ver? ¿A un profeta? Sí, os digo, y más que profeta.
Porque este es de quien está escrito:
He aquí, yo envío mi mensajero delante de tu faz,
El cual preparará tu camino delante de ti”.
Eso fue lo que había dicho el profeta Isaías. Y ahora Cristo dice que Juan el Bautista es ese profeta que vendría preparándole el camino al Señor.
“De cierto os digo: Entre los que nacen de mujer no se ha levantado otro mayor que Juan el Bautista; pero el más pequeño en el reino de los cielos, mayor es que él”.
¿Y cómo es posible que una persona del Reino de los Cielos, el más pequeño, sea mayor que Juan el Bautista? Porque los que pertenecen al Reino de los Cielos, o sea, los que pertenecen a la Iglesia del Señor Jesucristo, son los hijos e hijas de Dios; y Juan el Bautista y los profetas del Antiguo Testamento y los patriarcas, todos ellos son los siervos de Dios; por lo tanto, ellos pertenecen al pueblo de los siervos.
¿Y qué es más grande: un siervo o un hijo? Un hijo es mayor que un siervo; por lo tanto, el más pequeño del Reino de los Cielos, o sea, el más pequeño de los hijos e hijas de Dios, es mayor que Juan el Bautista, que es un siervo del pueblo hebreo, Juan el Bautista.
“Desde los días de Juan el Bautista hasta ahora, el reino de los cielos sufre violencia, y los violentos lo arrebatan (otras versiones dicen: ‘y los valientes lo arrebatan’[1]). (Dice):
Porque todos los profetas y la ley profetizaron hasta Juan”.
O sea, la Ley y los profetas del Antiguo Testamento profetizaron hasta Juan, porque Juan fue el último profeta del Antiguo Testamento.
“Y si queréis recibirlo, él es aquel Elías que había de venir”.
Jesús enseña que Juan el Bautista es aquel Elías prometido, que vendría preparándole el camino al Señor.
De esto también dio testimonio el Arcángel Gabriel en San Lucas, capítulo 1 y versos… vamos a ver… capítulo 1 de San Lucas, versos 11 en adelante, cuando el sacerdote Zacarías estaba ofreciendo el incienso en el templo de Dios, dice:
“Y se le apareció un ángel del Señor puesto en pie a la derecha del altar del incienso.
Y se turbó Zacarías al verle, y le sobrecogió temor.
Pero el ángel le dijo: Zacarías, no temas; porque tu oración ha sido oída, y tu mujer Elisabet te dará a luz un hijo, y llamarás su nombre Juan.
Y tendrás gozo y alegría, y muchos se regocijarán de su nacimiento;
porque será grande delante de Dios. No beberá vino ni sidra, y será lleno del Espíritu Santo, aun desde el vientre de su madre.
Y hará que muchos de los hijos de Israel se conviertan al Señor Dios de ellos.
E irá delante de él con el espíritu y el poder de Elías, para hacer volver los corazones de los padres a los hijos, y de los rebeldes a la prudencia de los justos, para preparar al Señor un pueblo bien dispuesto”.
Ahora, vean cómo el Arcángel Gabriel anuncia la venida de Juan el Bautista como el Elías que habría de venir. Dice que vendrá con el espíritu y virtud de Elías, vendrá en el espíritu y virtud de Elías para convertir el corazón de los padres a los hijos; o sea, para convertir el corazón a la fe de los apóstoles, o sea, convertir el corazón a la fe cristiana; y así el corazón de aquellas personas que estaban bajo el judaísmo, bajo la Ley, serían convertidos al cristianismo. Y Juan el Bautista vino para preparar al pueblo, para así luego venir el Mesías para abrir una nueva dispensación.
Y ahora, vean ustedes cómo los misterios del Reino de los Cielos son anunciados y luego son cumplidos; y son cumplidos en forma sencilla, y quedan escondidos estos misterios del Reino de los Cielos de los sabios y entendidos; y son revelados a los niños, o sea, a las personas sencillas, que no tienen una preparación teológica; a las personas que no tienen una preparación de sabios y entendidos, pero por la revelación del Cielo es dado a conocer el misterio divino que está siendo cumplido en ese tiempo.
Y ahora, el misterio del Reino de los Cielos que se estaba cumpliendo en los días de Juan el Bautista y de Jesús, era la venida del profeta Elías; pero vean ustedes, cuando vino Elías se llamaba Juan el Bautista.
Es que cuando Dios promete que vendrá un profeta que ya vino en el pasado, y tuvo su ministerio y se fue, cuando Dios dice que vendrá nuevamente ese profeta lo que viene es el ministerio de ese profeta en otro hombre, en otro profeta; viene otro profeta en el espíritu y virtud de aquel profeta que vino en el pasado. Por eso Juan el Bautista era el Elías que había de venir en aquel tiempo, aunque se llamaba Juan el Bautista.
Y ahora, vean ustedes cómo le preparó el camino al Señor y cómo se presentó el Mesías luego que Juan el Bautista dijo que después de él vendría Uno del cual él no era digno de desatar la correa de Su calzado; y cuando lo vio dijo: “He aquí el Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo”[2].
Juan el Bautista dijo: “Yo no lo conocía, pero el que me mandó a bautizar me dijo: Sobre aquel que tú veas el Espíritu Santo descender en forma de paloma, ese es Él”[3]; o sea ese es Aquel al cual tú le estás preparando el camino, ese es el Mesías que viene después de ti. Y Juan dice: “Y yo le vi”; y dio testimonio de que Jesús era el Mesías, era Aquel del cual Juan dijo: “Después de mí viene Uno, del cual yo no soy digno de desatar la correa de Su calzado”[4].
Allí estaba el cumplimiento de ese misterio del Reino de los Cielos en medio del pueblo hebreo, cumplido en carne humana; allí estaba el precursor de la Primera Venida de Cristo y allí estaba el precursado, el Señor Jesucristo, el Mesías prometido, el ungido con el Espíritu de Dios para cumplir las promesas mesiánicas de la Primera Venida del Mesías.
