El misterio del sol, la luna y las estrellas marcando el tiempo

Primer Congreso Regional Juvenil Mineiro

Muy buenas noches, jóvenes, en este Primer Encuentro Juvenil Regional Mineiro. Es para mí una bendición muy grande estar con ustedes en esta ocasión, para compartir unos momentos de compañerismo alrededor del Programa Divino, y ver dónde nos encontramos en Su Programa; y cómo agradarle, cómo servirle mejor y cómo recibir Sus bendiciones.

Para esta noche nuestro tema es: “EL MISTERIO DEL SOL, LA LUNA Y LAS ESTRELLAS MARCANDO EL TIEMPO”.

Vamos a leer en el libro del Génesis, capítulo 1, versos 14 en adelante, donde nos dice:

“Dijo luego Dios: Haya lumbreras en la expansión de los cielos para separar el día de la noche; y sirvan de señales para las estaciones, para días y años,

y sean por lumbreras en la expansión de los cielos para alumbrar sobre la tierra. Y fue así.

E hizo Dios las dos grandes lumbreras; la lumbrera mayor para que señorease en el día, y la lumbrera menor para que señorease en la noche; hizo también las estrellas.

Y las puso Dios en la expansión de los cielos para alumbrar sobre la tierra,

y para señorear en el día y en la noche, y para separar la luz de las tinieblas. Y vio Dios que era bueno.

Y fue la tarde y la mañana el día cuarto”.

“EL MISTERIO DEL SOL, LA LUNA Y LAS ESTRELLAS MARCANDO EL TIEMPO”.

A través de la Escritura podemos ver que Dios usa los símbolos del sol, la luna y las estrellas para representar cosas de Su Programa. Y así como el sol, la luna y las estrellas son vistas en el cielo, que es la primera Biblia; en la segunda Biblia: la Biblia escrita, también aparecen.

Y también encontramos en el cumplimiento de las promesas que también aparecen el sol, la luna y las estrellas marcando el tiempo.

Ahora, cuando se trata del sol, la luna y las estrellas marcando el tiempo en el Programa Divino, cumpliendo las profecías: nos habla del sol representando a Cristo; la luna representando a la Iglesia del Señor Jesucristo, y también representa al pueblo hebreo; encontramos también las estrellas representando los mensajeros de Dios, tanto en el Antiguo Testamento como en el Nuevo Testamento.

En Números, capítulo 24, verso 17, encontramos una profecía dada usando el símbolo de una estrella. Dice así:

“Lo veré, mas no ahora;

Lo miraré, mas no de cerca;

Saldrá Estrella de Jacob,

Y se levantará cetro de Israel”.

Aquí la Escritura está hablando de la Venida del Mesías.

En San Mateo, capítulo 2, verso 1 en adelante, nos dice de la siguiente manera:

“Cuando Jesús nació en Belén de Judea en días del rey Herodes, vinieron del oriente a Jerusalén unos magos,

diciendo: ¿Dónde está el rey de los judíos, que ha nacido? Porque su estrella hemos visto en el oriente, y venimos a adorarle”.

Ahora miren ustedes cómo esa Estrella que vieron estos magos representaba al Mesías en Su Primera Venida; ellos vieron esa señal en el cielo como la señal de la Venida del Señor en medio del pueblo hebreo. Fue vista la señal de la Venida del Hijo del Hombre en medio del pueblo hebreo.

Estos magos estaban en la tierra de Babilonia mirando hacia la tierra de Israel, o sea que desde Babilonia ellos miraban hacia el oeste; y mirando hacia el oeste vieron sobre los cielos de Israel esa Estrella, esa señal: la señal de la Venida del Mesías, la señal del Hijo del Hombre siendo vista en el cielo, dando testimonio que el Hijo del Hombre ya estaba en la Tierra.

Fue vista esa señal en el cielo y ellos supieron que el Mesías ya estaba en la Tierra. Esa Estrella representaba al Mesías.

Y ahora, miren ustedes cómo Dios hablando con el profeta y patriarca Abraham le habla de las estrellas y también le habla de su descendencia, y le dice… En el capítulo 15 del Génesis, dice así… vamos a ver, verso 1 en adelante, dice:

“Después de estas cosas vino la palabra de Jehová a Abram en visión, diciendo: No temas, Abram; yo soy tu escudo, y tu galardón será sobremanera grande.

Y respondió Abram: Señor Jehová, ¿qué me darás, siendo así que ando sin hijo, y el mayordomo de mi casa es ese damasceno Eliezer?

Dijo también Abram: Mira que no me has dado prole, y he aquí que será mi heredero un esclavo nacido en mi casa.

Luego vino a él palabra de Jehová, diciendo: No te heredará este, sino un hijo tuyo será el que te heredará.

Y lo llevó fuera, y le dijo: Mira ahora los cielos, y cuenta las estrellas, si las puedes contar. Y le dijo: Así será tu descendencia.

Y creyó a Jehová, y le fue contado por justicia.

Y le dijo: Yo soy Jehová, que te saqué de Ur de los caldeos, para darte a heredar esta tierra”.

Y en el capítulo 22, verso 17 del Génesis, dice así… vamos a comenzar en el verso 15, dice:

“Y llamó el ángel de Jehová a Abraham por segunda vez desde el cielo,

y dijo: Por mí mismo he jurado, dice Jehová, que por cuanto has hecho esto, y no me has rehusado tu hijo, tu único hijo;

de cierto te bendeciré, y multiplicaré tu descendencia como las estrellas del cielo y como la arena que está a la orilla del mar; y tu descendencia poseerá las puertas de sus enemigos.

En tu simiente serán benditas todas las naciones de la tierra, por cuanto obedeciste a mi voz”.

Ahora, miren ustedes cómo Dios le dice a Abraham que su descendencia será como las estrellas del cielo y como la arena del mar, o la arena que está a la orilla del mar. Miren cómo Dios simboliza, representa la simiente de Abraham en las estrellas del cielo y también en la arena que está a la orilla del mar.

Por eso encontramos que de en medio del pueblo hebreo han salido mensajeros de Dios representados en estrellas, que son vistas más grandes que las estrellas normales; esos son mensajeros de Dios para las diferentes edades.

Y cuando se nos habla de un Lucero grande, ya eso nos habla de un descendiente de Abraham mensajero dispensacional.

Y ahora, vean ustedes cómo Jesucristo nos dice en el capítulo 2, verso 28 de Apocalipsis: “Al que venciere…”, dice:

“… le daré autoridad sobre las naciones,

y las regirá con vara de hierro, y serán quebradas como vaso de alfarero; como yo también la he recibido de mi Padre;

y le daré la estrella de la mañana”.

