Muy buenas noches, amados amigos y hermanos presentes aquí en Allende, Nuevo León. Es para mí una bendición grande estar con ustedes en esta ocasión, para compartir con ustedes unos momentos de compañerismo alrededor del Programa Divino correspondiente a este Día Postrero.
Para lo cual quiero leer en Primera de Corintios, capítulo 15, versos 45 al 54, donde nos dice el gran apóstol San Pablo algo muy importante con relación a nuestro cambio o transformación que nosotros hemos de recibir en el Día Postrero, en el cual nosotros estamos viviendo. Dice Primera de Corintios, capítulo 15, versos 45 al 54:
“Así también está escrito: Fue hecho el primer hombre Adán alma viviente; el postrer Adán, espíritu vivificante.
Mas lo espiritual no es primero, sino lo animal; luego lo espiritual.
El primer hombre es de la tierra, terrenal; el segundo hombre, que es el Señor, es del cielo.
Cual el terrenal, tales también los terrenales; y cual el celestial, tales también los celestiales.
Y así como hemos traído la imagen del terrenal, traeremos también la imagen del celestial (o sea, la imagen de Cristo).
Pero esto digo, hermanos: que la carne y la sangre no pueden heredar el reino de Dios, ni la corrupción hereda la incorrupción.
He aquí, os digo un misterio: No todos dormiremos; pero todos seremos transformados,
en un momento, en un abrir y cerrar de ojos, a la final trompeta; porque se tocará la trompeta, y los muertos serán resucitados incorruptibles, y nosotros seremos transformados.
Porque es necesario que esto corruptible se vista de incorrupción, y esto mortal se vista de inmortalidad.
Y cuando esto corruptible se haya vestido de incorrupción, y esto mortal se haya vestido de inmortalidad, entonces se cumplirá la palabra que está escrita: Sorbida es la muerte en victoria”.
Que Dios bendiga nuestras almas con Su Palabra y nos permita entenderla.
Nuestro tema para esta ocasión es: “LA LUCHA POR LA TRANSFORMACIÓN”.
Para poder comprender esta lucha por la transformación, por la transformación de nuestros cuerpos, esa transformación que está prometida aquí, en la lectura que hemos tenido…, para lo cual, Cristo dice por medio de San Pablo que será en el tiempo final, a la Final Trompeta.
La Final Trompeta es la última Trompeta; y esa última Trompeta, que es para el pueblo hebreo la Venida del Señor…, así como el Séptimo Sello o último Sello es para la Iglesia gentil la Venida del Señor. La Séptima Trompeta, el Séptimo Sello, es la Venida del Señor.
Y sonará. ¿Qué sonará? La Venida del Señor; porque estará siendo predicada la Venida del Señor en el Día Postrero como el León de la tribu de Judá, como Rey de reyes y Señor de señores en Su Obra de Reclamo.
Estará siendo predicado el misterio de la Segunda Venida de Cristo como el León de la tribu de Judá, como Rey de reyes y Señor de señores en Su Obra de Reclamo; y al estar siendo predicado ese misterio y siendo abierto ese misterio para que los escogidos lo entiendan, se estará así cumpliendo la promesa que la Séptima Trompeta o Trompeta Final (o Séptima Trompeta de Apocalipsis, capítulo 11, verso 15 en adelante) estaría sonando. Así es como suena la Trompeta Final o Gran Voz de Trompeta en este tiempo final.
Y luego que haya sonado esa Trompeta y haya revelado ese misterio…, y con ese misterio siendo revelado, siendo manifestado, siendo dado a conocer, sean llamados y juntados los escogidos de Dios…; porque con ese misterio revelado es que son juntados todos los hijos de Dios en la Edad de la Piedra Angular y Dispensación del Reino, y son preparados para ser transformados y raptados en este Día Postrero; y los muertos en Cristo resucitarán en cuerpos eternos y serán a imagen y semejanza de nuestro amado Señor Jesucristo.
Eso sucederá cuando se complete el número de los escogidos de Dios, que son llamados y juntados con la Trompeta Final o Gran Voz de Trompeta, que es la revelación del Séptimo Sello; es el Séptimo Sello, que es la Venida del Señor.
La Venida del Señor siendo revelada, siendo dada a conocer a los escogidos de Dios, es el Séptimo Sello siendo abierto a los escogidos y es la Trompeta Final o Gran Voz de Trompeta sonando en este Día Postrero. Es la Gran Voz de Trompeta del Evangelio del Reino, que gira alrededor de la Segunda Venida de Cristo, revelando ese misterio a todos los hijos de Dios, y así preparándonos para ser transformados y raptados en este tiempo final.
