El misterio del Reino de Dios que todos los escogidos deben conocer

Muy buenas noches, amados amigos y hermanos presentes. Es para mí y un privilegio muy grande estar con ustedes en esta noche, para compartir con ustedes unos momentos de compañerismo espiritual alrededor de la Palabra de Dios.

Para lo cual, quiero leer en Segunda de Pedro, capítulo 1, verso 19 al 21, donde nos dice de la siguiente manera:

“Tenemos también la palabra profética más segura, a la cual hacéis bien en estar atentos como a una antorcha que alumbra en lugar oscuro, hasta que el día esclarezca y el lucero de la mañana salga en vuestros corazones;

entendiendo primero esto, que ninguna profecía de la Escritura es de interpretación privada,

porque nunca la profecía fue traída por voluntad humana, sino que los santos hombres de Dios hablaron siendo inspirados por el Espíritu Santo”.

Nuestro tema para esta ocasión es: “EL MISTERIO DEL REINO DE DIOS QUE TODOS LOS ESCOGIDOS DEBEN CONOCER”.

Para poder conocer los misterios del Reino de Dios, necesitamos encontrarlos en la Palabra profética, en las diferentes formas que tenemos la Palabra profética dada por el Espíritu de Dios a través de Sus profetas en el Antiguo Testamento y también en el Nuevo Testamento.

Y esta Palabra profética la encontramos en parábolas y en diferentes formas, a través de las cuales ha sido expresada para beneficio de todos los hijos e hijas de Dios; “porque no hará nada el Señor Jehová, sin que antes revele Sus secretos a Sus siervos los profetas (o Sus profetas)”, nos dice Amós, capítulo 3 y verso 7. Y esa Palabra profética que viene por medio de los profetas de Dios, encontramos que ha sido colocada en la boca de esos hombres de Dios, por el Espíritu de Dios.

En Deuteronomio, capítulo 18, verso 15 al 19, nos dice:

“Profeta de en medio de ti, de tus hermanos, como yo, te levantará Jehová tu Dios; a él oiréis;

conforme a todo lo que pediste a Jehová tu Dios en Horeb el día de la asamblea, diciendo: No vuelva yo a oír la voz de Jehová mi Dios, ni vea yo más este gran fuego, para que no muera.

Y Jehová me dijo: Han hablado bien en lo que han dicho.

Profeta les levantaré de en medio de sus hermanos, como tú; y pondré mis palabras en su boca, y él les hablará todo lo que yo le mandare”.

¿Dónde Dios coloca Su Palabra? En la boca del profeta que Él envía para cada edad o para cada dispensación.

“Mas a cualquiera que no oyere mis palabras que él hablare en mi nombre, yo le pediré cuenta”.

Ahora, encontramos que esta promesa ha sido cumplida parcialmente en los diferentes profetas; en Cristo fue cumplida en toda Su plenitud, y en el Nuevo Testamento ha sido cumplida en los apóstoles y profetas que Cristo ha enviado en y a Su Iglesia, desde los mensajeros o apóstoles de Cristo (exceptuando a Judas Iscariote); y también en y a través de los diferentes mensajeros que Él ha enviado entre los gentiles, de entre los cuales San Pablo fue el primero y fue el mensajero para la primera etapa o edad de la Iglesia gentil.

Y luego vinieron allí en Asia Menor los escogidos de Dios a manifestación, creyendo en Cristo como su Salvador, lavando sus pecados en la Sangre de Cristo y recibiendo el Espíritu de Cristo; y así naciendo de nuevo y entrando al Reino de los Cielos, o sea, entrando al Cuerpo Místico de Cristo; y así perseverando en ese Cuerpo Místico de Cristo, en donde San Pablo fue el primer mensajero para la primera edad de la Iglesia entre los gentiles, y fue San Pablo el siervo fiel y prudente en la Iglesia de Jesucristo, en la primera edad, que les dio el Alimento a tiempo entre los gentiles.

Y luego pasó el Espíritu de Cristo a la segunda etapa o edad, donde envió Su segundo ángel mensajero, allá en el territorio de Europa, allá en Francia, en donde se cumplió la segunda etapa de la Iglesia gentil, y Dios habló por medio de ese segundo mensajero, llamado Ireneo.

Luego encontramos que en el mismo territorio europeo envió a otros mensajeros, como Martín y luego Colombo, luego Lutero y luego Wesley, en diferentes territorios europeos, donde se cumplieron cinco etapas o edades de la Iglesia del Señor Jesucristo entre los gentiles, en donde Cristo estuvo llamando y juntando a Sus escogidos de esas diferentes etapas allá en Europa; y se estuvo cumpliendo la primera edad, segunda, tercera, cuarta, quinta y sexta; y luego se cumpliría en la séptima; y luego en la Edad de la Piedra Angular, que es la edad octava; se cumplirían estas promesas de Cristo cuando dijo en San Juan, capítulo 10, verso 14 al 16:

“Yo soy el buen pastor; y conozco mis ovejas, y las mías me conocen,

así como el Padre me conoce, y yo conozco al Padre; y pongo mi vida por las ovejas.

También tengo otras ovejas que no son de este redil…”.

Se refiere a los gentiles, entre los cuales Cristo tendría ovejas que creerían en Él, escucharía la Voz de Cristo, recibirían a Cristo como su Salvador, lavarían sus pecados en la Sangre de Cristo y recibirían el Espíritu de Cristo; y por consiguiente, nacerían de nuevo; y así entrarían al Reino de Dios o Reino de los Cielos, a la Iglesia de Señor Jesucristo, donde por medio del nuevo nacimiento es que se entra a ese Cuerpo Místico de creyentes.

Ese es el Redil del Señor Jesucristo, en donde entran Sus ovejas gentiles y también Sus ovejas hebreas; “porque de ambos pueblos ha estado haciendo un solo pueblo”1, llamado: la Iglesia del Señor Jesucristo o Cuerpo Místico de Jesucristo.

Y ahora, vean ustedes, dice:

“… aquellas también debo traer, y oirán mi voz…”.

Dice que oirán Su Voz; pero Cristo cuando murió, resucitó y ascendió al Cielo, ha permanecido en el Cielo, en el Lugar Santísimo del Templo que está en el Cielo, haciendo intercesión por todos Sus escogidos, Sus ovejas que escucharían Su Voz.

Pero Cristo en Espíritu Santo, desde el Día de Pentecostés hacia acá, ha estado en medio de Su Iglesia hablando por medio de Sus mensajeros; y así llamando y juntando a Sus ovejas en el Redil del Señor, o sea, en el Cuerpo Místico de Jesucristo, que es Su Iglesia.

