El recuerdo que nos mantiene alerta: Recordando la mujer de Lot

Muy buenos días, jóvenes, es para mí una bendición grande estar con ustedes en esta mañana, para compartir con ustedes unos momentos de compañerismo alrededor de la Palabra de Dios y Su Programa correspondiente a este tiempo final, y también para compartir estos alimentos en esta mañana y así ser preparados para la actividad de la mañana que tendremos en La Pirámide, Dios mediante.

Nos recuerda Jesús un tiempo muy importante en la vida de Lot, de su familia y también de Abraham, y nos dice en el capítulo 17, verso 26 al 33 [San Lucas]:

“Como fue en los días de Noé, así también será en los días del Hijo del Hombre.

Comían, bebían, se casaban y se daban en casamiento, hasta el día en que entró Noé en el arca, y vino el diluvio y los destruyó a todos.

Asimismo como sucedió en los días de Lot; comían, bebían, compraban, vendían, plantaban, edificaban;

mas el día en que Lot salió de Sodoma, llovió del cielo fuego y azufre, y los destruyó a todos.

Así será el día en que el Hijo del Hombre se manifieste.

En aquel día, el que esté en la azotea, y sus bienes en casa, no descienda a tomarlos; y el que en el campo, asimismo no vuelva atrás.

Acordaos de la mujer de Lot.

Todo el que procure salvar su vida, la perderá; y todo el que la pierda, la salvará”.

Este es un tiempo de escapar por la vida, eso fue lo que le dijeron los Ángeles también ¿a quién? A Lot1: “Escapa por tu vida”. Porque ¿de qué le vale al hombre si ganare todo el mundo y pierde su alma? De nada le ha servido vivir en este planeta Tierra2.

Y ahora, Cristo nos muestra que los días del Hijo del Hombre serán como los días de Noé y como los días de Lot, o sea que este tiempo en el cual nosotros vivimos es paralelo a los días de Noé y a los días de Lot.

Para aquellos días hubo un profeta mensajero dispensacional; en los días de Noé era Noé, en los días de Lot ¿quién era? Abraham; y en ambos días, en los de Noé y en los de Lot, vino la destrucción sobre aquellos lugares.

Y ahora, cuando Cristo usa estos dos tiempos y los coloca paralelos al tiempo de la Venida del Hijo del Hombre, es como el sueño que le dio Dios al faraón cuando le mostró los siete años de abundancia que vendrían y luego los siete años de hambruna que vendrían sobre la Tierra; se los mostró primero con las espigas gruesas representando la abundancia de alimento, y se los mostró también, los otros años de hambruna que vendrían, de escasez, con las espigas enjutas, todas feas; y luego le mostró siete vacas gordas y siete vacas flacas.

Y ahora, en ambos casos, las espigas enjutas (o sea, todas feas) se comían a las espigas hermosas y se quedaban tan feas como estaban primero; y las vacas flacas se comían las vacas gordas y se quedaban tan flacas y con tan mala apariencia como habían estado al comienzo.

Y el profeta y patriarca José, siendo joven todavía, unos 30 años, vean, le dice al rey que este sueño es… ambos significan lo mismo, y por cuanto está dado dos veces, eso es algo que será así, no hay nadie que lo pueda impedir.

Y ahora aquí Jesús hablando de los días del Hijo del Hombre para el tiempo final y hablándonos del juicio que vendrá, al usar los días de Noé y los días de Lot, eso nos habla que nadie podrá evitar ese juicio divino que va a venir sobre la Tierra.

Pero nos dice, para que no nos descuidemos: “Acordaos de la mujer de Lot”. O sea, que no vayan a hacer como la mujer de Lot, que se puso a mirar para atrás, las cosas materiales, los bienes materiales que podía tener allá en la ciudad y las amistades, en vez de ocuparse de su salvación, en vez de ocuparse de escapar por su vida; y lo que se quedó atrás, se quedó atrás; eso, el fuego se encargará de eso; y eso fue lo que hizo el fuego allá cuando cayó sobre Sodoma y Gomorra.

