El misterio del Libro abierto

Muy buenos días, amados amigos y hermanos presentes. Es para mí un privilegio muy grande estar con ustedes en esta ocasión, para compartir con ustedes unos momentos de compañerismo alrededor de la Palabra de Dios y ver el Programa Divino correspondiente a este tiempo final.

Nuestro tema para esta ocasión es: “EL MISTERIO DEL LIBRO ABIERTO”, que aparece en Apocalipsis, capítulo 10, versos 1 en adelante; y Apocalipsis, capítulo 5, verso 1 en adelante también.

Vamos a leer Apocalipsis, capítulo 5, verso 1 en adelante; dice:

“Y vi en la mano derecha del que estaba sentado en el trono un libro escrito por dentro y por fuera, sellado con siete sellos.

Y vi a un ángel fuerte que pregonaba a gran voz: ¿Quién es digno de abrir el libro y desatar sus sellos?

Y ninguno, ni en el cielo ni en la tierra ni debajo de la tierra, podía abrir el libro, ni aun mirarlo.

Y lloraba yo mucho, porque no se había hallado a ninguno digno de abrir el libro, ni de leerlo, ni de mirarlo.

Y uno de los ancianos me dijo: No llores. He aquí que el León de la tribu de Judá, la raíz de David, ha vencido para abrir el libro y desatar sus siete sellos.

Y miré, y vi que en medio del trono y de los cuatro seres vivientes, y en medio de los ancianos, estaba en pie un Cordero como inmolado, que tenía siete cuernos, y siete ojos, los cuales son los siete espíritus de Dios enviados por toda la tierra.

Y vino, y tomó el libro de la mano derecha del que estaba sentado en el trono.

Y cuando hubo tomado el libro, los cuatro seres vivientes y los veinticuatro ancianos se postraron delante del Cordero; todos tenían arpas, y copas de oro llenas de incienso, que son las oraciones de los santos;

y cantaban un nuevo cántico, diciendo: Digno eres de tomar el libro y de abrir sus sellos; porque tú fuiste inmolado, y con tu sangre nos has redimido para Dios, de todo linaje y lengua y pueblo y nación;

y nos has hecho para nuestro Dios reyes y sacerdotes, y reinaremos sobre la tierra”.

Y ahora, el capítulo 10, verso 1 en adelante, dice:

“Vi descender del cielo a otro ángel fuerte, envuelto en una nube, con el arco iris sobre su cabeza; y su rostro era como el sol, y sus pies como columnas de fuego.

Tenía en su mano un librito abierto; y puso su pie derecho sobre el mar, y el izquierdo sobre la tierra;

y clamó a gran voz, como ruge un león; y cuando hubo clamado, siete truenos emitieron sus voces”.

Que Dios bendiga nuestros corazones con Su Palabra, y nos permita entenderla.

“EL MISTERIO DEL LIBRO ABIERTO”.

Este Librito que aparece aquí, en la diestra del que está sentado en el Trono, en el capítulo 5, verso 1 en adelante, de Apocalipsis, es el mismo Libro que trae el Ángel Fuerte de Apocalipsis, capítulo 10, en Su mano abierto.

Porque el que trae ese Libro es Cristo; y Él viene con ese Título de Propiedad, ese el Librito abierto ya en Su mano; porque Él lo tomó de la diestra del que está sentado en el Trono, y lo abrió en el Cielo en los capítulos 6 de Apocalipsis, y también en el capítulo 8, verso 1. O sea, capítulos 6 y 8, está ahí la apertura de ese Libro sellado con siete Sellos; y luego ya, en el capítulo 10, desciende con ese Librito abierto en Su mano.

Ahora, vean ustedes, este Librito es el Título de Propiedad de los Cielos y de la Tierra. Adán lo tuvo y perdió sus derechos a él cuando pecó; y le fueron confiscados todos sus derechos: el derecho a la vida eterna, el derecho a un cuerpo eterno, el derecho a la felicidad eterna, el derecho a la salud eterna, el derecho a la juventud eterna, el derecho al gobierno eterno. A todos esos derechos eternos, Adán, vean ustedes, Adán perdió todos esos derechos, le fueron confiscados, y a la descendencia de Adán, por consiguiente.

Y por eso encontramos que fue sacado del Huerto del Edén; porque si permanecía allí en el Huerto del Edén podía alargar su mano y tomar del fruto del Árbol de la Vida, y comer, y vivir eternamente. Eso significaría comerse – tomar y comerse ese Librito, ese Título de Propiedad.

Pero fue tomado por Dios; y encontramos en Apocalipsis, capítulo 5, verso 1 en adelante, que ha estado en la diestra de Dios.

Pero para el tiempo final, en el Cielo sale este anuncio que hemos escuchado en el capítulo 5, donde nos dice:

“Y vi en la mano derecha del que estaba sentado en el trono un libro escrito por dentro y por fuera, sellado con siete sellos.

Y vi a un ángel fuerte que pregonaba a gran voz: ¿Quién es digno de abrir el libro y desatar sus sellos?

Y ninguno, ni en el cielo ni en la tierra ni debajo de la tierra, podía abrir el libro, ni aun mirarlo.

Y lloraba yo mucho, porque no se había hallado a ninguno digno de abrir el libro, ni de leerlo, ni de mirarlo”.

Ahora, vean que ni en el Cielo ni en la Tierra ni debajo de la Tierra hubo ninguna persona digna de tomar ese Libro y abrirlo, ni siquiera de mirar o leer ese Libro.

¿Y por qué la situación estaba así? Porque todo ser humano que estaba en la Tierra, o que había venido a la Tierra, había venido por medio de la unión de una mujer; y Adán, que había venido en otra forma, había pecado.

Y ahora, ¿qué de Cristo?, ¿dónde estaba Cristo? Jesucristo estaba en el Trono de Intercesión cuando salió este anuncio, cuando llegó el tiempo para la apertura de este Libro.

Y ahora, miren ustedes, tenía que ser un ser humano; porque hubo allí arcángeles y hubo ángeles también; pero ninguno de ellos estaba calificado para llevar a cabo esa Obra, porque tenía que haber sido un ser humano aquí en la Tierra.

Y ahora, podemos ver que no se hallaba a ninguno digno de tomar ese Libro y abrir esos Sellos; pero Juan lloraba mucho, porque la situación ante la Ley divina estaba… la situación, muy delicada; porque si no aparecía uno digno de tomar ese Libro y abrir esos Sellos, toda la Creación volvería a lo que era antes de la Creación.

Ahora, ese Título de Propiedad, o sea, ese Libro es el Título de Propiedad de los Cielos y de la Tierra, es el Libro de la Redención de toda la Creación.

Así que miren lo importante que es ese Título, ese Libro; y solamente una persona puede tomar ese Libro y abrir esos Sellos: y es Jesucristo, el Cordero de Dios, el cual es también el León de la tribu de Judá.

Cuando el anciano lo presenta, lo presenta como el León de la tribu de Judá; y cuando Juan lo ve, lo ve como el Cordero.

