Muy buenas tardes, amados hermanos y amigos presentes. Es para mí una bendición grande estar con ustedes en esta ocasión, para compartir con ustedes el tema más misterioso de toda la Biblia, del cual Cristo dijo que ni en el Cielo ni en la Tierra, ni los ángeles, ni siquiera el Hijo del Hombre, ni nadie sabía cuándo sería el día y la hora1, el día y la hora de la Venida del Hijo del Hombre, lo cual corresponde al Día Postrero.
Me detuve un poquito, pero miren, creo que avancé demasiado. Dios se ha detenido por seis mil años (y seis mil años es más que los minutitos que yo me detuve allí); se ha detenido, se aguantó seis mil años, ya estando el ser humano aquí en la Tierra, para revelar ese misterio.
Así que yo he avanzado demasiado, pero el tiempo que he tomado es para traerlo lo más claro posible. Y eso es lo que Dios ha hecho durante estos seis mil años: ha estado acumulando más y más Palabra, más y más profecía; porque por medio de los profetas aumentó la profecía, al enviar a los profetas en diferentes tiempos; y así por medio de los profetas hablar con parábolas y en diferentes formas, no solamente acerca de las cosas que ya sucedieron, sino acerca de la Segunda Venida de Cristo.
Vean cómo nos dice aquí: en Oseas, capítulo 12, verso 10, dice:
“Y he hablado a los profetas, y aumenté la profecía, y por medio de los profetas usé parábolas”.
¿Cómo aumentó Dios la profecía? Pues enviando profetas y hablando por medio de los profetas, en todas las formas en que Dios les dio a Sus profetas para hablar: por parábolas, por estos símbolos diferentes y aun en la vida de los profetas, reflejando todo el Programa Divino correspondiente a Su Segunda Venida.
Y ahora, vamos a Apocalipsis, capítulo 1, verso 7, donde nos dice (7 al 8, dice):
“He aquí que viene con las nubes, y todo ojo le verá, y los que le traspasaron; y todos los linajes de la tierra harán lamentación por él. Sí, amén.
Yo soy el Alfa y la Omega, principio y fin, dice el Señor, el que es y que era y que ha de venir, el Todopoderoso”.
Que Dios bendiga nuestras almas con Su Palabra y nos permita entenderla.
Nuestro tema para esta ocasión es: “LA VENIDA DEL SEÑOR CON LAS NUBES”.
Este es el tema más sobresaliente de toda la Biblia, y es el tema más misterioso de toda la Biblia. Es el misterio que Dios escondió en Su Mente; y nunca lo reveló ni al pueblo hebreo ni a los gentiles, porque ese es el misterio que para el Día Postrero Él le revelaría a Su Iglesia; ese es el misterio del Séptimo Sello, el cual, cuando fue abierto el Séptimo Sello en el Cielo, se hizo silencio en el Cielo2.
Es tan grande ese misterio que hubo silencio en el Cielo como por media hora. Y con ese silencio que fue manifestado en el Cielo se evitó que el enemigo de Dios, el diablo, supiera, conociera, ese misterio, y por consiguiente se evitó que el diablo lograra hacer una imitación del cumplimiento de ese misterio, y así evitó que el diablo se saliera con la suya.
Este es el misterio más grande de toda la Biblia, y por consiguiente es el misterio que con su cumplimiento les traerá la fe para el rapto a los escogidos de Dios, les traerá la fe, la revelación, para ser transformados y raptados en este tiempo final.
Por eso es que tenemos que tomar en serio este tema: “LA VENIDA DEL SEÑOR CON LAS NUBES”, porque la revelación de este misterio es lo que nos da la fe, la revelación, para ser transformados y raptados, arrebatados al Cielo, para ir con Cristo a la Cena de las Bodas del Cordero. O sea que ninguna persona podrá ser transformada y llevada a la Cena de las Bodas del Cordero, estando vivo aquí en la Tierra, sin primero conocer este misterio.
Y este misterio solamente puede ser revelado a la Iglesia del Señor Jesucristo por medio de la manifestación de este misterio sonando la Trompeta Final o Gran Voz de Trompeta, que es la misma Voz de Cristo hablándole a Su Iglesia; la cual le habló en las siete etapas o edades de la Iglesia gentil por medio de Sus ángeles, siete ángeles mensajeros, y para el Día Postrero estaría hablándole a Su Iglesia y revelándole todas estas cosas que deben suceder pronto, en este tiempo final.
Y la Voz de Cristo en el Día Postrero aparece en Apocalipsis, capítulo 10; porque Apocalipsis, capítulo 10, es la Venida del Ángel Fuerte que desciende del Cielo, es la Venida del Ángel del Pacto, es la Venida del Ángel de Jehová, es la Venida de Jesucristo, el cual en el Antiguo Testamento fue conocido con el nombre del Ángel de Jehová, el que libertó al pueblo hebreo de la esclavitud allá en Egipto.
Ahora, veamos aquí en la página 128 lo que nos dice el reverendo William Branham, precursor de la Segunda Venida de Cristo, en el libro de Los Sellos. Dice:
“121. Ahora, los Siete Truenos de Apocalipsis permitirán que Él muestre a la Novia cómo prepararse para obtener esa gran fe de traslación”.
O sea que sin esos Siete Truenos siendo escuchados por la Iglesia del Señor Jesucristo, no hay preparación para ser transformada y raptada; y por consiguiente no hay fe, revelación, para nuestra transformación y rapto, el cual está prometido en el libro más importante de todos los libros de la Tierra: la Biblia.
Y ahora, se requiere que la Iglesia del Señor Jesucristo escuche los Siete Truenos. ¿Y qué son los Siete Truenos? Veamos en la misma Biblia qué son los Siete Truenos.
En Apocalipsis, capítulo 10, podemos ver qué son los Siete Truenos; dice Apocalipsis, capítulo 10, verso 1 en adelante… Recuerden que es la Venida del Ángel Fuerte; y el Ángel Fuerte es Cristo, es el Ángel del Pacto; por eso viene con el arco iris alrededor de Su cabeza, y viene envuelto en una nube. Dice:
“Vi descender del cielo a otro ángel fuerte, envuelto en una nube, con el arco iris sobre su cabeza; y su rostro era como el sol, y sus pies como columnas de fuego.
Tenía en su mano un librito abierto; y puso su pie derecho sobre el mar, y el izquierdo sobre la tierra;
y clamó a gran voz, como ruge un león; y cuando hubo clamado, siete truenos emitieron sus voces”.
Estos Siete Truenos es la Voz del Ángel Fuerte que desciende del Cielo; y clama como cuando ruge un león, porque viene como el León de la tribu de Judá, como Rey de reyes y Señor de señores. Es la Voz del Ángel del Pacto, la Voz del Ángel de Jehová, la Voz del Ángel Fuerte que desciende del Cielo, la Voz de Jesucristo.
Esta misma Voz la escuchamos aquí o la encontramos aquí en Apocalipsis, capítulo 1, verso 10 al 11, donde Juan el apóstol dice:
“Yo estaba en el Espíritu en el día del Señor, y oí detrás de mí una gran voz como de trompeta,
que decía: Yo soy el Alfa y la Omega, el primero y el último”.
Aquí podemos ver que esta voz de Gran Voz de Trompeta es la Voz de Cristo. Y en Apocalipsis, capítulo 10, la voz de los siete truenos también es la Voz de Cristo; es la misma Voz presentada en siete truenos.
Y ahora, este Ángel Fuerte que desciende del Cielo envuelto en una nube es Cristo, el Ángel del Pacto. ¿Cómo fue prometido, que vendría cómo? Vendría con las nubes.
Ahora, podemos ver todas esas profecías que hablan de la Venida del Hijo del Hombre con las nubes, y podemos en este tiempo final tener todas esas profecías, para colocarlas con el cumplimiento de esas profecías, y poder tener el cuadro claro de lo que es la Venida del Señor con las nubes.
Veamos, en el libro de Las Edades dice (el reverendo William Branham dice) [pág. 30]:
“106. Él viene. Jesús viene. Dios viene. El profeta viene (ahora miren: Jesús, Dios y el profeta). Viene el Sacerdote y Rey. El Todopoderoso viene. Así sea, Señor Jesús, ven prontamente. Amén.
107. Él viene. Él viene con las nubes, nubes de gloria como fue visto en el Monte de la Transfiguración, y Sus vestidos estaban brillando con el poder de Dios que le cubría. Y TODO ojo le verá. Eso quiere decir que esto no es el Rapto. Esto es cuando Él venga a tomar Su debido lugar como Gobernador del Mundo”.
Y ahora, más abajo dice:
“‘Y será…’”.
“Entonces es cuando aquellos que le han traspasado con sus credos y doctrinas denominacionales se lamentarán, y toda la gente llorará atemorizada por causa de Él, quien es la Palabra.
108. Este es el relato, en Apocalipsis, de Zacarías 12:9-14. Zacarías profetizó esto hace 2.500 años. Está casi a punto de suceder. Escuche:
‘Y será que en aquel día yo procuraré quebrantar todas las gentes que vinieren contra Jerusalem.
Y derramaré sobre la casa de David, y sobre los moradores de Jerusalem, espíritu de gracia y de oración; y mirarán a mí, a quien traspasaron’.
Zacarías 12:9-10
109. Ahora, ¿cuándo volverá el Evangelio a los judíos? Cuando se haya terminado la dispensación de los gentiles. El Evangelio está listo para volver a los judíos. Oh, si tan sólo les pudiera decir algo que está a punto de suceder hoy, en este nuestro día. Esta gran cosa que va a suceder recorrerá hasta Apocalipsis 11…”.
Y Apocalipsis 11, ¿qué es? Los Dos Ungidos que están delante de la presencia de Dios, los cuales en el tabernáculo que construyó Moisés y templo que construyó Salomón están representados en los dos querubines de oro, y también en los dos querubines de madera de olivo que construyó el rey Salomón.
“… y aquellos dos testigos, aquellos dos profetas, Moisés y Elías, trayendo el Evangelio de nuevo a los judíos. Estamos listos. Todo está en orden. Igual como los judíos trajeron el Evangelio a los gentiles, así también los gentiles se lo llevarán de regreso a los judíos, y el Rapto sucederá”.
¿Y cómo vino el Evangelio de los judíos a los gentiles? Por medio de la manifestación del Espíritu de Dios a través de San Pedro3 y luego de San Pablo4, dos personas allí que son también tipo y figura de los Dos Ungidos que estarán en el Día Postrero; y Pedro y Pablo fueron las principales figuras en el principio.
