Muy buenos días, amados amigos y hermanos presentes; es para mí una bendición muy grande estar nuevamente con ustedes en esta ocasión; todavía estaré con ustedes algunos días más. Y para mí es una bendición grande poder estar con ustedes, para compartir con ustedes en cada ocasión unos momentos de compañerismo alrededor del Programa Divino correspondiente a nuestro tiempo, y así ver el Programa Divino y ver dónde nos encontramos en el Programa Divino, y así ver con más claridad cómo ser preparados para nuestra transformación que es nuestra Adopción prometida en la Escritura.
Para lo cual ahora quiero leer en la carta de San Pablo a los Gálatas, capítulo 4, verso 1 al 7, donde San Pablo nos habla, y nos dice:
“Pero también digo: Entre tanto que el heredero es niño, en nada difiere del esclavo, aunque es señor de todo;
sino que está bajo tutores y curadores hasta el tiempo señalado por el padre.
Así también nosotros, cuando éramos niños, estábamos en esclavitud bajo los rudimentos del mundo.
Pero cuando vino el cumplimiento del tiempo, Dios envió a su Hijo, nacido de mujer y nacido bajo la ley,
para que redimiese a los que estaban bajo la ley, a fin de que recibiésemos la adopción de hijos.
Y por cuanto sois hijos, Dios envió a vuestros corazones el Espíritu de su Hijo, el cual clama: ¡Abba, Padre!
Así que ya no eres esclavo, sino hijo; y si hijo, también heredero de Dios por medio de Cristo.”
Que Dios bendiga nuestras almas con Su Palabra y nos permita entenderla.
Nuestro tema para esta ocasión es: “LOS HIJOS DE DIOS SIENDO PREPARADOS PARA HEREDAR.”
“LOS HIJOS DE DIOS SIENDO PREPARADOS PARA HEREDAR.”
Para poder comprender el misterio de los hijos e hijas de Dios, necesitamos ver en el pueblo hebreo el reflejo de los hijos e hijas de Dios, porque los hijos e hijas de Dios han sido reflejados en el pueblo hebreo. El pueblo hebreo siendo descendiente de Abraham según la carne, representa, refleja, a la descendencia Celestial de Abraham, descendencia Celestial que viene por medio de Jesucristo, el Hijo prometido a Abraham, en el cual serían benditas todas las naciones, y ese Hijo en el cual serían benditas todas las naciones se reflejó en Isaac el hijo de Abraham.
Ahora, la simiente de Abraham como también la simiente de la mujer de la cual Dios habló en el Huerto de Edén, de que la simiente de la mujer heriría la cabeza de la serpiente; esa simiente de la mujer es el Mesías, y la simiente de Abraham prometida en la cual serían benditas todas las naciones es también el Mesías, y El es también el Hijo de David el cual fue representado en Salomón. Pero vean ustedes, Salomón solamente fue el tipo y figura del verdadero Hijo de David que se sentará en el Trono de David y reinará por el Milenio y por toda la eternidad. Por eso el arcángel Gabriel cuando le habló a la virgen María, le dijo que ese niño que tendría el cual sería llamado Hijo de Dios, sería el que recibiría el Trono de David; le dijo que Dios, Su Padre, le daría el Trono de David y reinará en ese Trono para siempre. Eso está en San Lucas, capítulo 1, verso 30 al 36.
Y ahora podemos ver que todas esas grandes promesas se cumplen en el Mesías, también encontramos que el Mesías, Jesucristo, es el segundo Adán.
Y ahora, para poder comprender el misterio de los hijos e hijas de Dios y la herencia de los hijos de Dios, necesitamos entender que ya todo eso fue reflejado en medio del pueblo hebreo.
Y ahora nosotros al llegar a este planeta Tierra, encontramos que la humanidad se encuentra viviendo como descendientes de Adán y Eva, y por cuanto Adán es la cabeza de la raza humana en lo natural; y por cuanto Adán y Eva pecaron en el Huerto del Edén y entró la muerte al Huerto del Edén, a la raza humana, toda persona que nace en este planeta Tierra, nace por medio de un hombre y de una mujer y por consiguiente viene ya condenado a la muerte; por eso es que nace, vive y después muere.
Ahora, cuando la persona nace en este planeta Tierra obtiene un cuerpo mortal, corruptible y temporal y obtiene un espíritu del mundo. ¿Y qué ha sucedido con esa persona que ha nacido en este planeta Tierra? Pues ha nacido en el reino del diablo, en el reino del arcángel lucero que se rebeló en contra de Dios.
Y ahora, Cristo habla de un nuevo nacimiento para poder entrar al Reino de Dios, ¿por qué? Porque el ser humano al aparecer en este planeta Tierra no aparece en el Reino de Dios, aparece en el reino del maligno. Este mundo y los reinos de este mundo cayeron en manos del maligno, y vean ustedes, el porqué fue que la raza humana vino a ser mortal luego de la caída en el Huerto del Edén.
Así que el ser humano al nacer en este planeta Tierra ha nacido no en el Reino de Dios, sino que ha nacido en el reino del maligno; y para escapar del reino del maligno, pues tiene que nacer – tiene que morir el reino del maligno y nacer en el Reino de Dios. De eso era de lo que hablaba Cristo en Su Mensaje, cuando le habló a Nicodemo acerca del nuevo nacimiento para poder ver, o sea, poder comprender el Reino de Dios o Reino de los Cielos. Y para poder entrar al Reino de los Cielos, al Reino de Dios, Cristo dijo que tenía que nacer del agua y del espíritu.
Y ahora, este misterio del Reino de Dios y del nuevo nacimiento, vean ustedes, gira todo esto alrededor de un Programa Divino de Redención para el ser humano poder ser libertado, como fue libertado el pueblo hebreo de la esclavitud en Egipto, ser libertado del faraón, del diablo, el cual fue representado en el faraón de Egipto, el cual tenía cautivo al pueblo hebreo.
Ahora, la liberación de todos los hijos e hijas de Dios tiene dos partes muy importantes: La primera parte es la liberación espiritual en donde obtenemos – morimos espiritualmente y obtenemos un nuevo nacimiento, eso es cuando escuchamos la predicación del Evangelio de la Gracia y creemos en Cristo como nuestro Salvador y lavamos nuestros pecados en Su Sangre, ahí morimos y recibimos Su Espíritu Santo, ahí obtenemos el nuevo nacimiento.
Y todo esto lo representamos en el bautismo en agua: cuando somos sumergidos estamos representando nuestra muerte, morimos al mundo, y cuando somos levantados de las aguas del bautismo representamos nuestro nuevo nacimiento, nacemos en el Reino de Dios; ahí lo estamos representando, una nueva vida para vivir así en el Reino de Dios.
Ahora podemos ver que todo el Programa Divino, lo cual para muchas personas aparentemente es solo espiritual, vean ustedes, cubre todas las esferas del ser humano: Alma, espíritu y cuerpo. Pues para el tiempo final la segunda parte del Programa de la Redención, la segunda parte del Exodo y de la entrada a la tierra prometida, es la parte en donde entraremos a la tierra prometida del cuerpo físico, eterno y glorificado; y luego que haya pasado la gran tribulación entraremos a la tierra prometida del glorioso Reino Milenial.
Y ahora, para poder entrar a la tierra prometida del nuevo cuerpo, somos llamados en el Tercer Exodo y somos colocados en la Edad de la Piedra Angular, donde nuestra entrada a la Edad de la Piedra Angular (como Edad) es la tierra prometida, y es la Edad donde obtenemos la revelación divina del misterio del Séptimo Sello que nos da la Voz de Cristo. La revelación que Cristo nos da para el Día Postrero, para la Edad de la Piedra Angular es la revelación del Séptimo Sello, la revelación de Jesucristo para Su Iglesia en la Edad de la Piedra Angular.
Y así como Cristo estuvo revelado, velado y revelado en cada ángel mensajero de cada edad de Su Iglesia, en el Día Postrero estará velado y revelado en Su Angel Mensajero de la Edad de la Piedra Angular.
