Muy buenos días, amados amigos y hermanos presentes, y televidentes. Es para mí un privilegio y bendición grande estar con ustedes en esta ocasión, para compartir unos momentos de compañerismo alrededor de la Palabra de Dios y Su Programa correspondiente a este Día Postrero.
Y para eso tendremos el tema: “EL MISTERIO DE LO QUE OYÓ JUAN PERO QUE NO PUDO ESCRIBIR”, o sea, el misterio de los Siete Truenos que Juan escuchó y no pudo escribir lo que dijeron esos Truenos.
Para eso quiero leer en Apocalipsis, capítulo 10, verso 1 en adelante, y dice así:
“Vi descender del cielo a otro ángel fuerte, envuelto en una nube, con el arco iris sobre su cabeza; y su rostro era como el sol, y sus pies como columnas de fuego.
Tenía en su mano un librito abierto; y puso su pie derecho sobre el mar, y el izquierdo sobre la tierra;
y clamó a gran voz, como ruge un león; y cuando hubo clamado, siete truenos emitieron sus voces.
Cuando los siete truenos hubieron emitido sus voces, yo iba a escribir; pero oí una voz del cielo que me decía: Sella las cosas que los siete truenos han dicho, y no las escribas.
Y el ángel que vi en pie sobre el mar y sobre la tierra, levantó su mano al cielo,
y juró por el que vive por los siglos de los siglos, que creó el cielo y las cosas que están en él, y la tierra y las cosas que están en ella, y el mar y las cosas que están en él, que el tiempo no sería más,
sino que en los días de la voz del séptimo ángel, cuando él comience a tocar la trompeta, el misterio de Dios se consumará, como él lo anunció a sus siervos los profetas.
La voz que oí del cielo habló otra vez conmigo, y dijo: Ve y toma el librito que está abierto en la mano del ángel que está en pie sobre el mar y sobre la tierra.
Y fui al ángel, diciéndole que me diese el librito. Y él me dijo: Toma, y cómelo; y te amargará el vientre, pero en tu boca será dulce como la miel.
Entonces tomé el librito de la mano del ángel, y lo comí; y era dulce en mi boca como la miel, pero cuando lo hube comido, amargó mi vientre.
Y él me dijo: Es necesario que profetices otra vez sobre muchos pueblos, naciones, lenguas y reyes”.
Que Dios bendiga nuestras almas y nos permita entender Su Palabra, nos abra el entendimiento en nuestra alma y en nuestra mente para comprender Su Palabra; y así ser edificados, y preparados para ser transformados y raptados en este Día Postrero. En el Nombre Eterno del Señor Jesucristo. Amén y amén.
“EL MISTERIO DE LO QUE OYÓ JUAN (o sea, el misterio de los Siete Truenos) PERO QUE NO PUDO ESCRIBIR”.
Para poder comprender lo que son los Siete Truenos y lo que hablaron los Siete Truenos, lo cual Juan no pudo comprender (porque a él le fue luego prohibido escribir todo eso), encontramos que aquí en Apocalipsis, capítulo 10, tenemos el contenido de la Palabra profética de la Segunda Venida de Cristo.
Y encontramos en el libro del profeta Daniel, que nos muestra esto mismo que Juan el apóstol vio, nos muestra en su libro el profeta Daniel (que es el Apocalipsis del Antiguo Testamento), nos dice en el capítulo 7, verso 13 al 14:
“Miraba yo en la visión de la noche, y he aquí con las nubes del cielo venía uno como un hijo de hombre, que vino hasta el Anciano de días, y le hicieron acercarse delante de él.
Y le fue dado dominio, gloria y reino, para que todos los pueblos, naciones y lenguas le sirvieran; su dominio es dominio eterno, que nunca pasará, y su reino uno que no será destruido”.
El profeta Daniel, vean ustedes, vio aquí al Hijo del Hombre viniendo sobre las nubes del cielo; y esto es lo mismo que Cristo dijo en San Mateo, capítulo 24, verso 30 al 31; profetizando dijo:
“Entonces aparecerá la señal del Hijo del Hombre en el cielo; y entonces lamentarán todas las tribus de la tierra, y verán al Hijo del Hombre viniendo sobre las nubes del cielo, con poder y gran gloria.
Y enviará sus ángeles con gran voz de trompeta, y juntarán a sus escogidos, de los cuatro vientos, desde un extremo del cielo hasta el otro”.
Aquí tenemos también la promesa de la Venida del Hijo del Hombre en las nubes. Tenemos aquí la promesa, también, de ver en el tiempo final la señal del Hijo del Hombre en el cielo.
En Apocalipsis, capítulo 1, también nos habla de esto; y nos dice en el capítulo 1, verso 7 en adelante, dice:
“He aquí que viene con las nubes, y todo ojo le verá, y los que le traspasaron; y todos los linajes de la tierra harán lamentación por él. Sí, amén.
Yo soy el Alfa y la Omega, principio y fin, dice el Señor, el que es y que era y que ha de venir, el Todopoderoso”.
Ahora, vean cómo en estas Escrituras podemos ver las profecías que hablan de la Venida del Hijo del Hombre en las nubes. Y en las nubes sería vista esta señal como la señal del Hijo del Hombre en el cielo.
Toda la Escritura nos habla de la Segunda Venida de Cristo, y habla más de la Segunda Venida de Cristo que de la Primera Venida de Cristo.
Y ahora, para tener un claro entendimiento de lo que es la Segunda Venida de Cristo, encontramos que en Su Primera Venida Él apareció como el Cordero de Dios para quitar el pecado del mundo, para quitar el pecado de todo hijo e hija de Dios; y para eso hubo un sinnúmero de profecías que tenían que ser cumplidas, para así tener en este planeta Tierra el cumplimiento de la Primera Venida de Cristo como el Cordero de Dios muriendo en la Cruz del Calvario.
Pero vean ustedes, hubo un sinnúmero de profecías relacionadas a la Primera Venida de Cristo, en donde estaba señalado que una virgen concebiría y daría a luz un hijo, y sería Emanuel; esa sería la señal que Dios le daría a la raza humana. “Porque he aquí el mismo Señor os dará señal (una señal): La virgen concebirá, y dará a luz un hijo, y se llamará Su nombre (¿cómo?) Emanuel (que traducido es: Dios con nosotros)1”2.
Esa profecía es una ampliación de la profecía del Génesis, capítulo 3, verso 15, donde nos habla de la simiente de la mujer; porque la simiente de la mujer sería el Mesías, el Cristo, sería Dios viniendo en carne humana como Cordero de Dios para quitar el pecado del mundo.
En Malaquías, capítulo 3, verso 1 en adelante, nos dice que Él enviará Su mensajero delante de Él. Dice:
“He aquí, yo envío mi mensajero, el cual preparará el camino delante de mí…”.
¿Quién está hablando aquí? Está hablando Jehová, el Dios de Abraham, de Isaac y de Jacob; el Ángel del Pacto, el Ángel de Jehová, está hablando al profeta Malaquías estas cosas, con relación a la Primera Venida del Mesías y el precursor que Él enviaría. Por eso dice:
“He aquí, yo envío mi mensajero, el cual preparará el camino delante de mí…”.
¿Mensajero de quién sería este profeta que enviaría delante de la Venida del Mesías? Este sería el mensajero del Mesías, el mensajero enviado por Cristo para preparar Su camino.
Y ahora, vean ustedes quién es el que vendrá después del precursor de la Primera Venida de Cristo. Dice:
“… el cual preparará el camino delante de mí; y vendrá súbitamente a su templo el Señor a quien vosotros buscáis (¿Quién vendría? Vendría el Señor, Elohim, el Dios de Abraham, de Isaac y de Jacob), y el ángel del pacto, a quien deseáis vosotros. He aquí viene, ha dicho Jehová de los ejércitos”.
¿Quién vendría? El Ángel del Pacto, el Ángel de Jehová, el Dios de Abraham, de Isaac y de Jacob, aquel que le apareció a Abraham en diferentes ocasiones. En una ocasión le apareció como Elohim, cuando Dios fue a destruir a Sodoma y a Gomorra, cuando descendió a la Tierra con los Arcángeles Gabriel y Miguel; y estuvieron hablando con Abraham, y comiendo allí con Abraham una ternera que Abraham preparó para ellos, y comieron panes y tomaron leche, y comieron de todo lo que Abraham les ofreció3.
Y luego de eso, encontramos que se dirigieron a Sodoma y Gomorra, y allá los Arcángeles Gabriel y Miguel le aparecieron a Lot, o sea, aparecieron en la ciudad de Sodoma, donde Lot era una persona muy importante; pues se dice que era una persona tan importante que estaba como un líder político allí, como (diríamos) como el alcalde o gobernador y juez de esa ciudad.
Y allí aparecieron estos Arcángeles, iban a destruir a Sodoma y a Gomorra, se iban a quedar en la plaza; pero Lot supo de su presencia allí en la ciudad y se los llevó a su casa, les dijo que quedaran en su casa durante la noche y al otro día se irían4; pero Lot no sabía lo que iba a suceder con la visita de los Arcángeles Gabriel y Miguel a la Tierra, y no sabían que también allí estaba Elohim. Allí también estaba Dios en la Tierra, el cual estaba hablando con Abraham; pues Elohim estaba hablando con Abraham, mientras Gabriel y Miguel estaban allá en Sodoma y Gomorra.
