Muy buenas noches, amados amigos y hermanos presentes. Es para mí un privilegio y bendición grande estar con ustedes en esta ocasión, para compartir unos momentos de compañerismo alrededor del Programa de Dios correspondiente a este tiempo final.
Para lo cual quiero leer en Primera de Pedro, capítulo 3, versos 18 al 20, donde dice de la siguiente manera:
“Porque también Cristo padeció una sola vez por los pecados, el justo por los injustos, para llevarnos a Dios, siendo a la verdad muerto en la carne, pero vivificado en espíritu;
en el cual también fue y predicó a los espíritus encarcelados,
los que en otro tiempo desobedecieron, cuando una vez esperaba la paciencia de Dios en los días de Noé, mientras se preparaba el arca, en la cual pocas personas, es decir, ocho, fueron salvadas por agua.
El bautismo que corresponde a esto ahora nos salva (no quitando las inmundicias de la carne, sino como la aspiración de una buena conciencia hacia Dios) por la resurrección de Jesucristo,
quien habiendo subido al cielo está a la diestra de Dios; y a él están sujetos ángeles, autoridades y potestades”.
Que Dios bendiga nuestras almas con Su Palabra y nos permita entenderla.
Nuestro tema para esta ocasión es: “EL ARCA DE NOÉ ACTUALIZADA”.
Cuando Cristo habló del tiempo final, del tiempo o día de la Venida del Hijo del Hombre, en San Mateo, capítulo 24, dice… capítulo 24, verso 37 al 39, dice:
“Mas como en los días de Noé, así será la venida del Hijo del Hombre.
Porque como en los días antes del diluvio estaban comiendo y bebiendo, casándose y dando en casamiento, hasta el día en que Noé entró en el arca,
y no entendieron hasta que vino el diluvio y se los llevó a todos, así será también la venida del Hijo del Hombre”.
Ahora, podemos ver que Cristo coloca el tiempo final, el tiempo de la Venida del Hijo del Hombre para este tiempo en el cual vivimos, lo coloca paralelo a los días de Noé.
En los días de Noé había llegado el fin para toda carne, y Dios le dijo a Noé que había llegado el fin y que destruiría la raza humana; y Dios le dijo [Génesis 6:3]:
“Y dijo Jehová: No contenderá mi espíritu con el hombre para siempre, porque ciertamente él es carne; mas serán sus días ciento veinte años”.
Así que de ahí en adelante el ser humano no pasaría de 120 años; pero nosotros podemos ver que después aun del diluvio, Noé vivió 350 años más, y por todos Noé vivió 950 años; y también su hijo, su hijo Sem, que es el que le sigue, también duró bastantes años. Pero, vean, vamos a ver, dice [Génesis 11:10]:
“Estas son las generaciones de Sem: Sem, de edad de cien años, engendró a Arfaxad, dos años después del diluvio.
Y vivió Sem, después que engendró a Arfaxad, quinientos años, y engendró hijos e hijas”.
Por todo vivió unos… vivió unos 600 años, o 602 años, más o menos.
Y ahora, ¿no había dicho Dios que la vida del ser humano de allí en adelante serían 120 años? Y si buscamos toda esta lista de estas personas, unos vivieron 600, otros vivieron 438, después del diluvio.
Después del diluvio el más que vivió fue Noé, que vivió 950 años; y después le siguió su hijo mayor, Sem, que vivió 600 años; pero fue bajando la edad del ser humano. Pero desde el momento en que Dios le dijo a Noé que destruiría al ser humano, de ahí en adelante el ser humano (o sea, aquella generación antediluviana) no pasaría de 120 años.
Ahora, Noé tardó una cantidad de años en construir el arca: de 100 a 120 años; y cuando estuvo terminada vino el diluvio.
Ahora, ese lapso de tiempo de construcción del arca es el tiempo del cual nos dice San Pedro aquí (en su carta dice):
“… los que en otro tiempo desobedecieron, cuando una vez esperaba la paciencia de Dios en los días de Noé, mientras se preparaba el arca, en la cual pocas personas, es decir, ocho, fueron salvadas por agua”.
