Muy buenas noches, amables amigos y hermanos presentes, radioyentes y televidentes. Es para mí un privilegio muy grande estar con ustedes en esta ocasión, para compartir con ustedes unos momentos alrededor del tema: “EL MISTERIO DEL REINO MILENIAL”.
Para lo cual leemos en el libro del Apocalipsis, en el capítulo 20 y verso 4 en adelante, donde nos dice:
“Y vi tronos, y se sentaron sobre ellos los que recibieron facultad de juzgar; y vi las almas de los decapitados por causa del testimonio de Jesús y por la palabra de Dios, los (cuales) no habían adorado a la bestia ni a su imagen, y que no recibieron la marca en sus frentes ni en sus manos; y vivieron y reinaron con Cristo mil años.
Pero los otros muertos no volvieron a vivir hasta que se cumplieron mil años. Esta es la primera resurrección.
Bienaventurado y santo el que tiene parte en la primera resurrección; la segunda muerte no tiene potestad sobre estos, sino que serán sacerdotes de Dios y de Cristo, y reinarán con él mil años”.
Esto es lo prometido para el glorioso Reino Milenial del Mesías.
Nuestro tema es: “EL MISTERIO DEL REINO MILENIAL”.
Este Reino Milenial corresponde al séptimo milenio, y para ese glorioso Reino Milenial es que el Mesías se sentará sobre el Trono de David; como está prometido aquí en el libro de San Lucas, capítulo 1, versos 1 en adelante, donde el Arcángel Gabriel le aparece a la virgen María. Capítulo 1, verso 30 en adelante, dice:
“Entonces el ángel le dijo: María, no temas, porque has hallado gracia delante de Dios.
Y ahora, concebirás en tu vientre, y darás a luz un hijo, y llamarás su nombre Jesús.
Este será grande, y será llamado Hijo del Altísimo; y el Señor Dios le dará el trono de David su padre;
y reinará sobre la casa de Jacob para siempre, y su reino no tendrá fin”.
Aquí está la promesa de que el Mesías se sentará sobre el Trono de David; pues a David le fue hecha la promesa de que no faltaría uno que se sentase en su trono1.
Y ahora, el trono de David ha estado vacío por miles de años; pero para el glorioso Reino Milenial del Mesías el Trono de David estará ocupado. Y el Mesías estará sentado sobre el Trono de David; el cual es Cristo, y el cual encontramos que nació en Belén de Judea dos mil años atrás.
Y ahora, veamos cómo este Reino es llamado el Reino que será restaurado, y que tendrá como Trono: el Trono de David.
Ese Trono gobernará sobre el pueblo hebreo y sobre todas las naciones. Porque el Mesías gobernará sobre el pueblo hebreo como Hijo de David y heredero al Trono de David; y gobernará sobre todas las naciones como Hijo del Hombre: el cual hereda el planeta Tierra con todos sus habitantes y todo lo que contiene; y por consiguiente, el Mesías es Rey sobre el mundo entero.
Ahora vean ustedes cómo esta promesa de Cristo, el Mesías, sentarse sobre el Trono de David, viene desde la antigüedad, pues fue hecha esa promesa al rey David, el cual fue el octavo hijo de Isaí, y el cual fue ungido por Dios para esa posición2: para Dios, por medio del rey David reinar sobre el pueblo hebreo; y así ser la edad de oro del reino hebreo y del pueblo hebreo, tanto el reinado de David como el reinado de Salomón, los cuales tipifican a Cristo en el glorioso Reino Milenial.
Y ahora, vean ustedes cómo esta es una bendición que está dentro de la Primogenitura. Por lo cual, la bendición que Jacob obtuvo: la Bendición de la Primogenitura3, vean ustedes, ha traído el Reino de Dios a la Tierra por medio de la línea de Jacob: y de Jacob pasa a los patriarcas, de los patriarcas pasa luego al rey David; del rey David, vean ustedes, sigue pasando hacia adelante, hasta que pasa a Jesucristo.
Y Jesucristo es el Rey que tiene la herencia de la Primogenitura; por lo tanto, hereda tanto el reino del pueblo hebreo (el Reino y Trono de David), como también el reino de este mundo.
Por eso es que en el libro del Apocalipsis, capítulo 11, y verso 15 en adelante, dice de la siguiente manera:
“El séptimo ángel tocó la trompeta, y hubo grandes voces en el cielo, que decían: Los reinos del mundo han venido a ser de nuestro Señor y de su Cristo; y él reinará por los siglos de los siglos”.
Aquí podemos ver la promesa de que aun los reinos de este mundo pasarán a ser los reinos de Cristo, del Mesías; y esto es para el séptimo milenio, en donde Cristo establecerá Su Reino.
A Cristo, dos mil años atrás, el diablo le ofreció los reinos de este mundo, y Cristo no los quiso4. Luego, en una ocasión, Cristo dijo que Su Reino no es de este mundo; el Reino de Cristo no es de este mundo. ¿Y qué significa esto? (San Juan, capítulo 18, verso 36). Eso significa que el Reino de Cristo no es del reino de los gentiles, que ha estado pasando por sus diferentes etapas.
El Reino del Mesías, de Cristo, no pertenece a la primera etapa del reino de los gentiles, que fue la etapa de la cabeza de oro en la imagen o estatua que vio el rey Nabucodonosor; porque el reino de los gentiles en esa ocasión estaba en la etapa en donde el rey Nabucodonosor era el rey de este sistema de los gentiles, de este mundo, de este cosmos.
Luego, cuando pasó a la segunda etapa el reino de los gentiles, que fue la etapa del pecho y los brazos de plata (la cual se cumplió en el imperio medo-persa), encontramos que ese no era el Reino de Dios; por lo tanto, ese no era el Reino de Jesucristo, no era ese el Reino en donde el Mesías se sentaría en Su Trono y gobernaría en este planeta Tierra.
