Muy buenas noches, amados amigos y hermanos aquí en Ciudad Juárez, República Mexicana. Es para mí una bendición estar con ustedes en esta ocasión, para compartir con ustedes unos momentos de compañerismo alrededor de la Palabra de Dios y Su Programa correspondiente a este tiempo final.
Para lo cual quiero leer en San Juan, capítulo 10, verso 1 al 16. Leemos San Juan, capítulo 10; vamos a ver el verso… comencemos en el verso 7, para no leer mucho:
“Volvió, pues, Jesús a decirles: De cierto, de cierto os digo: Yo soy la puerta de las ovejas.
Todos los que antes de mí vinieron, ladrones son y salteadores; pero no los oyeron las ovejas.
Yo soy la puerta; el que por mí entrare, será salvo; y entrará, y saldrá, y hallará pastos.
El ladrón no viene sino para hurtar y matar y destruir; yo he venido para que tengan vida, y para que la tengan en abundancia.
Yo soy el buen pastor; el buen pastor su vida da por las ovejas.
Mas el asalariado, y que no es el pastor, de quien no son propias las ovejas, ve venir al lobo y deja las ovejas y huye, y el lobo arrebata las ovejas y las dispersa.
Así que el asalariado huye, porque es asalariado, y no le importan las ovejas.
Yo soy el buen pastor; y conozco mis ovejas, y las mías me conocen,
así como el Padre me conoce, y yo conozco al Padre; y pongo mi vida por las ovejas.
También tengo otras ovejas que no son de este redil; aquellas también debo traer, y oirán mi voz; y habrá un rebaño, y un pastor”.
Que Dios bendiga nuestras almas con Su Palabra y nos permita entenderla.
(La garganta está un poquito afectada, pero de seguro Moisés tenía más problemas que yo. Así que…).
Nuestro tema para esta ocasión es: “IDENTIFICANDO LA VOZ DE CRISTO EN EL DÍA POSTRERO”. Y eso sí que es importante para todas las ovejas del Señor Jesucristo; porque las ovejas oyen la Voz de Cristo, el Buen Pastor.
Lo que necesitan las ovejas, entonces, es oír la Voz de Cristo, hacer que les llegue la Voz de Cristo a las personas; y los que son de Él, el que es de Dios, la Voz de Dios oye1; le llega directamente al alma, al corazón, la Voz de Cristo, la Voz del Buen Pastor.
Ahora, Cristo en este pasaje enseña que Él es el Buen Pastor y que Él tiene otras ovejas que no son de aquel redil, o sea, que no son del pueblo hebreo: son de los gentiles; y están entre los gentiles esas ovejas que Él va a llamar; y de ambos grupos: hebreos y gentiles, hará un rebaño; y de ese rebaño, Jesucristo es el Buen Pastor.
Ese rebaño, ese redil, es la Iglesia del Señor Jesucristo, donde son colocadas las ovejas del Señor. Y por eso es que Cristo sería el que estaría llamando Sus ovejas a través de las diferentes edades por las cuales pasaría la Iglesia del Señor Jesucristo.
Ahora, Cristo murió, resucitó y ascendió al Cielo; ¿y cómo va a llamar a Sus ovejas, si Él está sentado a la diestra de Dios en el Cielo? Cristo prometió que Su Espíritu vendría a los creyentes en Él2.
Y es Cristo en medio de Su Iglesia en Espíritu Santo, operando el ministerio, el don ministerial correspondiente a cada edad, en el mensajero de cada edad, a través del cual Cristo estará manifestado en cada etapa de la Iglesia, en cada edad, hablándole a Su Iglesia, hablándole a Su pueblo, y así llamando y juntando a Sus ovejas. Y es por medio del mensajero de cada edad que las ovejas de Cristo escucharían la Voz de Cristo.
Por ejemplo, Saulo de Tarso, el cual fue un perseguidor de la Iglesia de Jesucristo, luego fue llamado por Cristo y colocado como mensajero a los gentiles, y le dijo Cristo que lo había colocado como Luz para los gentiles3; y sin embargo la Luz para los gentiles es Cristo y para el pueblo hebreo, pues Él dijo4: “Yo soy la Luz del mundo; y el que me sigue no andará en tinieblas, mas tendrá la Luz de la vida”.
Pero por medio de cada ángel mensajero, señalado en la Escritura como una luz en la lámpara que tiene siete candeleros – que son siete lámparas…; en ese candelabro con siete lámparas está cada mensajero como la mecha de cada lámpara, encendida con el Fuego del Espíritu Santo; y por consiguiente, está encendida alumbrando —esa mecha— con el Fuego del Espíritu Santo en cada edad, y dándole Luz a la Iglesia de Jesucristo, y siendo llamados y juntados los escogidos de Dios de cada edad.
Y así es como los escogidos en cada edad escuchan la Voz de Cristo, el cual dijo que Él tenía otras ovejas que no eran del redil hebreo, las cuales también debía llamar, y oirían Su Voz; “y habrá un rebaño y un pastor”. El rebaño es la Iglesia de Jesucristo, compuesta por los redimidos por Cristo, y el pastor es nuestro amado Señor Jesucristo. ¿Vieron lo sencillo que es todo?
