El misterio de la fe de los valientes del Hijo de David

Muy buenas noches, amados amigos y hermanos presentes. Es para mí un privilegio muy grande estar con ustedes en esta ocasión, para compartir unos momentos de compañerismo alrededor de la Palabra de Dios, y ver así el tiempo que estamos viviendo; y poder comprender la vida del rey David, y cómo se reflejó en él Cristo, y todo el Programa que Cristo llevaría a cabo.

Para eso quiero leer en Segunda de Samuel, capítulo 23, verso 8 en adelante, donde dice:

“Estos son los nombres de los valientes que tuvo David: Joseb-basebet el tacmonita, principal de los capitanes; este era Adino el eznita, que mató a ochocientos hombres en una ocasión (¿sería valiente?).

Después de este, Eleazar hijo de Dodo, ahohíta, uno de los tres valientes que estaban con David cuando desafiaron a los filisteos que se habían reunido allí para la batalla, y se habían alejado los hombres de Israel.

Este se levantó e hirió a los filisteos hasta que su mano se cansó, y quedó pegada su mano a la espada. Aquel día Jehová dio una gran victoria, y se volvió el pueblo en pos de él tan solo para recoger el botín”.

O sea, se fue, se fue en pos (¿de quién?) de este valiente de David: Eleazar hijo de Dodo, el cual luchó, y hasta la espada se le pegó en su mano (se hizo una con su mano); y el pueblo dice que se fue – se volvió tras él para recoger el botín de todas aquellas gentes que este valiente de David había vencido.

“Después de este fue Sama hijo de Age, ararita (ese fue el tercero de los valientes, de los tres primeros valientes o principales valientes). Los filisteos se habían reunido en Lehi, donde había un pequeño terreno lleno de lentejas, y el pueblo había huido delante de los filisteos.

Él entonces se paró en medio de aquel terreno y lo defendió, y mató a los filisteos; y Jehová dio una gran victoria.

Y tres de los treinta jefes descendieron y vinieron en tiempo de la siega a David en la cueva de Adulam; y el campamento de los filisteos estaba en el valle de Refaim.

David entonces estaba en el lugar fuerte, y había en Belén una guarnición de los filisteos.

Y David dijo con vehemencia: ¡Quién me diera a beber del agua del pozo de Belén que está junto a la puerta!

Entonces los tres valientes irrumpieron por el campamento de los filisteos, y sacaron agua del pozo de Belén que estaba junto a la puerta; y tomaron, y la trajeron a David; más él no la quiso beber, sino que la derramó para Jehová, diciendo:

Lejos sea de mí, oh Jehová, que yo haga esto. ¿He de beber yo la sangre de los (valientes) varones que fueron con peligro de su vida? Y no quiso beberla. Los tres valientes hicieron esto.

Y Abisai hermano de Joab, hijo de Sarvia, fue el principal de los treinta (valientes). Este alzó su lanza contra trescientos, a quienes mató, y ganó renombre con los tres.

Él era el más renombrado de los treinta, y llegó a ser su jefe; mas no igualó a los tres primeros”.

“… mas no igualó a los tres primeros”, o sea, no igualó a Josebbasebet que era Adino el eznita, ni igualó tampoco a Eleazar hijo de Dodo, ni igualó tampoco a Sama hijo de Age, ararita.

Nuestro tema es: “EL MISTERIO DE LA FE DE LOS VALIENTES DEL HIJO DE DAVID”.

¿Cuántos valientes tenía David? ¿Cuántos eran, Miguel?

[Hno. Miguel: Quizá unos seiscientos].

No, pero los valientes que…

[Hno. Miguel: Eran treinta y siete].

Treinta y siete (eso está en el verso 39 de este mismo capítulo 23 de Segunda de Samuel); y entre los treinta y siete hubo tres principales.

Y luego de esos tres principales, de entre los otros treinta y cuatro, hubo principales sobre los que estaban como valientes del rey David. Encontramos que uno de ellos estuvo sobre treinta valientes.

Y ahora, miren ustedes cómo David tenía su ejército; pero de entre todo su ejército, y de entre todo su pueblo, hubo treinta y siete valientes.

Y entre los treinta y siete valientes hubo unos que sobresalieron más que otros; y los más que sobresalieron fueron tres, los tres principales, que tuvieron una bendición muy grande: de estar luchando al lado de David, brazo a brazo con David, reconociendo la unción de Dios que estaba en el rey David.

Así también lo reconocieron los otros valientes. O sea, los treinta y siete valientes reconocieron la unción de Dios, reconocieron que el Espíritu de Dios estaba en el rey David; ellos sabían que Dios lo había ungido para ser el rey sobre el pueblo hebreo.

El profeta Samuel había ido a la casa de Isaí hacía muchos años y había ungido a David como rey sobre Israel. Y por cuanto, vean ustedes, Dios estaba usando al profeta Samuel, por medio del profeta Samuel, vean ustedes, fue colocado el aceite – la botija de aceite fue derramada sobre el joven pastor de ovejas: David, un joven conforme al corazón de Dios.

Vean cómo debemos conocer quién es David y cómo vino a la escena para ser el rey de Israel.

Miren, encontramos que cuando Dios rechazó a Saúl para ser el rey sobre Israel (aunque ya llevaba dos años reinando como poco), encontramos que…; por cuanto realizó una labor que no le correspondía a él: la de ofrecer sacrificio a Dios (la cual le correspondía a Samuel, y él había dicho que venía para hacer esa labor), ahora encontramos que fue rechazado por Dios para ser rey y su reino ser para siempre.

Vean cómo dice aquí, dice… En el capítulo 13, verso 11 en adelante de Primera de Samuel, dice:

“Entonces Samuel dijo: ¿Qué has hecho? Y Saúl respondió: Porque vi que el pueblo se me desertaba, y que tú no venías dentro del plazo señalado, y que los filisteos estaban reunidos en Micmas,

me dije: Ahora descenderán los filisteos contra mí a Gilgal, y yo no he implorado el favor de Jehová. Me esforcé, pues, y ofrecí holocausto.

Entonces Samuel dijo a Saúl: Locamente has hecho; no guardaste el mandamiento de Jehová tu Dios que él te había ordenado; pues ahora Jehová hubiera confirmado tu reino sobre Israel para siempre”.

¿Y qué significaba eso? Que el glorioso Reino Milenial no sería Cristo sentándose sobre el Trono de David, sino sobre el trono (¿de quién?) de Saúl. Y Cristo en Su Primera Venida no hubiera venido por medio de la descendencia de David, sino por medio (¿de quién, de la descendencia de quién?) de Saúl. Miren toda la bendición que perdió con esa acción el rey Saúl.

“Mas ahora tu reino no será duradero”.

Por eso fue que luego pasó el reino a las manos de David. Dice:

“Mas ahora tu reino no será duradero. Jehová se ha buscado un varón conforme a su corazón”.

De seguro, cuando supo que Dios se había buscado un varón conforme a Su corazón, estaba deseoso de encontrarlo, ¿para qué? Para matarlo; para que Dios no pudiera reinar por medio de ese varón conforme al corazón de Dios, sino que tuviera que seguir usando a Saúl. En vez de decir: “Pues yo quiero conocer ese varón para ayudarle en todo, para que él reine, y yo más bien ser su ayudante”; pero no pensó en esa forma.

Porque hay personas que están haciendo una labor para Dios y no la hacen correctamente, y tampoco quieren que venga una persona y la haga para Dios, y le bloquean la labor a otra persona; pero no debe ser así, más bien debe decir: “Vengan más personas, para que trabajemos juntos y hagamos toda la Obra de Dios”.

“Jehová se ha buscado un varón conforme a su corazón, al cual Jehová ha designado para que sea príncipe sobre su pueblo, por cuanto tú no has guardado lo que Jehová te mandó”.

Ahora vean cómo ese error de Saúl le ocasionó perder, para él y para toda su descendencia, el reino sobre el pueblo hebreo; y el trono de Saúl no sería recordado ni sería establecido, sino el Trono de David.

Y ahora, vean ustedes cómo cuando llegó el tiempo para Dios ungir al que sería rey sobre el pueblo hebreo, vean ustedes, envió al profeta Samuel para que lo ungiera con el aceite de la botija, que es tipo y figura del Espíritu Santo.

[1 Samuel 16:1] “Dijo Jehová a Samuel: ¿Hasta cuándo llorarás a Saúl, habiéndolo yo desechado para que no reine sobre Israel?”.

Samuel amaba mucho a Saúl, y lloraba delante de Dios quizás buscando una oportunidad o pidiéndole a Dios misericordia para Saúl; pero, vean ustedes, a Dios no le agradó que Samuel continuara llorando por Saúl.