O sea que esos 100 o 120 años que tomó Noé en la construcción del arca fue un tiempo de paciencia de Dios en lo que se construía el arca, para escapar en el arca Noé y su familia, Noé y todas las personas que estarían escuchando el Mensaje de Noé.
Dios no podía destruir la humanidad antes de Noé terminar el arca ¿por qué? Porque destruiría también a Noé; y por eso fue un tiempo de paciencia de Dios. Pero desde el momento en que Dios le dijo a Noé que había llegado el fin para toda carne, desde ese momento había llegado el fin; pero hubo una extensión ahí, un tiempo de unos 100 a 120 años, 120 años de paciencia de Dios por amor a Noé.
Y ahora, en esos 120 años la misericordia de Dios estaba sobre Noé, el cual ofrecía a Dios los sacrificios correspondientes por el pecado y creía la Palabra que le fue revelada y predicaba ese Mensaje.
Y vean, con 100 o 120 años de predicación de Noé, con ese Mensaje que corresponde al tiempo de Noé, ¿cuántas personas se convirtieron y cuántas personas estuvieron listas para escapar de los juicios divinos que vendrían sobre la raza humana? Solamente Noé y su familia. Y Noé era un profeta mayor: era un profeta dispensacional, el profeta de la tercera dispensación, que es la Dispensación del Gobierno Humano.
Cuando Dios envía al planeta Tierra un profeta dispensacional, un evento mayor del Programa Divino se lleva a cabo en el planeta Tierra y también un juicio divino viene en camino para la raza humana; pero ese profeta tiene que llevar a cabo una labor, en donde son preparados todos los que han de escapar del juicio divino que ha de venir sobre la Tierra.
Y ahora, Cristo coloca el tiempo final, de los gentiles, lo coloca como en los días de Noé, porque este tiempo final señala el fin para esta generación que vive en la actualidad.
Ahora, ¿cuánto tiempo, cuántos años tardará en venir el juicio divino sobre la raza humana?
Miren, desde los días aun de Jesucristo, la raza humana ha estado en una situación en donde requiere que el juicio divino caiga sobre la Tierra; pero por cuanto Cristo, el Mensajero de la Dispensación de la Gracia, apareció, el juicio divino que iba a caer sobre la Tierra, Cristo al tomar nuestros pecados recibió el juicio divino.
¿Ven? Siempre que un mensajero dispensacional está sobre la Tierra, un juicio divino cae sobre la Tierra.
En el tiempo de Abraham, un juicio divino también cayó sobre la Tierra, sobre Sodoma y Gomorra.
Y luego también encontramos que cuando Moisés estuvo sobre la Tierra, un juicio divino cayó sobre la Tierra, sobre el imperio egipcio y el faraón.
Y cuando Jesús estuvo en la Tierra un juicio divino venía sobre toda la raza humana, en donde la raza humana sería destruida; pero Cristo, al tomar nuestros pecados tomó…, ese juicio divino cayó sobre Él. Por eso es que Cristo tuvo que ir al infierno cuando murió, fue en Su cuerpo teofánico, y allí en el infierno les predicó a las almas encarceladas que fueron desobedientes en el tiempo de Noé.
Esas personas murieron y fueron al infierno, fueron al infierno en sus cuerpos, cuerpos de la quinta dimensión; y allí, cuando Cristo fue, les estuvo predicando a ellos. Cristo fue también en Su cuerpo, pero Su cuerpo teofánico de la sexta dimensión.
Él, cuando fue allí, fue allí el Ángel de Jehová, que es el mismo Cristo en Su cuerpo teofánico.
¿La Primera Venida de Cristo qué fue? Pues la Venida del Ángel de Jehová, del Ángel del Pacto, vistiéndose de un cuerpo de carne humana, para revelarse en medio de la raza humana y dar a conocer al Padre celestial.
¿Qué será la Segunda Venida de Cristo? Pues la Venida del mismo Ángel del Pacto manifestado entre los seres humanos en carne humana. Es la Venida del Jinete del caballo blanco de Apocalipsis 19, del cual dice el reverendo William Branham en la página 256 del mensaje de los Siete Truenos [Los Sellos]:
“121. … cuando nuestro Señor aparezca sobre la Tierra, Él vendrá sobre un caballo blanco como la nieve, y será completamente Emmanuel —la Palabra de Dios encarnada en un hombre”.