Luego llegó la tercera etapa del reino de los gentiles, que fue la etapa del vientre y sus muslos de bronce (el cual corresponde al imperio de Grecia, con Alejandro el Grande), y tampoco ese fue el Reino de Cristo, del Mesías; ese no fue el Reino del Mesías como Hijo de David, sentándose en el Trono de David.
Luego vino el reino o imperio representado en las piernas de hierro (que fue el imperio romano, el imperio de los Césares), y ese tampoco fue el Reino de Cristo; y tampoco Cristo se sentó en Su Trono, en el Trono de David, en ese tiempo; porque Él dijo: “Mi Reino no es de este mundo”.
O sea que el Reino de Cristo no pertenece a ninguna de las etapas del reino de los gentiles. Por lo tanto, Cristo tenía que rechazar los reinos de este mundo que el diablo le ofreció, porque esos eran los reinos de este mundo bajo la cuarta etapa del imperio de los gentiles.
Luego de las piernas de hierro (que fue el imperio romano, el cual crucificó a Cristo), encontramos que se llega a la parte final del imperio de los gentiles, se llega a la parte final del imperio romano, y es: los pies y los dedos de hierro y de barro cocido; esa es la parte final del reino de los gentiles.
Y esa parte final corresponde a este tiempo final, en donde encontramos, en Apocalipsis, capítulo 17, que la bestia que sube del abismo va a recibir todo el poder sobre toda nación, pueblo y lengua, y va a gobernar por tres años y medio; se le va a dar ese tiempo. O sea, esos son los tres años y medio finales del reino de los gentiles, que corresponden a la gran tribulación (la cual nos habla la Biblia), donde serán derramados los juicios divinos, y será quitado el reino de los gentiles; y será establecido el Reino de Dios, el Reino glorioso del Mesías, ese glorioso Reino Milenial.
Ahora vean, dice capítulo 17, verso 11 en adelante, dice:
“La bestia que era, y no es, es también el octavo; y es de entre los siete, y va a la perdición.
Y los diez cuernos que has visto, son diez reyes, que aún no han recibido reino; pero por una hora recibirán autoridad como reyes juntamente con la bestia.
Estos tienen un mismo propósito, y entregarán su poder y su autoridad a la bestia.
Pelearán contra el Cordero, y el Cordero los vencerá, porque él es Señor de señores y Rey de reyes; y los que están con él son llamados y elegidos y fieles.
Me dijo también: Las aguas que has visto donde la ramera se sienta, son pueblos, muchedumbres, naciones y lenguas.
Y los diez cuernos que viste en la bestia, estos aborrecerán a la ramera, y la dejarán desolada y desnuda; y devorarán sus carnes, y la quemarán con fuego (eso es fuego atómico);
porque Dios ha puesto en sus corazones el ejecutar lo que él quiso: ponerse de acuerdo, y dar su reino a la bestia, hasta que se cumplan las palabras de Dios.
Y la mujer que has visto es la gran ciudad que reina sobre los reyes de la tierra”.
Ahora hemos visto que para el tiempo final habrá un enfrentamiento entre el reino del anticristo contra el Reino de Dios; y la bestia, con esos diez reyes y sus naciones y sus ejércitos, le hará la guerra a Cristo, al Mesías, al Cordero de Dios. Dice:
“Pelearán contra el Cordero, y el Cordero los vencerá, porque él es Señor de señores y Rey de reyes…”.
Ahí encontramos la batalla entre el mal y el bien, entre el diablo y Dios; y encontramos la victoria que Dios obtendrá. Y encontramos que esa es la Victoria en el Amor Divino para el establecimiento del Reino de Cristo, del Mesías, el Reino Milenial de Jesucristo en este planeta Tierra.
Ahora podemos ver que todo esto está profetizado para ser cumplido en este Día Postrero, para así los reinos de este mundo pasar al glorioso Reino de Dios: ser quitado el reino de los gentiles, y el gobierno de este mundo ser el gobierno del Mesías, del Cristo; y estar toda nación, pueblo y lengua, bajo el gobierno del glorioso Reino de Dios establecido en este planeta Tierra.
Y ya no se estará viviendo en ninguna de las etapas del reino de los gentiles; porque la última etapa del reino de los gentiles finaliza con los pies de hierro y de barro cocido.
Y el profeta Daniel, cuando vio el fin del reino de los gentiles, nos dice en el capítulo 2, verso 34 en adelante… vamos a ver aquí, vamos a leer esto: 31 en adelante dice (del capítulo 2 de Daniel):
“Tú, oh rey, veías, y he aquí una gran imagen. Esta imagen, que era muy grande, y cuya gloria era muy sublime, estaba en pie delante de ti, y su aspecto era terrible.
(Su) cabeza de esta imagen era de oro fino; su pecho y sus brazos, de plata; su vientre y sus muslos, de bronce;
sus piernas, de hierro; sus pies, en parte de hierro y en parte de barro cocido.
Estabas mirando, hasta que una piedra fue cortada, no con mano, e hirió a la imagen en sus pies de hierro y de barro cocido, y los desmenuzó (esa Piedra no cortada de mano es la Segunda Venida de Cristo).
Entonces fueron desmenuzados también el hierro, el barro cocido, el bronce, la plata y el oro, y fueron como tamo de las eras del verano, y se los llevó el viento sin que de ellos quedara rastro alguno”.
O sea que no quedará nada del reino de los gentiles, porque su tiempo finaliza, llega a su final; y los tres años y medio de la gran tribulación traen los juicios divinos, las plagas sobre el reino de los gentiles, y es quitado el reino de los gentiles; y es establecido el Reino del Mesías, el Reino de Dios en este planeta Tierra.
Cristo dijo que cuando estuviéramos orando dijéramos: “Venga Tu Reino. Sea hecha Tu voluntad, como en el Cielo, así en la Tierra”5. Y durante ese Reino Milenial la voluntad de Dios será hecha también en este planeta Tierra; porque toda nación, pueblo y lengua, estará gobernada por el Mesías sentado en el Trono de David en medio del pueblo hebreo.