Ahora, Dios le está revelando a Abraham lo que Él va a llevar a cabo en Sodoma y Gomorra5, ciudades que son tipo y figura del reino gentil para el tiempo final, son tipo y figura del reino del anticristo que será establecido en el tiempo final; el cual, con la Venida de Elohim, del Ángel del Pacto, y Sus Arcángeles Gabriel y Miguel, tendrá —ese reino de los gentiles— su final, y los reinos de este mundo pasarán a ser de nuestro amado Señor Jesucristo.
Luego de la gran tribulación, que… lo cual está tipificado en la destrucción de Sodoma y Gomorra, y también en la destrucción de Egipto, el reino gentil del faraón, por medio de la manifestación de Dios a través del profeta Moisés; lo cual es tipo también, para el tiempo final, del reino de los gentiles, donde estará el faraón del anticristo, el cual gobernará sobre todas las naciones; pero que Cristo en Su Venida encontramos que destruirá al anticristo, al hombre de pecado y su reino, como dice Apocalipsis, capítulo 17 y verso 14 en adelante. Dice… vamos a ver lo que dice aquí… capítulo 17, verso 12 en adelante, dice:
“Y los diez cuernos que has visto, son diez reyes, que aún no han recibido reino; pero por una hora recibirán autoridad como reyes juntamente con la bestia.
Estos tienen un mismo propósito, y entregarán su poder y su autoridad a la bestia.
Pelearán contra el Cordero, y el Cordero los vencerá, porque él es Señor de señores y Rey de reyes; y los que están con él son llamados y elegidos y fieles”.
Ahora, podemos ver que habrá en el Día Postrero un enfrentamiento entre Cristo y el anticristo, entre la bestia y esos diez reyes contra Cristo; pero el Cordero, Cristo, los vencerá, porque Él es Señor de señores y Rey de reyes. O sea que el Cordero para ese tiempo estará como el León de la tribu de Judá, lo cual representa a Cristo como Rey de reyes y Señor de señores.
Y por eso es que el reino de los gentiles, en la Primera Venida de Cristo, mató a Cristo en la Cruz del Calvario; pues fue el imperio romano, el reino de los gentiles en la etapa de las piernas de hierro (a petición del pueblo hebreo), que crucificaron a Cristo, e hicieron allí posible el cumplimiento de la profecía de la muerte de Cristo en la Cruz del Calvario.
Y ahora, la Primera Venida de Cristo hemos visto que fue en la etapa de las piernas de hierro del imperio o reino de los gentiles, que fue la etapa del imperio romano de los Césares.
Y ahora, para el Día Postrero, en la etapa de los pies de hierro y de barro cocido del reino de los gentiles, será la Segunda Venida de Cristo, la Venida de la Piedra no cortada de manos, de la cual habló el profeta Daniel en el capítulo 2, cuando le interpretó el sueño al rey Nabucodonosor.
El rey Nabucodonosor vio lo que sería el comienzo y fin del reino de los gentiles. El comienzo fue con el reino o imperio del rey Nabucodonosor, y el final es con el imperio o reino del anticristo, de la bestia, del hombre de pecado, en el Día Postrero.
Ahora, vean cómo nos dice… nos dice aquí, vamos a ver… capítulo 2, verso 31 en adelante, dice Dios en el libro del profeta Daniel, dice el profeta Daniel:
“Tú, oh rey, veías, y he aquí una gran imagen (o sea, una estatua). Esta imagen, que era muy grande, y cuya gloria era muy sublime, estaba en pie delante de ti, y su aspecto era terrible.
La cabeza de esta imagen era de oro fino; su pecho y sus brazos, de plata; su vientre y sus muslos, de bronce;
sus piernas, de hierro; sus pies, en parte de hierro y en parte de barro cocido.
Estabas mirando, hasta que una piedra fue cortada, no con mano, e hirió a la imagen en sus pies de hierro y de barro cocido, y los desmenuzó.
Entonces fueron desmenuzados también el hierro, el barro cocido, el bronce, la plata y el oro, y fueron como tamo de las eras del verano, y se los llevó el viento sin que de ellos quedara rastro alguno. Mas la piedra que hirió a la imagen fue hecha un gran monte que llenó toda la tierra.
(…) Tú, oh rey, eres rey de reyes; porque el Dios del cielo te ha dado reino, poder, fuerza y majestad.
Y dondequiera que habitan hijos de hombres, bestias del campo y aves del cielo, él los ha entregado en tu mano, y te ha dado el dominio sobre todo; tú eres aquella cabeza de oro (o sea que el reino babilónico fue la cabeza de oro, y su rey fue Nabucodonosor).
Y después de ti se levantará otro reino inferior al tuyo; y luego un tercer reino de bronce, el cual dominará sobre toda la tierra”.
Ahora vean, el imperio o reino que se levantó después del reino de Nabucodonosor, representado en el pecho y los brazos de plata, fue el imperio o reino medo-persa; el reino medo-persa fue (o de Media y Persia) fue el segundo imperio o reino de los gentiles, o segunda etapa del reino de los gentiles. Y la tercera etapa de ese imperio fue el imperio de Grecia o reino de Grecia, donde Alejandro el Grande fue su líder.
“Y el cuarto (o sea, el cuarto imperio) reino será fuerte como hierro; y como el hierro desmenuza y rompe todas las cosas, desmenuzará y quebrantará todo”.
Este es el imperio romano, el cual es el tercer imperio o tercera etapa del reino de los gentiles, representado ese reino de los gentiles en la estatua que vio el rey Nabucodonosor. Ese fue el imperio que estaba vigente en el tiempo de la Venida de nuestro amado Señor Jesucristo, que es la Primera Venida de Cristo, como Cordero de Dios.
Y ahora, podemos ver que ese imperio romano, en esa etapa del reino de los gentiles: la cuarta etapa del reino de los gentiles, tiene la culpa —compartida con el pueblo hebreo— de la muerte del Señor Jesucristo; porque tanta culpa tiene el que planifica un delito, un crimen, como el que ejecuta ese crimen.
Y la muerte de Cristo, ese crimen, vean ustedes, el pueblo hebreo fue el que lo pidió al imperio romano, pidió la muerte de Cristo; y el pueblo hebreo dijo: “Su sangre sea sobre nosotros, y sobre nuestros hijos”6.
Y encontramos que la Sangre de Cristo ha estado siendo demandada del pueblo hebreo, desde el tiempo de la muerte de Cristo en adelante. Y por eso el pueblo hebreo, vean ustedes, recibió la destrucción de su ciudad, Jerusalén; recibió la destrucción del templo, y colocaron allí la Mezquita de Omar; y ha recibido una tribulación muy grande durante estos últimos dos mil años que han transcurrido, porque pidieron la muerte de Cristo y dijeron que la Sangre de Él fuera sobre ellos y sobre sus hijos; y Dios ha estado demandando la Sangre de Cristo de mano del pueblo hebreo, de toda la nación hebrea.
Ellos no han tenido ya más el templo allí en Jerusalén, y por consiguiente no han tenido el continuo sacrificio, tampoco han tenido el sacrificio del macho cabrío para la reconciliación del pueblo hebreo con Dios, y por consiguiente han estado bajo el juicio divino.
Y ahora, vean ustedes cómo el pueblo hebreo ha estado en grandes dificultades en estos últimos dos mil años que han transcurrido.
Pero el pueblo romano, el imperio romano, con la nación romana, es responsable de la muerte de Cristo, porque fue el imperio romano el que crucificó a Jesucristo. Y Dios, vean ustedes, demandará la Sangre de Cristo del imperio de los gentiles, la Sangre de Cristo que fue derramada en la cuarta etapa del imperio de los gentiles, en la etapa de las piernas de hierro.
Y para el Día Postrero, en la etapa de los pies de hierro y de barro cocido, caerá el juicio divino en toda su plenitud sobre el imperio de los gentiles, sobre el reino de los gentiles, el cual estará encabezado por el anticristo, por el hombre de pecado, por la bestia, que dice el libro del Apocalipsis y también Segunda de Tesalonicenses, capítulo 2; y demás profecías, tanto en el Nuevo Testamento como en el Antiguo Testamento.
Y ahora, es para el tiempo de los pies de hierro y de barro cocido en donde diez reyes, estos diez reyes que aparecen en Apocalipsis, capítulo 17, le darán su poder y su autoridad a la bestia; y con ella reinarán. Y ese será el imperio o reino de la bestia, del anticristo, del hombre de pecado, en la etapa de los pies de hierro y de barro cocido, en donde la Segunda Venida de Cristo le pondrá fin al imperio de los gentiles y establecerá el glorioso Reino Milenial de nuestro amado Señor Jesucristo; y se cumplirá la profecía de Apocalipsis, capítulo 11 y verso 15 en adelante, donde dice:
“El séptimo ángel tocó la trompeta, y hubo grandes voces en el cielo, que decían: Los reinos del mundo han venido a ser de nuestro Señor y de su Cristo; y él reinará por los siglos de los siglos”.
Ahora, vean cómo los reinos del mundo, o sea, los reinos de los gentiles, todos vendrán a ser de Jesucristo; porque Cristo quitará el reino de los gentiles y quitará al anticristo, y establecerá Cristo Su Reino, y todas las naciones y todos los seres humanos vendrán a pertenecer al glorioso Reino de Jesucristo; y Cristo se sentará en el Trono de David, allá en Jerusalén, y reinará sobre el pueblo hebreo y sobre todas las naciones.
Y los redimidos con la Sangre de Cristo, que han lavado sus pecados en la Sangre de Cristo al creer en Jesucristo como nuestro Salvador y recibir Su Espíritu Santo, reinaremos con Él por mil años y luego por toda la eternidad.