Ahora, vean ustedes cómo en forma sencilla fueron cumplidas esas promesas en un joven carpintero de Nazaret.
Ahora, vean cómo Dios escondió este misterio, pues la profecía decía que de Belén de Judea vendría ese gobernador[5], ese príncipe que gobernaría al pueblo hebreo.
Y vean cómo Dios obró para que María fuera a Belén de Judea a dar a luz: vino un censo por medio de un edicto del rey, y encontramos que tuvieron que ir a Belén de Judea[6]; porque José era descendiente del rey David, y también María era descendiente del rey David, por lo tanto, ellos tenían que ir a Belén de Judea, porque de allí era el rey David, y era Isaí también, y tenían que ir a ese censo para registrarse allí.
Y cuando llegaron allá, a Belén de Judea, se le cumplió el tiempo de dar a luz; y nació, en Belén de Judea, Jesús[7]. Ya el nombre para ese niño estaba dado por el Arcángel Gabriel a la virgen María[8]; y vean ustedes cómo Dios obró para que se cumpliera la profecía.
Pero luego fue enviado a Egipto cuando el rey Herodes estaba buscando los niños de dos años hacia abajo para matarlos, para así matar al Mesías que había nacido[9], y tenía dos años o menos; por lo tanto, el rey trató de matar al niño Jesús, al Mesías.
Luego que es enviado a Egipto, cuando murió el rey Herodes y todos los que buscaban la muerte del niño, el Arcángel Gabriel le apareció nuevamente en sueños a José y le dijo: “Vete a la tierra de Israel porque ya los que buscaban al niño para matarlo, ya murieron”[10].
Y vean ustedes que José tomó a María y al niño Jesús, y no se fue a Belén de Judea; se fue a Nazaret, y allá fue criado Jesús[11].
Y ahora, cuando comienza Su ministerio el Señor Jesucristo, aparentemente aparece como de Nazaret, como un nazareno; y muchas personas, o la mayor parte de la gente, no sabían que Jesús había nacido en Belén de Judea; pero ya esa profecía estaba cumplida. Y cuando son escritos los evangelios, encontramos que ahí se da a conocer que el nacimiento de Jesús fue en Belén de Judea, y luego se crio en Nazaret.
Y ahora, para los sabios y entendidos que esperaban la Venida del Mesías y esperaban que fuera de Belén de Judea, el misterio de la Venida del Mesías en Belén de Judea fue cubierto de los ojos de los sabios y entendidos, y les aparece por Nazaret; les aparece por Nazaret el Mesías, como un joven carpintero de Nazaret.
¿Quién se iba a imaginar que el Mesías fuera una persona criada en Nazaret, un joven carpintero de Nazaret? Eso no estaba en las enseñanzas teológicas del pueblo hebreo. Y por eso cuando Felipe le dice a Natanael: “Hemos hallado a aquel del cual habló Moisés, el Cristo, el Mesías: a Jesús de Nazaret”, Natanael dice: “¿Pero de Nazaret? ¿De Nazaret puede salir algo de bueno?”[12]. No había salido ningún profeta de Nazaret; y ahora salir el Mesías…, salir el Mesías de Nazaret, esto era algo inconcebible para la mente del pueblo hebreo.
Pero vean cómo Dios escondió este misterio de la Primera Venida del Mesías de los ojos de los sabios y entendidos, y lo reveló a los niños[13]; lo reveló a aquellos sencillos pescadores y agricultores de aquel tiempo, los cuales reconocieron que Jesús era el Mesías, el rey de Israel.
Y ahora, vean ustedes, cuando Jesús dice de Natanael: “He aquí un verdadero israelita, en el cual no hay engaño”, Natanael le dice: “¿De dónde me conoces?”; y Jesús le dice: “Cuando estabas debajo de la higuera, te vi”. Y Natanael le dice: “Tú eres el Rey de Israel, tú eres el Hijo de Dios”[14].
O sea que Natanael estuvo debajo de la higuera orando a Dios y estaba orando por la Venida del Mesías; y ahora cuando se encuentra con el Mesías, el Mesías le dice que él estaba debajo de la higuera, y con eso le bastó para saber que aquel era el Mesías, el cual Natanael estaba esperando.
Y era verdad lo que le había dicho Felipe cuando le dijo: “Hemos hallado al Mesías, hemos hallado a aquel del cual habló el profeta Moisés”.
Y ahora, vean ustedes cómo en forma sencilla Dios oculta de los sabios y entendidos el misterio de la Primera Venida del Mesías y de Su precursor, y lo revela a las personas sencillas.
Y ahora, hay otro misterio grande en el Reino de Dios y es el misterio de la Segunda Venida de Cristo; ese misterio también es oculto de los sabios y entendidos, pero para el Día Postrero será revelado a los niños, será revelado a los escogidos de Dios, a los miembros del Cuerpo Místico de Cristo, en una nueva edad: en la Edad de la Piedra Angular, y en una nueva dispensación: la Dispensación del Reino.
Ahora, encontramos que todavía el pueblo hebreo no se ha dado cuenta que ya la Primera Venida del Mesías se cumplió. ¿Por qué no se ha dado cuenta el pueblo hebreo? Porque ellos tenían ya todo programado de cómo sería la Venida del Mesías, y no se cumplió en la forma que ellos habían interpretado; pero se cumplió de acuerdo a las profecías, se cumplió de acuerdo a como Dios lo había diseñado.
Y vean ustedes cómo quedó oculto de los sabios y entendidos la Primera Venida de Cristo, pero revelada a los niños.
Y de Cristo hacia acá son millones de seres humanos que han visto el cumplimiento de la Primera Venida de Cristo, la Primera Venida del Mesías como el Cordero de Dios quitando el pecado del mundo en la Cruz del Calvario.