Ahora, vean ustedes que la Estrella de la Mañana representa la Segunda Venida de Cristo; la Estrella de la Mañana es Cristo en Su Segunda Venida. Y esa bendición de recibir la Segunda Venida de Cristo es para el mensajero vencedor que estará en la Casa de Dios dándole el Alimento a tiempo a los hijos e hijas de Dios.

En Apocalipsis 22, verso 16, Cristo identifica aquí la Estrella de la Mañana diciendo:

“Yo Jesús he enviado mi ángel para daros testimonio de estas cosas en las iglesias. Yo soy la raíz y el linaje de David, la estrella resplandeciente de la mañana”.

Cristo es la Estrella resplandeciente de la Mañana; y como un Hijo de Abraham, como Hijo de Abraham Él es la Estrella mayor.

Vean ustedes, de todos los hijos de Abraham Cristo es la Estrella resplandeciente de la Mañana. Todos los hijos de Abraham, la descendencia de Abraham está representada en las estrellas del cielo.

¿Y saben ustedes una cosa? Cada uno de ustedes son también descendientes de Abraham, hijos e hijas de Abraham; ustedes son estrellas, representados en estrellas del cielo. Y ustedes aquí en la Tierra son las estrellas, los hijos e hijas de Abraham, descendientes de Abraham por medio del segundo Adán.

Y entre todas esas estrellas está la Estrella resplandeciente de la Mañana, que es nuestro amado Señor Jesucristo; y en Su Segunda Venida Él estará manifestado como la Estrella resplandeciente de la Mañana.

La estrella resplandeciente en la mañana anuncia que un nuevo día está comenzando, y que la luz que comienza a alumbrar es la luz del sol de un nuevo día; y esto representa un nuevo día dispensacional comenzando a ser alumbrado por Cristo, el Sol de Justicia.

Cristo es tanto la Estrella resplandeciente de la Mañana como el Sol de Justicia naciendo en un nuevo día dispensacional.

Ahora, miren ustedes: “Al que venciere, yo le daré la Estrella resplandeciente de la Mañana”; y Cristo es la Estrella resplandeciente de la Mañana.

Y en Su Segunda Venida habrá un mensajero vencedor que recibirá esa Estrella resplandeciente de la Mañana, recibirá a Cristo en Su Segunda Venida; y lo revelará a todos los hijos e hijas de Dios: dará a conocer el misterio de la Segunda Venida de Cristo, el misterio de la Estrella resplandeciente de la Mañana y del Sol naciente en un nuevo día dispensacional.

Ese misterio de la Estrella resplandeciente de la Mañana y del Sol naciente es el misterio de la Segunda Venida de Cristo resplandeciendo en medio de Sus hijos, y alumbrándonos el entendimiento con Su Palabra, Su Palabra revelada a Su Iglesia en este Día Postrero.

Él nos dijo en Apocalipsis, capítulo 4, verso 1:

“Sube acá, y yo te mostraré las cosas que sucederán después de estas”.

Y en Apocalipsis, capítulo 22, verso 6, por medio de Su Ángel Mensajero viene la revelación de todas estas cosas que deben suceder pronto. Y esto ¿por qué? Porque Jesucristo en Espíritu Santo estará manifestado en Su Ángel Mensajero, estará velado y revelado por medio de Su Ángel Mensajero, dándonos a conocer todas estas cosas que deben suceder pronto.

Estará alumbrándonos el entendimiento Cristo como la Estrella resplandeciente de la Mañana y como el Sol naciente. Cristo la Estrella resplandeciente de la Mañana y el Sol naciente, por medio de Su Ángel Mensajero, estará resplandeciendo en medio de Su Iglesia en este Día Postrero, resplandeciendo como la Estrella de la Mañana y resplandeciendo como el Sol naciente.

Por eso ustedes pueden ver que cuando Cristo habló de la Venida del Hijo del Hombre con Sus Ángeles, en San Mateo, capítulo 16, verso 27 al 28 (donde nos dijo que el Hijo del Hombre vendrá con Sus Ángeles, y pagará a cada uno conforme sean sus obras), dice que vendrá en la gloria de Su Padre.

Y luego, en el capítulo 17 de San Mateo, llevó a Pedro, Jacobo y Juan a un monte alto; y se transfiguró delante de ellos, y Su rostro resplandeció como el sol; porque allí está mostrándoles (mostrándole a ellos) la Venida del Hijo del Hombre en Su Reino como el Sol de Justicia resplandeciendo.

Cristo es el Sol de Justicia en Su Venida resplandeciendo en el Día Postrero, y alumbrándonos el entendimiento en un nuevo día milenial y en nuevo día dispensacional; en el nuevo día milenial del séptimo milenio y en el nuevo día dispensacional de la Dispensación del Reino, que es la séptima dispensación.

Y así es como el Sol de Justicia, Jesucristo, estará en la Tierra manifestado resplandeciendo; y trayendo salud, salvación, en Sus Alas a todos los hijos e hijas de Dios.

Y será la señal del fin del tiempo, será la señal del fin del tiempo la Venida y manifestación de la Estrella resplandeciente de la Mañana y del Sol naciente en este tiempo final; y eso es la Venida de Jesucristo en Espíritu Santo, manifestado por medio de Su Ángel Mensajero, resplandeciendo y alumbrándonos con Su Palabra el entendimiento.

Y ahora, podemos ver cómo las estrellas del cielo son tipo y figura de seres humanos, de la simiente de Abraham que vendrían a la Tierra y serían seres humanos.

Y ahora, vean ustedes cómo seres humanos vienen a ser representados en estrellas. Por eso es que en Apocalipsis, capítulo 1, versos 12 en adelante, dice así:

“Y me volví para ver la voz que hablaba conmigo; y vuelto, vi siete candeleros de oro,

y en medio de los siete candeleros, a uno semejante al Hijo del Hombre, vestido de una ropa que llegaba hasta los pies, y ceñido por el pecho con un cinto de oro.

Su cabeza y sus cabellos eran blancos como blanca lana, como nieve; sus ojos como llama de fuego;

y sus pies semejantes al bronce bruñido, refulgente como en un horno; y su voz como estruendo de muchas aguas.

Tenía en su diestra siete estrellas; de su boca salía una espada aguda de dos filos; y su rostro era como el sol cuando resplandece en su fuerza”.