Dice Apocalipsis, capítulo 1, verso 5 en adelante, dice:
“… y de Jesucristo el testigo fiel, el primogénito de los muertos, y el soberano de los reyes de la tierra. Al que nos amó, y nos lavó de nuestros pecados con su sangre,
y nos hizo reyes y sacerdotes para Dios, su Padre; a él sea gloria e imperio por los siglos de los siglos. Amén”.
Ahora vean lo que Cristo ha hecho por nosotros: nos ha lavado con Su Sangre preciosa y nos ha hecho para nuestro Dios reyes y sacerdotes, y reinaremos con Cristo.
Apocalipsis, capítulo 5, versos 8 en adelante (8 al 10), dice:
“Y cuando hubo tomado el libro, los cuatro seres vivientes y los veinticuatro ancianos se postraron delante del Cordero; todos tenían arpas, y copas de oro llenas de incienso, que son las oraciones de los santos;
y cantaban un nuevo cántico, diciendo: Digno eres de tomar el libro y de abrir sus sellos; porque tú fuiste inmolado, y con tu sangre nos has redimido para Dios, de todo linaje y lengua y pueblo y nación;
y nos has hecho para nuestro Dios reyes y sacerdotes, y reinaremos sobre la tierra”.
Ahora, vean aquí la promesa divina para todos los redimidos por la Sangre de Jesucristo: dice que reinaremos sobre la Tierra.
Y en Apocalipsis, capítulo 20, verso 4 al 6, dice:
“Y vi tronos, y se sentaron sobre ellos los que recibieron facultad de juzgar; y vi las almas de los decapitados por causa del testimonio de Jesús y por la palabra de Dios, los que no habían adorado a la bestia ni a su imagen, y que no recibieron la marca en sus frentes ni en sus manos; y vivieron y reinaron con Cristo mil años.
Pero los otros muertos no volvieron a vivir hasta que se cumplieron mil años. Esta es la primera resurrección.
Bienaventurado y santo el que tiene parte en la primera resurrección; la segunda muerte no tiene potestad sobre estos, sino que serán sacerdotes de Dios y de Cristo, y reinarán con él mil años”.
Ahora podemos ver el Programa Divino que Dios tiene para con los redimidos con la Sangre de Jesucristo. El Programa es que reinaremos con Cristo por mil años y luego por toda la eternidad, como reyes y sacerdotes, en ese glorioso Reino de nuestro amado Señor Jesucristo; y así será que el glorioso Reino de Dios estará establecido en este planeta Tierra durante el Reino Milenial y luego por toda la eternidad.
Y los redimidos por la Sangre de Cristo, que han recibido también Su Espíritu Santo, son los primogénitos de Dios escritos en el Cielo, en el Libro de la Vida del Cordero, desde antes de la fundación del mundo, los cuales reinarán con Cristo mil años y luego por toda la eternidad.
Ahora, nosotros estando en estos cuerpos mortales quizás no tengamos una posición alta en el reino de los gentiles, pero en el Reino de Dios tendremos la posición más alta que un ser humano pueda tener: la de ser reyes y sacerdotes en el glorioso Reino Milenial de Cristo y por toda la eternidad. Y reinaremos con Cristo por mil años y luego por toda la eternidad.
Así que tendrán los redimidos por la Sangre de Cristo la posición más alta que un ser humano pueda tener en el glorioso Reino de Dios, donde Cristo reinará sobre el pueblo hebreo y sobre todas las naciones; y nosotros reinaremos con Cristo sobre el pueblo hebreo y sobre todas las naciones.
Ahora, podemos ver este Programa Divino señalado para el Día Postrero, o sea, el séptimo milenio, y para toda la eternidad.
Ahora, hemos visto que el glorioso Reino Milenial de Cristo depende de la Primera Venida de Cristo y de la Segunda Venida de Cristo.
En la Primera Venida de Cristo, el reino de los gentiles en la etapa cuarta, que fue la etapa del imperio romano representado en las piernas de hierro, crucificó a Cristo; y por consiguiente el imperio de los gentiles está sentenciado por Dios, destinado por Dios a desaparecer, para dar lugar al glorioso Reino de nuestro amado Señor Jesucristo. Y vean ustedes, estos territorios donde se han cumplido esas etapas del imperio de los gentiles, esos territorios están sentenciados al juicio divino para el Día Postrero.
Y ahora, el misterio de los Siete Truenos, el misterio de lo que Juan escuchó y no pudo escribir, es el misterio hablado, revelado por Cristo, el Ángel Fuerte que desciende del Cielo envuelto en una nube, el cual habla como León (como un león, como cuando clama un león, como cuando ruge un león), y siete truenos emiten sus voces; vean que es la Voz de Cristo, el Ángel Fuerte.
Y de esto habló el precursor de la Segunda Venida de Cristo y ángel mensajero de la séptima etapa o edad de la Iglesia gentil, el reverendo William Branham.
En el mensaje de Los Sellos, en la parte o conferencia titulada “La brecha”, él habló acerca de la Venida de este Ángel Fuerte; y lo encontramos… encontramos aquí, lo que él habló, en este libro de Los Siete Sellos, en la página 57, donde dice:
“[15]. ‘Y él vino, y tomó el libro de la mano derecha de aquel que estaba sentado en el trono’”.
Eso es Apocalipsis, capítulo 5, verso 1 al 7.
Fue Cristo, el Cordero de Dios y también León de la tribu de Judá, el que tomó el Libro de la mano del que estaba sentado en el Trono en Apocalipsis, capítulo 5, verso 1 al 7. Sigue diciendo:
“16. Este Libro sellado con siete sellos es revelado en el tiempo de los siete truenos de Apocalipsis 10. Demos lectura allí también para tener un mejor entendimiento antes de entrar más profundamente. Ahora, esto ya es el tiempo del fin porque dice así:
‘Y vi otro ángel fuerte descender del cielo, cercado de una nube, y el arco celeste sobre su cabeza…’.
17. Ahora, si usted se fija bien, notará que esta persona es Cristo, porque aun en el Antiguo Testamento Él fue llamado el Ángel del Pacto; y Él ahora viene directamente a los judíos porque la Iglesia ha llegado a su fin. Bien, ahora continuando:
‘… y su rostro era como el sol, y sus pies como columnas de fuego’.
18. ¿Recuerdan el Ángel de Apocalipsis, capítulo 1? Este es el mismo. Un ángel es un mensajero, y él es un mensajero a Israel. ¿Ve usted? La Iglesia está a punto de ser raptada, Él viene por Su Iglesia. Ahora fíjese bien:
‘Y tenía en su mano un librito abierto…’.
19. Ahora, acá estaba cerrado (o sea, en Apocalipsis, capítulo 5, verso 1 al 7, ¿cómo estaba? Estaba cerrado) y sellado, pero ahora está abierto (ahora en Apocalipsis, capítulo 10, está abierto en la mano del Ángel Fuerte de Apocalipsis, capítulo 10). Ya ha sido abierto desde que fue sellado”.
Y ahora, vean ustedes cómo este misterio del Ángel que desciende del Cielo es el misterio de la Venida de Cristo, de la Venida del Hijo del Hombre, de la Venida del Ángel de Jehová o Ángel del Pacto, el cual dos mil años atrás estuvo en esta Tierra en medio del pueblo hebreo, manifestado en carne humana en aquel velo de carne llamado Jesús. En aquel sencillo joven carpintero de Nazaret estaba (dentro de ese velo de carne) estaba el Ángel de Jehová, el Ángel del Pacto, el Dios de Abraham, de Isaac y de Jacob, llamado también el Verbo de Dios.
“En el principio era el Verbo, y el Verbo era con Dios, y el Verbo era Dios.
Este era en el principio con Dios.
Todas las cosas por él fueron hechas, y sin él nada de lo que ha sido hecho, fue hecho”.
Esto está en San Juan, capítulo 1, verso 1 al 18 (todo lo que les voy a decir). Luego, en el verso 14 de ese mismo capítulo 1 de San Juan, dice: “Y aquel Verbo fue hecho carne (o sea, se hizo carne), y habitó entre nosotros (y vimos Su gloria, como la gloria del unigénito del Padre), lleno de gracia y de verdad”.
Este misterio, vean ustedes, de la encarnación del Verbo, la encarnación del Ángel de Jehová, del Ángel del Pacto, del Dios de Abraham, de Isaac y de Jacob, vean ustedes, este misterio fue cumplido en la persona de Jesús, en aquel velo de carne que nació de la virgen María.
Nadie se podía imaginar que en un joven carpintero de Nazaret se iba a cumplir la Venida del Mesías, la Venida del Rey de Israel; porque cuando Dios promete algo grande, todas las personas están buscando algo grande humanamente hablando, están buscando un personaje importante en la Tierra humanamente hablando, con grandes doctorados en teología, en asuntos religiosos, y una posición muy importante en medio de la raza humana; pero cuando Dios promete algo grande lo cumple en forma sencilla, lo cumple por medio de un velo de carne, por medio de un hombre sencillo; y esto es lo que sucedió en el tiempo de la Primera Venida de Cristo.
Encontramos también que cuando Dios prometió la venida del profeta Elías, la venida de Elías, cuando cumplió esa promesa para el tiempo en que aparecería el Mesías, vean ustedes, fue el Espíritu Santo manifestado en un hombre llamado Juan el Bautista, en el cual operó el ministerio del profeta Elías por tercera ocasión.