Vean, Dios siempre se ha velado en carne humana y se ha revelado por medio de carne humana, lo hizo así a través de los profetas del Antiguo Testamento: Adán, Abel, Set, Enoc, Noé, Abraham, Moisés, Elías, el profeta Eliseo y todos los demás profetas, Juan el Bautista y luego en toda Su plenitud en Jesucristo nuestro Salvador. Y luego en el Nuevo Testamento en los apóstoles, y luego en los siete ángeles mensajeros, y en el Día Postrero conforme a la promesa el que trae la revelación de Jesucristo para Su Iglesia es el Angel del Señor Jesucristo. Por eso Jesús dice:
“Yo Jesús he enviado mi ángel para daros testimonio de estas cosas en las Iglesias.” Apocalipsis 22, verso 16. Y Apocalipsis capítulo 1, verso 1 al 3, nos dice:
“La revelación de Jesucristo, que Dios le dio, para manifestar a sus siervos las cosas que deben suceder pronto; y la declaró enviándola por medio de su ángel a su siervo Juan.”
Y ahora, la revelación de Jesucristo viene en el Día Postrero por medio de Su Angel Mensajero, ese es el misterio más grande del Angel del Señor Jesucristo, es el misterio de la revelación de Jesucristo para el Día Postrero.
Y ahora, todo esto es para la Iglesia del Señor Jesucristo, la cual ha estado siendo creada por el Espíritu Santo. La Iglesia del Señor Jesucristo está compuesta por los hijos e hijas de Dios, o sea, por todos los creyentes en Cristo nacidos de nuevo en el tiempo que les toca vivir, los cuales han escuchado la Voz de Cristo en su tiempo.
Cristo nos dijo en San Juan, capítulo 10 y versos 14 en adelante, de la siguiente manera:
“Yo soy el buen pastor; y conozco mis ovejas, y las mías me conocen,
así como el Padre me conoce, y yo conozco al Padre; y pongo mi vida por las ovejas.
También tengo otras ovejas que no son de este redil (o sea, que son gentiles, no hebreas); aquéllas también debo traer, y oirán mi voz; y habrá un rebaño, y un pastor.”
Ese Rebaño es la Iglesia del Señor Jesucristo y el Pastor es nuestro amado Señor Jesucristo, el cual estaría en Espíritu Santo manifestado en Su Iglesia llamando y juntando Sus ovejas, y Sus ovejas son todos los hijos e hijas de Dios, los cuales tienen Sus nombres escritos en el Cielo en el Libro de la Vida del Cordero. Las almas de esas ovejas, de esas personas, vienen de Dios, vienen de la séptima dimensión que es la dimensión de Dios, son parte de Dios; y esas personas son los herederos que serían preparados para heredar, heredar a Dios y de Dios, porque son los hijos los que heredan de Su Padre.
Y ahora nosotros como herederos de Dios hemos aparecido en este planeta Tierra porque Dios ha enviado nuestra alma a este planeta Tierra, y nuestra alma ha sido colocada en un cuerpo mortal, corruptible y temporal, y en un espíritu del mundo cuando hemos nacido a través de papá y mamá, pero quedamos esclavizados en este planeta Tierra, quedamos colocados en el Reino del arcángel que se reveló en contra de Dios, el arcángel lucero o luzbel o lucifer. Y Cristo por medio de Su Obra llevada a cabo en la Cruz del Calvario nos liberta del egipto espiritual, nos liberta del faraón, el diablo, y espiritualmente somos libertados, fuimos libertados allá; y ahora cuando lo aceptamos como nuestro Salvador, se materializa en nosotros esa liberación. Y la segunda parte será la liberación física en donde seremos libertados y en donde saldremos libres de la esclavitud terrenal donde han estado sometidos todos los hijos e hijas de Dios juntamente con el mundo.
En este planeta Tierra la vida es como la vida del pueblo hebreo allá en Egipto, es una esclavitud la que vive el ser humano en este planeta Tierra; el diablo es el faraón de este mundo y tiene esclavizada a la humanidad. Pero para los hijos e hijas de Dios o para la Iglesia de Jesucristo está la promesa que para el Día Postrero Cristo nos libertará físicamente, resucitando los muertos en Cristo en cuerpos eternos y a nosotros los que vivimos transformándonos, y así libertándonos físicamente para nunca más vivir en esclavitud en este planeta Tierra, sino vivir como Reyes y como Sacerdotes.
Vean ustedes que eso fue lo que se reflejó en el pueblo hebreo cuando Dios le habló en el capítulo 19 a Moisés, para que Moisés le hablará al pueblo hebreo, dice capítulo 19, cuando Moisés subió al Monte Sinaí y Dios estuvo hablándole allí. Dice: “Y Moisés subió…” Capítulo 19, verso 3 en adelante, dice del Exodo:
Y Moisés subió a Dios; y Jehová lo llamó desde el monte, diciendo: Así dirás a la casa de Jacob, y anunciarás a los hijos de Israel:
Vosotros visteis lo que hice a los egipcios, y cómo os tomé sobre alas de águilas, y os he traído a mí.
Ahora, pues, si diereis oído a mi voz, y guardareis mi pacto, vosotros seréis mi especial tesoro sobre todos los pueblos; porque mía es toda la tierra.
Y vosotros me seréis un reino de sacerdotes, y gente santa. Estas son las palabras que dirás a los hijos de Israel.”
Aquí podemos ver cómo Dios le dice a Moisés para que le diga al pueblo hebreo que El los tomó sobre las alas de aguila, pues los libertó por medio del Profeta Moisés y los llevó allí al monte Sinaí; pero Dios estaba con Moisés, Dios estaba con Moisés y en Moisés velado en Moisés. La Palabra prometida para aquel tiempo, para la liberación, miren, estaba hecha carne en un hombre llamado Moisés, allí estaba la Palabra libertadora hecha carne cumpliendo la liberación que Dios prometió a Abraham en el capítulo 15, que los libertaría con mano fuerte, los libertaría en la cuarta generación.
Y ahora, los lleva hasta el Monte Sinaí sobre las alas de aguilas; aguilas representa siempre a un profeta y también representa a Dios. Y ahora les dice que si escuchan atentamente Su Voz, la Voz de Dios, dice: “vosotros seréis mi especial tesoro sobre todos los pueblos…” Y también les dice: “Y vosotros me seréis un reino de sacerdotes, y gente santa.” [Exodo 19:5 – Editor].
Y ahora, vean cómo en el pueblo hebreo se está reflejando lo que los hijos e hijas de Dios serán en el Glorioso Reino de Dios, porque los hijos e hijas de Dios redimidos por la Sangre del Cordero, por la Sangre de Jesucristo son los Reyes y Sacerdotes para el Reino Milenial y para toda la eternidad; pero tenía que reflejarse todo en el pueblo hebreo, porque el pueblo hebreo es el Israel terrenal y la Iglesia de Jesucristo es el Israel Celestial.
Por eso es que el Sacrificio de Cristo, del Mesías, del Cordero de Dios y también de la Expiación del Macho Cabrío, ese sacrificio y Su Sangre fueron reflejadas en los sacrificios que el pueblo hebreo realizaba. Y por cuanto un reflejo y la persona donde hay ese reflejo no es la realidad, sino solamente es un reflejo, un reflejo de algo que vendrá más adelante. Por lo tanto, siendo que aquellos sacrificios eran el reflejo del Sacrificio del Mesías, aquellos sacrificios no eran perfectos, y tampoco el pueblo hebreo tampoco era perfecto.
Pero vean ustedes, Dios va a crear un pueblo perfecto nacido de nuevo, a crear un pueblo perfecto el cual fue reflejado en el pueblo hebreo, y va a escribir Sus Leyes en el corazón, en las tablas del corazón de esas personas, así como fueron escritas las Leyes divinas en tablas de piedra.
Encontramos que cuando Dios escribió Sus Leyes, los diez mandamientos en las dos tablas de piedra que Dios mismo cortó y escribió en ellas; luego Moisés por causa de la rebelión del pueblo, cuando descendió del Monte Sinaí, las quebró, las rompió, y luego tuvo que subir de nuevo llevando dos tablas que él había preparado, había cortado y Dios escribiría en esas tablas.