Aquí tenemos el rostro de Cristo como el sol, y tenemos en la diestra de Cristo siete estrellas. Ahora veamos lo que eso simboliza:

“Cuando le vi, caí como muerto a sus pies. Y él puso su diestra sobre mí, diciéndome: No temas; yo soy el primero y el último;

y el que vivo, y estuve muerto; mas he aquí que vivo por los siglos de los siglos, amén. Y tengo las llaves de la muerte y del Hades.

Escribe las cosas que has visto, y las que son, y las que han de ser después de estas.

El misterio de las siete estrellas que has visto en mi diestra, y de los siete candeleros de oro: las siete estrellas son los (siete) ángeles de las siete iglesias…”.

¿Qué son las siete estrellas? Los siete ángeles mensajeros de las siete edades de la Iglesia gentil. El primero fue San Pablo y el último fue el reverendo William Branham.

De esos siete ángeles mensajeros, representados en esas siete estrellas, hemos visto quién fue el primero de ellos (San Pablo) y quien fue el último de ellos (el reverendo William Branham).

Ahora, cuando vemos al Hijo del Hombre con Su rostro como el sol, con siete estrellas en Su mano, en Su diestra, ¿cuántas estrellas ustedes están viendo? Yo estoy viendo ocho; porque yo estoy viendo siete estrellas en Su diestra y estoy viendo la Estrella resplandeciente de la Mañana, que es el Hijo del Hombre: el que tiene las siete estrellas en Su mano.

O sea que la Estrella resplandeciente de la Mañana tiene en Su diestra las siete estrellas de las siete edades. La Estrella mayor tiene las otras estrellas en Su diestra.

Ahora, podemos ver cómo una Estrella puede tomar a otra estrella en Su diestra.

Es que esas siete estrellas son siete hombres: los siete ángeles mensajeros de las siete edades de la Iglesia gentil, que están representados en este diagrama[1]. En estas siete etapas de la Iglesia gentil fueron enviados los mensajeros: San Pablo, Ireneo, Martín, Colombo, Lutero, Wesley y William Branham, para las siete edades de la Iglesia gentil.

Y luego, la Estrella resplandeciente de la Mañana aparece en un nuevo día dispensacional y una nueva edad, en la Edad de la Piedra Angular. Ahí ninguna de las siete estrellas de las siete edades es el mensajero de esa edad; porque para esta Edad de la Piedra Angular el mensajero es la Estrella resplandeciente de la Mañana, la cual es recibida por el Ángel de Jesucristo.

Y el Ángel de Jesucristo con la Estrella resplandeciente de la Mañana en la Edad de la Piedra Angular estará siendo el instrumento de Cristo, para Cristo estar como la Estrella resplandeciente de la Mañana, dándonos Su Mensaje de un nuevo día dispensacional, diciéndonos: “¡Está rayando el alba, el alba de un nuevo día milenial y de un nuevo día dispensacional!”.

Está rayando el alba; porque la Estrella resplandeciente de la Mañana, al ser vista manifestada, da testimonio que está rayando el alba y un nuevo día dispensacional está comenzando: el nuevo día de la Dispensación del Reino, y el nuevo día milenial, que es el séptimo milenio. Está rayando el alba de un nuevo día milenial y de un nuevo día dispensacional.

Ahora, la Iglesia del Señor Jesucristo en el Día Postrero y en la séptima dispensación no tendrá a ninguno de los siete ángeles mensajeros como su mensajero, sino que tendrá a una estrella: la Estrella resplandeciente de la Mañana velada y revelada por medio de Su Ángel Mensajero en el Día Postrero, en la Edad de la Piedra Angular y Dispensación del Reino.

Encontramos que en las siete estrellas, los siete ángeles mensajeros, se reflejó todo lo que Dios realizará en la manifestación de la Estrella resplandeciente de la Mañana.

Ahora podemos ver el Sol, la Luna y las estrellas marcando el tiempo.

La manifestación de cada una de estas estrellas, que son los siete ángeles mensajeros de las siete edades, en cada ocasión en que apareció un mensajero estaba marcando el tiempo de la edad correspondiente en el Programa Divino. Y el pueblo tenía que ver esa señal del Cielo manifestada en la Tierra; y los que la vieron y recibieron su Luz entraron al Programa Divino, entraron a la edad correspondiente, y fueron sellados con el Espíritu de Dios en el Reino de Dios.

Y para el Día Postrero tendremos la señal de la Estrella resplandeciente de la Mañana en medio de la Iglesia del Señor Jesucristo, en medio de todas las estrellas, que son los hijos e hijas de Dios.

Ahora, podemos ver que para el Día Postrero estarán con la Estrella resplandeciente de la Mañana las estrellas de la mañana.

Todas las estrellas que ustedes puedan ver durante la mañana, juntamente con la estrella resplandeciente de la mañana, representan a los escogidos de Dios de este Día Postrero. Cuando está rayando el alba se pueden ver unas cuantas estrellas y se puede ver la estrella resplandeciente de la mañana.

Cuando han terminado las siete edades de la Iglesia gentil y terminaron sus ministerios las siete estrellas, los siete ángeles mensajeros en medio de las demás estrellas, o sea, en medio de los demás hijos e hijas de Dios, encontramos que luego de pasar esas etapas, ahora nos encontramos donde está rayando el alba; y todas esas estrellas que se ven están representando a los hijos e hijas de Dios, los descendientes de Abraham, los hijos de Abraham por medio de Jesucristo que estarían viviendo en la mañana de un nuevo día dispensacional.

¿A quiénes representan esas estrellas que se ven cuando está rayando el alba? ¿Dónde están las personas representadas en esas estrellas? Pues aquí estamos; estamos presentes en este tiempo en que está rayando el alba, el alba, la mañana de un nuevo día dispensacional y un nuevo día milenial.

Ahora podemos ver que cada uno de ustedes es una estrella, y ustedes no lo sabían. Una estrella en el cielo lo representa a usted.

Y ahora, la luna ¿a quién representa? La luna representa a la Iglesia. Durante las siete etapas o edades de la Iglesia gentil encontramos que la Iglesia fue representada en la luna; porque la luna alumbra durante la noche y refleja la luz del sol, en lo que llega el día y el sol alumbra directamente a la raza humana.

Durante las siete etapas o edades de la Iglesia gentil encontramos a la luna representando a la Iglesia de Jesucristo. Y cuando raya el alba, la luna ya no se va a necesitar más para representar a la Iglesia del Señor Jesucristo; porque la Iglesia del Señor Jesucristo estará, no vestida de la luna en un nuevo día dispensacional y en un nuevo día milenial, sino que estará vestida del Sol, estará vestida de la Segunda Venida de Cristo resplandeciendo en Su Iglesia.