Y ahora, encontramos que para el Día Postrero, así como los que trajeron el Evangelio a los gentiles estaban entre los hebreos, ahora los que les llevarán el Evangelio a los hebreos, ¿de dónde se lo llevarán? Aquí dice:
“Igual como los judíos trajeron el Evangelio a los gentiles, así también los gentiles se lo llevarán de regreso a los judíos, y el Rapto sucederá”.
¿Y cómo les van a llevar de entre los gentiles el Evangelio a los hebreos, si los hebreos no han creído el Evangelio de la Gracia?
Los apóstoles trataron de convertir el pueblo hebreo a Cristo, y no pudieron; San Pedro, San Pablo y todos los apóstoles, y también los siete ángeles mensajeros.
Y el séptimo ángel mensajero, el cual quiso convertir el pueblo hebreo a Cristo, cuando estaba en Egipto y ya estaba para tomar el avión hacia Israel, el Ángel le dijo que no fuera, que no era el tiempo y que tampoco ese era el lugar para él5. ¿Por qué? Porque él era el séptimo ángel mensajero de la séptima edad de la Iglesia gentil, y no le tocaba a él llevar el Evangelio a los hebreos, porque tiene que ser conforme a Apocalipsis, capítulo 11.
Y ese Elías que les lleva el Evangelio a los hebreos no es el cuarto Elías, sino el quinto Elías6, y va juntamente con el segundo Moisés; esos son los ministerios de Moisés y Elías, los ministerios de los Dos Olivos.
Por lo tanto, el ángel mensajero de la séptima edad de la Iglesia gentil no estaba ungido con el ministerio de Elías en su quinta manifestación, sino en su cuarta manifestación; por lo tanto, estaría ocupando el lugar de otro que vendría después de él con la manifestación del quinto ministerio de Elías. Por eso el Ángel lo detuvo.
¿Y qué les iba a predicar? El Evangelio de la Gracia. ¿Y dónde los iba a meter? En la séptima edad de la Iglesia gentil. Y las edades de la Iglesia gentil tienen que terminar primero, para después abrirse la Puerta de la Dispensación del Reino y la predicación del Reino llegar hasta el pueblo hebreo; porque el Elías que le llevará el Mensaje al pueblo hebreo irá con el Evangelio del Reino, revelándole al pueblo hebreo el misterio de la Venida del Hijo del Hombre, de la Venida del Señor, en este tiempo final. Y cuando ellos lo reciban, entonces ellos comprenderán lo que fue la Primera Venida de Cristo.
Ahora, podemos ver que ninguno de los creyentes, de los ministros y de los mensajeros de la Iglesia de Jesucristo durante las siete etapas de la Iglesia, ninguno de ellos pudo llevarles el Evangelio a los hebreos; porque tiene que terminar de completar – tiene que terminar el recogimiento de todos los escogidos de entre los gentiles, completarse la Iglesia del Señor Jesucristo, como dice San Pablo en Romanos, capítulo 11, verso 25 en adelante, donde dice que la ceguedad para el pueblo hebreo ha sido “en parte, hasta que haya entrado la plenitud de los gentiles; y entonces todo Israel será salvo”; o sea, 144.000, que es todo Israel para Dios, que son los escogidos de Dios en medio del pueblo hebreo; los cuales serán llamados, juntados y sellados con el Sello de Dios, por el Ángel que viene con el Sello de Dios en Apocalipsis, capítulo 7.
Ese es el Ángel que les lleva el Evangelio de regreso al pueblo hebreo, les lleva el Mensaje del Evangelio del Reino. Ese es Elías y ese es Moisés también; porque en él estarán manifestados —por el Espíritu Santo— los ministerios de Moisés por segunda vez, y de Elías por quinta vez, y de Jesús por segunda vez.
Ahora, ¿ese será un hombre del pasado que regresará a la Tierra? Veamos lo que dice el precursor de la Segunda Venida de Cristo en la página 399 del libro de Los Sellos, donde le preguntaron —en la pregunta número 11— quién sería ese Elías que le predicaría al pueblo hebreo. Dice (la pregunta dice así):
“11. El Elías que viene a predicar a los judíos, ¿es el verdadero Elías que estuvo en los días de Achab, o será solamente el espíritu de Elías en otro hombre?
(La contestación fue):
[94]. Yo he pensado que será un hombre de este tiempo ungido con ese espíritu; porque allá, cuando Elías ya había subido y Eliseo se encontró con los hijos de los profetas, ellos dijeron: ‘El espíritu de Elías reposó sobre Eliseo’. Es que Eliseo obró igual a Elías”.
¿Quién será ese Elías que les llevará el Mensaje a los hebreos, el Evangelio a los hebreos? Será un hombre de este tiempo ungido con ese espíritu.
En la página 449 del libro de Los Sellos dice así:
“[54]. El único Espíritu que ha estado sobre la Tierra, que yo sepa, tendría que ser Elías, como fue en su tiempo; y así fue predicho que sería, porque su Espíritu fue nada menos que el Espíritu de Cristo. Cuando Cristo vino, Él fue la plenitud, fue el Dios de los profetas”.
Ahora vean que es el Espíritu de Cristo el cual estuvo manifestado en Elías; estuvo manifestado en Eliseo, en la segunda manifestación del ministerio de Elías; estuvo manifestado en Juan el Bautista, en la tercera manifestación del ministerio de Elías; estuvo manifestado en Jesús; estuvo manifestado en el cuarto Elías, el reverendo William Branham; y ese mismo Espíritu estará manifestado en este tiempo final, en un hombre de este tiempo final ungido con el Espíritu Santo, ungido con el Sello del Dios vivo, en donde estará operando el Espíritu Santo el ministerio de Elías por quinta ocasión y el de Moisés por segunda ocasión.
Y ese es el Ángel del Señor Jesucristo que en el Día Postrero viene ungido con el Espíritu Santo, viene con el Sello del Dios vivo, que es el Espíritu Santo; y por medio de ese Ángel Mensajero de Jesucristo, el Espíritu Santo (que es el Ángel del Pacto, que es Jesucristo en Espíritu Santo) estará operando los ministerios de Moisés, de Elías y de Jesús en este tiempo final, y estará dando cumplimiento a la venida de Elías por quinta vez, a la venida de Moisés por segunda vez y a la Venida de Jesús por segunda vez.
Ese es el misterio que tiene el Ángel que Juan quiso adorar, y el Ángel le dijo que no lo hiciera7</a>; porque en ese Ángel viene Jesucristo en Espíritu Santo manifestado, operando los ministerios de Moisés, de Elías y de Jesús; pero ese Ángel ni es el profeta Elías del tiempo de Acab, que se fue en un carro de fuego; y tampoco es el profeta Moisés, a través del cual Dios libertó al pueblo hebreo; y tampoco es el Señor Jesucristo.
Ese hombre es un profeta, un hombre de este tiempo final, en el cual estará el mismo que estuvo en Moisés, y el mismo que estuvo en Elías, y el mismo que estuvo en Jesús: El Espíritu Santo, el Ángel del Pacto, ese es el que estará en ese mensajero de este Día Postrero operando los ministerios de Moisés, de Jesús y de Elías, y cumpliendo así las promesas que Dios ha hecho para este tiempo final.
Y así es como vendrá Cristo, el Ángel del Pacto, el Ángel de Jehová, velado en carne humana y revelado por medio de carne humana en este tiempo final, en el cumplimiento de la Venida del Hijo del Hombre con Sus Ángeles.
Donde esté la manifestación del Espíritu Santo, de Jesucristo en Espíritu Santo en el Día Postrero, operando los ministerios de Moisés, de Elías y de Jesús, estará el cumplimiento de la Venida del Hijo del Hombre con Sus Ángeles. Donde esté el ministerio de Jesús, pues estará por obligación también el ministerio de Elías y el ministerio de Moisés.
“Porque el Hijo del Hombre viene con Sus Ángeles”8</a>; por lo tanto, donde esté uno, estarán los otros dos (ministerios).
Ahora podemos ver este misterio, que es el misterio más grande de toda la Biblia; más grande que ese misterio no hay ninguno.
Pero ¿qué dijo el reverendo William Branham con relación a ese misterio? Veamos en la página… vamos a ver, página 16, 17 y 18 del libro de Los Sellos, vamos a ver lo que nos dice aquí… dice:
“58. Capte bien esas dos Escrituras. ‘¿Quién ha creído a nuestro anuncio; y a quién ha sido revelado el brazo de Jehová?’. Entonces Jesús dio gracias a Dios que había escondido los misterios de los ojos de los sabios y de los entendidos, y los reveló a los niños, los cuales son capaces de aprender, pues le pareció agradable a Dios hacerlo así. Ahora, de estas citas tomo este texto: Dios ocultándose en la simplicidad, luego revelándose en ella misma”.
Ahora, ¿cuáles fueron los misterios que Dios ocultó de los sabios y entendidos en teología de aquel tiempo? La Primera Venida de Cristo.
Y para el Día Postrero, ¿cuál es el misterio oculto que causó silencio en el Cielo como por media hora? La Segunda Venida de Cristo.
Y ese misterio ha estado oculto de los sabios y entendidos, pero sería revelado a los niños en este tiempo final. Y no quiere decir niños literalmente, sino a los hijos e hijas de Dios, que como niños han nacido en el Reino de Dios al recibir a Cristo como su Salvador y lavar sus pecados en la Sangre de Cristo; por lo tanto, nacieron como niños. Esos son los niños que recibirán la revelación de la Segunda Venida de Cristo.
Sigue diciendo:
“59. Es muy extraño pensar cómo Dios hace esto. Dios se esconde en una cosa tan sencilla que hace que los sabios lo pasen por alto por completo, luego vuelve en la misma cosa sencilla, en la sencillez de Su Palabra, obrando y revelándose de nuevo. Pensé que sería un buen punto de estudio antes de entrar en la gran enseñanza de los Siete Sellos.