¿Y por qué es visto en esa forma? Porque el León viene en una forma tan sencilla que parece un Cordero; y que es el Cordero de Dios, el mismo Jesucristo, el cual dos mil años atrás estuvo sobre la Tierra como Cordero de Dios; pero para el Día Postrero Él será el León de la tribu de Judá.

El mismo Ángel del Pacto o Ángel de Jehová que se manifestó en carne humana como Cordero de Dios, para el Día Postrero estará manifestado como el León de la tribu de Judá.

Ahora, vean cómo eso es Dios en simplicidad, nos dice el precursor de la Segunda Venida de Cristo.

Y ahora, este Libro sellado con siete Sellos tiene que ser abierto en el tiempo final, tiene que ser abierto cuando las edades de la Iglesia gentil, las siete edades, han llegado a su final.

Y por eso es que todo lo que estaría pasando en el tiempo final fue reflejado en profetas, tanto del Antiguo Testamento como del Nuevo Testamento, incluyendo a los siete ángeles mensajeros, y, sobre todo, al séptimo ángel mensajero. Hay muchas cosas que aparentemente se estaban cumpliendo en el precursor de la Segunda Venida de Cristo, pero solamente se estaban reflejando en él.

Y ahora, miren ustedes, cuando nos habla Dios por medio de Su precursor para el tiempo final, o fin, o etapa de la Edad de la Iglesia de Laodicea, en donde se llega al final de las siete edades de la Iglesia gentil; vean ustedes, él nos anuncia que Cristo cambiará de Cordero a León.

¿Cómo está anunciando la Segunda Venida de Cristo? Como el León de la tribu de Judá. ¿Cómo lo anunció Juan el Bautista? Como el Cordero de Dios, ¿ven?

Ahora, vean ustedes cómo el precursor tiene que anunciar la Venida del Señor en la forma en que Él va a estar manifestado. Juan el Bautista la tuvo que anunciar como el Cordero de Dios; pero ahora el precursor de la Segunda Venida de Cristo la anuncia como el León de la tribu de Judá, en Su Obra de Reclamo.

Ahora podemos ver todo este Programa, y podemos ver que para el Día Postrero es que este Libro de los Siete Sellos es tomado de la diestra del que está sentado en el Trono, para ser abierto y ser revelado a la Iglesia del Señor Jesucristo.

Ahora, encontramos que de etapa en etapa, de edad en edad, de la Iglesia gentil, se han estado cumpliendo páginas de este Libro de Siete Sellos.

Por ejemplo, las siete etapas o edades de la Iglesia gentil las encontramos del Primer Sello al Tercer Sello.

Y luego encontramos en el… vamos a ver por aquí… en el… vamos a ver por aquí… Vamos a ver el Cuarto Sello, para ver lo que nos dice. En el Cuarto Sello, encontramos que el jinete que viene cabalgando en las diferentes edades, y que va cambiando de color el caballo… En la primera etapa o recorrido lo encontramos en un caballo blanco.

Capítulo 6 de Apocalipsis, dice:

“Vi cuando el Cordero abrió uno de los sellos, y oí a uno de los cuatro seres vivientes decir como con voz de trueno: Ven y mira.

Y miré, y he aquí un caballo blanco; y el que lo montaba tenía un arco; y le fue dada una corona, y salió venciendo, y para vencer”.

Ese es el anticristo o el espíritu del anticristo, viniendo sobre el caballo de dogmas, credos y tradiciones. O sea, un caballo representa un poder.

“Cuando abrió el segundo sello, oí al segundo ser viviente, que decía: Ven y mira.

Y salió otro caballo, bermejo; y al que lo montaba le fue dado poder de quitar de la tierra la paz, y que se matasen unos a otros; y se le dio una gran espada”.

Aquí, el mismo anticristo, vean ustedes cómo pasa de un caballo a otro caballo, o sea, de un color a otro color; es el mismo anticristo, y vean ustedes cómo el caballo cambia de color; o sea, viene cabalgando en el mismo caballo que va cambiando de color.

Luego, para el Tercer Sello…:

“Cuando abrió el tercer sello, oí al tercer ser viviente, que decía: Ven y mira. Y miré, y he aquí un caballo negro; y el que lo montaba tenía una balanza en la mano.

Y oí una voz de en medio de los cuatro seres vivientes, que decía: Dos libras de trigo por un denario, y seis libras de cebada por un denario; pero no dañes el aceite ni el vino”.

O sea, no dañéis a los escogidos, que tienen Mi Espíritu Santo. Porque el aceite representa al Espíritu Santo, y el vino representa el estímulo causado por la revelación de la Palabra para el tiempo correspondiente.

“Cuando abrió el cuarto sello, oí la voz del cuarto ser viviente, que decía: Ven y mira.

Miré, y he aquí un caballo amarillo, y el que lo montaba tenía por nombre Muerte, y el Hades le seguía; y le fue dada potestad sobre la cuarta parte de la tierra, para matar con espada, con hambre, con mortandad, y con las fieras de la tierra”.

Este Cuarto Sello se cumple en este tiempo final, en donde el diablo encarnado en el anticristo, en el hombre de pecado, estará cumpliendo esto que está representado aquí en el Cuarto Sello.

Y los Sellos anteriores ya… Vean ustedes, este jinete que ha venido cambiando de color su caballo, vean ustedes que es el anticristo. Ha estado durante las diferentes edades de la Iglesia gentil manifestándose en esta Tierra.

Ahora, el Cuarto Sello es un Sello predicho, no cumplido todavía; los otros Sellos, vean ustedes, ya fueron cumplidos. Los otros jinetes… O sea que es el mismo jinete, el anticristo, en su caballo, cambiando de color; en su caballo de dogmas, credos y tradiciones.

Y ahora el Quinto Sello. Dice:

“… las almas de los que habían sido muertos por causa de la palabra de Dios y por el testimonio que tenían.

Y clamaban a gran voz, diciendo: ¿Hasta cuándo, Señor, santo y verdadero, no juzgas y vengas nuestra sangre en los que moran en la tierra?”.

¿De quiénes sería vengada su sangre? ¿De quiénes pide que su sangre sea vengada? De los que moran en la Tierra. ¿Quiénes son estos? Estos son los hebreos que han sido matados bajo las persecuciones que han echado encima de los hebreos durante todos estos tiempos pasados. Hitler, Mussolini, Stalin y otros dictadores, persiguieron a los hebreos y trataron de extirpar de la Tierra a la nación hebrea. Pero ahora ellos piden venganza, estando ellos viviendo en otra dimensión.

Y ahora:

“Y se les dieron vestiduras blancas, y se les dijo que descansasen todavía un poco de tiempo, hasta que se completara el número de sus consiervos y sus hermanos, que también habían de ser muertos como ellos”.

Habrá un número de 144.000 hebreos que serán muertos, como fueron muertos estos hebreos durante el tiempo de Hitler, Mussolini y Stalin. O sea que este es un Sello predicho, en parte. La parte: los que faltan de morir del pueblo hebreo como mártires; pero una parte de ese Sello ya fue cumplida, en el tiempo de esas persecuciones en contra del pueblo hebreo.