Y desde Jerusalén, que será la capital del mundo, y la tierra de Israel el Distrito Federal, desde ahí el Mesías gobernará sobre el pueblo hebreo y sobre el mundo entero, sobre todas las naciones; y será un Reino de paz, de amor, de prosperidad; y será un Reino en donde todos vivirán felices aquí en la Tierra.
Ese es el Reino Milenial de nuestro amado Señor, de nuestro Salvador, de nuestro Señor Jesucristo, para ser establecido en este planeta Tierra en el Día Postrero, en el séptimo milenio; y para eso es que Su Segunda Venida tiene que ser cumplida en este planeta Tierra, en el Día Postrero, en el séptimo milenio.
Ahora, Cristo, vean ustedes, siendo la Piedra no cortada de manos, viene en la etapa de los pies de hierro y de barro cocido del reino de los gentiles, que es la etapa final en la cual nosotros estamos viviendo. Sigue diciendo:
“Mas la piedra que hirió a la imagen fue hecha un gran monte que llenó toda la tierra”.
Llena toda la Tierra esa Piedra, porque gobernará sobre todo el planeta Tierra; y será un Reino mundial, será un Imperio mundial: un Rey que gobernará sobre todo el planeta Tierra; y con Él estarán gobernando ¿quiénes? Veamos a ver en Apocalipsis, capítulo 1, verso 5 en adelante, dice:
“… y de Jesucristo el testigo fiel, el primogénito de los muertos, y el soberano de los reyes de la tierra. Al que nos amó, y nos lavó de nuestros pecados con su sangre,
y nos hizo reyes y sacerdotes para Dios, su Padre; a él sea gloria e imperio por los siglos de los siglos. Amén”.
“A Él sea gloria e imperio por los siglos de los siglos. Amén”.
Y en Apocalipsis, capítulo 5, verso 8 en adelante, dice:
“Y cuando hubo tomado el libro, los cuatro seres vivientes y los veinticuatro ancianos se postraron delante del Cordero; todos tenían arpas, y copas de oro llenas de incienso, que son las oraciones de los santos;
y cantaban un nuevo cántico, diciendo: Digno eres de tomar el libro y de abrir sus sellos; porque tú fuiste inmolado, y con tu sangre nos has redimido para Dios, de todo linaje y lengua y pueblo y nación;
y nos has hecho para nuestro Dios reyes y sacerdotes, y reinaremos sobre la tierra”.
Ahora vean quiénes estarán reinando con Cristo sobre este planeta Tierra: son los redimidos por la Sangre de Cristo. Estos son los que han creído en Cristo como nuestro Salvador, han lavado sus pecados en la Sangre de Jesucristo, y han recibido Su Espíritu Santo; y, por consiguiente, han nacido de nuevo, han nacido en el Reino de Dios como reyes y sacerdotes, para reinar con Cristo por mil años, y luego por toda la eternidad.
Estos son los que han recibido este nuevo nacimiento, del cual Cristo habló a Nicodemo diciéndole: “De cierto, de cierto te digo, que el que no nazca de nuevo, no puede ver el Reino de Dios (o sea, no lo puede entender)”. Nicodemo le dice: “¿Cómo puede hacerse esto? ¿Puede acaso el hombre (ya siendo viejo) entrar en el vientre de su madre, y nacer de nuevo?”. Jesús le dice: “De cierto, de cierto te digo, que el que no nazca de nuevo, el que no nazca del Agua y del Espíritu, no puede ver o no puede entrar en el Reino de Dios. Lo que es nacido de la carne, carne es; mas lo que es nacido del Espíritu, espíritu es. No te maravilles que te dije: Os es necesario nacer de nuevo”. San Juan, capítulo 3, verso 1 al 6.
Ahora podemos ver que se requiere el nuevo nacimiento para pertenecer al Reino de Dios, para ser con Cristo reyes y sacerdotes, y reinar con Cristo por mil años, y luego por toda la eternidad.
Ahora, ¿por qué se requiere el nuevo nacimiento? Por cuanto el ser humano en el Huerto del Edén cayó, y con su caída trajo graves problemas a los hijos e hijas de Dios. Y del tiempo de la caída en adelante, los seres humanos nacen en este planeta Tierra recibiendo un cuerpo mortal, corruptible y temporal; y reciben un espíritu del mundo cuando nace ese cuerpecito por, a través de su madre; y ese es un espíritu del mundo, y por consiguiente no es un espíritu eterno tampoco.
Y en esa condición caída el ser humano no puede vivir eternamente, y tampoco puede reinar con Cristo eternamente; se requiere un nuevo nacimiento: se requiere nacer primeramente en la sexta dimensión, y así obtener un cuerpo teofánico de la sexta dimensión, igual al de nuestro amado Señor Jesucristo antes de venir a la Tierra en carne humana.
Y luego, para el Día Postrero, tenemos la promesa que los muertos en Cristo resucitarán primero en cuerpos incorruptibles, en cuerpos eternos; y nosotros los que vivimos cuando los veamos seremos transformados6; y seremos cambiados en los átomos de nuestro cuerpo, y obtendremos el cuerpo eterno que se requiere para reinar con Cristo durante el Reino Milenial.
Se requiere que nosotros tengamos un espíritu eterno y un cuerpo eterno también; y eso es lo que Cristo ha prometido que hará para cada una de esas almas que han venido de Dios, quienes tienen sus nombres escritos en el Cielo, en el Libro de la Vida del Cordero: estos son los que creen en Cristo, y lavan sus pecados en la Sangre de Cristo, y reciben el Espíritu de Cristo, y por consiguiente, reciben el espíritu teofánico de la sexta dimensión; y solamente les falta el cuerpo eterno, el cual recibirán en el Día Postrero, o sea, en el séptimo milenio.