60. Muchos lo pasan por alto por razón de la manera en que se revela. El hombre tiene sus propias ideas de lo que debe ser Dios y sobre lo que Dios hará. Como he dicho muchas veces, el hombre es igual a como siempre ha sido; él siempre está alabando a Dios por lo que hizo (alabando a Dios por lo que Dios hizo en el pasado), mirando a lo que Dios hará en el futuro, pero ignorando lo que Dios está haciendo en el presente (ignorando lo que está haciendo en el presente). Así es. Miran para atrás y ven la cosa tan grande que Dios hizo, pero no pueden ver la cosa tan sencilla que Dios usó para efectuarla. Miran adelante y ven lo grande que viene, y en nueve de diez casos, las cosas ya están sucediendo todo a su derredor, sin embargo es tan sencillo que no lo saben”.
Y más abajo, en esta página 17, dice:
“64. Entonces como usted puede ver, no hallamos la grandeza y realidad de Dios revelada en las cosas grandes de las cuales pensamos, sino Él está en las cosas sencillas. Le agrada a Dios revelarse, y luego ocultarse, ocultarse y luego revelarse en las cosas sencillas. Estas cosas le pasan por encima al hombre, pues usted puede decir: ‘¿Por qué obraría así un Dios justo?’. Es porque el hombre fue hecho originalmente de una manera que no tratara de cuidarse a sí mismo. El hombre fue hecho para confiar completamente en Dios. Por eso somos figurados como corderos u ovejas. Una oveja no se puede guiar a sí misma, tiene que tener quién la guíe; y el Espíritu Santo es Quien nos debe estar guiando. Entonces así es hecho el hombre; y Dios hizo todas Sus obras tan sencillas para que las personas sencillas las pudiesen entender. Dios se hace sencillo juntamente con los sencillos para así ser entendido por los sencillos; de otra manera, dijo en Isaías capítulo 35: ‘De tal manera que los insensatos no yerren’. Es tan sencillo. Y nosotros sabemos que Dios es tan grande hasta que esperamos que sea un Ser muy grande, y entonces pasamos por alto las cosas sencillas; tropezamos con la sencillez. Así es como fallamos en nuestra búsqueda de Dios: tropezamos con la sencillez.
65. Dios es tan sencillo hasta el punto que los sabios de este día, y también de los días pasados, lo pasan por alto a una distancia incalculable, porque ellos en su inteligencia saben que no hay nada semejante a la grandeza de Dios; pero Dios en Su revelación viene tan sencillamente que ellos le pasan por encima y no lo reconocen”.
Y sigue diciendo más abajo, en esta página 18 del libro de Los Sellos:
“66. Lo pasan por alto por la manera en que se revela, porque Él es tan grande, y sin embargo se esconde en la sencillez para así revelarse a los de menos importancia”.
Y ahora… Sigue diciendo:
“No trate de entender lo supremo porque Él está por encima de ello, más bien escuche la sencillez de Dios y luego le hallará, en la manera sencilla”.
Y ahora, veamos la página 472 del libro de Los Sellos, donde tenemos más información de la manera sencilla en que todo este gran misterio del Séptimo Sello, de la Venida del Señor en las nubes, sería cumplido. Dice:
“164. Noten bien el Mensaje del tiempo del fin (este Sello)…”.
¿Cuál es el Mensaje del tiempo del fin? O sea, ¿cuál es el Mensaje del Día Postrero, del séptimo milenio?, ¿cuál es? Este Sello: el Séptimo Sello. Y el Séptimo Sello es la Segunda Venida de Cristo, la Venida del Señor. Ese es el Mensaje del Día Postrero, del séptimo milenio.
“Él nos ha revelado los seis Sellos, pero no dice nada del séptimo. El Sello del tiempo del fin, cuando empiece será algo completamente secreto”.
O sea que el Sello del tiempo del fin, el Séptimo Sello (que es la Segunda Venida de Cristo), cuando comience el cumplimiento de ese Séptimo Sello (o sea, el cumplimiento de Su Venida) será todo un secreto; como fue la Primera Venida de Cristo.
La Primera Venida de Cristo, cuando comenzó a cumplirse, cuando comenzó su cumplimiento, vean ustedes, fue Dios creando en el vientre de María una célula de vida, la cual se multiplicó célula sobre célula, y así se formó, fue creado el cuerpo de Jesús en el vientre de María; y luego que cumplió el tiempo correspondiente, dio a luz en Belén de Judea.
¿Pero quiénes sabían acerca de ese misterio de la Venida de Cristo? María, José, Elisabet y Zacarías (el esposo de Elisabet, que era un sacerdote; y Elisabet era pariente de María). Y luego, cuando nació Jesús en Belén de Judea, los pastores que recibieron al Ángel con el Ejército celestial, cantando esas huestes celestiales, y les dijeron a los pastores que fueran a Belén de Judea y hallarían al Mesías envuelto en pañales y acostado en un pesebre9</a>; esas personas supieron que el Mesías estaba en la Tierra, esas personas supieron que la Venida del Mesías se había cumplido.
Y luego, dos años después, llegaron los magos que habían salido de Ur de los caldeos, de allá de Babilonia, llegaron a Jerusalén buscando al Mesías; pero allí no estaba. Les fue informado a ellos que el Mesías tenía que nacer en Belén de Judea: se fueron para Belén de Judea, porque ellos estaban buscando al Mesías10. Y cuando una persona está buscando algo tan importante como la Venida del Mesías, no se puede detener hasta encontrarlo.
Ya la señal de la Venida del Mesías se había visto en el cielo, ya llevaba dos años apareciendo en el cielo; y esa señal es llamada la Estrella de Belén. Por eso los magos llegaron a Jerusalén diciendo: “¿Dónde está el Rey de los judíos, que ha nacido? Porque Su estrella hemos visto en el oriente”.
Habían visto Su estrella allá en el cielo, ellos estando allá en el oriente, viviendo allá en Babilonia; y habían salido del oriente, habían salido de Babilonia, rumbo a Israel. Israel quedaba al occidente; o sea, al oeste de Babilonia queda Israel. O sea que ellos tuvieron un recorrido de este a oeste. Y al oeste de Babilonia, que queda la tierra de Israel, encontraron al Mesías.
Y ahora, lo encontraron en Belén de Judea, le ofrecieron sus presentes: oro, incienso y mirra, y lo adoraron, y después se fueron. Miren, un recorrido tan grande para venir a adorar al Mesías, y ofrecerle sus presentes, y después marcharse; porque ellos vinieron buscando al Mesías: ellos eran creyentes en las profecías bíblicas y ellos eran descendientes de aquellos hebreos que habían sido llevados cautivos a Babilonia.
Y por cuanto la Biblia decía en Números que de Jacob saldría una estrella11, ellos estaban buscando siempre esa estrella en el cielo; y cuando vieron esa señal en el cielo…; porque Dios siempre que hace algo en la Tierra lo muestra en el cielo; en el cielo es que aparecen las señales de lo que Él está haciendo en la Tierra.
Por eso es que Jesucristo también habló de las señales en el cielo, y dijo que “cuando ustedes vean suceder estas cosas, levantad vuestras cabezas al cielo, porque vuestra redención está cerca”12. Y estaba hablando ¿de qué? De la señal del Hijo del Hombre en el cielo; estaba hablando de la Venida del Hijo del Hombre en las nubes o con las nubes.
Y cuando esa señal es vista en el cielo, toda persona tiene que levantar sus ojos al Cielo: tiene que levantar su mirada a Dios, y buscar y servir a Dios todos los días de su vida; y prepararse por medio del Mensaje de Dios para ese tiempo, ser preparado para ser transformado y raptado, porque vuestra redención (o sea, la transformación del cuerpo, que es la redención del cuerpo) está cerca.
Ya Cristo llevó a cabo la Obra de Redención en la Cruz del Calvario, pero nuestro cuerpo físico todavía está sin redimir. ¿Qué quiere decir eso? Que todavía nuestro cuerpo físico es mortal, corruptible y temporal.
Nuestro cuerpo físico no tiene vida eterna; por eso nace, crece, llega a ser un niño, después llega a ser un jovencito, después llega a ser una persona adulta, y después llega a ser un viejo y se muere. Eso es lo que le espera al cuerpo físico porque todavía necesita la redención, o sea, necesita ser transformado para entonces nosotros tener un cuerpo eterno, un cuerpo redimido; y eso es lo que Dios ha prometido y de lo que habla San Pablo también. Cristo dijo: “Vuestra redención está cerca, cuando ustedes vean estas cosas suceder, estas señales en el cielo”.
Y San Pablo, en Romanos, capítulo 8, nos habla de la redención del cuerpo y nos dice, hablándonos de la adopción, en el capítulo 8 de los Romanos (vamos a ver)… Capítulo 8, verso 21 en adelante, dice:
“… porque también la creación misma será libertada de la esclavitud de corrupción, a la libertad gloriosa de los hijos de Dios.
Porque sabemos que toda la creación gime a una, y a una está con dolores de parto hasta ahora;
y no sólo ella, sino que también nosotros mismos, que tenemos las primicias del Espíritu, nosotros también gemimos dentro de nosotros mismos, esperando la adopción, la redención de nuestro cuerpo”.
¿Qué es lo que los hijos e hijas de Dios han estado esperando durante todo el tiempo? La redención de nuestro cuerpo, que es la transformación de nuestros cuerpos; y los muertos en Cristo: la resurrección de ellos en cuerpos eternos y glorificados, iguales al cuerpo de nuestro amado Señor Jesucristo.
Tendremos un cuerpo igual al cuerpo de Jesucristo cuando seamos transformados los que vivimos y los muertos en Cristo resuciten. Ellos resucitarán en un cuerpo eterno, un nuevo cuerpo, y nosotros seremos transformados. Esa es la redención del cuerpo, y esa es la adopción para cada hijo e hija de Dios.
Ahora veamos lo que a continuación dice aquí, en la página 472, donde estábamos leyendo, del libro de Los Sellos</em>; vamos a leer de nuevo esto, dice:
“[164]. El Sello del tiempo del fin, cuando empiece será algo completamente secreto, según la Biblia”.
¿Cuando qué? Cuando comience. Como cuando comenzó la Primera Venida de Cristo en medio de la raza humana, en medio del pueblo hebreo: cuando comenzó era un secreto para los sacerdotes, para el sumo sacerdote, para la religión hebrea y para los ciudadanos de Israel, exceptuando un grupito muy pequeño, que sabían que el Mesías ya estaba en la Tierra.
Luego vino a ser dado a conocer públicamente al pueblo hebreo; cerca de treinta años después de Jesús nacer en Belén de Judea, vino a ser dado a conocer públicamente que el cumplimiento de la Venida del Mesías era una realidad.
