Muy buenas noches, amados amigos y hermanos presentes, radioyentes y televidentes. Es para mí un privilegio muy grande estar con ustedes en esta ocasión, para darles testimonio de: “LOS MISTERIOS DE DIOS QUE HOY SE ESTÁN CUMPLIENDO”.
Para esto quiero leer en San Mateo, capítulo 24, versos 1 al 3, donde Jesucristo habla a Sus discípulos en respuesta a la pregunta de ellos. Nos dice así:
“Cuando Jesús salió del templo y se iba, se acercaron sus discípulos para mostrarle los edificios del templo.
Respondiendo él, les dijo: ¿Veis todo esto? De cierto os digo, que no quedará aquí piedra sobre piedra, que no sea derribada.
Y estando él sentado en el monte de los Olivos, los discípulos se le acercaron aparte, diciendo: Dinos, ¿cuándo serán estas cosas, y qué señal habrá de tu venida, y del fin del siglo?”.
Que Dios bendiga nuestros corazones con Su Palabra y nos permita entenderla. Nuestro tema para esta ocasión es: “LOS MISTERIOS DE DIOS QUE HOY SE ESTÁN CUMPLIENDO”.
Para cada edad y cada dispensación y cada generación hay Palabra de Dios que ha sido hablada, que tiene que ser cumplida; y por eso es que tenemos las profecías divinas dadas por Dios a través de los profetas de Dios. Como nos dice el apóstol San Pedro en su carta segunda: Segunda de Pedro, capítulo 1, verso 19 en adelante, donde nos dice:
“Tenemos también la palabra profética más segura, a la cual hacéis bien en estar atentos como a una antorcha que alumbra en lugar oscuro, hasta que el día esclarezca y el lucero de la mañana salga en vuestros corazones;
entendiendo primero esto, que ninguna profecía de la Escritura es de interpretación privada,
porque nunca la profecía fue traída por voluntad humana, sino que los santos hombres de Dios hablaron siendo inspirados por el Espíritu Santo”.
Ahora podemos ver aquí cómo ha venido la Palabra profética a la raza humana: ha venido por medio de los hombres de Dios, los profetas de Dios que han hablado siendo ungidos e inspirados por el Espíritu de Dios. A través de ellos, Dios ha dado a conocer las cosas que han de suceder en este planeta Tierra; porque nos dice por medio del profeta Amós en el capítulo 3, verso 7: “Porque no hará nada el Señor Jehová, sin que revele Sus secretos a Sus siervos Sus profetas”.
O sea que todo lo que Dios realiza en la Tierra, primero Él lo ha revelado a Sus siervos los profetas, y ellos lo han hablado a la raza humana; gracias a eso tenemos la Biblia, la Palabra de Dios, que contiene los pensamientos divinos de las cosas que Dios realizaría de edad en edad y de dispensación en dispensación. Y para este Día Postrero hay cosas que han sido habladas que tienen que suceder, y esas son las cosas que nosotros necesitamos comprender en este tiempo en el cual nosotros estamos viviendo.
Por ejemplo, en este mismo capítulo 24 de San Mateo, verso 27, nos dice Jesucristo:
“Porque como el relámpago que sale del oriente y se muestra hasta el occidente, así será también la venida del Hijo del Hombre”.
Ahora, podemos ver aquí una profecía con relación a la Segunda Venida de Cristo: nos habla de la Venida del Hijo del Hombre como el relámpago resplandeciendo, como el relámpago que sale del oriente.
El oriente nos señala la tierra de Israel, la cual está en el Medio Oriente; allí se cumplió la Primera Venida de Cristo, la Venida del Hijo del Hombre. De allí encontramos que Cristo en Espíritu Santo ha salido por los territorios gentiles: Asia Menor, Europa, Norteamérica; y en el Día Postrero: la América Latina y el Caribe.
Ahora, vean ustedes cómo Jesucristo, el Hijo del Hombre, se ha movido del oriente, de la tierra de Israel, hacia el occidente, o sea, hacia el continente americano, que consta de Norteamérica, Centroamérica, Suramérica y el Caribe.
Y ahora, hemos visto cómo a través de las diferentes etapas de la Iglesia del Señor Jesucristo, Jesucristo en Espíritu Santo ha estado manifestado en cada edad o cada etapa de Su Iglesia.
• La primera etapa o edad fue en Asia Menor entre los gentiles, y estuvo manifestado Cristo en Espíritu Santo a través del apóstol San Pablo.
• Luego pasó a Europa, fue a Francia, y allí se manifestó Cristo en Espíritu Santo a través de Ireneo; y allá se cumplió la segunda edad de la Iglesia gentil.
• Luego vino la tercera edad, donde ungió a Martín y lo envió, y por medio de ese hombre Dios se manifestó, Jesucristo en Espíritu Santo se manifestó; así como se había manifestado en Ireneo y San Pablo, ahora lo vemos manifestado en Martín en la tercera edad de la Iglesia gentil, allá en Francia también y en Hungría, allí en Europa, en ese territorio europeo.
• Y luego se manifestó en Irlanda y en Escocia por medio de Colombo, allá también en Europa.
Y encontramos que lo que Cristo ha estado haciendo es manifestándose para llamar y juntar a Sus escogidos en cada etapa, en cada edad entre los gentiles, en estos territorios en los cuales ha estado manifestándose.
• Luego se manifestó en la quinta etapa o edad allá en Alemania por medio de Lutero.
• Luego se manifestó en Inglaterra por medio de Wesley.
• Luego se manifestó en Norteamérica por medio del profeta mensajero William Branham, el precursor de la Segunda Venida de Cristo y mensajero de la séptima edad de la Iglesia gentil.
Y ahora, vean ustedes, en la séptima edad, por medio del reverendo William Branham, estuvo manifestado en el occidente, o sea, en el continente americano, en la parte norte.
Y ahora, para el Día Postrero, para el tiempo final, en el occidente queda: Centroamérica, Suramérica y el Caribe, para la manifestación final de nuestro amado Señor Jesucristo en Espíritu Santo, para Él cumplir las promesas divinas correspondientes al Día Postrero.
Ahora, ¿qué es el Día Postrero? El Día Postrero es el Día del Señor, el Día Postrero, es el séptimo milenio; “porque un día delante del Señor es como mil años, y mil años como un día”; Segunda de Pedro, capítulo 3, verso 8, así nos dice; y el Salmo 90 y verso 4 también nos dice así.