Saúl fue un rey conforme al corazón del pueblo; y por eso, vean ustedes todo el problema que trajo para el pueblo hebreo. Aunque Dios lo usó en muchas ocasiones; pero era un rey, no conforme al corazón de Dios, sino conforme al corazón del pueblo, como los pueblos querían: un hombre grande, de buena apariencia, un buen guerrero; pero, vean ustedes, no era conforme al corazón de Dios.

Le dice Dios a Samuel:

“Llena tu cuerno de aceite, y ven, te enviaré a Isaí de Belén, porque de sus hijos me he provisto de rey”.

Ahora, vean, ya Samuel había dicho que Dios se había provisto de un varón conforme al corazón de Dios, pero no sabía de qué tribu ni de qué familia era ese varón; pero ya tenía la revelación de que Dios se había buscado otro hombre. ¿Por qué? Porque cuando Dios termina con una persona, Él tiene otro – para continuar con otro; porque la Obra de Dios nadie la echa a perder.

Ahora, una persona puede perder la bendición que Dios le da, pero esa bendición pasará a otra persona.

Y ahora, vean ustedes cómo Dios se había provisto de otro hombre, de un hijo de Isaí; pero vean, no le dice a Samuel cuál de los hijos de Isaí, ni le dice el nombre tampoco, ni le dice si es el mayor o el menor.

Y ahora, ya con esta revelación, de que sería de Belén de Judea y sería hijo de Isaí, con eso bastaba. Hasta ahí tenía Luz en cuanto a quién sería el que se sentaría en el Trono del Reino de Dios en medio del pueblo hebreo.

No podía Dios darle más Luz para que nadie supiera quién era, cuál era el nombre de esa persona. Ustedes saben que el diablo trata de destruir al instrumento que Dios tiene para cada edad o para cada dispensación: trató de destruir a Moisés, trató de matar a Cristo también; y así por estilo, encontramos que siempre ha tratado de destruir a los instrumentos de Dios.

Vean ustedes cómo persiguió y mató a los apóstoles; exceptuando al apóstol San Juan, al cual trató también de matar echándolo en una olla o una caldera de aceite hirviendo. Así trataron de matar a Juan el apóstol —el diablo—, por medio de instrumentos, de personas, que eran usadas por el diablo.

Ahora, vean ustedes lo que sucede aquí:

“Y dijo Samuel: ¿Cómo iré? Si Saúl lo supiera, me mataría”.

Ahora, miren, Samuel cuando dice esto es porque conoce a Saúl, sabe hasta dónde puede llegar Saúl. Miren hasta dónde puede llegar uno que ha sido desechado por Dios: puede llegar hasta el crimen.

¿No fue eso lo que sucedió con Caín? El sacrificio, la ofrenda que ofreció Caín a Dios fue desechada, rechazada, y vean, llegó hasta el crimen; porque la de Abel fue aceptada por Dios y la de Caín fue rechazada.

Y ahora, Samuel sabe hasta dónde puede llegar Saúl. ¿No trató de matar también a David?

Ahora, miren ustedes, sigue diciendo:

“Jehová respondió: Toma contigo una becerra de la vacada, y di: A ofrecer sacrificio a Jehová he venido.

Y llama a Isaí al sacrificio, y yo te enseñaré lo que has de hacer; y me ungirás al que yo te dijere”.

Ahora, Samuel no sabía cuál era el elegido de Dios. “Él respondió…”. Vamos a ver:

“Hizo, pues, Samuel como le dijo Jehová; y luego que él llegó a Belén, los ancianos de la ciudad salieron a recibirle con miedo (¿Por qué? Porque ellos sabían que si Samuel venía para traer juicio o maldición sobre Belén, eso sucedería. Y ahora le preguntan), y dijeron: ¿Es pacífica tu venida?

Él respondió: Sí, vengo a ofrecer sacrificio a Jehová (se llenaron de alegría enseguida las personas de Belén de Judea); santificaos, y venid conmigo al sacrificio. Y santificando él a Isaí y a sus hijos, los llamó al sacrificio.

Y aconteció que cuando ellos vinieron, él vio a Eliab, y dijo: De cierto delante de Jehová está su ungido”.

Eliab era el mayor, y era una persona alta, el cual quizás se parecía un poco a Saúl en lo alto que era y lo fuerte; y pensó: “Bueno, el que Dios tiene para ser rey es grande y fuerte; así que este es el Ungido de Jehová”.

“De cierto delante de Jehová está su ungido”.

Cuando un profeta no tiene la revelación de Dios sobre cierto asunto, si habla sobre ese asunto, puede decir algo que no es; pero eso no significa que está equivocado totalmente; y eso tampoco significa que otra persona lo puede criticar, porque se verá en problemas con Dios.

Ahora, aquí aparentemente se equivocó Samuel; pero él no tenía Luz de cuál de los hijos sería el que él ungiría, pero sabía que era uno de los hijos de Isaí. Así que no criticamos a Samuel.

“Y Jehová respondió a Samuel: No mires a su parecer, ni a lo grande de su estatura (parece que era bien grande; y su parecer, parece que era bien atractivo), porque yo lo desecho; porque Jehová no mira lo que mira el hombre; pues el hombre mira lo que está delante de sus ojos (o sea, lo exterior, lo que es visible a la vista humana), pero Jehová mira el corazón”.

Allá el alma, o sea, la parte interior; no el cuerpo físico, ni el espíritu, sino el alma de la persona. Y también Él juzga conforme al corazón1.

Y Dios le había revelado a Samuel que sería un hombre, un varón, conforme ¿a qué? Al corazón de Dios. El corazón de ese hombre era conforme al (¿qué?) al corazón de Dios.

“Entonces llamó Isaí a Abinadab, y lo hizo pasar delante de Samuel, el cual dijo: Tampoco a este ha escogido Jehová”.

Aquí ya Samuel dice: “Aquí parece que la cosa no es lo que mis ojos puedan ver y pensar que es correcto, sino el que Dios ha elegido. Y Dios por cuanto no mira lo exterior, sino que mira el corazón, el alma de la persona, aquí yo tendré que esperar entonces que Él me diga cuál es”. Y ahora, dice: “A este tampoco ha escogido Jehová”.

“Hizo luego pasar Isaí a Sama. Y él dijo: Tampoco a este ha elegido Jehová.

E hizo pasar Isaí siete hijos suyos delante de Samuel; pero Samuel dijo a Isaí: Jehová no ha elegido a estos.

Entonces dijo Samuel a Isaí: ¿Son estos todos tus hijos? (Porque no aparecía más ninguno). Y él (Isaí) respondió: Queda aún el menor, que apacienta las ovejas (era un pastor). Y dijo Samuel a Isaí: Envía por él, porque no nos sentaremos a la mesa hasta que él venga aquí.

Envió, pues, por él, y le hizo entrar; y era rubio, hermoso de ojos, y de buen parecer. Entonces Jehová dijo: Levántate y úngelo, porque este es.

Y Samuel tomó el cuerno del aceite, y lo ungió en medio de sus hermanos; y desde aquel día en adelante el Espíritu de Jehová vino sobre David. Se levantó luego Samuel, y se volvió a Ramá”.

Ahora, vean ustedes cómo uno que no aparecía en el cuadro, cuando estaban allí los siete hijos de Isaí, sería el que aparecería en el cuadro y sería ungido por rey de Israel.

¿Saben ustedes la historia de la descendencia o de la ascendencia de David? No la descendencia sino la ascendencia. Cuando vamos buscando hacia arriba, ¿de dónde viene David? Miren, aquí está: Dice en el capítulo 2 de Primera de Crónicas, dice [verso 1]:

“Estos son los hijos de Israel: Rubén, Simeón, Leví, Judá, Isacar, Zabulón,

Dan, José, Benjamín, Neftalí, Gad y Aser.

Los hijos de Judá: Er, Onán y Sela. Estos tres le nacieron de la hija de Súa, cananea. Y Er, primogénito de Judá, fue malo delante de Jehová, quien lo mató (o sea, Jehová lo mató).

Y Tamar su nuera dio a luz a Fares y a Zera. Todos los hijos de Judá fueron cinco.

Los hijos de Fares: Hezrón y Hamul.

Y los hijos de Zera: Zimri (vamos a ver), Etán, Hemán, Calcol y Dara; por todos cinco.

Hijo de Carmi fue Acán, el que perturbó a Israel, porque prevaricó en el anatema.

Azarías fue hijo de Etán.

Los hijos que nacieron a Hezrón: Jerameel, Ram y Quelubai.

Ram engendró a Aminadab, y Aminadab engendró a Naasón, príncipe de los hijos de Judá.

Naasón engendró a Salmón, y Salmón engendró a Booz.

Booz engendró a Obed, y Obed engendró a Isaí…”.

Y, por supuesto, Isaí engendró entre sus hijos a David como el menor de todos.

Ahora, en este pasaje nos dice que David era el séptimo; pero, vean ustedes, realmente, cuando fue ungido por Samuel, dice que David era el octavo.