“Miré cuando abrió el sexto sello, y he aquí hubo un gran terremoto; y el sol se puso negro como tela de cilicio, y la luna se volvió toda como sangre…”.

Este Sello, vean ustedes, en el cual el ministerio de Moisés y Elías, de los Dos Olivos, estará manifestado para ese tiempo; vean ustedes, este Sello se abre, en cuanto a su cumplimiento, se abre en cuanto a su cumplimiento pleno, cuando aquí llega este terremoto, este gran terremoto luego de la apertura de ese Sello.

Ahora, el misterio de este Sello es que son Moisés y Elías, que vienen para llevar a cabo sus ministerios durante la gran tribulación. Pero antes tienen que estar en medio de la Iglesia del Señor Jesucristo; porque aparecen, tanto en el Antiguo Testamento como en el Nuevo Testamento, aparecen en el Templo de Dios; por lo tanto, aparecen en la Iglesia del Señor Jesucristo, que es el Templo de Jesucristo.

Y por eso fue que el profeta Moisés construyó dos querubines de oro sobre el propiciatorio, conforme a la ordenanza de Dios, en medio de los cuales estaba Dios en esa luz de la Shekinah; sobre el propiciatorio, allí estaba Dios manifestado.

Y luego el rey Salomón, al construir el templo en Jerusalén, construyó también dos querubines de madera de olivo y los cubrió de oro, los cuales representan el ministerio de Moisés y Elías para el Día Postrero; ahí están los Dos Olivos.

Y ahora, podemos ver cómo, siendo que tanto el tabernáculo que construyó Moisés como el templo que construyó Salomón representan el Templo que está en el Cielo; y por consiguiente representan el Templo espiritual de Cristo, que es la Iglesia del Señor Jesucristo; por lo tanto, esos ministerios estarían en la Tierra, en la Iglesia del Señor Jesucristo, en el Lugar Santísimo de ese Templo espiritual.

Y es para la etapa o edad del Lugar Santísimo que las cosas que están en el Trono en el Cielo se van a estar materializando en el Templo espiritual de Cristo, en el Lugar Santísimo de ese Templo espiritual; y por consiguiente, el Título de Propiedad viene del Templo que está en el Cielo, lo toma Cristo y lo trae a la Tierra a Su Templo espiritual, al Lugar Santísimo de Su Templo espiritual. O sea que pasa del Trono que está en el Cielo al Trono que estará aquí en la Tierra en el Cuerpo Místico de Jesucristo. Pasa a la Edad del Trono, la Edad del Lugar Santísimo del Templo espiritual de Jesucristo.

Por eso es que cuando Cristo toma ese Título de Propiedad y lo abre en el Cielo, luego en Apocalipsis, capítulo 8, verso 1, dice:

“Cuando abrió…”.

Recuerden que hay un paréntesis aquí, después que es abierto el Sexto Sello hay un paréntesis del Sexto Sello al Séptimo Sello, en donde también ocurren un sinnúmero de cosas.

Y ahora, en el capítulo 8, verso 1, nos dice:

“Cuando abrió el séptimo sello, se hizo silencio en el cielo como por media hora”.

La apertura del Séptimo Sello causa silencio en el Cielo como por media hora; porque el Séptimo Sello es la Segunda Venida de Cristo. Y ese misterio, que no era conocido ni en el Cielo ni en la Tierra, ni los ángeles conocían ese misterio, luego cuando es abierto en el Cielo, por Cristo, encontramos que todos allí en el Cielo supieron, conocieron ese misterio, pero guardaron silencio; y así el enemigo de Dios, el diablo, no conocería ese misterio.

Por lo tanto, ese misterio del Reino de Dios, del Reino de los Cielos, sería cumplido en la Tierra conforme a como han estado siendo cumplidos los demás misterios.

Y vean ustedes, para el tiempo final, en el cumplimiento de ese misterio, el enemigo de Dios no lo podría comprender; y por eso no podría, aunque trataría de hacer imitaciones, no lograría hacer una o unas buenas imitaciones. Por lo tanto, no podría engañar a los escogidos de Dios, aunque trataría de engañarlos.

Porque los escogidos, vean ustedes, encontramos que no pueden ser engañados, porque están escritos en el Libro de la Vida del Cordero desde antes de la fundación del mundo; y para cada edad y cada dispensación Dios les envía un mensajero, un profeta, con la Palabra. ¿Para qué? Para que así reciban la Palabra.

Y al recibir la Palabra y al mensajero que trae esa Palabra, pues no pueden ser engañados, porque Dios les tiene Su Voz, Su Palabra, para que la escuchen; y no escucharán a ninguna otra persona. “Mis ovejas oyen mi Voz, y me siguen, y Yo las conozco”1, dice Cristo. Y dice que no escucharán (¿qué?) la voz de los extraños2.

Así que podemos ver que este misterio de los Sellos, de edad en edad se ha estado cumpliendo; y ahora estamos en el tiempo en que el Séptimo Sello es el que tiene el tiempo señalado por Dios para ser cumplido en la Tierra, que es la Segunda Venida de Cristo como León de la tribu de Judá; porque el Séptimo Sello es la Segunda Venida de Cristo como el León de la tribu de Judá. Y la apertura de ese Sello, en cuanto a su cumplimiento en la Tierra, es el cumplimiento de la Segunda Venida de Cristo como el León de la tribu de Judá, como Rey de reyes y Señor de señores, en Su Obra de Reclamo. Y tiene un comienzo y un final la manifestación del Séptimo Sello en la Tierra.

Y ahora, vean ustedes cómo, con el cumplimiento del Séptimo Sello en la Tierra, las bendiciones de Dios vendrán sobre todos los escogidos de Dios. Es el tiempo para la Trompeta Final o Gran Voz de Trompeta ser escuchada, y los escogidos de Dios ser llamados y juntados y preparados para ser transformados y raptados en este Día Postrero.

Ahora, vean ustedes cómo para el Día Postrero, Cristo, el cual ha estado de edad en edad en Su Iglesia, manifestado por medio de cada ángel mensajero de cada edad…; como lo muestra el reverendo William Marrion Branham en este diagrama3 de la Iglesia del Señor Jesucristo en forma de una pirámide:

Encontramos que por medio de cada ángel mensajero: San Pablo, Ireneo, Martín, Colombo, Lutero, Wesley y William Marrion Branham, Cristo se veló y se reveló a través de ellos en cada edad, y le habló a Su pueblo, y los llamó y los juntó en la edad correspondiente a cada uno de ellos.

Y ahora para el Día Postrero, para la Edad de la Piedra Angular, la Edad del Amor Divino, Cristo por medio de Su Ángel Mensajero llama y junta a Sus escogidos en la Edad de la Piedra Angular y Dispensación del Reino, en el territorio de la América Latina y el Caribe, que es el territorio de la Edad de la Piedra Angular, y donde se abre la Dispensación del Reino.