Y ahora, cuando nos habla de los días postreros, nos habla de los milenios postreros; porque los días postreros delante de Dios, para los seres humanos son los milenios postreros. Y para el tiempo en que vivió Jesús aquí en la Tierra en medio del pueblo hebreo, ya se estaba viviendo en los días postreros, nos dice el apóstol San Pablo en su carta a los Hebreos, capítulo 1, verso 1 al 2, cuando dice:
“Dios, habiendo hablado muchas veces y de muchas maneras en otro tiempo a los padres por los profetas,
en estos postreros días nos ha hablado por el Hijo, a quien constituyó heredero de todo, y por quien asimismo hizo el universo…”.
Ahora, ¿cuándo dice San Pablo que Dios habló por medio de Jesucristo? Dice que habló en los postreros días, y ya han transcurrido dos mil años. Es que los postreros días son el… para los seres humanos son: el quinto milenio, sexto milenio y séptimo milenio. Y cuando Jesús tenía de 4 a 7 años de edad comenzó el quinto milenio, y por consiguiente comenzaron los días postreros delante de Dios, que son los milenios postreros: quinto, sexto y séptimo milenio.
Y durante las siete etapas o edades de la Iglesia gentil han estado cumpliéndose los dos primeros milenios de los tres milenios postreros, que son: quinto y sexto milenio; y si le añadimos al calendario los años de atraso que tiene encontraremos que ya estamos en el séptimo milenio y que ya, por consiguiente, estamos en el siglo XXI.
Ahora, a los seres humanos se les ha atrasado el calendario, pero si queremos dejar el calendario como está, así está bien; solamente faltan entonces unos tres años para terminar el siglo XX y comenzar el siglo XXI, y para terminar el sexto milenio y comenzar el séptimo milenio.
El séptimo milenio, como les dije, es el Día Postrero o Día del Señor, en el cual Jesucristo resucitará a los muertos en Cristo que han partido en las edades pasadas, conforme a la promesa de Cristo en San Juan, capítulo 6, versos 39 al 40, donde dice:
“Y esta es la voluntad del Padre, el que me envió: Que de todo lo que me diere, no pierda yo nada, sino que lo resucite en el día postrero”.
¿Cuándo dice Cristo que tiene la orden para resucitar a todos los que el Padre le ha dado? Dice que es para el Día Postrero. Para el Día Postrero será realizada la resurrección de todos los creyentes en Cristo (que han muerto sus cuerpos físicos), y para la transformación de nosotros los que vivimos.
Sigue diciendo:
“Y esta es la voluntad del que me ha enviado: Que todo aquel que ve al Hijo, y cree en él, tenga vida eterna; y yo le resucitaré en el día postrero”.
¿Para cuándo Cristo resucitará a los creyentes en Él que han partido? Dice que será en el Día Postrero.
Ahora vean, estas son las personas que han creído en Cristo; creyendo en Cristo y lavando sus pecados en la Sangre de Jesucristo y recibiendo Su Espíritu Santo, y así naciendo de nuevo, naciendo en el Reino de Dios o Reino de los Cielos, o sea, naciendo en el Cuerpo Místico de Cristo, que es la Iglesia del Señor Jesucristo. Estas personas han obtenido vida eterna porque han creído en Cristo como nuestro Salvador.
En San Juan, capítulo 5, verso 24, dice:
“De cierto, de cierto os digo: El que oye mi palabra, y cree al que me envió, tiene vida eterna; y no vendrá a condenación, mas ha pasado de muerte a vida”.
Vean ustedes, cuando hemos nacido aquí en la Tierra, hemos nacido en medio de una raza caída, la cual está en muerte, muerte espiritual, muerte para el alma y para el espíritu; y por eso le sigue la muerte física cuando la persona llega a una edad avanzada o cuando por causa de un accidente o de una enfermedad sus días terminan; porque el fin del cuerpo del ser humano es la muerte.
Pero vean ustedes, por medio de creer en Cristo como nuestro Salvador, lavar nuestros pecados en la Sangre de Cristo y recibir Su Espíritu Santo: recibimos vida eterna, hemos pasado de muerte a Vida.
Estamos viviendo en este planeta Tierra en un territorio de sombra y de muerte, pero hay vida eterna por medio de nuestro amado Señor Jesucristo. Y cuando la Luz Divina, la Luz de Dios resplandece, y los que tienen esa simiente de Dios allá en sus almas, esas almas de Dios, ven esa Luz resplandecer y creen en Jesucristo como su Salvador: lavan sus pecados en la Sangre de Cristo y reciben Su Espíritu Santo en la edad y dispensación que les toca vivir.
Cristo dijo: “Mis ovejas oyen Mi Voz y me siguen, y Yo les doy vida eterna”1, dice nuestro amado Señor Jesucristo. Y también Él dice: “El que es de Dios, la Voz de Dios oye”2. Eso está en el capítulo 10 del Evangelio según San Juan. Y en este mismo capítulo 10 de San Juan, verso 14 al 16, nos dice Jesucristo:
“Yo soy el buen pastor; y conozco mis ovejas, y las mías me conocen,
así como el Padre me conoce, y yo conozco al Padre; y pongo mi vida por las ovejas.
También tengo otras ovejas que no son de este redil (o sea que no son del pueblo hebreo); aquellas también debo traer, y oirán mi voz; y habrá un rebaño, y un pastor”.
El Pastor es Cristo, el Rebaño es la Iglesia del Señor Jesucristo, y la Voz del Buen Pastor, que es la Voz de Cristo, es la Voz de Cristo en Espíritu Santo hablando por medio del mensajero de cada edad, comenzado con la edad primera hasta la Edad de la Piedra Angular entre los gentiles, donde Cristo en Espíritu Santo estaría manifestado de edad en edad a través del mensajero de cada edad, llamando y juntando a Sus escogidos en cada edad, llamando y juntando Sus ovejas en cada edad, y dándole (Cristo) vida eterna a Sus ovejas.
Y si sus cuerpos han muerto, en el Día Postrero (o sea, en el séptimo milenio) van a resucitar con cuerpos eternos y en cuerpos eternos, y nosotros los que vivimos vamos a ser transformados; y todos tendremos cuerpos eternos, y seremos a imagen y semejanza de nuestro amado Señor Jesucristo.
Ese es el Programa Divino que Él tiene para con Sus hijos, para ser manifestado de edad en edad; y para en este Día Postrero, luego que los escogidos del Día Postrero sean llamados y juntados, y se complete el número de los escogidos de Dios, se complete el número del Cuerpo Místico de Cristo, luego los muertos en Cristo resucitarán y nosotros los que vivimos seremos transformados; y así todos tendremos el cuerpo eterno, y el Cuerpo Místico de Cristo estará completo; y todos estaremos iguales a nuestro amado Señor Jesucristo.
