Muy buenas tardes, amados hermanos y amigos presentes, y todos los que estén a través de internet. Que las bendiciones de Jesucristo, el Ángel del Pacto, sean sobre todos ustedes y sobre mí también; y nos hable en esta tarde, y nos abra el corazón y el entendimiento para comprender Su Palabra correspondiente a este tiempo final. En el Nombre Eterno del Señor Jesucristo. Amén y amén.
Leemos en el Génesis, capítulo 4, verso 25 al 26, donde dice:
“Y conoció de nuevo Adán a su mujer, la cual dio a luz un hijo, y llamó su nombre Set: Porque Dios (dijo ella) me ha sustituido otro hijo en lugar de Abel, a quien mató Caín.
Y a Set también le nació un hijo, y llamó su nombre Enós. Entonces los hombres comenzaron a invocar el nombre de Jehová”.
Que Dios bendiga Su Palabra en nuestros corazones y nos permita entenderla.
Nuestro tema es: “LA BENDICIÓN DE INVOCAR EL NOMBRE DE DIOS”.
Para poder comprender nuestro tema, necesitamos ver que Dios…; en el Éxodo, capítulo 3, cuando Moisés quiso conocer el Nombre de Dios, y le preguntó a Dios en el capítulo 3, verso 13 en adelante, donde dice:
“Dijo Moisés a Dios: He aquí que llego yo a los hijos de Israel, y les digo: El Dios de vuestros padres me ha enviado a vosotros. Si ellos me preguntaren: ¿Cuál es su nombre?, ¿qué les responderé?
Y respondió Dios a Moisés: Yo soy el que soy. Y dijo: Así dirás a los hijos de Israel: Yo soy me envió a vosotros.
Además dijo Dios a Moisés: Así dirás a los hijos de Israel: Jehová, el Dios de vuestros padres, el Dios de Abraham, Dios de Isaac y Dios de Jacob, me ha enviado a vosotros. Este es mi nombre para siempre; (este es mi memorial en todos los siglos).
Ve, y reúne a los ancianos de Israel, y diles: Jehová, el Dios de vuestros padres, el Dios de Abraham, de Isaac y de Jacob, me apareció diciendo: En verdad os he visitado, y he visto lo que se os hace en Egipto;
y he dicho: Yo os sacaré de la aflicción de Egipto a la tierra del cananeo, del heteo, del amorreo, del ferezeo, del heveo y del jebuseo, a una tierra que fluye leche y miel.
Y oirán tu voz; e irás tú, y los ancianos de Israel, al rey de Egipto, y le diréis: Jehová el Dios de los hebreos nos ha encontrado; por tanto, nosotros iremos ahora camino de tres días por el desierto, para que ofrezcamos sacrificios a Jehová nuestro Dios”.
Y sigue ahí diciendo cuál será la actitud del faraón; dice:
“Mas yo sé que el rey de Egipto no os dejará ir sino por mano fuerte.
Pero yo extenderé mi mano, y heriré a Egipto con todas mis maravillas que haré en él, y entonces os dejará ir.
yo daré a este pueblo gracia en los ojos de los egipcios, para que cuando salgáis, no vayáis con las manos vacías;
sino que pedirá cada mujer a su vecina y a su huéspeda alhajas de plata, alhajas de oro, y vestidos, los cuales pondréis sobre vuestros hijos y vuestras hijas; y despojaréis a Egipto”.
Ahora, vean cómo cuando Moisés quiso conocer el Nombre de Dios, el Nombre del Ángel de Jehová (que es el mismo Dios en Su cuerpo teofánico), Dios le reveló ahí a Moisés ese Nombre y le dio cuatro letras, que son la “Y” (o sea, la ye), la “H”, la “W” y la “H”; y ese fue el nombre dado por Dios a Moisés como el Nombre de Dios.
En el Éxodo, capítulo 23 y versos 20 en adelante, también se nos habla del Nombre de Dios, y dice así: capítulo 23, verso 20 al 23, del Éxodo, dice:
“He aquí yo envío mi Ángel delante de ti para que te guarde en el camino, y te introduzca en el lugar que yo he preparado.
Guárdate delante de él, y oye su voz; no le seas rebelde; porque él no perdonará vuestra rebelión, porque mi nombre está en él.
Pero si en verdad oyeres su voz e hicieres todo lo que yo te dijere, seré enemigo de tus enemigos, y afligiré a los que te afligieren.
Porque mi Ángel irá delante de ti, y te llevará a la tierra del amorreo, del heteo, del ferezeo, del cananeo, del heveo y del jebuseo, a los cuales yo haré destruir”.
Ahora, el Nombre Eterno de Dios, ¿dónde dice Dios que está? En Su Ángel, en el Ángel de Jehová, el cual le apareció a Moisés, el cual es el mismo Dios en Su cuerpo teofánico. O sea que el Nombre Eterno de Dios está colocado en el cuerpo teofánico de Dios; y por eso es que se reveló a Moisés como el Yo soy, o sea, como YHWH.
Y luego, a través de toda la Biblia, encontramos que Dios habla de Su Nombre; y Él dice que colocará o será colocado Su Nombre en el lugar que Él escoja para morar y colocar allí Su Nombre1.
El Nombre de Dios en medio del pueblo hebreo estaba en el templo, en el lugar santísimo, donde estaba el Ángel de Jehová, el Ángel del Pacto manifestado sobre el propiciatorio, en la luz de la Shekinah. Allí estaba el Nombre de Dios ¿por qué? Porque allí estaba el Ángel del Pacto, el Ángel de Jehová, y en el Ángel es que está el Nombre Eterno de Dios.
Y ahora, vean ustedes, cuando Jacob luchó con el Ángel, en el capítulo 32 del Génesis, versos 24 en adelante, dice:
“Así se quedó Jacob solo; y luchó con él un varón hasta que rayaba el alba.
Y cuando el varón vio que no podía con él, tocó en el sitio del encaje de su muslo, y se descoyuntó el muslo de Jacob mientras con él luchaba.
Y dijo: Déjame, porque raya el alba. Y Jacob le respondió: No te dejaré, si no me bendices”.
Ahora vean dónde está la bendición de Dios: está y la trae el Ángel de Jehová. Y por eso Jacob quiere aquí que el Ángel lo bendiga, porque él sabe que ese Ángel es el mismo Dios en Su cuerpo teofánico, apareciendo en la forma de un varón de otra dimensión, un hombre de otra dimensión; o sea, eso es un cuerpo angelical de la sexta dimensión.
“Y el varón le dijo: ¿Cuál es tu nombre? Y él respondió: Jacob.
Y el varón le dijo: No se dirá más tu nombre Jacob, sino Israel; porque has luchado con Dios y con los hombres, y has vencido.
Entonces Jacob le preguntó, y dijo: Declárame ahora tu nombre. Y el varón respondió: ¿Por qué me preguntas por mi nombre? Y lo bendijo allí”.
Aquí, vean ustedes, no le quiso revelar a Jacob Su Nombre.
Encontramos que también, en el caso de los padres de Sansón, luego que el Ángel le había dicho a la esposa de Manoa que tendría un hijo…; y después también le habló a Manoa (el esposo de esta mujer bienaventurada que tendría un hijo y sería uno de los jueces de Israel), vean ustedes, le habló. Y cuando ella quiso – o él quiso saber el Nombre del Ángel que le hablaba estas cosas… Jueces, capítulo 13 (…), verso 11 al 25, dice (…) Vamos a comenzar un poquito antes, para que así, pues, entiendan de qué se trata todo este pasaje… Vamos a ver [verso 2]:
“Y había un hombre de Zora, de la tribu de Dan, el cual se llamaba Manoa; y su mujer era estéril, y nunca había tenido hijos.
A esta mujer apareció el ángel de Jehová, y le dijo: He aquí que tú eres estéril, y nunca has tenido hijos; pero concebirás y darás a luz un hijo.
Ahora, pues, no bebas vino ni sidra, ni comas cosa inmunda.
Pues he aquí que concebirás y darás a luz un hijo; y navaja no pasará sobre su cabeza, porque el niño será nazareo a Dios desde su nacimiento, y él comenzará a salvar a Israel de mano de los filisteos.
Y la mujer vino y se lo contó a su marido, diciendo: Un varón de Dios vino a mí, cuyo aspecto era como el aspecto de un ángel de Dios, temible en gran manera; y no le pregunté de dónde ni quién era, ni tampoco él me dijo su nombre.
Y me dijo: He aquí que tú concebirás, y darás a luz un hijo; por tanto, ahora no bebas vino, ni sidra, ni comas cosa inmunda, porque este niño será nazareo a Dios desde su nacimiento hasta el día de su muerte.
Entonces oró Manoa a Jehová, y dijo: Ah, Señor mío, yo te ruego que aquel varón de Dios que enviaste, vuelva ahora a venir a nosotros, y nos enseñe lo que hayamos de hacer con el niño que ha de nacer.
Y Dios oyó la voz de Manoa; y el ángel de Dios volvió otra vez a la mujer, estando ella en el campo; mas su marido Manoa no estaba con ella.
Y la mujer corrió prontamente a avisarle a su marido, diciéndole: Mira que se me ha aparecido aquel varón que vino a mí el otro día.
Y se levantó Manoa, y siguió a su mujer; y vino al varón y le dijo: ¿Eres tú aquel varón que habló a la mujer? Y él dijo: Yo soy”.
Vean cómo se identifica aquí: como el Yo soy.
“Entonces Manoa dijo: Cuando tus palabras se cumplan, ¿cómo debe ser la manera de vivir del niño, y qué debemos hacer con él?”.
Es muy importante también, para todos los padres, saber la manera en que sus niños deben vivir conforme a la voluntad de Dios.
Esta es una buena pregunta que le hizo Manoa al Ángel, porque esa pregunta la debe tener toda persona contestada en su corazón, de cómo deben vivir sus hijos que Dios les dé: deben vivir conforme a la Palabra de Dios; y sus padres también. Manoa y su esposa vivían conforme a la Palabra de Dios.
“Y el ángel de Jehová respondió a Manoa: La mujer se guardará de todas las cosas que yo le dije.
No tomará nada que proceda de la vid; no beberá vino ni sidra, y no comerá cosa inmunda; guardará todo lo que le mandé.
Entonces Manoa dijo al ángel de Jehová: Te ruego nos permitas detenerte, y te prepararemos un cabrito”.
O sea, lo mismo que había hecho Abraham: prepararle una ternera. Pero miren, aquí el Ángel de Jehová (que es el que le está hablando) no se había materializado así como lo había hecho con Abraham. Con Abraham, cuando fue a hablar con Abraham, se materializó Él, Gabriel y Miguel, y comieron con ellos; pero aquí solamente está en Su cuerpo teofánico.
Y ahora, el Ángel vamos a ver lo que le dice:
“Y el ángel de Jehová respondió a Manoa: Aunque me detengas, no comeré de tu pan; mas si quieres hacer holocausto, ofrécelo a Jehová. Y no sabía Manoa que aquél fuese ángel de Jehová (o sea, el Ángel de Jehová).
Entonces dijo Manoa al ángel de Jehová: ¿Cuál es tu nombre, para que cuando se cumpla tu palabra te honremos?
Y el ángel de Jehová respondió: ¿Por qué preguntas por mi nombre, que es admirable? (En otras versiones dice: “que es oculto”2).
Y Manoa tomó un cabrito y una ofrenda, y los ofreció sobre una peña a Jehová; y el ángel hizo milagro ante los ojos de Manoa y de su mujer.
Porque aconteció que cuando la llama subía del altar hacia el cielo, el ángel de Jehová subió en la llama del altar ante los ojos de Manoa y de su mujer, los cuales se postraron en tierra.
Y el ángel de Jehová no volvió a aparecer a Manoa ni a su mujer. Entonces conoció Manoa que era el ángel de Jehová.
Y dijo Manoa a su mujer: Ciertamente moriremos, porque a Dios hemos visto.
Y su mujer le respondió: Si Jehová nos quisiera matar, no aceptaría de nuestras manos el holocausto y la ofrenda, ni nos hubiera mostrado todas estas cosas, ni ahora nos habría anunciado esto (o sea, que tendrían un hijo)”.
O sea que por lógica la esposa de Manoa sabía que no iban a morir; porque si le está anunciando que va a tener un hijo, ¿cómo va a morir? Y le están ofreciendo un holocausto a Jehová, y es aceptado por Jehová al subir el Ángel de Jehová por la llama de fuego que estaba consumiendo el holocausto.
“Y la mujer dio a luz un hijo, y le puso por nombre Sansón. Y el niño creció, y Jehová lo bendijo.
Y el Espíritu de Jehová comenzó a manifestarse en él en los campamentos de Dan, entre Zora y Estaol”.
Y luego continúa la historia de Sansón, que fue el decimotercero de los jueces.
Ahora podemos ver cómo el Ángel de Jehová (este hombre de la sexta dimensión, en donde el Dios creador de los Cielos y de la Tierra está habitando)… Ahora, al estar Dios dentro de ese cuerpo teofánico de la sexta dimensión, llamado el Ángel de Jehová, ahí está colocado el Nombre Eterno de Dios.
