[Cántico “Dios cuida de ti”]
Vamos a ver otro por aquí de… muy bueno para los niños… Es bueno con los cánticos… Siempre los cánticos es una de las cosas que uno siempre después lo está cantando, hasta en la mente los está cantando; y le queda grabado a uno en el corazón, todos esos cánticos.
Y por medio de los cánticos, a nivel de… para los niños, reciben la enseñanza (igual que los grandes también: recibimos la enseñanza por medio de los cánticos); cánticos que sean adecuados, que estén correctos, conforme a la Palabra de Dios; y que tengan pues la enseñanza que necesiten los niños; para que así los niños sepan que hay un Dios Todopoderoso: Es el Dios creador de los Cielos y de la Tierra, es el Dios de Abraham, de Isaac, es el Dios de Jacob, es el Dios de todo el pueblo hebreo y es nuestro Dios también; el cual pues se hizo hombre, y así la imagen y semejanza de Dios fue manifestada en carne humana.
O sea, ¿la imagen de Dios estaba dónde? Dentro de la semejanza, esa semejanza humana, en la forma así que Dios pues hizo al hombre… Vean ustedes, lo hizo en la forma de Dios. Por eso es que también dice la Escritura: “Yo dije: Dioses sois”1; y eso, pues, se trata de los hijos e hijas de Dios.
Ahora, todo eso pues los niños lo pueden entender al llegarles a ellos la enseñanza en la forma sencilla. Siempre tiene que ser en forma sencilla, porque siempre Dios obra en forma sencilla. Y vean el por qué también para todos los hijos de Dios las cosas tienen que ser sencillas: porque para los niños las cosas son sencillas, y Dios comparó a Sus hijos con los niños.
Y las personas, vean ustedes, Cristo dice para las personas: “El que no sea como un niño, no entrará”2. O sea que hay que nacer, y uno viene a ser como un niño; y entonces a los niños hay que enseñarles en forma sencilla, forma simple. Y a los niños espirituales (que son los grandes), también es en forma sencilla, en forma simple; no en una forma que tengan que ir a la universidad primero para estudiar y aprenderse todos los términos teológicos, para después ir uno y predicarles, no, sino en forma sencilla.
Miren, Jesús usaba los árboles, los peces, los animales, todo con lo cual las personas estaban relacionadas; y con esa forma sencilla vean ustedes cómo Jesucristo trajo revelaciones grandes y profecías grandes. Aun profecías para este tiempo final, miren, las tenemos en la parábola del trigo y de la cizaña, o sea, usando cosas de los agricultores; y usando cosas de los pescadores usó la parábola de la red. O sea, para los discípulos de Jesucristo que estaban relacionados con el campo, la agricultura, ahí tienen la parábola del trigo y de la cizaña3; y para Pedro y Santiago y Juan, que eran pescadores, pues aquí tienen la parábola de la red4. Lo mismo pero con diferentes parábolas y diferentes cosas del común del pueblo.
Y así es para nosotros. Miren, todo eso que Él usó allá, ahora, para este tiempo final, tiene cumplimiento la parte final de esas parábolas. Y los niños pueden comprender eso si se lo enseñamos en forma sencilla también; y así, en forma sencilla, pues, todos ellos comprenden.
Es que los niños no tienen los problemas que tienen los mayores. Los mayores tienen el trabajo. No lo tienen allá, donde van a trabajar, sino que lo tienen en la mente: y esto, y lo otro, y este otro compromiso, este otro; tantas preocupaciones que algunas veces no dan mucho espacio para que entre Palabra mientras están en sus hogares, no dan la oportunidad de meditar.
Porque es bueno uno tomar sus ratitos así, sentarse, o mientras va caminando: meditando en las cosas de Dios; y ahí pues va entrando Palabra para el alma; y cosas que a lo mejor no comprendió, después, así, en una meditación así, le llega el conocimiento, la revelación, y dice: “Esto era lo que yo no entendía, y ahora lo entiendo”. Y en esa forma…
Pero los niños no tienen ese problema; no tienen que estar pensando en el trabajo, no tienen que estar pensando en ir a cocinar. Si piensan en algo de la cocina es en la comida que les van a dar; y entonces eso lo resuelven ellos diciéndole a mamá: “Mamá, dame comida”, y ya… Y tienen mucho tiempo para pensar en las cosas de Dios; y cantan, piensan en las cosas de Dios también, cantan de las cosas de Dios. Lo que piensan algunas veces lo expresan cantándolo; o sea, lo que captaron, o lo que están captando, lo piensan en voz alta algunas veces y lo cantan. Y entonces se ve que ellos captaron ya; ya captaron cuando ellos pueden hablar, ya se hizo realidad en ellos lo que se les había enseñado; y ya, pues, uno ve que van progresando, algunas veces en forma más rápida que los adultos.
