Muy buenas noches, amados hermanos y amigos presentes en esta noche tan importante de Santa Cena, en donde conmemoramos, recordamos, la muerte del Señor Jesucristo, Su Obra de Redención llevada a cabo en la Cruz del Calvario, donde fue Su Cuerpo sacrificado por nosotros y Su Sangre derramada por nosotros, para salvar nuestras almas, quitar nuestros pecados y lavarnos con Su Sangre Preciosa y así limpiarnos de todo pecado.
Así como la forma para la salvación, la forma para librar a los primogénitos del pueblo hebreo que estaban en Egipto fue el sacrificio del cordero pascual, su sangre aplicada en el dintel de las puertas, dintel y postes de las puertas de los hogares de los creyentes hebreos, y el cordero pascual asado y colocado dentro de los hogares en donde lo comieron durante la noche.
Antes, vean ustedes, nadie sabía cómo iba Dios a obrar; pero vean ustedes, para evitar la muerte de los primogénitos del pueblo hebreo en esa noche en que iba a venir la muerte sobre todos los primogénitos, porque Dios heriría todos los primogénitos en Egipto, y los hebreos estaban ¿donde? En Egipto.
Y ahora, la muerte llegaría esa noche sobre todos los primogénitos. Los egipcios no tenían la revelación de la forma para escapar los primogénitos de la muerte, las personas no tenían la revelación divina de cómo evitar la muerte de sus hijos primogénitos y también de sus animales; ellos no eran creyentes en el Dios de Abraham, de Isaac y de Jacob, y la religión de ellos no tenía la revelación de las cosas que iban a suceder y de cómo evitar la muerte de los primogénitos. Pero Moisés recibió la revelación divina para evitar la muerte de los primogénitos del pueblo hebreo en la noche en que Dios heriría la tierra y morirían todos los primogénitos en Egipto.
Allí encontramos un cordero que Dios ordenó que fuese tomado, cada familia tomaba un cordero… y si la familia era muy pequeña entonces se unía a otra familia pequeña y se colocaban unidas para tomar ese cordero pascual, sacrificarlo y comerlo asado y su sangre estar aplicada en el dintel y los postes de la puerta de entrada.
Todo eso allá, vean ustedes, aunque parecía algo raro, era la revelación divina siendo aplicada, creída y puesta por obra para evitar la muerte de los primogénitos.
¿Cómo puede la sangre de un animalito evitar la muerte de los primogénitos? Es que aquello funcionaba porque aquello representaba a Cristo, el Cordero de Dios y Su Sangre derramada en la Cruz del Calvario, era el tipo y figura de Cristo y Su Sacrificio en la Cruz del Calvario, para evitar la muerte, para evitar la muerte de los Primogénitos de Dios del Cielo. Cristo está representado allí; el cual tenía que venir y morir para evitar la muerte de todos los que tienen sus nombres escritos en Cielo, en el Libro de la Vida del Cordero. ¿Qué muerte? No la muerte física, sino la muerte (la segunda muerte), la muerte del alma de los hijos e hijas de Dios.
Y es por medio del Sacrificio de Cristo, el Cordero de Dios, y Su Sangre aplicada en nuestra alma, en nuestro corazón, por el Espíritu Santo; al venir la Vida de la Sangre, el Espíritu Santo, ahí está aplicada la Sangre Cristo, la cual nos limpia de todo pecado, y por consiguiente evita la muerte espiritual, evita la muerte del alma de esas personas, de todos los hijos e hijas de Dios; porque si no hay pecado pues no puede haber muerte para esas almas de Dios; porque la muerte viene a causa del pecado; la paga del pecado es la muerte. Pero si Cristo quitó nuestros pecados con Su Sangre, pues entonces no hay muerte para nuestra alma, nuestra alma puede vivir eternamente porque El nos limpió de todo pecado.
Por eso tenemos el Cordero de Dios, comemos Su Carne y tenemos Su Sangre y bebemos Su Sangre. Al recibir el Espíritu Santo estamos bebiendo Su Sangre; porque la Vida de la Sangre de Cristo es el Espíritu Santo; y por consiguiente tenemos aplicada la Señal, al tener el Espíritu Santo, como el pueblo hebreo tenía aplicada la señal de la sangre en el dintel y los postes de las puertas de sus hogares. Y todo esto es para evitar la muerte del alma. Porque el alma que pecare esa morirá; pero si el pecado es quitado, entonces no morimos, viviremos eternamente con nuestro Señor Jesucristo.
Vean, allí fue representada la muerte de Cristo y Su Sangre siendo derramada para librar a los Primogénitos de Dios escritos en el Cielo, ¿librarlos de qué? De la muerte del alma.