Los muertos en Cristo resucitarán, ¿cuándo? Cristo dijo que sería en el Día Postrero, que es el séptimo milenio o Día del Señor. Porque “un día delante del Señor es como mil años, y mil años como un día”7; un día delante de Dios, para los seres humanos, es un milenio para nosotros.
Y ahora, para ese milenio postrero o séptimo milenio, miren lo que Cristo ha dicho en San Juan, capítulo 6, verso 39 al 40:
“Y esta es la voluntad del Padre, el que me envió: Que de todo lo que me diere, no pierda yo nada, sino que lo resucite en el día postrero”.
¿Cuándo dice que Él tiene orden para resucitar a todos los creyentes en Él? Para el Día Postrero.
“Y esta es la voluntad del que me ha enviado: Que todo aquel que ve al Hijo, y cree en él, tenga vida eterna; y yo le resucitaré en el día postrero”.
Aquí está la promesa de la resurrección de los creyentes en Él que han muerto sus cuerpos físicos: tienen la promesa para ser resucitados en el séptimo milenio, o sea, en el Día Postrero, que es el Día del Señor; donde Cristo en Su Venida establece Su Reino, para reinar sobre el pueblo hebreo y sobre todas las naciones por mil años, y luego por toda la eternidad.
Y a ese Reino pertenecen todos los que han creído en Cristo, y han lavado sus pecados en la Sangre de Cristo, y han recibido Su Espíritu Santo; pertenecen a ese Reino, al Reino de Dios, y son reyes de ese Reino y sacerdotes de ese Reino; y reinarán con Cristo en el glorioso Reino Milenial de Cristo.
El Reino de Cristo no pertenece al imperio de los gentiles; sino que es el Reino de Dios, no de los gentiles.
Y ahora, vean ustedes cómo este Reino será establecido en este planeta Tierra en medio del pueblo hebreo, y desde ahí reinará Cristo sobre todas las naciones. O sea que el Reino de Cristo es el reino hebreo que se extenderá por todas las naciones y cubrirá el planeta Tierra completo. Ese es el reino de los hebreos, pues el reino de los hebreos será el Reino del Mesías, el Reino del Hijo de David que se sentará sobre el Trono de David, y reinará sobre el pueblo hebreo y sobre todas las naciones. Vean cómo el reino, no de los gentiles sino hebreo, gobernará sobre el mundo entero.
Han tratado de gobernar sobre el mundo entero, pero no lo han podido hacer en tiempos pasados, porque se estaba viviendo en el tiempo del imperio de los gentiles.
Pero el glorioso Reino Milenial será el reino de los hebreos; porque ese es el Reino del Mesías, el Reino de Cristo en medio de los hebreos, sentándose sobre el Trono de David, y reinando sobre el pueblo hebreo y sobre todas las naciones. La cabeza de ese Imperio o Reino será el Mesías.
Y Cristo dice en Apocalipsis, capítulo 3, verso 21:
“Al que venciere, yo le daré que se siente conmigo en mi trono, así como yo he vencido, y me he sentado con mi Padre en su trono”.
Ahora, vean cómo los vencedores, que son los miembros del Cuerpo Místico de Cristo, los cuales han sido hechos por Cristo —por medio de Su Sacrificio y Su Espíritu y Su Sangre—, han sido hechos reyes y sacerdotes para Dios, para ese glorioso Reino Milenial y para toda la eternidad.
Ahora, vean ustedes cómo reinaremos con Cristo por mil años, y luego por toda la eternidad.
Y vean ustedes cómo la promesa de reinar con Cristo se convertirá en una realidad en ese glorioso Reino Milenial. Y encontramos que estando reinando con Cristo, estamos en el Reino de Cristo.
Y al que venciere le será dado que se siente con Cristo en Su Trono, y vendrá a ser el administrador de los negocios del Reino; como dijo Cristo en la parábola del siervo fiel y prudente de San Mateo, capítulo 24 y versos 42 al 47, cuando dijo:
“Velad, pues, porque no sabéis a qué hora ha de venir vuestro Señor.
Pero sabed esto, que si el padre de familia supiese a qué hora el ladrón habría de venir, velaría, y no dejaría minar su casa.
Por tanto, también vosotros estad preparados; porque el Hijo del Hombre vendrá a la hora que no pensáis.
¿Quién es, pues, el siervo fiel y prudente, al cual puso su señor sobre su casa para que les dé el alimento a tiempo?
Bienaventurado aquel siervo al cual, cuando su señor venga, le halle haciendo así.
De cierto os digo que sobre todos sus bienes le pondrá”.
Le dará que se siente con Él en Su Trono; le dará autoridad sobre las naciones, como nos dice Apocalipsis, capítulo 2 y versos 26 al 27. Dice:
“Al que venciere y guardare mis obras hasta el fin, yo le daré autoridad sobre las naciones,
y las regirá con vara de hierro, y serán quebrantadas como vaso de alfarero; como yo también la he recibido de mi Padre”.
Ahora vean cómo, así como Jesucristo se sentó en el Trono del Padre, ahora Cristo sentará en Su Trono al Vencedor en el Día Postrero, y le dará autoridad sobre todas las naciones; y Cristo lo usará en la administración de todas las cosas del Reino Milenial y del Reino por toda la eternidad.
Hemos visto que habrá un Reino que no tendrá fin: el Reino de Jesucristo, el Reino del Mesías, el Reino del Hijo de David sentándose sobre el Trono de David.
Y por esa causa es que la Segunda Venida de Cristo tiene que efectuarse en el séptimo milenio, tiene que estar efectuada aquí en el séptimo milenio, para introducir todas las cosas correspondientes al Reino de Dios: para ser manifestado y establecido el Reino de Dios en este planeta Tierra.
Y Cristo nos dijo en San Mateo, capítulo 16, versos 27 en adelante, dice:
“Porque el Hijo del Hombre vendrá en la gloria de su Padre con sus ángeles, y entonces pagará a cada uno conforme a sus obras.
