El misterio del Verbo que era con Dios y es Dios

Muy buenos días, amados amigos y hermanos presentes aquí en Azul, Argentina. Es para mí una bendición y privilegio grande estar con ustedes, para compartir con ustedes en esta ocasión unos momentos de compañerismo alrededor de la Palabra de Dios y Su Programa correspondiente a este tiempo final, y bajo el tema “EL MISTERIO…”. “EL MISTERIO DEL VERBO QUE ES CON DIOS Y ES DIOS”.

Para lo cual queremos leer en San Juan, capítulo 1, verso 1 en adelante, donde nos dice:

“En el principio era el Verbo, y el Verbo era con Dios, y el Verbo era Dios.

Este era en el principio con Dios.

Todas las cosas por él fueron hechas, y sin él nada de lo que ha sido hecho, fue hecho.

En él estaba la vida, y la vida era la luz de los hombres.

La luz en las tinieblas resplandece, y las tinieblas no prevalecieron contra ella.

Hubo un hombre enviado de Dios, el cual se llamaba Juan (o sea, Juan el Bautista).

Este vino por testimonio, para que diese testimonio de la luz, a fin de que todos creyesen por él.

No era él la luz, sino para que diese testimonio de la luz.

Aquella luz verdadera, que alumbra a todo hombre, venía a este mundo.

En el mundo estaba, y el mundo por él fue hecho; pero el mundo no le conoció.

A lo suyo vino, y los suyos no le recibieron.

Mas a todos los que le recibieron, a los que creen en su nombre, les dio potestad de ser hechos hijos de Dios;

los cuales no son engendrados de sangre, ni de voluntad de carne, ni de voluntad de varón, sino de Dios.

Y aquel Verbo fue hecho carne, y habitó entre nosotros (y vimos su gloria, gloria como del unigénito del Padre), lleno de gracia y de verdad”.

Que Dios bendiga nuestras almas con Su Palabra y nos permita entenderla.

El misterio del Verbo que era con Dios y era Dios y sigue siendo Dios, es del cual vamos a hablar: “EL MISTERIO DEL VERBO QUE ERA CON DIOS Y ES DIOS”.

Ese es el misterio más grande de la Biblia. Y cuando se hizo carne dos mil años atrás, lo conocimos por el nombre de Jesús. Y ese fue el misterio de la Primera Venida de Cristo: fue la Venida del Verbo que era con Dios y era Dios y sigue siendo Dios.

Y San Pablo nos dice en Primera de Timoteo, capítulo 3, verso 16: “Sin contradicción, grande es el misterio de la piedad: Dios ha sido manifestado en carne”. Dios, el Verbo, fue manifestado en carne y lo conocimos por el nombre de Jesús, el cual llevó a cabo la Obra de Redención en la Cruz del Calvario.

Ahora vean para qué se hizo carne el Verbo; vean para qué Dios vino manifestado en carne humana, dos mil años atrás, en el velo de carne llamado Jesús, el cual era —ese velo de carne— un obrero de la construcción, un sencillo joven carpintero de Nazaret; pero había nacido en Belén de Judea, por cuanto María era descendiente del rey David, y José también1.

Siendo descendientes del rey David, en aquel censo que el rey ordenó llevar a cabo, todos tenían que ir a la ciudad de la cual venía la ascendencia de ellos; por lo tanto, José y María tuvieron que ir a Belén de Judea, porque sus ascendentes (David y también Isaí) eran de allí.

Ahora vean ustedes cómo José y María son de la casa de David, de esa familia de David, de esa familia real, y por esa causa tuvieron que ir a Belén de Judea. Y como todo obra para bien, por cuanto el Mesías tenía que nacer en Belén de Judea2, llegó el momento de nacer, y le tocó nacer (¿dónde?) en Belén de Judea3.

Ahora, todas estas promesas que estaban señaladas para la Primera Venida del Mesías se han cumplido en Jesús de Nazaret, y por eso es identificado como el verdadero Mesías que tenía que venir en aquel tiempo para llevar a cabo la Obra de Redención en la Cruz del Calvario.