Y ahora, por cuanto es el Ángel del Pacto, el Ángel de Jehová, el que manifestado por medio de Su Ángel Mensajero en el Día Postrero nos daría a conocer todas estas cosas que deben suceder pronto, y así nos daría a conocer el misterio del Séptimo Sello, el misterio de la Segunda Venida de Cristo, el misterio final del Programa de Dios para los escogidos de Dios…; y con ese misterio siendo revelado, siendo proclamado, son llamados y juntados todos los escogidos de Dios.
Y los escogidos de Dios, al escuchar ese misterio revelado, se les abre el entendimiento y dicen: “Esto era lo que yo estaba esperando”. ¿Por qué? Porque todos los escogidos de Dios están esperando en este planeta Tierra la Segunda Venida de Cristo; y por consiguiente están esperando la revelación de Su Segunda Venida, para poder ver y entender la Segunda Venida de Cristo en este tiempo final, que no es otra cosa sino la Venida del Ángel del Pacto, del Ángel de Jehová, velándose en carne humana en el Día Postrero y cumpliendo así Sus promesas correspondientes al tiempo final.
Pero ese Ángel Mensajero del Señor Jesucristo, donde el Ángel del Pacto, el Ángel de Jehová, Jesucristo en Espíritu Santo estará manifestado, ese Ángel no es el Señor Jesucristo; pero en él estará Jesucristo en Espíritu Santo, el Ángel del Pacto manifestado en este tiempo final; en él estará el Verbo, la Palabra, el Ángel del Pacto hecho carne en este tiempo final.
Y de ese Ángel del Pacto manifestado en el Día Postrero en carne humana en Su Ángel Mensajero es que se agarrará la Iglesia del Señor Jesucristo en este Día Postrero, porque es el mismo Ángel de Jehová, Ángel del Pacto, que ha estado de edad en edad, y del cual se ha agarrado la Iglesia de Jesucristo en cada edad, en la manifestación de ese Ángel a través del mensajero de cada edad. Y en la manifestación de ese Ángel del Pacto a través de Su Ángel Mensajero en el Día Postrero estará agarrada la Iglesia del Señor Jesucristo.
Y así como sucedió con Jacob, el cual se agarró de un Ángel que descendió del Cielo (que es el Ángel de Jehová, el Ángel del Pacto), y luchó con el Ángel y el Ángel con él toda la noche1… Esto representa: toda la noche de las siete etapas o edades de la Iglesia gentil la Iglesia de Jesucristo ha estado agarrada, agarrada de ese Ángel del Pacto manifestado por medio de cada ángel mensajero.
Pero fue cuando rayaba el alba que el Ángel del Pacto tenía que irse, y fue el momento en que le dijo a Jacob: “Suéltame, porque ya tengo que irme”.
Y Jacob le dijo: “Yo no te soltaré, hasta que me bendigas”.
Y fue cuando estaba rayando el alba que el Ángel le pregunta: “¿Cuál es tu nombre?”.
Y Jacob le dice: “Jacob”.
Y el Ángel le dice: “No se dirá más tu nombre Jacob, sino Israel; porque has luchado, has peleado, con Dios y con los hombres, y has vencido”.
Es el Vencedor el que recibe esa bendición del Ángel del Pacto, recibe ese cambio de nombre, ese nombre nuevo, y por consiguiente recibe la adopción, y ya recibe ese cambio que Jacob quería que se efectuara en él. Y así es para la Iglesia del Señor Jesucristo en este tiempo final y para cada miembro de la Iglesia de Jesucristo en este tiempo final.
Al estar agarrados del Ángel del Pacto, del Ángel de Jehová en Su manifestación final por medio de Su Ángel Mensajero, no lo soltará hasta que reciba la bendición de Dios siendo hablada, en donde recibe un cambio de nombre, en donde recibe un nombre nuevo; del cual Cristo habló en Apocalipsis, capítulo 3, verso 12, en donde Él dijo, vean ustedes, donde Él dijo de la siguiente manera…
Y esto es (¿para quién?) para el Vencedor; así como para Jacob, el vencedor, fue que vino el cambio de nombre, fue que vino la bendición del Ángel del Pacto. Ahora, vean ustedes, Apocalipsis, capítulo 3, verso 12, dice:
“Al que venciere (no es para cualquier persona, sino para el Vencedor), yo lo haré columna en el templo de mi Dios, y nunca más saldrá de allí; y escribiré sobre él el nombre de mi Dios, y el nombre de la ciudad de mi Dios, la nueva Jerusalén, la cual desciende del cielo, de mi Dios, y mi nombre nuevo”.