“… e Isaí engendró a Eliab su primogénito, el segundo Abinadab, Simea el tercero,

el cuarto Natanael, el quinto Radai,

el sexto Ozem, el séptimo David (hay uno aquí que falta),

de los cuales Sarvia y Abigail fueron hermanas (o sea que David tuvo dos hermanas). Los hijos de Sarvia fueron tres: Abisai, Joab y Asael (estos eran también de los valientes del rey David).

Abigail (la otra hermana) dio a luz a Amasa, cuyo padre fue Jeter ismaelita”.

Y Amasa era también un oficial del ejército de David. O sea que eran (¿qué?) sobrinos de David, estos oficiales también del ejército de David.

Y ahora vean ustedes cómo David ha venido por medio de esta descendencia de Judá. Y cuando subimos hacia Judá, encontramos que de Judá nacieron dos hijos, que fueron por medio de Tamar (su nuera): y fueron Fares y Zera; y de la línea de Fares fue que vino la línea o ascendencia de David.

Y ahora vean, esta mujer, Tamar, era una gentil. Y antes de Tamar, miren ustedes… vamos a ver… (o luego, luego de Tamar), en cierto lugar encontramos que uno de esta línea se casó con una mujer llamada Rahab (¿de Jericó era, Miguel?) de Jericó: que fue la que se casó con Salmón.

Y vean ustedes cómo esta línea… Aquí está: San Mateo, capítulo 1, versos… vamos a ver, versos 4 en adelante (si quieren) o verso… vamos a comenzar en el 1, verso 1, para que así tengan el cuadro completo; dice:

“Libro de la genealogía de Jesucristo, hijo de David, hijo de Abraham.

Abraham engendró a Isaac, Isaac a Jacob, y Jacob a Judá y a sus hermanos.

Judá engendró de Tamar a Fares y a Zara, Fares a Esrom, y Esrom a Aram.

Aram engendró a Aminadab, Aminadab a Naasón, y Naasón a Salmón.

Salmón engendró de Rahab a Booz”.

O sea que la madre de Booz es Rahab, aquella gentil de Jericó que no tenía muy buena fama; pero, vean ustedes, se puso de parte del pueblo hebreo2: cuidó, guardó a aquellos espías, y entró en el Pacto Divino, y su vida fue arreglada, y vino a ser parte del pueblo hebreo; y vino a ser… vamos a ver aquí, vamos a ver si fue bisabuela o abuela de David:

“Salmón engendró de Rahab a Booz, (y) Booz engendró de Rut a Obed, y Obed (engendró) a Isaí.

(Vamos a ver aquí, cómo lo podemos ver aquí).

Isaí engendró al rey David”.

Vamos a ver: Obed fue abuelo de David, Booz fue bisabuelo de David, y Salmón fue (¿tatarabuelo es que le llaman?) tatarabuelo de [David]; y, por consiguiente, Rahab fue la tatarabuela del rey David.

Y si seguimos hacia arriba, vamos a ver: Tamar fue la tatara-tatara-tatara… (por ahí) abuela, o no sé cómo le llamarían; hay que seguir hasta llegar ahí, y diríamos (vamos a ver aquí: uno, dos, tres, cuatro, cinco, seis, siete): como la séptima tatarabuela (por ahí, más o menos) de David, gentil también.

Bueno, si seguimos por ahí buscando, encontraremos… Miren, vamos a ver aquí, otra cosa muy importante por aquí; sigue diciendo:

(Y) Booz engendró de Rut a Obed”.

Y Rut era una moabita, gentil también.

Así que la abuela de David era la esposa de Obed; y la bisabuela de David era Rut, gentil también. O sea que en esa línea tiene ¿cuántas abuelas (o abuelas, tatarabuelas y tatara-tatara-tatara-tatarabuela)? Tiene tres.

Y si seguimos buscando por ahí, ¿no encontraríamos a una por ahí, la primera? Pues era de… ¿de dónde era? De Kuwait, una que vivió en Kuwait. Así que vamos a dejar eso quietecito ahí, porque de por ahí vienen gentiles y hebreos también.

Así que podemos ver la relación que hay entre los gentiles y los hebreos por la línea del rey David.

Y ahora, por cuanto mujeres representan iglesias y representan pueblos, naciones y lenguas, encontramos que estas mujeres gentiles representan la Iglesia del Señor Jesucristo.

Y, por consiguiente, encontramos que Cristo por medio de Su Iglesia ha estado teniendo hijos e hijas de Dios. Y Cristo siendo el heredero al Trono de David, la Casa de David, o sea, la descendencia de David por medio de Cristo, es la que con Cristo gobernará, reinará, durante el Reino Milenial y por toda la eternidad.

Y vean la relación que hay entre hebreos y gentiles: Cristo nació en medio del pueblo hebreo, por consiguiente encontramos que por nacimiento fue hebreo (por nacimiento); aunque al venir del Cielo ni es gentil ni es hebreo (pero por cuanto toda persona que nace en una nación es ciudadano de esa nación). Y viene por la descendencia de David el nacimiento de nuestro amado Señor Jesucristo.

Vean cómo por medio de la descendencia del rey David apareció Cristo en Belén de Judea, naciendo en Belén de Judea; y encontramos que, por consiguiente, obtiene Su posición como Príncipe de la Casa de David. Es el Heredero, como dice el Arcángel Gabriel.

No importa lo que otras personas digan en contra de Cristo, lo que dice Dios es lo que vale.

Ahora, ¿qué dice Dios por medio del Arcángel Gabriel? En San Lucas, capítulo 1, le dice el Arcángel a María… verso 30 en adelante:

“Entonces el ángel le dijo: María, no temas, porque has hallado gracia delante de Dios.

Y ahora, concebirás en tu vientre, y darás a luz un hijo, y llamarás su nombre Jesús.

Este será grande, y será llamado Hijo del Altísimo; y el Señor Dios le dará el trono de David su padre;

y reinará sobre la casa de Jacob para siempre, y su reino no tendrá fin”.

¿Quién dice el Arcángel Gabriel que se sentará sobre el Trono de David? El niño que nacería de la virgen María, Él es el heredero al Trono.

Y ahora, encontramos que el pueblo hebreo lleva miles de años sin un rey sobre el Trono de David.

Pero para el Día Postrero Cristo estará reclamando Su Trono: el Trono de David. Porque Él —cuando murió, resucitó y ascendió al Cielo— se sentó en el Trono del Padre en el Cielo; pero Cristo tiene Su Trono aquí en la Tierra: y es el Trono de David, al cual Él es heredero como Hijo de David; y para eso Cristo tiene que manifestarse como el León de la tribu de Judá, como Rey de reyes y Señor de señores en Su Obra de Reclamo, en donde está incluido el reclamo del Trono de David.

El pueblo hebreo está en expectativa, porque ya ellos dicen que sobre la Tierra tiene que estar el Mesías. Y hay pancartas que han colocado en medio del pueblo hebreo, donde leen: “Bienvenido el Mesías”.

Así en muchas ocasiones han escrito, lo han colocado en las calles, porque están esperando la Venida del Mesías, la Venida del Ungido; porque Mesías o Cristo significa ‘Ungido’, el Ungido con el Espíritu de Dios, con el Espíritu Santo, para sentarse en el Trono de David.

Ese Trono lleva miles de años que no – que ha estado sin ocupar, no ha estado ocupado; pero el pueblo hebreo está deseoso por verlo ocupado. Y ellos saben que es para el tiempo final, para el Día Postrero, que el Trono de David será reclamado y será ocupado; y ellos están esperando ese gran evento.

En este año, o en este tiempo, nació en medio del pueblo hebreo una becerra roja o bermeja, y para muchos de los hebreos es señal de la Venida del Mesías; es señal, es una señal espiritual para el tiempo final y para el establecimiento del Reino del Mesías en medio del pueblo hebreo. Dicen que desde que el templo de Jerusalén fue destruido, de ahí en adelante no había nacido en medio del pueblo hebreo una becerra roja.

¿Recuerdan que era una becerra roja o bermeja la que era sacrificada y quemada?; y luego sacaban esa becerra ya quemada completamente y preparaban el agua de la separación, el agua de la purificación3.

Y ahora ellos están en expectativa, esperando algo grande de parte de Dios.

Cuando la becerra era sacrificada, con el dedo esparcía —el sacerdote— sangre por siete ocasiones: tipo y figura de las siete edades de la Iglesia del Señor Jesucristo, sobre quienes la Sangre de Cristo ha sido esparcida.

Y ahora vean ustedes cómo se ha estado cumpliendo, en medio de la Iglesia del Señor Jesucristo, lo relacionado a esa becerra bermeja; porque aquello era tipo y figura de lo que estaría sucediendo en la Iglesia del Señor Jesucristo.