Es un recuerdo que es de provecho para todos los jóvenes y todos los hijos e hijas de Dios que viven en este tiempo, y que la orden de parte de Dios es: “Escapa por tu vida”.

Y vean, los Ángeles le dijeron: “Busca toda tu familia, los hijos y yernos, todos los que tengas, toda la familia, para que escapen contigo; tómalos todos y escapa por tu vida con ellos”.

Y es tiempo de que también nosotros nos encarguemos de nuestra familia también, para que también escapen con nosotros en este tiempo final. Es tiempo de estar sólidos en la Palabra de Dios esperando nuestra transformación, con nuestras vidas arregladas, nuestros pecados confesados a Cristo y lavados en la Sangre de Jesucristo, para así estar listos para nuestra transformación. Ninguna persona podrá ser transformada y raptada si no está preparada.

Así que es tiempo de escapar por nuestra vida, porque ¿de qué le vale al hombre si gana todo el mundo y pierde su alma, si lo más importante que tiene el ser humano es su alma? Porque es alma viviente. Y eso es lo que nosotros tenemos para vivir por toda la eternidad: nuestra alma; y si este cuerpo terrestre se deshiciere, se muere, pues Dios tiene otro preparado por Él para nosotros.

Por eso es que nuestra alma es lo más importante que nosotros tenemos. El cuerpo, si se pierde este, si se pierde físicamente, se muere, Dios tiene otro para nosotros.

Vean, los Ángeles allá tenían la revelación de las cosas que iban a suceder; y Abraham también la tenía, porque Elohim le dio esa revelación a Abraham.

Ahora vean, los Ángeles para este tiempo final, Gabriel y Miguel, representan los ministerios de Moisés y Elías, que son los ministerios que apuran al pueblo para que estén preparados para ser transformados y raptados en este tiempo final. Son los ministerios que llaman con la Gran Voz de Trompeta y juntan a todos los escogidos de Dios para escapar del juicio divino que ha de venir sobre la Tierra.

Y vean que a Abraham le aparecieron Gabriel, Miguel y Elohim, y eso es tipo y figura para este tiempo final de los ministerios de Jesús, Moisés y Elías apareciéndole a la simiente real de Abraham. Y luego habrá una manifestación de esa Tercera Etapa o fase del Programa Divino, en donde alcanzará también a los que están representados en Lot, que son las vírgenes insensatas; los escogidos están representados en Abraham.

Así que, escogidos, estén seguros… ¿Dónde estaba Abraham? Estaba en la cima, allá, del monte. ¿Y dónde son colocados los escogidos, dónde viven los escogidos? Pues en la cima del Monte de Sion; y ahí, en la cima del Monte de Sion escuchando la Voz de Cristo, la Voz del Hijo del Hombre; pues así como Abraham estaba en pie delante de Elohim escuchando Su Voz, el cual le estaba revelando todas las cosas que iban a suceder, Cristo dice: “Orad…”. Vamos a ver en San Lucas también, capítulo 21, verso 34 al 36:

“Mirad también por vosotros mismos, que vuestros corazones no se carguen de glotonería y embriaguez y de los afanes de esta vida, y venga de repente sobre vosotros aquel día.

Porque como un lazo vendrá sobre todos los que habitan sobre la faz de toda la tierra.

Velad, pues, en todo tiempo orando que seáis tenidos por dignos de escapar de todas estas cosas que vendrán, y de estar en pie delante del Hijo del Hombre”.

Escapar ¿de qué? De todas estas cosas que vendrán y de estar en pie delante del Hijo del Hombre. ¿Cómo Abraham estaba en pie delante de Elohim? Escuchándolo allí, escuchando Su Voz. Y nosotros estamos en el tiempo correcto, señalado por Dios, para estar en pie delante del Hijo del Hombre en este tiempo final.

Porque la Venida del Hijo del Hombre sería como los días ¿de quién? De Lot, en donde Abraham estaba en pie delante de Elohim escuchando Su Voz, escuchando las cosas que iban a suceder en aquel tiempo.

Y ahora, nosotros nos encontramos en el tiempo más glorioso de todos los tiempos, en el tiempo en donde todos los hijos e hijas de Dios pueden estar en pie delante del Hijo del Hombre.