Y cuando uno ve, o sea, entiende, el misterio del Reino de Dios que es cumplido, obtiene el beneficio contenido en ese misterio del Reino de Dios. Mientras no es cumplido ese misterio, está todavía oculto; y nadie puede recibir el beneficio de ese misterio hasta que es cumplido y es abierto al público ese misterio.
Y ahora, vean ustedes cómo el beneficio del misterio de la Primera Venida de Cristo, de ese misterio del Reino de Dios, lo hemos estado recibiendo desde los días de Jesús hasta este tiempo final.
Y de edad en edad Dios envío un mensajero entre los gentiles, con el Mensaje del Evangelio de la Gracia, para por medio de ese mensajero dar a conocer el misterio de la Primera Venida de Cristo y Su Obra de Redención en la Cruz del Calvario. Y con esa manifestación de Cristo en Espíritu Santo en ese mensajero, encontramos que llamó y juntó a Sus escogidos de cada etapa, de cada edad, y recibieron así el beneficio de la Primera Venida de Cristo, del misterio de la Primera Venida de Cristo como el Cordero de Dios en Su Obra de Redención allá en la Cruz del Calvario.
Y ahora, ¿por qué Dios envió siete ángeles mensajeros, siete hombres, durante las siete etapas o edades de la Iglesia gentil? Porque Dios no hace nada sin que revele Sus secretos a Sus siervos los profetas; y los profetas lo revelan al pueblo de Dios. Amós, capítulo 3, verso 7, nos dice que “no hará nada el Señor Jehová, sin que antes revele Sus secretos a Sus siervos los profetas”.
Ahora, vean ustedes, un profeta es un hombre enviado por Dios a la Tierra con las dos consciencias juntas; y por eso viene la Palabra de Dios a esos profetas: porque han sido diseñados por Dios para ese propósito.
Por eso es que Dios dijo por medio del profeta Moisés, en Deuteronomio, capítulo 18, verso 15 al 19:
“Profeta de en medio de ti, de tus hermanos, como yo, te levantará Jehová tu Dios; a él oiréis…”.
¿Y por qué Moisés dice que lo escuchen a él, a ese profeta? Dice:
“… conforme a todo lo que pediste a Jehová tu Dios en Horeb el día de la asamblea, diciendo: No vuelva yo a oír la voz de Jehová mi Dios, ni vea yo más este gran fuego, para que no muera.
Y Jehová me dijo: Han hablado bien en lo que han dicho.
Profeta les levantaré de en medio de sus hermanos, como tú; y pondré mis palabras en su boca, y él les hablará todo lo que yo le mandare”.
¿Dónde Dios coloca Sus palabras? En la boca del profeta que Él envía. ¿Cómo podemos escuchar la Voz de Dios, la Voz de Cristo? Por medio del profeta que Él envía para cada edad y para cada dispensación, porque en la boca de ese profeta está la Palabra de Dios. Ese profeta es la Voz de Dios para el pueblo, ese profeta es la boca de Dios; y por eso la Palabra de Dios está en ese profeta y sale de ese profeta al pueblo, para así el pueblo recibir la Palabra de Dios. Ahora, sigue diciendo:
“… y él les hablará todo lo que yo le mandare”.
¿Qué es lo que habla un profeta en la edad o dispensación en que Dios lo envía? Todo lo que Dios coloque en su boca, todo lo que Dios le mande a hablar a ese profeta. Y la Palabra de Dios que viene por medio de los profetas de Dios es el alimento espiritual para el alma de la persona; porque “no solamente de pan vivirá el hombre, sino de toda Palabra que sale de la boca de Dios”[15]. Y Amós, capítulo 8, verso 11, dice que habrá hambre sobre la Tierra, no hambre de pan sino… no hambre de pan ni sed de agua, sino de oír la Palabra de Dios, la Palabra que sale de la boca de Dios, la Palabra que sale del profeta mensajero de Dios para el tiempo en que las personas están viviendo.
¿Dónde hallarán la Palabra de Dios, el alimento espiritual para el alma? En la boca de Dios, que es el profeta que Dios envía para cada edad o para cada dispensación.
Y ahora, vean ustedes cómo la revelación de Dios viene al profeta de cada edad y al profeta de cada dispensación; y esa revelación del profeta viene al pueblo; y el pueblo obtiene así la revelación de los misterios del Reino de los Cielos correspondientes a ese tiempo.
Esa es la forma establecida por Dios para venir la revelación de Dios al pueblo de Dios; por eso es que en Apocalipsis, capítulo 4, verso 1, nos dice nuestro Señor Jesucristo, nos dice:
“Después de esto miré, y he aquí una puerta abierta en el cielo; y la primera voz que oí, como de trompeta, hablando conmigo, dijo: Sube acá, y yo te mostraré las cosas que sucederán después de estas”.
La promesa aquí es obtener la revelación de todas estas cosas que deben suceder después de las que ya han sucedido en las siete etapas o edades de la Iglesia gentil; y para obtener esa revelación hay que subir donde está Cristo revelándose en medio de Su Iglesia en el Día Postrero.
Luego de las siete etapas o edades de la Iglesia gentil, en donde Cristo estuvo manifestado en cada ángel mensajero revelándose a Su pueblo durante la Dispensación de la Gracia, luego sube a la Edad de la Piedra Angular, donde se vela y se revela por medio de Su Ángel Mensajero a Su pueblo, a Su Iglesia, y nos da a conocer todas estas cosas que deben suceder pronto, en la Edad de la Piedra Angular y Dispensación del Reino, en el Día Postrero.
Y para poder obtener esa revelación hay que subir a la Edad de la Piedra Angular; y luego en Apocalipsis, capítulo 22, verso 6, podemos ver que es por medio de Su Ángel Mensajero que son dadas a conocer todas estas cosas que deben suceder pronto; porque Cristo en Su Ángel Mensajero estará en el Día Postrero manifestado, dándonos a conocer por medio de él estas cosas que deben suceder pronto, estos misterios del Reino de los Cielos.
