Bajo las Alas de los Querubines

(Dedicación de local)

Muy buenas tardes, amados hermanos y amigos presentes. Es para mí un privilegio muy grande estar con ustedes en esta tarde, para compartir con ustedes unos momentos de compañerismo alrededor del Programa Divino correspondiente a este tiempo final, y así ver dónde nos encontramos en el Programa Divino.

Y también dedicar este lugar a Cristo, a Dios, para Su Obra: para que, en este lugar, todos los que tienen sus nombres escritos en el Libro de la Vida del Cordero (que están en los alrededores y que ustedes los pueden alcanzar desde este lugar con el Mensaje), puedan venir a recibir el alimento espiritual de Cristo, y puedan así ser bendecidos en el alma, y ser preparados para ser transformados y raptados.

Que desde este lugar puedan llevar el Mensaje por todos los lugares y puedan llevar a cabo la labor del recogimiento de los escogidos; y así sea este lugar de grande bendición en la Obra de Cristo, en la Edad de la Piedra Angular y Dispensación del Reino. Y que se abran más lugares como este en toda la República de Chile, y que Dios envíe más obreros a Su Mies; porque la Mies es mucha y los obreros son pocos1.

En el Nombre del Señor Jesucristo presentamos a Ti, oh Dios, este lugar, con todo el pueblo que aquí se reúne. Te pido los recibas y envíes Tus bendiciones a este lugar y a este pueblo, y les alimentes el alma y todo su ser, y les prospere espiritualmente y materialmente, y también les uses grandemente en Tu Obra; y este lugar se llene de escogidos Tuyos en este tiempo final. En el Nombre Eterno del Señor Jesucristo.

Y que Tú uses al ministro que aquí esté atendiendo esta Obra Tuya, en este lugar. En el Nombre Eterno del Señor Jesucristo. Amén y amén.

En una ocasión hubo un hombre muy importante, que dedicó un templo a Dios, el cual fue Salomón; y el templo que dedicó a Dios fue hecho conforme al mismo modelo que usó el profeta Moisés para la construcción de ese templo.

Dice en Primera de Reyes, capítulo 8, versos… vamos a ver, verso 1 en adelante, vamos… para que tengamos el cuadro claro; dice:

“Entonces Salomón reunió ante sí en Jerusalén a los ancianos de Israel, a todos los jefes de las tribus, y a los principales de las familias de los hijos de Israel, para traer el arca del pacto de Jehová de la ciudad de David, la cual es Sion.

Y se reunieron con el rey Salomón todos los varones de Israel en el mes de Etanim, que es el mes séptimo, en el día de la fiesta solemne”.

El mes séptimo es el mes en donde se lleva a cabo la expiación, es el mes también donde se lleva a cabo la fiesta de los tabernáculos también; y es un mes muy importante en medio del pueblo hebreo, porque se llevan a cabo unas fiestas muy importantes en ese mes.

“Y vinieron todos los ancianos de Israel, y los sacerdotes tomaron el arca.

Y llevaron el arca de Jehová, y el tabernáculo de reunión, y todos los utensilios sagrados que estaban en el tabernáculo, los cuales llevaban los sacerdotes y levitas.

Y el rey Salomón, y toda la congregación de Israel que se había reunido con él, estaban con él delante del arca, sacrificando ovejas y bueyes, que por la multitud no se podían contar ni numerar.

Y los sacerdotes metieron el arca del pacto de Jehová en su lugar, en el santuario de la casa, en el lugar santísimo, debajo de las alas de los querubines.

Porque los querubines tenían extendidas las alas sobre el lugar del arca, y así cubrían los querubines el arca y sus varas por encima”.

De estos querubines que nos habla aquí: son los dos querubines de madera de olivo que construyó Salomón y los cubrió con oro, que eran dos querubines gigantes que medían unos (vamos a ver) unos 14 pies con 4 pulgadas: esos son 4 metros y medio, 4.5 (o sea que eso es un poquito más alto que esto ¿verdad?). Eran unos querubines gigantes, de 14 pies con 4 pulgadas; o sea que eso era ¿qué? Eso era casi tres veces mi estatura. Así que eran dos querubines gigantes.

Y sus alas, extendidas de una punta de un ala hasta la otra, tenía unos diez… diez codos; y estos diez codos vienen a ser —los diez codos— la mitad del ancho del lugar santísimo. Y los otros diez codos ¿qué? Los otros diez codos los cubrían el otro querubín que estaba al otro lado con sus alas extendidas; y con sus alas extendidas tocaba la punta del ala de este querubín y tocaba con la pared – tocaba la pared con la punta de la otra ala2.

Y ahora, vean ustedes cómo luego el arca quedó bajo las alas de los querubines.

“BAJO LAS ALAS DE LOS QUERUBINES”.