Cristo dijo en una ocasión: “Si el Grano de Trigo no cae tierra y muere, Él solo queda; pero si cae en tierra y muere, mucho fruto lleva”3. Cristo es el Grano de Trigo, el Hijo del Hombre; y si Él no moría allá en la Cruz del Calvario, Él solo quedaría viviendo en este planeta Tierra, porque no tenía pecado, y todos los demás seres humanos tenían que morir el día en que Cristo murió; y dejarían de existir los seres humanos, excepto nuestro amado Señor Jesucristo.
Pero vean ustedes, si el Grano de Trigo caía en tierra y moría, llevaría mucho fruto, o sea, muchos hijos e hijas de Dios, a imagen y semejanza de nuestro amado Señor Jesucristo.
Y es para el Día Postrero en donde los muertos en Cristo serán resucitados en cuerpos eternos y nosotros los que vivimos seremos transformados, y todos estaremos como nuestro amado Señor Jesucristo: con vida eterna y con un cuerpo eterno; y seremos todos a imagen y semejanza del Grano de Trigo que cayó en tierra y murió; todos seremos seres perfectos, iguales a nuestro amado Señor Jesucristo.
Todavía no tenemos el cuerpo eterno, todavía los muertos en Cristo no han resucitado, pero van a resucitar los muertos en Cristo en el Día Postrero, o sea, en el séptimo milenio, y nosotros los que vivimos vamos a ser transformados.
Ahora, San Pablo hablándonos de este misterio (porque es un misterio del Reino de Dios para ser manifestado, ser cumplido en el Día Postrero), vean cómo nos dice en Primera de Corintios, capítulo 15, verso 49 al 54; dice:
“Y así como hemos traído la imagen del terrenal, traeremos también la imagen del celestial (o sea, de Jesucristo).
Pero esto digo, hermanos: que la carne y la sangre no pueden heredar el reino de Dios, ni la corrupción hereda la incorrupción.
He aquí, os digo un misterio: No todos dormiremos; pero todos seremos transformados (o sea que viene una transformación para todos los miembros del Cuerpo Místico de Jesucristo. Sigue diciendo),
en un momento, en un abrir y cerrar de ojos, a la final trompeta; porque se tocará la trompeta, y los muertos serán resucitados incorruptibles, y nosotros seremos transformados”.
Aquí está la promesa de la resurrección de los muertos en Cristo en cuerpos eternos y de la transformación de nosotros los que vivimos, para todos tener un cuerpo glorificado, para todos tener un cuerpo transformado, un cuerpo eterno, y vivir con Cristo por toda la eternidad.
Dice que será a la Final Trompeta. ¿Qué es la Trompeta Final o Final Trompeta? Esa Trompeta Final o Final Trompeta es de la cual nos habla Cristo en otros lugares, y los vamos a ver dentro de algunos momentos.
Sigue diciendo:
“Porque es necesario que esto corruptible se vista de incorrupción, y esto mortal se vista de inmortalidad (es necesario, para poder vivir eternamente. Sigue diciendo).
Y cuando esto corruptible se haya vestido de incorrupción, y esto mortal se haya vestido de inmortalidad, entonces se cumplirá la palabra que está escrita: Sorbida es la muerte en victoria”.
Ahora, vean ustedes cuándo será quitada la muerte de los hijos e hijas de Dios: cuando tengamos el nuevo cuerpo. Ya nuestros cuerpos serán inmortales; o sea que nunca más morirán los cuerpos de los hijos e hijas de Dios. Y ahora, esto es para el tiempo en que suene la Trompeta Final o Gran Voz de Trompeta.
Nos dice el Señor Jesucristo en San Mateo, capítulo 24 y versos 30 al 31, de la siguiente manera:
“Entonces aparecerá la señal del Hijo del Hombre en el cielo; y entonces lamentarán todas las tribus de la tierra, y verán al Hijo del Hombre viniendo sobre las nubes del cielo, con poder y gran gloria.
Y enviará sus ángeles con gran voz de trompeta, y juntarán a sus escogidos, de los cuatro vientos, desde un extremo del cielo hasta el otro”.
Ahora vean cómo aquí Jesucristo, hablándonos de la Venida del Hijo del Hombre, nos dice que aparecerá la señal del Hijo del Hombre en el cielo, la señal que estará dando testimonio del tiempo de la Segunda Venida de Cristo; así como para el tiempo de la Primera Venida de Cristo allá en medio del pueblo hebreo hubo una señal en el cielo. ¿Cuál fue esa señal? La Estrella de Belén. Esa Estrella de Belén que aquellos magos vieron en el cielo vino a ser la señal del Hijo del Hombre, vino a ser la señal de la Primera Venida de Cristo, de la Venida del Hijo del Hombre.
Cuando apareció esa señal en el cielo, el Hijo del Hombre estaba [en la Tierra], estaba naciendo en Belén de Judea, y luego continuó creciendo. Y cuando aquellos magos llegaron a la tierra de Israel, siguiendo aquella Estrella (porque ellos sabían que esa era la señal del Hijo del Hombre en el cielo, para la Venida del Hijo del Hombre en medio del pueblo hebreo), cuando llegaron a Jerusalén, preguntaron: “¿Dónde está el Rey de los judíos que ha nacido? Porque Su Estrella hemos visto en el oriente”4.
Aquellos magos estaban viviendo allá en el territorio de Babilonia; eran hombres sabios, eran científicos, eran astrónomos y astrólogos, que conocían tanto las estrellas y todo el orden de esas estrellas; conocían la astronomía y la astrología; y ellos sabían que el Mesías vendría a la Tierra en medio del pueblo hebreo, pues ellos conocían las profecías del profeta Daniel, el cual vivió en Babilonia y el cual habló de la Venida del Mesías como una Piedra no cortada de manos que vendría; y también conocían las demás profecías relacionadas a la Venida del Mesías.
Y estos profetas eran personas relacionadas con el pueblo hebreo, pues el pueblo hebreo tenía descendientes allá en Babilonia, cuando fueron llevados cautivos a Babilonia, en donde vivieron Daniel y sus amigos, y muchos hombres de Dios y muchos hijos del pueblo hebreo5.