Y ha estado pasando por diferentes etapas el Redil del Señor, o sea, el Cuerpo Místico de Cristo: la primera, entre los gentiles en Asia Menor; la segunda, tercera, cuarta, quinta y sexta, en Europa; y la séptima en Norteamérica, donde envió al reverendo William Branham con el Mensaje para esa séptima etapa de la Iglesia del Señor Jesucristo, y por medio del cual Cristo en Espíritu Santo habló y estuvo llamando a Sus ovejas entre los gentiles en el territorio norteamericano. Y de ahí se extendió el Mensaje de Dios para otras naciones y continentes.

Y ese mismo mensajero vino a ser el precursor de la Segunda Venida de Cristo; promesa que no fue cumplida en las siete etapas o edades de la Iglesia gentil, porque esta promesa es para ser cumplida en el Día Postrero, para el llamado de los escogidos del Día Postrero, y para recibir así la fe para ser transformados y raptados, y para los muertos en Cristo resucitar.

Y ahora, vean ustedes dónde fue cada una de las edades de la Iglesia gentil, las siete edades.

Y ahora tenemos que ver dónde sería cumplida la Edad de la Piedra Angular, donde estaría Cristo en Espíritu Santo manifestado a través del mensajero de la Edad de la Piedra Angular y de la Dispensación del Reino, llamando y juntando a Sus ovejas con la Gran Voz de Trompeta de San Mateo, capítulo 24 y verso 31, donde nos dice:

“Y enviará sus ángeles con gran voz de trompeta, y juntarán a sus escogidos, de los cuatro vientos, desde un extremo del cielo hasta el otro”.

Esto está en San Mateo, capítulo 24 y verso 31; por lo tanto, es una promesa para los escogidos de Dios, o sea, para el Cuerpo Místico del Señor Jesucristo, para ser cumplida en el Día Postrero cuando la señal del Hijo del Hombre haya sido vista en el cielo.

Y en febrero 28 de 1963 apareció en el cielo una señal muy importante, una nube misteriosa que apareció a 26 millas de altura2, con un tamaño de 30 millas de ancho por 50 millas de largo3. La ciencia no pudo comprender cómo se formó esa nube allí porque no hay humedad a esa altura, ni tampoco aviones vuelan a esa altura; por lo tanto, es un misterio esa nube que apareció en febrero 28 de 19634.

El reverendo William Branham dijo que le aparecieron a él siete ángeles enviados por Dios; y fue arrebatado por esos ángeles, y fue colocado donde estaban esos ángeles ahí en el cielo.

Y esa nube formada por ángeles, vean ustedes, contiene los siete ángeles mensajeros de las siete edades de la Iglesia gentil, que son los siete espíritus de Dios que recorren toda la Tierra; y contiene también a otro Ángel que era muy diferente a los demás, del cual el reverendo William Branham dice que era el más sobresaliente y el más importante para él.

Dice en la página 469 del libro de Los Sellos en español, del reverendo William Branham, dice:

“153. ¿Y notaron que dije que uno de esos ángeles era muy raro? Me pareció muy distinto a los demás. Estaban en una constelación con tres a cada lado y uno arriba; y el que estaba a mi lado, contando desde la izquierda hacia la derecha, ese sería el séptimo Ángel. Él era más brillante y significaba más para mí que los demás. Les dije que tenía el pecho así robusto y estaba volando hacia el Oriente. Les dije también que: ‘Me levantó, me alzó’. ¿Se acuerdan?

154. Ahora, ¡aquí está! Era el que tenía el Séptimo Sello, lo cual he mantenido como una pregunta en mi mente toda mi vida. Los otros Sellos significaron mucho para mí, desde luego; pero ustedes no se imaginan lo que ha significado este séptimo”.

Ahora, el Séptimo Sello es la Segunda Venida de Cristo, la Venida del Hijo del Hombre en el Reino de Su Padre; es la Venida de Cristo en el Día Postrero en y a Su Iglesia; porque es Su Iglesia la que está esperando por la Venida de Cristo.

Y ahora, para poder comprender el misterio de este Ángel —que es el que tenía la Segunda Venida de Cristo, el que tenía el Séptimo Sello—, necesitamos comprender lo que fue la Primera Venida de Cristo.

En Malaquías, capítulo 3, nos dice lo que fue o lo que sería la Venida del Mesías; dice el capítulo 3 de Malaquías, verso 1 en adelante, dice:

“He aquí, yo envío mi mensajero, el cual preparará el camino delante de mí…”.

Ese mensajero, todos sabemos que fue Juan el Bautista, él fue el Elías que tenía que venir en aquel tiempo preparándole el camino al Señor como el precursor de la Primera Venida de Cristo; y con su mensaje él dio testimonio diciendo…, cuando vio a Jesús y lo bautizó, él dijo: “He aquí el Cordero de Dios que quita el pecado del mundo. Yo no lo conocía; pero el que me mandó a bautizar, me dijo: Sobre aquel que tú veas al Espíritu Santo descender en forma de paloma, ese es Él”5. O sea: “Ese es Aquel al cual tú le estás preparando el camino”.

Y dice: “Yo no lo conocía; pero el que me mandó a bautizar, me dijo (esto me dio, esta señal)…”. Y ahora, Juan dice: “Y yo lo vi (vi al Espíritu Santo descender sobre Él, sobre Jesús). Ese es del cual yo dije que vendría un varón, del cual yo no era digno de desatar la correa de Su calzado, el cual vendría después de mí (o detrás de mí)”.

Ahora vean cómo Juan el Bautista fue el Elías que tenía que venir en aquel tiempo. Lo identificó luego Jesús cuando dijo… en San Mateo, capítulo 11, verso 14: “Si ustedes lo quieren recibir (o sea, quieren recibir a Juan el Bautista), él es aquel Elías que había de venir”.

Y en San Mateo, capítulo 17, verso 10 en adelante, nos dice Jesús, cuando le preguntan o le dicen: “¿No es necesario… no dicen los escribas que es necesario que Elías venga primero y restaure todas las cosas? Jesús dijo: A la verdad, Elías vendrá primero y restaurará todas las cosas. Pero Elías ya vino, e hicieron de él todo lo que quisieron. Y entonces comprendieron (o entendieron) que les hablaba de Juan el Bautista”.

Y ahora, vean ustedes quién fue Juan el Bautista: fue el precursor de la Primera Venida de Cristo y fue el profeta prometido como el Elías que vendría. Y eso sería (¿qué?) el espíritu ministerial de Elías en otro hombre, en Juan el Bautista, en el cual estaba el Espíritu Santo aun desde el vientre de su madre, “el cual fue lleno del Espíritu Santo aun estando en el vientre de su madre”6.