¿Y la revelación del Nombre Eterno de Dios está dónde? En el Ángel de Jehová. Y para esa revelación del Nombre Eterno de Dios, ser esa revelación abierta a la raza humana, pues ese Ángel está prometido que vendrá en medio de los seres humanos.
En Malaquías, capítulo 3, tenemos la promesa de la Venida de ese Ángel; dice:
“He aquí, yo envío mi mensajero, el cual preparará el camino delante de mí (ese fue Juan el Bautista, que vino precursando la Primera Venida de Cristo); y vendrá súbitamente a su templo el Señor a quien vosotros buscáis, y el ángel del pacto, a quien deseáis vosotros. He aquí viene, ha dicho Jehová de los ejércitos”.
¿Quién vendrá? El Ángel del Pacto, o sea, el Ángel de Jehová, el cual tiene el Nombre Eterno de Dios. Y es el mismo Jehová, el mismo Dios en Su cuerpo teofánico de la sexta dimensión, que es un cuerpo parecido a nuestro cuerpo pero de otra dimensión.
Estando en ese cuerpo teofánico fue que Dios creó el universo completo; toda la Creación la llevó a cabo manifestado en ese Su cuerpo teofánico. Y vean ustedes, allí estaba el Nombre Eterno de Dios.
Y ahora, ese es el Verbo, que era con Dios y era Dios:
“En el principio era el Verbo, y el Verbo era con Dios, y el Verbo era Dios.
Este era en el principio con Dios.
Todas las cosas por él fueron hechas, y sin él nada de lo que ha sido hecho, fue hecho.
(San Juan, capítulo 1, verso 1 al 4).
En él estaba la vida, y la vida era la luz de los hombres”.
Cuando Dios dijo3: “Sea la luz” y fue la luz, vean ustedes, fue el Verbo, que era con Dios y era Dios, el que creó todas las cosas; o sea, Dios en y desde Su cuerpo teofánico.
Y ahora, dice:
“En él estaba la vida, y la vida era la luz de los hombres.
La luz en las tinieblas resplandece, y las tinieblas no prevalecieron contra ella.
Hubo un hombre enviado de Dios, el cual se llamaba Juan (Juan el Bautista).
Este vino por testimonio, para que diese testimonio de la luz, a fin de que todos creyesen por él.
No era él la luz, sino para que diese testimonio de la luz.
Aquella luz verdadera, que alumbra a todo hombre, venía a este mundo”.
¿Quién venía? El Verbo que era con Dios y era Dios, que es la Luz que alumbra a todo hombre, y venía a este mundo.
“En el mundo estaba, y el mundo por él fue hecho; pero el mundo no le conoció”.
Ahora vean, el Verbo que era con Dios y era Dios es el mismo Dios en Su cuerpo teofánico; y en muchas ocasiones se manifestó en forma visible, en la forma de luz, pero también se hizo visible en la forma de un hombre de otra dimensión, un ángel, llamado el Ángel de Jehová.
En algunas ocasiones aparecía en forma de luz y en otras ocasiones aparecía en la forma de un hombre, pero de otra dimensión.
Y ese hombre de otra dimensión, llamado el Ángel de Jehová, fue el Creador de los Cielos y de la Tierra; y ese es el Dios creador de los Cielos y de la Tierra; y ese es el Dios de Abraham, de Isaac y de Jacob; y ese es nuestro Dios también.
“A lo suyo vino (o sea, al pueblo hebreo), y los suyos no le recibieron (o sea, lo rechazaron).
Mas a todos los que le recibieron, a los que creen en su nombre, les dio potestad de ser hechos hijos de Dios;
los cuales no son engendrados de sangre, ni de voluntad de carne, ni de voluntad de varón, sino de Dios.
Y aquel Verbo fue hecho carne, y habitó entre nosotros (habitó en medio del pueblo hebreo y habitó en medio de la raza humana por consiguiente) (y vimos su gloria, gloria como del unigénito del Padre), lleno de gracia y de verdad”.
San Pablo, hablando de este misterio, dice en Primera de Timoteo, capítulo 3, verso 16:
“E indiscutiblemente, grande es el misterio de la piedad:
Dios fue manifestado en carne,
Justificado en el Espíritu,
Visto de los ángeles,
Predicado a los gentiles,
Creído en el mundo,
Recibido arriba en gloria”.
¿Quién fue “manifestado en carne”? Dios, que era el Verbo (y el Verbo era con Dios, y el Verbo era Dios) y se hizo carne; y siguió siendo el mismo Dios creador de los Cielos y de la Tierra.
Y fue “justificado en el Espíritu”, o sea, en Su cuerpo teofánico; “visto de los ángeles”: fue visto de los ángeles manifestándose en carne humana, y los ángeles le servían; y “predicado a los gentiles”: cuando se predica a los gentiles a Jesucristo, se está predicando a Dios que se hizo carne y habitó entre los seres humanos, se está predicando al Ángel del Pacto, al Ángel de Jehová, que es el mismo Dios hecho carne y llevando a cabo Su Obra de Redención en la Cruz del Calvario.
Y ahora, vean ustedes quién es nuestro Dios, quién es el Verbo, el Ángel del Pacto, el Ángel de Jehová: es nuestro amado Señor Jesucristo. Es el Ángel del Pacto, el Ángel de Jehová, donde está el Nombre Eterno de Dios, el cual se hizo carne en medio del pueblo hebreo y habitó en medio del pueblo hebreo.
Y por eso es que tenemos el nombre Jesús, que en hebreo es Yoshua, el cual comienza en hebreo con la “Y”. Y ahora vean que en el nombre que Dios le dio al profeta Moisés, ahí tiene la “Y” y la “H”. Y en hebreo, el nombre Jesús en hebreo es Yoshua, y tiene la “Y” y tiene la “H” también.
Y ahora, la Venida del Señor, la Venida del Ángel del Pacto, tiene dos partes. Y en la primera podemos ver que ha manifestado la “Y”; porque con la “Y” comienza el nombre de Jesús en hebreo, que es Yoshua.
Y ahora se requiere la Venida del Verbo, el Ángel del Pacto, para el tiempo final, en la segunda parte de la Venida del Señor.
Vino en Su Primera Venida como Cordero de Dios para quitar el pecado del mundo; y para el tiempo final tenemos la promesa de la Venida del Verbo nuevamente, donde dice en Apocalipsis 19, verso 11 en adelante:
“Entonces vi el cielo abierto; y he aquí un caballo blanco, y el que lo montaba se llamaba Fiel y Verdadero, y con justicia juzga y pelea.
Sus ojos eran como llama de fuego, y había en su cabeza muchas diademas; y tenía un nombre escrito que ninguno conocía sino él mismo.
Estaba vestido de una ropa teñida en sangre; y su nombre es: El Verbo de Dios”.
“Verbo” no es nombre, pero vean ustedes, es el Verbo el que viene nuevamente en el Día Postrero, como vino dos mil años atrás: velado de carne humana, vestido de un cuerpo humano, el cual Él creó en el vientre de María. Y ahora ese mismo Ángel del Pacto —que es el Verbo que era con Dios y era Dios, y se hizo carne—, vendrá nuevamente y se hará carne en el Día Postrero.
“Y los ejércitos celestiales, vestidos de lino finísimo, blanco y limpio, le seguían en caballos blancos.
De su boca sale una espada aguda, para herir con ella a las naciones, y él las regirá con vara de hierro; y él pisa el lagar del vino del furor y de la ira del Dios Todopoderoso.
Y en su vestidura y en su muslo tiene escrito este nombre: Rey de reyes y Señor de señores”.
Es la Venida del Verbo, del Ángel del Pacto, del Ángel de Jehová, a la Tierra en el Día Postrero, como Rey de reyes y Señor de señores en Su Obra de Reclamo.
Por lo tanto, en Su Venida tiene un nombre que ninguno entiende; ese es el Nombre que trae el Ángel del Pacto, el Ángel de Jehová; porque en el Ángel de Jehová está el Nombre Eterno de Dios.
“Oye Su Voz; no le seas rebelde; porque mi Nombre está en Él”. Éxodo, capítulo 23, verso 20 al 23.
Y ahora vamos a ver lo que el precursor de la Segunda Venida de Cristo dijo acerca de ese Nombre. En la página 130 y 131 del libro de Los Sellos en español dice:
“[126]. ‘Y vi el cielo abierto; y he aquí un caballo blanco (no estaba sobre la Tierra, sino en el Cielo) y el que estaba sentado sobre él, era llamado Fiel y Verdadero, el cual con justicia juzga y pelea.
Y sus ojos eran como llama de fuego, y había en su cabeza muchas diademas; y tenía un nombre escrito que ninguno entendía sino él mismo’.
Apocalipsis 19:11-12
- ¿Sabe usted que el nombre ‘Jehová’ no es correcto? Cualquiera sabe que eso es la verdad. Usted, Dr. Vayle, sabe eso. Los traductores no pudieron traducirlo; se deletrea (aquí él lo pronuncia en otra forma) J-V-H-U (pero las versiones, otras versiones dicen ‘Y…’, porque la ‘j’ y la ‘y’ pues es lo mismo; depende el idioma)”.
En hebreo es “y” y en griego pues es “j”. Por eso Jesús en griego comienza con “J” y en hebreo comienza con “Y”; todo depende el idioma. Ahora, dice:
“Eso (o sea, ‘Jehová’, estas cuatro letras) no es Jehová, ni siquiera se aproxima. Por cuanto no sabían la traducción, entonces pusieron ‘Jehová’, pero ese no es Su Nombre. Fíjense: Cada vez que hay una victoria o que algo significativo sucede, un nombre es cambiado. Fíjense cómo fue en los días de Abraham. Primero se llamaba ‘Abram’ pero no les podía nacer el hijo hasta que su nombre fuera cambiado a ‘Abraham’; y lo mismo con ‘Sarai’. Ella no tendría más que un vientre muerto hasta que su nombre fue cambiado a S-A-R-A.
- El nombre ‘Jacob’ significa suplantador, uno que ocupa el lugar de otro, un engañador. Eso fue lo que él hizo: se puso una piel de oveja y engañó a su padre, quien era profeta, para obtener la bendición de la primogenitura. Puso varas de álamo verde en el agua y las descortezó para que se viera lo blanco del palo (o sea, de las varas), y así hizo que las vacas y las ovejas preñadas parieran becerros y ovejas listados, pintados y salpicados de diversos colores (Génesis 30). Era nada menos que un engañador. Pero una noche se encontró con algo verdaderamente real, él supo que era algo real, y se mantuvo allí hasta el amanecer, hasta que venció; y entonces su nombre fue cambiado a Israel, lo cual significa ‘un príncipe con poder ante Dios’. ¿Correcto? Así fue con todos los vencedores”.
Ahora, recuerden que fue en el amanecer donde recibió la bendición de ese Ángel: del Ángel que tenía el Nombre Eterno de Dios.
“129. Simón era un pescador, pero cuando su fe despertó…”.
Ahora, vamos a detenernos un poquito ahí. Ese Ángel del Pacto, el Ángel de Jehová, el Verbo, que es el que tiene el Nombre Eterno de Dios, para el Día Postrero le aparecerá al Israel celestial y al Israel terrenal también; y en la mañana (o sea, amaneciendo, en el amanecer) es que hablará la bendición para el Israel celestial y para el Israel terrenal también.
“129. Simón era un pescador, pero cuando su fe despertó y supo quién era Jesús, le dijo que Él era el Mesías; Jesús también le dijo su nombre y el nombre de su padre; entonces él venció, y su nombre fue cambiado de ‘Simón’ a ‘Pedro’.
- ‘Saulo’ era un buen nombre. Saúl fue rey en una ocasión en Israel; pero ese nombre no era apropiado para un apóstol; podía estar bien para un rey, pero no para un apóstol. Entonces Jesús le cambió ese nombre por ‘Pablo’. Fíjense en los Hijos del Trueno y los demás.
- Y ahora Jesús: Su Nombre sobre la Tierra fue Jesús el Redentor, porque fue el Redentor cuando estuvo sobre la Tierra; pero cuando conquistó el infierno y la muerte, los venció y ascendió, entonces recibió un nuevo Nombre. Por esa razón es que gritan y hacen tanto ruido y no reciben nada. Será revelado en los Truenos”.
¿Qué será revelado en los Truenos? El Nombre Nuevo que recibió Jesucristo cuando ascendió victorioso al Cielo.
“132. Fíjense en el misterio. Él viene cabalgando. Tiene que haber algo para cambiar esta iglesia. Ustedes saben eso. ¡Tiene que venir algo! Ahora noten: Nadie entendía ese nombre, sino Él mismo.
‘Y estaba vestido de una ropa teñida en sangre: y su nombre es llamado EL VERBO DE DIOS.
Y los ejércitos que están en el cielo le seguían en caballos, vestidos de lino finísimo, blanco y limpio.
Y de su boca sale una espada aguda, para herir con ella las gentes; y él los regirá con vara de hierro; y él pisa el lagar del vino del furor, y de la ira del Dios Todopoderoso.
Y en su vestidura y en su muslo tiene escrito este nombre: REY DE REYES Y SEÑOR DE SEÑORES’.
Apocalipsis 19:13-16
- Allí viene el Mesías, allí es donde está”.