El Arcángel Gabriel dijo que ese niño que nacería al sacerdote Zacarías y a su esposa Elisabet (los cuales ya eran avanzados en edad) sería profeta de Dios, y vendría con el espíritu y virtud, con el espíritu y poder de Elías, y convertiría el corazón de los padres a los hijos7; o sea, el corazón de los padres a la fe apostólica, a la fe de los apóstoles, a la fe de los hijos de Dios, a la fe de la Iglesia del Señor Jesucristo; y convertiría la fe, el corazón de los padres, los convertiría a la fe cristiana, a la fe en la Primera Venida de Cristo como el Cordero de Dios.
Y ahora, vean también, nuestro amado Señor Jesucristo cuando habló de Juan el Bautista, dijo en San Mateo, capítulo 11, verso 14:
“… él es aquel Elías que había de venir”.
O sea que Juan el Bautista es aquel Elías prometido para preparar el camino del Señor en Su Primera Venida: “Si ustedes lo quieren recibir, él es aquel Elías que había de venir”.
Luego, cuando le preguntan a Jesús, luego de bajar del Monte de la Transfiguración, Pedro, Jacobo y Juan con Jesús, luego: “Los escribas están diciendo que primero tiene que venir el precursor de la Primera Venida de Cristo, o sea, primero tiene que venir el profeta Elías, y restaurar todas las cosas, para luego venir el Mesías”. Y le dicen a Jesús eso que están diciendo los escribas, y le preguntan: “¿Cómo es esto de que Elías tiene que venir primero para restaurar todas las cosas?”. Jesús les dice, en el capítulo 17 de San Mateo, verso 10 en adelante, vean ustedes:
“Entonces sus discípulos le preguntaron, diciendo: ¿Por qué, pues, dicen los escribas que es necesario que Elías venga primero?
Respondiendo Jesús, les dijo: A la verdad, Elías viene primero (está hablando de uno que vendrá en el futuro), y restaurará todas las cosas (eso es para el tiempo final, por supuesto).
Mas os digo que Elías ya vino…”.
Ahora, para aquel tiempo en que apareció Jesús tenía que estar sobre la Tierra Elías también, para precursar la Primera Venida de Cristo, porque Elías sería el mensajero que le prepararía el camino al Señor, al Mesías; pero Jesús dice:
“Mas os digo que Elías ya vino, y no le conocieron, sino que hicieron con él todo lo que quisieron; así también el Hijo del Hombre padecerá de ellos.
Entonces los discípulos comprendieron que les había hablado de Juan el Bautista”.
Porque Juan el Bautista era el Elías que había de venir en aquel tiempo preparándole el camino al Señor.
Y cuando vino no se llamaba Elías, se llamaba Juan el Bautista; porque el velo de carne se llamaba Juan el Bautista, pero el ministerio que estaba siendo manifestado en Juan el Bautista por el Espíritu Santo era el ministerio de Elías por tercera ocasión.
• Ya había sido manifestado en Elías Tisbita.
• Luego en Eliseo. Los hijos de los profetas cuando vieron a Eliseo que abrió el Jordán con el manto de Elías, dijeron: “El espíritu de Elías ha reposado sobre Eliseo”8, había reposado el ministerio de Elías sobre el profeta Eliseo, porque había reposado sobre Eliseo el espíritu que estaba en Elías.
O sea, el Espíritu Santo que estaba en Elías pasó a Eliseo, y colocó en Eliseo una doble porción ministerial, el ministerio de Elías manifestado en una doble porción; y eso fue la segunda ocasión en que el ministerio de Elías estuvo en la Tierra manifestado en un hombre, el cual no se llamaba Elías, sino que se llamaba Eliseo.
• La tercera ocasión fue en Juan el Bautista.
• La cuarta ocasión fue en el reverendo William Branham, el cual fue el precursor de la Segunda Venida de Cristo.
• Y la quinta ocasión en que sería manifestado el ministerio de Elías sería en uno de los Dos Olivos, o como uno de los Dos Olivos.
Recuerden que siempre es el Espíritu Santo, el Espíritu de Cristo, manifestado en un velo de carne, en un hombre que no se tiene que llamar Elías, sino que tiene que tener el nombre que sus padres le pongan, le coloquen, cuando nazca en la Tierra.
En Eliseo estuvo el ministerio de Elías; y el nombre de Elías en su segunda manifestación fue el nombre que le pusieron sus padres, a Eliseo.
Y el nombre de Elías en su tercera manifestación fue Juan el Bautista, ese fue el nombre que sus padres le pusieron cuando nació y le inscribieron; pues ese fue el nombre que el Arcángel Gabriel le dijo que le pusieran al precursor de la Primera Venida de Cristo, al Elías que tenía que venir en ese tiempo.
Y el nombre que tuvo Elías en su cuarta manifestación fue William Marrion Branham; ese fue el nombre del velo de carne, pero el ministerio fue el ministerio de Elías en su cuarta manifestación. Y fue el Espíritu Santo que estuvo en Elías Tisbita, en Eliseo y en Juan el Bautista, el que estuvo en el reverendo William Branham manifestando el ministerio de Elías por cuarta ocasión.
Y ese mismo Espíritu Santo que estuvo en Elías Tisbita, en Eliseo, en Juan el Bautista (y en Jesús) y en William Branham; y que estuvo en Jesús en toda Su plenitud; es el mismo Espíritu Santo que ha estado en los siete ángeles mensajeros de las siete edades de la Iglesia gentil: en San Pablo, en Ireneo, en Martín, en Colombo, en Lutero, en Wesley y en William Marrion Branham; y estará en el Día Postrero manifestado en carne humana nuevamente, operando, manifestando el ministerio de Elías por quinta ocasión, y el ministerio de Moisés por segunda ocasión y el ministerio de Jesús por segunda ocasión.
Recuerden que es el Ángel del Pacto, el Ángel de Jehová, el Verbo, el Logos, el cual vino en el pasado en los profetas del Antiguo Testamento, en la porción correspondiente a cada etapa o a cada edad o a cada dispensación; y luego en Jesús en toda Su plenitud; luego en los apóstoles y en los siete ángeles mensajeros, en la porción correspondiente a cada etapa, a cada edad. Fue Cristo ministrando en Espíritu Santo por medio de cada uno de esos mensajeros que Él colocó en Su Iglesia.
Y para el Día Postrero, Jesucristo en Espíritu Santo estará manifestado en carne humana en Su Ángel Mensajero, para por medio de Su Ángel Mensajero darle testimonio a Su Iglesia de todas estas cosas que deben suceder pronto, en este tiempo final, en el Día Postrero.
Y todos estarán escuchando a Jesucristo en Espíritu Santo hablándole a Su Iglesia por medio de Su Ángel Mensajero, en donde tendrá los ministerios de Moisés por segunda vez, de Jesús por segunda vez, y de Elías por quinta vez; porque el único que tiene ministerios es el Espíritu Santo.
El único que tiene ministerios es el Ángel del Pacto. Él es el que los ha operado por medio de carne humana en diferentes edades y dispensaciones; y Él es el que en el Día Postrero estará operando estos tres grandes ministerios a través de carne humana, a través de Su Ángel Mensajero, el cual Él envía a Su Iglesia en el Día Postrero, en la Edad de la Piedra Angular y Dispensación del Reino.
Y ahora, vean cómo es que Jesucristo, el Ángel del Pacto, el Ángel de Jehová…, el cual en el Antiguo Testamento es conocido como Jehová o Ángel de Jehová o Ángel del Pacto, y en el Nuevo Testamento es conocido como el Señor Jesucristo; el cual le apareció en carne humana al pueblo hebreo, en el velo de carne llamado Jesús de Nazaret.
Y luego le apareció a San Pablo en aquella Llama de Fuego o Columna de Fuego, esa Luz más fuerte que el sol, y le dijo: “Saulo, Saulo, ¿por qué me persigues? Dura cosa te es dar coces contra el aguijón”.
Y Saulo, sabiendo que esa Luz que le hablaba era la misma Luz, la misma Columna de Fuego que le había aparecido a Moisés allá en el monte Sinaí, y le había dicho: “Yo soy el Dios de Abraham, de Isaac y de Jacob”9; ese Ángel de Jehová, el Dios de Abraham, de Isaac y de Jacob, el cual es el mismo Jehová en Su cuerpo teofánico, ahora le aparece a Saulo de Tarso en el capítulo 9 del libro de los Hechos, y le dice: “Saulo, Saulo, ¿por qué me persigues?”.
Capítulo 9 del libro de los Hechos, versos 1 en adelante. Ahora, leyendo este pasaje, vean ustedes, dice:
“Saulo, respirando aún amenazas y muerte contra los discípulos del Señor, vino al sumo sacerdote,
y le pidió cartas para las sinagogas de Damasco, a fin de que si hallase algunos hombres o mujeres de este Camino, los trajese presos a Jerusalén”.
Porque creer en Cristo, ser un creyente en Jesucristo, ser miembro del Cuerpo Místico de Cristo, ser miembro de la Iglesia de Jesucristo, le llamaban “el camino de herejía”, era un camino de herejía para la religión hebrea; pero para Dios era el camino de vida eterna.
Saulo en una ocasión dijo: “Conforme al camino que llaman herejía, sirvo al Dios de mis padres”10.
Ahora, vean ustedes que para la religión hebrea, el cristianismo: creer en Cristo como nuestro Salvador, y recibir el Espíritu Santo, y nacer de nuevo, y ser un miembro del Cuerpo Místico de Cristo, era una herejía; y como herejes los perseguían y los mataban, y a otros los castigaban, y también los obligaban a blasfemar el camino de Jesucristo.
“(Y) yendo por el camino, aconteció que al llegar cerca de Damasco, repentinamente le rodeó un resplandor de luz del cielo;
y cayendo en tierra, oyó una voz que le decía: Saulo, Saulo, ¿por qué me persigues?
