Muy buenas tardes, amados amigos y hermanos presentes, y televidentes. Es para mí una bendición grande estar con ustedes en esta ocasión, para compartir con ustedes unos momentos de compañerismo alrededor de la Palabra de Dios, y así ver dónde nos encontramos en el Programa Divino.
Dios hablando por Jesucristo, dos mil años atrás, nos habló de este tiempo final en la parábola de las diez vírgenes, y dice en el capítulo 25 de San Mateo, versos 6 en adelante, dice:
“Y a la medianoche se oyó un clamor: ¡Aquí viene el esposo; salid a recibirle!
Entonces todas aquellas vírgenes se levantaron, y arreglaron sus lámparas.
Y las insensatas dijeron a las prudentes: Dadnos de vuestro aceite; porque nuestras lámparas se apagan.
Mas las prudentes respondieron diciendo: Para que no nos falte a nosotras y a vosotras, id más bien a los que venden, y comprad para vosotras mismas.
Pero mientras ellas iban a comprar, vino el esposo; y las que estaban preparadas entraron con él a las bodas; y se cerró la puerta.
Después vinieron también las otras vírgenes, diciendo: ¡Señor, señor, ábrenos!
Mas él, respondiendo, dijo: De cierto os digo, que no os conozco.
Velad, pues, porque no sabéis el día ni la hora en que el Hijo del Hombre ha de venir”.
Que Dios bendiga nuestras almas con Su Palabra y nos permita entenderla.
“Estad preparados”, es la recomendación de nuestro Señor, estar velando para que así no se nos pase la Venida del Hijo del Hombre en el Día Postrero.
LAS BODAS DE LA IGLESIA CON EL HIJO DEL HOMBRE, es el evento prometido para el tiempo final, y por esa causa es que Cristo aquí en la parábola de las diez vírgenes nos habla de la Venida del Esposo, que es la Venida del Hijo del Hombre, conforme al orden establecido por Dios para la Venida del Hijo del Hombre para unirse con Su Iglesia; y eso es las Bodas del Hijo del Hombre con las vírgenes prudentes.
Las bodas son nada menos que la unión de dos seres que se aman, de un hombre y de una mujer, de un joven y una joven que se aman y se unen en matrimonio, y ambos vienen a ser una sola carne. Por medio de la palabra hablada por el ministro, se une esa pareja delante de Dios, y vienen a ser una sola carne conforme a la Escritura.
Y por medio de la Palabra hablada de Dios para este Día Postrero, la Iglesia del Señor Jesucristo y Cristo, el Hijo del Hombre, vienen a ser una sola carne; y por eso es que, en el Cuerpo Místico de Cristo, en el Día Postrero, Jesucristo estará manifestado, porque son una sola carne.
Y con la resurrección de los muertos en Cristo y la transformación de nosotros los que vivimos, vendremos también a tener la misma clase de cuerpo que nuestro amado Señor Jesucristo; y así seremos a imagen y semejanza de nuestro amado Señor Jesucristo.
Ahora, vean cómo la Venida del Hijo del Hombre en el Día Postrero, en el cual vivimos nosotros, es para la unión, para las Bodas de Cristo, del Hijo del Hombre con Su Iglesia en este tiempo final.
La Escritura nos dice que vino el Esposo mientras las vírgenes insensatas estaban buscando aceite, y las prudentes tenían aceite; y vino el Esposo, y las que estaban preparadas, las que estaban listas, o sea, preparadas, dice:
“… vino el esposo; y las que estaban preparadas entraron con él a las bodas; y se cerró la puerta”.
La Puerta se cerrará cuando entre hasta el último del grupo de las vírgenes prudentes, y quedemos unidos plenamente en el santo estado del matrimonio con nuestro amado Señor Jesucristo. O sea, la Iglesia del Señor Jesucristo, que es la Novia del Señor Jesucristo, la Novia del Hijo del Hombre, quedará unida en el santo estado del matrimonio, quedará unida con Cristo; esto es conforme a las leyes divinas y conforme a lo que tiene que ser la unión de Cristo y Su Iglesia; unión que está representada en el santo estado del matrimonio de una pareja.
Ahora, podemos ver que la unión en matrimonio de un hombre y de una mujer representa la unión en el matrimonio espiritual de Cristo y Su Iglesia, para ser una misma carne, tanto la Iglesia con Cristo y Cristo con Su Iglesia.
Es en el matrimonio, cuando se realiza el matrimonio, que la novia se convierte en esposa y obtiene el nombre del esposo; y la Iglesia-Novia del Señor Jesucristo en las Bodas del Cordero, en el matrimonio de Cristo y Su Iglesia, es que ella obtiene el Nombre Eterno de Dios.
El Nombre Eterno de nuestro amado Señor Jesucristo, ahí en el matrimonio es —en las Bodas del Cordero— donde ella obtiene ese Nombre Eterno del Señor Jesucristo y viene a ser la Esposa del Cordero, la Esposa del Hijo del Hombre; y de ahí en adelante, cada miembro de ese Cuerpo Místico de creyentes estará adoptado como individuo en el Reino de Dios; y la Iglesia del Señor Jesucristo estará adoptada en el Reino de Dios, para con Cristo reinar durante el Reino Milenial y llevar a cabo con Cristo las labores del Reino Milenial.
Durante el Reino Milenial pues estaremos de luna de miel; o sea, lo que es la luna de miel de una pareja que se casa, será la luna de miel de Cristo y Su Iglesia durante el Reino Milenial. Es la Columna de Fuego, el Ángel del Pacto, el Ángel de Jehová —que es el mismo Jesucristo en Su cuerpo teofánico— el que nos llevará al glorioso Reino Milenial de Cristo, que es la tierra prometida para la Iglesia del Señor Jesucristo, que es el glorioso Reino prometido para la Iglesia de Jesucristo.
Y así, cuando estemos en ese glorioso Reino Milenial, veremos que lo que vivimos aquí en la Tierra en estos cuerpos mortales fue una vida de esclavitud física, como la que vivió el pueblo hebreo en Egipto esclavizado, pero al final fue libertado por Dios usando al profeta Moisés; y luego fueron llevados a la tierra prometida, Canaán, la tierra de Canaán o de Palestina (como le llaman también), o tierra de Israel, como se le llama en la actualidad.