Y por medio del Espíritu Santo estando en él manifestado, encontramos que el Espíritu Santo operó en Juan el Bautista el ministerio de Elías, vino en el poder y virtud de Elías, conforme a como dijo el Arcángel Gabriel en el capítulo 1 de San Lucas.

Y ahora, vean ustedes que luego del precursor Juan el Bautista, el Elías que había de venir preparándole el camino, luego vendría el Mesías. Y ahora veamos quién sería este Mesías, dice [Malaquías 3:1]:

“… y vendrá súbitamente a su templo el Señor a quien vosotros buscáis…”.

O sea, Elohim, el Señor, el Dios de Abraham, de Isaac y de Jacob, vendría a Su Templo; a Ese le estaba preparando el camino Juan el Bautista. Dice:

“… y el ángel del pacto, a quien deseáis vosotros”.

El Ángel del Pacto, el Ángel de Jehová, que es el mismo Dios de Abraham, Dios de Isaac y Dios de Jacob, es el mismo Ángel de Jehová, es el mismo Verbo que creó todas las cosas; como dice San Juan, capítulo 1, verso 1 en adelante, donde dice:

“En el principio era el Verbo, y el Verbo era con Dios, y el Verbo era Dios.

Este era en el principio con Dios.

Todas las cosas por él fueron hechas, y sin él nada de lo que ha sido hecho, fue hecho”.

¿Quién hizo todas las cosas? Dios en Su manifestación como el Ángel de Jehová o Ángel del Pacto, o Dios de Abraham, de Isaac y de Jacob; este Ángel del Pacto, que es el mismo Dios Creador de los Cielos y de la Tierra en Su cuerpo teofánico, fue el que libertó al pueblo hebreo por medio del profeta Moisés; este mismo Dios de Abraham, de Isaac y de Jacob, llamado aquí “el Verbo”, el que creó todas las cosas, dice ahora… dice:

“Aquella luz verdadera, que alumbra a todo hombre, venía a este mundo”.

Ahora, ¿cómo venía a este mundo? Dice:

En el mundo estaba, y el mundo por él fue hecho; pero el mundo no le conoció.

A lo suyo vino (o sea, al pueblo hebreo), y los suyos no le recibieron.

Mas a todos los que le recibieron, a los que creen en su nombre, les dio potestad de ser hechos hijos de Dios;

los cuales no son engendrados de sangre, ni de voluntad de carne, ni de voluntad de varón, sino de Dios.

Y aquel Verbo fue hecho carne, y habitó entre nosotros”.

¿Quién se hizo carne? El Verbo, el que creó todas las cosas. “Y aquel Verbo que era con Dios, era Dios; este era en el principio con Dios”, y este Verbo fue el que se hizo carne y hábito entre los seres humanos; y era nada menos que el Ángel del Pacto, el Ángel de Jehová, el Dios de Abraham, de Isaac y de Jacob.

El pueblo hebreo ¿a quién ha estado esperando por miles de años? Al Mesías. Y cuando se le pregunta al pueblo hebreo, cuando se les pregunta a sus líderes religiosos: “¿Y qué relación tiene el Mesías con Dios?”, ellos dicen que el Mesías es Dios.

Ellos están esperando la Venida de Dios, del Dios de Abraham, de Isaac y de Jacob, viniendo en carne humana en medio del pueblo hebreo; esa es la promesa de Malaquías, capítulo 3 y verso 1: la Venida del Señor, del Ángel del Pacto.

Y ahora, vean ustedes, se cumplió dos mil años atrás y ellos no se dieron cuenta, porque Dios cegó los ojos de sus líderes religiosos; y por cuanto estaban ciegos: “Si el ciego guía al ciego, ambos caerán en el hoyo (o sea, en el hueco)”7.

O sea, si sus líderes religiosos fallaron en ver la Venida del Dios de Abraham, de Isaac y de Jacob, la Venida del Mesías: el pueblo hebreo como nación también falló; y todavía están esperando la Venida del Mesías; y cuando ya se ha cumplido la Primera Venida del Mesías como el Cordero de Dios muriendo en la Cruz del Calvario.

Y gracias a Dios que el pueblo hebreo no pudo ver que aquel Jesús de Nazaret, el carpintero de Nazaret, era el Mesías. Fue manifestado en simplicidad. Esa manifestación de Dios, del Ángel del Pacto, del Ángel de Jehová, del Espíritu Santo en carne humana en la persona de Jesús, dio cumplimiento a la Primera Venida del Mesías.

Fue la Venida del Verbo, del Logos, en carne humana, en un cuerpo que fue creado en el vientre de María, cuando Dios creó en el vientre María una célula de sangre, una célula de vida, la cual se multiplicó célula sobre célula y formó el cuerpo de Jesús, un cuerpo creado por Dios.

Y ahora podemos ver quién era y quién es nuestro amado Señor Jesucristo: es el Dios de Abraham, de Isaac y de Jacob.

Y ahora vean que era la Venida del Jehová del Antiguo Testamento con Su cuerpo teofánico siendo manifestado en carne humana, en la persona de Jesús de Nazaret; eso fue la Primera Venida del Mesías como el Cordero de Dios.

Por eso cuando le preguntaban: “¿Dónde está el Padre?, muéstranos al Padre y nos basta”. Cuando Felipe hizo esa pregunta o dijo…, o pidió eso, Jesús dijo: “¿Tanto tiempo hace, Felipe, que estoy con vosotros, y todavía no me has conocido? ¿No sabes que yo estoy en el Padre, y el Padre está en mí? Y el que me ha visto a mí ha visto al Padre”8.

Y ahora, vean que a Dios nadie jamás le ha visto; “pero el Unigénito Hijo que está en el Seno del Padre, Él le declaró” (San Juan, capítulo 1 y verso 18); por eso el que veía a Jesús estaba viendo a Dios, estaba viendo al Padre, estaba viendo al Ángel del Pacto vestido de un cuerpo terrenal, de un cuerpo humano llamado Jesús de Nazaret.

Y ahora vean, cuando Dios está manifestado en la Tierra: está velado en un cuerpo humano; es Dios en morphe de edad en edad y de dispensación en dispensación, vestido de un cuerpo, manifestado en un cuerpo; y ahora en Jesús se manifestó en toda Su plenitud; porque era un cuerpo sin pecado, vino sin pecado, porque fue por creación divina; por eso es también llamado el segundo Adán.

Y por eso Jesús era el único ser que podía llevar a cabo la Obra de Redención, tomando nuestros pecados y muriendo en la Cruz del Calvario, y así pagando el precio de la Redención; para llevarnos a Dios, para restaurar a cada persona que tiene su nombre escrito en el Libro de la Vida del Cordero desde antes de la fundación del mundo.