Dice así Apocalipsis 22, verso 6:
“Y me dijo: Estas palabras son fieles y verdaderas. Y el Señor, el Dios de los espíritus de los profetas, ha enviado su ángel, para mostrar a sus siervos las cosas que deben suceder pronto”.
¿A quién dice que ha enviado? A Su Ángel Mensajero. ¿Para qué? Para dar a conocer estas cosas que deben suceder pronto.
Estos misterios del Reino de los Cielos que deben ser cumplidos y que están colocados en las profecías correspondientes al Día Postrero, están colocados también en parábolas; parábolas proféticas que hablan de los eventos correspondientes al Día Postrero.
Ahora para dar a conocer estas cosas que están ya profetizadas, para que todos los escogidos de Dios las conozcan y obtengan el beneficio del cumplimiento de estas promesas, Jesús envía Su Ángel Mensajero.
El Dios de los espíritus de los profetas, el Señor, ha enviado ¿a quién? A Su Ángel, para mostrar a Sus siervos las cosas que deben suceder pronto.
Y da testimonio nuevamente Cristo en Apocalipsis 22, verso 16, diciendo de la siguiente manera:
“Yo Jesús he enviado mi ángel para daros testimonio de estas cosas en las iglesias”.
¿A quién dice Jesús que ha enviado? ¿A quién? A Su Ángel Mensajero. ¿Para qué? Para dar testimonio de estas cosas en las iglesias; para dar testimonio de estos misterios del Reino de los Cielos que deben suceder, que deben ser cumplidos en el Día Postrero, en la Iglesia del Señor Jesucristo.
La Venida del Hijo del Hombre con Sus Ángeles, que es la Venida de Jesucristo en Espíritu Santo con los ministerios de Moisés y Elías, manifestándose Jesucristo en Espíritu Santo en Su Ángel Mensajero y operando en él los ministerios de Moisés por segunda vez, de Elías por quinta vez y de Jesús por segunda vez. Ese es el misterio más grande del Reino de los Cielos; y ese es el misterio que, para el Día Postrero, Jesucristo por medio de Su Ángel Mensajero estaría manifestando y estaría revelando a Su Iglesia, para que obtengamos el beneficio de la Venida del Hijo del Hombre con Sus Ángeles en el Día Postrero, en medio de Su Iglesia gentil.
Ahora, también nos habla de la señal del Hijo del Hombre en el cielo, y nos habla del Hijo del Hombre viniendo en las nubes del cielo con poder y gran gloria (San Mateo, capítulo 24, verso 30 al 31), y también nos habla de que el Hijo del Hombre enviará Sus Ángeles con Gran Voz de Trompeta, y juntarán a Sus escogidos de los cuatro vientos, desde un extremo del Cielo hasta el otro.
Ahora, vean ustedes que este es un misterio muy grande: es el misterio de la Venida del Hijo del Hombre con Sus Ángeles; misterio que para el Día Postrero, en la Edad de la Piedra Angular y Dispensación del Reino, sería revelado al Cuerpo Místico de Cristo, o sea, a la Iglesia del Señor Jesucristo.
La promesa es que el Hijo del Hombre vendrá en las nubes del Cielo. San Lucas dice que “en una nube”, San Marcos dice que “en las nubes”, San Mateo dice que “en las nubes” y el profeta Daniel dice que “en las nubes”.
Ahora, veamos cómo lo vio el profeta Daniel en el capítulo 7 de su libro. Capítulo 7, verso 13 al 14 dice:
“Miraba yo en la visión de la noche, y he aquí con las nubes del cielo venía uno como un hijo de hombre, que vino hasta el Anciano de días, y le hicieron acercarse delante de él.
Y le fue dado dominio, gloria y reino, para que todos los pueblos, naciones y lenguas le sirvieran; su dominio es dominio eterno, que nunca pasará, y su reino uno que no será destruido”.
Aquí podemos ver la Venida del Hijo del Hombre en las nubes, así como lo profetizó nuestro amado Señor Jesucristo; y también en el Apocalipsis aparece esta profecía: en el capítulo 1 del Apocalipsis y en el capítulo 10. En el capítulo 1, versos… en el verso 7, dice:
“He aquí que viene con las nubes, y todo ojo le verá, y los que le traspasaron; y todos los linajes de la tierra harán lamentación por él. Sí, amén”.
Y en Apocalipsis, capítulo 10, dice:
“Vi descender del cielo a otro ángel fuerte, envuelto en una nube (ahí lo tienen viniendo en una nube), con el arco iris sobre su cabeza; y su rostro era como el sol, y sus pies como columnas de fuego.
Tenía en su mano un librito abierto; y puso su pie derecho sobre el mar, y el izquierdo sobre la tierra;
y clamó a gran voz, como ruge un león; y cuando hubo clamado, siete truenos emitieron sus voces”.
Aquí tenemos la Venida del Hijo del Hombre en una nube, y aparece con el arco iris alrededor de Su cabeza; aparece aquí envuelto en una nube, y aparece con Su rostro como el sol y con Sus pies como columnas de fuego, y con un Librito abierto en Su mano.
Ese Librito es el Libro de los Siete Sellos de Apocalipsis, capítulo 5, que Cristo toma en el Cielo, lo abre y luego lo trae a la Tierra; y encontramos que viene a la Tierra, pone un pie, el derecho, sobre el mar, y el izquierdo sobre la Tierra; eso es la Venida de Cristo, la Venida del Ángel Fuerte, la Venida del Ángel del Pacto, prometida Su Venida en diferentes profecías del Antiguo Testamento y también del Nuevo Testamento.
Ahora, veamos lo que es la señal del Hijo del Hombre en el cielo. Así como hubo una señal para la Primera Venida de Cristo en el cielo, la cual fue la estrella llamada la Estrella de Belén, para el Día Postrero o para el tiempo final habrá una señal en el cielo: la señal del Hijo del Hombre en el cielo; y será visto allí el Hijo del Hombre envuelto en una nube, o viniendo en una nube. O sea que una señal física sería vista en el cielo, pero que es una nube de gloria, en donde viene el Hijo del Hombre, en donde es visto el Hijo del Hombre en el cielo.