Y el resplandor de Su Iglesia será el resplandor de Jesucristo manifestado en Su Iglesia como León de la tribu de Judá, como rey de reyes y señor de señores en Su Obra de Reclamo; será Jesucristo, el Hijo del Hombre, resplandeciendo con Su rostro como el sol. Eso es Jesucristo en Espíritu Santo velado y revelado en Su Iglesia a través de Su Ángel Mensajero con Su rostro resplandeciendo como el sol.

Y nosotros, así como vimos a Cristo en Espíritu Santo velado y revelado en cada ángel mensajero de las siete edades de la Iglesia gentil, en el Día Postrero lo estaríamos viendo velado y revelado en Su Ángel Mensajero; y por medio de él estaría dándonos a conocer todas estas cosas que debe suceder pronto.

Estaríamos viéndolo como la Estrella resplandeciente de la Mañana manifestado en carne humana en Su Ángel Mensajero; y también lo estaríamos viendo como el Sol naciente, el Sol naciente en un nuevo dispensacional y en un nuevo día milenial, resplandeciendo y alumbrándonos el entendimiento con Su Palabra, Su Palabra revelada para este Día Postrero.

Ahora podemos ver las estrellas, podemos ver el sol, podemos ver la luna, y todo esto en lo que significa en el campo espiritual, en la Obra de Cristo con Su Iglesia.

Y hemos visto que la manifestación de Cristo como la Estrella resplandeciente de la Mañana y como el Sol de Justicia resplandeciendo está marcando el tiempo; y está señalando que el tiempo de las siete edades de la Iglesia gentil ha llegado a su final, y una nueva edad: la Edad de la Piedra Angular ha comenzado; y una nueva dispensación se está entrelazando con la Dispensación de la Gracia.

Y un nuevo día milenial está comenzando si le añadimos al calendario los años de atraso que tiene; si no se los añadimos, pues faltan solamente tres años para terminar el sexto milenio y también el siglo XX, y comenzar el siglo XXI y por consiguiente el séptimo milenio.

Pero una pregunta: ¿Se le habrá atrasado a Dios Su calendario? Yo pienso que no. ¿Y ustedes? Si a Dios no se le ha atrasado, entonces estamos dentro del siglo XXI y del séptimo milenio; y Dios tiene que estar cumpliendo las cosas correspondientes al siglo XXI y al séptimo milenio, que son las cosas relacionadas a la Estrella resplandeciente de la Mañana siendo manifestada y al Sol de Justicia resplandeciendo.

Todo esto representa la Venida de Jesucristo en Espíritu Santo velado y revelado en Su Ángel Mensajero, alumbrándonos el entendimiento con Su Mensaje del Evangelio del Reino en este Día Postrero.

El Mensaje del Evangelio del Reino gira alrededor de la Segunda Venida de Cristo. Con esa revelación es que somos alumbrados, somos iluminados, para poder comprender todos estos misterios del Reino de Dios; y poder ver el Sol, la Luna y las estrellas marcando el tiempo.

La Iglesia del Señor Jesucristo que estaba representada en la luna durante las siete edades de la Iglesia gentil, ahora se encuentra vestida del Sol. Esto está marcando el tiempo de una nueva dispensación: la Dispensación del Reino, y un nuevo día milenial: el séptimo milenio (está comenzando); y esto está marcando el tiempo de las grandes bendiciones de Jesucristo para Su Iglesia, para resucitar a los muertos en Cristo y para transformar a todos los que vivimos en este Día Postrero.

En la Primera Venida de Cristo le pedían señal a Jesucristo, ¿y saben lo que Jesucristo dijo? En San Mateo, capítulo 16, leemos lo que Él dijo allí, para que tengamos un cuadro claro de lo que esto significa. Capítulo 16, verso 1 al 4, dice:

“Vinieron los fariseos y los saduceos para tentarle, y le pidieron que les mostrase señal del cielo”.

Pero miren, allí estaba una señal del Cielo. El profeta Isaías, en el capítulo 7, verso 14, dijo: “He aquí, el mismo Señor os dará señal: La virgen concebirá, y dará a luz un Hijo, y se llamará Su nombre Emanuel”; y allí estaba el cumplimiento de esa promesa como una señal del Cielo para el pueblo hebreo.

Y querían señales del cielo, y allí estaba la señal que el profeta Isaías dijo que Dios les daría: esa es la Venida del Mesías, viniendo por medio de una mujer, naciendo a través de una mujer (Su cuerpo físico). Allí estaba la señal más grande: era un hombre, Jesucristo; era la señal del fin de la Dispensación de la Ley y comienzo de la Dispensación de la Gracia.

Sigue diciendo:

“Mas él respondiendo, les dijo: Cuando anochece, decís: Buen tiempo; porque el cielo tiene arreboles.

Y por la mañana: Hoy habrá tempestad; porque tiene arreboles el cielo nublado. ¡Hipócritas! Sabéis distinguir el aspecto del cielo, ¡mas las señales de los tiempos no podéis!”.

Es muy importante conocer las señales de los tiempos, conocer las señales de los tiempos proféticos, de las edades y dispensaciones; y conocer sobre todo la señal del tiempo que a uno le ha tocado vivir.

Y la señal del tiempo en que Jesús vivió era la Primera Venida de Cristo, la Venida del Hijo de la virgen, que sería la señal más grande que Dios le daría al pueblo hebreo.

Y la señal más grande que Dios le dará a los gentiles y luego al pueblo hebreo en este tiempo final, ¿cuál será? La Segunda Venida de Cristo; la Venida de la Estrella resplandeciente de la Mañana, resplandeciendo esa Estrella en la Edad de la Piedra Angular, como mensajero de la Edad de la Piedra Angular y de la Dispensación del Reino, velándose y revelándose en Su Ángel Mensajero.

Esa es la señal más grande que está humanidad estará viendo en este tiempo final. Y estará viendo la señal del Sol de Justicia naciendo en este Día Postrero, que es la Segunda Venida de Cristo: Jesucristo en Espíritu Santo viniendo velado y revelado en y a través de Su Ángel Mensajero.

Esa es la señal del Sol naciente, es la señal de Su rostro como el Sol, para todos estar viendo el rostro del Hijo del Hombre resplandeciendo como el sol.

El sol es el astro rey, y el Hijo del Hombre en Su Venida en el Día Postrero viene como Rey de reyes y Señor de señores; eso es Su rostro resplandeciendo como el sol.

Por eso en Apocalipsis, capítulo 10, lo encontramos también con Su rostro resplandeciendo como el sol.