¿No habla Dios que Él nos cubrirá con Sus Alas y que bajo Sus Alas estaremos seguros?3 Y ahora, vean ustedes cómo el Hijo del Hombre viene con Sus Ángeles, con los Dos Querubines, viene con los Dos Olivos; y bajo las Alas del Sol de Justicia, de Cristo, vean ustedes, en Sus Alas traerá salvación4; y estaremos seguro bajo el ministerio de las Alas de Jesucristo.

Y todo eso es (¿para dónde?) para el Lugar Santísimo; ahí es que Él nos cubre con Sus Alas, bajo el ministerio de los Dos Querubines, bajo el ministerio de Moisés y Elías.

Y todo queda bajo las alas de los dos querubines en el lugar (¿qué?) santísimo; y de en medio de los dos querubines de madera de olivo está el arca del pacto y están los dos querubines de oro, y está todo.

Vean ustedes, los dos querubines de oro representan en el Cielo (¿a quién?) a Gabriel y (¿a quién más?) a Miguel; y aun los ministerios de Gabriel y Miguel estarán bajo las Alas de los Dos Querubines de olivo.

O sea que todo estará bajo esa manifestación de Cristo con Sus Ángeles, con Sus – con los ministerios de Moisés y Elías, en donde Cristo estará manifestado en el Día Postrero; ¿en dónde? En Su Templo; ¿en qué parte del Templo? En el Lugar Santísimo.

Porque así como Moisés construyó para el Nombre de Dios un tabernáculo, y luego Salomón construyó un templo para Dios y para Su Nombre, donde Dios colocó Su Nombre… Y ahora, vean ustedes, ¿dónde Dios colocó Su Nombre en el tabernáculo que hizo Moisés? En el lugar santísimo, estaba allí en el lugar santísimo, sobre el propiciatorio; porque allí estaba ¿quién? Vamos a ver quién estaba allí.

Pueden tomar asiento, porque parece que vamos a ir poco a poco leyendo y poco a poco explicando.

En el libro del Éxodo, capítulo 23, verso 20 al 23, dice:

“He aquí yo envío mi Ángel delante de ti para que te guarde en el camino, y te introduzca en el lugar que yo he preparado.

Guárdate delante de él, y oye su voz; no le seas rebelde; porque él no perdonará vuestra rebelión, porque mi nombre está en él.

Pero si en verdad oyeres su voz e hicieres todo lo que yo te dijere, seré enemigo de tus enemigos, y afligiré a los que te afligieren.

Porque mi Ángel irá delante de ti, y te llevará a la tierra del amorreo, del heteo, del ferezeo, del cananeo, del heveo y del jebuseo, a los cuales yo haré destruir”.

Ahora, vean ustedes dónde estaba el Nombre de Dios: estaba (¿dónde?) en Su Ángel.

Y ahora, miren lo que nos dice aquí, en el capítulo 25, versos… vamos a ver, verso 21 en adelante dice… o un poquito antes, vamos a ver, verso 16 en adelante dice:

“Y pondrás en el arca el testimonio que yo te daré”.

¿Ahí pondría qué? Ahí iba a colocar las varas, iba a colocar el…, las tablas de la Ley, todo esto.

Vamos a comenzar en el verso 10, donde dice… Capítulo 25, verso 10 del Éxodo, dice:

“Harán también un arca de madera de acacia, cuya longitud será de dos codos y medio, su anchura de codo y medio, y su altura de codo y medio.

Y la cubrirás de oro puro por dentro y por fuera, y harás sobre ella una cornisa de oro alrededor”.

Luego dice, más adelante, el verso 17 en adelante dice:

“Y harás un propiciatorio de oro fino, cuya longitud será de dos codos y medio, y su anchura de codo y medio.

Harás también dos querubines de oro; labrados a martillo los harás en los dos extremos del propiciatorio.

Harás, pues, un querubín en un extremo, y un querubín en el otro extremo; de una pieza con el propiciatorio harás los querubines en sus dos extremos.

Y los querubines extenderán por encima las alas, cubriendo con sus alas el propiciatorio; sus rostros el uno enfrente del otro, mirando al propiciatorio los rostros de los querubines.

Y pondrás el propiciatorio encima del arca, y en el arca pondrás el testimonio que yo te daré.

Y de allí me declararé a ti, y hablaré contigo (¿Desde dónde nos dice que Él hablará con Moisés?) de sobre el propiciatorio, de entre los dos querubines que están sobre el arca del testimonio, todo lo que yo te mandare para los hijos de Israel”.

Y ahora, leyendo en el capítulo 16… Vean ustedes, Dios estaría ¿dónde? Sobre el propiciatorio, en medio de los dos querubines de oro.

Ahora vamos a ver un lugar donde Dios ordenó al profeta Moisés que el pueblo – o los sacerdotes no entraran al lugar santísimo sino el día de la expiación. Vamos a ver dónde se encuentra, si es en Levítico, Levítico 16, vamos a ver si es ahí…; ahí, Levítico 16 era, dice [verso 1]:

“Habló Jehová a Moisés después de la muerte de los dos hijos de Aarón, cuando se acercaron delante de Jehová, y murieron”.