Ahora, miren a San Pablo hablando de la manifestación de Cristo en él, y dice5: “No vivo ya yo, vive Cristo en mí”. Y Cristo viviendo en San Pablo estaba alumbrando a los gentiles en esa primera edad de la Iglesia gentil, y estaba alumbrando en la Iglesia de Jesucristo y a la Iglesia de Jesucristo con la Palabra revelada para la Iglesia.
Y fue San Pablo el que por el Espíritu Santo recibió la revelación del Programa de Dios para con los gentiles, de entre los cuales Dios llamaría un pueblo para Su Nombre6, y vendrían a ser parte de un mismo cuerpo7 juntamente con los hebreos. ¿Y cuál es ese cuerpo? El Cuerpo Místico de Cristo, que es Su Iglesia.
Por eso es que la Iglesia de Jesucristo está compuesta por gentiles y por hebreos; porque Cristo en Espíritu Santo ha estado llamando y juntando a Sus ovejas, a Sus hijos, que tienen sus nombres escritos en el Cielo, en el Libro de la Vida del Cordero.
Y vean la forma sencilla en que Él lo ha estado haciendo: por medio de cada ángel mensajero enviado en cada edad y en el territorio correspondiente a cada edad; y en el idioma correspondiente a cada edad, el cual es el idioma que ha hablado el mensajero de cada edad.
Por ejemplo, cuando el Evangelio pasó de la primera edad a la segunda edad, cambió de territorio: pasó a Francia; de Asia Menor pasó a Francia, pasó al continente europeo. Vean, pasa de un continente a otro; pero en un continente hay diferentes naciones y diferentes idiomas.
Pasó al continente europeo; del continente de Asia Menor, pasó allá; o sea, del continente donde estaba Asia Menor, pasó al continente donde estaba Francia, al continente europeo; y ahí el mensajero de esa segunda edad fue Ireneo, el cual pues hablaba francés.
Por lo tanto, el Mensaje de Cristo para Su Iglesia pasó de una nación a otra nación, y de un continente a otro continente, y de un mensajero a otro mensajero, y de un idioma a otro idioma; aunque se podía hablar en todos los idiomas, pero en el idioma del mensajero era que venía el llamado para las ovejas, y luego se traducía a otros idiomas.
Ahora, podemos ver que la labor principal en cada Obra – en cada edad se llevó a cabo en el territorio donde Dios envió al mensajero; ahí estaba la mayor parte de los escogidos en cada edad, y de ahí se extendía el Mensaje a otras naciones.
Y ahora, tenemos que entender una cosa muy importante: que Dios tiene muchos hijos; como en una casa, en una familia; y principalmente las latinoamericanas y caribeñas: en un hogar algunas veces hay tres de familia; un poquito difícil que se encuentren dos o tres de familia, pues casi siempre se encuentra media docena y hasta una docena; pero para la América Latina y el Caribe esa es una bendición; por eso es que la América Latina y el Caribe tiene muchos jóvenes.
Pero en lugares europeos, a causa de que quieren tener uno y, a lo más, dos, muchas de esas naciones lo que tienen es una generación de personas ya con bastones, y jóvenes se ven muy pocos. ¿Qué será de esas naciones después, con tan poquitos jóvenes?; pues los viejos se mueren, y después quedan poquitos jóvenes. Por lo tanto, será una nación sin alegría. Porque donde hay muchos jóvenes, hay mucha alegría; donde hay muchas personas de edad ya madura, hay muy pocas sonrisas y mucha seriedad: como que ya no le encuentran sabor a la vida.
Pero no así entre los escogidos de Dios, que saben el motivo por el cual están viviendo aquí en la Tierra. Para nosotros el tener una edad o tener otra edad, ya sea joven o mediana o una edad muy avanzada, es lo mismo; porque nosotros vivimos en joven, sabiendo que tenemos un cuerpo jovencito de la sexta dimensión y que pronto tendremos el cuerpo físico y eterno jovencito también.
Así que somos personas jóvenes por dentro, aunque nuestro carapacho, o sea, nuestra casa terrestre, en algunos ya esté un poquito deteriorada por los años y ya necesite una nueva.
Pues miren, no solamente los ancianos necesitan una nueva, sino también las personas de edad media y los jóvenes también; porque de otra forma, les siguen pasando los años a los jóvenes y se vuelven (¿qué?) viejos también.
Así que la juventud, dice el proverbista, ¿es qué?, es vanidad8; usted la tiene por un tiempo nada más; vean, digamos, desde los 13 o 15 años hasta los 30 años (para que no se sientan mal los que están por ahí). Y después ya es una persona adulta y ya tiene unas responsabilidades en las cuales usted tiene que responder por un hogar que ha formado.
Y es bueno formar un hogar siendo joven, y así disfrutar del amor, del matrimonio, desde joven; no esperar a uno ponerse ya de mucha edad para después casarse, sino siendo joven casarse, tener sus niños, enseñar a sus niños.
Y cuando sus niños tengan de 12 a 15 años, ustedes también estén jóvenes; y sus niños, cuando salgan con ustedes, sus hijos, cuando salgan con ustedes, las gentes digan: “¿Ustedes son hermanos?”. Y enseguida pues los padres dicen: “Es que los tuvimos siendo, estando nosotros jovencitos todavía”. Y los hijos se sienten orgullosos de que encuentren a sus padres jovencitos.