Y ahora, encontramos que todo eso nos habla de que el primer Pacto bajo la sangre de animales, machos cabríos y corderos, fue roto y fue establecido un Nuevo Pacto bajo la Sangre de Jesucristo el Cordero de Dios. Así que el Pacto (primer Pacto) allá bajo la Ley y bajo la sangre de animales fue quitado y fue establecido un Nuevo Pacto. Por eso ustedes encuentran que el Israel terrenal está bajo el Pacto antiguo, bajo la sangre de los animales que no eran perfectos; por lo tanto no quitaban el pecado, sino que solamente cubrían el pecado.
Pero ahora bajo el Nuevo Pacto, bajo la Sangre de Cristo, la Sangre de Jesucristo nos limpia de todo pecado. Estamos bajo un Nuevo Pacto y toda persona que está bajo ese Nuevo Pacto es parte del Israel Celestial, el Israel Celestial está compuesto por los hijos e hijas de Dios, por eso es que los hijos e hijas de Dios no son ni esclavos, ni siervos, sino son hijos e hijas de Dios. Pero vean, San Pablo dice que están bajo tutores en lo que llegan a cierta edad.
Y ahora, en la primera parte de la Adopción que es la espiritual, la obtenemos al recibir el Espíritu Santo; pero luego la segunda parte que es nuestra transformación la recibiremos en este tiempo final.
Pero vean cómo miembros de la Iglesia de Jesucristo hemos estado siendo enseñados por el Espíritu Santo de edad en edad; o sea, que cada miembro de la Iglesia de Jesucristo ha sido enseñado por el Espíritu Santo en la manifestación del Espíritu Santo en la edad que le tocó vivir. Y en ninguna de las edades se llevó a cabo la Adopción de los hijos de Dios, en ninguna de las edades se llevó a cabo la resurrección de los muertos en Cristo y la transformación de nosotros los que vivimos, porque esa es un promesa para este tiempo final, cuando se haya completado el Cuerpo Místico del Señor Jesucristo, cuando se haya completado la Iglesia de Jesucristo, lo cual ocurrirá cuando haya entrado al Cuerpo Místico hasta el último de los que tienen sus nombres escritos en el Cielo, el Libro de la Vida del Cordero.
Cuando eso ocurra, pues habrá entrado hasta el último al Cuerpo Místico de Cristo, y Cristo habrá hecho Intercesión hasta por el último de los escogidos de Dios; y entonces Cristo termina Su Obra de Intercesión en el Cielo, toma el Título de Propiedad, el cual está sellado en el Cielo pero que ha venido cumpliéndose de edad en edad. O sea, que el contenido de ese Título de Propiedad se ha estado cumpliendo de edad en edad durante la Dispensación de la Gracia; y los nombres de los escogidos están escritos ahí, contenidos en ese Título de Propiedad; por lo tanto tienen que cumplirse esos sellos, tiene que cumplirse lo que está ahí contenido, tiene que convertirse en historia el contenido del Título de Propiedad.
Y cuando haya entrado hasta el último de los escogidos de Dios, Cristo toma el Título de Propiedad, lo abre, reclama todo lo que El ha redimido con Su Sangre, resucita a los muertos en Cristo y a nosotros nos transformará; y luego de eso es que estaremos con el nuevo cuerpo, y como hijos e hijas de Dios manifestados en toda la plenitud, y eso será la plenitud de Dios para cada uno de nosotros como individuos y eso será también la doble porción: La primera porción es el cuerpo teofánico y la segunda porción es el cuerpo físico, eterno y glorificado.
Y ahora, todo esto tiene que cumplirse antes de nosotros irnos de esta Tierra a la Cena de las Bodas del Cordero. Cuando los muertos en Cristo sean resucitados y nosotros los que vivimos estemos transformados, habrá una manifestación plena de Dios en Su Iglesia, en Sus escogidos, en Su hijos (o sea, en el Israel Celestial); y ahí es donde las vírgenes insensatas que no tenían aceite verán lo que Dios estará haciendo y desearán aceite para sus lámparas, clamarán; ahí es la Etapa donde muchos vendrán diciendo o reclamando, como dice Cristo, pero les será dicho: “Apartaos de mí obradores de maldad.” Muchos hombres en esos días tratarán de reclamar esas bendiciones también, pero no habrá oportunidad para ellos; pero serán las vírgenes insensatas, la gente, van a tener un despertamiento en esos días.
Y por cuanto en el capítulo 15 del Apocalipsis, nos dice que hay una multitud sobre un mar de vidrio, esas son las vírgenes insensatas o vírgenes fatuas las cuales reciben el Mensaje de Moisés y Elías, son libertadas y luego pasarán por la gran tribulación, darán sus vidas en la gran tribulación, porque el anticristo, la bestia las matará, como también matará a los 144 mil hebreos.
La bestia es la misma serpiente antigua que se llama el diablo y Satanás, en Apocalipsis, capítulo 12, el cual estará encarnado en el hombre de pecado, en el anticristo; y perseguirá al pueblo hebreo cuando rompa el pacto con el pueblo hebreo, y primero hará un pacto con el pueblo hebreo y después romperá el pacto con el pueblo hebreo y los perseguirá y matará millones de hebreos, como también matará a las vírgenes fatuas o insensatas de la parábola de las diez vírgenes, las cuales cuando vienen, luego de salir a buscar aceite, cuando regresan, ya las que estaba preparadas: las vírgenes prudentes que tenían aceite entraron con el esposo a las Bodas y se cerró la Puerta.
La Puerta será cerrada, la Puerta de la Dispensación de la Gracia. Y será cerrada la Puerta para obtener nuestra transformación, cuando nosotros hallamos sido transformados ya la Puerta para obtener la transformación se habrá cerrado, porque ya estaremos todos transformados, o sea, que nadie más podrá ser transformado, el resto se queda para pasar por la gran tribulación, incluyendo los 144 mil hebreos, pero ellos darán sus vidas gustosamente por Cristo.
Y ahora, hemos visto quiénes son los herederos: Son los redimidos por la Sangre de Jesucristo, esos son almas de Dios, simiente de Dios, esa es la buena simiente que el Hijo del Hombre ha sembrado en la Tierra, y que cada uno en su tiempo lleva fruto: unos a 30, otros a 60 y otros a ciento por uno, esa es la buena simiente de la parábola del sembrador en San Mateo, capítulo 13, verso 1 en adelante, y también es el trigo que el Hijo del Hombre siembra en la Tierra, del cual El dijo que son los hijos de Dios.
Y ahora vean ustedes, El siembra esa semilla, esa simiente, que es el alma de esa persona, la coloca aquí en el planeta Tierra, es colocada aquí en la Tierra en un cuerpo mortal, corruptible y temporal, con un espíritu del mundo, pero luego obtiene el nuevo nacimiento, nace, y cuando nace, nace como un hijo o una hija de Dios, con el nuevo nacimiento.
Y para el Día Postrero serán recogidos todos los hijos e hijas de Dios, llamados, juntados y preparados para ser transformados en este tiempo final. Pero si alguno se va antes no hay ningún problema, regresará en la resurrección en un cuerpo eterno, o sea, que obtendrá el cuerpo eterno primero que los que estarán viviendo aquí en la Tierra.
Ahora, podemos ver que hay simiente de Dios, pero también hay simiente del maligno. Cristo dijo que la cizaña son los hijos del malo, y la cizaña va a ser atada en manojos para ser echada al fuego, al horno de fuego, y ser quemada, ser quemada durante la gran tribulación; y después en el juicio final cuando sean condenados, juzgados y condenados, serán quemados en el lago de fuego en cuerpo, espíritu y alma.
Cristo dijo también en San Mateo, capítulo 15, verso 13: “Toda planta que no sembró mi Padre celestial será cortada y echada al fuego, será desarraigada.”
“Toda planta que no sembró mi Padre Celestial, será desarraigada.”
Eso es lo que también nos dice San Mateo, capítulo 3, verso 12 al 17. Capítulo 3, verso 12 en adelante, dice… vamos a ver, verso 10, Juan el Bautista predicando, dice:
“Y ya también el hacha está puesta a la raíz de los árboles; por tanto, todo árbol que no da buen fruto es cortado y echado en el fuego.
Yo a la verdad os bautizo en agua para arrepentimiento; pero el que viene tras mí, cuyo calzado yo no soy digno de llevar, es más poderoso que yo; él os bautizará en Espíritu Santo y fuego.
Su aventador está en su mano, y limpiará su era; y recogerá su trigo en el granero, y quemará la paja en fuego que nunca se apagará.” Así predicó Juan el Bautista.