Vean, El nos salvó, nos libró de la muerte. Pero vemos que nuestro cuerpo todavía muere, pero nuestra alma no. Y podemos ver que nos ha dado un cuerpo teofánico, eterno, al recibir el Espíritu Santo, y continuamos viviendo en el cuerpo teofánico hasta que Cristo resucite a los muertos creyentes en El en cuerpos eternos y nos transforme a nosotros; y entonces nuestra alma por cuanto tiene vida eterna fue redimida y nuestro cuerpo teofánico es con vida eterna, y nuestro cuerpo físico, eterno, inmortal, e incorruptible y glorificado que hemos de recibir es con vida eterna. Por lo tanto viviremos en alma, en espíritu y en cuerpo por toda la eternidad.
Recibimos un cambio por medio de Cristo. O sea, que nuestra alma recibe un cambio de espíritu que es el cuerpo espiritual, y recibe un cambio de cuerpo físico en el Día Postrero, el cual estamos nosotros esperando.
Hemos venido a este planeta Tierra para nosotros ser redimidos, para nosotros obtener la salvación. “Por cuantos todos pecaron, todos están destituidos de la Gloria de Dios.” Y el único que puede salvarnos es Jesucristo nuestro Salvador, representado en el cordero pascual allá en Egipto donde Dios le ordenó a Moisés tomar un cordero cada familia, un cordero de un año sin defecto, tomarlo el día 10, y el día 14, la víspera de la pascua, sacrificarlo.
Y eso era lo único que podía librar de la muerte a los primogénitos, ¿por qué? Porque tipificaba a Jesucristo y Su Sacrificio en la Cruz del Calvario para librar de la muerte, de la segunda muerte, a todos los hijos e hijas de Dios, a todos los primogénitos de Dios escritos en el Cielo, en el Libro de la Vida del Cordero.
Todo lo que Dios haría con los Primogénitos escritos en el Cielo, vean, ya lo tipificó en medio del pueblo hebreo.
Y aún en el tiempo de Abraham, cuando Melquisedec le apareció a Abraham y le dio pan y vino, estaba allí apareciendo a la vista la Santa Cena, en donde el pan representa el Cuerpo de Cristo y el vino representa la Sangre de Cristo. Y El en Su Primera Venida muriendo en la Cruz del Calvario está dando Su Cuerpo por nosotros y derramando Su Sangre por nosotros.
Y tomó el pan y dijo (representando Su Cuerpo y Su Sacrificio que iba a llevar a cabo): “Este es mi Cuerpo que vosotros es partido, esta es mi Carne que por vosotros es partida.” Y luego tomando la copa de vino dijo: “Esta es mi Sangre que por vosotros es derramada. Haced esto en memoria de mi.” Esta es la Sangre del Nuevo Pacto.
Y ahora, bajo la Sangre del Nuevo Pacto nosotros somos librados de la segunda muerte, porque la Sangre de Cristo nos limpia de todo pecado; y ahora somos restaurados a la vida eterna. Ya tenemos vida eterna al recibir a Cristo como nuestro Salvador, lavar nuestros pecados en Su Sangre, ser bautizados en Su Nombre y recibir Su Espíritu Santo, y ya nos ha dado de Si mismo, ¿cómo? Pues nos ha dado de Su Cuerpo teofánico. Y para el Día Postrero en adición nos dará de Si mismo, de Su cuerpo glorificado, cuando nos dé el cuerpo glorificado, eterno, inmortal y perfecto.
Y ahora, vean ustedes, cómo todo fue tipificado en el Antiguo Testamento.
En Su Primera Venida apareció Melquisedec, el Sacerdote del Dios Altísimo en carne humana, y fue conocido por el Nombre de Jesús para darnos vida eterna, darnos de Si mismo. Por eso El dijo: “El que me come vivirá por mi.”
En San Juan, capítulo 6, ahí nos habla Cristo y nos dice… verso 47, dice:
“De cierto, de cierto os digo: El que cree en mí, tiene vida eterna.
Yo soy el pan de vida.
Vuestros padres comieron el maná en el desierto, y murieron.
Este es el pan que desciende del cielo, para que el que de él come, no muera.
Yo soy el pan vivo que descendió del cielo; si alguno comiere de este pan, vivirá para siempre; y el pan que yo le daré es mi carne, la cual yo daré por la vida del mundo.
Entonces los judíos contendían entre sí, diciendo: ¿Cómo puede éste darnos a comer su carne?
Jesús les dijo: De cierto, de cierto os digo: Si no coméis la carne del Hijo del Hombre, y bebéis su sangre, no tenéis vida en vosotros.
El que come mi carne y bebe mi sangre, tiene vida eterna; y yo le resucitaré en el día postrero.
Porque mi carne es verdadera comida, y mi sangre es verdadera bebida.
El que come mi carne y bebe mi sangre, en mí permanece, y yo en él.
Como me envió el Padre viviente, y yo vivo por el Padre, asimismo el que me come, él también vivirá por mí.
Este es el pan que descendió del cielo; no como vuestros padres comieron el maná, y murieron; el que come de este pan, vivirá eternamente.”