Ahora, ¿cómo puede ser posible que el hombre en el cual se cumplieron todas esas profecías fuera rechazado por el pueblo hebreo? También hablaba la profecía, de que los edificadores (o sea, el sumo sacerdote y los líderes religiosos del Concilio de la religión hebrea, el Concilio de Sanedrín), siendo los edificadores espirituales del pueblo hebreo, siendo los que estaban a cargo de esa labor…; vean, los edificadores desecharon al Mesías: desecharon la piedra más importante, la Piedra del Ángulo. “La piedra que los edificadores desecharon ha venido a ser cabeza del ángulo”4.

Vean, la Piedra principal, la persona principal del pueblo hebreo, ¿saben quién es? El Mesías; y rechazaron esa Piedra en Su Primera Venida.

Así que los edificadores, conforme a la profecía, serían los que desecharían, rechazarían esa Piedra. O sea que no se pueden escapar los que rechazaron esa Piedra, los líderes religiosos, porque aun hasta la profecía dice que serían ellos; o sea que la misma Biblia señala que serían ellos.

Y cuando algo tiene que suceder, y está profetizado que van a rechazar algo que Dios enviará, pues frente a la dirección del pueblo o nación que va a rechazar una bendición de Dios, pues estarán líderes ciegos, que no entenderán y rechazarán esa bendición. O sea que no va a haber líderes que tendrán una visión clara y un entendimiento claro, sino líderes que estarán carentes de la revelación divina; solamente tendrán un conocimiento intelectual de la Palabra de Dios, pero no tendrán la revelación divina; y por consiguiente son ciegos. No importa el grado intelectual, no importa los doctorados en divinidad que tengan, son ciegos.

Y vean ustedes, en el tiempo de Jesús, el sumo sacerdote no creía que Jesús era el Mesías, lo rechazó, dijo que había blasfemado, cuando el mismo sumo sacerdote le dice: “Si tú eres el Cristo, dínoslo ya, y no nos turbes el alma”. ¿Pero para qué él quería que Jesús lo dijera? Para condenarlo. Y Jesús dice: “Ya os lo he dicho antes, y no habéis creído. Desde ahora veréis al Hijo del Hombre sentado a la diestra de Dios”; y le dice todas estas cosas. Y entonces el sumo sacerdote, en vez de decir: “Verdaderamente eres el Hijo de Dios”, dice: “¡Has blasfemado! Es una blasfemia lo que ha dicho”5. Rasgó sus vestidos. Y no debió de rasgar sus vestidos, ahí estaba violando la Palabra de Dios6; y violó la Palabra de Dios también al rechazar al Mesías.

Así que, miren, un hombre tan inteligente, tan sabio, el sumo pontífice: ciego al cumplimiento de la Primera Venida de Cristo; el sumo pontífice de la religión hebrea, que era la que tenía la promesa de la Primera Venida de Cristo.

Para el Día Postrero, para la Segunda Venida de Cristo, es la Iglesia del Señor Jesucristo la que tiene la promesa de la Segunda Venida de Cristo; y el pueblo hebreo va a ver la Segunda Venida de Cristo en medio de la Iglesia gentil. Pero ¿los grandes líderes del cristianismo se darán cuenta en el tiempo final, del cumplimiento de esa promesa?, ¿o estarán como estaban los grandes líderes religiosos del pueblo hebreo, incluyendo al sumo sacerdote, al sumo pontífice de su tiempo, los cuales estaban ciegos a la Primera Venida de Cristo?

Ahora, estamos viviendo en el tiempo final, en el tiempo en que así como dos mil años atrás el Verbo, que era con Dios y era Dios, se hizo carne y habitó en medio del pueblo hebreo en un velo de carne llamado Jesús, un joven obrero de la construcción, un sencillo carpintero de Nazaret… Ahora, vean, no se dieron cuenta allá.

Tenemos la promesa, para el Día Postrero, de la Venida del Verbo nuevamente; en Apocalipsis, capítulo 19, ahí tenemos la promesa de la Venida del Verbo para el Día Postrero. Y eso es muy importante, porque en el Día Postrero la humanidad estará viviendo en un tiempo paralelo a lo que fue el tiempo de la Primera Venida de Cristo. En Apocalipsis, capítulo 19, verso 11 en adelante, dice:

“Entonces vi el cielo abierto; y he aquí un caballo blanco, y el que lo montaba se llamaba Fiel y Verdadero, y con justicia juzga y pelea.