Ahora, vamos a ver… En esta misma página dice (aquí al final):
“[134]. … pero Cristo es llamado EL VERBO DE DIOS. Él es la Palabra, por eso es llamado EL VERBO DE DIOS. Ahora, Él tiene un Nombre que nadie sabe, pero es llamado ‘El Verbo de Dios’”.
“142. Y noten ustedes: Cuando este Espíritu Santo que tenemos llegue a encarnarse, el que está en nuestro medio ahora mismo en la forma del Espíritu Santo, cuando Él llegue a ser encarnado en la Persona de Jesucristo, entonces nosotros le coronaremos como ‘Rey de Reyes y Señor de Señores’”.
Y ahora pasamos a la página 146 del libro de Los Sellos, donde dice…
Porque para el tiempo final, para este tiempo final, por un lado vendrá Cristo manifestado, el Ángel del Pacto manifestado en carne humana; y por otro lado, el diablo será echado del Cielo y descenderá y se encarnará en otro hombre.
Y ahora dice, hablando de estos dos velos de carne (donde estarán manifestados Cristo, el Espíritu Santo, el Ángel del Pacto en uno, y el diablo en otro), dice:
“192. Y al mismo tiempo que el diablo cae del Cielo y se encarna en un hombre, el Espíritu Santo sube y viene encarnado en un hombre”.
“Sube”, porque ha estado subiendo a través de las edades manifestado en cada ángel mensajero, el Espíritu Santo manifestado en Pablo y en diferentes mensajeros; y después sube a la Edad de la Piedra Angular, para venir encarnado en un hombre en este tiempo final.
“… el Espíritu Santo sube y viene encarnado en un hombre”.
Y ahora, en la página 277 del libro de Los Sellos en español dice:
“[240]. … pedimos que el Espíritu Santo venga ahora mismo, el Jinete del verdadero caballo blanco…”.
¿Quién es el Jinete del verdadero caballo blanco? El Espíritu Santo, o sea, el Ángel del Pacto, que es el Espíritu Santo; el cual es un hombre de la sexta dimensión, el cual es llamado el Ángel de Jehová, que es el mismo Dios en Su cuerpo teofánico.
“… mientras Su Espíritu, el Espíritu de Cristo, entre en confrontación con el anticristo, y Él llame los Suyos”.
Y ahora vamos a ver cómo será esta manifestación del Jinete del caballo blanco de Apocalipsis 19. Dice en la página 256 del libro de Los Sellos en español:
“121. Pero cuando nuestro Señor aparezca sobre la Tierra, Él vendrá sobre un caballo blanco como la nieve, y será completamente Emmanuel ―la Palabra de Dios encarnada en un hombre”.
La Palabra de Dios encarnada en un hombre, en la Edad de la Piedra Angular, lo cual será el Ángel del Pacto (llamado el Verbo, que es la Palabra) viniendo manifestado en la Edad de la Piedra Angular en carne humana en un hombre.
Eso es la Venida del Jinete del caballo blanco de Apocalipsis 19, eso es la Venida del Ángel del Pacto, del Ángel de Jehová para el Día Postrero. Y tiene un nombre que ninguno entiende, sino Él mismo; y ese es el Nombre Nuevo del Señor Jesucristo y Nombre Eterno de Dios.
Y ahora, encontramos que Él en el cielo apareció manifestado aquí, el Ángel del Pacto, el cual es este que está aquí, formando el cabello blanco del rostro del Señor Jesucristo; porque el rostro del Señor Jesucristo está formado aquí, por esta nube; y aquí están los siete ángeles mensajeros de las siete edades de la Iglesia gentil, y aquí está el Ángel que era diferente a los demás, formando el cabello blanco, la cabellera blanca o peluca blanca del Señor.
Y así se encuentra, como en Apocalipsis, capítulo 1, y Apocalipsis, capítulo 10, donde nos dice (vamos a ver) de la siguiente manera:
Apocalipsis, capítulo 1, versos 13 en adelante, dice:
“… y en medio de los siete candeleros, a uno semejante al Hijo del Hombre, vestido de una ropa que llegaba hasta los pies, y ceñido por el pecho con un cinto de oro.
Su cabeza y sus cabellos eran blancos como blanca lana, como nieve…”.
Y ahí, vean ustedes, está el simbolismo; porque estos son los símbolos de las virtudes que serán manifestadas por Cristo en el Día Postrero.
Y ahora, Su rostro también, vean ustedes, será como el sol, y Sus ojos como llama de fuego; ese es el simbolismo de los atributos de Cristo que han de ser manifestados en esa manifestación de Cristo, el Ángel del Pacto; pues la promesa es que Él viene con Su rostro como el sol.
En el Monte de la Transfiguración, por eso Cristo cuando allí se transfiguró delante de Sus discípulos, mostrando allí la Venida del Hijo del Hombre en el Reino de Su Padre viniendo, Su rostro resplandeció como el sol.
El sol es el astro rey y representa a Cristo viniendo como Rey de reyes y Señor de señores.
Por eso, Cristo siendo el Rey de reyes y Señor de señores, siendo Rey-Dios, Rey-Teofanía y Rey-Jesús en carne manifestado, vean ustedes, viene cumpliendo el simbolismo de Su rostro como el sol. Al venir como Rey y nosotros verlo en Su Venida manifestado como Rey, lo estaremos viendo con Su rostro como el sol.
Ahora, eso en ningún momento quiere decir que cuando el cumplimiento de Su Venida esté hecho una realidad —ese cumplimiento—, no quiere decir que Su rostro va a estar resplandeciendo literalmente como el sol.
Miren, en Su Primera Venida, siendo Cristo el Sol… “A los que temen mi Nombre, nacerá el Sol de Justicia, y en Sus alas traerá salvación”4, esa promesa se cumplirá en este tiempo final. Pero miren, cuando se cumplió la Venida del Mesías dos mil años atrás, Él dijo5: “Yo soy la Luz del mundo”, pero la gente lo veían, y no tenían que verlo con Su rostro resplandeciendo como el sol.
Ahora, cuando Él fue al Monte de la Transfiguración y les mostró esa visión a los discípulos, allí sí lo vieron con Su rostro resplandeciendo como el sol6. También dice San Lucas, capítulo 9, verso 28 al 29, que Su rostro se hizo otro.
Y ahora, vean ustedes cómo también en Apocalipsis, capítulo 10, verso 1, cuando el Ángel Fuerte desciende del Cielo, miren cómo desciende:
“Vi descender del cielo a otro ángel fuerte, envuelto en una nube, con el arco iris sobre su cabeza; y su rostro era como el sol, y sus pies como columnas de fuego”.
Aquí lo tenemos. Y aquí lo tenemos, Su rostro aquí, resplandeciendo como el sol. Aquí tenemos al Ángel Fuerte descendiendo del cielo; lo podemos ver aquí, en esta nube; pues aquí dice:
“Vi descender del cielo a otro ángel fuerte, envuelto (¿en qué?) en una nube…”.
Y ahí está envuelto, en esa nube que está formada por ángeles, y Él mismo forma parte de esa nube.
En San Mateo, capítulo 24, verso 30 al 31, dice Jesús:
“Entonces aparecerá la señal del Hijo del Hombre en el cielo; y entonces lamentarán todas las tribus de la tierra, y verán al Hijo del Hombre viniendo sobre las nubes del cielo, con poder y gran gloria”.
Y ahí tenemos la señal del Hijo del Hombre en el cielo: el Hijo del Hombre, el cual es este Ángel que era diferente a los demás, viniendo en las nubes del cielo; nubes formadas por los ángeles de las siete edades y Él mismo aquí.
Es una nube de gloria; no es una nube formada por humedad, sino una nube de gloria formada por los ángeles de las siete edades y el mismo Ángel que era diferente a los demás. Del cual el precursor de la Segunda Venida de Cristo habló, diciendo: en la página 469 del libro de Los Sellos, dice:
“153. ¿Y notaron que dije que uno de esos ángeles era muy raro? Me pareció muy distinto a los demás (se refiere a este Ángel). Estaban en una constelación con tres a cada lado y uno arriba; y el que estaba a mi lado, contando desde la izquierda hacia la derecha, ese sería el séptimo ángel. Él era más brillante y significaba más para mí que los demás. Les dije que tenía el pecho así robusto y estaba volando hacia el Oriente. Les dije también que: ‘Me levantó, me alzó’. ¿Se acuerdan?
- Ahora, ¡aquí está! Era el que tenía el Séptimo Sello…”.
¿Y qué es el Séptimo Sello? La Segunda Venida de Cristo. Es la Venida del Ángel que era diferente a los demás, viniendo en el Día Postrero en carne humana. Eso es el Verbo haciéndose carne en el Día Postrero, eso es el Jinete del caballo blanco de Apocalipsis 19 viniendo en el Día Postrero.
Y “cuando nuestro Señor aparezca sobre la Tierra, Él vendrá sobre un caballo blanco como la nieve, y será completamente Emmanuel ―la Palabra de Dios encarnada en un hombre”.
O sea, este Ángel que es diferente a los demás, viniendo en carne humana.
Así como estos otros ángeles de las siete edades de la Iglesia gentil, que están aquí en sus cuerpos teofánicos…; porque aquí están los siete ángeles mensajeros de las siete edades en sus cuerpos teofánicos y aquí está el Ángel Fuerte, el Ángel que era diferente a los demás (que es el Ángel de Jehová, que es el mismo Jesucristo en Su cuerpo teofánico), aquí está en Su cuerpo teofánico.
Y ahora, así como se hicieron carne estos ángeles para tener sus ministerios en la Tierra, cada uno en la edad que le tocó vivir, este Ángel (el Ángel del Pacto, que es el mismo Jesucristo en Su cuerpo teofánico) se tiene que hacer carne en el Día Postrero.
Él es el Jinete del caballo blanco de Apocalipsis 19. ¿Y viene de dónde? Del Cielo; y viene para la Tierra. Y por eso en Apocalipsis, capítulo 10, desciende del Cielo y coloca Su pie derecho sobre el mar y el izquierdo sobre la tierra.
Y ahora, Él viene en el Día Postrero velado en carne humana. Es el Verbo, la Palabra velada en carne humana; el Verbo, la Palabra encarnada (¿en quién?) en un hombre. Y tiene que ser en la Edad de la Piedra Angular, porque ya Él se manifestó en Espíritu Santo en los siete ángeles mensajeros, en la porción correspondiente a cada edad.
Y ahora se tiene que manifestar en la Edad de la Piedra Angular (¿quién?) el Ángel del Pacto, que es el mismo que ha estado en las siete edades de la Iglesia gentil, y el mismo que estuvo en medio del pueblo hebreo y el que libertó al pueblo hebreo.
Es el mismo Dios en Su cuerpo teofánico, el cual estuvo en el Antiguo Testamento ungiendo profetas y usando profetas en el Antiguo Testamento; y luego se manifestó en toda Su plenitud en el velo de carne llamado Jesús, y fue el Verbo hecho carne en toda Su plenitud; y luego se manifestó en Sus apóstoles, y luego se manifestó en Sus siete ángeles mensajeros; y ahora, en el Día Postrero, en Su Ángel Mensajero en la Edad de la Piedra Angular.
Ahí es donde viene el Ángel que es diferente a los demás, manifestado en carne humana; ahí es donde viene el Verbo, la Palabra encarnada en un hombre: es en el Ángel Mensajero del Señor Jesucristo, en la Edad de la Piedra Angular; es en el profeta mensajero de la Dispensación del Reino, con el Mensaje del Evangelio del Reino.
Ahí es donde estará el Verbo, la Palabra, el Jinete del caballo blanco de Apocalipsis 19, el Ángel del Pacto, encarnado en el Día Postrero: en un hombre, que será el Ángel Mensajero de la Dispensación del Reino y de la Edad de la Piedra Angular.
Y el Ángel del Pacto, que es el Mensajero a Israel, el Dios de Abraham, de Isaac y de Jacob, manifestado en carne humana, vendrá por Israel; pero por cuanto la Iglesia de Jesucristo estará aquí en la Tierra todavía, entonces se manifestará primeramente en medio de Su Iglesia.
Página 57 del libro de Los Sellos en español dice:
“[16]. ‘Y vi otro ángel fuerte descender del cielo, cercado de una nube, y el arco celeste sobre su cabeza…’.
- Ahora, si usted se fija bien, notará que esta persona es Cristo, porque aun en el Antiguo Testamento Él fue llamado el Ángel del Pacto; y Él ahora viene directamente a los judíos, porque la Iglesia ha llegado a su fin. Bien, ahora continuando:
‘… y su rostro era como el sol, y sus pies como columnas de fuego’.
- ¿Recuerden el Ángel de Apocalipsis capítulo 1? Este es el mismo. Un ángel es un mensajero, y él es un mensajero a Israel. ¿Ve usted? La Iglesia está a punto de ser raptada, Él viene por Su Iglesia”.
Ahora, vean ustedes, el Ángel del Pacto, que es el Mensajero a Israel, el cual libertó al pueblo hebreo, y el cual se manifestó por medio de los profetas en medio de Israel, y el cual se manifestó en carne humana en toda Su plenitud en Jesús de Nazaret, ahora en el Día Postrero viene de nuevo para Israel; pero por cuanto Su Iglesia está a punto de ser raptada, por cuanto Su Iglesia ha llegado al final, ha llegado al final de las siete edades de la Iglesia gentil, entonces Él viene por Su Iglesia en la Edad de la Piedra Angular, ¿para qué? “Él viene por Su Iglesia”. ¿Para qué? Para llevársela en el rapto.