Y eso sucedió cuando Juan el Bautista vino predicando que después de él vendría uno mayor que él; y dijo que ese que vendría después de él los bautizaría con Espíritu Santo y Fuego; e identificó a ese que vendría después de él como el Cordero de Dios, como el Mesías13.
Y cuando lo vio, dijo: “He aquí el Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo. Este es del cual yo dije que vendría después de mí; y Él es el que los bautizará con Espíritu Santo y Fuego”; o sea, el que llevaría a cabo esa parte de la redención, en donde nos daría un cuerpo teofánico de la sexta dimensión al creer en Él —en Jesucristo— como nuestro Salvador, lavar nuestros pecados en Su Sangre y recibir Su Espíritu Santo.
Y ahora, vean la manera sencilla en que fue la Primera Venida de Cristo. ¿Y qué fue en realidad la Primera Venida de Cristo? La Primera Venida de Cristo fue nada menos que la Venida del Ángel del Pacto, del Ángel de Jehová, del Dios de Abraham, de Isaac y de Jacob, vestido de carne humana. Eso es lo que profetizó Malaquías en el capítulo 3, donde dijo: capítulo 3, verso 1, dice:
“He aquí, yo envío mi mensajero, el cual preparará el camino delante de mí (¿Quién está enviando a Su mensajero? El Ángel del Pacto)<em>; y vendrá súbitamente a su templo el Señor a quien vosotros buscáis (¿Quién es el que vendrá después del mensajero que Él envía a preparar el camino? El que vendrá después es el Señor, el Dios de Abraham, de Isaac y de Jacob, que los libertó de la esclavitud en Egipto), y el ángel del pacto, a quien deseáis vosotros”.
¿Quién es el Señor que vendrá? El Ángel del Pacto, el que libertó al pueblo hebreo, y el que habitó en el lugar santísimo del tabernáculo que construyó Moisés y del templo que construyó Salomón; habitó sobre el propiciatorio.
Ahora, vean ustedes que este Ángel del Pacto le dijo a Moisés cuando se le reveló a Moisés, este Ángel del Pacto, el Ángel de Jehová le dijo a Moisés: “Yo soy el Dios de Abraham, de Isaac y de Jacob”14</a>; porque Dios estaba en Su cuerpo teofánico —llamado el Ángel del Pacto— manifestado, pero Él vendría en medio del pueblo hebreo más adelante, en carne humana.
“En el principio era el Verbo, y el Verbo era con Dios, y el Verbo era Dios.
Este era en el principio con Dios.
Todas las cosas por él fueron hechas, y sin él nada de lo que ha sido hecho, fue hecho”.
Él es el mismo del cual Génesis, capítulo 1, verso 1, dice:
“En el principio creó Dios los cielos y la tierra”.
Y ahora, encontramos que Él es el Verbo que era con Dios y era Dios (San Juan, capítulo 1, verso 1 en adelante). Y el verso 14 de ese mismo capítulo 1 dice:
“Y aquel Verbo fue hecho carne, y habitó entre nosotros (y vimos su gloria, gloria como del unigénito del Padre), lleno de gracia y de verdad”.
¿Quién vino en carne humana? El Verbo, que era con Dios y era Dios, el Ángel del Pacto, el Ángel de Jehová, el Dios de Abraham, de Isaac y de Jacob, el Creador de los Cielos y de la Tierra.
Por eso el profeta Isaías, en el capítulo 7, verso 14, dice que “el mismo Señor os dará señal (una señal): He aquí la virgen concebirá, y dará a luz un hijo, y se llamará su nombre (¿cómo?) Emanuel”, que traducido es: Dios con nosotros15. Dios se hizo hombre creándose ese cuerpo en el vientre de María, para habitar en ese cuerpo que nació de la virgen María.
¿Qué es lo más que se parece a Dios? El hombre, porque Dios hizo al hombre a Su imagen y semejanza16.
Y ahora, cuando Dios le hizo la imagen al hombre, pues le hizo un cuerpo teofánico de la sexta dimensión; y después, cuando le hizo una semejanza al hombre, le hizo un cuerpo de carne del polvo de la tierra, y lo colocó en ese cuerpo de carne.
Y ahora, la imagen de Dios es Su cuerpo teofánico, y la semejanza de Dios es Su cuerpo de carne que Él se creó en el vientre de María; y ese cuerpo de carne fue llamado Jesús.
Y ahora, Dios para el tiempo final nos dará un cuerpo eterno y glorificado, igual al cuerpo de nuestro amado Señor Jesucristo. Ya nos ha dado un cuerpo teofánico de la sexta dimensión, un espíritu teofánico de la sexta dimensión, al creer en Cristo como nuestro Salvador, lavar nuestros pecados en la Sangre de Cristo y recibir Su Espíritu Santo; y así Dios nos ha dado un nuevo cuerpo de otra dimensión, teofánico, de la sexta dimensión; y así Dios está creando una nueva raza con vida eterna.
¿Ven? No es un asunto de sectarismos, no es un asunto de religiones, sino es un asunto de la creación de una nueva raza, la cual Jesucristo, el segundo Adán, está creando. Y el primer hombre de esa nueva raza se llama el Señor Jesucristo. Él es el principio de la Creación de Dios17, de esa Nueva Creación que Él está realizando.
Y por eso es que Jesucristo es el que está creando esa nueva raza; y es por eso que todos seremos plenamente a imagen y semejanza de Jesucristo; y viviremos por el Milenio y por toda la eternidad con nuestro amado Señor Jesucristo, reinando con Él como reyes y sacerdotes por el Milenio y por toda la eternidad.
Ahora, hemos visto lo que fue la Primera Venida de Cristo: la Venida del Verbo, la Palabra hecha carne en un hombre llamado Jesús; el Verbo, que era con Dios y era Dios (o sea, Dios con Su cuerpo teofánico, que es llamado el Verbo), haciéndose carne, viniendo en un velo de carne y manifestándose por medio de ese velo de carne.
El Espíritu Santo estaba allí manifestado en toda Su plenitud. Juan lo vio descender en forma de paloma sobre Jesús, y dijo: “Ese es el hombre; porque el que me mandó a bautizar me dijo: ‘Sobre aquel que tú veas al Espíritu Santo descender en forma de paloma sobre él y permanecer sobre él, ese es Él: ese es aquel al cual tú le estás preparando el camino’”18.
Y ahora, para el Día Postrero, ese mismo Ángel del Pacto o Ángel de Jehová, que es el Dios de Abraham, de Isaac y de Jacob, volverá. Él es el Verbo que era con Dios y era Dios, y para el Día Postrero se hará carne en medio de la Iglesia del Señor Jesucristo; así como se hizo carne en medio de Israel (del Israel terrenal) en el velo de carne llamado Jesús, uno de en medio del pueblo hebreo, el cual fue un discípulo de Juan el Bautista primero, y había seguido el Mensaje de Juan, y después comenzó Su ministerio.
Vean, en uno de los discípulos de Juan el Bautista, en uno de los discípulos del precursor de la Primera Venida de Cristo, se cumplió la Primera Venida de Cristo. Y todo fue tan sencillo que luego de Juan presentarlo como “el Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo” (es decir, que ese era el hombre al cual él le estaba preparando el camino), llegó una etapa en la vida de Juan el Bautista, cuando estuvo preso, que mandó a preguntar a Jesús si Él era aquel que había de venir o esperarían a otro. Si Jesús no era el hombre que tenía que venir después de Juan el Bautista, pues Juan el Bautista tampoco era el precursor del Mesías.
Pero Jesús no le mandó a decir a Juan: “Yo soy”, sino que les dijo a los discípulos de Juan: “Vayan y digan a Juan estas cosas que ustedes están viendo. Vayan a él y digan que los ciegos ven: ustedes han visto cómo los ciegos han sido sanados; los cojos andan: ustedes han visto cómo han sido sanados los cojos; y a los pobres es predicado el Evangelio: ustedes han visto que todas estas gentes que están aquí son gente pobre, gente sencilla, a los cuales yo les estoy predicando el Evangelio. Vayan y digan a Juan todo lo que ustedes han visto”19.
Y no les dijo: “Digan a Juan que yo soy”, no.
—“Digan a Juan lo que yo estoy haciendo”.
¿Por qué? Porque esas eran las cosas que el Mesías tenía que estar haciendo en aquel tiempo. Y el Mesías es identificado por las obras que Él estaría haciendo en el cumplimiento de las obras que fueron profetizadas que el Mesías haría.
Y el único que estaba haciendo esas obras en aquel tiempo, ¿era quién? El Señor Jesucristo. Así que a Juan le tenía que bastar saber lo que estaba haciendo Jesucristo para dar testimonio de que Ese era el que vendría después de él, y que lo que él había dicho al principio acerca de Jesús estaba correcto. Ese era el hombre, ese era el hombre al cual Juan le preparó el camino.
En una ocasión habían venido a Juan unas personas de los fariseos, diciéndole de Jesús: “Mira, aquel del cual tú diste testimonio, ahora bautiza más personas que tú y le siguen más personas que a ti. Aquel que estaba contigo, ahora está por otro lado, por allá; está predicando, le siguen más personas que a ti y bautiza más personas que tú”. Juan dijo: “A Él le conviene crecer, y a mí menguar”20.
Si Juan no hubiese sido el precursor de la Primera Venida de Cristo se hubiese puesto bien celoso, y quizás hubiese hablado negativamente; pero Juan dijo: “A Él le conviene crecer, y a mí menguar”.
Y los que se fueron con Jesús, se fueron con el que tenía la promesa de crecer; y los que se quedaron con Juan el Bautista, se quedaron con el que tenía la promesa de menguar. Por eso, acerca de la historia de Juan el Bautista y de Jesús: encontramos que acerca de la historia de Juan el Bautista se escribe poquito, y acerca de la historia y ministerio de Jesús se escribe muchísimo; porque a Él le conviene crecer.
Ahora, podemos ver que el que vendría después de Juan el Bautista sería el que los bautizaría con Espíritu Santo y Fuego, el que produciría el nuevo nacimiento en las personas, el que llevaría a cabo la Nueva Creación.
Los que se quedaron con Juan el Bautista nunca recibieron el bautismo del Espíritu Santo, nunca recibieron el nuevo nacimiento; hasta que luego, años después, muchos de ellos reconocieron a Jesucristo como el Mesías, lo aceptaron, lavaron sus pecados en la Sangre de Jesucristo y recibieron el Espíritu Santo.
