El misterio de los Siete Truenos para el despertamiento final, la transformación y el rapto

Muy buenos días, amados amigos y hermanos presentes. Es para mí un privilegio muy grande estar con ustedes en esta ocasión, para compartir unos momentos de compañerismo espiritual alrededor de la Palabra de Dios y Su Programa correspondiente a este Día Postrero, y ver este tema que ustedes tienen para esta ocasión, titulado:

EL MISTERIO DE LOS SIETE TRUENOS PARA EL DESPERTAMIENTO FINAL, LA TRANSFORMACIÓN Y EL RAPTO”.

Es un tema que solamente en este Día Postrero podía ser esclarecido, para verlo cara a cara y comprender todo lo que conlleva este tema.

Para eso quiero leer en Apocalipsis, capítulo 10, verso 1 al 11, donde nos dice de la siguiente manera:

“Vi descender del cielo a otro ángel fuerte, envuelto en una nube, con el arco iris sobre su cabeza; y su rostro era como el sol, y sus pies como columnas de fuego.

Tenía en su mano un librito abierto; y puso su pie derecho sobre el mar, y el izquierdo sobre la tierra;

y clamó a gran voz, como ruge un león; y cuando hubo clamado, siete truenos emitieron sus voces.

Cuando los siete truenos hubieron emitido sus voces, yo iba a escribir; pero oí una voz del cielo que me decía: Sella las cosas que los siete truenos han dicho, y no las escribas.

Y el ángel que vi en pie sobre el mar y sobre la tierra, levantó su mano al cielo,

y juró por el que vive por los siglos de los siglos, que creó el cielo y las cosas que están en él, y la tierra y las cosas que están en ella, y el mar y las cosas que están en él, que el tiempo no sería más,

sino que en los días de la voz del séptimo ángel, cuando él comience a tocar la trompeta, el misterio de Dios se consumará, como él lo anunció a sus siervos los profetas.

La voz que oí del cielo habló otra vez conmigo, y dijo: Ve y toma el librito que está abierto en la mano del ángel que está en pie sobre el mar y sobre la tierra.

Y fui al ángel, diciéndole que me diese el librito. Y él me dijo: Toma, y cómelo; y te amargará el vientre, pero en tu boca será dulce como la miel.

Entonces tomé el librito de la mano del ángel, y lo comí; y era dulce en mi boca como la miel, pero cuando lo hube comido, amargó mi vientre.

Y él me dijo: Es necesario que profetices otra vez sobre muchos pueblos, naciones, lenguas y reyes”.

Que Dios bendiga nuestros corazones con Su Palabra y nos permita entenderla.

Nuestro tema (como ya les dije) para esta ocasión es: EL MISTERIO DE LOS SIETE TRUENOS PARA EL DESPERTAMIENTO FINAL, LA TRANSFORMACIÓN Y EL RAPTO”.

¿Para el despertamiento final de quién? De la Iglesia-Novia del Señor Jesucristo, o sea, del Cuerpo Místico del Señor Jesucristo. Y para la transformación de nuestros cuerpos; y el rapto, para ir a la Cena de las Bodas del Cordero.

Ahora, para poder comprender este tema necesitamos comprender que los Siete Truenos son la Voz de Cristo en Su Venida, en Apocalipsis, capítulo 10. Es la Voz de nuestro amado Señor Jesucristo en Su Venida, como el Ángel Fuerte, poniendo un pie sobre el mar (el derecho) y el izquierdo sobre la tierra; y cuando ha colocado Su pie derecho sobre el mar y el izquierdo sobre la tierra, vean ustedes, Él clama a gran voz; dice [verso 2]:

“Tenía en su mano un librito abierto; y puso su pie derecho sobre el mar, y el izquierdo sobre la tierra;

y clamó a gran voz, como ruge un león…”.

Ahora, vean ustedes, que cuando tiene Su pie derecho sobre el mar y el izquierdo sobre la tierra, dice que clamó a gran voz, como ruge un león:

“… y cuando hubo clamado, siete truenos emitieron sus voces”.

Vean que Cristo aquí, en Apocalipsis, capítulo 10, está como León, pues: “Clama, como cuando ruge un león”. Es Cristo hablándole a Su Iglesia en el Día Postrero, en la Edad de la Piedra Angular y Dispensación del Reino; hablándole ¿cómo? Hablándole como el León de la tribu de Judá, como Rey de reyes y Señor de señores, en Su Obra de Reclamo.

En Su Primera Venida, encontramos que Cristo estuvo como el Cordero de Dios, y estuvo hablando como Cordero de Dios, y estuvo dando a conocer las cosas que Él haría en Su Primera Venida, en cuanto a la Obra de Redención para ser llevada a cabo en la Cruz del Calvario. Por eso Él habló mucho acerca de Su muerte allá en Jerusalén; y dijo que sería tomado preso, sería juzgado, y sería condenado y sería crucificado; pero, dijo: “Pero al tercer día, me levantaré, resucitaré”1.

También Él tipificó Su muerte y Su resurrección en el templo, cuando dijo: “Destruyan este templo, y en tres días yo lo levantaré”2. Porque aquel templo literal, que estaba allí en Jerusalén, era tipo del Señor Jesucristo.

Ahora, cuando Él está hablando en… con esas palabras: “Destruyan este templo, y en tres días yo lo levantaré”, está hablando del templo humano de Dios, que es el cuerpo donde estaba Dios habitando; o sea que está hablando de Su propio cuerpo, que es el Templo donde Dios está habitando y manifestándose en toda Su plenitud en la Primera Venida del Mesías.

Y ahora, vean ustedes, como hay un templo hecho de piedras: el templo que construyó Salomón, y luego el templo o cada uno de esos templos que fue construidos en Jerusalén; en cada ocasión en que el templo era destruido, luego más adelante era realizada una restauración del templo allí en Jerusalén.

También encontramos el templo construido por Moisés, de pieles de tejón, con todos los utensilios del servicio del templo dentro, que son hechos de diferentes cosas, como: de oro, de plata y de bronce, y así por el estilo, como podemos ver a través del libro del Éxodo y otros libros ahí en la Biblia. Podemos ver, también, que se usó la madera también en algunas ocasiones, o en diferentes lugares, y así por el estilo.

Pero vean ustedes, cuando Dios creó al hombre, lo creó para ser Su templo y habitar Dios en ese templo humano.

Luego encontramos que la construcción de esos templos literales, como el de Moisés, el de Salomón y los demás templos que fueron construidos en Jerusalén como una restauración del templo allí: son tipo y figura del ser humano, y son tipo y figura del Señor Jesucristo, y son tipo y figura de la Iglesia del Señor Jesucristo; y son tipo y figura de la raza humana, la cual vivirá por toda la eternidad; que estará compuesta en la misma forma en que ha sido construido el tabernáculo de Moisés y el templo que construyó Salomón.

Y la posición que cada persona tendrá en el Reino Milenial y luego en la eternidad, será de acuerdo a la posición en que ha estado en la construcción de la raza humana como templo de Dios, en donde Dios habitará en toda Su plenitud.

Ahora, vean, Jesucristo como Templo de Dios, en donde habitaba en toda Su plenitud, podía decir: “He aquí uno mayor que el templo”3. Y también podía decir: “He aquí uno mayor que Salomón”4. Porque Salomón fue el que construyó el templo allá en Jerusalén (ese primer templo), y Cristo sería el que construiría el Nuevo Templo: el Templo construido con seres humanos, que es la Iglesia del Señor Jesucristo, un Templo construido para morada de Dios en Espíritu en toda Su plenitud.