Ese glorioso Reino Milenial de Cristo está representado en la tierra que heredó el pueblo hebreo cuando Josué los colocó en la tierra prometida y les repartió la tierra prometida1.
También la tierra prometida representa el bautismo del Espíritu Santo, el cual recibimos cuando creemos en Cristo como nuestro Salvador, lavamos nuestros pecados en la Sangre de Cristo y recibimos Su Espíritu Santo; y así recibimos el nuevo cuerpo espiritual, o sea, el cuerpo teofánico de la sexta dimensión.
El bautismo del Espíritu Santo, vean ustedes, da testimonio de que así como entramos a la tierra prometida del bautismo del Espíritu Santo, entraremos a la tierra prometida del glorioso Reino Milenial, y entraremos también a la tierra prometida del nuevo cuerpo que Cristo ha prometido para cada uno de nosotros.
Ya el nuevo cuerpo que hemos de recibir nosotros, cuando se cumpla para el planeta Tierra, será la tierra que tendremos durante el glorioso Reino eterno, después del Reino Milenial y después del Juicio Final.
El planeta Tierra pasará por un bautismo en fuego, fuego divino y fuego físico también; y la Tierra, el planeta Tierra será transformado, será cambiado, así como nuestro cuerpo físico (que es del polvo de la tierra) en este tiempo final, cuando los muertos en Cristo resuciten en cuerpos eternos, nuestro cuerpo terrenal será transformado y será cambiado en un cuerpo eterno, seremos cambiados en los átomos de nuestro cuerpo; y entonces tendremos un cuerpo eterno, un nuevo cuerpo, y así seremos a imagen y semejanza de nuestro amado Señor Jesucristo.
Eso luego se cumplirá en el planeta Tierra, luego del Reino Milenial y luego del Juicio Final, donde pasará por el bautismo en fuego y recibirá ese cambio, esa transformación. Eso es lo que viene también para nosotros en este tiempo final: un bautismo en fuego divino, para ser transformados nuestros cuerpos terrenales.
Por eso es que, así como el Día de Pentecostés vino el Espíritu de Dios en las primicias y descendió en forma de lenguas de fuego, en el aposento alto, sobre 120 personas: para el Día Postrero la plenitud del Espíritu de Dios vendrá sobre los hijos e hijas de Dios, el Espíritu de Dios en toda Su plenitud vendrá, y nuestros cuerpos serán transformados.
Dice el precursor de la Segunda Venida de Cristo, que esas luces misteriosas que llaman platillos voladores o carros de fuegos, tendrán una parte muy importante en la transformación de nuestros cuerpos, porque dice que vendrán y cambiarán nuestros cuerpos, o sea, los transformará2. Transformará los cuerpos de las vírgenes prudentes, transformará nuestros cuerpos terrenales en cuerpos y a cuerpos eternos, para ser personas iguales a nuestro amado Señor Jesucristo.
Ahora, podemos ver que esta es una promesa para la Iglesia del Señor Jesucristo para este tiempo final; y las personas que obtendrán esta transformación de sus cuerpos serán las que escaparán del juicio divino que ha de venir sobre este planeta Tierra.
Esas personas estarán con la plenitud de Dios, o sea, con la doble porción, porque cuando hemos recibido el Espíritu de Cristo y hemos recibido así el cuerpo teofánico —y, por consiguiente, el nuevo nacimiento—: recibimos las primicias del Espíritu. Y para el Día Postrero, en adición a las primicias del Espíritu, recibiremos también la plenitud del Espíritu de Dios, y obtendremos el cuerpo físico y eterno, el cual será un cuerpo que no tendrá limitaciones, será un cuerpo interdimensional, será un cuerpo para toda la eternidad, nunca se enfermará, nunca se pondrá viejo y nunca morirá.
Eso es lo que Dios tiene prometido en Su Palabra para realizar en y para cada uno de los escogidos de Dios que en el Día Postrero estarán escuchando la Gran Voz de Trompeta o Trompeta Final de Primera de Corintios, capítulo 15, verso 50 al 55, y Primera de Tesalonicenses, capítulo 4, verso 13 al 17, donde San Pablo nos dice de la siguiente manera: En Primera de Tesalonicenses, capítulo 4, verso 13 en adelante, dice:
“Tampoco queremos, hermanos, que ignoréis acerca de los que duermen, para que no os entristezcáis como los otros que no tienen esperanza.
Porque si creemos que Jesús murió y resucitó, así también traerá Dios con Jesús a los que durmieron en él.
Por lo cual os decimos esto en palabra del Señor: que nosotros que vivimos, que habremos quedado hasta la venida del Señor, no precederemos a los que durmieron”.
¿Quiénes no precederán, quiénes no serán transformados antes de la resurrección de los muertos en Cristo? Los que estemos viviendo en este tiempo final, o sea, los que estaríamos viviendo en este tiempo final, que es el tiempo de la Venida del Hijo del Hombre, de la Venida del Esposo a Su Iglesia, a Su Novia, para la unión con Su Iglesia en este Día Postrero.
“Porque el Señor mismo con voz de mando, con voz de arcángel, y con trompeta de Dios, descenderá del cielo; y los muertos en Cristo resucitarán primero.
Luego nosotros los que vivimos, los que hayamos quedado, seremos arrebatados juntamente con ellos en las nubes para recibir al Señor en el aire, y así estaremos siempre con el Señor”.
Ahora vean cómo nos muestra proféticamente aquí San Pablo el panorama del Día Postrero, del tiempo final, de la Venida del Hijo del Hombre; porque viene con Aclamación —o sea, con Voz de Mando, que es Aclamación—, viene con Trompeta de Dios – viene con Voz de Arcángel y con Trompeta de Dios. Cuando se dice Voz de Arcángel, se está diciendo Mensaje de y por un mensajero dispensacional.
Voz de ángel fue en cada una de las edades de la Iglesia gentil, porque por medio de cada ángel mensajero la Voz de Cristo fue escuchada en cada edad, en los territorios donde se cumplieron esas edades.
Y para el Día Postrero, para la Edad de la Piedra Angular, la Voz de Dios, la Voz de Cristo, está prometida como Voz de Arcángel; o sea, es la Voz de Cristo en un profeta dispensacional, trayéndonos, hablándonos el Mensaje de la Dispensación del Reino, que es la dispensación que faltaba por ser cumplida, por comenzar.