En febrero 28 de 1963 fue vista una nube misteriosa en el cielo. Y fue publicada en la revista Ciencia[16] y en la revista Vida o Life[17] como una nube misteriosa, porque apareció a 26 millas[18] de altura, donde no hay humedad ni vuelan aviones; por lo tanto, no se puede formar una nube allá a esa altura; era una nube de 30 millas de ancho por 50 millas de largo[19].
Ahora, ¿cuál es el misterio de esta nube? Vean, aquí está la foto. Aquí también tomaron en diferentes horarios las foto de esta nube y desde diferentes lugares. El misterio de esta nube, dice el reverendo William Marrion Branham, el cual estaba cazando, estaba de cacería ese día; dice que siete ángeles vinieron del cielo, ángeles de Dios, y lo arrebataron, y lo colocaron en esa nube con esos siete ángeles que vinieron y lo tomaron y lo colocaron allí.
Él dice que allí estaban los siete ángeles mensajeros de las siete edades de la Iglesia gentil, y que había otro Ángel Mensajero en esa nube, que era muy diferente a los demás ángeles mensajeros.
Y dice que ese Ángel que era muy diferente a los demás, fue el que lo tomó y lo alzó y lo colocó en esa nube. Dice que ese Ángel que era muy diferente a los demás, era el que tenía el Séptimo Sello. El Séptimo Sello es la Segunda Venida de Cristo.
Ahora vean, el Ángel que tiene el misterio del Séptimo Sello, el misterio de la Segunda Venida de Cristo, apareció aquí en esta nube; es este Ángel que está volando aquí. Y si inclinamos esta foto hacia la derecha, veremos el rostro del Señor Jesucristo formado por esta nube, formado por ángeles en Sus cuerpos teofánicos. Y aquí están los siete ángeles mensajeros de las siete edades de la Iglesia gentil formando la barba del Señor; y aquí está el Ángel que era diferente a los demás formando el cabello blanco del Señor.
Y así como los siete ángeles mensajeros de las siete edades tuvieron que ser manifestados en cuerpos humanos, ser manifestados en carne para tener sus ministerios en la edad correspondiente a cada ángel mensajero, así también el Ángel que era muy diferente a los demás, para el Día Postrero tiene que estar manifestado en carne humana en el Ángel del Señor Jesucristo, para tener Su ministerio del Día Postrero y cumplir así el misterio del Séptimo Sello, cumplir así el misterio de la Segunda Venida de Cristo como el León de la tribu de Judá, como Rey de reyes y Señor de señores, en Su Obra de Reclamo.
Y así sea abierto este misterio a la Iglesia del Señor Jesucristo en este Día Postrero por el Ángel Fuerte, Jesucristo, el Ángel del Pacto, en Su manifestación final por medio de Su Ángel Mensajero.
Y por eso dice: “Yo Jesús he enviado mi ángel para daros testimonio de estas cosas en las iglesias”.
El Enviado de Jesucristo es el Ángel del Señor Jesucristo, el cual es enviado con la revelación de Dios para dar testimonio de todas estas cosas que deben suceder pronto, y así abrir estos misterios del Reino de los Cielos correspondientes al Día Postrero; misterios que están aquí en la Biblia: en las profecías correspondientes al Día Postrero y en las parábolas correspondientes al Día Postrero.
Y por medio del ministerio del Ángel Fuerte, de Jesucristo a través de Su Ángel Mensajero, estos misterios del Reino de los Cielos serían abiertos a los hijos de Dios, a la Iglesia del Señor Jesucristo, en la Edad de la Piedra Angular y Dispensación del Reino; edad que se cumple en la América Latina y el Caribe, donde es abierto el misterio del Séptimo Sello, donde es abierto el misterio de la Segunda Venida de Cristo como el León de la tribu de Judá, como Rey de reyes y Señor de señores, en Su Obra de Reclamo.
Ahora, vean ustedes cómo los misterios del Reino de los Cielos serían abiertos en el Día Postrero, los correspondientes al Día Postrero, a la Edad de la Piedra Angular y Dispensación del Reino, en medio de los latinoamericanos y caribeños.
Y ahora, vean dónde nos encontramos en el cumplimiento de los misterios del Reino de los Cielos.
Para poder comprender los misterios del Reino de los Cielos necesitamos recibir al Enviado de Cristo, que es Su Ángel Mensajero, el cual es enviado con la revelación de todas estas cosas que deben suceder pronto, para darla a conocer a todos los hijos e hijas de Dios en este Día Postrero.
Ahora, hemos visto EL MISTERIO DE LA REVELACIÓN DIVINA PARA COMPRENDER LOS MISTERIOS DEL REINO DE LOS CIELOS EN ESTE DÍA POSTRERO.
Sin esta revelación divina de estos misterios divinos que son dados a conocer por medio de Jesucristo a través de Su Ángel Mensajero, ninguna persona podrá comprender los misterios del Reino de los Cielos correspondientes al Día Postrero, nadie podrá comprender la Segunda Venida de Cristo con Sus Ángeles en el Día Postrero; porque ese es el misterio más grande del Reino de los Cielos, prometido para ser revelado, para ser cumplido, en el Día Postrero, y ser dado a conocer a la Iglesia del Señor Jesucristo. Y para eso Jesucristo dice: “Yo Jesús he enviado mi Ángel para daros testimonio de estas cosas en las iglesias”.
Ahora podemos ver cómo este misterio tan grande de la Segunda Venida de Cristo sería revelado a la Iglesia del Señor Jesucristo por medio del Ángel Mensajero del Señor Jesucristo. Y así todos comprenderían este misterio y verían el cumplimiento de la Segunda Venida de Cristo en el Día Postrero, en medio de Su Iglesia, en la Edad del Lugar Santísimo del Templo espiritual del Señor Jesucristo.