Sus ojos eran como llama de fuego, y había en su cabeza muchas diademas; y tenía un nombre escrito que ninguno conocía sino él mismo.

Estaba vestido de una ropa teñida en sangre; y su nombre es: el Verbo de Dios”.

Esta es la promesa de la Venida del Señor para este tiempo final, es la promesa de la Venida del Verbo que era con Dios y era Dios, es la promesa de la Venida del Ángel del Pacto, del Ángel de Jehová, viniendo en el Día Postrero.

Y ahora vean lo que dice el reverendo William Branham en la página 166 del libro de Citas, con relación a este Jinete del caballo blanco que para el Día Postrero estará en la Tierra. Página 166, verso 1485, dice:

1485 – “Ahora, yo estaba poniéndome bastante viejo y pensé: ‘¿Habrá otro avivamiento, veré otro tiempo?’. Y sólo recuerden, del Oeste vendrá un jinete en un caballo blanco”.

¿De dónde? Del oeste; y el oeste es el continente americano. Y ya en la parte norte del oeste se cumplió la séptima edad de la Iglesia gentil: Dios se manifestó por medio del precursor de la Segunda Venida de Cristo en la parte norte del oeste, o sea, en Norteamérica. Y ahora solamente queda Centroamérica, Suramérica y el Caribe para la Venida de este Jinete en este caballo blanco, en la manifestación final de Jesucristo en medio de Su Iglesia.

1485 – “… del Oeste vendrá un jinete en un caballo blanco. Cabalgaremos esta senda otra vez. Eso es correcto. Tan pronto como estemos listos. Vean ustedes, es una promesa”.

Si es una promesa tiene que estar en la Biblia, y esa es la promesa de Apocalipsis, capítulo 19: el Jinete del caballo blanco que viene, y de Su boca sale una espada aguda, y el cual viene en el Día Postrero. Es la Venida del Verbo en Apocalipsis, capítulo 19, es la Venida del Jinete del caballo blanco ¿viniendo de dónde? Del oeste.

El oeste es el continente americano; y la parte de Centro y Suramérica y el Caribe es la parte donde no se habían cumplido edades de la Iglesia, y es la parte donde este Jinete estará manifestado, donde el Verbo, la Palabra, estará manifestado en el Día Postrero.

¿Y por qué es en el oeste? Porque Cristo está construyendo un Templo espiritual, que es Su Iglesia; y en el templo literal que construyó Salomón y en el tabernáculo que construyó Moisés, la parte más importante estaba en el oeste, y era el lugar santísimo.

Y cuando Moisés dedicó el tabernáculo (como también en el tiempo, más adelante, en el cual Salomón dedicó a Dios el templo), la presencia de Dios entró al templo; y luego pasó al lugar santísimo, y se posó sobre el arca del pacto, sobre el propiciatorio; porque en el lugar santísimo estaba el trono de Dios: el propiciatorio, sobre el arca del pacto.

Allí estaba la presencia de Dios, y desde allí Dios le hablaba al profeta Moisés todas las cosas que Dios quería que Moisés le hablara al pueblo. Esa es la parte más importante del templo. Allí estaba el Verbo que era con Dios y era Dios, estaba allí manifestado en esa Columna de Fuego.

Y ahora, en el Templo espiritual de Cristo, Dios ha estado construyendo ese Templo, Cristo lo ha estado construyendo; comenzó en el Medio Oriente, allá en la tierra de Israel, y ha estado construyendo Su Templo.

Tenemos el Lugar Santo, desde el tiempo de los apóstoles hacia acá, siendo construido con piedras vivas, con seres humanos que han creído en Cristo como su Salvador, han lavado sus pecados en la Sangre de Cristo y han recibido Su Espíritu Santo; y así han nacido en la Casa de Dios, la Iglesia del Señor Jesucristo; pues la Iglesia de Jesucristo es el Templo espiritual que Cristo está construyendo. Y hemos tenido las siete etapas o edades de la Iglesia gentil, las cuales corresponden al Lugar Santo de ese Templo espiritual.