Él dijo: ¿Quién eres, Señor? Y le dijo: Yo soy Jesús, a quien tú persigues; dura cosa te es dar coces contra el aguijón.
Él, temblando y temeroso, dijo: Señor, ¿qué quieres que yo haga? Y el Señor le dijo: Levántate y entra en la ciudad, y se te dirá lo que debes hacer.
Y los hombres que iban con Saulo se pararon atónitos, oyendo a la verdad la voz, mas sin ver a nadie”.
Ahora, vean cómo le apareció Jesucristo en esa Columna de Fuego, en esa teofanía, el cual en el Antiguo Testamento, cuando apareció en esa Luz, fue llamado el Ángel del Pacto o Ángel de Jehová, que es el mismo Jehová, el Dios de Abraham, de Isaac y de Jacob.
Cristo había dicho: “Salí del Padre, y vuelvo al Padre; salí de Dios, y vuelvo a Dios”11. Él dijo:
“Nadie subió al cielo, sino el que descendió del cielo; el Hijo del Hombre, que está en el cielo (y estaba en la Tierra)”12.
Y ahora, vean ustedes cómo estando en la Tierra también estaba en el Cielo, porque estando en la Tierra Él estaba también en otras dimensiones; porque Él es el Dios encarnado, el Dios manifestado en carne humana en la persona de Jesús. Él es el Ángel de Jehová, el Ángel del Pacto, el Verbo que se hizo carne y habitó entre los seres humanos; y allí estuvo como el Cordero de Dios, para ofrecer Su propio cuerpo en Sacrificio vivo allí en la Cruz del Calvario.
Y luego que murió, resucitó y ascendió al Cielo: se sentó a la diestra de Dios, presentó Su Sangre allí en el Lugar Santísimo del Templo que está en el Cielo; y como Sumo Sacerdote llevando Su propia Sangre, encontramos que ha estado haciendo intercesión por todos los que tienen sus nombres escritos en el Libro de la Vida del Cordero, los cuales estaban en Dios desde antes de la fundación del mundo, o sea, eternamente; porque son un pensamiento divino, son un atributo divino, son un pensamiento en la Mente de Dios; los cuales tenían que ser manifestados aquí en la Tierra en carne humana, para hacer contacto con Cristo y Su Programa de vida eterna, en el tiempo que y en el tiempo en que Él los enviaría a la Tierra. Y Cristo en el Cielo estaría haciendo intercesión por todas esas personas que tienen sus nombres escritos en el Libro de la Vida del Cordero.
Y por eso, por medio de la manifestación del Espíritu Santo en la Tierra a través de Sus mensajeros que son enviados de edad en edad…, los cuales vienen con la Palabra de Dios para su edad, para la edad en que Cristo los envía; a los cuales se unen los ministros ordenados por Dios para trabajar con ese mensajero, y todos unidos llevan el Mensaje de Cristo para esa edad o ese tiempo; y los escogidos de Dios oyen la Voz de Cristo por medio del mensajero de esa edad, a través del Mensaje de esa edad, que se extiende por todo el territorio donde se cumple esa edad.
Y si hay alguno que ha ido a vivir a otro continente, pues el Mensaje les llega hasta el lugar donde están; y son llamados y juntados y colocados en el Cuerpo Místico de Cristo, al escuchar la Voz de Cristo, la Voz del Buen Pastor, que dijo en San Juan, capítulo 10: “Yo soy el buen pastor…”. Capítulo 10, verso 14 en adelante, dijo:
“Yo soy el buen pastor; y conozco mis ovejas, y las mías me conocen,
así como el Padre me conoce, y yo conozco al Padre; y pongo mi vida por las ovejas.
También tengo otras ovejas que no son de este redil (o sea, que no son del pueblo hebreo, del redil hebreo); aquellas también debo traer, y oirán mi voz; y habrá un rebaño, y un pastor”.
Las ovejas son los escogidos entre los gentiles; y la Voz de Cristo que escucharán será la Voz de Cristo por medio de Sus mensajeros en cada edad de Su Iglesia; y el Redil es la Iglesia del Señor Jesucristo, donde son llamados y juntados en la edad que les toca vivir.
“Estos también debo traer…”. Y eso es lo que ha estado haciendo Cristo de etapa en etapa, durante estas edades que han transcurrido, y en esta edad correspondiente al Día Postrero, que es la Edad de la Piedra Angular, donde Él está llamando y juntando a todos Sus escogidos en este Día Postrero.
Ahora, cada edad ha sido cumplida en el pasado en cierto territorio y con cierta clase de gente:
• La primera edad se cumplió en Asia Menor, y su mensajero fue el apóstol San Pablo.
• La segunda edad se cumplió en Francia, y su mensajero fue Ireneo. De ahí se extendió el Mensaje a otros territorios.
• La tercera edad se cumplió también en Francia y en Hungría, y su mensajero fue Martín.
• La cuarta edad se cumplió en Irlanda y en Escocia, y su mensajero fue Colombo (esa fue la cuarta edad).
• La quinta edad se cumplió en Alemania, y su mensajero fue Lutero.
• La sexta edad se cumplió en Inglaterra, y su mensajero fue John Wesley.
• La séptima edad se cumplió en Norteamérica, y su mensajero fue el reverendo William Marrion Branham.
Y vean ustedes, la Voz de Cristo estuvo llamando y juntando Sus ovejas; estuvo la Voz de Cristo manifestada en cada uno de esos mensajeros, los cuales aparecieron en la Tierra en sus diferentes territorios; y muchas personas no comprendieron que esos eran los mensajeros de Cristo, donde estaba el Espíritu de Cristo, y en donde tuvo esas siete manifestaciones el Espíritu de Cristo.
Los siete ojos del Cordero, los siete espíritus de Dios que están delante de la presencia de Dios, estaban esas siete manifestaciones en esos siete mensajeros de Cristo; y se llevó a cabo la Obra correspondiente a cada edad y al territorio en donde cada edad fue cumplida.
Y ahora, luego que han transcurrido esas etapas, siete etapas de la Iglesia gentil, donde encontramos que la última fue en Norteamérica; y de Norteamérica el Espíritu de Cristo, Jesucristo en Espíritu Santo, ha volado a la América Latina y el Caribe para el cumplimiento de la Edad de la Piedra Angular, la edad representada en el ocho; el ocho representa infinito [∞] y también eternidad.
Y esa Edad de la Piedra Angular corresponde al territorio latinoamericano y caribeño, donde el Espíritu de Cristo envía Su Ángel Mensajero ungido con el Espíritu Santo, y donde opera los ministerios de Elías por quinta vez, de Moisés por segunda vez y de Jesús por segunda vez; y por medio del cual llama y junta a Sus escogidos con el Mensaje de la Gran Voz de Trompeta, que es el Mensaje de la Voz de Cristo llamando y juntando a todos Sus hijos en la Edad de la Piedra Angular y Dispensación del Reino; o sea, juntando a Sus hijos en la etapa de la Edad de la Piedra Angular de la Iglesia del Señor Jesucristo.
Porque la Iglesia del Señor Jesucristo en este tiempo final se encuentra en la etapa de la Edad de la Piedra Angular, así como el reino de los gentiles se encuentra en la etapa de los pies de hierro y de barro cocido.
El reino de los gentiles en el tiempo del rey Nabucodonosor, que fue el tiempo en el cual vivió el profeta Daniel, se encontraba en la etapa de la cabeza de oro del reino de los gentiles; pero vean ustedes, en este tiempo final se encuentra el reino de los gentiles en la etapa de los pies de hierro y de barro cocido.
Pero el Reino de Dios se encuentra en la etapa de la Cabeza de Oro, se encuentra en la etapa de la Edad de la Piedra Angular, que es la Cabeza de Oro del Reino de Dios.
Esta es la Edad de Oro para la Iglesia del Señor Jesucristo, donde Cristo estaría manifestado en Espíritu Santo en Su Ángel Mensajero en la etapa de la Edad de la Piedra Angular, la Etapa de Oro de la Iglesia de Jesucristo, llamando y juntando a Sus escogidos, y dándonos a conocer todas estas cosas que deben suceder pronto; y así revelándonos el misterio del Séptimo Sello, que es el misterio de la Segunda Venida de Cristo, la Venida del Ángel del Pacto, del Ángel de Jehová, viniendo en carne humana manifestado en el Día Postrero.
Es la Venida de Jesucristo en Espíritu Santo manifestado en Su Ángel Mensajero en el Día Postrero, dándonos a conocer todas estas cosas, y así preparándonos para ser transformados y raptados.
Es la Venida de Jesucristo en Espíritu Santo velándose y revelándose en carne humana en Su Ángel Mensajero, y dándonos a conocer el misterio de Su Venida en carne humana en Su Ángel Mensajero, como el León de la tribu de Judá, como Rey de reyes y Señor de señores en Su Obra de Reclamo.
Y así es como Jesucristo, el Ángel del Pacto, el Ángel de Jehová, que desciende del Cielo envuelto en una nube, se vela en carne humana en la Tierra en Su Ángel Mensajero; y por medio de Su Ángel Mensajero nos da a conocer todas estas cosas que deben suceder pronto.