Y ahora, cuando llega el tiempo para el cumplimiento de la Venida del Mesías en medio del pueblo hebreo, aparece la señal del Hijo del Hombre en el cielo para la Primera Venida del Mesías; y aquellos magos ven esa señal, lo entienden, y van buscando el Mesías en la tierra de Israel.
Cuando llegan allá, encuentran que el pueblo hebreo, al escuchar la noticia de la Venida del Mesías, cuando ellos preguntaban: “¿Dónde está el Rey de los judíos que ha nacido? Porque Su Estrella hemos visto en el oriente”, toda Jerusalén se alborotó, y también el rey Herodes.
Y preguntó el rey Herodes, en una reunión que llevó a cabo con los sabios y con los sacerdotes principales y con los sumos sacerdotes y el Concilio del Sanedrín y los doctores de la Ley y los escribas; y preguntó dónde el Mesías tenía que nacer. Ellos dijeron que: “En Belén de Judea, porque así está escrito por el profeta”. ¿Por qué profeta? Por el profeta Miqueas, en el capítulo 5 y verso 2. Dice [San Mateo 2:5-8]:
“Ellos le dijeron: En Belén de Judea; porque así está escrito por el profeta:
Y tú, Belén, de la tierra de Judá,
No eres la más pequeña entre los príncipes de Judá;
Porque de ti saldrá un guiador,
Que apacentará a mi pueblo Israel.
Entonces Herodes, llamando en secreto a los magos, indagó de ellos diligentemente el tiempo de la aparición de la estrella;
y enviándolos a Belén, dijo: Id allá y averiguad con diligencia acerca del niño; y cuando le halléis, hacédmelo saber, para que yo también vaya y le adore”.
Ahora vean cómo apareció esa señal en el cielo, la cual estaba dando testimonio que ya el Mesías estaba en la Tierra, que había nacido. Y vean ustedes cómo aquellos magos estaban buscando al Mesías para adorarlo, porque ya la señal del Hijo del Hombre estaba siendo vista en el cielo, llamada para aquel tiempo: la Estrella de Belén.
Y ahora, vean ustedes cómo también en el libro de Números estaba prometido que de Jacob saldría una estrella6; una estrella saldría de Jacob; y esa estrella, vean ustedes, fue esa señal en el cielo, la cual representaba al Mesías en Su Primera Venida; por lo tanto, cuando la señal del Mesías fue vista en el cielo tenían que buscar al Mesías en la Tierra, porque ya estaba Dios mostrando en el cielo lo que Él estaba haciendo aquí en la Tierra.
Ahora, ¿qué tenían que conocer en aquel tiempo las personas que vivían en aquel tiempo? Tenían que conocer las profecías correspondientes a aquel tiempo y ver el cumplimiento de ellas conforme a como Dios lo había prometido.
Dios había prometido también la venida del precursor de la Primera Venida del Mesías, había prometido la venida de Elías, había prometido la venida de un profeta clamando en el desierto y preparándole el camino al Señor, conforme a Isaías, capítulo 40, verso 3 en adelante, y conforme a Malaquías, capítulo 3.
El profeta Malaquías en el capítulo 3 nos dice de la siguiente manera, y quiero leer esta Escritura donde dice:
“He aquí, yo envío mi mensajero, el cual preparará el camino delante de mí…”.
Aquí tenemos la promesa de un mensajero que vendría preparándole el camino al Señor, y ese sería el Elías que tenía que venir para aquel tiempo.
“… y vendrá súbitamente a su templo el Señor a quien vosotros buscáis, y el ángel del pacto, a quien deseáis vosotros. He aquí viene, ha dicho Jehová de los ejércitos”.
Capítulo 3 de Malaquías, verso 1, así nos dice.
Y cuando llegó el tiempo para el cumplimiento de esta promesa… Vean ustedes, esta es una promesa donde nos muestra la venida del precursor de la Primera Venida de Cristo y la Venida de Cristo, la Primera Venida de Cristo. Y para el cumplimiento de esa promesa, vean cómo aparece el Arcángel Gabriel al sacerdote Zacarías, y vean aquí lo que le dice. Dice, capítulo 1, verso 13 en delante de San Lucas, dice:
“Pero el ángel le dijo: Zacarías, no temas; porque tu oración ha sido oída, y tu mujer Elisabet te dará a luz un hijo, y llamarás su nombre Juan.
Y tendrás gozo y alegría, y muchos se regocijarán de su nacimiento;
porque será grande delante de Dios. No beberá vino ni sidra, y será lleno del Espíritu Santo, aun desde el vientre de su madre.
Y hará que muchos de los hijos de Israel se conviertan al Señor Dios de ellos.
E irá delante de él con el espíritu y el poder de Elías, para hacer volver los corazones de los padres a los hijos, y de los rebeldes a la prudencia de los justos, para preparar al Señor un pueblo bien dispuesto”.
Y ahora, vean ustedes, cuando fue a ser cumplida la promesa del precursor de la Primera Venida de Cristo, el que le prepararía el camino, Dios envió al Arcángel Gabriel al sacerdote Zacarías para darle la noticia que ese que está prometido como precursor de la Primera Venida de Cristo, preparándole el camino al Mesías, vendría por medio del sacerdote Zacarías y su esposa Elisabet; o sea que sería hijo del sacerdote Zacarías y su esposa Elisabet. Y aun el nombre le fue dado por el Arcángel Gabriel al sacerdote Zacarías para ese niño que nacería. Y ese niño sería profeta de Dios, profeta del Altísimo, vendría con el espíritu y virtud de Elías, o sea que sería el Elías que tenía que venir para ese tiempo.
¿Y por qué el Arcángel no le dijo a Zacarías que le pusiera por nombre Elías, si era el Elías que tenía que venir para ese tiempo? Porque cuando Dios promete que vendrá un profeta que ya vino en el pasado, cuando Dios lo envía de nuevo, es el ministerio de aquel profeta viniendo en otro hombre que se llama de otro nombre. No tiene que llamarse del mismo nombre que se llamó en el principio cuando ese ministerio estuvo manifestado en aquel profeta primero. Por eso el precursor de la Primera Venida de Cristo, que sería Elías, no se llamaba Elías, sino que se llamaba Juan; porque el velo de carne se llamaba Juan, pero el ministerio se llamaba Elías.
Y ahora, vean ustedes cómo nuestro amado Señor Jesucristo también cuando habló de Juan el Bautista en el capítulo 11 de San Mateo, verso 14, dice:
“Y si queréis recibirlo, él es aquel Elías que había de venir”.