Y así los hijos pueden tener también mejor comunicación con los padres, porque no se llevan tantos años; eso es muy bueno así.
Ahora, no todos lo hacen así, porque también tienen…, necesitan trabajar. Si no trabaja el hombre, no se case; porque si la muchacha se casa, o lo va a tener que mantener ella o los padres de la muchacha o los padres del muchacho. Así que si no trabaja cuando está enamorado, para demostrarle a la muchacha que es un hombre de trabajo, menos lo va a hacer cuando se casen. ¿Se casó con uno que no trabaja? Va a tener un vago en la casa.
Uno de los requisitos… Bien estaba que en tiempos antiguos, y aún lo conservan algunas naciones, que le exigen la dote por la muchacha, o sea, una cantidad de dinero. Y si el muchacho no trabaja, ¿de dónde va a conseguir dinero? Y debe ser que él lo haya ganado trabajando.
También cuentan que muchos años atrás, cuando no tenían las herramientas eléctricas y de gasolina para cortar árboles, al muchacho que estaba enamorado pues el suegro le decía que lo llevaran a la casa, a la muchacha, que lo llevara; y entonces se lo llevaba a trabajar, le daba un hacha a cortar árboles, a ver si era bueno trabajando.
Y a Jacob, miren, por cuanto se enamoró de Raquel, una joven muy bonita, sobrina de la madre de Jacob, sobrina de Rebeca (así que eran primos, y en aquel tiempo permitían que los primos se casaran); Jacob se enamoró y el suegro dijo: “Aquí es mi oportunidad. Bueno, trabaja por ella siete años, y es tuya”. Esa era la dote, una dote de siete años trabajando, para que produjera algún beneficio para el suegro; pues el suegro la había mantenido por muchos años, y ahora con siete años Jacob iba a obtener a Raquel.
Y luego que se casan le dan la que no es, ya cuando se retiraron a dormir. Y entonces Jacob reclama, y le dice: “Es que aquí no se hace en esa forma, de dar la menor primero; se da la mayor primero”; pero el suegro —listo que era— dice: “Pero no te preocupes, no te enojes; trabaja siete años más por ella”9. Catorce años por la misma muchacha.
¿Qué de los muchachos jóvenes que están enamorados, si el suegro les dice: “Trabájate siete años por la muchacha; y si eres bueno trabajando, entonces te casas”? Algunos quizá lo que dicen es: “No, es que somos buenos amigos, somos amigos nada más”.
Así que vean cómo hay que tomar en serio este asunto del noviazgo y del matrimonio; porque delante de Dios, después de la salvación, es la cosa más importante; después de la salvación y todo lo que va con la salvación, luego el matrimonio es la cosa más importante.
Un matrimonio mal hecho, una mala elección, puede afectar espiritualmente a ambas personas o a uno de los dos; y le puede afectar la bendición espiritual, que es lo más importante.
Por eso es que dice la Escritura —y San Pablo era estricto en eso— que no hicieran yugos desiguales, y menos con los inconversos10. También el reverendo William Branham lo enseñó así, y todos sabemos que eso es así; es algo bíblico.
La persona, si está buscando la bendición de Dios, debe buscar la bendición de Dios en esa parte también, haciendo un yugo que sea igual, no desigual, porque la persona es la que se va a beneficiar; si lo hace desigual, se va a perjudicar.
Ahora, hablando acerca de Jesucristo hablándoles a Sus hijos y llamándolos y juntándolos de etapa en etapa, encontramos que los hijos de Dios en cada edad han identificado la Voz de Cristo.
La identificación, o sea, la identificación de que han identificado Su Voz, ¿es cuál? Que han seguido el Mensaje de su edad. Eso ha identificado a esas personas como hijos e hijas de Dios, primogénitos de Dios.
Y ahora, les había dicho que en algunos hogares hay dos o tres de familia, pero normalmente en los hogares latinoamericanos y caribeños casi siempre hay más; algunas veces 5, 6, 7, 10, 12… ¿Y cuántos hay aquí que en sus hogares o en los hogares de sus padres o de sus abuelos pasaron de doce? Miren, por aquí tenemos personas que en los hogares de sus padres o de sus abuelos tenían más de doce. Es una bendición grande cuando son guiados en el Programa Divino y siguen el camino de Dios.
Jacob, miren ustedes, tuvo doce y los doce sirvieron a Dios, y fueron cabezas de tribu los doce; y luego los dos nietos, Efraín y Manasés, fueron cabezas de tribu también.
Es una bendición grande que los hijos sirvan a Dios; pero hay que hacer un yugo que sea parejo, habiendo orado a Dios, pidiendo la dirección de Dios y bendición de Dios.
Recuerden que, en el caso de Abraham e Isaac, Abraham le dijo a su siervo que fuera a su descendencia o a su familia (vean, no lo mandó a familias paganas, sino a su familia) para buscar la compañera para su hijo, y le dijo que el Ángel de Dios iría con él11.
Y que el Ángel del Señor, el Ángel de Dios, vaya con cada joven, jovencita y jovencito, en este aspecto en la vida de cada uno de nuestros jóvenes, para que sea una compañera o un compañero de acuerdo a la voluntad de Dios; que sea la que va a tener para el Milenio y para toda la eternidad. Si la tiene en el Milenio, pues la va a tener por toda la eternidad.