Porque ninguna persona puede recibir el Espíritu Santo sin creer en Jesucristo como nuestro Salvador, y lavar sus pecados en la Sangre de Jesucristo, y así recibir luego el Espíritu Santo y obtener el nuevo nacimiento; y así nacer en el Reino de Dios, entrar al Reino de Dios. No se puede entrar como las personas quieran entrar, sino como Dios ha establecido para entrar al Reino de Dios.
Ahora, esto fue lo que le dijo Cristo a Nicodemo: “De cierto, de cierto te digo, que el que no nazca de nuevo, no puede ver el Reino de Dios”, o sea, no lo puede entender.
Nicodemo estaba interesado en el Reino de Dios y le dice: “¿Cómo puede hacerse esto? ¿Puede acaso el hombre, ya siendo viejo, entrar en el vientre de su madre y nacer de nuevo?”. Jesús le dice: “De cierto, de cierto te digo, que el que no nazca del Agua y del Espíritu, no puede entrar en el Reino de Dios (o al Reino de Dios)”. (San Juan, capítulo 3, verso 1 al 6).
Toda persona que está interesada en entrar al Reino de Dios tiene que comprender estas palabras de Jesucristo para poder hacer lo que le corresponde hacer, y obtener el nuevo nacimiento, y así entrar al Reino de Dios.
Como una persona que quiera pertenecer a la familia tal. Digamos, sabe acerca de los reyes de tal nación, y tal persona diga: “Yo quiero pertenecer a esa familia. Yo quiero ser hijo de ese rey y de esa reina”. Pues es sencillo: nazca de ellos. Nazca de ese rey y de esa reina, y ellos dirán: “Este es mi hijo”. No puede ser en otra forma.
Y ahora, toda persona, para entrar al Reino de Dios y ser reconocido como un hijo o una hija de Dios, pues tiene que nacer de nuevo, tiene que nacer de Dios, tiene que nacer de Jesucristo: por medio de creer en Jesucristo y lavar sus pecados en la Sangre de Cristo y recibir Su Espíritu. Y así Dios dice: “Este es un hijo mío” o “una hija mía”. De otra forma no puede ser. Los hijos de Dios son nacidos (¿de quién?) de Dios; porque cada persona es hijo de su padre.
Así que tenemos que entender estas cosas, para así saber dónde estamos parados en el Programa de Dios y así recibir las bendiciones de Dios. Tenemos que entender que estas no son cosas imaginarias, sino que son cosas reales para todos los seres humanos; y tenemos que enfrentarnos a la realidad.
No podemos ser personas ignorantes, ignorando el Programa de Dios. Tenemos que enfrentarnos al Programa de Dios, y creerlo con toda nuestra alma, para recibir las bendiciones de Dios.
Ahora, hemos visto lo que fue la Primera Venida de Cristo: fue la Venida del Verbo, que era con Dios y era Dios, el cual es llamado el Ángel del Pacto o Ángel de Jehová, que libertó al pueblo hebreo y le dijo a Moisés: “Yo soy el Dios de Abraham, de Isaac, y de Jacob”.
Le había aparecido a Abraham en dos ocasiones principales. En una como Melquisedec, y le dio pan y vino (le apareció en forma visible); y dice la Escritura que este Melquisedec es Rey de Salem (o sea, de Jerusalén), y es también Sumo Sacerdote del Templo de Dios que está en el Cielo, Sacerdote del Dios Altísimo21. Él es el Rey de Paz.
Y ahora, también encontramos que le apareció el día antes de la destrucción de Sodoma y Gomorra, y le apareció en forma física, forma visible; y juntamente con Él, con Elohim, aparecieron los Arcángeles Gabriel y Miguel.
Abraham los invitó a comer un almuerzo: una ternera o un ternero, y panes y leche y queso; y Elohim (el Dios de Abraham, de Isaac y de Jacob) aceptó la invitación de Abraham; y comieron. Abraham le preparó un becerro tierno, y comieron debajo de un árbol, allí en la sombra.
Y luego, ya en la tarde, se levantaron los Arcángeles Gabriel y Miguel y fueron rumbo a Sodoma; y les estaban acompañando también Elohim y Abraham, pero se fueron adelante los Arcángeles Gabriel y Miguel. Y Elohim se quedó con Abraham un rato más, un poco de tiempo más, y le dijo: “¿Encubriré yo a Abraham lo que yo voy a hacer?”22.
¿Por qué Dios hace esa pregunta? Porque en Amós, capítulo 3, verso 7, dice: “Porque no hará nada el Señor Jehová, sin que antes revele Sus secretos a Sus siervos Sus profetas”. Por lo tanto, Dios no le podía ocultar a Abraham lo que iba a hacer siendo que Abraham era un profeta; y de los profetas grandes: un profeta dispensacional.
Y cuando Dios va a hacer cosas mayores en este planeta Tierra, tiene que tener un profeta dispensacional, y a ese profeta le revela lo que va a hacer.
Como fue en el tiempo de Noé: Dios iba a destruir la raza humana, pero no podía destruirla sin revelar lo que iba a hacer a un profeta mayor; y ese profeta fue Noé, y le dio a conocer cómo escapar de ese juicio que vendría.
Y ahora, podemos ver que también para el tiempo de Abraham: Dios iba a destruir a Sodoma y a Gomorra; pero en Sodoma y Gomorra, allá en Sodoma, estaba el sobrino de Abraham: Lot y su familia; y Abraham hizo intercesión por Lot y su familia; y Dios lo escuchó.
Y por cuanto no hubo en Sodoma y Gomorra ni diez justos, Dios tenía que destruir a Sodoma y a Gomorra; porque en el tiempo de Noé solamente hubo ocho personas justas; y cuando decimos “justas”, es porque ellos ofrecían a Dios el sacrificio de los animalitos por el pecado, y estaban cubiertos sus pecados con la sangre de esos sacrificios de esos animalitos.
Y solamente ocho personas hubo allí en aquel tiempo: Noé y su familia; ocho personas, contando al mensajero de esa dispensación; o sea que la congregación de Noé, ese profeta dispensacional, era de siete personas, y contándolo a él eran ocho personas. Y Dios destruyó el mundo antediluviano teniendo ocho personas que estaban bajo la sangre de esos sacrificios. La Escritura dice que Dios halló a Noé justo, y por eso se reveló a él, y alcanzó misericordia, halló gracia delante de Dios23.
Ahora, si con ocho personas justas, cubiertas con la sangre de la expiación, cubiertas con la sangre de esos sacrificios (Dios no veía el pecado de ellos), y aun con todo y eso destruyó la raza antediluviana, la cual estaba al descubierto… sus pecados estaban al descubierto, porque no habían creído a [Dios] y Su profeta, y no tenían el sacrificio conforme a como Noé lo efectuaba; y Dios destruyó aquella generación antediluviana.
Ahora, para Sodoma y Gomorra ser librados de la destrucción, tenían que tener no menos de diez personas justas delante de Dios; pero no hubo las diez personas: solamente estaba Lot, su esposa y sus dos hijas; los cuales estaban bajo los sacrificios por el pecado, porque Lot lo había aprendido (¿de quién?) de Abraham. Lot era un discípulo de un profeta dispensacional.
Y Lot y su familia representan las vírgenes fatuas, las cuales al final van a despertar, aunque ya será demasiado tarde. Despertarán en la manifestación de la Tercera Etapa, cuando estén viendo esa Tercera Etapa llevando a cabo las grandes señales y maravillas; y el pueblo hebreo ahí también despertará. Porque la Tercera Etapa será para las vírgenes prudentes, para las vírgenes fatuas y para los perdidos, que ya no tienen oportunidad de salvación24</a>; y también será para el pueblo hebreo.
Bajo esa Tercera Etapa, el pueblo hebreo dirá: “¡Esto es lo que nosotros estamos esperando!”25. Y ahí el Evangelio pasará de los gentiles a los hebreos, por medio de la manifestación del Espíritu Santo operando los ministerios de Moisés, de Elías y de Jesús; ahí estarán manifestados los ministerios de los Dos Olivos, de los Dos Ungidos que están delante de la presencia de Dios.
Ahora, podemos ver lo que será en este tiempo final, y todo será tan sencillo; y principalmente en ese entrelace que corresponde a este Día Postrero, donde se entrelaza la Dispensación de la Gracia con la Dispensación del Reino. Y se entrelaza el ministerio de Jesucristo como León de la tribu de Judá con el ministerio de Cordero, hay un entrelace ahí.
Y vean ustedes, Cristo ha estado manifestado de edad en edad —por medio de los mensajeros de cada edad— como Cordero y como Sumo Sacerdote. Y en el Día Postrero, por medio de Su manifestación en Su Ángel Mensajero, donde comienza como Sumo Sacerdote y como Cordero esa manifestación…, pero luego cambiará de Cordero a León, y de Sumo Sacerdote (¿a qué?) a Juez de toda la Tierra, y a León de la tribu de Judá, Rey de reyes y Señor de señores, en Su Obra de Reclamo.
Vean cómo en el Día Postrero, en la Edad de la Piedra Angular, se hace el entrelace; y en el Ángel del Señor Jesucristo, Cristo hace ese entrelace de Cordero a León (y como León, Él es el Rey de reyes y Señor de señores), y de Sumo Sacerdote a Juez de toda la Tierra. Ese es el entrelace que Cristo hace en y a través de Su Ángel Mensajero en el Día Postrero.
Y todo eso será en una forma tan sencilla que los sabios y entendidos lo pasarán por alto; pero a los miembros del Cuerpo Místico de Cristo, escritos en el Cielo, en el Libro de la Vida del Cordero, les sería revelado este misterio; y estarían viendo al Verbo (que es Jesucristo en Espíritu Santo) viniendo velado en carne humana en Su Ángel Mensajero, y revelado por medio de Su Ángel Mensajero, en el Día Postrero; pero esa manifestación sería tan sencilla que solamente los escogidos (llamados también “los entendidos” en el libro del profeta Daniel)26 entenderían.
Y ahora, ¿cómo viene este Ángel Fuerte que desciende del Cielo en el Día Postrero?, ¿cómo viene? Vamos a verlo en el libro de Los Sellos, página 57. Dice:
“‘Y vi otro ángel fuerte descender del cielo, cercado de una nube, y el arco celeste sobre su cabeza…’.