Y ahora Cristo se mueve a la América Latina y el Caribe para llamar y juntar a Sus escogidos, y construir con ellos el Lugar Santísimo de Su Templo espiritual; en donde el Verbo, la Palabra, lleva a cabo esa Obra, y en donde el Jinete del caballo blanco de Apocalipsis 19 estará manifestado en el Día Postrero.

Leemos lo que dijo el precursor de la Segunda Venida de Cristo con relación a ese caballo blanco y su Jinete; página 256, donde dice [Los Sellos]:

“121. Pero cuando nuestro Señor aparezca sobre la Tierra, Él vendrá sobre un caballo blanco como la nieve, y será completamente Emmanuel —la Palabra de Dios encarnada en un hombre”.

La Palabra, el Verbo viniendo manifestado en carne humana en el Día Postrero, eso será la Venida del Jinete del caballo blanco de Apocalipsis 19; y nos traerá las bendiciones de Dios.

Por eso es que la Iglesia, encontrándose en este tiempo en la Edad de la Piedra Angular, que es la Edad de Oro, la Edad del Lugar Santísimo del Templo espiritual de Cristo, se encuentra en la etapa del oeste; la Iglesia se encuentra en la etapa que corresponde a la América Latina y el Caribe.

Así como la Iglesia en su comienzo estaba en la etapa que correspondía allá a la tierra de Israel, y luego pasó a la etapa allá en Asia Menor, y luego pasó a cinco etapas en Europa, y luego pasó a la séptima etapa: a Norteamérica; y ahora pasa a la etapa de la Edad de la Piedra Angular: a la América Latina y el Caribe.

Es un Programa que Cristo está llevando a cabo en la construcción de Su Templo espiritual; Templo que está compuesto por seres humanos creyentes en Cristo, que han lavado sus pecados en la Sangre de Cristo y han recibido Su Espíritu Santo, y así han nacido en la Casa de Dios, en la Iglesia del Señor Jesucristo, que es Su Templo espiritual.

Y ahora, podemos ver que Cristo está creando, está haciéndole una Casa, para Dios morar en toda Su plenitud, un Templo para Dios; y esa misma Casa es la casa de David; porque Dios le levantaría casa a David, descendencia7. Y esa descendencia, vean ustedes, es el Cuerpo Místico de Cristo, que viene por medio de Jesucristo, el cual —según la carne— desciende de David. Y de esa línea del Hijo de David, Jesucristo, es que vienen los reyes y sacerdotes que reinarán con Cristo por el Milenio y por toda la eternidad.

El hijo de David, Salomón, según la carne, representó a Jesucristo. Y ahora, por medio de Jesucristo es que vienen los reyes y sacerdotes que reinarán con Cristo durante el Milenio y por toda la eternidad. Y Cristo es el heredero, como Hijo de David, al Trono de David.

El Arcángel Gabriel, cuando le apareció a la virgen María, le dijo que tendría un hijo ella, y sería llamado Hijo de Dios, y Dios le daría el Trono de David Su padre, y reinará para siempre8.

Y de Jesucristo es que nosotros venimos por medio del nuevo nacimiento. O sea que esa casa de David o descendencia de David es la Iglesia del Señor Jesucristo, que viene por medio de nuestro amado Señor Jesucristo.

Y vean ustedes, Apocalipsis, capítulo 5, verso 8 en adelante, dice:

“Y cuando hubo tomado el libro, los cuatro seres vivientes y los veinticuatro ancianos se postraron delante del Cordero; todos tenían arpas, y copas de oro llenas de incienso, que son las oraciones de los santos;

y cantaban un nuevo cántico, diciendo: Digno eres de tomar el libro y (desatar) sus sellos; porque tú fuiste inmolado, y con tu sangre nos has redimido para Dios, de todo linaje y lengua y pueblo y nación;

y nos has hecho para nuestro Dios reyes y sacerdotes, y reinaremos sobre la tierra”.

Ahora vean quiénes son los que han sido hechos reyes y sacerdotes, y reinarán sobre la Tierra: son los redimidos por la Sangre de Jesucristo nuestro Salvador.