¿Para quién es ese nombre siendo escrito sobre él, recibiendo ese nombre nuevo? Es para el Vencedor; y es para el Vencedor como mensajero y es para el Vencedor como Cuerpo Místico de Cristo del Día Postrero, en la Edad de la Piedra Angular. Ahí es donde la Iglesia de Jesucristo recibe ese nombre nuevo y ahí es donde el Ángel del Señor Jesucristo recibe ese nombre nuevo, que es el Nombre Eterno de Dios y Nombre Nuevo del Señor Jesucristo y Nombre de la Nueva Jerusalén; de la Nueva Jerusalén, la cual desciende del Cielo, de Dios.
Ahora podemos ver para qué tiempo es esa bendición del cambio de nombre, en donde con ese cambio de nombre obtendremos el cambio nuestro, obtendremos nuestra transformación, para ir a la Cena de las Bodas del Cordero en el Cielo, ir a la tierra prometida del nuevo cuerpo e ir a la Cena de las Bodas del Cordero; y luego ir al glorioso Reino Milenial de Cristo, para reinar con Cristo por mil años y luego por toda la eternidad.
Hemos visto que fue al rayar el alba que vino esa bendición de parte del Ángel de Jehová para Jacob. Y es al rayar el alba de un nuevo día dispensacional (la Dispensación del Reino) y al rayar el alba de un nuevo día milenial (el séptimo milenio) que el Ángel del Pacto tiene que irse de aquí, de la tierra de entre los gentiles, para ir al pueblo hebreo y revelarse en medio del pueblo hebreo y también para ir a la Cena de las Bodas del Cordero llevando a la Iglesia del Señor Jesucristo.
Ahora podemos ver por qué el Ángel del Pacto tiene que irse de entre los gentiles: tiene que ir a la Cena de las Bodas del Cordero llevando a Su Iglesia gentil y también tiene que ir al pueblo hebreo, para revelarse al pueblo hebreo y llamar y juntar 144.000 hebreos.
Pero primero la Iglesia del Señor Jesucristo como Cuerpo Místico de creyentes, y cada uno de los miembros de la Iglesia de Jesucristo como individuos, estarán bien agarrados de ese Ángel de Jehová manifestado a través de Su Ángel Mensajero, que no lo dejarán ir hasta que los bendiga y reciban así la bendición: reciban el cambio de nombre, el Nuevo Nombre revelado, y reciban también la transformación de los cuerpos; y así obtengan un cuerpo nuevo y eterno, glorificado, y seamos todos así a imagen y semejanza de nuestro amado Señor Jesucristo.
Y para el pueblo hebreo también habrá una bendición grande, pues se agarrarán de ese mismo Ángel del Pacto o Ángel de Jehová manifestado a través del Ángel Mensajero de Jesucristo, y no lo dejarán ir hasta que los bendiga; y 144.000 hebreos recibirán la bendición de Dios.
Por eso es que el precursor de la Segunda Venida de Cristo en el mensaje de Los Sellos en español dice, en la página 359 de Los Sellos, dice:
“[141]. Pero hallamos que en aquella ocasión cuando todavía era Jacob, se encontró con Dios, y estaba pasando por ese tiempo de tribulación, entonces Jacob echó mano a algo que era real. Hubo un Ángel que bajó del Cielo, y Jacob mantuvo sus brazos alrededor del Ángel, y allí se mantuvo. Este Ángel le dijo: ‘Tengo que irme, ya está amaneciendo’. Hermano: ¡El Día está por aparecer, está por llegar!
142. Pero Jacob dijo: ‘¡No te voy a dejar ir si no me bendices! No puedes partir, yo me voy a quedar contigo. Yo quiero que venga un cambio a mi situación’. Esos son los 144.000, los ganadores de dinero que han sido tan deshonestos con las finanzas; pero cuando ellos por fin ven la cosa verdadera y la posibilidad de agarrarse de ello, allí estarán Moisés y Elías. ¡Amén! Ellos también lucharán con Dios hasta que los 144.000 de las doce tribus de Israel sean llamados y sacados fuera.
143. Eso sucede justamente antes de comenzar la tribulación. ¡Cuán hermoso! Estos dos profetas predicarán como Juan el Bautista, y les dirán: ‘El Reino de los Cielos está a la mano. ¡ISRAEL, ARREPIÉNTANSE!’. ¿Arrepiéntanse de qué? ‘Arrepiéntanse de sus pecados y de su incredulidad, y regresen a Dios’”.