17. Ahora, si usted se fija bien, notará que esta persona es Cristo, porque aun en el Antiguo Testamento Él fue llamado el Ángel del Pacto; y Él ahora viene directamente a los judíos porque la Iglesia ha llegado a su fin”.
Viene para el pueblo hebreo, el Ángel del Pacto, el Ángel de Jehová; pero la Iglesia del Señor Jesucristo ha llegado a su fin, al tiempo final.
“18. ¿Recuerdan el Ángel de Apocalipsis capítulo 1? Este es el mismo. Un ángel es un mensajero, y él es un mensajero a Israel”.
El Ángel del Pacto, el cual vino dos mil años atrás en medio del pueblo hebreo, y el pueblo hebreo lo rechazó; pero luego los gentiles lo recibieron, después de morir y resucitar y ascender al Cielo. Lo han recibido creyendo en Él todos los que tienen sus nombres escritos en el Libro de la Vida del Cordero desde antes de la fundación del mundo.
Y ahora, este Ángel, que es el mismo Cristo en Espíritu Santo, es el Ángel del Pacto, el Mensajero a Israel:
“… y él es un mensajero a Israel. ¿Ve usted? La Iglesia está a punto de ser raptada, Él viene por Su Iglesia”.
El Mensajero a Israel viene por Su Iglesia; porque el Mensajero a Israel es el Ángel del Pacto, el Ángel de Jehová, Jesucristo en Espíritu Santo; y tiene que tomar un velo de carne para por medio de ese velo de carne manifestarse; y ese velo de carne es el Ángel del Señor Jesucristo. Por medio de él, el Ángel del Pacto, el Ángel de Jehová (que es Jesucristo en Espíritu Santo), estará manifestado en carne humana. Y los que estarán viendo la Palabra encarnada en el Día Postrero en el Ángel Mensajero de Jesucristo, estarán viendo a Jesucristo manifestado en Su Ángel Mensajero.
Ahora, el Ángel de Jesucristo no es el Señor Jesucristo; él es el profeta de la Dispensación del Reino y de la Edad de la Piedra Angular. Por eso cuando Juan el apóstol quiso adorarlo, él le dijo que no lo hiciera: que adorara a Dios.
En Apocalipsis, capítulo 19, versos del 6 al 10, y también Apocalipsis 22, verso 8 al 9, encontramos que Juan quiso adorarlo en dos ocasiones, y el Ángel le dijo que no lo hiciera.
Juan quiso adorarlo, porque vio la manifestación de Jesucristo, el Ángel del Pacto, a través del Ángel del Señor Jesucristo; y escuchó estas cosas en forma simbólica, que Jesucristo dijo que revelaría a los que subieran donde Él estaba27</a>; vio todas estas cosas siendo reveladas por el Ángel del Señor Jesucristo.
“Y el Señor, el Dios de los espíritus de los profetas, ha enviado su ángel, para (manifestar) a Sus siervos las cosas que deben suceder pronto”. ¿Por medio de quién son reveladas? Por medio de Su Ángel Mensajero. Apocalipsis, capítulo 22, verso 6.
Y Apocalipsis 22, verso 16, dice: “Yo Jesús he enviado mi ángel para daros testimonio de estas cosas en las iglesias”.
¿Por medio de quién son dadas a conocer todas estas cosas que deben suceder pronto? Por medio de la manifestación de Jesucristo en Espíritu Santo a través de Su Ángel Mensajero.
Es Su Ángel Mensajero el que estará siendo visto en medio de la Iglesia de Jesucristo; pero en él estará Jesucristo en Espíritu Santo manifestado, hablándonos todas estas cosas correspondientes a este tiempo final. Ese Ángel estará ungido con el Espíritu Santo para tener el ministerio del Día Postrero, para el pueblo hebreo y también para la Iglesia del Señor Jesucristo.
Ahora, hemos visto que todo esto está prometido para ser llevado a cabo en forma sencilla.
Y así como por medio de uno de los discípulos de Juan el Bautista, de uno de los discípulos del precursor de la Primera Venida de Cristo, se cumplió la Primera Venida de Cristo: Vigilen los discípulos del precursor de la Segunda Venida de Cristo, porque por medio de uno de ellos se cumplirá la Venida del Ángel Fuerte, del Ángel del Pacto, de Jesucristo en Espíritu Santo velado en carne humana en uno de los discípulos del precursor de la Segunda Venida de Cristo.
Y en él se cumplirá la venida del Ángel del Señor Jesucristo, a través del cual Jesucristo estará velado y revelado en carne humana en el Día Postrero, cumpliendo Sus promesas para el Día Postrero.
Ahora, fue algo raro que en uno de los seguidores, de los creyentes del precursor de la Primera Venida de Cristo, se cumpliera la Primera Venida de Cristo; pero así fue.
Así fue, y Juan dio testimonio que sería por medio de uno que estaría en la Tierra y que él presentaría, pues él dijo: “Después de mí viene uno del cual yo no soy digno de desatar la correa de Su calzado. Él les bautizará con Espíritu Santo y Fuego”. Y cuando lo vio, dijo: “Este es Él. Este es aquel del cual yo dije que vendría después de mí. Este es el varón, el hombre, del cual yo hablé”.
Y ahora, vean ustedes que después del precursor de la Primera Venida de Cristo vino otro hombre, otro profeta, en el cual se cumplió la Venida del Mesías para el pueblo hebreo. Y después del precursor de la Segunda Venida de Cristo, está prometido que vendrá otro hombre.
Y vamos a ver si el precursor dice que vendrá otro hombre, en el cual vendrá el Espíritu Santo, Cristo en Espíritu Santo velado y revelado. En la página 256 del libro de Los Sellos en español, dice el precursor de la Segunda Venida de Cristo, refiriéndose al Jinete del caballo blanco de Apocalipsis 19, que es la Venida de Cristo, del Ángel del Pacto, dice:
“121. Pero cuando nuestro Señor aparezca sobre la Tierra, Él vendrá sobre un caballo blanco como la nieve, y será completamente Emmanuel —la Palabra de Dios encarnada en un hombre”.
La Palabra de Dios encarnada (¿en qué?) en un hombre; y eso es la Venida del Jinete del caballo blanco de Apocalipsis 19; porque el Jinete del caballo blanco de Apocalipsis 19 es el Espíritu Santo, el Ángel del Pacto, viniendo en el Día Postrero en carne humana, en un hombre de este tiempo final.
Pero ese hombre no es el Señor Jesucristo; pero en ese hombre estará el Señor Jesucristo en Espíritu Santo manifestado en el Día Postrero, en el cumplimiento de la Venida del Jinete del caballo blanco de Apocalipsis 19, y de la Venida en carne humana del Ángel Fuerte que desciende del Cielo; el cual desciende del Cielo y se vela en carne humana y se revela por medio de carne humana, y viene a ser el Mensajero a Israel.
Para manifestarse como el Mensajero a Israel, el Ángel del Pacto tiene que hacerse carne en medio de la Iglesia de Jesucristo, y de ahí Él revelarse tanto a Su Iglesia como al pueblo hebreo; pero recuerden que siempre necesita un velo de carne.
Pero ese velo de carne no es el Señor Jesucristo: ese velo de carne es el Ángel del Señor Jesucristo, un redimido por la Sangre de Jesucristo, que primero tiene que haber sido discípulo del precursor; porque tiene que mantener esa línea, esa hilaridad28 del Programa Divino.
Ahora, podemos ver que todo sería tan sencillo que solamente los elegidos, los predestinados de Dios, lo verían y lo entenderían.
Ahora, vean ustedes, en la página 146 del libro de Los Sellos también, por cuanto esto es para el tiempo final, para el Día Postrero, para el séptimo milenio…; en donde la Venida del Verbo, del Ángel del Pacto en carne humana será una realidad para la Iglesia de Jesucristo; por otro lado, estará también en la Tierra el anticristo, la bestia, lo cual será el diablo encarnado en otro hombre.
Y ahora, vean, el precursor de la Segunda Venida de Cristo dice:
“[192]. Y al mismo tiempo que el diablo cae del Cielo y se encarna en un hombre, el Espíritu Santo sube y viene encarnado en un hombre”.
Y entonces tendremos aquí en la Tierra la encarnación (o sea, la manifestación en carne humana), por un lado, del diablo en un hombre de este tiempo final; y por otro lado tendremos la encarnación de Dios, del Espíritu Santo, de Jesucristo, en un hombre de este tiempo final. Y ahí tendremos los dos grandes misterios: el misterio de la piedad, por un lado; y el misterio de la iniquidad, del diablo, por otro lado; ambos hechos carne (cada uno en un hombre de este tiempo final).
Y ahí será donde se cumplirá esto que dice el precursor de la Segunda Venida de Cristo en la página 270 del libro de Los Sellos</em>; dice:
“197. Aquí vemos la Vida y la Muerte llegando a su último encuentro. El caballo blanco de Vida verdadera (ese es el Jinete del caballo blanco de Apocalipsis 19) y el caballo amarillo de credos mezclados. La cosa está llegando a un verdadero reto”.
El caballo – El jinete del caballo amarillo es el anticristo, la bestia, que aparece en Apocalipsis, capítulo 6, versos 7 al 8, el cual lleva por nombre Muerte, y el infierno le sigue. O sea que al diablo encarnado…, lleva por nombre Muerte y el infierno le sigue.
Pero el Jinete del caballo blanco de Apocalipsis 19, Su Nombre es Vida, es el Verbo de Dios; y “en el principio era el Verbo, y el Verbo era con Dios, y el Verbo era Dios. En Él estaba la Vida”.
Es la Vida, el Verbo, el que viene en el Día Postrero en el caballo blanco de Apocalipsis 19; y eso es la Palabra encarnada en un hombre, eso es Jesucristo en Espíritu Santo manifestado en carne humana en Su Ángel Mensajero; eso es el Ángel del Pacto, el Ángel de Jehová, el Ángel que desciende del Cielo envuelto en una nube; y viene y se hace carne en el Día Postrero en el último profeta mensajero que Jesucristo envía a Su Iglesia, en la Edad de la Piedra Angular, para así cumplir Su Venida a Su Iglesia en carne humana en la Edad de la Piedra Angular y Dispensación del Reino.
Y la señal de la Venida del Hijo del Hombre sería vista en el cielo dando testimonio de lo que Dios estaría haciendo aquí en la Tierra; así como la señal de la Primera Venida del Hijo del Hombre, la señal de la Venida de Cristo dos mil años atrás, apareció en el cielo, y fue la Estrella de Belén, la cual los magos vieron y reconocieron que ya el Mesías estaba en la Tierra. El hombre ungido, el Cristo, el Mesías, estaba ya en la Tierra naciendo en Belén de Judea.