En Apocalipsis, capítulo 20, verso 4 al 6, dice:

“Y vi tronos, y se sentaron sobre ellos los que recibieron facultad de juzgar; y vi las almas de los decapitados por causa del testimonio de Jesús y por la palabra de Dios, los que no habían adorado a la bestia ni a su imagen, y que no recibieron la marca en sus frentes ni en sus manos; y vivieron y reinaron con Cristo mil años.

Pero los otros muertos no volvieron a vivir hasta que se cumplieron mil años. Esta es la primera resurrección.

Bienaventurado y santo el que tiene parte en la primera resurrección; la segunda muerte no tiene potestad sobre éstos, sino que serán sacerdotes de Dios y de Cristo, y reinarán con él mil años”.

Ahora, podemos ver lo que Cristo está haciendo. Él está haciendo una Casa: esa es la Casa de Dios, el Templo espiritual de Dios, la Iglesia del Señor Jesucristo. Y son reyes y sacerdotes, son herederos de Dios y coherederos con nuestro amado Señor Jesucristo.

A todo lo que Cristo es heredero, lo son también los redimidos por la Sangre de Jesucristo. Y por cuanto Cristo es el heredero al Trono de David, nosotros somos coherederos con Él; por eso reinaremos con Cristo sobre este planeta Tierra durante el Milenio. Y todas las cosas del reino terrenal que se estará viviendo en el planeta Tierra, será dirigido, gobernado, por Cristo y Sus hijos, por Cristo y Su Iglesia.

Vean, somos reyes y sacerdotes. O sea que todo lo político estará bajo la dirección, el dominio, el gobierno de Cristo y Su Iglesia; en palabras más claras, de Cristo y nosotros. Y por cuanto somos hechos sacerdotes, también todo lo que tenga que ver con asuntos religiosos estará bajo la dirección, el gobierno de Cristo y Su Iglesia, Cristo y nosotros.

“Y toda la Tierra será llena del conocimiento de la gloria de Jehová, como las aguas cubren el mar”9.

Y esa revelación es la revelación que los redimidos por la Sangre de Cristo tendrán en el Día Postrero, de la Segunda Venida de Cristo. Toda esa revelación de la Segunda Venida de Cristo será dada a conocer a todos los habitantes que estarán durante el Reino Milenial, así como toda la revelación de la Primera Venida de Cristo se ha estado dando a conocer durante estos dos mil años que han transcurrido de Cristo hacia acá.

Y ahora, podemos ver el por qué Él viene en este tiempo final, el Verbo que era con Dios y es Dios y será Dios siempre; podemos ver por qué Él viene como el Jinete del caballo blanco de Apocalipsis 19 en este tiempo final: es porque va a llevar a cabo la Obra de Reclamo; y bajo esa Obra de Reclamo los muertos en Cristo resucitarán en cuerpos eternos y nosotros los que vivimos seremos transformados.

Y ahora, el misterio de la Venida del Verbo dos mil años atrás, vean ustedes, fue la Venida del Ángel del Pacto, del Ángel de Jehová viniendo en carne humana en un velo de carne que fue creado en el vientre de María, donde Dios creó una célula de vida, la cual se multiplicó célula sobre célula, y fue formado, fue creado así el cuerpo de Jesús.

Se requería un cuerpo creado por Dios, porque todo cuerpo que nacía en esta Tierra nacía ya contaminado con el pecado; y la sangre de los animalitos que eran ofrecidos a Dios, no quitaba el pecado, sino que lo cubría; por lo tanto, la plenitud de Dios, la plenitud de la Divinidad no podía venir manifestada en un ser humano.

El Ángel del Pacto no podía hacerse carne en toda Su plenitud en un ser humano, porque todos estaban contaminados con el pecado; y aunque habían ofrecido a Dios los sacrificios por el pecado, solamente la sangre de aquellos animalitos había cubierto el pecado, pero el pecado estaba allí, pero cubierto ante los ojos de Dios.

Si para aquel tiempo la sangre de algún animalito hubiera podido quitar el pecado, pues el Ángel del Pacto hubiera venido en toda Su plenitud en un hombre en el cual no hubiera pecado, sino que estuviera limpio, libre, de pecado: sin tener sus pecados cubiertos, sino limpio de todo pecado por la sangre de algún sacrificio.