Porque ¿qué pasó con los dos hijos de Aarón? Ellos, primero, sin ser sumos sacerdotes tomaron incensarios y echaron fuego extraño en los incensarios, y fueron a la presencia de Dios, al lugar santísimo, frente al arca del pacto, a ofrecer allí fuego extraño; y el fuego divino salió y los quemó; o sea, salió fuego de Dios (dice la Escritura) y los quemó. Eso se encuentra en Levítico, capítulo 10. Vamos a ver la historia, para que tengan el cuadro claro, de lo que allí sucedió [verso 1]:

“Nadab y Abiú, hijos de Aarón, tomaron cada uno su incensario, y pusieron en ellos fuego, sobre el cual pusieron incienso, y ofrecieron delante de Jehová fuego extraño, que él nunca les mandó.

Y salió fuego de delante de Jehová y los quemó, y murieron delante de Jehová.

Entonces dijo Moisés a Aarón: Esto es lo que habló Jehová, diciendo: En los que a mí se acercan me santificaré, y en presencia de todo el pueblo seré glorificado. Y Aarón calló (estaba temblando también).

Y llamó Moisés a Misael y a Elzafán, hijos de Uziel tío de Aarón, y les dijo: Acercaos y sacad a vuestros hermanos de delante del santuario, fuera del campamento.

Y ellos se acercaron y los sacaron con sus túnicas fuera del campamento, como dijo Moisés.

Entonces Moisés dijo a Aarón, y a Eleazar e Itamar sus hijos: No descubráis vuestras cabezas, ni rasguéis vuestros vestidos en señal de duelo, para que no muráis, ni se levante la ira sobre toda la congregación; pero vuestros hermanos, toda la casa de Israel, sí lamentarán por el incendio que Jehová ha hecho.

Ni saldréis de la puerta del tabernáculo de reunión, porque moriréis…”.

Ahora vean que los hermanos de estos hijos de Aarón no podían hacer luto por sus hermanos, porque si lo hacían, iban a morir también; y si salían de la puerta del tabernáculo de reunión, también iban a morir.

“… por cuanto el aceite de la unción de Jehová está sobre vosotros (le dijo Moisés a ellos). Y ellos hicieron conforme al dicho de Moisés.

Y Jehová habló a Aarón, diciendo:

Tú, y tus hijos contigo, no beberéis vino ni sidra cuando entréis en el tabernáculo de reunión, para que no muráis; estatuto perpetuo será para vuestras generaciones,

para poder discernir entre lo santo y lo profano, y entre lo inmundo y lo limpio,

y para enseñar a los hijos de Israel todos los estatutos que Jehová les ha dicho por medio de Moisés.

Y Moisés dijo a Aarón, y a Eleazar y a Itamar sus hijos que habían quedado: Tomad la ofrenda que queda de las ofrendas encendidas a Jehová, y comedla sin levadura junto al altar, porque es cosa muy santa”.

Y sigue ahí hablando acerca de todo lo correspondiente a ellos allí.

Y ahora, en el capítulo 16 de este libro de Levítico, dice:

“Habló Jehová a Moisés después de la muerte de los dos hijos de Aarón, cuando se acercaron delante de Jehová, y murieron (ahora ya saben la historia).

Y Jehová dijo a Moisés: Di a Aarón tu hermano, que no en todo tiempo entre en el santuario detrás del velo (o sea, no en todo tiempo entren al lugar santísimo), delante del propiciatorio que está sobre el arca, para que no muera; porque yo apareceré en la nube sobre el propiciatorio”.

¿Cómo aparecería Dios sobre el propiciatorio? En la nube, en aquella Columna de Fuego en la cual le había aparecido al profeta Moisés.

Por eso es que el lugar santísimo no tenía alumbrado, porque allí la Gloria de Dios estaba sobre el propiciatorio, y esa era la Luz; tenía luz propia: era la presencia de Dios allí, sobre el propiciatorio, la que alumbraba el lugar santísimo.

Vean, era un lugar pequeño, pero era el lugar donde Dios moraba. Y ahora, vean ustedes cómo en ese lugar estaba la presencia de Dios.

Para entrar a ese lugar tenía que entrar Aarón con la sangre del becerro que había ofrecido por él y por su familia; y luego tenía que entrar también con la sangre del macho cabrío, luego entraba con la sangre del macho cabrío también a ese lugar santísimo; no podía entrar sin sangre allí, sin sangre de expiación. Y eso era hecho ¿en qué día? El día de la expiación, que es el día 10 del mes séptimo de cada año.

Por eso es que encontramos que San Pablo, conociendo los tipos y figuras, y conociendo que aquel templo que el pueblo hebreo tenía (tanto el que construyó Moisés como el que construyó Salomón), eran tipo y figura de un Nuevo Templo que sería construido…; y ese Nuevo Templo es la Iglesia del Señor Jesucristo.

