El Séptimo Sello velado y revelado en Su Iglesia

Muy buenas tardes, amables amigos y hermanos, jóvenes presentes en esta ocasión. Es para mí una bendición grande estar con ustedes en esta ocasión para compartir estos momentos de compañerismo, y así saludarlos y pedirle a Cristo Sus bendiciones sobre cada uno de ustedes.

Que las bendiciones de Jesucristo, el Ángel del Pacto, sean sobre ustedes y sobre mí, y pronto todos seamos transformados y llevados a la Cena de las Bodas del Cordero en el Cielo. En el Nombre Eterno del Señor Jesucristo. Amén y amén.

Nos hablaba Miguel acerca de David, ese joven que aún siendo muy jovencito, de menos de 20 años de edad, el cual estaba pastoreando ovejas…, vean, era un pastor ya y no tenía todavía ni 20 años de edad; todavía no podía ir a la guerra, porque era menor de edad; sus hermanos sí, fueron a la guerra, pero David no podía ir a la guerra, y no sabía ni tomar una espada ni ponerse vestiduras de militar; pero, vean ustedes, estaba pastoreando ovejas. Podía ser pastor de ovejas, porque no estaba limitado el pastoreo de ovejas, no estaba limitado a la edad, sino a la dedicación de esa labor; y David era pastor de ovejas antes de ser el rey de Israel.

Encontramos que sucedió como con Moisés, que antes de ser el profeta mensajero dispensacional del pueblo hebreo y ser el legislador y rey sobre el pueblo hebreo (porque Dios reinó por medio del profeta Moisés), antes tuvo que pastorear ovejas para después pastorear al pueblo hebreo por 40 años por el desierto. Vean, pastoreó ovejas por 40 años, las ovejas de su suegro Jetro, y luego pastoreó al pueblo hebreo por 40 años también; y les dio alimento: maná del cielo y también codornices, carne y agua también por 40 años, al pueblo hebreo; Dios lo usó para esa labor.

Y ahora, encontramos que para ser el líder del pueblo hebreo tuvo que pastorear ovejas primero, un trabajo sencillo; y ahora vemos a David también pastoreando ovejas para después ser pastor del pueblo hebreo; pastor, o sea, rey; porque un rey es un pastor de su pueblo: tiene que estar responsabilizado de su alimento, de su educación, del comercio y de todas las formas de vida que tenga su reino.

Y ahora, vean ustedes cómo Dios entrenó a David: en la misma forma en que entrenó a Moisés.

Y ahora, vean cómo Dios obra en esa forma sencilla y cómo David desde jovencito ya estaba pastoreando ovejas, desde niño, hasta que vino a ser ungido; y luego continuó pastoreando ovejas aun estando ungido, hasta que luego obtuvo la victoria sobre Goliat; y cuando obtuvo esa victoria, ya llegó a un nivel más alto; pero ya estaba ungido desde hacía tiempo con el Espíritu de Dios, que le daría la victoria contra Goliat, así como el Espíritu de Dios obtendrá la victoria contra el anticristo en el Día Postrero.

Y para el Día Postrero, vean ustedes, Él estará manifestado —Cristo— y estará obrando en el Día Postrero; y dice1: “Al que venciere, yo le daré que se siente conmigo en mi Trono”. Así que habrá un vencedor ungido con el Espíritu de Cristo en el Día Postrero.

Y ahora, miren a Jesús: desde jovencito trabajando en la carpintería, porque Él construiría un Templo; y ahora estaba trabajando en la construcción, porque Él trabajaría en la construcción de un Templo, el Templo de Dios; y vean cómo se refleja en Jesús y ese sencillo oficio de carpintero, cómo se refleja la labor que Él va a realizar, de construir un Templo para Dios.

Desde jovencito aprendió ese oficio, como todo hebreo varón tenía que aprender un oficio para ayudar al sostenimiento de su hogar; y si faltaba el padre de la familia, el primogénito tomaba la responsabilidad; y si no sabía trabajar, ¿cómo iba a sostener el hogar? Y luego todos los demás varones también tenían que aprender su oficio para trabajar también, para el sostén o sostenimiento del hogar.