De cierto os digo que hay algunos de los que están aquí, que no gustarán la muerte, hasta que hayan visto al Hijo del Hombre viniendo en su reino”.
Y el capítulo 17 de San Mateo, verso 1 en adelante, Cristo lleva a Pedro, a Jacobo y a Juan su hermano, a un monte alto, para mostrar a ellos en visión la Venida del Reino de Dios con Sus Ángeles, el Hijo del Hombre viniendo en Su Reino con Sus Ángeles. Y aquí, en el Monte de la Transfiguración, Cristo en esta visión muestra el orden de la Venida del Reino de Dios, de la Venida del Hijo del Hombre en Su Reino con Sus Ángeles, para ser establecido el Reino de Dios en este planeta Tierra en el Día Postrero. Dice:
“Seis días después, Jesús tomó a Pedro, a Jacobo y a Juan su hermano, y los llevó aparte a un monte alto;
y se transfiguró delante de ellos, y resplandeció su rostro como el sol, y sus vestidos se hicieron blancos como la luz.
Y he aquí les aparecieron Moisés y Elías, hablando con él”.
Aquí, vean ustedes, la visión de la Venida del Reino de Dios y Su orden, vean ustedes, nos muestra que será visto el Hijo del Hombre con Su rostro como el sol. Recuerden que esta visión nos muestra los símbolos de lo que será la Venida del Hijo del Hombre en Su Reino con Sus Ángeles.
Su rostro resplandeciendo como el sol representa a Cristo en Su Segunda Venida como Rey de reyes y Señor de señores, como el León de la tribu de Judá.
Porque el sol es el astro rey de nuestro sistema solar, y Jesucristo es la Luz del mundo8. Jesucristo es el Sol de Justicia que dice el profeta Malaquías que nacerá a los que temen el Nombre del Señor. Capítulo 4, verso 2, de la profecía de Malaquías, dice:
“Mas a vosotros los que teméis mi nombre, nacerá el Sol de justicia, y en sus alas traerá salvación; y saldréis, y saltaréis como becerros de la manada.
(Y) Hollaréis a los malos, los cuales serán ceniza bajo las plantas de vuestros pies, en el día en que yo actúe, ha dicho Jehová de los ejércitos”.
Ahora podemos ver aquí que la Venida del Señor está simbolizada, representada, en el nacimiento del sol; por eso: “A los que temen Mi Nombre, nacerá el Sol de Justicia (que es la Segunda Venida de Cristo), y en Sus Alas traerá salvación”.
¿Qué son las Alas del Sol de Justicia? Sus Alas son Sus Ángeles. Y por eso, cuando nos muestra en el Monte de la Transfiguración la Venida del Hijo del Hombre en Su Reino con Sus Ángeles, aparecen a cada lado del Señor Moisés y Elías, y Jesucristo con Su rostro allí como el sol.
Ahora vean, allí están las Alas del Sol de Justicia: que son Moisés y Elías. Esos también son los Ángeles que vienen con Cristo en Su Venida; esos son los ministerios que estarán manifestados en la Tierra en la Venida de Jesucristo en el Día Postrero, como el Sol de Justicia resplandeciendo, y como el León de la tribu de Judá viniendo en el Día Postrero.
Los ministerios de Moisés y Elías son manifestados en la Tierra por el Espíritu de Dios, el Espíritu Santo, y traen el beneficio prometido para los escogidos de Dios.
En San Mateo, capítulo 24, verso 31, nos dice:
“Y enviará sus ángeles con gran voz de trompeta, y juntarán a sus escogidos…”.
Sus Ángeles hemos visto que son Moisés y Elías. Los ministerios de Moisés y Elías estarán repitiéndose en este Día Postrero; y bajo esos ministerios se estará predicando el Mensaje del Evangelio del Reino; y con ese Mensaje, representado en la Trompeta Final o Gran Voz de Trompeta, se estarán llamando y juntando todos los escogidos de Dios; ¿dónde? En una nueva dispensación: la Dispensación del Reino, y en una nueva edad: la Edad de la Piedra Angular. Y así es como los escogidos para el Día Postrero serán recogidos conforme a como Cristo prometió.
Y el Hijo del Hombre con Su rostro como el sol: es la Venida de Cristo como Rey de reyes y Señor de señores en Su Obra de Reclamo.
Y viene Cristo, el Espíritu de Dios manifestado en el Día Postrero, Jesucristo en Espíritu Santo viniendo en el Día Postrero, y trayendo los ministerios de Jesús, de Moisés y de Elías; y manifestando esos ministerios en carne humana en un hombre, en un profeta del Día Postrero, en el profeta de la Dispensación del Reino y de la Edad de la Piedra Angular.
Y así es como los ministerios de Moisés y Elías y de Jesús se estarán repitiendo en este Día Postrero: El ministerio de Moisés por segunda vez estará repitiéndose en carne humana en un hombre, en un profeta dispensacional, en el profeta de la Dispensación del Reino; y el ministerio de Jesús se estará repitiendo nuevamente por segunda vez en la Tierra en ese mismo profeta dispensacional; y el ministerio de Elías por quinta ocasión se estará repitiendo en este planeta Tierra en ese profeta dispensacional de la Dispensación del Reino y de la Edad de la Piedra Angular.
Y así Cristo estará resplandeciendo con Su rostro como el sol, Su rostro estará resplandeciendo como el sol; y estará alumbrándonos nuestra alma, nuestro espíritu, todo nuestro ser; y estará dándonos a conocer todas estas cosas que deben suceder pronto, en este Día Postrero. Estará alumbrándonos el entendimiento y abriéndonos las Escrituras, para poder comprender todas estas cosas que se estarán cumpliendo en este tiempo final.
Y así completará Su Obra Jesucristo en este Día Postrero, e introducirá Su glorioso Reino Milenial, donde reinaremos con Cristo por mil años, y luego por toda la eternidad.