Dios ha estado en ese Templo, en la construcción que se ha estado llevando a cabo, y estuvo morando en el alma de cada hijo e hija de Dios en las primicias del Espíritu; pero la promesa es que para el Día Postrero Dios vendrá en Espíritu Santo en toda Su plenitud a ese Templo; y vendrá a cada individuo que forma parte de ese Templo: Vendrá en toda Su plenitud, y habitará Dios en toda Su plenitud, como habitó en nuestro amado Señor Jesucristo.

Por lo tanto, esa será la primera ocasión en que Dios morará en un grupo de personas en toda Su plenitud. Así que es un evento mayor en el Programa Divino, el que está prometido para ser efectuado en este Día Postrero.

Y para eso se requiere la Venida de este Ángel Fuerte de Apocalipsis, capítulo 10, que es la Venida de Cristo envuelto en una nube, con el arco iris alrededor de Su cabeza, y con un Librito abierto en Su mano, poniendo Su pie derecho sobre el mar y el izquierdo sobre la tierra; viene con Sus ojos como llama de fuego y Sus pies como columnas de fuego, o sea, como bronce bruñido, refulgentes como en un horno.

Ahora, vean ustedes cómo estos son los símbolos que estarán siendo cumplidos en la Venida de Jesucristo, el Ángel Fuerte, el Ángel del Pacto, el Ángel de Jehová, el cual dos mil años atrás vino en carne humana en la persona de Jesús. Eso era la Venida del Mesías, la Venida del Ángel de Jehová, del Ángel del Pacto, del Dios de Abraham, de Isaac y de Jacob, que libertó al pueblo hebreo por mano de Moisés, viniendo en carne humana en toda Su plenitud en la persona de Jesús de Nazaret, de un profeta.

Ahora, vean lo sencillo que fue todo el cumplimiento de la promesa de la Venida del Mesías dos mil años atrás.

¿Quién se iba a imaginar que aquel joven carpintero de Nazaret sería el velo de carne, el instrumento, el Templo humano de Dios, en donde se cumpliría la Primera Venida del Mesías como el Cordero de Dios, para quitar el pecado del mundo? Nadie se imaginaba que aquel joven de Nazaret llamado Jesús, y carpintero allá en Nazaret…

Vean, no era un gran líder religioso, no era un teólogo, no era un sumo sacerdote, no era un doctor en divinidad, no era un escriba, no era nada de eso; era un sencillo joven carpintero de Nazaret. Pero ese era el velo de carne, ese era el Templo humano de Dios, en donde Dios moró en toda Su plenitud, en donde moró el Ángel del Pacto, el Ángel de Jehová, que es el mismo Dios con Su cuerpo teofánico viviendo dentro de aquel cuerpo de carne llamado Jesús de Nazaret.

Eso fue la Primera Venida del Mesías; y vino así, en carne humana, en esa forma sencilla, para quitar el pecado del mundo: muriendo ese cuerpo físico en la Cruz del Calvario como Cordero de Dios.

Cuando Dios promete una cosa grande para efectuarla, vean ustedes la forma tan sencilla en que la cumple: utilizando un instrumento sencillo, que es insignificante para la humanidad. Y siempre, la humanidad, vean ustedes, cuando Dios promete que va a hacer algo grande, siempre están esperando que venga una persona muy importante para que Dios la haga a través de esa persona importante. Y siempre lo que aparece es un profeta sencillo en la escena; y por medio de ese profeta es que Dios realiza esa promesa.

Vean ustedes, la liberación del pueblo hebreo…: el pueblo hebreo estaba esperando la Venida de Dios, que fue el que prometió la liberación del pueblo hebreo de la esclavitud allá en Egipto5; y cuando Dios vino en esa Columna de Fuego, luego se veló en carne humana en la persona de Moisés6.

Moisés había sido una persona muy importante en Egipto cuando tenía hasta 40 años; pero ya a los 40 años, por matar a un egipcio, defendiendo a un hebreo, se convirtió en un fugitivo de la justicia del imperio egipcio; estaba buscado por la justicia del faraón, por la Corte del faraón estaba siendo buscado para ser condenado a muerte7.

Y ahora, Moisés se va huyendo del faraón, se va a Madián; allá habitó en la familia y con la familia, en la casa de Jetro, sacerdote de Madián; y vean ustedes, Jetro era también un descendiente de Abraham.

Y ahora, encontramos que en la casa de Jetro, sacerdote de Madián, Moisés recibe la bienvenida, le dan la bienvenida a Moisés. Moisés habita allá; viene a ser pastor de ovejas y viene a ser el yerno de Jetro, pues se casa con Séfora, la hija mayor de Jetro; y por medio de Séfora tiene dos hijos.

Y ahora, Moisés estaba lo más bien allá, vino a ser pastor de ovejas; y de seguro vino a ser el que estaba al frente de los negocios de Jetro.

Y atendiendo todo ese negocio de las ovejas de Jetro, en una ocasión se encontraba pastoreando las ovejas de Jetro…; un oficio sencillo, y un oficio que era una abominación para los egipcios: ser pastor de ovejas era abominación para el pueblo egipcio8; pero no para Dios.

Y ahora, Moisés, vean ustedes, pasa 40 años allá en Madián como pastor de ovejas9; y había pasado 40 años en Egipto como príncipe10; y como príncipe no pudo libertar al pueblo hebreo.

Y ahora como pastor de ovejas Dios lo está entrenando, lo está preparando; y se le va olvidando las cosas que aprendió como un príncipe allá en Egipto, toda esa sabiduría egipcia; y ahora va recibiendo la Sabiduría de Dios. Dios lo está enseñando allá en el desierto, en donde está trabajando como pastor de ovejas y está siendo preparado para el ministerio que Dios ha de operar por medio de Moisés para la liberación del pueblo hebreo.

Y ya cuando tiene 40 años allá en Madián, la edad de Moisés ya era 80 años…; vean ustedes, ya un anciano para la vista humana en este tiempo. Y ya, vean ustedes, un hombre de 80 años, pero lleno de vigor, lleno de fuerza, es llamado por Dios desde la Columna de Fuego.

Es llamado por Dios desde esa Columna de Fuego, desde esa teofanía; y Dios le habla y le dice: “Moisés, Moisés”. Él le responde: “Heme aquí, Señor. Heme aquí”. Dios le dice: “Quita las sandalias de tus pies, porque el lugar que pisas, santo es”11; porque Dios estaba allí y Dios estaba santificando ese lugar. Por causa de la presencia del Santo de los santos, de Dios, aquel lugar era santificado en ese tiempo.

Y ahora, Dios le dice desde la Columna de Fuego: “Yo soy el Dios de Abraham, el Dios de Isaac y el Dios de Jacob”12. Vean y es el Ángel de Jehová el que está hablando allí; porque el Ángel de Jehová es el mismo Jehová en Su cuerpo teofánico. Dios en Su cuerpo teofánico es llamado: el Ángel de Jehová, y es llamado también: el Verbo; y eso es nada menos que Dios en Su cuerpo teofánico, cuerpo de la sexta dimensión.

Y ahora, Dios le dice: “He oído el clamor de mi pueblo Israel, y he descendido para librarlos”. Ahora Dios ha descendido para libertar al pueblo hebreo, y solamente Moisés está viendo la Venida de Dios, la Venida del Ángel Fuerte, la Venida del Ángel de Jehová; y está en una nube, en esa Nube de Fuego. Y ahora, le dice a Moisés que Él lo envía a Egipto, para que saque a Su pueblo Israel de Egipto13.