Por lo tanto, tiene que llamar a Sus escogidos en la Edad de la Piedra Angular, juntarlos…; llamarlos con esa Gran Voz de Trompeta o Trompeta de Dios, que es la Voz del Ángel del Pacto, la Voz de Cristo, la Voz de los Siete Truenos de Apocalipsis, capítulo 10, que es la misma Voz de la Trompeta de Dios o Gran Voz de Trompeta o Trompeta Final, con la cual son llamados y juntados todos los escogidos de Dios.
Como dijo Cristo7: “Y enviará Sus Ángeles, y juntarán a Sus escogidos (¿con qué?) con Gran Voz de Trompeta”.
Y ahora, en Primera de Tesalonicenses, capítulo 4, y Primera de Corintios, capítulo 15, verso 51 en adelante, San Pablo nos habla de esa Trompeta Final o Gran Voz de Trompeta o Trompeta de Dios, para llamar y juntar a los escogidos primero, y para luego venir la resurrección de los muertos en Cristo y la transformación de nosotros los que vivimos.
Y ahí, en el tiempo en que esa Trompeta Final o Gran Voz de Trompeta o Trompeta de Dios esté sonando, estará el Ángel del Pacto, el Ángel de Jehová, velado en carne humana en Su Ángel Mensajero, y revelado por medio de Su Ángel Mensajero, y estará hablándole a Su Iglesia y después al pueblo hebreo con esa Gran Voz de Trompeta o Trompeta Final; y estará revelándole el misterio de Su Venida: el misterio de Su Venida a Su Iglesia, a la Edad de la Piedra Angular, y después le estará revelando el misterio de Su Venida al pueblo hebreo; y así el pueblo hebreo lo recibirá.
Pero primero tiene que entrar todo el Cuerpo Místico de Cristo: todos los miembros de la Iglesia de Jesucristo al Cuerpo Místico de Cristo en la Edad de la Piedra Angular. Y cuando se complete ese número de los escogidos de Dios, se habrá completado el Cuerpo Místico de Cristo; y entonces Jesucristo sale del Trono de Intercesión en el Cielo, en donde Él está haciendo intercesión como Sumo Sacerdote con Su propia Sangre, la Sangre del Cordero de Dios.
Y cuando termine esa labor de intercesión (que será cuando entre el último de los escogidos, cuando se complete el número de los escogidos de Dios en el Cuerpo Místico de Cristo), entonces Cristo reclama a todos los que Él ha redimido con Su Sangre preciosa: toma ese Libro de la diestra del que está sentado en el Trono, lo abre y hace el Reclamo en el Cielo.
Ahora, antes de tomar ese Libro y abrir ese Libro, el Séptimo Sello y la Obra del Séptimo Sello aquí en la Tierra debe estar realizada, y los escogidos de Dios deben de estar ya llamados y juntados. O sea que lo que está en el Séptimo Sello antes de ser abierto en el Cielo, primero se cumple aquí en la Tierra.
Miren, así como antes de…, en el Cielo, en el Templo que está en el Cielo, en el asiento de misericordia o silla de misericordia, antes de que estuviera la Sangre del Cordero de Dios colocada allí, tenía que primero hacer Su Obra de Redención aquí en la Tierra, y derramar Su Sangre aquí; para luego subir allá con Su propia Sangre y comenzar Su labor de Intercesor en el Cielo; pero Su labor, vean ustedes, Su Obra la hizo acá, y luego lleva Su Sangre allá, para esa Obra de Intercesión.
Y el Séptimo Sello tiene que ser cumplido acá, para que luego Él tome el Título de Propiedad en el Cielo, en el Templo de Dios, y lo abra y haga Su Reclamo en la Corte celestial; y luego resucite a los muertos en Cristo y transforme a los que estamos vivos, nos transforme en este tiempo final.
Ahora, vean ustedes, primero se hace la Obra acá en la Tierra, para luego Él hacer Su Reclamo; así como para Él hacer Su Intercesión en el Cielo, en el Trono de Dios, primero tuvo que hacer Su Obra de Redención como Cordero de Dios aquí en la Tierra; tuvo que cumplir esa parte aquí en la Tierra para después llevar Su Sangre allá al Cielo. O sea que el Séptimo Sello se cumple aquí en la Tierra antes de abrirse en el Cielo.
Ahora, allá en el Cielo fue abierto en el simbolismo que Juan vio de parte del Ángel de Jesucristo; y cuando él vio, no pudo escribir: hubo silencio en el Cielo.
Y cuando él vio la Venida del Ángel Fuerte que desciende del Cielo, el cual habló estando en la Tierra (porque los Truenos emiten sus voces ¿dónde? Aquí en la Tierra)… Cuando Él tiene el pie derecho en el mar y el izquierdo en la tierra, cuando habló, ¿qué sucedió? Le fue dicho: “No escribas lo que los Truenos han hablado, no escribas eso”.
Ahora, ¿por qué no podía escribir eso que los Truenos hablaron? Vamos a ver por qué. Página 102 y 103 del libro de Los Sellos en español dice:
“31. Ahora, el Cordero durante el tiempo de intercesión conoce los que tienen sus nombres en el Libro de la Vida desde antes de la fundación del mundo; y hasta que vengan todos ellos a ser manifestados en esta Tierra, Él no puede dejar ese lugar. ¿Entienden? Allí está perfectamente la predestinación. Él tenía que quedarse allí porque Él vino a morir por todos aquellos que Dios había ordenado para Vida Eterna. Él los vio por Su conocimiento previo, no por Su propia voluntad, porque Su voluntad es que no se pierda ninguno, pero por Su conocimiento anticipado Él sabía quién sería salvo y quién perecería. Entonces, mientras faltara un solo nombre por ser declarado en la Tierra, Cristo tendría que quedarse allí como Intercesor para redimir a ese individuo; pero tan pronto como ese último nombre haya sido echado al cloro, entonces los días de intercesión terminan. ‘El que es sucio, ensúciese todavía; y el que es santo, sea santificado todavía’. Entonces Él deja el Santuario, y ese lugar se convierte en tribunal de juicio. ¡Ay de todos aquellos que estén fuera de Cristo en ese tiempo!
- Ahora, estas cosas serán reveladas cuando el Cordero deje Su lugar de intercesión con el Padre (eso está en Apocalipsis capítulo 5). Él toma el Libro sellado con los sellos, y los abre y los muestra al fin de la edad, cuando la intercesión haya cesado y las edades de la iglesia han terminado. Él vino en la primera edad, Éfeso, se reveló y envió el mensajero. Ahora fíjese bien mientras avanzamos.
- Aquí está el plan: La primera cosa que sucede es un anuncio en el Cielo. ¿Qué sucede? Un Sello fue abierto. ¿Qué es ese Sello? Un misterio es dado a conocer. Cuando un misterio es revelado, entonces suena una trompeta declarando una guerra; una plaga cae a la Tierra, y se abre una edad de la iglesia. Ahora, ¿para qué es la guerra? El ángel de la Iglesia capta el misterio de Dios aún no revelado completamente todavía; y cuando lo capta, él sale ante el pueblo después que le es dado el misterio; y ¿qué hace? Él comienza a proclamar ese Mensaje”.
Y ahora, vamos a pasar a otra página; página 104 y 105 del libro de Los Sellos dice:
“[37]. … yo creo que por medio de los Siete Truenos será revelado en los últimos días lo que se necesita para aparejar la Novia para tener la fe del rapto; porque con lo que tenemos ahora no podríamos subir. Hay algo que tiene que venir para aparejarnos, porque como estamos ahora apenas podemos tener suficiente fe para la Sanidad Divina. Tenemos que tener suficiente fe para ser transformados en un momento y ser sacados de esta Tierra. Y veremos más adelante (Dios mediante) dónde está esto escrito (Porque está ¿qué? Escrito).
- Ahora, el juicio de todos estos obradores de maldad… A través de las edades, estos Sellos se han abierto hasta ahora cuando se abre el último Sello (o sea, que cuando se abre el último Sello, ya esos otros Sellos están abiertos). Y a través de las edades todos miraron los Sellos y se suponían lo que eran, pero ahora al final de las edades de la iglesia, todos estos obradores de maldad tomarán su lugar y entrarán a la tribulación; todos los obradores de maldad de todo el periodo de los Sellos que han estado obrando misteriosamente en la iglesia. Más adelante veremos dónde obraron aun en el nombre de la iglesia… Ellos se llaman: ‘La Iglesia’. Vean ustedes si esto es la verdad. Con razón…”.
Eh, vamos a ver, a pasar a otra página, donde quiero leerles algo muy importante; vamos a ver, es la página 115 a la 117, por ahí; aquí la tenemos. La 117, dice:
“79. Ahora, piense bien, Juan escribió esto que tenemos, pero cuando empezó a escribir los otros siete truenos, le dijeron: ‘No lo escribas’. Ahora, Juan tenía la comisión de escribir todo lo que viera, pero cuando tronaron estos siete truenos de Apocalipsis 10, entonces le fue dicho: ‘No escribas nada de esto’. Estos son misterios que todavía no conocemos; pero la opinión mía es que serán revelados ya muy pronto, y esto impartirá fe y gracia a la Novia para ser raptada”.
Vean por qué es tan importante conocer lo que los Truenos hablaron, conocer el misterio que fue hablado por los Truenos. Y para eso: es escuchando la Voz de Cristo, el Ángel Fuerte que desciende del Cielo, el cual clama como cuando un león ruge y siete truenos emiten sus voces.
Solamente en Su Venida es que podemos escuchar esa Voz clamando y los Siete Truenos emitiendo sus voces, y dándonos a conocer el misterio contenido en esos Truenos, y revelándonos así el misterio contenido en el Séptimo Sello; porque esto es lo que “impartirá fe y gracia a la Novia para ser raptada”.
“Hemos estudiado todo lo que sabemos, todas las dispensaciones, y hemos visto todas estas cosas; hemos visto los misterios de Dios, y hemos visto la gran reunión de la Novia en los últimos días; sin embargo hay algo allí todavía al cual no podemos llegar. Hay algo allí. Pero me imagino que cuando estos misterios empiecen a manifestarse… Dios dijo: ‘Detengamos esto. Yo revelaré esto en aquel día. Juan, no escribas esto porque tropezarán con ello (es algo donde tropezarían los de las edades pasadas); déjalo pasar; pero Yo lo revelaré en aquel día cuando tengan necesidad de saberlo’.
- Ahora, no tronaron en vano; recuerden la gotita de tinta; todo tiene un propósito y una causa. Noten que el Creador pronunció estas cosas y Juan oyó esta Voz y fue a ver. Pero ahora el Cordero está mostrándole a Juan en forma simbólica lo que debe escribir para la Iglesia, lo que Él quiere que la Iglesia sepa. Por ejemplo le diría: ‘No digas completamente lo que esto es. No vayas a decir: ‘Esto es así, esto es lo que está bajo el Séptimo Sello’. No lo digas así, porque si yo te digo esto, entonces todo el plan a través de las edades se echaría a perder. Esto más bien es un secreto’. Él simplemente quiere… Como por ejemplo Su Venida, Él dijo: ‘Ahora nadie sabrá cuándo vengo; simplemente vendré’. Eso es todo”.
Ahora, podemos ver de qué tratan los siete truenos de Apocalipsis, capítulo 10.
Vean, en el libro de Los Sellos también, nos dice en la página 482 y 483, dice:
“198. En la hora de Su Venida, cuando acontecerá la destrucción de la Tierra, ustedes saben, cuando le hicieron la pregunta en cuanto a cuándo sería la señal de Su Venida y del fin del mundo, en Mateo 24. Él les contestó eso y les habló de Israel estando de nuevo en su país, en el verso 31; pero luego se fue a las parábolas:
‘De la higuera aprended la parábola: Cuando ya su rama se enternece, y las hojas brotan, sabéis que el verano está cerca.
Así también vosotros, cuando viereis todas estas cosas, sabed que está cercano, a las puertas’.
Mateo 24:32-33
- Está hablando de Israel en su propia patria. Pero, ¿notaron que Él no habla nada de la revelación de este Séptimo Sello; y (notaron) acá en Apocalipsis, en la apertura de los Sellos, también lo omitió? Vemos, pues, que es un misterio por completo, y la hora todavía no ha llegado para que se diera a conocer este misterio. Hemos llegado hasta aquí, y lo demás nos será dado allí: en el tiempo cuando aparezca Jesús nuevamente sobre la Tierra para llevar a Su Novia…”.
¿Cuándo sería dado a conocer lo que no pudo ser dado a conocer por el precursor de la Segunda Venida de Cristo? “Cuando aparezca Jesús nuevamente sobre la Tierra para llevar Su Novia”.
Y “cuando aparezca nuestro Señor sobre la Tierra, Él vendrá sobre un caballo blanco como la nieve, y será completamente Emanuel —la Palabra de Dios encarnada en un hombre”.