Pero por cuanto no se podía hallar a ninguna persona así, se requirió la creación de un cuerpo en el cual pudiera venir en toda Su plenitud manifestado el Ángel de Jehová, el Ángel del Pacto. Y así fue, Dios creó ese cuerpo en el vientre de María, nació en Belén de Judea después; y ahí, en ese cuerpo, Dios estuvo manifestado en toda Su plenitud.

Fue la manifestación de la Divinidad en carne humana, la manifestación del Verbo hecho carne; la manifestación del Ángel del Pacto, el Ángel de Jehová, que era con Dios y era Dios, manifestado en carne humana; vestido de un cuerpo de carne humana, para llevar a cabo la Obra de Redención en la Cruz del Calvario.

Para el tiempo del Sacrificio de Cristo, los pecados de los que habían partido pero que habían ofrecido sacrificios de animalitos a Dios, fueron quitados esos pecados con la Sangre de Cristo; y por eso pudieron resucitar con Cristo cuando Él resucitó.

Y del Día de Pentecostés en adelante, Dios ha estado creando una nueva raza, la cual, por medio de creer en Cristo como su Salvador y lavar sus pecados en la Sangre de Cristo y recibir Su Espíritu Santo, queda justificada, como si nunca hubiese pecado; y Dios puede manifestarse en toda Su plenitud; en el tiempo en que Él tenga programado, se puede manifestar en alguno de esos redimidos por la Sangre de Jesucristo, y puede cumplir toda promesa que Él haya hecho a Su pueblo.

Para el tiempo final, encontramos que el Ángel de Jehová, el Ángel del Pacto (que es el mismo Dios con Su cuerpo teofánico), así como se ha manifestado por medio de los mensajeros de cada edad, San Pablo y demás mensajeros, el reverendo William Branham (que fue el séptimo mensajero)…; en ellos estuvo manifestado el Espíritu Santo, el Ángel del Pacto, pero no en toda Su plenitud; y encontramos que habló por medio de ellos a Su pueblo en la Dispensación de la Gracia.

Y para el Día Postrero, para la Edad de la Piedra Angular, el Ángel del Pacto, el Ángel de Jehová (el cual es el mismo Jesucristo en y con Su cuerpo teofánico), se manifestará a través de Su Ángel Mensajero y nos dará a conocer todas estas cosas que deben suceder pronto. Vendrá manifestado el Ángel del Pacto en carne humana en Su Ángel Mensajero del Día Postrero, así como se ha manifestado en carne humana en los siete ángeles mensajeros de las siete edades de la Iglesia gentil.

Se ha manifestado en la porción correspondiente a cada edad, y para el Día Postrero se manifestará en Su Ángel Mensajero en la porción prometida para el Día Postrero: se manifestará en toda Su plenitud, pero eso comenzará en una forma progresiva.

Y cuando Jesucristo haya usado a Su Ángel Mensajero en todo lo que está programado para este tiempo final, y hayan sido llamados y juntados todos los escogidos de Dios, luego Jesucristo adoptará a Su Ángel Mensajero; y ahí Jesucristo en Espíritu Santo estará manifestado en toda Su plenitud, y estará hablando a través de Su Ángel Mensajero en toda Su plenitud, y haciendo cosas que antes solamente fueron vistas en Jesús y en Sus profetas, pero que todo eso ya pasó, ya es historia, y todo eso es tipo y figura de lo que Dios hará, de lo que el Ángel del Pacto hará en este tiempo final.

También nos dio una muestra por medio de cada ángel mensajero; y a través del reverendo William Branham nos dio unas muestras muy grandes acerca de lo que será el ministerio del Ángel del Pacto, del Verbo a través de carne humana, a través de Su Ángel Mensajero; nos dio la muestra a través del reverendo William Branham, y así ha preparado el camino para todo lo que hará el Ángel del Pacto, el Ángel de Jehová, el Verbo en Su manifestación final a través de Su Ángel Mensajero.

