Muy buenas tardes, amados hermanos y hermanas presentes. Es para mí un privilegio grande estar con ustedes en esta ocasión, para compartir con ustedes unos momentos de compañerismo alrededor de la Palabra de Dios y Su Programa correspondiente a este tiempo final.
Cristo, en San Lucas, capítulo 24, versos 44 al 49, dijo… Esto fue cuando Él ya había resucitado, y pensaron que era un espíritu, y les pidió algo de comer; le dieron un pedazo de pescado y un pedazo de panal de miel, o un panal de miel; comió delante de ellos, y luego les dijo:
“Y les dijo: Estas son las palabras que os hablé, estando aún con vosotros: que era necesario que se cumpliese todo lo que está escrito de mí en la ley de Moisés, en los profetas y en los salmos.
Entonces les abrió el entendimiento, para que comprendiesen las Escrituras;
y les dijo: Así está escrito, y así fue necesario que el Cristo padeciese, y resucitase de los muertos al tercer día;
y que se predicase en su nombre el arrepentimiento y el perdón de pecados en todas las naciones, comenzando desde Jerusalén.
Y vosotros sois testigos de estas cosas.
He aquí, yo enviaré la promesa de mi Padre sobre vosotros; pero quedaos vosotros en la ciudad de Jerusalén, hasta que seáis investidos de poder desde lo alto.
Y los sacó fuera hasta Betania, y alzando sus manos, los bendijo.
Y aconteció que bendiciéndolos, se separó de ellos, y fue llevado arriba al cielo.
Ellos, después de haberle adorado, volvieron a Jerusalén con gran gozo;
y estaban siempre en el templo, alabando y bendiciendo a Dios. Amén”.
Hemos visto lo que sucedió allá en los días de la Primera Venida de Cristo, en donde el Programa de Redención, en donde lo que estaba en el cordero pascual que el pueblo hebreo sacrificó para el día antes de la salida de Egipto (y ese cordero pascual que todos los años sacrificaba cada familia), en Jesús se cumplió; y luego también todos los demás sacrificios de animalitos que eran ofrecidos a Dios, se cumplió en Jesús. El sacrificio del macho cabrío se cumplió también en Jesús, el sacrificio del becerro o becerra que el sumo sacerdote sacrificaba por él y por los sacerdotes también se cumplió en Jesús. Porque todo sacrificio por el pecado fue cumplido en Jesús.
Ahora, vean cuándo Jesús vino para cumplir todos esos tipos y figuras; porque se habían reflejado en el Antiguo Testamento, en todos esos tipos y figuras, se había reflejado lo que el Mesías haría en Su Primera Venida.
Pero vean, los discípulos de Jesucristo no comprendían todo lo que tenía que sucederle a Jesús; no comprendían que Jesús, conforme al Programa de Redención, tenía que morir.
Y en una ocasión, Pedro, cuando Jesús dice que tiene que morir pero luego va a resucitar, Pedro le dice: “Tal cosa no te vaya a acontecer”; porque le dijo que tenía que ir a Jerusalén y que lo iban a tomar preso, lo iban a juzgar, lo iban a condenar y lo iban a matar, pero que al tercer día iba a resucitar; cuando Pedro escucha todo eso que le va a pasar a Jesús, le dice: “Tal cosa no te vaya a acontecer a ti”1.
Si uno sabe que si va a tal ciudad, va a tener un accidente o va a tener un problema o lo van a tomar preso y lo van a matar, pues la persona no va a ese lugar.
Ahora: “Tal cosa no te vaya a suceder a ti”. Quería impedir que Jesús fuera a Jerusalén; pero Él tenía que ir a Jerusalén para llevar a cabo la Obra de Redención, y tenía que ser en el tiempo de Dios; porque Dios no acepta las cosas fuera de tiempo: en Su Programa cada cosa tiene su tiempo.
Piensen en un hombre en este tiempo diciendo: “Yo soy el mensajero de la segunda edad de la Iglesia, y este es el Mensaje para la segunda edad”. Vino demasiado tarde. Ya el mensajero para la segunda edad ya vino y se fue. Pero si no hubiera venido en ese tiempo, ya era demasiado tarde para venir, ¿ven?, porque Dios tiene en Su Programa cada cosa para cada tiempo.