El templo que construyó Moisés, el templo que construyó Salomón y el Templo que Cristo está construyendo (que es Su Iglesia), representan el Templo que está en el Cielo.

Y ahora, miren ustedes, el pueblo hebreo no podía hacer nada fuera de ese templo. Vean ustedes, la expiación era efectuada —ahí en ese templo— en el atrio; y luego del atrio se pasaba por el lugar santo al lugar santísimo, donde se ofrecía la sangre de la expiación.

Y vean ustedes, Dios no hace nada tampoco fuera del Templo que está en el Cielo.

Y ahora, por cuanto en la Tierra Dios tendría un Nuevo Templo…; ya no tiene el de Moisés ni tiene el de Salomón, y ahora ¿qué tiene Dios aquí en la Tierra que represente el Templo que está en el Cielo? Pues tiene un Nuevo Templo, que es la Iglesia del Señor Jesucristo; y por eso todas las cosas que estaban allá son materializadas acá, actualizadas en seres humanos.

El Lugar Santo, vean ustedes, corresponde a las siete etapas o edades de la Iglesia gentil, en donde entran también los miembros del Cuerpo Místico de Cristo de los días de los apóstoles allá en la tierra de Israel; o sea que corresponde a la Dispensación de la Gracia todo el Lugar Santo. Y por eso allí está (¿qué?) el candelero o candelabro con sus siete lámparas y sus siete luces allí alumbrando en el lugar santo: que son las siete etapas o edades de la Iglesia gentil, con sus siete ángeles mensajeros encendidos con el Fuego del Espíritu Santo.

Y esa parte del Templo fue construida, vean ustedes, con seres humanos que comenzaron a entrar al Cuerpo Místico de Cristo el Día de Pentecostés; luego pasó a los gentiles —la Obra de Cristo en la construcción de este Templo—, y se ha estado llenando de gentiles el Lugar Santo del Templo espiritual de Cristo; y de vez en cuando han entrado algunos hebreos.

Y ahora, cuando llegamos al fin del tiempo, encontramos que el Templo de Jesucristo —para Dios morar en toda Su plenitud— no estaba construido completo: le faltaba el Lugar Santísimo.

Cuando vimos el ministerio de Dios manifestado a través del reverendo William Branham, lo vimos en el Lugar Santo; vimos a Elías, el ministerio de Elías manifestado por cuarta ocasión en el Lugar Santo del Templo espiritual de Cristo.

Lo habíamos visto también en el Atrio, lo vimos en el Atrio tres veces, a Elías. ¿Cómo que vimos a Elías tres veces en el Atrio? Sí, pero no el velo de carne que tuvo en su cuarta manifestación. Lo vimos tres veces manifestado: lo vimos en Juan el Bautista, lo vimos en Eliseo y lo vimos también en Elías Tisbita.

Vean que ese ministerio es un ministerio para ministrar en el Templo de Dios, como también lo es el ministerio de Moisés y el ministerio de Jesús también.

Ahora vean cómo ha venido entrando al Templo de Dios el ministerio de Moisés y también el de Elías: El de Elías nació en el Templo de Dios, en el Atrio; y vean cómo ha ido pasando de etapa en etapa: pasó del Atrio al Lugar Santo, y fue manifestado en el reverendo William Marrion Branham el ministerio de Elías por cuarta ocasión; y vean que cada vez que pasa de un velo de carne a otro obtiene un nuevo nombre.

También el ministerio de Moisés, al pasar de una parte del Templo a otra y de un velo de carne a otro, recibe un nuevo nombre.

Pero también nos dice la Escritura: “Al que venciere, yo le haré columna en el Templo de mi Dios; y escribiré sobre él el Nombre de mi Dios, y el Nombre de la Ciudad de mi Dios, la Nueva Jerusalén, la cual desciende del Cielo, de mi Dios, y mi Nombre Nuevo”. Jesucristo también tiene un nombre nuevo. Apocalipsis (¿capítulo qué?) capítulo 3, verso 12.

Y Apocalipsis, capítulo 2, verso 17, nos dice que ese nombre viene (¿dónde?) en una Piedrecita blanca; esa Piedrecita blanca es la Segunda Venida de Cristo.

¿Y para qué parte del Templo viene esa Piedrecita blanca? Siendo la Piedrecita blanca la Piedra no cortada de manos, la Piedra Angular, ¿para dónde viene? Viene para la cumbre, la cúspide de la Casa de Dios, viene para la cúspide, para el tope del Templo espiritual de Cristo; y trae un nombre nuevo.

Dice: “Al que venciere, le daré a comer del Maná escondido, y le daré una Piedrecita blanca (una Piedrecita blanca)…”. Vamos a ver, vamos a leerlo. Apocalipsis, capítulo 2, verso 17:

“… le daré una piedrecita blanca, y en la piedrecita escrito un nombre nuevo…”.