Cristo resucitará a los creyentes en Él que han partido y están en el Paraíso; y transformará a todos los creyentes en Él que han recibido Su Espíritu al lavar sus pecados en la Sangre de Cristo: nos transformará y nos dará el nuevo cuerpo, el cuerpo eterno; y estaremos como reyes y sacerdotes en Su glorioso Reino en el Día Postrero, o sea, en el séptimo milenio.
Ahora, Cristo en este tiempo llama y junta a Sus escogidos conforme a como Él ha prometido. Y es Cristo el que introduce ese Reino Milenial; es Cristo también el que introduce el nuevo milenio, el séptimo milenio; es Cristo el que nos da testimonio, por medio de Su Ángel Mensajero, de todas estas cosas que tienen que suceder en este tiempo final.
Y es Cristo el que reinará en ese glorioso Reino Milenial, reinará por mil años, y luego por toda la eternidad; y con Él reinarán todos los hijos e hijas de Dios. Como dice el profeta Daniel, en el capítulo 7 y verso 13 en adelante, donde dice:
“Miraba yo en la visión de la noche, y he aquí con las nubes del cielo venía uno como un hijo de hombre, que vino hasta el Anciano de días, y le hicieron acercarse delante de él.
Y le fue dado dominio, gloria y reino, para que todos los pueblos, naciones y lenguas le sirvieran…”.
¿Ven? Para que todos los pueblos, naciones y lenguas le sirvieran; porque es un Reino mundial: es el Imperio de Cristo durante el Reino Milenial, y luego para toda la eternidad. Dice:
“… (y) su dominio es dominio eterno, que nunca pasará, y su reino uno que no será destruido”.
Nadie podrá destruir el Imperio, el Reino del Mesías, de Cristo. Dice:
“Se me turbó el espíritu a mí, Daniel, en medio de mi cuerpo, y las visiones de mi cabeza me asombraron.
Me acerqué a uno de los que asistían, y le pregunté la verdad acerca de todo esto. Y me habló, y me hizo conocer la interpretación de las cosas.
Estas cuatro grandes bestias son cuatro reyes que se levantarán en la tierra.
Después recibirán el reino los santos del Altísimo…”.
¿Quiénes recibirán el reino después de estas cuatro bestias? ¿Quiénes recibirán el reino después de estas cuatro etapas del reino de los gentiles? Recibirán el reino los santos del Altísimo, que son los miembros del Cuerpo Místico de Cristo, que han lavado sus pecados en la Sangre de Cristo y han recibido Su Espíritu Santo.
“Después recibirán el reino los santos del Altísimo, y poseerán el reino hasta el siglo, eternamente y para siempre”.
O sea que estaremos con Cristo reinando por el Milenio y por toda la eternidad.
No importa la posición social, económica, política o terrenal que usted haya tenido aquí en la Tierra, recuerde, tiene la posición más importante en el Reino de Dios: la posición de reyes y sacerdotes tienen ustedes en el Reino de Jesucristo. Aunque en el reino de los gentiles no tengan una posición importante, en el Reino de Cristo sí tenemos la posición más importante que una persona puede tener: la de reyes y sacerdotes con Cristo, para reinar con Cristo por mil años, y luego por toda la eternidad.
Ahora, vean cómo todo esto está prometido para ser cumplido en este tiempo final.
Dice, en la interpretación aquí, vamos a ver, en el capítulo 7 de Daniel nos dice, capítulo 7, verso… versos 21 en adelante, dice:
“Y veía yo que este cuerno hacía guerra contra los santos, y los vencía,
hasta que vino el Anciano de días, y se dio el juicio a los santos del Altísimo; y llegó el tiempo, y los santos recibieron el reino.
Dijo así: La cuarta bestia será un cuarto reino en la tierra, el cual será diferente de todos los otros reinos, y a toda la tierra devorará, trillará y despedazará (ese es el imperio romano).
Y los diez cuernos significan que de aquel reino se levantarán diez reyes; y tras ellos se levantará otro, el cual será diferente de los primeros, y a tres reyes derribará.
Y hablará palabras contra el Altísimo, y a los santos del Altísimo quebrantará, y pensará en cambiar los tiempos y la ley; y serán entregados en su mano hasta tiempo, y tiempos, y medio tiempo”.
O sea, serán entregados en su mano hasta la gran tribulación; y durante la gran tribulación todavía están entregados en su mano; pero al final de la gran tribulación el reino de los gentiles dejará de existir. Veamos a ver, sigue diciendo:
“Pero se sentará el Juez, y le quitarán su dominio para que sea destruido y arruinado hasta el fin,
y que el reino, y el dominio y la majestad de los reinos debajo de todo el cielo, sea dado al pueblo de los santos del Altísimo, cuyo reino es reino eterno, y todos los dominios le servirán y obedecerán”.
Ahora, vean ustedes cómo les será entregado el reino a los santos del Altísimo: les será entregado el Reino de Dios sobre este planeta Tierra para reinar sobre todas las naciones. Y siendo que somos herederos de Dios y coherederos con Cristo: heredamos el Trono y heredamos el Reino, y heredamos el planeta Tierra completo con Cristo; y por eso reinaremos con Cristo por mil años, y luego por toda la eternidad.
Por eso es tan importante la Segunda Venida de Cristo para este tiempo final: para que introduzca Su glorioso Reino Milenial.
Ahora, pasemos a lo que Daniel le interpretó al rey Nabucodonosor (que es lo mismo que leímos acá), lo cual le fue presentado al profeta Daniel en sus visiones. O sea que, en estas visiones y sueños, Dios muestra, tanto al rey Nabucodonosor como al profeta Daniel, desde diferentes ángulos, estos misterios del Reino de Dios.
Por ejemplo, aquí en el capítulo 2, verso 41 en adelante, o 40 en adelante, cuando nos habla del reino cuarto, dice:
“Y el cuarto reino será fuerte como hierro; y como el hierro desmenuza y rompe todas las cosas, desmenuzará y quebrantará todo”.