Y ahora, si San Pablo o Ireneo o Martín apareciera en este tiempo diciendo que es el mensajero de este tiempo, también estaría fuera de lugar. ¿Por qué? Porque ellos fueron mensajeros para la edad en que ellos vivieron. Si tratan de ser mensajero en nuestra edad, no pueden entrar como mensajeros para nuestra edad, porque ya Dios tiene todo ordenado para nuestra edad.
Y por eso es que no tiene dos mensajeros a la misma vez para una misma edad, solamente un mensajero. Y para cada dispensación tiene un solo mensajero; y muy pocas veces se han conocido dos mensajeros dispensacionales.
Solamente tenemos uno o dos casos nada más: en el caso de Adán y Set, ellos se conocieron, porque Set era hijo de Adán; y en el caso de Set y Noé, no sé si se llegaron a conocer (eso lo podemos investigar después); pero de ahí en adelante estaban muy lejos. Al principio sí (¿por qué?) porque al principio duraban tantos años que las personas algunas veces veían sus nietos, sus tataranietos y sus (¿qué más?)… Veían a todos los… a un montón de tátaras por ahí, veían hasta la cuarta generación.
Y no se sabe si algunos pasaban… porque Matusalén vivió 969 años, y digamos que cada 50 años uno de los hijos… digamos, el hijo de Matusalén se casó, y vamos a ver a los cuántos años tuvo su primer hijo.
Antes no se preocupaban, como hoy en día los jóvenes se preocupan por casarse jovencitos y tener hijos rápido; antes algunas veces tenían el primer hijo a los 40 o 50 o 60 años, y algunas veces pasaban de los 100 años para tener el primer hijo; así que se casaban quizás no tan jóvenes.
Pero en el tiempo en que nosotros vivimos no se vive tanto tiempo; por lo tanto, es bueno que los jóvenes se casen jóvenes, para que tengan sus niños estando jóvenes; y cuando ya sus niños tengan de 10 a 15 años, se vean como los papás o los papás se vean como sus hijos, jovencitos también, y así disfruten su familia estando jovencitos.
No vayan a esperar ponerse demasiado de adentrados en edad, porque la mujer tiene hasta cierto tiempo para tener hijos sin problemas; de ahí en adelante pueden tener algunos problemas; y por eso no hay que esperar tanto, como antes se esperaba.
Vea, una persona que vivía 900 años podía decir: “No, si todavía yo tengo tiempo. Tengo tiempo todavía de… Tengo que trabajar mucho, tengo que hacer mi casa y todas estas cosas”; y se casaban, parece, un poquito tarde.
Pero una persona que vivía 900 años, casarse de 100 años, eso era como una…, casi una décima parte de su vida. Y una persona que dura 90 años, pues casarse… Miren, una persona que dura 90 años, la décima parte de su vida son ¿cuánto? 9 años. Y una persona que tenía en aquel tiempo 90 años e iba a vivir 900 años, tenía una décima parte de su vida; estaba como un muchachito de 9 años acá.
O sea que, comparando los años que podían vivir la gente, pues una persona de 90 años podía decir: “Yo todavía soy un adolescente”, o un niño: “Todavía yo soy un niño”.
Bueno en Isaías, capítulo 65, nos dice que el niño morirá de 100 años; porque comparando 1000 años (lo cual será el Reino Milenial), la décima parte de 1000 años son 100 años. Ahora, una persona que muere en el Reino Milenial a los 100 años, murió siendo un niñito, equivalente a un niño de 10 años de nuestro tiempo.
¿Y es que habrá muerte en el Milenio? Claro que sí; pero no para los escogidos, porque los escogidos estarán en su cuerpo eterno y glorificado, y serán los reyes con nuestro amado Señor Jesucristo.
Pero el resto de las naciones que entrará al Reino Milenial, y que serán privilegiadas al entrar al Reino Milenial, dice que el niño morirá de 100 años; o sea que una persona que tenga 100 años en el Reino Milenial y no sea un creyente, esa persona ya ha terminado su tiempo de vida en el Reino Milenial.
Y dice que el pecador morirá ¿a los cuántos años? A los 100 años también. O sea que el pecador, el que no se haya arrepentido y convertido a Dios durante el Reino Milenial, a los 100 años termina su tiempo; más tiempo que el que tienen en la actualidad las personas.