Ahora, vean que este misterio no fue revelado en edades y dispensaciones pasadas, porque este es el misterio más grande de toda la Biblia; el cual Dios escondió en Su Mente, y no lo había revelado a nadie; porque sería revelado en el Día Postrero, en el cumplimiento de ese misterio.
Y vean cómo una persona, para poder comprender el misterio (digamos) de un equipo electrónico, y poder trabajar en ese equipo electrónico, necesita un diagrama. Lo primero que busca un técnico en electrónica es el diagrama del equipo; porque si no tiene un diagrama, está perdido el técnico para conseguir todos los pormenores de ese equipo; no puede saber cómo fue construido, porque no tiene el diagrama. Pero si consigue el diagrama, ese técnico o ese ingeniero en electrónica, podrá trabajar en ese equipo; y puede saber cómo trabaja y qué potencia tiene, porque en el diagrama todo está especificado; porque ese es el diseño, el plano de ese equipo.
Y ahora, cuando Dios le ordenó al profeta Moisés construir un tabernáculo, le dio un diagrama, le dio un plano, y le dijo: “Hazlo conforme al modelo que te fue mostrado en el monte, allá en el monte Sinaí”; y el diagrama, el modelo que le fue dado, fue el diseño del Templo que está en el Cielo.
Conforme a ese diseño, Moisés construyó un tabernáculo aquí en la Tierra, el cual tipificaba, representaba, el Templo que está en el Cielo; y a la misma vez estaba representando al Templo espiritual de Cristo, que es la Iglesia del Señor Jesucristo. También el rey Salomón, cuando construyó el templo, lo construyó de acuerdo al diseño que Dios le había dado al profeta Moisés.
Ahora, vean ustedes cómo el templo de Salomón y el templo que construyó Moisés son tipo y figura del Templo que está en el Cielo, y son tipo y figura de la Iglesia del Señor Jesucristo.
Así que para comprender lo que es la Iglesia del Señor Jesucristo y sus diferentes etapas, diferentes edades, hay que tener el diagrama, hay que conocer el diagrama; y ver cómo la Iglesia del Señor Jesucristo ha ido pasando de edad en edad, y Dios ha enviado un mensajero para cada edad.
Y ya esas siete etapas o edades ya pasaron, ya han transcurrido; y ahora estamos, conforme al diagrama o Plano Divino del Templo espiritual de Cristo, que es Su Iglesia, estamos en la Edad de la Piedra Angular, la edad representada en el lugar santísimo del templo que construyó Salomón y del templo que construyó Moisés, y del Templo que está en el Cielo.
Y ahora, conociendo ese diagrama podemos ver que todo lo que está en el Cielo será representado aquí en la Tierra en la Edad de la Piedra Angular, en el Lugar Santísimo del Templo espiritual de Cristo, como fue representado en el lugar santísimo del templo que construyó Moisés y del templo que construyó Salomón.
Así que Dios estará materializando en carne humana, en seres humanos, el Lugar Santísimo de Su Templo espiritual, con todo lo que contiene; así como materializó en carne humana, en seres humanos, el Lugar Santo del Templo que está en el Cielo: lo materializó en la Iglesia del Señor Jesucristo durante las siete etapas o edades de la Iglesia gentil; con esas siete etapas o edades fue construido el Lugar Santo del Templo espiritual de Cristo, y también con el grupo hebreo del tiempo de los apóstoles.
Ahora, podemos ver que lo que Dios ha estado construyendo es un Templo compuesto de seres humanos, que es la representación del Templo que está en el Cielo; y por eso lo que está en el Cielo es representado en el Templo espiritual del Señor Jesucristo.
Y ahora, podemos ver que Dios entró al templo que construyó Moisés y al templo que construyó Salomón, pasó dentro de ese templo y se colocó sobre el propiciatorio que estaba sobre el arca del pacto, se colocó en medio de los dos querubines de oro; y eso representa la Segunda Venida de Cristo a Su Templo espiritual, como el León de la tribu de Judá, como Rey de reyes y Señor de señores, en Su Obra de Reclamo.
Así que vean ustedes dónde sería cumplida la Segunda Venida de Cristo. No fue cumplida en la primera edad, segunda, tercera, cuarta, quinta o sexta o séptima edad, sino que conforme a la promesa divina tiene que ser cumplida en la Edad de la Piedra Angular, que es la edad del Lugar Santísimo del Templo espiritual de Jesucristo.
Ahora vean cómo en el Plano Divino del Cuerpo Místico de Cristo, de la Iglesia del Señor Jesucristo, que es el Templo espiritual de Dios, vean ustedes dónde la Segunda Venida de Cristo como el León de la tribu de Judá sería cumplida: en una nueva edad y en una nueva dispensación, ¿ven? Conforme al Plano podemos entonces ver que las profecías del Día Postrero correspondientes a la Segunda Venida de Cristo, todas, serán cumplidas en la Edad de la Piedra Angular, que es la Edad de Lugar Santísimo del Templo espiritual de Jesucristo. Ahí es donde Cristo envía Su Ángel Mensajero para darnos a conocer estas cosas que deben suceder pronto.
Ahora, muchas personas saben que algo grande de parte de Dios tiene que suceder en este tiempo en el cual vivimos; pero no saben lo que es, porque no conocen el Plano Divino, no conocen el diagrama del Templo espiritual de Jesucristo, y no pueden entender las profecías correspondientes al Día Postrero, y no las pueden localizar en el tiempo y lugar en que tienen que ser cumplidas, y no se colocan en ese lugar para ver el cumplimiento de esas promesas.
Pero Dios dijo al profeta Daniel que los entendidos entenderán[20]. ¿Y quiénes son los entendidos? Son aquellos a los cuales es dado a conocer estas cosas que deben suceder pronto, es concedido conocer los misterios del Reino de los Cielos.