Ahora, veamos lo que es este misterio del Hijo del Hombre aquí: página 146, vamos a ver (aquí les digo ahora)… 147 del libro de Citas, dice:

1310 – “Ahora, Jesús Mismo dijo, en el día cuando el Hijo del Hombre se está revelando; en otras palabras, el Hijo del Hombre, el ministerio de Jesucristo Mismo”.

Y para el día final, para el tiempo final, tenemos la promesa de los ministerios de Moisés, de Elías y de Jesús; y en el tiempo en que el ministerio de Jesús está manifestándose, revelándose, es el tiempo de estar delante del Hijo del Hombre, porque la revelación de Dios en carne humana en un profeta es la revelación o manifestación del Hijo del Hombre. Este es un misterio que para el tiempo final sería abierto, revelado a todos los hijos e hijas de Dios.

Ahora, vamos a ver algo más aquí en cuanto al Hijo del Hombre siendo revelado. En la página 134 dice:

1198 – “Ahora, recuerden, Él vino en tres nombres: el Hijo del Hombre (un profeta), el Hijo de Dios (el Espíritu), el Hijo de David (para el Milenio). Pero entre la conjunción, según Su Propia Palabra —en el día en que el Hijo del Hombre será revelado… Se revela a Sí Mismo. ¿Cómo qué? No el Hijo de Dios. Hijo del Hombre. Él Se revelará en una manera diferente”.

Aquí podemos ver… más abajo dice:

“… sino el Hijo del Hombre. ¿Quién es el Hijo del Hombre? La Palabra. Y la Palabra es más viva y eficaz que una espada de dos filos, y discierne los pensamientos que están en el corazón… Él está aquí ahora…”.

Y más abajo dice:

“La edad del Hijo del Hombre siendo revelado para traer adentro estas cosas para cumplir la Palabra cuando todo tiene que ser cumplido”.

Ahora podemos ver que para este tiempo final, así como hubo una manifestación de Jesucristo en Espíritu Santo en cada profeta del Antiguo Testamento y después una manifestación plena en Jesús…, una manifestación ¿de quién? Del Ángel del Pacto, del Ángel de Jehová.

Luego para las siete etapas o edades de la Iglesia gentil hubo una manifestación del Espíritu Santo, del Ángel de Jehová, de Jesucristo en Espíritu Santo en cada ángel mensajero; y en el séptimo ángel mensajero hubo una manifestación muy grande de Jesucristo.

Y para este tiempo final, para la Edad de la Piedra Angular, tenemos la promesa de la manifestación del Ángel del Pacto, del Ángel de Jehová —que es el mismo Jesucristo en Espíritu Santo—, para cumplir estas promesas en el Día Postrero, así como hubo una manifestación de Cristo en Espíritu Santo en cada ángel mensajero.

Vimos a Jesucristo, el Hijo del Hombre, manifestado en nuestro hermano Branham, llevando a cabo un sinnúmero de cosas las cuales estaban prometidas para ser cumplidas a través del séptimo ángel mensajero; y toda esa manifestación fue en misericordia, conforme a la promesa divina. Pero miren, en la página 22 y 23 del libro de Citas dice:

183 – “El hijo del hombre está ahora siendo revelado desde el cielo. ¿Vendrá después de un tiempo, hermano Branham? Es ahora; y yo deseo no hacer esto tan personal en esta reunión, espero que su espíritu dentro de usted que es dado por Dios, pueda leer lo que estoy hablando. El Hijo del Hombre ya ha venido de Su gloria y se está revelando a sí mismo por los cuantos años pasados, a Su Iglesia en Su misericordia; enseñándoles Su gran presencia, haciendo las mismas cosas que Él hizo cuando Él estuvo aquí en la Tierra, revelándose a Sí mismo como Él lo hizo a Abraham antes de la destrucción (o sea, de Sodoma y Gomorra, antes de la destrucción de Sodoma y Gomorra). Él ha venido ahora en misericordia revelándose a Sí mismo a la Iglesia; se han reído y lo han escarnecido. La siguiente vez que Él se revele a Sí mismo será en el juicio al mundo y las naciones que se olvidaron de Dios y pecaron su manera de gracia… Su día de Gracia (o sea, pecaron su tiempo de gracia que Él les concedió, o sea, la Dispensación de la Gracia)…”.