Es que durante el Reino Milenial se estará predicando, enseñando la Palabra de Dios, como dice Habacuc, capítulo 2, verso 14, donde nos dice que “No harán mal en todo mi santo Monte; porque la Tierra será llena del conocimiento de la gloria de Jehová”2.
O sea, la Tierra será llena del conocimiento de la Segunda Venida de Cristo, la Venida de Cristo en gloria. Y del conocimiento de la Segunda Venida de Cristo, la Tierra será llena. Y los que durante el Reino Milenial no sean creyentes en todo lo que se estará enseñando en el Reino Milenial, su derecho a continuar viviendo en ese Reino, ¿llegará hasta cuántos años? Hasta 100 años.
Ahora, durante el Reino Milenial también continuarán teniendo hijos e hijas los habitantes de las diferentes naciones. Y esperamos que el Reino Milenial esté lleno y se llene aún más ¿de qué? De latinoamericanos y caribeños. O sea que, por lo que podemos ver a través del Programa de Dios, el número mayor de habitantes para el Reino Milenial como que van a ser latinoamericanos y caribeños.
Y para mí es de grande gozo y de agradecimiento a Dios que en el Reino Milenial, la gente que viva sobre la Tierra, en las naciones (o sea, aquí en la Tierra), en las naciones latinoamericanas y caribeñas… No sabemos qué nombre tendrán para el Reino Milenial; si hay que cambiarles el nombre, se les va a cambiar.
Bueno, por ejemplo, a la parte de Asia Menor le podríamos llamar “San Pablo”, pues hay… Brasil tiene una ciudad que se llama “San Pablo”3. ¿Por qué no al territorio de Asia Menor, donde San Pablo fue su mensajero? La ciudad de San Pablo o la nación de San Pablo.
Bueno, en Brasil pues han honrado a San Pablo colocándole el nombre a la capital. ¿Y qué si se le coloca el nombre a la nación que corresponde al territorio donde San Pablo fue su mensajero? Sería honrar al apóstol San Pablo en una manera mayor, colocándole su nombre a una nación completa.
Y ¿qué si le colocamos el nombre de Ireneo al territorio por donde está Francia en la actualidad? Y así por el estilo.
Y quizás esos territorios después sean mayores, y cubra…, y el planeta Tierra pues pueda estar dividido en ¿cuántas partes? Digamos, en 8 continentes, y que nos dejen el número 8 para nosotros.
Y del nombre del número 8, pues eso que nos dejen a nosotros. Ya Dios lo tiene que tener. Dios lo tiene desde antes de la fundación del mundo. Pero si nosotros fuésemos a elegir, también elegiríamos en la misma forma que Dios lo hizo desde antes de la fundación del mundo: para cada continente le pondríamos el nombre de cada mensajero.
Ahora, si para la Ciudad de nuestro Dios, ¿qué nombre le va a poner Dios? Su Nombre Eterno. Ese es el nombre de la Ciudad de nuestro Dios.
Así que vean ustedes, si Dios le va a colocar a…, o le ha colocado a la santa Jerusalén, a la Nueva Jerusalén, a la Jerusalén celestial: el nombre de ella es el Nombre de Dios, pues en la misma forma Dios hará con los continentes que estarán existiendo durante el Reino Milenial.
Tenemos ahí el patrón: en la misma forma que Dios hace para Él Su Ciudad, pues también las áreas y edades son mencionadas por los nombres también de sus mensajeros.
El ejemplo lo tenemos también en el Israel terrenal. ¿No le colocaron al Israel terrenal el nombre de Jacob, de Israel? ¿Y no les colocaron a las diferentes áreas o departamentos de Israel, no les colocaron el nombre de cada uno de los patriarcas? Vean, Dios tiene una forma de obrar.
Y ahora, ¿qué del Israel celestial? El Israel celestial, vean ustedes, tiene también grandes hombres: los ángeles mensajeros de las diferentes edades, desde acá hasta acá arriba; y no hay mejores nombres que esos nombres para las naciones o continentes que existirán durante el Reino Milenial. Y frente a cada continente, de seguro, estará el ángel mensajero de ese territorio; y habrá un Gobierno en el cual la Ley Divina será la que estará rigiendo a todas las naciones.