Ahora vean cómo todo esto ocurre antes de comenzar la gran tribulación, por consiguiente ocurre antes de nosotros irnos a la Cena de las Bodas del Cordero; esto que ocurrirá con el pueblo hebreo, que también se agarrará del Ángel de Jehová, del Ángel del Pacto, cuando le vea manifestado en Su Iglesia viniendo por Su Iglesia gentil; y lo verán en la etapa de la manifestación de toda la plenitud de Dios en Su Iglesia, cuando los muertos en Cristo sean resucitados en cuerpos eternos y nosotros los que vivimos seamos transformados.
Y ahí Jesucristo, el Ángel del Pacto, el Ángel de Jehová, estará manifestado en toda Su plenitud por medio del ministerio del Ángel de Jesucristo; y ahí el pueblo hebreo verá a Cristo, el Ángel del Pacto, el Mensajero a Israel, manifestado en carne humana en Su Ángel Mensajero, en un cuerpo eterno y perfecto que recibirá el Ángel del Señor Jesucristo.
Y ahí es donde el pueblo hebreo verá este misterio de la Venida del Ángel del Pacto velado y revelado en carne humana en un ángel mensajero, en el Ángel Mensajero de Jesucristo, el cual para ese tiempo estará adoptado, y por consiguiente tendrá el cuerpo nuevo; porque la adopción es la redención del cuerpo, o sea, la transformación de nuestros cuerpos, en donde obtendremos el cuerpo eterno, nosotros los que vivimos; y los muertos en Cristo pues también, pues recibirán un cuerpo eterno al resucitar en el Día Postrero.
En la página 57 del libro de Los Sellos en español dice el precursor de la Segunda Venida de Cristo:
“‘Y vi otro ángel fuerte descender del cielo, cercado de una nube, y el arco celeste sobre su cabeza… ’.
17. Ahora, si usted se fija bien, notará que esta persona es Cristo, porque aun en el Antiguo Testamento Él fue llamado el Ángel del Pacto; y Él ahora viene directamente a los judíos porque la Iglesia ha llegado a su fin. Bien, ahora continuando:
‘… y su rostro era como el sol, y sus pies como columnas de fuego’.
18. ¿Recuerdan el Ángel de Apocalipsis capítulo 1? Este es el mismo. Un ángel es un mensajero, y él es un mensajero a Israel. ¿Ve usted? La Iglesia está a punto de ser raptada, Él viene por Su Iglesia. Ahora fíjese bien:
‘Y tenía en su mano un librito abierto…’”.
Ahora vean cómo el Ángel del Pacto, el Ángel de Jehová, viene por Su Iglesia velado y revelado en el Ángel Mensajero de Jesucristo; y el pueblo hebreo lo va a ver, manifestado en carne humana en Su Ángel Mensajero, en la etapa en donde los muertos en Cristo resucitarán en cuerpos eternos y nosotros los que vivimos seremos transformados.
Y el pueblo hebreo verá al Ángel del Pacto, el Dios de Abraham, de Isaac y de Jacob, velado en carne humana en un cuerpo eterno y glorioso, que será el cuerpo que recibirá el Ángel de Jesucristo cuando sea transformado; y ahí verán al Ángel del Pacto manifestado en toda Su plenitud. No tendrá límites esa manifestación del Ángel del Pacto a través de Su Ángel Mensajero.
Ahí es donde los grandes milagros y maravillas toman lugar, y en donde por medio de la Palabra creadora siendo hablada ocurrirán milagros y maravillas que nunca antes en la historia de la raza humana han sido vistas. Será tan grande la manifestación del poder de Dios por medio de Su Ángel Mensajero que el pueblo hebreo dirá: “Este es al que nosotros estamos esperando”; verán y reconocerán al Ángel de Jehová, al Ángel del Pacto, manifestado en carne humana en Su Ángel Mensajero.
Pero antes de eso la Iglesia del Señor Jesucristo ya lo tendrá en su medio: primeramente estando el Ángel del Señor Jesucristo en Su cuerpo mortal, corruptible y temporal, y luego será adoptado, será transformado su cuerpo, y también lo tendrá en el cuerpo eterno.
Y la Iglesia del Señor Jesucristo también recibirá su cuerpo eterno, cada miembro del Cuerpo Místico de Cristo, y estará con Cristo manifestado a través de Su Ángel Mensajero, trabajando con él tanto en la etapa antes de la transformación como también en la etapa después de la transformación.
Y ese es el poderoso Ejército que viene con Él, que viene con el Jinete del caballo blanco de Apocalipsis 19.