Y ahora, podemos ver que Cristo, cuando habló de la Venida del Hijo del Hombre para el Día Postrero, señaló que serían días como los de Noé, o sea, paralelos a los de Noé.
En el tiempo de Noé no comprendían el Programa de Dios. Dice la Escritura que no conocieron, hasta que vino el diluvio y se los llevó a todos.
¿Qué no conocieron? Pues el Programa de Dios. No conocieron que en medio de ellos estaba un profeta dispensacional con el Mensaje correspondiente a aquel tiempo, el cual estaba dando a conocer las cosas que iban a suceder en aquel tiempo; y aunque las cosas que iban a suceder eran terribles, estaba anunciando el juicio divino que vendría sobre la raza humana.
Y cuando Dios dice que vendrá un juicio sobre la raza humana, algunas personas no se interesan en saber acerca de ese juicio. Son personas ignorantes, que no conocen, que no saben la importancia que tiene el conocer lo que ha de suceder.
Miren, vino el diluvio; y por cuanto no conocieron cómo escapar del juicio divino, vino el diluvio y se los llevó a todos.
Es como también las personas que viven en algún país, y el negociado del tiempo anuncia que viene una tormenta, y las personas dicen: “Yo no estoy interesado en saber de tormenta alguna. Yo tengo mucho trabajo y no tengo tiempo para estar atendiendo lo que esas personas van a estar diciendo por la radio y la televisión acerca de una tormenta. Yo tengo una casa de concreto, que resiste cualquier aguacero; y yo pues tengo todas las cosas bien aseguradas”. Esa es una persona negligente, tonta, necia…, que no conoce lo que es una tormenta.
Y cuando viene la tormenta, esa persona puede ser que se encuentre en su automóvil, viajando de un sitio a otro, y ahí la tormenta lo destruye; porque fue una persona que no conoció, no conoció lo que venía, y por lo tanto no se preparó para escapar de esa tormenta que venía para ese territorio. Y esa persona es un necio, un irresponsable, y solamente se merece ir a donde fueron los que no conocieron en el día de Noé, a ese mismo lugar. Ahora, ha sido negligente también con su familia.
Pero miren, Noé supo lo que iba a venir; de parte de Dios le vino la revelación, lo dio a conocer a su familia, y se preparó con su familia, e hizo lo que Dios le dijo que hiciera: prepararon el arca; y cuando iba a venir el diluvio, Dios le dijo1: “De aquí a siete días vendrá el diluvio, lloverá sobre la Tierra. Entra al arca tú y tu familia, y los animales que te he dicho”. Y comenzaron a entrar los animales, las aves y los reptiles al arca, la cual ya estaba terminada. Terminada ya el arca, podían entrar al arca para escapar del juicio que vendría sobre la Tierra.
Ahora, la humanidad quizás podía decir: “Ese anciano, que tiene actualmente unos 600 años o cerca de 600 años, desde que tenía cerca de 500 años está predicando lo mismo, y no se ha cumplido”.
Es que las personas piensan que porque se esté predicando por 1 año, 10 años, 100 años, 1000 años o 2000 años (el juicio divino que vendrá sobre la raza humana), piensan que no se va a cumplir porque ya ha pasado mucho tiempo y no se ha cumplido.
Cristo habló del juicio divino que ha de venir sobre la raza humana, en donde la cizaña será quemada siendo echada ahí al horno de fuego. También el profeta Malaquías habló del fuego, del día ardiente como un horno que vendrá, que quemará a todos los malos. Eso es el día ardiente como un horno, en donde la radioactividad quemará a millones de seres humanos, ese es el día de venganza del Dios nuestro; y desde del Antiguo Testamento se ha estado anunciando.
Y algunas personas dicen: “Si eso lo han estado anunciando desde hace cientos o miles de años (!)”. Pero miren, eso es un tiempo de gracia y misericordia que Dios da en lo que, los que creen y van a escapar, se preparan para escapar.
Y ahora, encontramos que el arca tipifica a Cristo, el cual es el Arca de Salvación; y Cristo, luego que murió, resucitó y ascendió al Cielo, el Día Pentecostés derramó de Su Espíritu Santo, vino en Espíritu Santo sobre 120 personas, y allí nació la Iglesia de Jesucristo.