Ahora, podemos ver que el Israel terrenal, el pueblo hebreo, refleja al Israel celestial. Y si el reflejo suyo (cuando usted coloca su mano así, frente a una luz, y hay una pared allá) muestra que hay cinco dedos, cuando usted vea su mano, ¿cuántos va a tener? No le habrá crecido otro dedito por el lado: tendrá cinco dedos también.
Ahora, podemos ver que en el Israel terrenal se reflejó el Israel celestial; igual que en el templo de Moisés y el templo de Salomón se reflejó el Templo celestial, el Templo de Dios del Cielo; y se reflejó, por consiguiente, el Templo del Señor Jesucristo, que es Su Iglesia.
Ahora, podemos ver que a través de la Escritura encontramos, podemos encontrar nuestro tiempo reflejado allá, y podemos encontrar quiénes somos nosotros en el Programa de Dios.
Por ejemplo, en el templo: el templo tiene atrio, tiene lugar santo y tiene lugar santísimo. Y la puerta del este está ¿dónde? En el este, e Israel está en el Medio Oriente (o sea, Medio Este); y por allá comenzó la Dispensación de la Gracia. Y en el este, allí está la puerta del este, Jesucristo nuestro Salvador, dando entrada a todos los que creen en Él como nuestro Salvador, ¿para entrar a dónde? A la Casa de Dios, a la Iglesia de Jesucristo.
¿Y en el oeste qué estaba? El lugar santísimo del templo de Dios, donde estaba el arca del pacto, los dos querubines y la gloria de Dios en medio de los dos querubines.
Y en la construcción del Templo de Jesucristo, encontramos que la parte del Lugar Santísimo le ha tocado a la América Latina y el Caribe, que es la que se encuentra en el oeste, o sea, en el occidente. Y la promesa de Cristo en San Mateo, capítulo 24, verso 27, es que la Venida del Hijo del Hombre será (¿cómo?) como el relámpago que sale (¿de dónde?) del oriente (donde fue la Primera Venida de Cristo) y se muestra (¿dónde?) en el occidente.
Ahora vean a Cristo durante las diferentes etapas: se cumplió Su Primera Venida aquí, y sigue como el relámpago moviéndose, ¿hasta resplandecer dónde? En el occidente, en la Edad de la Piedra Angular, en la América Latina y el Caribe. Ahí es donde resplandece como el relámpago el Hijo del Hombre en Su Segunda Venida con Sus Ángeles, y ahí es donde el Hijo del Hombre como el relámpago…
Recuerden, relampaguea primero, y escuchen lo que sucede después: truena. Los Truenos, los siete truenos de Apocalipsis, capítulo 10, encontramos que es en la Venida del Hijo del Hombre como el relámpago resplandeciendo; y en el occidente resplandece, y los Truenos se escuchan; y eso es la Voz de Cristo clamando como cuando ruge un león.
Y así como muchas personas, cuando está relampagueando y tronando se asustan, así también sucede cuando alguna persona encuentra a un león rugiendo, se asusta cualquiera. Quizás se asusta igual o más que cuando está relampagueando y tronando.
Ahora, podemos ver que a nosotros en la América Latina y el Caribe nos ha tocado la mejor parte del Programa de Dios: la parte del occidente, que es la parte del Lugar Santísimo del Templo espiritual de Cristo.
Ahora, a través de la Escritura nosotros encontramos que hay lugar santo, lugar santísimo y también tenemos el atrio. El atrio está al frente, pero también en los lados… (¿Había atrio en los lados, Miguel?). Hay atrio aquí al frente, pero el atrio cubre todo el templo.
Y en Apocalipsis, capítulo 11, vamos a ver lo que nos dice ahí…
Es solamente un saludito, pero parece que en este saludito está saliendo algo aquí que… Vamos a dárselo y después ya… Dice:
“Entonces me fue dada una caña semejante a una vara de medir, y se me dijo: Levántate, y mide el templo de Dios (recuerden que es el Templo de Dios), y el altar, y a los que adoran en él.
Pero el patio que está fuera del templo…”.
“Pero el patio…”.