Cuando aparezca nuestro Señor encarnado, manifestado en carne humana, en un hombre, ahí nos será dado a conocer el misterio del Séptimo Sello, o sea, el misterio de Su Venida; el misterio de la Venida del Ángel del Pacto, del Ángel de Jehová, que es Jesucristo en Su cuerpo teofánico viniendo velado de carne humana en el Día Postrero. Él mismo dará a conocer esa revelación: dará a conocer la revelación de Su Venida en carne humana en el Día Postrero en Su Ángel Mensajero. Ese es el misterio de ese Séptimo Sello.
Ahora, vean, dice (vamos a ver):
“[200]. Lo único que deben hacer es continuar sirviendo a Dios, porque este gran secreto es tan tremendo que Dios no permitió que Juan lo escribiera; tronó, y Él nos prometió que sería abierto, pero hasta este tiempo no ha sido abierto”.
O sea que hasta el tiempo de nuestro hermano Branham no había sido abierto este misterio, porque no era nuestro hermano Branham el que iba a abrir este misterio, sino que sería el Ángel del Pacto, el Ángel de Jehová, en Su manifestación en carne humana en el Día Postrero, en la Edad de la Piedra Angular, en Su Ángel Mensajero. Por medio de Su Ángel Mensajero vendría esa revelación.
Ahora, continuemos aquí; dice:
“203. Quiero que noten una cosa que sucedió. Y si ustedes llegan a escuchar la cinta: ‘Señores, ¿qué hora es?’. Allí escucharán que un Ángel me era muy sobresaliente; los otros eran comunes, pero este cierto Ángel era muy notable. Él estaba a mi izquierda en la constelación en forma de pirámide (estoy leyendo la 483 y 484). ¿Recordarán también que fue en la pirámide donde estaba la piedra blanca misteriosa que no tenía nada escrito? Los ángeles me elevaron de donde estaba, adentro de esa pirámide formada por ellos mismos (o sea, lo elevaron y lo llevaron aquí, a esta pirámide, esta nube que forma una pirámide y forma el rostro del Señor)”.
Y ahora, habíamos leído que fue el Ángel que era diferente a los demás el que se lo llevó.
Ahora, fue llevado en su cuerpo teofánico, y todos estos ángeles están en sus cuerpos teofánicos. Ahora, él dice que él contó 7 ángeles.
Y ahora, si usted cuenta, usted mirando hacia acá (si se asoma Miguel por ahí, vamos a ver)… Si Rigo o si cualquiera de ustedes cuenta cuántas personas estamos aquí al frente…: uno allá, uno acá y otro acá.
Benjie, ¿cuántos contaste? 3. Y nuestro hermano Branham, estando ahí, contó 7. Pero si tú cuentas los que están aquí y te cuentas tú, ¿cuántos son? 4. Ahora, si nuestro hermano Branham cuenta los 7 y se cuenta él, ¿cuántos son? 8 ángeles: los siete ángeles mensajeros de las siete edades y el Ángel que era diferente a los demás.
Ahora, vean lo que dice aquí:
“Los ángeles me elevaron de donde estaba, adentro de esa pirámide formada por ellos mismos. Los misterios de Dios eran solamente conocidos por ellos, y ellos fueron los mensajeros que vinieron para interpretar esa pirámide…”.
Y el primer ángel mensajero vino e interpretó la primera etapa de esa pirámide, la primera edad, llamando y juntando a los hijos de Dios, Cristo a través del primer ángel; y después así vino cada uno, y fue interpretada cada etapa de esa pirámide; y ahora viene el Ángel que es diferente a los demás para interpretar, para cumplir la Edad de la Piedra Angular, y llamar y juntar así a todos los escogidos de Dios.
Y dice que solamente esos ángeles son los que conocen los secretos… Dice: “Los misterios de Dios eran solamente conocidos (¿por quiénes?) por ellos”.
Los misterios correspondientes a esta edad, pues San Pablo los conocía, los predicó, fue revelado, fue manifestado; y así cada mensajero en cada edad. Y después vienen a nuestro hermano Branham estos mensajeros y hablan con él.
Y por eso los misterios de las edades, de las siete edades, vean ustedes, giran alrededor de la manifestación de Cristo a través del mensajero de cada edad, la parte de la Obra de Dios para cada edad.
Y ahora, los misterios de Dios para el Día Postrero, contenidos en la Edad de la Piedra Angular, ¿el único que los conoce es quién? El Ángel del Pacto, el Ángel que era diferente a los demás. Y no pueden ser conocidos por los hijos de Dios, por los miembros de la Iglesia de Jesucristo, sin que ese Ángel los dé a conocer; y para darlos a conocer, tiene que venir velado y revelado en carne humana en el Día Postrero.
Él es el que tiene y trae ese Nombre que ninguno entiende, el cual es el Nombre Eterno de Dios. Ese es el Ángel que tiene ese Nombre.
Por eso en el mensaje “Shalom”8, página 32 y 33, dice el precursor de la Segunda Venida de Cristo que ahí, en esa nube (en donde estaban todos estos ángeles), fue manifestado el Nombre de Dios, Jehová, o sea, YHWH.
¿Por qué estaba ahí manifestado el Nombre Eterno de Dios? Porque ahí está el Ángel que era diferente a los demás, que es el Ángel del Pacto, el cual tiene el Nombre de Dios.
Y por eso cuando estaba en el templo que construyó Moisés (estaba en el lugar santísimo allí, sobre el arca del pacto) y en el templo que construyó Salomón, pues allí estaba el Nombre Eterno de Dios, porque allí estaba el Ángel del Pacto, que es el que tiene el Nombre Eterno de Dios.
Y cuando estaba en carne humana, pues allí estaba —dos mil años atrás— el Nombre de Dios.
Y para el Día Postrero, cuando venga velado en carne humana, cuando la Palabra, el Verbo venga hecho carne, ahí estará también el Nombre Eterno de Dios. ¿Por qué? Porque lo trae ¿quién? El Ángel del Pacto.
Ese Nombre misterioso, vean ustedes, fue dado en esas cuatro letras consonantes (llamado también el tetragramatón), y que los grandes sabios no han podido pronunciar correctamente ese Nombre.
Algunos dicen: “Puede ser que sean las iniciales de Su Nombre”; otros dan otras opiniones; pero el único que sabe el misterio es este Ángel que es diferente a los demás. Ese es el único que sabe y ese es el único que puede revelar el misterio de Su Nombre, que es el misterio del Nombre Eterno de Dios.
Y ahora, vamos a continuar un poquito aquí y después veremos algo más adelante. Dice:
“[203]. Los misterios de Dios eran solamente conocidos por ellos (por estos ángeles), y ellos fueron los mensajeros que vinieron para interpretar esa pirámide, el mensaje del secreto de estos Siete Sellos que están dentro de la pirámide. Este ángel estaba a mi izquierda, Él era el último o séptimo ángel, contando desde la izquierda a la derecha, porque Él estaba a mi izquierda, viéndolo yo así de frente hacia el Occidente, y él viniendo hacia el Oriente”.
O sea que Él viene del occidente (¿hacia dónde?) hacia el oriente; o sea que Su Venida es de oeste a este.
Y nuestro hermano Branham está en esa constelación, mirando de este a oeste para ver al Ángel que viene de oeste a este; porque Su Venida es de oeste…, donde estará la Iglesia, en el oeste del planeta Tierra, que es el continente americano, en la parte de América Latina y el Caribe, donde estará la Iglesia de Jesucristo en la etapa de la Edad de la Piedra Angular; y viene de oeste, ¿para ir a dónde? Al este. Así como la Primera Venida de Cristo fue (¿de qué?) de este, donde vino, ¿para venir hasta dónde? Hasta el oeste.
Ahora, la Primera Venida fue de este a oeste y ahora la Segunda Venida de Cristo es de oeste a este.
Dos mil años atrás el pueblo hebreo la estaba esperando, y vino en el este, en el Medio Oriente; y llegaría (¿hasta dónde?) hasta el oeste el Mensaje de Su Primera Venida.
Y ahora, Su Segunda Venida es para ser cumplida en el oeste, donde estará la Iglesia de Jesucristo en la etapa de la Edad de la Piedra Angular, para Su Mensaje —el Mensaje de la Segunda Venida de Cristo como el León de la tribu de Judá— surgir del oeste e ir hasta el este, el Mensaje de Su Segunda Venida.
O sea que Su Segunda Venida es para ser revelada en el oeste y llegar esa revelación hasta el este en el Día Postrero; y “la tierra será llena del conocimiento de la gloria de Jehová, como las aguas cubren el mar”9, dando a conocer el misterio de Su Segunda Venida.
Con el conocimiento de Su Segunda Venida la Tierra será llena del conocimiento divino y Su Programa para la Segunda Venida de Cristo en Su Obra de Reclamo, en donde las bendiciones de Dios serán derramadas sobre todas las personas que tienen sus nombres en el Libro de la Vida, en el Libro de Dios.
Sigue diciendo:
“Estaba a la izquierda y él sería el mensaje del último Ángel…”.
Su Venida, la Venida de este Ángel, es también el Mensaje del último Ángel, de ese Ángel que era diferente a los demás. Y el Mensaje del último Ángel, de ese Ángel que era diferente a los demás, es el Mensaje de la Segunda Venida de Cristo; y el Mensaje de la Segunda Venida de Cristo es el Mensaje de la Venida de ese Ángel que era diferente a los demás. Dice:
“Estaba a la izquierda y él sería el mensaje del último Ángel, uno muy extraordinario. Recuerden cómo dije que tenía su cabeza alzada y sus alas tan poderosas y agudas; y cómo dije que voló directamente a mí. Ahora, eso es el Séptimo Sello”.
¿Qué es el Séptimo Sello? Pues el Ángel que era diferente a los demás, viniendo.
Y ahora, aquí aparece en el cielo en una nube, y luego tiene que aparecer manifestado en la Tierra en carne humana, en el Día Postrero, siendo la Venida del Ángel que era diferente a los demás, la Venida del Jinete del caballo blanco de Apocalipsis 19, la Venida del Señor viniendo en el Día Postrero, o sea, la Venida de la Palabra encarnada en un hombre.
“… eso es este Séptimo Sello”.
¿Qué es este Séptimo Sello? Pues el Ángel que era diferente a los demás viniendo en el Día Postrero y manifestándose en la Tierra en carne humana en Su Ángel Mensajero.
Pero Su Ángel Mensajero no es el Señor Jesucristo, pero en él estará manifestado Jesucristo, el Ángel del Pacto, el Ángel de Jehová, el Verbo, la Palabra encarnada en el Día Postrero. Y viene el Verbo, la Palabra encarnada en el Día Postrero con un nombre nuevo; ese es el Nombre Eterno de Dios.
“Es una cosa muy extraordinaria y todavía no sabemos lo que es, porque no ha sido permitida su apertura”.
Ahora, veamos la página 472 del libro de Los Sellos, donde dice:
“164. Noten bien el Mensaje del tiempo del fin (este Sello)… Él nos ha revelado los seis Sellos, pero no dice nada del séptimo. El Sello del tiempo del fin, cuando empiece será algo completamente secreto, según la Biblia. Pero antes de conocer eso… Recuerden Apocalipsis 10:1-7: que al fin del Mensaje del séptimo ángel TODOS los misterios de Dios serían conocidos. Estamos en el tiempo del fin —la apertura del Séptimo Sello.
- El domingo pasado, hace una semana hoy, cuando estaba predicando sobre: ‘Sed humildes, sed humildes, recuerden que Dios obra en cosas pequeñas’, en verdad no me daba cuenta de lo que estaba hablando, pero ahora lo veo bien. Será de una manera tan humilde. Uno pensaría que una cosa tan tremenda sería revelada allá en el Vaticano, pero más bien viene como vino Juan el Bautista, viene como el nacimiento de nuestro Señor, ¡allá en un establo! ¡GLORIA A DIOS! ¡La hora está a la mano! ¡Aquí estamos! ¡Oh hermano!”.
Ahora, ¿cómo viene este Séptimo Sello? Viene como vino Juan el Bautista: Juan el Bautista vino con el espíritu y virtud de Elías; y en el Día Postrero viene el ministerio de Elías por quinta ocasión, en un velo de carne; y viene el ministerio de Moisés por segunda ocasión, en un velo de carne, y viene el ministerio de Jesús por segunda ocasión, en un velo de carne.
En el mismo velo de carne donde el Hijo del Hombre esté manifestado, ahí estarán los Ángeles del Hijo del Hombre también, o sea, los ministerios de Moisés y Elías. Por eso viene como Juan el Bautista, y viene también como nuestro Señor Jesucristo naciendo allá en un establo en Belén de Judea.
Y ahora, nos dice… Vamos a ver otro lugar donde podamos tener algo más aquí, vamos a ver… Cuando nos habla en la página 475, dice:
“[175]. Yo no puedo decirles, porque no sé; pero uno de estos días, puede ser que no nos volvamos a ver más sobre esta Tierra, pero sí nos encontraremos ante el Trono de Juicio de Jesucristo; entonces sabrán que en aquel cuarto la revelación me vino de Dios, igual como me han venido todas las demás. El misterio de ese Sello (o sea, del séptimo) no fue revelado, porque fueron Siete Truenos que tronaron, y allí está perfectamente, porque ninguno sabe nada al respecto, no estaba escrito. Entonces estamos en el fin”.