Por eso dice la Escritura también: “Honra a tu padre y a tu madre”, así está en los mandamientos; y San Pablo dice que ese es un mandamiento con promesa, porque dice: “Para que se alarguen tus días”2.

Y también la Escritura dice que el que maldiga a su padre y a su madre (eso está allá en la Ley) será quitado del pueblo, o sea, está sentenciado a muerte allá en el pueblo hebreo, en medio del pueblo hebreo, conforme a la Ley; y el que maldiga a Dios también, porque Dios no quiere esa clase de personas en medio de Su pueblo, y menos para vivir eternamente; Dios no quiere personas que maldigan a sus padres y que no ayudan a sus padres, y no quiere personas que maldigan a Dios; solamente los que bendicen a Dios y bendicen a sus padres y ayudan a sus padres3.

Por eso, jóvenes, atentos con nuestros padres terrenales, y atentos a Dios y Su Obra, para que todos seamos conforme al corazón de Dios como lo era el rey David aun desde jovencito, del cual Dios dio testimonio al profeta Samuel que Él se había buscado un varón conforme a Su corazón, al corazón de Dios4; y ese varón era un jovencito, no tenía todavía 21 años de edad y era conforme al corazón de Dios.

Y por eso, miren ustedes, siendo conforme al corazón de Dios, lo mismo que Dios sintió cuando pensó en un Templo en el Cielo, ahora David siente lo mismo al pensar en un templo para Dios aquí en la Tierra, en Jerusalén; y por eso, conforme a lo que deseó David en su corazón: construir un templo para Dios, Dios le dijo que sí, pero le dijo: “Pero tú no lo vas a construir, porque has derramado mucha sangre; pero tu hijo, el cual se sentará en tu trono después de ti (Salomón), lo construirá”5.

Ese era un pensamiento de Dios desde antes de la fundación del mundo para tener un Templo en el Cielo y también para que fuera construido un templo aquí en la Tierra en medio del pueblo hebreo; y ese es el mismo pensamiento divino del corazón de Dios para la construcción del Templo espiritual de Dios, que es la Iglesia del Señor Jesucristo.

Y cuando nosotros pensamos en la construcción de ese Templo y decimos: “Yo quiero trabajar y estoy trabajando en la construcción de ese Templo, en las labores que se están llevando a cabo en la construcción de ese Templo, en la parte de la terminación de ese Templo, que es la Edad de la Piedra Angular”, cuando pensamos en ese Templo y nuestro deseo está en la construcción de ese Templo (el cual es un Templo con seres humanos), y pensamos en llevar el Mensaje por un lado y por otro para que se complete esa construcción de ese Templo, pues miren, estamos trabajando en la construcción del Templo más importante de Dios que estará en este planeta Tierra y desde el cual Jesucristo estará manifestado, y en el cual Jesucristo estará manifestado, Dios estará manifestado en toda Su plenitud.

Ahora, vean cómo estamos pensando conforme al corazón de Dios, vean cómo somos personas conforme al corazón de Dios, como lo era David, aun antes de ser rey. Vean que ese es un pensamiento de reyes: pensar conforme al corazón de Dios.

David era un rey, pero todavía no estaba manifestado como rey; y nosotros hemos sido lavados con la Sangre de Jesucristo y Él nos ha redimido para nuestro Dios, ¿y nos ha hecho qué? Nos ha hecho reyes y sacerdotes; y reinaremos con Él por mil años y luego por toda la eternidad.

Así que cuando pensamos en trabajar en Su Obra y trabajamos en Su Obra, estamos trabajando en la construcción (¿de qué?) del Templo de Dios. El mismo deseo, el mismo buen deseo que sintió el rey David, vean, es el que sintió Dios, es el que sintió Jesús para la construcción de Su Templo, y es el que ha sentido cada ángel mensajero en cada edad, desde los siete ángeles mensajeros de las siete edades y el Ángel Mensajero de la Edad de la Piedra Angular; y también cada uno de los hijos e hijas de Dios de cada una de las edades, y ahora a nosotros nos ha tocado a todos en este Día Postrero.