¿Y no era Dios el que iba a libertar al pueblo hebreo? Claro que sí. Pero siempre Dios ha usado un hombre, un profeta; y por medio de un profeta, Dios se ha manifestado y ha cumplido lo que Él ha prometido para cada edad y para cada dispensación.

Y Moisés, vean ustedes, es un profeta dispensacional; por lo tanto, todo lo que Dios iba a revelar e iba a hacer en esa dispensación y en el comienzo de esa dispensación, lo iba hacer por medio del profeta Moisés. Y por eso Dios velado y revelado por medio de Moisés libertó al pueblo hebreo y le dio el Mensaje de la Ley al pueblo hebreo.

Y Dios, vean ustedes, había prometido que Él vendría y libertaría al pueblo hebreo, el Ángel de Jehová vendría. Y ahora, cuando viene, se revela a Su profeta dispensacional, le habla y se vela en carne humana en ese profeta dispensacional; y por medio de ese profeta, por medio de ese velo de carne, es que Dios se manifiesta y cumple Su promesa.

También para el tiempo de la venida de Juan el Bautista y de Jesús, Dios dijo que vendría. Aquí lo dice, vendría el Ángel del Pacto, el Ángel de Jehová (Malaquías, capítulo 3); y dice que enviaría Su mensajero delante de Él, para preparar el camino delante de Él. Malaquías, capítulo 3, así lo dice. Dice:

“He aquí, yo envío mi mensajero, el cual preparará el camino delante de mí…”.

Aquí Dios está enviando un mensajero antes de venir Dios, antes de venir el Ángel del Pacto, el Ángel de Jehová manifestado. Y este profeta fue Juan el Bautista, el cual vino preparándole el camino a Cristo. Dice:

“… y vendrá súbitamente a su templo el Señor…”.

¿Quién es el Señor? El Dios de Abraham, de Isaac y de Jacob, el Ángel del Pacto, el Ángel de Jehová, el Jehová del Antiguo Testamento.

“… a quien vosotros buscáis, y el ángel del pacto, a quien deseáis vosotros. He aquí viene, ha dicho Jehová de los ejércitos”.

¿Quién vendría? El Ángel del Pacto, el Ángel de Jehová, el mismo que vino para la liberación del pueblo hebreo y le apareció a Moisés, y se veló en Moisés, y por medio del profeta Moisés llevó a cabo la liberación del pueblo hebreo, y trajo los juicios divinos sobre el imperio egipcio en aquel tiempo.

Y ahora, para el cumplimiento de las promesas mesiánicas, vean ustedes, vendría el Ángel de Jehová, el Ángel del Pacto, el Dios de Abraham, de Isaac y de Jacob, el Jehová del Antiguo Testamento. Y cuando vino, miren ustedes, también estaba prometido en Isaías, capítulo 40, donde dice de la siguiente manera… Miren la forma grande y maravillosa que es anunciada la Venida de Dios. Dice [verso 3]:

“Voz que clama en el desierto: Preparad camino a Jehová; enderezad calzada en la soledad a nuestro Dios.

Todo valle sea alzado, y bájese todo monte y collado; y lo torcido se enderece, y lo áspero se allane”.

Esto lo vino haciendo el Espíritu Santo por medio (¿de quién?) de Juan el Bautista. Pues cuando Dios habla acerca de la voz de uno clamando en el desierto, o voz clamando en el desierto: tiene que haber un hombre, un profeta, por medio del cual venir esa voz. Dice:

“Y se manifestará la gloria de Jehová, y toda carne juntamente la verá; porque la boca de Jehová ha hablado”.

¿Qué se manifestaría? La gloria de Jehová. ¿Y cómo se manifestaría la gloria de Jehová? Se manifestaría en carne humana: Dios vendría en carne humana, el Ángel del Pacto vendría en carne humana.

Y cuando cumplió esa promesa, vean ustedes, apareció Juan el Bautista predicando y preparándole el camino al Mesías, al Señor. Y luego, cuando apareció la gloria de Jehová manifestada, era la Venida del Ángel de Jehová, la Venida del Ángel del Pacto en carne humana, en la persona de Jesús. Y dice que toda carne… dice:

“Y se manifestará la gloria de Jehová, y toda carne juntamente la verá…”.

En medio del pueblo hebreo, todos los que vieron a Jesús en Su ministerio: estaban viendo la gloria de Jehová manifestada en carne humana.

Ahora, aunque dice: “Toda carne la verá”, encontramos que no todo ser humano que vivió en este planeta Tierra vio esa manifestación de Dios en carne humana cuando estuvo siendo realizada esa manifestación; pero luego de llevarse a cabo la Obra de Redención por Cristo en la Cruz del Calvario, se ha estado predicando el Evangelio de la Gracia por estos últimos dos mil años, y se ha estado presentando la manifestación de la gloria de Jehová en carne humana en la persona de Jesús, en la Primera Venida del Mesías como Cordero de Dios quitando el pecado del mundo.

Y por medio de las Escrituras, por medio de la predicación del Evangelio de la Gracia, hemos visto la gloria de Jehová manifestada en carne humana en la persona de Jesús; hemos visto, a través de la historia bíblica, la gloria de Jehová manifestada en carne humana en la persona de Jesús, en el cumplimiento de la Primera Venida de Cristo.

Y para el cumplimiento de la Segunda Venida de Cristo, la promesa es que Él vendrá como León de la tribu de Judá, como Rey de reyes y Señor de señores. Y por eso es que en Apocalipsis, capítulo 10, verso 1 al 11, encontramos que cuando Él viene en las nubes, o en una nube, envuelto en una nube, viene con un Librito abierto en Su mano, viene con el arco iris alrededor de Su cabeza, viene con Sus ojos como llama de fuego y Sus pies como bronce bruñido, refulgentes como en un horno; pone Su pie derecho sobre el mar y el izquierdo sobre la tierra, y clama como cuando ruge un león. ¿Por qué? Porque viene como el León de la tribu de Judá, como Rey de reyes y Señor de señores en Su Obra de Reclamo.

Y ahora, para Su Venida, para la Venida del Ángel de Jehová, del Ángel Fuerte, del Ángel del Pacto, que es el mismo Dios con Su cuerpo teofánico viniendo: tendrá que tener un velo de carne aquí en la Tierra preparado, redimido por la Sangre de Jesucristo, para velarse y revelarse en y a través de ese velo de carne, y hablarle a Su Iglesia como León de la tribu de Judá.

Por lo tanto, estará hablándole a Su Iglesia con los Siete Truenos, clamando “como cuando ruge un león y siete truenos emitiendo sus voces”. Esos Siete Truenos es la Voz de Cristo como el León de la tribu de Judá hablándole a Su Iglesia; hablándole a Su Iglesia con el Mensaje del Evangelio del Reino y revelándole todas estas cosas que deben suceder pronto, en el Día Postrero.

Ahora, el cumplimiento de esa promesa es la manifestación de la gloria de Jehová, de la gloria del Padre, de la gloria de Jesucristo en el Día Postrero.

Y del conocimiento de esa manifestación de la gloria de Dios, de la gloria del Padre manifestada en la Tierra en el Día Postrero, es que será llena toda la Tierra durante el séptimo milenio; y es ahí donde toda la Tierra será llena del conocimiento de la Segunda Venida de Cristo como el León de la tribu de Judá, como Rey de reyes y Señor de señores, en Su Obra de Reclamo.

Y Cristo establecerá Su glorioso Reino Milenial después de la gran tribulación, y reinaremos con Cristo por mil años y luego por toda la eternidad.