Y la Dispensación del Reino corresponde a la séptima dispensación, de las siete dispensaciones divinas, y la Dispensación del Reino corresponde al Día Postrero. Es en el Día Postrero, al comienzo del Día Postrero, que comienza la Dispensación del Reino, y comienza el Mensaje del Evangelio del Reino a ser proclamado; Mensaje que contiene el misterio revelado de la Segunda Venida de Cristo como el León de la tribu de Judá, como Rey de reyes y Señor de señores en Su Obra de Reclamo.
Así como giró alrededor de la Primera Venida de Cristo el Mensaje de la Dispensación de la Gracia, dando a conocer la Primera Venida de Cristo y la Obra realizada en Su Primera Venida en medio del pueblo hebreo…, Su Obra de Redención como Cordero de Dios; para que así todos pudieran recibir los beneficios de la Primera Venida de Cristo y la Obra realizada en Su Primera Venida como Cordero de Dios quitando el pecado del mundo.
Y luego de haber recibido los beneficios de la Primera Venida de Cristo y Su Obra, para el Día Postrero estaremos recibiendo la Segunda Venida de Cristo y Su Obra de Reclamo en este Día Postrero. Y la revelación de la Segunda Venida de Cristo y Su Obra Reclamo en el Día Postrero, es contenida en el Mensaje del Evangelio del Reino.
Así como ninguna persona puede conocer el misterio de la Primera Venida de Cristo y Su Obra de Redención en la Cruz del Calvario, excepto por el Mensaje del Evangelio de la Gracia, así también ninguna persona podrá conocer el misterio de la Segunda Venida de Cristo como León de la tribu de Judá y Su Obra de Reclamo, excepto por el Mensaje del Evangelio del Reino; Mensaje que primeramente estará en medio de la Iglesia gentil y después pasará al pueblo hebreo.
Y el pueblo hebreo estará escuchando ese Mensaje; y al estar escuchando ese Mensaje estará escuchando la Trompeta Final, que es la Séptima Trompeta para el pueblo hebreo. Y la Séptima Trompeta para el pueblo hebreo es el Séptimo Sello para la Iglesia del Señor Jesucristo. O sea, la Séptima Trompeta y el Séptimo Sello son la Venida del Señor como León de la tribu de Judá, como Rey de reyes y Señor de señores en Su Obra Reclamo. Él viene como León, como Rey de reyes y Señor de señores, y como Juez de toda la Tierra.
Por lo tanto, el pueblo hebreo, al escuchar esa Trompeta Final, esa Gran Voz de Trompeta, esa Séptima Trompeta, que es el Séptimo Sello, la Venida del Señor (la cual sonará y los muertos en Cristo resucitarán primero y luego nosotros los que vivimos seremos transformados), el pueblo hebreo escuchará también esa Trompeta, escuchará lo que esa Trompeta habla, revela, y será congregado el pueblo hebreo, será reunido bajo la Séptima Trompeta, bajo la Trompeta Final; y recibirán la bendición de Dios.
Ahora, Cristo estará para ese tiempo como León de la tribu de Judá, como Rey de reyes y Señor de señores, y como Juez de toda la Tierra; por lo tanto, estará revelando el misterio del juicio divino para la raza humana, y estará revelando bajo esa Trompeta, que corresponde a la Fiesta de las Trompetas…, en donde se estará cumpliendo la Fiesta de las Trompetas, que antecede al Día de la Expiación…; porque primero escuchan la Voz de Cristo, la Voz de Dios, la Voz del Mesías bajo el cumplimiento de la Fiesta de las Trompetas (del primer día del séptimo mes) lo cual cada año ocurría en medio del pueblo hebreo: se llevaba a cabo el primer día del mes séptimo una fiesta al son de trompetas.
Y luego, más adelante, el día diez del mes séptimo, se efectuaba la expiación del macho cabrío, en donde toda persona del pueblo hebreo tenía que afligirse por sus pecados y llorar por sus pecados ante la presencia de Dios; y esto significaba que la persona estaba arrepentida y lloraba por causa de haber pecado delante de Dios; o sea, que era un arrepentimiento desde lo profundo de su corazón y no simplemente lágrimas, sino un arrepentimiento verdadero desde lo profundo de su corazón. Dice:
“También habló Jehová a Moisés, diciendo…”.
Esto está en el libro de Levítico, capítulo 23, verso 26 al 32:
“… diciendo:
A los diez días de este mes séptimo será el día de expiación; tendréis santa convocación, y afligiréis vuestras almas, y ofreceréis ofrenda encendida a Jehová.
Ningún trabajo haréis en este día; porque es día de expiación, para reconciliaros delante de Jehová vuestro Dios.
Porque toda persona que no se afligiere en este mismo día, será cortada de su pueblo”.
Ahora, vean ustedes, el pueblo hebreo no ha podido reconciliarse con Dios, porque el pueblo hebreo perdió su templo en el año 70 de la era cristiana, cuando el general romano Tito cercó a Jerusalén y luego la destruyó, y destruyó el templo; y no quedó piedra sobre piedra de ese templo, como había profetizado nuestro Señor Jesucristo3 y habían profetizado también otros profetas del Antiguo Testamento; pero el más cerca que estuvo del cumplimiento de la destrucción de Jerusalén, fue nuestro amado Señor Jesucristo, el cual profetizó de la destrucción de Jerusalén, del templo y de los edificios que estaban allí.
Ahora, vean cómo Cristo dijo a Sus discípulos que cuando vieran a Jerusalén cercada de ejércitos, esa era la señal para la destrucción de Jerusalén; y cuando los discípulos vieron a Jerusalén cercada de ejércitos, salieron de Jerusalén los que estaban dentro de Jerusalén, y los que estaban fuera de Jerusalén no entraron a Jerusalén; porque la orden de Cristo era que los que estaban dentro salieran de Jerusalén, y los que estaban fuera no entraran a Jerusalén a buscar nada de lo que habían dejado allá en Jerusalén, porque había llegado el tiempo de la destrucción de Jerusalén.