Ahora podemos ver que esa manifestación del Hijo del Hombre que estuvo en nuestro hermano Branham sigue hacia adelante, y se revelará, se manifestará: luego que nuestro hermano Branham se fue, se manifestará en juicio para el mundo; porque la Tercera Etapa es para la Iglesia, o sea, la Novia, es para las vírgenes fatuas y también es para el mundo, en la manifestación del Hijo del Hombre.

La manifestación del Hijo del Hombre es la manifestación de Jesucristo, el Ángel del Pacto en carne humana, en un hombre, o sea, en un profeta. Y para este tiempo final se lleva a cabo un entrelace entre la misericordia y el juicio, entre la Dispensación del Reino y la Dispensación de la Gracia, y todo eso se mueve en la manifestación del Hijo del Hombre.

Cuando termine el llamado y recogimiento de todos los escogidos de Dios y se complete el Cuerpo Místico de Cristo, entonces Cristo terminará Su tiempo de intercesión en el Cielo y saldrá del Trono de Intercesión, reclamará todo lo que Él ha redimido con Su Sangre preciosa, o sea, resucitará a los muertos en Cristo en cuerpos eternos y a nosotros nos transformará.

Y de ahí en adelante ya es etapa para juicio divino sobre la raza humana, ya estará siendo revelado en juicio; las vírgenes insensatas verán esa manifestación. Ellas, pues, así como Lot, tendrán esa oportunidad para escapar, porque ellas recibirán y verán esa manifestación de Cristo en toda Su plenitud, verán la manifestación del Hijo del Hombre en toda Su plenitud, y ellas darán sus vidas por Cristo durante la gran tribulación; también 144.000 hebreos.

Para el mundo, el Hijo del Hombre (que es la manifestación del Ángel de Jehová, del Ángel del Pacto, de Jesucristo en Espíritu Santo en carne humana en el Día Postrero) les anunciará el juicio que viene sobre la raza humana. Verán en esa etapa —el mundo entero verá— la Venida de la Palabra encarnada en un hombre, el Verbo, el Ángel del Pacto, el Ángel de Jehová manifestado en carne humana en el cumplimiento de la Venida del Hijo del Hombre, anunciándoles el juicio divino que vendrá sobre la raza humana.

Pero antes de eso, antes de caer el juicio divino, los hijos e hijas de Dios, la descendencia o simiente celestial de Abraham ya habrá sido transformada, los que están vivos habrán sido transformados y los que murieron habrán sido resucitados, antes de caer el juicio divino de la gran tribulación sobre este planeta Tierra.

Ahora recuerden que Cristo dijo que los días del Hijo del Hombre o el Día en que el Hijo del Hombre se revelaría, se manifestaría, se daría a conocer, sería como los días ¿de quién? De Lot, y también como en los días de Noé; y estamos viviendo tiempos paralelos a los de Noé, y a los de Lot y Abraham, y también paralelos a los de Moisés cuando fue para la liberación del pueblo hebreo en Egipto.

Estamos viviendo en esos tiempos paralelos, estamos viviendo como en los días de Adán, como en los días de Set, como en los días de Noé, como en los de Abraham, como en los días de Moisés, como en los días de Jesús; ahora estamos viviendo nuevamente como en esos días pasados, donde hubo un profeta dispensacional con el Mensaje de Dios para ese tiempo.

Estamos viviendo en tiempos paralelos, porque cada vez que comienza una nueva dispensación se está viviendo en un tiempo paralelo a lo que fue cada dispensación pasada con el mensajero de cada dispensación; y también se representó, se reflejó en cada edad, cuando Dios envió a cada ángel mensajero; pero donde más se refleja es en los tiempos cuando envía un profeta dispensacional.