Y así podemos estar viendo y escuchando a Jesucristo en el Día Postrero en medio de Su Iglesia gentil, hablándonos como cuando ruge un león y los siete truenos hablando sus voces, emitiendo sus voces, y dándonos a conocer el misterio del Séptimo Sello, el misterio de Su Segunda Venida, el misterio de la Venida del Ángel del Pacto, del Ángel de Jehová, velado y revelado en Su Ángel Mensajero en este Día Postrero, en la Edad de la Piedra Angular y en la Dispensación del Reino, llamando y juntando a Sus escogidos en la Edad de la Piedra Angular y Dispensación del Reino; y así revelándonos todas estas cosas que deben suceder pronto, en el Día Postrero, y en la Edad de la Piedra Angular y Dispensación del Reino.
Y lo que Juan escuchó de boca del Ángel Fuerte que descendió del Cielo, cuando clamó como cuando ruge un león y los siete truenos emitieron sus voces, y no pudo escribir esas cosas que él escuchó; esas son las cosas que nosotros en este Día Postrero estaríamos escuchando por medio de la manifestación de Jesucristo, el Ángel Fuerte que desciende del Cielo, viniendo a la Tierra y viniendo a Su Iglesia en el Día Postrero, manifestado en carne humana en Su Ángel Mensajero, y hablándonos por medio de Su Ángel Mensajero todas estas cosas que deben suceder pronto.
Y al estar escuchando a Jesucristo en Espíritu Santo manifestado en Su Ángel Mensajero dándonos a conocer todas estas cosas que deben suceder pronto, estaríamos escuchando la Voz del Ángel Fuerte que desciende del Cielo; y coloca Su pie derecho sobre el mar y el izquierdo sobre la tierra, y clama como cuando ruge un león y siete truenos emiten sus voces.
Es en este Día Postrero en que estaríamos escuchando la Voz de Cristo que Juan escuchó como siete truenos tronando y hablando, pero que le fue prohibido escribir.
El contenido de esos Siete Truenos es nada menos que el misterio del Séptimo Sello siendo revelado. Es el misterio de la Segunda Venida de Cristo, siendo revelado ese misterio a la Iglesia del Señor Jesucristo en el Día Postrero.
Por eso es que la fe de rapto, para los escogidos ser transformados y raptados, está en los Truenos. Y también está en los Truenos el avivamiento, el despertamiento, de los escogidos de Dios, de la Iglesia del Señor Jesucristo en y para el Día Postrero.
Porque por medio de la revelación contenida en los Siete Truenos, que es la revelación de la Segunda Venida de Cristo como el León de la tribu de Judá, como Rey de reyes y Señor de señores en Su Obra de Reclamo, será que los escogidos de Dios recibirán la fe, la revelación, para ser transformados y raptados; reciben la revelación para ser llamados y juntados en la Edad de la Piedra Angular; reciben la revelación para poder comprender todas estas cosas que deben suceder pronto, en este Día Postrero.
Por eso es tan importante escuchar la Voz de Cristo en este Día Postrero por medio de Su Ángel Mensajero, dándonos a conocer todas estas cosas que deben suceder pronto, en el Día Postrero, en el tiempo final, en el cual nosotros estamos viviendo.
Vean, la Voz de estos Siete Truenos contiene el misterio, la revelación del misterio del Séptimo Sello, o sea, de la Segunda Venida de Cristo, como el León de la tribu de Judá, como Rey de reyes y Señor de señores en Su Obra de Reclamo.
Ahora, Juan quiso adorar al Ángel que le mostraba estas cosas. Aquí en Apocalipsis, capítulo 22 y versos 7 al 9, encontramos que Juan nos dice de la siguiente manera; vamos a ver:
“¡He aquí, vengo pronto! Bienaventurado el que guarda las palabras de la profecía de este libro.
Yo Juan soy el que oyó y vio estas cosas. Y después que las hube oído y visto, me postré para adorar a los pies del ángel que me mostraba estas cosas”.
¿Quién le mostró todas estas cosas del libro del Apocalipsis? El Ángel del Señor Jesucristo. Y Juan dice:
“… me postré para adorar a los pies del ángel que me mostraba estas cosas.
Pero él me dijo: Mira, no lo hagas; porque yo soy consiervo tuyo, de tus hermanos los profetas, y de los que guardan las palabras de este libro. Adora a Dios”.
¿Por qué Juan trató de adorar a este Ángel? Porque él vio la manifestación de Cristo en Su Ángel Mensajero.
Vean ustedes, en Apocalipsis, capítulo 1 y verso 10 al 11, Juan dice:
“Yo estaba en el Espíritu en el día del Señor…”.
Él estaba en el Espíritu en el Día del Señor; o sea, no en su cuerpo físico, porque su cuerpo físico estaba (¿dónde?) en la Isla de Patmos, pero él fue transportado en esa visión apocalíptica al Día del Señor. Y el Día del Señor es el séptimo milenio, porque “un día delante del Señor es como mil años, y mil años como un día”, nos dice Segunda de Pedro, capítulo 3, verso 8, y el Salmo 90 y verso 4.
Y ahora, siendo que el Día del Señor, que es el Día Postrero, es el séptimo milenio, él fue transportado en visión al séptimo milenio. Y dice:
“… y oí detrás de mí una gran voz como de trompeta…”.
Esta Voz de Trompeta es la Voz de Cristo hablando en el Día Postrero por medio de Su Ángel Mensajero, en la Edad de la Piedra Angular y Dispensación del Reino.
¿Y qué oyó? Dice:
“… y oí detrás de mí una gran voz como de trompeta,
que decía: Yo soy el Alfa y la Omega, el primero y el último”.
¿Quién es el Alfa y Omega?, ¿quién es el primero y el último? Nuestro amado Señor Jesucristo. Él es el que en el Día Postrero estará hablando con esa Gran Voz de Trompeta y estará dándonos a conocer todas estas cosas que deben suceder pronto; pero Él tendrá un instrumento aquí, un velo de carne, y ese es el Ángel del Señor Jesucristo.
Dice en Apocalipsis, capítulo 4, verso 1:
“Después de esto miré, y he aquí una puerta abierta en el cielo; y la primera voz que oí, como de trompeta, hablando conmigo, dijo: Sube acá, y yo te mostraré las cosas que sucederán después de estas”.
Ahora, no es que hay que subir al Cielo literalmente para escuchar la Voz de Cristo. Es que hay que subir a la edad, a la etapa donde Jesucristo esté en el Día Postrero hablándole a Su Iglesia con esa Gran Voz de Trompeta.
Si esa etapa fuera la etapa del tiempo de San Pablo, sería la etapa de la primera edad de la Iglesia gentil, y a esa primera edad teníamos nosotros que subir para escuchar la Voz de Cristo por medio de San Pablo, dándonos a conocer todas estas cosas. Pero han transcurrido ya las siete etapas o edades de la Iglesia gentil, donde los hijos de Dios en cada una de esas etapas escucharon la Voz de Jesucristo en Espíritu Santo hablándole a Su pueblo, y llamando y juntando a Sus escogidos de cada una de esas etapas de la Iglesia gentil.
Y ahora, para el Día Postrero, la Voz de Cristo estaría en la Edad de la Piedra Angular, la Voz de Cristo estaría hablando en la Edad de la Piedra Angular por el Ángel Mensajero de la Edad de la Piedra Angular, que es el profeta de la Dispensación del Reino, con el Mensaje del Evangelio del Reino; y ese es el Ángel del Señor Jesucristo. Y por medio de ese Ángel Mensajero es que la Iglesia del Señor Jesucristo estará escuchando todas esas cosas que deben suceder pronto.
Y será no un hombre, sino Jesucristo en Espíritu Santo manifestado en un hombre, en un profeta, hablándole a Su Iglesia.
El velo de carne es un hombre, un profeta; pero el que estará hablando por medio de ese velo de carne, por medio de ese profeta, será Jesucristo en Espíritu Santo en el Día Postrero.
Será Jesucristo en Espíritu Santo, el Ángel del Pacto, el Ángel de Jehová, la Columna de Fuego, la Shekinah, velado y revelado en carne humana en Su Ángel Mensajero.
Porque dondequiera que esté la Palabra, el Verbo, estará velado en carne humana.
Y ahora veamos lo que nos dice Apocalipsis, capítulo 22 y verso 6:
“Y me dijo: Estas palabras son fieles y verdaderas. Y el Señor, el Dios de los espíritus de los profetas, ha enviado su ángel, para mostrar a sus siervos las cosas que deben suceder pronto”.
Para mostrar a Sus siervos (¿qué?) las cosas que deben suceder pronto, las cuales Cristo, en Apocalipsis, capítulo 4, verso 1, dijo que nos daría a conocer; y ahora las da a conocer por medio de Su Ángel Mensajero; porque en Su Ángel Mensajero estará Jesucristo en Espíritu Santo manifestado, hablándole a Su Iglesia en la Edad de la Piedra Angular y Dispensación del Reino.
Y siendo que el Ángel del Pacto, el Ángel de Jehová, que es Jesucristo, es el Mensajero a Israel, y viene directamente a los hebreos; pero por cuanto Su Iglesia gentil está a punto de ser raptada, porque ha llegado a su final: Él viene por Su Iglesia primeramente, y después irá al pueblo hebreo en Su manifestación del Día Postrero, en la Edad de la Piedra Angular y Dispensación del Reino, a través de Su instrumento: el Ángel del Señor Jesucristo.
Para poder escuchar la Voz de Cristo en cada edad, vean ustedes, Cristo envió un mensajero en cada edad, donde Él estuvo manifestado hablándole a Su pueblo y llamando y juntando a Sus escogidos de cada edad.