Por unos dos años estuvo cercada Jerusalén de ejércitos y luego entró el general romano Tito a Jerusalén y la destruyó, y fueron crucificadas tantas personas alrededor de la ciudad que frente a las murallas colocaban cruces con personas ahí crucificadas, y llenaron todo el área de personas crucificadas, a tal grado que ya casi no cabían más personas para ser crucificadas ahí en donde están las murallas.
Todo eso, vean ustedes, encontramos que vino como juicio divino sobre el pueblo hebreo, pues el pueblo hebreo había rechazado el Cordero de Dios que Juan el Bautista introdujo diciendo, hablando acerca de Cristo dijo: “He aquí el Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo”4, y también Jesucristo cumplió el tipo y figura representado en el macho cabrío de la expiación, y cumplió todos los tipos y figuras que estaban en los sacrificios que el pueblo hebreo llevaba a cabo con diferentes animales de sacrificios.
O sea que en Cristo, en una sola persona, se cumplieron todos esos sacrificios que el pueblo hebreo realizaba por el pecado, por la paz, por la reconciliación del pueblo hebreo con Dios, por todas las cosas por las cuales el pueblo hebreo realizaba sacrificios; y por medio de ese Sacrificio perfecto de Jesucristo, obtenemos todas las bendiciones que en tipo y figura estaban representadas en las bendiciones que el pueblo hebreo recibía cuando realizaba aquellos sacrificios.
Ahora vean cómo con un solo sacrificio de un solo hombre, un Sacrificio perfecto de un hombre perfecto, se cumplieron todos aquellos tipos y figuras. Pero vean ustedes, luego de la muerte de Cristo, para el año 70, el templo fue destruido; y las cosas del templo fueron llevadas fuera de Jerusalén por el ejército de Tito, se llevaron las cosas para Roma; y luego el pueblo hebreo quedó sin un lugar para ofrecer el sacrificio del macho cabrío de la expiación.
Por lo tanto, el Día de la Expiación, que es el día para la reconciliación del pueblo hebreo con Dios, lo cual hacían cada año… no la podían hacer del año 70 en adelante porque ya no tenían templo, no tenían lugar santísimo donde llevar la sangre del macho cabrío para la reconciliación del pueblo hebreo con Dios; por lo tanto, el juicio divino vino sobre el pueblo hebreo; porque sin tener un sacrificio por el pecado para ser reconciliados con Dios, y habiendo rechazado el Sacrificio Divino de Jesucristo, el pueblo hebreo se encontró sin sangre de expiación para protegerlos; y por consiguiente, el juicio divino ha estado cayendo sobre el pueblo hebreo por estos dos mil años aproximadamente.
Aunque el pueblo hebreo no haya comprendido todavía completamente el por qué de tantos problemas que han tenido, y que por poco son exterminados por Hitler, Mussolini y Stalin: ellos han estado sin un sacrificio por el pecado, y esa es la causa, pues rechazaron el único Sacrificio por el pecado que Dios acepta para la reconciliación del ser humano con Dios; y eso es incluyendo al pueblo hebreo.
Ahora, encontramos que ese Día de la Expiación era para afligirse y, de todo corazón, arrepentirse de sus pecados.
Y ahora, vean ustedes, en Zacarías nos habla de que vendrá ese momento para el pueblo hebreo. Zacarías, capítulo 12, nos habla así: Dice capítulo 12, verso 10 en adelante, dice:
“Y derramaré sobre la casa de David, y sobre los moradores de Jerusalén, espíritu de gracia y de oración; y mirarán a mí, a quien traspasaron, y llorarán como se llora por hijo unigénito, afligiéndose por él como quien se aflige por el primogénito.
En aquel día habrá gran llanto en Jerusalén, como el llanto de Hadadrimón en el valle de Meguido.
Y la tierra lamentará, cada linaje aparte; los descendientes de la casa de David por sí, y sus mujeres por sí; los descendientes de la casa de Natán por sí, y sus mujeres por sí;
los descendientes de la casa de Leví por sí, y sus mujeres por sí; los descendientes de Simei por sí, y sus mujeres por sí;
todos los otros linajes, cada uno por sí, y sus mujeres por sí”.
[Zacarías 13:1] “En aquel tiempo habrá un manantial abierto para la casa de David y para los habitantes de Jerusalén, para la purificación del pecado y de la inmundicia”.
Esto es también lo que nos dice el profeta Isaías, en el capítulo 59, versos 17 al 21, donde dice:
“Pues de justicia se vistió como de una coraza, con yelmo de salvación en su cabeza; tomó ropas de venganza por vestidura, y se cubrió de celo como de manto,
como para vindicación, como para retribuir con ira a sus enemigos, y dar el pago a sus adversarios; el pago dará a los de la costa.
Y temerán desde el occidente el nombre de Jehová…”.
¿Por qué desde el occidente? Porque así como la Primera Venida de Cristo fue cumplida en el oriente, en la tierra de Israel, en el Israel terrenal, la Segunda Venida de Cristo es para ser cumplida en el Israel celestial, que es la Iglesia del Señor Jesucristo, en el occidente, que es el territorio donde se cumple la última parte o etapa de la Iglesia del Señor Jesucristo en su construcción, en su edificación, en donde se cumple la parte de la Edad de la Piedra Angular; y ese territorio es la América Latina y el Caribe.
Ese misterio nadie lo comprendía. El precursor de la Segunda Venida de Cristo hablando del Jinete del caballo blanco de Apocalipsis 19, nos dice en el mensaje del libro de Los Sellos, página 256:
“121. Pero cuando nuestro Señor aparezca sobre la Tierra, Él vendrá sobre un caballo blanco como la nieve, y será completamente Emmanuel —la Palabra de Dios encarnada en un hombre”.
Y luego en el mensaje “El único lugar provisto por Dios para adorar”, página 2, dice5: “Del occidente vendrá un Jinete en un caballo blanco. Recorreremos esta senda una vez más”.
Ese Jinete del caballo blanco que viene del occidente, del cual el precursor de la Segunda Venida de Cristo dice que vendrá del occidente, y dice que es una promesa: si es una promesa tiene que estar en la Biblia. Y esa promesa de la Venida de un Jinete en caballo blanco está en Apocalipsis, capítulo 19: es la Segunda Venida de Cristo, es la Venida del Hijo del Hombre viniendo a Su Iglesia, a Su Novia, para casarse con ella en el Día Postrero.