Ahora, podemos ver el misterio del Sol, de la Luna y de las estrellas marcando el tiempo, marcando este tiempo en el cual vivimos, como el fin del reino de los gentiles y como la introducción del Reino de Jesucristo, del Reino de Dios; marcando el fin de las edades de la Iglesia y marcando el fin de la Dispensación de la Gracia; y marcando el comienzo de la Dispensación del Reino y el comienzo de la Edad de la Piedra Angular, y el comienzo del Día Postrero, o sea, del séptimo milenio.

Miren todo lo que está marcando el Sol, la Luna y las estrellas en este tiempo en el cual vivimos.

Cada uno de ustedes como estrellas de Dios, como hijos e hijas de Dios en este tiempo manifestados, en esta mañana de un nuevo día dispensacional, en este rayar del alba, como hijos e hijas de Dios todos estamos resplandeciendo en el Cielo de Dios, en Su Iglesia en este Día Postrero; lo mismo que hacen las estrellas en el cielo, porque cada uno de ustedes está representado en una estrella del cielo.

Porque Dios le dijo a Abraham: “Tu simiente será como las estrellas del cielo”. ¿Y cuántos son simiente de Abraham? Todos somos simientes de Abraham por medio de la fe en Jesucristo.

Ahora podemos ver quiénes somos y dónde estamos representados: estamos representados en el cielo, en la primera Biblia; y estamos representados aquí en la segunda Biblia escrita.

Cuando habla de los escogidos de Dios, de los hijos e hijas de Dios, ¿de quiénes está hablando? Pues de nosotros. Cuando habla de las estrellas que estarán en el Día Postrero resplandeciendo cuando está rayando el alba, ¿de quiénes está hablando? De todos nosotros.

Ahora podemos ver el misterio de las estrellas, también de la Luna y del Sol marcando el tiempo que nos ha tocado vivir, e identificando el tiempo en el cual nosotros estamos viviendo.

Estamos viviendo en el tiempo más glorioso de todos los tiempos.

“Los cielos cuentan la gloria de Dios, y la expansión denuncia la Obra de Sus manos”[2]. Y ahora, cumpliéndose lo que está en el Cielo, cumpliéndose en la Tierra, en cada uno de ustedes y en mí también, ahora la Iglesia del Señor Jesucristo cuenta la gloria de Dios; y en la Iglesia de Jesucristo se denuncia, se da a conocer la Obra de las manos del Señor: la Obra de Jesucristo llevada a cabo en las edades pasadas y la Obra de Jesucristo siendo llevada a cabo en este tiempo final.

Ahora miren dónde la gloria de Dios está siendo manifestada y dónde se está dando testimonio, y dónde se está proclamando la gloria de Dios.

Los cielos representan los Cielos espirituales de la Iglesia del Señor Jesucristo, porque estamos colocados en lugares celestiales en Cristo Jesús[3]; y en esos lugares celestiales todos nosotros somos estrellas de Dios, hijos e hijas de Dios.

¿No dice Job que cuando Dios estaba creando la Tierra y todo el universo y colocando la Piedra Angular, las estrellas de la mañana se regocijaban?[4] Y las estrellas de la mañana, cuando habla de ellas, dice: “Los hijos de Dios”.

Y ahora, en este tiempo final, cuando Cristo está colocando la Piedra de fundamento, cuando está siendo colocada en la Iglesia del Señor Jesucristo la Piedra Angular, la Piedra del Ángulo, las estrellas de la mañana, los hijos e hijas de Dios de la mañana se regocijan en este Día Postrero.

Aquí estamos regocijándonos como las estrellas se regocijaban cuando Dios estaba llevando a cabo la Creación y estaba colocando la Piedra Angular.

Ahora podemos ver cómo todo se materializa en cada uno de ustedes y en mí también, en cada miembro del Cuerpo Místico de Cristo en este Día Postrero, como se materializó en los escogidos de edades pasadas lo correspondiente a esas edades.

Y ahora Dios está materializando en seres humanos las cosas correspondientes a este Día Postrero, miren ustedes, está materializando en seres humanos la construcción del Lugar Santísimo de Su Templo espiritual.

Vean ustedes cómo Dios está materializando cosas celestiales con seres humanos y en medio de seres humanos. Todo lo que está en el Templo que está en el Cielo fue representado en el tabernáculo que construyó Moisés y el templo que construyó Salomón, y es materializado en el Templo espiritual de Jesucristo en seres humanos.

Así como fue representante del Templo que está en el Cielo el tabernáculo que Moisés construyó y el templo que construyó Salomón, ahora la Iglesia del Señor Jesucristo, ese nuevo Templo representa el Templo que está en el Cielo.

Y ahora, en el Templo de Jesucristo aquí en la Tierra, que es Su Iglesia, todas las cosas que están en el Cielo Él ha estado materializándolas en seres humanos; y la representación de las cosas que están en el Templo que está en el Cielo ahora están en la Iglesia del Señor Jesucristo.

Y a nosotros nos ha tocado la mejor parte del Templo que está en el Cielo siendo materializado aquí en la Tierra, en la Iglesia del Señor Jesucristo: nos ha tocado la parte del Lugar Santísimo del Templo que está en el Cielo, para materializarla Cristo en Su Iglesia en este Día Postrero.

Y todo lo que está en el Lugar Santísimo del Templo que está en el Cielo pasa a ser materializado en el Lugar Santísimo del Templo espiritual de Cristo, que es la Edad de la Piedra Angular en este Día Postrero.

En la Edad de la Piedra Angular, que es la que representa el Lugar Santísimo del Templo que está en el Cielo, todo lo que está allá en el Lugar Santísimo es materializado acá; y la representación de todo lo que está en el Lugar Santísimo que está en el Cielo estaría aquí en la Tierra, en el Lugar Santísimo del Templo del Señor Jesucristo.

Por ejemplo, en el Cielo tenemos los Arcángeles Gabriel y Miguel que están delante de la presencia del Señor; eso en el Templo del Señor Jesucristo, en el Lugar Santísimo, son los ministerios de los Dos Olivos: los ministerios de Moisés y Elías siendo materializados en el Templo de Jesucristo, en el Lugar Santísimo.

Y todo lo que está allá en el Cielo se materializa en el Templo del Señor Jesucristo. Ya lo correspondiente a otras edades se ha materializado, y ahora se está materializando lo correspondiente al Lugar Santísimo.