La Iglesia de Jesucristo es el mismo Cristo en la forma de Su Iglesia; como el grano de trigo que es sembrado en tierra, luego se convierte ese grano de trigo ¿en qué? En una planta de trigo.
Y ahora, en la Iglesia del Señor Jesucristo es que nacen de nuevo los hijos e hijas de Dios por medio del Espíritu de Cristo; y así entramos a Cristo, el Arca de Salvación.
Y miren ustedes, la Iglesia del Señor Jesucristo también está construida, diseñada por Dios, en la misma forma de Cristo y en la misma forma del arca y en la misma forma del templo que construyó Salomón y del templo que construyó Moisés.
Vean que el templo tiene tres partes: atrio, lugar santo y lugar santísimo; y el arca tiene tres partes: planta baja, planta intermedia y planta alta o tercera planta; y también tiene una puerta y tiene una ventana en la planta alta, lo cual representa a Cristo, el cual es la Puerta de Salvación para entrar al Arca de Salvación (que es Cristo) y también es esa ventana o puerta hacia el Cielo; porque “nadie viene al Padre, sino por mí”, dijo Jesucristo2. Él dijo que Él es la Puerta3.
Y ahora, vean cómo de etapa en etapa, de edad en edad, Cristo ha estado construyendo Su Iglesia con ese mismo diseño; y ha extendido Su misericordia y paciencia por todos estos dos mil años que han transcurrido; y todavía no se ha terminado la construcción de la Iglesia de Jesucristo, y por esa causa la misericordia de Dios todavía está extendida a la raza humana.
Pero algún día se completará la construcción del Cuerpo Místico de Cristo, y serán resucitados los muertos en Cristo y nosotros los que vivimos seremos transformados; y ya, de ahí en adelante, el juicio divino caerá sobre la Tierra, pero ya nosotros estaremos en cuerpos eternos e iremos a la Cena de las Bodas del Cordero con Cristo.
Pero 144.000 hebreos tendrán que pasar por la gran tribulación; pero aunque pasarán por la gran tribulación y darán sus vidas por Cristo, ellos solamente morirán físicamente, pero ellos tendrán vida eterna; y por eso cuando termine la gran tribulación resucitarán para vivir en el Reino Milenial.
Y Noé con su familia está representando ahí esos 144.000 hebreos, que tendrán al mensajero de la séptima dispensación, de la Dispensación del Reino, el cual primeramente lo tienen los hijos e hijas de Dios de entre los gentiles, o sea, la Iglesia del Señor Jesucristo.
Así como para aquel tiempo en donde la paciencia de Dios estuvo extendida sobre la raza humana en el tiempo de Noé, hubo un profeta dispensacional con el Mensaje que revelaba lo que Dios haría en aquel tiempo (revelaba el juicio divino que vendría sobre la Tierra), en este tiempo final, conforme a la profecía, habrá un profeta mensajero dispensacional, el profeta de la séptima dispensación, con el Mensaje del Evangelio del Reino, que es el Mensaje de la séptima dispensación, con el cual estará revelando todas estas cosas que Dios estará cumpliendo en este tiempo final.
Por eso también estará predicando el día de venganza del Dios nuestro, pero también nos estará mostrando cómo escapar del juicio divino que ha de venir sobre la raza humana.
Ahora, han transcurrido muchos años de Cristo hacia acá, y la paciencia de Dios y misericordia de Dios ha estado extendida sobre la raza humana por causa de que Cristo está construyendo Su Iglesia, Su Cuerpo Místico de creyentes; y hasta que termine esa construcción de Su Iglesia, Él no puede derramar el juicio divino de la gran tribulación sobre la raza humana.
Es por causa de los escogidos de Dios que la paciencia de Dios espera, hasta que se complete el Cuerpo Místico de Cristo. Es por amor a Sus escogidos que la paciencia de Dios ha sido extendida sobre la raza humana.