Redimir significa ‘volver al lugar original’. Cristo nos redime, o sea, nos coloca de nuevo en el lugar de origen, y nos coloca en la eternidad.

Por eso es que Cristo dice en San Juan, capítulo 5 y verso 24:

“De cierto, de cierto os digo: El que oye mi palabra, y cree al que me envió, tiene vida eterna; y no vendrá a condenación, mas ha pasado de muerte a vida”.

Cuando hemos nacido en esta Tierra: hemos nacido en un mundo que está en muerte; y por consiguiente, hemos entrado a muerte cuando hemos venido a este planeta Tierra.

Pero por cuanto nuestra alma viene de Dios, pertenece a Dios y es una simiente de Dios, representada nuestra alma en el trigo: es nuestra alma redimible; y por consiguiente Cristo murió.

Y todo esto estaba preparado, ordenado por Dios, desde antes de la fundación del mundo, nos dice Primera de Pedro, capítulo 1, versos 18 al 22.

Y ahora, podemos ver que San Pedro, hablándonos de este gran misterio, nos dice que Cristo fue ordenado: “Ordenado desde antes de la fundación del mundo para ese propósito, pero manifestado en los postreros tiempos”, o sea manifestado en carne humana para llevar a cabo la Obra de Redención en la Cruz del Calvario.

Pero ya eso estaba programado en la Mente de Dios desde antes de la fundación del mundo; y estaban también en la Mente de Dios los atributos divinos por los cuales Cristo moriría en la Cruz del Calvario, para redimir a cada atributo de Dios que estaba en la Mente de Dios; pero que tenían que ser manifestados esos atributos divinos.

Y por eso, como atributos divinos, hemos venido a esta Tierra manifestados en estos cuerpos mortales y con un espíritu del mundo, para hacer contacto con la vida eterna y recibir a Cristo como nuestro Salvador, y lavar nuestros pecados en la Sangre de Cristo, y recibir Su Espíritu Santo; y así pasar de muerte a vida, pasar de muerte a vida; y así entrar al Reino de Dios o Reino de los Cielos; y así obtener el cuerpo teofánico la sexta dimensión.

Porque cuando hemos nacido en esta Tierra, lo que recibimos fue un espíritu del mundo que inclina al ser humano hacia el mal. Pero por medio del Espíritu de Cristo, recibido al creer en Cristo como nuestro Salvador y lavar nuestros pecados y recibir el Espíritu Santo: recibimos un espíritu teofánico de la sexta dimensión; y ese espíritu teofánico nos guía en el Programa Divino, y nos inclina siempre a Dios y Su Programa.

Y así es como la primera parte o etapa de Redención se lleva a cabo en los hijos e hijas de Dios, para en el Día Postrero Cristo cumplir la segunda parte del Programa de Redención; para lo cual hemos sido llenos del Espíritu de Dios, sellados con el Espíritu Santo, como nos dice San Pablo en Efesios, capítulo 4, verso 30, donde dice:

“Y no contristéis al Espíritu Santo de Dios, con el cual fuisteis sellados para el día de la redención”.

Pero ¿el Día de la Redención no fue allá en la Cruz del Calvario? Sí, pero es en el Día Postrero en que recibimos la redención de nuestro cuerpo físico; y seremos redimidos en cuanto al cuerpo físico. Y al ser redimidos en cuanto al cuerpo físico, recibiremos el cuerpo eterno que Cristo ha prometido para cada uno de los que han creído en Él, han lavado sus pecados en la Sangre de Cristo y han recibido Su Espíritu Santo. Dice:

Y no contristéis al Espíritu Santo de Dios, con el cual fuisteis sellados para el día de la redención”.

El Día de la Redención, o sea, el día en donde el Año del Jubileo se vuelve a cumplir para la redención del cuerpo físico, o sea, para la resurrección de los muertos en Cristo y la transformación de nosotros los que vivimos.

Vean ustedes, todos los escogidos de Dios, los miembros del Cuerpo Místico de Cristo, que han recibido el Espíritu de Cristo: están sellados con el Espíritu de Cristo aunque hayan muerto sus cuerpos físicos; ellos están en su cuerpo teofánico en el Paraíso, esperando la resurrección de ellos en cuerpos eternos; y los que estamos vivos estamos esperando la transformación de nuestro cuerpo.

Y vean ustedes cómo nos dice San Pablo en Efesios, capítulo 1, verso 13 al 14, dice:

“En él también vosotros, habiendo oído la palabra de verdad, el evangelio de vuestra salvación, y habiendo creído en él, fuisteis sellados con el Espíritu Santo de la promesa,

que es las arras de nuestra herencia hasta la redención de la posesión adquirida, para alabanza de su gloria”.

Vean ustedes que estamos sellados con el Espíritu Santo, para en el Día Postrero recibir la redención de nuestro cuerpo; y así obtener el cuerpo eterno que Él ha prometido para todos los creyentes en Él, que han lavado sus pecados en la Sangre de Cristo y han recibido Su Espíritu Santo.

Y ahora, vean cómo para el Día Postrero tenemos la promesa de esa manifestación poderosa de los hijos e hijos de Dios en cuerpos eternos, donde los muertos en Cristo resucitarán en cuerpos eternos y nosotros los que vivimos seremos transformados. ¿Cuándo? A la Final Trompeta.

“… porque se tocará la trompeta, y los muertos serán resucitados incorruptibles, y nosotros (los que vivimos) seremos transformados.

Y cuando esto corruptible se haya vestido de incorrupción, y esto mortal se haya vestido de inmortalidad, entonces se cumplirá la palabra que está escrita: Sorbida es la muerte en victoria” (Primera de Corintios, capítulo 15, versos 49 al 55).

Y ahora vean que todo esto es para el tiempo final en el cual nosotros estamos viviendo.

¿Y qué es la Trompeta Final? La Trompeta Final es el Mensaje del Evangelio del Reino, pues es la Voz de Cristo representada en una trompeta, hablándole a Su pueblo en el Día Postrero con el Mensaje del Evangelio del Reino, que gira alrededor de la Segunda Venida de Cristo como el León de la tribu de Judá, como Rey de reyes y Señor de señores en Su Obra de reclamo.

Y ahora, es para el Día Postrero que tenemos la promesa de la Segunda Venida de Cristo, o sea, de la Venida del Ángel del Pacto, de la Venida del Ángel de Jehová en carne humana; es la promesa de la Venida del Verbo viniendo en carne humana en el Día Postrero.