Y ahora podemos ver lo que le espera a la cizaña, a los hijos del malo. De esto también habló Malaquías, en el capítulo 4, verso 1, cuando dijo:
“he aquí, viene el día ardiente como un horno, y todos los soberbios y todos los que hacen maldad serán estopa; aquel día que vendrá los abrasará, ha dicho Jehová de los ejércitos, y no les dejará ni raíz ni rama.”
Eso es para la cizaña, eso es para los hijos del malo. ¿Pero qué será de los hijos de Dios? Sigue diciendo en el capítulo 4, verso 2, dice (de Malaquías):
“Mas a vosotros los que teméis mi nombre, nacerá el Sol de justicia, y en sus alas traerá salvación; y saldréis, y saltaréis como becerros de la manada.
Hollaréis a los malos, los cuales serán ceniza bajo las plantas de vuestros pies, en el día en que yo actúe, ha dicho Jehová de los ejércitos…”
Aquí podemos ver lo que será de los hijos e hijas de Dios, de los que temen el Nombre del Señor. Sigue diciendo:
“Acordaos de la ley de Moisés mi siervo, al cual encargué en Horeb ordenanzas y leyes para todo Israel.
He aquí, yo os envío el profeta Elías, antes que venga el día de Jehová, grande y terrible.
El hará volver el corazón de los padres hacia los hijos, y el corazón de los hijos hacia los padres, no sea que yo venga y hiera la tierra con maldición.”
Dios herirá la Tierra con maldición durante la gran tribulación, y esa maldición caerá sobre los hijos del maligno y caerá sobre la bestia y el reino de la bestia, o sea, el reino del anticristo.
Tenemos que comprender que hay dos reinos: El reino del maligno, del arcángel que se rebeló en contra de Dios que llamamos el diablo o satanás el cual es lucero o lucifer; y está también el Reino de Dios.
Y ahora, vean ustedes, nuestro primer nacimiento fue en el reino del maligno y el nuevo nacimiento lo obtenemos en el Reino de Dios. Por eso es necesario nacer de nuevo para así nacer ¿dónde? En el Reino de Dios, donde somos sellados con el Espíritu Santo para el Día de la Redención, para el Día de la Redención en donde obtendremos la redención del cuerpo.
Los que no estarán en el Reino de Dios ¿qué sucederá? Pues entonces para ellos no será el Día de la Redención, sino el día ardiente como un horno, el día de la ira de Dios, el día de venganza del Dios nuestro lo que se va a cumplir para ellos; pero para la Iglesia de Jesucristo, para los miembros del Cuerpo Místico de Cristo se cumple el Día de la Redención, la redención de nuestro cuerpo.
Ahora, viendo quiénes son los hijos de Dios, tenemos que ver la preparación que El le da a Sus hijos para heredar, hemos visto que se requiere el nuevo nacimiento para poder nacer en el Reino de Dios y estar en el Reino de Dios y ser ahí en el Reino de Dios enseñados en las cosas de Dios.
La preparación para heredar: vean, la preparación en cada hijo de Dios, en cada alma de Dios, esa preparación la obtiene naciendo en el Reino de Dios, como la preparación para una persona vivir en este planeta Tierra. Miren ustedes: viene primero en el vientre de su madre, después nace, y al nacer pues tuvo su preparación durante un lapso de tiempo de nueve meses en el vientre de su madre, y luego nació y así como es su preparación para vivir en este planeta Tierra, y luego va creciendo y va siendo enseñado para poder desenvolverse en este reino terrenal, este reino del mundo, que está controlado por el arcángel caído, lucero o luzbel, o diablo o satanás como comúnmente le llaman.
Y ahora, la preparación en y para la persona heredar, porque todas esas almas que vienen de Dios son almas de Dios; por lo tanto son almas que han de aparecer en esta Tierra en el tiempo que Dios determina para ellos, y van a escuchar la Voz de Dios, porque ‘mis ovejas oyen mi Voz,’ dice Cristo, y también dice: “el que es de Dios, la Voz de Dios oye,” así como todo hijo, pues escucha la Voz de Su padre.
Y estas personas obtienen esas almas, obtienen una preparación para nacer y vivir en el Reino de Dios: escuchan la Voz de Cristo, lo reciben como su Salvador, lavan sus pecados en la Sangre de Cristo y reciben Su Espíritu Santo, y así han obtenido la preparación para nacer en el Reino de Dios, y nacen en el Reino de Dios y son enseñados en el Reino de Dios todos los días de su vida y son preparados con la enseñanza para que así puedan ser adoptados en el Día de la Redención, o sea, Día de la Adopción, Día en que los muertos en Cristo resucitarán en cuerpos eternos y nosotros seremos transformados; y cuando estemos ya con el nuevo cuerpo entonces habremos obtenido la herencia de Dios y la administraremos durante el Reino Milenial.
Ahora, siendo que somos herederos de Dios, toda la creación es la herencia de Dios, este planeta Tierra y los Cielos también. Siendo herederos de Dios, somos coherederos con Jesucristo nuestro Salvador, que es el Heredero de los Cielos y de la Tierra; pero nosotros por cuanto somos Sus hijos, estando nosotros en Su Iglesia, que es Su Cuerpo Místico de creyentes, lo cual por medio de un espíritu, el Espíritu de Cristo, hemos nacido en ese Cuerpo Místico, hemos entrado a ese Cuerpo Místico por el nuevo nacimiento, por un espíritu, el Espíritu de Cristo.
Ahora, tenemos por delante una herencia, la cual hemos de heredar, y esa herencia es la que el diablo ha tratado de quitarle a los hijos de Dios, pero conforme a las profecías Bíblicas contenidas en el Libro de la verdad, el diablo ha sido derrotado y el diablo no obtendrá la herencia de los hijos de Dios. Así como la ley establecida en el año del jubileo en medio del pueblo hebreo, lo cual también se reflejaba cada 7 años, el año séptimo era año de descanso para la Tierra y de liberación para los esclavos, y luego el año 50 era la manifestación plena de lo que había sido reflejado el año séptimo durante 49 años, había tenido 7 años sabáticos en donde se había reflejado todo lo que Dios haría en el año 50.
Y ahora, todo eso también corresponde a lo que Dios ha prometido para Su Iglesia, lo cual se ha estado reflejando de edad en edad. En cada edad, vean ustedes, fueron liberados o libertados los escogidos de Dios cuando Dios se manifestó, Cristo se manifestó por medio del Mensajero en cada edad. Pero luego de transcurridas las siete edades se han cumplido los 7 años sabáticos que durante 49 años se cumplieron. En cada 7 años venía el año séptimo que era el año sabático y en 49 años hay 7 semanas de años; por lo tanto, hay 7 años sabáticos, los cuales representan las siete etapas o edades de la Iglesia donde Dios llevó a cabo una liberación.
Y para el Día Postrero en el año del jubileo establecido allá para el pueblo hebreo, porque después del último año sabático, que era el año número 49 venía el año 50, donde se llevaba a cabo la gran liberación y donde las tierras eran devueltas a sus dueños originales.
Y este planeta Tierra será devuelto a sus dueños originales que son los hijos e hijas de Dios, y es devuelto este planeta Tierra al Segundo Adán; el diablo se lo quitó al primer Adán pero le será restaurado al Segundo Adán que es Jesucristo para Cristo y Sus hijos, y toda la herencia de Dios para Sus hijos será dada a Cristo y a todos los hijos de Cristo, o sea, a todos los miembros del Cuerpo Místico del Señor Jesucristo.
Iremos a la Cena de las Bodas del Cordero y luego regresaremos, cuando haya terminado la gran tribulación regresaremos a la Tierra, para reinar con Cristo por el Milenio y tener un Reino de paz en este planeta Tierra. Aquí en la Tierra difícilmente se viven 100 años y de paz mucho menos; pero en el glorioso Reino que vendrá después de la gran tribulación, viviremos los primeros 100 años y permaneceremos jovencitos, y continuaremos viviendo 100 años más, y continuaremos jovencitos y sin problemas, y continuaremos viviendo los mil años y luego vendrá una resurrección general para todos los que no habían resucitado en tiempos pasados, porque no pertenecían a la primera resurrección, a la cual pertenecen los escogidos del Nuevo Testamento y los escogidos del Antiguo Testamento que resucitaron con Jesucristo.