Por eso es que el Título de Propiedad, el Libro de los Siete Sellos, es tomado de la diestra del que está en el Cielo por Jesucristo, lo abre en el Cielo, y lo trae a la Tierra en el Día Postrero a Su Iglesia, y es colocado en el Lugar Santísimo de Su Templo espiritual; porque está en el Lugar Santísimo del Templo que está en el Cielo y tiene que pasar al Lugar Santísimo del Templo espiritual de Jesucristo.

Ahora, podemos ver el por qué Jesucristo en Apocalipsis, capítulo 10, viene con el Librito abierto en Su mano y lo entrega a un hombre. Juan el apóstol representa al hombre, al mensajero que estará en el Día Postrero recibiendo a Cristo en Su Venida y recibiendo ese Librito abierto que trae en Su mano.

Y a Juan, siendo el tipo y figura, le fue dicho que le pidiera ese Librito al Ángel, y el Ángel le dijo:

—“Toma, y cómelo; te amargará el vientre, pero en tu boca será dulce como la miel”.

Juan dice:

—“Tomé el Librito, lo comí; y cuando lo hube comido, fue dulce en mi boca, pero en mi vientre fue amargo. Y me dijo: Es necesario que profetices otra vez sobre muchos pueblos, naciones, lenguas y reyes”.

Todo esto lo encontramos en Apocalipsis, capítulo 10, verso 1 al 11. Y luego, el siguiente capítulo es el capítulo 11 de Apocalipsis, donde aparece el ministerio de los Dos Olivos, el ministerio que profetiza sobre muchos pueblos, naciones, lenguas y reyes.

Ese es un ministerio que viene adoptado en el Día Postrero. Ese es el ministerio que Cristo tendrá en la Tierra, manifestándolos (estos ministerios) por medio de Su Ángel Mensajero, al cual Cristo le entrega ese Título de Propiedad para que se lo coma en el Día Postrero, y para que luego profetice sobre muchos pueblos, naciones, lenguas y reyes.

Ese mensajero y ese ministerio que Cristo operará en él estarán adoptados en el Día Postrero. Cuando le toque profetizar sobre muchos pueblos, naciones y lenguas en el cumplimiento de Apocalipsis, capítulo 11, ya estará adoptado el Ángel del Señor Jesucristo; y estarán siendo operados a nivel mundial esos ministerios; y estará profetizando sobre muchos pueblos, naciones, lenguas y reyes: estará dando a conocer todas las cosas que Dios estará llevando a cabo en el tiempo final.

Será un televisor. ¿Qué es un televisor? Uno que ve en otra dimensión y lo canaliza y lo trae visible a esta dimensión; y un profeta es un televisor: ve en la sexta dimensión y en otras dimensiones, y luego puede dar a conocer a los hijos e hijas de Dios todas las cosas que él ha visto y puede decir las cosas que han de suceder en medio de la raza humana.

Todas esas cosas que han de suceder, Cristo dijo: “Sube acá, y yo te mostraré las cosas que han de suceder después de estas”. Y por medio de Su Ángel Mensajero es que las da a conocer; porque por medio de Su Ángel Mensajero viene la manifestación de Jesucristo en Espíritu Santo.

Ese Ángel Mensajero viene con el Sello del Dios vivo, o sea, con el Espíritu Santo en este Día Postrero.

Por eso es tan importante conocer el misterio del Sol, la Luna y las estrellas marcando el tiempo; y poder comprender el simbolismo que representan el sol, la luna y las estrellas, para así poder ver el Sol en este Día Postrero resplandeciendo en un nuevo día dispensacional, o sea, ver el Hijo del Hombre viniendo con Su rostro como el sol, y poder ver la Iglesia resplandeciendo en este Día Postrero.

En Isaías, capítulo 60, dice, verso 1 en adelante:

“Levántate, resplandece; porque ha venido tu luz, y la gloria de Jehová ha nacido sobre ti”.

“La gloria de Jehová ha nacido sobre ti”: la Segunda Venida de Cristo en gloria ha nacido sobre ti. “Levántate y resplandece” ¿Con qué va a resplandecer? Con la Luz de la Segunda Venida de Cristo, ­­y así estar vestida del Sol la Iglesia del Señor Jesucristo.

Hemos visto la Iglesia del Señor Jesucristo en este Día Postrero vestida del Sol.

La Iglesia del Señor Jesucristo es la que tiene la promesa de la Segunda Venida de Cristo como el Sol de Justicia resplandeciendo; y luego el pueblo hebreo verá a Cristo en Su Segunda Venida con Su rostro resplandeciendo como el sol, y dirá: “¡Este es al que nosotros estamos esperando! Estamos esperando al Sol de Justicia resplandeciendo. ¿Qué hace por el oeste resplandeciendo?”. Es que el Sol que va a salir por el este primero se encuentra en el oeste.

En el oeste, en el continente americano, el Sol de Justicia resplandece en este tiempo final, en un nuevo día dispensacional y en una nueva edad y en un nuevo día milenial, para llenar del conocimiento de la gloria de Jehová, de la Segunda Venida de Cristo a todo ser humano; y traerle así esa revelación divina en forma tan sencilla que hasta los niños la puedan entender, como fue dos mil años atrás que los niños podían entender la Primera Venida de Cristo[5].

Ahora estamos viviendo en un tiempo paralelo a la Primera Venida de Cristo, y están sucediendo cosas paralelas a las que sucedieron en la Primera Venida de Cristo. Estamos viviendo en el tiempo más glorioso de todos los tiempos.

Tenemos un pasaje profético en el libro del Génesis que nos muestra el sol, la luna y las estrellas. Se encuentra en el Génesis, capítulo 37; y vamos a leer ese pasaje, dice… comenzando en el verso 1 hasta el 11, dice:

“Habitó Jacob en la tierra donde había morado su padre, en la tierra de Canaán.

Esta es la historia de la familia de Jacob: José, siendo de edad de diecisiete años, apacentaba las ovejas con sus hermanos; y el joven estaba con los hijos de Bilha y con los hijos de Zilpa, mujeres de su padre; e informaba José a su padre la mala fama de ellos”.

José tenía solamente 17 años, pero un profeta es profeta ya cuando nace. Dios les dijo a muchos de Sus profetas: “Cuando estabas en el vientre de tu madre te escogí, y te hice profeta”[6].

Y aun hablando de Juan el Bautista como precursor de la Primera Venida de Cristo, antes de nacer, aun antes de ser concebido ya era profeta; un profeta anunciado en la Escritura[7].

Y ahora José, con 17 años, ya está teniendo experiencias proféticas. Dice:

“… amaba Israel a José más que a todos sus hijos, porque lo había tenido en su vejez; y le hizo una túnica de diversos colores.