¿Y cómo vamos a conocer estos misterios del Reino de los Cielos, estas cosas que deben suceder pronto? Por medio de la manifestación de Jesucristo en Espíritu Santo en Su Ángel Mensajero, que viene dando testimonio de estas cosas que deben suceder pronto; por medio de la Voz de Cristo en Su Ángel Mensajero son dadas a conocer todas estas cosas que deben suceder pronto, en este Día Postrero.
¿Vieron lo sencillo que es para conocer todas estas cosas que deben suceder pronto, para conocer todos estos misterios del Reino de los Cielos que están prometidos para ser cumplidos en este tiempo final en el cual vivimos? Es recibiendo al Enviado de Jesucristo, a través del cual Jesucristo estará dándonos a conocer todas estas cosas que deben suceder pronto, estará dándonos a conocer todos estos misterios del Reino de los Cielos que estarán cumpliéndose en este tiempo final.
Hemos visto: “EL MISTERIO DE LA REVELACIÓN PARA COMPRENDER LOS MISTERIOS DEL REINO DE LOS CIELOS”.
El misterio de la revelación para comprender está en recibir al Ángel del Señor Jesucristo, en el cual viene Jesucristo dándonos a conocer todas estas cosas que deben suceder pronto; ahí está el misterio. Recibiendo al Ángel de Jesucristo estamos recibiendo al que lo envió, a Jesucristo; y por consiguiente estamos escuchando la Voz de Jesucristo dándonos a conocer todos estos misterios de todas estas cosas que deben suceder pronto, en el Día Postrero, en el cual nosotros estamos viviendo.
“EL MISTERIO DE LA REVELACIÓN PARA COMPRENDER LOS MISTERIOS DEL REINO DE LOS CIELOS”.
A vosotros es concedido conocer los misterios del Reino de los Cielos en este Día Postrero, en la Edad de la Piedra Angular y Dispensación del Reino. Y cuando digo “vosotros”, puedo decir: “A vosotros: aquí en la Edad de la Piedra Angular, en el Lugar Santísimo del Templo espiritual de Cristo”; edad que se está cumpliendo en la América Latina y el Caribe.
Así que son latinoamericanos y caribeños los que en el Día Postrero estarían viendo y recibiendo a Jesucristo manifestado en Su Ángel Mensajero; y lo estarían escuchando, dándonos a conocer todas estas cosas que deben suceder pronto; y así estaríamos obteniendo el conocimiento de los misterios del Reino de los Cielos que se estarán cumpliendo en este Día Postrero.
Y así no se nos pasará por encima ninguno de los misterios del Reino de los Cielos que estarán cumpliéndose o que estarán cumpliéndose en este Día Postrero. No se nos va a escapar ni uno, si recibimos al Ángel del Señor Jesucristo, en el cual viene Jesucristo en Espíritu Santo dándonos a conocer todas estas cosas que deben suceder pronto, en este tiempo final.
Ese Ángel Mensajero viene dando a conocer estas cosas que deben suceder pronto: es un profeta; porque los profetas son los que dan a conocer las cosas que han de suceder, son los que profetizan de los eventos que han de venir, y son también los que dan a conocer los que se están cumpliendo en el tiempo en que Dios envía a ese profeta; porque la revelación de Dios viene a Sus profetas; “porque no hará nada el Señor Jehová sin que antes revele Sus secretos (¿a quiénes?) a Sus siervos los profetas”. Amós, capítulo 3, verso 7.
Así que en la América Latina y el Caribe estarán los escogidos de Dios escuchando estas cosas que deben suceder pronto, y obteniendo el conocimiento de los misterios del Reino de los Cielos que se estarán cumpliendo en este Día Postrero; y tendrán un conocimiento claro de cada uno de estos misterios que se estará cumpliendo o se estarán cumpliendo en este tiempo final, comenzando por la Segunda Venida de Cristo como el León de la tribu de Judá, como Rey de reyes y Señor de señores, en Su Obra de Reclamo.
Ahora, vean ustedes cómo de edad en edad hemos tenido un mensajero; y no podía faltar un mensajero para la Edad de la Piedra Angular: ese es el Ángel del Señor Jesucristo.
Y de dispensación en dispensación hemos tenido un profeta dispensacional. El primero, Adán, para la Dispensación de la Inocencia. El segundo, Set, para la segunda dispensación, la Dispensación de la Conciencia. El tercero, Noé, para la tercera dispensación, la Dispensación del Gobierno Humano. El cuarto, Abraham, para la Dispensación de la Promesa, que es la cuarta dispensación. Y el quinto, Moisés, para la Dispensación de la Ley, que es la quinta dispensación. Y el sexto, Jesús, para la Dispensación de la Gracia, que es la sexta dispensación. Y el séptimo, el Ángel del Señor Jesucristo, para la Dispensación del Reino, que es la séptima dispensación.
Estos profetas mensajeros son portadores del Mensaje de la dispensación en la cual son enviados; y en cada uno de ellos el Espíritu que estuvo en Jesucristo ha estado manifestado, porque en todos ha sido el mismo Espíritu de Cristo manifestado, llevando a cabo la Obra correspondiente a ese tiempo.
Ahora, viendo que estamos nosotros viviendo en el Día Postrero, en la Edad de la Piedra Angular y en la Dispensación del Reino; también estamos viviendo en el comienzo de una nueva era:
- Tuvimos la era del Carnero para el tiempo de Abraham y de Moisés.
- Tuvimos también la era de Piscis para estos dos mil años que han transcurrido, la era del cristianismo. Y por eso cuando Cristo estuvo predicando y llamando a Sus apóstoles, les dijo: “Venid en pos de mí, y yo os haré pescadores de hombres”[21]; estaba en la era de Piscis; y por eso, vean ustedes cómo el simbolismo de la era de Piscis se reflejó en Cristo y Sus apóstoles.
Y ahora, vean cómo también se reflejó en todo el cristianismo; y en las catacumbas dibujaban pececitos o un pececito como símbolo del cristianismo.