Y para el Día Postrero, para poder comprender todas estas cosas que deben suceder pronto, y poder comprender la Segunda Venida de Cristo como el León de la tribu de Judá, como Rey de reyes y Señor de señores, que es la apertura del Séptimo Sello de Apocalipsis, capítulo 8 y verso 1, encontramos que necesitamos encontrar al instrumento de Jesucristo, al Ángel de Jesucristo; para, por medio de él, ver a Jesucristo en Espíritu Santo manifestado, hablándonos todas estas cosas que deben suceder pronto, y revelándonos Su Venida en el Día Postrero, en la Edad de la Piedra Angular y Dispensación del Reino, velado y revelado en carne humana en Su Ángel Mensajero.
Nadie podrá comprender este misterio y demás misterios del Reino de los Cielos correspondientes al Día Postrero, excepto aquellos que encontrarán al Ángel de Jesucristo; y así encontrarán a Jesucristo en Espíritu Santo manifestado en Su Ángel Mensajero, dándonos a conocer por medio de Su Ángel todas estas cosas que deben suceder pronto.
Y así es como con ese Mensaje revelado a Su Iglesia, con esa revelación de Jesucristo por medio de Su Ángel Mensajero, son llamados y juntados todos los escogidos de Dios en la Edad de la Piedra Angular y Dispensación del Reino; y esa edad corresponde a la América Latina y el Caribe.
Es en la América Latina y el Caribe donde este misterio del Séptimo Sello se llevaría a cabo, y sería revelado por Jesucristo a través de Su Ángel Mensajero. Y así el Jinete del caballo blanco de Apocalipsis, que es Jesucristo en Espíritu Santo manifestado en carne humana por medio de Su Ángel Mensajero, estará dándonos a conocer todas estas cosas que deben suceder pronto, en el Día Postrero.
Y ahora vean cómo a la América Latina y el Caribe le ha tocado en el Programa Divino la parte más importante del Programa Divino en el Cuerpo Místico del Señor Jesucristo. Y por eso la América Latina y el Caribe tiene en la actualidad la bendición de Dios.
Esa bendición divina que se ha estado moviendo del pueblo hebreo a Asia Menor, para la primera edad de la Iglesia gentil; luego se movió a Francia en la segunda edad; luego se movió a Hungría y Francia, o Francia y Hungría en la tercera edad; y luego se movió a Irlanda y Escocia en la cuarta edad; y luego se movió a Alemania en la quinta edad; y luego se movió a Inglaterra en la sexta edad; y luego se movió esa bendición a Norteamérica en la séptima edad.
Y ahora se ha movido esa bendición a la América Latina y el Caribe, en la Edad de la Piedra Angular, en la Edad Octava, la Edad Eterna de la Iglesia del Señor Jesucristo.
Y ahora en la América Latina y el Caribe está el Programa Divino llevándose a cabo; está el Programa de Jesucristo correspondiente a la etapa final de Su Iglesia gentil llevándose a cabo, y llamando y juntando a Sus escogidos con la Gran Voz de Trompeta o Trompeta Final.
Y ahora, vean ustedes cómo estas cosas están sucediendo en este tiempo final, y solamente los que estarán escuchando la Voz de Cristo por medio de Su Ángel Mensajero podrán comprender el misterio de lo que Juan escuchó y le fue prohibido escribir.
Y ahora, vean ustedes cómo también la señal del Hijo del Hombre en el cielo, en donde es visto el Hijo del Hombre envuelto en una nube, lo encontramos en Apocalipsis, capítulo 10, verso 1; y Apocalipsis, capítulo 1, también lo encontramos, y verso 7; y también lo encontramos en Apocalipsis, capítulo 14, verso 14 en adelante; y lo encontramos en San Mateo, capítulo 24 y verso 30 al 31; y en Daniel, capítulo 7, verso 13 al 14.
Y ahora, la señal del Hijo del Hombre en el cielo, y la Venida del Hijo del Hombre en las nubes con poder y gloria, vean ustedes, el reverendo William Branham hablándonos acerca de una nube misteriosa que apareció en febrero 28 de 1963, y que fue tomada en fotos13 por diferentes fotógrafos del estado de Arizona y también de Nuevo México, y que también fue publicada esta nube misteriosa en la revista Ciencia14 y en la revista Life15; encontramos que cuando apareció esa nube, que los científicos no le encontraron una explicación; porque apareció a 26 millas de altura16, y tenía un tamaño de 30 millas de ancho por 50 millas de largo17 aproximadamente. A esa altura de 26 millas no hay humedad para formar nubes, ni tampoco hay aviones volando para que formen algunas nubes.
El misterio de esa nube, dice el reverendo William Marrion Branham que fue la aparición de siete ángeles de Dios que le aparecieron a él y se lo llevaron; y estuvo allí con esos ángeles, estuvo ahí en el cielo; él estuvo allí en su cuerpo teofánico y también esos ángeles estaban en sus cuerpos teofánicos.
Esos ángeles que allí estaban, vean ustedes, él dice que siete ángeles vinieron y lo arrebataron; y estando allí siete ángeles que llevaron al reverendo William Branham, entonces encontramos (contando al reverendo William Branham), encontramos allí a ocho ángeles, ocho mensajeros de Dios.
Y ahora, vean lo que dijo el reverendo William Branham en la página 469 del libro de Los Sellos; hablando acerca de esa nube formada por esos ángeles, dice:
“153. ¿Y notaron que dije que uno de esos ángeles era muy raro? Me pareció muy distinto a los demás. Estaban en una constelación con tres a cada lado y uno arriba; y el que estaba a mi lado, contando desde la izquierda hacia la derecha, ese sería el séptimo Ángel. Él era más brillante y significaba más para mí que los demás. Les dije que tenía el pecho así robusto y estaba volando hacia el oriente. Les dije también que: ‘Me levantó, me alzó’”.
¿Quién fue el que lo levantó y se lo llevó con ellos? Fue el Ángel que era muy diferente a los demás.
“154. Ahora, ¡aquí está! Era el que tenía el Séptimo Sello, lo cual he mantenido como una pregunta en mi mente toda mi vida. Los otros Sellos significaron mucho para mí, desde luego; pero ustedes no se imaginan lo que ha significado este séptimo”.
Ahora, vean que el séptimo ángel, de los siete que vinieron, el séptimo era muy diferente a los demás; y ese era el que tenía el Séptimo Sello. Y el Séptimo Sello es la Segunda Venida de Cristo como el León de la tribu de Judá, como Rey de reyes y Señor de señores, en Su Obra de Reclamo.
Ese es el Ángel Fuerte que desciende del Cielo, ese es el Ángel que está prometido para venir en el Día Postrero, pero que primero estaría envuelto en una nube, o en las nubes, como dice Apocalipsis, capítulo 10, verso 1 en adelante, y San Mateo 24, verso 30 al 31. Es la Venida del Hijo del Hombre en las nubes, es la señal del Hijo del Hombre en el cielo siendo vista en febrero 28 de 1963.
Así como para la Primera Venida de Cristo apareció una señal en el cielo, llamada la Estrella de Belén, y estuvo en el cielo como por dos años apareciendo todas las noches; y muchas personas en la Tierra en aquel tiempo, no pudieron comprender que esa era la señal de la Primera Venida del Mesías, de la Venida del Hijo del Hombre en medio del pueblo hebreo, el cual nació en Belén de Judea.
Y la señal de que ya estaba en la Tierra, estaba en el cielo siendo vista. Y unos magos la vieron, estando ellos viviendo allá en Babilonia; y vieron esa señal sobre la tierra de Israel, y fueron a la tierra de Israel para buscar al Mesías; llegaron a la ciudad de Jerusalén y no encontraron al Mesías allí.
Pero preguntó el rey Herodes dónde el Mesías debía nacer; y los escribas y los principales sacerdotes, como el sumo sacerdote, le dijeron que era en Belén de Judea, porque así estaba escrito por el profeta Miqueas, en el capítulo 5 y verso 2.
Y Herodes los mandó a Belén de Judea para buscar al Mesías y adorarlo, y luego que vinieran de regreso al rey Herodes para que le dijeran dónde estaba el Mesías, y que para ir a adorarlo; pero las intenciones eran para ir a matarlo.
El rey Herodes investigó con los magos desde cuándo estaba apareciendo esa Estrella, y ellos le dieron a conocer que ya llevaba dos años apareciendo esa Estrella; por lo tanto, el Mesías tenía unos 2 años de edad, aproximadamente, cuando llegaron los magos a Belén de Judea18.
Y vean ustedes, cuando Dios ha de hacer algo en la Tierra, lo muestra en el cielo. La señal en el cielo de lo que Dios ha prometido hacer en la Tierra tiene que ser vista. Y cuando es vista esa señal en el cielo: lo que Dios ha prometido hacer en la Tierra, las personas tienen que estar buscándolo, porque ya tiene que estar en la Tierra Dios realizando lo que Él prometió para ese tiempo.
Por lo tanto, el Mesías estaba ya en la Tierra; y cuando llegaron los magos a Belén de Judea, ya el Mesías tenía aproximadamente 2 años de edad. Por lo tanto, el Mesías, cuando fue visitado por esos magos, ya hablaba; por lo tanto, pudo hablar con ellos, de seguro, y ellos pudieron hablar con Él, y ellos se regocijaron. Ellos conocieron al Mesías estando el Mesías todavía con unos 2 años de edad aproximadamente.
Y ahora, vean ustedes cómo todo esto se cumplió: fue vista la señal de la Primera Venida del Hijo del Hombre, fue vista en el cielo, y luego encontramos que el Hijo del Hombre estaba en la Tierra cuando esa señal fue vista en el cielo.