Y el precursor de la Segunda Venida de Cristo dice que será (¿de dónde?) del occidente. Del occidente es el cumplimiento de la Venida del Jinete del caballo blanco de Apocalipsis, capítulo 19.
Ahora, ¿de qué parte del occidente? Porque el occidente tiene la parte norte (que es Norteamérica), tiene la parte centro o central (que es Centroamérica y el Caribe) y tiene la parte sur.
La séptima edad de la Iglesia gentil ya se cumplió en la parte norte del continente occidental, que es Norteamérica; y Cristo estuvo manifestado en el séptimo ángel mensajero, el reverendo William Branham, mensajero de la séptima edad de la Iglesia gentil.
Y ahora Cristo en Espíritu Santo, el Ángel del Pacto, se ha movido a la América Latina y el Caribe, a los latinoamericanos y caribeños, para cumplir el resto de Su Programa. Y es Cristo en el Día Postrero el que llama y junta a Sus escogidos por medio de Su manifestación prometida para el Día Postrero en la Edad y para la Edad de la Piedra Angular.
Es esa Gran Voz de Trompeta o Trompeta Final que escuchó Juan el apóstol en Apocalipsis, capítulo 1, verso 10 al 11, donde dice:
“Yo estaba en el Espíritu en el día del Señor, y oí detrás de mí una gran voz como de trompeta,
que decía: Yo soy el Alfa y la Omega, el primero y el último”.
Es el mismo que estuvo en cada una de las edades de Su Iglesia gentil manifestado en cada ángel mensajero, es el mismo que estuvo también en el Antiguo Testamento manifestado en cada profeta del Antiguo Testamento, es el mismo que libertó al pueblo hebreo, es el mismo que estuvo en aquella Columna de Fuego, es el mismo que le apareció a Moisés en diferentes ocasiones, es el mismo que apareció a diferentes profetas en diferentes ocasiones, es el mismo Ángel del Pacto, es el mismo Ángel de Jehová, el cual dos mil años atrás vino en carne humana en el este, en el velo de carne llamado Jesús de Nazaret (aunque nació en Belén de Judea).
Y ese mismo Ángel del Pacto o Ángel de Jehová, que es Jesucristo en Su cuerpo teofánico, para el Día Postrero ha prometido venir manifestado en carne humana en un hombre del Día Postrero; y eso será la Venida del Jinete del caballo blanco de Apocalipsis, capítulo 19.
Y el precursor de la Segunda Venida de Cristo, siendo el Elías prometido para preparar al pueblo para la Segunda Venida de Cristo, siendo el Elías precursor de la Segunda Venida de Cristo, con la manifestación del ministerio de Elías por cuarta ocasión, dijo: “Recorreremos esta senda una vez más”.
Ahora, vean ustedes cómo el Espíritu de Dios en el reverendo William Branham está diciendo que recorrerá esta senda una vez más. Es la Palabra de Cristo colocada en la boca del profeta precursor de la Segunda Venida de Cristo.
Y si el ministerio de Elías recorre nuevamente la senda ministerial, la estaría recorriendo por quinta ocasión. Si dice que la recorrerá nuevamente, una nueva ocasión, es la quinta ocasión en que el ministerio de Elías recorre el camino ministerial en la Iglesia de Dios.
Y ahora, vean cómo el ministerio de Elías ha estado en la Iglesia de Dios desde el Atrio, pasó al Lugar Santo en el séptimo ángel mensajero, y pasa al Lugar Santísimo como uno de los Dos Olivos de Apocalipsis 11 y de Zacarías, capítulo 4.
Y ahora, esta Trompeta de Apocalipsis, capítulo 11, verso 15 en adelante:
“El séptimo ángel tocó la trompeta, y hubo grandes voces en el cielo, que decían: Los reinos del mundo han venido a ser de nuestro Señor y de su Cristo; y él reinará por los siglos de los siglos”.
Esta Séptima Trompeta es esa Séptima Trompeta de la Fiesta de las Trompetas para el pueblo hebreo. ¿Y quién es el que suena o toca la Trompeta? Es Moisés y Elías. Es, o son los ministerios de los Dos Olivos en el Día Postrero manifestados en la Tierra, el de Elías por quinta vez manifestado y el de Moisés por segunda vez manifestado.
Y esa Séptima Trompeta o Trompeta Final que suena, corresponde al cumplimiento de la Fiesta de las Trompetas, sonando esa última Trompeta en este tiempo final para llamar y juntar los escogidos de Dios: primeramente a los escogidos de entre los gentiles y luego los escogidos del pueblo hebreo.
Para los hebreos será esa Fiesta de las Trompetas; para los escogidos de entre los gentiles será la apertura del Séptimo Sello en la Venida del Séptimo Sello: la Venida del Ángel que era diferente a los demás, viniendo en carne humana, manifestado en el Día Postrero en la Edad de la Piedra Angular y Dispensación del Reino en Su Ángel Mensajero.
En el mensaje “Cisternas rotas”, página 35, dice el precursor de la Segunda Venida de Cristo6:
“‘… porque la Trompeta de Dios, esa última Trompeta…’. La sexta ya ha sonado. Y esa última Trompeta, como el último Sello, será la Venida del Señor. ‘Sonará, y los muertos en Cristo se levantarán primero’. Solo es un descanso hasta ese momento”.
O sea que para este tiempo final, la Trompeta Final para el pueblo hebreo es el Séptimo Sello para nosotros. Y sonará… O sea, sonará la Trompeta Final o Gran Voz de Trompeta en el cumplimiento y actualización de la Fiesta de las Trompetas (de Levítico, capítulo 23), que antecede a la Fiesta de la Expiación (es en el mismo mes).
Y ahora, vean ustedes, la Trompeta suena y es la Trompeta de los Dos Olivos, es la Trompeta de los Dos Ungidos, la Trompeta de Moisés y Elías. Es el ministerio de Moisés y Elías proclamando el Mensaje del Evangelio del Reino en este Día Postrero y revelando el misterio del Séptimo Sello, el misterio de la Segunda Venida de Cristo como el León de la tribu de Judá, como Rey de reyes y Señor de señores en Su Obra de Reclamo.
Esa Trompeta Final o Gran Voz de Trompeta, que es la apertura y revelación del Séptimo Sello, revelando la Obra del Séptimo Sello en este tiempo final, es lo que reúne a los escogidos de entre los gentiles y reúne a los 144.000 escogidos del pueblo hebreo.