Y se llamaba ¿cómo? Juan.
Ahora, algunas personas no pueden comprender cómo un hombre que se llama Juan puede ser Elías. Es Elías en cuanto al ministerio, porque el mismo Espíritu de Dios que había estado en el profeta Elías ahora estaba en Juan el Bautista ungiéndolo con el mismo ministerio; el mismo ministerio que operó Dios en Juan el Bautista fue el mismo ministerio que operó anteriormente en Elías Tisbita y también en el profeta Eliseo.
Y ahora, vean ustedes, para precursar la Primera Venida de Cristo opera ese ministerio de Elías en otro hombre llamado Juan el Bautista.
Cuando Jesús descendió del Monte de la Transfiguración, donde había sido visto Moisés y Elías hablando con Jesús, se encuentra que los discípulos tienen una pregunta, la cual le habían hecho a ellos los doctores de la ley y los fariseos y los escribas. Dice en el capítulo 17, verso 10 en adelante de San Mateo:
“Entonces sus discípulos le preguntaron, diciendo: ¿Por qué, pues, dicen los escribas que es necesario que Elías venga primero?
Respondiendo Jesús, les dijo: A la verdad, Elías viene primero, y restaurará todas las cosas.
Mas os digo que Elías ya vino, y no le conocieron, sino que hicieron con él todo lo que quisieron; así también el Hijo del Hombre padecerá de ellos.
Entonces los discípulos comprendieron que les había hablado de Juan el Bautista”.
Vean ustedes que Jesucristo señala que Juan el Bautista es el Elías que había de venir en ese tiempo; era el profeta que vendría con el ministerio del profeta Elías manifestado por tercera ocasión.
• La primera ocasión en que ese ministerio fue manifestado fue en Elías Tisbita.
• La segunda ocasión fue en Eliseo. Los hijos de los profetas, cuando vieron a Eliseo que abrió el Jordán con el manto de Elías cuando Elías ya se había ido en un carro de fuego o platillo volador, dijeron: “El espíritu de Elías ha reposado sobre Eliseo”. El profeta Eliseo había dicho a Elías que una doble porción del espíritu que estaba en Elías viniera sobre él, o sea, sobre Eliseo7; y así vendría a ser Eliseo (¿quién?) el sucesor del profeta Elías. El espíritu ministerial, el ministerio de Elías ¿estaba dónde ahora? En Eliseo por segunda ocasión.
• Luego por tercera ocasión estuvo en Juan el Bautista.
• Por cuarta ocasión estuvo en el reverendo William Marrion Branham, que fue el precursor de la Segunda Venida de Cristo.
• Y para el Día Postrero, para el séptimo milenio, está prometido para estar manifestado como uno de los Dos Olivos de Apocalipsis, capítulo 11, verso 3 en adelante, y Zacarías, capítulo 4.
Ahora vean cómo está prometido para ser manifestado por quinta ocasión en otro hombre, en otro profeta. Y lo único que hay prometido para el Día Postrero es un profeta dispensacional en el cual estará el ministerio de Elías, y también estará el ministerio de Moisés, y también estará el ministerio de Jesucristo; estos tres grandes ministerios manifestados en el Día Postrero en este profeta dispensacional de la Dispensación del Reino, en el Día Postrero; porque en él estará el mismo Espíritu Santo que estuvo en el profeta Elías, que estuvo en Eliseo, que estuvo en Juan el Bautista, que estuvo en Jesucristo, que estuvo en Moisés y que estuvo en el reverendo William Branham.
Ese mismo Espíritu Santo estará manifestado en el profeta de la Dispensación del Reino operando estos grandes ministerios prometidos para el Día Postrero. Estos son los ministerios prometidos para —con la Gran Voz de Trompeta— llamar y juntar a los escogidos de Dios.
Por eso encontramos que en algunos lugares aparece que es Cristo el que toca la Trompeta Final o Gran Voz de Trompeta, y en otros lugares aparece que son los Ángeles del Hijo del Hombre. Es que serán los ministerios de Moisés, de Elías y de Jesús los que estarán manifestados en el profeta de la Dispensación del Reino, por medio de la manifestación del Espíritu Santo en ese profeta mensajero operando esos ministerios, y por medio de esos ministerios sonando la Trompeta Final o Gran Voz de Trompeta, que es la Trompeta del Evangelio del Reino proclamando el misterio de la Segunda Venida de Cristo con Sus Ángeles en el Día Postrero, la Venida de Cristo como León de la tribu de Judá, como Rey de reyes y Señor de señores en Su Obra de Reclamo, viniendo con Sus Ángeles en este Día Postrero.
Por eso es que Cristo nos dijo en San Mateo 24 [verso 31]:
“Y enviará sus ángeles con gran voz de trompeta, y juntarán a sus escogidos…”.
O sea que el recogimiento de todos los escogidos de Dios para el Día Postrero será por medio de la manifestación de Jesucristo en Espíritu Santo a través del profeta de la Dispensación del Reino, a través del cual estará manifestando estos ministerios, y estará llamando y juntando a Sus escogidos en la Edad de la Piedra Angular y Dispensación del Reino. ¿Con qué? Con el Mensaje del Evangelio del Reino, con el Mensaje que gira alrededor de la Segunda Venida de Cristo como el León de la tribu de Judá, como Rey de reyes y Señor de señores en Su Obra de Reclamo.
Y ahora, vean ustedes cómo la señal del Hijo del Hombre está prometida para ser manifestada en el tiempo final, y ser visto el Hijo del Hombre en esa nube, envuelto en una nube… Vean aquí [San Mateo 24:30]:
“Entonces aparecerá la señal del Hijo del Hombre en el cielo; y entonces lamentarán todas las tribus de la tierra, y verán al Hijo del Hombre viniendo sobre las nubes del cielo, con poder y gran gloria”.
Ahora, vean ustedes que una señal está prometida para ser vista en el cielo, llamada la señal del Hijo del Hombre en el cielo.
En febrero 28 de 1963, apareció en el cielo una nube misteriosa a 26 millas de altura, donde no pueden aparecer nubes porque no hay humedad ni vuelan los aviones; y la ciencia no pudo explicar completamente el misterio de esa nube.
Pero ¿cuál es el misterio contenido en esa nube? Veamos lo que dice el reverendo William Branham con relación a esa nube; porque esa nube es una señal muy importante en el cielo para todos los creyentes en la Palabra de Dios, en la Biblia y en nuestro amado Señor Jesucristo.