Cuando envía un profeta dispensacional, entonces tomamos todas las manifestaciones que hubo en profetas de edades y lo que sucedió en esas edades, y lo juntamos todo; y entonces la manifestación del Ángel de Jehová, del Ángel del Pacto, en un mensajero dispensacional, es como en los días de todos esos mensajeros que vinieron en esas edades pasadas; o sea, es como en los días de San Pablo, de Ireneo, de Martín, de Colombo, de Lutero, de Wesley y de nuestro hermano Branham.

¿Ven? Porque hay que juntar, entonces, cuando se trata de un mensajero dispensacional, en el cual viene el Ángel de Jehová, el Ángel del Pacto manifestado; entonces esa manifestación es, ¿cómo?, es reuniendo todas las manifestaciones que hubo en cada edad, porque es una manifestación mayor que la que hubo en cada edad; por eso se juntan todas y se coloca entonces el tipo y figura.

Es como en los días de San Pablo, es como en los días de Ireneo, es como en los días de Martín, de Colombo, de Lutero, de Wesley y de nuestro hermano Branham. Por eso es que (¿cómo podríamos decir?) tendrá rasgos o ellos tuvieron rasgos allá de lo que sería una nueva dispensación con un Mensaje dispensacional y un mensajero dispensacional, porque se reflejó ya allá en el pasado.

Por eso vean ustedes, cuando Jesús preguntó: “¿Quién dicen los hombres que es el Hijo del Hombre?”. Los discípulos comenzaron a decir: “Unos piensan que tú eres (vamos a decir) Juan el Bautista”. ¿Ven? Porque se parecía a los días y ministerio de Juan el Bautista. “Otros piensan que tú eres (¿quién?) Jeremías”, porque se parecía, porque se había reflejado en los tiempos de Jeremías y así por el estilo; y decían: “Otros piensan que tú eres alguno de los profetas”.

¿Ve? Porque todo lo que iba Dios a hacer en esa manifestación plena a través de Jesús ya se había reflejado en Jeremías, se había reflejado en Elías y en todos los demás profetas que habían venido antes que Jesús, y por eso todos ellos allá tenían algunos rasgos de lo que se manifestaría en la Venida del Hijo del Hombre en carne humana, en la persona de Jesús de Nazaret.

Ahora, podemos ver, no es que el tiempo de Jesús tenía rasgos de aquellos tiempos pasados, sino que aquellos tiempos pasados tenían rasgos de lo que sucedería en la Venida del Hijo del Hombre dos mil años atrás.

Y ahora, podemos ver los rasgos en edades pasadas de lo que será en este tiempo, en la Venida del Hijo del Hombre. Por ejemplo, tenemos el rasgo del León de la tribu de Judá, eso se reflejó ¿en qué tiempo? En el tiempo de Pablo. Tenemos también la cabeza de buey, eso habla de Efraín; tenemos también la cabeza de hombre en la etapa de Lutero y los reformadores; y también tenemos la etapa del águila.

Todo eso, vean ustedes, que Dios tendrá en este tiempo, ya se reflejó en esas etapas pasadas, porque tendremos todo lo que hubo en todas las edades en una sola edad; porque es una edad perfecta, la Edad de la Piedra Angular, y es para una nueva dispensación.

Por eso es que, miren ustedes, los discípulos de Jesucristo estando en una nueva edad y en una nueva dispensación que se estaba abriendo, eran personas bienaventuradas.

Cristo dijo3: “Bienaventurados vuestros ojos, porque ven; y vuestros oídos, porque oyen. Porque muchos de los profetas y de los justos desearon ver lo que vosotros veis, y no lo vieron; y oír lo que vosotros oís, y no lo oyeron”. Los profetas desearon ver todas esas cosas que estaban viendo ellos, las cuales eran profecías de la Venida del Hijo del Hombre, de la Venida del Mesías, y los profetas no pudieron ver esas cosas, excepto en sus visiones y sueños y profecías, pero aquellos discípulos lo estaban viendo siendo cumplido.

Y ahora, ustedes jóvenes, están viviendo en un tiempo en donde los sueños y visiones de los profetas, correspondientes a este tiempo final, están siendo vistas por ustedes y por mí; o sea que estamos viendo visiones —visiones de los profetas— ya siendo cumplidas en medio nuestro.