Ahora, el Ángel del Señor Jesucristo no es el Señor Jesucristo: él solamente es un hombre redimido por la Sangre de Jesucristo, que estará viviendo en este tiempo final en medio de la Iglesia del Señor Jesucristo; y estará siendo el instrumento de Jesucristo, para Cristo por medio de Su Ángel hablarle a Su Iglesia y darle a conocer todas estas cosas que deben suceder pronto, y así llamar y juntar a Sus escogidos en este tiempo final.

Y por medio de Su Ángel Mensajero, Cristo estará cumpliendo lo que Él ha prometido. Él dijo10: “Sube acá, y yo te mostraré las cosas que han de suceder después de estas”. Y ahora, por medio de Su Ángel Mensajero enviado, las da a conocer.

“Y el Señor, el Dios de los espíritus de los profetas, ha enviado Su Ángel, para manifestar a Sus siervos las cosas que han de suceder pronto, o sea, que deben suceder pronto”11.

Vean cómo es por medio de Su Ángel Mensajero que Cristo en Espíritu Santo se manifiesta a través de un hombre; porque siempre Él ha usado un hombre para manifestarse a través de él y hablarle a Su pueblo. Ese es el orden divino, “porque no hará nada el Señor Jehová, sin que antes revele Sus secretos a Sus siervos Sus profetas”12. Siempre tendrá un hombre a través del cual Él manifestarse.

Y ahora, la revelación divina del Verbo, el Ángel del Pacto, el Ángel de Jehová, Jesucristo en Espíritu Santo a través de Su Ángel Mensajero, es el misterio que tiene, que trae el Ángel del Señor Jesucristo: él viene con la revelación de Jesucristo; y Jesucristo estará revelándose por medio de Su Ángel Mensajero en este tiempo final.

Por lo tanto, la revelación de este misterio, la revelación del misterio del Verbo viniendo en el Día Postrero sobre un caballo blanco como la nieve, es el misterio de la Venida del Ángel del Pacto manifestado en carne humana en Su Ángel Mensajero. Pero recuerden que Su Ángel Mensajero no es el Señor Jesucristo, él solamente es un instrumento de Jesucristo para este tiempo final.

Ahora, luego que seamos llamados y juntados todos, y se haya completado así el número de los escogidos de Dios, el número de la Iglesia de Jesucristo, luego los muertos en Cristo serán resucitados en cuerpos eternos y nosotros los que vivimos seremos transformados; y entonces estaremos ya en el nuevo cuerpo; y habrá una manifestación plena del Espíritu Santo, una manifestación plena de Dios en el Ángel del Señor Jesucristo, y por consiguiente en el Cuerpo Místico del Señor Jesucristo, a través de ese ministerio que estará operando Cristo, el Ángel del Pacto, en medio de Su Iglesia.

Y ese es el misterio del Día Postrero, que sería revelado a la Iglesia del Señor Jesucristo y le daría la fe, la revelación, para ser transformados y llevados a la Cena de las Bodas del Cordero. Este es el misterio que la Iglesia de Jesucristo obtiene, revelado en este tiempo final.

Son los que van a ser transformados y raptados los que necesitan tener la revelación del misterio de la Venida del Verbo, la Venida del Jinete del caballo blanco de Apocalipsis, capítulo 19. Y dijo el precursor de la Segunda Venida de Cristo que eso sería la Venida del Verbo, la Palabra encarnada en un hombre.

¿Vieron lo sencillo que es EL MISTERIO DEL VERBO QUE ERA CON DIOS Y ES DIOS?

Fue sencillo dos mil años atrás en Su Venida y manifestación en carne humana, en aquel joven obrero de la construcción llamado Jesús. Y será sencillo en este tiempo final, en la Venida del Verbo, el Ángel del Pacto, el Ángel de Jehová, manifestándose en Su Ángel Mensajero en el Día Postrero. Por eso fue que Juan el apóstol quiso adorarlo, pero el Ángel le dijo que no lo hiciera, que adorara a Dios13.

El Ángel de Jesucristo no es el Señor Jesucristo, aunque a través de Su Ángel el Verbo, el Ángel del Pacto, Jesucristo en Espíritu Santo, estará manifestado en Su Ángel Mensajero en carne humana.