En el libro de Los Sellos en español, página 469, dijo el reverendo William Branham:
“153. ¿Y notaron que dije que uno de esos ángeles era muy raro? Me pareció muy distinto a los demás. Estaban en una constelación con tres a cada lado y uno arriba; y el que estaba a mi lado, contando desde la izquierda hacia la derecha, ese sería el séptimo Ángel. Él era más brillante y significaba más para mí que los demás. Les dije que tenía el pecho así robusto y estaba volando hacia el oriente. Les dije también que: ‘Me levantó, me alzó’. ¿Se acuerdan?
154. Ahora, ¡aquí está! Era el que tenía el Séptimo Sello, lo cual he mantenido como una pregunta en mi mente toda mi vida. Los otros Sellos significaron mucho para mí, desde luego; pero ustedes no se imaginan lo que ha significado este séptimo”.
Ahora, cuando el reverendo William Branham fue arrebatado por estos ángeles, y sobre todo por este Ángel que era muy diferente a los demás, fue arrebatado al Cielo, fue arrebatado y fue colocado en esa constelación de ángeles que fue formada o de la cual se formaron – se formó una nube…; la cual fue tomada en fotos y publicada en diferentes revistas en Norteamérica, porque esta señal apareció sobre los cielos de Arizona, y fue vista también por Nuevo México.
Ahora, encontramos que esta señal fue vista en el cielo, y eran siete ángeles allí presentes, los cuales tomaron al reverendo William Branham en espíritu y lo llevaron a estar con ellos ahí en esa nube; y esa nube, vean ustedes, estaba formando también el rostro del Señor Jesucristo. Encontramos aquí la foto de esta nube; y si giramos esta foto hacia la izquierda, ustedes podrán ver que esta nube forma el rostro del Señor.
Ahora, esta nube está formada por ángeles: los siete ángeles mensajeros de las siete edades de la Iglesia gentil y un Ángel que era muy diferente a los demás. Ese Ángel muy diferente a los demás es el Hijo del Hombre, que está ahí presente en esa nube, como fue prometido en Mateo 24, verso 30 en adelante, y en Apocalipsis, capítulo 10.
Vean ustedes, en Apocalipsis, capítulo 10, la promesa de esa nube; dice:
“Vi descender del cielo a otro ángel fuerte, envuelto en una nube, con el arco iris sobre su cabeza; y su rostro era como el sol, y sus pies como columnas de fuego.
Tenía en su mano un librito abierto; y puso su pie derecho sobre el mar, y el izquierdo sobre la tierra;
y clamó a gran voz, como ruge un león; y cuando hubo clamado, siete truenos emitieron sus voces”.
Ahí tenemos la promesa de esa señal en el cielo: la señal del Hijo del Hombre en el cielo, la señal del Ángel Fuerte, de Jesucristo, del Hijo del Hombre, descendiendo del Cielo envuelto en una nube. Esa nube está formada por ángeles de Dios: los siete ángeles mensajeros de las siete edades de la Iglesia gentil.
Y así como estos ángeles mensajeros de las siete edades de la Iglesia gentil, para tener sus ministerios fueron manifestados en carne humana en este planeta Tierra, cada uno en su edad y en el territorio que les tocó vivir, y por medio de ellos Cristo en Espíritu Santo estuvo llamando y juntando a Sus escogidos y colocándolos en el Cuerpo Místico de Cristo; para el Día Postrero, el Ángel que era muy diferente a los demás estará manifestado en carne humana en el profeta de la Dispensación del Reino, llamando y juntando a todos los escogidos de Dios del Día Postrero en el territorio latinoamericano y caribeño; así como en el ministerio de cada ángel mensajero de cada edad de las siete edades de la Iglesia gentil hubo un territorio y un pueblo que escuchó la Voz de Cristo por medio de ese mensajero que Cristo envió y usó en cada edad.
Y ahora, para el Día Postrero, vean ustedes cómo el Espíritu de Cristo, Jesucristo en Espíritu Santo, pasa de Norteamérica a la América Latina y el Caribe para ungir con Su Espíritu Santo a Su profeta mensajero de la Dispensación del Reino y de la Edad de la Piedra Angular, para por medio de él manifestarse en medio de la raza humana, en medio de los latinoamericanos, y sonar la Trompeta Final, o sea, sonar el Mensaje del Evangelio del Reino, y llamar y juntar a todos los escogidos de Dios.
Vean ustedes cómo el Mensaje del Evangelio del Reino, que es la Trompeta Final o Gran Voz de Trompeta, gira alrededor de la Segunda Venida de Cristo como León de la tribu de Judá, como Rey de reyes y Señor de señores en Su Obra de Reclamo, dándonos a conocer Su Venida y Su manifestación en el Día Postrero por medio de Su profeta dispensacional de la Dispensación del Reino, que viene a ser el profeta de la Edad de la Piedra Angular y Dispensación del Reino, dándonos el Mensaje del Evangelio del Reino, y así llamándonos y juntándonos en el Día Postrero, en la Edad de la Piedra Angular y Dispensación del Reino, ¿con qué? Con la Gran Voz de Trompeta, que es el Mensaje del Evangelio del Reino.
El Señor Jesucristo, en Apocalipsis, capítulo 1, verso 10 al 11, clama; y cuando clama, clama con una Gran Voz de Trompeta. Apocalipsis, capítulo 1, verso 10 al 11, el apóstol San Juan dice:
“Yo estaba en el Espíritu en el día del Señor (el Día del Señor, siendo el séptimo milenio, vean ustedes, encontramos que Juan estaba en esta visión en el séptimo milenio. Dice), y oí detrás de mí una gran voz como de trompeta (no dice que escuchó una trompeta, sino una Voz como de trompeta. Vamos a ver la Voz de quién es),
que decía: Yo soy el Alfa y la Omega, el primero y el último”.
¿Quién es el Alfa y Omega?, ¿quién es el primero y el último? Pues nuestro amado Señor Jesucristo. Es la Voz de nuestro amado Señor Jesucristo hablándonos en el Día Postrero con el Mensaje de la Gran Voz de Trompeta, que es el Mensaje del Evangelio del Reino.
¿Y qué es lo que Él estará diciendo con esa Gran Voz de Trompeta? Apocalipsis, capítulo 4, verso 1, nos dice:
“Después de esto miré, y he aquí una puerta abierta en el cielo; y la primera voz que oí, como de trompeta (aquí tenemos nuevamente la Voz de Cristo como una trompeta), hablando conmigo, dijo: Sube acá, y yo te mostraré las cosas que sucederán después de estas”.