Y viendo sus hermanos que su padre lo amaba más que a todos sus hermanos, le aborrecían, y no podían hablarle pacíficamente.

Y soñó José un sueño, y lo contó a sus hermanos; y ellos llegaron a aborrecerle más todavía (en vez de darle gracias a Dios porque tenían en medio de ellos un profeta, y era un hermano de ellos).

Y él les dijo: Oíd ahora este sueño que he soñado:

He aquí que atábamos manojos en medio del campo, y he aquí que mi manojo se levantaba y estaba derecho, y que vuestros manojos estaban alrededor y se inclinaban al mío.

Le respondieron sus hermanos: ¿Reinarás tú sobre nosotros, o señorearás sobre nosotros? (Estaban muy bravos) Y le aborrecieron aún más a causa de sus sueños y sus palabras.

Soñó aun otro sueño, y lo contó a sus hermanos, diciendo: He aquí que he soñado otro sueño, y he aquí que el sol y la luna y once estrellas se inclinaban a mí”.

Aquí tenemos el sol, la luna y once estrellas.

Ahora, Jacob está viendo que su hijo José está teniendo unos sueños proféticos, sueños dados por Dios. Dice:

“Y lo contó a su padre y a sus hermanos; y su padre le reprendió, y le dijo: ¿Qué sueño es este que soñaste? ¿Acaso vendremos yo y tu madre y tus hermanos a postrarnos en tierra ante ti?

Y sus hermanos le tenían envidia…”.

Quizás sus hermanos los sueños que tenían no eran sueños significativos; pero los sueños de José eran muy significativos, eran profecías que serían cumplidas en cierto tiempo.

Pero ¿cómo un joven de 17 años va a esperar que su padre, su madre y sus hermanos se inclinen delante de él? Eso significaba que él iba a reinar sobre ellos; pero él era de los menores, el penúltimo, porque el menor era Benjamín.

Pero miren ustedes, José era el que tenía la Bendición de la Primogenitura; y de alguna forma sería dada esa Bendición de la Primogenitura, sería hablada. Y con la Bendición de la Primogenitura el Reino pertenece al que tenga la Bendición de la Primogenitura.

Por eso es que nosotros somos los herederos de Dios y coherederos con Jesucristo nuestro salvador[8], y reinaremos con Cristo por mil años y luego por toda la eternidad; porque Él nos ha lavado con Su Sangre y nos ha hecho para nuestro Dios reyes y sacerdotes[9], y reinaremos con Él mil años y luego por toda la eternidad. Eso muestra que la Bendición de la Primogenitura la tiene Cristo y Su Iglesia.

Nuestro José, ese es Jesucristo, al cual se inclinarán las tribus de Israel. 144.000 hebreos en este Día Postrero, en el séptimo milenio, se inclinarán a nuestro José, a Jesucristo en Su Venida como Rey de reyes y Señor de señores, y como el Sol de Justicia resplandeciendo y como la Estrella resplandeciente de la Mañana.

Ahora, podemos ver cómo se reflejó todo esto en José.

Podemos ver aquí el sol, la luna y 11 estrellas. 11 estrellas: los 11 hermanos de José; pero José era la estrella número 12, o era la estrella que faltaba allí. ¿Por qué? Porque José está viendo 11 estrellas, pero José es una estrella mayor que esas 11 estrellas que él está viendo; porque José es el que tiene y el que hereda la Bendición de la Primogenitura.

Es como cuando Cristo tenía siete estrellas en Su mano, y Cristo es la Estrella resplandeciente de la Mañana. Por eso cuando miramos al Hijo del Hombre con siete estrellas en Su mano nosotros vemos ocho estrellas; podemos ver siete estrellas y una mayor: la Estrella resplandeciente de la Mañana, que es Jesucristo en Su Segunda Venida.

Sigue diciendo:

“Y sus hermanos le tenían envidia, mas su padre meditaba en esto”.

De seguro fue de alegría para Jacob saber que tenía un hijo profeta; y eso significaba que la Bendición de la Primogenitura que Isaac había recibido de Abraham, y Jacob había recibido de Isaac, tenía un profeta sobre el cual hablar esa Bendición.

Y Cristo para el Día Postrero estará hablando la Bendición de la Primogenitura y colocando el Título de Propiedad en el mensajero del Día Postrero, de la Edad de la Piedra Angular y Dispensación del Reino.

Por medio de Jesucristo, el segundo Adán, vendrá a la Iglesia de Jesucristo y nacerá en la Iglesia de Jesucristo por medio del nuevo nacimiento un hijo profeta dispensacional para nuestro Señor Jesucristo; y ese será el que será adoptado en el Día Postrero. Sobre ese vendrá la Bendición de la Primogenitura.

Será la primera ocasión en que Jesucristo tendrá un hijo profeta dispensacional. Ha tenido hijos profetas nacidos en Su Iglesia: como San Pablo, como San Pedro, y como Martín y como nuestro hermano Branham; pero ninguno de ellos ha sido un mensajero dispensacional.

Ahora, miren ustedes cómo para el Día Postrero el último hijo profeta y el último hijo mensajero que Jesucristo tendría sería un profeta dispensacional, un mensajero nacido en el Belén de Dios, que es Cristo; nacido en Cristo y nacido en Su Iglesia eso es nacido en Belén, en Belén actualizado.

Y ahora, la bendición del ministerio de Cristo corresponde a ese Ángel Mensajero, y la bendición del ministerio de Moisés corresponde a ese Ángel Mensajero, y la bendición del ministerio Elías por quinta ocasión corresponde a ese mensajero; porque es un mensajero dispensacional.

Ahora podemos ver EL MISTERIO DEL SOL, DE LA LUNA Y DE LAS ESTRELLAS MARCANDO EL TIEMPO, marcando el tiempo de Dios; marcando el tiempo de una nueva dispensación: la Dispensación del Reino; marcando el tiempo de un nuevo Mensaje dispensacional: el Evangelio del Reino; marcando el tiempo de un nuevo mensajero dispensacional: el Ángel del Señor Jesucristo; marcando el tiempo del fin de las edades de la Iglesia gentil y del fin de la Dispensación de la Gracia; marcando el tiempo también del fin del reino de los gentiles y comienzo e introducción del Reino de Dios.

El Séptimo Sello contiene el final de todas las cosas que tienen que finalizar, y contiene la introducción y establecimiento de todas las cosas que tienen que comenzar en el Reino de Cristo durante la Dispensación del Reino en el séptimo milenio o Día Postrero.