Y ahora, al final de la gran tribulación con esa resurrección luego vendrá el juicio final, y de ese juicio final unos irán, serán echados al lago de fuego donde serán destruidos en cuerpo, espíritu y alma también, o sea que dejarán de existir; pero no dejarán de existir en un día o en una semana, sino que de acuerdo a sus obras será la condenación que recibirán, porque primero sufrirán el tiempo que Dios lo establezca y después dejarán de existir. Pero los santos, los santos no serán juzgados porque ya los santos fueron juzgados cuando Cristo fue juzgado y condenado y crucificado, El llevó nuestra culpa y nuestro castigo también; por lo tanto nosotros al creer en El, por la fe en El hemos pasado de muerte a vida.
Y ahora, ninguna condenación hay para los que están en Cristo Jesús Señor nuestro; por lo tanto no le tenemos miedo ni a la gran tribulación (eso no es para nosotros), no le tenemos miedo al juicio final, eso no será para nosotros, no será para ser juzgados nosotros, porque ya nosotros hemos pasado de muerte a vida; allí estaremos como Jueces con Cristo, juzgando al mundo y a los ángeles caídos también, y no le tenemos miedo al infierno ni al lago de fuego, porque eso es para los que serán condenados y echados allí, para el diablo y todos los que le sirvieron al diablo, todos los que pertenecieron a ese reino y no fueron libertados, no se dejaron libertar, no recibieron la liberación. Y ahora, para nosotros será la eternidad en el glorioso Reino de Dios.
Ahora, podemos ver a los hijos de Dios siendo preparados para heredar, heredar el Reino de Dios. Por lo tanto, “no temáis manada pequeña porque al Padre le ha placido darles el Reino”; así dijo nuestro amado Señor Jesucristo.
Toda promesa dada por Dios en Su Palabra se tiene que materializar en la persona cuando la persona la cree con toda su alma; no puede pensar en esas promesas como si tal vez o quizás, sino eso es: “Así ha dicho el Señor, así ha dicho Dios y así Dios lo cumplirá.” y yo lo creo con toda mi alma, y por consiguiente se materializará en cada uno de ustedes y en mí también.”
Estamos en una etapa en donde estamos siendo preparados para ser transformados. Aunque algunos se nos vayan antes, pero regresaran en el cuerpo nuevo; por lo tanto serán adoptados también. Estamos siendo preparados en este tiempo final.
Hemos tenido el primer éxodo con Moisés, tuvimos el segundo éxodo con Jesús, vimos la introducción al segundo éxodo cuando Juan comenzó a predicar, eso fue la introducción al segundo éxodo; pero cuando Cristo comenzó Su Ministerio, allí estaba el segundo éxodo, para el pueblo salir en el segundo éxodo para entrar a la tierra prometida del cuerpo teofánico, entrar a la tierra prometida del bautismo del Espíritu Santo.
Para una persona entrar a la tierra prometida, primero tiene que ser libertada, y Cristo liberta al ser humano del egipto espiritual, del mundo, del reino del maligno, lo liberta del reino del maligno y del maligno que es el diablo, el faraón de este mundo, y lo lleva a la tierra prometida del bautismo del Espíritu Santo; y cuando la persona ha recibido el Espíritu Santo, ha entrado a la tierra prometida del Espíritu Santo y ha obtenido un cuerpo teofánico de la sexta dimensión, ha nacido en el Reino de Dios.
Y para el Día Postrero con el Ministerio del precursor de la Segunda Venida de Cristo, tuvimos esa parte que precursó la Segunda Venida de Cristo, y por consiguiente precursó el Tercer Exodo, en donde así como los que siguieron a Juan muchos siguieron luego a Jesús, así también en el Día Postrero los que han seguido en el ministerio terrenal del cuarto Elías, al cuarto Elías, al precursor de la Segunda Venida de Cristo, muchos de ellos seguirían luego más adelante para entrar plenamente al Tercer Exodo; o sea, que la introducción la hace el precursor pero después continúa el que viene después del precursor.
Y para este tiempo final nos encontramos en el Tercer Exodo, en la Edad de la Piedra Angular, habiendo entrado a la Edad de la Piedra Angular como Edad. La Edad de la Piedra Angular como Edad es la tierra prometida como Edad y la Dispensación del Reino como dispensación es la Dispensación prometida para los hijos de Dios, para el glorioso Reino Milenial de Cristo, esa es la Dispensación que estará vigente durante el Reino Milenial de Cristo, y como Reino, la tierra prometida como Reino es el Reino Milenial.
Y ahora, la tierra prometida como cuerpo, es el nuevo cuerpo, el cuerpo eterno, inmortal y glorificado que nosotros hemos de recibir, y así habremos entrado a la tierra prometida en toda Su plenitud, habiendo entrado a la tierra prometida del bautismo del Espíritu Santo y haber obtenido el cuerpo teofánico, y luego entrando a la tierra prometida del nuevo cuerpo que Cristo nos dará.
Así es que estamos en ese sentido caminando por el desierto para llegar a la tierra prometida del nuevo cuerpo, y estamos siendo enseñados por el Espíritu Santo, Cristo el Angel del Pacto, la Columna de Fuego que libertó al pueblo hebreo y guió al pueblo hebreo por el desierto hasta colocarlos en la tierra prometida. Por eso la Columna de Fuego, el Espíritu Santo, es el que colocará en la tierra prometida del Reino Milenial a todos los hijos de Dios y colocará en la tierra prometida del nuevo cuerpo a todos los hijos de Dios.
Así que antes de estar en la tierra prometida del Reino Milenial, somos colocados en la tierra prometida del nuevo cuerpo para así ser un pueblo de Sacerdotes y de Reyes en ese Glorioso Reino Milenial.
Y ahora podemos ver quiénes serán los Reyes y quiénes serán los Sacerdotes en el Reino Milenial, lo cual fue representado en el pueblo hebreo.
Al haber un cambio de Pacto, al haber un Nuevo Pacto, ahora vean ustedes, hay un Nuevo Pueblo bajo un Nuevo Pacto, y ese Nuevo Pueblo es compuesto por gentiles y por hebreos también, donde no hay ni hebreos ni gentiles sino creyentes en Jesucristo nuestro Salvador lavados con la Sangre de Jesucristo. Por eso San Pablo dice que ni hay hebreos, ni hay judío, ni gentil, somos todos uno en Cristo y hemos entrado por un espíritu a ese Cuerpo, y ese Cuerpo Místico es el Israel Celestial, son los Sacerdotes para el nuevo Reino y son los Reyes para el nuevo Reino y son los Jueces para el Nuevo Reino, con Jesucristo el Rey de reyes y Señor de señores y Juez de toda la Tierra y Sumo Sacerdote Celestial.
Y ahora, ¿por qué Jueces en el Reino de Cristo? Porque será un Reino Teocrático y el Reino Teocrático fue reflejado en el Antiguo Testamento en el tiempo de los jueces. Dios por medio de los jueces fue que gobernó, reinó, en medio del pueblo hebreo, y así será durante el Reino Milenial. Por eso fue que Cristo en San Mateo, capítulo 19 le promete a Sus apóstoles 12 tronos donde se sentarán y juzgarán a las 12 tribus de Israel. Y en Apocalipsis, capítulo 20, verso 4 en adelante, dice: “Y fueron puestos tronos, sillas y se sentaron sobre ellos los que recibieron facultad de juzgar.” Porque ese será un Reino Teocrático en donde Cristo será el Rey, Dios gobernará en medio del pueblo hebreo y gobernará sobre todas las naciones, y con El Su Iglesia, los Reyes y Sacerdotes y Jueces.