O sea que los Siete Truenos son los que contienen la revelación del Séptimo Sello.
Y ahora, en la página 481 dice:
“193. Ahora, noten que la apertura del Séptimo Sello también es en un misterio triple. Les he dicho que es el misterio de los Siete Truenos. Los Siete Truenos en el Cielo abrirán este misterio. Será en la mera Venida del Señor Jesucristo, porque Él mismo dijo que ninguno sabría cuándo Él iba a volver. ¿Notaron cómo fue cuando los judíos le hicieron esa pregunta? Comparamos las Escrituras de Mateo 24 con los siete Sellos. Entonces vimos que el Séptimo Sello no aparece, porque el mismo Cristo dijo que solamente Dios lo sabe, ni siquiera los ángeles lo saben; y con razón, porque no fue ni escrito. Todo fue silencio, nada aconteció en ese tiempo. Ni los ángeles ni nadie sabe cuándo Él viene. Pero habrá las siete voces de estos Siete Truenos que darán a conocer esa gran revelación en ese tiempo”.
O sea que sin escuchar la Voz del Ángel Fuerte que desciende del Cielo, la Voz del Ángel que era diferente a los demás, la Voz del Ángel que tiene el Séptimo Sello (que es el Ángel Fuerte que desciende del Cielo), sin escuchar Su Voz hablándonos en este tiempo final por medio de carne humana, nadie podrá conocer el misterio de la Segunda Venida de Cristo, nadie podrá conocer el misterio de la Venida del Ángel Fuerte que desciende del Cielo, nadie podrá conocer el misterio del Séptimo Sello, que es el misterio del Ángel que era diferente a los demás, viniendo en el Día Postrero y velándose en carne humana en Su Ángel Mensajero, y revelándose por medio de Su Ángel Mensajero, y hablándonos por medio de Su Ángel Mensajero con Su Voz como león cuando ruge y los Siete Truenos emitiendo sus voces.
O sea que Cristo, el Ángel Fuerte, el Ángel del Pacto, el Dios de Abraham, de Isaac y de Jacob (el que les apareció en el Antiguo Testamento a los profetas y a diferentes personas allá, y fue conocido por el Ángel de Jehová; el cual luego se hizo carne y habitó entre los seres humanos y fue conocido por el nombre de Jesús), para el Día Postrero… podemos ver que ha estado manifestado en las siete etapas de la Iglesia gentil, hablando por medio de los siete ángeles mensajeros (como habló por los profetas en el Antiguo Testamento), y luego estaría manifestado en la Edad de la Piedra Angular por medio de Su Ángel Mensajero de la Edad de la Piedra Angular.
Y por eso es que nos dice la Escritura en Apocalipsis, capítulo 4 y verso 1, nos dice Cristo:
“Después de esto miré, y he aquí una puerta abierta en el cielo; y la primera voz que oí, como de trompeta, hablando conmigo, dijo: Sube acá, y yo te mostraré las cosas que sucederán después de estas”.
¿A dónde vamos a subir? A la Edad de la Piedra Angular, donde Cristo, el Ángel del Pacto, hablando con esa Voz de Trompeta, estará manifestado en el Día Postrero, que es el Día del Señor, que es el séptimo milenio.
Y dice: “… y yo te mostraré las cosas que han de suceder después (¿de qué?) de estas”. Después de estas que ya han sucedido, ahora hay cosas que tienen que suceder en la etapa de la Edad de la Piedra Angular. Y ahora esas cosas van a ser mostradas por Cristo, el Ángel del Pacto.
Vamos a ver cómo Él las muestra; porque Él, para hablarle a Su pueblo y para llevar a cabo la Obra que Él ha prometido para el Día Postrero, así como usó seres humanos para llevar a cabo Su Obra correspondiente a cada edad y a cada dispensación, Él tendrá Su Ángel Mensajero, para por medio de Su Ángel Mensajero llevar a cabo la Obra correspondiente al Día Postrero.
Apocalipsis 22, verso 6 en adelante, dice:
“Y me dijo: Estas palabras son fieles y verdaderas. Y el Señor, el Dios de los espíritus de los profetas, ha enviado su ángel, para mostrar a sus siervos las cosas que deben suceder pronto”.
¿A quién ha enviado? A Su Ángel Mensajero. ¿Para qué? Para mostrar a Sus siervos las cosas que deben suceder pronto.
Por medio de Su Ángel Mensajero es que Él les revela a Sus siervos, a Su Iglesia, las cosas que han de suceder pronto, las cuales Él dijo: “Sube acá, y yo te mostraré las cosas que han de suceder después de estas”.
Y ahora por medio de Su Ángel Mensajero se manifiesta y nos da a conocer todas estas cosas que deben suceder pronto; porque por medio de Su Ángel Mensajero es que el Ángel del Pacto, el Ángel de Jehová, Jesucristo en Espíritu Santo estará manifestado hablándonos todas estas cosas que deben suceder.
Y Apocalipsis, capítulo 22, verso 16, dice:
“Yo Jesús he enviado mi ángel (¿A quién ha enviado? A Su Ángel Mensajero, al Ángel Mensajero de la Edad de la Piedra Angular y de la Dispensación del Reino) para daros testimonio de estas cosas en las iglesias”.
Y ese Ángel es un profeta: el profeta de la Dispensación del Reino y de la Edad de la Piedra Angular.
Si ustedes leen la página 301 y 302 del libro de Los Sellos, y la página 326 del libro de Los Sellos, ustedes encontrarán que el precursor de la Segunda Venida de Cristo dice que ese Ángel es un profeta. Página 301 dice:
“106. Noten bien: En el tiempo cuando Dios iba a librar al mundo antes del diluvio, Él mandó un águila (o sea, a Noé; porque un águila es un profeta; o sea, que está simbolizado en un águila un profeta). Cuando decidió librar a Israel, también mandó un águila (¿A quién? A Moisés). ¿No cree usted que cuando Juan estaba en la Isla de Patmos, este Mensaje era tan perfecto que aun no podía ser confiado a un ángel? Ahora, un ángel es un mensajero, pero ¿sabía usted que aquel mensajero era un profeta? ¿Lo creen?”.
Amén. O sea, yo digo “amén” porque lo creo con toda mi alma.
Y ahora, dice:
“Vamos a probarlo. Veamos Apocalipsis 22:9 para ver si no era un águila. Él era un ángel, un mensajero, pero era un profeta, el cual reveló a Juan completamente este libro de Apocalipsis. Ahora veamos lo que Juan vio:
‘Yo Juan soy el que ha oído y visto estas cosas. Y después que hube oído y visto, me postré para adorar delante de los pies del ángel que me mostraba estas cosas.
Y él (el ángel) me dijo: Mira que no lo hagas (ningún verdadero profeta recibiría adoración, o mensajero alguno): porque yo soy siervo contigo, y con tus hermanos los profetas, y con los que guardan las palabras de este libro. Adora a Dios’.
Apocalipsis 22:8-9
- Ahora, el Libro era tan importante, y es la Palabra de Dios. ¡Cuidado! Cuando la Palabra de Dios es revelada, tiene que ser traída por el profeta, porque solamente a él llega la Palabra de Dios”.
Y toda persona que está esperando la revelación del Séptimo Sello, y está esperando escuchar las voces de los Siete Truenos revelando el misterio del Séptimo Sello, pues tiene que estar esperando un profeta que venga a la Tierra, en el cual esté Cristo, el Ángel del Pacto, manifestado hablándole a Su pueblo; porque a ese profeta es que tiene que venir la revelación del Séptimo Sello; tiene que venir esa revelación y ser dada a conocer esa revelación por medio de ese profeta mensajero, que es el Ángel del Señor Jesucristo.
Y ese es el Elías que había de venir por quinta ocasión y es el Moisés que había de venir por segunda ocasión, en donde los ministerios de Moisés y de Elías estarán manifestados, y también el ministerio de Jesús; porque en él estará el Ángel del Pacto, el Ángel de Jehová, que es el mismo Jesucristo en Espíritu Santo, en Su cuerpo teofánico, manifestado en Su Ángel Mensajero.
Por eso ahí viene la revelación, la manifestación, de la Venida del Hijo del Hombre, de la Segunda Venida de Cristo; y viene la revelación también del Nombre Nuevo del Señor Jesucristo, que es el Nombre Eterno de Dios.
Y ahora, nuestros nombres están escritos ¿dónde? En el Libro de la Vida del Cordero.
Y ahora miren lo que dice aquí: en Apocalipsis, capítulo 2, verso 17, dice:
“El que tiene oído, oiga lo que el Espíritu dice a las iglesias. Al que venciere, daré a comer del maná escondido, y le daré una piedrecita blanca, y en la piedrecita escrito un nombre nuevo, el cual ninguno conoce sino aquel que lo recibe”.
Ese Nombre Nuevo, que ninguno entiende sino aquel que lo recibe, es el Nombre Eterno de Dios y Nombre Nuevo del Señor Jesucristo. Y esa Piedrecita blanca que viene con ese Nombre es la Segunda Venida de Cristo, es la Venida del Ángel que era diferente a los demás viniendo en el Día Postrero.
¿Y quién recibe esa Piedrecita blanca? El Vencedor, el siervo fiel y prudente que estará en la Casa de Dios en el Día Postrero, alimentando a los hijos de Dios en la Casa de Dios, que es la Iglesia de Jesucristo, alimentando a todos los miembros del Cuerpo Místico de nuestro amado Señor Jesucristo.
En Apocalipsis, capítulo 3, verso 12, también nos habla de ese Nombre y nos dice:
“Al que venciere, yo lo haré columna en el templo de mi Dios, y nunca más saldrá de allí; y escribiré sobre él el nombre de mi Dios, y el nombre de la ciudad de mi Dios, la nueva Jerusalén, la cual desciende del cielo, de mi Dios, y mi nombre nuevo”.
¿Sobre quién escribirá ese Nombre? Sobre el Vencedor.
Y el Vencedor, que estará viviendo en el Día Postrero, será el que tendrá la manifestación del Ángel del Pacto, del Ángel de Jehová, en el cumplimiento de la Venida del Jinete del caballo blanco de Apocalipsis 19, que es la Venida del Verbo, la Palabra encarnada en un hombre.
Y por eso ahí estará escrito el Nombre de Dios, el Nombre de la Ciudad de nuestro Dios y Nombre Nuevo del Señor Jesucristo; porque ahí viene el Ángel Fuerte, el Ángel que era diferente a los demás, el cual viene con el Nombre Eterno de Dios; y para revelar ese misterio, pues se tiene que manifestar en carne humana en el Día Postrero.
Por lo tanto el Ángel del Señor Jesucristo vendrá en el Nombre del Señor Jesucristo, en el Nombre Eterno de Dios, en el Nombre Nuevo del Señor Jesucristo y Nombre de la Ciudad de nuestro Dios.
Ahora, para el Día Postrero este misterio estará manifestado en la Tierra, en la Venida del Ángel del Pacto, la Venida del Ángel que le dijo a Moisés que Su Nombre era YHWH.
Cuando se manifestó dos mil años atrás, allí tenemos la “Y” y la “H”. Y para el Día Postrero Él estará manifestando Su Nombre, ese Nombre que le dio a Moisés.
O sea que la Venida del Hijo del Hombre, la Venida del Ángel Fuerte, la Venida del Ángel del Pacto, tiene dos partes: su primera parte, que es Su Primera Venida en carne humana, en el velo de carne llamado Jesús, como Cordero de Dios; y su segunda parte, como León de la tribu de Judá, como Rey de reyes y Señor de señores, velado y revelado en carne humana en el Día Postrero; y por consiguiente, ahí estará también el Nombre del Ángel del Pacto, que es el Nombre Eterno de Dios y Nombre de la Ciudad de nuestro Dios, la Ciudad celestial.
Y ahora, será escrito en el Vencedor ese Nombre. Por eso cuando Jesús ascendió al Cielo victorioso recibió ese Nuevo Nombre; y ahora en Su Venida manifiesta ese Nuevo Nombre. Ese es el misterio que en Su Venida sería revelado por Él mismo, por el Ángel del Pacto.
Y ahora, vean lo que nos dice el Ángel del Pacto, el Ángel de Jehová, que es el mismo Dios en Su cuerpo teofánico: Capítulo 52, verso 6, de Isaías, dice:
“Por tanto, mi pueblo sabrá mi nombre por esta causa en aquel día; porque yo mismo que hablo, he aquí estaré presente”.
Y al estar presente, pues lo van a conocer por el Nombre que Él tiene.
Esa es una promesa dada por Dios para el pueblo hebreo y también para Su Iglesia, porque en Apocalipsis nos habla de ese Nombre Nuevo también, de ese Nombre de Dios, que es el Nombre Eterno de Dios.
Miren, a través del profeta Isaías nos habla mucho de ese Nombre, el cual será revelado al pueblo hebreo. Dice…
Ahora vean, para ser revelado al pueblo hebreo, Él dice:
“Por tanto, mi pueblo sabrá mi nombre por esta causa en aquel día; porque yo mismo que hablo, he aquí estaré presente”.
¿Cómo estará presente? Pues estará presente en carne humana, velado y revelado por medio de carne humana en el Día Postrero. Y será conocido por ese Nombre que es tan misterioso para el pueblo hebreo y que ha querido conocer el pueblo hebreo y que ha querido saber la pronunciación, y que también la Iglesia de Jesucristo ha querido conocer.