Encontramos que luego de extenderse todos aquellos años en el tiempo de Noé, cuando solamente faltaba muy poco para caer el diluvio, le apareció Dios a Noé y le dijo: “De aquí a siete días vendrá el diluvio”; y le dio siete días más de gracia. Pero ya durante esos siete días, ya Noé lo que tenía que hacer era acomodar a todos dentro del arca y acomodarse él dentro del arca; y Dios cerró la puerta del arca y ya nadie más podía entrar.
Y algún día se cerrará la puerta de misericordia, cuando haya entrado hasta el último de los escogidos de Dios, y nadie más podrá entrar. Y entonces pasará como en la parábola de las diez vírgenes4, que vino el esposo y las que estaban preparadas —o sea, las vírgenes prudentes— entraron con él a las bodas, y se cerró la puerta; y las vírgenes insensatas o fatuas habían salido a buscar aceite, y cuando regresaron ya la puerta estaba cerrada.
Y la puerta de la misericordia se cerrará algún día; y no debe la persona esperar a que se cierre para después buscar a Dios.
En San Lucas, capítulo 13, verso 22 en adelante, dice:
“Pasaba Jesús por ciudades y aldeas, enseñando, y encaminándose a Jerusalén.
Y alguien le dijo: Señor, ¿son pocos los que se salvan? Y él les dijo:
Esforzaos a entrar por la puerta angosta; porque os digo que muchos procurarán entrar, y no podrán.
Después que el padre de familia se haya levantado y cerrado la puerta, y estando fuera empecéis a llamar a la puerta, diciendo: Señor, Señor, ábrenos, él respondiendo os dirá: No sé de dónde sois.
Entonces comenzaréis a decir: Delante de ti hemos comido y bebido, y en nuestras plazas enseñaste.
Pero os dirá: Os digo que no sé de dónde sois; apartaos de mí todos vosotros, hacedores de maldad.
Allí será el llanto y el crujir de dientes, cuando veáis a Abraham, a Isaac, a Jacob y a todos los profetas en el reino de Dios, y vosotros estéis excluidos.
Porque vendrán del oriente y del occidente, del norte y del sur, y se sentarán a la mesa en el reino de Dios.
Y he aquí, hay postreros que serán primeros, y primeros que serán postreros”.
Aquí nos muestra Cristo que hay que aprovechar el tiempo mientras la Puerta de la Misericordia (que es Cristo), mientras la Puerta de la Misericordia está abierta; porque vendrá un momento en donde ya se cerrará la puerta de la Dispensación de la Gracia, y ya no habrá más misericordia para ninguna persona. Y entonces, el que quedó fuera: quedó fuera; ya, aunque diga: “Yo ahora sí creo en Cristo”, ya es demasiado tarde.
Apocalipsis, capítulo 22, verso 11, dice:
“El que es injusto, sea injusto todavía; y el que es inmundo, sea inmundo todavía…”.
Eso señala que vendrá un momento en donde el que es inmundo ya no podrá lavar sus pecados en la Sangre de Cristo, porque ya se habrá cerrado la Puerta de la Misericordia (que es Cristo) y ya Cristo no estará como Sumo Sacerdote en el Cielo haciendo intercesión con Su propia Sangre para el perdón de los pecados de las personas; ya no estará lavando con Su Sangre preciosa a ninguna otra persona, porque ya habrá salido del Templo que está en el Cielo y ya estará como Juez de toda la Tierra.
Y entonces las personas que no se acercaron a Cristo para recibirlo como Salvador, y recibirlo como Abogado haciendo intercesión por nosotros (no lo recibieron como Sumo Sacerdote haciendo intercesión por nosotros), entonces se tendrán que enfrentar al mismo Jesucristo ya no como Sumo Sacerdote sino como Juez de toda la Tierra.
Y entonces ya ninguna persona tendrá oportunidad de decir: “Ahora sí que yo quiero lavar mis pecados en la Sangre de Cristo”; ya no habrá Sangre en el Trono de Intercesión en el Cielo; por lo tanto, el que esté sucio, sucio se queda, con sus pecados; y entonces la paga del pecado es muerte5, por lo tanto el juicio divino caerá sobre esas personas durante la gran tribulación.