Pero para poder reinar con Cristo por mil años, tenemos que tener un cuerpo eterno; y para poder tener un cuerpo eterno, tenemos que ser transformados; y para ser transformados, veamos lo que nos dice el precursor de la Segunda Venida de Cristo.

Para poder ser transformados y raptados, e ir a la Cena de las Bodas del Cordero, necesitamos tener fe de rapto, fe para ser transformados y raptados; y vamos a ver cómo es que hemos de recibir esa fe para ser transformados y raptados en el Día Postrero. En el libro de Los Sellos en español, dice el precursor de la Segunda Venida de Cristo, el reverendo William Marrion Branham, dice: “Ahora…”. Página 128 de Los Sellos, dice:

“121. Ahora, los Siete Truenos de Apocalipsis permitirán que Él muestre a la Novia cómo prepararse para obtener esa gran fe de traslación (o sea, esa fe de rapto)”.

¿Qué es lo que la Iglesia-Novia del Señor Jesucristo necesita para poder ser transformada y raptada? Necesita la revelación de los Siete Truenos de Apocalipsis, capítulo 10, verso 1 al 11; necesita escuchar la Voz de Cristo; necesita escuchar la Voz de Cristo, el cual, cuando clama, Siete Truenos emiten Sus voces; es la Voz de Cristo dándonos el Mensaje del Evangelio del Reino en el Día Postrero.

Y ahora, veamos lo que nos dice acerca de los Truenos en el libro de Los Sellos, página 212 en español; veamos lo que nos dice aquí:

104. Y esa es la misma razón por qué los avivamientos que debemos tener hoy… Ahora, hemos tenido avivamientos denominacionales, pero no hemos tenido una verdadera sacudida. No, no señor. No piense que tenemos avivamientos, porque no los tenemos. Tienen millones y millones de miembros de iglesias, pero no hay nada de avivamiento. La Novia todavía no ha tenido un avivamiento; todavía no ha habido allí ningún avivamiento, ninguna manifestación de Dios para sacudir a la Novia. Estamos esperando eso. Se necesitarán esos Siete Truenos misteriosos para despertarla. Él los mandará, lo ha prometido”.

¿Qué es lo que despertará a la Novia del Señor Jesucristo, lo que le dará un despertamiento o un avivamiento? Los Siete Truenos de Apocalipsis, capítulo 10, que son la Voz de Cristo clamando como cuando ruge un León; y así hablándole a Su Iglesia en el Día Postrero, en la Edad de la Piedra Angular.

Para que podamos entender este misterio, veamos el diagrama de la Iglesia del Señor Jesucristo de edad en edad, el cual presentó el reverendo William Marrion Branham en el mensaje “La Estatura de un Hombre Perfecto”14, y también en el mensaje o en la serie de Las Siete Edades de la Iglesia gentil; presentó el Cuerpo Místico de Cristo en forma de una pirámide, el cual ha ido creciendo de edad en edad.

La primera edad de la Iglesia entre los gentiles fue la edad representada en la iglesia de Éfeso; y fue cumplida esa edad en Asia Menor, y su mensajero fue el apóstol San Pablo; allí Dios despertó a Su Iglesia en esa edad; vean ustedes, allí hubo un avivamiento, un despertamiento, por medio del Espíritu Santo a través de San Pablo hablándole a Su pueblo, y llamando y juntando a Sus escogidos en esa primera edad, como Cristo lo había prometido en San Juan, capítulo 10, verso 14 al 16, cuando dijo:

Yo soy el buen pastor; y conozco mis ovejas, y las mías me conocen,

así como el Padre me conoce, y yo conozco al Padre; y pongo mi vida por las ovejas.

También tengo otras ovejas que no son de este redil (o sea, que no son del pueblo hebreo, sino gentiles); aquellas también debo traer, y oirán mi voz; y habrá un rebaño, y un pastor”.

¿Cómo escucharían la Voz de Cristo las ovejas de Cristo, las ovejas del Buen Pastor, las ovejas que el Padre le daría para que les diera vida eterna; si Cristo murió, resucitó y ascendió al Cielo?, ¿cómo escucharían la Voz de Cristo entre los gentiles, los escogidos de Dios? Por medio de la manifestación de Jesucristo en Espíritu Santo a través de cada ángel mensajero, el cual envió para cada una de las etapas de la Iglesia del Señor Jesucristo entre los gentiles. Así que por medio de San Pablo, Cristo estuvo hablando como Cordero de Dios y como Sumo Sacerdote en la Dispensación de la Gracia.

Luego, en la segunda edad, habló por medio de Ireneo. Luego, en la tercera, cuarta, quinta y sexta, habló por medio de: Martin, Colombo, Lutero y Wesley; cinco etapas o edades de la Iglesia gentil se cumplieron en Europa, así como la primera se cumplió en Asia Menor.

Luego pasa a Norteamérica, Jesucristo en Espíritu Santo, y cumple la séptima etapa o edad de la Iglesia gentil, y habla por medio de Su séptimo ángel mensajero: el reverendo William Marrion Branham; y llama y junta a Sus escogidos para esa séptima etapa de la Iglesia gentil y para esta brecha que hay entre la séptima etapa y la etapa octava de la Iglesia del Señor Jesucristo.

Vean cómo la Voz de Cristo estuvo de edad en edad a través de cada ángel mensajero llamando y juntando las ovejas que Cristo tendría entre los gentiles, las cuales escucharían la Voz de Cristo, ¿y serían juntadas dónde? Serían juntadas, llamadas y juntadas, en la edad correspondiente al tiempo en que cada una estaría viviendo; y así entrarían el Redil del Señor, que es el Cuerpo Místico de Cristo, que es la Iglesia del Señor Jesucristo pasando por estas diferentes etapas.

Y ahora, para el Día Postrero: ¿Cómo escucharemos la Voz de Cristo en la Edad de la Piedra Angular? Pues es aquí donde estaría la Voz de Cristo en este Día Postrero; porque ya se fue el séptimo ángel mensajero, por lo tanto, ya la Voz de Cristo no está ni en el primer ángel mensajero, segundo, tercero, cuarto, quinto, sexto o séptimo; sino que la Voz de Cristo está acá arriba, diciendo con esa Voz de Trompeta: “Sube acá, y yo te mostraré las cosas que han de suceder después de estas15. Después de “estas” que ya han sucedido durante las siete etapas o edades de la Iglesia gentil.

Por lo tanto, tiene que estar la Voz de Cristo, tiene que estar Cristo en Espíritu Santo manifestado en carne humana en un profeta mensajero acá arriba, para poder hablarle a Su Iglesia con esa Voz como León de la tribu de Judá, con esa Voz clamando como cuando un león ruge y Siete Truenos emitiendo sus voces.

Y dice: “Sube acá, y yo te mostraré las cosas que han de suceder después de estas”.

La promesa es subir; es que Él nos dará a conocer todas estas cosas que deben suceder pronto; pero para eso hay un requisito: y es subir ¿dónde? Subir acá, a la Edad de la Piedra Angular. Así como Él estuvo en cada edad, hablando en cada edad por medio del mensajero de cada edad, acá arriba estaría hablando a Su Iglesia por medio de un profeta mensajero.