Y ahora, vean cómo el pueblo hebreo está en expectativa y la Iglesia del Señor Jesucristo también.

Y ahora, hemos tenido los siete ángeles mensajeros, que son de la descendencia de Isaí. ¿Y cómo puede ser posible que sean de la descendencia de Isaí? Por medio de Cristo, que es y que viene por medio de la línea de David o descendencia de David.

Encontramos que todos los nacidos en Cristo, los creyentes en Jesucristo como nuestro Salvador, lavados en la Sangre de Jesucristo, y que han recibido Su Espíritu Santo: vienen de la línea de David.

Y ahora, vean ustedes cómo la Casa de David está compuesta con seres humanos pertenecientes al Cuerpo Místico del Señor Jesucristo; porque Dios prometió que restauraría, levantaría la casa de David, el tabernáculo de David, que estaba caído4.

Y ahora vean el por qué es que reinaremos con Cristo por mil años y luego por toda la eternidad: porque pertenecemos a la Casa de David, a la descendencia de David por medio de nuestro amado Señor Jesucristo.

¿Ven la relación que hay entre los gentiles y los hebreos?

Y ahora, vean cómo para el Día Postrero encontramos que el Trono de David será restaurado. Y el Trono de David está prometido para ser eterno. Y Cristo es el que reclama Su Trono, y es el que hereda el Trono de David, y se sienta sobre el Trono de David.

Y para el tiempo en que ese reclamo sea hecho, y se siente Cristo sobre Su Trono, es que Él tendrá en la Tierra el Programa correspondiente a la restauración del Trono de David llevándose a cabo; y es donde estarán los valientes del Hijo de David trabajando y luchando para la restauración del Trono de David; como lucharon aquellos valientes en favor del reino, del trono de David, para que así reinara el rey David, siendo vencedor de sus enemigos.

Y ahora, para el Día Postrero es que esto se convierte en una realidad en el Programa Divino. Este es el tiempo en donde Jesucristo como Hijo de David estará manifestado como el León de la tribu de Judá, como Rey de reyes y Señor de señores.

Y es en la manifestación de Jesucristo como el León de la tribu de Judá, clamando como cuando un león ruge y siete truenos emitiendo sus voces, que Él llevará a cabo el reclamo del Trono de David; como también reclama Su Iglesia, Sus escogidos que han sido lavados con la Sangre de Cristo, del Cordero del Dios. Él reclama todo lo que ha redimido con Su Sangre.

Y así como encontramos que para el tiempo en que tenía que ser ungido el rey que se sentaría en el trono allá del pueblo hebreo, para reinar sobre el pueblo hebreo…; porque ya el reino y trono de Saúl había sido rechazado, y Saúl había sido rechazado para reinar; por lo tanto, el trono de Saúl tendría fin, pero luego vendría uno que no tendría fin.

Y ahora, encontramos que sobre el pueblo hebreo han estado reinando reyes que pertenecieron al imperio romano, y han estado reinando naciones también, y han estado reinando gobernantes, presidentes, y así por el estilo; pero eso es una clase de reino que tendrá fin, y dará lugar al glorioso Reino de David, dará lugar al Trono de David, para reinar sobre él: Cristo.

Y para eso, vean ustedes, un espíritu no puede ser coronado. Nos dice el precursor de la Segunda Venida de Cristo, que un espíritu no puede ser coronado5.

Para ser coronado Cristo como Rey sobre el pueblo hebreo, algo importante tiene que suceder en el Programa Divino; y eso que tiene que suceder… Vamos a ver si lo encontramos aquí rápidamente, vamos a buscar en la página 81 del libro de Los Sellos, predicado por el reverendo William Marrion Branham, dice:

108. Ahora fíjense bien: Entonces es Él, el Cordero, Quien toma Su lugar majestuoso cuando Sus santos llegan para coronarle ‘Rey de reyes y Señor de señores’. ¿Ve usted? En Apocalipsis 10:6 vemos que el tiempo se acaba”.

En la página 134 del libro de Los Sellos dice:

142. Y noten ustedes: Cuando este Espíritu Santo que tenemos llegue a encarnarse, el que está en nuestro medio ahora mismo en la forma del Espíritu Santo, cuando Él llegue a ser encarnado en la Persona de Jesucristo, entonces nosotros le coronaremos como ‘Rey de Reyes y Señor de Señores’”.

O sea que para ser coronado como Rey de reyes y Señor de señores, tiene que, el Espíritu Santo, Jesucristo en Espíritu Santo, ser manifestado en carne humana; tiene que venir manifestado en carne humana.

En el libro de Los Sellos, página 131 en español, dice:

131. Y ahora Jesús: Su Nombre sobre la Tierra fue Jesús el Redentor, porque (Él) fue el Redentor cuando estuvo sobre la Tierra; pero cuando conquistó el infierno y la muerte, los venció y ascendió, entonces recibió un nuevo Nombre. Por esa razón es que gritan y hacen tanto ruido y no reciben nada. Será revelado en los Truenos”.

O sea que nadie puede conocer ese misterio del Nombre Nuevo del Señor sin ser por medio de los Truenos de Apocalipsis, capítulo 10, que es la Voz de Cristo clamando como cuando ruge un león y siete truenos emitiendo sus voces.

132. Fíjense en el misterio. Él viene cabalgando. Tiene que haber algo para cambiar esta iglesia. Ustedes saben eso. ¡Tiene que venir algo! Ahora noten: Nadie entendía ese nombre, sino Él mismo.

‘Y estaba vestido de una ropa teñida en sangre: y su nombre es llamado EL VERBO DE DIOS (o sea que es la Venida del Verbo nuevamente a la Tierra).

Y los ejércitos que están en el cielo le seguían en caballos blancos, vestidos de lino finísimo, blanco y limpio.

Y de su boca sale una espada aguda, para herir con ella las gentes (o las naciones); y él las regirá con vara de hierro; y él pisa el lagar del vino del furor, y de la ira del Dios Todopoderoso.

Y en su vestidura y en su muslo tiene escrito este nombre: REY DE REYES Y SEÑOR DE SEÑORES’.

Apocalipsis 19:13-16

133. Allí viene el Mesías, allí es donde está”.

O sea, el Mesías es ‘el Ungido’.

Y ahora, en la página 277, dice el reverendo William Branham orando, dice [Los Sellos]:

[240]. … pedimos que el Espíritu Santo venga ahora mismo, el Jinete del verdadero caballo blanco, mientras Su Espíritu, el Espíritu de Cristo, entre en confrontación con el anticristo, y Él llame los Suyos”.

¿Quién es el Jinete del caballo blanco de Apocalipsis? El Espíritu Santo, el Espíritu de Cristo, o sea, Jesucristo en Espíritu Santo.

Él vino en cada edad manifestado en cada ángel mensajero; pero no vino en ningún momento como Rey de reyes y Señor de señores. Él vino en Su Obra de Redención en cada una de las edades de la Iglesia gentil.

Y para el Día Postrero es que algo muy importante estará sucediendo, en donde el Jinete del caballo blanco de Apocalipsis —que es el Espíritu Santo— vendrá encarnado, o sea, manifestado en carne humana, como Rey de reyes y Señor de señores.

Y en el libro de Los Sellos, página 256 en español, dice el reverendo William Branham:

121. Pero cuando nuestro Señor aparezca sobre la Tierra, Él vendrá sobre un caballo blanco como la nieve, y será completamente Emmanuel —la Palabra de Dios encarnada en un hombre”.

¿Qué será Apocalipsis, capítulo 19, verso 11 al 21? La Venida del Espíritu Santo en carne humana. La Venida del Verbo, la Palabra, en un hombre; encarnada la Palabra, el Verbo, en un hombre, en un hombre del Día Postrero.

Porque no puede ser en un hombre de una edad que ya pasó, porque eso no funciona para nuestro tiempo; tiene que ser en un hombre del tiempo donde Él viene como León de la tribu de Judá, como Rey de reyes y Señor de señores, en Su Obra de Reclamo.

Y así como Él ha tenido profetas mensajeros en el Antiguo Testamento, en cada dispensación y cada edad del pasado; y ha tenido en la Dispensación de la Gracia siete ángeles mensajeros, en los cuales Jesucristo en Espíritu Santo se ha manifestado; pero en ninguno de ellos se presentó Cristo como León de la tribu de Judá, como Rey de reyes y Señor de señores, y como Hijo del Hombre e Hijo de David, porque esa es la manifestación correspondiente al Día Postrero.

Y así como pasaron los siete hijos de Isaí y ninguno de ellos era el Ungido, el escogido de Dios; tampoco los siete ángeles mensajeros, ninguno de ellos fue el escogido para ocupar la posición de ser el instrumento de Cristo en Su manifestación como León de la tribu de Judá, como Rey de reyes y Señor de señores, para venir el Jinete del caballo blanco de Apocalipsis 19: el Espíritu Santo encarnado en un hombre.