¿Qué estará Cristo —con esa Voz de Trompeta— hablándonos en el Día Postrero y dándonos a conocer en el Día Postrero, en donde Él estará manifestado y hablando en el Día Postrero por medio del profeta de la Dispensación del Reino? Dice que estará dándonos a conocer las cosas que deben suceder pronto.
Y ahora, vean en Apocalipsis, capítulo 22, verso 6, cómo son dadas a conocer todas estas cosas que deben suceder pronto. Dice:
“Y me dijo: Estas palabras son fieles y verdaderas. Y el Señor, el Dios de los espíritus de los profetas, ha enviado su ángel, para mostrar a sus siervos las cosas que deben suceder pronto”.
¿A quién dice que ha enviado? A Su Ángel Mensajero. ¿Para qué? Para mostrar las cosas que deben suceder pronto; porque ese es el profeta mensajero de la Dispensación del Reino, ungido con el Espíritu Santo. En ese estará Jesucristo en Espíritu Santo manifestado, hablándonos con esa Gran Voz de Trompeta todas estas cosas que deben suceder pronto. Ese es el Enviado de Jesucristo para el Día Postrero.
Y este es el misterio que nosotros debemos comprender en este Día Postrero; porque este misterio de Dios, que estará siendo cumplido en el Día Postrero, será de bendición para cada escogido de Dios escrito en el Cielo, en el Libro de la Vida del Cordero; y así obtendrá el conocimiento de todas estas cosas que deben suceder pronto en este Día Postrero, conforme a como han sido profetizadas por los profetas del Antiguo Testamento y del Nuevo Testamento.
Y así tendremos un conocimiento claro y completo de todo el Programa Divino que Él estará llevando a cabo en este tiempo final, en este Día Postrero; y así es como conoceremos los misterios del Reino de Dios, LOS MISTERIOS DE DIOS QUE HOY SE ESTÁN CUMPLIENDO.
Dice Apocalipsis, capítulo 22, verso 16:
“Yo Jesús he enviado mi ángel para daros testimonio de estas cosas en las iglesias”.
¿Quién es el Enviado de Jesucristo? Su Ángel Mensajero. Ese es el profeta mensajero de la Dispensación del Reino y de la Edad de la Piedra Angular, donde Jesucristo en Espíritu Santo estará manifestándose y estará hablándole a Su Iglesia en este Día Postrero, en la Edad de la Piedra Angular y en la Dispensación del Reino, con el Mensaje del Evangelio del Reino, que gira alrededor de la Segunda Venida de Cristo como el León de la tribu de Judá, como Rey de reyes y Señor de señores en Su Obra de Reclamo.
Hemos visto que en la Escritura nos enseña Jesucristo que los misterios del Reino de los Cielos son dados a conocer ¿a quiénes? A los hijos e hijas de Dios.
En la Primera Venida de Cristo encontramos que, aunque estaba cumplida la Primera Venida de Cristo, estaban cumplidas las cosas que los profetas dijeron que se estarían llevando a cabo en el Programa Divino en aquel tiempo, encontramos que el sumo sacerdote, el Concilio de la religión hebrea (el Concilio del Sanedrín), con setenta sabios hebreos, doctores en teología, y los fariseos y saduceos, y los sacerdotes de aquel tiempo, no pudieron comprender el cumplimiento de lo que estaba profetizado para aquel tiempo; no pudieron comprender el cumplimiento de la venida del precursor de Cristo y no pudieron comprender la Venida de Cristo como Cordero de Dios. Y esos eran los misterios correspondientes a aquel tiempo, que todos tenían que conocer.
Y ahora, vean cómo cuando Cristo le habla a Sus discípulos en parábolas, vean ustedes lo que sucede aquí: en el capítulo 13, verso 9 en adelante, dice [San Mateo]:
“El que tiene oídos para oír, oiga.
Entonces, acercándose los discípulos, le dijeron: ¿Por qué les hablas por parábolas?
Él respondiendo, les dijo: Porque a vosotros (es concedido) os es dado saber los misterios del reino de los cielos; mas a ellos no les es dado”.
Ahora vean cómo a algunos les es dado, les es concedido conocer los misterios del Reino de los Cielos, y a otros no les es concedido conocer los misterios del Reino de los Cielos.
A todas las personas que tienen sus nombres escritos en el Libro de la Vida del Cordero les es concedido conocer los misterios del Reino de los Cielos; a los que no tienen sus nombres escritos en el Libro de la Vida, no les es concedido conocer los misterios del Reino de los Cielos.
Miren ustedes, el sumo sacerdote cuando le preguntó a Jesús…, nunca creyó en Jesucristo, nunca creyó que era el Mesías, y en una ocasión, cuando lo estaban juzgando, le dijo: “Si tú eres el Mesías, dilo ya, y no nos turbes más el alma”. Jesús le dijo: “Ya lo he dicho, y no habéis creído”8.
Y el sumo sacerdote, en vez de decir: “Gracias a Dios que me ha mostrado el misterio del Reino de los Cielos de la Primera Venida del Mesías; he visto al Mesías con mis propios ojos y Él mismo me ha dicho que Él es el Mesías”. Pero en vez de decir así, dijo: “Ha blasfemado”9.
¿Ve? ¿Por qué? Porque no siendo una simiente de Dios en su alma, el sumo sacerdote no podía creer en Jesucristo, no podía creer el cumplimiento de los misterios del Reino de los Cielos que se estaban realizando en aquel tiempo.
Y por eso es concedido, a los que van a creer, el conocer los misterios del Reino de los Cielos; a los demás no les es concedido.
Miren lo que hacen los demás: lo rechazan, y vituperan el velo de carne en el cual se cumplen esas promesas.
Vituperaron a Cristo: dijeron que era un blasfemo10, dijeron que era Beelzebú11, dijeron que tenía demonios12, y todas estas cosas dijeron en contra de Jesucristo; lo estaban deshonrando.
Y ahora, vean ustedes cómo decían también que era un pecador porque comía con los publicanos, comía con pecadores y así por el estilo. Y Jesús les dijo: “Yo no he venido a buscar justos, sino pecadores al arrepentimiento”13.
Y ahora, vean ustedes cómo los misterios del Reino de Dios son cumplidos y son dados a conocer estos misterios (cuando se cumplen) a todos los hijos e hijas de Dios.
Y ahora, vean cómo hoy, en este Día Postrero, se están cumpliendo los misterios del Día Postrero.