Vamos a ver por medio de quién es que Él nos da a conocer todas estas cosas que deben suceder pronto; y ese es entonces el profeta mensajero para la Edad de la Piedra Angular, por medio del cual Él habla en el Día Postrero, en la Edad de la Piedra Angular y Dispensación del Reino, con el Mensaje del Evangelio del Reino, con el Mensaje de los Siete Truenos de Apocalipsis, capítulo 10; y nos da así la fe, la revelación, de la Segunda Venida de Cristo, la revelación para ser transformados y raptados en este Día Postrero; así como la revelación de la Primera Venida de Cristo es para recibir nuestra redención, para recibir el perdón de nuestros pecados, y recibir el Espíritu Santo conforme a como Cristo ha prometido, y para venir a formar parte del Cuerpo Místico del Señor Jesucristo.

Y para ser transformados y raptados se requiere la revelación de la Segunda Venida de Cristo como el León de la tribu de Judá, como Rey de reyes y Señor de señores en Su Obra de Reclamo. Y esa revelación la trae Jesucristo como León de la tribu de Judá, en Su Venida, en Su manifestación en el Día Postrero; y por medio de Su Ángel Mensajero se vela en carne humana y se revela, y nos da a conocer este misterio; nos habla con esa Gran Voz de Trompeta, nos habla con esa Voz clamando como cuando ruge un león y siete truenos emitiendo sus voces; o sea, surge y es escuchado el Mensaje del Evangelio del Reino, el Mensaje que gira alrededor de la Segunda Venida de Cristo en este Día Postrero.

Y con ese Mensaje siendo proclamado en la Edad de la Piedra Angular y Dispensación del Reino: Cristo nos da —por medio de Su Ángel Mensajero— a conocer todas estas cosas que deben suceder pronto, incluyendo la Segunda Venida de Cristo como el León de la tribu de Judá, y todo lo que conlleva Su Segunda Venida, y todo lo que gira alrededor de Su Segunda Venida.

Y estar escuchando ese Mensaje del Evangelio del Reino dándonos a conocer todas estas cosas, es estar escuchando la Voz de Cristo clamando como cuando un león ruge y siete truenos emitiendo sus voces; es estar escuchando los Siete Truenos de Apocalipsis, capítulo 10, que es la Voz de Cristo clamando como cuando un león ruge. Vean cómo clamaría y cómo escucharíamos los Siete Truenos de Apocalipsis, capítulo 10, verso 1 al 11.

Ahora, ¿qué revelan los Siete Truenos de Apocalipsis, capítulo 10, conforme a lo que corresponde al Día Postrero? El precursor de la Segunda Venida de Cristo, vean ustedes, nos dijo —acerca de los Siete Truenos— que sería lo que le daría la fe para el rapto a la Novia; dijo también que serían los Siete Truenos los que despertarían a la Novia, o sea, le darían un avivamiento.

Y en una ocasión estaba nuestro hermano Branham meditando, y cuando estaba meditando se preguntaba si vendría otro despertamiento, otro avivamiento, para la Iglesia del Señor Jesucristo; porque de edad en edad ha venido un avivamiento cuando Dios ha enviado el ángel mensajero de cada edad, al cual le ha revelado Su Palabra; y ha venido la Palabra de Dios para esa edad revelada en y a través de ese ángel mensajero; y cuando ese mensajero ha predicado el Mensaje que Dios le ha dado para ese tiempo: ha surgido un despertamiento espiritual, un avivamiento, en la Iglesia del Señor Jesucristo; y una nueva edad ha comenzado.

Ahora, hemos tenido aquí siete despertamientos espirituales o sea, siete avivamientos. Pero ahora miren la pregunta que se hace el precursor de la Segunda Venida de Cristo; y vean que está prometido un despertamiento, un avivamiento para la Iglesia del Señor Jesucristo, y dice que los Truenos serán los que despertarán a la Iglesia, le darán ese avivamiento.

Y ahora miren, en el mensaje titulado “El único lugar provisto por Dios para adorar” (página 2), nos habla de ese despertamiento; y aquí en el libro de Citas, página 166, encontramos ese extracto de ese mensaje. Dice… página 166, párrafo 1485:

1485 – Ahora, yo estaba poniéndome bastante viejo y pensé: ‘¿Habrá otro avivamiento, veré otro tiempo?’. Y solo recuerden, del oeste vendrá un jinete en un caballo blanco. Cabalgaremos esta senda otra vez. Eso es correcto. Tan pronto como… (‘como estamos’ o ‘como estemos listos’, o ‘casi listos’, o) estamos casi listos. ¿Ven ustedes? Es una promesa”.

Ahora, aquí nos dice que vendrá un Jinete en un caballo blanco. ¿Y de dónde dice que vendrá? Del oeste, o sea, del occidente. Y el occidente, vean ustedes, consta de: Norteamérica, Centroamérica, Suramérica y el Caribe. Y ahora, estando Jesucristo en Espíritu Santo en Norteamérica, velado y revelado por medio de Su séptimo ángel mensajero, dando allí la Palabra para aquel tiempo, ahora él ve un nuevo avivamiento, un nuevo despertamiento, para la Iglesia del Señor Jesucristo, que ha de venir; y ese despertamiento vendrá por medio de la Venida de ese Jinete en ese caballo blanco.

O sea que la Iglesia del Señor Jesucristo, después del séptimo mensajero de la séptima edad de la Iglesia gentil, teniendo la promesa de un nuevo despertamiento, depende de la Venida de ese Jinete en ese caballo blanco para recibir ese despertamiento; porque ese es el Jinete del blanco de Apocalipsis, capítulo 19.

Por eso dice: “Es una promesa”. Y si es una promesa, tiene que estar en la Biblia. ¿Y dónde está en la Biblia? Está en Apocalipsis, capítulo 19: es el Jinete del caballo blanco de Apocalipsis 19, que es la Venida de Jesucristo en Espíritu Santo para el Día Postrero, para la Edad de la Piedra Angular y Dispensación del Reino, ¿en dónde? En el continente americano.

¿Pero en qué parte de continente americano?, pues ya estuvo manifestado en el continente americano en la parte norte: en Norteamérica. Y ahora, para la parte de Centroamérica y Suramérica y el caribe, no se había manifestado, no había enviado un ángel mensajero; por lo tanto, queda ese territorio para el cumplimiento de la Venida del Jinete del caballo blanco de Apocalipsis, capítulo 19, con una Espada saliendo de Su boca; que es la Palabra, el Mensaje de Dios, saliendo de la boca del mensajero de Dios para el Día Postrero, para la Edad de la Piedra Angular y Dispensación del Reino.

Bajo la manifestación de Jesucristo en Espíritu Santo, el Jinete del caballo blanco de Apocalipsis, por medio de Su Ángel Mensajero: se estará cumpliendo esta promesa en el Día Postrero en el oeste, en la parte de la América Latina y el Caribe; porque ya la parte de Norteamérica se cumplió durante la séptima edad de la Iglesia gentil, y Dios estuvo manifestado en el reverendo William Marrion Branham, el precursor de la Segunda Venida de Cristo y séptimo ángel mensajero de la séptima edad de la Iglesia gentil.

Por lo tanto, la Venida del Jinete del caballo blanco es para la Edad de la Piedra Angular; es la Venida del Espíritu Santo, es la Venida de Cristo en Espíritu Santo, que es el Jinete del caballo blanco de Apocalipsis.

Vean aquí, en la página 277 del libro de Los Sellos en español, dice, orando dice nuestro hermano Branham. Aquí, leamos esta parte de la oración, dice:

“[240]. … pedimos que el Espíritu Santo venga ahora mismo, el Jinete del verdadero caballo blanco, mientras Su Espíritu, el Espíritu de Cristo, entre en confrontación con el anticristo, y Él llame los Suyos”.