¿Vieron lo sencillo que es todo? Ahora, todo siempre comienza en forma sencilla, y luego va pasando por sus diferentes etapas, hasta que Jesucristo adopte a Su Ángel Mensajero; y por consiguiente vendrá la adopción de todos los hijos e hijas de Dios, en este tiempo final, de los que han partido y de los que estamos vivos.

Ahora podemos ver EL MISTERIO DEL VERBO QUE ERA CON DIOS Y ES DIOS, el cual se hizo carne dos mil años atrás en Jesús de Nazaret; y en este tiempo final se hará carne, estará manifestado en carne humana en Su Ángel Mensajero. Ese es el misterio de la Venida del Verbo para el Día Postrero.

Y cuando ya estemos todos con el nuevo cuerpo, ya transformados, entonces veremos a nuestro amado Señor Jesucristo en Su cuerpo glorificado, porque tendremos también un cuerpo glorificado.

Pero antes veremos la Venida del Verbo manifestado en carne humana en Su Ángel Mensajero; veremos la manifestación de Jesucristo, el Ángel del Pacto a través de Su Ángel Mensajero, llamando y juntando a Sus escogidos; y así tocando esa Trompeta Final o Gran Voz de Trompeta, que es la Voz de Cristo hablándole a Su pueblo, a Su Iglesia, en este tiempo final; y llamándolos y juntándolos y preparándolos para ser transformados y raptados, o sea, arrebatados al Cielo, a la Cena de las Bodas del Cordero.

Ha sido para mí un privilegio grande estar con ustedes dándoles testimonio de “EL MISTERIO DEL VERBO QUE ERA CON DIOS Y ES DIOS”. Era con Dios y era Dios, y sigue siendo Dios, porque es el Ángel del Pacto, el Ángel de Jehová.

Que las bendiciones de Jesucristo, el Ángel del Pacto, el Verbo, sean sobre todos ustedes y sobre mí también; y pronto se complete el número de los escogidos de Dios, y pronto todos seamos transformados y llevados a la Cena de las Bodas del Cordero en el Cielo. En el Nombre Eterno del Señor Jesucristo. Amén y amén.

Bueno, hemos visto este misterio del Verbo que era con Dios y era Dios, el cual creó los Cielos y la Tierra; era Jesucristo en Su cuerpo teofánico, el cual luego se hizo carne y habitó en medio del pueblo hebreo.

Y para el Día Postrero, Jesucristo con Su cuerpo teofánico vendrá a Su Iglesia manifestado en medio de Su Iglesia; y estará manifestado por medio de Su Ángel Mensajero, dándonos a conocer todas estas cosas que deben suceder pronto; y después adoptará a Su Ángel Mensajero.

Y cuando sea adoptado, de ahí en adelante solamente quedarán unos 30 o 40 días quizás, un tiempo muy corto; pero ahí, en ese tiempo tan corto, Dios estremecerá el mundo entero.

Bueno, vamos a dejar eso quietecito ahí, en lo que se completa el número de los escogidos de Dios; y luego veremos la adopción que Cristo hará de Su Ángel, y también adoptará a los escogidos que estarán viviendo en este tiempo, como también adoptará a los escogidos que han partido resucitándolos en cuerpos eternos.

Que Dios les bendiga y les guarde a todos.

“EL MISTERIO DEL VERBO QUE ERA CON DIOS Y ES DIOS”.

[Revisión julio 2020]

1 San Mateo 1:1-16, San Lucas 3:31-32; 2 Samuel 7:12-13, 1 Crónicas 17:11-14, Salmo 132:11, Hechos 2:29-30, 13:22-23

2 Miqueas 5:2, San Mateo 2:6

3 San Lucas 2:1-7

4 Salmos 118:22

5 San Mateo 26:63-65, San Marcos 14:61-64, San Lucas 22:66-71

6 Levítico 21:10

7 2 Samuel 7:11-13

8 San Lucas 1:26-33

9 Habacuc 2:14, Isaías 11:9

10 Apocalipsis 4:1

11 Apocalipsis 22:6

12 Amós 3:7

13 Apocalipsis 19:9-10, 22:8-9

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