Dice… Vamos a leerlo completo, Apocalipsis, capítulo 2, verso 17, dice:

“El que tiene oído, oiga lo que el Espíritu dice a las iglesias. Al que venciere, daré a comer del maná escondido, y le daré una piedrecita blanca, y en la piedrecita escrito un nombre nuevo”.

¿Y por qué en la Piedrecita escrito un nombre nuevo? Porque en la Piedrecita dos mil años atrás vino un nombre escrito: que es Jesús; pero ahora la Piedrecita, cuando viene en el Día Postrero, que es la Segunda Venida de Cristo, viene con un nombre nuevo: “Y en la Piedrecita un Nombre Nuevo”.

O sea que ya para la Segunda Venida de Cristo, los que estarán esperando la Segunda Venida de Cristo, la Venida del Ángel del Pacto, la Venida del Ángel de Jehová…; porque la Primera Venida de Cristo fue nada menos que la Venida del Ángel del Pacto, la Venida del Dios de Abraham, de Isaac y de Jacob, la Venida del Ángel de Jehová, que tiene el Nombre Eterno de Dios.

Vean, Dios dijo: “He aquí yo envío mi Ángel delante de vosotros”, y nos dice: “Oye Su Voz; no le seas rebelde”. Vamos a leerlo bien aquí:

[Éxodo 23:20-21] “He aquí yo envío mi Ángel delante de ti para que te guarde en el camino, y te introduzca en el lugar que yo he preparado.

Guárdate delante de él, y oye su voz; no le seas rebelde; porque él no perdonará vuestra rebelión, porque mi nombre está en él”.

Es el Ángel de Jehová —que es Dios en Su cuerpo teofánico, Jesucristo en Su cuerpo teofánico— el que tiene el Nombre Eterno de Dios; y dos mil años atrás vino con el Nombre de Redención manifestado en carne humana.

Pero para el Día Postrero, encontramos que Jesucristo, al ascender al Cielo y sentarse a la diestra de Dios en el Cielo, recibió un nombre nuevo, recibió un nombre que es sobre todo nombre; y con ese nombre, que es el Nombre Eterno de Dios, del cual Cristo dice: “Y escribiré sobre él el Nombre de mi Dios, y el Nombre de la Ciudad de mi Dios, y mi Nombre Nuevo”, con ese Nombre es que Jesucristo, el Ángel del Pacto, para el Día Postrero viene con ese Nombre escrito en esa Piedrecita blanca.

Ese es un nombre nuevo para la Piedrecita blanca; porque en Su Primera Venida la Piedrecita vino con el nombre Jesús, pero para el Día Postrero Él viene con un Nombre Nuevo: “Y en la Piedrecita escrito un Nombre Nuevo”.

El profeta Daniel vio la Segunda Venida de Cristo como la venida de una piedra no cortada de manos; y vio que esa piedra vino a ser un gran monte que llenó toda la Tierra, luego de herir a la imagen en los pies de hierro y de barro cocido5.

Y desmenuzó el hierro y el barro, el hierro – las piernas de hierro, los muslos y el vientre de bronce, el pecho y los brazos de plata, y la cabeza de oro; todo quedó desmenuzado. O sea que eso es una catástrofe para toda esa estatua que vio Nabucodonosor.

Pero la Piedra, la Piedra no cortada de manos, que es la que viene con el Nombre Nuevo, que es la Segunda Venida de Cristo con un Nombre Nuevo, creció y se hizo un gran Monte que llenó toda la Tierra; porque el glorioso Reino de Jesucristo llenará toda la Tierra, porque reinará sobre el pueblo hebreo y sobre todas las naciones.

Y ahora, vean ustedes cómo esa Piedrecita blanca viene con un Nombre Nuevo.

Y ahora, en el templo ¿dónde estaba el Nombre de Dios? Estaba en el lugar santísimo, sobre el propiciatorio, en medio de los dos querubines de oro; porque allí estaba la Nube de Luz, la Shekinah, que le apareció a Moisés y le dijo: “Yo soy el Dios de Abraham, de Isaac y de Jacob”6; el Dios de Abraham, de Isaac y de Jacob, conocido también como el Ángel de Jehová.

Moisés le preguntó por Su Nombre, y Él le dio solamente las consonantes7. Y estas consonantes no pueden ser pronunciadas por los seres humanos; cuatro consonantes, que son: YHWH. Han tratado de pronunciar este Nombre pero no han podido. Se dice que Moisés lo sabía pronunciar bien, y lo pronunciaba allá cuando entraba al lugar santísimo; y que el sumo sacerdote una vez al año, el día de la expiación, el día diez de cada mes, también lo pronunciaba.

Y ahora, ¿saben ustedes una cosa? Que el Año del Jubileo, miren ustedes, el Año del Jubileo tiene algo muy importante. Levítico, capítulo 25, nos dice de la siguiente manera… capítulo 25, verso 8 en adelante, dice:

“Y contarás siete semanas de años, siete veces siete años, de modo que los días de las siete semanas de años vendrán a serte cuarenta y nueve años.