¿Cuál es el patio, Miguel? El atrio. Vamos a ver:
“Pero el patio que está fuera del templo déjalo aparte, y no lo midas, porque ha sido entregado a los gentiles; y ellos hollarán la ciudad santa cuarenta y dos meses”.
Ahí podemos ver que para Israel, para Jerusalén allá, viene un tiempo bien difícil.
Y eso refleja también —en el Templo de Dios— que para la parte que pertenece al Atrio, donde están las vírgenes fatuas, que les toca ese territorio a las vírgenes fatuas, viene una apretura que luego se convertirá en una persecución a muerte, donde serán martirizadas las vírgenes insensatas, que no tenían aceite; y por eso luego aparecen en Apocalipsis, capítulo 15, sobre un mar de vidrio; dice:
“Vi en el cielo otra señal, grande y admirable: siete ángeles que tenían las siete plagas postreras; porque en ellas se consumaba la ira de Dios.
Vi también como un mar de vidrio mezclado con fuego; y a los que habían alcanzado la victoria sobre la bestia y su imagen, y su marca y el número de su nombre, en pie sobre el mar de vidrio, con las arpas de Dios”.
Y el mar de bronce en el tabernáculo de Moisés y el templo de Salomón, ¿dónde estaba? En el atrio.
Ahora, ¿esa multitud pertenece a qué? Al Atrio de la Casa de Dios.
“Y cantan el cántico de Moisés siervo de Dios…”.
¿Por qué? Porque para el Día Postrero, esa multitud que nadie podía contar sale bajo el ministerio de Moisés, que es el último ministerio que estará manifestado en medio de la Iglesia de Jesucristo y luego en medio del pueblo hebreo, juntamente con el ministerio de Elías por quinta vez y de Jesús por segunda vez.
“… y el cántico del Cordero (¿Por qué? Porque ahí estará el ministerio de Jesús manifestado de nuevo), diciendo: Grandes y maravillosas son tus obras, Señor Dios Todopoderoso; justos y verdaderos son tus caminos, Rey de los santos.
¿Quién no te temerá, oh Señor, y glorificará tu nombre? (¿Por qué? Porque el Nombre estará ahí manifestado) pues sólo tú eres santo; por lo cual todas las naciones vendrán y te adorarán, porque tus juicios se han manifestado”.
Es para ese tiempo del juicio divino cayendo sobre la Tierra, donde estas vírgenes insensatas o fatuas morirán durante la gran tribulación, porque la bestia las destruirá, las matará; pero morirán como mártires, y eso es una bendición para ellas.
Y aquí, vean ustedes cómo nos muestra Cristo las cosas que estarán sucediendo para las personas que estarán en el Atrio.
¿Pero dónde están los escogidos de Dios de este Día Postrero? En el Lugar Santísimo del Templo de Dios. Por lo tanto, solamente pasaremos por una apretura; y vamos a decir, una apretura leve, comparada con las apreturas y persecuciones que la Iglesia ha tenido en edades pasadas.
Pero la parte de la persecución fuerte caerá sobre las vírgenes insensatas; porque ya para ese tiempo los escogidos estarán con Cristo en la Cena de las Bodas del Cordero, por tres años y medio disfrutando de esa gran fiesta en el Cielo.
Ya tendremos nuestro nuevo cuerpo, ya no tendremos los problemas que tenemos en la actualidad; y después que haya terminado la gran tribulación aquí en la Tierra y haya terminado la fiesta de la Cena de las Bodas del Cordero en el Cielo —donde cada cual, cada persona, cada hijo e hija de Dios será recompensado por Cristo, Dios le dará Su galardón—, luego regresaremos a la Tierra para el glorioso Reino Milenial, con nuestro amado Señor Jesucristo.
Ahora podemos ver cómo el Programa de Dios para nuestro tiempo tiene diferentes facetas, pero la más que nos llama la atención es la faceta que tiene que ver con los escogidos de Dios. Pero todo lo que podamos hacer en favor de las vírgenes insensatas, lo estaremos haciendo también; porque ellos dependen de los escogidos de Dios.