El séptimo ángel mensajero en una ocasión pensó que era él; porque de seguro leyó en Primera de Crónicas, capítulo 2, y allí vio que decía que David era el séptimo.

Y cualquier persona, pues lo que busca es la bendición de Dios. Y si hay algo en la Escritura de donde agarrarse para recibir la bendición de Dios, ¿no se va a agarrar usted? Pues así se agarraron los hombres de Dios del pasado: ¿No se agarró Jacob de la Bendición de la Primogenitura para recibir la bendición de Dios?

Pues nuestro hermano Branham era un hombre muy bueno, muy humilde, muy sencillo; pero era una persona muy entendida de las bendiciones de Dios, y de lo que esto significa para la persona que recibe esas bendiciones de Dios (las cuales tienen que estar en la Escritura); pero esa bendición no le tocaba a él.

¿Saben que esa bendición él trató de agarrarla, como todos los mensajeros? San Pablo también trató de agarrar esa bendición cuando trató de convertir el pueblo hebreo a Cristo.

Solamente puede ser convertido el pueblo hebreo a Cristo en la manifestación de Jesucristo en Espíritu Santo a través de carne humana en el Día Postrero; en donde Él se manifiesta como León de la tribu de Judá, como Rey de reyes y Señor de señores, y como Hijo del Hombre e Hijo de David.

Y ahora, vean ustedes, ninguno de los siete ángeles mensajeros fue el instrumento para esa manifestación de Jesucristo en Espíritu Santo a través de carne humana, a través de un mensajero en la Iglesia del Señor Jesucristo.

El diagrama que usó el reverendo William Branham para la predicación del mensaje “La estatura de un hombre perfecto”6, nos muestra las siete edades de la Iglesia del Señor entre los gentiles durante la Dispensación de la Gracia.

Y aquí están los siete ángeles mensajeros que fueron representados en los siete hijos que tuvo Isaí, que pasaron delante del profeta Samuel, y de los cuales Samuel dijo: “A ninguno de estos ha elegido Dios”.

A ninguno de ellos ha elegido Dios (¿para qué?) para sentarse en el Trono allá en medio del pueblo hebreo, o el Trono del Reino de Dios en medio del pueblo hebreo. Pero luego vino el octavo; y solamente el octavo cae en la edad octava, no puede ser colocado en la edad séptima.

Y solamente hay un solo profeta prometido para luego que terminan las siete etapas o edades de la Iglesia gentil y el ministerio de los siete ángeles mensajeros; y es un profeta para una nueva dispensación: para la séptima dispensación, que es la Dispensación del Reino.

Es un profeta dispensacional, que es siete veces u ocho veces mayor que un profeta de una edad; y eso es para no exagerar, porque tendríamos que decir: “Es catorce veces mayor que un profeta de edad”.

¿Por qué? Porque miren, durante las siete edades de la Iglesia gentil, y durante el ministerio de los siete ángeles mensajeros, hubo un solo color del arco iris, y no el círculo completo sino la mitad. Siete manifestaciones del Espíritu Santo, pero sin el círculo completo.

Y luego para la Edad de la Piedra Angular es la manifestación del Pacto Divino, del arco iris, el círculo completo con los siete colores. Por lo tanto, es una manifestación que es catorce veces mayor que la que hubo en cada edad; y, por consiguiente, el ministerio es catorce veces mayor que el ministerio que hubo en cada edad.

Y ahora, vean ustedes cómo para el Día Postrero es que llega la Edad de la Piedra Angular, la Edad Octava. Y el ocho nos habla de infinito [∞] y de eternidad; por lo tanto, es una edad para toda la eternidad. Y en esa edad está el Reino Milenial y toda la eternidad.

En esa edad está entonces el ministerio correspondiente a la Dispensación del Reino, que es el ministerio del profeta de la Dispensación del Reino, que es enviado con el Mensaje del Evangelio del Reino; Mensaje que recibirá el pueblo hebreo.

Porque el Mensaje del Evangelio del Reino es el Mensaje para el séptimo milenio, y por consiguiente para el glorioso Reino Milenial de Cristo; es el Mensaje para la Dispensación del Reino.

Y un Mensaje para una dispensación no lo puede traer un mensajero de una edad, sino de una dispensación; y con ese mensajero se abre una nueva dispensación.

Y aunque algunos piensen que está equivocado, él estará consciente de que no está equivocado, sino que lo que está ocurriendo es un cambio de dispensación: un entrelace de una dispensación con otra. Y siempre en los entrelaces de edades hubo problemas, hubo malos entendidos, y muchos más en los entrelaces de dispensaciones.

Cuando hubo el entrelace de la Dispensación de la Gracia con la Dispensación de la Ley apareció Jesús, el mensajero de la Dispensación de la Gracia.

En ese entrelace de la Dispensación de la Gracia con la Dispensación de la Ley, vean ustedes cómo hubo grandes problemas: criticaron a Cristo, dijeron que era Beelzebú7, que tenía demonios; que era amigo de publicanos y de rameras y de toda esa clase de gente8: de que iba y comía con ellos, y bebía con ellos; y dijeron que era un hombre pecador.

Todas esas cosas dijeron; pero Él siguió hacia adelante. Y les decía: “Yo no venido a buscar justos, sino pecadores al arrepentimiento, para que reciban las bendiciones de Dios”9.

Y ahora, vean ustedes cómo Cristo ni les hizo caso; y cuando hizo algo, les dijo: “Ustedes no pueden oír mi Palabra, mi Voz, porque ustedes no son de mis ovejas”10. Esas personas eran personas de la Dispensación de la Ley.

Pero ahora estaban siendo llamados y juntados los de la Dispensación de la Gracia: comenzando allá el llamado por medio de la manifestación de Jesucristo; por medio de la manifestación del Ángel del Pacto, del Ángel de Jehová, del Espíritu Santo en carne humana en la persona de Jesús, aquel joven carpintero de Nazaret.

¿Quién se iba a imaginar que la Venida del Ángel del Pacto —que es el mismo Jehová, el Ángel de Jehová, el Dios Abraham, de Isaac y de Jacob— sería en un joven carpintero de Nazaret, en ese velo de carne tan sencillo?; pero así fue. Ellos pensaban que sería en un hombre bien importante; y vean, fue en un hombre carpintero de Nazaret, un hombre con una profesión o con un oficio sencillo.

¿Quién se iba a imaginar eso? En la mente de los teólogos y doctores en divinidad del pueblo hebreo, en ninguna etapa se imaginaron que el cumplimiento de la Venida de Cristo, Su Primera Venida, sería en un joven carpintero de Nazaret, un hombre sencillo; pero así fue. Porque cuando Dios promete una cosa grande en Su Programa, la cumple en forma sencilla.

¿Y estará en las interpretaciones teológicas del cristianismo que la Segunda Venida de Cristo será la Venida de Jesucristo en Espíritu Santo manifestado en carne humana en un hombre? Eso no le pasa ni por el pensamiento más lejano a los doctores en divinidad, a los doctores en teología; pero miren, así fue dos mil años atrás.

Pero ¿qué dice el precursor de la Segunda Venida de Cristo?:

[121]. … cuando nuestro Señor aparezca sobre la Tierra, Él vendrá sobre un caballo blanco como la nieve, y será completamente Emmanuel (Emanuel significa: Dios con nosotros)11 —la Palabra de Dios encarnada en un hombre (o sea, el Verbo viniendo nuevamente en carne humana en el Día Postrero)”.

Toda persona que quiere ver la Venida de Jesucristo para el Día Postrero: estará viendo la Venida de Jesucristo en Espíritu Santo manifestado en carne humana en un hombre del tiempo final, del Día Postrero, en el cual nosotros estamos viviendo. Eso es la Venida del Ángel del Pacto, del Ángel de Jehová, del Dios de Abraham, de Isaac y de Jacob.

Pero el velo de carne, el instrumento, no será el Señor Jesucristo, sino que será el profeta de la Dispensación del Reino, con el Mensaje del Evangelio del Reino. En él estará el Ángel de Jehová, el Ángel del Pacto —que es Jesucristo en Espíritu Santo manifestado en carne humana—, dándonos Su Mensaje del Evangelio del Reino; y así proclamando el Año de la… el día de venganza del Dios nuestro, y proclamando el Año del Jubileo siendo cumplido en el Día Postrero.

Porque la primera parte del Año del Jubileo fue cumplida en la Primera Venida de Cristo, y la segunda parte es cumplida en la Segunda Venida de Cristo.

¿Qué fue la Primera Venida de Cristo? Pues la Venida del Ángel del Pacto, del Ángel de Jehová, del Dios de Abraham, de Isaac y de Jacob, velado en carne humana; o sea, hecho carne el Verbo, el Ángel del Pacto. Dios con Su cuerpo teofánico se manifestó en carne humana en el velo de carne llamado Jesús de Nazaret; eso fue la Primera Venida de Cristo.