Y el deseo nuestro es que la tenga aquí, si se casan nuestros hijos; que la tenga aquí y tengan familia, formen su hogar. Y luego en el Milenio pues continuarán unidos, aunque no sea para procrear hijos, pero serán compañeros por el Milenio y por toda la eternidad; y tendrán a sus hijos que han tenido acá, con ellos allá también.
Ahora, hablando de los hijos de Dios. Miren ustedes, en una familia se puede tener 5, 10 o 15 hijos, ¿pero saben ustedes una cosa? Uno solo es el primogénito. Y de la Familia de Dios: el Cuerpo Místico de Cristo, la Iglesia de Jesucristo es como Cuerpo Místico el primogénito; tiene los primogénitos de Dios ahí, los cuales están escritos en el Cielo, en el Libro de la Vida del Cordero, desde antes de la fundación del mundo. Y Jesucristo, de todos esos hijos, Él es el Primogénito.
Y ahora, la Familia de los primogénitos, la Familia de Dios, la descendencia de Dios, los escogidos de Dios…; “los primogénitos de Dios” porque son los primeros, como hijos, en los cuales Dios pensó; y por cuanto pensó en ellos, cuando pensó en Cristo, ahí estábamos nosotros: en Él. Así como cuando Abraham diezmó a Melquisedec: ahí estaba Leví; y si estaba Leví, pues estaba Jacob; y si estaba Jacob, estaba también Isaac; todos ellos estaban allí en Abraham, como atributos en los lomos de Abraham12.
Y ahora, todos nosotros estábamos en Dios desde antes de la fundación del mundo porque Él es nuestro Padre. Los hijos están en el Padre; y ahora, tienen que ser expresados en la Tierra; los hijos de Dios tienen que ser expresados en la Tierra, aquí, en carne humana.
Y un hijo de Dios —ya sea varón o mujer— es un primogénito de Dios, un escogido de Dios, del Cielo, el cual escucha la Voz de Su Padre celestial en el tiempo que le toca vivir.
Por eso dice en Proverbios13: “Hijo mío, dame tu corazón”, y también dice14: “Sobre toda cosa guardada, guarda tu corazón; porque de él mana la vida”. Cuando se habla del corazón se está hablando del alma.
Y ahora, Él también nos dice que Su Palabra la guardemos (¿dónde?) en nuestro corazón; y Él ha prometido escribir Su Palabra, Sus leyes, en nuestro corazón15; porque nuestro corazón, que tipifica ahí el alma de la persona, es la parte más importante de la persona: es lo que en realidad es la persona. Lo demás, el cuerpo físico, es una casa terrenal. El cuerpo espiritual, de otra dimensión, es otra casa pero de otra dimensión. Almas vivientes, eso es lo que somos.
Y ahora, en la Familia de Dios, en los primeros que Dios pensó son los primogénitos de Dios; y por causa de esos primogénitos, vean ustedes, Dios ha hecho todas las demás cosas, porque todas las cosas son para Dios y Sus primogénitos; somos herederos de Dios y coherederos con Cristo Jesús, Señor nuestro16. Son los primogénitos los que reinarán con Cristo por el Milenio y por toda la eternidad. Así que todo Dios lo ha hecho para Cristo y Su Iglesia; somos herederos de Dios y coherederos con Cristo Jesús.
Así que, en el Programa de Dios, encontramos que lo más importante que Dios tiene es a Sus hijos, Sus primogénitos, de los cuales Jesús es el primero. Y a esa Familia de primogénitos de Dios pertenecen ustedes y yo también; esa es la Casa de Dios, o sea, la Familia de Dios.
Cuando se dice “casa”, se está diciendo “familia” o “descendencia”. La Familia de Dios, la descendencia de Dios, son los primogénitos de Dios escritos en el Cielo, que heredarán: heredarán todas las cosas, como herederos de Dios y coherederos con Cristo nuestro Salvador.
Ahora, recuerden que esos son los primogénitos de Dios; pero en una casa, en adición al primogénito, hay más familia. Y para Dios y Su Programa, encontramos que habrá millones de seres humanos que vivirán en el Reino Milenial, y luego por toda la eternidad, en adición a los primogénitos de Dios; porque los primogénitos de Dios, que son los herederos de Dios y coherederos con Jesucristo, son los que son reyes y sacerdotes.
¿Y cómo vamos a ser reyes sin tener sobre quién reinar? Por lo tanto, habrá pueblos y naciones sobre los cuales reinaremos durante el Milenio y luego en la eternidad.
Todos los demás de Cristo y Su Iglesia, aparte de Cristo y Su Iglesia, estarán a un nivel más bajo que Cristo y Su Iglesia; por eso serán gobernados por Cristo y Su Iglesia. O sea que, de toda la Creación, lo más importante de Dios es Cristo y Su Iglesia, pues Sus hijos son hechos a imagen y semejanza de Dios.
Lo más que se parece a Dios es el hombre y lo más que se parece al hombre es Dios, porque Dios ha hecho, ha creado al ser humano a Su imagen y semejanza; y luego, cuando Él vino en medio de la raza humana, vino a la semejanza del hombre: un hombre llamado Jesús de Nazaret, en el cual estaba la plenitud de la Divinidad manifestada en carne humana; y por medio de ese velo de carne, Dios estuvo hablándole al pueblo hebreo, pero el pueblo hebreo no comprendió.