Ese es el imperio romano que estaba en los días de Jesús, el imperio de los Césares. Y ahora:
“Y lo que viste de los pies y los dedos, en parte de barro cocido de alfarero y en parte de hierro, será un reino dividido; mas habrá en él algo de la fuerza del hierro, así como viste hierro mezclado con barro cocido.
Y por ser los dedos de los pies en parte de hierro y en parte de barro cocido, el reino será en parte fuerte, y en parte frágil.
Así como viste el hierro mezclado con barro, se mezclarán por medio de alianzas humanas; pero no se unirán el uno con el otro, como el hierro no se mezcla con el barro.
Y en los días de estos reyes el Dios del cielo levantará un reino que no será jamás destruido, ni será el reino dejado a otro pueblo; desmenuzará y consumirá a todos estos reinos, pero él permanecerá para siempre,
de la manera que viste que del monte fue cortada una piedra, no con mano, la cual desmenuzó el hierro, el bronce, el barro, la plata y el oro. El gran Dios ha mostrado al rey lo que ha de acontecer en lo por venir; y el sueño es verdadero, y fiel su interpretación”.
Ahora podemos ver aquí cómo el Reino de Dios será establecido en este planeta Tierra, y el reino de los gentiles dejará de existir.
Ahora, el reino de los gentiles fue el que crucificó a Cristo, por lo tanto, tiene que dar cuentas a Dios por el crimen realizado a Cristo; como también el pueblo hebreo ha estado dando cuenta a Dios y ha estado pasando por los juicios divinos desde el año 70 hacia acá, y por poco exterminan al pueblo hebreo.
Y el reino de los gentiles en su cuarta etapa, vean ustedes, ha estado recibiendo también juicios divinos de siglo en siglo; pero la plenitud del juicio divino, en el día de venganza del Dios nuestro, en el séptimo milenio, encontramos que será manifestado muy pronto; y destruirá el imperio de los gentiles, e introducirá y establecerá el Reino de Dios en este planeta Tierra.
Porque esa Piedra no cortada de manos, que es la Segunda Venida de Cristo, la Piedra que los edificadores desecharon9, la Piedra Angular, crecerá y gobernará sobre el planeta Tierra completo, y Su Reino será a nivel mundial; pero la capital estará en la tierra de Israel, allá en Jerusalén.
Y vean ustedes cómo este glorioso Reino Milenial de Cristo dará paz a la humanidad, dará prosperidad a la humanidad, dará seguridad a la humanidad, dará progreso a la humanidad; y “la Tierra será llena del conocimiento de la gloria de Jehová, como las aguas cubren el mar”, nos dice Dios por medio del profeta Habacuc, en el capítulo 2 y verso 13 al 14, cuando dice:
“¿No es esto de (parte de) Jehová de los ejércitos? Los pueblos, pues, trabajarán para el fuego, y las naciones se fatigarán en vano”.
O sea, el reino de los gentiles, vean ustedes, está trabajando para el fuego; y tienen fuego almacenado en bombas atómicas, bombas nucleares, con las cuales vendrá un desastre sobre el planeta Tierra; y vendrá así a cumplirse lo del día de venganza del Dios nuestro, vendrá a cumplirse lo que dice el profeta Malaquías10:
“… he aquí, viene el día ardiente como un horno, y todos los soberbios y todos los que hacen maldad serán estopa; (y) aquel día que vendrá los abrasará (o sea, los quemará), ha dicho Jehová de los ejércitos, y no les dejará ni raíz ni rama”.
Y vean ustedes, al reino de los gentiles no les dejará ni raíz (o sea, no les dejará los pies de hierro y de barro cocido); y no les dejará rama tampoco; no les dejará nada: no les dejará ni la parte de abajo, ni la parte de arriba tampoco.
Y vean ustedes cómo será el juicio divino sobre la raza humana, que será derramado sobre un lapso de tiempo de tres años y medio que pronto comenzarán. No sabemos cuándo, en qué año comenzarán esos tres años y medio de juicio divino sobre la Tierra, pero en algún tiempo del séptimo milenio caerán los juicios divinos sobre el reino de los gentiles.
Pero ¿qué sucederá? El Reino de Dios será establecido en la Tierra; y habrá un glorioso Reino Milenial después de la gran tribulación. ¿Y qué sucederá? Dice:
“Porque la tierra será llena del conocimiento de la gloria de Jehová, como las aguas cubren el mar” .
La Tierra será llena del conocimiento de la Segunda Venida de Cristo y Su Obra de Reclamo en el Día Postrero.
Y así la Tierra, la raza humana, tendrá como enseñanza principal: la enseñanza divina, la enseñanza de Dios y Su Programa; y todos serán enseñados11. “Y todos me conocerán”12, dice Dios.
“Porque la tierra será llena del conocimiento de la gloria de Jehová, como las aguas cubren el mar”.
Y ya no habrá diferencias religiosas en este planeta Tierra, porque todos tendrán la misma enseñanza. Porque el Reino de Dios tendrá la enseñanza religiosa para todos los seres humanos que vivirán en todas las naciones; y desde el Reino de Cristo saldrá toda enseñanza para la raza humana.
O sea que el Departamento de Educación para la humanidad estará allá en la tierra de Israel, y pertenecerá al Reino de Cristo; por lo tanto, no se enseñará en este planeta Tierra cualquier cosa, sino, se enseñará lo que es justo y verdadero, para que los seres humanos obtengan todo el conocimiento correspondiente al Reino Milenial, y así reciban las bendiciones del Cielo.
Y así todos conocerán a Dios y Su Programa; y tendremos un glorioso Reino Milenial de paz, de amor, de prosperidad y de conocimiento divino, de conocimiento de Dios. Y así todos conocerán lo que fue, en el Día Postrero, al comienzo del Día Postrero, la Segunda Venida de Cristo.