Para el Día Postrero no tendrá que crear otro cuerpo, como hizo para Su Primera Venida; porque ya en la Tierra habrá miles de personas que estarán lavados con la Sangre de Cristo y estarán con las primicias del Espíritu Santo; por lo tanto, lo que necesita el Espíritu de Cristo, o sea, el Ángel del Pacto, el Ángel de Jehová, es venir manifestado en el Día Postrero en carne humana, en uno de los miembros del Cuerpo Místico de Cristo.

Y eso es lo que el precursor de la Segunda Venida de Cristo dijo que sería en el Día Postrero en el Programa Divino.

Y eso es la Venida de este Ángel que era muy diferente a los demás. Este Ángel, que es el Ángel Fuerte, que es Cristo, aquí, en esta nube, envuelto en esta nube, con el arco iris alrededor de Su cabeza; ese es el misterio de este Ángel diferente a los otros siete ángeles mensajeros de las siete edades de la Iglesia gentil.

Y ahora, vean ustedes lo que dice el precursor de la Segunda Venida de Cristo, que es la Venida del Jinete del caballo blanco de Apocalipsis, capítulo 19; pues ese es el pasaje o uno de los pasajes apocalípticos que nos muestran la Segunda Venida de Cristo.

Dice que ese Jinete del caballo blanco de Apocalipsis 19, tiene por nombre el Verbo de Dios. Es la Venida del Verbo, del Ángel del Pacto, del Ángel de Jehová, de este Ángel que era muy diferente a los demás, viniendo en el Día Postrero en el cumplimiento de la Venida del Ángel de Jehová, del Ángel del Pacto, del Dios de Abraham, de Isaac y de Jacob.

Ahora vean, el reverendo William Branham orando, aquí en el mensaje de Los Siete Sellos, en la página 277 en español, en una parte de la oración dice:

“[240]. … pedimos que el Espíritu Santo venga ahora mismo, el Jinete del verdadero caballo blanco (¿Quién es el Jinete del verdadero caballo blanco, el Jinete del caballo blanco de Apocalipsis 19? Es el Espíritu Santo. Dice), mientras Su Espíritu, el Espíritu de Cristo, entre en confrontación con el anticristo, y Él llame los Suyos”.

O sea, llame a Sus escogidos ¿con qué? Con la Gran Voz de Trompeta que está prometida para en el Día Postrero llamar y juntar a todos los escogidos; como nos dice San Mateo, capítulo 24 y verso 31.

Y ahora, vean ustedes cómo es que este Jinete del caballo blanco viene en el Día Postrero, cómo viene el Espíritu de Cristo, el Espíritu Santo; Cristo en Espíritu Santo vean cómo viene. Dice en la página 134 del libro de Los Sellos, dice el precursor de la Segunda Venida de Cristo:

“142. Y noten ustedes: Cuando este Espíritu Santo que tenemos llegue a encarnarse…”.

¿Cómo vendrá? Encarnado, o sea, manifestado en carne humana; como vino manifestado en carne humana dos mil años atrás. Dice:

“… el que está en nuestro medio ahora mismo en la forma del Espíritu Santo, cuando Él llegue a ser encarnado en la Persona de Jesucristo, entonces nosotros le coronaremos como ‘Rey de Reyes y Señor de Señores’”.

Ahora, ¿cómo vendrá el Espíritu Santo en el Día Postrero? Vendrá encarnado, o sea, manifestado en carne humana.

Dice en la página 256 del libro de Los Sellos en español, cómo será la Venida de este Ángel que era muy diferente a los demás, de este Ángel del Pacto de Apocalipsis, capítulo 10, y de Apocalipsis, capítulo 19. Dice: página 256 del libro de Los Sellos, dice:

“121. Pero cuando nuestro Señor aparezca sobre la Tierra, Él vendrá sobre un caballo blanco como la nieve, y será completamente Emmanuel —la Palabra de Dios encarnada en un hombre”.

¿Cómo será la Venida del Jinete del caballo blanco de Apocalipsis 19? Será la Palabra encarnada en un hombre. O sea que será el Espíritu Santo, el Verbo, el Ángel del Pacto, manifestado en carne humana en un hombre en el Día Postrero; y ese hombre tiene que ser un redimido por la Sangre de Cristo, y tiene que ser un miembro del Cuerpo Místico de Cristo, y tiene que ser un profeta mensajero, para cumplirse lo prometido por Cristo para el Día Postrero.

Y así venir Jesucristo en Espíritu Santo manifestado en carne humana en ese profeta mensajero, y venir como el Jinete del caballo blanco de Apocalipsis, capítulo 19, aquí en el Día Postrero, para bendición de todos los escogidos de Dios, bajo esta manifestación de Jesucristo en Espíritu Santo a través de carne humana, a través del mensajero de la Edad de la Piedra Angular y Dispensación del Reino, que es Ángel del Señor Jesucristo, el profeta mensajero que Él enviaría para dar testimonio de estas cosas en las Iglesias, como nos dice Apocalipsis, capítulo 22, verso 16:

“Yo Jesús he enviado mi ángel para daros testimonio de estas cosas en las iglesias…”.

Y luego en Apocalipsis, capítulo 22, verso 6, nos dice:

“Y me dijo: Estas palabras son fieles y verdaderas. Y el Señor, el Dios de los espíritus de los profetas, ha enviado su ángel (¿A quién ha enviado? A Su Ángel. ¿Para qué?), para mostrar a sus siervos las cosas que deben suceder pronto”.

¿Para qué lo envía? Para mostrar a Sus siervos las cosas que deben suceder pronto, para mostrarle a Su Iglesia las cosas que deben suceder pronto; y después se las muestra al pueblo hebreo.

Bajo este ministerio de Jesucristo en Espíritu Santo a través de Su Ángel Mensajero, Jesucristo en Espíritu Santo por medio de Su Ángel Mensajero nos da a conocer todas estas cosas que deben suceder pronto, en el Día Postrero; y así nos muestra todo Su Programa correspondiente al Día Postrero.

Y este es EL MISTERIO DEL REINO DE DIOS QUE TODOS LOS ESCOGIDOS DEBEN CONOCER: el misterio de la Venida de Jesucristo en Espíritu Santo manifestado en carne humana en Su Ángel Mensajero en el Día Postrero, dándonos a conocer todas estas cosas que deben suceder pronto; y así Cristo manifestarse como el León de la tribu de Judá, como Rey de reyes y Señor de señores, en Su Obra de Reclamo a través de Su Ángel Mensajero.

O sea que es una manifestación de Jesucristo en Espíritu Santo a través de Su Ángel Mensajero; y eso es la Venida del Jinete del caballo blanco de Apocalipsis, capítulo 19; eso es la Venida del Verbo, de la Palabra encarnada en un hombre.