Bueno, es muy importante esto de los cánticos para los niños; y buenas composiciones: no composiciones que no tengan…, que no contengan revelación del Programa de Dios para nuestro tiempo, sino que contengan revelación del Programa de Dios para nuestro tiempo y del Programa de Dios de la Primera Venida de Cristo, para que ellos comprendan lo que ha sido la Primera Venida de Cristo y Su Obra de Redención en la Cruz del Calvario.
¿Cuál era el otro, Benjie? Por aquí, para…
[Hno. Benjie: “No debes preocuparte por mañana”].
En esa parte, pues, este himno habla de “no preocuparse”, es en el sentido de uno no preocuparse por el mañana, en el sentido de que algunos piensan: “¿Qué será de mañana? ¿Qué será de nosotros? ¿Comeremos? ¿Habrá comida? ¿Habrá dinero?”; sino que ellos sepan que Dios está con nosotros, nos cuida y que Él va a proveer en todo momento.
Y que si uno muere, pues va al Paraíso a vivir; y no tiene que preocuparse tampoco de tenerle miedo a la muerte ni nada; pero uno cuidándose siempre, porque uno quiere seguir viviendo aquí, en lo que le llega el nuevo cuerpo.
Entonces, para que los niños se cuiden, también saber que van a recibir un nuevo cuerpo; y es mejor estar aquí, porque cuando resuciten los muertos, entonces ellos van a recibir su nuevo cuerpo…
Y todas esas cosas, es importante que los niños lo sepan; y que sepan que si algún niñito se fue adelante, va a regresar con el nuevo cuerpo; y los va a ver de nuevo y va a estar con ellos hablando de nuevo.
Así ellos tienen una esperanza también, esperan lo que Dios ha prometido; tienen fe y esperan; o sea, tienen la fe y tienen la esperanza: tienen la fe para esperar lo que Dios ha prometido.
Y para este tiempo habrá niños que van a recibir su transformación, y también jóvenes, adultos y ancianos también. Y Dios sabe cuántos son y quiénes son, así que tampoco hay que preocuparse.
Lo que hay es que vivir conforme a la Palabra de Dios, vivir en el Mensaje, en la edad que nos ha tocado vivir, y en la dispensación que nos ha tocado, esperando esa resurrección de los muertos en Cristo y la transformación de nosotros los que vivimos; y trabajando en la Obra del Señor, porque la adopción siempre ha sido para los que han estado trabajando en los negocios de su Padre.
Por eso van a ser adoptados los que partieron y por eso van a ser adoptados los que estarán vivos en ese momento de la resurrección de los muertos en Cristo; los que estemos vivos vamos a ser transformados. ¿Y estaremos qué? Trabajando en la Obra del Señor.
Tenemos este: “No debes preocuparte por mañana”; esto es preocuparse en cuanto a las cosas materiales, sino estar más bien ocupados en las cosas de Dios.
Vamos por aquí, Benjie, para… Cada tema de estos tiene un mensaje… Vamos a ver…
[Cántico “No debes preocuparte por mañana”].
Esos son cánticos que son muy adecuados para los niños, porque así hace que los niños sean sólidos, niños con capacidad.
Si sus padres, si su madre o su padre parte, pues él sabe que está en el Paraíso y que la volverá a ver o lo volverá a ver en un cuerpo nuevo cuando regrese a la Tierra.
Y un niño que tiene ese conocimiento es un niño que, aunque sufra en ese tiempo y sufra la ausencia de sus padres, permanece con esa fe y esa esperanza de que su padre no está muerto o su madre, sino que está en el Paraíso —y lo está viendo, y lo escucha— y que pronto regresará; y sabe cuándo regresará: en el Día Postrero, en la resurrección de los todos muertos en Cristo. ¿Ven? Y entonces ya para ese niño no es tan dura la partida de sus padres, si parten, o la partida de sus hermanitos, si alguno de sus hermanitos parte.