Y ahora, para el Día Postrero, ¿qué será la Venida de Cristo? Será la Venida del Ángel del Pacto, del Ángel de Jehová.

[San Juan 1:1-2] “En el principio era el Verbo, y el Verbo era con Dios, y el Verbo era Dios.

Este era el principio con Dios (¿Quién? El Verbo)”.

O sea, cuando se habla del Verbo se está hablando de la Shekinah, de la Columna de Fuego, que es la teofanía, el cuerpo teofánico de Dios; y que, al estar en la sexta dimensión, pues la persona vería un hombre de la sexta dimensión.

Por eso es que desde aquella Columna de Fuego Dios le habló a Moisés, y le habló a otros profetas en diferentes ocasiones; y encontramos que en algunas ocasiones le apareció en la forma de un varón; y algunos ni supieron que era el Ángel de Jehová.

Vean, el Ángel de Jehová le apareció a Moisés en la Columna de Fuego, en forma de una llama de fuego. Pero también, en otra ocasión, cuando Moisés quiso ver a Dios, quiso ver la Gloria de Dios, Dios le dijo: “No me verá hombre, y vivirá”12. Le dijo: “Yo pasaré proclamando el Nombre de Jehová; y tú estarás colocado… Yo te colocaré en la hendidura de la peña, y pasaré y proclamaré el Nombre de Jehová; pasará la Gloria de Jehová frente a ti. Yo pondré mi mano sobre tu rostro; y cuando haya pasado verás mi espalda o mis espaldas”.

Y todo eso ocurrió. Y cuando Moisés estuvo allí en la hendidura de la peña —que es tipo y figura de las heridas de Cristo—, encontramos que pasó la Gloria de Dios, Dios proclamando el Nombre de Jehová; y luego Moisés vio la espalda o las espaldas de Dios como las espaldas de un hombre.

Y luego encontramos que Abraham también había visto a Dios manifestado en forma visible, en la forma de un hombre, cuando le apareció como Melquisedec en una ocasión13; y luego cuando le apareció como Elohim, antes de la destrucción de Sodoma y de Gomorra, y comió con Abraham14.

Y, para el Día Postrero, el Ángel de Jehová, el Ángel del Pacto, así como apareció en aquellas ocasiones en forma visible velado en Su cuerpo teofánico, y luego apareció en carne humana en el velo de carne llamado Jesús (y era el Verbo, el Verbo en carne humana: “Aquel Verbo se hizo carne, y habitó entre nosotros”, dice San Juan, capítulo 1, verso 14); para el Día Postrero nuevamente el Verbo habitará en carne humana en medio de Su Iglesia “y será completamente Emanuel —la Palabra de Dios encarnada en un hombre”.

Y eso será la Venida del Ángel de Jehová, del Ángel del Pacto, la Venida de Jesucristo en Espíritu Santo, la Venida del Espíritu Santo en carne humana en el Ángel Mensajero, en el profeta mensajero de la Dispensación del Reino y de la Edad de la Piedra Angular. Ese es el David, el octavo hijo de Isaí, el que está representado en David (el octavo hijo de Isaí); y ese será el octavo hijo de Cristo, el octavo hijo de Cristo como mensajero.

Cada ángel mensajero es un hijo de Jesucristo por medio de creer en Cristo y lavar sus pecados en la Sangre de Cristo, y recibir Su Espíritu Santo. Y por medio de ese nuevo nacimiento venimos a ser hijos de Dios a través del segundo Adán, de Jesucristo; venimos a ser hijos de Dios manifestados aquí en la Tierra.

Y ahora, vean ustedes, es el octavo hijo de Cristo como mensajero, el cual será el mensajero de la Edad de la Piedra Angular y también el mensajero de la Dispensación del Reino.

Y miren lo que Cristo promete aquí: en Apocalipsis, capítulo 3, verso 21, dice:

“Al que venciere, le daré que se siente conmigo en mi trono, así como yo he vencido, y me he sentado con mi Padre en su trono”.

Así como Cristo, cuando venció y ascendió al Cielo, se sentó en el Trono de Dios que está en el Cielo. Y ahora Cristo promete al Vencedor sentarse con Él en Su Trono; no en el Trono del Padre en el Cielo, sino en el Trono del Señor Jesucristo: que es el Trono de David en medio del pueblo hebreo.

Vean ustedes que las promesas hechas al Vencedor, todas serán cumplidas al Vencedor que está tipificado en el octavo hijo de Isaí: en David. Y todas estas promesas que Cristo hace aquí, vean ustedes, son las mismas promesas que Dios le hizo a Jesús y fueron cumplidas a Jesús. Vean, dice:

“… así como yo he vencido, y me he sentado con mi Padre en su trono”.

Así como Jesús se sentó con el Padre en Su Trono, ahora Él promete sentar al Vencedor en Su Trono aquí en la Tierra, o sea, en el Trono de David.

Y en Apocalipsis, capítulo 2, verso 26 al 27, dice:

“Al que venciere y guardare mis obras hasta el fin (es al que venciere y guardare Sus obras hasta el fin, o sea, hasta el Día Postrero), yo le daré autoridad sobre las naciones…”.

Ninguno de los siete ángeles mensajeros de las siete edades tuvo autoridad sobre las naciones; pero habrá uno que tendrá autoridad sobre todas las naciones.

“… y las regirá con vara de hierro, y serán quebrantadas como vaso de alfarero; como yo también la he recibido de mi Padre…”.

Vean, la misma autoridad que recibió del Padre ahora Él dice que la dará al Vencedor. Y por eso es que para el Día Postrero, para el fin del tiempo, es que esta promesa será cumplida en toda Su plenitud. Parcialmente fue cumplida en los siete ángeles mensajeros; pero en toda Su plenitud será cumplida en el Vencedor que esté en el fin del tiempo, en el Día Postrero.

“… y le daré la estrella de la mañana.

El que tiene oído, oiga lo que el Espíritu dice a las iglesias”.

Esto es una promesa de parte de Jesucristo: “Le daré (¿qué?) la Estrella de la Mañana”. Y ¿quién es la Estrella de la Mañana? Dice:

[Apocalipsis 22:16] “Yo Jesús he enviado mi ángel para daros testimonio de estas cosas en las iglesias (¿A quién ha enviado? Pues a Su Ángel Mensajero para dar testimonio de estas cosas en las iglesias). Yo soy la raíz y el linaje de David (por eso Él es el heredero del Trono de David. Y sigue diciendo), la estrella resplandeciente de la mañana”.

¿Quién es la Estrella resplandeciente de la Mañana? Nuestro amado Señor Jesucristo.

En cada una de las edades de la Iglesia gentil, encontramos que Cristo estuvo manifestado en Espíritu Santo en cada ángel mensajero; pero en ninguno de ellos encontramos que estuvo cumplida la Venida de la Estrella resplandeciente de la Mañana.

El séptimo ángel mensajero vivió en el tiempo de la tarde, no en el tiempo de la mañana; en el tiempo de la tarde de la Dispensación de la Gracia, y en el tiempo de la tarde de la séptima edad de la Iglesia gentil.

Pero para el tiempo de la mañana de un nuevo día dispensacional, para el tiempo de la mañana de la Dispensación del Reino, y para el tiempo de la mañana del séptimo milenio: viene la Estrella resplandeciente de la Mañana, y luego el Sol de Justicia naciendo.

Y ahora, ambas cosas, la Estrella resplandeciente de la Mañana y el Sol de Justicia naciendo, son la misma cosa: ambas cosas son la Segunda Venida de Cristo.

Y como la Estrella resplandeciente de la Mañana: aparece primeramente Jesucristo en Espíritu Santo manifestado en Su Ángel Mensajero, cuando está rayando el alba, cuando está rayando el alba de un nuevo día dispensacional y de un nuevo día milenial; o sea, rayando el alba del séptimo milenio y rayando el alba de la Dispensación del Reino.

Y luego, a medida que van pasando los minutos delante de Dios —que para los seres humanos son años—, va la luz del sol saliendo; y las personas miran en la mañana (a eso de 5:00 de la mañana, por ahí en adelante), donde ven la estrella resplandeciente de la mañana, y comienzan a ver por el este la luz del este; comienzan a ver una luz, un resplandor; y el que tiene entendimiento, y sabe que está mirando hacia el este, dice: “Esa es la luz del este, es la luz del sol que sale por el este”. “Es la Luz del Mensajero del Este, es la Luz del Mensajero de Israel”.

Y la Luz del este, que es la Luz del Sol de Justicia naciendo y resplandeciendo, es el Mensaje del Evangelio del Reino resplandeciendo, y alumbrándonos el entendimiento y el alma para poder comprender los misterios del Reino de los Cielos, del Reino de Dios, prometidos en la Escritura; y sobre todo, los misterios del Reino de Dios correspondientes al Día Postrero; y ver la Estrella resplandeciente de la Mañana resplandeciendo, y luego ver al Sol de Justicia naciendo en un nuevo día dispensacional.