Y la gran tribulación, donde los juicios, las plagas caerán sobre la raza humana, está tipificado en el juicio del diluvio que cayó sobre la raza humana. Ahora, no vendrá un diluvio de agua, sino de fuego [Malaquías 4:1]:
“… aquel día que vendrá los abrasará, ha dicho Jehová de los ejércitos, y no les dejará ni raíz ni rama”.
Ahora, podemos ver que antes del diluvio Noé con su familia entró al arca. Y antes que caiga el juicio divino sobre la Tierra, ya todos los escogidos de Dios han entrado a Cristo, el Arca de Salvación, y también los 144.000 hebreos entrarán a Cristo, el Arca; y aunque sus cuerpos físicos mueran en la gran tribulación, ya tendrán vida porque han recibido a Cristo; y resucitarán después de la gran tribulación para entrar al glorioso Reino Milenial de Cristo.
Ahora, podemos ver cómo el arca de Noé es actualizada en Cristo nuestro Salvador. Y Cristo manifestado en Su Iglesia, que es Su Cuerpo Místico de creyentes, encontramos que también representa al Arca, donde nacen, donde entran todos los escogidos de Dios; y en este tiempo final entrarán los últimos escogidos de Dios.
También los escogidos de Dios, la Iglesia de Jesucristo con los escogidos de Dios, también está representada en Enoc, el cual antes de caer el juicio divino del gran diluvio sobre la raza humana fue llevado con Dios a la Casa de nuestro Padre celestial, o sea, fue raptado para no ver muerte6.
Ahora hemos llegado al tiempo donde el arca de Noé está actualizada. Por eso es que aquella arca pudo tener en su seno aquellos animales, aves y reptiles, y a Noé y su familia, y los preservó para vivir en un nuevo mundo que comenzó después del diluvio.
Ahora, hubo embarcaciones en aquellos tiempos, hubo edificios y todas esas cosas, pero ninguna de esas cosas tenía la promesa de Dios que conservaría a las personas para escapar del diluvio.
Y ahora, ¿por qué el arca de Noé sí tenía esa promesa? Porque el arca de Noé fue dada o diseñada de acuerdo al orden, al diseño del Templo que está en el Cielo. Y siendo que es tipo y figura del Templo que está en el Cielo, y es tipo y figura también del templo… o es tipo y figura también del templo que construyó Moisés y el templo que construyó Salomón, y es tipo de figura de Cristo, por esa causa, vean ustedes, tenía la promesa de preservar a todos los que dentro de ella estarían para escapar del juicio de la gran tribulación. Aunque vino el juicio, no destruyó el arca ni a los que estaban dentro del arca.
Y ahora, Cristo ha estado construyendo Su Iglesia con el mismo diseño; o sea que también el arca representaba a la Iglesia de Jesucristo. Y todos los que están en la Iglesia de Jesucristo vivirán en el nuevo mundo: el glorioso Reino Milenial de nuestro amado Señor Jesucristo, en una nueva dispensación, que es la Dispensación del Reino.
Ahora, hemos visto “EL ARCA DE NOÉ ACTUALIZADA”. Y hay que estar dentro del Arca para escapar de los juicios divinos que han de venir, y hay que también estar dentro del Arca para tener vida eterna: estar dentro de Cristo nuestro amado Salvador y estar dentro del Cuerpo Místico de Cristo, que es Su Iglesia.
Ha sido para mí un privilegio grande estar con ustedes, en esta noche dándoles testimonio de “EL ARCA DE NOÉ ACTUALIZADA”.
Que las bendiciones de Cristo nuestro Salvador sean sobre todos ustedes y sobre mí también; y pronto se complete el número de los escogidos de Dios en el Cuerpo Místico de Cristo; y pronto todos seamos transformados y los muertos en Cristo resucitados, y llevados a la Casa de nuestro Padre celestial, a la Cena de las Bodas del Cordero. En el Nombre Eterno del Señor Jesucristo. Amén y amén.
Que Dios les bendiga, y pasen todos muy buenas noches.
“EL ARCA DE NOÉ ACTUALIZADA”.
[Revisión octubre 2019]
1 Génesis 7:1-4
2 San Juan 14:6
3 San Juan 10:9
4 San Mateo 25:1-13
5 Romanos 6:23
6 Génesis 5:24, Hebreos 11:5