Y ahora podemos ver que los hijos de Dios están siendo preparados para heredar, y heredaremos ese glorioso Reino de Dios, heredaremos con Cristo el Reino en este planeta Tierra. En Apocalipsis, capítulo 11, nos habla de ese Reino, dice, verso 15 en adelante:
“El séptimo ángel tocó la trompeta, y hubo grandes voces en el cielo, que decían: Los reinos del mundo han venido a ser de nuestro Señor y de su Cristo (o sea, y de Su ungido. Cristo significa Ungido o Mesías, es lo mismo); y él reinará por los siglos de los siglos…”
Y sigue diciendo ahí:
“Y los veinticuatro ancianos (esos son los 12 patriarcas y los 12 apóstoles) que estaban sentados delante de Dios en sus tronos…”
Vean, tienen tronos, los 12 tronos que le prometió Cristo a Sus apóstoles son 12 tronos. De estos 24 tronos: 12 son para los apóstoles y 12 para los 12 patriarcas. Dice:
“se postraron sobre sus rostros, y adoraron a Dios,
diciendo: Te damos gracias, Señor Dios Todopoderoso, el que eres y que eras y que has de venir, porque has tomado tu gran poder, y has reinado.
Y se airaron las naciones, y tu ira ha venido, y el tiempo de juzgar a los muertos, y de dar el galardón a tus siervos los profetas, a los santos, y a los que temen tu nombre, a los pequeños y a los grandes, y de destruir a los que destruyen la tierra.
Y el templo de Dios fue abierto en el cielo, y el arca de su pacto se veía en el templo. Y hubo relámpagos, voces, truenos, un terremoto y grande granizo.”
Aquí tenemos un cuadro claro de lo que estará sucediendo en este tiempo final para el entrelace del Reino de Dios con el reino de los gentiles, en donde Cristo tomará Su gran Poder y reinará; porque Cristo terminará Su Obra de Intercesión en el Cielo, se levantará del Trono de Intercesión, habiendo terminado la Intercesión, y tomará el Título de Propiedad conforme a Apocalipsis, capítulo 5, tomará el Título de Propiedad que es el Libro de los Siete Sellos, lo abrirá y luego lo trae a la Tierra abierto y lo entrega a un hombre para que se lo coma eso fue mostrado en Apocalipsis, capítulo 10 cuando le dio el librito abierto a Juan el apóstol, el cual es tipo y figura del Angel Mensajero del Día Postrero, Angel de Jesucristo, con el grupo de los escogidos del Día Postrero.
Y para nuestro regreso a la vida eterna física con un cuerpo eterno, se requiere que nosotros recibamos la restauración del Título de Propiedad. Y por cuanto ese Título de Propiedad se va cumpliendo de etapa en etapa, de edad en edad, en la Iglesia de Jesucristo de este tiempo final se estará cumpliendo, y así se estará materializando en los escogidos del Día Postrero. Y así los escogidos del Día Postrero serán la Palabra, y la Palabra se hará carne en los escogidos del Día Postrero.
El Rvdo. William Branham en el Mensaje titulado: “Tratando de hacer un servicio a Dios fuera de Su Voluntad,” dice cómo se hace carne ese Título de Propiedad. En el Mensaje: “Tratando de hacer un servicio a Dios fuera de Su Voluntad,” poniendo a David como ejemplo de un hombre que trató de hacer un servicio a Dios, pero lo hizo fuera de la voluntad de Dios, porque no lo hizo de acuerdo al Orden Divino, cuando tenía que traer el arca a Jerusalén, la iba a traer a su ciudad y luego preparó un carro nuevo con bueyes y todo eso parecía muy bien para traer el arca de Dios en medio del pueblo hebreo. Pero conforme a la ley Divina establecida por Dios para mover el arca de un lugar a otro, tenía que hacer el arca colocada en las dos varas que eran colocadas en los lados del arca, y los sacerdotes la levantaban y la colocaban sobre sus hombros y caminaban con ella. Pero David consultó a los generales en vez de consultar al profeta que Dios tenía para ese tiempo, para que le dijera como tenía que traer el arca, consultó a los generales, y los generales de lo que saben es de carros, de armas de fuego o de armas de guerra y cosas así. Por lo tanto, la recomendación de ellos fue traerle un carro nuevo; pero miren, nuevo o viejo, no servía ni nuevo ni viejo porque Dios había dicho que era sobre los hombros de los sacerdotes descendientes de Coat. Coat era hijo de Leví, y Coat era padre de Amram el padre de Moisés, de Aarón y de Miriam; así que de esa descendencia era la clase que podía transportar el arca, tenía que ser por medio de sacerdotes y descendientes de esa clase.
Y ahora, veamos lo que dice el Rvdo. William Branham en este Mensaje, página 83, 84 y 85 del mensaje:“Tratando de hacer servicio a Dios fuera de Su Voluntad,” dice:
“Cristo es nuestra Arca (la Palabra). Ellos quisieron una denominación y no pueden (o sea, él no puede) Noten, no puede ser llevado… no puede ser llevada en carros nuevos denominacionales (o sea, el Arca, Cristo, la Palabra no puede ser llevada en carros nuevos, que representa las denominaciones). No puede ir en el carro de una nueva denominación, cuando El está supuesto a estar contenido y venir en el corazón de un profeta (en el corazón de un profeta es que viene Cristo, el Arca del Pacto, la Palabra en cada edad).”
Y ahora, Cristo, la Palabra, el Verbo tiene que venir al Lugar Santísimo de Su Templo Espiritual, ¿y cómo va a venir? Tiene que venir contenida la Palabra, Cristo, el Arca del Pacto, en el corazón de un Profeta, de un Mensajero para este tiempo final, para la Edad de la Piedra Angular. Y la Edad de la Piedra Angular es el Lugar Santísimo del Templo Espiritual de Jesucristo.
Por lo tanto, el Mensajero para la Edad de la Piedra Angular tiene que ser un Profeta, para que pueda venir la Palabra contenida en su corazón, y ese tiene que ser el Angel del Señor Jesucristo, el mismo que le dio la revelación apocalíptica a Juan el apóstol. ese espíritu de Profeta tiene que venir a la Tierra a la Iglesia de Jesucristo y traer El Arca del Pacto, la Palabra, y colocarla en el Lugar Santísimo, colocarla en la Edad de la Piedra Angular en el Templo Espiritual de Cristo.
En la página 85 —leímos 83 y 84— y la página 85 de este mismo Mensaje: “Tratando de hacer servicio a Dios fuera de Su voluntad,” dice:
“Hay tan solo un Arca, (esa es Jesucristo, ese Arca es Jesucristo) y El es la Palabra, El es la Palabra, El es el Verbo. Noten Dios le dijo al profeta (dijo) ‘come el rollo’ en el Antiguo Testamento.”
Eso fue lo que Dios le dijo a Ezequiel allá en el capítulo 3, verso 1 al 5. Le dijo: “come el rollo.” El rollo, pues era la Biblia, la Escritura que le estaba siendo dada al profeta Ezequiel, la Escritura profética que le era dada para que se la comiera y luego profetizara lo que estaba contenido en ese rollo que se había comido, porque los libros no eran como en la actualidad que son en esta forma, sino que eran en rollos, pergaminos.
Y ahora, para el Nuevo Testamento vamos a ver lo que dice el Rvdo. William Branham. Dice:
“El al profeta del Nuevo Testamento, El le dijo: ‘come el librito,’ (¿por qué?) porque para que el profeta y la Palabra fueran uno. ¿Ve? Esa era el Arca, la Palabra de Dios.”
Y ahora podemos ver cómo se hace Uno, Cristo, la Palabra, el Arca del Pacto en nosotros y con nosotros y con el Mensajero del Día Postrero. Comiéndose el librito de los Siete Sellos, el Título de Propiedad, ese librito se hace uno con el Mensajero y se hace uno con la Iglesia del Señor Cristo en la Edad de la Piedra Angular, y se hace uno con cada uno de ustedes como también conmigo.
Y así el Arca del Pacto, Cristo estará en el corazón de la Iglesia, la Edad de la Piedra Angular, porque el corazón del Templo Espiritual de Cristo es la Edad de la Piedra Angular, como el corazón del templo que construyó Salomón y del tabernáculo que construyó Moisés, el corazón es el lugar santísimo, por eso Dios estaba allí, y estaba allí sobre el Arca del Pacto, y allí estaba el propiciatorio.
Y ahora vean ustedes todo eso también en nosotros como individuos y en la Iglesia de Jesucristo como Cuerpo Místico de creyentes.