Y ahora, al que venciere, Cristo dijo: “Yo le daré la Estrella resplandeciente de la Mañana”. O sea que Cristo en Su Venida viene en y a Su mensajero, el Vencedor que estará viviendo en el Día Postrero; el cual obtiene la victoria, el cual obtiene la Estrella resplandeciente de la Mañana: Resplandeciendo Cristo en Su Segunda Venida a través de Su mensajero en el Día Postrero como la Estrella resplandeciente de la Mañana; y luego como el Sol de Justicia resplandeciendo por medio de Su Ángel Mensajero, del profeta mensajero de la Dispensación del Reino y de la Edad de la Piedra Angular, representado en el octavo hijo de Isaí, el cual se sentará con Cristo en Su Trono, conforme a la promesa de nuestro amado Señor Jesucristo.

Y por eso es que tendrá un ministerio, tanto en medio de los gentiles, en medio de la Iglesia del Señor Jesucristo, como también tendrá su ministerio en medio del pueblo hebreo. Ese es el único ministerio que trata con la Iglesia del Señor Jesucristo y después con el pueblo hebreo.

Todos los demás ministerios de las siete edades de la Iglesia gentil trataron de convertir el pueblo hebreo a Cristo, pero no pudieron; porque esos ministerios serían para la Iglesia del Señor Jesucristo en medio de los gentiles.

Y el único ministerio para ministrar en medio de la Iglesia gentil, y luego en medio del pueblo hebreo, es el ministerio del séptimo profeta dispensacional, que es el profeta de la Dispensación del Reino y de la Edad de la Piedra Angular.

Ese es el ministerio de Jesucristo a través de Su Ángel Mensajero, a través del cual se manifiesta y nos da a conocer todas estas cosas que deben suceder pronto, en este Día Postrero; en donde Cristo estará manifestado como Hijo del Hombre e Hijo de David, manifestado en carne humana en Su Ángel Mensajero.

Y con Él estarán los valientes del Hijo de David trabajando en el Reino de Dios, en la Edad de la Piedra Angular y Dispensación del Reino, para la restauración de todas las cosas: para la restauración de los hijos de Dios a la vida eterna, y para la restauración del Reino de David, del Trono de David en medio del pueblo hebreo; para la restauración así del Reino de Dios en medio del pueblo hebreo y sobre todas las naciones, en cumplimiento de la oración que Cristo enseñó diciendo, que cuando oraran dijeran: “Venga Tu Reino. Sea hecha Tu voluntad, así como en el Cielo, aquí en la Tierra”15.

Y con la Venida del Reino de Dios y Su establecimiento en medio el pueblo hebreo y sobre todas las naciones, la voluntad de Dios hecha en el Cielo será hecha también aquí en la Tierra.

Porque será gobernado el pueblo hebreo y todas las naciones por Cristo; y con Él estará el Vencedor que se sentará con Él en Su Trono; y con Él estaremos todos como reyes y sacerdotes reinando en el glorioso Reino de nuestro amado Señor Jesucristo, como la Casa de David, la descendencia de David por medio de Jesucristo, el Hijo de David, que es el heredero al Trono, es el heredero al Reino de Dios sobre el pueblo hebreo y sobre todas las naciones; y con Él reinaremos nosotros por mil años y luego por toda la eternidad.

Por eso es que hemos creído en Cristo, hemos lavado nuestros pecados en la Sangre de Cristo, hemos recibido Su Espíritu Santo de edad en edad, todos los miembros del Cuerpo Místico de Cristo durante las siete edades, y en esta edad final: la Edad de la Piedra Angular, edad eterna.

Y, vean ustedes, reinaremos con Él porque somos reyes y sacerdotes nosotros y también los de las edades pasadas. Y los mensajeros de las siete edades tendrán una posición muy importante en el glorioso Reino de nuestro amado Señor Jesucristo; y también el Ángel del Señor Jesucristo de la Edad de la Piedra Angular y Dispensación de Reino. Ese será el grupo principal del Reino de Jesucristo, con nuestro amado Señor Jesucristo.

Así que podemos ver todo este Programa Divino que está bajo Jesucristo como Hijo del Hombre e Hijo de David. Podemos ver también los valientes del Hijo de David, de Jesucristo como Hijo del Hombre e Hijo de David, que en el Día Postrero estará manifestado en el séptimo milenio, Edad de la Piedra Angular y Dispensación de Reino.

Y ahora, ¿dónde están los valientes de cada edad? Pues están en la edad que les tocó vivir, los valientes de Jesucristo de cada edad, juntamente con el mensajero de cada edad donde estaba Jesucristo en Espíritu Santo; y están en el territorio – estuvieron en el territorio donde se cumplió cada edad.

Y ahora, ¿dónde están los valientes del Hijo de David del Día Postrero? ¡Aquí estamos, en la América Latina y el Caribe!, donde se está cumpliendo la Edad de la Piedra Angular y Dispensación de Reino; se ha abierto para darle la bienvenida a todos los hijos de Dios de entre los gentiles y a todos los del pueblo hebreo, a todos los siervos del pueblo hebreo (tanto a los 144.000 como al resto de los hebreos que quieran entrar a la Dispensación del Reino).

Ahora, a ellos les toca un poquito más adelante la oportunidad; cuando ellos entren, ya todos estaremos transformados, y ya Dios terminará Su labor entre los gentiles.

Ahora, veamos el privilegio que tenemos nosotros en la América Latina y el Caribe: De ser valientes del Hijo de David, en la manifestación de Jesucristo en Espíritu Santo como Hijo de David, como León de la tribu de Judá, como Rey de reyes y Señor de señores en Su Obra de Reclamo.

Tenemos un privilegio mayor que el que tuvieron aquellos treinta y siete valientes del Hijo de David; porque ahora, miren ustedes, todos ustedes son valientes del Hijo de David; y en toda la América Latina y el Caribe hay más valientes del Hijo de David de los que hubo en el tiempo del rey David. Y esto es para la restauración del Trono de David y Reino de David en medio del pueblo hebreo y sobre todas las naciones.

Estamos en el tiempo más glorioso de todos los tiempos. Estamos en el tiempo en donde grandes bendiciones Dios está derramando sobre Su Iglesia, en la etapa de la Edad de la Piedra Angular y Dispensación del Reino, en la América Latina y el Caribe, donde está Jesucristo en Espíritu Santo manifestándose como Hijo del Hombre e Hijo de David, y como Hijo del Hombre e Hijo de Abraham, y así por el estilo. Con cada uno de estos títulos de Cristo hay una herencia que Él obtiene.

Así que vean ustedes dónde nos encontramos en el Programa Divino. Nos encontramos en el tiempo más glorioso de todos los tiempos.

Nos encontramos en el tiempo en donde ya han transcurrido los ministerios de los siete ángeles mensajeros, los cuales aparecen aquí, en esta nube16 que fue formada por ángeles: los ángeles mensajeros de las siete edades de la Iglesia gentil, y por un Ángel que era muy diferente a los demás: que es el Ángel del Pacto, el Ángel de Jehová, Jesucristo en Su cuerpo teofánico, el cual tiene el Séptimo Sello, que es la Segunda Venida de Cristo; y el cual, para cumplir Su labor tiene que venir en el Día Postrero manifestado en carne humana, y así Él llevar a cabo Su Obra correspondiente al León de la tribu de Judá, al Rey de reyes y Señor de señores, al Hijo del Hombre e Hijo de David.

Hemos llegado al tiempo más glorioso de todos los tiempos; al tiempo no de la manifestación de los siete ángeles mensajeros, sino al tiempo de la manifestación del Ángel que era muy diferente a los demás, para la Edad de la Piedra Angular y Dispensación del Reino.

Hemos llegado al tiempo más glorioso de todos los tiempos, en donde Cristo está manifestado en Espíritu Santo por medio de Su Ángel Mensajero de la Dispensación del Reino y de la Edad de la Piedra Angular; en donde Él nos estaría hablando, y a través del cual nos estaría hablando todas estas cosas que deben suceder pronto; y así estaría abriéndonos los misterios correspondientes al Día Postrero, a la Edad de la Piedra Angular y Dispensación del Reino.

Vean lo sencillo que sería todo en medio de la Iglesia del Señor Jesucristo.

Cuando Dios promete algo para Su Iglesia, tenemos que ver para qué edad corresponde esa promesa. Y ya las promesas correspondientes a estas edades fueron cumplidas; y solamente falta la resurrección de los muertos en Cristo para los de estas edades, y para algunos de la Edad de la Piedra Angular que se han ido porque su tiempo se les terminó aquí en la Tierra.