Y fue dicho que… vamos a ver aquí: Página 10-A (ya vamos a ir finalizando), página 10-A, verso 99, del libro de Citas, dice:
99 – “¡En el mismísimo minuto en que ese mundo denominacional de afuera comienza a recibir este Mensaje, esa es exactamente la hora de Su Venida. Cuando ellas fueron, las vírgenes fatuas comprendieron que no tenían suficiente aceite en sus lámparas. Y cuando vinieron a golpear la puerta para obtenerlo, ahí fue exactamente cuando la Novia se fue, cuando las vírgenes prudentes se fueron. Ellas no entraron (o sea, las fatuas no entraron). No. Sus organizaciones no podrán entrar. Ellas no tendrán la oportunidad: en el momento en que el Mensaje esté en circulación, la Iglesia se habrá ido”.
Ahora, primero, vean ustedes, las vírgenes fatuas van a tener un momento de oportunidad: van a estar recibiendo el Mensaje; dice que cuando el mundo denominacional comience a recibir el Mensaje, esa es la hora de Su Venida.
Y cuando se habla del Día del Señor o del Día Postrero, son mil años para los seres humanos. Cuando se habla de 1 hora de Dios, se está hablando de 41 años con 8 meses.
Y en ese ciclo divino de 41 años y 8 meses es donde el mundo denominacional va a estar recibiendo el Mensaje; es el momento en que también las vírgenes prudentes entran con Cristo o estarán dentro con Cristo ya. ¿Dónde van a estar? Pues aquí dentro, en la Edad de la Piedra Angular, con Cristo; y luego se cerrará la puerta, porque ya habrá entrado cada persona que tiene su nombre escrito en el Libro de la Vida del Cordero.
Y hay muchas personas en todos los grupos, que tienen sus nombres escritos en el Libro de la Vida del Cordero; y algunos están fuera también, no asisten a ningún lugar; pero les tiene que llegar el Mensaje a todos, para poderse completar el número de los escogidos de Dios.
Tenemos una labor, y es llevar el Mensaje por todos los lugares, para que Cristo llame y junte a Sus escogidos en la Edad de la Piedra Angular, y se complete el número de los escogidos de Dios; y los muertos en Cristo resuciten y nosotros los que vivimos seamos transformados.
Tenemos una misión de parte de Cristo, así como fue con los escogidos de Dios y Sus mensajeros de las edades pasadas. Y ahora hemos visto cuál es nuestra misión, nuestro trabajo en la Obra de Cristo, para que se complete el número de los escogidos de Dios; y en esa labor es que trabajamos.
Siempre en la Iglesia del Señor Jesucristo, a través de las diferentes edades, todos han sido valientes; han dado sus vidas por Cristo en edades pasadas también, como mártires; y han trabajado por Cristo con toda el alma, con amor divino…, unos más que otros. Porque aunque todos han sido valientes, entre todos los valientes hay personas que son más valientes que los valientes, que los mismos valientes; hay unos que sobresalen más en algunas etapas de la historia bíblica.
De entre todos los valientes que David tenía, encontramos que tenía los principales valientes; y así también sucede en la Obra de Jesucristo.
En cada edad y dispensación, el mensajero de cada edad es el valiente de ese tiempo; y con él está la Iglesia de Jesucristo como la Iglesia valiente, que trabaja en la Obra de Cristo y se mantiene en pie, no importa lo que el mundo hable en contra de ella o en contra del mensajero que Dios le ha enviado.
Y entre todos esos miembros de la Iglesia de Cristo que son valientes, hay valientes de ellos que están brazo a brazo con el mensajero, llevando el Mensaje personalmente y también colaborando bien directamente en lo económico, para que la Obra camine hacia adelante cada día a una velocidad mayor. Esos son más valientes que los que se quedan quietecitos, solamente asistiendo los domingos a las actividades y los demás días de la semana; y no trabajan tanto como trabajan otros que han colocado su corazón, toda su alma, su espíritu y sus fuerzas para trabajar en la Obra de Cristo. Esos son los valientes de los valientes; y con esos Dios obra cosas aun fuera de esa congregación, en otras comunidades, en otras ciudades, y aun en toda la nación y en otras naciones también.
Y ahora, vean ustedes, como hubo valientes en el tiempo de David, tuvo valientes en el tiempo de los diferentes profetas, en el tiempo de Moisés también. Josué y Caleb fueron los valientes que estuvieron al lado de Moisés y fueron de bendición para todo el pueblo hebreo; porque después con Josué entró el pueblo hebreo a la tierra prometida, y Caleb se mantuvo con Josué brazo a brazo.