Entonces harás tocar fuertemente la trompeta en el mes séptimo a los diez días del mes; el día de la expiación haréis tocar la trompeta por toda vuestra tierra.

Y santificaréis el año cincuenta, y pregonaréis libertad en la tierra a todos sus moradores; ese año os será de jubileo, y volveréis cada uno a vuestra posesión, y cada cual volverá a su familia.

El año cincuenta os será jubileo; no sembraréis, ni segaréis lo que naciere de suyo en la tierra, ni vendimiaréis sus viñedos,

porque es jubileo; santo será a vosotros; el producto de la tierra comeréis.

En este año de jubileo volveréis cada uno a vuestra posesión”.

Esto es restauración. Esta es la restauración de todas las cosas para el pueblo hebreo en el año del jubileo, lo cual es tipo y figura de la restauración de todos los hijos e hijas de Dios a la herencia de Dios; porque somos herederos de Dios y coherederos con Cristo Jesús Señor nuestro8.

Y es en este Año del Jubileo actualizado, en el Día Postrero, que todos seremos restaurados a todo lo que perdió Adán y Eva en la caída: seremos restaurados a la vida eterna con un cuerpo eterno; y tendremos así el cuerpo eterno que Cristo ha prometido para cada uno de nosotros los que vivimos, y para los que han partido en las edades pasadas que han formado parte del Cuerpo Místico del Señor Jesucristo.

La promesa de Cristo en Isaías es que glorificará la Casa de Su gloria; y todos seremos transformados y tendremos un cuerpo glorificado conforme a Su promesa. Es una promesa divina para toda la Casa de Dios, que es la Iglesia del Señor Jesucristo. Isaías, capítulo 60, verso 7, nos dice:

“… y glorificaré la casa de mi gloria”.

Ahora, vean ustedes cómo para el Día Postrero, en la Edad del Lugar Santísimo de Su Templo espiritual (donde estará el Nombre de Dios colocado en el Lugar Santísimo, sobre el Propiciatorio, sobre el Arca del Pacto, en medio los Dos Querubines de Oro y los Dos Querubines de olivo cubiertos de oro), ahí estará el Nombre de Jehová manifestado, el Nombre de Dios manifestado, el Nombre Eterno de Dios y Nombre Nuevo de nuestro amado Señor Jesucristo, el Nombre Nuevo de la Piedra no cortada de manos, el Nombre Nuevo de la Piedrecita blanca de Apocalipsis, capítulo 2, verso 17.

El Nombre Nuevo del Señor Jesucristo, del cual dice: “Y mi Nombre Nuevo”, Él dice que lo escribirá ¿dónde?: “Escribiré sobre él (sobre el Vencedor), el Nombre de mi Dios, el Nombre de la Ciudad de mi Dios, y mi Nombre Nuevo”. El Vencedor tendrá el Nombre Nuevo del Señor Jesucristo, que es el Nombre Eterno de Dios; y eso es para el Lugar Santísimo, para la etapa del Lugar Santísimo en la Edad de la Piedra Angular y Dispensación del Reino.

Es para ese tiempo de la Edad de la Piedra Angular en donde los escogidos serán llamados en este Día Postrero, y serán recogidos con la Gran Voz de Trompeta, que es el Mensaje del Evangelio del Reino; y serán preparados para ser transformados en este tiempo final.

Y en la Casa de Dios, que es la Iglesia de Jesucristo, estará manifestado el Nombre Eterno de Dios.

Nos dice la Escritura que Dios ha estado llamando un pueblo (¿para qué?) para Su Nombre9. Dios llamaría un pueblo de entre los gentiles para Su Nombre; y ese pueblo es Su Iglesia; y Su Iglesia es para el Nombre Eterno de Dios, que es el Nombre Nuevo del Señor Jesucristo.

Y vean ustedes cómo en el Templo del Señor Jesucristo estará el Nombre Eterno de Dios y Nombre Nuevo del Señor Jesucristo, y Nombre de la ciudad celestial; porque así como la Nueva Jerusalén —que estará en la Tierra como ciudad, o sea, como territorio— tendrá el mismo Nombre Eterno de Dios…, como también la Iglesia del Señor Jesucristo.

Porque… así como los enamorados: encontramos que la novia tiene su propio nombre, pero cuando se casan: obtiene, hereda, el nombre de su esposo; y así, vean ustedes, la Esposa del Cordero tendrá el Nombre de su Esposo; como Cuerpo Místico, ahí estará el Nombre, tendrá ese Nombre el Cuerpo Místico de Cristo. Y todo eso, vean ustedes, ¿dónde estaría? En el Templo del Señor, en el Lugar Santísimo.

Y ahora, podemos ver que para el año cincuenta, que es el año del jubileo, ahí cada uno regresaba a su familia: es la restauración para las personas; y para el Año del Jubileo actualizado: es la restauración de todos los hijos e hijas de Dios.