El Espíritu de Cristo ha prometido estar en la Tierra en este tiempo final, manifestado en Su Ángel Mensajero, dándonos a conocer todas estas cosas que deben suceder pronto, en este tiempo final. Ha prometido estar en medio nuestro para revelarnos todos estos misterios del Reino de Dios, y así prepararnos para ser transformados y raptados en este Día Postrero.
Por eso es que viene el llamado de Dios, de Jesucristo, en este Día Postrero, por medio de Su Ángel Mensajero, por medio de ese profeta mensajero de la Dispensación del Reino, que es el séptimo profeta dispensacional y último profeta dispensacional. Y es por medio de ese profeta que Cristo se manifiesta en este Día Postrero; porque ese es Su Ángel Mensajero a través del cual son dadas a conocer todas estas cosas que deben suceder pronto, en este tiempo final.
Y es para la América Latina y el Caribe que estas cosas deben ser cumplidas en el territorio latinoamericano y caribeño, así como fueron cumplidas las cosas correspondientes a cada edad en los territorios donde se cumplieron cada una de esas edades.
Y ahora estamos nosotros viviendo en el continente latinoamericano y caribeño para ver las cosas que deben suceder pronto, en este tiempo final; y en el séptimo milenio, que ha comenzado si le añadimos al calendario los años de atraso que tiene; y si no le añadimos al calendario los años de atraso que tiene, pues solamente faltan tres años para comenzar.
Pero ¿se le habrá atrasado el calendario a Dios? Yo creo que no. Por lo tanto, las cosas correspondientes al Día Postrero tienen que ser cumplidas; tienen que estarse cumpliendo ya las cosas correspondientes al Día Postrero, cada una en su debido momento. Hay cosas que ya han sido cumplidas, y hay cosas que están cumpliéndose en el momento, y hay cosas que se cumplirán más adelante.
Hemos visto la señal del Hijo del Hombre en el cielo ya cumplida. Hemos visto al Hijo del Hombre envuelto en una nube ahí en el cielo; ese es el Ángel que era muy diferente a los demás; eso es ya una profecía cumplida también.
Hemos visto también el ministerio de los Ángeles que Él envía con la Gran Voz de Trompeta; ese es el ministerio de Moisés y Elías, los ministerios de los Dos Ungidos; ministerios que en el Ángel del Señor Jesucristo estarán siendo manifestados en este Día Postrero, y por medio de esos ministerios el Mensaje de la Gran Voz de Trompeta o Trompeta Final, que es el Mensaje del Evangelio del Reino, sería proclamado en este Día Postrero. Esa es una profecía que está cumpliéndose en este Día Postrero, y por eso es que estamos entendiendo todos estos misterios del Reino de Dios que deben suceder en este tiempo final.
Y los escogidos están siendo llamados y juntados, y están siendo preparados para ser transformados y raptados en este Día Postrero.
Ninguna persona podrá ser transformada y raptada sin primero escuchar la Gran Voz de Trompeta o Trompeta Final, que es la predicación del Evangelio del Reino por medio del ministerio de Moisés y Elías en el Ángel del Señor Jesucristo; para eso es que Cristo envía Su Ángel Mensajero con el Mensaje de la Trompeta Final o Gran Voz de Trompeta, llamando y juntando a todos los escogidos de Dios. Y en él viene Jesucristo en Espíritu Santo manifestado en este Día Postrero, hablándole a Su Iglesia, a Su pueblo, y así juntando a Sus escogidos en este tiempo final.
¿Y dónde están los que estarían escuchando la Voz de Cristo en este tiempo final y estarían entendiendo estos misterios del Reino de Dios que hoy se están cumpliendo? Aquí estamos: en la América Latina y el Caribe, en el territorio preciso para escuchar la Gran Voz de Trompeta, y ser llamados y juntados, y colocados en la Edad de la Piedra Angular y Dispensación del Reino, en el Cuerpo Místico de Jesucristo; y así entender todos estos misterios que estarían cumpliéndose en este Día Postrero.
“Yo Jesús he enviado mi ángel para daros testimonio de estas cosas en las iglesias”.
Para dar testimonio ¿de qué cosas? De estas cosas que deben suceder pronto, de estos misterios del Reino de Dios que se estarían cumpliendo en este Día Postrero, en este tiempo final.
“LOS MISTERIOS DEL REINO DE DIOS QUE HOY SE ESTÁN CUMPLIENDO”.
Ha sido para mí un privilegio muy grande estar con ustedes, dándoles testimonio de: “LOS MISTERIOS DE DIOS QUE HOY SE ESTÁN CUMPLIENDO”.
Dejo nuevamente con ustedes al reverendo que está a cargo de dar las direcciones en esta ocasión: el reverendo José Joaquín Sánchez, para que les dé teléfonos y direcciones a los cuales ustedes podrán comunicarse para pedir completamente gratis literatura, y pedir también que les pasen videos con conferencias similares a esta, en donde podrán obtener mayor conocimiento de todos los misterios del Reino de Dios que hoy se están cumpliendo, para que así sean preparados para ser transformados y raptados en este Día Postrero, e ir con Cristo a la Cena de las Bodas del Cordero, a la Casa de nuestro Padre celestial.
Que las bendiciones de Jesucristo, el Ángel del Pacto, sean sobre cada uno de ustedes y sobre mí también; y se materialicen en cada uno de ustedes y en mí esas bendiciones que Cristo ha prometido para Su Iglesia para este Día Postrero; y todos pronto seamos transformados y raptados, y vayamos a la Cena de las Bodas de Cordero.
Muchas gracias, amados amigos y hermanos presentes, radioyentes y televidentes; y dejo con ustedes al reverendo José Joaquín Sánchez para darles las direcciones y teléfonos.
Pasen todos muy buenas noches. Con nosotros el reverendo José Joaquín Sánchez.
“LOS MISTERIOS DE DIOS QUE HOY SE ESTÁN CUMPLIENDO”.
[Revisión octubre 2022 – RM-JR]
1 San Juan 10:27-28
2 San Juan 8:47
3 San Juan 12:24
4 San Mateo 2:2
5 Daniel 1:1-7
6 Números 24:17
7 2 Reyes 2:9-15
8 San Juan 10:24-25
9 San Mateo 26:65
10 San Mateo 9:3, 26:65
11 Mt. 12:24, Mr. 3:22, Lc. 11:15
12 San Juan 7:20, 8:48, 8:52, 10:20
13 Mt. 9:13, Mr. 2:17, Lc. 5:32