- Y ahora la era de Acuario se está entrelazando con la era de Piscis.
Y así como hubo un profeta en cada una de esas eras pasadas…
Vean ustedes, Jesús fue el profeta mensajero de la era de Piscis; como le llamarían también los estudiosos de las eras, le llamarían “el avatar” de la era de Piscis; para la era de Acuario también estará el mensajero, el profeta mensajero, que es el Ángel del Señor Jesucristo, que es el avatar de la era de Acuario.
Ahora, cada mensajero para cada era ha traído el Mensaje para cada era en la cual ha sido enviado. Y con el Mensaje de la era de Acuario, que es el Mensaje del Evangelio del Reino, el Mensaje que gira alrededor de la Segunda Venida de Cristo, la Tierra será llena del conocimiento de la gloria de Jehová como las aguas cubren el mar.
Y los seres humanos llegarán al conocimiento de Dios. Dice la Escritura: “Todos me conocerán”[22]. Dice que todos conocerán a Dios.
O sea que la era de Acuario es la era del conocimiento divino para la raza humana; es la era en donde se acabarán las discrepancias religiosas, se acabará el sectarismo y se acabarán todos los problemas de todas las naciones.
“Porque la tierra será llena del conocimiento de la gloria de Jehová, como las aguas cubren el mar”, dice Habacuc, capítulo 2, verso 14; y también Isaías, capítulo 11, verso 9; y dice: “Y no harán mal en todo mi Santo Monte”. O sea que el mal se acabará.
“No harán mal en todo mi santo monte”, ¿por qué? Porque la Tierra será llena del conocimiento de Jehová, como las aguas cubren el mar.
Serán llenos del conocimiento de la Segunda Venida de Cristo como el León de la tribu de Judá, como Rey de reyes y Señor de señores, en Su Obra de Reclamo. Y así recibirán el beneficio de la Segunda Venida de Cristo como el León de la tribu de Judá, como Rey de reyes y Señor de señores, en Su Obra de Reclamo.
Ahora, hemos visto que este es el misterio más grande, el misterio contenido en el Séptimo Sello, que revela Cristo en Su Venida con Su Voz como león clamando y siete truenos emitiendo sus voces. ¿Clamando cómo? Como cuando ruge un león (Apocalipsis, capítulo 10, verso 1 al 11).
Y así es como el misterio del Séptimo Sello, de la Segunda Venida de Cristo, es revelado a todos los hijos e hijas de Dios en este Día Postrero, en la Edad de la Piedra Angular y en la Dispensación del Reino, y en el Lugar Santísimo del Templo espiritual de Cristo, en la América Latina y el Caribe.
Vean dónde se cumpliría este misterio divino y sería dado a conocer este misterio del Séptimo Sello, y dónde Cristo estaría clamando como cuando ruge un león y los siete truenos estarían emitiendo sus voces, y estarían revelando el misterio del Séptimo Sello, el misterio de Su Venida en el Día Postrero, este misterio mayor del Reino de los Cielos.
“EL MISTERIO DE LA REVELACIÓN PARA COMPRENDER LOS MISTERIOS DEL REINO DE LOS CIELOS”.
Ha sido para mí un privilegio estar con ustedes dándoles testimonio del misterio de la revelación para comprender los misterios del Reino de los Cielos.
Que las bendiciones de Jesucristo, el Ángel del Pacto, sean sobre cada uno de ustedes y sobre mí también, y nos abra siempre el entendimiento para comprender estos misterios del Reino de los Cielos; y pronto todos seamos transformados, y vayamos a la Cena de las Bodas del Cordero en el Cielo, en la Casa de nuestro Padre celestial. En el Nombre Eterno del Señor Jesucristo. Amén y amén.
Muchas gracias por vuestra amable atención, y continúen pasando todos una tarde llena de las bendiciones del Señor Jesucristo.
Será hasta la noche, Dios mediante, a las… vamos a ver a qué hora. A las 7:30 de la noche en el grupo de la Colonia Libertadores de América, donde estaremos hablando sobre el tema: “EL MISTERIO DE LA MANIFESTACIÓN DE LOS MINISTERIOS DE MOISÉS Y ELÍAS EN EL DÍA POSTRERO”.
Bueno, que Dios les continúe bendiciendo a todos, que Dios les guarde; y hasta la noche, Dios mediante, para los que estarán en la noche allí presentes.
Dios les continúe bendiciendo a todos, y con nosotros nuevamente el reverendo Roberto Monsibáez para continuar.
Que Dios les continúe bendiciendo.
“EL MISTERIO DE LA REVELACIÓN PARA COMPRENDER LOS MISTERIOS DEL REINO DE LOS CIELOS”.
[Revisión enero 2022]
[1] Versión Reina-Valera 1909
[2] San Juan 1:29, 1:36
[3] San Juan 1:33-34
[4] San Juan 1:26-27
[5] Miqueas 5:2, San Mateo 2:6
[6] San Lucas 2:1-5
[7] San Lucas 2:6-7
[8] San Mateo 1:21; San Lucas 1:31 2:21
[9] San Mateo 2:13-15
[10] San Mateo 2:19-20
[11] San Mateo 2:23, San Lucas 2:39-40
[12] San Juan 1:45-46
[13] San Mateo 11:25-26, San Lucas 10:21
[14] San Juan 1:47-49
[15] Deuteronomio 8:3, San Mateo 4.4, San Lucas 4:4
[16] Science, por la American Association for the Advancement of Science (AAAS)
Publicación revista CIENCIA: https://science.sciencemag.org/content/140/3564/292.2
[17] Publicación revista LIFE: Dirección corta: https://bit.ly/3ureXyD
[18] 26 millas = 41.8 km
[19] 30 x 50 millas = 48.3 km (de ancho) x 80.46 km (de largo)
[20] Daniel 12:10
[21] San Mateo 4:19
[22] Jeremías 31:34, Hebreos 8:11