¿Quién es el Jinete del caballo blanco de Apocalipsis, capítulo 19? El Espíritu Santo. Es Jesucristo en Espíritu Santo el Jinete del caballo blanco de Apocalipsis, capítulo 19.

¿Y cómo es que vendrá Jesucristo en el Día Postrero?, ¿Jesucristo en Espíritu Santo cómo vendrá manifestado en el Día Postrero? Vamos a ver lo que dijo aquí también el precursor de la Segunda Venida de Cristo, porque él es el que está preparándole el camino a ese Jinete del caballo blanco de Apocalipsis; o sea que le está preparando el camino al Ángel de Jehová, al Ángel del Pacto, que es el Espíritu Santo, que es el Jinete del caballo blanco, que es el Dios de Abraham, de Isaac y de Jacob, que es Jesucristo en Espíritu Santo.

Ahora, ¿cómo dice que vendrá? En la página 256 del libro de Los Sellos en español, dice:

121. Pero cuando nuestro Señor aparezca sobre la Tierra, Él vendrá sobre un caballo blanco como la nieve, y será completamente Emmanuel —la Palabra de Dios encarnada en un hombre”.

Eso es la Venida del Jinete del caballo blanco de Apocalipsis, capítulo 19; eso es la Venida del Ángel Fuerte en carne humana en la Tierra en el Día Postrero, clamando como cuando un león ruge y siete truenos emitiendo sus voces; o sea, es la Venida de Jesucristo en Espíritu Santo en carne humana en Su Ángel Mensajero, dándonos Su Mensaje Final: el Mensaje del Evangelio del Reino; y con ese Mensaje revelándonos todas estas cosas que deben suceder pronto, en el Día Postrero; y dándonos a conocer el misterio de la Venida de Cristo, de la Venida de Jesucristo en el Día Postrero en Su Ángel Mensajero; Jesucristo viniendo en Espíritu Santo en Su Ángel Mensajero manifestado en carne humana, y así hablándole a Su Iglesia en la Edad de la Piedra Angular y dándole a conocer todas estas cosas que deben suceder pronto.

Estar escuchando a Jesucristo en Espíritu Santo por medio de Su Ángel Mensajero en el Día Postrero, en la Edad de la Piedra Angular y Dispensación del Reino, dándonos el Mensaje del Evangelio del Reino: es estar escuchando la Voz de los Siete Truenos de Apocalipsis, capítulo 10; es estar escuchando la Voz de Cristo; es estar escuchando la Voz de Cristo revelándonos el misterio del Séptimo Sello, el misterio de la Segunda Venida de Cristo como el León de la tribu de Judá, como Rey de reyes y Señor de señores, en Su Obra de reclamo.

El Evangelio del Reino, como hemos visto, gira alrededor de la Segunda Venida de Cristo y Su Obra de Reclamo como el León de la tribu de Judá.

Y vean ustedes cómo todas estas bendiciones que estarían siendo manifestadas en el Día Postrero, en la Venida de Jesucristo en Espíritu Santo por medio de Su Ángel Mensajero, hablándonos con esa Gran Voz de Trompeta, hablándonos con esa Voz de los Siete Truenos, hablándonos con esa Voz como de un león cuando clama y los siete truenos emitiendo sus voces; vean cómo esta promesa para la Iglesia del Señor Jesucristo sería cumplida en el Día Postrero por medio de la manifestación de Jesucristo en Espíritu Santo a través de Su Ángel Mensajero.

Esa es la forma en que Jesucristo estaría hablándole a Su Iglesia en este Día Postrero, en la Edad de la Piedra Angular y Dispensación del Reino; y así estaría dándonos a conocer todas estas cosas que deben suceder pronto, en el Día Postrero, en la Edad de la Piedra Angular.

Y así es como surgiría un despertamiento espiritual, un avivamiento, en la Iglesia del Señor Jesucristo, en la etapa de la Edad de la Piedra Angular.

Porque ya para estas etapas, ya no hay más avivamientos; ya el avivamiento para la primera edad, segunda, tercera cuarta, quinta, sexta y séptima, vino cuando Dios envió el mensajero de cada una de esa edades; y para el territorio en donde se cumplieron esa edades, vino el despertamiento, el avivamiento, de parte de Cristo por medio de Su manifestación a través del ángel mensajero de cada edad.

Ahora, el despertamiento final, el despertamiento del Día Postrero, es para la Edad de la Piedra Angular y para el territorio donde esa edad se esté cumpliendo; y el territorio es: la América Latina y el Caribe.

Vean para dónde tendría Dios el avivamiento, el despertamiento final, el despertamiento de la Edad de la Piedra Angular y Dispensación del Reino: lo tendría para ser manifestado en la América Latina y el Caribe, donde los Siete Truenos estarían dando sus voces en un idioma desconocido al séptimo ángel mensajero, al sexto ángel mensajero, al quinto ángel mensajero, al cuarto ángel mensajero, al tercer ángel mensajero, al segundo ángel mensajero y al primer ángel mensajero; porque ellos no tenían ese idioma; ellos tenían el idioma que Dios les dio, para Cristo por medio de ese mensajero hablar en ese idioma.

Pero ahora Cristo tendría: un nuevo idioma, para hablar como cuando un león ruge; y los Siete Truenos emitir sus voces en ese idioma que Él tendría para usar en el Día Postrero; que sería el idioma del Ángel Mensajero de la Edad de la Piedra Angular y de la Dispensación del Reino; por eso es que los Truenos emitirían sus voces en otro idioma, en un idioma desconocido al séptimo ángel mensajero, que hablaba inglés.

Y por cuanto no sería en el idioma de ninguno de los siete ángeles mensajeros, que Cristo hablaría como León de la tribu de Judá; no sería en ninguno de esos siete idiomas que hablaron ellos, o en el idioma que ellos tenían…; los cuales fueron usados por Cristo en la edad en que ellos fueron enviados.

Ahora, ¿por qué no sería el idioma que tenía cada uno de esos ángeles mensajeros? Porque no sería en el territorio de esos ángeles mensajeros: la manifestación de Cristo como León de la tribu de Judá por medio de Su Ángel Mensajero clamando como cuando ruge un león y siete truenos emitiendo sus voces.

Vean, los Truenos emiten sus voces, ¿dónde? En la tierra. Cristo con un pie en el mar y el otro en la tierra, clama como cuando un león ruge y siete truenos emiten sus voces; surge la Voz de Cristo, el Mensaje del Evangelio del Reino, dándonos a conocer todas estas cosas que deben suceder pronto. Esa es la Voz de Cristo, esa es la Gran Voz de Trompeta, dándonos a conocer todas estas cosas que deben suceder pronto.

¿Y por medio de quién es que Cristo cumple esa promesa: “Dándonos a conocer todas estas cosas que deben suceder pronto”? Apocalipsis, capítulo 22, verso 6, dice:

Y me dijo: Estas palabras son fieles y verdaderas. Y el Señor, el Dios de los espíritus de los profetas, ha enviado su ángel, para mostrar a sus siervos las cosas que deben suceder pronto”.

Vean, ¿a quién envía para mostrar a Sus siervos, a Su Iglesia (y luego al pueblo hebreo), las cosas que han de suceder pronto, en el Día Postrero? Envía a Su Ángel Mensajero. ¿Para qué? Para dar a conocer todas estas cosas que deben suceder pronto; porque ese es el Enviado de Cristo, ese es el Enviado de Dios con el Espíritu de Cristo en él, para, por medio de ese mensajero, Jesucristo en Espíritu Santo darle a conocer a Su Iglesia todas estas cosas que deben suceder pronto.