Así como hubo un territorio para cada edad de la Iglesia gentil… Por ejemplo, el territorio para la primera edad fue Asia Menor, y su mensajero San Pablo; el territorio para la segunda, tercera, cuarta, quinta y sexta edad fue Europa, en diferentes naciones europeas, y sus mensajeros fueron enviados en esos territorios donde se cumplieron esas edades.

Luego, el territorio para la séptima edad de la Iglesia gentil es Norteamérica, donde envió al reverendo William Marrion Branham, y donde se cumplió la séptima etapa o edad de la Iglesia gentil; y donde estuvo Cristo manifestado en Su ángel mensajero, el reverendo William Marrion Branham, el ángel mensajero para la séptima edad de la Iglesia gentil; y por medio del cual estuvo hablando y estuvo llamando y juntando a Sus escogidos en el Cuerpo Místico de Cristo en la séptima etapa o edad de la Iglesia gentil.

Y luego estuvo manifestado también en esta brecha entre la séptima edad y la Edad de la Piedra Angular, en donde el Espíritu de Cristo estuvo también manifestado, pero ya habían echado fuera el Espíritu de Cristo manifestado en nuestro hermano Branham, lo habían echado fuera de la séptima edad de la Iglesia gentil, lo habían echado fuera de Laodicea.

Pero vean ustedes, la promesa es que una nueva edad vendría; y él profetizó de esa nueva edad, y de esa nueva manifestación de Cristo en una nueva edad y en una nueva dispensación, y estuvo anunciando que eso vendría. Por eso es el precursor de un nuevo mensajero dispensacional, de una nueva edad y de un nuevo Mensaje, y de un nuevo territorio donde Cristo estaría manifestado.

Por eso es que él dice: “El Mensaje pasará a otra nación y a otro pueblo”4; y por eso es también que los Siete Truenos de Apocalipsis, capítulo 10, emiten sus voces en otro idioma que no es el idioma de ninguno de los siete ángeles mensajeros; porque es en un idioma que ellos no conocían5: es en el idioma en donde Él estará cumpliendo la Edad de la Piedra Angular y Dispensación del Reino, y ese será el idioma del Ángel del Señor Jesucristo, del cual Cristo dice:

“Yo Jesús he enviado mi ángel para daros testimonio de estas cosas en las iglesias” (Apocalipsis 22, verso 16).

Y Apocalipsis, capítulo 4, verso 1, dice:

“Sube acá, y yo te mostraré las cosas que sucederán después de estas”.

¿Dónde Cristo nos va a mostrar las cosas que han de suceder en este Día Postrero? En la Edad de la Piedra Angular y Dispensación del Reino. Y el territorio para el cumplimiento de esa edad es la América Latina y el Caribe.

Y ahora, vean ustedes cómo, al subir a la Edad de la Piedra Angular, la Edad del Lugar Santísimo del Templo espiritual de Cristo, Él nos muestra todas estas cosas que han de suceder pronto; porque Él en Espíritu Santo, en el Día Postrero, estaría en Su Ángel Mensajero dándonos a conocer todas estas cosas que deben suceder pronto; porque el Ángel de Jesucristo es Su enviado, Su profeta dispensacional para la Dispensación del Reino y para la Edad de la Piedra Angular; ese es el Ungido del Espíritu de Dios para el Día Postrero.

Y ahora, vean ustedes en Apocalipsis, capítulo 22, verso 6, cómo nos dice:

“Y me dijo: Estas palabras son fieles y verdaderas. Y el Señor, el Dios de los espíritus de los profetas, ha enviado su ángel, para mostrar a sus siervos las cosas que deben suceder pronto”.

Ahora vean cómo tenemos la promesa que Él nos mostrará todas estas cosas que deben suceder pronto; la tenemos en Apocalipsis, capítulo 4, verso 1. Y ahora, es por medio de Su Ángel Mensajero que son dadas a conocer todas estas cosas que deben suceder pronto; porque, en Su Ángel Mensajero, Cristo estaría en el Día Postrero manifestado, dándonos a conocer por medio de Su Ángel Mensajero todas estas cosas que deben suceder.

Y ahora, vean cómo, para el Día Postrero, el Libro de los Siete Sellos, el Título de Propiedad de los Cielos y de la Tierra, el Libro de la Redención de toda la Creación, para el Día Postrero tiene que ser tomado de la diestra del que está sentado en el Trono; Cristo lo tiene que tomar, lo tiene que (luego) abrir en el Cielo, y traerlo abierto a la Tierra para ser revelado a Su Iglesia; y para así Su Iglesia poder ser restaurada a la vida eterna.

Y ahora, para eso, vean ustedes, en el Día Postrero habrá un grupo de seres humanos con sus nombres escritos en el Libro de la Vida del Cordero, que serán llamados y juntados; y con ese grupo se completará el Cuerpo Místico de Jesucristo.

Y el Título de Propiedad regresará a la raza humana, a los hijos e hijas de Dios, para poder ser restaurados a la vida eterna con un cuerpo eterno; y así ser restaurado, a los escogidos de Dios, todo lo que perdió Adán y Eva en la caída.

Ahora, vean para qué es que Cristo trae ese Libro de los Siete Sellos a la Tierra: para Su Iglesia lo trae; y por eso lo tiene que entregar a Su Iglesia. Y en Su Iglesia tiene que estar un profeta, un mensajero, porque la Palabra viene a los profetas de Dios.

Y siendo la Palabra este Título de Propiedad, tiene que estar un profeta aquí en la Tierra en el tiempo final, en el Día Postrero; y tiene que ser el mensajero del Día Postrero en la Edad de la Piedra Angular y Dispensación del Reino, para que la Palabra venga a él, y para que así él se coma esa Palabra y se haga carne en él; y nos dé también esa Palabra en forma de Mensaje; y todos comamos esa Palabra y se haga carne en todos nosotros.

“Porque no solamente de pan vivirá el hombre, sino de toda Palabra que sale de la boca de Dios”6.

Así que siendo la Palabra… Vean ustedes, en Apocalipsis, capítulo 10, encontramos que en el verso… Vamos a continuar leyendo el capítulo 10:

“Cuando los siete truenos hubieron emitido sus voces, yo iba a escribir; pero oí una voz del cielo que me decía: Sella las cosas que los siete truenos han dicho, y no las escribas”.

El contenido de esos Siete Truenos es la revelación de la Segunda Venida de Cristo.

“Cuando los siete truenos hubieron emitido sus voces…”.

Vean ustedes, ¿qué hablaron?, ¿qué revelaron? Revelaron el misterio de la Segunda Venida de Cristo como el León de la tribu de Judá, como Rey de reyes y Señor de señores, en Su Obra de Reclamo. Pero a Juan le fue prohibido escribir lo que fue hablado.

Y ahora, vean ustedes que es la Voz de Cristo hablando con esa Voz de Trueno, y Siete Truenos emitiendo sus voces.