Ese misterio del Séptimo Sello es el misterio que los siete truenos de Apocalipsis 10… que es la Voz de Cristo hablando como León, clamando como cuando ruge un león y los siete truenos emitiendo sus voces, y revelando el misterio del Séptimo Sello, el misterio de la Segunda Venida de Cristo.
O sea que es el mismo Jesucristo viniendo en Su cuerpo teofánico, viniendo en Espíritu, y manifestándose en carne humana en Su Ángel Mensajero. ¿Y hablándonos por medio de Su Ángel Mensajero qué? Cumplirá a Cristo clamando como cuando un león ruge y siete truenos emitiendo sus voces, y revelándonos el misterio de Su Venida a Su Iglesia en este Día Postrero, viniendo a Su Iglesia en la Edad de la Piedra Angular y Dispensación del Reino, viniendo a Su Iglesia y velándose y revelándose en carne humana en Su Ángel Mensajero.
Ese es el misterio de la Venida del Ángel del Pacto, de la Venida del Ángel Fuerte que desciende del Cielo en el Día Postrero, y clama como cuando ruge un león y siete truenos emiten sus voces. Y lo que los Siete Truenos hablan es el misterio del Séptimo Sello, o sea, es la revelación del Séptimo Sello contenida en la Voz de Cristo como León de la tribu de Judá. Hablando como León, Cristo revela el misterio del Séptimo Sello.
Y así es que suena la Trompeta Final. Eso es la Trompeta Final sonando, esa Séptima Trompeta sonando, esa Trompeta de la Fiesta de las Trompetas del pueblo hebreo; y para nosotros: la apertura del Séptimo Sello, la apertura del misterio de la Segunda Venida de Cristo.
Dijo el precursor de la Segunda Venida de Cristo en la página 128 del libro de Los Sellos en español:
“121. Ahora, los Siete Truenos de Apocalipsis permitirán que Él muestre a la Novia cómo prepararse para obtener esa gran fe de traslación (o sea, esa fe de rapto)”.
¿Por qué? Porque la fe del rapto ¿está dónde? En los Truenos, porque los Truenos son los que contienen la revelación del Séptimo Sello, la revelación de la Segunda Venida de Cristo. Y los Truenos son la Voz de Cristo hablándole a Su Iglesia como León de la tribu de Judá, como Rey de reyes y Señor de señores en Su Obra de Reclamo; hablándole a Su Iglesia en la Edad de la Piedra Angular y Dispensación del Reino, en el Día Postrero, en el Día del Señor.
Para hablar a Su pueblo Cristo siempre ha usado seres humanos, como también en el Antiguo Testamento Dios usó seres humanos, profetas, a los cuales vino la Palabra de Dios. Y para el Día Postrero encontramos que Cristo dijo en Apocalipsis, capítulo 4, verso 1: “Sube acá, y yo te mostraré las cosas que han de suceder después de estas”.
¿A dónde vamos a subir? A la Edad de la Piedra Angular.
¿Y cómo nos va a mostrar Él todas las cosas que han de suceder después de las que ya han sucedido en las siete edades de la Iglesia gentil? En Apocalipsis, capítulo 22, verso 6, dice:
“Y me dijo: Estas palabras son fieles y verdaderas. Y el Señor, el Dios de los espíritus de los profetas, ha enviado su ángel, para mostrar a sus siervos las cosas (que han de suceder pronto) (o que deben suceder pronto).”
Vamos a ver cómo lo dice: “… ha enviado su ángel, para mostrar a sus siervos las cosas que deben suceder pronto”.
Esa es la forma en que obtenemos el conocimiento de todas las cosas que deben suceder, incluyendo la Segunda Venida de Cristo en el Día Postrero a Su Iglesia, en la Edad de la Piedra Angular y Dispensación del Reino, en el territorio correspondiente a la Edad de la Piedra Angular y Dispensación del Reino, que es la América Latina y el Caribe.
Ahora, nadie conocía cuál sería el territorio; fue profetizado que sería en el occidente, pero el territorio del occidente, las naciones en donde se cumpliría esa promesa, no había sido dada a conocer esa revelación, pero ya ha sido dada a conocer.
Así como en medio del pueblo hebreo se cumplió la Primera Venida de Cristo, la Primera Venida del Ángel del Pacto en carne humana en toda Su plenitud manifestado en la persona de Jesús de Nazaret; la Venida del Ángel del Pacto (del Ángel de Jehová del pueblo hebreo en medio del Antiguo Testamento, el cual se hizo carne en la persona de Jesús), ha prometido para el Día Postrero ser manifestado nuevamente en carne humana: viniendo sobre un caballo blanco como la nieve, que es la Palabra viniendo encarnada en un hombre de este tiempo final, en la Edad de la Piedra Angular y Dispensación del Reino, que es el Ángel del Señor Jesucristo; y esto es para el occidente, para la América Latina y el Caribe.
Y así es como se abre, en cuanto a Su cumplimiento, el Séptimo Sello; y se abre en cuanto a ser dada a conocer la revelación del Séptimo Sello a los hijos e hijas de Dios en este tiempo final; para así recibir la fe, la revelación del rapto, la fe de rapto, que es la revelación de la Segunda Venida de Cristo como el León de la tribu de Judá, como Rey de reyes y Señor de señores en Su Obra de Reclamo.
Ahora, hemos visto ese misterio, y nos encontramos en la etapa más gloriosa de la Iglesia del Señor Jesucristo, cumpliéndose esa etapa en la América Latina y el Caribe.
El pueblo hebreo verá lo que está sucediendo y lo que continuará sucediendo en medio de la Iglesia del Señor Jesucristo. Y cuando los muertos en Cristo sean resucitados en cuerpos eternos, y nosotros los que vivimos seamos transformados, el pueblo hebreo dirá: “¡Eso es lo que nosotros estamos esperando!”, porque la Iglesia del Señor Jesucristo tendrá esa manifestación plena de Cristo como León de la tribu de Judá, como Rey de reyes y Señor de señores; y el pueblo hebreo está esperando a Su Rey, al Mesías.