Y ahora podemos ver dónde es que Dios prepara a Sus hijos para heredar, ese es Su Cuerpo Místico de creyentes, ahí es dónde El nos prepara, y ahí es dónde la Palabra se va haciendo carne en cada uno de nosotros y nosotros nos vamos haciendo la Palabra, y vamos así siendo preparados para heredar, heredar con Cristo todas las cosas que Cristo heredará, porque somos herederos de Dios y coherederos con Cristo Jesús, Señor nuestro, como nos dice San Pablo en Romanos, capítulo 8 y El nos dice que por esa causa es que El, Cristo, nos ha dado Su Espíritu.
Vean, Capítulo 8 de Romanos, verso 14 en adelante, dice:
“Porque todos los que son guiados por el Espíritu de Dios, éstos son hijos de Dios.
Pues no habéis recibido el espíritu de esclavitud para estar otra vez en temor, sino que habéis recibido el espíritu de adopción, por el cual clamamos: ¡Abba, Padre!
El Espíritu mismo da testimonio a nuestro espíritu, de que somos hijos de Dios.
Y si hijos, también herederos; herederos de Dios y coherederos con Cristo, si es que padecemos juntamente con él, para que juntamente con él seamos glorificados.
Pues tengo por cierto que las aflicciones del tiempo presente no son comparables con la gloria venidera que en nosotros ha de manifestarse.
Porque el anhelo ardiente de la creación es el aguardar la manifestación de los hijos de Dios…”
La manifestación de los hijos de Dios, lo cual es la resurrección de los muertos en Cristo en cuerpos eternos y la transformación de nosotros los que vivimos, y entonces estaremos físicamente manifestados como hijos e hijas de Dios.
Y sigue diciendo de San Pablo:
“Porque la creación fue sujetada a vanidad, no por su propia voluntad, sino por causa del que la sujetó en esperanza;
porque también la creación misma será libertada de la esclavitud de corrupción (¿Ven? la Creación también está en esclavitud como los hijos e hijas de Dios estuvieron en esclavitud espiritual y todavía están en esclavitud, pero físicamente, aunque ya no en lo espiritual; físicamente en cuanto al cuerpo físico que está sujeto a esta dimensión y está sujeto a la forma terrenal)…
“porque también la creación misma será libertada de la esclavitud de corrupción, a la libertad gloriosa de los hijos de Dios.”
Seremos libertados físicamente y la Creación luego más adelante será libertada también:
“Porque sabemos que toda la creación gime a una, y a una está con dolores de parto hasta ahora;
y no sólo ella, sino que también nosotros mismos, que tenemos las primicias del Espíritu, nosotros también gemimos dentro de nosotros mismos, esperando la adopción, la redención de nuestro cuerpo (la Adopción es la Redención de nuestro cuerpo).”
Y ahora, miren ustedes: por las mismas etapas que pasan los hijos de Dios, pasa también la Tierra. La Tierra pasa por Justificación, bajo el diluvio; por santificación con el derramamiento de la Sangre de Cristo sobre la Tierra en la Cruz del Calvario; y por el bautismo en fuego. Y el bautismo del Espíritu Santo sobre los hijos de Dios, vean ustedes: tenemos las primicias que es el bautismo del Espíritu Santo en donde obtenemos el nuevo nacimiento y nacemos así de nuevo y tenemos la plenitud para el Día Postrero con la transformación de nuestro cuerpo.
Y ahora, el juicio divino que caerá durante la gran tribulación en donde la Tierra será traída a un juicio con fuego:
“He aquí, viene el día ardiente como un horno, y todos los soberbios y todos los que hacen maldad serán estopa.” [Malaquías 4:1 – Editor]. Eso es tipo y figura del bautismo del Espíritu Santo para los hijos de Dios. Y luego después del Reino Milenial viene un bautismo en fuego para la Tierra, porque la Tierra pasará por una purificación; pera nosotros, pues estaremos en algún lugar, colocados con Cristo en algún otro lugar; y ya eso será el bautismo en fuego en toda su plenitud para el planeta Tierra, lo cual está representando el bautismo en toda su plenitud para los escogidos de Dios en el Día Postrero con la transformación de nosotros los que vivimos y la resurrección de los muertos en Cristo. Pero primero obtenemos el bautismo del Espíritu Santo como las primicias donde obtenemos el nuevo nacimiento y obtenemos el cuerpo teofánico, y así nacemos en la Iglesia de Jesucristo, en el Reino de Jesucristo.
Y ahora, en el Reino de Jesucristo es que vienen estas grandes bendiciones para todos los hijos e hijas de Dios, para todas esas almas que vienen de la séptima dimensión y pasan por este planeta Tierra y esta dimensión terrenal. Podemos comprender el motivo entonces de nuestra estadía en este planeta Tierra, y podemos comprender entonces las palabras de San Pablo cuando nos dijo que somos peregrinos aquí en la Tierra, somos peregrinos pasando por esta Tierra una temporada en este cuerpo temporal, mortal y corruptible; pero hemos de ser establecidos plenamente en este planeta Tierra en ese glorioso Reino Milenial de Cristo.
Pasamos por esta Tierra para ocupar nuestra posición en el Reino de Jesucristo, en el mismo orden en que aparecemos aquí y la Edad en que aparecemos aquí, será el orden en que estaremos en el Reino Milenial, y será el orden en que estaremos en la nueva Jerusalén después del Reino Milenial, o sea, en la eternidad.
Y les tengo buenas noticias y es que la bendición más grande corresponde a este tiempo; y aunque no lo podemos comprender de momento, algún día lo comprenderemos.
Ninguna de las edades pasadas con sus mensajeros y su gente pudo ser transformados físicamente, pero miren, nuestra Edad es la única que tiene promesa de una transformación estando vivos en este tiempo final; como les digo siempre: aunque algunos de los nuestros parta antes, pero serán testigos de la resurrección cuando regresen.
Y ahora, ¿por qué esa bendición tan grande para nosotros? Porque será el grupo de la Edad de la Piedra Angular el que recibe el Título de Propiedad en este tiempo final y el que se lo come juntamente con Su Mensajero; y por consiguiente tendrán que ser restaurados a la vida eterna, porque teniendo el Título de Propiedad entonces tienen todos los derechos para ser restaurados por Dios a la vida eterna física con un cuerpo eterno, inmortal, incorruptible y glorificado.
Por eso es que estamos viendo a “LOS HIJOS DE DIOS SIENDO PREPARADOS PARA HEREDAR.” Heredaremos todo lo que perdió Adán y Eva en la caída, heredaremos todo lo que Cristo heredará porque somos coherederos con El.
Así que continuamos siendo preparados para heredar, estamos en una etapa de preparación.
Recuerden que cuando iba a ser adoptada una persona en el Antiguo Testamento, tenía que haber pasado por esa etapa de preparación, haber sido instruido por el tutor; y el Tutor es el Espíritu Santo para los hijos e hijas de Dios.
Y el Tutor por medio de la enseñanza que da a través del mensajero en cada edad, enseña y prepara a los que heredarán a Dios y coheredarán con Jesucristo nuestro Salvador.
Estamos en la última etapa de preparación para ser adoptados y heredar la vida eterna física; como hemos heredado también la vida eterna espiritual de la sexta dimensión, heredaremos también la vida eterna física al recibir un cuerpo inmortal, incorruptible y glorificado; y así habremos tomado de la Fuente del Agua de la vida eterna.
Miren cómo Cristo estuvo anunciando en Su Ministerio terrenal acerca de la Fuente del Agua de la vida e invitando a la gente que quisieran tomar de ella, que vinieran para tomar de esa fuente, y la Fuente es Jesucristo.
Cristo es el que da el Agua de la vida eterna, nos da el Espíritu Santo que es el Agua de la vida eterna y así nos da un cuerpo teofánico de la sexta dimensión, y nos dará el Agua de la vida eterna del cuerpo físico, eterno y glorificado, y tendremos vida eterna física también; lo cual se cumplirá muy pronto; eso es lo que estamos esperando. Y cuando entre hasta el último de los escogidos de Dios al Cuerpo Místico de Cristo, entonces vendrá esa parte; porque primero todos los hijos e hijas de Dios, todas esas almas de Dios tienen que recibir vida eterna en la sexta dimensión, recibir vida eterna obteniendo el nuevo nacimiento, recibiendo el Espíritu Santo y así recibiendo el cuerpo teofánico de la sexta dimensión, y después recibiremos todos vida eterna física al recibir el cuerpo eterno, inmortal y glorificado.