Eso es lo que está prometido para ser cumplido en el Día Postrero. Y ese hombre tiene que ser un occidental. Dijo el precursor de la Segunda Venida de Cristo en el mensaje “El único lugar provisto de Dios para adorar”, en la página número 2, dice de la siguiente manera [Citas, pág. 166]:

1485 – “Ahora, yo estaba poniéndome viejo, y pensé: ‘¿Habrá otro avivamiento, veré otra época?’”.

Cada avivamiento de la Iglesia del Señor Jesucristo ha ocurrido en cada una de las edades de la Iglesia del Señor Jesucristo; y para eso Dios ha enviado un mensajero en cada edad. Y así es como ha venido el avivamiento o despertamiento en cada edad, de la simiente de Dios, de los escogidos de Dios, de las almas de Dios, o sea, del trigo de Dios, de los hijos del Reino.

Dice: “¿Habrá otra época, o veré otra época, habrá otro avivamiento?”. Vamos a ver si dice, que si habrá o no habrá otro avivamiento:

1485 – “Y tan solo recuerden, del occidente vendrá un jinete en un caballo blanco. Recorreremos este sendero nuevamente. Eso es correcto. Es una promesa”.

Esa es la promesa de Apocalipsis, capítulo 19, de un Jinete viniendo en un caballo blanco como la nieve.

Y el precursor de la Segunda Venida de Cristo, en el mensaje de Los Sellos, página 256, dice que eso será la Palabra, el Verbo encarnado en un hombre, la Palabra encarnada en un hombre; y ese hombre tiene que ser entonces un profeta.

Y el único profeta correspondiente al Día Postrero, al séptimo milenio y a la Dispensación del Reino, y para el Día Postrero, es ¿quién? El profeta mensajero del Señor Jesucristo para la Dispensación del Reino, que es Su Ángel Mensajero enviado para dar testimonio de estas cosas que deben suceder pronto; por medio de Su Ángel Mensajero, Jesucristo estará velado y revelado en este tiempo final, como el Jinete del caballo blanco de Apocalipsis, capítulo 19.

Ese Jinete que viene en este caballo blanco de Apocalipsis 19, es Cristo manifestado en carne humana en Su Ángel Mensajero, dándonos el avivamiento final; el avivamiento o despertamiento, para la Iglesia del Señor Jesucristo en el tiempo final, en el Día Postrero, en la Edad de la Piedra Angular y Dispensación del Reino.

Ese es el avivamiento o despertamiento para el Día Postrero, por medio de la manifestación de Jesucristo en Espíritu Santo a través de Su Ángel Mensajero; así como trajo un despertamiento, un avivamiento en cada edad, cuando se manifestó por medio de cada uno de Sus siete ángeles mensajeros de las siete edades de la Iglesia gentil.

Y ahora, vean ustedes: “EL MISTERIO DEL REINO DE DIOS QUE TODOS LOS ESCOGIDOS DEBEN CONOCER”, para así obtener el avivamiento, despertamiento espiritual, correspondiente al Día Postrero; y obtener así la revelación de la Segunda Venida de Cristo, de la Venida de Jesucristo en Espíritu Santo manifestado, velado y revelado a través de Su Ángel Mensajero, como el León de la tribu de Judá, como Rey de reyes y Señor de señores en Su Obra de reclamo.

Y así tener, la Iglesia del Señor Jesucristo en el Día Postrero, el cumplimiento del misterio más grande del Reino de los Cielos, que es el misterio de la Venida de Jesucristo, el Ángel del Pacto en Espíritu Santo viniendo a Su Iglesia en el Día Postrero, para darnos a conocer todas estas cosas que deben suceder pronto.

Por eso Juan el apóstol, en Apocalipsis, capítulo 19, verso 9 al 10; y Apocalipsis 22, verso 7 al 9; trató de adorar al Ángel del Señor Jesucristo, porque vio en él la manifestación de Jesucristo en Espíritu Santo dándonos el Mensaje del Día Postrero, el Mensaje del Evangelio del Reino, y dándonos a conocer todas estas cosas que deben suceder pronto.

Juan el apóstol escuchó la Voz de Cristo, esa Gran Voz de Trompeta, por medio del Ángel Mensajero del Señor Jesucristo; porque siempre Cristo ha tenido un instrumento, para por medio de él hablarle a Su Iglesia; así ha sido en edades pasadas y así es para este Día Postrero en la Edad de la Piedra Angular y Dispensación del Reino.

Y estas son las cosas que todo escogido de Dios debe conocer en este Día Postrero; porque debe conocer las promesas proféticas prometidas para el Día Postrero; y las promesas, las profecías para el Día Postrero, nos hablan de la Venida del Hijo del Hombre, de la Venida de Cristo como el León de la tribu de Judá, como Rey de reyes y Señor de señores en Su Obra de reclamo.

Nos habla de la Venida del Hijo del Hombre en el Día Postrero como en los días de Noé, y nos dice que velemos, que vigilemos por Su Venida, ¿por qué? Porque será Su Venida cumplida en simplicidad, será Su Venida cumplida en una forma tan sencilla, que si no vigilamos, nos pasará por encima, dijo el precursor de la Segunda Venida de Cristo9.

Así como le pasó por encima la Primera Venida de Cristo al pueblo hebreo, y les pasó por encima la venida de Elías, del Elías que tenía que venir en aquel tiempo. Estaban esperando literalmente al profeta Elías; y vino un profeta de aquel tiempo con el espíritu y virtud del profeta Elías, o sea, vino con el ministerio del profeta Elías, y se llama Juan el Bautista; pero el Arcángel Gabriel dijo que ese era el hombre que vendría con el espíritu y virtud de Elías; ese era el que le prepararía el camino al Señor.

Y cuando Jesús habló de él, dijo que “él es aquel Elías (Juan el Bautista), es aquel Elías que había de venir”10; o sea el Elías prometido en Malaquías, capítulo 3 y capítulo 4, para precursar la Primera Venida de Cristo.

Y ahora vean que cuando Dios promete la venida de un profeta que ya vino en el pasado, encontramos que cuando vuelve a cumplirse esa promesa: es otro hombre, otro profeta, con el ministerio que estuvo en aquel profeta del pasado; y para eso, pues el Espíritu de Dios, el Espíritu Santo, estará en ese profeta operando el ministerio que había operado en aquel otro profeta del tiempo pasado.