Ahora, en el capítulo 62 de Isaías dice (verso 1 en adelante):
“Por amor de Sion no callaré, y por amor de Jerusalén no descansaré, hasta que salga como resplandor su justicia, y su salvación se encienda como una antorcha.
Entonces verán las gentes tu justicia, y todos los reyes tu gloria; y te será puesto un nombre nuevo, que la boca de Jehová nombrará.
Y serás corona de gloria en la mano de Jehová, y diadema de reino en la mano del Dios tuyo”.
Y ahora, veamos también lo que nos dice… Vamos a ver otro pasaje, en el capítulo 44 y también… En el capítulo 42, vamos a ver aquí, nos dice, verso 8 dice:
“Yo Jehová; este es mi nombre; y a otro no daré mi gloria, ni mi alabanza a esculturas.
He aquí se cumplieron las cosas primeras, y yo anuncio cosas nuevas; antes que salgan a luz, yo os las haré notorias.
Cantad a Jehová un nuevo cántico, su alabanza desde el fin de la tierra…”.
¿Desde dónde? ¿Desde el fin de la Tierra sale qué? Ese Nuevo Cántico, en donde todo lo que Él estará haciendo en este tiempo será proclamado en cánticos; y dándole así gloria al Ángel del Pacto, que es el mismo Dios y es el mismo Jesucristo, el cual estuvo aquí en la Tierra dos mil años atrás velado en carne humana.
Y ahora:
“Cantad a Jehová un nuevo cántico, su alabanza desde el fin de la tierra…”.
Y “desde el fin de la Tierra”, que es el continente americano; y ya en el continente americano, en la parte norte se cumplió la séptima edad, y solamente queda la parte de Suramérica y Centroamérica y el Caribe para cumplir esta parte final de la Venida del Ángel que era diferente a los demás, la Venida del Ángel del Pacto, del Ángel de Jehová, el cual trae ese Nombre Eterno de Dios y Nombre Nuevo de Jesucristo.
Y ahora, en Isaías 44, verso 5 al 6, dice:
“Este dirá: Yo soy de Jehová; el otro se llamará del nombre de Jacob, y otro escribirá con su mano: A Jehová, y se apellidará con el nombre de Israel.
Así dice Jehová Rey de Israel, y su Redentor, Jehová de los ejércitos: Yo soy el primero, y yo soy el postrero, y fuera de mí no hay Dios”.
Y el primero y el postrero, y el Alfa y Omega, ¿quién es? Nuestro amado Señor Jesucristo, que es el mismo Jehová, que es el mismo Ángel del Pacto, que es el mismo Dios de Abraham, de Isaac y de Jacob, con Su cuerpo teofánico manifestado en carne humana dos mil años atrás; el cual ha estado con Su pueblo Israel, manifestado por medio de Sus profetas y luego por medio de Jesús; y ha estado con Su Iglesia, manifestado por medio de Sus ángeles mensajeros; y en el Día Postrero estará manifestado en medio de Su Iglesia a través de Su Ángel Mensajero; y ahí Él estará revelando el misterio de Su Venida y de Su Nombre a Su pueblo, a Su Iglesia, en la Edad de la Piedra Angular, a Sus escogidos, en el territorio donde se cumplirá la Edad de la Piedra Angular, que es el territorio latinoamericano y caribeño.
Y ahora, continuemos viendo todo este misterio contenido en este Nombre; vamos a ver…
[Isaías 63:16] “… tú, oh Jehová, eres nuestro padre; nuestro Redentor perpetuo es tu nombre”.
Y en Isaías, capítulo 65, verso 16, dice…, y esto está aquí ya hablando del Milenio; dice:
“El que se bendijere en la tierra, en el Dios de verdad se bendecirá (o sea, en el Dios del Amén); y el que jurare en la tierra, por el Dios de verdad jurará; porque las angustias primeras serán olvidadas, y serán cubiertas de mis ojos”.
Y ahora vamos a ver lo que dijo el precursor de la Segunda Venida de Cristo con relación a este pasaje (…). En la página 372 del libro de Las Edades, dice:
“‘Y escribe al ángel de la iglesia en Laodicea: He aquí dice el Amén, el testigo fiel y verdadero, el principio de la creación de Dios…’.
Apocalipsis 3:14
- ¡Ay, ay, ay! ¿No es esa la más hermosa descripción de los atributos de nuestro benigno Señor y Salvador, Jesucristo? Estas palabras me dan ganas de gritar. Traen a mi corazón un espíritu de realidad. Solamente leyéndolas, aun sin esperar una completa revelación del Espíritu, me encantan sin medida.
- Jesús nos está dando esta descripción de Sí mismo en relación a la última edad. Los días de gracia están por terminar. Él ha mirado desde el primer siglo hasta el presente siglo veinte, y nos ha dicho todas las cosas concernientes a estas edades. Antes de que Él nos revele las características de la última edad, nos da una descripción final de Su propia Deidad, benigna y suprema. Esta es la revelación final de Sí mismo.
- Así dice el ‘Amén’. Jesús es el Amén de Dios. Jesús es el ‘Así sea’ de Dios. Amén significa lo final, significa aprobación, significa promesa prevaleciente, significa promesa que no cambia, significa el Sello de Dios.
- Quiero que se fije bien ahora, para que vea algo muy precioso y hermoso. Dije que esta es la revelación del tiempo del fin, la revelación de Sí mismo. Cuando el día de la gracia termine, entonces dentro de poco tiempo empezará el Milenio. ¿Verdad?
‘El que se bendijere en la tierra, en el Dios de verdad se bendecirá; y el que jurare en la tierra, por el Dios de verdad jurará; porque las angustias primeras serán olvidadas, y serán cubiertas de mis ojos.
Porque he aquí yo crío nuevos cielos y nueva tierra: y de lo primero no habrá memoria, ni más vendrá al pensamiento.
Mas os gozaréis y os alegraréis por (los siglos) en las cosas que yo crío: porque he aquí que yo crío a Jerusalén alegría, y a su pueblo gozo.
Y alegraréme con Jerusalén, y gozaréme con mi pueblo; y nunca más se oirán en ella voz de lloro, ni voz de clamor’.
Isaías 65:16-19
- Esto es en la nueva Jerusalén. Esto es en el Milenio. Pero al entrar nosotros al Milenio, oiga usted lo que Él dice acerca de ser un cierto tipo de Dios (verso 16): “El que se bendijere en la tierra, en el Dios de verdad se bendecirá”. Sí, eso es correcto, pero la traducción más correcta es ‘Dios del Amén’, en vez de ‘Dios de verdad’. Así que lo leemos: ‘El que se bendijere en la tierra, en el Dios del Amén se bendecirá; y el que jurare en la tierra, por el Dios del Amén jurará; porque las angustias primeras serán olvidadas, y serán cubiertas de mis ojos’. Aquí está el Jehová del Antiguo Testamento: ‘el Dios del Amén’. Aquí está el Jehová del Nuevo Testamento: ‘el Dios del Amén’. ‘Oye, Israel: Jehová nuestro Dios, Jehová uno es’. Allí está de nuevo; el Jehová del Antiguo Testamento es el Jesús del Nuevo Testamento. El Nuevo Testamento no revela a otro Dios: es una revelación más detallada del Único y del Mismo Dios. Cristo no bajó para darse a conocer a Sí mismo. Él no vino para revelar al Hijo. Él vino para revelar y para dar a conocer al Padre. Él nunca habló de dos Dioses; Él habló de UN Dios. Y ahora en esta última edad, hemos regresado a la revelación principal, la revelación más importante de la Deidad en la Biblia entera: JESÚS ES DIOS, ÉL Y EL PADRE UNO SON; HAY UN SOLO DIOS, y Su Nombre es: EL SEÑOR JESUCRISTO.
- Él es el Dios del Amén. Él nunca cambia. Lo que Él hace nunca cambia. Él lo habla y así se queda. Él lo hace y para siempre es hecho. Nadie puede quitar o agregar a lo que Él dice. Así sea. Amén. Así sea. ¿No está usted contento porque sirve a un Dios de este tipo? Usted puede conocer su posición exacta con Él en cualquier tiempo y en todo tiempo. Él es el Amén de Dios y no cambiará.
- “He aquí, dice el Amén”. A mí me gusta eso. Significa que lo que dice es final; significa que lo que Él dijo a la primera edad, y a la segunda y a todas las edades acerca de Su Iglesia verdadera y acerca de la vid falsa, todo es exactamente la verdad y no cambiará. Significa que lo que Él empezó en Génesis, lo completará en Apocalipsis (Él completará Su Obra ¿dónde? En Apocalipsis). Tiene que hacerlo así porque Él es el Amén. ASÍ SEA. Ahora podemos ver de nuevo por qué el diablo odia los libros del Génesis y Apocalipsis. Él odia la verdad, él sabe que ésta prevalecerá, él conoce cómo será su fin; (y cómo) lucha en contra de eso. Pero nosotros estamos del lado victorioso. Nosotros (quiero decir con esto solamente los creyentes de Su Palabra) estamos del lado del Amén”.
Ahora, hemos visto que el Amén, ahí cuando Él se identifica como el Amén, Él ahí está mostrando para Su Iglesia, está mostrando la revelación de Sí mismo que Él tendrá en medio de Su Iglesia; es la revelación de Cristo para el Día Postrero, para el tiempo final. Y Él en esa forma da una descripción de Sus atributos que Él estará manifestando en el Día Postrero.
“48. Jesús nos está dando esta descripción de Sí mismo en relación a la última edad”.
Él nos da esa descripción con esos símbolos, con esos atributos ahí mostrados, de cómo será Su manifestación para el Día Final.
Y ahora miren cómo para el glorioso Reino Milenial “el que se bendijere en la Tierra, en el Dios de verdad (o sea, el Dios del Amén) se bendecirá”; o sea, en el Nombre Eterno de Dios y Nombre Nuevo de Jesucristo, que es el Amén de Dios.
Y para eso es que Cristo, el Ángel del Pacto, para el Día Postrero se estará revelando y llevando a cabo Su Obra correspondiente al Día Postrero: para completar Su Obra y, como León, hacer el Reclamo de todo lo que Él ha redimido con Su Sangre preciosa; para así todos nosotros ser adoptados en el Reino de Dios con cuerpos eternos, como hijos e hijas de Dios con vida eterna aun físicamente. Todo eso está señalado para este tiempo final en el cual nosotros estamos viviendo.
Dice [Las Edades, pág. 379]:
“[68]. Por Su propio decreto Él eligió los miembros de esta nueva creación”.
Porque es una Nueva Creación lo que Él está realizando, creando una nueva raza; y le crea primeramente el cuerpo teofánico de la sexta dimensión, y después nos creará el cuerpo físico y glorificado y eterno, para vivir en y con ese cuerpo por toda la eternidad.
Y cuando estemos en ese cuerpo eterno ya estaremos como hijos e hijas de Dios manifestados. Es la manifestación de los hijos e hijas de Dios; esa es la adopción del cuerpo, o sea, la transformación de nuestros cuerpos.
“Él los predestinó para ser adoptados hijos según el puro afecto de Su voluntad. Él lo trajo a cumplimiento por medio de Su omnisciencia y Su omnipotencia. Si Él no se hubiera asegurado de este detalle, ¿de qué otra manera podría saber que estaría en medio de la Iglesia recibiendo gloria de Sus hermanos? Él sabía todas las cosas y obró todas las cosas según lo que sabía para que se cumpliera Su propósito y Su puro afecto”.
Ahora, podemos ver este misterio y podemos ver la bendición que hay al invocar el Nombre de Dios.
Y durante el Reino Milenial, el que se bendiga en la Tierra se bendecirá en el Dios del Amén, o sea, en el Nombre del Dios del Amén; y el que jure en la Tierra, por el Dios del Amén (que es el Dios de verdad) jurará; y el que se bendiga, pues por el Dios de verdad bendecirá y se bendecirá; porque ahí es donde está la bendición para la raza humana durante el Reino Milenial.
Y ese es el Nombre Nuevo de Jesucristo y Nombre Eterno de Dios; ese es el Nombre del Ángel del Pacto, del Ángel de Jehová; pues Dios dijo en el Éxodo, capítulo 23, verso 20 al 23, Él dijo:
“He aquí yo envío mi Ángel delante de ti para que te guarde en el camino, y te introduzca en el lugar que yo he preparado.
Guárdate delante de él, y oye su voz; no le seas rebelde; porque él no perdonará vuestra rebelión, porque mi nombre está en él”.
Y ahora, así como el Nombre de Dios está en el Ángel del Pacto, el Ángel de Jehová, el Ángel de Dios, ahora el Nombre que está en el Ángel de Jehová Él lo manifestará a través de Su Ángel terrenal, Su Ángel Mensajero, para así revelarse por medio de Su Ángel Mensajero en el Día Postrero y traer la bendición de Dios a todos los hijos e hijas de Dios.
Por medio de la manifestación del Ángel de Jehová y Su Nombre, vendrá la bendición para todos los hijos e hijas de Dios; y ahí vendrá la fe, la revelación, para ser transformados y raptados en el Día Postrero.