Pero todas las promesas, vean ustedes, que faltan por ser cumplidas, y las que se están cumpliendo en la actualidad, corresponden a la Edad de la Piedra Angular.

Y por eso es que Él llama a Sus escogidos, a Sus hijos, a Su Iglesia, a subir a la Edad de la Piedra Angular; a subir donde Él está hablándole a Su Iglesia con esa Gran Voz de Trompeta y dándole a conocer todas estas cosas que deben suceder pronto, por medio de Su Ángel Mensajero.

En Apocalipsis, capítulo 22, versos 6, nos dice que da a conocer todas estas cosas que deben suceder. Apocalipsis 22, versos 6, dice:

“Y me dijo: Estas palabras son fieles y verdaderas. Y el Señor, el Dios de los espíritus de los profetas, ha enviado su ángel, para mostrar a sus siervos las cosas que deben suceder pronto”.

¿A quién ha enviado? A Su Ángel. ¿Para qué? Para dar a conocer las cosas que deben suceder pronto. Porque toda revelación tiene que venir por medio de un profeta mensajero.

Ese Ángel Mensajero es el profeta mensajero de la Dispensación del Reino; por eso es que viene dando a conocer las cosas que deben suceder pronto. Eso es lo que hacen siempre los profetas de Dios: profetizan las cosas que han de suceder. Y aquí viene Él, dando a conocer las cosas que han de suceder, y viene identificando las que ya han sucedido.

Hemos llegado al tiempo final, al Día Postrero, en donde Cristo dijo que llegaríamos y recibiríamos las bendiciones prometidas para el Día Postrero; y en donde estarían los valientes del Hijo de David con una fe viva en Jesucristo como el León de la tribu de Judá, como Rey de reyes y Señor de señores en Su Obra de Reclamo, viéndolo manifestado y escuchándolo dándonos a conocer todas estas cosas que deben suceder pronto.

Y así, EL MISTERIO DE LA FE DE LOS VALIENTES DEL HIJO DE DAVID, para el Día Postrero, estaría escondida en la Segunda Venida de Cristo como el León de la tribu de Judá, como Rey de reyes y Señor de señores, en Su Obra de Reclamo.

Ellos estarían viéndolo manifestado como el León de la tribu de Judá, como Rey de reyes y Señor de señores, en Su Obra de Reclamo; estarían viéndolo manifestado en carne humana en Su Ángel Mensajero, en el profeta de la Dispensación del Reino.

Pero este Ángel Mensajero no es el Señor Jesucristo; él solamente es el instrumento, el velo de carne, en donde Jesucristo en Espíritu Santo se manifiesta en el Día Postrero como Hijo del Hombre e Hijo de David, como el León de la tribu de Judá, como Rey de reyes y Señor de señores en Su Obra de Reclamo, y como el Jinete del caballo blanco de Apocalipsis 19, que es la Palabra encarnada en un hombre.

Y ese hombre tiene que ser un profeta, porque la Palabra viene (¿a quiénes?) a los profetas de Dios. “Porque no hará nada el Señor, sin que antes revele Sus secretos a Sus siervos los profetas”. Amós, capítulo 3 y verso 7.

Y la revelación de los siete Sellos de Apocalipsis tiene que venir, por supuesto, por medio de un profeta. Toda revelación tiene que venir por medio de un profeta, porque son los que tienen las dos consciencias juntas.

“EL MISTERIO DE LA FE DE LOS VALIENTES DEL HIJO DE DAVID”.

¿Dónde están los valientes del Hijo de David del Día Postrero? ¡Aquí estamos!, en la América Latina y el Caribe, recibiendo las bendiciones de Cristo las bendiciones de Jesucristo, el Hijo de David en este Día Postrero.

Ha sido para mí un privilegio muy grande estar con ustedes en esta noche dándoles testimonio de: “EL MISTERIO DE LA FE DE LOS VALIENTES DEL HIJO DE DAVID”.

Ellos vieron que David estaba ungido para sentarse en el trono del reino de Israel. Y eso es lo que verán los valientes del Hijo de David en el Día Postrero: verán esa unción en carne humana manifestada, verán al Ungido con el Espíritu Santo en el Día Postrero, el que se sentará con Cristo en Su Trono.

Ahí está el misterio de la fe de los valientes del Hijo de David, en el tiempo del rey David, y la fe de los valien-… La fe, el misterio de la fe de los valientes de David allá en el tiempo del rey David; y acá la fe de los valientes del Hijo de David.

Ha sido para mí un privilegio muy grande estar con ustedes, dándoles testimonio de este misterio en esta serie de: “los Misterios del Reino de los Cielos o Reino de Dios”.

Ya en esta serie de: “Los misterios del Reino de los Cielos o Reino de Dios”, ¿cuántos mensajes ya, conferencias ya llevamos, Miguel? Aquí… ¿Cuántos? ¿115? Ya en esta serie llevamos 115 conferencias.

Comenzamos… ¿Dónde fue? ¿En México o en Austin? Comenzamos en Monterrey. ¿Hace cuánto tiempo? ¿Fue como dos meses o tres? El 5 de agosto comenzamos; y ya llevamos 115 conferencias, con subtemas que hablan acerca de los misterios del Reino de Dios o Reino de los Cielos.

Y cuando terminemos el 31 de diciembre de 1997, ¿a cuántos habremos llegado? Sobre 200 mensajes, 200 conferencias, sobre “LOS MISTERIOS DEL REINO DE DIOS O REINO DE LOS CIELOS”.

Y vean que todos estos misterios son las cosas que deben suceder, que son abiertas a todos nosotros en este Día Postrero.

Así que en esta ocasión hemos visto: “EL MISTERIO DE LA FE DE LOS VALIENTES DEL HIJO DE DAVID”.

¿La fe de quiénes? ¡La fe de nosotros! Y esa es la fe de rapto. Esa es la fe para ser transformados y raptados, que nos dan los Siete Truenos de Apocalipsis, capítulo 10, verso 1 al 11.

Esa es la fe, la revelación de la Segunda Venida de Cristo como el León de la tribu de Judá, como Rey de reyes y Señor de señores, en Su Obra de Reclamo.

Bueno, vamos a pasar a Miguel inmediatamente; porque si no, comenzaríamos con otro de los temas de los misterios de Dios o del Reino de los Cielos.

Y ya para mañana tendremos… ¿Y cuál será el tema Miguel, para mañana? Bueno, vamos a… es en la reunión de ministros, y ya eso es para los ministros. Vamos a ver lo que tendremos con los ministros mañana: “LOS MISTERIOS REVELADOS EN EL DÍA POSTRERO”.

Luego, pues, sobre ese mismo tema, Miguel, podemos tener una actividad con todos los hermanos en algún país, para hablar ya a un nivel no de ministros sino de congregaciones; para que también… y tengan a su alcance “LOS MISTERIOS REVELADOS EN EL DÍA POSTRERO”; y veamos todos esos misterios que han sido revelados en el Día Postrero, en la Edad de la Piedra Angular y Dispensación del Reino, y los que faltan por ser revelados.

Bueno, que Dios les bendiga, que Dios les guarde; y continúen pasando una noche llena de las bendiciones de Jesucristo, el Ángel del Pacto, el Ángel de Jehová; y pronto llegue, sea llamado y juntado hasta el último de los escogidos; y todos seamos transformados y raptados, y vayamos a la Cena de las Bodas del Cordero. En el Nombre Eterno de nuestro amado Señor Jesucristo. Amén y amén.

Con nosotros Miguel Bermúdez Marín. Dios les bendiga.

“EL MISTERIO DE LA FE DE LOS VALIENTES DEL HIJO DE DAVID”.

[Revisión noviembre 2022 – DM-PP]

1 Proverbios 21:2

2 Josué 2:1-24

3 Números 19:1-22

4 Amós 9:11-12, Hechos 15:16-18

5 Los Sellos, pág. 252, párr. 102

6 SPN62-1014M “La estatura de un varón perfecto” – En la última página aparece el diagrama. También se puede descargar en: https://imprenta.carpa.com/es/material/la-nube-y-la-piramide-diptico/

7 San Mateo 12:24, San Lucas 11:15

8 San Mateo 11:19, San Lucas 7:34

9 San Lucas 5:32

10 San Juan 8:47, 10:26

11 San Mateo 1:23

12 Éxodo 33:18-23

13 Génesis 14:17-20

14 Génesis 18:1-8

15 San Mateo 6:10

16 La aparición de esa nube fue fotografiada y publicada en dos revistas:

Revista CIENCIA (SCIENCE): Publicación del 19 de abril de 1963, volumen 140, número 3564. Autor: James E. McDonald / https://www.science.org/toc/science/140/3564.

Revista LIFE: Publicación del 17 de mayo de 1963. Título del artículo: “… And a High Cloud – Ring of Mistery”. / https://bit.ly/3ureXyD

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