Y luego que llevó a cabo Su Obra de Redención en la Cruz del Calvario, muriendo y después resucitando y ascendiendo al Cielo, descendió en Espíritu Santo para llamar y juntar a todos los que tienen sus nombres escritos en el Cielo, en el Libro de la Vida del Cordero.
Esos son los primogénitos de Dios, los que con Su Sangre Cristo nos ha limpiado de todo pecado, y nos ha hecho para nuestro Dios reyes y sacerdotes17. Nos ha dado un cuerpo teofánico de la sexta dimensión, y nos dará un cuerpo físico y eterno, igual a Su propio cuerpo glorificado; y así seremos plenamente a imagen (la imagen es el cuerpo teofánico) y a semejanza (la semejanza es el cuerpo físico que tendremos igual al cuerpo de Jesús); y así estaremos a imagen y semejanza de nuestro Dios.
Así como Él tiene Su cuerpo glorificado y Su cuerpo teofánico, también nosotros tendremos nuestro cuerpo teofánico, que es el espíritu de la sexta dimensión, y nuestro cuerpo glorificado, que es el cuerpo nuevo que recibiremos cuando los muertos en Cristo resuciten en cuerpos eternos y nosotros los que vivimos seamos transformados.
¿Y quienes serán los que tendrán ese cuerpo eterno? Los que habrán escuchado la Voz de Jesucristo en el tiempo en que vivieron, y le han recibido como su Salvador, han lavado sus pecados en Su Sangre y han recibido el Espíritu Santo; o sea, las primicias del Espíritu, que es el bautismo del Espíritu Santo; y por consiguiente han nacido de nuevo, han nacido en el Reino de Dios, y han obtenido un cuerpo teofánico de la sexta dimensión, un cuerpo teofánico igual al cuerpo teofánico de Jesucristo; un cuerpo que se parece a nuestro cuerpo, pero de la sexta dimensión.
La sexta dimensión, como ya sabemos, es el Paraíso. Por eso los que han partido están en ese cuerpo teofánico de la sexta dimensión allá en el Paraíso; pero pronto regresarán: ellos escucharon la Voz de Cristo en el tiempo en que vivieron.
Y en este tiempo final también ellos estarán escuchando la Voz de Cristo, porque desde el Paraíso pueden mirar hacia acá y ver, y pueden también escuchar; por lo tanto, ellos estarán escuchando la Voz de Cristo en el Día Postrero desde el Paraíso. Y los que estamos vivos estaremos escuchando la Voz de Cristo en este tiempo final, en medio de la Iglesia de Jesucristo, en la Edad de la Piedra Angular.
¿Y qué estará hablando la Voz de Cristo en este tiempo final? Veamos en las Escrituras la Voz de Cristo prometida para hablarles a Sus hijos en el Día del Señor, o sea, en el Día Postrero, que es el séptimo milenio. En Apocalipsis, capítulo 1, verso 10 al 11, dice el apóstol San Juan:
“Yo estaba en el Espíritu en el día del Señor, y oí detrás de mí una gran voz como de trompeta,
que decía: Yo soy el Alfa y la Omega, el primero y el último”.
¿Quién es el Alfa y Omega? Nuestro amado Señor Jesucristo. Es la Voz de Jesucristo en el Día Postrero, en el séptimo milenio, en el Día del Señor, hablándoles a Sus hijos, hablándole a Su Iglesia, conforme a como Él ha prometido.
Siendo que es una Gran Voz de Trompeta y es la Voz de Cristo, esto nos habla de un Mensaje dispensacional: la Gran Voz de Trompeta del Evangelio del Reino, que gira alrededor de la Segunda Venida de Cristo como el León de la tribu de Judá, como Rey de reyes y Señor de señores en Su Obra de Reclamo.
Esta es la Gran Voz de Trompeta o Trompeta Final que está prometida en las cartas de San Pablo, donde nos dice que se tocará la Trompeta, la Trompeta Final, y los muertos en Cristo resucitarán primero, en cuerpos incorruptibles, y nosotros los que vivimos seremos transformados. Según Primera de Corintios, capítulo 15, versos 49 al 56, ahí nos habla San Pablo de ese gran evento y de esa Trompeta Final; y es la Voz de Cristo hablándole a Su Iglesia en el Día Postrero.
Los que serán transformados estarán escuchando la Voz de Cristo, esa Trompeta Final, esa Gran Voz de Trompeta del Evangelio del Reino hablándonos en el Día Postrero.
También en Primera de Tesalonicenses, San Pablo dice que el mismo Señor descenderá del Cielo con Aclamación, Voz de Arcángel y Trompeta de Dios. Es la Trompeta de Dios la Voz de Dios, la Voz de Cristo, en el Día Postrero, con un Mensaje dispensacional. Por eso será con Voz de Arcángel; ya no con voz de un ángel mensajero de una edad de las siete edades, sino con un mensajero dispensacional dándonos un Mensaje dispensacional.
¿Y qué estará, ese Mensaje dispensacional, hablándonos en el Día Postrero? Para que podamos identificar Su Voz, la Voz de Cristo, en el Día Postrero, en Apocalipsis, capítulo 4, verso 1, dice San Juan:
“Después de esto miré, y he aquí una puerta abierta en el cielo; y la primera voz que oí, como de trompeta, hablando conmigo, dijo: Sube acá, y yo te mostraré las cosas que sucederán después de estas”.