Sigue diciendo:

“Y el ángel que vi en pie sobre el mar y sobre la tierra, levantó su mano al cielo,

y juró por el que vive por los siglos de los siglos, que creó el cielo y las cosas que están en él, y la tierra y las cosas que están en ella, y el mar y las cosas que están en él, que el tiempo no sería más,

sino que en los días de la voz del séptimo ángel, cuando él comience a tocar la trompeta, el misterio de Dios se consumará, como él lo anunció a sus siervos los profetas.

La voz que oí del cielo habló otra vez conmigo, y dijo: Ve y toma el librito que está abierto en la mano del ángel que está en pie sobre el mar y sobre la tierra.

Y fui al ángel, diciéndole que me diese el librito. Y él me dijo: Toma, y cómelo; y te amargará el vientre, pero en tu boca será dulce como la miel.

Entonces tomé el librito de la mano del ángel, y lo comí; y era dulce en mi boca como la miel, pero cuando lo hube comido, amargó mi vientre.

Y él me dijo: Es necesario que profetices otra vez sobre muchos pueblos, naciones, lenguas y reyes”.

Ahora, vean cómo el Mensaje profético para todas las naciones, pueblos y lenguas vendrá por medio del que se come ese Librito abierto que Cristo trae del Cielo; y, por lo tanto, le es restaurado todo lo que Adán perdió en la caída. Obtiene una restauración, tanto él como la Iglesia del Señor Jesucristo.

Por eso, para el Día Postrero, la Gran Voz de Trompeta o Trompeta Final suena, que es la predicación del Evangelio del Reino. ¿Y la suena quién? El Ángel del Señor Jesucristo, dando a conocer todas estas cosas que deben suceder pronto, con y por medio del Mensaje del Evangelio del Reino.

Y luego, encontramos que los escogidos son llamados y juntados, recogidos en la Edad de la Piedra Angular; y luego vendrá la resurrección de los muertos en Cristo y la transformación de nosotros los que vivimos. Y así obtendremos el cuerpo eterno.

Porque el Título de Propiedad estará en la Tierra, en medio de la Iglesia del Señor Jesucristo, y se lo habrán comido los escogidos de Dios; porque ese es la Palabra, el Mensaje, el alimento espiritual, para todos los escogidos de Dios, para la restauración de cada hijo e hija de Dios a la vida eterna, a la herencia de Dios; porque somos herederos de Dios y coherederos con Cristo Jesús Señor nuestro7.

Por eso es que el Ángel Fuerte entrega este Título de Propiedad a un hombre. Aquí en la visión es Juan [el discípulo amado], el cual representa al Cuerpo Místico de Cristo de edad en edad, con los ángeles mensajeros de cada edad.

Y para el Día Postrero, ahí al tomar el Libro y comérselo, está representando al Cuerpo Místico de Cristo encabezado en el Ángel del Señor Jesucristo, en el cual Jesucristo estará manifestado en Espíritu Santo; y por consiguiente él es el que recibe ese Título de Propiedad y se lo come en el Día Postrero; y nos da a nosotros de esa Palabra para comer; y todos comemos de esa Palabra para poder también ser transformados y tener el cuerpo nuevo, para poder ser restaurados a todo lo que perdió Adán y Eva en la caída.

Todo eso fue tipificado también cuando Dios libertó al pueblo hebreo de Egipto por medio del profeta Moisés; allí los está restaurando a la tierra de Israel.

También la restauración del pueblo hebreo, el cual había sido llevado a Babilonia cautivo, luego de los 70 años (cumplidos los 70 años), encontramos que vino la restauración del pueblo hebreo a su tierra Israel. Y ahora, todo eso representa la restauración de los hijos e hijas de Dios en el Día Postrero a la vida eterna.

Vean ustedes, en el tiempo de Babilonia fueron escritas hasta cartas para la restauración del pueblo hebreo a su tierra. También cuando el profeta Jeremías, en el capítulo 32, compró la heredad de su primo, la cual había sido del padre de su primo, y antes había sido del abuelo de su primo, y así por el estilo; pues va pasando del padre al hijo, del hijo al nieto, y así por el estilo. Y ahora, necesitaba vender esa propiedad el primo de Jeremías, y vino a Jeremías. ¿Por qué? Porque tenía derecho Jeremías a comprar esa propiedad, por ser pariente de él.

Y ahora, esto es tipo de figura de Cristo, el cual se está reflejando en el profeta Jeremías. Y encontramos que la propiedad que él compra es la herencia, representa la herencia de los hijos e hijas de Dios.

Y ahora, Cristo, el Pariente Redentor: el Pariente Redentor compró esa Propiedad pagando el precio de muerte allá en la Cruz del Calvario; compró la herencia de los hijos e hijas de Dios. La herencia que perdió Adán, vean ustedes, la compró Jesucristo, el segundo Adán. Y ahora, todo le pertenece (¿a quién?) al que compró esa herencia.

Encontramos que el título de propiedad de la compra que hizo Jeremías, fue sellado y fue colocado dentro de un vaso de barro, una vasija de barro, para que se conservase allí; y para que, en el tiempo de la restauración, Jeremías hiciera el reclamo de esa propiedad que él compró de su pariente.

Y para el Día Postrero, nuestro Pariente Redentor hace el reclamo de la Propiedad que Él compró, la cual tenía Adán, pero Adán perdió los derechos a esa Propiedad; y Cristo tenía el derecho a la compra de esa Propiedad, y así redimir la herencia que Adán estaba perdiendo; pero Cristo estaba redimiendo esa heredad, ¿para quienes? Para todos los hijos e hijas de Dios; porque es la heredad de Dios dada a los hijos e hijas de Dios.

Por lo tanto, el enemigo, que se adueñó de la herencia de los hijos de Dios, por causa de la caída en el Huerto del Edén, encontramos que no tiene el Título de Propiedad. Aunque tomó este planeta Tierra, que es una herencia de Dios a Sus hijos; tomó el reino de las naciones, que es una herencia también de Dios a Sus hijos; ha tomado las riquezas de este mundo y todas las cosas, lo cual es una herencia de Dios a Sus hijos. Pero Cristo, para el Día Postrero, estará haciendo el reclamo de todo lo que Él redimió.

Y así como en el año del jubileo todo regresaba a su dueño original: en el Día Postrero (en el séptimo milenio), todo regresará a su dueño original, todo regresará a Cristo y a todos los hijos e hijas de Dios, que han nacido por medio de creer en Cristo y recibir Su Espíritu Santo, han recibido el nuevo nacimiento.

Y ahora, vean ustedes cómo para el tiempo final tenemos la promesa de la Venida de Cristo como el León de la tribu de Judá, como Rey de reyes y Señor de señores, en Su Obra de Reclamo; para así (el reclamo de Cristo, que hace Cristo, por cuanto tenemos el derecho a toda la herencia) ser restaurados a nuestra herencia y todo lo que conlleva la restauración de los hijos de Dios a la herencia de Dios.