Así que la preparación para heredar nos prepara para esa bendición tan grande que El ha prometido para cada uno de ustedes y para mí también.
Caminen siempre adelante, sirviendo a Cristo y escuchando Su Voz, porque el secreto está en escuchar Su Voz y hacer conforme a lo que Su Voz nos dice, nos enseña, porque así es como El nos prepara para heredar. Escuchando Su Voz entraremos a la Tierra prometida del nuevo cuerpo; así como escuchando la Voz de Dios, la Voz de Cristo, el pueblo hebreo entraría a la tierra prometida.
Vean, esto fue lo que le dijo Dios a Moisés para que se lo diera a conocer al pueblo, en el Exodo, capítulo 23, verso 20 al 23, donde dice:
“He aquí yo envío mi Angel delante de ti para que te guarde en el camino, y te introduzca en el lugar que yo he preparado.
Guárdate delante de él, y oye su voz; no le seas rebelde; porque él no perdonará vuestra rebelión, porque mi nombre está en él.
Pero si en verdad oyeres su voz e hicieres todo lo que yo te dijere, seré enemigo de tus enemigos, y afligiré a los que te afligieren.
Porque mi Angel irá delante de ti, y te llevará a la tierra del amorreo, del heteo, del ferezeo, del cananeo, del heveo y del jebuseo, a los cuales yo haré destruir.”
Aquí podemos ver que escuchando la Voz del Angel de Jehová, el pueblo hebreo llegaría y entraría a la tierra prometida. No hay otra forma para entrar a la Tierra prometida, es escuchando la Voz del Angel de Jehová, y el Angel de Jehová es el cuerpo teofánico en el cual Dios está manifestado aquí en el Antiguo Testamento. El Angel de Jehová, el Angel del Pacto, el Verbo que era con Dios y era Dios, o sea, este hombre de la sexta dimensión en el cual estaba Dios en toda Su plenitud libertando al pueblo, hablándole al pueblo y guiándolo por el desierto rumbo a la Tierra prometida.
Y ahora, Cristo nos dice en Apocalipsis, capítulo 22, verso 16:
“Yo Jesús he enviado mi ángel para daros testimonio de estas cosas en las iglesias.”
Y escuchando lo que Su Angel estará diciendo, nosotros llegaremos a la Tierra prometida del nuevo cuerpo que El ha prometido para todos nosotros, porque ese es el Angel a través del cual Jesucristo en Espíritu Santo estará manifestado en el Día Postrero en medio de Su Iglesia en la Edad de la Piedra Angular, como estuvo manifestado en cada ángel mensajero de cada edad. Y ese es el Angel donde Jesucristo escribirá el Nombre de nuestro Dios, el Nombre de la ciudad de nuestro Dios y el Nombre Nuevo Suyo, el Nombre Nuevo del Señor Jesucristo.
Así como el Nombre de Dios está aquí en el Antiguo Testamento en el Angel de Jehová, el Angel del Pacto, que libertó al pueblo hebreo porque en él está Dios en toda Su plenitud, ahora Jesucristo en el Nuevo Testamento estará manifestado en Espíritu Santo en Su Angel Mensajero en el Día Postrero. Y por consiguiente ahí colocará El Su Nombre y Su Angel obtendrá la revelación de ese misterio y él será el único que conocerá ese misterio.
En Apocalipsis, capítulo 2, verso 17, dice: “Al que venciere, Yo le daré a comer del maná escondido, y le daré una piedrecita blanca, y en la piedrecita escrito un nombre nuevo, que ninguno entiende sino aquel que lo recibe.”
Y el que recibirá esa piedrecita con ese Nombre será el Angel Vencedor del Día Postrero. La Piedrecita es Cristo, la Piedra no cortada de manos en Su Segunda Venida con un Nombre Nuevo, ese es el Nombre Nuevo de la Piedra no cortada de manos, de la Piedra que los edificadores desecharon.
Y ahora podemos ver al Jinete del Caballo Blanco de Apocalipsis 19 con un Nombre que ninguno entendía, y Su Nombre es: “El Verbo de Dios.” El Verbo de Dios en Su Primera Venida tuvo el nombre Jesús cuando se hizo carne; y ahora para el Día Postrero tendrá un Nombre Nuevo.
Y ahora ese Nombre lo escribirá sobre el Vencedor; por lo tanto el Vencedor será el que conocerá el misterio del Nombre Nuevo del Señor Jesucristo que es el Nombre Eterno de Dios y Nombre de la Ciudad Celestial, de la Nueva Jerusalén o Jerusalén Celestial.
Y todo ese misterio está contenido en el Séptimo Sello y bajo el Séptimo Sello en su apertura (cumplimiento y apertura) será revelado todo ese misterio del Séptimo Sello por la Voz de Cristo, el Angel Fuerte que desciende del Cielo, hablándole a Su pueblo a través de Su Angel Mensajero; esa es la forma en que la Iglesia de Jesucristo escuchará la Voz de los Siete Truenos revelando el misterio del Séptimo Sello, el misterio de la Segunda Venida de Cristo como el León de la tribu de Judá, como Rey de reyes y Señor de señores en Su Obra de Reclamo con un Nombre Nuevo que ninguno entiende sino aquel que lo recibe.
Con todas estas revelaciones que estará dándonos Jesucristo, el Angel del Pacto, el Espíritu Santo a través de Su Angel Mensajero, seremos preparados para heredar el cuerpo nuevo, eterno y glorificado, y para heredar el Reino Milenial, y para ir a la Cena de las Bodas del Cordero, y para así ser restaurados plenamente a la vida eterna física también, y ser restaurados a todo lo que perdió Adán y Eva en la caída, y ser restaurados en y al Reino físico de Dios, ese glorioso Reino Milenial de Cristo.
Estamos como hijos e hijas de Dios siendo preparados para heredar; por lo tanto de esa preparación va a depender – va a depender la herencia. Seamos fieles a Cristo escuchando Su Voz como dijo Dios en el Antiguo Testamento:
“He aquí yo envío mi Angel delante de ti para que te guarde en el camino, y te introduzca en el lugar que yo he preparado.
Guárdate delante de él, y oye su voz; no le seas rebelde; porque él no perdonará vuestra rebelión, porque mi nombre está en él.” (Exodo, capítulo 23, verso 20 al 23).
Y Apocalipsis, capítulo 22, verso 16 en el Nuevo Testamento, Jesús dice:
“Yo Jesús he enviado mi ángel para daros testimonio de estas cosas en las iglesias.”
Para que así seamos preparados para entrar a la Tierra prometida del nuevo cuerpo y obtener nuestra heredad.
Que las bendiciones de Jesucristo, el Angel del Pacto, nuestro Salvador, sean sobre todos ustedes y sobre mí también, y pronto se complete el número de los escogidos de Dios y pronto Cristo resucite a los muertos creyentes en El y nos transforme a nosotros y nos lleve con El a la Cena de las Bodas del Cordero en el Cielo. En el Nombre Eterno del Señor Jesucristo. Amén y amén.
Muchas gracias por vuestra amable atención y nos veremos en la próxima actividad, Dios mediante en esta tarde, en donde continuaremos viendo todo lo relacionado a esta etapa de preparación, preparación para ser pronto transformados conforme al Programa de Cristo. Y también estaré con ustedes en la próxima semana, o sea, que todavía en este mes estaré en dos actividades más con ustedes, dos domingos más estaré con ustedes.
Oren mucho por mí, para que Dios continúe dándome todo lo que yo debo hablarles a ustedes, porque hay grandes revelaciones de parte de Dios para este tiempo final las cuales tienen que ser dadas a conocer a la Iglesia de Jesucristo en esta etapa de preparación para heredar.
Que Dios les ayude a todos ustedes para entender y les abra el entendimiento y el corazón, el alma, para entender y recibir Su Palabra, y me abra a mí el entendimiento y el corazón y el alma para entender y para creer, y para darles a conocer todas estas cosas correspondientes a este tiempo final.
Bueno que Dios les bendiga y les guarde y dejo nuevamente con ustedes a nuestro Hermano Félix Caro para continuar.
Que Dios les bendiga y les guarde a todos.
“LOS HIJOS DE DIOS SIENDO PREPARADOS PARA HEREDAR.”