Vean, Josué, aquel joven que salió de Egipto, luego con ese joven entró el pueblo a la tierra prometida, porque Dios estaba con él.
Vean que no importa la edad que la persona tenga, puede ser un valiente en la Iglesia de Jesucristo.
Ahora, caminemos hacia delante siempre, trabajando en la Obra de Cristo con toda nuestra alma, con todo nuestro corazón; y cuando estemos con Cristo en la Cena de las Bodas del Cordero, seremos reconocidos como los valientes de este tiempo final.
Y entre los valientes, pues van a sobresalir algunos como valientes de los valientes; o sea, personas más valientes que los valientes de nuestra edad, o sea, con más valentía de la que tuvieron algunos de los valientes; porque dieron su alma, su corazón, todas sus fuerzas, y aun trabajaron no solamente yendo personalmente, sino ayudando para que la Obra de Dios caminara siempre hacia adelante. Y con valientes así podemos decir que la victoria es segura.
Y no solamente porque hay valientes en nuestra edad, sino porque está con nosotros el Ángel del Pacto, la Columna de Fuego. Es la Columna de Fuego la que nos da esa valentía, la que nos hace valientes para estar con Él y como instrumentos de Él en este Día Postrero.
Ha sido para mí una bendición y privilegio grande estar con ustedes en esta ocasión, dándoles a conocer, dándoles testimonio de “LA MISIÓN DE LA IGLESIA DE JESUCRISTO” y de los valientes que ella tendría en este tiempo final.
Y yo digo: San Pablo hubiese deseado tener estos valientes que tenemos en este tiempo; y también cualquiera de los mensajeros de las edades pasadas; y aun nuestro hermano Branham hubiera deseado haber tenido estos valientes que Cristo tiene en este Día Postrero, en la Edad de la Piedra Angular y Dispensación del Reino.
Cualquier edad hubiera deseado tener estos valientes de este tiempo; pero le ha tocado a la Edad de la Piedra Angular. Cualquier mensajero de las edades pasadas le hubiera gustado tener el grupo de nuestra edad; pero nos ha tocado acá a nosotros.
Tenemos la bendición más grande que haya Dios dado en edad o dispensación alguna, y nos ha tocado a nosotros en este tiempo.
Por eso la Iglesia de Jesucristo en esta etapa podrá decir a Jerusalén y a todo el pueblo hebreo4: “No echéis de ver en que soy morena, porque el Sol me miró”. Pues el Hijo del Hombre viene como el sol, con Su rostro como el sol, que es Su Venida como Rey de reyes y Señor de señores; porque el sol es el astro rey, y Cristo en Su Segunda Venida es el Rey de reyes y Señor de señores, es el Sol de Justicia para alumbrar; con Su manifestación y Su revelación, alumbrar la Dispensación del Reino en el séptimo milenio.
Bueno, hemos visto la bendición tan grande que nos ha tocado, y LA MISIÓN DE LA IGLESIA DE JESUCRISTO en sus diferentes etapas, y su misión en este tiempo final; y hemos visto que tendría valientes en este tiempo, como tuvo valientes en el tiempo pasado.
Y ahora, ¿dónde están los valientes de este tiempo final de la Iglesia de Jesucristo? Aquí estamos presentes, aquí en Ciudad Guatemala un grupo, en San Lucas otro grupo, y diferentes lugares de la República de Guatemala, y diferentes lugares de los países latinoamericanos y caribeños; y algunos también en otras naciones y continentes.
Que Dios les bendiga grandemente y les use grandemente en Su Obra, ¡valientes de Jesucristo, del Hijo de David!, en este Día Postrero, en la Edad de la Piedra Angular y Dispensación del Reino.
Que el Ángel del Pacto, Jesucristo, les bendiga y les guarde, y les use grandemente en Su Obra, y les prospere espiritualmente y materialmente también. En el Nombre Eterno del Señor Jesucristo. Amén y amén.
Dejo con nosotros nuevamente al reverendo Miguel Bermúdez Marín.
“LA MISIÓN DE LA IGLESIA DE JESUCRISTO”.
[Revisión febrero 2020]