Pero él va a ver esa manifestación entre los gentiles, y después pasará al pueblo hebreo, pasará en el cumplimiento de la Fiesta de las Trompetas y cumplimiento de la Fiesta de la Expiación; y entonces ellos creerán en la Obra que llevó a cabo Cristo en la Cruz del Calvario como Cordero de Dios y también como el Macho Cabrío de la Expiación.
Ellos verán, comprenderán, lo que fue la muerte de Cristo en la Cruz del Calvario; y por eso es que ellos llorarán, porque se estará cumpliendo en ellos, para ese tiempo, lo que se cumplía cada año en medio del pueblo hebreo, el día décimo del mes séptimo de cada año, en donde se afligían y arrepentidos de todo corazón confesaban sus pecados a Dios, y lloraban por haber pecado, lloraban arrepentidos ante la presencia de Dios.
Y ahora aquí, en Apocalipsis, capítulo 1, y verso 7 al 8, dice:
“He aquí que viene con las nubes, y todo ojo le verá, y los que le traspasaron; y todos los linajes de la tierra harán lamentación por él. Sí, amén”.
Harán lamentación por Él, como hacían lamentación el día de la expiación, el día diez del mes séptimo de cada año, cuando se llevaba a cabo ese sacrificio de la expiación.
Ahora vean cómo se estará actualizando, tanto la Fiesta de las Trompetas, con esa Trompeta Final bajo el ministerio de Moisés y Elías para el pueblo hebreo, y también se estará actualizando el Día de la Expiación; y por eso es que ellos llorarán: porque reconocerán que Jesús es el Mesías, el Rey de Israel que ellos estaban esperando, pero Dios los cegó para que no lo vieran, y así fuera rechazado el Mesías, e hiciera la Obra de Redención en la Cruz del Calvario muriendo y llevando nuestros pecados, y luego dándoles a los gentiles una oportunidad de vida eterna.
Para preservación de vida es que todo ocurrió en la Primera Venida de Cristo. Y el pueblo hebreo como nación no se dio cuenta que Jesús era el Mesías, el Rey de Israel que ellos estaban esperando.
Y si el pueblo hebreo se hubiera dado cuenta y lo hubiera recibido, ¿qué hubieran hecho? Lo hubieran colocado en el Trono de David; pero por cuanto Cristo no había hecho el Sacrificio por el pecado, el Reino de Cristo, aun sentado sobre el Trono de David, sería un Reino en donde la muerte estaría manifestada, por causa de que el Sacrificio perfecto por el pecado no había sido llevado a cabo; hubieran tenido que continuar con los sacrificios que ellos llevaban a cabo cada año, para así obtener la misericordia de Dios.
Pero por cuanto una nueva dispensación se estaba entrelazando y hubo allí un cambio de dispensación, en el Programa Divino Dios dio un paso hacia adelante, y se materializó en Jesús todo sacrificio que se llevaba a cabo en medio del pueblo hebreo con animalitos por el pecado y por la reconciliación del pueblo hebreo con Dios.
Y ahora el pueblo hebreo no necesita sacrificios de animalitos para ser reconciliados con Dios: van a ser reconciliados con Dios bajo el ministerio de los Dos Olivos, bajo el ministerio de Moisés y Elías, en el cumplimiento de la Fiesta de las Trompetas y cumplimiento del Día de la Expiación, cumpliéndose, actualizándose esa fiesta en medio del pueblo hebreo.
Y ahora, podemos ver el por qué el pueblo hebreo está a la expectativa en estos últimos años: porque está esperando la venida de Elías y está esperando también la Venida del Mesías, porque ya sabe que el tiempo ha llegado para el cumplimiento de esa promesa.
Pero los escogidos de entre los gentiles todavía están aquí en la Tierra, y tiene que completarse el número de los escogidos de entre los gentiles, para luego los muertos en Cristo resucitar y nosotros los que vivimos ser transformados.
En el libro de Los Sellos en español, página 57, dice el precursor de la Segunda Venida de Cristo:
“‘Y vi otro ángel fuerte descender del cielo, cercado de una nube, y el arco celeste sobre su cabeza…’.
17. Ahora, si usted se fija bien, notará que esta persona es Cristo, porque aun en el Antiguo Testamento Él fue llamado el Ángel del Pacto (¿Él fue llamado qué? Él fue llamado el Ángel del Pacto); y Él ahora viene directamente a los judíos porque la Iglesia ha llegado a su fin”.
Han trascurrido ya las siete etapas o edades de la Iglesia gentil y Él viene directamente a los judíos. Por eso en la nube, en donde aparecieron los ángeles en febrero 28 de 1963, el Ángel que era muy diferente a los demás estaba volando de oeste a este, porque Él viene directamente a los judíos, viene volando del oeste hacia el este; y aquí, miren ustedes:
“‘… y su rostro era como el sol, y sus pies como columnas de fuego’.
18. ¿Recuerdan el Ángel de Apocalipsis capítulo 1? Este es el mismo. Un ángel es un mensajero, y él es un mensajero a Israel”.
¿Quién es el mensajero a Israel? Este Ángel Fuerte que desciende del Cielo; y para poderse manifestar a Israel como mensajero, tiene que manifestarse en carne humana.
“¿Ve usted? La Iglesia está a punto de ser raptada, Él viene por Su Iglesia”.
Ahora vean, es el Mensajero a Israel y viene por Su Iglesia. Viene por Su Iglesia, porque el Ángel del Pacto, Jesucristo, el Ángel de Jehová que desciende del Cielo en Apocalipsis, capítulo 10, es también el Esposo o Novio de la Iglesia gentil, que es la Novia de Cristo, para casarse con Su Novia, y luego ir todos a la Cena de las Bodas del Cordero en el Cielo.
Viene para unirse con Su Iglesia en este Día Final, en Su manifestación final; y luego que se complete el número de los escogidos, la Puerta será cerrada. Y las Bodas, la unión de Cristo y Su Iglesia, estará realizada; porque seremos una sola carne con Él, seremos iguales a Él, a imagen y semejanza de nuestro amado Salvador Jesucristo.