El año cincuenta viene a ser también el año número ocho festivo; porque cada siete años el pueblo hebreo tenía un año de reposo, que era el año número séptimo: cada siete años, el año séptimo, era de reposo. En 49 años ¿cuántos años de reposo hay? Siete años. Y después de ese último año de reposo, que era el año número séptimo y también era el año número 49, vean, llegaba el año 50.

Y el año cincuenta era el año del jubileo; y en el año del jubileo, vean ustedes, encontramos que se proclamaba libertad en toda la Tierra para la restauración de toda persona a su herencia, conforme a como Dios había establecido; porque eso es tipo y figura de la restauración de todo hijo e hija de Dios a la herencia de Dios, y esto es para el Año del Jubileo actualizado en el tiempo final, en la Edad de la Piedra Angular.

La Edad de la Piedra Angular, vean ustedes, si contamos los años festivos en cincuenta años, encontramos que hay 8 años festivos, incluyendo el año 50. Y si contamos las edades de la Iglesia contando la Edad de la Piedra Angular: corresponde a la edad octava y al año octavo festivo, nuestra edad; porque es en la Edad de la Piedra Angular donde se materializa, se actualiza, el Año del Jubileo para la restauración de todos los hijos e hijas de Dios a la vida eterna.

Y vean que en ese año, encontramos que en el día de la expiación el sacerdote entraba al lugar santísimo, y era en ese día en que se tocaba la trompeta del año del jubileo.

Y ahora, miren, el pueblo hebreo va a tener el Día de la Expiación actualizado en este tiempo final; y también la Iglesia del Señor Jesucristo estará en el Día de la Expiación, vean ustedes. Y la Expiación es Cristo. Y estará recibiendo su liberación, porque estará con la Trompeta del Año del Jubileo, que proclama libertad en toda la Tierra para nuestra restauración a la vida eterna.

Ahora miren todas las cosas que ocurren en el Templo espiritual de Cristo; y lo que ocurre en el Templo espiritual de Cristo es de acuerdo también a lo que ocurre en el Templo que está en el Cielo. O sea que las cosas que ocurren en el Templo que está en el Cielo es de acuerdo a lo que ocurre en la Iglesia del Señor Jesucristo, conforme a la etapa en que se encuentra la Iglesia del Señor Jesucristo.

Y ahora, la Iglesia del Señor Jesucristo se encuentra en la etapa del Lugar Santísimo, la etapa de la Edad de la Piedra Angular; y en el Cielo, ¿en qué etapa se encuentra todo allá? Pues en la etapa del Lugar Santísimo allá en el Cielo.

Y ahora, vean ustedes, es aquí en la Tierra, por medio de la Iglesia del Señor Jesucristo, en la Edad de la Piedra Angular, que es comunicado a los seres humanos, a los hijos e hijas de Dios, lo que ocurre en el Cielo, de acuerdo a la etapa en que se encuentra la Iglesia de Jesucristo aquí en la Tierra; o sea que en la Iglesia de Jesucristo podemos ver la representación de todo lo que ocurre en el Cielo, en el Lugar Santísimo.

Por ejemplo, en el Cielo, en el Lugar Santísimo, están (¿quiénes?) Gabriel y Miguel: uno a cada lado de Dios; y en la Tierra, en el Templo espiritual de Cristo, donde Cristo está en Espíritu Santo en el Lugar Santísimo, a cada lado está: Moisés y Elías, como en el Monte de la Transfiguración.

Viene con Sus Ángeles al Lugar Santísimo, a Su Templo espiritual; y ahí es donde todo lo que ocurre en el Cielo es manifestado en la Tierra, en el Templo espiritual del Señor Jesucristo.

Ahora, eso es un misterio del Reino de Dios, lo cual, los escogidos de este tiempo lo comprenderán.

Durante las siete edades no pudieron comprender las cosas que estaban sucediendo en el Cielo y siendo reflejadas en la Tierra en el Templo espiritual de Cristo. Y luego cuando Dios por medio del profeta William Branham abrió los misterios de las cosas que sucedieron durante las siete etapas o edades de la Iglesia gentil: se vio lo que allí sucedió en el Templo espiritual de Cristo, en el Lugar Santo del Templo espiritual de Cristo.

Y ahora, nosotros viviendo en la Edad de la Piedra Angular —que es la Edad del Lugar Santísimo de Su Templo espiritual—, somos los únicos que conocemos lo que está sucediendo tanto en el Lugar Santísimo del Templo espiritual de Cristo como lo que está sucediendo en el Lugar Santísimo del Templo de Dios en el Cielo. Fuera de ese Lugar Santísimo y de esa Edad de la Piedra Angular, nadie podrá comprender lo que está sucediendo tanto aquí en el Templo espiritual de Cristo como en el Templo que está en el Cielo.

Y así como en el Templo que está en el Cielo está el Nombre Eterno de Dios, está el Libro de los Siete Sellos, que es el Libro de la Vida del Cordero, es el Título de Propiedad de los Cielos y de la Tierra: todo eso pasa también al Templo espiritual de Jesucristo, al Lugar Santísimo de ese Templo espiritual.