Y todo esto está bajo el Séptimo Sello, bajo el Sol resplandeciendo en este Día Postrero. Todo esto está bajo la Segunda Venida de Cristo como el Sol naciente, resplandeciendo y alumbrándonos el entendimiento.

Y así como en la Primera Venida de Cristo Él dijo que era el Sol, que era la Luz del mundo… Cuando fue a la tierra de Zabulón y de Neftalí, esos territorios tenían una promesa, era: “Galilea de los gentiles, al otro lado del Jordán; el pueblo asentado en tinieblas y en sombra de muerte, Luz les resplandeció”[10].

La Luz cuando les resplandeció fue la manifestación del Ángel de Jehová, del Ángel del Pacto, de Dios velado en carne humana en el velo de carne llamado Jesús; y a través de ese velo de carne Dios manifestándose y predicando el Mensaje correspondiente a ese tiempo. Y en esa forma estuvo resplandeciendo la Luz en medio de los habitantes de Zabulón y de Neftalí; y los que habitaban en tinieblas y sombra de muerte, Luz les resplandeció”.

Cristo dijo: “Yo soy la Luz del mundo”[11]. Allí estaba la Luz del mundo, Jesucristo, resplandeciendo en medio de los habitantes de Zabulón y de Neftalí.

Y para el Día Postrero, Jesucristo, el Hijo del Hombre, la Luz del mundo, el Sol de Justicia, estaría en la América Latina y el Caribe (Galilea de los gentiles actualizado) resplandeciendo y alumbrándonos el entendimiento en este Día Postrero.

Ahí tenemos el Sol resplandeciendo. Miren el misterio del Sol.

Hemos visto el misterio también de la Luna: el misterio de la Iglesia; y hemos visto el misterio de las estrellas, de las siete estrellas de las edades, de las siete edades: que son los siete ángeles mensajeros de las siete edades.

Y hemos visto también el misterio de la Estrella resplandeciente de la Mañana: que es Cristo en Su Segunda Venida velado y revelado en carne humana en Su Ángel Mensajero.

Hemos visto: “EL MISTERIO DEL SOL, LA LUNA Y LAS ESTRELLAS MARCANDO EL TIEMPO”.

Miren ustedes, en la parábola del trigo y de la cizaña ¿qué marcaría el tiempo del fin o fin del siglo? La Venida de los Ángeles de la cosecha, que son la Venida de los ministerios de Moisés y Elías en el Ángel de Jesucristo, llamando y juntando a todos los escogidos de Dios, al trigo de Dios; y luego la cizaña será atada en manojos y será echada en el horno de fuego, donde será el lloró y el crujir de dientes, o sea, echados a la gran tribulación[12].

Pero el trigo, los hijos e hijas de Dios, son llamados y juntados, y son preparados para ser transformados y raptados en este Día Postrero, y ser llevados a la Cena de las Bodas del Cordero en la Casa de nuestro Padre celestial. Y lo que marca el fin del siglo es la Venida de los Ángeles del Señor llamando y juntando con la Gran Voz de Trompeta, con el Mensaje del Evangelio del Reino, llamando juntando a los escogidos de Dios.

Y ahora el Sol, la Luna y las estrellas están marcando el tiempo en este tiempo en el cual nosotros estamos viviendo.

“EL MISTERIO DEL SOL, LA LUNA Y LAS ESTRELLAS MARCANDO EL TIEMPO”.

¿Cuántos están viendo el Sol, la Luna y las estrellas marcando el tiempo? Todos nosotros estamos viendo el Sol, la Luna y las estrellas marcando el tiempo en el cual nosotros estamos viviendo.

¿Dónde estarían esas personas que verían el Sol, la Luna y las estrellas marcando el tiempo? Aquí estamos en la América Latina y el Caribe. Estamos viendo el Sol de Justicia resplandeciendo, estamos viendo la Luna: la Iglesia vestida del Sol, y estamos viendo las estrellas: los siete ángeles mensajeros de las siete edades; y la Estrella resplandeciente de la Mañana, que es Cristo viniendo en Espíritu Santo en Su Ángel Mensajero en el Día Postrero, resplandeciendo en la mañana de un nuevo día dispensacional y en la mañana del séptimo milenio.

Ha sido para mí un privilegio muy grande estar con ustedes dándoles testimonio del Sol, la Luna y las estrellas marcando el tiempo.

Que las bendiciones de Jesucristo, el Ángel del Pacto, sean sobre cada uno de ustedes y sobre mí también; y pronto todos seamos transformados y llevados a la Cena de las Bodas del Cordero en el Cielo. En el Nombre Eterno del Señor Jesucristo. Amén y amén.

Muchas gracias por vuestra amable atención. Y dejo nuevamente al reverendo Miguel Bermúdez Marín, para continuar y finalizar nuestra parte en esta noche, o por lo menos en estos momentos; porque después estaremos nuevamente con ustedes en la próxima etapa: estaremos en la primera vigilia, que es de 9:00 a 12:00.

La primera vigilia es de 9:00 a 12:00; pero espiritualmente ¿dónde estamos?, ¿en cuál de las vigilias? Estamos en la cuarta vigilia. Estamos en la cuarta vigilia espiritualmente, aunque en estos momentos nos encontramos en la primera vigilia de la noche de este día; pero en el Día Postrero nos encontramos en la cuarta vigilia del Día Postrero, o sea, del séptimo milenio.

Bueno, vamos a dejar todo ahí quietecito, porque si continuamos vamos a llegar hasta por la madrugada, porque no hay dónde detenerse; solamente lo que hacemos es una pausa en cada ocasión, para luego continuar en otra ocasión.

Que Dios les bendiga, que Dios les guarde.

Y con nosotros nuevamente el reverendo Miguel Bermúdez Marín, para continuar.

Que Dios les continúe bendiciendo a todos. Amén.

“EL MISTERIO DEL SOL, LA LUNA Y LAS ESTRELLAS MARCANDO EL TIEMPO”.

[Revisión febrero 2023 -RM-DM]

[1] SPN62-1014M “La estatura de un varón perfecto” – En la última página aparece el diagrama. También se puede descargar en: https://imprenta.carpa.com/es/material/la-nube-y-la-piramide-diptico/

[2] Salmos 19:1

[3] Efesios 2:6

[4] Job 38:6-7

[5] Mt. 19:13-15, Mc. 10:13-16, Lc. 18:15-17

[6] Jeremías 1:5

[7] Malaquías 3:1, Isaías 40:3

[8] Romanos 8:17

[9] Apocalipsis 1:5-6, 5:9-10

[10] San Mateo 4:13-16

[11] San Juan 8:12

[12] San Mateo 13:24-30

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