Y por eso el pensamiento de nuestra alma, de nuestro corazón, está en el Templo de Dios, y está en trabajar en ese Templo para que se complete esa construcción y se lleve a cabo la dedicación de ese Templo, en donde Dios entrará en toda Su plenitud: en donde los muertos en Cristo resucitarán en cuerpos eternos y nosotros los que vivimos seremos transformados; y Dios estará habitando en toda Su plenitud en Su Templo espiritual, en Su Iglesia, y todos seremos iguales a nuestro amado Señor Jesucristo.

Y ahora, cada uno como individuo somos un templo de Dios. Por eso Jesús como individuo, siendo el Templo de Dios, vean ustedes cómo Dios caminó en ese Templo llevando a cabo todas las cosas correspondientes a la Primera Venida de Cristo; desde ese Templo Dios se manifestó, habló y llevó a cabo Su Obra correspondiente a aquel tiempo.

Y nosotros como individuos somos un templo de Dios, y nosotros como parte del Cuerpo Místico de Cristo somos miembros de ese Templo espiritual, que es Su Iglesia; y nosotros como individuos y nosotros como parte del Cuerpo Místico de Cristo somos la representación aquí en la Tierra del Templo que está en el Cielo. Eso es la cosa más grande que una persona puede ser aquí: la representación del Templo que está en el Cielo, como individuo y también como parte del Cuerpo Místico de Jesucristo.

Y los que vivieron en edades pasadas con sus mensajeros pasados son la representación del Templo que está en el Cielo, de la parte del Lugar Santo. Y ahora nosotros somos la representación de la parte más importante del Templo que está en el Cielo: de la parte de Lugar Santísimo; o sea que nos ha tocado la mejor parte del Templo espiritual de Cristo aquí en la Tierra, representando la parte más importante del Templo que está en el Cielo: representando la parte del Lugar Santísimo.

Por eso en medio nuestro tendremos la manifestación de Cristo, en medio de Su Templo, en el Lugar Santísimo de Su Templo espiritual, que es la parte que corresponde al Lugar Santísimo del Templo que está en el Cielo.

Jóvenes, nos ha tocado la mejor parte en el Programa Divino.

Y ahora, así como David siendo un joven era conforme al corazón de Dios, también ustedes lo son y yo también; y aquí en la República Mexicana, aquí en Villahermosa en esta tarde, hay un grupo de jóvenes conforme al corazón de Dios; y también en toda la América Latina y el Caribe hay muchos jóvenes conforme al corazón de Dios, los cuales su pensamiento está en el Templo de Dios, en el Cuerpo Místico de Cristo y en la labor correspondiente al Cuerpo Místico de Cristo de este Día Postrero, trabajando en esa construcción de ese Templo espiritual.

Así como en una construcción bien importante se trabaja, y cuando se está acercando la fecha en que esa labor tiene que ser entregada, y se va a dedicar o a inaugurar esa construcción o ese edificio, todos trabajan; y entonces, cuando ya ven que se acerca más el tiempo, trabajan las 24 horas algunas veces, de día y de noche, hasta que se complete la construcción de ese edificio para la dedicación —le llaman la inauguración— de ese edificio.

Y ahora nosotros, en la construcción del Templo espiritual de Cristo, trabajamos de día y de noche, llevando el Mensaje, para que se complete la construcción con seres humanos, de la parte más importante del Lugar Santísimo de ese Templo espiritual, para que Dios dedique ese Templo, para ser dedicado a Dios, y Dios habite en ese Templo en toda Su plenitud; y resucite a los muertos en Cristo y nos transforme a nosotros los que vivimos en este tiempo final.

Así pensamos y así trabajamos, ¿por qué? Porque somos conforme al corazón de Dios.

Así como David, siendo conforme al corazón de Dios, fue ungido para ser rey en Israel y gobernar sobre el pueblo hebreo desde Jerusalén, ungido con el Espíritu de Dios para Dios gobernar por medio de él, ahora Dios nos ha hecho a nosotros reyes y sacerdotes; y aunque no estamos gobernando literalmente sobre las naciones, porque todavía no ha llegado el Reino Milenial, no ha llegado la función o las funciones del Reino Milenial sobre Israel y sobre todas las naciones, pero estamos en la introducción, estamos en esa etapa donde es colocado el fundamento para pronto comenzar ese glorioso Reino Milenial.