Conlleva un nuevo cuerpo, el cual es eterno; y conlleva la posición de reyes y sacerdotes en el glorioso Reino de Cristo; y conlleva un sinnúmero de privilegios:

Por ejemplo, la juventud eterna, la cual han estado buscando por medio de la ciencia, vean ustedes, será restaurada la juventud eterna a los hijos e hijas de Dios. ¿Y cómo? Pues Cristo dándoles un cuerpo eterno.

Miren en la forma tan sencilla que se resuelve el problema de la situación del ser humano, que a medida que le pasan los años se va poniendo más viejo, y después se enferma o se muere de edad avanzada. Pero eso va a ser cortado cuando tengamos el cuerpo nuevo; porque será eterno.

Y ahora, vean “EL MISTERIO DEL LIBRO ABIERTO”.

Ese es el Libro de la redención de los Cielos y de la Tierra, es el Título de Propiedad de los Cielos y de la Tierra, el cual redimió Cristo con Su Sangre preciosa; y por eso, estando nuestros nombres escritos allí, encontramos que Cristo ahí ha estado haciendo Intercesión en el Cielo, en el Lugar Santísimo; y ha estado llamando y buscando a Sus escogidos que están escritos en ese Título de Propiedad. Ese Libro es el Libro de la Vida del Cordero.

Y ahora, vean ustedes cómo se va cumpliendo el contenido de ese Libro aquí en la Tierra, hasta llegar a este tiempo final, donde el Séptimo Sello, que es la Segunda Venida de Cristo, está prometida para ser cumplida en este Día Postrero, como León de la tribu de Judá, como Rey de reyes y Señor de señores, en Su Obra de Reclamo; para así los hijos de Dios ser restaurados a la vida eterna con un cuerpo eterno.

La Segunda Venida de Cristo le da a Su Iglesia la fe, la revelación, para ser transformados y raptados, que es la revelación de la Segunda Venida de Cristo como el León de la tribu de Judá, como Rey de reyes y Señor de señores, en Su Obra de Reclamo.

Y así los escogidos de Dios estarán viendo la Segunda Venida de Cristo cumplida como León de la tribu de Judá, como Rey de reyes y Señor de señores, en Su Obra de Reclamo; y estarán siendo llamados y juntados, y preparados para ser transformados y raptados; esto es, para ser restaurados a la herencia de Dios que Adán y Eva perdieron en la caída, pero que será restaurada esa herencia a todos los hijos e hijas de Dios.

Hemos visto este Libro misterioso que está en la diestra de Dios, en el capítulo 5. Luego lo hemos visto en el capítulo 10 en la mano de Cristo, abierto ese Libro. Y luego lo hemos visto pasando de la mano de Cristo a la mano de un hombre, el cual recibe la orden de comérselo, para así hacerse carne en él ese Título de Propiedad; y así venir la restauración de todas las cosas, ser restaurados todos los derechos de los hijos e hijas de Dios en el Día Postrero.

Hemos visto que ese Libro que nadie podía abrir ni podía siquiera mirar en el Cielo, es traído la Tierra, y entonces le es entregado a un hombre; y el hombre se lo come, porque recibe la orden de comérselo, para luego profetizar sobre muchos pueblos, naciones y lenguas.

O sea que sucede como sucedió con el profeta Ezequiel, en el capítulo 1, dónde nos dice la Escritura… Vean ustedes, nos dice… Vamos a ver aquí: capítulo 2, vamos a leer… Capítulo 2, verso 1 en adelante, dice:

“Me dijo: Hijo de hombre, ponte sobre tus pies, y hablaré contigo.

Y luego que me habló, entró el Espíritu en mí y me afirmó sobre mis pies, y oí al que me hablaba.

Y me dijo: Hijo de hombre, yo te envío a los hijos de Israel, a gentes rebeldes que se rebelaron contra mí; ellos y sus padres se han rebelado contra mí hasta este mismo día.

Yo, pues, te envío a hijos de duro rostro y de empedernido corazón; y les dirás: Así ha dicho Jehová el Señor.

Acaso ellos escuchen; pero si no escucharen, porque son una casa rebelde, siempre conocerán que hubo profeta entre ellos.

Y tú, hijo de hombre, no les temas, ni tengas miedo de sus palabras, aunque te hallas entre zarzas y espinos, y moras con escorpiones; no tengas miedo de sus palabras, ni temas delante de ellos, porque son casa rebelde.

Les hablarás, pues, mis palabras, escuchen o dejen de escuchar; porque son muy rebeldes.

Mas tú, hijo de hombre, oye lo que yo te hablo; no seas rebelde como la casa rebelde; abre tu boca, y come lo que yo te doy (ahora Dios le va a dar aquí algo de comer al profeta).

Y miré, y he aquí una mano extendida hacia mí, y en ella había un rollo de libro.

Y lo extendió delante de mí, y estaba escrito por delante y por detrás; y había escritas en él endechas y lamentaciones y ayes”.

Capítulo 3, sigue diciendo:

“Me dijo: Hijo de hombre, come lo que hallas; come este rollo, y ve y habla a la casa de Israel.

Y abrí mi boca, y me hizo comer aquel rollo.

Y me dijo: Hijo de hombre, alimenta tu vientre, y llena tus entrañas de este rollo que yo te doy. Y lo comí, y fue en mi boca dulce como miel.

Luego me dijo: Hijo de hombre, ve y entra a la casa de Israel, y habla a ellos con mis palabras”.

Ahora, vean que este hombre que se comió este Libro es un profeta; porque la Palabra viene a los profetas de Dios.

“Porque no eres enviado a pueblo de habla profunda ni de lengua difícil, sino a la casa de Israel.

No a muchos pueblos de habla profunda ni de lengua difícil, cuyas palabras no entiendas; y si a ellos te enviara, ellos te oyeran.

Mas la casa de Israel no te querrá oír, porque no me quiere oír a mí; porque toda la casa de Israel es dura de frente y obstinada de corazón.

He aquí yo he hecho tu rostro fuerte contra los rostros de ellos, y tu frente fuerte contra sus frentes.

Como diamante, más fuerte que pedernal he hecho tu frente; no los temas, ni tengas miedo delante de ellos, porque son casa rebelde”.

Ahora, vean cómo Dios aquí le da la Palabra en un rollo escrito, pues en aquel tiempo la Palabra de Dios estaba escrita en pergaminos, en rollos; no como en la actualidad, en la forma en la cual la tenemos.

Y ahora, siendo esta una visión, se podía comer Ezequiel esa Palabra que estaba en la sexta dimensión, para luego, con el contenido de esas palabras escritas en ese rollo, en ese libro, profetizarle al pueblo hebreo.

Y ahora, vean cómo también en Apocalipsis, capítulo 10, le es dicho al que le es entregado el Libro, le es dicho que se lo coma, le es dicho [verso 8]:

“La voz que oí del cielo habló otra vez conmigo, y dijo: Ve y toma el librito que está abierto en la mano del ángel que está en pie sobre el mar y sobre la tierra.