Y también la partida de los mensajeros y de los cristianos de las edades pasadas, vean ustedes, no es tan dura, saber eso los niños, porque saben que están en el Paraíso y que van a regresar y van a estar con nosotros. Y de seguro algunos niños dicen: “Yo quiero conocer a San Pablo cuando él venga”. Otros dirán: “Yo quiero conocer al hermano Branham cuando él venga, porque yo no lo conocí”. Y así por el estilo ya ellos se van haciendo de un cuadro, para cuando ocurra la resurrección.
Y uno, pues, les va enseñando a los niños también que es correcto lavarse las manos antes de comer, sentarse bien en la mesa; no estar corriendo con la comida para acá y para allá, y dejándola caer por los lugares, sino que hay una forma correcta de comportamiento para comer, para hacer todas las cosas. Y así desde niños se crían niños bien educaditos, que son ejemplos para otros niños. Y también uno les enseña la forma de hablar, que no se les peguen cosas, palabras que no son buenas, de otros niños en la escuela.
Y así, pues, los niños van obteniendo ese conocimiento correcto, el cual es agradable a Dios, para el buen comportamiento de los niños. Y así, ustedes maestras y maestros, van sintiendo esa satisfacción en ver que les están enseñando bien y que ellos van captando la enseñanza. Y así ellos también expresan el sentir hacia ustedes, ese sentir de amor, de cariño; porque los niños dan amor y cariño sin limitación, y lo dan de todo corazón; y también ustedes.
Miren, quien más fácilmente le saca amor a una persona es un niño, o una niñita. Los niñitos le sacan amor de lo profundo del corazón a cualquier persona, porque ellos dan también amor desde lo profundo de su alma.
Y ahora, la enseñanza también es desde lo profundo del alma de las maestras y los maestros, para llegar directamente al alma de los niños.
Dice la Escritura: “Instruye al niño en su carrera, y aun cuando sea viejo (o sea, cuando sea mayor) no se apartará de ella”5. Y también dice la Escritura: “Sobre toda cosa guardada, guarda (¿qué?) tu corazón; (¿por qué?) porque de él mana la vida”6.
Ahora, vean ustedes, la fe viene por el oír, y el oír, de la Palabra de Dios7; y la fe está acá, en el alma, en el corazón. Y es llevando esa Palabra al alma que produce esa fe, que hace que esa fe despierte en la persona; y ahí se manifiesta la Vida de Dios. Al llegar la Palabra, está llegando la Palabra, Dios en forma de Palabra, el Espíritu de Dios en forma de Palabra, directamente al corazón; porque Él es el Verbo, la Palabra.
Vean cómo llevamos a Dios al corazón de las personas: en forma de Palabra; y Dios comienza a obrar ahí, en el corazón de adultos, de jóvenes y de niños también; y comienza a hacerse realidad allá en el alma de la persona esa Palabra. Y después que ya la persona la captó allá en el alma, la tiene, ya es de él esa Palabra; ya luego se materializará en su vida cada una de esas promesas que él ya captó, creyó en su alma.
Vean, Abraham: Abraham creyó en su alma lo que Dios le prometió; y ya era una realidad para él, aunque no se había materializado y aunque su esposa Sara era estéril y aunque estaba ya avanzadita en edad y aunque él también ya tenía bastante edad. Pero miren, en su alma era una realidad; por lo tanto se tenía que materializar en la vida de Abraham, y de Sara, y se materializó.
Cuando nosotros colocamos la Palabra de Dios con todas Sus promesas en el corazón de las personas —y ustedes, maestras, en el corazón, en el alma de los niños—, esa Palabra se tiene que hacer realidad en la vida de esos niños, como también se tiene que hacer realidad en la vida de los jóvenes y de los adultos que reciben esa Palabra.
Ahora, miren, estos niños (de los cuales hablaba Miguel) en la Primera Venida de Cristo, en Su entrada triunfal, esos niños habían sido enseñados por sus padres, y también en la sinagoga cuando iban a la sinagoga. Porque en medio del pueblo hebreo, vean ustedes, los padres, conforme a la ordenanza de Moisés8, los padres les tenían que enseñar a sus hijos toda la Palabra de Dios; y pasaba de los padres a los hijos, y de esos hijos pasaban a sus otros hijos. Y también los abuelitos les iban también enseñando a sus nietos; mientras los abuelitos estaban vivos, también les impartían enseñanza a sus nietos, pero la responsabilidad era de los padres. Y en la sinagoga también continuaba la enseñanza, pero comenzaba en el hogar.