Ya estamos en el séptimo milenio si le añadimos al calendario los años de atraso que tiene; y Dios está acomodando todas las cosas en su lugar, así como ungió a David y después pasaron años, y después fue que David vino a ocupar su posición como rey. Fue ungido, digamos, antes de los 21 años, y a los 30 años fue que comenzó a reinar6; fue ungido después por el pueblo hebreo, pero ya Dios lo había ungido hacía más de 10 años.

Y ahora, nosotros hemos sido ungidos por Dios, escogidos por Dios como reyes y sacerdotes; y tenemos la unción de Él como reyes y sacerdotes, y tenemos Su Palabra hablada prometida para reinar con Cristo por mil años; y durante el Reino Milenial vamos a reinar con Él.

Y ahora, por eso es que viene un cambio para nosotros, una transformación de nuestros cuerpos y una resurrección para los muertos en Cristo: para reinar con Cristo como reyes y sacerdotes por mil años; por mil años estaremos, y después por toda la eternidad.

Ahora, vean, el mismo sentir que hubo en este rey, aunque todavía no había comenzado como rey (David), es el mismo sentir en nuestras almas, porque somos (¿qué?) reyes también y sacerdotes, para reinar con Cristo en el glorioso Reino Milenial; por lo tanto, nuestro sentir es la Casa de Dios.

El salmista decía que su deseo era estar en los atrios de la Casa de Dios todos los días de su vida, y decía también que era mejor un día en la Casa de Dios que mil fuera de la Casa de Dios7.

Ahora podemos ver la bendición tan grande que hay para todas las personas, para todos los jóvenes que son conforme al corazón de Dios. ¿Y esos son?, ¿dónde están?, ¿quiénes son? Estamos nosotros aquí. Aquí estamos en este tiempo final, en esta Tierra, pensando conforme al corazón de Dios. Y de nosotros es que Él dice que nos ha hecho reyes y sacerdotes, y reinaremos sobre la Tierra por mil años y luego por toda la eternidad.

Adelante, jóvenes, trabajando en el Reino de Dios, sirviendo a Cristo conforme a Su voluntad, conforme a Su corazón; que los pensamientos de Su corazón sean transmitidos a vuestro corazón y que actuemos conforme a los pensamientos del corazón de Cristo manifestados en nuestro corazón, en nuestra alma; y trabajemos en Su Obra del Día Postrero en la Edad de la Piedra Angular y Dispensación del Reino con todo nuestro corazón, y con todo ese buen pensar y sentir de nuestro corazón.

Que las bendiciones de Cristo nuestro Salvador sean sobre cada uno de ustedes y sobre mí también, y nos use grandemente en Su Obra en este Día Postrero.

Así como yo comencé siendo un jovencito, como ustedes en lo físico… ya a los 22 años ya yo estaba predicando y dando campañas. Y todavía no me he cansado. Cada día tengo más ánimos, más ánimo para llevar el Mensaje por todas las naciones; y esa es la voluntad de nuestro Señor Jesucristo, eso es conforme al pensamiento del corazón de Cristo, para mí y para cada uno de ustedes también.

Así que Dios les bendiga y les use grandemente en Su Obra en este Día Postrero, y a mí también: me continúe usando hasta que se complete el Cuerpo Místico de Cristo y todos seamos transformados y llevados a la Cena de las Bodas del Cordero; y después nos continúe usando en el Reino Milenial, y después por toda la eternidad. En el Nombre Eterno del Señor Jesucristo. Amén y amén.

“EL SÉPTIMO SELLO VELADO Y REVELADO EN SU IGLESIA”.

[Revisión enero 2019]

1 Apocalipsis 3:21

2 Éxodo 20:12, Deuteronomio 5:16, Efesios 6:1-3

3 Éxodo 21:17, Levítico 20:9, 25:15-16

4 1 Samuel 13:14, 16:1

5 1 Crónicas 22:8-10, 28:3-6

6 2 Samuel 5:4

7 Salmos 27:4, 84:10

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