Y así hablarle con esa Gran Voz de Trompeta, con esa Voz de los Siete Truenos, hablarle a Su Iglesia y revelarle todas estas cosas; y, sobre todo, el misterio del Séptimo Sello: el misterio de la Segunda Venida de Cristo como el León de la tribu de Judá, como Rey de reyes y Señor de señores, en Su Obra de Reclamo.

Así es como Cristo estaría hablándole a Su Iglesia en el Día Postrero por medio de Su Ángel Mensajero; y por eso nuevamente en Apocalipsis 22, verso 16, reconfirma que Él ha enviado Su Ángel Mensajero, o reconfirma… podríamos decir: reconfirma, o podríamos decir: requeteconfirma… si lo pueden entender mejor. ¿Por qué? Porque miren, Apocalipsis, capítulo 1, verso 1 al 3, dice:

“La revelación de Jesucristo, que Dios le dio, para manifestar a sus siervos las cosas que deben suceder pronto; y la declaró enviándola por medio de su ángel a su siervo Juan”.

Aquí dice que la revelación la dio a conocer en esta forma simbólica a Juan, ¿por medio de quién? De Su Ángel Mensajero enviado a Juan el apóstol.

Ahora, aquí es dicho que es enviado el Ángel del Señor Jesucristo.

Y luego en Apocalipsis 22, verso 6, también dice que: “El Dios de los espíritus de los profetas (que es el Señor), ha enviado Su Ángel, para manifestar a Sus siervos las cosas que deben suceder pronto”.

Y ahora en Apocalipsis, capítulo 22, verso 16, vuelve a reconfirmar o requeteconfirmar (como podríamos decir también). Dice:

“Yo Jesús he enviado mi ángel para daros testimonio de estas cosas en las iglesias”.

Ahí tenemos ¡más que confirmado!: ¡requeteconfirmado!: el Ángel del Señor Jesucristo enviado para dar testimonio de todas estas cosas que deben suceder pronto, en el Día Postrero, en la Edad de la Piedra Angular y Dispensación del Reino.

Este fue el Ángel Mensajero de Jesucristo que fue enviado por Jesucristo al apóstol San Juan, el cual le reveló en esta forma simbólica toda esta revelación del libro del Apocalipsis.

O sea, que este profeta mensajero del Señor Jesucristo, llamado el Ángel del Señor Jesucristo, que es un profeta dispensacional, que viene en el Día Postrero con el espíritu y virtud de Elías por quinta vez, con el espíritu y virtud de Moisés por segunda vez, y con el espíritu y virtud de Jesús por segunda vez: este Ángel Mensajero, vean ustedes cómo ministró en la década del 90 esta revelación apocalíptica al apóstol San Juan, y transportó a Juan el apóstol al Día Postrero.

Vean cómo transportó a Juan el apóstol al Día Postrero; y Juan escuchó en el Día Postrero, en el Día del Señor, la Voz de Cristo como una Gran Voz de Trompeta diciendo: “Yo soy el Alfa y Omega. Yo soy el primero y el último”.

Y esa misma Voz en Apocalipsis, capítulo 4, dice: “Sube acá, y yo te mostraré las cosas que han de suceder después de estas”.

Y luego esa misma Voz por medio de Su Ángel Mensajero, el cual es enviado, y en el cual Jesucristo en Espíritu Santo es velado y revelado a través de carne humana: Jesucristo por medio de Su Ángel Mensajero, vean ustedes, da a conocer todas estas cosas que deben suceder pronto.

Y por eso es que aparece el Ángel Mensajero dando a conocer todas estas cosas que deben suceder pronto: porque en él está Jesucristo en Espíritu Santo manifestado en el Día Postrero. Y ese Ángel Mensajero habla —inspirado por el Espíritu Santo— todas estas cosas que deben suceder pronto, en el Día Postrero, en el tiempo final.

Así como le mostró a Juan, por medio de estos símbolos apocalípticos, todas estas cosas que sucederían durante las diferentes etapas o edades de la Iglesia del Señor Jesucristo durante los días postreros, o sea, durante el quinto, sexto y séptimo milenio.

Y por eso, también, encontramos ahí lo que sucederá con el pueblo hebreo durante el séptimo milenio; y también vimos lo que sucedió con el pueblo hebreo durante estos dos mil años que ha transcurrido, donde ellos han sido perseguidos, y muchos han sido muertos o matados, por millones; por Hitler, Mussolini y Stalin, y por otros dictadores, y también por otros emperadores; por otros que desde el tiempo de la destrucción del templo en adelante persiguieron al pueblo hebreo, los llevaron cautivos.

Y la ira de Dios se encendió sobre el pueblo hebreo; porque el pueblo hebreo ya no tenía templo para ofrecer el sacrificio a Dios; y ya el sacrificio que ofrecían en el templo ya no era efectivo, porque ya Dios había enviado un nuevo Sacrificio, el cual había sido representado en aquellos sacrificios que el pueblo hebreo realizaba.

Ya Dios había enviado el Cordero de Dios y había efectuado el Sacrificio en la Cruz del Calvario. Por eso todo otro sacrificio fue quitado. Y solamente ha permanecido un solo Sacrificio por el pecado, tanto para los gentiles como para el pueblo hebreo.

Sin ese Sacrificio la persona está en problemas delante de Dios: porque sus pecados no están quitados, no están cubiertos ni quitados; por lo tanto, la paga del pecado, siendo muerte16: el juicio divino tiene que venir sobre esas personas, sobre esas naciones, y aun sobre el pueblo hebreo; y por eso el pueblo hebreo, durante estos dos mil años que han transcurrido, ha estado bajo el juicio divino.

Pero, vean ustedes, en el Día Postrero ellos van a tener el Sacrificio por el pecado, el Sacrificio de Cristo: van a aceptarlo; y van a ser quitados sus pecados, y van a recibir de ahí en adelante la bendición de Dios.

Y el Espíritu de Dios estará morando en medio del pueblo hebreo, como nación, por medio de la manifestación de Jesucristo en Espíritu Santo a través de Su Ángel Mensajero; el cual se sentará con Cristo en Su Trono, como Cristo ha prometido: “Al que venciere, yo le daré que se siente conmigo (¿dónde?) en mi Trono; así como yo he vencido, y me he sentado con mi Padre en Su Trono”.

Lo mismo que hizo el Padre, hace Jesucristo con el Vencedor, con el siervo fiel y prudente, con Su Ángel Mensajero, que en el Día Postrero estará presente para obtener esa bendición; la cual obtendrá por medio de la fe: creyendo lo que Cristo ha prometido aquí en la Palabra, y dándole el Alimento a tiempo a todos los escogidos de Dios, el alimento espiritual de la Palabra de Dios, del Evangelio del Reino, con el cual le da a conocer a Sus hijos, a los hijos de Dios, a la Iglesia del Señor Jesucristo en la Edad de la Piedra Angular, todas estas cosas que deben suceder pronto, en este Día Postrero; y así le revela el misterio del Séptimo Sello.

Ahora, vean el por qué el Séptimo Sello no fue revelado por el séptimo ángel mensajero: porque todavía el Séptimo Sello no había sido cumplido acá, en las edades de la Iglesia gentil; sería cumplido plenamente acá, en la Edad de la Piedra Angular; pero se había reflejado por medio de la manifestación de Cristo a través de cada uno de estos siete ángeles mensajeros.