Y ahora podemos ver que en nuestro tiempo tenemos las facilidades para que nuestros niños puedan recibir la enseñanza del Programa de Dios correspondiente a nuestro tiempo; y puedan en los hogares recibir la enseñanza, también a través de las maestras y también en las actividades, a las cuales asisten con sus padres los niños.
O sea que tienen muchas facilidades nuestros niños para crecer espiritualmente y estar al mismo nivel que los jóvenes y que los adultos, de acuerdo al nivel que les corresponde en su edad. Y algunas veces hasta se les pasan a algunos jóvenes y a algunos adultos también. Y algunas veces los niños hablan cosas que a los padres les sorprenden y que los padres todavía no las habían entendido, y ya sus niños las entienden. Y algunas veces hay niños que son los instrumentos de Dios para traer a los padres al Mensaje.
Así que los niños son una bendición en la Iglesia del Señor Jesucristo; fueron una bendición también en la Primera Venida de Cristo, y siempre serán una bendición. Y tienen la promesa de que van a tener también un cuerpo jovencito y eterno, como la tienen los jóvenes y los adultos también.
Bueno, ya, Miguel, yo creo que con lo que hemos hablado tenemos suficiente, para que así nuestros niños en nuestro tiempo tengan el conocimiento del Programa de Dios y así sepan lo que Dios está haciendo en nuestro tiempo y las bendiciones grandes que hay de parte de Cristo para nuestros niños.
Ustedes, maestras, son maestras bienaventuradas; porque hay muchas maestras en este planeta Tierra, en todas las escuelas que dan clases; y hay escuelas que dan clases de español, inglés, aritmética, matemáticas, álgebra, todas estas cosas, y diferentes materias; pero dar clases de la Palabra de Dios correspondiente a nuestro tiempo, a nuestra edad y a nuestra dispensación, solamente hay un tipo de maestras y maestros, que son creyentes en el Programa de Dios correspondiente a nuestro tiempo. ¿Y están dónde? En la Edad de la Piedra Angular. Son maestras que tienen doble bendición.
Maestras y maestros de los cachorritos, adelante enseñando con amor divino, de corazón a corazón (del corazón de ustedes al corazón de los niños), la Palabra, el Mensaje correspondiente a nuestro tiempo, en todas las formas en que puede ser enseñado; y también teniendo cánticos adecuados, para que así puedan…
Eso después, cuando están pensando en esos cánticos y cantando, vean ustedes, están meditando en el Mensaje; es como una meditación en el Mensaje. Como también nos pasa a nosotros, los adultos, con los himnos que cantamos (algunos se nos pegan más que otros). Y es importante que los himnos pues tengan la melodía o música, y todas estas cosas, que lleguen más al alma y se peguen más a nuestra alma; porque no haría mucho una buena letra si no tiene una buena música. O sea que ambas cosas tienen que ir a la par, para que produzca un buen resultado en el alma de las personas; porque del alma (o sea, del corazón) mana la vida.
Hay que proteger el alma, y como único la podemos proteger es ¿cómo? Colocando a Dios dentro de nuestra alma. Colocando la Palabra, a Dios en forma de Palabra dentro de nuestra alma, ahí, entonces nuestra alma estará pensando y meditando en Dios y Su Programa; y así se evita que se le metan pensamientos dañinos a nuestra alma. Así también es para los niños.
El mejor que guarda el alma es Dios; y si lo tenemos ahí, dentro, Él cuidará de nosotros.
Vean, cuando Él cuida de nosotros, ¿la parte más importante de nosotros es qué? Nuestra alma, porque eso es lo que nosotros somos. El cuerpo es la parte exterior, es el templo o casa en que vivimos, la casa física; y la casa interior es el espíritu; pero nosotros somos alma viviente.
Es como la persona que vive en una casa. Las personas pueden decir: “Ahí vive Fulano de Tal, esa es la casa de Fulano de Tal”. Y la casa, se ve todo el exterior, la casa exterior, pero dentro es que está el que habita o los que habitan dentro de esa casa.
Y ahora, son nuestras almas las que habitan dentro de esta casa terrenal. Eso es lo que la persona en sí es: alma viviente.
Y cuando Dios nos cuida, cuando nos cuida directamente lo que realmente somos nosotros, ¿está cuidando qué? El alma nuestra. Sí. No importa que nuestro cuerpo físico tenga algún problema, lo importante es que nuestra alma esté bien protegida.
Dios también nos cuida el cuerpo físico; pero algunas veces nos descuidamos nosotros, hacemos algunos desarreglos, y obtenemos algunos problemas; pero Dios también nos ayuda en la parte física también.