En el diagrama que usó el reverendo William Branham para predicar el mensaje de Las Siete Edades, y también el mensaje de “La estatura de un hombre perfecto” (usó este diagrama y usó también otros diagramas)… Y ahora, en este diagrama tenemos a la Iglesia de Jesucristo en la forma de un monte con diferentes etapas o escalones.
Recuerden que el sueño de Jacob, en donde él vio una escalera que se apoyaba en la tierra y subía hasta el cielo; y en la cúspide, en la cumbre, estaba Dios allí sentado18; esa es la Iglesia del Señor Jesucristo. Y en la cúspide, acá, es donde Cristo cumplirá Su Segunda Venida; es donde Cristo toma Su Trono en Su Iglesia, el Trono de Cristo en y de Su Iglesia, donde Él estará como Rey de reyes y Señor de señores en el séptimo milenio.
Y ahora, la Voz de Cristo en el Día Postrero habla desde la Edad de la Piedra Angular, como habló Cristo en cada edad por medio del mensajero de cada edad. La Voz de Cristo estuvo en cada edad, en el mensajero de cada edad, hablándoles a Sus ovejas.
Y ahora, la Voz de Cristo en la Edad de la Piedra Angular estará hablándoles a Sus ovejas, ¿y qué estará hablándoles? Las cosas que deben suceder después de estas que ya han sucedido en estas siete edades de la Iglesia gentil.
Y ahora, veamos aquí claramente la promesa. Leímos que dice:
“Después de esto miré, y he aquí una puerta abierta en el cielo; y la primera voz que oí, como de trompeta, hablando conmigo, dijo: Sube acá (ya hemos visto dónde tenemos que subir: a la Edad de la Piedra Angular, porque ya han terminado las siete edades de la Iglesia gentil), y yo te mostraré las cosas que sucederán después de estas”.
Y ahora, las cosas que sucederán, sucederán estando la Iglesia de Jesucristo en la Edad de la Piedra Angular.
¿Y por medio de quién estará Jesucristo en Espíritu Santo en la Edad de la Piedra Angular manifestado hablándole a Su Iglesia todas estas cosas que deben suceder pronto? La contestación está en Apocalipsis, capítulo 22, verso 6, donde dice:
“Y me dijo: Estas palabras son fieles y verdaderas. Y el Señor, el Dios de los espíritus de los profetas, ha enviado su ángel, para mostrar a sus siervos las cosas que deben suceder pronto”.
Las cosas que deben suceder pronto, que Él dijo que daría a conocer a los que subieran donde Él estaba, ahora son dadas a conocer por el Ángel del Señor Jesucristo, enviado para dar testimonio de todas estas cosas que deben suceder.
Apocalipsis 22, verso 16, también nos habla de este Ángel, y dice (el mismo Jesús dice):
“Yo Jesús he enviado mi ángel para daros testimonio de estas cosas en las iglesias”.
El Ángel del Señor Jesucristo, que es un profeta dispensacional enviado en el Día Postrero en y a la Edad de la Piedra Angular, no es enviado a ninguna de estas siete edades, porque a estas edades Cristo envió Sus mensajeros correspondientes a cada edad, que fueron San Pablo, Ireneo, Martín, Colombo, Lutero, Wesley y el reverendo William Branham, para las siete edades de la Iglesia gentil.
Pero para la Edad de la Piedra Angular Jesucristo envía Su Ángel Mensajero, que es un profeta dispensacional, con un Mensaje dispensacional. Por eso es un Mensaje de Gran Voz de Trompeta dando a conocer todas las cosas que deben suceder pronto, en este tiempo final. Es la Voz de Cristo hablándole a Su Iglesia, por medio de Su Ángel Mensajero, todas estas cosas que deben suceder en este tiempo final.
¿Ven la forma sencilla en que identificamos la Voz de Cristo? Tiene que estar en este tiempo final, en el Día Postrero, que es el séptimo milenio; y si le añadimos al calendario los años de atraso que tiene, ya estamos en el séptimo milenio; y si no le añadimos al calendario los años de atraso que tiene, faltan —para algunas personas— solamente algunos meses para comenzar el próximo milenio y por consiguiente comenzar el siglo XXI; para otros falta 1 año con unos 8 meses y algunos días para comenzar el próximo milenio y por consiguiente comenzar el siglo XXI.
Si Dios cuenta el tiempo de acuerdo al calendario que se usa entre los gentiles, hemos visto que para algunos faltan solamente unos 8 meses y algunos días para comenzar el Día Postrero, que es el milenio postrero, y para otros falta 1 año con 8 meses y algunos días.
Así están las naciones: unos piensan que el año próximo es el primero del próximo milenio y del próximo siglo, y para otros es el último del siglo XX y es el último del milenio segundo de Cristo hacia acá y milenio sexto de Adán hacia acá.
Pero ¿usará Dios el calendario de entre los gentiles para contar Su tiempo o estará usando Dios el calendario profético, que consta de 360 días al año? Si usa ese calendario, como lo usó para las setenta semanas de la profecía de Daniel y para la última parte de la semana setenta de la profecía de Daniel, para el ministerio de los Dos Olivos de Apocalipsis, capítulo 11; si usa ese calendario de 360 días al año para contar de Cristo hacia acá, pues ya hace tiempo estamos en el séptimo milenio y, por consiguiente, en el Día Postrero delante de Dios. Ya estaríamos en el año 20 al año 30 del siglo XXI, y del séptimo milenio de Adán hacia acá y tercer milenio de Cristo hacia acá.