¿Y qué es la Venida del Jinete del caballo blanco de Apocalipsis 19? El precursor de la Segunda Venida de Cristo, el reverendo William Branham, dijo2:
“121. Pero cuando nuestro Señor aparezca sobre la Tierra, Él vendrá sobre un caballo blanco como la nieve, y será completamente Emmanuel —la Palabra de Dios encarnada en un hombre”.
Será el Verbo, la Palabra de Dios encarnada en un hombre, el Ángel del Pacto, el Ángel de Jehová, encarnado en un hombre, velado y revelado en carne humana en Su Ángel Mensajero; el cual transformará el cuerpo del Ángel Mensajero de Jesucristo y también transformará todos nuestros cuerpos, los cuerpos de todos los hijos e hijas de Dios, en este Día Postrero, de los que viven; y de los que murieron, pues los resucitará en un cuerpo nuevo y eterno y glorificado. Y así todos estaremos en cuerpos eternos y glorificados, a imagen y semejanza de nuestro amado Señor Jesucristo.
Esa es la transformación prometida para todos nosotros para este tiempo final. Esa es la adopción: la redención del cuerpo, la transformación de nuestros cuerpos, para así tener un cuerpo eterno y glorioso, igual al cuerpo glorificado de nuestro amado Señor Jesucristo. Y por eso fue que Jacob luchó: luchó por la adopción.
Y ahora todos nosotros luchamos en este tiempo final por nuestra adopción. Luchamos bien agarrados del Ángel del Pacto, del Ángel de Jehová, en Su manifestación final por medio de Su Ángel Mensajero, y no lo dejaremos ir hasta que nos bendiga; y después nos iremos con Él a la Cena de las Bodas del Cordero.
Estamos viviendo en el tiempo más glorioso de todos los tiempos, en el tiempo en que nos encontramos en una etapa paralela al tiempo en que Jacob no dejó ir al Ángel y le dijo: “No te dejaré ir hasta que me bendigas”. Y el Ángel lo bendijo y luego se pudo ir (el Ángel), pero Jacob quedó con la bendición de Dios; y ya quedó no como ‘suplantador’ sino como ‘príncipe con Dios’. Y así será que quedarán los hijos e hijas de Dios: como reyes y sacerdotes, como príncipes de Dios en este Día Postrero, con cuerpos eternos y glorificados.
Por eso es que estamos en una etapa en que tenemos que estar luchando con el Ángel del Pacto, bien agarrados del Ángel del Pacto en este tiempo final, sin soltarlo, porque depende del Ángel del Pacto la transformación nuestra, depende de que nos eche la bendición a nosotros y así recibamos la transformación.
Cambiándole el nombre a Jacob, dándole un nombre nuevo fue que Jacob recibió esa bendición. Y ahora, Él ha prometido darnos un nombre nuevo, el cual Él nos da, el cual Él revela a todos nosotros; y ese es el Nombre Eterno de Dios también, y Nombre Nuevo del Señor Jesucristo.
Luchando por la Primogenitura, por esa Bendición de la Primogenitura, esa bendición de la transformación.
“LA LUCHA POR LA TRANSFORMACIÓN”.
Adelante luchando, y manteniéndonos firmes en la Palabra de Cristo, y trabajando en Su Obra, sabiendo que pronto vamos a ser transformados y vamos a ir a la Cena de las Bodas del Cordero en el Cielo.
Mientras tanto estamos trabajando en la Obra de Cristo y llevando el Mensaje, para que los hijos e hijas de Dios que todavía no han venido al Mensaje de Dios para nuestro tiempo lo escuchen, lo reciban y vengan a la Edad de la Piedra Angular, y se complete así el número de los escogidos de Dios en el Cuerpo Místico de Cristo; y luego seamos transformados nosotros los que vivimos, luego que los muertos en Cristo resuciten en cuerpos eternos.
Ha sido para mí un privilegio muy grande darles testimonio en esta noche de “LA LUCHA POR LA TRANSFORMACIÓN”. Adelante, luchando por nuestra transformación.
Que las bendiciones de Jesucristo, el Ángel del Pacto, sean sobre todos ustedes y sobre mí también, ¡y pronto nos bendiga con la transformación de nuestros cuerpos en este Día Postrero!, y nos lleve a la Cena de las Bodas del Cordero en el Cielo, a la Casa de nuestro Padre celestial. En el Nombre Eterno del Señor Jesucristo. Amén y amén.
Que Dios les bendiga, y pasen todos muy buenas noches.
“LA LUCHA POR LA TRANSFORMACIÓN”.
[Revisión diciembre 2019]
1 Génesis 32:22-32
2 Los Sellos, pág. 256