En el mensaje… – en las “Notas”, en el libro de “Notas” o de Citas aquí, en la página 40, el verso 321, en una partecita aquí donde nos muestra la Visión de la Carpa, dice:
321 – “‘Yo no entiendo ello allí adentro’. Fíjese, Él es siempre escritural. Él dijo: ‘¿No dijo el Señor: ‘Cuando ores, no seas como los hipócritas, que les gusta hacer espectáculo público’?’. Dijo: ‘Entra en tu cámara, y cuando lo hagas cierra la puerta; y luego ora a tu Padre que ve en secreto, y Él, que ve en secreto, te recompensará en público’. Y él dijo: ‘¿Tú recuerdas ese nombre que buscabas esa vez que soñaste de ello?’. Y yo dije: ‘Sí’. Él dijo: ‘Yo te encontraré allí esta vez y no será un espectáculo público’”.
¿Ven? Hasta en la Visión de la Carpa hay un nombre que no conocía el hermano Branham y que estaba buscándolo, el cual él vio cuando vio el sueño o Visión de la Carpa, que es la Tercera Etapa siendo manifestada, en donde se llegará a una fase de esa etapa en donde grandes maravillas y milagros serán realizados.
Y por cuanto ahí está el Ángel de Jehová, el Ángel del Pacto… Recuerden que voló; la Columna de Fuego voló hacia ese lugar, y estaba hablándole a otra persona.
Y luego, nuestro hermano Branham vio todas esas maravillas siendo realizadas allí; y nuestro hermano Branham no estaba allí dentro, sino que estuvo como espectador viendo todo lo que allí estaba pasando.
Y luego, el Ángel que le hablaba, ese hombre de unos 6 pies10 de altura, con su cabello negro y su piel canela, fue con él a ese lugar pequeño, donde alguien estaba ministrando allí; y donde la Columna de Fuego estaba allí, ministrando por medio de alguna persona y llevando a cabo todas aquellas maravillas.
Y el Ángel, luego, que le acompañaba, ese hombre de otra dimensión, entró con él a ese lugar y le dijo: “Yo te encontraré allí; pero no le dirás a nadie nada de esto”. Y todo lo que él vio allí, dentro del cuartito, tuvo que mantenerlo en secreto.
Pero miren, él estaba buscando un nombre que él vio cuando vio esa Visión de la Carpa, o cuando soñó de esa Tercera Etapa.
Ahora vean cómo no hay otro nombre más importante que el Nombre Eterno de Dios, que es el nombre del cual Dios dice que está en Su Ángel, el Ángel de Jehová, y el cual luego es manifestado por medio de la manifestación del Ángel de Jehová en carne humana.
Fue manifestado allá, dos mil años atrás, fue colocado el nombre terrenal del velo de carne llamado Jesús; y para el Día Postrero, Jesús dice que tiene un nombre nuevo, el cual será manifestado en la Venida del Verbo, el Ángel del Pacto, viniendo en carne humana en el Día Postrero.
Y ahí habrá bendición en abundancia, porque ahí estará el Nombre de Dios, el Nombre Eterno de Dios siendo manifestado, y produciendo todo el Programa Divino correspondiente al tiempo final en medio de Su Iglesia y luego en medio del pueblo hebreo.
Y Jacob quiso conocer el Nombre, le preguntó: “¿Cuál es tu nombre?”, pero no le fue dado a conocer a Jacob en aquel tiempo; pero para este tiempo final le será revelado al pueblo hebreo. ¿Por qué? Dice: “Sabrán mi Nombre; porque yo mismo que hablo, estaré presente”. ¿Cómo estará presente? Estará presente en carne humana, velado en carne humana en Su Ángel Mensajero.
El Ángel del Pacto estará en la Tierra en el Día Postrero; pero ese misterio es tan grande… pero vean ustedes, ha sido hablado, prometido a través del Antiguo Testamento y del Nuevo Testamento (y aun el Nombre también); pero el cumplimiento de esa promesa será en forma tan sencilla que muchos tropezarán, si no tienen ojos espirituales y si no reciben la revelación del Cielo para poder comprender ese misterio de la Venida del Ángel del Pacto, de la Venida del Ángel de Jehová, el cual tiene el Nombre Eterno de Dios.
Y viniendo Él manifestado en carne humana, ahí estará la revelación del Nombre de Dios (que estará en el Ángel del Pacto, que está en el Ángel del Pacto), y será revelado a la Iglesia en el Día Postrero y luego al pueblo hebreo; y durante el Reino Milenial ese es el Nombre que se usará para todo lo que se estará haciendo en el Reino Milenial. Ese es el Nombre Nuevo del Señor Jesucristo.
Y la revelación de ese Nombre tiene que concordar con lo que fue dicho a Moisés allá; o sea, la revelación del Nombre del Ángel del Pacto en Su Venida, Su Primera y Su Segunda Venida, tiene que concordar con esas cuatro consonantes que le fueron dadas al profeta Moisés.
Así que podemos ver que es un misterio, pero sería revelado en este tiempo final.
Los Truenos revelarían ese misterio de la Venida del Jinete del caballo blanco de Apocalipsis 19 con un nombre que ninguno entendía, con ese Nombre Nuevo, y con ese título de Rey de reyes y Señor de señores; porque en ese Nombre Eterno el título de Rey de reyes y Señor de señores es cumplido; porque el nombre de Rey de reyes y Señor de señores es el Nombre Eterno de Dios, porque ese es el Rey del Cielo y de la Tierra; y será manifestado en la Tierra para reinar sobre el pueblo hebreo y sobre todo el planeta Tierra.
Bueno, ahí está la bendición para la Iglesia de Jesucristo y para el pueblo hebreo en el Día Postrero: en la Venida del Ángel que era diferente a los demás, en la Venida del Ángel del Pacto, el Ángel de Jehová, revelando, manifestando Su Nombre, el Nombre Eterno de Dios y Nombre Nuevo del Señor Jesucristo.
“LA BENDICIÓN DE INVOCAR EL NOMBRE DE DIOS”.
Ha sido para mí una bendición y privilegio grande estar con ustedes en esta ocasión dándoles testimonio de LA BENDICIÓN DE INVOCAR EL NOMBRE DE DIOS.
Que las bendiciones de Jesucristo, el Ángel del Pacto, nuestro Salvador, sean sobre todos ustedes y sobre mí también; y que pronto todos los escogidos que faltan por ser llamados y juntados sean llamados y juntados, y se complete el número de los escogidos de Dios; y seamos todos transformados, y obtengamos así el cuerpo eterno; y vayamos con Cristo a la Cena de las Bodas del Cordero, al Cielo. En el Nombre Eterno del Señor Jesucristo. Amén y amén.
Y ahora, ¿dónde están los que tienen LA BENDICIÓN DE INVOCAR EL NOMBRE DE DIOS? Pues aquí estamos en este Día Postrero.
Y durante el Milenio o Reino Milenial, todos serán llenos del conocimiento de Su Venida y de Su Nombre Eterno; pero los primeros que tienen ese conocimiento, ¿quiénes son?, ¿dónde están? ¡Aquí estamos!
Con razón, para Su Venida, para la primera parte de Su Venida, tenía una “Y”, que traducida al griego y al español es una “J”; y por eso, para Su Primera Venida ahí estaba la “J” para el español y griego, y para hebreo la “Y”.
Pero también tiene por ahí otra letra, y para este tiempo final veremos que Su Nombre es completado; porque Su Venida es completada: la primera parte dos mil años atrás y la segunda parte en este tiempo final. Y ahí también Su Programa de Redención es completado con los escogidos de Dios.
Bueno, ya vamos a detenernos ahí; porque hay muchas cosas ahí, pero vamos a detenernos ahí; y vamos a continuar sirviendo a Cristo con toda nuestra alma, con todo nuestro corazón; y sirviéndole con amor divino, y guardando Sus mandamientos, Su Palabra, y permaneciendo firmes en Su Palabra, Su Mensaje correspondiente a este tiempo final, en la Edad de la Piedra Angular y Dispensación del Reino; porque ya las otras etapas terminaron, murieron, y solamente queda con vida la Edad de la Piedra Angular.
Fuera de la Edad de la Piedra Angular, no hay Vida. Por eso también el pueblo hebreo tiene que subir a esa edad, para recibir Vida como nación también.
Bueno, que Dios les continúe bendiciendo a todos, que Dios les guarde. Muchas gracias por vuestra amable atención. Y ya nos veremos en una próxima ocasión, ya sea que esté yo y ustedes en este cuerpo mortal, corruptible y temporal, o estemos en el nuevo cuerpo, el cual estamos esperando; y pronto lo vamos a tener, cuando se complete el número de los escogidos de Dios en la Edad de la Piedra Angular.
Bueno, continuamos trabajando entonces en la Obra de Cristo, en la recolección de los escogidos de Dios, llevándoles el Mensaje de la Gran Voz de Trompeta, del Evangelio del Reino, con el cual es revelado el misterio de Su Venida; porque con esa revelación es que son llamados y juntados todos los escogidos de Dios.
No hay otro Mensaje para llamar y juntar a los escogidos de Dios. Es el Mensaje de la Gran Voz de Trompeta, que es la revelación del Séptimo Sello, la revelación de Su Venida en este Día Postrero.
Y cuando un escogido recibe el Mensaje, Dios le abre el entendimiento, lo entiende y dice: “¡Yo entiendo esto, y esto era lo que yo estaba esperando!”.
¿Pues no es eso lo que todos los creyentes en la Biblia han estado esperando, la Venida del Señor? Eso es lo que han estado esperando. Y ahora, para este tiempo final, vean ustedes, la Venida del Señor es la Venida del Ángel del Pacto, del Ángel de Jehová, del Dios de Abraham, de Isaac y de Jacob, velándose y revelándose en el Día Postrero por medio de carne humana: a través de Su Ángel Mensajero.
Pero Su Ángel Mensajero no es el Señor Jesucristo, él es uno de nuestros hermanos: el mensajero de la Edad de la Piedra Angular y Dispensación del Reino. Por eso cuando Juan quiso adorarlo el Ángel no le permitió esa adoración, por dos ocasiones11.
Juan quiso adorarlo porque vio la manifestación del Ángel del Pacto, la manifestación de Jesucristo en Su Ángel, y pensó que era correcto adorarlo; y vio todo lo que el Ángel del Pacto estaba haciendo por medio de Su Ángel Mensajero; vio todo revelado ahí, hasta el Nombre del Ángel del Pacto, el Nombre Nuevo de Jesucristo, pero no podía adorar al Ángel del Señor Jesucristo.
Y el Ángel era el que sabía todas esas cosas y era el único que podía revelar todas esas cosas. Es el segundo personaje bíblico que antes de venir a la Tierra en carne humana ministró la Palabra en y a un ser humano: a Juan el apóstol; así como antes de Jesús venir a la Tierra en carne humana, le ministró a Abraham y comió con Abraham. Y Abraham deseó ver Su día, lo vio y se gozó; y después dice Jesús: “Y antes que Abraham fuera, yo soy”12.
Y ahora miren cómo el Ángel de Jesús también antes de este tiempo en el cual vivimos nosotros, ya Juan estaba recibiendo la revelación por el año 95 al 96, la revelación del Apocalipsis, de mano del Ángel de Jesucristo, enviado por Jesucristo con la revelación de Jesucristo:
“Yo Jesús he enviado mi ángel para daros testimonio de estas cosas en las iglesias”.
Así que ese Ángel para el Día Postrero viene en carne humana, y es el Ángel de la Edad de la Piedra Angular para la Iglesia de Jesucristo dando testimonio de todas estas cosas que deben suceder pronto.
Es el que viene con el ministerio de Elías por quinta vez y con el ministerio de Moisés por segunda vez y con el ministerio de Jesús por segunda vez; porque es el Ángel donde viene el Ángel del Pacto, el Ángel de Jehová, Jesucristo en Espíritu Santo manifestado en el Día Postrero para la Edad de la Piedra Angular y Dispensación del Reino.
Bueno, ya estamos escuchando el Mensaje que es para la noche, si tuviésemos actividad en la noche; pero como no tenemos vamos a cortarlo aquí; y solamente fue o introducción o postre, de todo lo que hemos escuchado en el día de hoy.
Bueno, que Dios les continúe bendiciendo a todos, que Dios les guarde; y estén preparados para ser transformados pronto, conforme a la Palabra del Ángel del Pacto, que nos ha hablado en este tiempo final.
Muchas gracias por vuestra amable atención, y continúen pasando una tarde llena de las bendiciones de nuestro amado Señor Jesucristo.
Bueno, que Dios les bendiga y les guarde a todos.
“LA BENDICIÓN DE INVOCAR EL NOMBRE DE DIOS”.
[Revisión febrero 2021]
1 Deuteronomio 12:4-5, 12:11; 1 Reyes 11:36
2 Reina Valera 1909
3 Génesis 1:3
4 Malaquías 4:2
5 San Juan 8:12
6 San Mateo 17:1-2
7 San Mateo 24:31
8 SPN64-0112 “Shalom”, pág. 26, párr. 158
9 Habacuc 2:14, Isaías 11:9
10 1.83 m
11 Apocalipsis 19:10, 22:8-9
12 San Juan 8:56-58