Y en la Santa Cena nosotros recordamos la muerte del Señor Jesucristo hasta que El venga, hasta que El complete el Cuerpo Místico Suyo, Su Iglesia, y termine Su Obra de Intercesión en el Cielo, y salga del Trono de Intercesión, tome el Título de propiedad, y haga Su reclamo de todo lo que El ha redimido con Su Sangre Preciosa.
Hasta que El se levante del Trono del Padre en el Cielo y tome el Título de Propiedad y reclame lo que El ha redimido con Su Sangre, pues nosotros tomamos la Santa Cena: comemos el pan, tomamos el vino y recordamos así la muerte del Señor Jesucristo en la Cruz del Calvario y Su Sangre derramada en la Cruz del Calvario, hasta que El venga. Y recordamos que estamos bajo la Sangre del Nuevo Pacto.
Por lo tanto, estando bajo el Nuevo Pacto, bajo la Sangre del Nuevo Pacto, tenemos vida eterna, nuestros pecados han sido quitados por la Sangre de Cristo; y donde el pecado ha sido quitado, entonces mora la Vida eterna; porque sin pecado pues no hay muerte; porque la causa de la muerte es el pecado, la paga del pecado es la muerte. Pero si no hay muerte – si no hay pecado porque la Sangre de Cristo lo ha quitado, entonces lo que hay es vida eterna, vida en abundancia. “El que come este pan vivirá eternamente.” — “El que come mi Carne y bebe mi Sangre no morirá”; su alma no morirá, sino que vivirá eternamente, y vivirá en un cuerpo nuevo, un cuerpo físico, eterno, inmortal, incorruptible y glorificado, con un espíritu teofánico eterno también dentro de ese cuerpo, ahí estará el alma de la persona.
Alma eterna, espíritu teofánico eterno también y cuerpo físico eterno también. Así será para cada uno de ustedes y para mi también.
Ya nuestra alma ha sido restaurada a la eternidad al recibir a Cristo como nuestro Salvador, y ya tenemos un cuerpo teofánico al recibir el Espíritu Santo, y solamente nos falta el cuerpo físico, eterno, inmortal e incorruptible; y mientras esperamos ese cuerpo, la muerte del Señor recordamos hasta que El venga y nos dé el nuevo cuerpo.
Hemos visto que El, Jesucristo, Melquisedec, el cual se hizo carne, para este tiempo final volverá y nos dará de Sí mismo físicamente, lo cual será el cuerpo eterno, inmortal, e incorruptible; así como nos ha dado de Sí mismo espiritualmente al darnos Su cuerpo, de Su cuerpo teofánico, dándonos un cuerpo teofánico de la sexta dimensión.
Ahora, podemos ver dónde nos encontramos en el Programa Divino: nos encontramos en una etapa muy importante. Y mientras esperamos con paciencia nuestra transformación, mientras esperamos con paciencia que El nos dé de Si mismo, de Su cuerpo físico y glorificado, que nos dé uno a nosotros de parte de El. O sea, El de Sí mismo nos dará un cuerpo físico igual a Su cuerpo, así como nos ha dado un cuerpo teofánico el cual ha venido de Su cuerpo teofánico. Eso es Cristo reproduciéndose, se reproduce primeramente en Espíritu, y después se reproducirá físicamente, dándonos el cuerpo físico, eterno y glorificado.
Y ahora, mientras esperamos, al tomar la Santa Cena, la muerte del Señor recordamos hasta que El venga.
El pan representa Su cuerpo que por nosotros fue partido, fue crucificado y el vino representa Su Sangre que fue derramada por nosotros.
Conscientes de lo que todo esto tipifica, tomemos la Santa Cena con reverencia y con agradecimiento a Cristo por lo que El hizo en la Cruz del Calvario por cada uno de nosotros. Es un memorial, es algo simbólico, pero que representa: el pan, el cuerpo de Cristo que fue crucificado, y el vino representa la Sangre de Cristo que fue derramada por todos nosotros.
Con este conocimiento de lo que significa la Santa Cena, tomemos la Santa Cena.
Dejo nuevamente al Rvdo. Miguel Bermúdez Marín para que ministre la Santa Cena para todos en esta noche.
Que Dios les bendiga y les guarde a todos, y les prospere espiritualmente y materialmente; y exáminese cada uno si tiene algo en su alma, en su corazón, que no ha confesado a Cristo, confiéselo a Cristo para que El le perdone y con Su Sangre borre toda falta, error o pecado, y tome así la Santa Cena dignamente; porque de otra forma estaría comiendo y bebiendo para si mismo y le vendrían problemas de salud o de cualquier otra clase de problemas a su vida.
Dejo al Rvdo. Miguel Bermúdez Marín para ministrar en esta noche la Santa Cena.
Que Dios les bendiga y les guarde a todos.
“PALABRAS DE SALUDO EN SANTA CENA.”