Y fui al ángel, diciéndole que me diese el librito. Y él me dijo: Toma, y cómelo; y te amargará el vientre, pero en tu boca será dulce como la miel”.

En el vientre es amargo, porque por causa de la Palabra vienen muchos sufrimientos y amarguras, lo cual ocasiona que sea amargo allá en lo profundo de la persona. Pero en la boca es dulce como la miel, porque no hay cosa más dulce que la Palabra de Dios siendo predicada; y en la boca del predicador que se coma este Libro, vean ustedes, la Palabra es dulce cuando él la prédica, para él es dulce hablar la Palabra de Dios.

“Entonces tomé el librito de la mano del ángel, y lo comí; y era dulce en mi boca como la miel, pero cuando lo hube comido, amargó mi vientre.

Y él me dijo: Es necesario que profetices otra vez sobre muchos pueblos, naciones, lenguas y reyes”.

Vean cómo viene el profeta – el ministerio profético del Día Postrero, vean cómo viene trayendo un Mensaje profético para muchos pueblos naciones y lenguas.

Ese Mensaje, vean ustedes, viene del que se come el Librito sellado con siete Sellos, que es abierto por nuestro amado Señor Jesucristo, y entregado a Su último profeta mensajero que Él envía a la Tierra en el Día Postrero. Y Él viene revelándole a Su Iglesia estas cosas que Dios le ha revelado a él; y viene también profetizando las cosas que han de suceder, tanto las buenas como las malas, tanto las bendiciones de Dios como los juicios de Dios.

Así que podemos ver que viene profetizando los juicios divinos que vienen sobre la Tierra: el día de venganza del Dios nuestro. Pero también viene profetizando de la resurrección de los muertos en Cristo y de la transformación de los que vivimos, para ser cumplida esa promesa (¿cuándo?) en el Día Postrero. Y viene abriendo el misterio de lo que es el Día Postrero, que es el séptimo milenio; y mostrando que si le añadimos al calendario los años de atraso que tiene, ya estamos en el Día Postrero.

Y así por el estilo viene revelando todos estos misterios que corresponden al Día Postrero, que no pudieron ser revelados por ninguno de los siete ángeles mensajeros de las siete edades de la Iglesia gentil; pero de los cuales los mensajeros de las siete edades profetizaron, y también los profetas del Antiguo Testamento profetizaron de estas cosas que vendrían en el Día Postrero.

Y ahora, este Ángel viene dando testimonio de todas estas cosas, y mostrando el cumplimiento de estas cosas, a medida que van siendo cumplidas en esta Tierra en medio de los seres humanos.

Y ahora, vean ustedes cómo todas estas cosas serían cumplidas en el Día Postrero. Y nosotros estamos viviendo en el Día Postrero, en el tiempo señalado por Dios para el Libro misterioso de los Siete Sellos estar abierto y estar en un profeta que se haya comido ese Libro.

• ¿Quién es el Ángel Fuerte que desciende del Cielo con el Librito abierto?

Es Jesucristo en Su Venida, como León de la tribu de Judá.

• ¿Qué contiene ese Librito abierto?

Ese Librito abierto, que es el Título de Propiedad, es el Libro de la Redención, y contiene escrito todo lo que sería redimido por nuestro amado Señor Jesucristo. Están ahí escritos los nombres de todos los escogidos de Dios, de todos los miembros del Cuerpo Místico del Señor Jesucristo.

• ¿Tiene que ver…? ¿Estuvo alguna vez cerrado?, ¿y dónde estaba?

Pues estuvo cerrado en el Cielo, en la diestra del que está sentado en el Cielo, nos dice Apocalipsis, capítulo 5 y verso 1.

• ¿Tiene que ver con el que tenía en la mano el que estaba sentado en el Trono? Vamos a ver cómo es que… (Miguel, ¿no tienes por ahí uno? Es que este lo tengo marcado aquí, y me está tapando esta parte aquí, no la puedo leer bien).

¿Tiene que ver con el que tenía en la mano el que estaba sentado en el Trono?

O sea que ese Librito, o Libro abierto, que trae Cristo en Su diestra en Apocalipsis, capítulo 10, ¿tiene que ver con el que estaba en la diestra del que está sentado en el Trono?

Claro que sí, es el mismo Libro. Allí estaba cerrado; y cuando Cristo lo toma y lo abre, luego desciende a la Tierra con él, y ya viene abierto ese Libro, ese Título de Propiedad.

• ¿Por qué al pedir el Libro, Juan, el Ángel le dijo que lo comiera?

Juan representa ahí el Ángel Mensajero del Señor Jesucristo en el Día Postrero, el cual estará en la Iglesia del Señor Jesucristo; y por lo tanto, la Iglesia del Señor Jesucristo estará ministerialmente representada en el Ángel del Señor Jesucristo, en donde estará Jesucristo manifestado. Y por eso es que Juan tiene que comerse ese Libro, en representación, en tipo y figura, de lo que hará el Ángel del Señor Jesucristo en el Día Postrero.

• ¿Por qué al comerlo le fue dulce en la boca y amargo en su vientre?

Porque comerlo produce amarguras, como sucedió con los profetas del Antiguo Testamento, que por haber recibido la Palabra de Dios recibieron muchas persecuciones y problemas; pero cuando la hablaban, para ellos era dulce en su boca8. Porque no hay cosa más dulce en la boca que la Palabra de Dios siendo predicada.

• ¿Era solamente para Juan, o lo comerán otros ese Libro? ¿Y qué beneficios les hará el comerlo?

Es para ser comido por el Ángel del Señor Jesucristo en el Día Postrero. Y él, por cuánto es el siervo fiel y prudente, le estará dando a toda la Casa de Dios, a todos los hijos e hijas de Dios, ese alimento espiritual contenido en ese Libro. Y se los estará dando por medio de la predicación del Mensaje del Evangelio del Reino; porque ese Mensaje es el alimento espiritual para todos los hijos e hijas de Dios en el Día Postrero, en la Edad de la Piedra Angular y Dispensación del Reino.

Y en esa forma es que les dará, a toda la Iglesia del Señor Jesucristo, a comer de ese Libro que Él recibe abierto. Y por cuanto la Palabra viene a los profetas, ese Ángel —representado allá en Juan el apóstol— es el profeta de la Dispensación del Reino; el cual para el Día Postrero estará profetizando sobre muchos pueblos, naciones y lenguas. Y estará, el ministerio de Moisés y Elías, que es el ministerio de los Dos Olivos, estará manifestado en el Ángel de Jesucristo.

Y por eso es que el ministerio de Moisés y Elías, de Apocalipsis, capítulo 11, ese ministerio profético (vean ustedes que viene para profetizar), se cumple en el Día Postrero, en el Ángel del Señor Jesucristo; porque en él estarán los ministerios de Moisés por segunda vez, y de Elías por quinta vez, y de Jesús por segunda vez. Porque cuando Dios promete la venida de un profeta que estuvo en el pasado, eso es la venida del espíritu ministerial, del ministerio de ese profeta, viniendo en otro profeta; así es el ministerio de Elías.