Ahora yo les pregunto a ustedes: ¿Qué es más grande y qué produce más beneficios: ver una visión de algo que va a suceder o ver el cumplimiento de esa visión y creerlo con todo el corazón? El cumplimiento de la visión es lo más grande. La base para el cumplimiento de esa visión es la profecía. Fue anunciado porque Dios no hará nada sin que antes revele Sus secretos a Sus siervos los profetas4.

Y ahora, los discípulos de Jesucristo, viendo el cumplimiento de aquellos sueños, visiones y profecías, eran más bienaventurados que los profetas que habían profetizado esas cosas: “Bienaventurados vuestros ojos, porque ven; y vuestros oídos, porque oyen. Porque muchos de los profetas y justos desearon ver lo que vosotros veis, y no lo vieron”. Ahora ¿quiénes eran los bienaventurados? Los que estaban viendo el cumplimiento de esas profecías.

A través de la Escritura tenemos las profecías de la Venida del Hijo del Hombre y tenemos la promesa de la bendición grande de estar en pie delante del Hijo del Hombre en el Día Postrero.

Y ahora, nosotros somos los bienaventurados que vivimos en este tiempo, en el tiempo señalado por Dios, tiempo paralelo al de Noé, y al de Lot y Abraham, el tiempo para el cual Él dice5: “Orad, que seáis tenidos por dignos de estar en pie delante del Hijo del Hombre”.

Y ahora ¿dónde están los bienaventurados de este tiempo que estarían en pie delante del Hijo del Hombre? Pues aquí estamos viviendo en este tiempo final, y viendo todas estas cosas que los profetas y justos y apóstoles y siete ángeles mensajeros desearon ver y escuchar.

Y ahora nosotros lo estamos viendo y lo estamos escuchando en este tiempo final, porque este es el tiempo para tener todos nosotros esta bendición; este es el tiempo de estar en pie delante del Hijo del Hombre, delante del Ángel de Jehová, delante del Ángel del Pacto, delante de Jesucristo en Espíritu Santo manifestado en carne humana en Su Ángel Mensajero.

Esta es la bendición más grande que para nosotros estaba anunciada para ser cumplida en este tiempo final, porque con esa bendición vienen unidas todas las bendiciones prometidas por Cristo para Su Iglesia para este tiempo final.

Y siempre con el recuerdo de que no podemos descuidarnos, porque el que se descuide le pasa ¿como a quién? Como a la mujer de Lot, se convierte en una estatua de sal6; y eso nos habla de que la persona se vuelve estéril espiritualmente; y espiritualmente se vuelve inútil, si se descuida y no camina para adelante; mientras los otros van caminando para adelante, la persona se queda hecha una estatua y no va para ningún lugar.

Pero acordaos de la mujer de Lot, que se puso a mirar para atrás y se convirtió en una estatua de sal. No miremos hacia atrás sino hacia adelante, hacia la meta divina.

Este es el tiempo más glorioso de todos los tiempos, caminemos hacia adelante, sepamos que estamos caminando hacia adelante, escapando por nuestra vida.

Estamos como en los días de Lot y como en los días de Noé también. Para aquellos días el juicio divino caería sobre la Tierra y para este tiempo final caerá también sobre la Tierra; para aquellos días era algo inconcebible y para este tiempo también; pero vendrá ese juicio divino, pero nosotros escaparemos de ese juicio divino, seremos transformados y llevados a la Casa de nuestro Padre celestial.

Acordaos de la mujer de Lot, que a nadie le suceda algo similar, sino que nos mantengamos firmes como Abraham, escuchando la Voz de Dios, la Voz de Elohim, y nos mantengamos arriba en la cima del Monte de Sion, en la Edad de la Piedra Angular, sabiendo que vamos a ser transformados muy pronto.

Estemos preparados, con nuestras vidas arregladas delante de Dios, y trabajando en la Obra de Cristo hasta que llegue hasta el último de los escogidos de Dios. Estemos siendo útiles en la Obra de Cristo en la Edad de la Piedra Angular.