Bajo el Mensaje de la Dispensación del Reino, que es el Mensaje del Evangelio del Reino, toda la enseñanza religiosa estará contenida para toda la humanidad.
Así como para la humanidad entera, la enseñanza religiosa de la Dispensación de la Gracia que gira alrededor de la Primera Venida de Cristo, está contenida en el Evangelio de la Gracia; y la enseñanza divina para el Reino Milenial de Cristo estará contenida en el Mensaje del Evangelio del Reino que gira alrededor de la Segunda Venida de Cristo, como el León de la tribu de Judá, como Rey de reyes y Señor de señores en Su Obra de Reclamo.
Ahora, hemos visto este misterio del glorioso Reino Milenial de Jesucristo; y hemos visto que pronto comenzará el Reino Milenial, después de la gran tribulación.
Pero en este tiempo en el cual estamos viviendo, Cristo hace todos los preparativos para reinar sobre el pueblo hebreo y sobre todas las naciones. O sea que la parte de introducción es hecha en nuestro tiempo, para luego, después de la gran tribulación, comenzar el Reino Milenial.
La Segunda Venida de Cristo con Sus Ángeles es la parte de introducción y de fundamento para el glorioso Reino Milenial de Cristo, donde estaremos con Él reinando por mil años, y luego por toda la eternidad.
Y de los que estamos viviendo en este planeta Tierra, ¿dónde están y quiénes son los que reinarán con Cristo por mil años y luego por toda la eternidad? ¡Aquí estamos! Aquí está un grupo de personas que son reyes y sacerdotes, lavados en la Sangre de Cristo, y que reinaremos con Cristo por mil años, y luego por toda la eternidad.
Y en toda la América Latina y el Caribe hay miles de personas que han sido lavadas en la Sangre de Cristo, y han recibido Su Espíritu, y han sido hechos reyes y sacerdotes; y reinarán con Cristo por mil años, y luego por toda la eternidad.
Y en el Paraíso hay millones que en el tiempo en que vivieron aquí en la Tierra creyeron en Cristo, lo recibieron como su Salvador, y lavaron sus pecados en la Sangre de Cristo, y recibieron Su Espíritu Santo; y así recibieron el nuevo nacimiento; y por consiguiente fueron hechos reyes y sacerdotes, para reinar con Cristo durante el Reino Milenial de Cristo, en el séptimo milenio.
Hemos visto: “EL MISTERIO DEL REINO MILENIAL” de Cristo, del Mesías; y hemos visto que Su Trono estará ¿dónde? En Jerusalén. Es el Trono de David que será restaurado; porque Cristo, el Mesías, se sentará en el Trono de David y reinará para siempre, por toda la eternidad; y con Él reinaremos por mil años, y luego por toda la eternidad.
Ha sido para mí un privilegio muy grande estar con ustedes en esta noche, amables amigos y hermanos presentes, radioyentes y televidentes, dándoles testimonio de: “EL MISTERIO DEL REINO MILENIAL”.
Este misterio, vean ustedes, es para ser manifestado, para ser cumplido, y para traer bendiciones del Cielo a la raza humana; y ahí en ese glorioso Reino Milenial se habrán acabado los problemas de la raza humana.
Los políticos les buscan soluciones a los problemas de la raza humana, y no pueden obtener la solución de ellos totalmente, porque el reino de los gentiles ha estado en decadencia.
La edad de oro del reino de los gentiles fue la edad de Nabucodonosor, el rey de Babilonia; y ese reino babilónico fue la edad de oro del reino de los gentiles. Y en la actualidad el reino de los gentiles se encuentra en los pies de hierro y de barro cocido; o sea que el reino de los gentiles se ha ido degradando, a tal grado que ya solamente puede ser representado con hierro mezclado con barro.
Y por esa causa el reino de los gentiles tiene que ser quitado para dar paso al Reino de Dios, donde el Mesías, el Cristo, se sentará en el Trono de David y reinará por mil años, y luego por toda la eternidad; y con Él reinaremos también nosotros, porque para eso es que Él nos ha traído a existencia.
Ha sido para mí un privilegio muy grande darles testimonio del Reino Milenial.
Les traeré nuevamente al reverendo Miguel Bermúdez Marín, para que les dé las direcciones y teléfonos a los cuales ustedes podrán solicitar completamente gratis literatura, con conferencias similares a esta, para obtener mayor conocimiento de todo el Programa Divino para el establecimiento del Reino de Dios en este planeta Tierra, donde Cristo reinará sobre toda la raza humana.
Así que presento nuevamente a ustedes al reverendo Miguel Bermúdez Marín, para que les dé a ustedes, amigos radioyentes y televidentes, los teléfonos y direcciones a los cuales ustedes podrán comunicarse; y también les dé la dirección donde podrán asistir, para ver y escuchar conferencias similares a estas, siendo pasadas en películas, en videos; y así ir obteniendo mayor conocimiento de todas estas cosas que están señaladas para suceder en este tiempo en el cual nosotros estamos viviendo. Así que con ustedes nuevamente el reverendo Miguel Bermúdez Marín.
Que Dios les bendiga y buenas noches.
“EL MISTERIO DEL REINO MILENIAL”.
[Revisión diciembre 2022 -DM-RM]
1 1 Reyes 2:1-4, 8:25, 9:5, 2 Crónicas 6:16, Jeremías 33:17
2 1 Samuel 16:10-13
3 Génesis 27:1-29
4 San Mateo 4:8-10, San Lucas 4:5-8
5 San Mateo 6:9-10, San Lucas 11:2
6 1 Corintios 15:51-52
7 Salmos 90:4, 2 Pedro 3:8
8 San Juan 8:12
9 Salmos 118:22, Mt. 21:42, Lc. 20:17, Hechos 4:11, 1 Pedro 2:7-8
10 Malaquías 4:1
11 Isaías 54:13, Juan 6:45
12 Jeremías 31:34, Hebreos 8:11