Perseverando hasta la bendición final

Muy buenas noches, amados amigos y hermanos presentes aquí en Riobamba, Ecuador; es para mí una bendición y privilegio grande estar con ustedes en esta ocasión, para compartir con ustedes unos momentos de compañerismo cristiano alrededor de la Palabra de Dios y Su Programa correspondiente a este tiempo final. Para lo cual quiero leer en San Mateo, capítulo 24, versos 12 al 14, donde nos dice el Señor Jesucristo:

“Y por haberse multiplicado la maldad, el amor de muchos se enfriará.

Mas el que persevere hasta el fin, éste será salvo.

Y será predicado este evangelio del reino en todo el mundo, para testimonio a todas las naciones; y entonces vendrá el fin.”

Que Dios bendiga nuestras almas con Su Palabra y nos permita entenderla.

Nuestro tema es: “PERSEVERANDO HASTA LA BENDICION FINAL.”

Toda persona que vive en este planeta Tierra desea la Bendición de Dios, toda persona que vive en esta Tierra necesita la Bendición de Dios. Para el ser humano no hay otra cosa más importante que la vida eterna, y esta Vida está en Jesucristo, nuestro Salvador. Cristo dijo: “Yo Soy el Camino, la Verdad y la Vida, y nadie viene al Padre sino por mí.” No hay otra forma de ir al Padre Celestial con vida eterna, sino por medio de nuestro amado Señor Jesucristo.

El conforme al evangelio de San Juan, nos da vida eterna. Dice San Juan, capítulo 6, verso 40:

“Y esta es la voluntad del que me ha enviado: Que todo aquel que ve al Hijo, y cree en él, tenga vida eterna; y yo le resucitaré en el día postrero.”

La vida eterna está en Jesucristo, solamente de Jesucristo podemos recibir vida eterna. En San Juan, capítulo 6, verso 40, leí, y ahora leo en San Juan, capítulo 3, verso 12 en adelante, donde dice (cuando estaba hablando con Nicodemo):

“Si os he dicho cosas terrenales, y no creéis, ¿cómo creeréis si os dijere las celestiales?

Nadie subió al cielo, sino el que descendió del cielo; el Hijo del Hombre, que está en el cielo.

Y como Moisés levantó la serpiente en el desierto, así es necesario que el Hijo del Hombre sea levantado (y sería levantado en la Cruz del Calvario, allí fue levantado para salvación de todo aquel que en El cree), para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna.”

¿Cómo obtenemos vida eterna? Creyendo en nuestro amado Señor Jesucristo para la salvación de nuestra alma. El que no cree, pues no puede recibir vida eterna, solamente vivirá en esta Tierra una temporada y no tendrá derecho a vivir nuevamente en este planeta Tierra en un cuerpo eterno. Sigue diciendo:

“Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna.

Porque no envió Dios a su Hijo al mundo para condenar al mundo, sino para que el mundo sea salvo por él.

El que en él cree, no es condenado; pero el que no cree, ya ha sido condenado, porque no ha creído en el nombre del unigénito Hijo de Dios.”

La vida para el ser humano aquí en la Tierra es: o de condenación o de vida eterna. Por causa del pecado allá en el Huerto del Edén el ser humano fue destituido de la Gloria de Dios nos dice San Pablo en Romanos, capítulo 3, verso 23. Dice Romanos, capítulo 3, verso 23:

“Por cuanto todos pecaron, y están destituidos de la gloria de Dios,

siendo justificados gratuitamente por su gracia, mediante la redención que es en Cristo Jesús,

a quien Dios puso como propiciación por medio de la fe en su sangre, para manifestar su justicia, a causa de haber pasado por alto, en su paciencia, los pecados pasados,

con la mira de manifestar en este tiempo su justicia, a fin de que él sea el justo, y el que justifica al que es de la fe de Jesús.”

Y ahora, por cuanto todos pecaron, todos están destituidos de la Gloria de Dios, y ninguna persona tiene vida eterna, solamente nuestro amado Señor Jesucristo, y por medio de Su Sacrificio en la Cruz del Calvario El ha ganado para nosotros toda esa Bendición de vida eterna, para por medio de Jesucristo ser restaurados a la vida eterna por la fe en Jesucristo nuestro Salvador.

El ser humano desde su caída en el Huerto del Edén ha estado destituido de la Gloria de Dios, y por eso cuando nace en la Tierra, la persona obtiene un cuerpo mortal, corruptible y temporal y obtiene un espíritu del mundo, de la quinta dimensión; ese espíritu es un cuerpo de otra dimensión; porque el ser humano es: cuerpo, lo que vemos; espíritu, eso es otro cuerpo de otra dimensión; y alma que es lo que en realidad es la persona. La persona es alma viviente, pero tiene dos cuerpos que son: el cuerpo espiritual, llamado el espíritu, el cual es un cuerpo de otra dimensión; y el cuerpo físico que tiene carne, sangre y huesos, pero es mortal, corruptible, es temporal, a causa de que el ser humano fue destituido de la Gloria de Dios.

Ahora, para ser restaurado a la Gloria de Dios y ser restaurado a la vida eterna, Dios por medio del Segundo Adán que es Jesucristo nos reconcilia por medio de Su Sacrificio en la Cruz del Calvario. Cristo murió por nosotros llevando nuestros pecados para que nosotros podamos ser restaurados a la vida eterna; no hay otra persona que nos pueda restaurar a la vida eterna, solamente hay Una Persona, y se llama nuestro amado Señor Jesucristo.

“Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna” [San Juan 3:16 – Editor].

Y ahora, el fin de nuestra fe es la vida eterna, la salvación de nuestra alma; no hay otra cosa más importante que la vida eterna, y esa vida eterna está en Jesucristo y El es el Unico que nos puede restaurar a la vida eterna, en Su Programa de Redención, el cual El llevó a cabo en Su Primera Venida en la Cruz del Calvario, y de lo cual se ha estado predicando desde el día de pentecostés, y todavía se continúa predicando, para que así todo ser humano tenga la oportunidad de ser restaurado a la vida eterna y así ser reconciliado con Dios.

Y el que perseverare en la fe en Jesucristo, sirviéndole todos los días de su vida, luego de haberlo recibido como su Salvador y haber lavado en El, en Su Sangre, los pecados, y haber sido bautizado en Su Nombre y recibido Su Espíritu Santo, luego perseverando en la fe en Jesucristo todos los días de nuestra vida, hasta el último día de nuestra vida aquí en la Tierra, esa persona será salva, su alma será salva. La fe en Cristo y perseverar en El es para la salvación de nuestra alma, para que nuestra alma no se pierda sino que viva eternamente; pero vivirá eternamente no en este cuerpo mortal, corruptible y temporal que tenemos en la actualidad, sino en un nuevo cuerpo eterno, inmortal y glorificado igual al cuerpo glorificado de Jesucristo, y en ese cuerpo tendremos un espíritu teofánico de la sexta dimensión, que es un cuerpo angelical de la sexta dimensión.

Y ahora podemos ver porqué es tan importante perseverar, o sea, continuar caminando con Cristo todos los días de nuestra vida, con la fe en El, esperando nuestra transformación, esperando el nuevo cuerpo que El ha prometido para todos nosotros y para los que han partido, los cuales serán resucitados en cuerpos eternos.

Por eso perseveramos hasta que recibamos la Bendición final que es nuestra transformación, en donde seremos a imagen y semejanza de Jesucristo, nuestro Salvador. Pero en esa trayectoria vamos recibiendo cada día bendiciones de Jesucristo, porque estamos perseverando en El todos los días de nuestra vida, y creemos Sus promesas, y por lo tanto esperamos el cumplimiento de cada una de esas promesas, de cada una de esas bendiciones, que El ha prometido para cada uno de ustedes y para mí también, hasta que recibamos la Bendición final que es nuestra transformación, para ir con Cristo a la Cena de las Bodas del Cordero en el Cielo, y así seremos todos iguales a nuestro amado Señor Jesucristo con cuerpos eternos, y así estaremos con nuestro Hermano Mayor que se llama nuestro amado Señor Jesucristo.

Vean, nuestro Hermano Mayor es el que nos ha reconciliado con Dios y nos ha restaurado a la vida eterna para que nuestra alma (que es lo que en realidad somos nosotros) no se pierda, sino que tenga vida eterna.

Y ahora, Cristo nos dice que si alguno quiere seguir en pos de El… Dice: “Si alguno quiere seguir en pos de mí, tome su cruz y sígame.” [San Mateo 16:24 – Editor]

O sea, que la vida cristiana perseverando en Cristo tiene sus luchas, sus momentos difíciles, como también tiene sus momentos en los cuales no se ven problemas. Pero tanto en los momentos que no se ven difíciles como en los momentos difíciles, El está con nosotros.

Y ahora, Cristo dice: “El que me confesare delante de los hombres, Yo también le confesaré delante de mi Padre.” Eso está en San Lucas, capítulo 12, verso 8:

“Os digo que todo aquel que me confesare delante de los hombres, también el Hijo del Hombre le confesará delante de los ángeles de Dios;

mas el que me negare delante de los hombres, será negado delante de los ángeles de Dios.”

Es muy importante hacer confesión pública de nuestra fe en Cristo, y perseverar con nuestra fe en Cristo y en la fe de Cristo, sirviéndole a El todos los días de nuestra vida.

Es para vida eterna que nosotros Lo recibimos como nuestro Salvador, para que nuestra alma no se pierda sino que tenga vida eterna y viva eternamente en un cuerpo eterno, inmortal e incorruptible, como el de nuestro amado Señor Jesucristo, y así vivamos con Jesucristo, nuestro Hermano Mayor, en el Glorioso Reino Milenial y luego por toda la eternidad.

Y ahora, las personas que ya lo han recibido como su Salvador, todos continuaremos perseverando en Cristo, y recibiremos la Bendición final de nuestra transformación. Y para los que no tienen esta Esperanza, en esta noche Cristo le extiende la oportunidad de salvación y vida eterna. Toda persona que desea con toda su alma recibirlo como su Salvador, tiene la oportunidad en esta noche, levantando su mano y así dando testimonio que lo recibe como su Salvador, y que pide a Cristo extienda Su Misericordia y perdone sus pecados y le dé vida eterna.

Mientras escuchamos el cántico que tenemos para esta ocasión, en donde nos habla de Jesús, el Hombre que nos da la paz y la felicidad, ése es nuestro amado Señor Jesucristo.

Mientras escuchamos el cántico también pasará nuestro Hno. Miguel Bermúdez Marín para continuar en esta noche.

“PERSEVERANDO HASTA LA BENDICION FINAL.”

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