Y ahora, la señal del Hijo del Hombre sería vista en el cielo, conforme a Apocalipsis, capítulo 1, verso 7, donde dice que verán al Hijo del Hombre viniendo en o con las nubes del cielo. Y de eso también Cristo había hablado en San Mateo, capítulo 24 y verso 30 al 31, cuando dijo:
“Entonces aparecerá la señal del Hijo del Hombre en el cielo; y entonces lamentarán todas las tribus de la tierra, y verán al Hijo del Hombre viniendo sobre las nubes del cielo, con poder y gran gloria.
Y enviará sus ángeles con gran voz de trompeta, y juntarán a sus escogidos, de los cuatro vientos, desde un extremo del cielo hasta el otro”.
En San Mateo dice que vendrá “en las nubes” y San Lucas dice que vendrá “en una nube”29. Los dos están correctos; porque cuando se nos dice “en una nube”, es una nube formada por ángeles de Dios, que son los ángeles mensajeros de las siete edades de la Iglesia gentil, juntamente con el Ángel Fuerte, que era diferente a los demás; y cuando se nos dice que vendrá “en las nubes”, pues cada ángel mensajero es una nube, porque sus cuerpos teofánicos son vistos en forma de una nube aquí en el cielo, en febrero 28 de 1963, cuando aparecieron los ángeles mensajeros de las siete edades de la Iglesia gentil juntamente con un Ángel que era diferente a los demás.
Y ahora, aquí, cuando viramos esta foto hacia la derecha, podemos ver la barba del Señor formada por los siete ángeles mensajeros de las siete edades, y podemos ver la peluca blanca o cabello blanco formado por el Ángel que era diferente a los demás: el Ángel que tiene el Séptimo Sello (es este Ángel que está aquí), o sea, el Ángel que tiene el cumplimiento de la Segunda Venida de Cristo. Ese es el Ángel Fuerte que desciende del Cielo. Ese es el Ángel del Pacto, el Ángel de Jehová, Jesucristo en Su cuerpo teofánico, siendo visto aquí, en el cielo, con Sus siete ángeles mensajeros de las siete edades de la Iglesia gentil.
Y aquí lo encontramos envuelto en esta nube, viniendo en una nube, formada por ángeles; porque no es una nube de vapor, sino que es una nube de gloria. Es una nube de gloria formada por los siete ángeles mensajeros de las siete edades y por el Ángel que era diferente a los demás, que es el Ángel del Pacto, el cual en medio del pueblo hebreo se manifestó también en una nube: la nube de fuego durante la noche, y nube que cubría al pueblo hebreo y le hacía sombra para que el pueblo hebreo no estuviese fatigado durante el día30.
Este Ángel fue el que se hizo carne dos mil años atrás en el velo de carne llamado Jesús, y se manifestó como Cordero de Dios llevando a cabo la Obra de Redención en la Cruz del Calvario.
Y para el Día Postrero vuelve este Ángel del Pacto, el Ángel de Jehová: vuelve a la Tierra el Verbo haciéndose carne en el tiempo final en otro velo de carne, llamado el Ángel del Señor Jesucristo.
Pero ese Ángel del Señor Jesucristo no es el Señor Jesucristo; es otro hombre que estará viviendo en este tiempo final, y será el profeta de la Dispensación del Reino.
Recuerden que Jesús en Su Primera Venida fue el profeta de la Dispensación de la Gracia y fue el velo de carne donde estuvo el Ángel del Pacto manifestado. Y para el Día Postrero: en el profeta de la Dispensación del Reino vendrá el Ángel del Pacto, el Ángel de Jehová, hecho carne, dándonos a conocer todas estas cosas que deben suceder pronto, y manifestando Su Programa correspondiente a este tiempo final.
Y luego que lo escuchemos con esa Gran Voz de Trompeta (que es también la Voz del Ángel Fuerte que desciende del Cielo clamando como cuando un león ruge, y siete truenos emitiendo sus voces)31, cuando lo hayamos escuchado en todo lo que Él tiene para decirnos en este tiempo final, habremos escuchado plenamente la Voz de los Siete Truenos revelándonos todo el misterio del Séptimo Sello, y siendo así preparados para ser transformados y raptados en este tiempo final.
Y habremos escuchado también la Trompeta Final o Gran Voz de Trompeta, que es la misma Voz del Ángel Fuerte que desciende del Cielo, representada la Voz de Cristo en la trompeta final o gran voz de trompeta o en los siete truenos de Apocalipsis, capítulo 10. Y esa Voz la escucharemos por medio de carne humana a través de Su Ángel Mensajero, dándonos a conocer todas estas cosas que deben suceder pronto, en este tiempo final.
Pero recuerden: ese Ángel del Señor Jesucristo no es el Señor Jesucristo. Él solamente es un redimido por la Sangre del Señor Jesucristo. Él solamente es uno de los discípulos del precursor, que luego comienza el Ángel del Pacto, Cristo, a obrar por medio de él, en el cumplimiento de lo que ha sido prometido que vendría después del precursor; y por medio de esa manifestación sencilla, Dios cumplirá lo que Él ha prometido.
Y luego de haber escuchado todo el Mensaje de Cristo, ese Mensaje de Gran Voz de Trompeta o Trompeta Final o de Siete Truenos de Apocalipsis, capítulo 10; luego que hayamos escuchado todo Su Mensaje, y todos los escogidos hayan sido llamados y juntados…; porque luego de la señal del Hijo del Hombre en el cielo es que Él envía Sus Ángeles con Gran Voz de Trompeta.
Y la señal del Hijo del Hombre en el cielo fue mostrada en febrero 28 de 1963. Y de ahí en adelante sería enviado el ministerio de los Ángeles del Hijo del Hombre, los ministerios de Moisés y de Elías, para llamar con la Gran Voz de Trompeta o Trompeta Final del Evangelio del Reino a todos los escogidos de Dios; y colocarlos en el Cuerpo Místico de Cristo, en la Edad de la Piedra Angular; y prepararlos para ser transformados y raptados; dándonos a conocer todo el misterio de Dios, todo el misterio del Séptimo Sello: el misterio de la Venida del Ángel del Pacto con Sus Ángeles, velado y revelado en Su Ángel Mensajero.
Ahí es donde está el misterio del Séptimo Sello: en Su manifestación en carne humana por medio de Su Ángel Mensajero.
En la Venida del Jinete del caballo blanco de Apocalipsis 19 —que es la Venida del Verbo, la Palabra hecha carne en un hombre—, ahí está el misterio del Séptimo Sello, el cual sería revelado a la Iglesia de Jesucristo en este Día Postrero, en el cual nosotros estamos viviendo.
Y así como el misterio de cómo obtendríamos el nuevo nacimiento y recibiríamos un cuerpo teofánico de la sexta dimensión estaba bajo el secreto de la Primera Venida de Cristo, la Venida del Ángel del Pacto en carne humana en Jesús de Nazaret; el misterio de cómo recibiremos el cuerpo físico eterno y glorificado está bajo la Venida del Ángel del Pacto, la Venida de Jesucristo en Espíritu Santo en Su Ángel Mensajero, en carne humana, en el Día Postrero.
Ahí está el misterio del Séptimo Sello siendo revelado a la Iglesia del Señor Jesucristo en la Venida del Señor con las nubes.
Lo tenemos aquí, viniendo con las nubes, al Ángel del Pacto, para descender del Cielo a la Tierra y hacerse carne: velarse en carne humana en forma sencilla en Su Ángel Mensajero, y a través de Su Ángel Mensajero revelarse a Su Iglesia y darle a conocer todas estas cosas que deben suceder pronto, en este tiempo final; y así darnos la fe para ser transformados y raptados, y llevados a la Cena de las Bodas del Cordero en el Cielo.
Pero recuerden siempre que Su Ángel no es el Señor Jesucristo; él es solamente el instrumento del Señor Jesucristo en la manifestación de Jesucristo para este tiempo final, viniendo a Su Iglesia en este Día Postrero, en donde se entrelaza la Dispensación del Reino con la Dispensación de la Gracia.
Luego que tengamos el nuevo cuerpo, entonces veremos a nuestro amado Señor Jesucristo en Su cuerpo glorificado, porque también nosotros tendremos un cuerpo glorificado. Y así estaremos siempre con Él: Él con Su cuerpo glorificado y nosotros con nuestro cuerpo glorificado también. Y así estaremos en la Cena de las Bodas del Cordero.
Y luego regresaremos a la Tierra para el glorioso Reino Milenial, donde Cristo viene con Sus millares de ángeles, con Su poderoso Ejército, que es Su Iglesia, con cuerpos eternos también, para establecer el glorioso Reino Milenial aquí en la Tierra; y reinaremos con Cristo por mil años y luego por toda la eternidad.
Hemos visto el misterio de “LA VENIDA DEL SEÑOR CON LAS NUBES”. Son nubes de gloria, nubes formadas por los ángeles mensajeros de las siete edades y también por el mismo Cristo en Su cuerpo teofánico; son nubes de gloria formadas por los cuerpos teofánicos del Ángel del Pacto y de los siete ángeles mensajeros de las siete edades de la Iglesia gentil.
Hemos visto el misterio de “LA VENIDA DEL SEÑOR CON LAS NUBES”. Y de ahí en adelante todas las naciones estarían lamentándose; y eso es lo que vemos a través de las noticias: lamento en todas las naciones.
Pero también la promesa es que enviaría el Hijo del Hombre a Sus Ángeles con Gran Voz de Trompeta, y llamarían y juntarían a todos Sus escogidos; y eso también está sucediendo: están siendo llamados y juntados todos los escogidos de Dios del Día Postrero, correspondientes a la Edad de la Piedra Angular y Dispensación del Reino.
Por eso es que el llamado de la Gran Voz de Trompeta del Evangelio del Reino, que gira alrededor de la Segunda Venida de Cristo como el León de la tribu de Judá, está juntando a todos los escogidos de Dios (¿dónde?) en el Cuerpo Místico de Cristo, en la Edad de la Piedra Angular; y dándonos así la revelación de la Venida del Ángel del Pacto, de la Venida de Jesucristo, de la Venida del Señor para este tiempo final; y así dándonos esa revelación, esa fe de rapto, para ser preparados y ser transformados en este tiempo final, en el cual nosotros estamos viviendo.