Vean, por eso es que la revelación de las cosas que están en el Cielo, en el Lugar Santísimo, son abiertas en el Lugar Santísimo del Templo espiritual de nuestro amado Señor Jesucristo.

Y pronto será dedicado completamente el Templo espiritual de Cristo a Dios. Como lo dedicó Moisés y como lo dedicó Salomón: Jesucristo lo va a dedicar a Dios cuando haya terminado Su Lugar Santísimo de Su Templo espiritual, y todo lo que corresponde al Lugar Santísimo esté completo. Y seremos transformados, y los muertos en Cristo serán resucitados primeramente, y tendremos el cuerpo eterno, y Dios morará en nosotros en toda Su plenitud. Como estuvo en el tabernáculo que construyó Moisés, ¿y dónde estuvo? En el lugar santísimo; y como estuvo en el templo que construyó Salomón y dedicó a Dios, ¿dónde estuvo? En el lugar santísimo.

Y ahora, vean ustedes, la manifestación de Dios en toda su plenitud no fue ni para la primera, segunda, tercera, cuarta, quinta, sexta o séptima edad, sino para la Edad de la Piedra Angular, que es la Edad del Lugar Santísimo; porque ahí, en el lugar santísimo, fue que Dios estuvo manifestado en el templo que construyó Salomón y el templo que construyó Moisés; porque es en el Lugar Santísimo del Templo que está en el Cielo que Dios está en toda Su plenitud.

Bueno, miren las bendiciones tan grandes que Dios tiene para cada uno de ustedes y para mí también; y vean la importancia de la dedicación de un Templo para Dios: para morada de Dios y para la Obra de Dios correspondiente a ese tiempo.

Ha sido para mí un privilegio muy grande estar con ustedes en la dedicación de este auditorio, de este lugar, para Dios.

Que Dios lo use grandemente con las personas que aquí se han de reunir, y que sea de bendición para toda esta comunidad y para toda la República de Chile. Y que Dios hable desde aquí, que la Voz de Cristo salga desde aquí, y llegue a muchos lugares de la República de Chile; y se lleve a cabo desde este lugar una Obra grande en el Reino de Cristo.

Que Dios les bendiga grandemente y les guarde a todos; y les use grandemente en Su Obra en el Lugar Santísimo de Su Templo espiritual, que es la edad donde nosotros estamos viviendo.

Nos ha tocado a nosotros (¿qué?) la mejor parte del Templo de Jesucristo; y conforme a lo que corresponde a esa parte del Templo, es la bendición de Cristo para cada uno de ustedes y para mí también; y es la manifestación de Cristo también para este tiempo final.

Que Dios les bendiga, que Dios les guarde. Muchas gracias por vuestra amable atención; y será hasta la… (no les digo hasta la noche, porque aquí oscurece tardísimo) ¿Hasta qué? 18:30. Ya a las 18:00 ya yo creo que están aquí. (¿O dónde es? ¿Aquí mismo? Aquí mismo). Así que no nos tenemos que mover de aquí, estaremos aquí mismo. Yo pensaba que era en otro lugar, pero vean, es aquí mismo. Y estaremos nuevamente aquí para ver, para recibir, para escuchar todo lo que Cristo tenga para nosotros en esta tarde (vamos a decir “esta tarde” porque a lo mejor comenzamos de día y terminamos de día también).

Y el tema para esta ocasión será: “LA SEMILLA DE LA PALABRA CREADORA”, o sea, “EL MISTERIO DE LA SEMILLA DE LA PALABRA CREADORA”. Vamos a ver cómo Cristo me ayuda en esto, porque es un tema muy revelador; y vamos a ver si Dios nos ayuda, Cristo nos ayuda, para tomar ese tema desde el Génesis hasta el Apocalipsis, y ver este misterio de la Palabra creadora.

Permítanme escribir alguito por aquí, ya que me llegó ahora y no lo podemos dejar pasar; vamos a dejarlo aquí apuntadito antes que… no vaya ser que se nos olvide. Bueno, ya ahí lo tenemos; y ya lo veremos más tardecito, lo que fue escrito ahí.

Que Dios les continúe bendiciendo, que Dios les guarde; y continúen pasando un día lleno de las bendiciones de nuestro amado Señor Jesucristo.

Dejo con nosotros nuevamente al reverendo Carlos para continuar. Dios les continúe bendiciendo a todos.

“BAJO LAS ALAS DE LOS QUERUBINES”.

[Revisión octubre 2022 -DM-PP]

1 San Mateo 9:37, San Lucas 10:2

2 1 Reyes 6:23-28, 2 Crónicas 3:10-13

3 Salmos 91:4

4 Malaquías 4:2

5 Daniel 2:34-35

6 Éxodo 3:6

7 Éxodo 3:14-15

8 Romanos 8:17

9 Hechos 15:14

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