Esto es todo lo que conlleva el Programa Divino relacionado a las Bodas del Cordero con Su Iglesia, la Bodas del Hijo del Hombre con Su Iglesia, con las vírgenes prudentes. O sea, hemos dado a conocer así rápidamente, las cosas más sobresalientes relacionadas a LAS BODAS DE LA IGLESIA CON EL HIJO DEL HOMBRE. O sea, las Bodas de las vírgenes prudentes con el Esposo, Jesucristo, el Hijo del Hombre en el Día Postrero, en la Edad de la Piedra Angular y Dispensación del Reino. LAS BODAS CON EL HIJO DEL HOMBRE.
Vean lo que son las Bodas con el Hijo del Hombre, las Bodas de las vírgenes prudentes con el Hijo del Hombre: es la unión de Cristo con Su Iglesia en este Día Postrero, en el cumplimiento de las promesas hechas para este Día Postrero y para la Edad de la Piedra Angular.
Y a medida que recibimos Su Palabra nos hacemos la Palabra; para esa misma Palabra que recibimos materializarse en nuestros cuerpos, y alrededor de esa Palabra encarnada en nosotros, materializarse el nuevo cuerpo que hemos de recibir. Así como alrededor de la Palabra que Dios le dio a Abraham y a Sara7 se materializó el rejuvenecimiento de Abraham y Sara para poder tener el hijo prometido, el cual nació y fue llamado Isaac8.
Ahora, hemos visto este misterio de las Bodas con el Hijo del Hombre para el Día Postrero, las Bodas del Hijo del Hombre con las vírgenes prudentes, que son los miembros del Cuerpo Místico de Cristo del Día Postrero, juntamente con los que vendrán del Paraíso, los cuales resucitarán en cuerpos eternos y estarán con nosotros en este tiempo final; y todos estaremos con cuerpos eternos, como Cristo ha prometido, y así estaremos casados completamente con el Hijo del Hombre en las Bodas con el Hijo del Hombre.
Ha sido para mí un privilegio muy grande estar con ustedes dándoles testimonio de las Bodas con el Hijo del Hombre.
¿Y dónde están los que se unirían con el Hijo del Hombre, los que se casarían con el Hijo del Hombre, los que se unirían en estas Bodas con el Hijo del Hombre en el Día Postrero, y luego sería cerrada la Puerta? Pues aquí estamos, ya dentro de la Casa de Dios, en la Edad de la Piedra Angular, que es donde se lleva a cabo esa unión de Cristo con Su Iglesia; y aquí estamos los que ya hemos llegado a la Edad de la Piedra Angular en el Cuerpo Místico de Cristo; y estamos disfrutando las bendiciones del Hijo del Hombre, de Jesucristo, del Novio, del Esposo de la Iglesia del Señor Jesucristo.
Y cuando se complete el número de los escogidos, cuando se complete el número de las vírgenes prudentes, entonces los muertos en Cristo resucitarán, y nosotros los que vivimos los veremos y nosotros seremos transformados; y todos estaremos con cuerpos eternos para toda la eternidad, y nos iremos a la Cena de las Bodas del Cordero en el Cielo, como Él ha prometido.
Él dijo9: “Voy, pues, a preparar lugar para vosotros. Y si me fuere y os preparare lugar, vendré otra vez (eso es la Venida del Hijo del Hombre, del Novio, para casarse con Su Novia), y os tomaré a mí mismo (eso habla de Bodas; porque en las bodas es que el novio toma como esposa a la novia, y la novia toma como esposo al novio. Y ahora), para que donde yo estoy, vosotros también estéis”; y luego nos iremos a la Cena de las Bodas del Cordero.
Que las bendiciones de Jesucristo, el Hijo del Hombre, el Novio de la Novia, de Su Iglesia, sean sobre cada uno de ustedes y sobre mí también, y pronto todos seamos transformados y llevados a la Cena de las Bodas del Cordero en el Cielo. En el Nombre Eterno del Señor Jesucristo. Amén y amén.
Muchas gracias por vuestra amable atención, amados amigos y hermanos presentes y televidentes, y que Dios les continúe bendiciendo a todos.
Nuevamente Félix Caro para continuar y finalizar en esta ocasión el resto de esta actividad.
En estos días… (¿Ya estamos fuera del…?) En estos días ya estaré viajando para algunas actividades, pero regresaré pronto, este mismo mes estaré nuevamente con ustedes para continuar viendo diferentes Escrituras que tienen grandes bendiciones para cada uno de ustedes y para mí también.
Bueno, oren mucho por este viaje que hemos de tener en estos días. Es una semana solamente, y estaré rápido de regreso para estar con ustedes nuevamente.
Bueno, que Dios les continúe bendiciendo a todos, que Dios les guarde.
Y oren mucho por la República Dominicana y por Haití también, para que Dios extienda Su misericordia hacia la República Dominicana y hacia la República de Haití también. Los amamos con toda nuestra alma, con todo nuestro corazón y con amor divino, y queremos que la misericordia de Dios se manifieste plenamente en esos países, y alcance a todos los que están escritos en el Libro de la Vida del Cordero, y también a los que están escritos en la otra sección del Libro de la Vida.
Bueno, estén orando mucho por las actividades de esta semana, que comienzan… ya comienzan el martes o miércoles, el 21 ya comienzan esas actividades, primero en República Dominicana y después en Haití; así que estén orando mucho por esas actividades.
Oren también para que Dios me dé todo lo que debo hablar y en la forma que debo hablar todas las cosas, y que Él obre en todo, y se glorifique en medio de las personas de la República Dominicana y también de la República de Haití, porque Dios tiene mucho pueblo en esas dos repúblicas.
Bueno, que Dios les continúe bendiciendo, que Dios les guarde, y pasen todos o continúen pasando todos una tarde llena de las bendiciones de nuestro amado Señor Jesucristo. Amén.
“LAS BODAS DE LA IGLESIA CON EL HIJO DEL HOMBRE”.
[Revisión septiembre 2020]
1 Josué 14:1-15, 18:1-28, 19:1-51
2 Citas, pág 159, párr. 1418
3 San Mateo 24:1-2, San Marcos 13:1-2, San Lucas 21:5-6
4 San Juan 1:29, 1:36
5 SPN65-2811M “El único lugar provisto por Dios para la adoración”, pág. 1, párr. 6 – Citas, pág. 166, párr. 1485
6 SPN64-0726E “Cisternas rotas”, pág. 33, párr. 158 – Citas, pág. 130, párr. 1164
7 Génesis 18:10
8 Génesis 21:1-3
9 San Juan 14:2-3