Así es para la venida de Elías por quinta ocasión, así es para la venida también de Moisés por segunda ocasión, y así es para la Venida del Hijo del Hombre, la Venida de Jesús por segunda ocasión: es la Venida del Ángel del Pacto, del Ángel de Jehová, del Dios de Abraham, de Isaac y de Jacob, manifestado en carne humana en el Día Postrero en otro hombre, en otro profeta: en el profeta de la Dispensación del Reino, que viene predicando el Mensaje del Evangelio del Reino.

Ahora, hemos visto: “EL MISTERIO DEL REINO DE DIOS QUE TODOS LOS ESCOGIDOS DEBEN CONOCER”.

Y luego, cuando seamos transformados los que vivimos y obtengamos el cuerpo eterno, y los muertos en Cristo reciban el cuerpo eterno cuando resuciten, luego estaremos aquí de 30 a 40 días, en una etapa muy importante del Programa Divino; y después nos iremos con Cristo a la Cena de las Bodas del Cordero, y allá nos encontraremos con Él, y lo vamos a ver como Él es.

Ahora, mientras llega ese momento en que estaremos con Cristo en la Cena las Bodas del Cordero, veremos a Cristo manifestado a través de Su Ángel Mensajero, veremos a Jesucristo en Espíritu Santo manifestado en Su Ángel Mensajero, como lo vimos en el reverendo William Branham, como lo vimos en Wesley, como lo vimos en Lutero, como lo vimos en Martín, como lo vimos en Colombo…; como lo vimos en Colombo, como lo vivimos en Martín, como lo vivimos en Ireneo y como lo vimos en San Pablo.

Y ahora, para el Día Postrero, lo veremos nuevamente manifestado en el cumplimiento de lo que Él ha prometido para el Día Postrero: lo veremos manifestado a través de Su Ángel Mensajero.

Para poder ver, para poder comprender este misterio del Reino de Dios que todos los escogidos deben conocer, se requiere que encontremos al Ángel del Señor Jesucristo. ¿Lo encontremos dónde? En el occidente; para así poder comprender este misterio del Reino de Dios que todos deben comprender. Jesucristo en Espíritu Santo se movió del pueblo hebreo a Asía Menor, donde se manifestó por medio de San Pablo; y se movió de Asia Menor a Europa, donde se manifestó en cinco ocasiones, en cinco mensajeros diferentes; y luego se movió a Norteamérica en Espíritu Santo y se manifestó a través del reverendo William Marrion Branham, al cual ungió como precursor de la Segunda Venida de Cristo y como el ángel mensajero de la séptima edad de la Iglesia gentil.

Y ahora ¿para dónde se movería Jesucristo en Espíritu Santo para ungir otro hombre con Su Espíritu Santo, y manifestarse por medio de ese hombre en el Día Postrero, y cumplir Sus promesas correspondientes al Día Postrero (así como cumplió Sus promesas correspondientes a cada edad, y llamó y juntó a Sus escogidos en cada edad), para llamar y juntar a los escogidos del Día Postrero?

Con la Gran Voz de Trompeta, Jesucristo en Espíritu Santo, se mueve a la América Latina y el Caribe, para llamar y juntar a Sus escogidos en la América Latina y el Caribe; y así completar Su Cuerpo Místico de creyentes.

Y así Él hablarle a Su Iglesia con la Gran Voz de Trompeta, o sea, con el Mensaje del Evangelio del Reino, que gira alrededor de la Segunda Venida de Cristo, como el León de la tribu de Judá, como Rey de reyes y Señor de señores en Su Obra de Reclamo.

Ahora, Su Ángel Mensajero no es el Señor Jesucristo, como tampoco lo fueron los siete ángeles mensajeros del Señor Jesucristo; pero ellos fueron el velo de carne, el instrumento donde Cristo estuvo manifestado en cada edad.

Y así también el Ángel del Señor Jesucristo: es el instrumento donde Jesucristo en Espíritu Santo estaría manifestado en el Día Postrero hablándonos con esa Gran Voz de Trompeta de Apocalipsis, capítulo 1, verso 10 al 11, y dándonos a conocer estas cosas que deben suceder pronto; como nos prometió en Apocalipsis, capítulo 4 y verso 1; y como cumple en Apocalipsis, capítulo 22 y verso 6; hablándonos, dándonos a conocer todas estas cosas que deben sucede pronto, por medio de Su Ángel Mensajero.

Juan el apóstol quiso adorarlo en dos ocasiones, pero le fue prohibido; él estuvo viendo a Jesucristo manifestado en Su Ángel Mensajero dándonos a conocer todas estas cosas que deben suceder pronto. Y Juan escuchó y vio todas estas cosas por medio del Ángel del Señor Jesucristo; él dice:

“Yo me postre a los pies del Ángel que me mostraba estas cosas, para adorarlo; y él me dijo: Mira no lo hagas, yo soy consiervo tuyo y de tus hermanos los que tienen el testimonio de Jesús. Adora a Dios”11.

Ahora, podemos ver que el Ángel del Señor Jesucristo no es el Señor Jesucristo; él es el instrumento de Jesucristo, el velo de carne a través del cual Jesucristo en el Día Postrero estaría manifestado en el territorio correspondiente a la Edad de la Piedra Angular, que es el territorio latinoamericano y caribeño, y estaría dándonos a conocer todas estas cosas que deben sucede pronto.

Y con ese Mensaje con el cual nos da a conocer estas cosas que deben suceder pronto, el cual está tipificado en la Gran Voz de Trompeta o Trompeta Final, estaría con ese Mensaje llamando y juntando a todos los escogidos de Dios, dándoles a conocer todas estas cosas que deben suceder pronto, todas estas cosas que todos los escogidos de Dios deben conocer.

Y con el conocimiento de estas cosas que vienen por medio de Jesucristo en Espíritu Santo a través de Su Ángel Mensajero, son llamados y juntados todos los escogidos de Dios en el Día Postrero, en la Edad de la Piedra Angular y Dispensación del Reino; en el cumplimiento del llamado de Cristo en Apocalipsis, capítulo 4, donde dice con esa Voz de Trompeta: “Sube acá, y yo te mostraré las cosas que han de suceder después de estas”. Las cosas que han de suceder y las que ya han sucedido en las siete etapas o edades de la Iglesia gentil.

Y ahora desde el territorio donde Él se manifiesta a través de Su Ángel Mensajero y nos da a conocer todas estas cosas que deben suceder pronto, desde ahí se extiende el Mensaje del Evangelio del Reino a todo el continente latinoamericano y caribeño; y desde ahí se extiende a todas las demás naciones; y llegará hasta el pueblo hebreo, y ellos dirán: “Este es el Mensaje que nosotros estamos esperando, y esta es la manifestación de Dios que nosotros estamos esperando; esta manifestación de Dios por medio de Su Ángel Mensajero”.