Estamos en un tiempo muy pero que muy importante. Este es el tiempo de estar escuchando la Voz de nuestro amado Señor Jesucristo dándonos a conocer todas estas cosas que deben suceder pronto, las cuales Él da a conocer en Apocalipsis 22, verso 6, por medio de Su Ángel Mensajero.
Hemos visto dónde estará la Voz de Cristo en este tiempo final: hablándole a Su Iglesia las cosas que deben suceder pronto.
¿Vieron lo fácil que es identificar la Voz de Cristo en el Día Postrero, o sea, en el séptimo milenio? Estará en Su Ángel Mensajero dándonos testimonio de todas estas cosas que deben suceder pronto, conforme a las profecías correspondientes a este tiempo final, las cuales están en el Antiguo Testamento y en el Nuevo Testamento, y en las profecías del reverendo William Branham.
“IDENTIFICANDO LA VOZ DE CRISTO EN EL DÍA POSTRERO”.
Cuando los escogidos de Dios encuentran en el Día Postrero al instrumento de Jesucristo, al Ángel del Señor Jesucristo, estarán escuchando la Voz de Cristo por medio de Su Ángel Mensajero y habrán identificado la Voz de Cristo a través de Su Ángel Mensajero; y dirán: “Estas cosas ningún hombre las podía dar a conocer, solamente Jesucristo las conocía”; y estarán identificando la Voz de Cristo en Su Ángel Mensajero.
Y, por consiguiente, estarán escuchando esa Gran Voz de Trompeta del Evangelio del Reino, que gira alrededor de la Segunda Venida de Cristo como el León de la tribu de Judá, como Rey de reyes y Señor de señores en Su Obra de Reclamo; estarán escuchando todas las cosas que Cristo ha prometido revelarnos, darnos a conocer en este tiempo final, y así estarán siendo llamados y juntados con la Gran Voz de Trompeta todos los escogidos de Dios del Día Postrero.
“Y enviará sus ángeles con gran voz de trompeta, y juntarán a sus escogidos…”19.
Esos ministerios de los Dos Olivos estarán manifestados en ese Ángel; y por consiguiente, estarán con la Gran Voz de Trompeta del Evangelio del Reino llamando y juntando a todos los escogidos de Dios, de entre los gentiles primeramente y después del pueblo hebreo, donde hay 144.000 hebreos, 12.000 de cada tribu; pero primero son llamados y juntados los escogidos de la Iglesia del Señor Jesucristo, los cuales estarán identificando la Voz de Cristo, el Ángel del Pacto, en el Día Postrero a través de Su Ángel Mensajero.
Siempre Dios ha tenido un instrumento en la Tierra, un profeta al cual le ha revelado Su Palabra, y ese profeta ha hablado esa Palabra al pueblo, ungido con el Espíritu Santo. Y para este tiempo final será por medio del Ángel del Señor Jesucristo que estaremos escuchando la Voz de Cristo en el Día Postrero, dándonos a conocer todas estas cosas que deben suceder pronto, en este tiempo final.
Por eso encontraremos al Ángel del Señor Jesucristo hablándonos Su Mensaje alrededor de la Segunda Venida de Cristo. Todo girará alrededor de la Segunda Venida de Cristo como el León de la tribu de Judá, como Rey de reyes y Señor de señores en Su Obra de Reclamo, todo girará alrededor de ese gran evento prometido para este tiempo final.
Por eso es que aun los Ángeles enviados con la Gran Voz de Trompeta también giran alrededor de la Segunda Venida de Cristo; porque el Hijo del Hombre vendrá con Sus Ángeles, y entonces pagará a cada uno conforme a sus obras20; y envía a Sus Ángeles con Gran Voz de Trompeta para llamar y juntar a todos Sus escogidos.
Y todo eso lo manifiesta por medio de un hombre que estará viviendo en este tiempo final, en medio de la Iglesia de Jesucristo, en la Edad de la Piedra Angular; y en el idioma que hable ese hombre será que vendrá el Mensaje de Cristo, de la Gran Voz de Trompeta, para todos los hijos e hijas de Dios.
Cristo en Espíritu Santo habló por medio de Sus mensajeros en los diferentes idiomas que ellos hablaban; y nos hablará una vez más, y será en el idioma del mensajero del Señor Jesucristo, del Ángel del Señor Jesucristo.
Y llegará a tal grado la manifestación de Cristo en Su Ángel Mensajero que, cuando haya terminado la labor de llamar y juntar a todos los escogidos de Dios, luego Cristo lo adoptará; y entonces se manifestará en él en toda Su plenitud, y seguirá hablando en el idioma de Su Ángel Mensajero.
Y en ese idioma, la Tercera Etapa en toda su plenitud estará manifestada, y la predicación del Evangelio del Reino dará a conocer a la humanidad lo que viene durante la gran tribulación: los juicios divinos.