Vean a ustedes, Elías Tisbita estuvo en la Tierra y tuvo ese poderoso ministerio en medio del pueblo hebreo y entre los gentiles también; ministró a hebreos y a gentiles; pero luego, cuando se fue en un carro de fuego (o platillo volador, como le llamamos en este tiempo, o le llama la gente en este tiempo), entramos que el ministerio de Elías vino sobre Eliseo. Y cuando Eliseo abrió el Jordán con el manto de Elías, como lo había hecho el profeta Elías, los hijos de los profetas al ver esto dijeron: “El Espíritu de Elías ha reposado sobre Eliseo”9. Esa fue la segunda ocasión en que el ministerio de Elías estuvo manifestado en la Tierra en otro hombre.

Luego, la tercera ocasión en que el ministerio de Elías estuvo sobre la Tierra, fue en Juan el Bautista, del cual el Arcángel Gabriel le dijo al sacerdote Zacarías que tendría un hijo, el cual vendría con el espíritu y virtud de Elías, y convertiría el corazón de los padres a los hijos (o sea, a la fe de los hijos, a la fe cristiana, los convertiría)10.

Y luego la cuarta ocasión en que el espíritu ministerial de Elías fue manifestado, fue en el precursor de la Segunda Venida de Cristo.

Ahora, veamos…, para que veamos el paralelo de la cuarta… de la tercera y cuarta manifestación de Elías.

Vean, cuando vino por tercera ocasión el ministerio de Elías, el velo de carne se llamaba Juan el Bautista. Jesús, hablando de Juan el Bautista, dijo en el capítulo 11 de [San Mateo]: “Si ustedes lo quieren recibir, él es aquel Elías que había de venir”.

Y en el capítulo 17 de San Juan – de San Mateo (corrijo), dice Cristo…

Vamos a citar bien las dos citas que les di (hay que corregir algo):

En San Mateo, capítulo 11, es donde nos dice:

“… él es aquel Elías que había de venir”.

Verso… (vamos a darle el verso también, para que lo tengan claro). Nos dice así en el verso 14.

“Y si queréis recibirlo, él es aquel Elías que había de venir”.

Y en San Lucas, capítulo 1, es donde el Arcángel Gabriel le dice al padre de Juan el Bautista, en el capítulo 1, verso 17:

“E irá delante de él con el espíritu y el poder de Elías, para hacer volver los corazones de los padres a los hijos, y de los rebeldes a la prudencia de los justos, para preparar al Señor un pueblo bien dispuesto”.

Y en San Mateo, capítulo 17, verso 11 al 12 dice… verso 10 al 12, dice:

“Entonces sus discípulos le preguntaron, diciendo: ¿Por qué, pues, dicen los escribas que es necesario que Elías venga primero?

Respondiendo Jesús, les dijo: A la verdad, Elías viene primero, y restaurará todas las cosas.

Mas os digo que Elías ya vino, y no le conocieron, sino que hicieron con él todo lo que quisieron; así también el Hijo del Hombre padecerá de ellos.

Entonces los discípulos comprendieron que les había hablado de Juan el Bautista”.

Ahora, aquí tenemos la tercera ocasión en que el espíritu y virtud de Elías fue manifestado en la Tierra en un hombre.

Y vean ustedes cómo ese ministerio de Elías ha ido pasando de Elías Tisbita a Eliseo; de Eliseo a Juan el Bautista; y de Juan el Bautista al reverendo William Marrion Branham en su cuarta manifestación, en donde apareció precursando la Segunda Venida de Cristo, así como había precursado la Primera Venida de Cristo en Juan el Bautista.

Y ahora, para el Día Postrero, tenemos la promesa de la venida del ministerio de Elías como uno de los Dos Olivos de Apocalipsis, capítulo 11, y de Zacarías, capítulo 4.

Y ahora, vean ustedes que también tenemos la promesa del ministerio de Moisés. Y estos son los ministerios de Moisés y Elías repitiéndose en el Día Postrero, en el Ángel del Señor Jesucristo. Y también el ministerio de Jesús repitiéndose en el Día Postrero en el Ángel del Señor Jesucristo.

Por eso las cosas que han de suceder pronto, que Jesús dijo que revelaría, que le daría a conocer a Sus hijos al subir a donde Él estaba, vean ustedes, por medio de Su Ángel es que Jesucristo los revela, los da a conocer a Su Iglesia en el Día Postrero; porque en el Ángel de Jesucristo estará el ministerio de Elías por quinta vez, de Jesús por segunda vez y de Moisés por segunda vez.

Hemos visto: “EL MISTERIO DEL LIBRO ABIERTO”, de Apocalipsis, capítulo 10, verso 1 al 3.

Y el contenido de ese Libro, vean ustedes, para los hijos e hijas de Dios, es el alimento espiritual, es el Mensaje para nosotros en este tiempo. Y el Séptimo Sello es la Segunda Venida de Cristo (de lo cual hablaremos en otra ocasión).

Estaré nuevamente con ustedes en la tarde, en el tema: “EL MISTERIO DEL NOMBRE NUEVO DEL SEÑOR JESUCRISTO”; y ahí vamos a ver con detenimiento ese misterio del Nombre Nuevo.

Que las bendiciones de Jesucristo, el Ángel del Pacto, sean sobre cada uno de ustedes y sobre mí también; y nos ayude para, en este Día Postrero, estar viendo el Librito abierto, y viendo el contenido de ese Librito, y comiéndonos ese Librito en la forma de Mensaje en este Día Postrero. Al estar comiéndonos el Mensaje del Evangelio del Reino, estamos comiéndonos ¿qué? El Librito abierto.

Que Dios les bendiga y les guarde; y nos ayude en este Día Postrero; en donde los hijos e hijas de Dios, en la Edad de la Piedra Angular y Dispensación de Reino, se estarían comiendo el Librito abierto, ese contenido de ese Librito abierto.

¿Y dónde están ellos, esos escogidos que se lo comerían? Aquí estamos, en la América Latina y el Caribe, recibiendo la revelación contenida en ese Librito abierto; y comiéndonos esa revelación.

Que Dios les bendiga y les guarde; y con nosotros nuevamente Miguel Bermúdez Marín para continuar. Hasta la noche, Dios mediante.

“EL MISTERIO DEL LIBRO ABIERTO”.

[Revisión mayo 2022]

1 San Juan 10:27

2 San Juan 10:5

3 El diagrama de la pirámide se puede observar en la última página del mensaje SPN62-1014M “La estatura de un varón perfecto” – También puede ser descargado en: https://imprenta.carpa.com/es/material/la-nube-y-la-piramide-diptico/

4 Citas, pág. 12-A, párr. 115

5 Los Sellos, pág. 471, párr. 162

6 San Mateo 4:4, San Lucas 4:4, Deuteronomio 8:3

7 Romanos 8:17

8 Salmos 119:103

9 2 de Reyes 2:15

10 San Lucas 1:17

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