Bueno, maestras de los cachorritos del León de la tribu de Judá, vean que no son maestras de cualquier niño o cualquier niña, sino de los cachorritos del León de la tribu de Judá, o sea, de nuestro amado Señor Jesucristo, que es el León de la tribu de Judá y el Rey de reyes y Señor de señores. Y si Él es el Rey de reyes y Señor de señores, pues Sus cachorritos son príncipes y princesitas.
¿Cuántas maestras desearían ser maestras de hijos de reyes? Muchísimas; pero no toda maestra tiene ese privilegio, pues los reyes son los que escogen quiénes serán los maestros de sus niños.
Y ahora, vean ustedes, ustedes son maestras y maestros de príncipes y princesas que están en esa edad pequeña; y esa es una bendición muy grande: estar enseñando a los cachorritos del León de la tribu de Judá.
Es una bendición grande para mí también, es una bendición grande, estar trabajando en la Obra de Cristo en este Día Postrero, en la Edad de la Piedra Angular y Dispensación del Reino, dando la Palabra que Él me da para todos Sus hijos e hijas de todas las edades.
Bueno, que Dios les continúe bendiciendo a todos, que Dios les guarde, maestras de los cachorritos del León de la tribu de Judá, y adelante dando el Mensaje, la Palabra, a los niños, de corazón a corazón.
Estamos en la Edad del Corazón, ¿sabían eso? La Edad del Corazón es la Edad de la Piedra Angular, esa es la Edad del Alma. Pues, vean, las siete edades de la Iglesia corresponden al Lugar Santo, o sea, corresponden entonces al Espíritu; y la Edad de la Piedra Angular corresponde al Lugar Santísimo, y ese es el Alma del Templo de Jesucristo; y por eso es la Edad del Amor Divino. Y de ahí sale el Mensaje de Cristo, de corazón a corazón, para todos Sus hijos: sale de la Edad del Alma, del Corazón, para el corazón de los hijos e hijas de Dios.
Es el Mensaje del Amor Divino y en el Amor Divino para todos los hijos de Dios, para llegar directamente al alma de los hijos e hijas de Dios. Por eso es que la victoria es una Victoria en el Amor Divino, la cual está prometida y la cual no fallará.
Ahora, vean ustedes, lo que tienen aquí escrito: “EL QUE ENSEÑA DE CORAZÓN A CORAZÓN”, todo eso está correcto, porque estamos en la Edad del Corazón, la Edad del Alma, la Edad del Corazón de la Iglesia de Jesucristo.
Y por eso sale el Mensaje del Lugar Santísimo del Templo de Dios del Cielo, un Mensaje del Corazón de Dios y del Corazón del Templo de Dios en el Cielo (que es el Lugar Santísimo) al Corazón de la Iglesia de Jesucristo (que es la Edad de la Piedra Angular y Lugar Santísimo de ese Templo espiritual), para el corazón, para el alma, de todos los hijos e hijas de Dios en este tiempo final.
¿Y tiene que ser enseñado cómo? Con y en amor divino. Y enseñado de todo corazón, para que salga de lo profundo del corazón y llegue ¿dónde? A lo profundo del corazón de los hijos e hijas de Dios.
Bueno, vamos a dejar aquí ya esta partecita… Tenemos que ir a otros lugares, ¿verdad, Miguel? Ya el tiempo se nos está terminando. Así que vamos a dejar nuevamente a Miguel con nosotros, para continuar y finalizar nuestra parte en estos momentos.
Bueno, entonces ya nos continuaremos viendo. Y oren ustedes también por mí, para que Dios coloque en mi alma, en mi corazón, el Mensaje, todo lo que debo hablar hoy durante el día (en los diferentes grupos que estaré, en la reunión de ministros también) y en la noche también (en la actividad de la noche), y todos estos días, y todos los días de mi vida.
Bueno, que Dios les continúe bendiciendo, que Dios les guarde y les continúe usando grandemente en Su Obra en este Día Postrero. Con nosotros Miguel.
“EL QUE ENSEÑA DE CORAZÓN A CORAZÓN”.
[Revisión febrero 2020]
1 Salmos 82:6
2 San Mateo 18:3, San Marcos 10:15, San Lucas 18:17
3 San Mateo 13:24-30
4 San Mateo 13:47-50
5 Proverbios 22:6
6 Proverbios 4:23
7 Romanos 10:17
8 Deuteronomio 11:18-21, 32:44-47