Y encontramos que todo estaba cumpliéndose en medio del pueblo hebreo, aunque todavía la Obra de Redención de Cristo en Su Primera Venida no estaba siendo llevada a cabo, la cual se llevaría a cabo en la Cruz del Calvario; y para eso Él tendría un ministerio de tres años y medio, en la primera parte de la semana setenta de la profecía de Daniel.
Y al final de esa primera parte de la semana setenta, o sea, a la mitad de la semana setenta, a los tres años y medio de esa semana setenta (la cual consta de siete años), a la mitad de esa semana: la vida al Mesías le sería quitada19. Y cuando llegó la mitad de esa semana, la vida al Mesías le fue quitada en la Cruz del Calvario, muriendo allí Cristo por nosotros y quitando allí nuestros pecados.
Y ahora, podemos ver que antes de Cristo estar en la Cruz del Calvario muriendo por nosotros, en la mitad de la semana setenta, encontramos que 33 años antes ya el Mesías estaba en la Tierra, naciendo en Belén de Judea.
Ahora la pregunta es: antes de llevarse a cabo la Obra de Reclamo, y todos ser transformados (los que vivimos), y todos los muertos en Cristo ser resucitados, ¿cuánto tiempo (días, meses o años) estará en la Tierra el Ángel Fuerte, el Hijo del Hombre, el cual primeramente es visto en el cielo envuelto en una nube, para después ser visto en la Tierra manifestado en carne humana en el Ángel del Señor Jesucristo?
¿Cuánto tiempo estará en la Tierra el Ángel del Pacto, el Ángel de Jehová, el Hijo del Hombre, manifestado en Su Ángel Mensajero, antes de la resurrección de los muertos en Cristo y de la transformación de nosotros los que vivimos?
No sabemos cuántos años estará en la Tierra manifestado en carne humana hablándole a Su Iglesia y dándole a conocer todas estas cosas que deben suceder pronto, para así darnos la fe para ser transformados y raptados; y llevarse así a cabo la Obra de Reclamo; y así ser nosotros restaurados a la vida eterna, con un cuerpo eterno, ser redimidos nuestros cuerpos mortales, ser redimidos y obtener la transformación de nuestros cuerpos nosotros los que vivimos, y los muertos en Cristo ser resucitados en cuerpos eternos.
Ahora, la pregunta es: ¿Cuántos años estará este Ángel que apareció aquí, en esta nube, como el Ángel que era muy diferente a los demás?, el cual es el Ángel que tiene el Séptimo Sello, el cual es el Ángel del Pacto, el Ángel de Jehová, Jesucristo en Su cuerpo teofánico allí en esa nube en el cielo, para en el Día Postrero ser manifestado en carne humana a través de Su Ángel Mensajero.
Porque Él tendrá para el Día Postrero un velo de carne a través del cual estará manifestado, velado y revelado a través de Su Ángel Mensajero; y estará hablándole a Su Iglesia y dándonos a conocer todas estas cosas que deben suceder pronto: nos estará dando a conocer el misterio de Su Venida, el misterio de la Venida del Ángel que era muy diferente a los demás, en carne humana en el Día Postrero a través de Su Ángel Mensajero.
Vean que el misterio de la Primera Venida de Cristo fue el misterio de la Venida del Ángel del Pacto, del Ángel de Jehová, que es el mismo Jehová, que es el mismo Verbo que se hizo carne y habitó entre los seres humanos en aquel velo de carne llamado Jesús de Nazaret.
Ese es el misterio de la Primera Venida de Cristo, ese es el misterio de la Venida del Ángel del Pacto, de la Venida del Señor, del Dios de Abraham, de Isaac y de Jacob. Ese fue el misterio, dos mil años atrás, de la Venida del Ángel del Pacto en carne humana en medio del pueblo hebreo.
Y el misterio de la Venida del Ángel del Pacto, del Ángel de Jehová, de Jesucristo en Espíritu Santo en el Día Postrero, es: la Venida del Ángel del Pacto, del Ángel que era diferente a los demás (que se encuentra en esa nube), viniendo en carne humana en medio de Su Iglesia gentil a través de Su Ángel Mensajero, y hablándole a Su Iglesia todas estas cosas que deben suceder pronto; y así preparándonos para ser transformados y raptados, y dándonos a conocer así el misterio de Su Venida en carne humana en Su Ángel Mensajero.
Pero Su Ángel Mensajero no es el Señor Jesucristo. Él solamente es Su instrumento, Su velo de carne, a través del cual Jesucristo, el Ángel del Pacto, vendría manifestado en Espíritu Santo en el Día Postrero, dándonos a conocer todas estas cosas que deben suceder pronto, conforme a las profecías del Antiguo Testamento y del Nuevo Testamento.
“EL MISTERIO DE LO QUE OYÓ JUAN PERO QUE NO PUDO ESCRIBIR”.
El misterio de lo que Juan oyó es el misterio de la Segunda Venida de Cristo, el misterio de la Venida del Ángel del Pacto, velado y revelado en Su Ángel Mensajero, dándonos a conocer todas estas cosas que deben suceder pronto.
Es la Venida del Ángel que era diferente a los demás, es la Venida del Ángel del Pacto, del Ángel de Jehová, velado en carne humana y revelado a través de carne humana en Su Ángel Mensajero. Ese es el misterio del Séptimo Sello, ese es el misterio que los Siete Truenos hablaron y a Juan le fue prohibido escribir. Ese es el misterio que nos da la revelación, la fe, para ser transformados y raptados en este Día Postrero.
Ha sido para mí un privilegio muy grande estar con ustedes, dándoles testimonio de LO QUE JUAN OYÓ PERO QUE NO PUDO ESCRIBIR; dándoles testimonio de los Siete Truenos de Apocalipsis, capítulo 10, que Juan escuchó pero no pudo escribir. No pudo escribir lo que los Siete Truenos hablaron, no pudo escribir lo que la Voz de Cristo clamando como cuando ruge un león habló allí en el Día Postrero, en el Día del Señor.
Pero en el Día Postrero, en el Día del Señor, escucharíamos la Voz de Cristo como León de la tribu de Judá, clamando como cuando un león ruge y los siete truenos emitiendo sus voces; o sea, la Voz de Cristo hablándonos el misterio del Séptimo Sello, hablándonos el misterio de Su Segunda Venida, hablándonos el misterio de la Venida del Ángel del Pacto, del Ángel de Jehová, del Dios de Abraham, de Isaac y de Jacob, velado y revelado en Su Ángel Mensajero en carne humana.
Ese es EL MISTERIO DE LO QUE JUAN OYÓ PERO NO PUDO ESCRIBIR.
Que las bendiciones de Jesucristo, el Ángel del Pacto, nuestro amado Señor Jesucristo, nuestro Salvador, sean sobre cada uno de ustedes y sobre mí también; y nos revele todos estos misterios contenidos en la Escritura y prometidos para ser abiertos en este Día Postrero; y nos prepare para ser transformados y raptados en este Día Postrero; y pronto todos seamos transformados y raptados, y vayamos a la Cena de las Bodas del Cordero. En el Nombre Eterno de nuestro amado Señor Jesucristo. Amén y amén.
Estaré nuevamente con ustedes a las 3:00 de la tarde, Dios mediante, para continuar en esta serie de “LOS MISTERIOS DEL REINO DE LOS CIELOS”, en donde estaremos viendo: “EL MISTERIO DEL LIBRO QUE JUAN SE COMIÓ”.
“EL MISTERIO DEL LIBRO QUE JUAN SE COMIÓ”, ese será el tema para esta tarde, a las 3:00 de la tarde.
Están todos invitados para estar escuchando: “EL MISTERIO DEL LIBRO QUE JUAN SE COMIÓ”, para así ver cómo todos nosotros también nos podemos comer ese Libro en este Día Postrero; porque ese es el Libro de la Redención, es el Libro donde están escritos nuestros nombres, es el Libro de la Vida del Cordero.
Será hasta la tarde, Dios mediante, cuando estaremos reunidos para escuchar “EL MISTERIO DEL LIBRO QUE JUAN SE COMIÓ”.
Que Dios les continúe bendiciendo a todos, que Dios les guarde, y hasta las 3:00 de la tarde, Dios mediante, en que estaremos reunidos para glorificar a Dios y escuchar Su Palabra.
Muchas gracias por vuestra amable atención. Y con nosotros nuevamente Félix Caro para continuar y finalizar estaå actividad en esta ocasión.
Que Dios les bendiga y les guarde a todos.
“EL MISTERIO DE LO QUE OYÓ JUAN PERO QUE NO PUDO ESCRIBIR”.
[Revisión octubre 2022]
1 San Mateo 1:23
2 Isaías 7:14
3 Génesis 18:1-8
4 Génesis 19:1-29
5 Génesis 18:16-33
6 San Mateo 27:25
7 San Lucas 1:5-17
8 2 Reyes 2:15
9 Éxodo 3:6
10 Hechos 24:14
11 San Juan 16:28
12 San Juan 3:13
13 Publicación de la revista LIFE donde aparecen las fotografías desde diferentes lugares: https://bit.ly/3ureXyD
14 Revista CIENCIA (SCIENCE): Publicación del 19 de abril de 1963, volumen 140, número 3564. Autor: James E. McDonald / https://www.science.org/toc/science/140/3564
15 Revista LIFE: Publicación del 17 de mayo de 1963. Título del artículo “… And a High Cloud – Ring of Mistery”
16 26 millas = 41.8 km de alto
17 30 millas (de ancho) x 50 millas (de largo) = 48.3 km (de ancho) x 80.46 km (de largo)
18 San Mateo 2:1-12
19 Daniel 9:26