Y a través de Su Ángel Mensajero, Cristo hablando en el idioma de Su Ángel Mensajero, cumplirá esa Tercera Etapa de la manifestación de Cristo en toda Su plenitud, que será para los perdidos, que no tienen ya oportunidad; para ese tiempo ya habrán dejado pasar la oportunidad que tenían; todavía hay oportunidad, pero ya para ese tiempo ya la Puerta para los gentiles estará cerrada y ya no hay más oportunidad de salvación para los gentiles.
Esa etapa también será para las vírgenes fatuas o insensatas, las cuales, bajo el ministerio del Día Postrero de Cristo en Su Ángel Mensajero, obrará en favor de ellas; y luego durante la gran tribulación darán sus vidas por Cristo. Y será también para la Iglesia-Novia, para los primogénitos de Dios.
Esa Tercera Etapa manifestada en toda su plenitud, para ese tiempo será cuando el Ángel Mensajero de Jesucristo sea adoptado.
Por eso es que algunos quizás se preguntan: “¿Y por qué no llevan a cabo actividades, campañas, de sanidad divina, para que sean manifestados grandes milagros?”. Porque eso está reservado para cuando sea adoptado el Ángel de Jesucristo.
Ya esa es una etapa de adopción, en donde también serán adoptados todos los hijos primogénitos de Dios, todos los escogidos de Dios, la Iglesia-Novia del Señor Jesucristo: los que estarán en el Día Postrero en la Tierra habiendo creído en Cristo como su Salvador, habiendo lavado sus pecados en la Sangre de Cristo y habiendo recibido el Espíritu de Cristo, el Espíritu Santo, y así habiendo nacido de nuevo, los cuales estarán escuchando la Voz de Jesucristo en el Día Postrero; estarán escuchando Su Voz y estarán identificando Su Voz a través de Su Ángel Mensajero dándonos a conocer todas estas cosas que deben suceder pronto, en este tiempo final.
Hemos identificado la Voz de Cristo para el Día Postrero: a través de Su Ángel Mensajero; así como hemos identificado la Voz de Cristo en medio de Su Iglesia en las edades pasadas, la Voz de Cristo en cada edad: a través del mensajero de cada edad. Y para este tiempo, la Voz de Cristo hablándonos en este tiempo todas las cosas que deben suceder: a través de Su Ángel Mensajero.
Por eso es que ya sabemos que los días postreros son quinto milenio, sexto milenio y séptimo milenio, y que el Día Postrero es el séptimo milenio; y que la Gran Voz de Trompeta es la Gran Voz de Trompeta del Evangelio del Reino, revelándonos el misterio de la Segunda Venida de Cristo como el León de la tribu de Judá, como Rey de reyes y Señor de señores en Su Obra de Reclamo.
Y hemos identificado también el territorio donde la Voz de Cristo estaría hablándole a Su Iglesia en el Día Postrero, en la Edad de la Piedra Angular; así como hemos identificado el territorio en donde habló la Voz de Cristo a través de Sus mensajeros de las diferentes edades: fue el territorio donde Dios envió cada mensajero. Y ahora, el territorio donde la Voz de Cristo estará hablándonos todas estas cosas que deben suceder es ¿cuál? La América Latina y el Caribe.
Por consiguiente, estará hablándonos en español, que es el idioma principal de la América Latina y el Caribe; y se harán traducciones a los demás idiomas que se hablen en la América Latina y el Caribe para que todos puedan escuchar la Voz de Cristo. En ese idioma le hablará Cristo a Su Novia, Su Iglesia-Novia, le hablará a las vírgenes insensatas o fatuas, y les hablará a los perdidos (que no pueden ser salvos), cuando llegue esa etapa.
Y ahora podemos ver este misterio de la Voz de Cristo hablándole a Su Iglesia en el Día Postrero: hemos identificado la Voz de Cristo en el Día Postrero.
Y solamente nos queda decir una sola cosa: Señor Jesucristo, continúa hablándonos directamente a nuestra alma todas estas cosas que deben suceder pronto, en este tiempo final; y pronto transforma nuestros cuerpos y llévanos contigo a la Casa de nuestro Padre celestial, a la Cena de las Bodas del Cordero. En el Nombre Eterno del Señor Jesucristo. Amén y amén.
Ha sido para mí un privilegio grande estar con ustedes, dándoles testimonio de la Voz de Cristo en el Día Postrero, y de estar con ustedes IDENTIFICANDO LA VOZ DE CRISTO EN ESTE DÍA POSTRERO.
Muchas gracias por vuestra amable atención, y continúen pasando una noche llena de las bendiciones de nuestro amado Señor Jesucristo.
“IDENTIFICANDO LA VOZ DE CRISTO EN EL DÍA POSTRERO”.
[Revisión agosto 2020]
1 San Juan 8:47
2 Joel 2:28-29, Hechos 2:16-18
3 Hechos 13:47
4 San Juan 8:12
5 Gálatas 2:20
6 Hechos 15:14
7 Efesios 3:6
8 Eclesiastés 11:10
9 Génesis 29:18-30
10 2 Corintios 6:14
11 Génesis 24:40
12 Hebreos 7:9
13 Proverbios 23:26
14 Proverbios 4:23
15 Jeremías 31:33, Hebreos 10:16
16 Romanos 8:17
17 Apocalipsis 5:9-10
18 Génesis 28:10-13
19 San Mateo 24:31
20 San Mateo 16:27