“LA VENIDA DEL SEÑOR CON LAS NUBES”.
Ese ha sido nuestro tema en esta ocasión, y hemos visto lo sencillo que sería el cumplimiento de esta promesa. Febrero 28 de 1963, vimos en el cielo al Ángel del Pacto con Su cuerpo teofánico, que es Jesucristo en Su cuerpo teofánico, y vimos también los siete ángeles mensajeros de las siete edades con sus cuerpos teofánicos también. Hemos visto esa señal del Hijo del Hombre en el cielo.
Y el Ángel del Pacto, que es el Ángel que era diferente a los demás, que es el Ángel que tiene el Séptimo Sello, así como los siete ángeles mensajeros para tener sus ministerios en la Tierra tuvieron que tener un velo de carne: para este tiempo final, el Ángel del Pacto (que es Jesucristo en Su cuerpo teofánico, Jesucristo en Espíritu Santo), para tener Su ministerio del Día Postrero tiene que tener un cuerpo de carne, y tiene que ser un cuerpo de carne de este tiempo final; tiene que ser un redimido por la Sangre de Jesucristo, para en él Jesucristo en Espíritu Santo venir manifestado, el Ángel del Pacto venir manifestado en carne humana en medio de Su Iglesia, en el cumplimiento de la Venida del Ángel del Pacto, del Ángel Fuerte que era diferente a los demás; para venir como el León de la tribu de Judá clamando como cuando ruge un león, y los Siete Truenos emitiendo sus voces, y nosotros escuchando la Voz del Ángel que era diferente a los demás: la Voz del Ángel Fuerte que desciende del Cielo por medio de carne humana hablándonos todas estas cosas que deben suceder pronto, en este tiempo final, y revelándonos el misterio de Su Venida en medio de Su Iglesia en carne humana en Su Ángel Mensajero.
Ha sido para mí un privilegio estar con ustedes en esta ocasión, dándoles testimonio de “LA VENIDA DEL SEÑOR EN LAS NUBES”.
¿Vieron todo lo que conlleva la Venida del Señor en las nubes, todo el misterio que está envuelto ahí? ¿Pero vieron lo sencillo que todo sería? Sería todo tan sencillo que solamente se puede describir como Dios velándose y revelándose en simplicidad, Dios velado y revelado en simplicidad. Eso fue lo que dijo el precursor de la Segunda Venida de Cristo que sería el misterio del Séptimo Sello siendo cumplido32.
Que las bendiciones del Séptimo Sello, de nuestro amado Señor Jesucristo, el Ángel del Pacto, sean sobre todos ustedes y sobre mí también en este tiempo final en el cual vivimos; y pronto se complete el número de los escogidos de Dios; y pronto los muertos en Cristo resuciten en cuerpos eternos, y nosotros los que vivimos seamos transformados; y seamos todos llevados a la Casa de nuestro Padre celestial, al Cielo, a la Gran Cena de las Bodas del Cordero. En el Nombre Eterno del Señor Jesucristo. Amén y amén.
Y ahora, dejo con ustedes al reverendo Tirzo Ramiro Girón (si está por aquí y tiene algún cántico), para así finalizar nuestra parte; y luego pasaremos al reverendo Miguel Bermúdez Marín, para que así termine por completo nuestra parte en esta ocasión.
Ahora, en esta ocasión en que hemos visto este misterio de “LA VENIDA DEL SEÑOR CON LAS NUBES”, que es la Venida del Ángel del Pacto, lo cual hemos visto en esta foto de febrero 28 de 1963, ahora tendremos un cántico para así glorificar a Dios, que es el Ángel del Pacto, el mismo Dios de Abraham, de Isaac y de Jacob, y darle gracias también por Sus bendiciones que Él nos está dando en este tiempo final.
Hay algo que no les dije, que no les dije con relación a la Venida del Ángel Fuerte que desciende del Cielo, y es que en Su Primera Venida Él vino con un nombre que significaba ‘Salvador’ o ‘Redentor’. ¿El nombre estaba dónde? En el velo de carne donde vino el Ángel del Pacto manifestado.
Para el Día Postrero, el Jinete del caballo blanco de Apocalipsis 19 viene con un nombre que ninguno entiende: con un nombre nuevo; y Jesús dijo que Él tiene un nombre nuevo: “Al que venciere, yo le haré columna en el Templo de mi Dios, y nunca más saldrá fuera; y escribiré sobre él el Nombre de mi Dios, y el Nombre de la Ciudad de mi Dios, la Nueva Jerusalén, la cual desciende del Cielo, de mi Dios, y mi Nombre Nuevo” (Apocalipsis, capítulo 3, verso 12).
Hay personas en esta Tierra que no saben que Jesús dice que Él tiene un nombre nuevo; ese es el nombre que Él usará en Su Segunda Venida. Y ahí lo vamos a dejar quietecito; porque Él dice que escribirá sobre el Vencedor ese nombre. Y ese Vencedor será el Ángel del Señor Jesucristo; será el instrumento que Él tendrá en este Día Postrero para manifestarse por medio de él, y manifestará por medio de él también Su Nombre Nuevo.
A través de diferentes conferencias que ya están dictadas, y están también impresas, y también están en videos, los que todavía no han escuchado acerca de este misterio del Nombre Nuevo de Jesucristo, podrán obtener todo ese conocimiento leyendo o escuchando en videos las conferencias relacionadas al Nombre Nuevo de Jesucristo para ser manifestado en Su Venida. Podrán obtener literatura completamente gratis, donde obtendrán mayor conocimiento de estos misterios del Reino de Dios; y así saber que Jesucristo es el mismo ayer, hoy y siempre.
Él es el mismo Ángel del Pacto del Antiguo Testamento, llamado el Ángel de Jehová. Por eso Él dijo: “Antes que Abraham fuese, yo soy”. Él dijo: “Abraham deseó ver mi día; lo vio, y se gozó”33. Porque Él es el mismo del Antiguo Testamento, llamado el Ángel de Jehová, el cual se hizo carne en el velo de carne llamado Jesús; y para este Día Postrero vendría nuevamente en carne humana en Su Ángel Mensajero. Más claro no les puedo hablar.
Todos los profetas del Antiguo Testamento, y los justos, y los reyes, y todos los siete ángeles mensajeros, desearon escuchar esto que ustedes escucharon en esta tarde; pero a ellos no les fue concedido. ¡Pero a nosotros sí!: A nosotros ha sido concedido conocer este misterio del Reino de Dios: el misterio del Séptimo Sello, el misterio de LA VENIDA DEL SEÑOR CON LAS NUBES, para hacerse carne en este Día Postrero, y velarse y revelarse por medio de carne humana a través de Su Ángel Mensajero, y darnos a conocer todas estas cosas que deben suceder pronto.
Pero recuerden, Su Ángel Mensajero no es el Señor Jesucristo; él solamente es un redimido por la Sangre de Cristo, que es el instrumento de Jesucristo para este tiempo final, para esa gran manifestación de Jesucristo, el Ángel del Pacto.
Jesucristo es el mismo ayer, hoy y siempre. Jesucristo, el Ángel del Pacto, es el mismo para siempre, pero usa diferentes velos de carne.
Él es el mismo ayer, hoy y siempre, excepto en Su cuerpo físico; porque va velándose en carne humana, de un velo de carne a otro velo de carne, de un profeta de una edad a otro profeta de otra edad, y de un profeta de una dispensación a otro profeta de otra dispensación. Siempre velado en carne humana en el instrumento que está viviendo en ese tiempo; porque Dios siempre está al día, está vigente. Su manifestación siempre está al día. Él no se atrasa.
Jesucristo es el mismo siempre. Jesucristo es el mismo ayer, hoy y siempre. Jesucristo es el mismo.
[Cántico “Amor Eterno”]
Que Dios les continúe bendiciendo a todos; y dejo nuevamente con nosotros a nuestro amado amigo y hermano, el reverendo Miguel Bermúdez Marín.
Y estén preparados para el nuevo cuerpo que hemos de recibir.
Que Dios les bendiga y les guarde a todos.
“LA VENIDA DEL SEÑOR CON LAS NUBES”.
[Revisión julio 2021]
1 San Mateo 24:36, San Marcos 13:32
2 Apocalipsis 8:1
3 Hechos 10:1-48
4 Romanos 15:7-21
5 SPN64-0719M “La Fiesta de las Trompetas”, pág. 39, párr. 285-290 / Citas, pág. 21, párr. 169; pág. 55, párr. 482; pág. 73, párr. 628
6 Los Sellos, “El Quinto Sello”, págs. 312-313, párrs. 164-166
7 Apocalipsis 19:10, 22:8-9,
8 San Mateo 16:27
9 San Lucas 2:8-20
10 San Mateo 2:1-12
11 Números 24:17
12 San Lucas 21:28
13 Mt. 3:11, Mr. 1:7-8, Lc. 3:16; Jn. 1:26-31
14 Éxodo 3:6
15 San Mateo 1:23
16 Génesis 1:26
17 Apocalipsis 3:14
18 San Juan 1:32-34
19 San Mateo 11:1-6, San Lucas 7:18-23
20 San Juan 3:26-30
21 Génesis 14:18-20; Hebreos 7:1-4, 7:17, 7:20-22; Salmo 110:4
22 Génesis 18:1-33
23 Génesis 6:8
24 Citas, pág. 119, párr. 1057
25 Citas, pág. 22, párr. 176 / SPN57-1006 “Preguntas y respuestas sobre Hebreos, parte III”, pág. 288, párr. 730
26 Daniel 12:3, 12:10
27 Apocalipsis 4:1
28 “esa hilaridad” – ilación, secuencia, conexión –Editor.
29 San Lucas 21:27
30 Éxodo 13:21-22
31 Apocalipsis 10:1-3
32 Los Sellos: “Dios en simplicidad”, pág. 52, párr. 204; “El Primer Sello”, pág. 122, párr. 99; “El Segundo Sello”, pág. 152, párr. 13; “El Tercer Sello”, pág. 197, párrs. 30-31; pág. 209, párr. 90; “El Cuarto Sello”, pág. 264, párr. 157; “Preguntas y respuestas”, pág. 412, párr. 161; “El Séptimo Sello”, pág. 449, párr. 54; pág. 472, párr. 165
33 San Juan 8:56-58