Y eso será el cumplimiento de la Venida del Jinete del caballo blanco de Apocalipsis, capítulo 19, del cual el precursor de la Segunda Venida de Cristo dijo que será la Palabra encarnada en un hombre; la Palabra encarnada en un hombre, el Verbo encarnado en un hombre, o sea, el Ángel del Pacto, el Ángel de Jehová, el Espíritu Santo, Cristo en Espíritu Santo manifestado en carne humana en el Día Postrero, en un hombre, que es el Ángel del Señor Jesucristo, el profeta la Dispensación del Reino y de la Edad de la Piedra Angular.

Y los escogidos en el Día Postrero escucharán la Voz de Cristo a través de Su instrumento, a través de Su Ángel Mensajero, y dirán: “Esto era lo que yo estaba esperando”. Dios les abrirá el corazón, el alma, para entender; y les abrirá el entendimiento, la mente, para poder comprender todas estas cosas que están prometidas en la Palabra profética para suceder en este Día Postrero. “EL MISTERIO DEL REINO DE DIOS QUE TODOS LOS ESCOGIDOS DEBEN CONOCER”.

Hemos visto este misterio a la luz de las Escrituras y de los mensajes predicados por el reverendo William Marrion Branham, que fue el precursor de la Segunda Venida de Cristo.

Ha sido para mí un privilegio muy grande estar con ustedes esta noche, dándoles testimonio de: “EL MISTERIO DEL REINO DE DIOS QUE TODOS LOS ESCOGIDOS DEBEN CONOCER”.

Esto es para ser conocido por los escogidos de Dios en este Día Postrero, los cuales tienen sus nombres escritos en el Libro de la Vida del Cordero desde antes de la fundación del mundo.

¿Y dónde están esos escogidos que conocerían estas cosas que deben ser conocidas en el Día Postrero, en el misterio del Reino de Dios correspondiente al Día Postrero? Pues aquí estamos. En Puerto Rico un grupo y en cada país latinoamericano y caribeño. Estamos aquí recibiendo el conocimiento de “EL MISTERIO DEL REINO DE DIOS QUE TODOS LOS ESCOGIDOS DEBEN CONOCER”, en este tiempo en el cual nosotros estamos viviendo.

Por lo cual le damos gracias a Jesucristo desde lo profundo de nuestra alma, por darnos a conocer el misterio del Reino de Dios que todos los escogidos deben conocer en este Día Postrero.

“EL MISTERIO DEL REINO DE DIOS QUE TODOS LOS ESCOGIDOS DEBEN CONOCER”.

El misterio de la Venida de Cristo en Espíritu Santo manifestado en y a través de Su Ángel Mensajero, hablándonos con esa Gran Voz de Trompeta, y dándonos a conocer todas estas cosas que deben suceder en este Día Postrero; y así cumpliendo Cristo Sus promesas correspondientes al Día Postrero, para Su Iglesia, en la Edad de la Piedra Angular y Dispensación del Reino.

Ha sido para mí un privilegio muy grande estar con ustedes dándoles testimonio de: “EL MISTERIO DE DIOS QUE TODOS LOS ESCOGIDOS DEBEN CONOCER”.

Que Dios les bendiga, que Dios les guarde, y muchas gracias por vuestra amable atención.

Les veremos, o nos veremos nuevamente el próximo domingo; el domingo próximo a las 10:00 de la mañana en la primera actividad, y a las 3:00 de la tarde en la segunda actividad, donde tendremos los temas siguientes: “EL MISTERIO DE LO QUE OYÓ PERO NO PUDO ENTENDER”, o sea, “EL MISTERIO DE LO QUE OYÓ JUAN EL APÓSTOL PERO QUE NO PUDO ESCRIBIR”. Eso es para el domingo próximo en la actividad de las 10:00 de la mañana.

Y luego, para el domingo próximo también, vamos a ver…, para el domingo próximo, a las 3:00 de la tarde, nuestro tema será: “EL MISTERIO DEL LIBRO QUE JUAN SE COMIÓ”. Es un misterio, pero lo vamos a ver claramente el domingo próximo a las 3:00 de la tarde.

Así que ya saben cuáles serán los temas para el próximo domingo en la mañana, a las 10:00 de la mañana, y luego a las 3:00 de la tarde.

El de la mañana les dije que será (¿cuál?) “EL MISTERIO DE LO QUE OYÓ JUAN PERO NO PUDO ESCRIBIR”. Y a las 3:00 de la tarde del próximo domingo el tema será: “EL MISTERIO DEL LIBRO QUE JUAN SE COMIÓ”.

Que las bendiciones de Jesucristo, el Ángel del Pacto, nuestro Salvador, el Dios de Abraham, de Isaac y de Jacob, sean sobre cada uno de ustedes y sobre mí también; y se materialicen, en cada uno de ustedes y en mí, las promesas correspondientes al Cuerpo Místico de Cristo para nuestra transformación y rapto, para ir a la Cena de las Bodas del Cordero. En el Nombre Eterno de nuestro amado Señor Jesucristo. Amén y amén.

Que Dios les bendiga y pasen todos muy buenas noches.

Dejo con nosotros nuevamente a Félix Caro para continuar y finalizar en esta noche esta actividad con los cánticos; y si hay algún anuncio, y también la oración de despedida.

Que Dios les bendiga y les guarde a todos.

“EL MISTERIO DEL REINO DE DIOS QUE TODOS LOS ESCOGIDOS DEBEN CONOCER”.

[Revisión octubre 2022]

1 Efesios 2:14

2 26 millas (de altura) = 41.8 km

3 30 millas (de ancho) x 50 millas (de largo) = 48.3 km (de ancho) x 80.46 km (de largo)

4 Esta nube fue publicada con fotografías, por las revistas Life (Mayo 17, 1963) y Science (Abril 19, 1963): https://bit.ly/3ureXyD, https://www.science.org/toc/science/140/3564

5 San Juan 1:29-34

6 San Lucas 1:15, 1:41

7 San Mateo 15:14

8 San Juan 14:8-10

9 Los Sellos: “Dios en simplicidad”, pág. 52, párr. 204. “El Primer Sello”, pág. 122, párr. 99. “El Segundo Sello”, pág. 152, párr. 13. “El Tercer Sello”, pág. 197, párrs. 30-31; pág. 209, párr. 90. “El Cuarto Sello”, pág. 264, párr. 157. “Preguntas y respuestas”, pág. 412, párr. 161. “El Séptimo Sello”, pág. 449, párr. 54; pág. 472, párr. 165

10 San Mateo 11:11-14

11 Apocalipsis 19:10, Apocalipsis 22:8-9

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