Hay mucho trabajo todavía, cada día aparece más trabajo. Vean, para nosotros nunca disminuye la labor, el trabajo, sino que cada día aumenta más, porque esta es una edad y una dispensación que tiene la bendición de Dios. No hay ya otra edad que tenga la bendición de Dios, solamente nuestra edad: la Edad de la Piedra Angular.

Y la séptima edad debe menguar y la Edad de la Piedra Angular debe crecer; y el ministerio de la séptima edad, el ministerio del precursor de la Segunda Venida de Cristo debe menguar y el ministerio de la Edad de la Piedra Angular debe crecer.

¿No dijo así Juan el Bautista cuando habló de Jesucristo? Pues Jesucristo estaba allí en la Edad de la Piedra Angular y era el profeta dispensacional colocado en la Edad de la Piedra Angular, y cuando le dijeron7: “Mira, aquel del cual tú diste testimonio, ahora bautiza más personas que tú y le siguen más personas que a ti”. Juan dice: “A Él le conviene crecer, y a mí menguar”. Y así mismo dijo el precursor de la Segunda Venida de Cristo.

Ahora podrán comprender por qué cada día va creciendo más y más la Obra de Dios en la Edad de la Piedra Angular: es la edad que le conviene crecer; y si le conviene crecer, pues entonces nos conviene a nosotros trabajar en la Obra que conviene que crezca y tiene la bendición de Dios.

Por eso, miren ustedes, con personas sencillas Dios hace cosas grandes que aun con doctorados las personas no pueden hacer; y sin embargo, con jóvenes sencillos salen por un lugar o por otro lugar llevando el Mensaje, y de momento surgen personas creyendo el Mensaje, se levanta una congregación por acá, otra por allá; eso es algo que no se puede explicar humanamente, pero sí se puede explicar por la Palabra de Dios. Porque a Él le conviene crecer, y a todo lo demás —al precursor con todos los demás de las edades pasadas— conviene menguar.

Eso está representado también en la naturaleza cuando raya el alba: ¿A quién le conviene menguar? A la Luna, ¿y a quién le conviene crecer? Al Sol, a él le conviene crecer para que alumbre toda la Tierra. “Y la Tierra será llena (¿de qué?) del conocimiento de la gloria de Jehová, como las aguas cubren el mar”8. Porque la Tierra será alumbrada con el Sol de Justicia que nace en este Día Postrero, en el Día Postrero, que es el séptimo milenio, en la etapa de la Edad de la Piedra Angular.

Bueno, acordaos de la mujer de Lot, no porque es un buen recuerdo sino un recuerdo triste por el cual no queremos que ustedes vayan a pasar, sino que seamos todos transformados y llevados a la Cena de las Bodas del Cordero. Recuerden que este es un tiempo para escapar, porque es un tiempo como en los días de Lot y como en los días de Noé.

Ahora, recuerden que nosotros escaparemos del juicio divino, porque para los días de Noé y para los días de Lot, vean, para los días de Noé, Enoc se fue en el rapto, tipo y figura de nosotros que nos iremos con Cristo en el rapto, o sea, en el arrebatamiento de Su Iglesia, a la Cena de las Bodas del Cordero; y también en los días de Lot, Abraham estaba seguro porque estaba en la cima del monte allá.

Así que nosotros solamente pasaremos por una apretura que vendrá; pero en esos días, si no estamos ya transformados, seremos transformados. Así que estemos preparados todos para nuestra transformación, viviendo conforme a la Palabra de Dios.

Que Dios les bendiga, que Dios les guarde, y muchas gracias por vuestra amable atención, jóvenes, y buen provecho; y nos veremos en la actividad de la mañana, allá en la Pirámide.

Dios les bendiga y les guarde, y con nosotros Miguel Bermúdez Marín.

Dios les bendiga.

“EL RECUERDO QUE NOS MANTIENE ALERTA: RECORDANDO LA MUJER DE LOT”.

[Revisión septiembre 2019]

1 Génesis 19:17

2 San Mateo 16:26

3 San Mateo 13:16

4 Amós 3:7

5 San Lucas 21:36

6 Génesis 19:17, 24-26

7 San Juan 3:26-30

8 Habacuc 2:14

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