En los más que se reflejó fue en San Pablo y en el reverendo William Marrion Branham. Y por eso es que encontramos que profetizó de la Venida de Cristo para el Día Postrero, el reverendo William Marrion Branham profetizó más que San Pablo y más que los profetas del Antiguo Testamento. ¿Por qué? Porque era el precursor de la Segunda Venida de Cristo; y siendo el precursor de la Segunda Venida de Cristo era el más cerca que estaba; pero era para una nueva edad y para una nueva dispensación.

Pero vean cómo presentó la Venida de Cristo: “Viniendo sobre un caballo blanco como la nieve y siendo completamente Emanuel, la Palabra de Dios encarnada en un hombre”. Y viniendo ese Jinete en ese caballo blanco (¿de dónde?) del occidente. Vean cómo fue revelado que la Venida de ese Jinete del caballo blanco, que es la Venida de Cristo, sería del occidente, sería viniendo la Palabra encarnada en un occidental.

Vean lo sencillo que es todo el Programa Divino. Todo está aquí, en la Palabra. En la Palabra todo está prometido; y por eso el reverendo William Marrion Branham podía decir: “Es una promesa”. ¿Por qué? Porque estaba en la Escritura.

Y ahora sabemos de dónde vendría el Jinete del caballo blanco, de donde vendría la Palabra encarnada en un hombre, de donde vendría el cumplimiento de la Venida de Jesucristo en Espíritu Santo en carne humana en Su Ángel Mensajero: sería del occidente.

Y del occidente, para la manifestación de Dios para el Día Postrero, solamente quedaba la América Latina y el Caribe; porque ya había tenido la manifestación de la séptima edad de la Iglesia gentil y del séptimo ángel de la Iglesia gentil: ya la había tenido (¿en dónde?) en Norteamérica. Y ahora le quedaba solamente la América Latina y el Caribe para cumplir el resto de Su Programa, en una nueva edad y en una nueva dispensación.

Miren dónde estamos en el Programa Divino en este Día Postrero: estamos en el tiempo más glorioso de todos los tiempos: en el tiempo en que los escogidos en la Edad de la Piedra Angular están escuchando las voces de los Siete Truenos de Apocalipsis, capítulo 10, que es la Voz de Cristo como el León de la tribu de Judá, como Rey de reyes y Señor de señores, siendo velado y revelado en la Edad de la Piedra Angular, en Su Ángel Mensajero; y hablando por medio de Su Ángel Mensajero todas estas cosas que deben suceder pronto.

¿Cómo nos habla estas cosas que deben suceder pronto? Por medio del Mensaje del Evangelio del Reino. Y así produciendo un despertamiento espiritual en el Cuerpo Místico de Cristo en la etapa de la Edad de la Piedra Angular. Y así preparándonos para ser transformados y raptados en este Día Postrero.

Vean cómo es que vendría la fe de rapto, la fe para ser transformados y raptados en el Día Postrero, la cual estaba (¿dónde?) en los Siete Truenos de Apocalipsis, capítulo 10.

Y vean cómo escucharíamos los Siete Truenos de Apocalipsis, capítulo 10: sería escuchando la Voz de Jesucristo como el León de la tribu de Judá por medio de Su Ángel Mensajero, en la predicación del Evangelio del Reino, que gira alrededor de la Segunda Venida de Cristo como el León de la tribu de Judá, como Rey de reyes y Señor de señores, en Su Obra de Reclamo.

¿Vieron lo sencillo que es todo? ¡Hasta los niños lo han entendido en la América Latina y el Caribe!, ¡cuánto más los mayores!

Ahora, vean ustedes que este era un misterio que sería abierto, revelado, manifestado en la América Latina y el Caribe; y por eso Dios tendría en la América Latina y el Caribe a Sus escogidos de la Edad de la Piedra Angular, los cuales serían los primeros que entrarían a la Dispensación del Reino.

Los tendría en la América Latina y el Caribe ¿para qué? Para ver y recibir a Jesucristo viniendo en Espíritu Santo sobre un caballo blanco como la nieve, y siendo completamente Emanuel: la Palabra de Dios, el Verbo encarnado en un hombre: en el Ángel Mensajero del Señor Jesucristo. Y así hablándonos con esa Voz de los Siete Truenos, y despertándonos, dándonos ese despertamiento espiritual, ese avivamiento espiritual, allá en lo profundo de nuestra alma, y preparándonos así para ser transformados y raptados en este Día Postrero, en la América Latina y el Caribe.

Ha sido para mí un privilegio muy grande estar con ustedes dándoles testimonio de: EL MISTERIO DE LOS SIETE TRUENOS PARA EL DESPERTAMIENTO FINAL, LA TRANSFORMACIÓN Y EL RAPTO”. ¿De quién? De la Iglesia del Señor Jesucristo.

Que las bendiciones de Jesucristo, el Ángel del Pacto, sean sobre cada uno de ustedes y sobre mí también; y pronto se complete el número de los escogidos de Dios en la Edad de la Piedra Angular, y así se complete el número de la Iglesia del Señor Jesucristo; y seamos pronto nosotros transformados, y los muertos en Cristo sean resucitados, y luego todos seamos raptados, trasladados, al Cielo, a la Casa de nuestro Padre celestial, a la Cena de las Bodas del Cordero. En el Nombre Eterno del Señor Jesucristo. Amén y amén.

Bueno, hemos visto este misterio de los Siete Truenos para el despertamiento final (¿de quién?) de la Iglesia-Novia del Señor Jesucristo, y para la transformación y el rapto de la Iglesia-Novia del Señor Jesucristo, de los escogidos, en este Día Postrero.

Muchas gracias por vuestra amable atención, y continúen pasando un día lleno de las bendiciones de Jesucristo; y que Cristo continúe abriéndonos el entendimiento y revelándonos el resto de las cosas que faltan por ser conocidas; y así seamos preparados para ser transformados y raptados.

Que Dios les bendiga y les guarde a todos.

Dejo con nosotros nuevamente al reverendo Roberto Monsibáez, para continuar y finalizar nuestra parte, y luego continuar viajando para llegar (¿a dónde?)… para llegar a la actividad de los cachorritos (¿es?), a la actividad de los cachorritos allá en la Carpa, en colonia Moisés Sáenz, allá donde el reverendo Roberto Monsibáez es el ministro; en donde están allí los cachorritos esperándonos para estar con ellos a las 11:00; pero ya las 11:00 pasaron, pero todavía ellos estarán allí esperando para tener unos momentos de compañerismo espiritual alrededor de la Palabra de Dios, en la Edad de la Piedra Angular y Dispensación del Reino.

Bueno, que Dios les continúe bendiciendo a todos, y con nosotros el reverendo Roberto Monsibáez.

Dios les bendiga.

EL MISTERIO DE LOS SIETE TRUENOS PARA EL DESPERTAMIENTO FINAL, LA TRANSFORMACIÓN Y EL RAPTO”.

[Revisión febrero 2022]

1 San Marcos 9:31; San Lucas 9:22, 24:7

2 San Juan 2:19

3 San Mateo 12:6

4 San Mateo 12:42, San Lucas 11:31

5 Génesis 15:13-16

6 Hechos 7:30-34

7 Éxodo 2:11-15, Hechos 7:23-29

8 Génesis 46:34

9 Hechos 7:30

10 Hechos 7:23

11 Éxodo 3:1-5

12 Éxodo 3:6

13 Éxodo 3:7-10

14 SPN62-1014M “La estatura de un varón perfecto” – En la última página aparece el diagrama / https://imprenta.carpa.com/es/material/la-nube-y-la-piramide-diptico/

15 Apocalipsis 4:1

16 Romanos 6:23

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